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El documento habla sobre cómo el sistema escolar tradicional moldea a los niños para que sean iguales, quitándoles su individualidad y libertad para crecer. Al entrar a la escuela, los niños llegan llenos de vida y sueños, pero el sistema comienza a cortar los brotes que están listos para crecer de forma natural. Esto hace que los niños se conviertan en "muñecos de madera sin vida". La autora se niega a seguir este modelo y prefiere que los niños puedan crecer libremente sin límites, manteniendo su individualidad
El documento habla sobre cómo el sistema escolar tradicional moldea a los niños para que sean iguales, quitándoles su individualidad y libertad para crecer. Al entrar a la escuela, los niños llegan llenos de vida y sueños, pero el sistema comienza a cortar los brotes que están listos para crecer de forma natural. Esto hace que los niños se conviertan en "muñecos de madera sin vida". La autora se niega a seguir este modelo y prefiere que los niños puedan crecer libremente sin límites, manteniendo su individualidad
El documento habla sobre cómo el sistema escolar tradicional moldea a los niños para que sean iguales, quitándoles su individualidad y libertad para crecer. Al entrar a la escuela, los niños llegan llenos de vida y sueños, pero el sistema comienza a cortar los brotes que están listos para crecer de forma natural. Esto hace que los niños se conviertan en "muñecos de madera sin vida". La autora se niega a seguir este modelo y prefiere que los niños puedan crecer libremente sin límites, manteniendo su individualidad
Al verla me pareció tan triste y tan real. A la escuela llegan pequeños retoños llenos de vida y sueños. Una vez que ingresan en el mundo escolar, el sistema comienza a hachar todos los brotes que estaban listos para crecer. Poco a poco se va moldeando a esos retoños para que todos sean iguales, muñequitos de madera sin vida. Muchas veces, quienes se "formaron" dentro del sistema no advierten que existe otra manera más sana de crecer y desarrollarse y dejan a sus retoños en la escuela creyendo que es lo mejor para ellos. No sé ustedes, pero me niego a seguir construyendo muñecos de madera. Quiero niños que puedan crecer libremente, sin límites. No los quiero iguales, los quiero únicos. M. Gabriela Sirignano