Está en la página 1de 12

El Hecho religioso

0. Introducción

+ ¿Qué debemos entender por religión o hecho religioso? Se trata de un


fenómeno plural y complejo, no siempre de dimensión teísta, condicionado por
los contextos culturales de cada momento y lugar. Sin embargo trataremos de
identificar los elementos comunes a toda religión junto con las singularidades
y la originalidad de cada una de ellas.

+ La ciencia que estudia el hecho religioso se denomina fenomenología de la


religión. En España el mayor especialista en la materia es Juan Martín
Velasco. A través de su magisterio nos acercaremos a los elementos
constitutivos de todo fenómeno religioso, lo sagrado, el Misterio o realidad
superior, la actitud religiosa de todo creyente y las mediaciones que ponen
de manifiesto la presencia del Misterio y que expresan la actitud religiosa.

1. Aproximación al término “religión”

+ “Religión” procede del latín “re-ligio” y en Roma aludía al conjunto de


rituales que se ofrecían a los dioses para obtener su protección. Cicerón sin
embargo relaciona religión con “relegere” que significa “tratar diligente y
atentamente una cosa”. De modo que religión significaría la cuidadosa
observancia de los deberes del ciudadano en el culto a los dioses. Más tarde
Lactancio relaciona religio con religatio (de re-ligare) que significa vincular,
atar, religar. Alude entonces a los lazos por los que Dios liga al hombre consigo
y le vincula mediante actos de piedad. Lo propio, pues, de la religión es la
vinculación del ser humano a la divinidad.

+ Desde estos presupuestos en Occidente se identificaría religión con


cristianismo y, por añadidura, con las demás manifestaciones de culto y
fe aparecidas en la Historia. La RAE define religión como: (1) Conjunto de
creencias o dogmas acerca de la divinidad, sentimientos de veneración y temor
hacia ella, normas morales de conducta y prácticas rituales, oración y sacrificio
para el culto; (2) Virtud que nos mueve a dar a Dios el culto debido; (3)
Observancia y profesión de una fe religiosa; 84) Cumplimiento de un deber,
obligación de conciencia y (5) Orden o instituto religioso.

+ Otras religiones empero lo comprenden de otro modo: para los hindúes


es la “ley u orden eterno”, lo que gobierna el mundo y hace persistir las cosas
en su ser; para el budismo es una suerte de vacío o silencio respecto al
1
Misterio siendo el budismo un mero itinerario o sistema que refleja los deberes
del fiel, la enseñanza de Buda, la verdad completa y la cualidad de las cosas
no condicionadas, de lo Absoluto (dhamma); para el judaísmo se comprende
como “confianza en Dios” (emunah), temor de Dios (yirah), culto a Yhwh
(abodah) o ley/derecho (dat). Los primeros cristianos a su religión la
denominaban verdadera filosofía (Justino) o invocan términos como pueblo,
reino, alianza, cuerpo (con el añadido –de Cristo). Será en el s. III cuando la
religión se use para referirse al culto al Dios Creador al que se conoce por su
revelación y como la forma de relacionarse con él (camino de salvación). El
islam traduce religión por din que engloba el estilo de vida, tradición y práctica
religiosa y el conjunto de enseñanzas y prescripciones obligatorias. El din será
islam (sometimiento a Allah) expresado en el Corán. El que así vive es muslim.

2. Saberes sobre el hecho religioso

2.1. Estudio positivo y reflexión normativa (sinopsis pág. 64)

+ Hasta el s. XIX el estudio de la religión en Occidente se ceñía al estudio de la


fe cristiana, de su verdad y normatividad, lo que se hacía a través de la
teología y de la filosofía de la religión, que se ocupaban de Dios, de los
datos de la fe, su razonabilidad, la relación del hombre con Dios, la revelación.

