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Familias enteras pueden ser oprimidas por el maligno mundo de los demonios. Anotaciones
Buscan separar a los miembros de la familia. Las relaciones marido-mujer a menudo
son tormentosas. Las relaciones padre-hijo son afectadas adversamente. Aún los hijos
tienen ráfagas unos con otros. Esto, ciertamente, no es el plan de Dios para el hogar.
Su plan está maravillosamente expuesto en las Escrituras como Efesios 5:21-6:4. Sa-
tanás arruinó a la primera familia en la tierra (Gén. 3:1-4:15) y no estará contento hasta
que arruine a la última familia unida sobre el planeta tierra. Sus obreros impíos, los
demonios, buscan oprimir el hogar Cristiano con todo medio imaginable -- incluyendo
tales cosas “inocentes” e “inofensivas” como ciertos juguetes, juegos, libros, música,
literatura y programas de televisión.
Resumen
Los Cristianos llenos del Espíritu no pueden ser poseídos por los demonios. Aque-
llas cosas que pueden causar la obsesión demoníaca deberían ser borradas de nuestras
vidas. La opresión demoníaca puede y le ocurre a los Cristianos. Por eso es que es
tan importante que nos vistamos de “toda la armadura de Dios” y estar firmes contra
las asechanzas del diablo (Efe. 6:10-18).
Anotaciones A los fariseos, y a todos, Jesús les dio una advertencia. Seremos responsables de cada
palabra que hablemos. Las palabras ociosas pronunciadas sin pensar pueden conde-
narnos (12:36-37).
A pesar de lo que los fariseos habían visto y oído, todavía no habían visto una señal
que les permitiera convencerlos de quién era Jesús (12:38). No se daría ninguna señal
solo para apaciguar a las personas que habían cerrado los ojos y cerrado los oídos.
La señal a la que podrían acudir sería la del profeta Jonás (12:39). Durante tres días
y tres noches estuvo Jonás en el vientre del gran pez; así también estaría el Señor tres
días y tres noches en el vientre de la tierra (12:40). Así como Jonás salió del pez, Jesús
también saldría de la tierra. La resurrección del Señor era la señal que podían buscar.
Los ninivitas habían oído la predicación de Jonás y creyeron. Estos judíos habían oído
y visto a Jesús y no habían creído. Así, los ninivitas estarían en condenación de estos
judíos en el juicio (12:41). La Reina de Saba también se levantaría enjuicio sobre
aquella generación, porque ella llegó a ver por sí misma acerca de Salomón, y vio y
creyó (12:42). Estaban viendo y oyendo a uno mucho más grande que Salomón y no
creían. La ilustración del hombre del que había salido el espíritu inmundo indicaba la
condición de los judíos incrédulos (12:43-45). Había sido liberado del espíritu inmundo,
pero no había puesto nada sustancial en su lugar. En consecuencia, el espíritu inmundo
volvió con siete como él. De la misma manera esa generación de judíos incrédulos
estaba empeorando cada vez más. Necesitaban llenar sus corazones con la verdad.
Lucas 11:33-36 es muy interesante en el contexto de esta enseñanza.
Jesús usa una ilustración muy acertada; se usaba una lámpara para alum-
brar, y nadie la ponía en un lugar secreto, o “en un sótano”; o “debajo de
un almud”; cuando se encendía, se colocaba sobre un soporte para que
alumbrara a los que estaban en la habitación. La palabra griega far “lugar
secreto” o “sótano” significa cualquier lugar oculto, como una bóveda ,
cripta, o camino cubierto, o lugar como un sótano, un mero agujero donde
las personas no entrarían.
Así como la lámpara se hizo para la luz y sus fines útiles, así se hizo el ojo
para la visión, necesitando que esté en perfectas condiciones para cumplir
sus funciones. De la misma manera, la luz moral de Dios viene a este mundo
a través de Cristo para ser aceptada por los hombres honestamente y sin
prejuicios. Así como un ojo borroso condena todo el cuerpo a la oscuridad,
así un corazón mundano y lleno de prejuicios apaga la luz de Dios y con-
dena al hombre miserable a la oscuridad del engaño y la muerte. El “ojo
es bueno” cuando no se oscurece y tiene sus facultades naturales y propias
para una visión clara y directa; cuando el ojo es malo, es decir, carece de
sus facultades de vista clara y correcta, el cuerpo está lleno de tinieblas.
Si la única fuente de luz es la oscuridad, grande en verdad es la oscuridad.
El ojo da expresión y luminosidad al rostro y a la persona; cuando el ojo
está oscuro, toda la persona está melancólica y triste. Al ojo se le ha llamado
“la ventana del alma”; de ahí que a través del ojo se expresen los diferen-
tes estados de ánimo del alma. Disputar y cuestionar la obra y autoridad
de Jesús como lo estaban haciendo estos fariseos y otros, y exigir señales
irrazonables, y no creer en las señales que ya les había dado, era como tener
un ojo que está oscuro; todo el hombre espiritual pronto se llena de maldad,
de profundas tinieblas espirituales (Boles, Lucas, 238,239).
