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Dominio Lector
Dominio Lector
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Tabla de Desempeño de Velocidad Lectora
Nivel 1º 2° 3° 4° 5° 6° 7° 8°
Desempeño básico básico básico básico básico básico básico
Muy Rápida 56 84 112 140 168 196 214 214
Rápida 47-55 74-83 100-111 125-139 150-167 178-195 194-213 194-213
Medio Alta 38-46 64-73 88-99 111-124 136-149 161-177 174-193 174-193
Medio Baja 29-37 54-63 76-87 97-110 120-135 143-160 154-173 154-173
Lenta 22-28 42-53 64-75 85-96 104-119 125-142 135-153 135-153
Muy Lenta 21 42 63 84 103 124 134 134
Nivel 2° 3° 4° 5° 6° 7° 8°
Categoría básico básico básico básico básico básico básico
No lectores
Lectura Silábica
Lectura Palabra a
Palabra 64-73
Lectura Unidades Cortas 54-63 76-87 97-110 120-135
Lectura Fluida 42-53 64-75 85-96 104-119 125-142 135-153 135-153
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Orientaciones para la evaluación de aprendizajes en dominio lector y la comprensión lectora. MINEDUC
En el cuadro, la línea de corte permite identificar las categorías de calidad de lectura oral que corresponden
a un bajo dominio lector (área sombreada) para cada uno de los cursos.
4
EVALUACIÓN DE DOMINIO LECTOR:
Criterios de Evaluación Fundar de Calidad de Lectura Oral. Uno de los aspectos importantes de
observar mientras el niño/a lee es la calidad de lectura. Observar la calidad de lectura implica
determinar el grado de fluidez con que lee el niño/a, la inflexión de la voz, el fraseo que realiza
frente a las unidades de pensamiento del texto y el respeto a la puntuación.
Las siguientes cinco categorías permiten caracterizar la calidad de lectura oral:
No Lector: El niño/a no sabe leer nada o bien sólo reconoce algunas letras aisladamente pero
no es capaz de unirlas, ni siquiera en sílabas o bien sólo lee algunas sílabas aisladas.
Lectura Silábica: En la lectura silábica el niño/a lee las palabras sílaba a sílaba, no respetando
las palabras como unidades.
Ejemplo:
Para leer: La mesa está muy sucia. El lunes la voy a limpiar.
El niño/a lee: La – me – sa – es- tá – muy – su- cia. – El- lu –nes – la – voy – a- lim- piar.
Lectura Palabra a Palabra En este tipo de lectura el niño/a lee las oraciones de un texto,
palabra por palabra sin respetar las unidades de sentido.
Ejemplo:
El niño/a lee: La- mesa- está- muy-sucia. – El- lunes- la- voy- a- limpiar.
Lectura por Unidades Cortas: En la lectura por unidades cortas el niño/a ya une algunas
palabras formando pequeñas unidades.
Ejemplo:
El niño/a lee: La mesa – está – muy sucia. – El lunes la - voy – a limpiar.
Lectura Fluida: En la lectura fluida el niño/a lee en forma continua. Una buena lectura fluida
implica dar una inflexión de voz adecuada al contenido del texto, respetando las unidades de
sentido y la puntuación.
Ejemplo: El niño lee: La mesa está muy sucia. – El lunes la voy a limpiar.
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- Orientaciones para la evaluación de aprendizajes en dominio lector y la comprensión lectora. MINEDUC.
IMPORTANTE
Cómo mejorar la velocidad lectora: Estrategias a realizar.
Para mejorar los resultados de la velocidad lectora hemos implementado un plan lector que
contempla las siguientes actividades:
Para el inicio de este trabajo cada alumno ha sido evaluado en lo referido a velocidad y
calidad lectora.
Se publicará en cada sala de clases los resultados obtenidos en esta evaluación y futuras
evaluaciones, para que los alumnos vayan viendo su progreso a lo largo del año. Diariamente
y por diez minutos aproximados en la sala de clases se realizará ejercicios de lectura oral.