+ Desde el s. XIX se comenzaron a estudiar las religiones en su perspectiva


empírica o positiva, observando las distintas realidades religiosas y
analizándolas globalmente. La extensión misionera a otros continentes, la
filología aplicada a los textos sagrados, la arqueología y otras ciencias
contribuyeron a ello. Así se comenzaron a estudiar las religiones de forma
sistemática, aplicando el mismo método que a otras ciencias humanas. Todos
estos saberes que se ocupan del hecho religioso se denominan ciencia de la
religión. Distinguimos:

+ La historia de las religiones utiliza un método descriptivo para exponer


cronológica y geográficamente los distintos hechos religiosos acaecidos en el
tiempo; estudia su contexto, origen, tradiciones etc y agrupa a las religiones por
tipologías u otros criterios con la ayuda de la filología, la arqueología, la
etnología... Se tiene a Max Müller por su iniciador.

+ La sociología de la religión atiende al fenómeno social del hecho religioso,


a su dimensión comunitaria, su modo de organizarse. Aquí destacan Durkheim,
Max Weber, Peter Berger o J. Mª Mardones, que ya hemos visto.

+ Cabe también hablar de la psicología de la religión, que se detiene en los


sentimientos y comportamientos religiosos, así como en el sistema de

2
creencias de cada credo. El iniciador fue W. James y también se acercaron al
tema Freud y Jung.

+ La antropología religiosa se centra en el alcance que la religión tiene para


el hombre y su apertura a la trascendencia como dimensión constitutiva de lo
humano. Una variedad de esta disciplina es la antropología cultural de las
religiones que se detiene en las diversas culturas donde han nacido las
religiones, sus creencias y prácticas, sus aspectos culturales. Y por ecología
de las religiones, muy reciente, entendemos la ciencia que estudia la relación
del hombre con el medio y su deber de cuidarlo.

+ Todos estos saberes se reducen, al cabo, al fenómeno de la religión y ahí


nace la fenomenología de las religiones la cual, partiendo de la observación
y de los resultados del conjunto de las demás ciencias de las religiones,
estudia el hecho religioso en cuanto tal y ofrece una visión sintética del
fenómeno religioso.

+ El modo de proceder es experimental, inductivo (se observan datos


empíricos que dan lugar a hipótesis y se verifican en las tesis). Son, en fin,
ciencias, con su método propio y ofreciendo unos resultados dimanantes de la
razón. Ver sinopsis página 64.

2.2. Breve recorrido histórico: resultados de la investigación

+ Los primeros estudios del s. XIX eran herederos de los intereses ilustrados:
averiguar los orígenes de la religión y conocer su evolución histórica. Una
actitud conocida como ”positivista” (A. Compte) por la cual sólo el saber
científico o positivo era admisible pues sólo él aportaba conocimiento ya que
era un saber estrictamente empírico y descriptivo.

+ En este contexto nace la obra de Edward Taylor que habla de la cultura


animista del hombre primitivo, del politeísmo y su evolución al monoteísmo.
También James Frazer, que realiza un estudio comparado de antiguos mitos,
ritos y cultos y propone, en La rama dorada, el origen mágico de la religión y el
intento frustrado del hombre de dominar la naturaleza. Luego E. Durkheim,
desde una perspectiva sociológica, querrá explicar las causas del fenómeno
religioso en tanto manifestación propiamente humana. Diferenciará lo sagrado
de lo profano y dirá que el tótem es la representación visible de lo sagrado,
símbolo de una fuerza primordial, inmaterial e impersonal, equivalente a lo
divino; la religión sería una proyección simbólica de la identidad de la tribu. W.
Schmidt cree que el hecho religioso es una realidad humana e histórica que
debe ser analizada en su contexto cultural ad hoc; piensa que en un principio
hubo un monoteísmo que ha derivado en politeísmo.

3
+ Todas estas teorías, hoy superadas, alumbran la ciencia de las religiones.
Ofrecen empero pistas interesantes: no ha habido en la historia humana una
etapa pre-religiosa; el hecho religioso es variado, complejo, pluriforme; pese a
ello todos estos fenómenos tienen “un aire de familia” común.

