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Lucas 7
Lucas 7
Nuestro programa anterior terminaba con la parábola de los dos cimientos, relatando
las consecuencias de construir una casa fundada sobre una roca, o de edificarla sobre
la tierra, sin cimientos. Así es que, después de recordar a Cristo como la Roca
inconmovible de los siglos, iniciamos este nuevo capítulo 7, con un hecho
verdaderamente singular.
Este capítulo se inicia con otro meticuloso relato de sanidad. En este caso se trata del
siervo del centurión, que era un oficial del ejército romano que tenía a su cargo a un
centenar de hombres. Aunque Jesús no tuvo un contacto personal con el siervo, éste
fue sanado.
Solo el Evangelista Lucas registra la restauración a la vida del hijo de la viuda de Naín.
Es el único escritor de los Evangelios que registra a Jesús restaurando a la vida a 2
personas (la otra era la hija de Jairo, en 8:54, 55).
versículos 17 al 20: "Y se extendió la fama de él por toda Judea y por toda la región de
alrededor. Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus
discípulos, y los envió a Jesús para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir o esperaremos a otro?.
Cuando, pues, los hombres vinieron a él, le dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti para preguntarte:
¿Eres tú el que había de venir o esperaremos a otro?".
Ya hemos encontrado a Juan el Bautista en los Evangelios de Mateo y Marcos.
Sus ropas eran pintorescas y raras. Hoy en día hay gente que adopta una forma
concreta de vestir que puede tener relación con alguna secta o simplemente
para expresar una excentricidad.
Aunque era cierto que Juan el Bautista se vestía de forma extraña, eso no es lo
que le hacía excepcional.
Dios le había llamado y era su mensaje y su ministerio lo que le destacaban de
todos los demás.
Ser cristiano es más que normas de conducta externa
El cristianismo es una relación personal con Jesucristo.
Es más que intentar imitar a Cristo, o llevar alguna vestidura especial. Ud. tiene
que nacer de nuevo.
las buenas obras son el resultado de una vida rendida a cristo, es decir son la
consecuencia no el fin.
Ser un cristiano significa tener una experiencia con Cristo. Porque la Biblia dice
que el que está unido a Cristo, es una nueva creación".
Juan el Bautista parecía estar descolocado en el Nuevo Testamento.
El no perteneció en absoluto a los tiempos del Nuevo Testamento.
El era el último de los ilustres profetas del Antiguo Testamento.
El era el puente tendido sobre el gran espacio existente entre el Antiguo y el
Nuevo Testamento.
El podía alinearse con personajes tan notables como Samuel, Elías, Isaías y
Jeremías.
Cristo le dijo a aquella generación a la que él le predicó, las siguientes palabras,
registradas en Mateo 23:29 al 31. "¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos,
hipócritas!, que construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos
funerarios de los hombres justos, y luego decís: Si hubiéramos vivido en los tiempos de
nuestros antepasados, no los habríamos ayudado a matar a los profetas. Con esto,
vosotros mismos os reconocéis descendientes de aquellos que mataron a los profetas."
Ellos habían probado ser hijos y descendientes genuinos que heredaron la
naturaleza de sus padres, porque Juan el Bautista, último de los profetas del
Antiguo Testamento, se encontraba en aquel tiempo en la cárcel, y su voz sería
pronto silenciada por la muerte.
Pero cuando Juan el Bautista estaba en la prisión, la duda cautivó su mente.
No faltan quienes intentan ofrecer una explicación psicológica a la pregunta que
Juan el Bautista formuló: ¿"Eres tú el que había de venir?"
Juan estaba esperando al Mesías y quería saber si éste era Cristo.
Tratar de explicarlo y justificarlo psicológicamente más bien tiene gracia.
Se dice que por encontrarse en la cárcel estaba deprimido, desanimado, abatido
y con muchos motivos para estar triste.
No creo ninguna parte de esta explicación. Juan había anunciado el Reino y
denunciado a la nación.
Había proclamado la llegada del Rey. Había estado preparando el camino para
el Rey.
Había identificado al Mesías como Aquel "... que os bautizará con el Espíritu
Santo y con fuego". . . Trae la pala en la mano para limpiar el trigo y separarlo de
la paja.
Guardará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se
apagará.
Este había sido un lenguaje muy fuerte y, después de semejante mensaje, no
esperaba ciertamente días de fiesta.
Juan estaba esperando que Cristo estableciese el Reino en toda su gloria y
poder.
Ya que esto no había sucedido, Juan envió a algunos de sus discípulos para
averiguar si Cristo era el que estaban esperando, o si tendrían que esperar por
otro.
Observemos que el Señor Jesús recibió cordialmente a los mensajeros, aunque
les dejó esperando.
versículos 21 al 23: "En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades, plagas y espíritus
malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que
habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los
muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es aquel que no
pierda su confianza en mí."
Jesús mantuvo esperando a los discípulos de Juan mientras el realizaba muchos
milagros, para que ellos pudiesen regresar a contarle a Juan que habían visto el
cumplimiento de la profecía sobre el Mesías.
