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El Factor Economico
El Factor Economico
FECHA 18/10/2023
CARRERA Derecho
ASIGNATURA Criminología y prevención del delito
CRUPO A
DOCENTE Campos Mendizabal Jose Eduardo
PERIODO ACADEMICO 2/2023
SUBSEDE CBBA
ÍNDICE: FACTOR ECONÓMICO
2. POBREZA Y DELITO
4. PROSPERIDAD Y DELITO
6. DELITO Y CAPITALISMO
7. BIBLIOGRAFÍA
EL FACTOR ECONÓMICO
El economista Gary Becker, ganador del Premio Nobel, estudió los incentivos
económicos que pueden provocar diversos grados de incumplimiento normativo.
Según Becker, quien elige conductas criminales asigna, a partir de sus costos de
oportunidad, un precio diferenciado a cada delito. Esta perspectiva microeconómica
del crimen nos permite entender por qué un delincuente prefiere o rechaza un crimen
y ofrece la posibilidad de predecir conductas delictivas.
Por otro lado, es importante destacar que la economía también puede tener un
impacto negativo en la sociedad. Por ejemplo, en México, el costo económico de la
delincuencia en los hogares es de un 1.65% del PIB. Esta violencia le costó a México
un 21% del PIB, lo que demuestra cómo el crimen puede afectar negativamente a la
economía de un país.
Puestas así las cosas, es imposible no ver de antemano que el factor económico ha
de tener una enorme repercusión en la conducta humana en general, incluyendo el
crimen. Lo mismo sucedía con lo religioso en la Edad Media o con los nacionalismos
del siglo pasado. Asuntos que apasionan tanto y que dividen profundamente a los
grupos no pueden menos que conformar la psique individual para dirigirla, en unión
con otras fuerzas, en tal o cual sentido.
No se trata solo de las teorías. La propia realidad nos muestra ejemplos de pobreza
exagerada o exageradas acumulaciones de dinero, críticas que suelen llegar al
terreno de los hechos, huelgas y represiones frecuentemente conducidas fuera de
los cauces de la legalidad, contra el estado y las autoridades, para imponer tal o cual
sistema económico y reemplazar al que consideran caduco e injusto. Crisis más o
menos periódicas que provocan cierres de fábricas, quiebras y desocupaciones
gigantescas, padres que al no poder sostener a sus familias pierden autoridad y
provocan desunión en las mismas. Procesos inflacionarios y raras veces deflaciones,
alzas de precios y baja real de salarios, clima de descontento propicio al desorden
social. Sin duda, estas situaciones están estrechamente ligadas con el régimen
económico, aunque no exclusivamente. Con solo recordarlas, ya podemos prever la
importancia que el factor económico ha asumido en nuestra cultura y la forma e
intensidad con que puede repercutir sobre el delito.
2. POBREZA Y DELITO
Por otro lado, factores como la desigualdad económica y la falta de movilidad social
pueden tener un impacto mayor en la incidencia delictiva que la pobreza en sí
misma. La desigualdad económica puede proporcionar las condiciones para que un
grupo de individuos cometan crímenes debido a la reducción de opciones legítimas
para obtener ingresos y al aumento de las oportunidades que proporciona el hecho
de que existan personas con altos niveles de ingresos y recursos disponibles en el
mismo contexto del individuo.
La insuficiencia de medios económicos con los que cubrir las necesidades, sobre
todo si son elementales, ha sido comúnmente acusada de aumentar el número de
delitos y de conductas antisociales en general. La desproporción entre lo que se
necesita y la capacidad para alcanzarlo tiene consecuencias mucho más
complicadas de lo que se podría pensar en un primer momento.
Von Mayr creyó descubrir una estrecha relación entre el precio del trigo y el número
de hurtos, ya que por cada real de aumento en el precio del primero se manifestaba
un hurto más, y al revés, cuando el precio del trigo descendía.
Además, las crisis económicas pueden tener efectos psicológicos significativos en las
personas, lo que puede llevar a un aumento en la tasa de delincuencia. Por ejemplo,
los trabajadores desempleados pueden volverse nerviosos e irritables, lo que puede
llevar a comportamientos violentos. Además, durante las crisis económicas, las
personas pueden experimentar sentimientos de rechazo hacia la sociedad y los roles
tradicionales dentro de la familia pueden verse alterados.
Por otro lado, es importante destacar que las crisis económicas pueden tener un
impacto duradero en la tasa de delincuencia. Incluso después de que la economía se
recupere, la tasa de delincuencia puede no disminuir en la misma medida. Esto se
debe a que las crisis económicas pueden llevar a la formación de redes criminales y
habilidades delictivas que son difíciles de eliminar.
