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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0076/2023

Sucre, 8 de agosto de 2023

SALA PLENA
Magistrado Relator: Gonzalo Miguel Hurtado Zamorano
Conflicto de competencias entre el nivel central del Estado y las
entidades territoriales autónomas y entre éstas

Expediente: 19459-2017-39-CET
Departamento: La Paz

El conflicto positivo de competencias interpuesto por Álvaro Marcelo


García Linera, Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia y
Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional y la Asamblea
Legislativa Departamental de Santa Cruz; por la emisión de la Ley
Departamental 98 de 21 de mayo de 2015, “Ley de Conservación del Patrimonio
Natural del Departamento de Santa Cruz”.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido del conflicto de competencias

Mediante memorial presentado el 26 de mayo de 2017, cursante de fs. 322 a 340,


el demandante Álvaro Marcelo García Linera –en su calidad de entonces
Vicepresidente del Estado– interpuso el presente conflicto positivo de
competencias, indicando que con la emisión de la Ley Departamental 98, la
Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz invadió competencias
privativas, exclusivas y concurrentes del nivel central del Estado, desarrolladas en
los arts. 297 a 299 de la Constitución Política del Estado (CPE), cuyo ejercicio de
la facultad legislativa le corresponde a la Asamblea Legislativa Plurinacional, como
prevé el art. 158.I.3 de la Ley Fundamental, así como también, en la Ley Marco
de Autonomías y Descentralización “Andrés Ibáñez” y otras leyes nacionales que
regulan las competencias a las que hace referencia la Norma Suprema y que
pueden ser normadas únicamente a través de una ley nacional.

De este modo, señaló que la Ley Departamental 98, establece en su art. 1, que
tiene por objeto “…delimitar el marco jurídico aplicable para la conservación del
patrimonio Natural y Departamental, con el propósito de proteger y conservar un
medio ambiente saludable y equilibrado, promoviendo el turismo en estos

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espacios, armonizando los intereses sociales, económicos y ecológicos del
departamento de Santa Cruz”; lo que a criterio del demandante, fuera invasivo de
la reserva de ley contenida en el art. 346 de la CPE, mismo que dispone: “El
patrimonio natural es de interés público y de carácter estratégico para el
desarrollo sustentable del país. Su conservación y aprovechamiento para beneficio
de la población será responsabilidad y atribución exclusiva del Estado, y no
comprometerá la soberanía sobre los recursos naturales. La ley establecerá los
principios y disposiciones para su gestión”.
En virtud a estos preceptos, advierte que la Ley Departamental 98, incurre
ilegalmente en regular el patrimonio natural del departamento de Santa Cruz, en
ausencia de una fuente legal (proveniente de la Asamblea Legislativa
Departamental) que establezca las condiciones, características y parámetros
relativos a su clasificación y sobre la cual, se despliegue la facultad legislativa y se
ejerza la competencia de promoción y conservación del patrimonio natural
departamental. Tal y como exige el art. 87 de la Ley Marco de Autonomías y
Descentralización “Andrés Ibáñez” (LMAD), que dispone que solo la Asamblea
Legislativa Plurinacional, a través de una ley, ordenará bajo determinados
criterios, los sitios de patrimonio natural considerados de carácter nacional,
departamental, municipal o indígena originario campesino.

Sumándose a lo anterior que, la Ley Departamental 98, invade competencias


exclusivas, concurrentes y privativas del nivel central de Estado, en sus artículos
siguientes:

a) Competencias privativas:

 Seguridad del Estado, Defensa, Fuerzas Armadas y Policía


boliviana (art. 298.I.6 de la CPE): invadida por el art. 65 (Medidas
precautorias) parágrafo II de la Ley Departamental 98.

 Política general sobre tierras y territorio, y su titulación (art.


298.I.17 de la CPE): invadida por los arts. 30.II (Declaratoria, efectos y
desafectación);
33.II (Parque Natural Departamental); y 34.II (Santuario Natural
Departamental) de la Ley Departamental 98.

 Hidrocarburos (art. 298.I.18 de la CPE): invadida por el art. 18


(Actividades de Hidrocarburos) de la Ley Departamental 98.

 Política general de Biodiversidad y Medio Ambiente (art. 298.I.20


de la CPE): invadida por los arts. 9 (Potestad Administrativa
Sancionatoria); 16 (Actividad Forestal); 17 (Actividad Minera); 18
(Actividades de Hidrocarburos); 24 (Reservas privadas del Patrimonio
Natural); 25 (Tierras de Protección); 26 (Tierras de Uso Restringido); 64
(Inspección y vigilancia) parágrafo II; 65 (Medidas precautorias); 66
(Infracciones y Sanciones); 67 (Procedimiento Administrativo
Sancionador); 68 (Infracciones); 69 (Infracciones leves); 70
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(Infracciones graves); 71 (Sanciones) de la Ley Departamental 98.

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 Codificación sustantiva y adjetiva en materia civil, familiar,
penal, tributaria, laboral, comercial, minería y electoral
(art. 298.I.21 de la CPE): invadida por los arts. 17 (Actividad Minera)
y 65 (Medidas precautorias) parágrafo III de la Ley Departamental 98.

 Política económica y planificación nacional (art. 298.I.22 de la


CPE): invadida por los arts. 11 (Definiciones) numerales 14, 15 y 17; y
12 (Integración a las Políticas, Planes, Programas, Actividades, Obras y
Proyectos).

b) Competencias exclusivas:

 Recursos naturales estratégicos, que comprenden minerales,


espectro electromagnético, recursos genéticos y biogenéticos y
las fuentes de agua (art. 298.II.4 de la CPE): invadida por los
arts. 5 (Fines) numerales 7, 8 y 9 y 17 (Actividad Minera) de la Ley
Departamental 98.

 Régimen general de recursos hídricos y sus servicios (art.


298.II.5 de la CPE): invadida por los arts. 15 (Actividad
Agropecuaria), 24 (Reservas privadas del Patrimonio Natural), 25
(Tierras de Protección) y 26 (Tierras de uso restringido) de la Ley
Departamental 98.

 Régimen general de biodiversidad y medio ambiente (art.


298.II.6 de la CPE): invadida por los arts. 9 (Potestad Administrativa
Sancionatoria); 16 (Actividad Forestal); 17 (Actividad Minera); 18
(Actividades de Hidrocarburos); 21 (Sistema Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural); 22 (Áreas Protegidas
Nacionales); 43 (Inventario de Unidades e Conservación del Patrimonio
natural) parágrafo II; 47 (Atribuciones de la Gobernadora o
Gobernador) numerales 6 y 7; 48 (Atribuciones de la Secretaría
Departamental de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente) numerales 1
y 2; 49 (Atribuciones de la Dirección de Conservación del Patrimonio
Natural) numerales 1, 2, 4, 6 y 7; 64 (Inspección y vigilancia) parágrafo
II; 65 (Medidas precautorias); 66 (Infracciones y Sanciones); 67
(Procedimiento Administrativo Sancionador); 68 (Infracciones); 69
(Infracciones leves); 70 (Infracciones graves); 71 (Sanciones) de la Ley
Departamental 98.

 Política forestal y régimen general de suelos, recursos


forestales y bosques (art. 298.II.7 de la CPE): invadida por los
arts. 9 (Potestad Administrativa Sancionatoria); 15 (Actividad
Agropecuaria); 16 (Actividad Forestal); 24 (Reservas privadas del
Patrimonio Natural); 25 (Tierras de Protección); 26 (Tierras de Uso
Restringido); 33 (Parque Natural Departamental); 34 (Santuario Natural

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Departamental); 64 (Inspección y vigilancia) parágrafo II; 65 (Medidas
precautorias); 66 (Infracciones y Sanciones); 67 (Procedimiento
Administrativo Sancionador); 68 (Infracciones); 69 (Infracciones leves);
70 (Infracciones graves); 71 (Sanciones) de la Ley Departamental 98.

 Obras públicas de infraestructura del interés del nivel central


del Estado (art. 298.II.11 de la CPE): invadida por los arts. 12
(Integración a las Políticas, Planes, Programas, Actividades, Obras y
Proyectos); 19 (Obras públicas de infraestructura) de la Ley
Departamental 98.

 Áreas protegidas bajo responsabilidad del nivel central del


Estado (art. 298.II.19 de la CPE): invadida por los arts. 9 (Potestad
Administrativa Sancionatoria); 11 (Definiciones) numerales 14, 15 y 17;
12 (Integración a las Políticas, Planes, Programas, Actividades, Obras y
Proyectos); 15 (Actividad Agropecuaria); 16 (Actividad Forestal); 21
(Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio Natural); 22
(Áreas Protegidas Nacionales); 43 (Inventario de Unidades e
Conservación del Patrimonio natural) parágrafo II; 47 (Atribuciones de
la Gobernadora o Gobernador) numerales 6 y 7; 48 (Atribuciones de la
Secretaría Departamental de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente)
numerales 1 y 2; 49 (Atribuciones de la Dirección de Conservación del
Patrimonio Natural) numerales 1, 2, 4, 6 y 7; 64 (Inspección y
vigilancia) parágrafo II; 65 (Medidas precautorias); 66 (Infracciones y
Sanciones); 67 (Procedimiento Administrativo Sancionador); 68
(Infracciones); 69 (Infracciones leves); 70 (Infracciones graves); 71
(Sanciones) de la Ley Departamental 98.

 Control de la administración agraria y catastro rural (art. 298.II.22


de la CPE): invadida por los arts. 33 (Parque Natural Departamental) y 34
(Santuario Natural Departamental) de la Ley Departamental 98.

 Asentamientos humanos rurales (art. 298.II.29 de la CPE):


invadida por los arts. 15 (Actividad Agropecuaria); 33 (Parque Natural
Departamental) y 34 (Santuario Natural Departamental) de la Ley
Departamental 98.

 Políticas de planificación territorial y ordenamiento territorial


(art. 298.II.33 de la CPE): invadida por los arts. 12 (Integración a
las Políticas, Planes, Programas, Actividades, Obras y Proyectos); 13
(Integración al Ordenamiento Territorial); 24 (Reservas privadas del
Patrimonio Natural), 25 (Tierras de Protección) y 26 (Tierras de uso
restringido) de la Ley Departamental 98.

 Régimen de la tierra (art. 298.II.38 de la CPE): invadida por los


arts. 33 (Parque Natural Departamental) y 34 (Santuario Natural
Departamental) de la Ley Departamental 98.

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c) Competencias Concurrentes:

 Preservar, conservar y contribuir a la protección del medio


ambiente y fauna silvestre manteniendo el equilibrio ecológico
y el control de la contaminación ambiental (art. 299.II.1 de la
CPE): invadida por los arts. 14 (Participación de la DICOPAN) y 19 (Obras
Públicas de Infraestructura) de la Ley Departamental 98.
 Conservación de suelos, recursos forestales y bosques
(art. 299.II.4 de la CPE): invadida por los arts. 9 (Potestad
Administrativa Sancionatoria); 15 (Actividad Agropecuaria); 16 (Actividad
Forestal); 64 (Inspección y vigilancia) parágrafo II; 65 (Medidas
precautorias); 66 (Infracciones y Sanciones); 67 (Procedimiento
Administrativo Sancionador); 68 (Infracciones); 69 (Infracciones
leves); 70 (Infracciones graves); 71 (Sanciones) de la Ley Departamental
98.

A ello, agregó que la Norma Suprema y la Ley Marco de Autonomías y


Descentralización “Andrés Ibáñez”, establecen un régimen de delimitación
competencial en los diferentes ámbitos; por lo cual, las competencias asignadas al
nivel central no pueden ser modificadas ni reguladas en el orden legislativo local;
además, las disposiciones departamentales descritas contradicen de manera expresa
la Constitución Política del Estado y la aludida Ley de Autonomías, llegando inclusive,
a afectar proyectos de carácter nacional en materia de hidrocarburos que se
encuentran en actual ejecución, como las actividades de exploración y explotación
correspondientes a los Bloques Ipatí y Aquio y el Bloque Azero, así como otros en los
municipios de Lagunillas, Charagua, Gutiérrez, Camiri y Boyuibe de la provincia
Cordillera del departamento de Santa Cruz.

I.2. Resolución

Mediante Resolución de 5 de mayo de 2017, cursante de fs. 308 a 313 vta., la


Presidenta de la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, rechazó el
requerimiento de incompetencia a la Ley Departamental 98, “Ley Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural del Departamento de Santa Cruz”, formulado el
26 de abril del mismo año por el entonces Vicepresidente del Estado Plurinacional de
Bolivia y Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional; decisión que fue asumida
con el fundamento que de acuerdo al procedimiento previo establecido por el art. 95
del Código Procesal Constitucional (CPCo), se establece que el requerimiento de
incompetencia se formulará dentro de los veinte días siguientes al conocimiento del
acto por parte de la autoridad o autoridades que se consideren afectadas, dirigido a la
persona representante del Órgano correspondiente; teniéndose que, en el caso
concreto, la Ley Departamental 98 fue publicada en la Gaceta Oficial Departamental
de Santa Cruz, en mayo de la gestión 2015, quedando en evidencia el incumplimiento
de los términos fijados en la norma procesal constitucional para el reclamo
competencial; por lo que, corresponde el rechazo del requerimiento de competencia
por haber precluido el plazo para su cuestionamiento.

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I.3. Admisión

La Comisión de Admisión de este Tribunal, mediante Auto Constitucional (AC)


0146/2017-CA de 8 de junio, cursante de fs. 342 a 348, admitió el conflicto positivo
de competencias, disponiendo poner en conocimiento de Kathia Lisbeth Quiroga
Fernández, Presidenta de la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, el
memorial interpuesto para que en el plazo de quince días alegue lo que
corresponda.
I.4. Alegaciones del Presidente de la Asamblea Legislativa
Departamental de Santa Cruz

El Presidente de la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, Juan


Marco Mejía Méndez, por memorial de 19 de octubre de 2017, cursante de fs. 379
a 411, señaló que: a) La Asamblea Legislativa Plurinacional, ante la emisión de la
Ley Departamental 98, publicada el 1 de junio de 2015, formuló requerimiento de
incompetencia fuera del plazo previsto en el art. 95.II del Código Procesal
Constitucional (CPCo), siendo que correspondía hacerlo dentro de los veinte días
siguientes a la publicación de dicha Ley, la misma que al entrar en vigencia es de
obligatorio cumplimiento a partir de su publicación en la gaceta correspondiente,
momento desde el cual, se hace operativa la presunción legal de su conocimiento;
en este caso, el conflicto fue formulado el 20 de mayo de 2017, casi dos años
después de la publicación de la Ley Departamental 98, el mismo que resulta
extemporáneo y debe ser rechazado; b) La Asamblea Legislativa Plurinacional
como órgano colegiado, omitió cumplir con lo previsto en el art. 89 del CPCo,
pues no se tiene acreditada la aprobación de la mayoría simple de sus miembros
para la presentación de esta demanda, aspecto que hace que la legitimación activa
tenga cierta irregularidad; c) Respecto al art. 346 de la CPE, afirmó que de éste no
puede inferirse que el patrimonio natural es de competencia exclusiva del nivel
central del Estado, puesto que por imperio del art. 71 de la LMAD, la reserva de
ley que asume que las competencias no atribuidas a un nivel en específico le
corresponden al nivel central, excepto cuando éstas son exclusivas de una entidad
territorial autónoma; caso en el que se encuentra precisamente el patrimonio
natural departamental, que es exclusivo de los gobiernos autónomos
departamentales, conforme a lo previsto por el art. 300.I.19 de la CPE, de modo
que, exigir una ley básica para su desarrollo, desnaturalizaría la calidad de
exclusividad de dicha competencia; aspecto que ya fue fundamentado en un “caso
análogo” en la SCP 1714/2012 de 1 de octubre, y analizado el ejercicio
competencial, por la SCP 2055/2012 de 16 de octubre; d) Con relación a la
supuesta invasión de la competencia sobre Áreas Protegidas de responsabilidad
del nivel central del Estado, refirió que de acuerdo a los arts. 381 y 385 de la
Norma Suprema, todos los niveles del Estado deben establecer las medidas
necesarias para la conservación, aprovechamiento y desarrollo del patrimonio
natural, el mismo que también está compuesto por las áreas protegidas; por lo
que, el Sistema de Conservación del Patrimonio Natural (SISDEPAN), creado por
la Ley Departamental 98, establece tipologías del patrimonio natural, en virtud a
la competencia exclusiva de la que goza el nivel departamental sobre los espacios

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territoriales que sean declarados unidades de conservación del patrimonio natural

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dentro de su jurisdicción, sin ingresar a regular áreas protegidas ni impedir que el
nivel central del Estado ejerza su competencia sobre las mismas, en virtud al
ejercicio simultáneo de competencias, que se da, por ejemplo, en la Ley del
Patrimonio Cultural Boliviano; por lo que, se colige que un área o espacio
territorial puede revestir también el carácter de área protegida y a la vez,
patrimonio natural, sin afectar las competencias de los niveles del Estado; e) Con
relación a la competencia privativa de la política económica y planificación
nacional, que estuviera siendo vulnerada por la Ley Departamental 98 al
contemplar un “plan maestro” que no es parte de la Ley del Sistema de
Planificación Integral del Estado, refirió que los instrumentos de gestión
contemplados en la Ley Departamental 98, son aplicables “sobre dichos espacios
territoriales”, considerados parte del patrimonio natural departamental,
independientemente revistan para el nivel central del Estado el carácter de Áreas
Protegidas Nacionales, puesto que fueron creados para “guiar y vincular” a la
institucionalidad del departamento para promover, gestionar y conservar su
patrimonio natural departamental; siendo evidente que su alcance repercute sólo
dentro del Departamento, en el amparo de la competencia exclusiva sobre la
planificación del desarrollo en este nivel, en cuyo mérito puede legislar,
reglamentar y ejecutar sobre dicha materia, no existiendo otro medio que los
instrumentos de gestión previstos por la Ley Departamental; f) En lo que
concierne a las obras públicas de infraestructura de interés del nivel central del
Estado, por ser de su competencia exclusiva y que por ello, no deberían estar
supeditadas a la aprobación previa del nivel departamental, refirió que la Ley
Departamental 98 no vulnera aquello, puesto que por imperio del art. 270 de la
CPE, al implementar y elaborar obras, actividades o proyectos, es preciso que se
tengan presente las normas departamentales, compatibilizando sus objetivos con
éstas; g) En cuanto a la competencia exclusiva de políticas de planificación y
ordenamiento territorial correspondiente al nivel central del Estado, el Tribunal
Constitucional Plurinacional definió el término “políticas” como el establecimiento
de parámetros o lineamientos generales que orienten el accionar de los niveles
autonómicos, habida cuenta que los niveles subnacionales tienen la competencia
exclusiva para elaborar y ejecutar los planes de ordenamiento territorial y de uso
de suelos en coordinación con el nivel central del Estado y no “supeditados” a
éste, como refrenda la SCP 2055/2012; h) El demandante refiere que la
preservación, conservación y contribución a la protección del medio ambiente y
fauna silvestre es una competencia concurrente, situación que no fue vulnerada
por la Ley Departamental 98, puesto que únicamente prevé que la evaluación de
impacto ambiental se tramite a través de las dependencias departamentales
cuando recaigan sobre sus unidades de conservación de patrimonio natural, en
virtud al carácter exclusivo de la instancia creada al efecto, que emitirá el informe
técnico vinculante para la otorgación de licencias, por delegación de la o el
Gobernador, a través de su Secretaría Departamental de Desarrollo Sostenible y
Medio Ambiente; de modo que, no se invade competencia alguna, sino que se
crea una institución departamental con la que el nivel central del Estado debe
coordinar obligatoriamente para intercambiar criterios especializados y no afectar
el patrimonio natural departamental; i) Respecto a la vulneración de la
competencia exclusiva del nivel central del Estado sobre la política forestal y

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régimen general de suelos, recursos forestales y bosques, como también de las
atribuciones del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas, refirió que esto no es
evidente, ya que no se desconoce la institucionalidad del nivel central, sino que se
toma en cuenta que la conservación de suelos, recursos forestales y bosques es
una competencia concurrente, lo que obliga a tener presente la Ley Forestal de 12
de julio de 1996, con relación a la participación de las Prefecturas, actuales
Gobiernos Autónomos Departamentales, que prevé la conciliación de los planes de
manejo forestal con las medidas de protección definidas a nivel departamental,
determinándose que sea la Dirección de Conservación del patrimonio Natural
(DICOPAN), la que emita el criterio técnico especializado y vinculante, previo al
desarrollo de actividades forestales dentro de sus unidades de conservación de
patrimonio natural; a lo que se suma, la competencia exclusiva de expropiación de
inmuebles a favor del nivel departamental y otras por razones de orden técnico,
jurídico y de interés público, como lo es el patrimonio natural departamental;
encontrándose entonces, doblemente habilitado para legislar sobre el particular;
j) En lo que concierne a la competencia exclusiva sobre recursos naturales
estratégicos, que comprende entre otros, los hidrocarburos y minerales; no es
evidente que la Ley Departamental 98 esté invadiendo dicha competencia, puesto
que no modifica derechos ni obligaciones para los actores mineros, ni las fases de
la cadena productiva “per sé”; sino que dentro de su jurisdicción, delimita las
áreas que serán objeto de declaratoria de patrimonio natural departamental, para
brindarles protección legal, ejecutar todo tipo de obras, proyectos tendientes a su
conservación, amén de la necesaria contratación de personal para la vigilancia y
monitoreo. Agrega además, que al definir la normativa departamental, las
“delimitaciones administrativas al desarrollo de actividades mineras de cualquier
naturaleza” (sic), no está negando o desconociendo las mismas; empero, siendo
previsible el impacto ambiental que ocasionen “es necesario desafectar mediante
ley departamental el área o espacio territorial que en su momento fue objeto de
declaratoria de patrimonio natural departamental”; actividades que deben ir
aparejadas por un estudio de impacto ambiental a cargo de la Dirección de
Conservación del Patrimonio Cultural (DICOPAN), mismo que complementa su
trabajo a las autoridades de supervisión del nivel central, a cargo de la emisión de
licencias medioambientales, aportando criterio técnicos que permitan autorizar la
explotación y prospección de recursos en las unidades de conservación declaradas
vía ley departamental, mediante la cual, pueden imponerse medidas de limitación
administrativa durante el desarrollo de actividades, replicando de esta forma, el
funcionamiento del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), cuyo criterio
es considerado por el Viceministerio de Exploración y Explotación de
Hidrocarburos, así como por la Autoridad Ambiental Competente Nacional, a
través de instancias creadas en la jurisdicción departamental; k) En dos
oportunidades, aseveró que existe contraposición a la competencia concurrente
de protección del medio ambiente de la que deriva la facultad legislativa a favor
del nivel central del Estado; sin embargo, alude que la competencia exclusiva
sobre el patrimonio natural departamental, se encuentra vinculada con dicha
competencia concurrente, cuya interacción no supone la negación del ejercicio de
la facultad legislativa por parte del nivel departamental en su ámbito de
exclusividad; l) En cuanto al Régimen General de Biodiversidad, que estuviera

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invadido por la Ley Departamental 98, tras disponerse que las áreas protegidas
nacionales sean convertidas en unidades de conservación de patrimonio natural
departamental, vulnerando con ello, además, las atribuciones del SERNAP; refirió
que no hay óbice para que ambas figuras convivan armónicamente, coexistir y
operar en el ámbito de sus específicas materias; m) En cuanto a la facultad
administrativa sancionatoria que la Ley Departamental 98 le otorga al DICOPAN,
ésta también puede convivir con otras del nivel central del Estado, en virtud a la
facultad ejecutiva del nivel departamental, conforme a las Sentencias
Constitucionales Plurinacionales 1714/2012 de 1 de octubre y 0170/2016 de 16
diciembre y la Ley de Procedimiento Administrativo, que admiten la creación de
un régimen sancionador propio, que en todo caso sería supletoria frente a la
normativa especial sectorial, a la que hace referencia el art. 11 de la LAMD;
n) Con relación a la “fuerza pública institucionalizada”, que se menciona en la Ley
Departamental 98, la misma hace referencia a la Policía Boliviana, que tiene por
misión cumplir no sólo las leyes nacionales, sino también las leyes
departamentales, dado el Estado autonómico boliviano, como lo destacan los
fallos constitucionales antes referidos; y, o) Finalizó indicando que evidentemente
la Ley Departamental 98, en sus Disposiciones Finales Primera y Segunda, regulan
y ordenan la clasificación del patrimonio natural, ello, debido a que dicha
competencia se encuentra asignada por el art. 346 de la CPE y no por el art. 299
de la Ley Fundamental, último que es el clasificador competencial vigente, lo que
desvirtúa la competencia exclusiva otorgada a favor del nivel departamental, por
reserva legal del art. 71 de la LMAD.

I.5. Trámite procesal ante el Tribunal Constitucional Plurinacional

Al no poder alcanzar el consenso suficiente para su resolución, la presente causa,


fue sorteada en varias oportunidades, correspondiendo la última al sorteo
efectuado el 28 de septiembre de 2022 (fs. 1055), que fue puesta en
conocimiento del suscrito Magistrado como relator. No obstante, en mérito a
requerirse documentación complementaria para su resolución, el plazo para la
emisión de la respectiva decisión constitucional fue suspendido por Decreto
Constitucional de 4 de noviembre de 2022 (fs. 1056), reanudándose el mismo a
partir del día siguiente de la notificación con el Decreto Constitucional de 31 de
julio de 2023, cursante a fs. 1291; por lo que, la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional es emitida dentro del plazo establecido por ley.

II. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establece lo siguiente:

II.1. Acta de Primera Audiencia de Conciliación Conjunta de 28 de octubre de 2016,


dentro del proceso conciliatorio tramitado ante el Servicio Estatal de
Autonomías (SEA), emergente del conflicto de competencias positivo entre el
nivel central del Estado y el Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz,
a raíz de la promulgación de la Ley Departamental 98; conciliación en la que

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intervinieron

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representantes de la Gobernación de Santa Cruz y de su Asamblea Legislativa
Departamental, como también, el Ministerio de Hidrocarburos y Energía y de
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) (fs. 293 a 294).

II.2. Acta de Segunda Audiencia de Conciliación Conjunta de 30 de enero de


2017, dentro del proceso conciliatorio tramitado ante el SEA, emergente del
conflicto de competencias positivo entre el nivel central del Estado y el
Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, a raíz de la
promulgación de la Ley Departamental 98; conciliación en la que
intervinieron, además de las instituciones referidas en la Conclusión
anterior, representantes del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas y del
Servicio Nacional de Áreas Protegidas (fs. 295 a 296).

II.3. Cite MP-VCGG-CE 113/2017, con cargo de recepción en Vicepresidencia del


Estado Plurinacional, el 28 de marzo de 2017; mediante la cual, el
Ministerio de la Presidencia, comunica al entonces Vicepresidente del
Estado y Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional, el conflicto
competencial entre el nivel central del Estado y el Gobierno Autónomo
Central de Santa Cruz (fs. 207).

II.4. Notas de comunicación sobre el agotamiento de la vía conciliatoria


tramitada en el SEA, suscritas por el Director Ejecutivo a.i. de dicha
Institución y dirigidas al Gobernador del Gobierno Autónomo Departamental
de Santa Cruz, así como al Ministerio de Hidrocarburos y a YPFB; toda esa
documentación, con fecha de recepción de 13 de abril de 2017 (fs. 648 a
653).

II.5. Al no haberse arribado a acuerdo conciliatorio alguno, Álvaro Marcelo


García Linera, entonces Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional,
mediante memorial dirigido ante Kathia Quiroga Fernández, Presidenta de
la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, con cargo de
recepción de 26 de abril de 2017, formuló requerimiento de incompetencia
en disposiciones de la Ley Departamental 98 de 21 de mayo de 2015,
alegando que las mismas transgreden competencias del nivel central del
Estado (fs. 297 a 307).

II.6. Mediante Resolución de 5 de mayo de 2017, la Presidenta de la Asamblea


Legislativa Departamental de Santa Cruz, rechazó el requerimiento de
incompetencia a la Ley Departamental 98 (fs. 308 a 313 vta.).

II.7. Cursa la Gaceta Oficial del departamento de Santa Cruz de 1 de junio de


2015, en donde consta la Ley Departamental 98 (fs. 375), cuyos artículos
demandados de control competencial tienen el siguiente texto:

“ARTÍCULO 1 (OBJETO DE LA LEY). La presente Ley tiene por objeto


delimitar el marco jurídico aplicable para la conservación del Patrimonio
Natural Departamental, con el propósito de proteger y conservar un medio

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ambiente saludable y equilibrado, promoviendo el turismo en éstos
espacios, armonizando los intereses sociales, económicos y ecológicos del
Departamento de Santa Cruz.

ARTÍCULO 5 (FINES). A los efectos de conservación del Patrimonio


Natural Departamental, son fines de la presente Ley, los siguientes:

(…)

7) Crear el Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio


Natural;
8) Establecer el régimen jurídico para la conservación, protección, creación
y gestión efectiva y eficiente de las Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural;
9) Declarar como Unidades de Conservación del Patrimonio Natural
Departamental, aquellas Áreas Protegidas Departamentales o Municipales
cuando corresponda, constituidas o en proceso de constitución, con
anterioridad a la promulgación de la presente Ley;

ARTÍCULO 9 (POTESTAD ADMINISTRATIVA SANCIONATORIA). El


incumplimiento de las normas establecidas en la presente Ley, su
reglamento y demás normas complementarias dará lugar por parte del
Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz a la sustanciación del
procedimiento administrativo sancionador en el marco de las disposiciones
correspondientes.

(…)

ARTÍCULO 11 (DEFINICIONES). Para los efectos de la presente Ley y


su reglamentación entiéndase por:

(…)

14. Plan Maestro.- Es el Instrumento de planificación dinámico y


actualizable de la DICOPAN, que establece los objetivos, directrices y
acciones estratégicas de conservación del Patrimonio Natural
Departamental; del Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural y de las diferentes Unidades de Conservación del Patrimonio
Natural del Departamento de Santa Cruz. Es un instrumento macro que
actúa con carácter complementario y supletorio a los instrumentos de
gestión vigentes, en caso que éstos no se hubieran elaborado o requieran
perfeccionamiento.

15. Plan de Manejo.- Es el Instrumento de Gestión fundamental, que


ordena espacialmente la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural,
coadyuva a la gestión y conservación de bienes y recursos existentes
dentro de ellas; y contiene las directrices, lineamientos y políticas para su

1
gestión, modalidades de manejo, asignación de usos y actividades
permitidas con sujeción a lo establecido en la presente Ley, su Reglamento
General y demás normas complementarias.

(…)

17. Instrumentos de Gestión.- Es el conjunto de medidas conducentes a


la conservación de bienes, recursos y funciones ecosistémicas en una
determinada Unidad de Conservación del Patrimonio Natural compuestos por:
a) El Plan de Manejo.
b) El Plan de Protección.
c) Los Reglamentos de Uso.
d) Otros creados por norma expresa.

TÍTULO II
INTEGRACIÓN DE LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO
NATURAL DEPARTAMENTAL Y EL
DESARROLLO DEPARTAMENTAL

CAPÍTULO I
CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL DEPARTAMENTAL Y
LA PLANIFICACIÓN DEL DESARROLLO

ARTÍCULO 12 (INTEGRACIÓN A LAS POLÍTICAS, PLANES,


PROGRAMAS, ACTIVIDADES, OBRAS Y PROYECTOS). En el marco de
la coordinación interinstitucional, en la definición de políticas, planes,
programas, actividades, obras y proyectos, sean estos nacionales,
departamentales, municipales, sectoriales, multisectoriales, públicos y/o
privados, que tengan incidencia sobre los espacios territoriales que
conforman el Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural, con carácter previo y obligatorio a su aprobación por parte de la
autoridad competente correspondiente, deberán considerarse las
prescripciones de la presente Ley, su Reglamento General, disposiciones y
normas técnicas relacionadas con las Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural; así como el resto de la legislación nacional, municipal y
sectorial relacionada con áreas protegidas nacionales, municipales, reservas
privadas del patrimonio natural, espacios prioritarios de conservación,
servidumbres administrativas ecológicas, corredores biológicos, tierras de
protección y uso de suelo departamental; con la finalidad de compatibilizar
sus objetivos con la conservación del Patrimonio Natural Departamental.

ARTÍCULO 13 (INTEGRACIÓN AL ORDENAMIENTO TERRITORIAL).


La planificación del ordenamiento territorial en cualquiera de sus niveles
territoriales, en lo que corresponde a uso de suelo y ocupación territorial,
deberá considerar los espacios territoriales de conservación integrados al
Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio Natural, incluyendo
la existencia y establecimiento de corredores de conservación.

1
ARTÍCULO 14 (PARTICIPACIÓN DE LA DICOPAN).
I. Para los fines de los artículos precedentes, la DICOPAN, deberá intervenir
en la fase de evaluación de impacto ambiental, evaluación ambiental
estratégica y planificación del ordenamiento territorial para la formulación
de políticas, planes, programas, actividades, obras y proyectos con
influencia directa o indirecta en Unidades de Conservación del Patrimonio
Natural que integran el Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural, con la finalidad de compatibilizar los fines de
conservación con las acciones a desarrollarse.
II. La DICOPAN emitirá un informe fundamentado y vinculante respecto a
la pertinencia o no de las actuaciones administrativas mencionadas, sin el
cual no podrá otorgarse la respectiva licencia ambiental.

CAPÍTULO II
INTEGRACIÓN DE LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO
NATURAL A LOS SECTORES PRODUCTIVOS

ARTÍCULO 15 (ACTIVIDAD AGROPECUARIA). Para los fines de la


presente Ley, la actividad agropecuaria se sujetará a las siguientes
prescripciones:

1) Todo plan o programa de asentamientos humanos y desarrollo rural,


deberá someterse a las limitaciones legales emergentes de la existencia de
Unidades de Conservación del Patrimonio Natural, Áreas Protegidas
Nacionales y Municipales, de acuerdo a las categorías de manejo y Planes
de Manejo y Zonificación; así como a las categorías y subcategorías de uso
de suelo y sus reglas de intervención establecidas en el Plan de Uso de
Suelo del Departamento de Santa Cruz;

2) A nivel predial, los titulares deberán cumplir con las limitaciones legales
que establecen servidumbres ecológicas, en el mantenimiento de bosque
natural, en el establecimiento de cortinas rompevientos, así como el
mantenimiento en calidad y caudal de los cuerpos de agua y cuencas
hidrográficas que discurren al interior de sus propiedades; la DICOPAN
podrá de manera coordinada con autoridades competentes de los diferentes
niveles territoriales de gobierno, realizar acciones de inspección y vigilancia
sobre estos sitios.

ARTÍCULO 16 (ACTIVIDAD FORESTAL). Para el desarrollo de


actividades forestales en Unidades de Conservación del Patrimonio Natural,
rigen las siguientes prescripciones:

1) Las actividades de manejo forestal a desarrollarse al interior de las


Unidades de Conservación del Patrimonio Natural, deberán considerar en la
fase de elaboración del Plan de Manejo Forestal, los instrumentos de
gestión, categorías de manejo y zonificación de las mismas.

1
2) A los efectos del presente artículo, la DICOPAN emitirá un informe
favorable y vinculante respecto a la categoría de manejo de la Unidad de
Conservación, las limitaciones legales y prohibiciones de uso que para la
categoría emanan de la presente Ley; el señalado informe formará parte
inseparable del Plan de Manejo Forestal al momento de ser presentado ante
la Autoridad Competente de Bosques y Tierras para su correspondiente
aprobación.
3) La Autoridad Competente de Bosques y Tierras, no podrá autorizar
Planes de Manejo Forestal en aquellas Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural que de acuerdo a su categoría de manejo y zonificación
establezca: Parques, Santuarios, Monumentos Naturales y Reservas de Vida
Silvestre Departamental, de acuerdo con las prescripciones de la presente
Ley.

4) Las limitaciones de uso emergentes de los objetivos de conservación,


categorías de manejo, planes de manejo, zonificación y demás
instrumentos de gestión de la Unidad de Conservación del Patrimonio
Natural, son limitaciones a la actividad de manejo forestal autorizada por la
Autoridad Competente de Bosques y Tierras, constituyendo su
incumplimiento, infracciones a la presente Ley y demás normativa
relacionada.

5) La DICOPAN de manera concurrente con la autoridad nacional


competente en materia de bosques y tierras, podrá realizar actividades de
inspección y vigilancia sobre estos sitios.

ARTICULO 17 (ACTIVIDAD MINERA).


I. Para el desarrollo de actividades mineras en Unidades de Conservación
del Patrimonio Natural, rigen las siguientes prescripciones:

1) En atención al interés público, así como al carácter estratégico y


multifuncional del Patrimonio Natural del Departamento de Santa Cruz, en
las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural constituidas conforme
las prescripciones de la presente Ley, no está permitido el ejercicio de
actividades mineras de cualquier naturaleza.

