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ALAN WATTS
Es impresionante.
Todo esto se encuentra a solo 30 minutos del corazón de San Francisco.
No se trata de un habitáculo humano dentro de ningún lugar.
He estado aquí viviendo por algunos meses, para escribir y absorber una atmósfera diferente de la
ciudad.
Para intentar encontrar la diferencia esencial entre el mundo de la naturaleza y el mundo del hombre.
Porque existe una obvia diferencia, al igual que en los distintos estilos artísticos.
Nadie confundiría una pintura de Leonardo con una de Picasso.
O una pieza de Bach y una de Shostakóvich.
Y del mismo modo, parece existir una enorme diferencia de estilo entre las cosas que hace el hombre
y las cosas que hace la naturaleza.
Aunque los seres humanos formen parte de la naturaleza del mismo tiempo.
Por una parte, la naturaleza se contornea, los perfiles de las colinas, las formas de los árboles, el
modo en que el viento cepilla la hierba, las nubes, los cauces de los ríos…
Todo se contornea.
Y por una razón u otra, encontramos en las cosas que se contornean algo muy difícil de mantener
inmóvil.
Le decimos a la gente: “estate quieto, así puedo verte”.
“Estate quieto para la cámara” y decimos: “Vamos a enderezarlo todo, vamos a intentar encajarlo
todo”.
Y de algún modo, creemos que entendemos las cosas cuando las hemos traducido en términos de
líneas rectas y cuadrados.
Quizás por ello, llamamos a la gente rígida “cuadriculados”
Pero no encaja en la naturaleza.
Dondequiera que los seres humanos estén, haciendo sus cosas…encontramos rectángulos…vivimos
en cajas.
Nuestras calles, especialmente en Kansas y Nebraska…se sostienen mediante patrones y mallas.
Como la malla urbana que cubre las colinas de San Francisco.
Parece como si los seres humanos tuviéramos un tipo de mente muy simple.
Y todo este contorneo fuera demasiado complicado.
Yo no creo que realmente sea complicado.
Al fin y al cabo es muy sencillo levantar algo o abrir y cerrar una mano.
Es totalmente fácil…porque no tenemos que pensar en ello.
Las cosas se complican solo cuando pensamos en ellas.
Y eso sucede cuando tratamos de traducirlas en formas de vida mucho más simples y ordinarias que
las formas de vida de las que estamos hablando.
Un triángulo es mucho más simple que una montaña.
Y representamos una montaña con un triángulo.
Los seres humanos somos tan complejos como la naturaleza, nuestros cerebros son increíblemente
caóticos y esa es la parte que menos conocemos de nosotros mismos.
Me temo que parte de la culpa la tiene el Sr. Yukle quién inventó la geometría porque realmente no
midió la tierra, solo midió y nos dio ideas sobre formas simples que tenía en su mente y quizás
deberíamos llegar a la conclusión de que tenía un intelecto bastante limitado.
Porque a veces, cuando estoy en medio de todo esto, me siento como si estuviera en medio de un
increíble cerebro.
En otras palabras: el cerebro es una red de interconexiones neuronales.
Y cada una de esas neuronas son simples transmisores parpadeantes que nos dan mensajes del tipo:
encender o apagar, si o no…
Pero lo que llamamos “cosa”, las plantas, los pájaros, los árboles…son formas mucho más
complicadas que una neurona.
Y existen billones de ellas coexistiendo en una misma red.
Como la interdependencia que existe entre las flores y las abejas,
Donde no hay flores no hay abejas y donde no hay abejas no hay flores; en realidad son un mismo
organismo y del mismo modo, todo en la naturaleza depende de todo lo demás, todo está
interconectado.
Y esa multitud de patrones de interconexión encerrados en una sola unidad es demasiado compleja
para nosotros, excepto desde la más pura simplicidad de algunos casos.
Pero yo soy parte de todo esto, soy una célula más dentro de este enorme cerebro que no llego a
entender porque la parte no puede entender el todo, pero al mismo tiempo, yo no me siento, al
contrario que mucha otra gente…como un forastero o extranjero en este mundo.
Son estas formas ascéticas las que de algún modo me atraen mucho más que las que el hombre sea
capaz de producir.
Del mismo modo, cuando veas una flor en un campo ¿No es realmente todo el campo el que está
floreciendo?