4. PROSPERIDAD Y DELITO
Desde antiguo, se pudo comprobar que las condiciones sociales tienen influencias
contradictorias. Si bien la pobreza, las crisis periódicas y la desocupación favorecen
la aparición de ciertos tipos de delitos, también es cierto que la prosperidad social e
individual provoca el incremento de otros tipos delictivos.
El simple sentido común nos inclina a creer que las estafas, las defraudaciones y los
fraudes en general aumentan en los periodos y entre las personas prósperas. Ahí se
presentan las oportunidades para cometerlos. Por otra parte, es en las clases
económicamente más poderosas donde se dan los delitos típicamente capitalistas,
como la destrucción de materias primas para lograr alzas de precios, prácticas
desleales y monopolios.
Se puede extraer mucha enseñanza de las etapas de auge económico por las que
recientemente ha atravesado la sociedad. Mucha raíz del empleo total y de los altos
salarios alcanzados durante la guerra desquicia el hogar, ya que sus miembros se
dirigen a los lugares de producción, los jóvenes se inician permanentemente en el
trabajo y ganan suficiente dinero como para que este resulte peligroso en manos
inexpertas.
Los delitos económicos son actos ilícitos que involucran la obtención de beneficios
económicos de manera ilegal o fraudulenta, perjudicando a otros individuos,
empresas o al Estado. Estos delitos pueden tomar muchas formas, desde la evasión
fiscal hasta el blanqueo de capitales, y pueden ser cometidos tanto por personas
físicas como jurídicas.
Es importante destacar que no todos los delitos económicos están motivados por
causas económicas. Por ejemplo, un individuo puede cometer un delito económico
por celos o venganza, como en el caso de dañar las propiedades de un rival. En
estos casos, los motivos subyacentes del delito pueden ser emocionales o
personales, en lugar de económicos.
Además, no todos los delitos que tienen causas económicas son necesariamente
delitos económicos. Por ejemplo, una persona puede recurrir al robo o al hurto
debido a la pobreza o la desesperación económica. En estos casos, aunque la causa
subyacente del delito es económica, el delito en sí mismo no se considera un delito
económico.
Se suelen calificar como delitos económicos aquellos que vulneran bienes de ese
tipo, pero es claro que, por un lado, no toda la delincuencia económica tiene su
origen en causas del mismo género, y por otro lado, la delincuencia no económica
puede tener causas de ese género. Esta variedad deriva necesariamente en otra
cosa, no en la suspensión o alteración, sino simplemente en su transformación,
disminución y, en ciertos supuestos, su aumento.
Por eso, como se hace notar, resulta ingenuo tratar de establecer la importancia
criminógena de la economía correlacionando simplemente índices del precio del
movimiento industrial o comercial con los de la delincuencia, sobre todo si solo se
tiene en cuenta que esta atenta contra la propiedad.
6. DELITO Y CAPITALISMO
Por otro lado, es importante destacar que no todos los delitos están motivados por
factores económicos. Los delitos pueden ser influenciados por una variedad de
factores, incluyendo factores psicológicos y sociales. Por lo tanto, aunque un cambio
en el sistema económico puede llevar a cambios en la tasa de delincuencia, no
necesariamente eliminará todos los delitos.
Desde hace un siglo y cada vez con mayor insistencia se ha difundido profusamente
la idea de que un cambio radical en la organización económica capitalista traerá
como consecuencia reducciones también radicales en la riqueza y la pobreza, así
como en periodos de auge o depresión. Más profundo sería el cambio en la situación
del propio sistema capitalista, el cual resultaría así culpado de todos los males que
enfrentamos hoy.
Estas posiciones revolucionarias suponen, desde luego, que la economía es la causa
única y última determinante de la conducta humana criminal, de modo que un cambio
en esa área traería lógicamente un cambio en la delincuencia.
Es claro, por tanto, que la superación de este sistema, que implica la subordinación
al capital de todos los demás valores sociales e individuales, traería grandes cambios
en la delincuencia y la disminución de esta, en cuanto se daría curso a las causas
anotadas y a otras que tienen igual origen.
Podrá, por ejemplo, el factor económico reformar y evitar solo algunos, siquiera la
mayoría, de los delitos contra las personas, como los delitos sexuales, los delitos por
celos, por ambiciones, por ansias de dominio, que corresponden en su
funcionamiento a fuentes endógenas que ningún sistema social podrá borrar, o los
delitos culposos y de omisión.
7. Bibliografía
Cajías K., H. (1997). CRIMINOLOGÍA (5th ed., 12th reprint). Librería Editorial
JUVENTUD.
https://www.huascarcajias.com/wp-content/uploads/2021/07/criminologi%CC
%81a-1997.pdf