2) Excepcionalmente, podrá autorizarse la realización de actividades


mineras dentro de las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural
mediante Ley Departamental que declare la misma como de Utilidad Pública
Departamental, modificando en todo o en parte la delimitación, categoría
de manejo y zonificación, sobre la base de un Estudio de Evaluación
Ambiental Estratégico y de Evaluación de Impacto Ambiental que
corresponda a Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental Analíticos
Integrales elaborados conforme la legislación vigente, con la participación
de la DICOPAN y las instancias que correspondan del Ejecutivo

1
Departamental, los cuales se realizarán por cuenta y pago de los
interesados.

3) Para la realización de actividades mineras sean de exploración o


explotación en Unidades de Conservación del Patrimonio Natural conforme
al numeral anterior, los titulares de la actividad, deberán contar con
carácter previo a la implementación de la actividad con la correspondiente
Licencia Ambiental otorgada por la autoridad competente en materia de
medio ambiente.
II. La DICOPAN en coordinación con las instancias que correspondan,
podrá realizar actividades de inspección y vigilancia sobre estos sitios.

ARTÍCULO 18 (ACTIVIDADES DE HIDROCARBUROS).


I. Para el desarrollo de actividades de Hidrocarburos en Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural, rigen las siguientes prescripciones:

1) En atención al interés público, así como al carácter estratégico y


multifuncional del Patrimonio Natural de Departamento de Santa Cruz, en
las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural constituidas conforme
las prescripciones de la presente Ley, no está permitido el ejercicio de
actividades de hidrocarburos de cualquier naturaleza.

2) Excepcionalmente, podrá autorizarse la realización de actividades de


hidrocarburos dentro de las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural
mediante Ley Departamental que declare la misma como de Utilidad Pública
Departamental, modificando en todo o en parte la delimitación, categoría de
manejo y zonificación, sobre la base de un Estudio de Evaluación Ambiental
Estratégico y de Evaluación de Impacto Ambiental que corresponda a Estudios
de Evaluación de Impacto Ambiental Analíticos Integrales elaborados
conforme la legislación vigente, con la participación de la DICOPAN y las
instancias que correspondan del Ejecutivo Departamental, los cuales se
realizarán por cuenta y pago de los interesados.

3) Para la realización de actividades de hidrocarburos sean de prospección


o exploración o explotación en Unidades de Conservación del Patrimonio
Natural conforme al numeral anterior, los titulares de la actividad, deberán
contar con carácter previo a la implementación de la actividad con la
correspondiente Licencia Ambiental otorgada por la autoridad competente
en materia de medio ambiente.

II. La DICOPAN en coordinación con las instancias que correspondan,


podrá realizar actividades de inspección y vigilancia sobre estos sitios.

ARTICULO 19 (OBRAS PÚBLICAS DE INFRAESTRUCTURA). I. Para


el desarrollo de obras de infraestructura en Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural, rigen las siguientes prescripciones:

1
1) Las obras públicas de infraestructura, deberán considerar en la fase de
planificación la existencia de espacios territoriales de conservación
integrados al Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural; previendo y respetando la existencia de corredores de
conservación.

2) La DICOPAN participará con carácter obligatorio en los procesos de


evaluación de impacto ambiental y estudios de evaluación de impacto
ambiental estratégico para la implementación de obras públicas de
infraestructura con incidencia sobre Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural; emitiendo un informe vinculante respecto a los
impactos ambientales negativos y la afectación a los objetivos de
conservación.

3) En caso de que la obra de infraestructura afectare considerablemente


los objetivos de conservación de una determinada Unidad de Conservación
del Patrimonio Natural, será necesaria una Ley que declare como de
Utilidad Pública e Interés Departamental el área afectada modificando su
delimitación o en su caso la zonificación en base a criterios de prevención y
mitigación de impacto ambiental.

II. La DICOPAN en coordinación con las instancias que correspondan,


podrá realizar actividades de inspección y vigilancia sobre estos sitios.

(…)

TÍTULO III
RÉGIMEN JURÍDICO DE CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO
NATURAL DEPARTAMENTAL

CAPÍTULO I
SISTEMA DEPARTAMENTAL DE CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO
NATURAL

ARTÍCULO 21 (SISTEMA DEPARTAMENTAL DE CONSERVACIÓN


DEL PATRIMONIO NATURAL). Con la finalidad de conservar muestras
representativas del patrimonio natural y lograr una gestión integral y
ecosistémica del mismo, se crea el Sistema Departamental de Conservación
del Patrimonio Natural (SISDEPAN), constituido por las especies nativas de
origen animal y vegetal, así como los recursos genéticos y microorganismos
que se encuentren en los diferentes ecosistemas y aquellos espacios
territoriales de conservación del Departamento de Santa Cruz existentes y
priorizados, que se encuentren dentro de las siguientes tipologías:
1) Unidades de Conservación del Patrimonio Natural de acuerdo a las
prescripciones de la presente Ley,
2) Áreas Protegidas de Carácter Nacional que forman parte del Sistema
Nacional de Áreas Protegidas,

1
3) Áreas Protegidas de Carácter Municipal,
4) Reservas Privadas del Patrimonio Natural legalmente constituidas
conforme las prescripciones de la Ley sectorial,
5) Tierras de Protección establecidas en la Ley sectorial,
6) Tierras de Uso Restringido establecidas por el Plan de Uso de Suelo del
Departamento de Santa Cruz,
7) Sitios Prioritarios de Conservación establecidos en el Listado de Sitios
Prioritarios de Conservación del Patrimonio Natural Departamental como
tipología transitoria.
8) Especies nativas de fauna y flora, así como recursos genéticos y
microorganismos que sean declarados patrimonio natural.

ARTÍCULO 22 (ÁREAS PROTEGIDAS NACIONALES).


I. Las Áreas Protegidas Nacionales que integran el Sistema Nacional de
Áreas Protegidas y están presentes dentro de la jurisdicción del
Departamento de Santa Cruz, forman parte del Patrimonio Natural
Departamental y son parte integrante del Sistema Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural.
II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y vigilancia, y la
Autoridad Departamental Competente de Conservación del Patrimonio
Natural, podrá suscribir acuerdos de gestión concurrente sobre las Áreas
Protegidas Nacionales con las autoridades correspondientes, en el marco de
lo establecido por la presente Ley y demás normas aplicables.

(…)

ARTÍCULO 24 (RESERVAS PRIVADAS DEL PATRIMONIO


NATURAL).
I. Las Reservas Privadas del Patrimonio Natural legalmente constituidas,
forman parte del Patrimonio Natural Departamental y son parte del Sistema
Departamental de Conservación del Patrimonio Natural, sujetas a las
prescripciones de la legislación específica y demás normas sectoriales.
II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y vigilancia, así como
desarrollar programas, proyectos y acciones que se constituyan en
incentivos a la conservación del patrimonio natural departamental bajo esta
figura legal.

ARTÍCULO 25 (TIERRAS DE PROTECCIÓN).


I. Forman parte del Patrimonio Natural Departamental y son parte del
Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio Natural aquellas
tierras con cobertura vegetal o sin ella que por su grado de vulnerabilidad a
la degradación y/o los servicios ecológicos que prestan a la cuenca
hidrográfica o a fines específicos, o por interés social, no son susceptibles
de aprovechamiento agropecuario ni forestal, limitándose al
aprovechamiento hidroenergético, fines recreacionales, de investigación,
educación y cualquier otro uso indirecto no consuntivo, así como las masas
forestales declaradas como de protección, las servidumbres administrativas

1
ecológicas en predios privados y las reservas ecológicas en áreas de
concesión y/o derechos de uso forestal establecidas legalmente dentro de
la jurisdicción del departamento de Santa Cruz.
II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y vigilancia, así como
desarrollar programas, proyectos y acciones que se constituyan en
incentivos a la conservación del patrimonio natural departamental de las
tierras de protección.

ARTÍCULO 26 (TIERRAS DE USO RESTRINGIDO).


I. Aquellas tierras categorizadas por el Plan de Usos de Suelo del
Departamento de Santa Cruz como de Uso Restringido, forman parte del
Patrimonio Natural Departamental y son parte del Sistema Departamental
de Conservación del Patrimonio Natural; las actividades que en ellas se
realicen, se sujetaran a las Reglas de Intervención establecidas para esta
categoría en el Plan de Uso de Suelo del Departamento de Santa Cruz.
II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y vigilancia, así como
desarrollar programas, proyectos y acciones que se constituyan en
incentivos a la conservación del Patrimonio Natural Departamental de las
tierras de uso restringido.

CAPÍTULO II
RÉGIMEN DE LAS UNIDADES DE CONSERVACIÓN DEL
PATRIMONIO NATURAL

ARTÍCULO 30 (DECLARATORIA, EFECTOS Y DESAFECTACIÓN).


I. Las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural, se declaran y
constituyen mediante Ley Departamental, sobre la base de un estudio
técnico-científico-legal el mismo que determinará la categoría de manejo
correspondiente.
II. Los predios que tengan su derecho de propiedad legalmente constituido
con anterioridad a la presente ley, en mérito al interés colectivo, deberán
adecuar el cumplimiento de la función social o de la función económica
social a las limitaciones de uso y aprovechamiento de la Unidad de
Conservación del Patrimonio Natural. Dichas limitaciones, serán
establecidas en la norma legal de creación, en el Plan de Manejo,
zonificación y reglamentos de uso.
III. Cualquier transferencia de derechos a terceros por parte del
propietario, deberá obligatoriamente señalar las restricciones
administrativas de uso en las minutas de transferencia y ser comunicada al
Director de la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural. El predio
sobre la superficie declarada, mantendrá de manera perpetua las
limitaciones legales establecidas.
IV. Cualquier actividad, obra o proyecto que en su fase de planificación
determine la afectación de los objetivos de conservación de una Unidad de
Conservación del Patrimonio Natural, requerirá la Declaratoria de Utilidad

1
Pública e Interés Departamental mediante Ley
Departamental correspondiente.

ARTÍCULO 33 (PARQUE NATURAL DEPARTAMENTAL).

(…)

III. Los usos de investigación científica, son preferentes a cualquier otro


uso público en los Parques Naturales Departamentales bajo condiciones
reguladas por la Dirección Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural.

ARTÍCULO 34 (SANTUARIO NATURAL DEPARTAMENTAL).


(…)
II. En los Santuarios Naturales Departamentales, se prohíbe el
asentamiento de nuevos grupos humanos, así como todo uso y
aprovechamiento de recursos naturales con fines comerciales, limitándose a
usos tradicionales de pueblos indígenas e investigación científica.
(…)
ARTICULO 43 (INVENTARIO DE UNIDADES DE CONSERVACIÓN
DEL PATRIMONIO NATURAL).
I. La DICOPAN mantendrá actualizado el inventario de Unidades de
Conservación existentes en el Departamento de Santa Cruz.
II. Con la finalidad de establecer el Inventario base, se declaran y
reconocen mediante la presente Ley Departamental a las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural que se encuentran detalladas en el
Anexo I, con la correspondiente adecuación de su categoría de manejo,
reconocimiento de su base legal de creación, objetivos de conservación,
instrumentos de gestión, organización y administración.
(…)
TÍTULO IV
MARCO INSTITUCIONAL

CAPÍTULO I
GOBIERNO AUTÓNOMO DEPARTAMENTAL DE SANTA CRUZ

ARTÍCULO 47 (ATRIBUCIONES DE LA GOBERNADORA O


GOBERNADOR). La Gobernadora o Gobernador como máxima autoridad
en materia de Conservación del Patrimonio Natural Departamental, de
manera enunciativa más no limitativa, tendrá las siguientes atribuciones
relacionadas con la materia:

(…)

1
6) Definir las políticas y normas departamentales para la conservación del
Patrimonio Natural Departamental al interior de las Unidades de
Conservación;
7) Aprobar el Plan Maestro de Conservación del Patrimonio Natural
Departamental.

ARTÍCULO 48 (ATRIBUCIONES DE LA SECRETARÍA


DEPARTAMENTAL DE DESARROLLO SOSTENIBLE Y MEDIO
AMBIENTE). La SDSMA como instancia encargada de formular las
estrategias, políticas y planes de alcance departamental para la
conservación del Patrimonio Natural. De manera enunciativa más no
limitativa, le corresponde:
1) Definir políticas y proponer la aprobación de normas departamentales
para la conservación del Patrimonio Natural Departamental ante el órgano
departamental correspondiente;
2) Aprobar los Planes de Manejo, el Plan de Protección, el Plan de
Monitoreo y el Listado de Sitios Prioritarios de conservación.
(…).

ARTÍCULO 49 (ATRIBUCIONES DE LA DIRECCIÓN DE


CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL). La Dirección de
Conservación del Patrimonio Natural (DICOPAN), de manera enunciativa
más no limitativa, tendrá las siguientes atribuciones:
1) Implementar las políticas destinadas a fortalecer y desarrollar el
Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio Natural
Departamental;
2) Formular el Plan Maestro, el Plan Estratégico Institucional de la
DICOPAN, los Planes de Manejo, Reglamentos y/o Manuales para las
Unidades de Conservación y el Listado de Sitios Prioritarios de conservación
y proponerlos a la Instancia que corresponda para su aprobación;

(…)

4) Implementar el Plan de Monitoreo, el Plan de Protección y otros planes


de gestión de cada Unidad de Conservación del Patrimonio Natural
Departamental;
5) Mantener actualizado el inventario de Unidades de conservación, así
como el estado de conservación de bienes, recursos naturales y
biodiversidad, formaciones geológicas y funciones ecosistémicas existentes
a nivel de Unidades de Conservación del Patrimonio Natural;
6) Intervenir en la fase de elaboración de estudios de evaluación de
impacto ambiental y evaluación ambiental estratégica en relación a
políticas, planes, programas, actividades, obras y/o proyectos que tuvieran
alguna incidencia directa o indirecta sobre las Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural; debiendo emitir los Informes Técnicos fundamentados
con carácter previo a la otorgación de la Licencia Ambiental, autorizaciones

2
y permisos.

2
7) Intervenir en la formulación de planes, programas y proyectos con
incidencia sobre las Unidades de Conservación que integran el Sistema
Departamental de Conservación del Patrimonio Natural, que sean
elaborados y aprobados por los diferentes niveles de gobierno, sean
nacionales, departamentales y/o municipales;

(…)

TÍTULO VI
INSPECCIÓN, VIGILANCIA Y PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
SANCIONADOR

CAPÍTULO I
INSPECCIÓN Y VIGILANCIA

ARTÍCULO 64 (INSPECCIÓN Y VIGILANCIA).

(…)

II. La DICOPAN, a través de los cuerpos de protección, podrá también


realizar labores de inspección y vigilancia en las áreas protegidas
nacionales, municipales, predios de dominio privado con presencia de
reservas privadas del patrimonio natural, servidumbres ecológicas, tierras
de protección como espacios territoriales que integran el Sistema
Departamental de Conservación del Patrimonio Natural, disponiendo
medidas precautorias de inmediato cumplimiento ante la constatación de
hechos flagrantes que pudieran afectar la conservación o preservación del
Patrimonio Natural Departamental. Las actuaciones realizadas deberán ser
comunicadas a la autoridad competente con copia de las actas de
inspección y la entrega de los bienes objeto de decomiso, sin perjuicio del
deber de denunciar al Ministerio Público ante la posibilidad de existir
comisión de delitos.

ARTÍCULO 65 (MEDIDAS PRECAUTORIAS).


I. Las y los Responsables de las Unidades de Conservación, como
resultado de las inspecciones realizadas, podrán imponer medidas
precautorias de inmediato cumplimiento ante la constatación de hechos
flagrantes que pudieran poner en riesgo el patrimonio natural objeto de
conservación o preservación de una Unidad de Conservación del Patrimonio
Natural. Para tal efecto, podrán disponer la suspensión de actividades, el
decomiso de los medios de perpetración y ejemplares de fauna y flora de
tenencia ilegal.
II. Las medidas precautorias podrán efectivizarse con auxilio del cuerpo
de protección, y de la fuerza pública institucionalizada.

2
III. Las medidas precautorias de inmediato cumplimiento, constituyen
título que amerita ejecución por el juez competente.

CAPÍTULO II
INFRACCIONES Y SANCIONES

ARTÍCULO 66 (INFRACCIONES Y SANCIONES). Las personas


naturales o jurídicas infractoras a la presente Ley, su Reglamento y demás
normativa departamental relacionada, serán pasibles a las sanciones
establecidas en esta normativa.

ARTÍCULO 67 (PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO


SANCIONADOR).
I. El procedimiento administrativo sancionador será establecido en el
reglamento a la presente ley, el cual se iniciará, sustanciará y agotará
dentro de las instancias competentes del Gobierno Autónomo
Departamental de Santa Cruz;
II. Los recursos de revocatoria serán presentados ante la misma
autoridad que emitió la resolución;
III. Los recursos jerárquicos serán resueltos por la Gobernadora o
Gobernador del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz.
IV. Agotada la vía administrativa quedará habilitada la vía judicial ante
los órganos jurisdiccionales competentes.

ARTÍCULO 68 (INFRACCIONES). Sin perjuicio de las infracciones


establecidas por la legislación de medio ambiente, forestal y de bosques y
otras normas sectoriales, las infracciones a la presente Ley se clasifican en
leves y graves.

ARTÍCULO 69 (INFRACCIONES LEVES). Constituyen infracciones leves


la vulneración a la presente ley, su reglamento y normativa relacionada
vigente, en los casos siguientes:
1) El establecimiento de campamentos con fines recreacionales en lugares
prohibidos.
2) Arrojar o abandonar residuos sólidos en el medio natural, sitios de visita
y caminos al interior de una Unidad de Conservación del patrimonio
Natural.
3) La emisión de ruidos, el empleo de luces o cualquier otra forma de
energía que perturbe la tranquilidad de las especies en las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural de acuerdo a su categoría de manejo y
zonificación, sin perjuicio de los usos tradicionales de la población local.
4) La circulación con cualquier tipo de vehículos, con o sin motor por
caminos de acceso restringido sin la debida autorización, sin perjuicio de los
usos tradicionales de la población local.
5) La utilización y empleo sin autorización del nombre y marca de la
Unidad de Conservación del Patrimonio Natural.

2
6) La destrucción, deterioro o cambio de ubicación de la señalética y
carteles de indicación de la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural.
7) La falta de respeto a la autoridad del cuerpo de protección y personal
de la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural.
8) Impedir o no facilitar las inspecciones del cuerpo de protección.
9) Otras establecidas mediante norma departamental.

ARTICULO 70 (INFRACCIONES GRAVES). Constituyen infracciones


graves, la vulneración a la presente ley, su reglamento y normativa
relacionada vigente, en los casos siguientes:
1) La destrucción, muerte, deterioro, tenencia no autorizada, recolección,
comercio, captura y exposición para el comercio de especies de fauna y
flora no autorizada por la autoridad competente.
2) La destrucción del hábitat, lugares de alimentación y reproducción de
especies de fauna y flora en las Unidades de Conservación del Patrimonio
Natural.
3) La caza y pesca en lugares no autorizados por la autoridad competente.
4) El incumplimiento del régimen general y específico de usos, actividades
y demás disposiciones contempladas en los instrumentos de gestión a la
Unidad de Conservación del Patrimonio Natural, cuando causen daños
graves a los valores naturales de carácter irreversible.
5) La introducción de especies exóticas y reintroducción de especies
nativas al medio natural sin la debida autorización de la autoridad
departamental competente.
6) El daño a la cuenca hidrográfica, a los bosques de protección,
servidumbres ecológicas y a los cauces naturales de cuerpos de agua.
7) El desvío de cuerpos de agua de su cauce natural afectando la cantidad y
calidad del recurso.
8) El drenaje de humedales naturales.
9) Arrojar residuos sólidos, industriales, sustancias peligrosas, químicas o
metálicas, escombros, áridos, arcillas, limos y cualquier desperdicio a la
atmósfera, suelo o aguas que afecten las condiciones de habitabilidad y
salud de la fauna y la flora.
10) La realización de cualquier actividad, obra o proyecto sin contar con la
correspondiente Licencia Ambiental, aprobada en base a una evaluación de
impacto ambiental en la que hubiera intervenido la DICOPAN.
11) El desmonte, la quema, chaqueo en zonas prohibidas por los
instrumentos de gestión de las Unidades de Conservación del Patrimonio
Natural.
12) La ejecución al interior de las Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural de actividades o usos no permitidos por la categoría de
manejo, la zonificación y los reglamentos que correspondan.
13) Colectar y acopiar especímenes vivos de animales silvestres para fines
biomédicos o genéticos sin la autorización de las autoridades competentes.
14) La tenencia, disecación, comercio, tráfico, exhibición pública y captura
de aquellas especies de origen animal o vegetal, así como recursos
genéticos y microorganismos declarados Patrimonio Natural Departamental,

2
salvo si se tratase de la captura para actividades de restauración,
repoblamiento y de reintroducción de estas especies en su hábitat natural.
15) Construir obras o realizar instalaciones de infraestructura en general,
prohibidas o ejecutadas sin contar con autorización de la DICOPAN.
16) Incumplir con las instrucciones impartidas u obligaciones impuestas
por la DICOPAN.
17) Otras establecidas mediante norma departamental.

ARTICULO 71 (SANCIONES).-
I. Son sanciones por la comisión de las infracciones establecidas en la
presente Ley, las siguientes:
1) Las infracciones leves multa de tres mil quinientos 00/100 (Bs. 3500.-)
a treinta y cinco mil 00/100 bolivianos (Bs. 35000.-).
2) Las infracciones graves, multa de treinta y cinco mil un 00/100
bolivianos (Bs. 35001.-) a setenta mil 00/100 bolivianos (Bs. 70000.-)
3) Decomiso de productos ilegales y medios de perpetración
4) Restauración del medio físico o natural dañado.
5) Revocatoria de autorizaciones, permisos y licencias.
6) Denegación de autorizaciones, permisos y licencias.
II. Los cobros por sanciones deberán actualizarse a las Unidades de
Fomento de Vivienda (UFV) al momento del pago y los intereses conforme
lo establece el Código Tributario Boliviano.
III. En caso de constituirse en delitos tipificados por la Ley del Medio
Ambiente y el Código Penal boliviano, las actuaciones, actas, informes y
pruebas recogidas por la DICOPAN serán elevadas a la fiscalía
departamental para la prosecución de las investigaciones conforme a Ley.

DISPOSICIONES FINALES

DISPOSICIÓN FINAL PRIMERA. Las Áreas Protegidas Departamentales


declaradas con anterioridad a la presente Ley y a los fines de su aplicación,
pasan a denominarse Unidades de Conservación del Patrimonio Natural.

DISPOSICIÓN FINAL SEGUNDA. El Sistema Departamental de Áreas


Protegidas, pasa a denominarse Sistema Departamental de Conservación
del Patrimonio Natural conforme a las prescripciones de la presente Ley”.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La Asamblea Legislativa Plurinacional suscita conflicto de competencias entre el


nivel central del Estado y la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz,
por haber emitido esta última, la Ley Departamental 98 –denominada
“Conservación del Patrimonio Natural del Departamento de Santa Cruz”–,
transgrediendo la asignación competencial efectuada en la Constitución Política del
Estado y la Ley Marco de Autonomías y Descentralización “Andrés Ibáñez”,
respecto a la facultad legislativa sobre las competencias privativas, exclusivas y
concurrentes, vinculadas fundamentalmente a la conservación del patrimonio

2
natural.

2
En consecuencia, corresponde dilucidar la titularidad sobre las competencias
reguladas por las normas cuestionadas.

III.1. El sistema plural de control de constitucionalidad y sus ámbitos


de ejercicio. El control competencial.

A través de la SCP 0334/2013 de 18 de marzo, se señaló al respecto, lo


siguiente: “En el marco de lo expuesto, se establece que el Control
Plural de Constitucionalidad, cuya máxima instancia está encomendada
al Tribunal Constitucional Plurinacional, ejerce todos los roles
jurisprudenciales disciplinados en la parte orgánica de la Constitución, de
manera específica en el art. 202.1 de la CPE, concordante con el art.
196.I de la Norma Suprema; por tanto, al existir una instancia imparcial,
independiente y especializada en justicia plural constitucional, se colige
que en el Estado Plurinacional de Bolivia, impera un sistema
jurisdiccional plural y concentrado de constitucionalidad, instancia a la
cual la Función Constituyente, encomendó tanto el cuidado del bloque
de constitucionalidad como el resguardo a los derechos fundamentales,
en su faceta de derechos individuales o derechos con incidencia
colectiva.

Ahora bien, en el marco de la ingeniería orgánica diseñada por la


Función Constituyente para el sistema jurisdiccional plural y concentrado
de control de constitucionalidad, en un análisis sistémico de su
estructura orgánica, se tiene que esta instancia, tiene dos brazos
específicos de ejercicio de control de constitucionalidad: a) El control
preventivo de constitucionalidad; y, b) el control posterior o reparador
de constitucionalidad.

El control preventivo de constitucionalidad, tiene la finalidad de activar


los roles de control de la eficacia del bloque de constitucionalidad y de
derechos fundamentales de manera previa a la vigencia de cualquier
norma de carácter general; en base a esta teleología, el art. 202.7 de la
CPE, disciplina las consultas de la Presidenta o Presidente de la
República, de la Asamblea Legislativa Plurinacional, del Tribunal
Supremo de Justicia o del Tribunal Agroambiental, sobre la
constitucionalidad de proyectos de ley, atribución que se encuentra
enmarcada en el ámbito del control preventivo de constitucionalidad. De
la misma forma, el control previo de constitucionalidad de tratados
internacionales, de acuerdo a la atribución inserta en el art. 202.9 de la
CPE, se encuentra también dentro de este ámbito de control de
constitucionalidad, roles que serán conocidos y resueltos por el Pleno del
Tribunal Constitucional, instancia cuya decisión será obligatoria.

Asimismo, en el marco del pluralismo, la interculturalidad y la


descolonización, la atribución disciplinada por el art. 202.8 de la CPE,

2
referente a las consultas de las autoridades indígenas originario
campesinas sobre la aplicación de sus normas jurídicas aplicadas a un
caso concreto,

2
que de acuerdo al art. 32 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional (LTCP) serán conocidas por la Sala Especializada del
Tribunal Constitucional Plurinacional, se enmarca en el ámbito del
control preventivo de constitucionalidad.

Por su parte, el ejercicio del control jurisdiccional plural y concentrado


de constitucionalidad, se desarrolla también en el ámbito posterior o
reparador, en ese orden, esta faceta, a su vez, está compuesta de tres
tipos específicos de control: 1) El control normativo de
constitucionalidad; 2) El control competencial de constitucionalidad; y, 3)
El control tutelar de constitucionalidad.

(…)

Por su parte, el control competencial de constitucionalidad,


resguarda la garantía institucional de la competencia, por tanto, su
activación responde a tres mecanismos constitucionales expresos: i) Los
conflictos de competencias y atribuciones entre órganos del poder público
(art.
202.2 de la CPE); ii) Los conflictos de competencias entre el
gobierno plurinacional, las entidades territoriales autónomas y
descentralizadas, y entre éstas (art. 202.3); y, iii) Los conflictos de
competencia entre la jurisdicción indígena originaria campesina y la
jurisdicción ordinaria y agroambiental (art. 202.11). Asimismo, en este
ámbito de control de constitucionalidad, se encuentra también el Recurso
Directo de Nulidad, disciplinado en el art. 202.12 de la CPE” (las negrillas
son nuestras).

El control competencial de constitucionalidad, ha sido instituido por el


legislador constituyente con la finalidad de racionalizar el ejercicio del poder
entre órganos y niveles del Estado, en el marco de las atribuciones y
competencias asignadas por la Constitución a los distintos órganos del poder
público y a las nuevas entidades territoriales autónomas; así como garantizar
el ejercicio de la competencia jurisdiccional en el escenario de la justicia
plural.

En ese orden, el Código Procesal Constitucional, en su art. 85, establece como


objeto de los conflictos de competencia, que el Tribunal Constitucional
Plurinacional conozca y resuelva los conflictos sobre las:

1. Competencias y Atribuciones asignadas por la Constitución Política del


Estado a los Órganos del Poder Público.

2. Competencias atribuidas por la Constitución Política del Estado, o la Ley a


las Entidades Territoriales Autónomas.

3. Competencias entre la Jurisdicción Indígena Originaria Campesina, la

2
Jurisdicción Ordinaria y la Jurisdicción Agroambiental.

Consecuentemente, el Tribunal Constitucional Plurinacional, tiene entre

2
sus atribuciones, conocer y resolver los conflictos de competencia que
pudiesen suscitarse entre los órganos del poder público (atribución 2 del
art. 202 de la CPE); los conflictos de competencia entre el gobierno
central, las entidades territoriales autónomas y descentralizadas, y de
estas entre sí (atribución 3 del art. 202 de la CPE); y los conflictos de
competencia entre la jurisdicción indígena originario campesina y las
jurisdicciones ordinaria y agroambiental (atribución 11 del art. 202 de la
CPE).

Sobre este punto, es preciso aclarar que el control competencial en las


acciones constitucionales antes nombradas, se orientan a dirimir y
declarar competente al órgano, nivel o jurisdicción que hubiera
demandado el conflicto, respectivamente, entre: 1) órganos del Estado
respecto a sus atribuciones; 2) niveles autonómicos, sobre sus
competencias; y, 3) jurisdicciones, sobre su competencia para administrar
justicia.

Por otra parte, cabe aclarar que el recurso de nulidad, constituido en un


mecanismo constitucional de reguardo de la competencia que –de igual
forma– vela por preservar y resguardar las delimitaciones jurisdiccionales
y competenciales que el ordenamiento jurídico boliviano tiene por
definidos, restringe su ámbito procesal a los “actos o resoluciones” de las
“personas” o “autoridades” que ejercen jurisdicción o competencia que
emana de la Constitución Política del Estado y las leyes, para declarar su
“nulidad; por lo que, la legitimación del recurrente recae en la persona
afectada por dicho “acto o resolución”. Diferenciándose sustancialmente
de los conflictos de competencias, pues, en ellos, son los órganos, niveles
o jurisdicciones, a través de sus representantes, los legitimados activos,
que pretenden ser declarados competentes para el ejercicio de las
atribuciones, competencias y jurisdicción de las que se consideran
titulares.

III.2. Diseño autonómico del Estado Plurinacional. Jurisprudencia


reiterada

Como se refirió en la SCP 1714/2012 de 1 de octubre: “El art. 1 de la


CPE, caracteriza que: ‘Bolivia se constituye en un Estado unitario, social
de derecho plurinacional, comunitario, libre, independiente, soberano,
democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías (….)
dentro del proceso integrador del país’…

Dentro de esta proyección, el nuevo régimen autonómico diseñado por


la Constitución Política del Estado, constituye otro de los pilares
esenciales para la construcción del nuevo Estado, se asienta en una
estructura y organización territorial con componentes diferentes, en las
que trasciende la plurinacionalidad.

2
En efecto, según manda el art. 269.I de la CPE: ‘Bolivia se organiza
territorialmente en departamentos, provincias, municipios y territorios
indígena originario campesinos’ (…), donde se instituyen entidades
territoriales descentralizadas y autónomas, entre ellas, las indígena
originaria campesina, rompiendo así con el Estado Unitario centralizado,
para establecer la distribución descentralizada del poder político en las
llamadas entidades territoriales descentralizadas y autónomas, a través
de la asignación de competencias, adoptando así un nuevo modelo de
Estado compuesto que permita en mejor forma la edificación del nuevo
Estado boliviano.

En esta perspectiva, el marco constitucional plantea cuatro tipos de


autonomías: departamental, regional, municipal e indígena originario
campesina, construidos sobre la base de las reivindicaciones sociales de
autodeterminación de los pueblos indígenas y de las demandas
regionales de autonomías departamentales, que postularon la necesaria
redistribución del poder político con base territorial; aspiraciones
recogidas por el Constituyente que suponen un complejo proceso de
construcción y articulación entre las diferentes autonomías, así como
entre ellas y el nivel central o nacional.

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española,


autonomía significa: ‘La potestad que dentro de un Estado tienen
municipios, provincias, regiones u otras entidades, para regirse
mediante normas y órganos de gobiernos propios’. La definición
precedente permite inferir que existen niveles y grados de autonomía.

Ahora bien, los márgenes de autonomía -mayor o menor- dependerá de


las atribuciones y competencias que gocen los niveles autonómicos,
esto supone que si se mantiene niveles de delegación, sin que exista
una autonomía legislativa que trascienda la simple reglamentación,
dando lugar únicamente a la aplicación de normas que vienen desde el
nivel central, el cambio no sería muy significante; por el contrario, si se
conceden atribuciones legislativas a las entidades autonómicas
y no únicamente facultades reglamentarias o administrativas
delegadas, el grado de autonomía es mayor. En este último
supuesto, se ingresa en el ámbito de concebir una capacidad a
las entidades territoriales autónomas para normarse así
mismas en determinadas áreas que en principio correspondían
al nivel central, con la introducción de órganos -gobiernos y
asambleas autónomos- con funciones y competencias
gubernativas a ser desarrolladas dentro de la entidad
territorial autónoma.

La Constitución Política del Estado en su art. 272, define que: ‘La


autonomía implica la elección directa de sus autoridades por las
ciudadanas y los ciudadanos, la administración de sus recursos

2
económicos y el ejercicio de las facultades legislativa, reglamentaria,

2
fiscalizadora y ejecutiva, por sus órganos de gobierno autónomo en el
ámbito de su jurisdicción y competencias y atribuciones’...

Asimismo, determina que las autonomías departamental, regional y


municipal estarán conformadas por un gobierno autónomo constituido -
para el caso de la autonomía departamental- por una Asamblea con
facultad deliberativa, fiscalizadora y legislativa en el ámbito de sus
competencias, y un órgano ejecutivo, cuya máxima autoridad ejecutiva
es el Gobernador o Gobernadora (arts. 277 y 279 de la CPE). En tanto
que, para la autonomía municipal, el gobierno autónomo está
constituido por un Concejo Municipal con facultad deliberativa,
fiscalizadora y legislativa municipal y un órgano ejecutivo presidido por
la Alcaldesa o el Alcalde (art. 283 de la CPE). Para el caso de la
autonomía regional, su gobierno estará constituido por una Asamblea
Regional con facultad deliberativa, normativo-administrativa y
fiscalizadora en el ámbito de sus competencias y un órgano ejecutivo
(art. 280.I de la Norma Suprema). En este caso, la autonomía regional
no tiene capacidad legislativa, sino únicamente facultad reglamentaria.
Respecto de la autonomía indígena originaria campesina determina que
ésta consiste en el autogobierno como ejercicio de la libre
determinación de las naciones y los pueblos indígena originario
campesinos, cuya población comparte territorio, cultura, historia,
lenguas y organización o instituciones jurídicas, políticas, sociales y
económicas (art. 289), autogobierno, que se ejercerá de acuerdo a sus
normas, instituciones, autoridades y procedimientos, conforme a sus
atribuciones y competencias en armonía con la Constitución Política del
Estado y la ley (art. 290.II de la CPE).

Consecuentemente, el régimen autonómico diseñado por el


constituyente, crea entidades territoriales autónomas, con capacidad
gubernativa dentro del ámbito de su jurisdicción y límites; es
decir, capacidad legislativa, en determinados temas y materias,
como se verá al analizar la distribución de competencias
asignada por el constituyente, en el entendido que la autonomía
como una modalidad del Estado compuesto hace referencia a la
distribución del poder político de forma limitada, de tal forma
que la autonomía legislativa otorgada para determinadas
competencias no exime que en otros temas existan tareas
delegadas, esto dependerá de los límites impuestos por el
constituyente a la competencia legislativa de las entidades
territoriales autónomas, según las materias que se trate. A esta
primera cualidad del diseño constitucional cabe subrayar, que la
ruptura del monopolio legislativo del nivel central se asienta en
el reconocimiento de la facultad legislativa dentro de sus
ámbitos territoriales en igualdad de condiciones respecto de las
diferentes entidades territoriales, con excepción de la autonomía
regional, legislación que de conformidad con el art. 410 de la

3
CPE, tiene un rango comparable a las leyes nacionales.

3
De otro lado, en lo que respecta a lo administrativo y financiero, el
régimen autonómico otorga a las entidades territoriales autónomas la
potestad de administrar los recursos económicos transferidos por el
gobierno nacional para el cumplimiento de las competencias que le han
sido asignadas.

A estas características es menester referirse al anclaje en el carácter


plurinacional, intercultural y de pluralidad en la que se asienta el Estado
boliviano; particularidades que trascienden en el diseño del régimen
autonómico; primero, porque a la clásica organización territorial de
naturaleza republicana (departamentos, provincias y municipios), se
añade el territorio indígena originario campesino (art. 269.I de la CPE);
segundo, porque el carácter de las autonomías indígenas originario
campesinas se funda en su libre autodeterminación, con autogobierno
de acuerdo a sus propia organización, instituciones y procedimientos;
tercero, porque establece que las entidades territoriales autónomas
gozan de igualdad y no se encuentran subordinadas entre ellas (art. 276
de la Norma Suprema); y, cuarto, porque define que la Asamblea
Departamental estará compuesta por asambleístas departamentales
elegidos por votación universal, directa, libre, secreta y obligatoria y por
asambleístas departamentales elegidos por las naciones y pueblos
indígena originario campesinos, de acuerdo a sus propias normas y
procedimientos (art. 278.I de la CPE).