Esta actividad la realiza el profesor y puede ser individual o coral. Los niños deben aprender a
leer en voz alta y para ello deben ejercitar. El profesor da el ejemplo de la lectura imprimiendo
la entonación necesaria para dar énfasis en la puntuación ortográfica. Se comunicará a los
apoderados el resultado de la evaluación de sus hijos y el nivel esperado para su nivel
escolar.
Hay que tener presente que no se debe tratar de aumentar la velocidad lectora haciendo
ensayos de lectura donde la comprensión, el goce y el fondo del escrito pasen a segundo
plano.
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Dominio lector Nº1
Hoja del Profesor
Segundo Año Básico
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del dolor el a
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sacudió el a
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recibir una
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recompensa
por su buena 4
acción.
1
2
2
4
3
4
4
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5
5
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5
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0
1
1
1
1
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123
131
Dominio lector Nº1
Hoja del Alumno
Segundo Año Básico
La abeja agradecida.
(fragmento)
Alicia Morel
LOS DINOSAURIOS 2
A las ocho de la mañana nos despertó un rayo de sol. Las facetas de las 23
lava en las paredes lo recogieron y devolvieron convertido en una lluvia de 36
chispitas. 38
- ¿Qué me dices, Alex? – preguntó mi tío - ¿Has pasado en tu vida 54
alguna noche tan tranquila? No hay ruidos ni grito… 64
- El lugar es muy tranquilo, en efecto – repliqué -. Pero esta misma 77
calma tiene algo trágico. 82
- No te apresures. Recién hemos bajado al nivel del mar. Puedes 95
comprobarlo consultando el barómetro. Yo estoy deseando poder usar el 106
manómetro. 108
- ¿No nos resultará perjudicial la presión? 116
- No, iremos bajando lentamente y nuestros pulmones se irán 126
acostumbrando a respirar en una atmósfera más comprimida. Pero dejémonos 137
ya de charla y busquemos el paquete que arrojé. 147
Hans miró atentamente a su alrededor con su buena vista de cazador y 160
lo descubrió en una saliente, unos treinta metros encima de nosotros. 173
Poco después almorzamos frugalmente y regamos la comida con 182
algunos tragos de ginebra. Mi tío anotó algunos datos en su cuadernillo de 196
viaje y, señalándome solemnemente una galería oscura, anunció: 207
- Ahora, Alex, vamos hacia el centro de la tierra. Considera que en 221
este momento comienza nuestro viaje. 227
Enseguida preparó lo necesario para procurarnos luz. Las galerías se 238
iluminaron y cada cual se colocó su mochila. Alcé la cabeza y dirigí por 253
última vez mis ojos hacia el inmenso tubo en el que se dibujaba el cielo de 269
Islandia, temiendo no volver a verlo. 277
En la última erupción la lava se había abierto paso a través del túnel 291
que atravesábamos. El interior estaba alfombrado por un barniz espeso y 303
brillante que centuplicaba la intensidad de nuestra luz. 312
La marcha no era demasiado difícil. El único cuidado que teníamos que 325
tener era el de no deslizarnos por la pendiente. Pero, por suerte, algunas 341
hinchazones en la erosión formaban peldaños. 348
En las paredes, la lava porosa tomaba formas de ampollitas redondeadas 36o
y a nuestro paso cristales de cuarzo opaco suspendidos de la bóveda 372
se encendían. 375
(fragmento)
Julio Verne
Francés
VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
(fragmento)
Julio Verne
Francés
LOS SIETE CABRITOS 3
(fragmento)
Leyenda peruana
LOS SIETE CABRITOS
(fragmento)
Leyenda peruana
Amanecer. 2
p
Despertó repetidas veces esa
A
noche, como suele ocurrir
cuando aguardamos un día
cargado de acontecimientos
importantes, en cuya espera
nuestros nervios actúan con su
máxima sensibilidad y
prontitud.
