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La relación entre hombre y máquina en “El

Código Enigma”
¿Pueden pensar las máquinas?

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(Izq.-Der) Keira Knightley, Matthew Beard, Matthew Goode, Benedict


Cumberbatch y Allen Leech en THE IMITATION GAME. Copyright: ©
2014 The Weinstein Company. Todos los derechos reservados. / Foto:
Jack English

Este artículo contiene spoilers.

“¿Pueden pensar las máquinas?” preguntó el matemático Alan Turing en


su ensayo de 1950, “Computing Machinery and Intelligence.” Esta
pregunta está al centro del ahora limitado examen Turingpara
determinar si una computadora tiene una inteligencia similar a la
humana. El examen de Turing desde entonces se ha convertido en la
piedra angular de la ciencia computacional moderna y el estudio de
inteligencia artificial, inspirando a cientos de científicos, filósofos y
matemáticos para tratar esas mismas aguas. Turing, no obstante, nunca
supo de su contribución a la historia, porque el 8 de julio de 1954 se
suicidó con una manzana envenenada con cianuro.

El director Morten Tyldum sabía sobre el examen Turing, pero el hombre


que lo había creado era una sombra muy grande en la historia. Eso fue
hasta que el guión de El Código Enigma cayó en su regazo. “Pensé que
conocía la historia bastante bien. Pero me sorprendí muchísimo al ver que
eso no era cierto y, aún más, me entristecí por ser una historia realmente
trágica,” dice Tyldum. “¿Esto realmente sucedió? Entre más investigaba,
más me obsesionaba.” Tyldum, quien nunca había dirigido una película
de época inglesa, o una película inglesa por sí sola, sabía que tenía que
compartir la historia de Turing y hacerle justicia por su trágico final.
Luego, la primera adaptación de la biografía de Turing, The Imitation
Game, (Así se titula la película en los países angloparlantes) vio la luz
del día.
La historia que la mayoría de las personas no conoce, tiene todos los
ingredientes para hacer un thriller lleno de acción. Turing era un
descifrador de códigos en la Segunda Guerra Mundial, y ayudó a descifrar
la máquina cifradora llamada Enigma que los militares alemanes usaban
para codificar toda su comunicación. En la película, la misión parece
imposible, ya que Turing y su equipo intentan con dificultad lograr
romper el código antes de 24 horas, pues los alemanes resetean todas sus
máquinas en la mañana del día siguiente. Lo difícil de la situación es
magnificado intensamente con el fuerte sonido del segundero de un reloj
e imágenes de la guerra tomadas directamente de archivos históricos.
Todos los demás hilos narrativos se revuelven alrededor del hilo
conductor y llegan al clímax cuando se rompe el código. Los historiadores
estiman que el éxito de los descifradores de Turing y Bletchley
Park acortaron la guerra entre dos y cuatro años.

Desarrollar las instancias emocionales del personaje de Turing fue


complicado, explica Tyldum. Ellos fueron a conseguir testimonios de
familiares, biografías escritas y el archivo de la correspondencia de
Turing. Sin embargo, no había ningún registro en video del matemático
sobre el que el actor Benedict Cumberbatch podría basarse, así, cómo
podrían retratar las complejidades internas y dimensión emocional sin
hacerlo parecer una máquina o la caricatura de un genio era la cuestión
que querían tratar. Determinaron que Cumberbatch como Turing tendría
un pequeño tartamudeo, una decisión editorial que denotaría la idea de
que la mente de Turing estaba constantemente en un movimiento más
rápido de lo que podía articular. Los momentos humorosos tenían que ser
respetuosos y nunca a costa de hacer a Turing un espectáculo. “Nunca
querríamos que la audiencia se riera de Turing,” añade Tyldum.
(Izq-Der) Benedict Cumberbatch y Morten Tyldum en el set de The
Imitation Game © 2014 The Weinstein Company.
Los golpes emocionales resuenan en una de las escenas más fuertes de la
película: cuando se hace un brinco del flashback de Turing de niño,
recibiendo la noticia de que su amigo, Christopher, había muerto, a una
escena de Turing viendo la computadora que rompería el código más
adelante – simbólicamente llamada Christopher. La muerte de
Christopher estaba originalmente a la mitad del guión, dice Tyldum.
“Tuvimos que mover un par de cosas para hacer la narrativa más clara,
para que la línea emocional fuera más fuerte. Todo viene desde la muerte
de Christopher y esto lo sabemos porque le escribió a la madre de
Christopher el resto de su vida.” Esta yuxtaposición entre pasado y
presente, de hecho, fue construida en el cuarto de edición de William
Goldenberg, quien recientemente ganó un Oscar por su trabajo de edición
en Argo y recibió una nominación por Zero Dark Thirty.

En la película, Turing discute “el juego de la imitación” en una celda con


un policía después de haber sido arrestado por los entonces actos
criminales de las “prácticas homosexuales.” “Es una pregunta estúpida.
Por supuesto que las máquinas no pueden pensar como las personas. Pero
¿que algo piense diferentemente significa que no está pensando?” Le
pregunta Turing al policía (y a la audiencia), continuando “¿Eres humano
o máquina?”

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Goldenberg a propósito dejó el monólogo de Turing como una sola toma
larga: “La mejor decisión fue no cortarla. Uno ve estos momentos de
magia cuando una película se está trascendiendo a sí misma, y de repente
estás viendo una persona real. Uno tiene que construir una escena
alrededor de eso.”

Un examen llamado Lovelace 2.0 ha sido propuesto como


una alternativa al examen de Turing. El examen le pide al agente
artificial que cree “artefactos creativos” tales como pinturas, poesía,
historias o diseños arquitectónicos, explica Mark O’Reidl, un profesor
asociado en la Escuela de Computación Interactiva en el Instituto de
Tecnología de Georgia. Por medio de examinar las capacidades creativas
de un sistema computacional, se podría establecer o determinar si algo
contiene, realmente, inteligencia. “La creación de ciertos tipos de
artefactos como historias, requiere un reparto amplio de capacidad de
inteligencia del nivel o tipo humana,” él escribe.
(Izq-Der) Keira Knightley y Benedict Cumberbatch en The Imitation
Game. Foto: Jack English © 2014 The Weinstein Company.
Muchos artistas han estado experimentando con máquinas autónomas
creadoras de arte e inteligencia artificial. Por ejemplo, Paul-IXes un
autómata programado para transformar información visual en dibujos. El
hombre detrás del autómata, Patrick Tresset, escribe, “El elemento
tecnológico de mi práctica apunta a desarrollar sistemas computacionales
capaces de crear, autónomamente, cosas que podrían ser consideradas
como obras artísticas.” Para que Paul-XI pueda pasar el Lovelace 2.0
tendría que tener la capacidad de ser creativo sin la ayuda de Tresset.

Si siguiera vivo hoy en día, Turing, a la edad de 104, hubiera recibido un


perdón oficial por la persecución que sufrió por ser homosexual,
hubiera visto el primer matrimonio homosexualen el Reino Unido y
la primera computadora en “pasar” su examen. Un programa
computacional llamado “Eugene” engañó a 10 de sus 30 jueces humanos
en pensar que era uno de ellos – el punto de referencia que Turing definió
en su examen. David Auerbach de Slateadvierte en contra de creer que
pensar es un verdadero indicador de la humanidad de Eugene: “No
comprende nada de la conversación. En vez, intenta evitar que el juez
tenga control de la conversación – de esa manera, tiene que responder tan
poco como sea posible.” Él añade, “Lo sorprendente y misterioso del
examen de Turing sigue, no obstante, siendo fascinante.”

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