En este sentido, cabe caracterizar que además de la cualidad


gubernativa y el ejercicio de competencias propias y
administración de los recursos que les sean asignados, la
implementación de las autonomías se encuentra estructurada para
concretizar el carácter plurinacional del Estado en su
estructura territorial, dado que su implementación no puede
estar aislada de los principios y fines del Estado Plurinacional
intercultural. Esto supone que la orientación de las autonomías debe
ser predicable con la construcción colectiva del Estado Plurinacional,
donde la intensificación de los lazos interculturales de mutua y recíproca
influencia se haga más intensa para lograr la Bolivia inclusiva y
equitativa sin sacrificar la diversidad y la diferencia (las negrillas nos
corresponden [razonamiento compartido en la SCP 2055/2012 de 16 de
octubre]).

Posteriormente, la citada Sentencia Constitucional Plurinacional, enfatizó


que: “La naturaleza principista y axiológica que trasciende toda la
Constitución Política del Estado, cuya materialización constituye un fin
esencial del Estado boliviano, se proyecta en la estructuración del
régimen autonómico como directrices esenciales para la implementación
y consolidación de los diferentes tipos de autonomía, de tal manera que
para comprender el régimen autonómico diseñado por el Constituyente,
es imprescindible avocarse a los principios que rigen su ingeniería.

3
Estos principios se encuentran recogidos en el art. 270 de la CPE, al

3
establecer que los principios que rigen la organización territorial y las
entidades territoriales descentralizadas y autónomas son: la unidad, la
voluntariedad, solidaridad, equidad, bien común, autogobierno,
igualdad, complementariedad, reciprocidad, equidad de género,
subsidiariedad, gradualidad, coordinación y lealtad institucional,
transparencia, participación y control social, provisión de recursos
económicos y preexistencia de las naciones y pueblos indígena
originario campesinos.

(…)

1. Unidad. La ingeniería del régimen autonómico se proyecta en el


marco de la unidad del país, sin disgregación territorial. De conformidad
con el art. 5 de la Ley Marco de Autonomías y Descentralización (LMAD),
bajo el principio de unidad, el régimen de autonomías se fundamenta en
la indivisibilidad de la soberanía y del territorio boliviano, la cohesión
interna del Estado y la aplicación uniforme de las políticas de Estado.

(…)

3. Solidaridad. En el marco del principio de solidaridad, los gobiernos


autónomos de las entidades territoriales autónomas (departamentales,
municipales, regionales, indígena originario campesina), se encuentran
circunscritos a actuar conjuntamente con el gobierno central en la
satisfacción de las necesidades colectivas, mediante la cooperación y
coordinación permanente entre todos los gobiernos autónomos; principio
que se ve reflejado cuando se utilizan mecanismos redistributivos para
garantizar un aprovechamiento equitativo de los recursos.

4. Subsidiariedad. Uno de los principios fundamentales del régimen de


autonomías, es el principio de subsidiariedad, a través del cual las
entidades territoriales autónomas ingresan en una cadena de
relacionamiento directo con las demandas y necesidades de la ciudadanía,
esto supone partir por el gobierno autónomo más cercano para poder
satisfacer en mejor forma y de una manera más directa las demandas y
necesidades, de tal forma que sean resueltas por la autoridad más
próxima a la demanda; en caso de imposibilidad corresponde al siguiente
nivel la cooperación y coordinación para la satisfacción de la necesidad.

Lo que implica, conforme señala el art. 5.12 de la LMAD, refiriéndose a


este principio rector, que para el cumplimiento de la toma de decisiones y
provisión de los servicios públicos debe realizarse desde el gobierno más
cercano a la población, excepto por razones de eficiencia y escala que
justifique proveerlos de otra manera. Por tales motivos, los órganos de
poder público tienen la obligación de auxiliar y sustituir a los órganos
autónomos y descentralizados en caso de necesidad.

3
5. Gradualidad. Orienta que el ejercicio de las atribuciones y competencias
de

3
las entidades autónomas sea de forma progresiva y en función de sus propias
capacidades. La autonomía supone un proceso gradual.

6. Provisión de recursos económicos. Las competencias asignadas a cada


entidad autónoma deben ser provistas de los recursos económicos para su
cumplimiento. De conformidad con el art. 5.18 de la LMAD, el principio de
provisión de recursos económicos, supone la responsabilidad compartida
de los órganos públicos en la determinación de la fuente de recursos y la
asignación de los mismos para el ejercicio de las competencias
establecidas en la Constitución Política del Estado, de tal forma que toda
nueva transferencia o asignación de competencias deberá estar
acompañada de la definición de la fuente de los recursos económicos y
financieros necesarios para su ejercicio.

7. Principio de lealtad institucional. De conformidad con el art. 5.15


de la LMDA, a partir de este principio el nivel central del Estado y las
entidades territoriales autónomas tomarán en cuenta el impacto que sus
acciones puedan tener sobre el nivel central del Estado y otras entidades
territoriales, evitando aquellas que las perjudiquen, promoviendo el diálogo
en torno a las medidas susceptibles de afectarles negativamente, y
facilitando toda información pública necesaria para su mejor desempeño;
respetando el ejercicio legítimo de las competencias del nivel central del
Estado y de las entidades territoriales autónomas.

8. Principio del bien común. La actuación de los gobiernos autónomos se


fundamenta y justifica en el interés colectivo, sirviendo con objetividad los
intereses generales para el vivir bien de todos y cada uno de los
bolivianos” (las negrillas son nuestras).

III.2.1. Ámbitos del ejercicio competencial. Jurisprudencia reiterada

De acuerdo al art. 297 de la CPE, las competencias pueden ser


privativas, exclusivas, concurrentes y compartidas, y conforme se
infiere del diseño constitucional efectuado para las diferentes
autonomías (arts. 272, 298 y ss. de la CPE), el ejercicio
competencial se desarrolla a partir de tres ámbitos de identificación:
i) El ámbito jurisdiccional; ii) El ámbito material; y, iii) El ámbito
facultativo.

Así, la SCP 2055/2012, estableció:

“i) El ámbito jurisdiccional. Se refiere a que la


competencia que le haya sido asignada a un nivel de
gobierno por el sistema de distribución competencial
de la Constitución, deberá ser ejercio ejercido
únicamente en la jurisdicción que dicho nivel de
gobierno administra y gobierna. Así lo establece la

3
Constitución en su art. 272, al señalar que los
órganos

3
de gobierno autónomo ejercerán las facultades
legislativa, reglamentaria, fiscalizadora y ejecutiva
en el ámbito de su jurisdicción y competencias y
atribuciones.

ii) El ámbito material. La distribución de competencias


realizada por el Constituyente se encuentra diseñada
en función de materias, como por ejemplo, salud,
educación, medio ambiente, transporte, etc., sobre
las que los niveles de gobierno deberán
circunscribir su ejercicio competencial.

Sobre este particular cabe precisar que el


Constituyente boliviano usó una técnica de
distribución mucho más compleja que un mero
reparto de materias, pues algunas competencias
son imbricaciones y superposiciones de varias
materias sobre las cuales el nivel de gobierno
titular deberá circunscribir sus actuaciones o su
ejercicio competencial.

iii) El ámbito facultativo. Este ámbito recae en los órganos


ejecutivos y legislativos de los niveles de gobierno. De
acuerdo con la Constitución, son cinco facultades
mediante las cuales ejercerán sus atribuciones: facultad
legislativa, reglamentaria, ejecutiva, deliberativa y
fiscalizadora. Las facultades deliberartiva deliberativa,
fiscalizadora y legislativa son de titularidad de los
órganos deliberativos. En tanto, que las otras dos
facultades: reglamentaria y ejecutiva, son de titularidad
de los órganos ejecutivos.

La SCP 1714/2012 de 1 de octubre refiriéndose a estas


facultades señaló lo siguiente:

‘1. Facultad legislativa. El término facultad entendido


como un poder de hacer, expresa en el ámbito
legislativo la potestad de los órganos
representativos de emitir leyes de carácter
general y abstracto, cuyo contenido es normativo
sobre determinada materia. En su sentido formal,
este acto de emitir leyes debe provenir de un ente
u órgano legitimado, es decir, representativo:
Asamblea Legislativa Plurinacional o en su caso,
los órganos deliberativos de las entidades
territoriales autónomas con potestad de emitir
leyes en las materias que son de su competencia.

3
Cabe destacar,

3
que esta potestad legislativa para las entidades territoriales
-con excepción de la autonomía regional- no se
encuentra reducida a una facultad normativo-
administrativa, dirigida a la promulgación de normas
administrativas que podrían interpretarse como decretos
reglamentarios, pues esta interpretación no sería acorde
al nuevo modelo de Estado compuesto, donde el
monopolio legislativo ya no decanta únicamente en el
órgano legislativo del nivel central, sino que existe una
ruptura de ese monopolio a favor de las entidades
territoriales autónomas en determinadas materias.
Precisamente este es el cambio establecido por la
Constitución cuando en su art. 272, otorga a las
entidades territoriales autónomas el ejercicio de
facultades legislativa, reglamentaria, fiscalizadora y
ejecutiva en el marco de su jurisdicción, competencias y
atribuciones a través de sus gobiernos autónomos. Así,
en el caso de la autonomía departamental, la
facultad legislativa es la potestad de la asamblea
departamental para emitir leyes departamentales
en el marco de sus competencias exclusivas y
leyes de desarrollo departamental en el marco de
sus competencias compartidas.

2. Facultad reglamentaria. Entendida como la potestad de


emitir normas reglamentarias para la aplicación de una
ley, es decir, la que compete para completar la
aplicación de las leyes. En efecto, esta facultad tiene por
finalidad la emisión de reglamentos, entendidos como el
conjunto de reglas o preceptos emitidos por autoridad
competente, que tienden a posibilitar la ejecución de la
ley, precisando las normas contenidas en las leyes sin
contrariar ni ir más allá de sus contenidos y situaciones
que regula. En este contexto, tanto la facultad legislativa
como reglamentaria, emiten normas, sin embargo, la
facultad reglamentaria se rige dentro de las líneas y
contenidos establecidos por la ley, con la finalidad de su
aplicación. En el caso de las entidades territoriales
autónomas, esta facultad reglamentaria es ejercida por
el órgano ejecutivo de la entidad territorial autónoma
respectiva con relación a las leyes que se emitan. Esta
facultad se justifica porque el órgano ejecutivo, es el que
conoce de las capacidades económicas, presupuestarias,
institucionales y recursos reales que se tiene para
ejecutar la ley, por tanto, a través de la facultad
reglamentaria se delimita con mayor precisión la forma y
los recursos con los cuales se podrá aplicar la ley.

3
3. Facultad ejecutiva. Referida a la potestad de administrar
la cosa pública, en el caso de las entidades territoriales
autónomas será en el marco de las competencias
exclusivas, compartidas o concurrentes. Esta facultad
requiere de funciones técnicas y administrativas, para
ejecutar la ley y las normas reglamentarias. Entonces,
respecto de esta facultad el órgano ejecutivo ya sea del
nivel central como de los gobiernos autónomos está
encargado de toda la actividad administrativa, de la
gestión pública en el ámbito de sus competencias.

4. Facultad fiscalizadora. Esta facultad se encuentra


introducida por el art. 272 de la CPE, cuando confiere a
los gobiernos autónomos las facultades legislativa,
reglamentaria, ejecutiva y fiscalizadora. Esta facultad
tratándose de las entidades territoriales corresponde a la
asamblea legislativa del gobierno autónomo
correspondiente para controlar al órgano ejecutivo del
mismo. Así en la autonomía departamental es ejercida
por la asamblea departamental respecto del órgano
ejecutivo en la gestión pública y el manejo de los
recursos departamentales.

5. Facultad deliberativa. Es la capacidad de debatir y tomar


decisiones sobre asuntos de interés de forma
consensuada por los miembros de los entes legislativos
correspondientes, es decir, respecto de la autonomía
departamental por los miembros de la Asamblea
departamental respecto de asuntos de interés
departamental’.

En el contexto señalado, es posible concluir que la


distribución de competencias realizada por la Constitución se
efectúa en relación a materias como salud, educación,
transporte, etc., pero también con relación a las facultades
(legislativa, reglamentaria, ejecutiva) que los niveles de
gobierno deben ejercer en función de cada tipo de
competencia (privativa, exclusiva, compartida y concurrente)
y dentro de su jurisdicción, ello supone que la distribución
competencial, sustentada en los principios rectores del
régimen autonómico señalados supra, lleva consigo un alto
grado de corresponsabilidad, teniendo en cuenta que la
cesión de atribuciones y competencias del nivel central hacia
los gobiernos autonómicos o subnacionales se encuentra
orientada a beneficiar a los ciudadanos con una
administración pública más efectiva y más cercana.

3
II.3.2. Del sistema de distribución de competencias en
el

3
régimen autonómico

Conforme se ha señalado la configuración del Estado


boliviano en un Estado Plurinacional con autonomías, implica
el establecimiento de nueva estructura y organización
territorial y funcional del Estado, basado en la distribución
ordenada de funciones y asignación de competencias entre
varios niveles de gobierno, para una óptima ejecución de
políticas públicas.

En ese sentido, la Constitución Política del Estado, en la


Tercera Parte, Capítulo Octavo, delimita la distribución de
competencias, efectivizando un sistema de reparto del poder
político y administrativo entre el nivel central del Estado y las
entidades territoriales autónomas.

Así, de conformidad con el art. 297 de la CPE se establecen


cuatro tipos de competencias, que se encuentran definidas en
el parágrafo I de dicha norma constitucional, conforme a lo
siguiente:

a) Competencias privativas. ‘Aquellas cuya legislación,


reglamentación y ejecución no se transfiere ni
delega, y están reservadas para el nivel central
del Estado’.

De acuerdo con el mandato constitucional, en las


competencias privativas únicamente el nivel
central del Estado es el titular de las tres
facultades; es decir, el nivel central: elabora la
ley, a través de la Asamblea Legislativa
Plurinacional, reglamenta la ley y ejecuta la
competencia a través del Órgano Ejecutivo.
Ninguna de las facultades puede ser transferida ni
delegada a otro nivel de gobierno.

b) Competencias exclusivas. ‘Aquellas en las que un


nivel de gobierno tiene sobre una determinada
materia las facultades legislativa, reglamentaria y
ejecutiva, pudiendo transferir y delegar estas dos
últimas’.

Lo precedentemente definido por la Constitución,


supone que un nivel de gobierno, ya sea el nivel
central del Estado o las entidades territoriales
autónomas, tienen la titularidad de todas las
facultades: legislativa, ejecutiva y reglamentaria,

3
es decir, elabora la ley (órgano deliberativo),
reglamenta la ley (órgano ejecutivo) y ejecuta la
competencia (órgano ejecutivo), pudiendo

3
transferir o delegar la reglamentación y la
ejecución a otro nivel de gobierno.

c) Competencias concurrentes. ‘Aquellas donde la


legislación corresponde al nivel central del Estado
y los otros niveles ejercen simultáneamente las
facultades reglamentaria y ejecutiva’. Esto
supone que el nivel central del Estado tiene la
titularidad sobre la facultad legislativa, por lo
tanto, elabora la ley a través de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, en tanto que la
titularidad de la facultad reglamentaria y la
facultad ejecutiva corresponde a las entidades
territoriales autónomas.

d) Competencias compartidas. ‘Aquellas en las que


el nivel central del Estado elabora una ley básica
(Asamblea Legislativa Plurinacional), sobre la
cual las entidades territoriales autónomas
elaboran la legislación de desarrollo (órganos
deliberativos) de acuerdo a su característica y
naturaleza…’, ley que debe estar sujeta a los
preceptos que establece la ley básica, porque ésta
contiene, los principios y regulación general sobre
la materia, es decir, que este tipo de competencia
tiene una titularidad compartida sobre la facultad
legislativa, pues tanto el nivel central del Estado
como las entidades territoriales autónomas son
corresponsables de la legislación integral de este
tipo de competencia. La reglamentación y
ejecución es titularidad de las entidades
territoriales autónomas, las mismas que deberán
ejercerse bajo el marco legislativo desarrollado.

Ahora bien, de la distribución de competencias realizadas en


la Constitución Política del Estado entre el nivel central del
Estado y las entidades territoriales autónomas, corresponde
precisar que el Constituyente boliviano, ha preferido, a
diferencia de otros modelos, establecer un catálogo
competencial para el nivel central del Estado y las entidades
territoriales autónomas, las mismas que se encuentran
determinadas en nueve listas distribuidas a partir del art. 298
al 304 de la CPE, de acuerdo a la siguiente estructura:

1. Competencias privativas del nivel central (art. 298.I de la


CPE, con veintidós competencias).

3
2. Competencias exclusivas del nivel central del Estado (art.
298.II de la CPE con treinta y ocho competencias).

3. Competencias compartidas entre el nivel central del


Estado y las entidades territoriales autónomas (art. 299.I
de la CPE, con siete competencias).

4. Competencias concurrentes ejercidas por el nivel central


del Estado y las entidades territoriales autonómicas (art.
299.II de la CPE, con dieciséis competencias).

5. Competencias exclusivas de los gobiernos autónomos


departamentales (art. 300.I de la CPE, con treinta y seis
competencias).

6. Competencias exclusivas de los gobiernos municipales


autónomos (art. 302.I de la CPE, con cuarenta y tres
competencias).

7. Competencias exclusivas de las autonomías indígena


originario campesinas (art. 304.I de la CPE, con veintitrés
competencias).

8. Competencias compartidas de las autonomías indígena


originario campesinas (art. 304.II de la CPE, con cuatro
competencias)

9. Competencias concurrentes de las autonomías indígena


originario campesinas (art. 304.III de la CPE, con diez
competencias).

De este catálogo competencial, cabe advertir que la


Constitución no establece competencias para las autonomías
regionales pues de conformidad con lo previsto en el art. 280
de la CPE: ‘Sus competencias deben ser conferidas por dos
tercios de votos del total de los miembros del órgano
deliberativo departamental’.

Asimismo, del análisis de la distribución de


competencias efectuada por el Constituyente, se
advierte que ésta es de carácter cerrado, esto implica,
que ningún nivel de gobierno puede ampliar sus
competencias a través de la asunción competencial en
sus estatutos y cartas orgánicas sobre aquellas
competencias que no hayan sido asumidas por otros
niveles de gobierno, sino únicamente deben
circunscribirse al ejercicio de las competencias

3
expresamente establecidas en el listado competencial
para su correspondiente nivel de gobierno, lo que
ciertamente supone una obligatoriedad en la asunción de las
competencias, sin que ello implique, tratándose de las
competencias exclusivas, que éstas deban ser ejercidas de
manera obligatoria de una sola vez, pues el ejercicio
competencial debe ser entendido bajo el principio de
gradualidad establecido en el art. 269 de la CPE, principio en
virtud del cual las entidades territoriales autónomas ejercen
efectivamente sus competencias de forma progresiva y de
acuerdo a sus propias capacidades.

II.4. El régimen autonómico y los tipos de legislación


señalados por la Constitución

Bajo el nuevo régimen del proceso autonómico, y


concretamente del texto constitucional se advierte una nueva
tipología de las leyes que merece una referencia para el
análisis del juicio de constitucionalidad, la misma que se
extrae del análisis sistémico de la Constitución:

En efecto, la Constitución hace referencia a la Ley Marco de


Autonomías y Descentralización, conforme se infiere de su
art.
271. A su vez el art. 275, hace referencia a los estatutos y
cartas orgánicas como normas institucionales básicas de las
entidades territoriales, y el parágrafo I del art. 297, se refiere
a la legislación básica y la legislación de desarrollo como
parte del ejercicio del tipo de competencia compartida, y
finalmente el art. 410.II de la misma Norma Suprema se
refiere a las leyes nacionales, legislación departamental,
municipal e indígena.

De lo precedentemente señalado, se establece la siguiente


tipología constitucional en virtud del nuevo régimen
autonómico:

i) Norma Fundamental o Suprema (art. 410 de la CPE).

ii) Ley marco (art. 271 de la CPE).

iii) Leyes nacionales (art. 410 de la CPE).

iv) Normas institucionales básicas (estatutos y cartas


orgánicas art. 245 de la CPE).

v) Legislación básica y legislación de desarrollo, como parte

3
del ejercicio del tipo de competencia compartida (art.
297.I.4 de la CPE).

4
vi) Legislación departamental, municipal e indígena (arts.
297.I.2 y 410.II de la CPE).

En el contexto señalado, la Ley Marco de Autonomías


y Descentralización es una norma vertebral de un
sistema autonómico diseñado a partir de cuatro tipos
de autonomías, que configuran una sistema de
gestión y administración del Estado complejo,
cuestión que hace ineludible y necesaria una ley
marco que permita un funcionamiento armónico del
Estado compuesto plateado por el Constituyente, cual
es el Estado Unitario Plurinacional con autonomías,
máxime si los principios de unidad y de autogobierno
no deben ser entendidos como equidistantes o
contrapuestos, sino complementarios y convergentes.

Ahora bien, en lo que respecta a la legislación básica, debe


señalarse que ésta no está prevista para regular cualquier
sector o materia, por el contrario, únicamente se desarrollará
legislación básica y legislación de desarrollo sobre las siete
competencias compartidas establecidas en el art. 299.I de la
CPE, referidas al régimen electoral departamental y
municipal, servicios de telefonía fija, móvil y
telecomunicaciones, electrificación urbana, juegos de lotería y
azar, relaciones internacionales en el marco de la política
exterior del Estado, establecimiento de instancias de
conciliación ciudadana para la resolución de conflictos entre
vecinos sobre asuntos de carácter municipal, regulación para
la creación y/o modificación de impuestos de dominio
exclusivo de los gobiernos autónomos.

En tal sentido, cuando la norma se refiere a legislación


básica, ésta es comprensiva únicamente de la competencia
compartida, en este sentido, se entiende que el nivel central
del Estado no podrá agotar la legislación de la competencia
compartida, sin dejar ninguna actuación para la legislación de
desarrollo, por cuanto en esta clase de competencias existe
una doble titularidad en la facultad legislativa.

Con este orden de ideas, los estatutos y cartas orgánicas son


normas básicas institucionales en las cuales se debe
contemplar el andamiaje institucional de la entidad territorial
autónoma, las atribuciones de los órganos y las autoridades
de las mismas, los parámetros sobre cómo se ejercerá la
gestión y administración pública de su jurisdicción, las
competencias asignadas por la Constitución sobre las cuales

4
deberá enmarcarse la gestión de las entidades territoriales,
los mecanismos de coordinación con

4
los otros niveles de gobierno, los procedimientos para la
reforma de la norma básica institucional, entre otros
aspectos.

Asimismo, es importante puntualizar que el parágrafo II del


art. 410 de la CPE, al establecer la jerarquía normativa, no
determina una escala respecto de los diferentes tipos de
leyes, ni un orden jerárquico respecto a la leyes al determinar
en el mismo nivel a las leyes nacionales, los estatutos
autonómicos, las cartas orgánicas y el resto de la legislación
departamental, municipal e indígena, con el advertido que la
Norma Suprema establece que la aplicación de las normas
jurídicas se realizará de acuerdo con las competencias de las
entidades territoriales autónomas” (las negrillas y el subrayado
nos corresponden).

III.3. Naturaleza jurídica del conflicto de competencias entre el nivel


central del Estado y las entidades territoriales autónomas y entre
éstas

Dentro del Capítulo Segundo, del Título IV “Conflicto de Competencias” del


Código Procesal Constitucional, se desarrollan la naturaleza jurídica y las
condiciones procesales del Conflicto de competencias entre el nivel central
del Estado y las entidades territoriales autónomas y entre éstas. Así, en la
Sección I “Disposiciones generales”, se prevé:

“Artículo 92°.- (Procedencia)

I. El conflicto de competencias entre el nivel central del Estado y las


Entidades Territoriales Autónomas y Descentralizadas, y entre éstas,
procederá como conflicto positivo, cuando una de ellas entienda
que la otra ejerce una determinada competencia que no le
corresponde de acuerdo a la Constitución Política del Estado o
la Ley.

II. Asimismo, procederá como conflicto negativo, cuando ninguno de


estos Niveles asuma las competencias atribuidas por la
Constitución Política del Estado o la Ley” (el resaltado es
nuestro).

Dicha disposición, que contempla el mecanismo procesal de conflicto de


competencias entre los diferentes niveles de gobierno en el Estado
Plurinacional con autonomías, deviene precisamente de esa condición; es
decir, de la coexistencia de entidades territoriales autónomas
departamentales, regionales, municipales e indígenas, en el ejercicio de sus
facultades conferidas por el reparto competencial primario establecido en la
Norma Fundamental y secundario en la Ley Marco de Autonomías y

4
Descentralización “Andrés Ibáñez”; cuyos alcances son desarrollados por sus
Estatutos o Cartas Orgánicas propias.

4
Es así que, tomando en cuenta la estructura y organización territorial del
Estado Plurinacional, que contempla niveles autonómicos que no se
encuentran subordinados entre sí, sino que tienen igual rango constitucional
(art. 276 de la CPE); el mecanismo de conflicto competencial entre ellos, se
configura un proceso mediante el cual, la justicia constitucional se pronuncia
declarando competente al nivel central o subnacional para el ejercicio de
determinada competencia, ya sea porque las entidades territoriales en
conflicto se creen titulares de ella (conflicto positivo de competencias), o al
contrario, ninguna asume la competencia atribuida por la Norma
Fundamental (Conflicto negativo de competencias).

A dicho efecto, para el análisis del conflicto competencial, se considera la


“Tipología” o distribución de competencias contenida en el art. 297 y ss.
de la CPE y referida en los Fundamentos Jurídicos anteriores de esta
Sentencia Constitucional Plurinacional, tanto para el nivel central, los
gobiernos descentralizados y autónomos, departamentales, regionales,
municipales e indígenas originario campesinos, todos autónomos;
debiendo tomarse en cuenta, los siguientes elementos:

i) Sobre las competencias privativas, que el nivel central del Estado


posee el monopolio de las facultades legislativa, reglamentaria y
ejecutiva sobre las veintidós materias enlistadas en el artículo 298.I.
de la CPE; las mismas que tienen alcance territorial nacional Estatal y
por lo tanto, por ningún motivo pueden ser delegadas o transferidas a
los niveles subnacionales de gobierno.

De modo que sólo el Nivel Central del Estado es titular de


competencias privativas y ningún otro gobierno autónomo puede
ejercer las potestades mencionadas sobre las competencias prescritas
en el artículo 298.I de la CPE.

ii) Sobre las competencias exclusivas, donde los niveles de gobierno


–central, departamental, municipal e indígena originario campesino–
poseen el monopolio de la facultad legislativa, reglamentaria y
ejecutiva sobre un conjunto determinado de competencias; las que
puede transferir o delegar en cuanto a la reglamentación y ejecución,
ya sea desde el nivel central del Estado a favor de los gobiernos
departamentales y/o de los municipios y/o de las autonomías
indígenas; o bien, desde un gobierno departamental, que decida
trasferir sus facultades a los municipios y/o a los Territorios indígena
Originarios Campesinos (TIOC).

iii) Sobre las competencias concurrentes, en las que la facultad


legislativa queda en manos del nivel central del Estado y los niveles
subnacionales son titulares de las facultades reglamentaria y ejecutiva,
que pueden ejercerlas de manera simultánea entre dos o más niveles

4
de gobierno; de modo que se reserva la legislación, como un todo,
para el nivel central del Estado, es decir, que los órganos legislativos
de los niveles subnacionales, no tienen potestad para emitir ningún
tipo de regulación, quedando únicamente el órgano ejecutivo de estos
niveles, facultado para la reglamentación y ejecución de dichas
competencias.
iv) Sobre las competencias compartidas, que asumen que la
legislación básica le corresponde a la Asamblea Legislativa
Plurinacional, como único órgano legislativo cuyas normas tienen
alcance Estatal; mientras que la legislación de desarrollo es aprobada
por los órganos legislativos de los gobiernos subnacionales, que tienen
facultad legislativa de desarrollo de alcance únicamente en su
jurisdicción.

Las potestades reglamentaria y ejecutiva quedan bajo responsabilidad de


los órganos de la entidad territorial cuya instancia legislativa sancione la
ley de desarrollo, la misma que se funda inexcusablemente en la Ley del
nivel central del Estado que regule las siete competencias compartidas
prescritas en el art. 299.I de la CPE.

A esto, se debe añadir que la demanda de conflicto competencial entre el


nivel central del Estado y los niveles subnacionales, o entre éstos, no sólo
radica en pretender que en sede constitucional, se declare al nivel estatal
competente para el ejercicio de la potestad reclamada, pues aquello
significaría únicamente efectuar el cotejo de las asignaciones
competenciales; sino también, radica en definir el alcance de cada
competencia (privativa, exclusiva, concurrente o compartida) según la
actividad otorgada por el legislador constituyente a cada competencia
asignada a los niveles estatales.

Así, del catálogo competencial, se hace evidente que el legislador


constituyente, ha efectuado una distinción de las acciones que deben
asumirse para ejecutar cada competencia, según se trate de establecer el
régimen o la política de la materia asignada; o bien, se disponga la
realización de otras actividades emergentes del poder estatal (seguridad
ciudadana, fuerzas armadas, etc.), o de la gestión de servicios públicos y su
suministro (alumbrado público, agua potable); y finalmente, la asignación de
competencias sobre bienes públicos de interés nacional.

Para Carlos Böhrt Irahola, en su libro “Herramientas para la construcción del


Estado autonómico en Bolivia”, pág. 32, dicha distinción no es anodina, pues
distingue: “Cualquier lectura atenta de los catálogos competenciales de la
Constitución encontrará invariablemente en ellos cinco tipos de materias:

(i) Regímenes
(ii) Políticas, instrumentos y actividades técnicas y económicas
(iii) Servicios y suministro de servicios

4
(iv) Las materias que resultan del ejercicio del poder estatal y otras

4
actividades públicas
(v) Bienes concretos y disposición de bienes públicos

Estas categorías ayudan a visualizar los alcances competenciales diferentes


de los ítems consignados en los catálogos de la Constitución…”.

Así, el indicado autor, señala al respecto que, por régimen, se entiende: “…


al conjunto de principios, normas, procedimientos y organismos que rigen
una materia o actividad determinada. Es un concepto globalizador que
abarca las dimensiones normativa, institucional y procedimental.

El texto constitucional habla, en unos casos, de ‘régimen general’, y en


otros de ‘régimen’ a secas, pudiendo deducirse que con esta última
fórmula lacónica se estaría refiriendo a regímenes sectoriales de alcance
completo, es decir, con disposiciones generales y particulares. Queda claro
que, a la inversa, cuando la Constitución adjudica a algún nivel de
gobierno el establecimiento del ‘régimen general’, está asignando
implícitamente a otro nivel de gobierno –o podría ser el mismo, pero a un
órgano de gobierno diferente– la potestad de aprobar el ‘régimen
particular’” (pág. 47).

Mientras que, con relación a Políticas, indica: “…‘corrientemente se


denomina política o políticas a las líneas de acción o directrices que se
adoptan en una materia determinada, precisando los objetivos a alcanzar,
el orden de despliegue de las acciones, los recursos involucrados y la
población objetivo. El diseño de las políticas suele incluir metas e
indicadores de medición del cumplimiento de los objetivos y metas’.

También en el caso de las políticas, unos pasajes de la Constitución hablan


de ‘políticas generales de algún sector, en tanto que otros utilizan el
vocablo totalizador de ‘política’, aunque siempre referido a un sector
determinado, por supuesto. Caben aquí razonamientos semejantes a los
realizados en el caso de los regímenes sobre las relaciones entre las
políticas generales y las específicas o particulares, así como los repartos
competenciales explícitos e implícitos a que dan lugar. Conviene, no
obstante, añadir una consideración importante: tanto los regímenes como
las políticas son algo diferente a la materia sobre la que se aplican. Esa
independencia relativa de las materias en relación a los regímenes y
políticas es lo que facilita que, en los repartos competenciales de la
Constitución, en varios casos, la materia haya quedado en manos de un
nivel de gobierno, y en otro distinto la definición del marco normativo-
institucional y de las políticas” (pág. 48).

Por su parte, sobre los servicios y su suministro, que comprende la


educación, la salud, la telefonía, la electricidad, etc., se indica que hacen
referencia a “…organizaciones sociales dedicadas a realizar actividades por
encargo de otras personas o a suministrarles algún bien para satisfacer

4
ciertas necesidades, utilizando en ese cometido importantes recursos
materiales, financieros y humanos. Se trata, por ello, de actividades y
organizaciones sociales estructuradas bajo modalidades diversas y
crecientemente complejas”, acotando que “cada uno de estos servicios
será gestionado en función de una matriz particular de reparto
competencial, tanto desde el punto de vista territorial como funcional”
(págs. 48 y 49).

Finalmente, en cuanto a las materias que resultan del poder estatal y otras
actividades públicas, indica: “Como se sabe, el Estado encuentra justificación
para su existencia en función de la preservación de la cohesión interna de la
sociedad y de la resolución de los conflictos que se desatan en su seno, así
como en la necesidad de preservar su territorio. El Estado es el encargado
de velar por la seguridad interna y externa de la sociedad y, por supuesto,
de las personas, para cuyo cumplimiento organiza e implementa diversas
actividades. El nivel de abstracción en el que se encuentran definidas estas
materias es semejante al del grupo anterior.

En suma, existen en la sociedad varias actividades y servicios que resultan


del mero ejercicio del poder estatal. Por ello, se explica que la mayoría de
las materias de este grupo respondan a competencias privativas y
exclusivas del nivel central del Estado. Prácticamente la única excepción a
esta regla de entre las materias de vuelo nacional parece ser la ‘seguridad
ciudadana’ que, por razones fáciles de entender, aparece registrada en los
cuatro niveles territoriales de gobierno” (pág. 50).

Y sobre las materias relativas a bienes concretos y disposición de bienes


públicos, indica: “Las materias que figuran en este subconjunto, como su
nombre lo indica, son concretas. Se trata de la administración de bienes
materiales, desde recursos naturales estratégicos hasta la construcción de
la infraestructura física en las diferentes unidades territoriales del país.

Tratándose de bienes concretos, cuando quedan en manos del nivel


central del Estado, la fórmula utilizada por la Constitución implica la
reserva competencial del bien en cuestión como una totalidad, es decir
que todas las dimensiones y funciones de ese bien quedan bajo
competencia del nivel nacional. En esa situación se encuentran
especialmente los hidrocarburos, otros recursos naturales estratégicos y
las armas de fuego y explosivos. La reserva competencial plena se explica
porque el nivel nacional es el titular de las potestades legislativa y
reglamentaria, las que se traducirán en el régimen, las políticas y las
formas concretas de uso y aprovechamiento de esos bienes” (pág. 50).

En consecuencia, el conflicto de competencias entre el nivel central del


Estado y las Entidades Territoriales Autónomas y Descentralizadas, y entre
éstas, se constituye en un mecanismo procesal de control competencial,
que tiene por propósito que se dirima el conflicto y se declare competente

4
a un determinado nivel del Estado y se defina el alcance del ejercicio de la
competencia controvertida; determinándose su titularidad según el
catálogo competencial fijado por la Constitución Política del Estado y la
ley, en aquellos casos en los que, al ejercer las facultades legislativa,
ejecutiva, reglamentaria, fiscalizadora o deliberativa sobre determinada
competencia, u omitir su ejercicio, se genere un conflicto debido a que un
estamento invade el ámbito competencial de otro y que según el caso,
pueden terminar por declarar la invalidez de los actos impugnados, o bien,
cuando ninguno realiza la competencia que le fue asignada, la declaratoria
de competencia importará la obligatoriedad de ejercerla en el marco del
principio de gradualidad.

1. Aspectos procesales sobre el conflicto de competencias


entre el nivel central del Estado y las Entidades
Territoriales Autónomas y Descentralizadas, y entre
éstas

a) Legitimación activa

Establecida la naturaleza jurídica del conflicto de competencias


entre el nivel central del Estado y las Entidades Territoriales
Autónomas y Descentralizadas, y entre éstas, resulta evidente
que sean tanto el nivel central del Estado como las entidades
territoriales autónomas las legitimadas para su interposición.
Así, el art. 94 del CPCo, establece:

“Tienen legitimación para plantear o para que le sean


planteados conflictos de competencias entre el nivel central del
Estado y las Entidades Territoriales Autónomas y
Descentralizadas, y entre éstas:

1. La Asamblea Legislativa Plurinacional y los Órganos


Deliberativos de las Entidades Territoriales Autónomas y
Descentralizadas, cuando el conflicto se formule sobre
competencias legislativas.

2. El Gobierno y los Órganos Ejecutivos de las Entidades


Territoriales Autónomas, cuando el conflicto se formule sobre
competencias reglamentarias y de ejecución.

3. Las autoridades de las Autonomías Indígenas Originarias


Campesinas, cuando el conflicto se formule sobre sus
competencias”.

