Está en la página 1de 7

LA PUTA PARIS

De Clemar S. Murphy
Personajes
Psicóloga………….Marcela Permingeat
Prostituta………..Sofía Fernández

La prostituta se ilumina con un puntual rojo. Está trabajando y canta una canción en francés.
Se enciende un segundo puntual en el otro extremo del escenario y vemos a la psicóloga,
leyendo. Se apagan ambos cenitales y se escucha el tic tac de un reloj. Cuando aparece la luz
central, la psicóloga permanece sentada y la prostituta entra enfundada en un tapado largo.
Se queda parada un instante, mirando a su alrededor. En el escenario solo hay dos cubos que
funcionan como sillas y un marco vacío colgando entre ambos cubos.

PSICÓLOGA: ¿Por qué no se sienta?


PROSTITUTA: ¿Y esa quién es?
PSICÓLOGA: ¿Esa quién?
PROSTITUTA: Esa que está escrito ahí
PSICÓLOGA: ¿Ud. dice de quién es ese diploma?
PROSTITUTA: Bueno, si... qué se yo... el nombre ese que está ahí... ¿de quién es?
PSICÓLOGA: es mi nombre, ¿por qué?
PROSTITUTA: ¿Vos te llamás así?
PSICÓLOGA: ¡Usted!
PROSTITUTA: ¿Yo? Ahh… ¡No, yo me llamo Catalina!
PSICÓLOGA: ¡No, no! Vamos a poner las cosas en claro: no le pregunté su nombre. Le dije que
me trate de “usted”, no de “vos”.
PROSTITUTA: ¡Ah! ... que le diga usted en vez de vos... (pausa) ... ¿entonces... es usted?
PSICÓLOGA: ¡Si! De ahora en más yo soy “usted”, ¿está claro?
PROSTITUTA: ¿yo soy usted?
PSICÓLOGA: ¡Si señorita! ¡Usted también es “usted”! ¡Yo jamás trato a mis pacientes de vos!. Y
usted está acá para una evaluación penitenciaria, no para entenderme a mi, si no yo a usted.
PROSTITUTA: (Se ríe) ¿Usted me va a entender a mí...? ¡Ni que fuera bruja...! ¡Noooo! Mire
que mi mamá que me tuvo en la panza nueve meses, que me vio nacer, que me crió, que me
conoce como si me hubiera parido... ¡Bueh! Es una manera de decir... Todos los días me dice:
“Nena... cada día te entiendo menos”
PSICÓLOGA: ¿Por qué se lo dice?
PROSTITUTA: Y... por muchas cosas.
PSICÓLOGA: ¿Por ejemplo?
PROSTITUTA: Y... por ejemplo... porque a veces no cobro.
PSICÓLOGA: ¿No cobra? ... ¿Cómo no cobra? ... ¿Qué cosa no cobra?
PROSTITUTA: A algún cliente... no le cobro.
PSICÓLOGA: ¡Ah! ¿Y porqué no le cobra?
PROSTITUTA: Y porque... me trata bien, porque... me gusta mucho, y a veces...
PSICÓLOGA: ¿A veces?
PROSTITUTA: A veces... porque...
PSICÓLOGA: ¿Porqué?
PROSTITUTA: Porqué... me enamoro.
PSICÓLOGA: ¿Se enamora?
PROSTITUTA: Si... ¿o a usted no le pasó nunca?
PSICÓLOGA: ¿Qué cosa?
PROSTITUTA: ¿Que no le cobre a un cliente?
PSICÓLOGA: (ofuscada) ¡¿Pero que está diciendo?! ¡Yo soy una profesional... cómo no voy a
cobrar!
PROSTITUTA: (Indignada) ¡Yo también soy una profesional! Pero tengo mi corazoncito. ¿O
usted no tiene corazón?
PSICÓLOGA: ¡Claro que tengo corazón! Pero eso no tiene nada que ver.
PROSTITUTA: ¡Cómo que no tiene nada que ver! ¡Todo! ¡Todo tiene que ver! ¡El corazón es
todo! Si no existiera el corazón seríamos todos pinochitos.
PSICÓLOGA: ¿qué cosa seríamos?
