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La Banda de Los Enanos Calvos - Monsreal, Agustín, 1941 - 1987 - (Mexico City, Mexico) - Secretaría de Educación Pública - 9789682913426 - Anna's Archive
La Banda de Los Enanos Calvos - Monsreal, Agustín, 1941 - 1987 - (Mexico City, Mexico) - Secretaría de Educación Pública - 9789682913426 - Anna's Archive
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LA BANDA
DE LOS ENANOS CALVOS
LECTURAS 83 MEXICANAS
SEGUNDA SERIE
Lecturas Mexicanas divulga en ediciones de grandes ti-
radas y precio reducido, obras relevantes de las letras, la
historia, la ciencia, las ideas y el arte de nuestro país.
AGUSTÍN MONSREAL
La banda
de los enanos calvos
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Primera edición: 1987.
ISBN 968-29-1342-X
ÍNDICE
Mercedes Oliver
15
LA VEREDA DE ENFRENTE
15
EN BUSCA DEL PUEBLO PERDIDO
17
ENTRE PEROS Y SIN EMBARGOS
Suele suceder, con harta frecuencia, que por exigencias del tra-
bajo asalariado, por andar a salto de cama a causa del amor,
o simplemente por condescender a las tentaciones no del todo
interpretables del sueño (incluidas en éste las aspiraciones fran-
cas o veladas de fama, dinero, posición social), deja uno de
escribir esa página pendiente desde hace días, semanas quizá,
y empieza a convertir la vida en un saco roto de promesas y
proyectos para después, cuando haya tiempo.
Ah, pero ocurre que el tiempo es una especie de amante
caprichosa y posesiva que siempre y cada vez más se las arregla
para no permitirnos hacer nada. Nos envuelve con sus insi-
nuaciones, con sus mañas, con sus cantos sediciosos, y uno,
que al igual que el Ulises de Julio Torri está dispuesto a per-
derse, cede al dulce veneno de la pereza, se dedica con frui-
ción de potentado a engordar del alma y, como alguien que
huye a ciegas de la alcoba donde la querida duerme, se despo-
ja también del continente de placer que prodiga la lectura.
Digo, la lectura de aquellos autores que, entre otras cosas
elementales, enseñan a pensar y a escribir: Shakespeare, Cer-
vantes, Balzac, Thomas Mann, Proust. ¿Lo digo en serio?
¿Tengo idea acaso de lo que eso significa? Casi no hay tiempo
ni para respirar y este loco pretende tirarlo por la alcantarilla.
No, manito, la época no está para tamaños desperdicios. Si
alcanzas a barnizarte con la literatura del día, date por bien
servido y punto. Acuérdate de lo que dijo el viejo France: “La
vida es muy corta, y Proust muy largo.”* (Sólo que el vasto
Anatole sí se partió el alma para legar una obra.)
Y entonces, por la exclusiva y grandísima culpa de esa Circe
corruptora e implacable que es el tiempo, uno se da la espal-
da a sí mismo, se afilia a la moda en turno y, para taparle
la boca a cualquier probable reclamo de la conciencia, para
estar en forma ante los demás, proclama que esos clásicos son
18
muy aburridos y que no sirven para maldita la cosa. Y que
se pudran, para acabar pronto.
Claro, esta pobre alharaca no es sino una manera cómoda
y chata de encubrir la ignorancia, de excusar y justificar la
falta de estatura, de maquillar a la mediocridad con los pol-
vos de una dudosa audacia, de un valor arrabalero, de una
inteligencia torcida. Uno generalmente menosprecia lo que no
es capaz de entender. Y no cualquiera tiene la vocación tan
bien puesta como para fajarse con las imposturas y limitacio-
nes que le impone el mundo, y vencerlas. Ellos, los autores
cuyas Obras se mantienen vivas a pesar de la escasa generosi-
dad del tiempo, supieron hacerlo. Tal vez eso sea lo que nos
molesta y nos acobarda.
