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Jornada de
Generosidad
Guía del participante

generositypath.org
Índice
¿Quiénes somos? 4

Objetivos 5

La bendición de dar 9

Estudio bíblico 14

Celebración de la disciplina 17

¿Cuánta tierra? 21

Escrituras para su jornada 28

Reflexiones finales 31

Continúe su jornada 32

Seis mensajes centrales 35

30 preguntas para reflexionar 36

Diario 40

3
¿Quiénes somos?
Sendero de Generosidad ayuda a las
personas a descubrir el gran gozo de dar.
Somos un grupo de personas de todo el mundo,
dedicados a compartir el mensaje de la generosidad
bíblica, animando a las personas a abrazar un estilo
de vida de dar. Los eventos como este nos ofrecen
oportunidades para conversar y explorar lo que
significa ser más generoso y experimentar gozo,
libertad e intimidad con Cristo.

Cómo nos financiamos


Sendero de Generosidad existe para compartir el mensaje de la generosidad
bíblica, creando oportunidades para conversar sobre lo que significa ser más
generoso, lo cual lleva a un mayor gozo, libertad e intimidad con Cristo. Como
nosotros estamos completamente financiados de forma privada, no recaudamos
fondos ni permitimos que los demás lo hagan en nuestros eventos. Nosotros
creamos un ambiente seguro e inspirador para que la gente hable del dinero y
las posesiones sin preocuparse de que se haga una recaudación de fondos.

4
Objetivos
1 Ser excelente en la gracia de dar.
2 Corintios 8:7 dice: “Dado que ustedes sobresalen en tantas maneras —en su fe, sus
oradores talentosos, su conocimiento, su entusiasmo y el amor que reciben de nosotros—
quiero que también sobresalgan en este acto bondadoso de ofrendar.”

2 Escuchar y obedecer la guía del Señor en nuestra vida.


Proverbios 3:5-6 dice: “Confía en el Señor con todo tu corazón, no dependas de tu propio
entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.”

3 Desarrollar una visión de compartir el gozo de vivir generosamente.


Hebreos 10:24-25 dice: “Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos
de amor y buenas acciones. Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino
animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.”

Pautas
Queremos que este sea un lugar seguro para aprender y compartir, así que aquí tenemos algunas
reglas para que esta jornada de generosidad sea una experiencia positiva para todos.

Apagar los teléfonos celulares. Es importante participar, pero


no dominar. Deje espacio para
que todos participen.

Abstenerse de dar consejos


no solicitados; pueden parecer
críticas. Comprometerse a la
confidencialidad.

Usar “yo” en lugar de “usted”


cuando decimos algo.

5
Lo que espero de esta experiencia

6
Lo que es la generosidad... y lo que no es.
La generosidad es dar libremente de nuestros recursos porque Dios nos ha
dado libremente a nosotros (Mateo 10:8). La generosidad ama y da porque Dios
amó y dio primero (1 Juan 4:19). Él nos amó tanto que dio a su hijo Jesús (Juan
3:16). Gracias a Jesús, nosotros recibimos todo tipo de bendición espiritual
(Efesios 1:3, 2 Corintios 8:9). La generosidad con buenas intenciones almacena
bendiciones eternas (Mateo 6:20, 1 Timoteo 6:19, Lucas 12:33). Dios ha diseñado
el universo para que la generosidad traiga grandes bendiciones. Las bendiciones
como la felicidad (Hechos 20:35) y la estima de los demás (Proverbios 11:25).
Pero la intención verdadera de la generosidad no es obtener bienes terrenales
de Dios (Lucas 10:35). Más bien, las personas generosas experimentarán
sufrimiento e incluso persecución (2 Timoteo 3:12). Las personas generosas
ven los bienes terrenales como una neblina que pasa; ellos escogen más bien
gozarse en la presencia de Dios, y no en los “regalos” de Dios. Las personas
generosas se gozan en Dios mismo y en la herencia espiritual disponible para
ellos (Salmos 73:25-26, Habacuc 3:13-18).

“Dado que ustedes sobresalen en tantas maneras —en su


fe, sus oradores talentosos, su conocimiento, su entusiasmo
y el amor que reciben de nosotros— quiero que también
sobresalgan en este acto bondadoso de ofrendar.”
2 CORINTIOS 8:7
»Y ahora sé que ninguno de ustedes, a quienes les he predicado
del reino, volverá a verme.

»Y ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, que tiene poder para
edificarlos y darles una herencia junto con todos los que él ha consagrado para sí
mismo. »Yo nunca he codiciado la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Ustedes saben
que mis dos manos han trabajado para satisfacer mis propias necesidades e incluso
las necesidades de los que estuvieron conmigo. Y he sido un ejemplo constante de
cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en necesidad. Deben
recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”».
Hechos 20:25, 32-35
Tim Keller
Timothy Keller es autor y pastor fundador de la iglesia Redeemer
Presbyterian Church en la ciudad de Nueva York.

Transcripción de

La bendición de dar
EN HECHOS 20:25 PABLO LES HABLA A LOS QUE HA GANADO PAR A
CRISTO.LOS HA DISCIPULADO, SE VA A ROMA Y NO LOS VOLVER Á
A VER. TAL VEZ IBA A LA MUERTE, AUNQUE NO TAN RÁPIDO
COMO CREÍA; PERO PROBABLEMENTE NUNCA LOS VOLVER ÍA A
VER.
Está reuniendo a sus amigos más queridos para decirles lo más importante que
quiere que recuerden por el resto de sus vidas. Y esto es lo que les dice: «... sé que
ninguno de ustedes, a quienes les he predicado del reino, volverá a verme». Verso
32: «...los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, que tiene poder para
edificarlos y darles una herencia junto con todos los que él ha consagrado para sí
mismo. Yo nunca he codiciado la plata ni el oro ni la ropa de nadie.... Y he sido un
ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están
en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en
dar que en recibir”. Cuando Pablo terminó de hablar, se arrodilló y oró con ellos.
Todos lloraban mientras lo abrazaban y le daban besos de despedida.»
Interesante. Él dice dos cosas que están muy conectadas. La primera no es
sorpresa, pero la segunda sí. La primera es que dice: «quiero que recuerden el
evangelio; la palabra de gracia. Recuerden que son pecadoresy salvos solo por
gracia. Quiero que recuerden eso. Se los encomiendo.» Y es una declaración
interesante... Como para otro sermón: Los encomiendo a la palabra de gracia.
Quiero que vivan el evangelio. Quiero que vivan de acuerdo al evangelio.
Quiero que disfruten la herencia de los que creen el evangelio, que es la vida
eterna. ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Es lo primero que dice;
no es sorpresa. Crean el evangelio, vivan de acuerdo al evangelio. Recuerden;
son pecadores salvos por gracia. Lo siguiente que dice, una sorpresa, es: «No
viví entre ustedes con avaricia y codicia, y les mostré una vida llena de obras de
misericordia hacia los pobres. Como el Señor mismo dijo: “Hay más bendición
en dar que en recibir.”