+ Dos estudiosos introducen la nueva orientación de las ciencias de las


religiones: R. Otto y M. Eliade. Rudolf Otto entra en contacto con las religiones
orientales y en Lo santo (1917, Das Heilige) asegura que en toda religión
aparece la dimensión “santa” o “sagrada”, una experiencia que no es racional ni
sensorial y que él llama lo numinoso. Lo numinoso remite al “misterio
totalmente otro” (ganz Andere) ante lo que el ser humano experimenta su
condición de “criatura”, frágil y contingente, anonadada ante lo numinoso, que
precibe como misterio tremendo (mysterium tremendum), provocando
sobrecogimiento y temor, y fascinante (mysterium fascinans), que le atrae y le
invita a la entrega incondicional.

+ M. Eliade incluye en su análisis de las religiones elementos filosóficos,


sociológicos y etnológicos. Cree que en toda religión aparecen hierofanías,
manifestaciones de lo sagrado, que permiten al hombre captar lo sagrado. Para
ello el hombre necesita una “ruptura del nivel ontológico”, colocarse en otro
nivel de conciencia que le permita aprehender lo sagrado.

2.3. Fenomenología de la religión

+ El método fenomenológico lo propone E. Husserl, el cual se acerca al


problema del conocimiento humano desde el realismo (la realidad se
representa en la mente humana tal cual es) y el idealismo (la mente impone
sus modelos a-priori a la realidad priorizando el pensamiento humano sobre los
datos exteriores). En todo caso, a un lado está la conciencia humana y al otro
el mundo real, que interiorizamos en la conciencia. El problema está en la
relación entre la conciencia y el mundo real.

+ Husserl cree que la conciencia es una realidad intencional, relacional,


constitutivamente orientada hacia el objeto, sea lo que sea. Siempre tenemos
conciencia-de-algo pues si el objeto se desvanece, la conciencia desaparece.
Pero las cosas exteriores tienen muy diversas significaciones para la
conciencia humana (un cuadro puede tener valor económico, artístico, visual,
estilístico, decorativo… según la intencionalidad).

+ Esto mismo harán los fenomenólogos de la religión. Atenderán al tipo de


intención subjetiva que tiene el que vive una experiencia religiosa. Y además
harán epojé (abstracción) de todo lo adquirido previamente, suposiciones y
4
prejuicios, para ir directamente “a la cosa misma” y alcanzar así su “esencia”.
Es decir se abstrae de todo juicio de valor o juicio sobre su verdad. Da por
cierto que existe el hecho religioso pero no lo valora. Define los hechos
verdaderamente religiosos pero no dirá si son buenos o verdaderos, como hace
la teología o la filosofía.

+ Así, la fenomenología procede por tres pasos sucesivos:

1.) La descripción de los hechos tal y como aparecen en el tiempo y en las


distintas culturas. Prestará atención a los datos proporcionados por las
otras disciplinas pero atenderá la totalidad del fenómeno, globalmente.

2.) La comparación y sistematización de esos datos para establecer


categorías religiosas, que se agruparán por tipologías (ritos, doctrinas…)

3.) La “comprensión” del hecho religioso (frente a la “explicación” de las


ciencias naturales). Se trata de captar la intencionalidad peculiar de las
manifestaciones del hecho religioso para entender correctamente su
significado. Para que esta comprensión sea posible es necesario una
apertura a la complejidad del hecho religioso y un sincero interés por él.

+ Así, podemos concluir que la fenomenología de la religión es un saber


positivo que parte de datos empíricos y estudia el fenómeno religioso en su
conjunto, sin acotar ninguna dimensión. Lo estudia en cuanto “religioso”
tratando de ofrecer una definición de religión aun a sabiendas de que las
religiones son múltiples y surgen en contextos históricos y culturales concretos.
Se presentan entonces los elementos comunes a las distintas religiones (la
estructura) y el significado de dichos elementos para el sujeto que los realiza.