Debiendo cumplir la parte demandante, con las “Normas


comunes en las acciones de inconstitucionalidad, conflictos de
competencias, consultas y recursos”, establecidas en los arts. 24
4
a 28 del CPCo; es decir, el contenido de la demanda, el
cumplimiento de plazos en los procedimientos específicos, la
fundamentación jurídico constitucional suficiente, entre otros. Y
en su caso, con la facultad de solicitar la suspensión de la
competencia cuestionada, como lo prevé el art. 96 del CPCo,
cuando se trate de conflictos positivos de competencia.

b) Procedimiento previo para los conflictos de


competencias positivos y negativos

Al respecto, en lo que concierne al conflicto de competencias


entre el nivel central del Estado y las Entidades Territoriales
Autónomas y Descentralizadas, y entre éstas, la Sección II del
Capítulo II del Título IV “Conflictos de Competencias” del Código
Procesal Constitucional, hace referencia a los “Conflictos
positivos de competencias” entre estamentos autónomos y
descentralizados; mismo que se da, cuando las entidades
territoriales autónomas en conflicto, se arrogan para sí la
titularidad sobre las mismas competencias.

En ese contexto, el procedimiento previo previsto por el art. 95


del CPCo, dispone:

I. La autoridad o autoridades que se consideren afectadas


requerirán al Órgano correspondiente, que el acto
cuestionado sea derogado o declarado nulo.

II. El requerimiento de incompetencia se formulará dentro de


los veinte días siguientes al conocimiento del acto por parte
de la autoridad o autoridades que se consideren afectadas,
dirigido a la persona representante del Órgano
correspondiente.

III. En el requerimiento se precisarán los preceptos de la


disposición o los puntos concretos de la resolución o acto
viciados de incompetencia, así como las disposiciones
legales o constitucionales que se consideren vulneradas.

IV. El Órgano correspondiente resolverá en forma motivada el


requerimiento dentro de los siete días siguientes a su
recepción, aceptando o rechazándolo, sin recurso posterior.

V. Una vez notificado el rechazo del requerimiento, o vencido


el plazo anterior sin que se hubiera emitido resolución, la
autoridad que se considere afectada podrá interponer, en el
plazo de quince días, la demanda de conflicto de
competencia ante el Tribunal Constitucional Plurinacional.

4
En tal sentido, el legislador previó que, para conflictos positivos
la formulación del requerimiento de incompetencia se formule
dentro de los veinte días siguientes de conocido el “acto” por
parte de la autoridad o autoridades que se consideren
afectadas. Debiendo considerarse al respecto, que el término
utilizado, es decir, la palabra “acto”, comprende todas las
actuaciones ejercidas en el ámbito facultativo competencial; por
lo que corresponderá analizar en cada caso, el
conocimiento efectivo del “acto” por la autoridad
afectada, debido a que por una parte, las actuaciones de los
estamentos autonómicos se circunscriben dentro de su
jurisdicción, y por otra, a que coexisten multiplicidad de actos
cotidianos que emergen del despliegue de sus facultades; por lo
tanto, en mérito al principio de lealtad institucional, en cuya
virtud es preciso tomar en cuenta el impacto de las acciones de
cada estamento autonómico sobre el nivel central del Estado y
otras entidades territoriales, se hace preciso considerar el
conocimiento efectivo del acto facultativo cuya competencia se
observa, para definir en principio, a qué estamento corresponde
su potestad de realización y como consecuencia de ello, declarar
la nulidad de aquellos actos ejercidos sin competencia; como se
ordena por el art. 122 de la CPE, y la naturaleza del control
competencial, detallada en el Fundamento Jurídico III.1 de este
fallo constitucional.

Teniéndose por previsión de la Ley Marco de Autonomías y


Descentralización “Andrés Ibáñez”, en su Título VII
“Coordinación entre el nivel central del estado y las entidades
territoriales autónomas”, como mecanismos e instrumentos de
coordinación respecto al ejercicio competencial de los
estamentos del Estado Plurinacional, al Consejo Nacional de
Autonomías, que se reúne de forma ordinaria dos veces al año
(arts. 122 y ss. de la LMAD); y al Servicio Estatal de
autonomías, que se constituye en un organismo de consulta,
apoyo y asistencia técnica a las entidades territoriales
autónomas y al nivel central del Estado en el proceso de
implementación y desarrollo del régimen de autonomías
establecido en la Constitución Política del Estado, con
atribuciones en los ámbitos competencial, económico financiero,
normativo y de la información; que son los conductos a través
de los cuales, se coordina, consulta, delibera, concierta, informa
y sistematiza la realización de las competencias por todos los
niveles del Estado.

Por su parte, la Sección III del mismo apartado normativo,


regula el procedimiento previo para los “Conflictos negativos de

4
competencias”, que emerge los niveles del Estado en conflicto,
desconocen su titularidad sobre una determinada competencia;
así, el art. 97 del CPCo, establece lo siguiente:

“I. La autoridad o autoridades que se consideren afectadas por


la falta de ejercicio de una competencia, requerirán al
Órgano responsable el ejercicio de la misma.

II. El requerimiento de ejercicio de competencia, se formulará


en cualquier momento por parte de la autoridad o
autoridades que se consideren afectadas, dirigiéndolo a la
persona representante del Órgano correspondiente.

III. En el requerimiento se precisarán las disposiciones


constitucionales o legales que se consideren omitidas.

IV. El Órgano correspondiente resolverá en forma motivada el


requerimiento dentro de los siete días siguientes a su
recepción, aceptando o rechazándolo, sin recurso posterior.

V. Una vez notificado el rechazo del requerimiento, o vencido


el plazo anterior sin que se hubiera emitido resolución, la
autoridad que se considere afectada podrá interponer, en el
plazo de quince días, la demanda de conflicto de
competencia ante el Tribunal Constitucional Plurinacional”.

Asimismo, la norma procesal constitucional prevé que este tipo


de conflicto competencial negativo entre entidades territoriales,
proceda por declinatoria; es decir, cuando la autoridad o
autoridades representantes de algún nivel del Estado, se
declaren no competentes para resolver una pretensión solicitada
por una persona natural o jurídica, por entender que esta
competencia corresponde a otro estamento.

Así, una vez agotada la vía administrativa por parte de la


persona natural o jurídica afectada por la omisión del ejercicio
de una competencia, corresponde a la autoridad o autoridades
que se consideren sin competencia, requerir en el plazo de 7
días de notificado el último acto administrativo, a su similar
respecto al cual asume responsable de la competencia en
cuestión, para que ésta sea ejercitada.

En todos los casos, luego de la resolución que rechace el


requerimiento -ya sea positivo o negativo de competencias- o
por la omisión de pronunciamiento de la autoridad requerida, el
representante del nivel estatal afectado, podrá interponer la
demanda de conflicto de competencias en el plazo de quince

4
días computables desde la notificación con la referida resolución
de rechazo o tras el vencimiento del término para su emisión,
tal como lo prevén los citados arts. 95, 97, y 98 del CPCo.

c) Procedimiento conciliatorio en los conflictos de


competencias entre el nivel central del Estado y las
entidades territoriales autónomas y entre éstas

Al procedimiento previo señalado en el apartado anterior, que se


encuentra previsto por el Código Procesal Constitucional, las
entidades territoriales en conflicto pueden acudir alternativamente
y en la vía conciliatoria ante el Servicio Estatal de Autonomías;
como lo prevé el art. 69 de la LMAD, modificado por el art. 2.IV
de la Ley 1198 de 14 de julio de 2019, que indica:

“Artículo 69. (CONFLICTOS DE COMPETENCIAS).

I. Los conflictos de asignación, transferencia, delegación o


ejercicio de competencias que se susciten entre el nivel
central del Estado y las entidades territoriales autónomas, o
entre estas, podrán resolverse por la vía conciliatoria ante el
Servicio Estatal de Autonomías, mediante convenio de
conciliación que deberá ser refrendado por los órganos
deliberativos correspondientes. Esta vía administrativa no
impide la conciliación directa entre partes.

II.Agotada la vía conciliatoria, los conflictos de competencias


serán resueltos por el Tribunal Constitucional Plurinacional”.

Procedimiento que por su naturaleza conciliatoria y de


voluntariedad de las partes, no está sujeto a plazo procesal
alguno, por lo que debe entenderse que puede suscitarse en
cualquier tiempo, inclusive en trámite del procedimiento previo
previsto en los arts. 95, 97 y 98 del CPCo, hasta la interposición
del conflicto competencial ante el Tribunal Constitucional
Plurinacional; ya que en este supuesto, se entiende que
efectivamente existe una controversia insubsanable en la vía
conciliatoria para el ejercicio de las competencias conferidas por
la Norma Fundamental, que podría incidir en los intereses de los
administrados y del Estado, misma que requiere el
pronunciamiento de la justicia constitucional.

d) Forma de resolución

Tomando en cuenta que el Conflicto –positivo o negativo– de


Competencias entre el Nivel Central del Estado y las Entidades
Territoriales Autónomas y Descentralizadas y entre éstas, se

5
formula sobre competencias legislativas (cuando las partes son
los órganos deliberativos de los Niveles del Estado);
reglamentarias y de ejecución (cuando las partes son los
órganos ejecutivos de los Niveles del Estado); y sobre
competencias propias de las Autonomías Indígena Originaria
Campesinas; la forma de resolución variará, según se trate de
las competencias en disputa; pues si bien la finalidad de este
proceso constitucional es declarar competente a un determinado
Nivel del Estado sobre la o las competencias demandadas, los
efectos de dicha decisión conllevarán la nulidad del acto (si se
tratan de conflictos positivos de competencia), o bien, se
ordenará la ejecución de la competencia omitida cuando
corresponda (cuando se trate de conflictos negativos de
competencias).

En ese orden, y siguiendo lo establecido en el art. 94 del CPCo,


se distingue que la legitimación para el planteamiento del
conflicto de competencias entre el Nivel Central del Estado y las
Entidades Territoriales Autónomas y Descentralizadas y entre
éstas, se diseña en función de la naturaleza de la competencia
en controversia.

Así, cuando se trate de competencias legislativas, tienen


legitimación los órganos deliberativos de los Niveles
Estatales, que precisamente son los que la ejercen. En
consecuencia, la Sentencia Constitucional Plurinacional a
emitirse por este Tribunal, declarará competente al
órgano deliberativo de un determinado Nivel Estatal, y
por efecto de esta determinación, –en casos de
conflictos positivos de competencia–, la nulidad de la
legislación que hubiera sido emitida en ejercicio
indebido de la competencia en cuestión; y, en casos de
conflictos negativos de competencia, ordenará –cuando
corresponda– que el Órgano deliberativo declarado
competente, ejecute su facultad legislativa.

Cuando el Conflicto entre el Nivel Central del Estado y las


Entidades Territoriales Autónomas y Descentralizadas y entre
éstas, verse sobre competencias reglamentarias y de
ejecución, cuyas partes son el Gobierno y los Órganos
Ejecutivos de las ETA’s, el Tribunal Constitucional
Plurinacional dictará Sentencia Constitucional
Plurinacional declarando competente a uno de ellos, y
por efecto de esta determinación –en casos de conflictos
positivos de competencia– la nulidad de la
reglamentación; mientras que, en casos de conflictos
negativos de competencia, ordenará –cuando

5
corresponda– que el Gobierno o el Órgano Ejecutivo de
las ETA’s declarado competente, ejecute las facultades
reglamentaria y ejecutivas que hubieran sido
observadas.

Finalmente, cuando el Conflicto entre el Nivel Central del Estado y


las Entidades Territoriales Autónomas y Descentralizadas y entre
éstas, verse sobre competencias propias de las Autonomías
Indígenas Originarias Campesinas, cuyas partes son las
autoridades de dicha jurisdicción competencial y cualquier otra de
los Niveles Estatales, el Tribunal Constitucional Plurinacional
dictará Sentencia Constitucional Plurinacional declarando
competente a uno de ellos, y por efecto de esta determinación,
–en casos de conflictos positivos de competencia–, decretará la
nulidad de la legislación o reglamentación que hubiera sido
emitida; mientras que, en casos de conflictos negativos de
competencia, ordenará –cuando corresponda– que el Nivel Estatal
declarado competente, ejecute las competencias o facultades que
hubieran sido omitidas.

III.4. Análisis del caso concreto

De acuerdo a los alegatos presentados por las partes dentro del presente
conflicto de competencias suscitado entre la Asamblea Legislativa
Plurinacional y la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, por
haber emitido esta última, la Ley Departamental 98 –denominada
“Conservación del Patrimonio Natural del Departamento de Santa Cruz”–,
transgrediendo presuntamente la asignación competencial efectuada en la
Constitución Política del Estado y la Ley Marco de Autonomías y
Descentralización “Andrés Ibáñez”, respecto a la facultad legislativa sobre
las competencias privativas, exclusivas y concurrentes, vinculadas
fundamentalmente a la conservación del patrimonio natural y otras.

De la revisión de los antecedentes, se tiene que el 28 de marzo de 2018, el


Ministro de la Presidencia pone en conocimiento del Presidente de la
Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, los antecedentes concernientes
al conflicto de competencias existente entre el nivel central del Estado y el
Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz respecto de la citada Ley,
en sujeción al art. 95 del CPCo; por lo que, el Vicepresidente del Estado
Plurinacional de Bolivia y Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional
formula el requerimiento de incompetencia ante la Asamblea Legislativa
Departamental de Santa Cruz, siendo rechazado por dicha instancia.

Ahora bien, habiendo sido admitido por este Tribunal el conflicto positivo
de competencias precitado, resulta pertinente que para el análisis del caso
concreto, en primera instancia se efectúe el control competencial sobre el
objeto y los fines de la referida ley; es decir, sobre la materia que

5
regula –Patrimonio natural–, y a continuación –de ser pertinente– se
procederá a evaluar las previsiones denunciadas, determinando en cada
caso su incompatibilidad o compatibilidad con la distribución competencial
efectuada en la Ley Fundamental y la Ley Marco de Autonomías “Andrés
Ibáñez”.

1. Consideraciones previas

Habida cuenta que la Asamblea Legislativa Departamental de


Santa Cruz, cuestiona la admisión del presente conflicto de
competencias con el nivel central, con el argumento que el
procedimiento previo contemplado en el art. 95 del CPCo, fue
incumplido por la parte demandante, ya que la facultad
legislativa cuestionada fue materializada y puesta a
conocimiento público, tras la publicación de la Ley
Departamental 98 en la Gaceta Oficial del departamento de
Santa Cruz el 1 de junio de 2015, constituyendo este
antecedente en el “acto” a partir del cual deben computarse los
veinte días para que el estamento estatal formule el
requerimiento de incompetencia previsto en el parágrafo II del
indicado artículo procesal.

Al respecto, es menester referir que, si bien la verificación de


los requisitos de la demanda, así como otras cuestiones
procesales, fue efectuada y superada en etapa de admisión, por
la Comisión de Admisión de este Tribunal; es preciso traer a
colación lo desarrollado en el Fundamento Jurídico III.3.1 inc.
b), con relación al procedimiento previo para conflictos positivos
de competencia entre niveles estatales, en el que se refiere que
por “acto”, se entiende a todas las actuaciones ejercidas en el
ámbito facultativo competencial, debiendo analizarse en cada
caso concreto, si el mismo fue efectivamente conocido por el
nivel del Estado afectado.

En ese orden, se tiene que en el conflicto competencial que se


revisa, la presunta invasión de competencias se circunscribe a la
ejecución por parte de la Asamblea Legislativa Departamental de
Santa Cruz, de la facultad legislativa sobre competencias que
fueran privativas, exclusivas y concurrentes del nivel central del
Estado; misma que se hubiera materializado en la Ley
Departamental 98, la que tras su publicación en la Gaceta Oficial
del referido departamento, es de conocimiento público y de
cumplimiento obligatorio, de modo que nadie puede alegar su
desconocimiento.

Sobre este punto, es preciso reflexionar en lo establecido por el


art. 272 de la CPE, el cual indica que: “La autonomía implica la
5
elección directa de sus autoridades por las ciudadanas y los

5
ciudadanos, la administración de sus recursos económicos, y el
ejercicio de las facultades legislativa, reglamentaria,
fiscalizadora y ejecutiva, por sus órganos del gobierno
autónomo en el ámbito de su jurisdicción y competencias
y atribuciones” (el resaltado es nuestro).

Por lo tanto, la legislación emitida por las entidades territoriales


autónomas alcanza únicamente a su jurisdicción –en este caso,
departamental–, de modo que la Ley Departamental 98, tras su
publicación surtió los efectos de publicidad y obligatoriedad
circunscrita al departamento de Santa Cruz; hecho por el cual,
no puede imputarse conocimiento de la misma a la Asamblea
Legislativa Plurinacional. Más aún, cuando entre los niveles
estatales ahora en conflicto, se desarrolló un proceso
conciliatorio ante el SEA, al que acudieron voluntariamente sin
arribar a un acuerdo favorable para ambos y que concluyó con
la comunicación a las partes, sobre el agotamiento de la vía
conciliatoria tramitada en el SEA, a través de notas de 13 de
abril de 2017 (Conclusión II.5).

Del que la Asamblea Legislativa Plurinacional, como órgano


constitutivo como parte en este conflicto competencial, recién
tomó conocimiento efectivo del acto legislativo supuestamente
invasivo de sus competencias, mediante Cite MP-VCGG-CE
113/2017, con cargo de recepción en Vicepresidencia del Estado
Plurinacional, el 28 de marzo de 2017 (Conclusión II.3); de
modo que de considerarse esta fecha, o la signada en las
misivas de conclusión de la vía conciliatoria, el requerimiento
competencial fue formulado dentro de los veinte días que
estipula el parágrafo II del art. 95 del CPCo, cumpliéndose con
el procedimiento previo previsto en dicho artículo, como bien se
examina en el Auto de Admisión (AC 0146/2017-CA).

Sin embargo de lo razonado, al ser evidente que la facultad


legislativa de los niveles subnacionales se circunscriben a su
jurisdicción, y que por ello, no son de conocimiento inmediato a
su publicación en la gaceta oficial de publicaciones de normas
(art. 135 de la LMAD) por parte del nivel central del Estado y de
los otros estamentos regionales, departamentales, municipales e
indígena originario campesinos; este Tribunal advierte la
necesidad de profundizar la coordinación e información sobre la
ejecución de las competencias que les fueron conferidas a los
estamentos de gobierno, en especial, en su facultad legislativa,
a través de la publicación de la legislación nacional y
autonómica por el Servicio Estatal de Autonomías, que en
ejercicio de sus atribuciones en el ámbito normativo (art. 129.III
de la LMAD), administra el registro de normas emitidas por las

5
entidades territoriales autónomas y por el nivel central del
Estado, en relación con el régimen autonómico; además de
tener la atribución de generar informes técnicos recomendando
iniciativas de compatibilización legislativa.

De modo que se hace preciso que el Servicio Estatal de


Autonomías, se constituya en repositorio de toda la normativa
nacional y subnacional, accesible para toda la población,
debiendo en su caso, disponer la remisión obligatoria de toda la
normativa emitida por los órganos deliberativos de las entidades
territoriales autónomas y del nivel central del Estado, a dicha
institución; todo ello, con la finalidad de que los estamentos
estatales tengan conocimiento efectivo del ejercicio de sus
propias competencias y de sus similares, y en su caso, efectuar
un control oportuno de las mismas.

2. Objeto de la Ley Departamental 98. Los supuestos de


invasión a la reserva de ley conferida al nivel central del
Estado, sobre la clasificación del patrimonio natural

Como se señaló en la introducción al análisis del caso


concreto, es preciso iniciar la hermenéutica de control
competencial con el examen del objeto y fines de la Ley
Departamental 98, por cuanto dependerá de la constatación
de su compatibilidad o no con el reparto competencial, que se
justifique el análisis de todo el resto de su contenido de
acuerdo a lo fundamentado por la parte demandante.

En consecuencia, se tiene la denuncia de invasión a la


“competencia exclusiva” de “Clasificación del patrimonio
natural”, contenida en el art. 346 de la CPE, que estuviera
siendo transgredida por el art. 1 (Objeto de la ley); y también,
por el art. 5 (Fines) numerales 7, 8 y 9; y las Disposiciones
Finales Primera y Segunda de la Ley Departamental 98.

Ahora bien, en principio, es menester referir que el indicado


artículo constitucional, dispone lo siguiente: “El patrimonio
natural es de interés público y de carácter estratégico para el
desarrollo sustentable del país. Su conservación y
aprovechamiento para beneficio de la población será
responsabilidad y atribución exclusiva del Estado, y no
comprometerá la soberanía sobre los recursos naturales. La ley
establecerá los principios y disposiciones para su
gestión” (las negrillas son nuestras). Por lo tanto, establece
una reserva de ley al nivel central del Estado, que remite a
potestad de la Asamblea Legislativa Plurinacional, la regulación
sobre los principios y disposiciones para la gestión del
5
patrimonio natural.

Por su parte, en el reparto competencial contenido en el


art. 300 de la CPE, se consigna como competencia exclusiva
del nivel departamental, la “Promoción y conservación del
patrimonio natural departamental” (Parágrafo I.18); así como
también, de competencia exclusiva del nivel municipal, la
“Promoción y conservación del patrimonio natural municipal”
(art. 302.I.15 de la CPE).

Mientras que, al respecto del “Patrimonio natural”, la Ley Marco


de Autonomías y Descentralización “Andrés Ibáñez”, refiere en
su art. 87.I “RECURSOS NATURALES”, que: “De acuerdo al
mandato a ley contenido en el Artículo 346 de la Constitución
Política del Estado y el Artículo 71 de la presente Ley, el nivel
central del Estado hará la clasificación del patrimonio
natural, departamental, municipal e indígena originario
campesino y será determinada en una ley de la
Asamblea Legislativa Plurinacional”.

A la legislación citada, debe añadirse lo preceptuado en el


art. 71 “RESERVA DE LEY” de la LMAD, que establece que:
“Todo mandato a ley incluido en el texto constitucional sin
determinar la entidad territorial que legislará, implica el ejercicio
de exclusividad nacional, salvo en el caso de las competencias
exclusivas de una entidad territorial autónoma, donde
corresponderá su respectiva legislación” (el subrayado es
añadido).

De la relación normativa anterior, es incuestionable que el


“Patrimonio natural” es de interés público y por lo tanto, su
conservación y aprovechamiento para beneficio de la población
es de responsabilidad y atribución “exclusiva del Estado, en
todos sus niveles”; por ello es que, los arts. 300.I.18 y 302.I.15
de la CPE, confieren la competencia exclusiva a los niveles
departamentales y municipales, respectivamente, para la
“promoción” y “conservación” del patrimonio natural en sus
jurisdicciones, es decir que tienen titularidad sobre todas las
facultades: legislativa, ejecutiva y reglamentaria, elabora la ley
(órgano deliberativo), reglamenta la ley (órgano ejecutivo) y
ejecuta la competencia (órgano ejecutivo)- Mientras que, se
otorga al nivel central del Estado, a través del art. 87.I de la
LMAD, la reserva de ley para legislar sobre la clasificación del
patrimonio natural, departamental, municipal e indígena
originario campesino, a través de una ley de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, que establecerá “los principios y
disposiciones para su gestión” (art. 346 de la CPE).

5
Así se pronunció la jurisprudencia constitucional, de manera
uniforme, en las acciones de control previo de constitucionalidad
sobre Consultas de Proyectos de Estatutos o Cartas Orgánicas,
indicando que: “…debe tomarse en cuenta el enfoque definido
por la Constitución Política del Estado, sobre el patrimonio
natural; al respecto el art. 346 de la Ley Fundamental,
determina que el patrimonio natural que encierra la
geografía nacional, está revestido de interés público
por su carácter estratégico para el desarrollo
sustentable del país; por ello será el Estado en todos
sus niveles de gobierno el principal responsable en la
implementación de políticas de conservación y
aprovechamiento de toda la colectividad nacional; para
este fin, una ley definirá los principios y disposiciones
para su gestión.
Luego, en el marco del modelo boliviano de distribución
competencial entre los diferentes niveles de gobierno, el art. 71
de la LMAD, prevé que toda reserva legal contenida en la Norma
Suprema, deberá entenderse como una asignación adicional al
nivel central del Estado de carácter exclusivo, sobre la materia
ahí regulada, salvo el caso en que el constituyente hubiese
asignado previamente dicha materia a algún nivel
autonómico de gobierno entre sus competencias
exclusivas, situación que no se presenta en este caso,
pues si bien el art. 302.I.15 de la CPE, alude al
patrimonio natural, como parte de las competencias
exclusivas del nivel municipal de gobierno, su esfera de
regulación se circunscribe a la promoción y conservación
del patrimonio municipal, quedando en el ámbito
competencial del Estado central, fijar mediante ley
nacional los principios y disposiciones generales sobre la
gestión del patrimonio natural.

De conformidad a este mandato constitucional, el art.


87.I de la LMAD ejerce una primera fase del desarrollo
legislativo que le atañe al nivel central del Estado,
prescribiendo que en el ámbito de las disposiciones
sobre la gestión del patrimonio natural, será
responsabilidad de ese nivel de gobierno encarar la
clasificación del patrimonio natural, departamental,
municipal e indígena originario campesino y por el
enfoque de la competencia exclusiva conferida al nivel de
gobierno departamental y municipal, puede inferirse que
no será prerrogativa de dichos niveles, efectuar
declaratorias de patrimonio natural, antes bien, tendrán
a su cargo –como se manifestó-, solo la promoción y
5
conservación de aquellos elementos que la norma
nacional los clasifique como de gestión departamental o
municipal;

5
norma que aún no fue sancionada por la Asamblea
Legislativa Plurinacional; sin embargo, se observa que en la
clasificación de este patrimonio, también será incluido al Estado
central; en efecto, la Ley 302 de 24 de octubre de 2012 que
proviene del Órgano Legislativo Plurinacional, declara patrimonio
natural del Estado Plurinacional de Bolivia a la montaña del
Illimani; ello refleja esa intención de clasificar y categorizar al
patrimonio natural boliviano en razón al valor estratégico y
esencial de cada elemento, entre todos los niveles de gobierno
incluido el Estado central…” (DCP 0097/2017 de 15 de
noviembre).

En consecuencia, sobre la base de la normativa y jurisprudencia


citadas, se tiene por evidente que al nivel central del Estado se
le ha conferido -por la reserva de ley contenida en el art. 346 de
la CPE- la facultad legislativa para establecer los principios y
disposiciones para la gestión el Patrimonio Natural, así como
para definir la clasificación del patrimonio natural,
departamental, municipal e indígena originario campesino, como
lo dispone el art. 87.I de la LMAD.

De modo que, siguiendo el reparto competencial establecido en


la Norma Fundamental, al nivel departamental del Estado, le
corresponde únicamente la competencia exclusiva prevista en el
art. 300.I.18 de la CPE, que le faculta a legislar, reglamentar y
ejecutar, las acciones tendientes a la conservación y promoción
del patrimonio natural departamental.

Ahora bien, el art. 1 “Objeto” de la Ley Departamental 98,


establece: “La presente Ley tiene por objeto delimitar el marco
jurídico aplicable para la conservación del Patrimonio Natural
Departamental, con el propósito de proteger y conservar un
medio ambiente saludable y equilibrado, promoviendo el
turismo en éstos espacios, armonizando los intereses sociales,
económicos y ecológicos del Departamento de Santa Cruz” (las
negrillas y el subrayado fueron añadidos).

Así, en cotejo con la normativa y jurisprudencia referidas, se


advierte que la Ley Departamental 98, circunscribe el objeto de
su regulación a la conservación y promoción del patrimonio
natural que se encuentre dentro de su jurisdicción; lo que no es
incompatible con la distribución competencial contenida en la
Norma Fundamental, así como tampoco invade la reserva de ley
otorgada al nivel central del Estado, sobre la clasificación del
patrimonio natural. Precisamente, porque se avoca -según su
objeto- a legislar sobre las acciones tendientes a la protección y
promoción del patrimonio natural departamental, como se

5
permite por el art. 300.I.18 de la CPE.

5
Sin embargo de ello, el art. 1 de la Ley Departamental 98,
incluye dentro del objeto a ser legislado, el “propósito de
proteger y conservar un medio ambiente saludable y
equilibrado”; elemento que si bien puede derivar en una
consecuencia tangencial de la conservación y promoción del
Patrimonio Natural, que se entiende a los fines de todos los
niveles de gobierno1; no puede ser incluido como un objeto de
la legislación departamental. Ello, porque sobre la materia de
“Medio Ambiente”, la titularidad de la competencia privativa de la
Política General le corresponde al Nivel Central del Estado, y su
Régimen General, es competencia exclusiva de este mismo nivel.
De donde se extrae, que sólo la Asamblea Legislativa
Plurinacional, puede legislar sobre la protección y conservación del
medio ambiente; y por lo mismo, la inclusión de la frase “con
el propósito de proteger y conservar un medio ambiente
saludable y equilibrado”, amerita declararse nula, pues no
es potestad del nivel departamental emitir legislación
alguna sobre el “Medio Ambiente”.

Más aún, si se toma en cuenta que al presente, se tienen


promulgadas por el nivel central del Estado, la Ley 413 de 30 de
septiembre de 2013, mediante la cual, se declara Patrimonio
Natural y Turístico del Estado Plurinacional de Bolivia a
“Espejillos”, ubicado en el municipio de Porongo del Departamento
de Santa Cruz; y las Leyes 284 de 18 de septiembre de 2012, que
declara al Bufeo o Delfín de Agua Dulce (Inia boliviensis)
Patrimonio Natural del Estado Plurinacional de Bolivia y 584 de 17
de octubre de 2014, que declara Patrimonio Natural del Estado
Plurinacional de Bolivia, a la Paraba Barba Azul (Ara
glaucogularis), considerada especie en extinción en el territorio
nacional (Bolivia, 2020); de donde se hace evidente el ejercicio de
la reserva de ley conferida al nivel central del Estado, sobre la
clasificación y declaración del Patrimonio Natural, respecto al
cual, de acuerdo a las competencias establecidas en el art.
300.I.18 de la CPE, el nivel subnacional departamental, sólo
puede ejercer su promoción y conservación.

Consecuentemente, la Asamblea Legislativa Departamental


de Santa Cruz, es competente para legislar, ejecutar y
reglamentar la competencia exclusiva contenida en el
art. 300.I.18, referida a la “Promoción y conservación del
patrimonio natural departamental”, cuyo alcance es
1
Como dispone el art. 7.II.7 de la LMAD, al señalar: “Los gobiernos autónomos como depositarios de la confianza
ciudadana en su jurisdicción y al servicio de la misma, tienen los siguientes fines: (…) 7. Preservar, conservar,
promover y garantizar, en lo que corresponda, el medio ambiente y los ecosistemas, contribuyendo a la ocupación
racional del territorio y al aprovechamiento sostenible de los recursos naturales en su jurisdicción”.

6
operativo respecto a la reserva de ley conferida al nivel
central del Estado, sobre el patrimonio natural por el art.
346 de la CPE, pues se limita a las facultades legislativa,
reglamentaria y ejecutiva, vinculadas únicamente a
promover y conservar el patrimonio natural dentro de su
jurisdicción departamental; cuya clasificación, principios y
disposiciones de gestión, corresponden que sean definidas
mediante ley nacional emitida por la Asamblea Legislativa
Plurinacional.

Precisamente por ese motivo, es que respecto a la denunciada


invasión competencial de la Asamblea Legislativa Departamental
de Santa Cruz, sobre la facultad legislativa conferida por las
legisladoras y legisladores constituyentes al Nivel Central del
Estado en el art. 346 de la CPE, y lo pertinente del art. 87.I de
la LMAD; este Tribunal queda impedido de definir los alcances
de la reserva de ley para la clasificación del Patrimonio Natural,
que concierne la definición de sus principios y las regulaciones
para su gestión, respecto a la competencia exclusiva del nivel
departamental sobre la “promoción y conservación” del
patrimonio natural en su jurisdicción; pues al no estar
expresamente establecido el alcance de dicha norma legal de
carácter nacional respecto a la gestión del Patrimonio Natural,
este Tribunal está circunscrito a pronunciarse únicamente sobre
invasiones evidentes a la reserva de ley a favor del nivel central
del Estado, en los términos previstos por los indicados artículos
constitucional y legal, así como la previsión del art. 300.I.18 de
la CPE; es decir, refrendando la reserva de ley en los márgenes
de los artículos señalados, así como la facultad legislativa,
ejecutiva y reglamentaria del nivel departamental del Estado,
conferida en virtud al art. 300.I.18 de la CPE.

Considerando que en la presente demanda de control


competencial se cuestiona la competencia de la Asamblea
Legislativa Departamental de Santa Cruz, para legislar sobre
otras competencias privativas y exclusivas que fueran del nivel
central del Estado, así como de algunas concurrentes y
compartidas, se ingresará al análisis de dichos elementos en los
términos que fueron denunciados, puesto que no dependen de
la legislación a emitirse en virtud al art. 346 de la CPE.

Siendo menester, en consecuencia, exhortar a la


Asamblea Legislativa Nacional, a sancionar la Ley del
Patrimonio Natural, bajo la premisa del art. 346 de la
CPE y 87.I de la LMAD; y entre tanto, con la finalidad de
resguardar los derechos que se hubieran adquirido por
terceras personas en virtud de la Ley Departamental 98,

6
mantener la vigencia de ésta en los preceptos que no
hubieran sido declarados nulos por esta Sentencia
Constitucional Plurinacional, hasta que se emita la Ley
del Patrimonio Nacional por el nivel central del Estado, a
la cual, el Órgano Deliberativo del Gobierno Autónomo
de Santa Cruz, deberá ceñir su legislación; sin defecto
que pueda demandarse su control posterior

Respecto a los fines de la Ley Departamental 98

Ahora bien, como se refirió en párrafos precedentes, habida


cuenta que, en el presente conflicto competencial, se cuestiona la
invasión competencial sobre la reserva de Ley contenida en el art.
346 de la CPE, vinculado al art. 87.I de la LMAD, y además de
ello, de otras competencias del nivel central del Estado;
corresponde ingresar al análisis de las mismas, en el orden
demandado.

Así, en lo que concierne al art. 5 (Fines) numerales 7, 8 y 9 de la


Ley Departamental 98; que también invadirían la competencia
exclusiva del nivel central del Estado, respecto a la clasificación
del patrimonio natural; se tiene que dicha disposición de la
legislación autonómica departamental de Santa Cruz, dispone lo
siguiente:

“ARTÍCULO 5 (FINES). A los efectos de conservación del


Patrimonio Natural Departamental, son fines de la presente Ley,
los siguientes:

(…)

7) Crear el Sistema Departamental de Conservación del


Patrimonio Natural;

8) Establecer el régimen jurídico para la conservación,


protección, creación y gestión efectiva y eficiente de las
Unidades de Conservación del Patrimonio Natural;

9) Declarar como Unidades de Conservación del Patrimonio


Natural Departamental, aquellas Áreas Protegidas
Departamentales o Municipales cuando corresponda,
constituidas o en proceso de constitución, con
anterioridad a la promulgación de la presente Ley”.

Al respecto de este artículo en su inciso 7, habiéndose ratificado


que la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz tiene la

6
competencia exclusiva para la “Promoción y conservación del
patrimonio natural departamental” y por lo tanto, la titularidad de

6
las facultades legislativa, ejecutiva y reglamentaria para promover
y conservar dicho patrimonio; resulta consecuente a los fines de
esa competencia de carácter exclusiva, la creación de un sistema
(institucional, operativo, normativo, etc.) orientado a la promoción
y conservación del patrimonio natural que se encuentre dentro de
su jurisdicción, el mismo que estará clasificado por el nivel central
del Estado, así como definidos los principios y las disposiciones
necesarias para su gestión.

De allí que, la verificación del alcance de la competencia


exclusiva de promover y conservar el patrimonio natural
departamental contenida en el art. 300.I.18 de la CPE, en
cuanto a los fines contenidos en el art. 5 inc. 7) de la Ley
Departamental 98, obligue a remitirse a la definición de
“Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural”, contenido en el art. 11 inc. 5) de la misma Ley, que
señala: “Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural (SISDEPAN).- Conjunto de espacios territoriales de
conservación existentes en el Departamento de Santa
Cruz, establecidos por la presente ley como de interés
departamental para la conservación del Patrimonio Natural, bajo
regímenes de administración especial, de acuerdo con las
competencias de los diferentes niveles territoriales de
Gobierno en Bolivia”.

Tal y como se expresó anteriormente, le corresponde al nivel


central del Estado clasificar los bienes de riqueza natural que
constituyen el Patrimonio Natural departamental; los que
pueden ser de diversa índole, y por lo mismo, no
necesariamente “espacios territoriales”. Por lo mismo, destaca
que en el citado art. 11 inc. 5) de la Ley Departamental 98, se
haya aclarado que aquellos espacios territoriales de
conservación existentes en el departamento de Santa Cruz,
determinados para ejercer la competencia exclusiva de
conservación y promoción del patrimonio natural, estarán
definidos “de acuerdo con las competencias de los
diferentes niveles territoriales de Gobierno en Bolivia”;
lo que decanta inexcusablemente, en que la definición del
patrimonio natural departamental, así como su gestión, quedan
a cargo del nivel central del Estado, que por reserva legal, es
competente para legislar aquello; por lo mismo, el contenido en
el art. 11 inc. 5) de la misma Ley, que señala: “Sistema
Departamental de Conservación del Patrimonio Natural
(SISDEPAN)”, queda sujeto a la normativa emitida por la
Asamblea Legislativa Plurinacional en el marco del art. 346 de la
CPE y 87.I de la LMAD; tornándolo coherente con la reserva de
ley, en cuanto a la facultad legislativa sobre el patrimonio

6
natural, conferida en los arts. 346 y 300.I.18 de la CPE, a la
Asamblea Legislativa Plurinacional.