9
Y eso es lo último que dice. Cuando uno le está dando sus últimas palabras a
la gente que ama, quiere decirles lo más importante... ¿Qué les dice él? Crean el
evangelio y sean radicalmente generosos. ¿Son dos temas diferentes? ¿Tiene sentido
que esté cambiando de tema? Esta es su penúltima frase: «Vivan realmente de
acuerdo al evangelio» y esta es la última: «vivan con generosidad radical». ¿Son
dos temas diferentes? ¿Está diciendo «vivan de acuerdo al evangelio», y tomando
un tema completamente distinto: «vivan con generosidad radical» No, él ve las
dos cosas absolutamente unidas. Esto es lo que dice en realidad: «Si saben que son
pecadores salvos por gracia y no por obras, vivirán con generosidad radical. Si son
personas – dice— que verdaderamente tienen una herencia espiritual, van a ser
radicalmente generosos, sin distinción, con su herencia terrenal.
Ahora, permítanme dividir esta enseñanza en tres encabezados lo que podemos
aprender de este texto. Creo que son muy importantes. Primero vemos el poder
sanador de dar, y segundo el poder oculto de la avaricia. El poder sanador de dar
y el poder oculto de la avaricia. Y tercero, ¿cómo se rompe el segundo poder para
poder liberar el primero?
Número uno; cuando digo que nos habla del poder sanador de dar, es por esta
palabra «bendición». Hay más bendición en dar que en recibir. El problema
que tenemos es que, en nuestro mundo evangélico y en nuestro idioma, hemos
degradado la palabra «bendición».
Ante Dios nos transformamos en todo lo que deberíamos ser. Experimentamos
en lo espiritual en lo físico y lo social. -todo quebrantamiento, toda imperfección
desaparecen. Somos todo lo que deberíamos ser; Es una plenitud total, completa
y multidimensional del ser humano. Eso experimentamos en la presencia de
Dios, ¿cierto? Cuando estábamos en el jardín del Edén, todo era perfecto.

»“Deben recordar las palabras del Señor Jesús:


“Hay más bendición en dar que en recibir”».
HECHOS 20:35b
Nuestra relación espiritual con Dios era perfecta. Nuestra relación con los demás
era perfecta. Nuestros cuerpos eran perfectos. Todo era perfecto, sin averías.
En el instante que perdimos el Edén, que fuimos expulsados de la presencia de
Dios; en cuanto perdimos la luz de su rostro… todo comenzó a desmoronarse; a
deshacerse. Y perdimos Shalom. Quedamos sujetos a la enfermedad y la muerte;
perdimos nuestra relación con Dios; nos peleamos entre nosotros. Todo se
deshace. ¿Saben qué significa bendición? Es comenzar a recuperar algo de ese
Shalom; algo de la paz, de la prosperidad, de la plenitud que retorna cuando
nos acercamos más y más a Dios. Por lo tanto, cuando Pablo dice que hay más
bendición en dar que en recibir, está diciendo nada menos que esto --eso es
una bienaventuranza. Esto es lo que dice: es a través de dar radicalmente de sus
ingresos, que comienzan a sanar el mundo.
¿Por qué no estamos sanando el mundo? Punto 2. Punto 2. Pablo lo señala cuando
dice: «Yo nunca he codiciado la plata ni el oro...de nadie». Lo que dice en el
primer punto, antes de decir «he ayudado a los que están en necesidad» primero
dice porque «nunca he codiciado la plata ni el oro...de nadie». El punto 2 es
que no estamos generando el poder sanador de dar por causa de nuestro propio
materialismo, de nuestra propia codicia. Ahora, pensemos en esto: Yo creo que es
asombroso que lo último que Pablo les quiere decir a aquellos que ama con locura,
y a quienes no volverá a ver, es: «Guárdense de la avaricia». Asombroso, ¿verdad?
¿Sería eso lo último que saldría de sus labios si Ud. fuese a decir algo? Debe estar
diciendo que casi no hay nada más importante, y casi no hay ningún problema que
sea más grande.
Hace unos años Kathy me preguntó—yo estaba enseñando una serie para
hombres sobre los 7 pecados capitales. Cuando hablamos de la lujuria el lugar
estaba lleno, por cierto. Y Kathy me dijo: ¿Cuál es el tema de la semana que
viene? Y le dije: la avaricia. Me dijo: Será la asistencia más baja. Y tenía razón;
no porque la gente diga: «No quiero escuchar ese tema». No. Uno está ocupado,
y mira su agenda, y nadie piensa que tenga ese problema. La razón por la que
Jesús no tiene que decir: «Cuidado, puede que cometas adulterio». Él no dice
eso, pero sí tiene que decir: «cuídate de la avaricia», es porque nadie cree que sea
avaricioso. ¡Nadie!
Pablo dice en Colosenses 3 que la codicia es una forma de idolatría. En ese momento
uno se dice: Aaah sí, sí, ya lo he escuchado antes, lo entiendo. El dinero es un ídolo.
¡No! Bueno, en cierto modo podría decirse que sí, pero no creo que eso nos ayude
a llegar al fondo de nuestro problema. Jesús no dice: «El dinero es un ídolo, así que
cuídate de él». Lo que dice es: «Donde esté su tesoro, allí también estará su corazón».
¿Saben qué significa eso? Ya lo han oído: Donde esté su tesoro, allí estará su corazón.
Lo que quiere decir es que el dinero es la forma perfecta de descubrir cuáles son

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realmente los ídolos de uno. Siempre se le hará fácil gastar dinero en las cosas que
son verdaderamente su salvación, su significado y seguridad; su dios verdadero.
Déjeme darle un ejemplo sincero de mí. A mí me gusta dar dinero, pero lo hago
con esfuerzo. Sin embargo, nunca es un esfuerzo comprarme un libro. Nunca.
Puedo comprar todo tipo de libros; Cualquier libro, lo quiero en mi librero. No
importa cuál sea... me gusta, y cuanto más nuevo, la tapa más dura y más caro
mejor. ¿Por qué? Porque mi identidad viene de ser una autoridad, un maestro,
un predicador. «Es que usted sabe tanto...» ¿Ves? Esa es mi batalla de siempre.
Mi identidad principal. ¿Descansa mi valor en lo que Jesucristo piensa de mí, y
cómo me ha amado, y en lo que Dios y Jesús piensan de mí? ¿Es todo? ¿O es el
que la gente diga «Es tan inteligente...»? Bueno, son las dos cosas, y pelean entre
sí. Y sé que todavía es una batalla que debo pelear por lo increíblemente fácil que
me resulta gastar dinero en libros.
Último punto: ¿Cómo vamos a romper este poder? No basta con que la gente
se suba aquí y diga: «Lo tienen que hacer o Dios les va a castigar». «Deben ser
generosos o se la verán con Dios». Sé que no van a decir eso, pero bueno, puede
darse el caso. Más le vale ser generosos o Dios le va a castigar. Eso es apelar
directamente a la voluntad. Otro enfoque, es decir: «Debe ser generoso porque
vea a estos pobrecitos que necesitan su dinero». Eso es apelar a las emociones.
Otra forma es apelar a la mente diciendo: «Ponga tu dinero en esto y va a
sacarle el máximo provecho a su inversion. Simplemente haga cuentas; tantas
conversiones por tanto dinero. Esta es la mejor inversión. Ninguno de estos
enfoques va a tratar con su corazón como debe tratar con su corazón si quiere
sanar el mundo a través de su forma de dar.
Entonces ¿cómo cambiamos? Y he aquí cómo cambiamos. La gracia. La palabra de
gracia le hará generoso. Yo le encomiendo a la palabra de gracia. Tal vez conozcan
una definición de la gracia de la escuela dominical. A ver, todos, ¿Cuál es? «¿Las
riquezas de Dios a qué?». «A cuenta de Jesús» Bien, ahora escúchenme. Cualquier
tesoro que no sea Jesús le esclavizará. Si usted dice: «No me preocupo porque
soy inteligente; tengo tantos libros; tengo tantos títulos. No me preocupo porque
soy bonita, porque soy poderoso. No me preocupo porque soy la mejor en mi
trabajo…» Si atesora todas estas otras cosas, si atesora estas cosas y dice: «Si tuviera
aquello...», todos esos tesoros controlarán su vida, porque tiene que poseerlos,
entra en pánico si no los tiene, entra en pánico si algo sale mal. Haría cualquier
cosa: bajar la calidad, hacer trampa, acuchillar a la gente por la espalda... porque
tiene que tener eso. Pero Jesucristo es el único tesoro que murió para comprarlo

