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1. Redimensionamiento y democratización.

Partimos en el estado mexicano en los años 80. Hay un sistema político y administrativo imponente, sin el
contrapeso de libertades económicas, que no se planteaba las limitaciones fiscales, de recursos, poder o
sus vulnerabilidades políticas. Un aparato gubernamental-burocrático hipertrófico.

Esto lleva a una sacudida en varios países de Latinoamérica provocando un adelgazamiento del estado que
permitió la redistribución del poder político y el reacomodo de la cultura política

Se abren dos vertientes. En primera va este redimensionamiento del estado, pero aún queda la cuestión de
cómo orientar la gestión y administración hacia la eficiencia. Porque como dice el autor.

“Aún con un gobierno pequeño los reclamos y problemas públicos siguen siendo grandes”, lo que deriva en
el reclamo de la democratización.

Frenos, controles para el gobierno, una exigencia para la elección racional en la decisión de los
gobernantes, políticas eficientes en materia de gestión pública, que regulen el uso del gasto público, así
como el déficit y las excesivas equivocaciones del aparato gubernamental.

El autor explica que política puede referirse a: regulaciones, distribuciones de diversos tipos de recursos,
incentivos o subsidios en efectivo o en especie... y un gran abanico de estrategias de acción corresponsable
entre gobierno y sociedad

2) Gobernar por políticas públicas.

El autor nos recuerda que el pluralismo político deviene en la pluralidad de políticas públicas, y cuando la
acción de la sociedad alcanza tal extensión, se desborda de los objetivos, a los instrumentos que un
gobierno específico puede determinar como los mejores.

El autor aquí se toma varias definiciones para esclarecer las diferencias entre lo público y lo privado, para
llevarnos a un par de conclusiones. Una de ellas ya la veíamos la clase pasada: no hay que depositar la
dimensión metaindividual de la política y el estado en entidades colectivas ideales que en última instancia
pierdan la referencia con los individuos en su conjunto.

Otra conclusión importante dice que gobernar en contextos políticos, plurales y autónomos de alta
intensidad ciudadana exige que se gobierne por políticas públicas con sentido público, no por un gobierno
excluyente o clientelar.

Fue de este modo que en los años ochenta se formó un nuevo orden político-administrativo de acuerdo a
políticas públicas que incorporan la opinión, corresponsabilidad, participación y dinero de los ciudadanos y
actores políticos autónomos. Los asuntos de comunidades políticas locales pasaran a ser nacionales, parte
de la agenda del gobierno federal, y con esta apertura de la libertad política también se abrió una mayor
independencia para definir democráticamente los problemas y seleccionar los objetivos e instrumentos
que se usarían.

III. Las ciencias políticas, algunos trazos de su nacimiento y desarrollo.

Como ya no hay criterios últimos para la validación de los fines, las democracias abiertas, experimentales,
“autocorrectivas” y progresivas, son propensas al error y al aprendizaje. Pero entonces surge la pregunta,
¿cómo organizar las instituciones políticas? ¿Qué papel juega la ciencia, cómo es usada adecuadamente?
III- Harold Dwight Lasswell y el proyecto original de ciencias políticas.

Arrancamos con la teoría de Lasswell la cual propone un gobierno ilustrado y cuestionado por la razón.

Lasswell fue un sociólogo norteamericano que estudió en la universidad de chicago y en 1951 él responde
a la fragmentación de las ciencias sociales con programa que buscaba articular la ciencia y las decisiones
democráticas del gobierno.

El tema se revuelve alrededor de la pregunta ¿es posible / cómo es posible y hasta donde las decisiones
político-administrativas pueden prescindir o pueden integrar el conocimiento científico?

Es un programa que se aleja del de las estructuras totalizadoras, se inclina hacia el tema de la elección
racional; esto no solo es de Lasswell, en plena segunda mundial el mundo de las ciencias sociales se alejan
de las grandes teorías totalizadoras y se aproximan mucho más al tema del la acción y del orden,
claramente influenciados por el reciente conflicto mundial.

Una política pública busca resolver conflictos que demandan conocimiento del entorno y una cadena
compleja de factores sociales, surgió un proceso de renovación buscando ciencias sociales que
manifestaran interés y capacidad intelectual para tomar política como un objeto significativo de estudio,
un objeto que permita perfeccionar la racionalidad en el proceso decisorio de los problemas
fundamentales del hombre en la sociedad”.

Para explicar esto cruza dos marcos de referencia de las ciencias políticas que se encuentran entrelazados:

Knowledge of: busca conocer el proceso de decisión de la política tal cual sucede, explicativo y clarificativo.

Knowledge in: que busca incorporar datos y teoremas directamente en el proceso de deliberación y
decisión.

Había consenso en la necesidad de que las ciencias aportaran conocimiento a la decisión de las políticas,
pero se abrieron dos respuestas académicas muy distintas.

III-2. Los desarrollos del estudio de políticas.

Los que se enfocaban en el análisis del diseño de las políticas (policy analisis) nomber crunchers:
racionalistas, analistas, sinópticos, planificadores y maximizadores

Se separaron de los que les interesaba el proceso decisorio para endender cómo se tomaban las decisiones
(policy sciences) polotiqueros, incrementalistas, racionalistas limitados, satisficers, pluralistas, politólogos
de las políticas.

Sin embargo, ambos terminaron regresando a una misma cuadra de desilusión y desencanto en los
alcances de la intervención estatal.

Por un lado, el análisis de los policy analysis se mostraron insensible a cuestiones de política pública, y la
contraparte tuvo descuidos de los proceso y procedimientos, y con algunos supuestos macroeconómicas
sobre la conducta humana.
“Peter DeLeon” lo resume como: los problemas de política pública se resistían a ser tratados y corregidos
con soluciones de libros de texto, debido a su naturaleza compleja, interdependiente y cambiante.

Mieeentras tanto los economistas, matemáticos aplciados e ingenieros que originalmente se mostraron
insensibles con las propuestas de Lasswell, porque no le veían un sustento técnico, siguieron con el trabajo
analítico que explicaba las mejores las mejores acciones para ciertos fines acotados.

Los politólogos y administradores públicos estaban clavados con la epistemología, ideología y la cuestión
de la interdisciplinariedad que tropezaron mucho el camino, al grado de que llegaron a ser más los
problemas públicos que los ciudadanos resolvieron a través de sus ajustes mutuos e interacciones sociales,
que esos de la coordinación gubernamental con su análisis racional y especulación intelectual

lV un estilo público de gobierno

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