PROSTITUTA: ¡Pinochitos...! El muñequito ese que el papá le puso corazón...el de la nariz
¿Usted tiene papá?
PSICÓLOGA: Si por supuesto, como todos
PROSTITUTA: no… yo no tengo.
PSICÓLOGA: padre tenemos todos. ¿Qué pasó con el suyo, murió?
PROSTITUTA: No.
PSICÓLOGA: ah, entiendo. Padres separados.
PROSTITUTA: No.
PSICÓLOGA: Bueno...no sé... dígame usted... ¿Está preso?
PROSTITUTA: No... No sé quién es mi papá.
PSICÓLOGA: ¿Su mamá no se lo dijo?
PROSTITUTA: No.
PSICÓLOGA: ¿y alguna vez le contó por qué no se lo dijo?
PROSTITUTA: Porque ella tampoco sabe.
PSICÓLOGA: Como... ¿a su mamá la violaron?
PROSTITUTA: ¡... ma’que violada!
PSICÓLOGA: ¿Y entonces?
PROSTITUTA: Mi mamá trabaja de… de lo mismo que yo ¿Cómo puede saber de quién soy?
¿Me puedo poner cómoda?
PSICÓLOGA: por supuesto
PROSTITUTA: como en la cárcel me dijeron que venía para acá, me puse la ropa de laburo, para
sentirme más cómoda (se saca el tapado y queda con la ropa de prostituta) Asique, como
nunca supo quién era mi viejo, al final no me lo dijo. Y usted tampoco me lo dijo
PSICÓLOGA: ¿Qué cosa no le dije yo?
PROSTITUTA: Si es usted.
PSICÓLOGA: ¿Cómo si soy yo? ¿Si soy yo qué?
PROSTITUTA: La del cuadrito
PROSTITUTA: La del cuadrit... ¡ah! La del diploma.
PROSTITUTA: ¡Eso!
PSICÓLOGA: Sí, soy yo...
PROSTITUTA: (Se levanta y va a leer nuevamente el nombre) ¡Pah! ¿Así se llama?
PSICÓLOGA: Sí.
PROSTITUTA: (Lee) ¿Susana Mercedes Benavidez Acuña?
PSICÓLOGA: Sí.
PROSTITUTA: Yo tenía una compañera de apellido Acuña, la Betina… pero no creo que sea
pariente suya. (Cambia ante la mirada de la psicóloga) ¡Bah! Quiero decir... ¡Que no!... ¡Seguro
que no!
PSICÓLOGA: ¿A qué colegio asistió?
PROSTITUTA: ¿la Betina?
PSICÓLOGA: no, usted
PROSTITUTA: No fui a la escuela.
PSICÓLOGA: ¿se puede saber entonces de qué era compañera Betina?
PROSTITUTA: ¡De hacer la calle, de yirar, de parada!
PSICÓLOGA: De parada... ¡Ah! Mire discúlpeme, yo en realidad... lo único que tengo que hacer
es un test para saber si usted está en condiciones de recuperar su libertad. No se por qué nos
metimos en este embrollo. Yo lo único que necesito es que me conteste algunas preguntas,
lleno una planilla, y asunto terminado...
PROSTITUTA: Dígame la verdad... ¿Usted nunca atendió a una prostituta, no?
PSICÓLOGA: No. (Con ironía) ¿Cómo se dio cuenta?
PROSTITUTA: ¿Ve? Esa es la diferencia entre usted y yo.
PSICÓLOGA: ¿cuál es la diferencia entre usted y yo?
PROSTITUTA: hay diferencia…
PSICÓLOGA: (Totalmente indignada) ¿Y cuál es esa diferencia?
PROSTITUTA: Que yo siempre atendí de todo… psicólogas también
PSICÓLOGA: (La corrige) perdón… querrá decir psicólogos
PROSTITUTA: Si... también psicólogos. Nunca le hice asco a nada
PSICÓLOGA: ¡Usted está loca!
PROSTITUTA: ¡Igual que mi mamá!. Todos estamos un poco locos, ¿no?. Usted me hace
acordar a mi mamá
PSICÓLOGA: ¡Yo jamás estaría a la “altura” de su mamá!
