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Historia Nacional Gobiernos Colegiados Colorados
Historia Nacional Gobiernos Colegiados Colorados
En las elecciones de 1950 se impuso el candidato de la lista 15 del Batllismo que, al asumir la presidencia
en marzo de 1951, comenzó a propiciar la reforma constitucional sobre la base del colegiado. Cuando se
realizaron las elecciones de 1950, el presidente Luis Batlle Berres se encontraba en la cúspide de su
popularidad como gobernante de un país en bonanza económica y que incluso había conquistado el Mundial
de fútbol en Maracaná. La Constitución prohibía su reelección, por lo cual respaldó la candidatura
de Andrés Martínez Trueba, con la segura intención de volver por la Presidencia en 1954.
Martínez Trueba, químico farmacéutico de profesión, había sido diputado, senador, ministro de la Corte
Electoral e intendente de Montevideo, pero no era una figura carismática que pudiera opacar a su líder
luego que este le entregara la banda presidencial.
Los planes se cumplieron a medias: Martínez Trueba fue elegido presidente el 26 de noviembre de 1950 y la
lista 15 ganaría los comicios de 1954, pero entre esas dos fechas se produjo una reforma constitucional que
entre otros objetivos apuntaba a neutralizar la influencia de Batlle Berres, sustituyendo la Presidencia de la
República por un Poder Ejecutivo colegiado.
Ya en 1951 y mientras Batlle Berres estaba de viaje por Europa, comenzaron las negociaciones por la
reforma. La iniciativa fue un tanto sorpresiva: si bien el tema del gobierno colegiado nunca había
desaparecido del todo de los discursos, en 1950 no fue un tema esencial de las campañas. Martínez Trueba
estableció una alianza con los hijos de Batlle y Ordóñez, César y Lorenzo Batlle Pacheco, desde siempre
colegialistas y además enconados adversarios internos de su primo Luis Batlle. Y la propuesta tuvo un
apoyo inesperado de parte de Luis Alberto de Herrera, quien cansado de reveses electorales consideró que
un sistema colegiado (al que había combatido duramente en el pasado) le permitiría ingresar al gobierno,
aunque fuera en minoría.
Luis Batlle, aseguran historiadores, no estaba de acuerdo con la oportunidad de la reforma, pero no podía
oponerse en forma tajante a la idea colegialista, uno de los postulados fundamentales de su tío.
El proyecto de reforma se plebiscitó el 16 de noviembre de 1951. Concurrió a votar apenas el 37% de los
inscriptos: por el Sí fueron 232.076, por el No 197.684. El rechazo a la propuesta fue mayoritario en
Montevideo, pero definieron los votos del interior, probablemente por la influencia de Herrera.
Nada hacía pensar en ese drástico cambio institucional cuando se realizaron las elecciones de 1950. En esa
ocasión, la lucha se planteó entre el “quincismo” de Batlle Berres, representado por Martínez Trueba, y el
“catorcismo” de sus primos. La 15 se impuso, aunque el margen no fue grande.
La Constitución de 1951
Se instaló el 1° de marzo de 1952 el primer Consejo Nacional de Gobierno. De acuerdo con una disposición
especial, la presidencia del mismo recaería en Andrés Martínez Trueba durante todo el período.
La integración del primer ejecutivo colegiado fue la siguiente:
Seis consejeros por la mayoría colorada, Andrés Martínez Trueba (que lo presidió), Antonio
Rubio Pérez, Francisco Forteza, Héctor Álvarez Cina, Luis Alberto Brause y Eduardo Blanco
Acevedo;
y tres por la minoría blanca: Álvaro Vargas Guillemette (quien falleció en 1954; siendo
sustituido por Justo Alonso), Martín Recaredo Echegoyen y Roberto Berro.