Sí, ya sé, es verdad, las depredaciones de tiempo que sufre
uno a manos de las necesidades de supervivencia son múlti-
ples, angustiosas, ofensivas; sin embargo, también es cierto
que somos fáciles de sobornar por las intrascendencias socia-
les; que no pocas veces nos sobra anhelo de notoriedad, ansia
de fotogenia política o burocrática; que nos dejamos cultivar
más de la cuenta por los guiños escenográficos de lo insustan-
cial; que nos malbaratamos en componendas, charlatanerías,
bobaliconadas. Y luego, a la hora de dar la cara, con intensa
rabieta o con lágrima furtiva, se queja uno de lo que tú ya
sabes, mano, la falta de tiempo.
Y de repente, en alguna de esas ráfagas de contrición que
se nos cuelan en el alma por el ojo de un insomnio, te topas
de frente con ese testigo censuratorio que eres tú mismo y, pues-
tos a hablar sin tapujos, confesionariamente, con los redaños
en su sitio, vamos a ver: ¿De veras no nos queda tiempo para
nada? ¿No será más bien que nuestra pasión por la literatura
es demasiado benigna? ¿No será que la amamos sin convic-
ción; que creemos enamoramiento lo que no pasa de ser un
débil entusiasmo? Recuerda lo que dijo aquella vez Onetti: que
el verdadero escritor siempre encuentra la manera de robarle
una hora al patrón, al amor o al sueño. Así que quítate de
pretextos. Porque el tiempo, como la soledad, es un instru-
mento de trabajo que debemos aprender a usar.
Y después de una medianamente exhaustiva meditación, jus-
to cuando ha llegado uno a la decisión definitiva de alimentar
19
su voluntad, de fortalecer su disciplina, de asumir el máximo
rigor, en fin, de no malversar más el ya de por sí exiguo tiem-
po; justo entonces, decía, me viene a la mente que esta noche
tengo que ir al coctel de Alterego, ni modo de dejarlo colga-
do, pero antes voy a darme una vuelta por la librería, a ver
qué novedades encuentro, y mañana debo llevar a Cocó al cine,
y pensándolo mejor, no me puedo sentar a escribir si antes
no tengo la idea bien madura en la cabeza, robador de tiem-
po, ya me imagino, bonito me vería escondido en el baño
leyendo a Sófocles. ¿No te lo dije? Sí, qué tonta, qué triste,
qué obviamente inútil es nuestra imagen en el espejo, a veces.
20
PANTOMIMA ENTRE PITOS Y FLAUTAS
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Boletín de ayer, hoy y mañana
El Ministro del Ministerio declaró, con su preocu-
pada jovialidad característica, que nada ni nadie
impedirá que todo el peso de la ley caiga sobre los
integrantes de la banda de los enanos calvos.
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Mercedes Oliver
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APUNTE A LA TÍA GENOVEVA
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LA SELVA DE LOS SUICIDAS
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UN PELO DE ZANAHORIA EN LA SOPA
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PARÁBOLA DE LA CIUDAD DE MÉRIDA
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SOBRE CÓMO JUEGAN A VECES LA GATA
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OTRO ACTO FALLIDO
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DE CÓMO CONOCÍ Y TRATÉ CON MONTERROSO
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PATADAS EN EL PESEBRE
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DISCULPE USTED LAS INFLUENCIAS
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Boletín de ultísima hora
Las autoridades informaron que el principal obs-
táculo para la captura de los enanos calvos es que
se desconocen a ciencia cierta sus señas particulares.
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CON SU PERMISO SOCIAL
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SOBRE LAS PLUMAS DEL PAVO
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DE MI ÁLBUM DE FAMILIA
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LOS PLACERES SIMPLES DEL POBRE
73
DADME UNA MUJER Y MOVERÉ EL MUNDO
76
—Señor Ministro del Ministerio, se dice que en oca-
siones los detenidos son objeto de malos tratos por
parte de los interrogadores oficiales. ¿Es cierto eso?
—Mire usted, los sospechosos en relación con el
caso de los enanos calvos reciben el mismo trato
que los presos políticos, por ejemplo. A ustedes
mismos les consta.
—Efectivamente, señor Ministro del Ministerio.
Muchas gracias, señor Ministro.
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¿TÚ TAMBIÉN, BRUTO?