+ No es un saber normativo (como la teología o la filosofía que se pronuncian


sobre la verdad de las religiones) ni se detiene en los saberes positivos
analíticos (como hacen las distintas ciencias de la religión): su visión es global
y sintética.

3. Elementos de la estructura del hecho religioso

3.1. Gerardus Van der Leeuw (Fenomenología de la religión, 1933)

+ Aborda primeramente el “objeto” de la religión: Dios o, mejor dicho “algo”,


algo distinto (lo otro). Este objeto se manifiesta como “poder” o “potencia”, una
fuerza impersonal y dinámica.

+ Luego analiza el “sujeto” u hombre religioso: chamán, sacerdote, místico…,


las comunidades sagradas, el alma.

5
+ El tercer elemento es la “relación” entre sujeto y objeto: ritos exteriores y
acciones interiores.

3.2. Frierich Heiler (Fenómenos y esencia de la religión)

+ Propone una estructura de la religión en círculos concéntricos: 1) Las


manifestaciones (lo perceptible por los sentidos: objetos religiosos, lugares
sagrados, ritos, libros y palabras sagradas, personas…); 2) Las
representaciones (las ideas religiosas de lo sagrado: Dios, creación, revelación,
salvación, vida eterna…); 3) Vivencias y experiencias religiosas (ordinarias:
veneración, temor, fe, esperanza, paz, amor…y extraordinarias: éxtasis,
conversión, bilocación…); 4) Dios revelado, al que remiten las vivencias, que
muestran el núcleo de Dios: amor, bien, verdad; 5) Deus absconditus: el
misterio inefable de Dios, la teología apofática.

3.3. Juan Martín Velasco

+ Para él la estructura del hecho religioso consta de 4 grandes elementos:

1.- El mundo o ámbito de lo sagrado: es la atmósfera peculiar que envuelve


el mundo de la religión. Lo sagrado no es un elemento más de lo religioso, no
se confunde con el objeto del hecho religioso, con su término, ni con una
actitud religiosa: designa un ámbito de la realidad, una atmósfera o clima de
significación y de valor que envuelve todo el fenómeno religioso. “Lo sagrado”
no sería propiamente el Misterio (Otto), ni aquello separado de lo profano
(Durkheim): la clave, para Velasco, será la actitud interior del sujeto, que es la
que permite percibir lo sagrado.

Esto ocurre cuando la persona realiza una ruptura de nivel existencial (como
Moisés en Ex 3, 5 donde se descalza); simboliza un cambio radical en la
relación del hombre con la realidad, su vida gira, sus antenas también, surge
una mirada nueva que penetra el “otro mundo”. La vida prosigue sin cambios
aparentes pero todo ha cambiado, el mundo está transfigurado, tiene otra
significación (asombro, admiración, escucha…).

El hombre al que esto acontece se encuentra con lo Único Necesario y todo lo


demás es relativo. Por eso lo sagrado es “lo último”, el horizonte de respuesta
definitiva a nuestras grandes preguntas, lo más valioso del mundo (Lc 10,38).
El que así vive, vive una vida nueva, por estrenar, galvanizada entre la
salvación o la perdición, en tensión a la plenitud. Hay algunas experiencias
humanas plenas que nos permiten saberlo: pulchrum, verum, bonum (la
belleza, la verdad, el bien); también la entrega interpersonal.
6
Esta ruptura de nivel que nos introduce en lo sagrado arranca con los ritos de
iniciación que son de dos tipos: los de pubertad, donde los jóvenes acceden al
mundo adulto, al conocimiento y a lo sagrado; y aquellos otros que sitúan a la
persona propiamente ante lo sagrado. Estos últimos presentan la siguiente
estructura: 1.) Conciencia de morir a una vida vieja que queda atrás; 2.)
Surgimiento de una vida nueva en contacto con lo sagrado, que da lugar a una
transformación personal; 3.) Ese tránsito ha sido posible por virtud de una
realidad superior, la realidad divina. A este proceso, en el cristianismo, lo
llamamos conversión: el sujeto, abandonando su vida pasada, renace a una
vida nueva y es consciente que ese cambio ha sido causado por una realidad
superior, por Dios [las religiones orientales a este proceso lo llaman iluminación
y se realiza por prácticas ascéticas –no penitenciales- hasta tomar conciencia
de su unidad con el Absoluto].