En su primer año de gestión se decretó en dos ocasiones medidas prontas de seguridad ante la emergente
conflictividad social y sindical. Aumentaron las discrepancias, Martínez Trueba se comenzaba a considerar
distanciado del liderazgo de Luis Batlle y del quincismo. Mientras que el quincismo ponía reparos al
acuerdo con el herrerismo y estableció distancia con las respuestas de Martínez Trueba frente a la creciente
movilización sindican y estudiantil, los catorcistas, por el contrario, exaltaron la necesidad de defender el
orden y la legalidad amenazada, y deslegitimizaron el conflicto social asociándolo a la acción comunista.
La gestión de este colegiado se vio perturbada por las primeras manifestaciones de la crisis económica: la
caída de los precios internacionales de la carne y la lana, los comienzos de la inflación y la multiplicidad de
los conflictos sociales.
La imposibilidad del gobierno de satisfacer los reclamos de los distintos sectores lo llevó a implantar las
“Medidas Prontas de Seguridad” en 1952 de acuerdo con el Art 168 de la Constitución.
Al malestar por la crisis económica, debe sumarse el creado por el conocimiento de los privilegios que había
usufructuado la clase política, la que quedó desprestigiada ante la opinión pública, que comenzó a idealizar
el gobierno de Luis Batlle Berres.
El triunfo de la lista 15 encabezada por Luis Batlle Berres, en las elecciones de 1954, reflejaba la esperanza
de la población de retornar al período de expansión económica y social de los años 1947 a 1950.
Lamentablemente la crisis se hizo más intensa, hubo una quiebra del modelo de desarrollo basado en la
industrialización.
Los distintos sectores que habían apoyado la propuesta del Neobatllismo promovieron diversas
movilizaciones con el propósito de evitar que cayeran sus ingresos.
De toda esta situación sacó partido la oposición, ya sea la protagonizada por la lista 14 dentro del Partido
Colorado, como la efectuada por otras fuerzas políticas y gremiales.
Se destacó la campaña de la Liga Federal de Acción Ruralista dirigida por Benito Nardone, que se fundó en
1951 para defender los intereses de los pequeños y medianos productores. Al principio su prédica se volcó
contra los grandes terratenientes que dominaban la Federación Rural y a través de la práctica de los Cabildos
Abiertos procuró democratizar la agremiación rural. Durante el Primer Colegiado, criticó en forma severa al
Partido Colorado y al Neobatllismo, pero fue a partir de 1955 que la crítica se hizo más intensa y el
Ruralismo vislumbró la posibilidad de convertirse en movimiento político, capaz de aportar un caudal de
votos que pudiera definir una elección. Una alianza con Herrera que le ofreció el lema le permitió llegar al
gobierno. Los sectores no herreristas del Partido Nacional, respondieron creando una coalición opositora, la
U.B.D (Unión Blanca Democrática).
Los efectos de crisis que se desencadenó desde 1955 se hacían sentir en el país. La balanza dejó de ser
favorable; se produjo un descenso en volumen y precio de nuestras exportaciones mientras el valor de los
artículos que importábamos se mantenía o subía. A este proceso se le denomina “deterioro de los términos
de intercambio”. La crisis se trasladó a la industria; se redujo la producción de bienes de consumo, aumentó
la desocupación y comenzó a manifestarse un nuevo problema: la inflación. Se produjo un alza en los
precios que al aumentar el costo de vida determinó la caída del salario real.
Esta situación promovió la movilización de los sectores populares (huelgas, manifestaciones), la que se
intensificó en la segunda mitad de 1958. A los sectores obreros se sumó el sector estudiantil agrupado en la
FEUU. Entre las reivindicaciones planteadas se encontraban la aprobación de la Ley Orgánica de la
Universidad y de distintas leyes sociales. El hecho de encontrarse en un año electoral determinó que estas
movilizaciones obtuvieran importantes conquistas, entre ellas la Ley Orgánica de la Universidad (reconoce
la autonomía y el cogobierno de los tres órdenes, es decir profesores, alumnos y egresados) y leyes sobre
seguro de paro.
Pero, de todas maneras, el gobierno perdió popularidad y esto se tradujo en la conducta del electorado que se
volcó a favor del Partido Nacional en las elecciones de noviembre de 1958. Triunfó la alianza herrero-
ruralista.