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Ensayo sobre la obra “Dos veces Alicia” de la autora Albalucía

Ángel
Valeria Arcila Rivera
Jhoan Sebastián Alzate Rosero 1
“Yo soy Alicia.
Estoy tratando de escribir una historia y el personaje más
difícil es usted, para decirle la verdad.”

Nacida el 7 de septiembre de 1939 en la ciudad de Pereira, Colombia y actualmente con


83 años de edad; Albalucía Ángel Marulanda, también conocida como “Albalú” es una
escritora y crítica de arte perteneciente al Boom latinoamericano, aunque en su momento
no fue reconocida como parte del movimiento a pesar de su buena relación con varios
autores pertenecientes a este como lo son Carlos Fuentes (con quien entabló una muy
buena amistad), Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, entre otros. Sin embargo,
las editoriales en un principio, se rehusaron publicar sus obras debido a su condición de
mujer que la ataba a cierto estigma entre la comunidad editorial.
Su infancia y adolescencia las vive en el departamento de Risaralda, asistiendo al
Colegio de las Franciscanas de Pereira y al Colegio de las Franciscanas de Cartago. Una
vez finalizados sus estudios, en 1955 se va a vivir a la ciudad de Bogotá, en busca de
realizar sus estudios universitarios; es así como entra a la carrera de Arte y Literatura en
la Universidad de los Andes. No obstante, sus estudios no acaban allí, ya que a partir de
1964 hace viajes por Europa para expandir su repertorio académico. Fue a La Soborna,
universidad de París en la que amplió sus estudios en Artes y al mismo tiempo estudió
cine en la Universidad de Roma. Es en estos viajes recurrentes que entra a colación
Gabriel García Márquez y a su esposa Mercedes Barcha o “Meche” de cariño, ya que la
casa de ellos era el lugar predilecto para las tertulias entre los integrantes del boom
latinoamericano, así, Albalú los conoce y estos le permiten instalarse en la casa
periódicamente hasta que regresa a Colombia años más tarde.
En cuanto a sus obras, cronológicamente fueron escritas así: Dos veces Alicia (1971)
Novela de ciencia ficción en la que explora y pone su sello al universo creado por Lewis
Carroll en Alicia en el país de las maravillas, una novela con un aire de corte policial
que refleja un viaje de introspección de Albalucía para encontrarse en su propia obra.
Estaba la pájara pintá sentada en el verde limón es una obra terminada y publicada en
1975 producto de un fuerte ataque que recibió la autora que la dejó al borde de la muerte
con heridas graves en la columna y la cabeza, es con esta premisa que Albalucía Ángel
decide hacer una extensa y minuciosa investigación acerca de la violencia en los años 40
en Colombia.

1
Estudiantes del programa de Literatura y lengua castellana
En la novela, mediante siete sub historias se retrata y relata el ambiente político violento
que se vivía por esos años, una novela en la que eran señalados los responsables con
nombre y apellido y que no tuvo pelos en la lengua a la hora de contar la verdad y nada
más que la verdad. Los girasoles de invierno (1979) novela que habla sobre las facetas
del amor y las formas en las que este puede transformar la realidad y hacer alucinar a
una persona. Para el año de 1979 ¡Oh gloria inmarcesible! conoce el ojo público, una
serie de cuentos con una fuerte carga de humor negro dirigido hacia los dirigentes
políticos del país y el narcotráfico. Posteriormente publicaría Misiá señora en 1982 y
Las andariegas en 1984, este último trata el tema de la censura y la injusticia contra las
mujeres (vivida de primera mano por Albalú) a lo largo del tiempo.