Ahora bien, en lo que respecta al inc. 8) del art. 5 de la Ley


Departamental 98, que estipula como uno de sus fines:
“Establecer el régimen jurídico para la conservación,
protección, creación y gestión efectiva y eficiente de las
Unidades de Conservación del Patrimonio Natural”; como se
mencionó anteriormente, la competencia exclusiva sobre la
“Promoción y conservación del patrimonio natural
departamental” contenida en el art. 300.I.18 de la CPE, se
restringe a las facultades legislativa, ejecutiva y reglamentaria
para promover y conservar el patrimonio natural; lo que
implica, que la protección, creación y gestión del mismo,
corresponde sea regulada por el nivel central del Estado, en
virtud a la reserva legal contenida en el art. 346 de la CPE, que
definirá los principios y las disposiciones para su gestión;
advirtiéndose en consecuencia, una invasión competencial sobre
atribuciones que le atingen a la Asamblea Legislativa
Plurinacional.

Por otro lado, es preciso hacer un paréntesis en el análisis,


respecto al término “Unidad[es] de Conservación del Patrimonio
Natural”, que se menciona en el inciso 8 analizado, así como en el
texto de la Ley Departamental 98, a la luz de los arts. 300.I.18 y
346 de la CPE, así como el art. 87.I de la LMAD. Al respecto, es
menester insistir que de acuerdo a los dispositivos normativos
referidos, por reserva de ley, le corresponde al nivel central del
Estado, establecer los principios y disposiciones para su gestión,
así como la clasificación del patrimonio natural, departamental,
municipal e indígena originario campesino; entendiéndose, por lo
mismo, que es a través de una ley emergente de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, que se determinará el patrimonio natural
departamental; dicho de otra forma, sólo el nivel central del
Estado, mediante ley nacional, puede establecer los espacios
geográficos, especies, monumentos naturales y otros, para
clasificarlos como patrimonio natural departamental. Así también
se tiene refrendado en la DCP 0097/2017 de 15 de noviembre,
citada en párrafos precedentes.

Lo que guarda plena coherencia con el art. 300.I.18 de la CPE,


puesto que el nivel subnacional departamental, tiene
competencia exclusiva para promover y conservar el patrimonio
natural; más no así, para definir qué bienes y riquezas naturales
constituyen patrimonio natural, puesto que, como se tiene de
los arts. 346 de la CPE y 87.I de la LMAD, esto le corresponde al
nivel central del Estado, en ejercicio de su facultad legislativa a

6
través de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Dichas previsiones constitucionales y de orden legal, enfatizan la


competencia exclusiva del nivel departamental y municipal
sobre la promoción y conservación de aquellos elementos que la
norma nacional los clasifique como de gestión departamental o
municipal; norma que aún no fue sancionada por la Asamblea
Legislativa Plurinacional, y en la que, en su caso, determinará
las regulaciones para la gestión del patrimonio departamental,
para ese nivel autonómico subnacional; de modo que la
regulación antelada por parte de la Asamblea Legislativa
Departamental, sobre las Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural Departamental, debe adecuarse a la
legislación que vaya a emitirse por el nivel central del Estado.

Análisis del que decanta la contradicción del art. 5 inc. 8)


respecto a los arts. 300.I.18 y 346 de la CPE, así como el art. 87
de la LMAD, al evidenciarse invasión competencial en la facultad
legislativa sobre la clasificación del patrimonio natural, que le
corresponde a la Asamblea Legislativa Plurinacional;
correspondiendo declarar la nulidad de dicho inciso.

Ahora bien, en lo que respecta al inc. 9) del art. 5 de la Ley


Departamental 98, llama la atención que la Asamblea Legislativa
Departamental de Santa Cruz, hubiera incluido dentro de los
fines de la referida norma autonómica, la declaración como
“Unidades de Conservación del Patrimonio Natural
Departamental, aquellas Áreas Protegidas Departamentales o
Municipales”. Advirtiéndose, por una parte, que ingresa a
legislar sobre el patrimonio natural municipal, no obstante que
éste es competencia exclusiva del nivel municipal; incluye a las
“Áreas protegidas” como parte del patrimonio natural, no
obstante que, como se indicó anteriormente, la clasificación del
patrimonio natural es competencia del nivel central del Estado.
Pero fundamentalmente, que es el nivel central del Estado a
quien se le confirió la competencia exclusiva de “Áreas
protegidas bajo responsabilidad del nivel central del Estado”,
conforme al mandato contenido en el art. 298.II.19 de la CPE,
así como también, a los gobiernos autónomos municipales y
autonomías indígena originario campesinas (arts. 302.I.11 y
304.I.7 de la CPE); no habiéndose otorgado competencia alguna
sobre las áreas protegidas a los gobiernos autónomos
departamentales.

De la misma forma se prevé en el art. 88.II de la LMAD, en


cuyo texto establece:

6
“De acuerdo a la competencia exclusiva del Numeral 19 del
Parágrafo II del Artículo 298 de la Constitución Política del
Estado el nivel central del Estado tiene las siguientes
competencias exclusivas:

1. Elaborar y ejecutar el régimen de áreas protegidas, así


como las políticas para la creación y administración de áreas
protegidas en el país.

2. Administrar áreas protegidas de interés nacional en


coordinación con las entidades territoriales autónomas y
territorios indígena originario campesinos cuando corresponda.

3. Delegar y/o transferir a los gobiernos departamentales


autónomos la administración de áreas protegidas que se
encuentren en su jurisdicción y no sean administradas por
los gobiernos municipales, autonomías indígena originario
campesinas y el gobierno nacional, conforme a ley de la
Asamblea Legislativa Plurinacional”.

Quedando absolutamente claro que el nivel departamental -para


el presente conflicto que se analiza, el de Santa Cruz-, no tiene
competencia sobre las áreas protegidas, salvo que su
administración sea delegada por el nivel central del Estado,
conforme a ley.

En forma congruente a este razonamiento, se pronunció este


Tribunal en la DCP 0051/2019 de 24 de julio, que refirió: “…el
art. 385 de la Norma Suprema, respecto a las áreas
protegidas, establece lo siguiente: ‘I. Las áreas protegidas
constituyen un bien común y forman parte del patrimonio
natural y cultural del país; cumplen funciones ambientales,
culturales, sociales y económicas para el desarrollo
sustentable. II. Donde exista sobreposición de áreas
protegidas y territorios indígena originario campesinos, la
gestión compartida se realizará con sujeción a las normas y
procedimientos propios de las naciones y pueblos indígena
originaria campesinos, respetando el objeto de creación de
estas áreas’.

En ese marco el art. 298.II de la CPE, respecto a las


competencias exclusivas del nivel central del Estado, prevé,
entre otras, la siguiente: ‘19. Áreas protegidas bajo
responsabilidad del nivel central del Estado’.

El art. 302.I.11, dispone como competencia exclusiva de los


gobiernos autónomos municipales: ‘Áreas protegidas

6
municipales en conformidad con los parámetros y condiciones

6
establecidas para los gobierno Municipales’.

En el marco de las disposiciones constitucionales citadas, se


advierte que el patrimonio natural es ‘…de interés público y
de carácter estratégico para el desarrollo sustentable del país’
(art. 346 de la CPE), de ahí que, en concordancia con el art.
348.II de la CPE, que señala: ‘Los recursos naturales son de
carácter estratégico y de interés público para el desarrollo del
país’, los recursos naturales son de interés público y carácter
estratégico; de modo que dichos recursos se constituyen en
patrimonio natural parar [para] el país. En ese sentido,
considerando el carácter estratégico de los recursos
naturales, el art. 346 de la Norma Suprema, establece una
reserva de ley a favor del nivel central del Estado, destinada
a la regulación de principio y disposiciones que posibiliten la
gestión del patrimonio natural.

Finalmente, el art. 298.II.19 de la CPE, establece como


competencia exclusiva del nivel central ‘Las áreas protegidas
bajo responsabilidad del nivel central del Estado’, de ahí que,
dicho nivel ejerce las facultades legislativa, ejecutiva y
reglamentaria, en las áreas protegidas del territorio nacional,
por su parte el art. 302.I.11 de la Norma Suprema, dispone
como competencia exclusiva de los Gobierno Autónomos
Municipales las áreas protegidas en su jurisdicción, en el
marco de la política del Estado, de donde se infiere que los
gobierno municipales ejercen competencia en dicha materia
en el marco de las directrices elaboradas por el nivel central
del Estado”.

Consecuentemente, corresponde indicar que la Asamblea


Legislativa Departamental de Santa Cruz es competente
para promover y conservar el patrimonio natural
departamental contenida en el art. 300.I.18 de la CPE, en
cuanto a los fines contenidos en el art. 5 inc. 7) de la Ley
Departamental 98. Por el contrario, al legislar sobre
“áreas protegidas” “departamentales” y “municipales”,
incluyéndolas como unidades de conservación dentro de
su jurisdicción como patrimonio natural -todo ello, en el
art. 5 incs. 8) y 9) de la Ley Departamental 98-, invadió
las competencias exclusivas del nivel central, sobre la
clasificación del patrimonio natural, contenida en el art.
346 de la CPE, vinculado al art. 87.I de la LMAD y sobre
las “Áreas protegidas bajo responsabilidad del nivel
central del Estado”, prevista en el art. 298.II.19 de la
CPE. Motivo por el cual, al no tener la titularidad de la
facultad legislativa sobre dichas competencias,

6
corresponde que el nivel central del Estado sea
declarado competente, y en consecuencia, nulos los incs.
8) y 9) del

6
art. 5 de la Ley Departamental 98.

Aclarando finalmente sobre este punto, que no es viable la


aplicación de la Ley del Patrimonio Cultural Boliviano -Ley 530
de 23 de mayo de 2014-, como pretende la Asamblea
Legislativa Departamental de Santa Cruz para solventar el
ejercicio competencial sobre el patrimonio natural y áreas
protegidas; habida cuenta que dicha Ley es específica para el
patrimonio cultural, cuya definición y clasificación, no incluye al
patrimonio natural; sobre el que, se reitera, está pendiente la
emisión de la ley nacional por el nivel central del Estado.

Sobre las Disposiciones Finales Primera y Segunda de la


Ley Departamental 98

Cabe recordar que los gobiernos autónomos departamentales,


tienen competencia exclusiva sobre la “Promoción y
conservación del patrimonio natural departamental” (art. 300.I.18
de la CPE), ostentando en consecuencia, la facultad legislativa,
reglamentaria y ejecutiva sobre dicha materia. En otras
palabras, el órgano deliberativo departamental, está facultado
para emitir la legislación que considere pertinente a efectos de
ejecutar dicha competencia exclusiva, teniendo por único límite,
que ésta debe versar únicamente sobre la “Promoción” y
“Conservación” del patrimonio natural, tal cual como se le fue
asignado por el constituyente y en los términos del art. 87 de la
LMAD.

Hechas las aclaraciones previas, se tiene que las Disposiciones


Finales Primera y Segunda de la Ley Departamental 98
cuestionadas, prescriben lo siguiente:

“DISPOSICIÓN FINAL PRIMERA. Las Áreas Protegidas


Departamentales declaradas con anterioridad a la presente Ley
y a los fines de su aplicación, pasan a denominarse Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural.

DISPOSICIÓN FINAL SEGUNDA. El Sistema Departamental


de Áreas Protegidas, pasa a denominarse Sistema
Departamental de Conservación del Patrimonio Natural
conforme a las prescripciones de la presente Ley”.

De cuya redacción, es evidente que los preceptos citados, fuera


del propio objeto de la Ley Departamental 98, que pretende
regular sobre el patrimonio natural departamental de Santa
Cruz, ingresan a regular la cualidad de las áreas protegidas
departamentales, con el propósito de que su “aplicación” se rija

6
por las disposiciones de la Ley Departamental 98; al respecto,
como se mencionó en párrafos precedentes de este fundamento
Jurídico, es el nivel central del Estado a quien se le confirió la
competencia exclusiva de “Áreas protegidas bajo
responsabilidad del nivel central del Estado”, conforme reza el
art. 298.II.19 de la CPE, así como también, a los gobiernos
autónomos municipales y autonomías indígena originario
campesinas (arts. 302.I.11 y 304.I.7 de la CPE); no habiéndose
otorgado competencia alguna sobre las áreas protegidas a los
gobiernos autónomos departamentales, como se tiene de la
previsión del art. 88.II de la LMAD.

En consecuencia, al no contar con potestad legislativa


sobre dicha materia, las Disposiciones Finales Primera y
Segunda de la Ley Departamental 98, son invasivas de la
reserva de ley conferida al nivel central del Estado
referente a la “Clasificación del patrimonio natural”;
pues si bien el art. 300.I.18 le otorga facultad exclusiva
al nivel departamental sobre la conservación y
promoción del patrimonio natural, dicha competencia no
alcanza a la regulación de las áreas protegidas, por
expresa previsión del art. 346 de la CPE y art. 88 de la
LMAD; siendo en consecuencia, nulas las referidas
disposiciones finales.

3. Sobre la supuesta invasión a las competencias privativas


del nivel central del Estado

Como se refirió en el Fundamento Jurídico III.2 de este fallo


constitucional, las competencias privativas, son aquellas cuya
legislación, reglamentación y ejecución no se transfiere ni
delega, y están reservadas para el nivel central del Estado; tal
es así, que únicamente es aquel el titular de las facultades
legislativa, reglamentaria y ejecutiva, y ninguna de ellas puede
ser transferida ni delegada a otro nivel de gobierno.

Hecha la aclaración previa, en el orden de la fundamentación de


la demanda competencial que se analiza, se tiene que la parte
demandante, afirma que se vulneraron las siguientes
competencias privativas:

1) Seguridad del Estado, Defensa, Fuerzas Armadas y


Policía boliviana (art. 298.I.6 de la CPE); invadida por
el art. 65 (Medidas precautorias) parágrafo II de la
Ley Departamental 98.

El art. 298.I.6 de la CPE, establece como competencia privativa del


6
nivel central del Estado, la “Seguridad del Estado, Defensa,
Fuerzas Armadas y Policía boliviana”. Entendiéndose por esta
competencia privativa, según la jurisprudencia constitucional, lo
siguiente: “Entre las atribuciones asignadas al Presidente del
Estado Plurinacional de Bolivia, de acuerdo al art. 172.16 de la
Ley Fundamental: ‘Preservar la seguridad y la defensa del
Estado’; de otra parte, el art. 298.I.6 de la CPE, establece que
son atribuciones privativas del nivel central del Estado:
‘Seguridad del Estado, Defensa, Fuerzas Armadas y Policía
boliviana’; es decir, el Estado tiene a su cargo garantizar la
estabilidad y normal funcionamiento de la institucionalidad
establecida, para cuyo control y mantenimiento deberá adoptar
de manera permanentemente previsiones y acciones. Es así
que tiene a su mando a la Policía Boliviana y a las Fuerzas
Armadas, a través de los respectivos Ministerios del ramo -
Gobierno y Defensa-. El art. 251.I de la CPE, dispone: ‘La
Policía Boliviana, como fuerza pública, tiene la misión específica
de la defensa de la sociedad y la conservación del orden
público, y el cumplimiento de las leyes en todo el territorio
boliviano. Ejercerá la función policial de manera integral,
indivisible y bajo mando único, en conformidad con la Ley
Orgánica de la Policía Boliviana y las demás leyes del Estado’;
en el mismo sentido, los arts. 244 y 246.I de la CPE, disponen:
‘Las Fuerzas Armadas tienen por misión fundamental defender
y conservar la independencia, seguridad y estabilidad del
Estado, su honor y la soberanía del país; asegurar el imperio de
la Constitución, garantizar la estabilidad del Gobierno
legalmente constituido, y participar en el desarrollo integral del
país’, ‘I. Las Fuerzas Armadas dependen de la Presidenta o del
Presidente del Estado y reciben sus órdenes, en lo
administrativo, por intermedio de la Ministra o del Ministro de
Defensa y en lo técnico, del Comandante en Jefe’.

Por lo tanto, de ningún modo la conservación y defensa del


orden interno y la seguridad departamento de Tarija, puede ser
atribuida a la Gobernadora o Gobernador del citado
departamento, de ahí que el inciso en análisis resulta
incompatible con los citados preceptos constitucionales” (DCP
0009/2014 de 25 de febrero).

En consecuencia, y concordante con ello, en la DCP 0039/2015


de 25 de febrero, se razonó: “El art. 251.I de la CPE, señala
que: ‘I. La Policía Boliviana, como fuerza pública, tiene la
misión específica de la defensa de la sociedad y la
conservación del orden público, y el cumplimiento de las leyes
en todo el territorio boliviano. Ejercerá la función policial de
manera integral, indivisible y bajo mando único, en

6
conformidad con la Ley Orgánica de la Policía Boliviana y las
demás leyes del Estado…’, por su parte, el art. 298.I.6 de la
CPE establece entre

7
las competencias privativas del nivel central la: ‘…6.
Seguridad del Estado, Defensa, Fuerzas Armadas y Policía
boliviana…’.

De acuerdo a los preceptos citados, es competencia privativa


del nivel central del Estado a través de la Policía
Boliviana, por lo cual en el presente proyecto de Carta
Orgánica, no debería establecerse obligaciones o
legislar con referencia al funcionamiento, estructura y
fines de la Policía Boliviana, por cuanto, tales aspectos
ya se encuentran establecidos en la Norma Suprema y
en su Ley Orgánica…” (las negrillas nos corresponden).

Ahora bien, el art. 65 “MEDIDAS PRECAUTORIAS”, en su


parágrafo II, establece: “Las medidas precautorias podrán
efectivizarse con auxilio del cuerpo de protección, y de la
fuerza pública institucionalizada” (las negrillas son
nuestras). Haciendo mención, por una parte, a la existencia de
una institución del orden que tendría condición de “fuerza
pública institucionalizada” y fuera adicional a la Policía Boliviana
y a las Fuerzas Armadas, lo que pone en evidencia la invasión
de la competencia privativa del nivel central del Estado, sobre la
“Seguridad del Estado, Defensa, Fuerzas Armadas y Policía
boliviana”, que se realiza a través del mando que ejerce sobre
dichas instituciones.

Y, de entenderse que el citado artículo se refiere a la Policía


Boliviana –como alega la parte demandada–, aun así, la
Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, a través del
art. 65.II de la Ley Departamental 98, legisló sobre la
competencia privativa del nivel central del Estado contenida en
el art. 298.I.6 de la CPE, al incorporar obligaciones a dicha
institución del orden, que están fuera de su Ley Orgánica.

Consecuentemente, al adscribirse como competencia privativa


del nivel central del Estado la “Seguridad del Estado, Defensa,
Fuerzas Armadas y Policía boliviana” (las negrillas nos
corresponden), sólo la Asamblea Legislativa Plurinacional tiene
potestad legislativa sobre la organización, funciones y
atribuciones de la Policía Boliviana; más aún, si del decálogo
competencial contenido en la Norma Fundamental y la Ley
Marco de Autonomías y Descentralización, no se concede
facultad alguna al nivel departamental para legislar sobre la
referida Institución del orden. Aclarándose sobre este punto,
que la ejecución de medidas precautorias por acciones en
contra del Patrimonio Natural departamental (como prevé el art.
65 de la Ley Departamental 98), no se encuentran dentro del

7
ámbito de seguridad ciudadana, comprendido en la Ley del

7
Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana “Para una Vida
Segura”, que contempla el ejercicio de la competencia
concurrente en esta materia.

Por lo que corresponde declarar nulo el art. 65.II de la


Ley Departamental 98.

2) Política general sobre tierras y territorio, y su titulación


(art. 298.I.17 de la CPE), supuestamente invadida por
los arts. 30.II (Declaratoria, efectos y desafectación);
33.II (Parque Natural Departamental); y 34.II
(Santuario Natural Departamental) de la Ley
Departamental 98.

Con relación al ejercicio de la competencia privativa del nivel


central del Estado contemplada en el art. 298.I.17 de la CPE,
sobre la “Política general sobre tierras y territorio, y su
titulación”, la jurisprudencia constitucional refiere lo siguiente:
“Concomitantes con los derechos citados y conforme al
reparto competencial de carácter territorial del poder público,
el nivel central del Estado ejerce una competencia
privativa relativa a la política general sobre tierra y
territorio y su titulación, conforme se advierte del art.
298.I.17 de la CPE; en esa línea el nivel de gobierno
municipal no es competente para regular sobre tierras
y territorios comunitarios y menos para disponer una
prohibición de cambio de uso de suelo de este tipo de
tierras, potestad que incumbe exclusivamente al Estado
central…” (el resaltado es añadido) (DCP 0046/2016 de 25 de
abril).

En consecuencia, y siguiendo las definiciones contenidas en el


Fundamento Jurídico III.3 de este fallo constitucional, al
tratarse de una competencia privativa del nivel central del
Estado, éste posee el monopolio sobre las facultades legislativa,
ejecutiva y reglamentaria sobre la “Política general sobre tierras
y territorio, y su titulación”; es decir, que tiene potestad para
definir las directrices normativas y funcionales de dicha
competencia, en cuanto a fines, metas, recursos y operaciones
técnicas y administrativas para ejecutarla, las mismas que
tienen alcance nacional.

De donde deriva, por ejemplo, la constitución del Servicio


Boliviano de Reforma Agraria, presidido por la Presidenta o el
Presidente del Estado, como “la entidad responsable de
planificar, ejecutar y consolidar el proceso de reforma agraria”
en todo el territorio del país (art. 404 de la CPE), cuyo brazo

7
operativo de carácter técnico operativo, es el Instituto Nacional

7
de Reforma Agraria.

Por lo tanto, queda claro que los aspectos esenciales de la


materia de tierras, territorio y su titulación, se definen por el
nivel central del Estado y tienen alcance general, a cuyo efecto
cuenta con la instancia operativa con competencia en todo el
territorio nacional para ejecutar esta competencia; la misma
que, de acuerdo al art. 298.II.38 de la Norma Suprema, puede
ser delegada a gobiernos subnacionales, únicamente en cuanto
al “Régimen de la tierra”, es decir, en lo que respecta a ciertas
regulaciones al interior de sus jurisdicciones. Quedando
plenamente claro, que las facultades a ser transferidas desde el
nivel central del Estado sobre el régimen de la tierra, se
materializan únicamente mediante Ley Nacional, asumiendo en
el caso que esto suceda, connotaciones de una competencia
concurrente.

Ahora bien, la Asamblea Legislativa Plurinacional reclama su


competencia privativa sobre la “Política general sobre tierras y
territorio, y su titulación”, por cuanto a su criterio, el art. 30.II
de la Ley Departamental 98, dispone que los predios legalmente
constituidos con anterioridad a dicha Ley subnacional deben
adecuarse a las limitaciones de uso y aprovechamiento de la
“Unidad de Conservación del Patrimonio Natural”; lo que
vulneraría la definición de función social contenida en el art. 397
de la CPE, la misma que se determina en alcance y condiciones
de la propiedad por el Instituto Nacional de Reforma Agraria
(INRA), como una entidad pública con jurisdicción nacional, que
se constituye en el órgano técnico-ejecutivo encargado de
dirigir, coordinar y ejecutar las políticas establecidas por el
Servicio Nacional de Reforma Agraria (art. 17 de la Ley 1715),
teniendo entre uno de sus propósitos, la titulación de tierras.

Sobre el art. 30.II de la Ley Departamental 98

Ahora bien, conforme a los cargos expuestos por el


representante del Órgano Legislativo Nacional reclamante de
competencia, el parágrafo II de art. 30 de la Ley Departamental
98, dispone:

“ARTÍCULO 30 (DECLARATORIA, EFECTOS Y


DESAFECTACIÓN).

(…)

II. Los predios que tengan su derecho de propiedad


legalmente constituido con anterioridad a la presente ley,

7
en mérito al interés colectivo, deberán adecuar el
cumplimiento de la función social o de la función
económica social a las limitaciones de uso y
aprovechamiento de la Unidad de Conservación del
Patrimonio Natural. Dichas limitaciones, serán establecidas
en la norma legal de creación, en el Plan de Manejo,
zonificación y reglamentos de uso.

Del contenido del parágrafo II del art. 30 de la Ley Departamental


98, se hace evidente que a través de dicho precepto, se instruye
la adecuación del cumplimiento de la función social o función
económico social, de todos los predios a las limitaciones
impuestas para la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural,
que serán establecidas por la ley departamental de creación y
otras emitidas en la jurisdicción departamental; es decir que, a
través de este precepto, las titulaciones anteriores a dicha norma,
emitidas por el nivel central del Estado, estarían supeditadas a las
regulaciones departamentales, lo que evidentemente vulnera la
repartición competencial en cuanto a la competencia privativa del
nivel central del Estado sobre la tierra, territorio y su titulación.

Por su parte, en el Informe de la Asamblea Legislativa


Departamental de Santa Cruz, se refiere al respecto que: “…las
limitaciones de uso previstas para cada una de las categorías de
Unidades de conservación del Patrimonio natural Departamental
es necesario para fines de compatibilización con la nueva
normativa sin perjuicio de los criterios que en materia agraria
deban observarse. Por lo tanto, no interfiere ni se contrapone al
concepto y alcance que sobre el término se haya previsto en
materia agraria, el cual subsiste en su ámbito y es de aplicación
obligatoria por parte las instancias del nivel central el Estado
dentro de los respectivos trámites administrativos que pasen a su
conocimiento por la especialidad de la materia”.

Sin embargo, debe considerarse que en ejercicio de la


competencia privativa del nivel central del Estado, las titulaciones
otorgadas por el INRA otorgan la calidad y naturaleza a los
predios titulados, lo que decanta en los límites del ejercicio del
derecho propietario de los beneficiarios; que están previstos,
precisamente, en la normativa emitida por el nivel central, la
misma que por el ejercicio legítimo de esa competencia, no puede
estar supeditada a las modificaciones efectuadas por normas de
niveles subnacionales –departamental, en este caso–, que no
tienen la prerrogativa de modificar al interior de su jurisdicción
las condiciones de titulación efectuadas por el nivel central.

Ahora bien, los parágrafos I, III y IV del mismo art. 30,

7
establecen:

“I. Las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural, se


declaran y constituyen mediante Ley Departamental, sobre
la base de un estudio técnico-científico-legal el mismo que
determinará la categoría de manejo correspondiente.
III. Cualquier transferencia de derechos a terceros por parte
del propietario, deberá obligatoriamente señalar las
restricciones administrativas de uso en las minutas de
transferencia y ser comunicada al Director de la Unidad de
Conservación del Patrimonio Natural. El predio sobre la
superficie declarada, mantendrá de manera perpetua las
limitaciones legales establecidas.
IV. Cualquier actividad, obra o proyecto que en su fase de
planificación determine la afectación de los objetivos de
conservación de una Unidad de Conservación del
Patrimonio Natural, requerirá la Declaratoria de Utilidad
Pública e Interés Departamental mediante Ley
Departamental correspondiente”.

Los mismos que, si bien no fueron cuestionados por la parte


demandante, prevén la posibilidad de que a través de una ley
departamental, se determine la categoría de manejo sobre
predios cuya naturaleza ya fue de examen del nivel central del
Estado a través del INRA, para que ante su eventual
transferencia, ésta se realice sobre la base de las condiciones de
una ley departamental; así como que sea posible su
expropiación por interés departamental, a expensas de la
regulación y decisiones del órgano técnico ejecutivo nacional.

En consecuencia, al advertirse invasión de la facultad


legislativa sobre la competencia de la “Política general
sobre tierras y territorio, y su titulación”, conferida al
nivel central del Estado por previsión del art. 298.I.17
de la CPE, corresponde declarar nulo el parágrafo II del
art. 30 de la Ley Departamental 98, y por conexitud, los
parágrafos I, III y IV del mismo precepto.

Sobre los arts. 33.II y 34.II de la Ley Departamental 98

Ahora bien, en lo que respecta a los arts. 33.II y 34.II de La Ley


Departamental 98, la parte reclamante de competencia señala
que estos preceptos regulan aspectos relativos a la política
forestal, medio ambiente, uso de suelo, de tierras y territorios,
al referirse al uso y aprovechamiento de recursos naturales en
los parques y santuarios naturales; lo que invade, además de la
competencia privativa de “Políticas generales sobre tierras y

7
territorio y su titulación” –que se analiza en este acápite–, las
competencias exclusivas del nivel central del Estado relativas a
“Política forestal y régimen general de suelos, recursos
forestales y bosques”; “Control de la administración agraria y
catastro rural”; y, “Régimen de la tierra”, comprendidas en el
art. 298.II.7, 22 y 38, respectivamente, de la CPE.

Y por otra parte, al prohibir los asentamiento humanos, los arts.


33.II y 34.II de la Ley Departamental 98, la Asamblea
Legislativa Departamental de Santa Cruz, también conculcó la
competencia exclusiva del nivel central del Estado de
“Asentamientos humanos”, comprendida en el art. 298.II.29 de
la CPE.

En ese orden, los artículos cuestionados de la Ley


Departamental 98, prescriben lo siguiente:

“ARTÍCULO 33 (PARQUE NATURAL DEPARTAMENTAL).

(…)

II. En los Parques Naturales Departamentales, se


prohíbe el asentamiento de nuevos grupos humanos, así
como todo uso y aprovechamiento de recursos naturales
con fines comerciales, limitándose a usos tradicionales
de pueblos indígenas e investigación científica.

ARTÍCULO 34 (SANTUARIO NATURAL


DEPARTAMENTAL).

(…)

II. En los Santuarios Naturales Departamentales, se


prohíbe el asentamiento de nuevos grupos
humanos, así como todo uso y aprovechamiento de
recursos naturales con fines comerciales,
limitándose a usos tradicionales de pueblos
indígenas e investigación científica.

El parágrafo II de ambos artículos citados, prevé bajo la misma


redacción, que tanto en los Parques Naturales Departamentales,
así como en los Santuarios Naturales Departamentales, queda
prohibido el asentamiento de nuevos grupos humanos, así como
todo uso y aprovechamiento de recursos naturales con fines
comerciales, “limitándose” a usos tradicionales de pueblos
indígenas e investigación científica.

7
Sobre dicha regulación, es necesario insistir en que el nivel
central del Estado, tiene monopolio de facultades sobre la
“Política general sobre tierras y territorio, y su titulación”, al
tratarse de una competencia que le es privativa, por lo tanto,
queda claro que los aspectos esenciales de esta materia se
definen por el nivel central del Estado y tienen alcance general.
Y únicamente en caso que se delegue su competencia exclusiva
sobre el “Régimen de tierras” a los niveles subnacionales, ésta
deberá efectuarse mediante ley expresa, la que les dotará de
únicamente las facultades ejecutiva y reglamentaria.

De allí, se tiene que la regulación normativa sobre las tierras y


territorio y su titulación, le corresponde al nivel central del
Estado, y por las prerrogativas que se otorga al Órgano
Ejecutivo Plurinacional, previstas en los arts. 172.27 y 404 de la
CPE, sólo este nivel tiene facultad ejecutiva, es decir, de
gestión, pues administra, distribuye y redistribuye tierras,
quedando a cargo de la Presidenta o el Presidente del Estado, la
concesión de títulos ejecutoriales agrarios, sobre los cuales, el
brazo operativo y técnico del Servicio Nacional de Reforma
Agraria, determina el cumplimiento de la Función Económica
Social (FES).

En consecuencia, la regulación normativa sobre el Parque


Natural Departamental y el Santuario Natural Departamental,
contenida en los arts. 33.II y 34.II de la Ley Departamental 98,
resulta incompatible con el régimen competencial establecido en
la Norma Fundamental, habida cuenta que establece
prohibiciones y limitaciones sobre las tierras y territorios cuya
titulación se define por el gobierno central y que en su caso,
define los alcances del derecho propietario según la naturaleza
del título otorgado, el mismo que no puede ser modificado por
una norma del nivel subnacional.

Por lo mismo, al ser evidente que la Asamblea


Legislativa Departamental, no es competente sobre la
materia de “Política general sobre tierras y territorio, y
su titulación” y por lo tanto, no está facultada para
legislar en su jurisdicción sobre ningún asunto
concerniente a ésta, corresponde declarar nulos los
arts. 33.II y 34.II de la Ley Departamental 98; los que a
su vez, también resultan invasivos de las competencias
exclusivas del nivel central del Estado, sobre las
materias de “Política forestal y régimen general de
suelos, recursos forestales y bosques”, “Control de la
administración agraria y catastro rural”, “Régimen de la
tierra” y “Asentamientos humanos rurales”; puesto que

7
al tener el nivel central del Estado, el monopolio de las
potestades legislativa, reglamentaria y ejecutiva sobre
estas materias, los niveles subnacionales no tienen
facultad para legislar sobre las mismas en sus
jurisdicciones, siendo que sólo en caso que éstas sean
expresamente delegadas por ley nacional, se les
confiere únicamente la facultad de reglamentarlas y
ejecutarlas.

No obstante, a través de los arts. 33.II y 34.II de la Ley


Departamental, la Asamblea Legislativa Departamental ingresó a
legislar sobre la prohibición del “asentamiento de nuevos grupos
humanos”, soslayando que dicha materia es exclusiva del nivel
central del Estado, conforme al art. 298.II.29 de la CPE, sobre
predios rurales.

Asimismo, en análisis del texto de los referidos artículos, se


hace evidente que al imponer mediante una ley departamental,
limitaciones y restricciones al aprovechamiento de recursos
naturales en parques naturales y santuarios (los mismos que
además se encuentran definidos en el Reglamento General de
Áreas protegidas, entre otras normas nacionales, en cuanto a su
uso y aprovechamiento), se incide sobre la protección de la flora
y fauna y de la biodiversidad; soslayando que dicho aspecto
debe ser legislado por el nivel central del Estado conforme
establecen los arts. 299.II.1 de la Norma Suprema y 298.I.20 y
II.6 de la Ley Fundamental; y de igual forma, en cuanto a las
competencias exclusivas del nivel central del Estado, respecto al
régimen de tierras y el control de la administración agraria y
catastro rural, debido a que como se mencionó anteriormente,
sólo el gobierno central tiene potestad legislativa, ejecutiva y
reglamentaria sobre dichas materias, de modo que una ley
departamental no puede modificar mediante ley de un nivel
subnacional, la naturaleza y aprovechamiento de predios cuya
titulación fue efectuada por el nivel central del Estado.

3) Hidrocarburos (art. 298.I.18 de la CPE),


supuestamente invadida por el art. 18 de la Ley
Departamental 98.

Los “Hidrocarburos”, se encuentran previstos como una


competencia privativa del nivel central del Estado, y por tanto,
le atribuyen a éste la potestad de establecer su régimen
completo, así como también, sus políticas sectoriales; como se
extrae del art. 360 de la CPE, que dispone: “El Estado definirá la
política de hidrocarburos, promoverá su desarrollo integral,
sustentable y equitativo, y garantizará la soberanía energética”.

7
En consecuencia, de dichos preceptos constitucionales, resulta
incuestionable que los hidrocarburos están sujetos a
competencias privativas del nivel central y es el gobierno central
el que formula y aprueba la o las políticas sobre hidrocarburos.

Así, los artículos 359 y 361 de la CPE, prescriben:

“Artículo 359°.-

Los hidrocarburos, cualquiera sea el Estado en que se


encuentren o la forma en la que se presenten, son de propiedad
inalienable e imprescriptible del pueblo boliviano. El Estado, en
nombre y representación del pueblo boliviano, ejerce la
propiedad de toda la producción de hidrocarburos del país y es
el único facultado para su comercialización. La totalidad de los
ingresos percibidos por la comercialización de los hidrocarburos
será propiedad del Estado.

Ningún contrato, acuerdo o convenio, de forma, directa o


indirecta, tácita o expresa, podrá vulnerar total o parcialmente
lo establecido en el presente artículo. En el caso de vulneración
los contratos serán nulos de pleno derecho y quienes los hayan
acordado, firmado, aprobado o ejecutado, cometerán delito de
traición a la patria”.

“Artículo 361°.-
I. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) es una
empresa autárquica de derecho público, inembargable, con
autonomía de gestión administrativa, técnica y económica,
en el marco de la política estatal de hidrocarburos. YPFB,
bajo tuición del Ministerio del ramo y como brazo operativo
del Estado, es la única facultada para realizar las
actividades de la cadena productiva de hidrocarburos y su
comercialización.

II. YPFB no podrá transferir sus derechos u obligaciones en


ninguna forma o modalidad, tácita o expresa, directa o
indirectamente”.

De donde se extrae que Yacimientos Petrolíferos Fiscales


Bolivianos (YPFB), es la entidad a cargo de las actividades que
comprometen la cadena productiva de los hidrocarburos, así
como de su comercialización. Afirmación que también se
sustenta del art. 363.II de la CPE, que autoriza a YPFB a
conformar asociaciones para la implementación práctica de la

7
cadena productiva hidrocarburífera.