El profeta Isaías, había predicho su primera venida, con las siguientes palabras.
Isaías 35:5-6 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos y destapados los oídos de
los sordos. Entonces el cojo saltará como un ciervo y cantará la lengua del mudo.
Jesús les dijo a los discípulos de Juan que le contasen que habían visto las
credenciales del Mesías.
De hecho, Juan el Bautista había cumplido su misión. Y Jesús se dio cuenta que
no estaba actuando tan rápidamente como Juan hubiera querido.
Pero ante las dudas que pudiera tener en su mente, le estaba pidiendo a Juan
que confiase en El.
El nos está pidiendo lo mismo a ti y a mí. El pide nuestra fe, cuando no podemos
entender.
Dijo San Pablo en 1 Corintios 1:18, El mensaje de la muerte de Cristo en la cruz
parece una tontería a los que van a la perdición, pero es poder de Dios para los que
vamos a la salvación.
Las dudas no son ninguna señal de inteligencia. Por el contrario, son una
muestra de nuestras limitaciones y de que no sabemos todas las cosas.
Indican el hecho de que pertenecemos a un grupo de personas que está
pereciendo.
Muchos eruditos se sientan en bibliotecas exclusivas, lejos y aislados de la vida
y las necesidades humanas y escriben sobre las dificultades intelectuales para
aceptar la Biblia, la deidad de Jesucristo, y la redención por medio de la sangre
de Cristo.
Además, parece que socialmente está bien visto expresar esas dudas.
Estimado oyente, yo creo en la Palabra de Dios y espero que tú también.
versículos 24 y 25: "Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a hablar de Juan a la
gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un
hombre cubierto de vestiduras delicadas? Pero los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en
los palacios de los reyes están."
¿Era Juan el Bautista una caña sacudida por el viento? De hecho, no lo era.
Era tosco y áspero. Era firme, inquebrantable.
versículos 26 y 27: "Entonces ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que
profeta. Este es de quien está escrito: Yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu
camino delante de ti."
Esta es una cita de Malaquías 3:1 que presentaba a Juan el Bautista como el
precursor del Mesías.
versículos 28 y 29: "Os digo que entre los nacidos de mujeres no hay mayor profeta que Juan el
Bautista; y, sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. El pueblo entero que lo
escuchó, incluso los publicanos, reconocieron que Dios es justo, bautizándose con el bautismo de Juan."
Aquel fue un tremendo tributo para Juan el Bautista, por parte del Señor.
versículos 30 al 32: "Pero los fariseos y los intérpretes de la Ley desecharon los designios de
Dios respecto de sí mismos, y no quisieron ser bautizados por Juan. Agregó el Señor: ¿A qué, pues,
compararé a los hombres de esta generación? ¿A qué son semejantes? Semejantes son a los
muchachos sentados en la plaza, que se gritan unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis;
os entonamos canciones de duelo y no llorasteis."
En otras palabras, teniendo en cuenta que los líderes religiosos de aquella
generación habían rechazado el mensaje de Juan y de Jesús, el Señor les
presentó una parábola corta para explicar la forma en que le trataban.
Cuando mencionó a "los hombres de esta generación" el Señor no estaba
hablando del pueblo que se menciona en el versículo 29 y que aceptó su
mensaje.
Sino de los líderes religiosos del v. 30, los que habían rechazado a Juan y a
Jesús.
El Señor les describió como un grupo de muchachos caprichosos y consentidos,
que querían que otros respondieran a su música.
No estaban satisfechos con la conducta de Juan, que les parecía demasiado
intransigente, ni con la de Jesús, que les parecía muy tolerante (según definían
ellos este término).
Ningún extremo podía satisfacer a aquellos líderes religiosos.
versículos 33 al 35: "Vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio
tiene. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino,
amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos."
El problema no estaba en aquellos predicadores, Juan el Bautista y Jesús, sino
en los corazones insatisfechos y permanentemente quejosos de aquellos
líderes.
Incluso podría decirse que hay muchas actitudes similares a éstas en muchos
llamados cristianos en la actualidad.
Esa fue la imagen de la religiosidad de aquella época que Jesús trazó, y que
podría ser aplicable a nuestro tiempo.
Jesús aplicó la parábola al afirmar que "la sabiduría es justificada por todos sus
hijos".
Los que seguían a Jesús y Juan eran una prueba suficiente de que sus
enseñanzas eran correctas, porque dichas enseñanzas habían entrado a formar
parte de sus propias vidas y las habían transformado.
Habían llegado a ser "hijos", es decir, a tener una relación personal, vital y
eterna con Dios.
Y ahí radicaba la enorme diferencia con las personas que habían rechazado a
Jesús, manteniendo una apariencia de religiosidad.
Es por ello que, pasando por alto las diferencias raciales, personales y sociales, y más
allá de toda ostentación y apariencias, los verdaderos frutos salen a relucir en las
vidas de las personas. Porque cuando Dios, el Creador y el Salvador, transforma una
vida, ésta no se puede ocultar ni disimular. Sino que, como una flor, se abre, se
despliega para reflejar la gloria de Dios y esparcir su perfume a su alrededor.
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