La obra Dos veces Alicia (1971) habla sobre una pensión en Londres donde viven casi
todos los personajes de la novela, incluida la narradora. Entre estos podemos destacar a
la señora Wilson con sus hijos, la señora Keller, la señorita del segundo piso, entre otros.
En esta pensión ocurre un asesinato pero la autora deja muy entre líneas casi a la
adivinanza cómo fue que sucedió, en cambio, nos lleva por un viaje de ciencia ficción y
fantasía experimental mediante un cuento que está escribiendo la narradora de esta
novela, cuento en el que su protagonista, Alicia, observa cómo la realidad se va
transformando a su alrededor, habla con todo el mundo y en un punto parece ser dueña
del universo, pero de repente nos expulsan de ese éxtasis para presenciar las discordias
familiares que ocurren en la casa, mayormente causadas por la familia de la señora
Wilson.
Es así que tenemos dos mundos, el del sueño o espejo en donde se desarrolla el cuento
y el mundo real donde la autora narra los eventos tan desagradables, irritantes e
inverosímiles que ocurren con los residentes de la pensión londinense. Es compleja de
explicar ya que no sigue una estructura inicio-nudo-desenlace, en vez de eso tenemos
saltos constantes entre estos dos mundos, a veces estos son premeditados por la autora,
pero en ocasiones nos pasan gato por liebre y acabamos de una u otra manera
acompañando a Alicia en su travesía por su realidad cambiante y extraña, pero cuanto
menos interesante.
Ahora bien, si es tan extraña y tan surrealista ¿tocará algún tema que podamos ver en la
vida real? La respuesta es sí. Albalucía hace una crítica constante por un lado al racismo,
el machismo, el patriarcado, el autoritarismo, la represión y la censura mediante el uso
de la ciencia ficción, un ejemplo de esto es la escena en la que un grupo de moscas
robots montadas por policías, secuestra a un grupo de manifestantes negros que
protestaban por la liberación de uno de sus miembros, otro ejemplo es cuando Peter
retrata a Batman como una figura mundialmente conocida por su masculinidad, por ser
“el putas” pero Alicia no tiene ni idea de quien es Batman. Por otro lado, su crítica hacia
temas como el racismo, clasismo y la hipocresía en las relaciones familiares resplandece
al usar como medio a los personajes de la pensión, en este caso la señora Wilson quien
se muestra frívola y poco cortés al tratar con Charles, el interés amoroso de su hija
Susan, por tener un tono de piel diferente y por comer con las manos en una cena
familiar, a muestra un botón: “Es más, apostaría cien contra uno a que si Charles fuera
blanco, de ojos claros, y en lugar de un par de bluyines y una camisa se vistiera con
traje de flannel, otra hubiera sido la historia del tenedor y el cuchillo”. Otra prueba de
esta crítica es cuando la señora Wilson le dice al prometido de su hija Jeniffer que las
sirvientas no pueden creerse más que sus amas y que tampoco se merecen un aumento
de sueldo, perpetuando la idea de que una ama de casa no puede aspirar a más de lo que
le corresponde por su oficio y su “lugar” en la sociedad. Pero a todo esto, ¿hay alguien
que haya hablado sobre esta novela? Pues sí, autoras como Gloria Orozco en su texto
“Lo fantástico y el discurso femenino en Dos veces Alicia, de Albalucía Ángel” explica
un poco la razón por la cual Albalucía Ángel decide narrar su novela con ese estilo tan
particular y tan “ilógico”:
“Como participante de la cultura general la mujer no puede estar totalmente fuera
de ella y así siempre estará caracterizada por la dualidad de los dos espacios. Por
una parte, repitiendo la imagen nacida de la fantasía masculina, por otra cruzando
el espejo y rescatando la suya propia”. Orozco (1990)

La necesidad de crear un estilo que no pueda ser agotado por la razón, hace que florezca
la identidad de esta escritora y pone en una cruzada al ideal patriarcal de un discurso
libre de la contaminación de lo ilógico y siempre fiel perseguidor de la razón. La autora
escapa de la lógica patriarcal y encuentra refugio en lo que es rechazado por ella.
Por otro lado, tenemos a la escritora Ana Figueroa, quien dice lo siguiente:
“Este mundo al otro lado del espejo es uno de sueños, de intuiciones, de
premoniciones, de todo lo que no se acepta dentro de una lógica patriarcal. Se trata
de la búsqueda de una palabra que pueda significar mucho más allá de lo real y
concreto, que traspase el espacio establecido y restringido de la estructura de una
lengua, como forma de complementar aquello que ésta no puede decir o no sabe
decir.” (Figueroa 1998)
La lectura que hace esta autora posee cierta similitud con las palabras de Gloria Orozco,
sin embargo, Figueroa le da más importancia al mundo de los sueños, resalta que este
mundo creado por Albalucía refleje tan bien una realidad cruda, tal y como lo hace un
espejo, pero más que simplemente reflejar lo que se le pone en frente, Ana cuenta que
este mundo trata de ir más allá de lo que está reflejando, de buscar lo que no se ha dicho
o no se puede decir, tan inverosímil como el cuento de Alicia.