Al considerar la blasfemia contra el Espíritu Santo, se mencionarán tres puntos de
vista muy populares:
1. La blasfemia contra el Espíritu Santo fue cometida por los fariseos al decir que
Jesús echaba fuera demonios por el poder del mismo diablo. Los que sostienen
este punto de vista generalmente creen que este es un pecado que ya no se puede
cometer hoy.
2. Es el pecado de rechazar la invitación de Jesús de convertirse en su seguidor. Lo
cometen todos los que rehúsan creer y obedecer cuando escuchan el evangelio.
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3. Es el pecado de continuos ataques maliciosos contra Jesús y la obra del Espíritu Anotaciones
Santo a través y en Él.
En Mateo 12:28 Jesús dijo: “Pero si yo echo fuera los demonios por el Espíritu de
Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros”. Es claro que el Espíritu Santo
estaba obrando en Cristo a medida que el Señor echaba fuera los demonios.
En resumen, se había producido un notable milagro en presencia de testigos. El sujeto
del milagro había sido ciego e incapaz de hablar, aflicciones provocadas porque estaba
poseído por un demonio. Jesús lo limpió. La multitud de testigos estaba asombrada,
algunos decían: “¿Será éste aquel Hijo de David?” (Mat. 12:23). Contra la evidencia
más clara, a causa de su orgullo y envidia, los fariseos se negaron a ver. Para defender
su opinión del Señor y conservar cierta credibilidad ante los ojos de los testigos, in-
ventaron la ridícula acusación de que Jesús echaba fuera los demonios por medio del
príncipe de los demonios, Beelzebú o Satanás (Mat. 12:24). Por lo tanto, atribuyeron
blasfemamente la obra del Espíritu Santo a la agencia diabólica. El Espíritu Santo fue
identificado blasfemamente con el mismísimo príncipe de los demonios. ¿Qué habían
hecho? Habían rechazado la evidencia más clara, la obra del Espíritu a través de Jesús.
G.C. Brewer dijo que había cuatro razones por las que los hombres querían estudiar
el pecado contra el Espíritu Santo:
4. Algunos desean saber para ser capaces de cometer todos los demás pecados
excepto este.
Con respecto a este estudio, la Biblia habla de tres clases de pecados: (1) los peca-
dos que han sido perdonados, 2 Sam. 12:13; 1 Jn. 2:12; Ef. 4:32; (2) los pecados que
son perdonados, pero permanecen sin perdón porque las condiciones para el perdón
no han sido reunidas, Hch. 3:19; 1 Jn. 1:9; y (3) el pecado imperdonable que “no será
perdonado” (Mat. 12:32; Luc. 12:10). Con respecto a este último, el cual es llamado
“la blasfemia contra el Espíritu Santo” (Mat. 12:31-32; Mr. 3:29; Luc. 12:10), y un
“pecado eterno” (Mr. 3:29, B.A.), y “el pecado contra el Espíritu Santo”.
(2) No es el asesinato. Aún aquellos que mataron a Cristo fueron perdonados (Hch.
2:22,23,36-47). David fue perdonado aún cuando cometió homicidio (Sal. 51; 2 Sam.
12:9-13). ¿Qué acerca de Moisés? (Ex. 2:11-12). Estudie también Hch. 22:4; 26:10;
7:58; 8:1; 2 Tim. 1:12; 4:6-8; 1 Tim. 1:13-15.
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Anotaciones (3) No es el adulterio. Los Corintios fueron adúlteros, pero habían sido perdonados
(1 Cor. 6:9-11). Véase también Jn. 8:1-11.
(6) No es el suicidio. Una de las primeras leyes naturales de Dios es esa de la auto-
preservación.
(1) Este pecado es discutido en tres pasajes diferentes (Mat. 12:31-32; Mr. 3:28-30;
Luc. 12:10). Esto es todo lo que el Señor había dicho directamente sobre este tema.
(2) Cualquier cosa que este sea, el tal es un pecado muy trágico y terrible. (a) Es
llamado el “pecado eterno” (Mr. 3:29, LBLA). (b) Aquellos que lo cometen están
“sujetos a condenación eterna” (Mr. 3:29, V.M). (c) Aquellos que la cometen nunca
pueden tener perdón (Mr. 3:28-29), aunque pueden haber sido perdonados por la
blasfemia contra el Hijo del Hombre (Mat. 12:32), aún “todos los pecados ... y las
blasfemias cualesquiera que sean” (Mr. 3:28).
En el mismo uso de la palabra, la Escritura dice acerca de Cristo que “en la consu-
mación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo
para quitar de en medio el pecado”, Hebreos 9:26.
Los judíos reconocían dos siglos (edades, eras o períodos de tiempo): aquel en el
que vivían entonces (bajo la ley) y el siglo futuro del Mesías. Para ellos la destrucción
del templo significaría el final de un siglo (edad, era o período de tiempo) [Mat. 24:3].
