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Historia Economica y Social del Turismo

4º Grado en Turismo

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales


Universidad de Granada

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 2: LAS LIMITACIONES DE
LAS SOCIEDADES PREMODERNAS,
EL PROTOTURISMO
HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL DEL TURISMO

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1. LOS VIAJES EN LA PREHISTORIA
Desde sus orígenes, los seres humanos han desarrollado hábitos viajeros, relacionados
con la búsqueda de alimentos.
En el Paleolítico, las sociedades se dedicaban a la caza, la pesca y la recolección y
practicaban el nomadismo para obtener recursos.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
El Neolítico (c. 8000 a.C.) supuso una sedentarización, posibilitada por la invención de la
agricultura y la ganadería. Sin embargo, la difusión del Neolítico en el Mediterráneo
demuestra la intensa movilidad en la región.

La navegación pudo originarse hacia el 40.000 a. C., como sugiere el poblamiento de


Australia y Melanesia.
La navegación está documentada en el 5.000 a. C. en Egipto. En la Península Ibérica hay
evidencias del 6.000 a. C. (pinturas rupestres de la Cueva de Laja Alta, Cádiz).
La invención de la rueda, posiblemente en el Neolítico, favoreció los desplazamientos
de media y larga distancia, de los que se beneficiaron el comercio y las migraciones.
El comercio supuso una importante fuente de riqueza para muchas sociedades, e
impulsó los desplazamientos por razones de placer, religiosas o científicas.

2. VIAJEROS EN MESOPOTAMIA Y EGIPTO


Una de las primeras civilizaciones viajeras fue Mesopotamia. Los sumerios construyeron
canales y practicaron el comercio.
Sus ciudades-santuario, como Uruk, se convirtieron probablemente en lugares de
peregrinación. En ellas se construyeron grandes templos y zigurats.
El poema de Gilgamesh relata los viajes de este rey mítico de Uruk y su amigo Enkidu.
Es la primera narración conocida de viajes motivados por el placer y la curiosidad y la
primera vez que se recogió el mito del diluvio.
En Babilonia, el Código de Hammurabi desarrolló la primera legislación para proteger
los derechos de los viajeros.

Los egipcios desarrollaron la navegación por el Nilo en barcos monóxilos como los baris.
Los faraones enviaban emisarios a otros países para entablar relaciones comerciales y
culturales con ellos.
También están documentadas las primeras expediciones de carácter comercial y
científico, como la organizada por la reina Hatsepshut (1498-1493 a. C.) hacia el país de
Punt, en el cuerno de África.
Los egipcios practicaron el turismo religioso hacia los oráculos adivinatorios y ciudades
santas, como Abidos. En Zóser hay una inscripción sobre una excursión para “descansar
al este de Menfis”.
El náufrago: manuscrito del siglo XIX a.C.

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Historia Economica y Social...
Banco de apuntes de la
3. GRIEGOS Y FENICIOS: LA CONQUISTA DEL MEDITERRÁNEO.
EDAD DEL BRONCE EUROPEA (2200-1200 a.C.)
Los fenicios y los cartagineses, fueron activos navegantes y comerciantes. Contaban con
instituciones que organizaban viajes de placer.

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Los fenicios se organizaron como una talasocracia. Crearon rutas en el Mediterráneo y
llegaron al Pacífico y los mares Rojo y Negro.
Los cartagineses, establecidos en el norte de África, trataron de controlar el
Mediterráneo, enfrentándose a los romanos. Algunas de sus expediciones, como la de
Hannón, se cree pudo circunnavegar África y llegar a las Islas Canarias.

La presión demográfica en la Hélade y los intereses comerciales condujeron a los


habitantes de las polis griegas a recorrer el Mediterráneo.
Los griegos fundaron colonias en Italia, el sur de Francia o el Levante de la Península
Ibérica, en las que difundieron su cultura y exploraron el territorio.
Algunos geógrafos, como Heródoto o Eudoxos recorrieron el Mediterráneo.
Heródoto escribió una Historia (investigación), donde relató su experiencia viajera.

Los griegos desarrollaron un activo turismo religioso y cultural. Muchos griegos visitaban
templos y santuarios, como el oráculo de Delfos, el teatro de Epidauro o el templo de
Zeus en Dodona.
Los juegos olímpicos alumbraron una industria turística. Los asistentes participaban en
competiciones deportivas, banquetes y celebraciones musicales y teatrales y se alojaban
en tiendas de campaña. En Corinto se celebraban los juegos ístmicos y en Delfos, los
pitios.
En Epidauro, dedicado al dios de la Medicina, Asclepio, se ha documentado un hotel de
180 habitaciones.