PROSTITUTA: ¿ah no… usted atendió un embajador?
PSICÓLOGA: ¿Cómo?
PROSTITUTA: le estoy preguntando si alguna vez atendió a un embajador
PSICÓLOGA: (Se queda un instante tratando de entender) N-no...
PROSTITUTA: Mi mamá, sí. Uno de Francia.
PSICÓLOGA: ¿Pe-pero eso que tiene que ver? ¿Usted está queriendo comparar a su mamá
conmigo?
PROSTITUTA: ¡Nooo! ¡Mire si yo...! ¡Nooo!... Pero hay cosas que usted dice que... me hacen
acordar a ella... Pero no se enoje...mi mamá no es mala... es muy buena... Los chicos del barrio
la quieren muchísimo... puta madre si no, la mayoría debutó con ella
PSICÓLOGA: ¿cómo que debutaron?
PROSTITUTA: Sí. O sea... “sesualmente”.
PSICÓLOGA: Ah.
PROSTITUTA: ¿Usted nunca inició a nadie?
PSICÓLOGA: ¡Qué... qué... qué...! ¡Pero por favor! ¿De qué me está hablando?
PROSTITUTA: ¡De la vida! Las chicas del pabellón me dijeron que cuando te traen acá te
preguntan de la vida y todo eso. ¿No es así?
PSICÓLOGA: Sí... bueno... si... pero...
PROSTITUTA: ¿Usted nunca se enamoró?
PSICÓLOGA: ¡¿Cómo?!
PROSTITUTA: (Confidente) Usted... ¿Nunca se enamoró?
PSICÓLOGA: ¡Pero...!
PROSTITUTA: ¡Dele... cuente!
PSICÓLOGA: Mire yo...
PROSTITUTA: ¡Le prometo que no le cuento a nadie! En serio. Nosotros no podemos contar
nada porque si no perdemos todos los clientes.
PSICÓLOGA: ¡Por favor...!
PROSTITUTA: ¡Dele!
PSICÓLOGA: ¡Si no se calla, voy a tener que llamar a los policías. (Señala la puerta)
PROSTITUTA: (Se aterroriza automáticamente)¡No! ¡A los policías no, por favor! (Se sienta en la
silla encorvándose y protegiendo su estómago con sus brazos cruzados. Deja caer la cabeza
repitiendo) ¡La cana, no! ¡La cana, no! (Se calla)
PSICÓLOGA: (ha observado la escena estupefacta, inmóvil. Indudablemente esta situación la
conmovió. Ha procesado y comprendido algo) Yo... tengo pareja... novio. (Prostituta no dice
nada)... me llevo muy bien... (Ídem) Es ingeniero... (Sonríe) Nada que ver conmigo, pero...
(Tierna) ¿Eso querías saber? (PROSTITUTA mira hacia la puerta y no contesta)... no voy a llamar
a los policías (PROSTITUTA la mira interrogante y desconfiada)... en serio... Te lo juro.
PROSTITUTA: ¿Palabra?
PSICÓLOGA: Te dije... te lo juro.
PROSTITUTA: Nosotras en la ranchada, cuando decimos “palabra” es “palabra” aunque los
policías nos revienten el estómago a trompadas.
PSICÓLOGA: Palabra.
(Pausa)
PROSTITUTA: Al final no me contestaste.
PSICÓLOGA: ¿Qué cosa?
PROSTITUTA: Si te enamoraste alguna vez.
PSICÓLOGA: Ya te dije que...
PROSTITUTA: No... si te enamoraste de verdad... quiero decir... ¿viste esos tipos que te dan
vuelta la cabeza? ...¿qué los cagás amando? ... perdón... ¿que los querés no importa lo difícil
que sea la situación?
PSICÓLOGA: S-si... no sé... decime vos.
PROSTITUTA: ¿Nunca te enamoraste de un cliente?
PSICÓLOGA: (Severa) ¡yo no tengo clientes, tengo pacientes!
PROSTITUTA: (Se sobresalta por lo que dijo. Mira hacia la puerta) No... si... quiero decir de un
paciente, de un paciente... (Turbada) ¿Por qué no llenamos la planilla? Así me voy.