Ahora bien, el art. 18 de la Ley Departamental 98 observado, en


cuanto a las actividades hidrocarburíferas, prevé:
“ARTÍCULO 18 (ACTIVIDADES DE HIDROCARBUROS).

I. Para el desarrollo de actividades de Hidrocarburos en


Unidades de Conservación del Patrimonio Natural, rigen las
siguientes prescripciones:

1) En atención al interés público así como al carácter


estratégico y multifuncional del Patrimonio Natural de
Departamento de Santa Cruz, en las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural constituidas
conforme las prescripciones de la presente Ley, no está
permitido el ejercicio de actividades de hidrocarburos de
cualquier naturaleza.

2) Excepcionalmente, podrá autorizarse la realización de


actividades de hidrocarburos dentro de las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural mediante Ley
Departamental que declare la misma como de Utilidad
Pública Departamental, modificando en todo o en parte la
delimitación, categoría de manejo y zonificación, sobre la
base de un Estudio de Evaluación Ambiental Estratégico y
de Evaluación de Impacto Ambiental que corresponda a
Estudios devaluación de Impacto Ambiental Analíticos
Integrales elaborados conforme la legislación vigente, con
la participación de la DICOPAN y las instancias que
correspondan del Ejecutivo Departamental, los cuales se
realizarán por cuenta y pago de los interesados.

3) Para la realización de actividades de hidrocarburos sean


de prospección o exploración o explotación en Unidades
de Conservación del Patrimonio Natural conforme al
numeral anterior, los titulares de la actividad, deberán
contar con carácter previo a la implementación de la
actividad con la correspondiente Licencia Ambiental
otorgada por la autoridad competente en materia de
medio ambiente.

II. La DICOPAN en coordinación con las instancias que


correspondan, podrá realizar actividades de inspección y
vigilancia sobre estos sitios”.

Al respecto, la parte demandante de competencia, refiere que el


numeral 1 del art. 18 de la Ley Departamental 98, legisla una

7
prohibición sobre una competencia privativa del nivel central, al
restringir el ejercicio de actividades hidrocarburíferas; a su vez,
el numeral 2 de ese mismo acápite, restringe a que sea
mediante una ley departamental que se autorice dicha
actividad, conculcando el carácter estratégico, de necesidad
estatal y utilidad pública de los recursos hidrocarburíferos,
además de poner en riesgo proyectos que se vienen ejecutando
al presente; y, señala que el licenciamiento para las obras y
proyectos respectivos, no está supeditado a la autorización de la
DICOPAN de Santa Cruz, pues el art. 2.III de la LMAD, dispone
que dicha autorización le corresponde al nivel central del
Estado, lo que de igual forma está contemplado en el art. 7.6 de
la Ley de Medio Ambiente (LMA), donde se dispone que es el
Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios
Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal, el facultado para
otorgar las licencias correspondientes, de conformidad a los
arts. 98 y 102 del DS 29894, en coherencia con el art. 298.I.20
y II.6 de la CPE.

En ese orden, e ingresando al examen de los cargos por los que


se reclama la invasión de la competencia privativa del nivel central
del Estado vinculada a los hidrocarburos, es preciso destacar que
por la naturaleza competencial de dicha materia, sólo el gobierno
central está facultado para legislar, reglamentar y ejecutar todo lo
concerniente a este rubro; por consiguiente, y analizando la
Norma Fundamental y la Ley Marco de Autonomías y
Descentralización, el nivel subnacional departamental, sólo puede
legislar, reglamentar y ejecutar, sobre su “participación” en
empresas de industrialización, distribución y comercialización de
Hidrocarburos en el territorio departamental en asociación con las
entidades nacionales del sector, como se tiene del art. 300.I.33 de
la CPE y de los arts. 41.IV y 97 del Estatuto Autonómico de Santa
Cruz, entre otros, donde se enfatiza que el límite competencial
sobre la materia de hidrocarburos para este nivel del Estado, se
circunscribe a la participación en empresas de industrialización,
distribución y comercialización de Hidrocarburos en su jurisdicción.

Efectuada esta delimitación, queda claro que el nivel


subnacional departamental, no es competente para desplegar la
facultad legislativa sobre la materia de hidrocarburos, excepto
cuando se refiera su participación en empresas de
industrialización, distribución y comercialización de
Hidrocarburos en su jurisdicción.

Sin embargo, de la lectura del art. 18 de la Ley Departamental 98,


que además se denomina “Actividades de Hidrocarburos”, la
Asamblea Legislativa Departamental, ingresó a regular sobre las

8
restricciones de la actividad hidrocarburífera en las áreas que sean
declaradas como Unidades de Conservación de Patrimonio
Natural. Así, en primer término, es preciso recalcar que como se
analizó en el Fundamento Jurídico III.4.2 de este fallo
constitucional, sólo mediante una ley nacional es que se
efectuará la clasificación del patrimonio natural como
departamental, y a través de una ley autonómica, éste pasará a
denominarse “unidad de conservación”, sin que ello signifique que
el nivel departamental de Santa Cruz pueda crear o declarar
patrimonio natural departamental, a expensas de la ley de
clasificación cuya competencia es exclusiva del nivel central del
Estado.

En consecuencia, es sólo el nivel central del Estado, el que


puede definir la modificación de aquellas zonas que se califiquen
como patrimonio natural por parte del nivel central, así como las
actividades que puedan realizarse dentro de ellas, por lo que no
le corresponde al nivel subnacional, en este caso,
departamental, establecer limitaciones al ejercicio de la
actividad hidrocarburífera en zonas que habiendo sido
declaradas patrimonio natural por el nivel central del Estado,
puedan ser incluidas como pasible de actividad hidrocarburífera.

Tampoco resulta compatible con la repartición competencial


establecida en la Constitución Política del Estado, como en la
Ley Marco de Autonomías y Descentralización, que la actividad
hidrocarburífera deba supeditarse a la licencia ambiental emitida
por una instancia creada para la jurisdicción departamental,
pues al tratarse de una actividad que cuya planificación y
ejecución le corresponde al nivel central del Estado, es a través
de una institución de similar jurisdicción que se emite la licencia
respectiva, como se tiene previsto por el art. 88.III.2 de la
LMAD y el art. 7.6 de la Ley de Medio Ambiente (LMA) y los
arts. 98 y 102 del DS 29894. Situaciones que permiten advertir
que los numerales contenidos en el parágrafo I del art. 18 de la
Ley Departamental 98, son invasivos de la competencia del nivel
central del Estado, prevista en el art. 298.I.18 de la CPE.

Ahora bien, la parte demandante también indica que el art. 18


de la Ley Departamental 98, también vulneraría la competencia
privativa del nivel central del Estado referente a la Política
General de Biodiversidad y Medio ambiente prevista en el art.
298.II.20 de la CPE; así, de acuerdo a lo analizado previamente,
este precepto no se encuentra acorde a la asignación
competencial en materia de hidrocarburos, que se encuentra
restringida para el nivel central del Estado, debiéndose
considerar, por otra parte, que de la lectura integral de los arts.

8
298.I.18 y 360 de la CPE, en cuanto al tratamiento del Medio

8
Ambiente, Recursos Naturales, Tierra y Territorio, comprendidos
en el título II de la CPE, son expresos en conferir la facultad
legislativa al nivel central del Estado, siendo esta instancia de
gobierno la única facultada para regular la actividad
hidrocarburífera en áreas de patrimonio natural.

En consecuencia, al advertirse vulneración del régimen


competencial en materia de hidrocarburos, cuya
competencia es privativa del nivel central, y por lógica
consecuencia, es el único con potestad legislativa sobre
esa materia; como así también, a la competencia
privativa del nivel central del Estado referente a la
Política General de Biodiversidad y Medio ambiente
prevista en el art. 298.II.20 de la CPE; corresponde
declarar nulo el art. 18 de la Ley Departamental 98.

4) Política general de Biodiversidad y Medio Ambiente


(art. 298.I.20 de la CPE), supuestamente invadida por
los arts. 16 (Actividad Forestal); 17 (Actividad
Minera); 18 (Actividades de Hidrocarburos); 24
(Reservas privadas del Patrimonio Natural); 25
(Tierras de Protección); 26 (Tierras de Uso
Restringido); 9 (Potestad Administrativa
Sancionatoria); 64 (Inspección y vigilancia)
parágrafo II; 65 (Medidas precautorias); 66
(Infracciones y Sanciones); 67 (Procedimiento
Administrativo Sancionador); 68 (Infracciones); 69
(Infracciones leves); 70 (Infracciones graves); 71
(Sanciones) de la Ley Departamental 98.

Con carácter previo, se aclara que tras haberse declarado la


nulidad del art. 18 de la Ley Departamental 98 en el apartado
anterior, no corresponde efectuar mayor análisis al respecto.

Ahora, ingresando en materia, es menester indicar que: “Se


habla de política o políticas para referirse a las líneas de acción
o directrices que se adoptan en una materia determinada,
precisando los objetivos a alcanzar, el orden de despliegue de
las acciones, los recursos involucrados y la población objetivo. El
diseño de las políticas suele incluir metas e indicadores de
medición del cumplimiento de los objetivos y metas (Böhrt,
Irahola 2009, p. 85). También en este caso la Constitución
habla en unos pasajes de ‘políticas generales’ y en otros utiliza
el vocablo totalizador de ‘política’, aunque siempre referido a un
sector determinado, introduciendo de ese modo
desdoblamientos entre aquellas (las generales) y las específicas
o particulares, así como los repartos competenciales a que dan

8
lugar. No puede dejar de señalarse aquí que las políticas se
ubican sobre todo en el plano operativo, por lo que implican
mayormente información y presencia de un aparato técnico-
administrativo. Además de las políticas, en el Grupo II fueron
incluidos otros instrumentos y actividades técnicas y económicas
(‘elaboración de estadísticas’, ‘contratación de deuda pública’,
‘catastro’, etc.) por el parentesco teórico con las políticas –que
no son sino otro tipo de instrumentos–” (Böhrt Irahola, 2010).

En ese orden, debe tenerse presente que el artículo 298.I.20 de la


CPE, ordena taxativamente que la “Política general de
biodiversidad y medio ambiente” será formulada por el nivel
central del Estado, la misma que supone el establecimiento de la
planificación nacional sobre la gestión de la biodiversidad y el
medio ambiente; a lo que se suma lo dispuesto en el art. 298.II.6
de la CPE, que en ejercicio de la competencia exclusiva del nivel
central, le otorga la potestad de diseñar y aprobar el “régimen
general de biodiversidad y medio ambiente”, es decir, toda la
cuestión normativa y regulatoria en la materia. Por lo tanto, es
incuestionable que las facultades legislativa, reglamentaria y
ejecutiva, le corresponden al Gobierno Nacional, sobre todos los
ámbitos mencionados, es decir, la Política General y el Régimen
General de Biodiversidad y Medio Ambiente.

“Debe destacarse, con énfasis, que ambas normas ordenan la


aprobación de reglas y políticas de alcance general, es decir,
comunes a todos los niveles territoriales de gobierno. Las
fórmulas utilizadas por la Constitución habilitan la existencia
implícita de los regímenes departamentales de biodiversidad y
medio ambiente y, por supuesto, de políticas departamentales
de biodiversidad y medio ambiente, e incluso es posible pensar
en políticas de esta área aprobadas por los gobiernos
municipales y por las autonomías indígena originario
campesinas, naturalmente subordinadas a los regímenes y
políticas centrales y departamentales” (Böhrt Irahola, 2010).

En un mismo sentido, se ha pronunciado el Tribunal Constitucional


Plurinacional, señalando respecto a esta competencia privativa del
nivel central del Estado, en la DCP 0142/2016, lo siguiente: “Es
evidente, que tanto la política como el régimen general
de la biodiversidad son competencias que corresponden
al nivel central del Estado, así determina el art.
298.I.20 y
298.II.6 de la CPE, en el primer caso, como
competencia privativa y la segunda prescripción
constitucional, asigna al Estado central una
competencia exclusiva, ambas ciertamente con facultad
8
legislativa.

8
Sin embargo, de ambos preceptos constitucionales se
advierte también que la materia de biodiversidad, está
estrechamente vinculada con el medio ambiente, toda
vez que, es en esencia la variedad de la vida existente
en un ambiente disgregado en ecosistemas; la gran
biodiversidad es el resultado de la evolución de la vida
a través de millones de años, cada organismo tiene su
forma particular de vida, la cual está en perfecta
relación con el medio en que habita; cuando se
protege el medio ambiente de la biodiversidad, se
crean ecosistemas sanos que regulan el clima y
absorben el CO2 (dióxido de carbono), purifican el
agua, evitan inundaciones y frenan la erosión,
protegen y fertilizan los suelos; por el contrario, la
biodiversidad se verá enervada, como efecto de la
modificación de los hábitats, a través de la
fragmentación o desaparición de los bosques, la
introducción de especies en áreas que originalmente
no las contenían, la sobreexplotación de los recursos
naturales, la contaminación del aire y la tierra con
fertilizantes y otros químicos, que en conjunto están
provocando el cambio climático.

(…)

Compulsando las aludidas competencias, puede concluirse,


que la esfera de regulación del Estado central, se
centra esencialmente en el aprovechamiento de los
recursos naturales que conforman la biodiversidad, así
se desprende del análisis integral de los arts. 342,
354 y
380 de la Ley Fundamental, siendo importante
puntualizar que este último artículo, contiene una
reserva legal, que consolida el espíritu del texto
constitucional para asignar la facultad legislativa al
nivel central del Estado, cuando se trata del
aprovechamiento de la biodiversidad.

A su turno, dado el alcance de la competencia exclusiva


contenida en el art. 302.I.5 de la CPE y la competencia
concurrente citada precedentemente, atribuida al nivel
autonómico municipal, puede concluirse que la frontera que
separa por un lado, el medio ambiente, recursos naturales y
fauna silvestre, de la biodiversidad conferida al nivel central
del Estado, es ciertamente difusa o inexistente; lo que implica
que la forma de distinguir el ejercicio de las
competencias sobre estos ámbitos entre ambos

8
niveles de gobierno, no estará determinada por el
objeto, sino por la función sobre el objeto; de este
modo, los gobiernos autónomos

8
municipales en ejercicio de las aludidas competencias,
intervendrán inexorablemente en la esfera de la
biodiversidad solo en función a su protección o
conservación, y el Estado central al margen de las
actividades citadas, se abocará a regular su
aprovechamiento; nótese que en el caso de las autonomías
indígena originaria campesinas, que en su generalidad
emergerán de procesos de conversión desde el campo
municipal, ejercerán una competencia concurrente con el
Estado central, relativa a la ‘conservación de recursos
forestales, biodiversidad y medio ambiente’, como una sola
materia indisoluble; quedando a cargo de aquél nivel de
gobierno, las políticas concernientes generalmente al
aprovechamiento de la biodiversidad; respalda también
esta postura, lo dispuesto en el art. 383 de la CPE,
cuando dispone: ‘El Estado establecerá medidas de
restricción parcial o total temporal o permanente,
sobre los usos extractivos de los recursos de la
biodiversidad. Las medidas estarán orientadas a las
necesidades de preservación, conservación,
recuperación y restauración de la biodiversidad en
riesgo de extinción’.

En consecuencia, cuando la actividad municipal se


circunscriba a la protección y conservación de la biodiversidad
como efecto de sus competencias en materia de medio
ambiente y recursos naturales, fauna y flora, la previsión se
entenderá compatible con la Constitución Política del Estado.

Este entendimiento tiene por finalidad uniformar la línea


jurisprudencial, que al respecto ha emitido el Tribunal
Constitucional Plurinacional en el proceso de análisis de
constitucionalidad de proyectos de cartas orgánicas
municipales; de modo que, a partir de dicho entendimiento,
se asumirá la compatibilidad de la mención a la biodiversidad
en dichos instrumentos normativos, como la actividad
municipal destinada a su protección y conservación,
emergente de las competencias atribuidas al nivel municipal
en los arts. 299.II.1.4 y 302.I.5 de la CPE, así como en las
siguientes Declaraciones Constitucionales Plurinacionales:
001/2013, 004/2013,
005/2013, 007/2013, 011/2013, 026/2013, 003/2014,
004/2014, 005/2014, 006/2014, 010/2014, 011/2014,
012/2014, 014/2014, 015/2014, 021/2014, 031/2014,
034/2014, 060/2014, 063/2014, 064/2014, 065/2014,
066/2014, 067/2014, 072/2014, 074/2014, 075/2014,
079/2014, 080/2014, 081/2014, 082/2014, 087/2014,

8
088/2014, 089/2014, 092/2014, 093/2014, 003/2015,
007/2015, 008/2015, 009/2015, 011/2015, 012/2015,
016/2015

8
y 019/2015” (las negrillas son nuestras).

Por su parte, para los niveles subnacionales, la Norma


Fundamental les ha instituido la competencia concurrente de
“Preservar, conservar y contribuir a la protección del medio
ambiente y fauna silvestre manteniendo el equilibrio ecológico y
el control de la contaminación ambiental”, establecida en el art.
299.II.1 de la CPE; de donde se entiende que la potestad
legislativa queda en manos del nivel central del Estado y los
niveles subnacionales son propietarios de las facultades
reglamentaria y ejecutiva. Por lo tanto, el nivel subnacional
departamental, no tiene facultad legislativa sobre la Política
General ni Régimen General de Biodiversidad y Medio Ambiente,
pudiendo únicamente reglamentar y ejecutar acciones
tendientes a la preservación, conservación y protección sobre
dicha materia; las mismas que por su naturaleza, no se ejecutan
mediante ley departamental.

Sobre el art. 16 de la Ley Departamental 98

Efectuadas esas precisiones sobre el ejercicio de la competencia


privativa del nivel central del Estado, concerniente a la Política
General de Biodiversidad y Medio Ambiente, corresponde
ingresar al control competencial con relación a la presunta
invasión emergente del art. 16 de la Ley Departamental 98, de
conformidad a los aspectos señalados por el Órgano Legislativo
del nivel central del Estado demandante. Así, el texto de dicho
precepto, dispone lo siguiente:

“ARTÍCULO 16 (ACTIVIDAD FORESTAL). Para el desarrollo


de actividades forestales en Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural, rigen las siguientes prescripciones:

1) Las actividades de manejo forestal a desarrollarse al interior


de las Unidades de Conservación del Patrimonio Natural,
deberán considerar en la fase de elaboración del Plan de
Manejo Forestal, los instrumentos de gestión, categorías de
manejo y zonificación de las mismas.

2) A los efectos del presente artículo, la DICOPAN emitirá un


informe favorable y vinculante respecto a la categoría de
manejo de la Unidad de Conservación, las limitaciones
legales y prohibiciones de uso que para la categoría emanan
de la presente Ley; el señalado informe formará parte
inseparable del Plan de Manejo Forestal al momento de ser
presentado ante la Autoridad Competente de Bosques y
Tierras para su correspondiente aprobación.

8
3) La Autoridad Competente de Bosques y Tierras, no podrá
autorizar Planes de Manejo Forestal en aquellas Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural que de acuerdo a su
categoría de manejo y zonificación establezca: Parques,
Santuarios, Monumentos Naturales y Reservas de Vida
Silvestre Departamental, de acuerdo con las prescripciones
de la presente Ley.

4) Las limitaciones de uso emergentes de los objetivos de


conservación, categorías de manejo, planes de manejo,
zonificación y demás instrumentos de gestión de la Unidad
de Conservación del Patrimonio Natural, son limitaciones a
la actividad de manejo forestal autorizada por la Autoridad
Competente de Bosques y Tierras, constituyendo su
incumplimiento, infracciones a la presente Ley y demás
normativa relacionada.

5) La DICOPAN de manera concurrente con la autoridad


nacional competente en materia de bosques y tierras, podrá
realizar actividades de inspección y vigilancia sobre estos
sitios”.

Al respecto, la parte demandante señala como argumentos de


su reclamo sobre la facultad legislativa del nivel central del
Estado respectiva a la competencia privativa de Política General
de Biodiversidad y Medio Ambiente, que el art. 299.II.4 de la
CPE establece como competencia concurrente entre el nivel
central y las ETA’s la “conservación de suelos, recursos
forestales y bosques”, lo cual regula la facultad del Gobierno
Autónomo Departamental de Santa Cruz de participar en la
gestión forestal para fines de conservación, y para el ejercicio
de esta facultad, es preciso que la Asamblea Legislativa
Plurinacional establezca una ley sobre los alcances de la
acciones que las entidades territoriales autónomas pueden
desarrollar a los efectos de la conservación de recursos
forestales y bosques, por lo que la Ley Departamental 98, ha
sobrepasado sus competencias al legislar sobre esta materia.

Por otra parte, indican que el art. 16 inc. 2) de la Ley


Departamental 98, dispone que el desarrollo de actividades
forestales está condicionado a un informe de la DICOPAN; sin
embargo, la ABT como entidad competente en el sector, rige
sus procedimientos y actos, conforme a la normativa nacional
vigente, administrando los derechos de uso de los recursos
forestales de acuerdo a la capacidad de uso de suelo, la
clasificación de tierras y otros criterios establecidos en las

8
normas específicas, conforme al art. 22 de la Ley Forestal,
concordante con el inc. e) del art. 31 del DS 071; por lo tanto,
las disposiciones contenidas en el art. 16 de la indicada Ley sub
nacional, no deben limitar ni desarrollar procedimientos ya que,
además de vulnerar las competencias exclusivas del nivel central
del Estado, impediría el ejercicio de funciones y atribuciones de la
ABT; conculcando además, los arts. 19, 20 y 21 de la referida Ley
Forestal, que otorgan atribuciones al Ministerio de Medio Ambiente
y Agua por mandato del art. 94 del DS 29894; normativa
coherente con la competencia exclusiva de Política Forestal y
régimen general de suelos, recursos forestales y bosque y con la
competencia concurrente “conservación de suelos, recursos
forestales y bosques”, previstas en el numeral 7.II del art. 298 y
299.II.4 de la CPE.

Añaden que, por otra parte, el inc. 5) del art. 16 de la Ley


Departamental 98, pretende que la DICOPAN sustituya las
competencias de una autoridad nacional a través de una
regulación local, señalando que el art. 22 inc. f) de la Ley Forestal
prevé que son atribuciones de la ABT ejercer facultades de
inspección y disponer medidas preventivas de inmediato
cumplimiento, aplicar multas y efectivizarlas. Asimismo, el art. 31
del DS 071, establece entre otras atribuciones de la ABT, ejecutar
acciones de prevención, control y fiscalización de los usos
inadecuados de los recursos forestales y suelo, quemas de
pastizales e incendios forestales, realizar seguimiento e imponer
sanciones a los cambios de uso de suelo no permitidos ni
autorizaos; limitar restringir o prohibir las prácticas de uso y
manejo de tierras que produzcan degradación.

Por lo tanto, las actividades de fiscalización y control o de


“inspección y vigilancia” sobre estos sitios son de competencia
exclusiva del nivel central del Estado y del Gobierno Autónomo
Departamental de Santa Cruz, puede colaborar a la autoridad
competente para el efectivo cumplimiento del régimen forestal
vigente, considerando que de acuerdo a lo previsto por el art. 38
de la Ley Forestal, el nivel departamental recibe coparticipación de
las patentes de aprovechamiento forestal y desmonte para el
apoyo y efectivo cumplimiento del régimen forestal del Estado.
Sustentando dicho argumento, en la DCP 0042/2014 de 25 de
julio, por la que ninguna disposición departamental debe referirse
ni regular aspectos relacionados con áreas forestales.

Sobre la base de todos esos argumentos, indica que el indicado


artículo, vulnera la competencia privativa sobre la Política General
de Biodiversidad y Medio Ambiente, además de las competencias
exclusivas sobre Régimen General de Biodiversidad y Medio

8
Ambiente y Política Forestal y régimen general de suelos, recursos
forestales y bosques.

Al respecto, la representante del Órgano Deliberativo


Departamental de Santa Cruz, refiere que de acuerdo al art. 24
de la Ley Forestal, los Gobiernos Autónomos Departamentales
tienen la competencia exclusiva sobre el patrimonio natural; por
lo tanto, tiene facultad para legislar, reglamentar y ejecutar
sobre dicha materia, por lo tanto, previeron conciliar los planes
de manejo forestal con las medidas de protección definidas por
el nivel departamental para conservar su patrimonio natural,
determinándose en tal sentido, que la DICOPAN emita criterio
técnico especializado y vinculante previo al desarrollo de
actividades forestales dentro de sus Unidades de Conservación
de Patrimonio Natural; el mismo que se integrará al Plan de
Manejo Forestal para que los profesionales encargados de su
elaboración lo tomen en cuenta a tiempo de formularlo, sin
perjuicio del cumplimiento de las disposiciones forestales ni de
las atribuciones que las autoridades nacionales ostenten en
dicha materia con la única premisa de procurar un ejercicio
armónico de competencias entre ambos niveles de gobierno.

Asimismo, consideran que de acuerdo a lo previsto por el art. 27


de la Ley Forestal, la elaboración del plan de manejo
departamental no puede hacerse de manera posterior porque se
tornaría ineficaz; solicitando se considere que el nivel
autonómico departamental tiene la competencia exclusiva de
expropiación de inmuebles dentro de su jurisdicción por razones
de utilidad pública; por lo que se encuentra doblemente
facultado para legislar sobre el particular, de conformidad a los
arts. 300.I inc. 25) y 297.I inc. 2) de la CPE.

Sobre la base de las apreciaciones efectuadas por los


representantes de los niveles estatales en conflicto
competencial, es preciso destacar en principio, que de acuerdo
a la repartición competencial para materias concurrentes, el
legislador ha previsto entre ellas a la “Conservación de suelos,
recursos forestales y bosques” (art. 299.II.4 de la CPE), la
misma que de acuerdo al art. 87.IV.1 de la LMAD, le otorga al
nivel departamental autonómico, la competencia para “Ejecutar
la política general de conservación y protección de cuencas,
suelos, recursos forestales y bosques”; que por su naturaleza
(concurrente), no puede ejecutarse mediante una ley
departamental, habida cuenta que la potestad legislativa queda
bajo el monopolio del nivel central del Estado.

En consecuencia, es evidente que sobre la competencia

8
concurrente de “Conservación de suelos, recursos forestales y
bosques” (art. 299.II.4 de la CPE), sólo el nivel central del
Estado tiene la facultad legislativa; resultando una
incuestionable invasión competencial que el ente deliberativo
del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, legisle la
actividad forestal, en el art. 16 de la Ley Departamental 98,
antes citado.

Y adicionalmente, dando respuesta a los cargos por los cuales la


Asamblea Legislativa Plurinacional reclama su competencia para
legislar sobre asuntos previstos en el art. 16 de la Ley
Departamental 98, en lo que respecta a la competencia privativa
del nivel central del Estado sobre la Política General de
Biodiversidad y Medio Ambiente, que se complementa con la
competencia exclusiva de Régimen General de biodiversidad y
medio ambiente, en cuanto a que su ejercicio alcanza a la
delimitación de los lineamientos generales y normativa sobre su
gestión, centrándose en el aprovechamiento de los recursos
naturales que conforman la biodiversidad, como se tiene de los
arts. 342, 354 y 380 de la Ley Fundamental; éstos, de forma
expresa prevén que será a través de una Ley emergente de la
Asamblea Legislativa Plurinacional, que se establecerán las
regulaciones para garantizar el equilibrio ecológico, así como lo
pertinente a los suelos conforme con su capacidad de uso
mayor en el marco del proceso de organización del uso y
ocupación del espacio, considerando sus características
biofísicas, socioeconómicas, culturales y político institucionales.

De donde se hace evidente que en cuestión de biodiversidad y


medio ambiente, es el nivel central del Estado, que tiene
competencia exclusiva de aprobar y ejecutar el régimen general
de gestión de biodiversidad y medio ambiente, como
consecuencia de la competencia privativa de diseñar la política
general que orienta al sector. En consecuencia, la actividad
forestal –contenida en el manejo de la biodiversidad y medio
ambiente– que está prevista por la Ley Departamental 98 en su
art. 16, no puede sobrepasar el límite restringido a la
conservación de los recursos forestales, tal cual lo dispone el
art. 299.II.4 de la CPE, consignándose como competencias
concurrentes para el nivel departamental, únicamente la
protección y contribución del medio ambiente y fauna silvestre,
como se tiene del art. 88.V.2.a de la LMAD, y únicamente, por
delegación del nivel central del Estado, le podrán ser conferidas
las facultades de administración de áreas protegidas.

Por lo tanto, al tratarse de una competencia concurrente la


protección y contribución a la protección del medio ambiente y

9
fauna silvestre, la potestad legislativa queda en manos del nivel
central del Estado y los niveles subnacionales -en el caso
concreto, el Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz-,
sólo es propietario de las facultades reglamentaria y ejecutiva; por
lo tanto, no tiene potestad alguna para emitir legislación alguna
sobre la política forestal al interior de su jurisdicción.

En ese norte, se hace evidente que el art. 16 de la Ley


Departamental 98, prevé que las actividades de manejo forestal a
desarrollarse al interior de las Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural, declaradas como tales en dicha jurisdicción
autonómica, deben considerar “en la fase de elaboración del Plan
de Manejo Forestal, los instrumentos de gestión, categorías de
manejo y zonificación de las mismas”, que de acuerdo al art. 48
inc. 2) de la misma Ley, son aprobadas por la Secretaría
Departamental de Desarrollo Sostenible del Gobierno Autónomo
Departamental de Santa Cruz. Denotando con ello, el exceso en
su competencia orientada únicamente a “Ejecutar la política
general de conservación y protección de cuencas, suelos,
recursos forestales y bosques” (art. 87.IV.1 y 2 de la LMAD), así
como de “Proteger y contribuir a la protección del medio ambiente
y fauna silvestre, manteniendo el equilibrio ecológico y el control
de la contaminación ambiental en su jurisdicción” (art. 88.V.2 de
la LMAD), las mismas que por ser concurrentes, no admiten que
se materialicen por el nivel departamental autonómica, mediante
ley, pues ésta emerge de la facultad legislativa, misma que dichos
niveles de gobierno, no ostentan.

Así se tiene previsto por la jurisprudencia constitucional, en la DCP


0042/2014 de 25 de julio, que en lo pertinente señala: “En
consecuencia, no es atribución del Gobierno Autónomo
Departamental de La Paz, fomentar o impulsar el
aprovechamiento y explotación forestal en su
jurisdicción, puesto que las competencias concurrentes
asignadas en la Constitución, están destinadas a la
conservación de las áreas forestales; quedando a cargo
del nivel central del Estado, la regulación sobre el
aprovechamiento de estas áreas, a través de la
legislación nacional pertinente, que definirá los ámbitos
competenciales sobre esta actividad, de forma coordinada
con las AIOC” (las negrillas son nuestras).

Por lo mismo, el Plan de Manejo que menciona el art. 16 inc. 1)


de la Ley Departamental 98, no puede constituir un instrumento
técnico operativo anterior o ajeno a las estrategias, políticas y
normas de la planificación nacional, sino que debe emerger de
éstas, que como se mencionó anteriormente, se traducen en una

9
competencia exclusiva y privativa del nivel central del Estado.

9
Condición que guarda coherencia con el art. 24 de la Ley Forestal,
en cuanto a la participación de los Gobiernos Autónomos
Departamentales.

Siguiendo el análisis, en cuanto a los incisos 2) al 5) del art. 16


de la Ley Departamental 98, se consigna al Plan de Manejo
Forestal del nivel departamental de Santa Cruz, como un
instrumento de aplicación obligatoria para la ABT, e inclusive
sanciona su incumplimiento, transgrediendo en consecuencia, la
competencia privativa del Estado sobre la Política General de
biodiversidad y medio ambiente, pues modifica la gestión de la
referida Autoridad de Supervisión, e inclusive, restringe sus
facultades sobre la gestión forestal al plan de manejo
departamental sobre la materia (no obstante que inclusive se
tiene aprobada la norma Técnica para la Elaboración de Planes
de Manejo Integral de Bosques para el departamento de Santa
Cruz, mediante RM 183 de 8 de junio de 2016).

Debiendo tenerse presente, como se refirió en párrafos


introductorios al análisis de la competencia sobre la “Política
general de Biodiversidad y Medio ambiente”, que las competencias
asignadas para cada nivel del Estado, se ejecutan según sus
facultades (legislativa, reglamentaria, ejecutiva); por lo que se tiene
presente en el caso que nos ocupa, que al Nivel departamental, en
cuanto a Biodiversidad y Medio Ambiente, únicamente le fue
conferida la competencia concurrente de “Proteger y contribuir a la
protección del medio ambiente y fauna silvestre, manteniendo el
equilibrio ecológico y el control de la contaminación ambiental en
su jurisdicción” (art. 88.V.2 de la LMAD), la misma que por su
calidad (concurrente) está restringida a reglamentar y ejecutar toda
aquella actividad tendiente a la protección y contribución sobre
dicha materia, y por lo mismo, el ejercicio de sus facultades no se
realiza mediante ley departamental.

En consecuencia, al advertirse invasión a la competencia


privativa del nivel central del Estado, Política General de
Biodiversidad y Medio Ambiente, contenida en el art.
298.I.20 de la CPE, corresponde declarar nulo el art. 16
de la Ley Departamental 98.

Sobre el art. 17 de la Ley Departamental 98

Ahora bien, en lo que respecta a la actividad minera, prevista en


el art. 17.I de la Ley Departamental 98, su texto dispone lo
siguiente:

“ARTICULO 17 (ACTIVIDAD MINERA).

9
I. Para el desarrollo de actividades mineras en Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural, rigen las siguientes
prescripciones:

1) En atención al interés público, así como al carácter


estratégico y multifuncional del Patrimonio Natural del
Departamento de Santa Cruz, en las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural constituidas
conforme las prescripciones de la presente Ley, no está
permitido el ejercicio de actividades mineras de
cualquier naturaleza.

2) Excepcionalmente, podrá autorizarse la realización


de actividades mineras dentro de las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural, mediante
Ley Departamental que declare la misma como de
Utilidad Pública Departamental, modificando en todo
o en parte la delimitación, categoría de manejo y
zonificación, sobre la base de un Estudio de Evaluación
Ambiental Estratégico y de Evaluación de Impacto
Ambiental que corresponda a Estudios de Evaluación de
Impacto Ambiental Analíticos Integrales elaborados
conforme la legislación vigente, con la participación de la
DICOPAN y las instancias que correspondan del Ejecutivo
Departamental, los cuales se realizarán por cuenta y pago
de los interesados.

3) Para la realización de actividades mineras sean de


exploración o explotación en Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural conforme al numeral
anterior, los titulares de la actividad, deberán contar
con carácter previo a la implementación de la
actividad con la correspondiente Licencia
Ambiental otorgada por la autoridad competente
en materia de medio ambiente.

II. La DICOPAN en coordinación con las instancias que


correspondan, podrá realizar actividades de inspección y
vigilancia sobre estos sitios” (negrillas añadidas al texto legal,
por la parte demandante en su memorial de conflicto
competencial).

Del análisis del precitado artículo, se hace evidente que establece


que dentro de las Unidades de Conservación de Patrimonio está
prohibido el ejercicio de actividades mineras, salvo que se
autoricen por Ley departamental, a través de un informe Técnico
previo emitido por la DICOPAN y las instancias del ejecutivo

9
departamental, la misma que por atribución del art. 49 inc. 6) está
facultada a otorgar licencias ambientales e inclusive realizar
actividades de inspección y vigilancia sobre los sitios autorizados.

Dichas previsiones, contenidas en el art. 17 de la Ley


Departamental 98, son evidentemente contrarias a la asignación
competencial establecida en la norma constitucional; por una
parte, como se estableció ampliamente a inicio del presente
Fundamento Jurídico, puesto que ingresa a regular sobre los
sitios que guardan protección conforme a la Política General
sobre Biodiversidad y Medio Ambiente, y derivar su explotación
mediante actividades mineras, a una Ley departamental, no
obstante que por previsión del art. 298.II.4 de la CPE, son de
competencia exclusiva del nivel central del Estado, los recursos
naturales estratégicos, que comprenden a los minerales.

De allí, debe tenerse presente que en cuanto a la asignación


competencial efectuada en el art. 298 de la CPE, se otorga
como competencia privativa del nivel central del Estado, la
codificación sustantiva y adjetiva y como competencia exclusiva,
los “Recursos naturales estratégicos, que comprenden
minerales, espectro electromagnético, recursos genéticos y
biogenéticos y las fuentes de agua” (art. 298.II.4 de la CPE).

Por lógica consecuencia, las facultades legislativa, reglamentaria


y ejecutiva, se encuentran bajo el monopolio del gobierno
central, y ningún nivel subnacional puede legislar sobre esas
materias –entre las que se encuentra, la actividad minera–,
retándole al nivel subnacional, ejecutar –en su caso– las
competencias que el nivel central les delegue mediante ley
expresa, únicamente sobre los “Recursos naturales estratégicos,
que comprenden minerales, espectro electromagnético, recursos
genéticos y biogenéticos y las fuentes de agua”, la misma que
por su naturaleza, no se materializará mediante ley
departamental, ya que la delegación de competencias exclusivas
sólo puede realizarse sobre las facultades reglamentaria y
ejecutiva.