12
a usted. Todos los demás tesoros exigirán que pelee para obtenerlos; Jesucristo lo
hizo todo por conseguirlo a usted. Todos los demás tesoros exigirán que luche para
poder comprarlos, pero Jesucristo es el único Tesoro que realmente murió para
comprarlo a usted. Su carrera no va a morir por sus pecados, pero Jesús lo hizo.
¿Qué quiero decir? ¿Por qué vino Jesús? ¿Por qué vendría? ¿Qué no tenía él? Era
rico, tenía el mundo, tenía el universo. Él lo sostenía todo. ¿Por qué vino? Sólo hay
una cosa que no tenía... ¿Qué era? ¡Nosotros! Si no hubiese venido a la tierra; no se
hubiese hecho un bebé, nacido en un establo, si no hubiese muerto en la cruz, nos
habría perdido. Y al venir a la tierra perdió su gloria. Y al ir a la cruz perdió a su
Padre, perdió el universo. Lo perdió todo en la cruz. Esencialmente fue enviado al
infierno en la cruz. ¿Qué significa eso? Significa que somos más valiosos para él que
el universo, de no ser así no lo habría perdido para conseguirnos a nosotros. Para
él éramos más valiosos que su gloria, si no, no la habría perdido por nosotros. Eso
significa que somos su tesoro, su máximo tesoro. Somos lo que lo mueve.
Él ha hecho y hará cualquier cosa por nosotros; ha hecho todo por conseguirnos.
Y cuando veo que me hace el máximo tesoro de su vida, quebranta mi corazón
y lo hace a él el máximo tesoro de mi vida. Al grado que lo veo hacerme su
máximo tesoro, aquello por lo que está dispuesto a morir Se convierte en aquello
por lo que estoy dispuesto a morir. ¿Qué significa eso? Todo lo demás que es
importante para mí se convierte en cositas bonitas solamente. Cuanto más veo a
Jesucristo hacerme su mayor tesoro, más se convierte él en el máximo tesoro de
mi corazón, en lugar de los libros, de ser inteligente o cualquier otra cosa. Y lo
siguiente es que mi dinero está libre para usarse en sanar al mundo.

13
Estudio bíblico y reflexión
En 2 Corintios 9, Pablo está... solicitando fondos para lo que se conocía como la ofrenda para Jerusalén. Era
una ofrenda que él había levantado entre las iglesias gentiles para ayudar a los creyentes de Judea que estaban
enfrentando momentos de dificultad económica como resultado del hambre que hubo a mediados y finales
de los años 40. [Pablo no se beneficiaba personalmente de esto. Varias iglesias se unieron en el esfuerzo]. La
ofrenda para Jerusalén era una obra de caridad. El hambre, además de la escasez persistente de alimentos, los
dobles impuestos y la superpoblación, paralizaban una economía palestina ya precaria de por sí...
Pablo [ya había] informado a los corintios del fondo de ayuda, pero... el esfuerzo de levantar la ofrenda se
vino abajo. 2 Corintios 8-9 es el último intento de Pablo de hacer que los corintios terminasen lo que habían
prometido hacer el año anterior (8:10-11).
Fragmento extraído y traducido del Comentario del Nuevo Testamento IVP.

2 Corintios 9:6-15

Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra solo unas cuantas semillas


obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá
una cosecha abundante. 7 Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y
no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con
alegría».

8
Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre
tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con otros.
9
Como dicen las Escrituras:

«Comparten con libertad y dan con generosidad a los pobres. Sus buenas
acciones serán recordadas para siempre».

10 Pues es Dios quien provee la semilla al agricultor y luego el pan para comer.
De la misma manera, él proveerá y aumentará los recursos de ustedes y luego
producirá una gran cosecha de generosidad en ustedes. 11 Efectivamente, serán
enriquecidos en todo sentido para que siempre puedan ser generosos; y cuando
llevemos sus ofrendas a los que las necesitan, ellos darán gracias a Dios.

12 Entonces dos cosas buenas resultarán del ministerio de dar: se satisfarán las
necesidades de los creyentes de Jerusalén y ellos expresarán con alegría su
agradecimiento a Dios. 13 Como resultado del ministerio de ustedes, ellos darán
la gloria a Dios. Pues la generosidad de ustedes tanto hacia ellos como a todos
los creyentes demostrará que son obedientes a la Buena Noticia de Cristo. 14 Y
ellos orarán por ustedes con un profundo cariño debido a la desbordante gracia
que Dios les ha dado a ustedes. 15 ¡Gracias a Dios por este don que es tan
maravilloso que no puede describirse con palabras!

14
Ayudas para el estudio:
1 Observación. ¿Qué dice este pasaje?
Hacer un círculo alrededor de palabras y Marcar con un triángulo cualquier referencia
frases repetidas. a Dios.
Subrayar las promesas. ¿Hay causa y efecto? Ej.: por tanto, porque,
para que, etc.
Dibujar un cuadrado alrededor de los
mandatos.

2 Reflexión. ¿Qué me está diciendo Dios?


¿Qué área de mi vida necesita arrepentimiento?
¿Qué palabras en este pasaje me animan y me fortalecen?

3 Aplicación. ¿Cuál es mi respuesta?


Llevar un diario de cualquier pensamiento y terminar en oración.

15
“Por eso les digo que no se preocupen por
la vida diaria, si tendrán suficiente alimento
y bebida, o suficiente ropa para vestirse.”
MATEO 6:25
Richard Foster
Richard Foster es teólogo, profesor y pastor,
y vive en Denver, Colorado

Fragmento de

Celebración de la disciplina
ESTO LO HALLAMOS EN LAS PALABRAS DE JESÚS: “POR ESO LES DIGO: NO SE
PREOCUPEN POR SU VIDA, QUÉ COMERÁN O BEBERÁN; NI POR SU CUERPO,
CÓMO SE VESTIRÁN. ¿NO TIENE LA VIDA MÁS VALOR QUE LA COMIDA, Y EL
CUERPO MÁS QUE LA ROPA? FÍJENSE EN LAS AVES DEL CIELO: NO SIEMBRAN NI
COSECHAN NI ALMACENAN EN GRANEROS; SIN EMBARGO, EL PADRE CELESTIAL
LAS ALIMENTA. ¿NO VALEN USTEDES MUCHO MÁS QUE ELLAS? ¿QUIÉN DE
USTEDES, POR MUCHO QUE SE PREOCUPE, PUEDE AÑADIR UNA SOLA HORA AL
CURSO DE SU VIDA? ¿Y POR QUÉ SE PREOCUPAN POR LA ROPA? OBSERVEN CÓMO
CRECEN LOS LIRIOS DEL CAMPO. NO TRABAJAN NI HILAN; SIN EMBARGO, LES
DIGO QUE NI SIQUIERA SALOMÓN, CON TODO SU ESPLENDOR, SE VESTÍA COMO
UNO DE ELLOS. SI ASÍ VISTE DIOS A LA HIERBA QUE HOY ESTÁ EN EL CAMPO Y
MAÑANA ES ARROJADA AL HORNO, ¿NO HARÁ MUCHO MÁS POR USTEDES, GENTE
DE POCA FE? ASÍ QUE NO SE PREOCUPEN DICIENDO: “¿QUÉ COMEREMOS?” O “¿QUÉ
BEBEREMOS?” O “¿CON QUÉ VESTIREMOS?” PORQUE LOS PAGANOS ANDAN TRAS
TODAS ESTAS COSAS, Y EL PADRE CELESTIAL SABE QUE USTEDES LAS NECESITAN.
MÁS BIEN, BUSQUEN PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y TODAS
ESTAS COSAS SE LES SERÁN AÑADIDAS.” MATEO 6:25-33.