PSICÓLOGA: No voy a llamar a los policías (PROSTITUTA no contesta)... en serio... (No contesta)
¡Palabra! (Se largan a reír)
PROSTITUTA: ¿Y?
PSICÓLOGA: (La mira) ¿Por qué te tengo que contar eso?
PROSTITUTA: (Riendo) ¡Ah... te enamoraste! ¡Te enamoraste! (Se ríen ambas)
PSICÓLOGA: Primero decime porqué querés que te cuente.
PROSTITUTA: ¿Usted... vos... tenés con quien hablar?
PSICÓLOGA: ¡Por supuesto!
PROSTITUTA: ¿Con quién?
PSICÓLOGA: Bueno... mi novio, mi madre, mi padre, mis amistades...
PROSTITUTA: ¡Te das cuenta vos!
PSICÓLOGA: ¿De qué?
PROSTITUTA: mirá, hagamos un juego. Vos preguntame a mí.
PSICÓLOGA: ¿Qué cosa?
PROSTITUTA: Si tengo con quien hablar... preguntá, preguntá.
PSICÓLOGA: (Duda) Vos... ¿tenés con quien hablar?
PROSTITUTA: Si, por supuesto... (Pausa) Preguntá con quien, preguntá con quien…
PSICÓLOGA: ¿Con quién?
PROSTITUTA: Y... con el cacho, con mi vieja... con mi viejo no, por supuesto... con la Mary...
¡Que lo parió...! ¡Qué mina la Mary! (Se queda emocionada)
PSICÓLOGA: ¿Y?
PROSTITUTA: ¿Qué?
PSICÓLOGA: ¿Cuál es la diferencia? ¿De qué me tengo que dar cuenta?
PROSTITUTA: Y... que cuando te pregunté vos dijiste: (parodia exagerada) Mi padre, mi madre,
mi novio, mis amistades... ¿Te das cuenta? No decís (habla con amor) el cacho, mi viejita... (Se
emociona) ¡La Mary!... ¿Sabés las calles que pateamos con la Mary? Y hablamos, y hablamos...
Te das cuenta la diferencia.
PSICÓLOGA. no dice nada.

PROSTITUTA: Vos tendrías que ser mi amiga.


PSICÓLOGA: (Se larga a reír) ¡No! No nací para ser prostituta y para “patear” las calles.
PROSTITUTA: (Seria) ¿y por qué me rebajas? Yo no te pido que seas puta, te digo que yo podría
ser psicóloga
PSICÓLOGA: (Deja de reír) Bueno, si... ¿porqué no? Tenés razón… vos podrías ser psicóloga
PROSTITUTA: (Se larga a reír) ¡Era una broma, pavota!... que voy a ser psicóloga. Pero vos puta
capaz que sí… tenés buenas gambas.
PSICÓLOGA: ¡Buéh!
PROSTITUTA: ¿A ver? Mostrá, dale mostrá...
PSICÓLOGA: Pero mirá si yo te voy a mostrar las piernas a vos
PROSTITUTA: ¡No boluda, en serio...! ¡Uy... perdón, perdón, perdón... por favor, perdón. Yo no
quise decir... (Automáticamente y mirando alternativamente a ella y a la puerta)... perdón.
PSICÓLOGA: No... está bien, está bien.. te di la palabra de que no iba a llamar a la
“cana”...quiero decir... (Se miran y se largan a reír) ¡Mirá lo que me hacés decir!... (Pausa) Te
digo en serio, no voy a llamar a los policías. Okey, ahora voy y le pongo llave a la puerta (se
levanta para salir pero la prostituta se larga a reír) ¿De qué te reís?
PROSTITUTA: Me hiciste acordar de un gringo que atendí una vez (Parodia) Okey, okey (Se ríe)
¡Qué gringo de mierda! (Habla con acento extranjero) ¡La puta París, decía. ¡Quiero a la puta
París! Porque a mi me dicen la puta París.
PSICÓLOGA: ¿y cuál es el mayor sueño de la puta París? (silencio) Katy… te hice una pregunta
(Prostituta se ha quedado muda, mirándola mientras sus ojos se van poniendo brillosos de
emoción) ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pusiste así?