Por lo expuesto, se colige que el nivel departamental no tiene


facultad legislativa para regular sobre la actividad minera, pues
por previsión del art. 369.I de la CPE, el nivel central del Estado
tiene potestades para establecer los regímenes completos sobre
la materia de minería, al prescribir:

“Artículo 369°.-

I. El Estado será responsable de las riquezas

9
mineralógicas que se encuentren en el suelo y
subsuelo cualquiera sea su origen y su aplicación
será regulada por la ley. Se reconoce como actores
productivos a la industria minera estatal, industria minera
privada y sociedades cooperativas” (las negrillas nos
corresponden).

Así como el establecimiento de políticas sectoriales en cuanto a


minería y metalurgia, conforme al parágrafo III del citado
artículo constitucional, que dispone: “Será responsabilidad del
Estado la dirección de la política minera y metalúrgica, así como
el fomento, promoción y control de la actividad minera”.

A dicho efecto, el nivel central del Estado ha emitido la Ley de


Minería y Metalurgia de 28 de mayo de 2014, con el objeto de
regular las actividades minero metalúrgicas estableciendo la
política general en la materia, sobre la base de principios,
lineamientos y procedimientos, para la otorgación, conservación y
extinción de derechos mineros, desarrollo y continuidad de las
actividades minero metalúrgicas de manera responsable,
planificada y sustentable; así como determinar la estructura
institucional, roles y atribuciones de las entidades estatales y de
los actores productivos mineros; y disponer las atribuciones y
procedimientos de la jurisdicción administrativa minera, conforme
a los preceptos dispuestos en la Constitución Política del Estado.

Cuyo alcance se extiende a todas las actividades mineras que se


realicen sobre los recursos minerales que se encuentran en el
suelo y subsuelo del territorio boliviano, cualquiera sea su
origen o el Estado en el que se presenten.

De modo que, no es compatible que el nivel departamental,


regule a través de una ley qué áreas son pasibles de explotación
minera y mucho menos, a través de una ley departamental, se
establezcan autorizaciones y procedimientos para acceder a la
actividad minera, pues dicha facultad está otorgada únicamente
al nivel central del Estado, observándose por otra parte, que
ningún precepto constitucional ni de asignación competencial de
la LMAD, ha otorgado potestad alguna respecto a la actividad
minera, a favor del nivel departamental, que en su caso,
regulará la intervención de los niveles subnacionales para el
ejercicio de dicha actividad, como se tiene, por ejemplo, en el
DS 3549 de 2 de mayo de 2018, que regula en parte los
proyectos vinculados al sector de minería y metalurgia, para su
desarrollo legal y vinculados a niveles subnacionales.

De igual forma, se tiene previsto en la jurisprudencia constitucional

9
emanada de este Tribunal, que en la DCP 0009/2017 de 22 de
febrero, se señaló: “El art. 298.II.4 de la CPE, establece que son
de competencia exclusiva del nivel central del Estado, los
recursos naturales estratégicos, que comprenden minerales,
espectro electromagnético, recursos genéticos y biogenéticos y
las fuentes de agua, en cuyo entendimiento el nivel central del
Estado ejerce sobre éstos las facultades legislativa,
reglamentaria y ejecutiva (art. 297.I.2 CPE).

Por otra parte, el art. 298.I. 21 de la CPE establece como


competencia privativa del nivel central del Estado la referida a
‘Codificación sustantiva y adjetiva en materia civil, familiar,
penal, tributaria, laboral, comercial, minería y electoral’.

(…)

En este marco se entiende que es competencia privativa del


nivel central del Estado la codificación en materia minera, en
cuyo entendido y por criterios de igualdad, será el nivel
central del Estado quien defina los conceptos sobre lo que
debe entenderse por minerales para todo el territorio nacional
estableciendo en consecuencia la diferenciación de éstos con
respecto a los áridos y agregados, considerando asimismo
que los minerales se constituyen en un recurso natural
estratégico”.

En consecuencia, al advertirse invasión competencial del


art. 17 de la Ley Departamental 98, sobre la
competencia privativa del nivel central del Estado,
referente a la Política General de Biodiversidad y Medio
Ambiente, y de Codificación sustantiva y adjetiva
(contenida en el art. 298.I.21 de la CPE), corresponde
declarar nulo el art. 17 de la referida Ley.

Sobre los arts. 24, 25 y 26 de la Ley Departamental 98

Ahora bien, en lo que respecta a los arts. 24, 25 y 26 de la Ley


Departamental 98, éstos legislan sobre lo siguiente:

“ARTÍCULO 24 (RESERVAS PRIVADAS DEL PATRIMONIO


NATURAL).

I. Las Reservas Privadas del Patrimonio Natural legalmente


constituidas, forman parte del Patrimonio Natural
Departamental y son parte del Sistema Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural, sujetas a las
prescripciones de la legislación específica y demás normas

9
sectoriales.

9
II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y
vigilancia, así como desarrollar programas, proyectos y
acciones que se constituyan en incentivos a la conservación
del patrimonio natural departamental bajo esta figura legal.

ARTÍCULO 25 (TIERRAS DE PROTECCIÓN).

I. Forman parte del Patrimonio Natural Departamental y son


parte del Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural aquellas tierras con cobertura vegetal o
sin ella que por su grado de vulnerabilidad a la degradación
y/o los servicios ecológicos que prestan a la cuenca
hidrográfica o a fines específicos, o por interés social, no
son susceptibles de aprovechamiento agropecuario ni
forestal, limitándose al aprovechamiento hidroenergético,
fines recreacionales, de investigación, educación y cualquier
otro uso indirecto no consuntivo, así como las masas
forestales declaradas como de protección, las servidumbres
administrativas ecológicas en predios privados y las reservas
ecológicas en áreas de concesión y/o derechos de uso
forestal establecidas legalmente dentro de la jurisdicción del
departamento de Santa Cruz.

II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y


vigilancia, así como desarrollar programas, proyectos y
acciones que se constituyan en incentivos a la conservación
del patrimonio natural departamental de las tierras de
protección.

ARTÍCULO 26 (TIERRAS DE USO RESTRINGIDO).

I. Aquellas tierras categorizadas por el Plan de Usos de Suelo


del departamento de Santa Cruz como de Uso Restringido,
forman parte del Patrimonio Natural Departamental y son
parte del Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural; las actividades que en ellas se realicen,
se sujetaran a las Reglas de Intervención establecidas para
esta categoría en el Plan de Uso de Suelo del Departamento
de Santa Cruz.

II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y


vigilancia, así como desarrollar programas, proyectos y
acciones que se constituyan en incentivos a la conservación
del Patrimonio Natural Departamental de las tierras de uso
restringido”.

9
Al respecto, como se tiene ampliamente desarrollado sobre la
competencia privativa referente a la “Política General de
Biodiversidad y Medio Ambiente”, el nivel central del Estado
tiene tuición para definir las líneas de acción o directrices que se
adoptan sobre esta materia, a lo que se suma, lo dispuesto en
el art. 298.II.6 y 7 de la CPE, que en ejercicio de la competencia
exclusiva del nivel central, le otorga la potestad de diseñar y
aprobar el “Régimen general de biodiversidad y medio
ambiente” y la “Política forestal y régimen general de suelos,
recursos forestales y bosques”, es decir, toda la cuestión
normativa y regulatoria en dichas materias; restándole al nivel
departamental la protección y contribución del medio ambiente
y fauna silvestre, como se tiene del art. 88.V.2.a de la LMAD, y
únicamente, por delegación del nivel central del Estado, le
podrán ser conferidas las facultades de administración de áreas
protegidas.

Consecuente con lo señalado, el nivel central del Estado tiene


por competencia privativa la materia de clasificación de tierras y
su protección jurídica, como se tiene de la regulación contenida
en el Capítulo II, del Título II “Régimen Forestal de la Nación”,
de la Ley Forestal, que establece las clases de tierra según su
uso; otorgando potestad de gestión a la autoridad de
supervisión de este sector, que se constituye en la ABT, como
así también, previendo la participación del nivel departamental,
conforme al art. 24 de la misma Ley, el mismo que por la
naturaleza de las competencias privativa y exclusiva
mencionadas, no tiene potestad legislativa, sino únicamente
reglamentaria y ejecutiva, en el límite de las atribuciones que le
hayan sido delegadas.

Por lo tanto, se hace evidente que las previsiones legales


contenidas en los arts. 24, 25 y 26 de la Ley Departamental 98,
al establecer regulaciones sobre las reservas privadas de
patrimonio natural, tierras de protección y tierras de uso
restringido, emergen de la indebida actividad legislativa de la
Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz; la misma
que, de acuerdo a la repartición competencial sobre la materia
de biodiversidad y medio ambiente, así como de las
competencias exclusivas del nivel central del Estado sobre el
“Régimen general de biodiversidad y medio ambiente” y la
“Política forestal y régimen general de suelos, recursos
forestales y bosques”, no hacen factible que el nivel subnacional
departamental, ejerza la facultad legislativa sobre esas
competencias, pues le están restringidas únicamente las
potestades reglamentaria y ejecutiva, siempre que se hubieran
delegado mediante ley expresa.

9
En ese orden, tomando en cuenta que su competencia exclusiva
se circunscribe únicamente a la promoción, protección y
conservación del patrimonio natural, como se tiene del propio
objeto de la Ley Departamental 98, la Asamblea Legislativa
Departamental de Santa Cruz, tampoco es competente para
efectuar regulaciones sobre la gestión de la planificación
territorial y el ordenamiento territorial, como se advierte de los
arts. 24, 25 y 26 de la Ley Departamental 98, que prevén
regulaciones sobre las reservas privadas de patrimonio natural,
las tierras de protección y las tierras de uso restringido; pues
dicha competencia (“Políticas de planificación territorial y
ordenamiento territorial”), es competencia exclusiva del nivel
central del Estado, contenida en el art. 298.II.33 de la CPE.

Por lo tanto, y siguiendo la jurisprudencia citada en este


apartado, sólo la Asamblea Legislativa Plurinacional puede
regular sobre las categorías vigentes de la clasificación de
tierras y los instrumentos técnico administrativos para su
gestión, así como la otorgación de facultades de la ABT, la
misma que no está supeditada a la regulación departamental,
por tratarse precisamente de una competencia privativa del
nivel central del Estado, sobre la política general y el régimen en
materia de biodiversidad; y exclusivas también del gobierno
central, las competencias sobre el “Régimen general de
biodiversidad y medio ambiente”, la “Política forestal y régimen
general de suelos, recursos forestales y bosques” y las “Políticas
de planificación territorial y ordenamiento territorial”. Por lo que
sólo el nivel central del Estado, en su caso y a través de la
regulación que emerja de éste, puede delegar o conceder
prerrogativas en la materia a otros niveles del Estado, las que
se restringen a las potestades de reglamentación y ejecución,
más nunca de legislación sobre la materia delegada.

En consecuencia, corresponde declarar competente la


Asamblea Legislativa Plurinacional sobre la competencia
privativa de Política General de Biodiversidad y Medio
Ambiente, en su facultad legislativa; y en consecuencia,
nulos los arts. 24, 25 y 26 de la Ley Departamental 98.

Sobre los arts. 9, 64.II, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de la


Ley Departamental 98

Sobre la alegada vulneración de la competencia privativa del nivel


central del Estado, contenida en el art. 298.I.20 de la CPE,
referente a la “Política General de Biodiversidad y Medio
Ambiente”, la parte demandante alega que los arts. 9, 64.II, 65,

9
66, 67, 68, 69, 70 y 71, invaden dicha prerrogativa. Así en análisis
particular de dichos preceptos, conforme los cargos por los que la
Asamblea Legislativa Plurinacional reclama competencia, se tiene:

Con relación al art. 9 de la Ley Departamental 98

Con carácter previo, es preciso destacar que para el análisis de la


normativa cuestionada en este apartado, debe tenerse en cuenta
que la Ley Departamental 98 tiene por objeto delimitar el marco
jurídico aplicable para la conservación y promoción del Patrimonio
Natural Departamental; ello, en el marco de la competencia
exclusiva del nivel departamental -en este caso, de Santa Cruz de
la Sierra- que le otorga el art. 300.I.18 de la CPE, que restringe
sus facultades legislativa, ejecutiva, reglamentaria, precisamente a
la promoción y conservación del patrimonio natural.

En consecuencia, el régimen administrativo sancionatorio ejercido


por este nivel departamental y que se plasma en la ley que da
ejecución a dicha competencia exclusiva, debe también
circunscribirse a las prerrogativas de promoción y conservación
del patrimonio natural, es decir, que la potestad sancionatoria,
debe estar orientada únicamente a la regulación sobre la
eventualidad de quebrantamiento de la legislación sobre dicha
materia.

Así, en el art. 9 de la Ley Departamental 98 analizado, se establece:

“ARTÍCULO 9 (POTESTAD ADMINISTRATIVA


SANCIONATORIA).

El incumplimiento de las normas establecidas en la presente


Ley, su reglamento y demás normas complementarias dará
lugar por parte del Gobierno Autónomo Departamental de Santa
Cruz a la sustanciación del procedimiento administrativo
sancionador en el marco de las disposiciones correspondientes”.

En ese orden, de la lectura del art. 9 de la Ley Departamental 98,


se tiene que únicamente establece: “El incumplimiento de las
normas establecidas en la presente Ley, su reglamento y demás
normas complementarias dará lugar por parte del Gobierno
Autónomo Departamental de Santa Cruz a la sustanciación del
procedimiento administrativo sancionador en el marco de las
disposiciones correspondientes”; entendiéndose de este texto, que
la ejecución de la facultad administrativa sancionatoria alcanza al
quebrantamiento de la ley departamental, en cuanto a la
normativa diseñada para la conservación y protección del
patrimonio natural; de modo que no puede extenderse a otras
materias que involucren la política general y régimen general de
100
protección al patrimonio

101
natural, puesto que como se explicó ampliamente a lo largo de
este fallo constitucional, dicha competencia le corresponde al nivel
central del Estado.

En consecuencia, no se advierte incompatibilidad


competencial del art. 9 de la Ley Departamental 98, con
la competencia privativa de Política General de
Biodiversidad y Medio Ambiente; puesto que se entiende
que la facultad administrativa sancionatoria que dispone
dicho precepto, se orienta únicamente al objeto de la
Ley, y no se extiende a otras materias ajenas a la
competencia del nivel departamental de Santa Cruz.

Sobre los arts. 66 y 67 de la Ley Departamental 98

Similar situación que la analizada en el apartado anterior, se


advierte de los arts. 66 y 67 de la Ley Departamental 98, que
establecen:

“ARTÍCULO 66 (INFRACCIONES Y SANCIONES). Las


personas naturales o jurídicas infractoras a la presente Ley, su
Reglamento y demás normativa departamental relacionada,
serán pasibles a las sanciones establecidas en esta normativa.

ARTÍCULO 67 (PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO


SANCIONADOR).

I. El procedimiento administrativo sancionador será


establecido en el reglamento a la presente ley, el cual se
iniciará, sustanciará y agotará dentro de las instancias
competentes del Gobierno Autónomo Departamental de
Santa Cruz;

II. Los recursos de revocatoria serán presentados ante la


misma autoridad que emitió la resolución;

III. Los recursos jerárquicos serán resueltos por la Gobernadora


o Gobernador del Gobierno Autónomo Departamental de
Santa Cruz.

IV. Agotada la vía administrativa quedará habilitada la vía


judicial ante los órganos jurisdiccionales competentes”.

Así, considerando que los gobiernos autónomos


departamentales cuentan con competencia exclusiva sobre
conservación del patrimonio natural departamental, no existe
óbice para que esta ETA establezca un procedimiento

102
administrativo sancionatorio para cumplir efectivamente con la
referida competencia, en tal sentido debe considerarse que esta
potestad sancionadora de la ETA sobre los administrados es
necesaria para el cumplimiento con las prerrogativas sobre la
competencia que le fue asignada y sobre la cual es responsable.
En este entendido, es legítimo y necesario que la ETA
departamental ejerza su potestad administrativa sancionadora
conforme se desprende de los artículos citados.

Así, debe considerarse el principio de autotutela que rige a la


administración pública que según el art. 4 de la LPA implica que
“La Administración Pública dicta actos que tienen efectos sobre
los ciudadanos y podrá ejecutar según corresponda por sí
misma sus propios actos, sin perjuicio del control judicial
posterior”.

Por otra parte, respecto al ejercicio de la potestad


administrativa sancionadora por parte de la administración
departamental, no existiría otra observación que no sea la de
garantizar el derecho al debido proceso a los administrados,
aspecto que también fue considerado en los artículos
analizados.

En este entendido, se tiene que los referidos artículos -


66 y 67 de la Ley Departamental 98- no invaden la
facultad legislativa del nivel central del Estado, por lo
que debe declararse que sobre la emisión de los mismos
es competente el gobierno departamental.

Con relación a los arts. 64.II, 65.I, 68, 69, 70 y 71 de la


Ley Departamental 98

Dichos preceptos establecen:

“ARTÍCULO 64 (INSPECCIÓN Y VIGILANCIA).

(…)

II. La DICOPAN, a través de los cuerpos de protección, podrá


también realizar labores de inspección y vigilancia en las
áreas protegidas nacionales, municipales, predios de
dominio privado con presencia de reservas privadas del
patrimonio natural, servidumbres ecológicas, tierras de
protección como espacios territoriales que integran el
Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural, disponiendo medidas precautorias de inmediato
cumplimiento ante la constatación de hechos flagrantes que

102
pudieran afectar la conservación o preservación del
Patrimonio Natural Departamental. Las actuaciones
realizadas deberán ser comunicadas a la autoridad
competente con copia de las actas de inspección y la
entrega de los bienes objeto de decomiso, sin perjuicio del
deber de denunciar al Ministerio Público ante la posibilidad
de existir comisión de delitos.

ARTÍCULO 65 (MEDIDAS PRECAUTORIAS).

I. Las y los Responsables de las Unidades de Conservación,


como resultado de las inspecciones realizadas, podrán
imponer medidas precautorias de inmediato cumplimiento
ante la constatación de hechos flagrantes que pudieran
poner en riesgo el patrimonio natural objeto de
conservación o preservación de una Unidad de Conservación
del Patrimonio Natural. Para tal efecto, podrán disponer la
suspensión de actividades, el decomiso de los medios de
perpetración y ejemplares de fauna y flora de tenencia
ilegal.

II. [Declarado nulo, según el fundamento jurídico


III.4.3 inc. 1) de este fallo constitucional].

ARTÍCULO 68 (INFRACCIONES). Sin perjuicio de las


infracciones establecidas por la legislación de medio ambiente,
forestal y de bosques y otras normas sectoriales, las
infracciones a la presente Ley se clasifican en leves y graves.

ARTÍCULO 69 (INFRACCIONES LEVES). Constituyen


infracciones leves la vulneración a la presente ley, su
reglamento y normativa relacionada vigente, en los casos
siguientes:

1) El establecimiento de campamentos con fines recreacionales


en lugares prohibidos.
2) Arrojar o abandonar residuos sólidos en el medio natural,
sitios de visita y caminos al interior de una Unidad de
Conservación del patrimonio Natural.
3) La emisión de ruidos, el empleo de luces o cualquier otra
forma de energía que perturbe la tranquilidad de las
especies en las Unidades de Conservación del Patrimonio
Natural de acuerdo a su categoría de manejo y zonificación,
sin perjuicio de los usos tradicionales de la población local.
4) La circulación con cualquier tipo de vehículos, con o sin
motor por caminos de acceso restringido sin la debida

103
autorización, sin perjuicio de los usos tradicionales de la
población local.
5) La utilización y empleo sin autorización del nombre y marca
de la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural.
6) La destrucción, deterioro o cambio de ubicación de la
señalética y carteles de indicación de la Unidad de
Conservación del Patrimonio Natural.
7) La falta de respeto a la autoridad del cuerpo de protección y
personal de la Unidad de Conservación del Patrimonio
Natural.
8) Impedir o no facilitar las inspecciones del cuerpo de
protección.
9) Otras establecidas mediante norma departamental.

ARTICULO 70 (INFRACCIONES GRAVES). Constituyen


infracciones graves, la vulneración a la presente ley, su
reglamento y normativa relacionada vigente, en los casos
siguientes:

1) La destrucción, muerte, deterioro, tenencia no autorizada,


recolección, comercio, captura y exposición para el
comercio de especies de fauna y flora no autorizada por la
autoridad competente.
2) La destrucción del hábitat, lugares de alimentación y
reproducción de especies de fauna y flora en las Unidades
de Conservación del Patrimonio Natural.
3) La caza y pesca en lugares no autorizados por la autoridad
competente.
4) El incumplimiento del régimen general y específico de
usos, actividades y demás disposiciones contempladas en
los instrumentos de gestión a la Unidad de Conservación
del Patrimonio Natural, cuando causen daños graves a los
valores naturales de carácter irreversible.
5) La introducción de especies exóticas y reintroducción de
especies nativas al medio natural sin la debida autorización
de la autoridad departamental competente.
6) El daño a la cuenca hidrográfica, a los bosques de
protección, servidumbres ecológicas y a los cauces
naturales de cuerpos de agua.
7) El desvío de cuerpos de agua de su cauce natural
afectando la cantidad y calidad del recurso.
8) El drenaje de humedales naturales.
9) Arrojar residuos sólidos, industriales, sustancias peligrosas,
químicas o metálicas, escombros, áridos, arcillas, limos y
cualquier desperdicio a la atmósfera, suelo o aguas que
afecten las condiciones de habitabilidad y salud de la fauna
y la flora.

104
10) La realización de cualquier actividad, obra o proyecto sin
contar con la correspondiente Licencia Ambiental,
aprobada en base a una evaluación de impacto ambiental
en la que hubiera intervenido la DICOPAN.
11) El desmonte, la quema, chaqueo en zonas prohibidas por
los instrumentos de gestión de las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural.
12) La ejecución al interior de las Unidades de Conservación
del Patrimonio Natural de actividades o usos no permitidos
por la categoría de manejo, la zonificación y los
reglamentos que correspondan.
13) Colectar y acopiar especímenes vivos de animales
silvestres para fines biomédicos o genéticos sin la
autorización de las autoridades competentes.
14) La tenencia, disecación, comercio, tráfico, exhibición
pública y captura de aquellas especies de origen animal o
vegetal, así como recursos genéticos y microorganismos
declarados Patrimonio Natural Departamental, salvo si se
tratase de la captura para actividades de restauración,
repoblamiento y de reintroducción de estas especies en su
hábitat natural.
15) Construir obras o realizar instalaciones de infraestructura
en general, prohibidas o ejecutadas sin contar con
autorización de la DICOPAN.
16) Incumplir con las instrucciones impartidas u obligaciones
impuestas por la DICOPAN.
17) Otras establecidas mediante norma departamental.

ARTICULO 71 (SANCIONES).-

I. Son sanciones por la comisión de las infracciones


establecidas en la presente Ley, las siguientes:

1) Las infracciones leves multa de tres mil quinientos


00/100 (Bs. 3500.-) a treinta y cinco mil 00/100
bolivianos (Bs. 35000.-).
2) Las infracciones graves, multa de treinta y cinco mil un
00/100 bolivianos (Bs. 35001.-) a setenta mil 00/100
bolivianos (Bs. 70000.-)
3) Decomiso de productos ilegales y medios de
perpetración
4) Restauración del medio físico o natural dañado.
5) Revocatoria de autorizaciones, permisos y licencias.
6) Denegación de autorizaciones, permisos y licencias

II. Los cobros por sanciones deberán actualizarse a las


Unidades de Fomento de Vivienda (UFV) al momento del

105
pago y los intereses conforme lo establece el Código
Tributario Boliviano.

III. En caso de constituirse en delitos tipificados por la Ley del


Medio Ambiente y el Código Penal boliviano, las
actuaciones, actas, informes y pruebas recogidas por la
DICOPAN serán elevadas a la fiscalía departamental para la
prosecución de las investigaciones conforme a Ley”.

En principio, es menester referir, como se destacó en el


Fundamento Jurídico III.4.2 de este fallo constitucional, que
ante la inexistencia de la ley nacional que regule la clasificación
del Patrimonio Natural, así como los principios que lo rigen y las
disposiciones para su gestión; no es posible que este Tribunal
pueda definir el alcance de la reserva legal contenida en el
art. 346 de la CPE, pues sólo el Órgano Legislativo, en ejercicio
de la potestad constitucional referida, puede definir los límites
de la gestión sobre el patrimonio natural, según su clasificación.
Ya que de otra forma este Órgano Contralor de
Constitucionalidad, de forma arbitraria, incurriría en forzar a la
Asamblea Legislativa Plurinacional, las delimitaciones de las
asignaciones competenciales sobre esa materia, respecto a las
cuales, dicho Órgano Deliberativo tiene libertad de
configuración, en el marco señalado por el art. 346 de la CPE y
87.I de la LMAD.

No obstante de ello, al haberse formulado cargos por los que la


Asamblea Legislativa Plurinacional, reclama su competencia
presuntamente invadida por los arts. 64.II, 65.I, 66, 67, 68, 69,
70 y 71 de la Ley Departamental 98, respecto la competencia
exclusiva del nivel central del Estado, contenida en los arts.
298.II.6 “Régimen General de Biodiversidad y medio ambiente”,
298.II.7 “Política Forestal y régimen general de suelos, recursos y
bosques”, 298.II.19 “Áreas Protegidas de responsabilidad del nivel
central del Estado; corresponde ingresar a su análisis, para dar
respuesta a los elementos que fueron demandados.

Así, de los artículos citados precedentemente de la Ley


Departamental 98, se tiene, por una parte, que dichas normas
extienden la facultad de inspección y vigilancia sobre las áreas
protegidas nacionales, municipales y predios de dominio privado
con reservas del patrimonio natural, entre otros; como así
también, la imposición de medidas precautorias ante hechos
flagrantes contra el medio ambiente, que comprenden la
suspensión de actividades, decomiso de medios de perpetración
y ejemplares de fauna y flora de tenencia ilegal, así como a la
determinación de las infracciones y sanciones, según se traten

106
de faltas graves o leves, y el procedimiento a seguir.

Al respecto, es menester referir que si bien el art. 95 de la Ley


del Medio Ambiente dispone que “…las Secretarías
Departamentales con la cooperación de las autoridades
competentes realizarán la vigilancia e inspección que consideren
necesarias para el cumplimiento de la presente Ley y su
reglamentación respectiva.

Para efectos de esta disposición el personal autorizado tendrá


acceso a lugares o establecimientos objeto de dicha vigilancia e
inspección”. Esta competencia es concurrente, conforme al
art. 299.II.4 de la CPE, de modo que la potestad legislativa se
encuentra en poder del gobierno central, quedando excluido el
nivel departamental –en este caso, la Asamblea Legislativa
Departamental de Santa Cruz−, de emitir legislación alguna
sobre dicha materia.

Por otra parte, no es menos importante recalcar que al


configurar el régimen disciplinario a las infracciones establecidas
por la legislación de medio ambiente, forestal y de bosques y
otras normas sectoriales, en el art. 68, la Ley Departamental 98,
efectúa una clasificación sobre las mismas en leves y graves, las
mismas que se desarrollan en los artículos posteriores; siendo
pertinente aclarar, al respecto, que la jurisprudencia
constitucional, en la DCP 0074/2017 de 25 de septiembre,
estableció lo siguiente: “Inicialmente cabe señalar que
conforme al art. 299.II.4 de la CPE, es competencia
concurrente entre el nivel central del Estado y los gobiernos
autónomos la ‘Conservación de suelos, recursos forestales y
bosques’; asimismo, el art. 384.II de la CPE, establece una
reserva de ley en favor del nivel central del Estado para
regular la protección y aprovechamiento de las especies
forestales; a partir de esos postulados, se tiene que la
competencia de los gobiernos autónomos queda
limitada solo a la conservación de los recursos
forestales y bosques y por otro lado, que la
reglamentación y ejecución que emane de éstos -por
la naturaleza de la competencia concurrente
circunscrito únicamente a las actividades de
conservación- debe estar en función a la ley del nivel
central del Estado; y que solo circunstancialmente podría
desplegar funciones relacionadas al control del cumplimiento
de normas relacionadas al uso de éstos recursos; por tanto,
el nivel municipal no puede atribuirse de manera unilateral
una función que no haya emergido como fruto de la
delegación del nivel que detenta la facultad legislativa ” (las

107
negrillas nos corresponden).

108
En consecuencia, el art. 64.II de la Ley Departamental 98,
excede dicha atribución al disponer que la DICOPAN puede
efectuar la tarea de vigilancia y control sobre áreas protegidas
nacionales, municipales y otras, en dispensa de la entidad
rectora del medio ambiente, a cargo de la Cartera de Estado
mencionada, e inclusive dándole potestad para imponer
medidas precautorias, como se tiene del art. 65.I de la
indicada Ley; soslayándose además, que las infracciones
administrativas y procedimientos para su sanción, se encuentran
previstos en la Ley del Medio Ambiente.

Asimismo, es de considerar que por mandato del art. 299.II.1


de la CPE, la competencia concerniente a: “Preservar, conservar
y contribuir a la protección del medio ambiente y fauna silvestre
manteniendo el equilibrio ecológico y el control de la
contaminación ambiental” es de carácter concurrente, así
también se tiene del art. 88.V de la LMAD.

Por lo tanto, conforme a la competencia concurrente establecida


en el art. 299.II.1 de la CPE, corresponde al nivel central del
Estado legislar sobre protección a la fauna, y si bien la ETA
departamental, en ejercicio de su competencia exclusiva
establecida en el art. 300.I.18 de la Norma Suprema, puede
legislar sobre aquellas especies animales declaradas como
patrimonio departamental, respecto a las cuales podrá legislar a
efectos de su conservación. En el caso de las estipulaciones del
art. 65 de la Ley Departamental 98, se tiene que este precepto
pretende establecer mediante ley que la ETA departamental
procederá al decomiso de medios de perpetración, y ejemplares
de fauna y flora de tenencia ilegal; sin embargo, dichas acciones
establecidas en el mencionado artículo, tienen una finalidad de
protección de la fauna, y no así de conservación de la misma.

Por consiguiente, el contenido de la norma analizada


corresponde a un área de competencia de la Asamblea
Legislativa Plurinacional.

Constatándose en consecuencia, que los arts. 64.II, 65.I, 68,


69, 70 y 71 de la Ley Departamental 98, invaden la
competencia privativa de “Política general y régimen general de
Biodiversidad y Medio Ambiente”, además de las competencias
exclusivas de “Política forestal y régimen general de suelos
recursos forestales y bosques y la de áreas protegidas bajo
responsabilidad del nivel central del Estado”, y las previsiones
del art. 88 de la LMAD.

De manera similar, se pronunció la jurisprudencia constitucional,

108
en la DCP 0042/2014 de 25 de julio, al disponer: “De otro lado,
debe tenerse presente que a la extinción de los sistemas
regulatorios, emergente de la implantación del nuevo orden
constitucional, las funciones de estas entidades han sido
absorbidas por los ministerios respectivos, o han quedado a
cargo de nuevas entidades públicas.

En función al nuevo rol que desempeña el Estado en la


economía, le corresponde a éste dirigir y regular los procesos
de producción, distribución y comercialización de bienes y
servicios, así como ejercer la dirección y control de los
sectores estratégicos.

Con este propósito, el DS 071 de 9 de abril de 2009,


crea la Autoridad de Fiscalización y Control Social de
Bosques y Tierra, entidad que entre otras atribuciones
tiene a su cargo ejecutar acciones de prevención,
control y fiscalización de los usos inadecuados de los
recursos forestales, imponiendo sanciones cuando
corresponda; como también realizar inspecciones y
auditorías forestales a las actividades autorizadas
sobre esta materia.

Esta competencia se sustenta en lo dispuesto por el art.


387.II de la CPE, que remite a una ley la protección y
aprovechamiento de las especies forestales de
relevancia socioeconómica, cultural y ecológica;
disposición legal que eventualmente recae en la Ley
Forestal, aplicable por mandato del art. 70.II de la
LMAD, por la que el nivel central del Estado, ejerce la
facultad legislativa de las competencias concurrentes
previstas en el art. 299.II.7 y 11 de la CPE” (las negrillas
son nuestras).

No obstante de ello, como se refirió en el apartado anterior,


cabe destacar que por el principio de autotutela de la
administración, y al haberse declarado competente a la
Asamblea Legislativa Plurinacional para que pueda ejercer su
potestad administrativa, es menester que ésta se adecúe a los
alcances a ser definidos respecto a la clasificación del
Patrimonio Natural departamental, sus principios y disposiciones
para su gestión, en la ley nacional a emitirse por la Asamblea
Legislativa Plurinacional, en ejercicio de la reserva de ley del art.
346. No siendo posible que este Tribunal, efectúe un análisis
exhaustivo de los arts. 66 al 71, precisamente porque no existe
el parámetro otorgado por la ley nacional, que identifique con
precisión el alcance de las asignaciones competenciales sobre el

109
patrimonio natural.

110
En consecuencia, corresponde declarar competente a la
Asamblea Legislativa Departamental, para establecer el
régimen sancionador respecto a la materia de
preservación y conservación del patrimonio natural
dentro de su jurisdicción; y por lo tanto, compatible al
régimen autonómico los arts. 9, 66 y 67 de la Ley
Departamental 98, al estar comprendido dentro del
alcance de la facultad legislativa sobre la competencia
exclusiva del nivel departamental del Estado, prevista
en el art. 300.I.18 de la CPE, relativa a la “Promoción y
conservación del patrimonio natural departamental”.

Y por otra parte, al haberse evidenciado que el régimen


sancionador contenido en los arts. 64.II, 65.I al 71 de la
Ley Departamental 98, contienen previsiones que
irrumpen con la facultad legislativa de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, sobre sus competencias
privativas de la Política General de Biodiversidad y
Medio Ambiente, además de la competencia exclusiva de
“Política forestal y régimen general de suelos recursos
forestales y bosques y la de áreas protegidas bajo
responsabilidad del nivel central del Estado”, como se
fundamentó en párrafos precedentes, corresponde
declarar nulos los arts. 64.II, 65.I hasta el art. 71 de la
Ley Departamental 98, declarando competente a la
Asamblea Legislativa Plurinacional sobre dichas
competencias.

No obstante de ello, en virtud a la facultad


configuradora que le asiste sobre régimen
administrativo sancionatorio para la promoción y
conservación del Patrimonio Natural Departamental, la
Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz,
tiene plena potestad para volver a legislar régimen de
faltas y sanciones, conforme a su competencia exclusiva
conferida por el art. 300.I.18 de la CPE y en el marco de
lo que fuera a desarrollarse por la Ley Nacional del
Patrimonio Natural, a emitirse por el nivel central del
Estado.

5) Codificación sustantiva y adjetiva en materia civil,


familiar, penal, tributaria, laboral, comercial, minería
y electoral (art. 298.I.21 de la CPE), supuestamente
invadida por los arts. 17 (Actividad Minera) y 65
(Medidas precautorias) parágrafo III de la Ley
Departamental 98.

110
Como se refirió en el inc. 4) del Fundamento Jurídico III.4.2 de
este fallo constitucional, en el que se analizó la denuncia de
vulneración de las competencias privativas del nivel central del
Estado por parte del Asamblea Legislativa Departamental, al haber
legislado en su art. 17 de la Ley Departamental 98, sobre la
“Actividad Minera” en su jurisdicción; se advirtió en dicho examen,
que el artículo cuestionado, invade la competencia privativa del
gobierno central de “Codificación sustantiva y adjetiva en materia
civil, familiar, penal, tributaria, laboral, comercial, minería y
electoral” (art. 298.I.21 de la CPE), la misma que por su propia
naturaleza, admite la facultad legislativa como potestad del
Órgano Legislativo Nacional.

De modo que, reiterando los fundamentos por los cuáles, se


declaró la nulidad del art. 17 de la Ley Departamental 98, es
evidente que este precepto es incompatible con el régimen de
asignaciones competenciales, pues incorpora a la codificación en
materia minera una serie de restricciones y condiciones para su
ejecución; no obstante que, como se reitera, sólo el gobierno
central tiene potestad legislativa sobre la actividad minera en el
territorio nacional, de conformidad además, a la Política General
de Biodiversidad y Medio Ambiente, en cuanto a lo concerniente
con esta materia.

Ahora bien, en lo que respecta al art. 65.III de la Ley


Departamental 98, se denuncia que éste vulnera la competencia
privativa del nivel central del Estado, referente a la “Codificación
sustantiva y adjetiva en materia civil, familiar, penal, tributaria,
laboral, comercial, minería y electoral”, prevista en el art.
298.I.21 de la CPE; así, se tiene que cuenta que el precepto
legal cuestionado, dispone lo siguiente:

“ARTÍCULO 65 (MEDIDAS PRECAUTORIAS).

(…)

III. Las medidas precautorias de inmediato cumplimiento,


constituyen título que amerita ejecución por el juez competente”.

De cuyo texto se advierte de manera incontrovertible, que el


legislador departamental ha dispuesto, mediante una Ley
aplicable únicamente a su jurisdicción, la constitución de un
título ejecutivo sobre las “medidas precautorias”, el que a su vez
deberá ser ejecutado por una autoridad judicial.