El punto central de la disciplina de la sencillez consiste en buscar primero el reino de


Dios y la justicia de su reino; y luego todo lo necesario vendrá en su debido orden. Es
imposible sobreestimar la importancia del discernimiento de Jesús en este punto. Todo
gira en torno a mantener las “primeras” cosas como primeras. No hay nada que tenga
que venir antes que el reino de Dios, ni siquiera el deseo de un estilo de vida sencillo.
La sencillez se convierte en idolatría cuando precede a la búsqueda del reino de Dios.
Como comentario sobre este pasaje de las Escrituras, Soren Kierkegaard considera el tipo
de esfuerzo que puede hacerse para buscar el reino de Dios. ¿Debe una persona conseguir
un trabajo acorde con sus talentos y facultades, para ejercer una influencia virtuosa por
medio de él? Su respuesta es: no, primero debe buscar el reino de Dios. ¿Debemos
entonces dar todo nuestro dinero a los pobres? La respuesta nuevamente es: no, debemos
primero buscar el reino de Dios. Entonces ¿debemos salir a proclamar esa enseñanza al
mundo? No, debes buscar primeramente el reino de Dios. Kierkegaard concluye:
“Entonces, en cierto sentido, no hay nada que debo hacer. Sí, ciertamente, en cierto
sentido, es nada; conviértete en nada delante de Dios, aprende a callar; en el silencio está el
comienzo, que es buscar primeramente el reino de Dios.”
17
Concentrarse en el reino produce la realidad interna y sin la realidad interna degeneramos
en trivialidades legalistas. Ninguna otra cosa puede ser central. El deseo de escapar de la
competencia inexorable no puede ser central; la redistribución de la riqueza no puede ser
central; ni tampoco lo puede ser la preocupación por la ecología. Lo único que puede ser
central en la disciplina espiritual de la sencillez es buscar primero el reino de Dios y la
justicia tanto personal como social de ese reino.
Por más dignas que lleguen a ser las demás preocupaciones, en el momento en que se
convierten en el centro de nuestros esfuerzos llegan a ser idolatría. El hecho de que sean
nuestro centro inevitablemente nos llevará a declarar que nuestra actividad particular
es la sencillez cristiana. Y, de hecho, cuando el reino de Dios se coloca genuinamente
en primer lugar, las preocupaciones ecológicas, los pobres, la distribución equitativa
de las riquezas y muchas otras cosas recibirán su propia atención. La persona que no
busca primero el reino de Dios, no lo busca en absoluto, no importa cuán valiosa sea la
idolatría por la cual lo ha sustituido.
Como Jesús lo indica claramente en nuestro pasaje bíblico fundamental, la libertad de
las preocupaciones es una de las evidencias internas de que estamos buscando el reino
de Dios primero. La realidad interna de la sencillez envuelve una vida de regocijada
despreocupación por las posesiones. Ni el avaro ni el mísero experimentan esa libertad.
No tiene ninguna relación con la abundancia de posesiones ni con la carencia de ellas.
Es un espíritu interno de confianza. El solo hecho de que una persona viva sin cosas
no es garantía de que está viviendo con sencillez. Pablo nos enseñó que el amor al
dinero es raíz de todo los males y a menudo los que tienen menos dinero son los que
más lo aman. Es posible que una persona esté desarrollando un estilo de vida externo
de sencillez, que aún así esté llena de ansiedad. Por otro lado, la riqueza no da libertad
de las preocupaciones. Kierkegaard escribió: ...las riquezas y la abundancia vienen
hipócritamente vestidas de ovejas, fingiendo servir de seguridad contra las preocupaciones,
y luego se convierten en objeto de la inquietud... ellas aseguran al hombre contra las
preocupaciones más o menos como el lobo —a quien se le encomienda el cuidado de las
ovejas— las asegura... contra el lobo.”
La libertad de las preocupaciones se caracteriza por tres actitudes internas. Si lo que
tenemos lo recibimos como un don, y si lo que tenemos ha de ser cuidado por Dios
y está a disposición de los demás, entonces tendremos libertad de las preocupaciones.
Esta es la realidad interna de la sencillez. Sin embargo, si creemos que lo que tenemos
lo hemos conseguido , creemos que tenemos que aferrarnos a lo que tenemos, si lo que
tenemos no está disponible para los demás, entonces viviremos con angustia. Tales
personas nunca experimentarán la sencillez pese a las contorsiones externas a las que se
sometan a fin de vivir “una vida sencilla”.

18
El hecho de recibir lo que tenemos como un don de Dios es la primera actitud interna de
la sencillez. Nosotros trabajamos, pero sabemos que no es nuestro trabajo lo que nos da
lo que tenemos. Vivimos por gracia, aunque se trate del pan de cada día. Dependemos
de Dios para lo más sencillos elementos de la vida: aire, agua y sol. Lo que tenemos no
es un resultado de nuestra labor sino del bondadoso cuidado de Dios. Cuando somos
tentados a pensar que lo que poseemos es el resultado de nuestros esfuerzos personales,
solo se necesita una pequeña escasez o un pequeño accidente para demostrarnos de
nuevo cuán radicalmente dependientes somos en todas las cosas.
Saber que el cuidado de lo que tenemos es asunto de Dios y no nuestro, es la segunda
actitud interna de la sencillez. Dios puede proteger lo que poseemos. Podemos confiar en
él. ¿Significa esto que nunca debemos retirar las llaves del auto ni trancar la puerta? Por
supuesto que no. Pero sabemos que la cerradura de la puerta no es lo que protege la casa.
El solo sentido común nos dice que debemos tener la precaución normal; pero si creemos
que la precaución es la que nos protege y la que protege nuestros bienes estaremos
dominados por las preocupaciones. Ciertamente no existe ninguna precaución “a prueba
de ladrones”. Obviamente estos asuntos no se limitan a las posesiones, sino que incluyen
cosas como nuestra reputación y nuestro empleo. La sencillez significa tener libertad para
confiar en Dios en estas cosas (y en todas).
El hecho de que nuestros bienes estén a disposición de los demás es la tercera actitud
interna de la sencillez. Martín Lutero dijo en alguna parte: “si nuestros bienes no están
a disposición de la comunidad, son bienes robados”. La razón por la cual nos parecen
difíciles estas palabras es el temor al futuro. Nos aferramos a nuestras posesiones en vez
de compartirlas, porque tenemos afán con respecto al futuro. Pero si verdaderamente
creemos que Dios es lo que Jesús dijo que es, entonces no necesitamos tener temor.
Cuando lleguemos a comprender que Dios es nuestro poderoso Creador y nuestro amante
Padre podremos compartir, por cuanto sabemos que Él tendrá cuidado de nosotros. Si
algunos individuos tienen necesidad, nos sentimos libres para ayudarlos. En este caso
también, el sentido común ordinario definirá los límites de lo que hemos de compartir y
nos salvará de necedades.
Cuando buscamos primero el reino de Dios, estas son las tres actitudes que caracterizan
nuestra vida. Tomadas en conjunto definen lo que Jesús quiso decir con la expresión
“no se preocupen”. Ellas constituyen la realidad interna de la sencillez. Y podemos estar
seguros de que cuando vivimos en conformidad con esta realidad fundamental, “todas
estas cosas” que son necesarias para la vida abundante también serán nuestras.