2.- El Misterio

Es la realidad central del hecho religioso que da lugar a la aparición del


ámbito de lo sagrado. Por Misterio entendemos la realidad anterior y superior
al hombre y con el que éste se encuentra al entrar en el ámbito de lo sagrado
forzándole a reordenar la vida toda. Es, pues, el término de cualesquiera
actitud religiosa y sus rasgos son: Semper maior, absoluta superioridad y
transcendencia (Agustín: interior intimo meo; superior sumo meo) y, a una, su
presencia absoluta en medio de todo, su inmanencia e intervención en el
mundo y en la vida humana, su presencia interpelante.

2.1.- Absoluta superioridad del Misterio: transcendencia

a.- El Misterio como “lo totalmente Otro”: el Misterio, en cualquier religión,


se presenta (conceptual y simbólicamente) como algo totalmente distinto y más
allá de todo, inexpresable, incomparable, “lo totalmente otro” (Otto), “lo muy
otro” (aliud valde, S. Agustín): “Si tuviera un Dios que pudiera comprender, no
sería Dios pues significaría tanto o menos que un hombre” (sermo 117). Y en
esta línea el Areopagita y su teología negativa (Dios trasciende y es
supraesencial a todas las cosas, está más allá de toda afirmación o negación).
En la misma línea Santo Tomás o maestro Eckhart. Este Misterio inexpresable
es sin embargo invocado y nombrado insistentemente (de ahí la multitud de
términos, todos ellos insuficientes, para expresar el Misterio inaccesible).

b.- Misterio tremendo y fascinante: Estas expresiones aluden a la


experiencia de sobrecogimiento, asombro, temor y temblor que provoca la
desproporción entre el Misterio y el hombre (tremendum) y, una, de
fascinación, atracción irresistible, alegría profunda y serena, confianza ilimitada
(fascinans): vg. La transfiguración (Mt 17,1-8) y muchos textos del AT.

7
c.- El Misterio como realidad suprema: ante la inconmensurabilidad del
Misterio, el sujeto se siente pequeño y anonadado (una lombriz, Pascal: Escrito
sobre la conversión del pecador) y lo reconoce como lo más grande, el
summum ontológico. De ahí sus nombres: altísimo, santísimo, omnipotente,
Tetragrammaton (Ex 3, 14): el que existe por sí mismo, “yo soy el que soy”.

d.- El Misterio, Bien sumo: El Misterio representa lo que tiene más valor:
summum axiológico. Tiene valor por sí mismo y da valor a todo lo demás. Es el
Bien por excelencia, el sumo Bien, el Justo, la Belleza.

e.- El Misterio como Santidad y Majestad: El sujeto, junto al Misterio, nota la


desproporción y se siente indigno y pecador. Toma conciencia de la enorme
distancia entre ambos y de la dependencia respecto de Él. Lo llamará Santo, lo
más digno de respeto y admiración: Soberano, Rey, Altísimo…

2.2.- La presencia del Misterio: inmanencia

A la vez que transcendente, el Misterio está en medio de todo, es coetáneo


nuestro, se hace presente en la vida entera. Es una presencia singular,
originante, que da el ser y sostiene todas las cosas: Hch 17,28: “en Él vivimos,
nos movemos y existimos”, es lo más íntimo de mi interior (S. Agustín, Conf.
3,6,11).