Porque la flor no podría existir en ese lugar en particular sin las condiciones que se dan a su
alrededor.
Solo encontramos flores en entornos capaces de acogerlas.
Por lo tanto, del mismo modo, solo podemos encontrar seres humanos en un planeta de estas
características.
Con una atmósfera como esta, con una temperatura como esta, bajo las condiciones de una estrella
conveniente.
Por lo tanto, al igual que la flor es el florecer del campo, me percibo a mí mismo como la
personificación, la humanización de todo el universo.
En otras palabras, parezco ser el centro, el vórtice donde toda la energía del Universo se manifiesta
como ser vivo, un tipo de apertura a través de la cual el Universo se hace consciente de sí mismo.
En otras palabras, me dejo llevar desde ese centro hasta su circunferencia.
En teoría, los astrólogos parecen al menos no estar tan equivocados cuando tratan de retratar la mente
o el alma humana, diseñando un simple mapa del Universo centrado en el tiempo y el lugar en que
tuvo lugar el nacimiento.
No es una mala idea, pero no creo que los astrólogos sepan cómo leer sus mapas porque los mapas
son demasiado burdos y rudimentarios.
El punto esencial es obvio: cada uno de nosotros, no solo los seres humanos, sino cada hoja, cada
hierba, existe de la forma en que lo hace solo porque las demás cosas lo hacen a su alrededor.
En otras palabras: hay una relación entre el centro y su circunferencia, la cual es comparable a la
relación entre los polos magnéticos.
Sin centro no hay circunferencia y sin circunferencia no hay centro.
Y aunque digamos que los polos son partes extremadamente distintas, existe algo entre ellos del
mismo modo que el norte y el sur magnéticos están unidos por el magnetismo.
Por lo tanto, el individuo y el Universo son inseparables.
Pero lo curioso es que esto que parece tan fácil de entender en la teoría, muy poca gente es consciente
de ello de manera intensa y contundente…
De la misma manera que uno es consciente del color azul del cielo o del calor del fuego.
Se trata de una idea más que de una realización.
Por lo tanto, me reafirmo cada vez más en que nuestra falta de pertenencia a este mundo, dentro de
este impresionante cerebro en el que habitamos, es el resultado de un error primario básico en nuestra
manera de pensar el mundo.
Y se muestra en lo que está empezando a ser el fracaso de la tecnología.
En el hecho de que todo lo que hacemos para mejorar el mundo, tiene éxito a corto o largo plazo,
genera increíbles mejoras a priori, pero a largo plazo estamos destruyendo el planeta a causa de
nuestros esfuerzos por controlarlo y mejorarlo y creo que eso sucede porque aún somos muy simples
en nuestro modo de pensar para comprender lo que estamos haciendo cuando interferimos en el
mundo natural de una manera tan potente a gran escala.
En realidad no interferimos en la naturaleza, porque en ese caso seriamos algo ajeno a ella.
Creo que lo que hacemos es tratar de entenderla en términos de lenguajes, números…en términos de
lógica, lo cual es demasiado simple y rudimentario.
Lo entendemos todo en términos de palabras o números…trazamos líneas y nuestros ojos tienen que
escanearlas para poder entenderlas.
Pero cuando analizo esta vista, no lo hago línea por línea…sino que veo toda la vista de una vez, la
percibo a través un lente de gran angular, pero cuando trato de entender el mundo a través de la
literatura o las matemáticas, tengo que analizar líneas.
Por eso tardamos tanto en ser educados en la escuela, porque nuestros ojos tienen analizar millas y
millas de impresos y eso nos lleva 20 años o más, pero la vida sucede y los cambios se dan
demasiado rápido para todo esto, porque en mundo todo está sucediendo a la vez en todos los lugares
y al mismo tiempo y mientras tanto, nosotros con nuestras pequeñas mentes miopes, operamos paso a
paso como asistidos por la repetición de una computadora; pero la computadora sigue mirando las
cosas linealmente como una cinta analógica, todo acontece en una sola pista y supongo que la
dificultad radica en el hecho de que nosotros tenemos una mente con una única pista operando en un
Universo con infinitas pistas.
Quizás debamos llegar a la alarmante conclusión de que el Universo es mucho más listo que
nosotros.