Foster, Richard J. Celebración de la disciplina. C1ª. Ed.-Buenos Aires: Peniel, 2009. «La
disciplina de la simplicidad.» pp 99-103. Peniel, 2009. Traducido por Karen Handley.

19
“Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran
riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo
que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando
vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos
nada cuando lo dejemos.”
1 TIMOTEO 6:6-7
León Tolstói, 1886
León Tolstói , 1828 – 1910, creció entre la nobleza rusa y se
convirtió en uno de los novelistas más importantes del mundo.

¿Cuánta tierra necesita un hombre?


ÉRASE UNA VEZ UN CAMPESINO LLAMADO PAHOM, QUE HABÍA
TRABAJADO DUR A Y HONESTAMENTE PAR A SU FAMILIA, PERO QUE NO
TENÍA TIERRAS PROPIAS, ASÍ QUE SIEMPRE PERMANECÍA EN LA POBREZA.
“OCUPADOS COMO ESTAMOS DESDE LA NIÑEZ TRABAJANDO LA MADRE
TIERRA -PENSABA A MENUDO- LOS CAMPESINOS SIEMPRE DEBEMOS MORIR
COMO VIVIMOS, SIN NADA PROPIO. LAS COSAS SERÍAN DIFERENTES SI
TUVIÉRAMOS NUESTRA PROPIA TIERRA.”

Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que
poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la noticia de que
esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco
hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un
año por la otra mitad.

“Qué te parece -pensó Pahom- Esa tierra se vende, y yo no obtendré nada.” Así que
decidió hablar con su esposa. “Otras personas están comprando, y nosotros también
debemos comprar unas diez hectáreas. La vida se vuelve imposible sin poseer tierras
propias.”

Se pusieron a pensar y calcularon cuánto podrían comprar. Tenían ahorrados cien


rublos. Vendieron un potrillo y la mitad de sus abejas; contrataron a uno de sus hijos
como peón y pidieron anticipos sobre la paga. Pidieron prestado el resto a un cuñado,
y así juntaron la mitad del dinero de la compra. Después de eso, Pahom escogió una
parcela de veinte hectáreas, donde había bosques, fue a ver a la dama e hizo la compra.

Así que ahora Pahom tenía su propia tierra. Pidió semilla prestada, y la sembró, y obtuvo
una buena cosecha. Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con la dama y
su cuñado. Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles, y alimentaba
su ganado en sus propios pastos. Cuando salía a arar los campos, o a mirar sus mieses
o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría. La hierba que crecía allí y las flores que
florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes. Antes, cuando cruzaba esa
tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le parecía muy distinta.

21
Un día Pahom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa.
Pahom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende
el Volga, donde había estado trabajando. Una palabra llevó a la otra, y el hombre
comentó que había muchas tierras en venta por allá, y que muchos estaban viajando
para comprarlas. Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto como un
caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una avilla. Comentó que un
campesino había trabajado sólo con sus manos, y ahora tenía seis caballos y dos vacas.

El corazón de Pahom se colmó de anhelo.


“¿Por qué he de sufrir en este agujero -pensó- si se vive tan bien en otras partes? Venderé
mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo nuevo”.
Pahom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con su
familia a su nueva propiedad. Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y Pahom
estaba en mucha mejor posición que antes. Compró muchas tierras arables y pasturas, y
pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.

Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pahom se sentía complacido,


pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba satisfecho. Quería
sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así que arrendó más tierras
por tres años. Fueron buenas temporadas y hubo buenas cosechas, así que Pahom ahorró
dinero. Podría haber seguido viviendo cómodamente, pero se cansó de arrendar tierras
ajenas todos los años, y de sufrir privaciones para ahorrar el dinero. “Si todas estas
tierras fueran mías -pensó-, sería independiente y no sufriría estas incomodidades.”

Un día un vendedor de bienes raíces que pasaba le comentó que acababa de regresar de
la lejana tierra de los bashkirs, donde había comprado seiscientas hectáreas por sólo mil
rublos.

“Sólo debes hacerte amigo de los jefes -dijo- Yo regalé como cien rublos en vestidos y
alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la tierra por
una bicoca.”

“Vaya -pensó Pahom-, allá puedo tener diez veces más tierras de las que poseo. Debo
probar suerte.”

Pahom encomendó a su familia el cuidado de la finca y emprendió el viaje, llevando


consigo a su criado. Pararon en una ciudad y compraron una caja de té, vino y otros
regalos, como el vendedor les había aconsejado. Continuaron viaje hasta recorrer más de
quinientos kilómetros, y el séptimo día llegaron a un lugar donde los bashkirs habían
instalado sus tiendas.

22
En cuanto vieron a Pahom, salieron de las tiendas y se reunieron en torno al visitante. Le
dieron té y kurniss, y sacrificaron una oveja y le dieron de comer. Pahom sacó presentes
de su carromato y los distribuyó, y les dijo que venía en busca de tierras. Los bashkirs
parecieron muy satisfechos y le dijeron que debía hablar con el jefe. Lo mandaron a
buscar y le explicaron a qué había ido Pahom.

El jefe escuchó un rato, pidió silencio con un gesto y le dijo a Pahom:

“De acuerdo. Escoge la tierra que te plazca. Tenemos tierras en abundancia.”


“¿Y cuál será el precio? -preguntó Pahom”

“Nuestro precio es siempre el mismo: mil rublos por día.”

Pahom no comprendió.
“¿Un día? ¿Qué medida es ésa? ¿Cuántas hectáreas son?”

“No sabemos calcularlo -dijo el jefe-. La vendemos por día. Todo lo que puedas recorrer
a pie en un día es tuyo, y el precio es mil rublos por día.”

Pahom quedó sorprendido.

“Pero en un día se puede recorrer una vasta extensión de tierra” -dijo.


El jefe se echó a reír.
“¡Será toda tuya! Pero con una condición. Si no regresas el mismo día al lugar donde
comenzaste, pierdes el dinero.”
“¿Pero cómo debo señalar el camino que he seguido?”

“Iremos a cualquier lugar que gustes, y nos quedaremos allí. Puedes comenzar desde ese
sitio y emprender tu viaje, llevando una azada contigo. Donde lo consideres necesario,
deja una marca. En cada giro, cava un pozo y apila la tierra; luego iremos con un arado
de pozo en pozo. Puedes hacer el recorrido que desees, pero antes que se ponga el sol
debes regresar al sitio de donde partiste. Toda la tierra que cubras será tuya.”

Pahom estaba alborozado. Decidió comenzar por la mañana. Charlaron, bebieron más
kurniss, comieron más oveja y bebieron más té, y así llegó la noche. Le dieron a Pahom
una cama de edredón, y los bashkirs se dispersaron, prometiendo reunirse a la mañana
siguiente al romper el alba y viajar al punto convenido antes del amanecer.

Pahom se quedó acostado, pero no pudo dormirse. No dejaba de pensar en su tierra.