Después de todo, en su caso
ello era explicable, o, si se
quiere, lo normal dentro de lo
insólito. En efecto, tras largo
tiempo de abrigar tal ilusión,
por fin había recibido la
autorización de sus padres
para participar en el paseo de
término de curso, a varios
kilómetros del pueblo. Hasta
entonces, reiterada y
comprensiblemente, se había
invocado en cada oportunidad,
para dilatar el permiso, los
riesgos de las bruscas
variaciones climáticas, del
vado de los ríos, de las
imprudencias e inexperiencia
propias de su edad. Esta vez
como homenaje a sus recién
cumplidos doce años, se hacía
fe en una mayor fortaleza y
madurez de su parte para
enfrentar los desafíos de la
aventura.
La tensión, en verdad, había
comenzado varios días antes.
Había que preocuparse
minuciosamente de
abastecimientos y de otros
preparativos. Nada podía
quedar entregado al azar o a
la inadvertencia, y todo, si se
trataba de ser ya “grande”,
debía ser cuidadosamente
2
10
2
17
24 2
31
33 2
46 2
60
71 2
79 2
90
98 2
105
2
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127 2
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145 2
156 3
167
177 3
184 3
192
3
(fragmento) Ernesto
Livacic Gazzano chileno
LOS MARES DE CHILE 4
Es el caso de Chile. Nuestro largo litoral es un balcón abierto de par en par 133
ante el enorme Pacífico; dos mil millas nos separan de Pascua, la isla 148
polinésica más cercana a nosotros; Juan Fernández no atrae más que a 161
escasos turistas; el comercio de la langosta es limitado, tanto en la isla como 176
en San Félix y San Ambrosio. 184
Por eso, entre las razas aborígenes contamos con sólo dos de navegantes: los 236
alacalufes y los changos. Las verdaderas habitaciones de los 249
alacalufes son las canoas de corteza con que recorren los canales magallánicos. 261
De esta raza subsisten unos cien o ciento cincuenta individuos, consagrados, 272
como sus ancestros, a la caza de nutrias. Son los últimos representantes 287
de un pueblo nómada que los traficantes de pieles y los aventureros de 301
los canales han casi exterminado. 307
Las aguas tranquilas de los canales, la abundancia de caletas, islas y 321
ensenadas, hicieron de los alacalufes una raza de navegantes, la cual no ha 336
salido jamás de su primitivismo ancestral y ha llegado a su crepúsculo sin 349
otro progreso que el haber cubierto de harapos su antigua desnudez y de 362
haber reemplazado algunas de sus canoas de corteza por chalupas de 373
madera. 375
Por eso, entre las razas aborígenes contamos con sólo dos de navegantes: los
alacalufes y los changos. Las verdaderas habitaciones de los
alacalufes son las canoas de corteza con que recorren los canales magallánicos.
De esta raza subsisten unos cien o ciento cincuenta individuos, consagrados,
como sus ancestros, a la caza de nutrias. Son los últimos representantes
de un pueblo nómada que los traficantes de pieles y los aventureros de
los canales han casi exterminado.
Las aguas tranquilas de los canales, la abundancia de caletas, islas y
ensenadas, hicieron de los alacalufes una raza de navegantes, la cual no ha
salido jamás de su primitivismo ancestral y ha llegado a su crepúsculo sin
otro progreso que el haber cubierto de harapos su antigua desnudez y de
haber reemplazado algunas de sus canoas de corteza por chalupas de
madera.
(fragmento)
Salvador
Reyes chileno
CABO DE HORNOS 3
(fragmento)
Francisco Coloane
chileno
CABO DE HORNOS
(fragmento)
Francisco
Coloane chileno
LA ESCUELA DEL FONDO DEL MAR 6
Amanda Labarca
chilena
LAS ESTRELLAS 2
(fragmento)
Kenneth Bailey
norteamericano
EL MUÑECO DE JULIÁN 4
A los veinte años de edad Julián fabricó el primer muñeco casi 116
perfecto. Era un hombre de tamaño natural, vestido con ropa usada, pero 131
correcta, y cuyo rostro era una notable obra de arte. 143
(fragmento)
Constancio C.
Vigil uruguayo
EL MUÑECO DE JULIÁN
(fragmento)
Constancio C.
Vigil uruguayo
El anillo del pastor. 5
(fragmento)
Gianni Rodari
italiano
El anillo del pastor.