Ahora bien, un tema que resultó de sumo interés en la obra fue el patriarcado, Dos veces
Alicia muestra un panorama en el que la voz de la razón la tienen los personajes
femeninos y así sucede durante toda la obra (la señora Wilson, la señorita del segundo
piso, la narradora, etc). Esta imperancia del sexo femenino es un reflejo de una realidad
que resulta ser al revés (al menos para el momento en que la novela fue escrita) la voz
del hombre y su afán por imponer sus ideales a la mujer, era el pan de cada día para las
mujeres del siglo XIX, Albalú intercambia los papeles en Dos veces Alicia, retratando la
fuerza bruta contra la que los ideales y aspiraciones de la mujer luchan día tras día. A lo
anterior podemos recurrir a la voz de Orozco (1990) quien nos dice: “Esta duplicidad
problematiza aún más el dilema de la expresión, pues si utiliza el discurso accesible a la
cultura general estará repitiendo la imagen del espejo, pero si no lo utiliza no será oída”.
Los caminos del hombre son perfectos a costa de entorpecer los caminos de la mujer,
básicamente lo que Orozco deja de manifiesto es que la única manera en la que la mujer
puede lograr ser escuchada es imitando el discurso de los hombres o creando el suyo
propio; nadie contaba con que Albalú haría ambas cosas. Insertó personajes que
reflejaban ese discurso liderado por los hombres (la señora Wilson) y a su vez creó su
propio discurso basado en lo ilógico y atípico (las constantes repeticiones de Alicia en
el cuento son prueba de ello), el tema aquí es que para Dos veces Alicia no hay
únicamente dos caminos a la hora de contar una historia que refleje la voz de una mujer
escritora como lo dice la crítica; esta obra primero, recoge la estructura del discurso
masculino y la utiliza para construir el autoritario (y lleno de segregación) discurso de
la señora Wilson quien actúa y está convencida de que este y su forma de pensar, están
justificados. Segundo, utiliza lo irreal y el sinsentido no sólo para crear su propia voz,
sino que lo emplea como medio de exploración para abordar la crítica social, no
obstante, Albalú no instrumentaliza la literatura, crea su mundo y lo plantea como real
para después insertar otro mundo que considera ficcional en el que suceden injusticias y
desgracias cuando Alicia no está hablando con animales o con desconocidos. Orozco
explica esto de la siguiente manera:
“En los últimos capítulos el relato de Alicia, que dijimos es contado en tercera
persona, pasa a la primera para adentrarnos en el interior de este personaje.
Vemos entonces que Alicia viene del parque y está pensando en lo allí ocurrido
cuando de pronto se encuentra frente a la pensión, y sin transición alguna continúa
con la voz narradora que hasta ahora pertenecía a la anónima escritora en la
pensión. Quedan así escritora y personaje fundidas en una. Orozco (1990)

Ficción y realidad fundidas en un solo personaje, esta ruptura de la cuarta pared dentro
de una obra que también rompe la cuarta pared en la vida real puede significar que esas
injusticias, opresión, maldad, entre otros, no son sólo cuestión de la ficción, que esas
cosas sí pasan en la vida real pero hay quienes se empeñan en decir que no son
problemas reales, si es así ¿Saldrán entonces de la ficción?
Ya para concluir, la autora Risaraldense Albalucía Ángel escritora del viaje exótico y
misterioso que es su novela Dos veces Alicia supo que para encontrar su identidad como
escritora, primero tenía que evitar que se la intentasen quitar, para ello usó lo mejor de
ambos mundos, combatió fuego contra fuego ante el discurso patriarcal y dinástico
mientras que hizo catarsis de sí misma y el mundo que la rodea a través de la ficción y
los caminos enrevesados del lenguaje ilógico, el arte de crear uno mismo sus propias
opciones es una de las formas más astutas de demostrar rebelión ante quienes suprimen
las ideas bajo la apretada correa de la lógica pura y dura. Pero también hay aquí un
mensaje importante para quienes viven en una burbuja ideal donde ellos son los
protagonistas y todo lo que dicen está bien; la ficción y la realidad pueden ser más
cercanas de lo que uno piensa, pero cuando se unen, todos ponen los pies en la fría,
sangrienta y asfixiante tierra.

Bibliografía:

Orozco-Allan, G. (1990). Lo fantástico y el discurso femenino en Dos veces Alicia, de


Albalucía Angel. Mester, 19(2). http://dx.doi.org/10.5070/M3192014113 Retrieved from
https://escholarship.org/uc/item/1pj711jq

Figueroa, A. B. (1998). Alicia de Albalucía Ángel, en busca de su identidad a través del


espejo. es una publicación académica de la División de Ciencias y Humanidades del
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Monterrey., 29.

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