“¡Qué gran extensión marcaré!” -pensó-. Puedo andar fácilmente cincuenta kilómetros
por día. Los días ahora son largos, y un recorrido de cincuenta kilómetros representará
gran cantidad de tierra. Venderé las tierras más áridas, o las dejaré a los campesinos, pero

23
yo escogeré la mejor y la trabajaré.
Compraré dos yuntas de bueyes y contrataré dos peones más. Unas noventa hectáreas
destinaré a la siembra y en el resto criaré ganado.”
Por la puerta abierta vio que estaba rompiendo el alba.

“Es hora de despertarlos” -se dijo-. “Debemos ponernos en marcha.”

Se levantó, despertó al criado (que dormía en el carromato), le ordenó uncir los caballos
y fue a despertar a los bashkirs.

“Es hora de ir a la estepa para medir las tierras” -dijo.

Los bashkirs se levantaron y se reunieron, y también acudió el jefe. Se pusieron a beber


más kurniss, y ofrecieron a Pahom un poco de té, pero él no quería esperar.

“Si hemos de ir, vayamos de una vez.” Ya es hora.

Los bashkirs se prepararon y todos se pusieron en marcha, algunos a caballo, otros en


carros. Pahom iba en su carromato con el criado, y llevaba una azada. Cuando llegaron
a la estepa, el cielo de la mañana estaba rojo. Subieron una loma y, apeándose de carros
y caballos, se reunieron en un sitio. El jefe se acercó a Pahom y extendió el brazo hacia la
planicie.
“Todo esto, hasta donde llega la mirada, es nuestro. Puedes tomar lo que gustes.”

A Pahom le relucieron los ojos, pues era toda tierra virgen, chata como la palma de la
mano y negra como semilla de amapola, y en las hondonadas crecían altos pastizales.

El jefe se quitó la gorra de piel de zorro, la apoyó en el suelo y dijo: ”Ésta será la marca.
Empieza aquí y regresa aquí. Toda la tierra que rodees será tuya.”

Pahom sacó el dinero y lo puso en la gorra. Luego se quitó el abrigo, quedándose con
su chaquetón sin mangas. Se aflojó el cinturón y lo sujetó con fuerza bajo el vientre, se
puso un costal de pan en el pecho del jubón y, atando una botella de agua al cinturón,
se subió la caña de las botas, empuñó la azada y se dispuso a partir. Tardó un instante en
decidir el rumbo. Todas las direcciones eran tentadoras.

“No importa -dijo al fin-. Iré hacia el sol naciente.”

Se volvió hacia el este, se desperezó y aguardó a que el sol asomara sobre el horizonte.

“No debo perder tiempo -pensó-, pues es más fácil caminar mientras todavía está fresco.”

Los rayos del sol no acababan de chispear sobre el horizonte cuando Pahom, azada al
hombro, se internó en la estepa.

24
Pahom caminaba a paso moderado. Tras avanzar mil metros se detuvo, cavó un pozo
y apiló terrones de hierba para hacerlo más visible. Luego continuó, y ahora que había
vencido el entumecimiento apuró el paso. Al cabo de un rato cavó otro pozo.

Miró hacia atrás. La loma se veía claramente a la luz del sol, con la gente encima, y las
relucientes llantas de las ruedas del carromato. Pahom calculó que había caminado cinco
kilómetros. Estaba más cálido; se quitó el chaquetón, se lo echó al hombro y continuó la
marcha. Ahora hacía más calor; miró el sol; era hora de pensar en el desayuno.

“He recorrido el primer tramo, pero hay cuatro en un día, y todavía es demasiado pronto
para virar. Pero me quitaré las botas” -se dijo.

Se sentó, se quitó las botas, se las metió en el cinturón y reanudó la marcha. Ahora
caminaba con soltura.

“Seguiré otros cinco kilómetros -pensó-, y luego giraré a la izquierda. Este lugar es tan
promisorio que sería una pena perderlo. Cuanto más avanzo, mejor parece la tierra.”

Siguió derecho por un tiempo, y cuando miró en torno, la loma era apenas visible y las
personas parecían hormigas, y apenas se veía un destello bajo el sol.

“Ah -pensó Pahom-, he avanzado bastante en esta dirección, es hora de girar. Además
estoy sudando, y muy sediento.”

Se detuvo, cavó un gran pozo y apiló hierba. Bebió un sorbo de agua y giró a la
izquierda. Continuó la marcha, y la hierba era alta, y hacía mucho calor.

Pahom comenzó a cansarse. Miró el sol y vio que era mediodía.

“Bien -pensó-, debo descansar.”

Se sentó, comió pan y bebió agua, pero no se acostó, temiendo quedarse dormido.
Después de estar un rato sentado, siguió andando. Al principio caminaba sin dificultad,
y sentía sueño, pero continuó, pensando: “Una hora de sufrimiento, una vida para
disfrutarlo”.

Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nuevo a la izquierda cuando
vio un fecundo valle. “Sería una pena excluir ese terreno -pensó-. El lino crecería bien
aquí.”. Así que rodeó el valle y cavó un pozo del otro lado antes de girar. PPahom miró
hacia la loma. El aire estaba brumoso y trémulo con el calor, y a través de la bruma
apenas se veía a la gente de la loma.

“¡Ah! -pensó Pahom-. Los lados son demasiado largos. Este debe ser más corto.” Y siguió
a lo largo del tercer lado, apurando el paso. Miró el sol. Estaba a mitad de camino del
horizonte, y Pahom aún no había recorrido tres kilómetros del tercer lado del cuadrado.
Aún estaba a quince kilómetros de su meta.

25
“No -pensó-, aunque mis tierras queden irregulares, ahora debo volver en línea recta.
Podría alejarme demasiado, y ya tengo gran cantidad de tierra”.

Pahom cavó un pozo de prisa.

Echó a andar hacia la loma, pero con dificultad. Estaba agotado por el calor, tenía cortes
y magulladuras en los pies descalzos, le flaqueaban las piernas. Ansiaba descansar, pero
era imposible si deseaba llegar antes del poniente. El sol no espera a nadie, y se hundía
cada vez más.

“Cielos -pensó-, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si


llego tarde?”

Miró hacia la loma y hacia el sol. Aún estaba lejos de su meta, y el sol se aproximaba al
horizonte.

Pahom siguió caminando, con mucha dificultad, pero cada vez más rápido. Apuró el
paso, pero todavía estaba lejos del lugar. Echó a correr, arrojó la chaqueta, las botas, la
botella y la gorra, y conservó sólo la azada que usaba como bastón.

“Ay de mí. He deseado mucho, y lo eché todo a perder. Tengo que llegar antes de que se
ponga el sol.”

El temor le quitaba el aliento. Pahom siguió corriendo, y la camisa y los pantalones


empapados se le pegaban a la piel, y tenía la boca reseca. Su pecho jadeaba como
un fuelle, su corazón batía como un martillo, sus piernas cedían como si no le
pertenecieran. Pahom estaba abrumado por el terror de morir de agotamiento.

Aunque temía la muerte, no podía detenerse. “Después que he corrido tanto, me


considerarán un tonto si me detengo ahora”, pensó. Y siguió corriendo, y al acercarse
oyó que los bashkirs gritaban y aullaban, y esos gritos le inflamaron aún más el corazón.
Juntó sus últimas fuerzas y siguió corriendo.

El hinchado y brumoso sol casi rozaba el horizonte, rojo como la sangre. Estaba muy
bajo, pero Pahom estaba muy cerca de su meta. Podía ver a la gente de la loma, agitando
los brazos para que se diera prisa. Veía la gorra de piel de zorro en el suelo, y el dinero, y
al jefe sentado en el suelo, riendo a carcajadas.