Un Misterio que se comunica a sí mismo y afecta enteramente al hombre, se da


a conocer gratuitamente (gracia) y suscita la respuesta humana y el deseo de
Dios. Pero el sujeto no conoce al Misterio como objeto de conocimiento (cogito)
sino sabiéndose conocido por Él (cogitor). Ese carácter activo del Misterio lo
expresa la noción de providencia, que acompaña, guía y salva la vida humana.

3.- La actitud religiosa

+ Además de la presencia del Misterio (último término de la relación religiosa,


elemento objetivo), para que haya religión debe darse una respuesta del sujeto
ante la presencia del Misterio (elemento subjetivo). El sujeto, ante el Misterio,
puede reaccionar de diferentes modos:

 Eludir el encuentro con el Misterio: indiferencia religiosa

 Rechazar la posibilidad del Misterio : increencia religiosa

 Intentar atrapar el Misterio y servirse inauténticamente de Él: magia

 Situarse con una respuesta religiosa sincera ante Él.

En todo caso, unas y otras experiencias religiosas, descansan en dos datos: (1)
el reconocimiento del Misterio por el hombre y (2) el alcance salvífico que
trae consigo el encuentro con Él.
8
a.) Reconocimiento y abandono confiado al Misterio

+ Para que la experiencia religiosa sea propiamente tal, el sujeto ha de tener –


está dicho- una disposición previa que facilite la ruptura de nivel y la
acogida y reconocimiento del Misterio. Esto pasa por pasar de la agitación
o activismo exterior1 al recogimiento, al silencio, a la meditación, al sosiego. Es
decir, el sujeto ha de ser plenamente consciente de sí mismo e implicarse
enteramente en esa experiencia (no sólo los sentidos o la voluntad o…).

+ Cuando el sujeto reconoce al Misterio como una realidad trascendente,


totalmente otra y suprema, acepta que es lo más valioso, mayor y mejor
(tremendo y fascinante) que hay. Comienza entonces el des-centramiento, esto
es, que el centro de su vida es Otro, que le trasciende. No quiere poseer ni
explicar el Misterio sino que se abandona confiadamente en sus manos.

+ Los musulmanes a esto lo llaman islam (sumisión, docilidad a la voluntad de


Dios); los cristianos lo llamamos fe, obediencia, devoción, confianza (Padre
Nuestro). Los budistas e hindúes usan términos semejantes. Estos términos
de entrega confiada en el Misterio no significan la negación de uno mismo,
ni la pérdida de libertad o autonomía (como sostienen los ateos). Dios no
crece a costa del hombre ni viceversa; crecen simultáneamente: a más Dios,
más hombre; a menos Dios menos hombre2. El reconocimiento de Dios crea en
el hombre las condiciones de posibilidad de lograr su plenitud, su salvación
plena y gratuita.

b.) Actitud y alcance salvífico

+Todas las religiones se presentan como un anuncio de salvación humana.


Es un proceso que sigue tres etapas sucesivas:

1.- Toma de conciencia por el sujeto de un elemento negativo (su perdición) y


la necesidad de redimirse. Es un mal radical que impide al hombre realizarse
con plenitud, que impide culminar su sed o deseo radical de felicidad. En el
cristianismo se verbaliza como “pecado” (incurvatus in se ipsum).

2.- Esta limitación no impide que el hombre aspire a una realización plena y
entonces se abre el horizonte de comenzar una vida nueva –última y
definitiva-, una nueva forma de ser en plenitud. Por eso la salvación religiosa es
una salvación escatológica, última y definitiva, que se comprende como una
entrada en un nuevo orden de ser. No se trata de que Dios satisfaga los
deseos mundanos sino que nos abra a una realidad nueva y diferente. Esta

1
John Lennon: La vida es eso que pasa mientras estamos ocupados haciendo planes. En Beautiful
Boy leemos: "Life is what happens to you while you're busy making other
plans”.
2
La paradoja de K. Rahner
9
realidad se traduce en la presencia del Misterio en la vida humana, a la que da
un sentido y un valor definitivo y su plena realización. De este encuentro aflora
una reordenación completa de la vida y la certidumbre de que la vida no se
limita a la vida terrena sino que continúa en el Absoluto.