(fragmento)
Gianni Rodari
italiano
FRONTERA NORTE 2
Al fin, a unos cien kilómetros de Arica, salimos a otra pampa a cuyo término 141
está el paradero de Zapahuira, a corta distancia del caserío prehispánico del 153
mismo nombre, apartado del camino. Arqueológicamente este 164
Unas tazas de café, una breve revisión del vehículo, y nos lanzamos a 229
trepar los veinte kilómetros que nos separan del portezuelo de Chapiquiña, 241
situado mil cuatrocientos metros más arriba. 248
(fragmento)
Alfredo Wormald
chileno
FRONTERA NORTE
Al fin, a unos cien kilómetros de Arica, salimos a otra pampa a cuyo término
está el paradero de Zapahuira, a corta distancia del caserío prehispánico del
mismo nombre, apartado del camino. Arqueológicamente este sitio tiene mucho
interés por la abundancia de cementerios indígenas en sus alrededores. También
existen allí tambos antiguos, cuyas camas, fabricadas
con una mezcla de tierra y piedras, se mantienen hace siglos. Subiendo, es
el primer sitio donde se encuentran cultivos en andenes.
Unas tazas de café, una breve revisión del vehículo, y nos lanzamos a
trepar los veinte kilómetros que nos separan del portezuelo de Chapiquiña,
situado mil cuatrocientos metros más arriba.
(fragmento)
Alfredo Wormald
chileno
ATARDECER 1
Al oriente, más allá del angosto valle, por sobre otros cerros, se yergue la 98
visión de las cordilleras nevadas. Las altas cumbres están en sombras. La 112
nieve en ellas es de un blanco verdoso, pálido y sutil. El invisible sol poniente 129
bañe, de la inmensa mole andina, sólo la base de las laderas abruptas que 145
arden en un rojo carmesí, acusando en rasgos netos, de un contraste 159
violento, las caprichosas quebradas llenas de profundas sombras violetas. 170
Lentos suben hacia lo alto de los rayos del sol. 181
Las nieves se encienden, y mientras por la base de las montañas, con 196
cendales de bruma, trepa, azul, la noche, a esa hora todos los valles de Chile 215
se iluminan lentos con el resplandor de las altas nieves lejanas. Es una luz 230
rosa, suave e incierta, como la primera que fluye, débil, de las lámparas 247
encendidas al crepúsculo. 251
Las cordilleras lentamente se apagan. Grises, parecen aún más lejanas. 264
Detrás de ellas, con una suavidad inenarrable, en marea avasalladora, la 278
noche asciende con sus aguas sutiles, de un indefinible verde azul, pleno de 293
quietud y transparencia. 297
En el aire lavado por la lluvia, hasta a los astros más pequeños se los 321
distingue con claridad. Todos resplandecen nítidos. Parece que esa noche la 334
alumbrara un número doblemente infinito de mundos desconocidos. 343
Al oriente, más allá del angosto valle, por sobre otros cerros, se yergue la
visión de las cordilleras nevadas. Las altas cumbres están en sombras. La
nieve en ellas es de un blanco verdoso, pálido y sutil. El invisible sol poniente
bañe, de la inmensa mole andina, sólo la base de las laderas abruptas que
arden en un rojo carmesí, acusando en rasgos netos, de un contraste
violento, las caprichosas quebradas llenas de profundas sombras violetas.
Lentos suben hacia lo alto de los rayos del sol.
En el aire lavado por la lluvia, hasta a los astros más pequeños se los
distingue con claridad. Todos resplandecen nítidos. Parece que esa noche la
alumbrara un número doblemente infinito de mundos desconocidos.
(fragmento)
Pedro Prado
chileno
La casita de caramelo. 5
caramelo de menta. 33
chicle. 52
Un día llovió. 56
poquito a poco. 67
La casita de caramelo.
Había una casita de caramelo.
Tenía las paredes de turrón.
El techo era de chocolate.
Las puertas y las ventanas de
caramelo de menta.
Los muebles eran de caramelo de fresa.
Menos el colchón de la cama que era de
chicle.
Un día llovió.
Y la casa se deshizo dulcemente,
poquito a poco.