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Mateo 12:32 Anotaciones
A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado;
pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en
el venidero.
(4) Este es un pecado que puede ser cometido por Cristianos y no Cristianos. En
vista de que los Cristianos son los únicos que poseen al Espíritu (Gál. 4:6), es defen-
dido algunas veces que ellos son los únicos que pueden cometer el pecado contra el
Espíritu Santo. No obstante, los Cristianos son los únicos que poseen a Dios (Ef. 4:6)
y a Cristo (Col. 1:27). ¿Solamente los Cristianos pueden pecar contra Dios y Cristo?
Por lo tanto, el “cualquiera” de nuestro pasaje quiere decir santo y pecador.
Imagínese a un hombre flotando río abajo hacia unos peligrosos y mortales rápidos.
En su trayecto río abajo, en tres oportunidades diferentes es advertido de los rápidos
y del consecuente resultado de hundirse en ellos y es urgido fuertemente a detenerse
y no persistir. ¿Qué podría hacer este hombre?:
De igual manera:
a. Dios suplicó al hombre pecador a través de los profetas, pero en gran manera
rechazaron este ofrecimiento de misericordia.
Anotaciones y a otro apedrearon. 36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e
hicieron con ellos de la misma manera.
b. Siguiendo, el propio Hijo de Dios fue enviado, pero él, también fue rechazado.
Y este rechazo puede ser tan persistentemente repetitivo hasta que finalmente endu-
rece el corazón, haciéndolo incapaz de volverse a Dios. Juan 12:39 habla de aquellos
que “no podían creer”. 2 Ped. 2:14 habla de aquellos que “no pueden cesar de pecar”
(V.M.) y conecta lo mismo con “teniendo un corazón ejercitado en la avaricia”. Per-
demos los poderes que no usamos. No es que Dios rehuse perdonar. El siempre está
listo a perdonar (Neh. 9:17). Pero el perdón es una calle de doble camino. Cuando el
hombre se considera a sí mismo incapaz de responder a la misericordia y plan de Dios;
Dios, siendo leal a su palabra y siendo consistente con Su naturaleza, no tiene otra
alternativa que dejar al individuo sin perdón. Los dio por perdidos (Rom. 1:24,26,28).
¡Lo que se obtiene es el pecado eterno!
Si, el alma del hombre puede ser petrificada. El hombre puede “caer” (no meramen-
te “caer”) hasta el grado que no puede ser renovado nuevamente al arrepentimiento
(Heb. 6:1-6). Para el tal no queda sino “reservada eternamente la obscuridad de las
tinieblas” (Judas 13). Cuando va más allá de la posibilidad del arrepentimiento ha ido
más allá de la posibilidad de la salvación (Luc. 13:3). Como dijo Benjamín Franklin,
“Es verdad que después de la muerte nadie puede volverse al Señor. Pero, también es
verdad que antes de la muerte no todos pueden volverse al Señor”.
(6) ¿Cuáles son los pasos hacia el pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo?
El pecado, por su misma naturaleza es progresivo (Stg. 1:13-15; Heb. 3:12; Isa. 30:1).
Por consiguiente, en la ejecución del pecado imperdonable, hay pasos definidos que
deben ser tomados. Primero, uno “contrista” al Espíritu Santo (Ef. 4:30). Segundo,
uno “resiste” al Espíritu Santo (Hch. 7:51). Finalmente, uno “apaga” al Espíritu Santo
(1 Tes. 5:19).
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(7) Un ejemplo del pecado cometido. Las evidencias estableciendo la deidad de Anotaciones
Cristo eran tan numerosas, genuinas, e irresistibles para convencer al corazón honesto
como para evitar cualquier posibilidad de duda. No obstante, a pesar de lo tal, a través
del rechazo repetitivo de estas evidencias, los Fariseos habían endurecido su corazón de
tal manera que habían testificado un milagro del Señor y, en lugar de confesarlo como
Cristo, atribuyeron sus poderes milagrosos al diablo y lo acusaron de estar poseído por
los demonios. Consecuentemente, el Señor los acusó de blasfemar contra el Espíritu
Santo. De esta manera, su blasfemia (hablando contra, como la palabra significa) era
evidencia de una depravación irrevocable del corazón. Recuerde, “de la abundancia
del corazón habla la boca” (Mat. 12:34) está en el contexto de Mat. 12:32.
(8) Un ejemplo adicional del pecado cometido. El ladrón no arrepentido que mu-
rió con el Señor es otro ejemplo gráfico del pecado eterno. (a) Aunque sabía que la
muerte era inminente, (b) aunque sabía incuestionablemente que la persona a su lado
era el divino Hijo de Dios, y (c) aunque estaba sufriendo un dolor insoportable, ¡murió
blasfemando! ¿Cómo puede ser explicado esto? No hay explicación excepto que su
corazón se había endurecido de tal manera a través de su rebelión que había ido más
allá del punto de retorno.