“Hay tierras en abundancia -pensó-, ¿pero me dejará Dios vivir en ellas? ¡He perdido la
vida, he perdido la vida! ¡Nunca llegaré a ese lugar!”

Pahom miró el sol, que ya desaparecía, ya era devorado. Con el resto de sus fuerzas apuró
el paso, encorvando el cuerpo de tal modo que sus piernas apenas podían sostenerlo.
Cuando llegó a la loma, de pronto oscureció. Miró el cielo. ¡El sol se había puesto!
Pahom dio un alarido.

26
“Todo mi esfuerzo ha sido en vano”, pensó, y ya iba a detenerse, pero oyó que los
bashkirs aún gritaban, y recordó que aunque para él, desde abajo, parecía que el sol se
había puesto, desde la loma aún podían verlo. Aspiró una buena bocanada de aire y
corrió cuesta arriba. Allí aún había luz. Llegó a la cima y vio la gorra. Delante de ella el
jefe se reía a carcajadas. Pahom soltó un grito. Se le aflojaron las piernas, cayó de bruces
y tomó la gorra con las manos.

“¡Vaya, qué sujeto tan admirable! -exclamó el jefe-. ¡Ha ganado muchas tierras!”
El criado de Pahom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre
de la boca. ¡Pahom estaba muerto!
Los pakshirs chasquearon la lengua para demostrar su piedad.

Su criado empuñó la azada y cavó una tumba para Pahom, y allí lo sepultó. Dos metros
de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba.

Dos metros de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba.

Esta historia fue escrita por León Tolstói y sacada de la Colección Jolbes. La Colección
Jolbes está compuesta de libros en el dominio público, de conformidad con las declaraciones
establecidas en las fuentes de donde han sido seleccionados. www.jolbes.com.

27
Escrituras
para su jornada
La Palabra de Dios es viva y activa. Pase tiempo
reflexionando en los pasajes siguientes. Preste atención
especial a las palabras o frases en las que el Espíritu Santo
le esté hablando. Seleccione el versículo o versículos que le
llamen la atención y le parezcan especialmente poderosos.
¿Dónde le habla el Dios del universo?
“Enséñales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni que
1 confíen en su dinero, el cual es tan inestable. Deberían depositar
su confianza en Dios, quien nos da en abundancia todo lo que
necesitamos para que lo disfrutemos. Diles que usen su dinero para
hacer el bien. Deberían ser ricos en buenas acciones, generosos con
los que pasan necesidad y estar siempre dispuestos a compartir con
otros. De esa manera, al hacer esto, acumularán su tesoro como un
buen fundamento para el futuro, a fin de poder experimentar lo que es
la vida verdadera” 1 TIMOTEO 6:17-19

“… pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a
2 morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.” ROMANOS 5:8

3 “Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo…” JUAN 3:16A

“Ustedes conocen la gracia generosa de nuestro Señor Jesucristo.


4 Aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre para que
mediante su pobreza pudiera hacerlos ricos.” 2 CORINTIOS 8:9

“La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella; el mundo y todos
5 sus habitantes le pertenecen” SALMOS 24:1

“Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en


6 sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de
todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco
podremos llevarnos nada cuando lo dejemos” 1 TIMOTEO 6:6-7

“Da con generosidad y serás más rico; sé tacaño y lo perderás


7 todo” PROVERBIOS 11:24

“Es cierto, cada uno de nosotros tendrá que responder por sí mismo
8 ante Dios” ROMANOS 14:12

“El generoso prosperará, y el que reanima a otros será reanimado”


9 PROVERBIOS 11:25

29
“Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro
generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá
por pedirla.”
SANTIAGO 1:5
Reflexiones finales…
Pida
Pídale al Espíritu Santo que le hable para finalizar esta experiencia.

Escuche
Pase tiempo sentado en silencio y considere tomar notas mientras escucha.

Obedezca
¿Cómo siente que el Espíritu Santo le está guiando a responder?

31
Continúe
su jornada
Esperamos que cada persona que participa en una Jornada
de Generosidad responda a lo que el Espíritu Santo le
ha indicado. Creemos también que la transformación es
un proceso constante. Muchos han encontrado que las
siguientes ideas les son de ayuda en su camino. Le invitamos
a considerar uno o más de estos pasos de acción.
Sea anfitrión de una Jornada de Generosidad
Usted probablemente tiene amigos que necesitan escuchar el mensaje de
la generosidad bíblica. Imagínese a sus amigos como una comunidad de
dadores que aman a Dios, se aman mutuamente y aman el dar. Si usted
está dispuesto a ser anfitrión de una Jornada de Generosidad, nosotros
en Sendero de Generosidad le proveeremos un facilitador y todo el
material y videos que usted necesite. Simplemente envíenos un email a
info@generositypath.org

Los pasos siguientes


Muchos dadores que han pasado por una Jornada de Generosidad quieren
saber qué hacer después o cómo llevar esto a la práctica. Acompáñenos a
una sesión de Pasos Siguientes. Para inscribirse o convocar una sesión de
Pasos Siguientes envíenos un email a info@generositypath.org

33
Dios está haciendo algo hermoso y asombroso a
través del movimiento de la generosidad. ¡Únase a
nosotros!

¿A quién conoce que debería escuchar el mensaje bíblico de la generosidad?

¿Qué puede hacer para propagar el mensaje bíblico de la generosidad en su


iglesia?

¿De qué otra manera cree que Dios quiere que propague el mensaje bíblico de
la generosidad?

34
Nuestros seis mensajes centrales

1 Dar es un asunto del corazón


“Donde esté tu tesoro, allí estarán también los
deseos de tu corazón.”
- Mateo 6:21

2 Dios dio primero


“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único
Hijo...”
- Juan 3:16

3 Dios es el dueño de todo


La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella.
- Salmos 24:1

4 Busque primeramente el reino de Dios


“Busquen el reino de Dios por encima de todo lo
demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo
que necesiten.”
- Mateo 6:33

5 El cielo, y no la tierra, es mi hogar


“En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo,
donde vive el Señor Jesucristo…”
- Filipenses 3:20

6 Dar trae gozo


“… Deben recordar las palabras del Señor Jesús:
‘Hay más bendición en dar que en recibir.’”
- Hechos 20:35

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30 preguntas para reflexionar
1 ¿Me veo como administrador o gestor de lo que Dios me ha dado, o me veo
como propietario y controlador de todas mis cosas? ¿Hay cosas que Dios quisiera
que administre de forma distinta, si reconociera que éstas son realmente suyas?

2 ¿Estoy esforzándome por usar mis ingresos, mi influencia y mis privilegios como
Dios me lo indique; o estoy asumiendo que ya sé lo que él me está pidiendo (dar
el 10%), y que puedo usar el resto como yo lo decida?

3 A medida que sigo dándome cuenta de que Jesús lo dio todo mediante su
muerte en la cruz para comprarme a mí, ¿hay un nuevo nivel de sacrificio que
quiero dar y rendir a él?

4 ¿En qué momentos de mi jornada con Dios me he dado cuenta de su generosa


misericordia en mis imperfecciones y pecado? ¿Tengo un estándar más alto
para los demás que el que Dios tiene para mí? ¿Puedo dar de forma radical a los
demás, aunque tengan imperfecciones y pecado en sus vidas?

5 ¿Me produce ansiedad el pensamiento de generosidad sacrificial porque siento


que no tengo suficiente para suplir mis necesidades? ¿Vivo confiando en que
Dios va a proveer todo lo que necesito en la misma manera que proveyó a su
Hijo para que yo fuese redimido? ¿O he compartimentado mi confianza para mi
salvación, poniendo mis necesidades diarias en una categoría diferente?