Los griegos dieron forma a una cultura turística. Fijaron las siete maravillas del mundo
(S. III a. de C.), lugares que había que visitar: la Gran Pirámide de Guiza, el Faro de
Alejandría, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la
Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso y el Coloso de Rodas.
Algunos viajes míticos fueron narrados en la literatura, como la Ilíada, la Odisea y los
viajes de Jasón y los Argonautas.

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4. EL TURISMO ROMANO: ENTRE LA EXPERIENCIA INTELECTUAL Y
EL OCIO RECREATIVO
“... [El viajero romano] podía viajar desde las fronteras del río Éufrates hasta la frontera
entre Inglaterra y Escocia sin cruzar una frontera extranjera, siempre dentro del alcance
de la justicia de un solo gobierno. En lo que respecta al dinero no tenía más que llevar
con él una bolsa con monedas romanas; éstas se aceptaban por todos los lados o se
podían cambiar sin problemas. Gracias a las patrullas imperiales podía viajar por mar sin
miedo a los piratas. Una excelente red de carreteras le permitía llegar a todas las
grandes ciudades y las rutas principales estaban tan bien vigiladas que podía caminar o
cabalgar por ellas sin mucho miedo a salteadores de caminos. No necesitaba más que
dos idiomas: con el griego podía llegar desde Mesopotamia hasta Yugoslavia; con el latín
desde Yugoslavia hasta Inglaterra.”

Los romanos distinguían entre otium (ocio) y negotium (trabajo), lo que permitía el
desarrollo de una industria del ocio de cierta entidad.
Para la élite de una sociedad fuertemente jerarquizada como la romana, el ocio
proporcionaba estatus. Los patricios romanos cultivaron numerosas prácticas
recreativas, como los banquetes, el termalismo y los espectáculos multitudinarios
(carreras de carros, espectáculos con fieras, naumaquias, circo, teatro).
La red de calzadas creada por los romanos permitió a la población desplazarse con
facilidad por el imperio. En ella había paradas de posta, paradores y posadas.

Los patricios solían refugiarse en sus villae campestres para escapar del ajetreo y el calor
de la ciudad en verano. Las villae contenían una domus y una explotación agrícola, que
trabajaban esclavos o siervos. Con el tiempo, muchos romanos acomodados
abandonaron la ciudad y se instalaron definitivamente en sus lujosas villae.

El termalismo dio lugar a importantes rutas turísticas hacia Ostia o Baiae (hoy Bayas –
Golfo de Nápoles-), importante ciudad vacacional que ofrecía a los turistas hoteles,
termas y diversión de todo tipo.
Fuera de Italia, Bath (Gran Bretaña) y Baden-Baden (Alemania) también fueron ciudades
termales.

Para los romanos, Grecia ejercía una fuerte fascinación intelectual, que se reflejaba en
sus viajes a sus lugares emblemáticos.
Los griegos eran muy conscientes del valor económico de turismo. Por ejemplo, los
romanos que iban a Delfos (Grecia), no sólo hacían ofrendas en el templo, lo que
redundaba en el beneficio de la ciudad, sino que compraban recuerdos, pagaban en las
tabernas y hoteles, comían y bebían y presumiblemente holgaban con prostitutas. Todo
eso dejaba una buena cantidad de dinero en la ciudad, y por ello, el gobierno municipal
ofrecía todas las facilidades posibles a los viajeros, y realizaba incluso campañas de
publicidad para atraer aún a más gente.
Muchos de estos viajeros eran formalmente peregrinos, que acudían a lugares como
Delfos, pero en realidad actuaban como turistas modernos, alojándose en hoteles y
realizando prácticas de ocio.

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Pausanias, en su Periegesis, describió con detalle estos viajes. Su obra, de 10 volúmenes,
es considerada la primera guía de viajes de la Historia.
Además de Pausanias, hubo otros viajeros romanos que plasmaron sus experiencias
viajeras por el Mediterráneo.
Algunos, como Polibio (siglo II a. C.), llegaron a Hispania, elaborando un pormenorizado
relato sobre los pueblos que habitaban la Península antes de la romanización, su cultura

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y sus formas de organización.
En el siglo I a. C., el geógrafo grecolatino Estrabón nos legó una de las más completas
reconstrucciones de la Historia y la Geografía hispanas, aunque no se basaba en su
experiencia, ya que nunca visitó la Península, sino en obras de viajeros anteriores.

5. LOS VIAJES EN LA EDAD MEDIA


Tras la caída del Imperio Romano, Europa se ruralizó. Las ciudades perdieron población
e importancia, y el continente inició una fase de fragmentación política.
La red de comunicaciones romana se vio afectada por ello, y los viajes se convirtieron
en una actividad arriesgada e insegura.

Los viajes de placer perdieron importancia en una sociedad rural y agraria, pues la
población carecía de tiempo de ocio, al no poder abandonar la labor agraria, y de dinero.

Los mercados de las ciudades y pueblos se celebraban periódicamente, una vez a la


semana o al mes, y a ellos acudían los habitantes de los pueblos aledaños, para vender
sus productos o comprar.