3.- Por último, la salvación siempre comparece como un don de la divinidad y


un fruto de su gracia. No se consigue por el esfuerzo humano.

4. Las mediaciones religiosas

Además de la presencia del Misterio y la respuesta del hombre, que reconoce y


se entrega al Misterio para obtener la salvación (la actitud religiosa), las
religiones presentan una serie de manifestaciones visibles muy varias:
objetos sagrados, libros, templos, instituciones… que pueden distinguirse
entre objetivas y subjetivas.

4.1. Mediaciones objetivas

+ Si el Misterio es completamente transcendente ¿cómo se relaciona con el


hombre y se hace presente en el mundo de lo humano sin que Dios deje de ser
Dios (Misterio), sin que se convierta en un objeto a la mano? Ahí surgen las
mediaciones, realidades mundanas en las que el Misterio se hace
presente sin que por eso se convierta en un objeto. A través del significado
que poseen, esas realidades indican, apuntan, simbolizan, remiten al hombre
hacia la realidad invisible del Misterio. M. Eliade las llama hierofanías: algo
sagrado que se nos muestra, la manifestación de algo ‘completamente
diferente’ de una realidad que no pertenece a nuestro mundo).

+ En la historia la variedad de mediaciones del Misterio es enorme: el cielo,


los astros y fenómenos celestes (rayos), la tierra, las montañas (Sinaí, Horeb),
la brisa (Elías), el agua, las piedras, animales y plantas (Jonás/ricino), seres
humanos, la historia y sus acontecimientos (salida de Egipto, éxodo) y las mil
cosas con las que el hombre se ha encontrado y con las que ha rozado.
Hierofanías que, con el tiempo, han ido cambiando (secularizándose).

+ Las mediaciones objetivas se estructuran en racimos: unas aluden a


fenómenos naturales, otras a acontecimientos históricos (judaísmo), otras en
torno a una persona (cristianismo). Unas u otras responden a los rasgos
socioculturales de los pueblos: nómadas, sedentarios etc

+ Las hierofanías son símbolos religiosos (syn-bollon), apuntan a algo: dan


que pensar. Por el símbolo, el sujeto tiene constancia de otra realidad a través
de algo que se conoce directamente (vg: bandera de España, el símbolo nazi,
anillo nupcial…). Se diferencia de la señal en que la relación entre
10
significante/significado no es arbitraria (semáforo verde) sino natural. Al
significado de un símbolo sólo accedemos por el significante (la cruz).

+ Las hierofanías son símbolos religiosos que hacen presente una


realidad de otro orden, el Misterio. Pero éste no se convierte en un objeto
de este mundo, sino que sigue siendo “totalmente Otro”, es inaprensible,
es una presencia “inobjetiva”. El Misterio se hace presente en la vida del
hombre pero éste no puede capturarlo directamente.

4.2. Mediaciones subjetivas

+ Son aquellas realidades a través de las cuales el sujeto expresa, vive y


realiza su actitud religiosa de reconocimiento y entrega al Misterio. Clases:

 Dimensión espacial: los templos y lugares de culto: el hombre, en


tanto situado en el espacio y el tiempo, se acerca al Misterio en un lugar
concreto: stonehenge, bosques, iglesias, sinagogas, lugar apariciones…

 Dimensión temporal: las fiestas: La fiesta siempre ha sido una


celebración contra la muerte. El individuo organiza el tiempo en torno a
momentos privilegiados de contacto con el Misterio donde renueva y
actualiza su propia vivencia y subraya su relación con el Misterio (Wesak
budista, Pascua cristiana…)

 Dimensión racional: mitos y doctrinas: La respuesta del sujeto al


Misterio se vertebra racionalmente, por mediaciones simbólicas (mitos) o
conceptuales (doctrinas: confesiones de fe, dogmas, teologías). En los
relatos míticos intervienen seres sobrehumanos que remiten a un tiempo
primordial (relatos de la creación persas, titanes griegos, Hesiodo-La
Teogonía…) y a geografías inidentificables. Se transmiten de generación
a generación como parte constitutiva de la conciencia colectiva.