PROSTITUTA: Me dijiste Katy.
PSICÓLOGA: Y, claro, si te llamás Katy ¡Bah! Catalina, pero...
PROSTITUTA: No, no... pero me lo dijiste en serio... quiero decir... te salió llamar a alguien por
su nombre
PSICÓLOGA: ¿Cómo?
PROSTITUTA: Te salió... te salió de adentro. No lo fabricaste. No lo... pensaste, no lo tuviste
que leer.
PSICÓLOGA: N-no.
PROSTITUTA: ¿vos sabés el valor que tiene eso?
Pausa profunda. Ambas están procesando esta nueva relación.
PSICÓLOGA: ¿Cuál es tu mayor sueño?
PROSTITUTA: ¡Katy! ¡Decime Katy!
PSICÓLOGA: ¿Cuál es tu mayor sueño, Katy?
PROSTITUTA: (Tajante) ¡Ir a París!
PSICÓLOGA: (Risueña) ¿Ir a París?
PROSTITUTA: ¿Vos me preguntaste cual era mi mayor sueño? Y bueno… mi mayor sueño es ir a
París. Es un sueño, no una realidad... quiero decir... es algo que yo se que no voy a poder hacer
nunca.
PSICÓLOGA: Bueno... si...
PROSTITUTA: ¿Ir a París? ¿pero vos estás chupada con kerosene?
PSICÓLOGA: ¿Por qué?
PROSTITUTA: (Comienza con total naturalidad) Cuando mi mamá me contaba de Paris...
PSICÓLOGA: (Desconcertada) ¿Tu mamá fue a París?
PROSTITUTA: no, a ella le contaba todo el embajador...
PSICÓLOGA: ¡Ah!
PROSTITUTA: ¡Imaginate mi vieja en París! ... Únicamente si la hubieran deportado por
chorearle algo al Francés... (PSICÓLOGA se ríe) ¡No pero mi mamá robar, no! ¿Eh? ¡Nooo,
jamás!
PSICÓLOGA: Bueno, ¿qué me decías?
PROSTITUTA: Cuando mi mamá me contaba de Paris, yo me imaginaba y soñaba, soñaba... y de
a poco me fui enamorando... ¡Qué cosa! ¿Cómo puede uno enamorarse de algo que no
conoce? Y además... ¡tan lejos! ¿no? (Pausa) ¿Vos conocés París?
PSICÓLOGA: Si, por supuesto
PROSTITUTA: bueno…no tan “por supuesto”… yo no lo conozco, y la mayoría de las chicas que
laburaban conmigo tampoco. Yo lo conozco por el cine.
PSICÓLOGA: ¿por el cine?
PROSTITUTA: Si. Cada vez que pasaba por un cine, preguntaba: ¿Dan una película de
franchutes hoy? Si me decían que si, ahí nomás me metía. La llevaba a la Mary a la rastra, y
adentro.... Ella se compraba “pururú” y...
PSICÓLOGA: ¿se compraba qué?
PROSTITUTA: el pururú, ¿viste? El porcón
PSICÓLOGA: (Piensa) ¡Ah! Pop-Korn.
PROSTITUTA: ¡Eso, eso, el pop… el pop… bueno eso. Y la Coca, y nos sentábamos a mirar. Ella
comía se atragantaba por el pururú y lo bajaba con Coca mientras yo me comía Paris.
PSICÓLOGA: (Ríe) ¡Qué bien dicho! “Te comías Paris”.
PROSTITUTA: ¡Y si, me lo comía con los ojos!
PSICÓLOGA: ¿Y a Mary le gustaba París?
PROSTITUTA: No, ella prefería “Niuyor”: ¡Ja! Pururú, “niuyor” y coca. ¡Dejate de Joder! Le decía
yo. ¡Esas son costumbres yanquis! ¡Y qué tiene? Me decía ella. ¡No ves que los yanquis son
unos hijos de puta! (Le de día yo) ¡Le afanan a todo el mundo, le afanan! ¿Y sabés que me
decía ella? Que los franceses también son unos hijos de puta. Que los países que manejan ellos
los hacen cagar de hambre. Que los imperialistas son todos iguales. ¿Será cierto, che? (Pausa)
¿Así que conocés París? ¿Cuándo fuiste? ¿Hace mucho?