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CADA DÍA ES UN FIN
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FRUSLERÍAS CON ANTÍDOTO Y SIN SENTIDO
87
LOS PRECIOSOS RIDÍCULOS
91
LA ESCUELA DE LOS ESPEJOS DE BOLSILLO
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ALGO SOBRE EL OTRO PROTAGONISTA
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LAS DICTADURAS DEL SENTIDO COMÚN
108
FRUTOS DEL MISMO SUELO
RADIOGRAFÍA DE UN GENIO
HELIOGÁBALO
EL CEREBRO DEL FUTURO
112
ACTO DE AMOR A MANSALVA
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UN SOLO AMOR NO BASTA
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ALGO DIFÍCIL DE SOBRELLEVAR
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NUESTRAS VIDAS SON PÉNDULOS
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MEMORIA DE MI CARNE Y DE MI SANGRE
1182
Boletín trasnochado, extraviado, recuperado, tras-
papelado, herrumbrado, fastidiado (etc.)
Los investigadores encargados del caso manifesta-
ron que se ha tendido un cerco sumamente estrecho
y que la detención de los enanos calvos es cuestión
de horas.
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PARÁBOLA DE UN HUESO DIFÍCIL DE ROER
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A PROPÓSITO DEL HOMBRE NUEVO
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EL MONO EN SU TRAPECIO
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UNA CAMISA DE FUERZA PARA DOS
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DELACIÓN DE LOS HECHOS
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—Señor Ministro del Ministerio, se dice que en las
cárceles del país las torturas son una práctica
común. ¿Es cierto eso?
—Mire usted, las torturas pertenecieron a los
tiempos de la Inquisición. El nuestro es un régi-
men respetuoso de los Derechos Humanos. Cual-
quier tipo de presión física o moral que atente con-
tra las libertades del individuo es enérgicamente
rechazada por nosotros. ¡Nosotros estamos del la-
do de la razón y de la justicia, nunca de la fuerza!
—Efectivamente, señor Ministro de! Ministerio.
Muchas gracias, señor Ministro.
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Boletín patriótico
Si usted los ve, ¡deténgalos!
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LECTURAS MEXICANAS
SEGUNDA SERIE
Títulos publicados
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En diciembre de 1982, a pro-
pósito de la aparición de Swe-
ños de segunda mano, Elena
Poniatowska escribió: “Agustín
Monsreal sigue tan carirredon-
do, tan espontáneo, tan ange-
lical, tan sonriente, tan peli-
mojado por la lluvia como en
1978 cuando ganó el Premio
Nacional de Cuento con su li-
bro Los ángeles enfermos.
Mario Benedetti, Huberto Ba-
tis y Sergio Galindo lo declararon el mejor y tuvieron razón
porque Monsreal es un escritor verdadero. Es la suya una Come-
dia Humana deleitosa, jocosa a ratos, pero siempre despiadada.”
Ahora, Monsreal vuelve a la carga con La banda de los enanos
calvos, un libro corrosivo y doloroso, inteligente, una especie de
llamada de socorro expresada con originalidad, con ingenio pre-
ciso, con cinismo a veces, a veces con crueldad; un libro que
refleja, con inclemente ironía, algunas de las pasiones humanas
más desoladoras y no pocos de los vicios de esta sociedad que nos
ha tocado vivir; un libro, en suma, lleno de astucias satíricas que
podrán disfrutar a conciencia tanto los amantes de la literatura
como los amantes a secas. Porque, como dijera Mempo Giardi-
nelli, “lo grande de este autor es que logra generar una ineludi-
ble complicidad en el lector, con la delicadeza y el aire juguetón
de su lenguaje, que termina reinventándose mágicamente en gi-
ros, neologismos y formas entre cultas y populares”.
La obra de Agustín Monsreal atrapa de principio a fin y el lec-
tor, como expresara Edmundo Valadés, queda “con la clar»,
sación de encontrarme sencillamente ante un gran cuentist:
sin reparos, un gran cuentista, una de las confirmacione.
valiosas de hace tiempo en la narrativa mexicana: un cue ZM
cabal, con personalidad propia, con oficio singular y que h
nado su veta y su idioma”.
sep TV
0£71
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLI 100000
0000