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La Anciana de la montaña

Personajes:
Hombre
Anciana
Hijo 1
Hijo 2

Descripción: Un pastor en busca de sus animales, llega a la montaña donde conoce


a una anciana misteriosa. ¿Qué le deparará el destino?

(Se abre el telón y en la escenografía, podemos observar un paisaje hermoso y lleno


de montañas. En medio del escenario se encuentra una anciana frente a una fogata,
haciendo movimientos extraños con las manos y el cuerpo. Un hombre vestido como
pastor entra en escena, como buscando algo).

Anciana: ¿Quién eres tú? ¿Qué haces en mi montaña?

Hombre: Vengo buscando a mis animales, que se extraviaron cerca de aquí. hace
horas que los buscó y no los encuentro.

Anciana: En ese caso, ven. Tengo algo para que comas y recuperes las fuerzas.

(El hombre se sienta frente a la fogata y la anciana le sirve. Él come con gusto).

Hombre: Qué rico está todo esto, hace mucho que no comía algo tan sabroso. Desde
que murió mi esposa, todo es más difícil.

Anciana: ¿Eres viudo?

Hombre: Si. Y con dos hijos. (La mira detenidamente). ¡Quédate conmigo! Tú vives
sola aquí y seguro necesitas compañía. Yo necesito a alguien que cocine y cuide de
mis hijos. Ya verás que nos podemos servir mutuamente.

Anciana: Está bien, tráelos de inmediato para que coman y vivan aquí.

(El hombre vuelve a la montaña con sus hijos, dos adolescentes que miran a la
anciana con extrañeza).

Hijo 1: ¿Y esa quién es?

Hombre: Es mi nueva pareja y desde ahora, los tratará como una madre.

Anciana: Vengan todos a cenar.

(Los hijos se miran entre ellos sin entender y se sientan con su padre para comer).

Hijo 2: Vaya, esto está muy bueno.

(En ese momento, la ancianita anda con los pies descalzos y se asoman los dedos
debajo de su larga falda).
Hijo 1: ¿Ya vieron eso? ¡Miren nada más, que horror!

Hijo 2: ¡Qué vergüenza! Que pies más feos tiene la vieja esta.

(Los dos se echan a reír mientras la anciana, furiosa, se levanta de su lugar. Unos
truenos suenan a lo lejos, indicando la furia de la mujer).

Anciana: ¡¿Cómo se atreven a ofenderme así a mí, después de lo generosa que he


sido con ustedes?! ¡Yo soy la dueña de esta montaña! ¡Fuera! ¡Fuera de mi vista
ahora mismo o ya verán de lo que soy capaz!

(Los chicos se levantan y salen corriendo despavoridos, la anciana los persigue).

(En el interior de una cabaña muy humilde, los muchachos se resguardan con miedo.
Su padre entra en ese momento y los chicos van hacia él, consternados).

Hijo 2: Papá, ¿qué pasó allá arriba? ¿Quién era esa mujer?

Hombre: Ella ya lo dijo, es la dueña de la montaña. La Kípika. Y ustedes la han


ofendido gravemente.

Hijo 1: No era nuestra intención.

Hombre: El daño está hecho, ahora es mejor que se queden en la casa, donde ella no
pueda verlos.

Hijo 2: ¿A dónde vas tú?

Hombre: Yo regreso a su lado, que es donde tengo que estar. Ahora ella es mi
esposa. Cuídense hijos míos, vendré a visitarlos de vez en cuando. Y ya no digan
cosas tan imprudentes.

(los hijos ven con tristeza cuando el hombre se marcha y después se miran
mutuamente).

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