PSICÓLOGA: Y... fui varias veces.
PROSTITUTA: ¿Varias veces?
PSICÓLOGA: Y... si.
PROSTITUTA: ¿Debés tener mucha guita vos, he? ¡Y yo que no tengo ni pa’pagar la fianza!
PSICÓLOGA: ¿Ah si? ¿Con una fianza y mi informe vos quedarías libre?
PROSTITUTA: Si.
PSICÓLOGA: ¿Y si no?
PROSTITUTA: ¡Qué se yo! No me lo dijeron todavía.
PSICÓLOGA: ¿Y es mucho?
PROSTITUTA: ¿La fianza? Je, je... como un viaje a Paris.
PSICÓLOGA: más de dos mil dólares…
PROSTITUTA: ¡Ni me los nombres a los dólares! ¡Ni me los nombres!
PSICÓLOGA: ¿Por qué?
PROSTITUTA: El Cacho dice que por esa mierda verde, estamos como estamos. Cuando algún
tipo me quiere pagar con verdes no lo acepto. ¡Más vale no le cobro, mirá! (Pausa triste) Bah,
si le cobro. Pero le digo que la próxima vez, venga con pesos. (Pausa) ¿Y vas a volver a ir a
París?
PSICÓLOGA: Si.
PROSTITUTA: ¡Si! ¿Cuándo?
PSICÓLOGA: Pronto.
PROSTITUTA: ¡Qué! ¿Tenés parientes allá?
PSICÓLOGA: (Piensa) Vos sabés que el rol de una psicóloga es… (Trata de hacerse entender)
escuchar... pero... como lo tuyo es un trámite formal... quiero decir, es una planilla nada más...
¡Esperá! (habla hacia afuera) Alicia... haceme el favor de cancelar el próximo turno de hoy... si,
si, si...La semana que viene... como hoy, si. Dale el mismo... gracias. (Cuelga) ¿Sabés una cosa
Katy? Yo también amo París. Te voy a mandar fotos ¿Querés?
PROSTITUTA: siiiii, mandame la de la torre Eiffel ¡Ja! Si la Mary las pudiera ver... ¡Che! ¿Vos no
vas a ir vestida así, no?
PSICÓLOGA: ¿vestida así…que tiene de malo mi ropa? ¿Por qué?
PROSTITUTA: no piba… ¡A París tenés que ir a patear las calles! ¡De puta tenés que ir! ¿Si vas
de oligarca qué cambia? Los lugares lujosos son todos iguales ¡Una mierda son! Te lo digo yo
que los conozco casi a todos. ¡Tenés que patear las calles! ¡Tomá! (Se saca los zapatos y se la
entrega) ¡Tomá! Total ahora yo para que los quiero. Vos me vas a poner que está todo mal en
esa planilla y yo no tengo guita para la fianza, asique me quedo en la ranchada por años y por
mucho tiempo no la voy a usar. (la psicóloga se pone los zapatos mientras la prostituta se saca
la minifalda y se la entra. La psicóloga se pone la minifalda también. La prostituta, muy
lentamente, empieza a ponerse la ropa de la psicóloga. ¿Sabés que descubrí una cosa de vos?
PSICÓLOGA: ¿Ah si? ¿Qué?
PROSTITUTA: Que tenés corazón.
PSICÓLOGA: ¿Ah si?
PROSTITUTA: ¡Si! Apenas entré me di cuenta...
PSICÓLOGA: ¿Qué... sos vidente, vos?
PROSTITUTA: No... soy puta. Y las putas sabemos darnos cuenta cuando la gente tiene corazón
(se levanta) chau piba, suerte en París
PSICÓLOGA: chau

Ambas salen. Se escucha una música francesa y la prostituta aparece llorando sentada en la
silla o cubo que antes ocupaba la psicóloga. Y la psicóloga aparece, descuelga el título, lo tira
al piso, se para debajo del puntual rojo y comienza a llorar. Las luces bajan hasta el oscuro
total

FIN

También podría gustarte