6 ¿Es el amor eterno de Cristo mi tesoro verdadero, o esoy atesorando otras


cosas más? ¿Es mi dinero un indicador de mi verdadero tesoro? ¿Es mi reputación,
la comodidad para mi familia, el reconocimiento, o vivo mi vida sabiendo que su
amor y su gracia es todo lo que necesito?

7 ¿Me produce ansiedad el pensamiento de la generosidad sacrificial porque tal


vez tendría que prestarle atención a mis gastos y renunciar a algunas cosas?
¿Hay cosas que he decidido que no son negociables? ¿El lugar en el que vivo?
¿El coche que manejo? ¿Vivo creyendo que mi mayor tesoro está en el cielo y
no en las comodidades que yo deseo en la tierra?

36
8 ¿Cuánto dinero necesito? ¿Va a ser siempre mi respuesta “más”, o puedo
ponerme una meta y dar todo más allá de ahí?

9 ¿Qué significa dar de forma responsable y con sabiduría? ¿Cómo puedo honrar
el salir de deudas y al mismo tiempo dar generosamente? ¿Cómo puedo honrar
el ahorrar para el futuro o planear posesión de propiedades, y al mismo tiempo
dar generosamente? Si Jesús elogió a la pobre viuda por darlo todo, ¿es posible
que él me esté pidiendo a mí que me preocupe menos por ahorrar para el futuro,
y que dé más ahora?

10 ¿Soy digno de confianza para tomar decisiones financieras por mí mismo? ¿O


tengo el potencial de ser parcial por la codicia, la comodidad, o la cultura, de
manera que me beneficiaría compartir mis metas financieras y de dar con otros
cristianos maduros de mi comunidad? ¿Quienes podrían ser algunas de esas
personas?

11 Sicomunidad
la Biblia nos manda que llevemos las cargas los unos de los otros en
cristiana, ¿hay oportunidades dentro de mi comunidad a la que Dios
me esté llamando? ¿Asumo que este no es mi papel por mi cultura, o estoy
buscando tales oportunidades?

12 ¿El tener mas dinero me ha hecho sentir más en control sobre mi propia vida
y circunstancias y se ha convertido ese control en un ídolo para mí? ¿Me está
invitando Cristo a otro nivel de entrega en el que pueda confiar que él tenga el
control de mi vida y de mi futuro, en lugar de confiarle ese control a mi dinero?
¿Cómo puedo entrar en esto de forma práctica?

13 Si¿qué
alguien de afuera mirase cómo uso mi tiempo, mi energía y mis recursos,
aprenderían de mis prioridades? ¿Vería esa persona que mi tiempo, mi
energía y mis recursos están colocados principalmente sobre una esperanza y
una visión de renovación para nuestra ciudad y nuestro mundo?

14 ¿Vivo como si estuviese enfocándome en el cielo, donde pienso vivir para


siempre, o en la tierra, donde voy a vivir una millonésima de mi existencia?
Pensando en la eternidad, ¿me siento satisfecho con dónde estoy colocando mi
enfoque?

37
15 Si lo que más busco es la cercanía de Dios, ¿qué pasaría si yo me atreviese a
orar diciendo: “Trae cualquier cosa a mi vida, quita cualquier cosa de mi vida
mientras que me acerque más a ti”? ¿Qué me da miedo de esa oración? ¿Qué
me emociona de esa oración?

16 ¿De qué manera me ha levantado Dios confiándome recursos económicos y


oportunidades, precisamente para un tiempo como este? ¿De qué forma podría
usarme él para que haya dinero y posesiones disponibles para alcanzar a los
necesitados y cumplir con la Gran Comisión?

17 ¿Qué estoy reteniendo que me está robando el gozo presente y la recompensa


futura? ¿Con qué me estoy quedando que me está evitando tener que depender
de Dios? ¿A qué me estoy aferrando que me hace sentir que no tengo que
depender de Dios para que me provea, como lo hacía antes de que tuviera
tanto? ¿Qué quiere Dios que suelte?

18 ¿Soy propenso a asumir que las bendiciones económicas deberían elevar mi


nivel de vida en lugar de mi nivel de dar?

19 ¿De qué maneras trato a Dios como dueño y Presidente/Director Financiero de


“mis” recursos? ¿Cuánto debería pagarme él por administrar su dinero?

20 ¿Dé qué forma el heredar riquezas (más allá de cosas que tienen un valor
sentimental y patrimonial especial) ayudaría a la perspectiva eterna y camino con
Dios de mis hijos? ¿De qué forma podría dañar su carácter, su estilo de vida, su
ética de trabajo o su matrimonio?

21 ¿Cuándo me he arrepentido de dar?


22 ¿Cuándo está mal darle a Dios ahora en vez de después? ¿Cuándo hay
consecuencias eternas negativas de dar ahora? ¿Qué pasaría si doy demasiado
antes de la cuenta? ¿Qué pasaría si doy demasiado poco demasiado tarde?

23 ¿Por qué quiero aferrarme a mi riqueza? ¿Es orgullo, poder, prestigio, egoísmo,
inseguridad, temor? ¿Hay algo que estoy intentando demostrar? ¿A quién? ¿O
me estoy aferrando a las riquezas simplemente porque es normal y estoy yendo
con el fluir de mi cultura? ¿Quiere Dios algo diferente – tal vez radicalmente
diferente- para mí?

38
24 ¿Cómo puedo vivir de tal manera que oiga a los demás decir: “esa persona es
un gran éxito”? ¿Y cómo puedo vivir para escuchar a mi Padre decirme: “Bien
hecho, mi buen siervo y fiel?”

25 ¿Cómo puedo hacer que la carga de la prueba recaiga sobre el quedármelo en


lugar de sobre el darlo? En lugar de preguntar, “¿Por qué tengo que dar esto?”
, ¿cómo puedo preguntar de forma más consistente, “¿Por qué no debo dar
así?” Cuando llega el dinero, ¿debería dar por defecto en lugar de quedármelo?
¿Debería ser esto la norma, y no la excepción?

26 ¿De qué maneras es el dinero mi “plan alternativo” por si Dios me falla, tal vez
con catástrofes de salud o una larga jubilación en mi vejez? ¿Con cuánto quiere
Dios que me quede para proveer todo para mí mismo en caso de que algo salga
mal? ¿Qué impacto tendría en mi fe el que yo trabajase sin una red – o con
menos que una red- confiando en que Dios me va a agarrar?

27 ¿De qué forma me puedo comunicar mejor y orar con mi cónyuge para que
podamos caminar juntos por este camino emocionante de dar, guiándonos
mutuamente y no dejando al otro atrás?

28 ¿Qué estoy haciendo para entrenar a mis hijos a que sean dadores generosos -
y no solamente donantes sino discípulos?

29 ¿Cómo me estás llamando a que sea mayordomo de mi influencia para que


comparta este mensaje con mis amigos? ¿Puedo ser anfitrión de un retiro de
Jornada de Generosidad, traer amigos a una conferencia relacionada con la
generosidad bíblica, dirigir un estudio semanal, o llevar conmigo a alguien a un
viaje de visión?

30 Cinco minutos después de que yo muera, ¿qué desearía haber dado mientras
aún tenía la oportunidad?

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Diario

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42
Para recibir recursos adicionales, historias
inspiradoras, e información constante del
movimiento de la generosidad:
generositypath.org | info@generositypath.org

Participants Booklet (v.3) rev. 23-10-17 (ES)

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