Algunas ciudades y pueblos celebraban ferias anuales, mercados de ganado y otros


productos que se organizaban con el privilegio y apoyo de los reyes. Fueron famosas las
de Medina del Campo (Castilla) o Champagne (Francia).
Las ferias eran lugares de compra y venta, pero también atraían a muchos curiosos, y en
ellas se podía asistir a atracciones, como las que ofrecían los juglares.

Sin embargo, muchos oficios eran ambulantes. Desde los buhoneros y mercaderes, a los
juglares, recorrían las ciudades y pueblos europeos para vender sus productos y
amenizar la anodina vida de sus habitantes.

Eran frecuentes los transeúntes que se desplazaban en busca de alimento, trabajo o


fortuna, y los artesanos que recorrían distintas localidades para aprender su oficio.
Fueron muy famosos los viajes de los canteros por Francia y de los carpinteros por
Alemania.

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6. LOS VIAJES RELIGIOSOS MEDIEVALES
En la Edad Media, la religión adquirió una gran importancia. La fragmentación social y
política trato de compensarse con la adscripción religiosa.
El Mediterráneo se fragmentó a su vez en tres civilizaciones, marcadas por la religión:
cristiana, musulmana y bizantina. La principal minoría religiosa eran los judíos.

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Algunas de las prácticas religiosas más extendidas eran las peregrinaciones y las
romerías, que eran obligatorias en el mundo musulmán (La Meca) y tuvieron una gran
importancia en el cristianismo, donde muchos fieles acudieron a la llamada de los reyes
y Papas para recuperar los lugares sagrados del cristianismo en Palestina (Cruzadas).

Pronto surgió el interés por viajar a Jerusalén, donde los cristianos buscaban la tumba
de Cristo y el pesebre donde nació, en Belén.

Pero las peregrinaciones también se convirtieron en expediciones militares, dirigidas a


ocupar los Santos Lugares del cristianismo. Los participantes permanecían meses o años
luchando contra los musulmanes, aunque estos viajes no perdieron del todo su carácter
aventurero.

La primera Cruzada se desarrolló a finales del siglo XI, cuando el Papa Urbano II hizo un
llamamiento a todo el occidente cristiano, en el que participaron unos 40.000 fieles.

En Venecia se organizaron viajes en barco a Tierra Santa, que costaban 30 o 40 ducados,


e incluían alimento y el desplazamiento de ida y vuelta. Los organizadores actuaron
como verdaderas agencias de viajes.

Muchos cristianos acudían a otras ciudades para visitar las reliquias de algún santo y
ganar indulgencias. Además de Jerusalén, Roma, Compostela (tumba del apóstol
Santiago) o Colonia (tumba de los Reyes Magos) recibieron peregrinos.

Los caminos de peregrinación eran vías de intercambio cultural y comercial. El Camino


de Santiago, por ejemplo, fue una de las principales vías de difusión del Románico. La
peregrinación se instituyó por motivos políticos, por Alfonso III, en el marco de la
conquista cristiana.

Los peregrinos contaban con guías de viaje, como las que se confeccionaron para instruir
a los peregrinos a Roma y Jerusalén.

En el mundo islámico, la peregrinación a La Meca (Hajj) es una práctica obligatoria una


vez en la vida, y uno de los cinco pilares del islam.

La ciudad fue el centro de predicación de Mahoma y en ella hay un santuario con una
piedra sagrada, la kaaba, en torno a la cual, los peregrinos dan siete vueltas. En los días
siguientes, los peregrinos realizan varios rituales, como el desplazamiento al monte
Arafat. Las peregrinaciones propiciaron el surgimiento de una industria turística, y el
desarrollo de la cultura viajera entre los musulmanes.

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7. EXPLORADORES Y AVENTUREROS
A pesar de la ruralización dominante, en la Edad Media hubo viajeros movidos por su
deseo de conocer otros espacios.

El veneciano Marco Polo (Venecia 1254-1324) plasmó su experiencia de viaje en un libro,


Il Milione, que dio a conocer la vida y costumbres de China y Asia Central.
Marco Polo fue un excelente lector del mundo; la crónica de sus viajes maravillosos por
Oriente, el Libro de las maravillas del mundo, titulada originalmente Le devisement du
monde –La descripción del mundo–, relata veinticuatro años de travesías y
descubrimientos por territorios muy alejados de su Venecia natal, entre 1271 y 1295.
Acompañado por su padre y su tío, Marco Polo vivirá y trabajará diecisiete años al
servicio del gran emperador mongol Kublai Kan.

Mohammed Ibn Batuta (1304-1377) fue un viajero nacido en Tánger que recorrió el
mundo musulmán durante 40 años, vertiendo sus experiencias de viaje en varios textos.

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