Un segundo momento es la expresión racional de la conciencia religiosa


por la cual se elaboran conceptualmente las doctrinas religiosas.
Primero se expresa en fórmulas breves (confesiones de fe) que luego
se desarrollan y sistematizan en credos o símbolos de fe. Surgen
entonces los dogmas o expresiones normativas de la fe, como
respuesta a interpretaciones heterogéneas. Por su parte la teología
hará una reflexión sistemática de esa doctrina religiosa. Dichas
expresiones de fe se consignan por escrito en libros sagrados (TaNaK,
Biblia, Corán, Tripitaka budista, Cuatro Vedas del hinduismo…).

 Dimensión activa: el culto y la acción moral: El sujeto se relaciona


con el Misterio mediante acciones que dan lugar al culto. Si esas
acciones, influidas por el misterio, se dirigen al resto de los ámbitos
vitales del sujeto creyente, aparece la conducta moral.
11
Dentro del culto encontramos las oraciones y los ritos. La oración es
la expresión central e inmediata de la actitud religiosa, la respuesta
primera al reconocimiento y adoración del Misterio. Por ella el sujeto se
dirige al Misterio y le reconoce, comunicándole su vida interior. Hay
oraciones de invocación, alabanza, acción de gracias, petición, perdón,
queja…puede ser vocal, mental, cánticos, con gestos… de carácter
individual o comunitaria… por fórmulas ya acuñadas o expresión libre.

El rito es una acción de carácter simbólico , realizado conforme a unas


normas concretas y con periodicidad que pretende hacer eficazmente
presente la realidad simbolizada (vg: el bautismo, la confesión…). Un
tipo de rito muy generalizado es el sacrificio por el que se concede un
don a la divinidad a fin de consagrarlo; de este modo se crea un vínculo
entre el sujeto y el Misterio (sacrificio expiatorio, oferente, de comunión).

La conducta moral es el conjunto de normas que rige la conducta del


creyente a fin de estrechar su relación con el Misterio: la recta vida de
los budistas, el sometimiento a la voluntad divina de los judíos, la ética
del amor en el cristianismo, la sharia islámica…

 Dimensión emotiva: Se expresa en los sentimientos y emociones


humanas (Semana Santa, peregrinaciones…) y en su expresión
estética: el arte religioso.

 Dimensión comunitaria: concretada en la institucionalización de la


vivencia religiosa de las comunidades: la Iglesia, la umma…, resultado
de la vinculación y cohesión que se da entre quienes profesan idénticas
creencias. Y de donde nace una familia espiritual y una estructuración
social. Dentro de estas comunidades surgen también grupos especiales:
la jerarquía, los sacerdote, consagrados, laicos…

Así, Martín Velasco concluye que religión es un hecho humano específico,


presente en multitud de manifestaciones históricas que tienen en común:

(1) Su pertenencia a un mundo humano específico: lo sagrado (2) Contar


con un sistema organizado de mediaciones: prácticas, tiempos,
lugares, sujetos, instituciones donde se da un reconocimiento, entrega y
respuesta a la Presencia misteriosa y totalmente trascendente. Y (3) de
cuyas resultas el sujeto obtiene sentido a su vida y a la historia y una
expectativa de salvación personal.

Las mediaciones son necesarias para la experiencia religiosa –malamente


puede el hombre encarnar esta experiencia sin encarnarla en acciones,
símbolos, emociones, expresiones racionales…- pero no sustituyen
enteramente la relación personalísima del sujeto con el Misterio.

12

También podría gustarte