Aspecto que sin duda vulnera la competencia privativa del nivel

111
central del Estado, sobre la “Codificación sustantiva y adjetiva en
materia civil, familiar, penal, tributaria, laboral, comercial, minería
y electoral”, pues –sin distinguir la materia del derecho–incorpora
a la legislación procesal que es de alcance nacional en todo su
territorio, la ejecución judicial de un título sólo en la jurisdicción
del departamento de Santa Cruz; previsión legal que es
abiertamente contraria a la facultad legislativa que ostenta
únicamente la Asamblea Legislativa Plurinacional, sobre la
codificación procesal.

En consecuencia, corresponde declarar competente a la


Asamblea Legislativa Plurinacional sobre la competencia
privativa de “Codificación sustantiva y adjetiva en
materia civil, familiar, penal, tributaria, laboral,
comercial, minería y electoral”; y en consecuencia, nulo
el art. 65.III de la Ley Departamental 98.

6) Política económica y planificación nacional (art.


298.I.22 de la CPE), supuestamente invadida por los
arts. 11 (Definiciones) numerales 14, 15 y 17; y 12
(Integración a las Políticas, Planes, Programas,
Actividades, Obras y Proyectos).

Sobre el ejercicio de la competencia privativa del nivel central


del Estado, vinculada a la “Política económica y planificación
nacional” (art. 298.I.22 de la CPE), la jurisprudencia
constitucional ha referido lo siguiente: “En el marco de los fines
que sustentan las bases del Estado Plurinacional, es
prioritario que los niveles de gobierno se alineen a un plan
maestro que de manera coherente y coordinada permita
estructurar, definir y programar planes estratégicos de largo y
mediano, que paulatinamente se materialicen mediante
planes operativos anuales o de corto plazo, que descuelguen
objetivos de gestión tendientes a la satisfacción de las
necesidades básicas y fundamentales de la sociedad civil en
torno a la filosofía del Vivir Bien; este plan general,
denominado por el Constituyente como Plan de Desarrollo
Económico y Social, contiene las políticas de Estado que
orientan y a las que, todos los programas de gobierno en
todos sus niveles, deben sujetarse.

Este proceso coordinado y a la vez concordado de


construcción del plan maestro, constituye una competencia
privativa del nivel central del Estado conforme al art. 298.I.22
de la CPE, de manera que todos los niveles de gobierno
autonómico, incorporarán su propia planificación conforme a
las directrices del Estado Central; lo que involucra las políticas

112
de planificación y ordenamiento territorial, según establece el
art. 298.II.33 de

113
la misma Norma Suprema, competencia desarrollada en la
Ley Marco de Autonomías y Descentralización ‘Andrés Ibáñez,
que asigna al nivel central, la responsabilidad de diseñar la
política nacional de planificación y el Plan Nacional de
Ordenamiento Territorial, estableciendo normas técnicas de
cumplimiento obligatorio de acuerdo a los objetivos y metas
del Plan General de Desarrollo, políticas que deben fijar las
directrices para la elaboración de los Planes de Ordenamiento
Territorial y planes de uso del suelo departamentales,
municipales y de las AIOC, (art. 94.I.1 LMAD).

Luego, todos los planes de gobierno para el desarrollo


de las AIOC municipales, regionales y
departamentales, deben diseñarse de manera
coordinada entre sí y en concordancia con el Plan de
Desarrollo Económico y Social. Al respecto la DCP
0047/2015, recogió el siguiente entendimiento:
‘Sobre el modo en que debe estructurarse el plan de
ordenamiento urbano y territorial, la DCP 0016/2015
de 16 de enero, efectuó el siguiente entendimiento: ‘El
ordenamiento territorial es uno de los componentes
fundamentales de la planificación del desarrollo
sostenible, que tiene por objeto organizar el uso y la
ocupación del territorio, atendiendo sus
potencialidades biofísicas, socio económicas y
político-institucionales, proceso que por tratarse de
espacios geográficos que no necesariamente
responden a la organización político administrativa
del país, debe realizarse de manera participativa entre
todos los niveles de gobierno y de forma íntegra,
concurrente y precautoria, dado que de ello
dependerá la formulación e implementación de
políticas de uso y ocupación del territorio a nivel
nacional, con la consiguiente inversión pública y/o
privada, para la organización de asentamientos
humanos, provisión de servicios públicos y otros.

Por esta razón, esta competencia asignada a todos los


niveles de gobierno, necesariamente será ejecutada
de manera coordinada, así prevé el art. 302.I.6 de la
CPE, cuando dispone que la elaboración de los planes
de ordenamiento territorial y de uso de suelos, debe
plasmarse en coordinación con los planes similares del
nivel central del Estado, el nivel departamental
respectivo y los que correspondan a las autonomías
indígena originario campesinasʹ.

114
Sin embargo, la norma en cuestión no destaca el proceso

115
participativo y coordinado que mediará en la elaboración de
este tipo de planes de ordenamiento territorial, como en los
planes de desarrollo municipal que conforme al art. 302.I.42
de la misma Norma Suprema, también importa una labor
coordinada con el nivel departamental y nacional, toda vez
que en el marco del art. 316.1 de la Ley Fundamental, la
planificación económica y social, responde a una competencia
de exclusividad nacional, que se materializa de manera
coordinada con las entidades territoriales autónomas., lo que
conlleva la incompatibilidad de la misma, por no responder al
mandato constitucional relativo a la materia; en
consecuencia, corresponderá al estatuyente municipal
reformular la regulación de acuerdo al entendimiento
anterior” (negrillas añadidas) (DCP 0134/2016 de 15 de
noviembre).

En ese orden, la Constitución Política del Estado, le encomienda


al nivel central del Estado, en términos de exclusividad, la
formulación y aprobación de la “Política económica y
planificación nacional”; a cuyo propósito, el art. 93.I de la
LMAD, le otorga las siguientes competencias privativas:

“1. Conducir y regular el proceso de planificación del desarrollo


económico, social y cultural del país, incorporando las
previsiones de las entidades territoriales autónomas.
2. Diseñar e implementar el Sistema de Planificación Integral
del Estado mediante ley aprobada por la Asamblea
Legislativa Plurinacional, incorporando a las entidades
territoriales autónomas.
3. Formular y aplicar el Plan General de Desarrollo en
base al plan de gobierno y a los planes sectoriales y
territoriales. El Plan será de cumplimiento obligatorio por
parte de todos los actores, entidades públicas y entidades
territoriales autónomas.
4. Coordinar los procesos de planificación de los municipios y
de las autonomías indígena originaria campesinas, en
coordinación con los gobiernos departamentales”.

Sobre las cuales, tiene el monopolio de las facultades legislativa,


ejecutiva y reglamentaria; las mismas que son indelegables.

Y, por su parte, el nivel autonómico departamental, ostenta las


siguientes competencias exclusivas, y por tanto, con facultad
legislativa, sobre:

“1. Diseñar y establecer el plan de desarrollo económico y


social del departamento, incorporando los criterios del

114
desarrollo económico y humano, con equidad de género e

115
igualdad de oportunidades, considerando a los planes
de desarrollo municipales e indígena originario
campesinos, en el marco de lo establecido en el
Plan General de Desarrollo.
2. Coordinar los procesos de planificación de los municipios y
de las autonomías indígena originaria campesinas de su
jurisdicción”.

Bajo esta fórmula, la Constitución Política del Estado y la Ley


Marco de Autonomías y Descentralización, distribuye entre esos
niveles de gobierno las potestades y actividades con las que se
despliega en la práctica la competencia de “Política económica y
planificación nacional”, quedando algunas dimensiones de esta
materia, repartidas entre los niveles de gobierno, ya sea para
legislar, ejecutar, reglamentar o realizar otras funciones; de
modo que el alcance de esta competencia, es diferente para
cada nivel del Estado.

Hecha esta aclaración, conviene hacer cita de los artículos de la


Ley Departamental 98, que se acusan como invasivos de la
competencia privativa del nivel central del Estado, sobre
“Política económica y planificación nacional”, contenida en el
art. 298.I.22 de la CPE. Así, dichos preceptos indican:

“ARTÍCULO 11 (DEFINICIONES). Para los efectos de la


presente Ley y su reglamentación entiéndase por:

(…)

14) Plan Maestro.- Es el Instrumento de planificación dinámico


y actualizable de la DICOPAN, que establece los objetivos,
directrices y acciones estratégicas de conservación del
Patrimonio Natural Departamental; del Sistema
Departamental de Conservación del Patrimonio Natural y
de las diferentes Unidades de Conservación del Patrimonio
Natural del Departamento de Santa Cruz. Es un
instrumento macro que actúa con carácter
complementario y supletorio a los instrumentos de
gestión vigentes, en caso que éstos no se hubieran
elaborado o requieran perfeccionamiento.

15) Plan de Manejo.- Es el Instrumento de Gestión


fundamental, que ordena espacialmente la Unidad de
Conservación del Patrimonio Natural, coadyuva a la
gestión y conservación de bienes y recursos existentes
dentro de ellas; y contiene las directrices,
lineamientos y políticas para su gestión,

116
modalidades de manejo, asignación de usos y
actividades permitidas con sujeción a lo establecido
en la presente Ley, su Reglamento General y demás
normas complementarias.

(…)

18) Instrumentos de Gestión.- Es el conjunto de


medidas conducentes a la conservación de bienes,
recursos y funciones ecosistémicas en una
determinada Unidad de Conservación del
Patrimonio Natural compuestos por:

a) El Plan de Manejo.
b) El Plan de Protección.
c) Los Reglamentos de Uso.
d) Otros creados por norma expresa.

ARTÍCULO 12 (INTEGRACIÓN A LAS POLÍTICAS,


PLANES, PROGRAMAS, ACTIVIDADES, OBRAS Y
PROYECTOS).

En el marco de la coordinación interinstitucional, en la definición


de políticas, planes, programas, actividades, obras y proyectos,
sean estos nacionales, departamentales, municipales,
sectoriales, multisectoriales, públicos y/o privados, que tengan
incidencia sobre los espacios territoriales que conforman el
Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio Natural,
con carácter previo y obligatorio a su aprobación por parte de la
autoridad competente correspondiente, deberán considerarse
las prescripciones de la presente Ley, su Reglamento General,
disposiciones y normas técnicas relacionadas con las Unidades
de Conservación del Patrimonio Natural; así como el resto de la
legislación nacional, municipal y sectorial relacionada con áreas
protegidas nacionales, municipales, reservas privadas del
patrimonio natural, espacios prioritarios de conservación,
servidumbres administrativas ecológicas, corredores biológicos,
tierras de protección y uso de suelo departamental; con la
finalidad de compatibilizar sus objetivos con la conservación del
Patrimonio Natural Departamental”.

En ese orden, habida cuenta que los preceptos citados tienen


que ver con la legislación departamental sobre su competencia
exclusiva de “Promoción y conservación del patrimonio natural
departamental” –cuál es el objeto de la Ley Departamental 98–,
es preciso recordar que el alcance de la misma, con el objeto de
desarrollar dicha materia en su jurisdicción, se restringe a la

116
promoción y conservación del patrimonio natural; por lo tanto,
las regulaciones que impliquen la planificación sobre esta
competencia exclusiva, no pueden exceder el mandato
constituyente ni las asignaciones competenciales establecidas
en los arts. 87, 88 y 89 de la LMDA, las mismas que deben
guardar un orden armónico con el art. 300.I. 2; 32; y, 35 de la
CPE, numerales en los que se señala como competencias
exclusivas de los gobiernos departamentales autónomos en su
jurisdicción: planificar y promover el desarrollo humano;
elaborar y ejecutar planes de desarrollo económico y social
departamental; así como planificar el desarrollo departamental
en concordancia con la planificación nacional; respectivamente.

Sobre el art. 11 numerales 14, 15, y 17 de la Ley


Departamental 98

Hecha esa aclaración previa e ingresando al análisis del art. 11.


14; 15; y, 17 de la Ley Departamental 98, se advierte que en
dicha regulación, se incluye dentro del Sistema Departamental
de Conservación de Patrimonio Natural, a las áreas protegidas
de carácter nacional, tal como se prevé de los arts. 21.2 y 22 de
la misma Ley; las mismas que por su propia naturaleza y según
se señala en la jurisprudencia constitucional, son de
responsabilidad exclusiva del nivel central del Estado, tal es así,
que es esta instancia de gobierno la única facultada para emitir
la normativa reguladora sobre dicha materia, de conformidad a
los arts. 298.II.19 de la CPE y 88.II numerales 1 y 2 de la
LMAD, anteriormente citada; a la que además ha asignado un
organismo técnico operativo, como es el Servicio Nacional de
Áreas Protegidas, creado mediante DS 25158 de 4 de
septiembre de 1998 y el Reglamento General de Áreas
protegidas, aprobado mediante DS 24781 de 31 de julio de
1997; normativa que en ejercicio de la facultad privativa
correspondiente al nivel central del Estado, legisla sobre las
áreas protegidas de carácter nacional asignando los
instrumentos técnicos para su gestión, por lo que una ley
departamental no puede disponer la creación de instrumentos
de gestión ajenos a la normativa nacional, que, se reitera, tiene
la competencia privativa sobre el manejo de áreas protegidas,
con alcance en todo el territorio del Estado Plurinacional de
Bolivia.

A propósito de ello, es preciso recordar que por disposición del


art. 298.II.19 de la CPE, es de competencia exclusiva del nivel
central del Estado, las “Áreas protegidas bajo responsabilidad del
nivel central del Estado”; entendiéndose por ello, que “El art. 385.I
de la CPE, respecto a la materia regulada por el proyecto de
117
Norma

118
Básica Institucional, señala: “Las áreas protegidas constituyen un
bien común y forman parte del patrimonio natural y cultural del
país; cumplen funciones ambientales, culturales, sociales y
económicas para el desarrollo sustentable”, en ese entendido, la
Ley Marco de Autonomías y Descentralización en su art.
88, establece: “(BIODIVERSIDAD Y MEDIO AMBIENTE).
I. De
acuerdo a la competencia privativa Numeral 20 del
Parágrafo I del Artículo 298 y la competencia exclusiva
del Numeral 6 del Parágrafo II del Artículo 298 de la
Constitución Política del Estado, el nivel central del
Estado tiene la competencia exclusiva de diseñar,
aprobar y ejecutar el régimen general de gestión de
biodiversidad y medio ambiente, en base a la
competencia privativa de diseñar la política general que
orienta al sector. II. De acuerdo a la competencia exclusiva
del Numeral 19 del Parágrafo II del Artículo 298 de la
Constitución Política del Estado el nivel central del Estado tiene
las siguientes competencias exclusivas: 1. Elaborar y ejecutar
el régimen de áreas protegidas, así como las políticas
para la creación y administración de áreas protegidas en
el país”, consiguientemente, son normas de nivel central
del Estado las que deben declarar cuáles son las áreas
protegidas a nivel nacional, restándoles a las autoridades
municipales la administración de aquellas que estén asentadas en
su territorio y jurisdicción, mismas que no pueden ser llamadas
‘biodiversidad municipal’, consecuentemente, el art. 161.I, es
incompatible” (DCP 0052/2016 de 23 de mayo).

En ese orden, siguiendo la jurisprudencia constitucional referente a


la política de planificación del nivel central del Estado (DCP
0134/2016 de 15 de noviembre), es pertinente referir que en
ejercicio de dicha competencia privativa, se ha emitido la Ley del
Sistema de Planificación del Estado, que articula la planificación
estatal en todos los niveles del Estado, la que se orienta a los
lineamientos construidos por el nivel central.

En consecuencia a dicha Ley, los instrumentos técnicos de


planificación, no son supletorios, ni se encuentran supeditados a la
aprobación o vigencia de normas emergentes de los niveles
subnacionales; más al contrario, son éstos los que se orientan a los
fines de la planificación nacional, de modo que los incisos
observados del numeral 11 de la Ley Departamental 98, invaden la
competencia referente a la planificación estatal, pues es solo el nivel
central del Estado el único facultado para orientar la política de
planificación estatal, con la determinación de los instrumentos
técnicos para dicho efecto, a la que se encuentra subordinados los

118
niveles subnacionales.

Sobre el art. 12 de la Ley Departamental 98

119
Ahora, en lo que respecta al art. 12 de la Ley Departamental 98,
se tiene que este precepto prevé la integración “a las políticas,
planes, programas, actividades, obras y proyectos”, prescribiendo
que “En el marco de la coordinación interinstitucional, en la
definición de políticas, planes, programas, actividades, obras y
proyectos, sean éstos nacionales, departamentales,
municipales, sectoriales, multisectoriales, públicos y/o
privados, que tengan incidencia sobre los espacios
territoriales que conforman el Sistema Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural, con carácter previo
y obligatorio a su aprobación por parte de la autoridad
competente correspondiente, deberán considerarse las
prescripciones de la presente Ley su Reglamento General,
disposiciones y normas técnicas relacionadas con las
Unidades de Conservación del Patrimonio Natural; así
como el resto de la legislación nacional, municipal y
sectorial relacionada con áreas protegidas nacionales,
municipales, reservas privadas del patrimonio natural,
espacios prioritarios de conservación, servidumbres
administrativas ecológicas, corredores biológicos, tierras
de protección y uso de suelo departamental; con la
finalidad de compatibilizar sus objetivos con la
conservación del Patrimonio Natural Departamental” (las
negrillas y el subrayado son nuestros).

De donde se extrae que si bien el nivel departamental tiene


competencia exclusiva –y por tanto, facultad legislativa– sobre
el diseño y establecimiento del plan de desarrollo económico y
social del departamento y la coordinación de los procesos de
planificación de los municipios y de las autonomías indígena
originaria campesinas dentro de su jurisdicción, la asignación
competencial no le faculta a legislar sobre las obras y proyectos
nacionales, y mucho menos establecer para ellos, su sujeción a
la Ley Departamental 98; pues como se tiene del art. 298.II.11
de la CPE, la competencia sobre “Obras públicas de
infraestructura de interés del nivel central del Estado”, es
exclusiva del gobierno central y sólo éste puede emitir
legislación sobre esta materia y definir sus permisiones y
restricciones.

Por lo tanto, la inclusión de las obras públicas de infraestructura


del nivel central del Estado, en la planificación de políticas,
planes, obras, etc., con incidencia en las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural, excede el límite de dicha
competencia asignada para el nivel departamental de gobierno
por el art. 93.II de la LMAD, y por consecuencia, la competencia

120
privativa del nivel central del Estado referente a la “Política
económica y planificación nacional” y a las “Obras públicas de
infraestructura de interés del nivel central del Estado”.

Asimismo, la previsión del art. 12 de la Ley Departamental 98,


incide en la competencia exclusiva del nivel central del Estado
sobre “Áreas protegidas de responsabilidad del nivel central del
Estado”, al referirse al “resto de la legislación nacional, municipal
y sectorial relacionada con áreas protegidas”, ya que regula sobre
las áreas protegidas para la definición de políticas, planes,
programas, actividades, obras y proyectos, sean éstos nacionales,
municipales, departamentales, etc., regulando de esta forma
sobre dicha materia, en inobservancia del art. 298.II.19 de la CPE.

De todo lo referido, corresponde declarar competente a


la Asamblea Legislativa Plurinacional, sobre la facultad
legislativa de la competencia privativa del nivel central
del Estado, referente a la “Política económica y
planificación nacional”, así como sobre la competencia
exclusiva del nivel central del Estado, sobre “Áreas
protegidas de responsabilidad del nivel central del
Estado”; y en consecuencia, nulos los arts. 11.14.15 y 17
y 12 de la Ley Departamental 98.

4. Sobre la supuesta invasión a las competencias


exclusivas del nivel central del Estado

i. Recursos naturales estratégicos, que comprenden


minerales, espectro electromagnético, recursos
genéticos y biogenéticos y las fuentes de agua (art.
298.II.4 de la CPE): invadida por los arts. 5 (Fines)
numerales 7, 8 y 9; y 17 (Actividad Minera) de la Ley
Departamental 98.

Como se desarrolló en los Fundamentos Jurídicos III.4.1 y 2, en


lo que respecta a los arts. 5 numerales 7, 8 y 9; y 17 de la Ley
Departamental 98, los cuales, al regular sobre competencias
exclusiva y privativa del nivel central del Estado, fueron
declarados nulos, no corresponde mayor análisis en cuanto a
su incompatibilidad con el régimen competencial respecto a la
competencia exclusiva del nivel central del Estado referida a
“Recursos naturales estratégicos, que comprenden minerales,
espectro electromagnético, recursos genéticos y biogenéticos y
las fuentes de agua” (art. 298.II.4 de la CPE).

Sin embargo, únicamente a modo de aclaración y refuerzo de


los fundamentos jurídicos sobre los cuáles se sustentó la
120
declaratoria de nulidad de los arts. 5.7.8 y 9 y 17 de la Ley
Departamental 98, conviene enfatizar que los artículos 348 2,
3493, 3514, 3525 y 3536 de la CPE, establecen el enfoque general
de los recursos naturales, que articula con precisión la
asignación competencial por su carácter estratégico, según el
alcance la gestión que le corresponde a cada nivel del Estado,
para su uso y aprovechamiento.

A decir de Carlos Börht Irahola, se tiene: “Siete ejes se perciben


con nitidez.

1. Todos los recursos naturales son estratégicos y de interés


público para el desarrollo del país (artículo 348.II).

2. La propiedad y dominio sobre los recursos naturales son del


pueblo boliviano (artículo 349.I).

3. El Estado administra los recursos naturales, a través de


entidades públicas, mixtas, cooperativas o comunitarias,
pudiendo suscribir contratos de asociación con personas
jurídicas bolivianas o extranjeras (artículos 349.I y 351.II).

2
Artículo 348. I. Son recursos naturales los minerales en todos sus Estados, los hidrocarburos, el agua, el aire,
el suelo y el subsuelo, los bosques, la biodiversidad, el espectro electromagnético y todos aquellos elementos y
fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento. II. Los recursos naturales son de carácter estratégico y de interés
público para el desarrollo del país.

3
Artículo 349. I. Los recursos naturales son de propiedad y dominio directo, indivisible e imprescriptible del
pueblo boliviano, y corresponderá al Estado su administración en función del interés colectivo. II. El Estado
reconocerá, respetará y otorgará derechos propietarios individuales y colectivos sobre la tierra, así como derechos
de uso y aprovechamiento sobre otros recursos naturales.III. La agricultura, la ganadería, así como las actividades
de caza y pesca que no involucren especies animales protegidas, son actividades que se rigen por lo establecido
en la cuarta parte de esta Constitución referida a la estructura y organización económica del Estado.

4
Artículo 351. I. El Estado asumirá el control y la dirección sobre la exploración, explotación, industrialización,
transporte y comercialización de los recursos naturales estratégicos a través de entidades públicas, cooperativas o
comunitarias, las que podrán a su vez contratar a empresas privadas y constituir empresas mixtas. II. El Estado
podrá suscribir contratos de asociación con personas jurídicas, bolivianas o extranjeras, para el aprovechamiento
de los recursos naturales. Debiendo asegurarse la reinversión de las utilidades económicas en el país.
Herramientas para la construcción del Estado autonómico en Bolivia. III. La gestión y administración de los
recursos naturales se realizará garantizando el control y la participación social en el diseño de las políticas
sectoriales. En la gestión y administración podrán establecerse entidades mixtas, con representación estatal y de
la sociedad, y se precautelará el bienestar colectivo. IV. Las empresas privadas, bolivianas o extranjeras, pagarán
impuestos y regalías cuando intervengan en la explotación de los recursos naturales, y los cobros a que den lugar
no serán reembolsables. Las regalías por el aprovechamiento de los recursos naturales son un derecho y una
compensación por su explotación, y se regularán por la Constitución y la ley.

5
Artículo 352. La explotación de recursos naturales en determinado territorio estará sujeta a un proceso de
consulta a la población afectada, convocada por el Estado, que será libre, previa e informada. Se garantiza la
participación ciudadana en el proceso de gestión ambiental y se promoverá la conservación de los ecosistemas, de
acuerdo con la Constitución y la ley. En las naciones y pueblos indígena originario campesinos, la consulta tendrá
lugar respetando sus normas y procedimientos propios.

6
Artículo 353. El pueblo boliviano tendrá acceso equitativo a los beneficios provenientes del aprovechamiento
de todos los recursos naturales. Se asignará una participación prioritaria a los territorios donde se encuentren
estos recursos, y a las naciones y pueblos indígena originario campesinos.

121
4. El Estado reconoce, respeta y otorga:

(a) derechos propietarios sobre la tierra, sean individuales o


colectivos, y (b) derechos de uso y aprovechamiento sobre otros
recursos naturales (artículo 349.II).

5. El diseño de las políticas sectoriales relacionadas con el


aprovechamiento de los recursos naturales se realizará
garantizando la participación y control social (artículo 351.III).

6. La explotación de los recursos naturales deberá consultarse


siempre con la población afectada. En el caso de los pueblos
indígena originario campesinos la consulta se hará respetando
sus normas y procedimientos propios (artículo 352).

Precisiones sobre el régimen competencial en el anteproyecto


de la Ley Marco de Autonomías.

7. El pueblo boliviano tendrá ‘acceso equitativo’ a los beneficios


del aprovechamiento de los recursos naturales, asignándose una
participación prioritaria a los “territorios” donde se encuentren
los recursos, especialmente si se trata de las naciones y pueblos
indígena originario campesinos (artículo 353)”.

Sumándose a lo anterior, que por disposición del art. 348.II de


la CPE, el constituyente ha establecido que “Los recursos
naturales son de carácter estratégico y de interés público para
el desarrollo del país”, sin embargo, se establece un
“tratamiento especial sobre la agricultura, ganadería, caza y
pesca –es decir, de los recursos naturales renovables– diferente
al de los recursos naturales estratégicos, introduciendo por esa
vía dos ejes definitorios adicionales:

1. En la agricultura, ganadería, caza y pesca tienen libertad de


acción todos los sujetos productivos que integran la economía
plural, vale decir públicos, privados, comunitarios y cooperativas
(artículo 349.III).

2. En el caso de los recursos naturales estratégicos, sean estos


renovables o no renovables, el Estado asume el control y
dirección de toda la cadena productiva (exploración,
explotación, industrialización, transporte y comercialización),
pudiendo operar a través de entidades públicas, cooperativas o
comunitarias, las que, por su lado, tendrán la opción de realizar
las actividades productivas en forma directa, contratando a
empresas privadas y/o constituyendo empresas mixtas con

122
estas últimas (artículo 351.I). Esta diferenciación de regímenes
tiene importantes efectos en la distribución territorial de
competencias…” (Böhrt Irahola, 2010).

En consecuencia, se hace evidente que los niveles


subnacionales, particularmente al nivel departamental,
únicamente se le ha conferido potestad para “Ejecutar la política
general de conservación y protección de cuencas, suelos,
recursos forestales y bosques” (87.IV.1 de la LMAD);
“Reglamentar y ejecutar, en su jurisdicción, el régimen y las
políticas de residuos sólidos, industriales y tóxicos aprobadas
por el nivel central del Estado” (88.IV.2.a de la LMAD);
“Proteger y contribuir a la protección del medio ambiente y
fauna silvestre, manteniendo el equilibrio ecológico y el control
de la contaminación ambiental en su jurisdicción” (88.V.2.a de
la LMAD); “Elaborar, financiar y ejecutar proyectos de riego de
manera concurrente y coordinada con el nivel central del Estado
y las entidades territoriales autónomas e implementar la
institucionalidad del riego prevista en ley del sector, en
observación del Parágrafo II del Artículo 373 de la Constitución
Política del Estado” (89.II.2 de la LMAD); (88.III.2 de la
LMAD)”; las mismas que por emerger de competencias
concurrentes sobre la gestión del medio ambiente y recursos
naturales, dejan en potestad del nivel central del Estado, la
potestad legislativa y, por lo mismo, las competencias
conferidas al nivel departamental, únicamente les otorgan
potestad reglamentaria ye ejecutiva, por lo que estos gobiernos
subnacionales, no pueden ejecutarlas a través de una ley
departamental.

ii. Régimen general de recursos hídricos y sus servicios


(art. 298.II.5 de la CPE), supuestamente invadida
por los arts. 15 (Actividad Agropecuaria), 24
(Reservas privadas del Patrimonio Natural), 25
(Tierras de Protección) y 26 (Tierras de uso
restringido) de la Ley Departamental 98.

Con relación a la competencia exclusiva del nivel central del


Estado, contenida en el art. 298.II.5 de la CPE, que le otorga las
facultades legislativa, reglamentaria y ejecutiva al gobierno
central, para definir el “Régimen general de recursos hídricos y
sus servicios”, cabe destacar que por complementación de los
arts. 373 y ss. del Capítulo Quinto de la Norma Suprema, las
regulaciones particulares sobre los recursos hídricos se
establecen también por el nivel central de Gobierno, así se
entiende el parágrafo II del art. 373 de la Ley Fundamental, que
indica: “Los recursos hídricos en todos sus Estados, superficiales

123
y subterráneos, constituyen recursos finitos, vulnerables,
estratégicos y cumplen una función social, cultural y ambiental.
Estos recursos no podrán ser objeto de apropiaciones privadas y
tanto ellos como sus servicios no serán concesionados y están
sujetos a un régimen de licencias, registros y autorizaciones
conforme a Ley”, por lo que las políticas sectoriales también
forman parte de esta competencia exclusiva.

En consecuencia, las normas constitucionales citadas son


específicas en cuanto al tratamiento de los recursos hídricos, de
donde se advierte que la asignación competencial es exclusiva
del gobierno central y no hay posibilidad de la coexistencia de
competencias cruzadas entre otros niveles del Estado, salvo con
relación a las autonomías indígena originario campesinas, como
prevé el art. 304.III.4 de la CPE y para la elaboración y
ejecución de proyectos de riego (art. 89.II.2 de la LMAD); o
bien, en caso de delegación de las facultades reglamentaria y
ejecutiva a otros niveles del Estado (a la que se ajusta el
referido art. 89.II.2 de la LMAD), las mismas que por su
naturaleza, no se ejecutan mediante ley (por ser éste un acto
eminentemente legislativo).

Por lo tanto, al haberse calificado a los recursos hídricos como


estratégicos, no pueden ser objeto de apropiación privada, y su
uso y aprovechamiento queda sujeto a un “régimen de licencias,
registros y autorizaciones” (art. 373 de la CPE), quedando en
manos del nivel central del Estado, la gestión y regulación del
patrimonio hídrico, como se desprende de los arts. 374 y ss. de
la CPE. De allí y de acuerdo a los artículos referidos
anteriormente, se extrae que la normativa vigente no efectúa
una diferenciación de los recursos hídricos de interés
supradepartamental de aquellos otros de incumbencia
estrictamente departamental.

En ese sentido se pronunció la jurisprudencia constitucional, al


referir: “La Constitución a través de su art. 373.II, establece
que los recursos hídricos en todos sus Estados y formas de
presentación, constituyen recursos estratégicos porque
cumplen una función social, cultural y ambiental; y al tratarse
de elementos finitos, vulnerables, su uso y aprovechamiento
será objeto de un régimen de licencias, registros y
autorizaciones conforme a la ley que emita el nivel central del
Estado.

Al margen de la reserva legal mencionada, el régimen general


de los recursos hídricos y sus servicios, constituye una
competencia exclusiva del nivel central del Estado, según
124
dispone el art. 298.II.5 de la CPE.

125
En el marco de esta competencia, es responsabilidad del nivel
central del Estado, definir las políticas del sector, el marco
institucional de administración; las condiciones y restricciones
de uso y servicios; y la forma de otorgación y regulación de
derechos” (DCP 0022/2014 de 12 de mayo).

Sobre el art. 15 de la Ley Departamental 98

Ahora bien, ingresando al análisis del art. 15 de la Ley


Departamental 98, se tiene que éste dispone:

“ARTÍCULO 15 (ACTIVIDAD AGROPECUARIA). Para los


fines de la presente Ley, la actividad agropecuaria se sujetará a
las siguientes prescripciones:

1) Todo plan o programa de asentamientos humanos y


desarrollo rural, deberá someterse a las limitaciones
legales emergentes de la existencia de Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural, Áreas Protegidas
Nacionales y Municipales, de acuerdo a las categorías de
manejo y Planes de Manejo y Zonificación; así como a las
categorías y subcategorías de uso de suelo y sus reglas de
intervención establecidas en el Plan de Uso de Suelo del
Departamento de Santa Cruz;

2) A nivel predial, los titulares deberán cumplir con las


limitaciones legales que establecen servidumbres ecológicas,
en el mantenimiento de bosque natural, en el
establecimiento de cortinas rompevientos, así como el
mantenimiento en calidad y caudal de los cuerpos de
agua y cuencas hidrográficas que discurren al
interior de sus propiedades; la DICOPAN podrá de
manera coordinada con autoridades competentes de
los diferentes niveles territoriales de gobierno,
realizar acciones de inspección y vigilancia sobre
estos sitios”.

En lo que respecta al inc. 1) del art. 15 de la Ley Departamental


98, al regular sobre asentamientos humanos, incurre en
invasión competencial conferida al nivel central del Estado en
los arts. 268.II.29 de la CPE respectivamente; que establece
que los “Asentamientos humanos rurales” son de competencia
exclusiva del nivel central del Estado, que tiene bajo su
monopolio, la facultad legislativa, por lo que el nivel autonómico
departamental no puede emitir legislación alguna al respecto.

126
Por otra parte, en el numeral 2 del citado precepto legal, se
advierte que otorga a la DICOPAN la potestad de realizar
acciones de inspección y vigilancia sobre los predios, en cuanto
al mantenimiento en calidad y caudal de los cuerpos de agua y
cuencas hidrográficas; regulación que, a la luz de los preceptos
constitucionales sobre las asignaciones competenciales, además
de la jurisprudencia constitucional citada, resulta invasiva de la
competencia exclusiva del nivel central del Estado referente al
“Régimen general de recursos hídricos y sus servicios” (298.II.5
de la CPE), que le otorga las facultades legislativa,
reglamentaria y ejecutiva al gobierno central; de modo que no
existe facultad alguna otorgada a la Asamblea
Legislativa Departamental de Santa Cruz, para que
pueda legislar sobre el manejo de cuencas hidrográficas
y cuerpos de agua dentro de su jurisdicción, menos,
disponer que por instituciones ajenas al nivel central del
Estado, se lleven adelante tareas de vigilancia e
inspección, pues de acuerdo a lo ya anotado, las
políticas en materia de recursos hídricos, son potestad
del nivel central del Estado; debiendo declararse, en
consecuencia, nulo el art. 15 de la Ley Departamental.

Finalmente, sobre este punto, en lo que respecta al


cuestionamiento de los arts. 24, 25 y 26 de la Ley
Departamental 98, no amerita mayor pronunciamiento, habida
cuenta que éstos fueron declarados nulos por contravenir las
competencias privativas del nivel central del Estado, como se
tiene anotado en el Fundamento Jurídico III.4.1 inc. 4) de este
fallo constitucional.

iii. Régimen general de biodiversidad y medio ambiente


(art. 298.II.6 de la CPE), supuestamente invadida
por los arts. 16 (Actividad Forestal); 17 (Actividad
Minera); 18 (Actividades de Hidrocarburos); 21
(Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural); 22 (Áreas Protegidas
Nacionales); 43 (Inventario de Unidades e
Conservación del Patrimonio natural) parágrafo II;
47 (Atribuciones de la Gobernadora o Gobernador)
numerales 6 y 7; 48 (Atribuciones de la Secretaría
Departamental de Desarrollo Sostenible y Medio
Ambiente) numerales 1 y 2; 49 (Atribuciones de la
Dirección de Conservación del Patrimonio Natural)
numerales 1, 2, 4, 6 y 7; 9 (Potestad Administrativa
Sancionatoria); 64 (Inspección y vigilancia)
parágrafo II; 65 (Medidas precautorias); 66

126
(Infracciones y Sanciones); 67
(Procedimiento Administrativo
Sancionador); 68 (Infracciones); 69
(Infracciones leves); 70 (Infracciones graves); 71
(Sanciones) de la Ley Departamental 98.

Siguiendo lo desarrollado en el Fundamento Jurídico III.4.1 inc.


4) de este fallo constitucional, en cuanto a la política general de
biodiversidad y medio ambiente, como competencia privativa
del nivel central del Estado (art. 298.I.20 de la CPE), entendida
de forma concatenada con la competencia exclusiva asignada a
este mismo nivel de gobierno según el art. 298.II.6 de la Norma
Fundamental, bajo la materia de “Régimen general de
biodiversidad y medio ambiente”; se declaró la nulidad, entre
otros, de los arts. 16; 17; 18; 24, 25 y 26; y 64.II, 65, 68, 69,
70 y 71 de la Ley Departamental 98; sobre los cuales, no
amerita efectuar mayor pronunciamiento en este acápite.

En ese orden, bajo los fundamentos contenidos en el referido


Fundamento Jurídico, que versan también sobre la competencia
exclusiva del nivel central del Estado, sobre la materia de
“Régimen general de biodiversidad y medio ambiente”
(art. 298.II.6 de la CPE), se efectúa el análisis de los artículos
de la Ley Departamental 98, que, sobre la supuesta invasión de
la indicada competencia, en el texto denunciado por la parte
demandante, establecen:

Sobre los arts. 21, 22 y 43.II de la Ley Departamental 98

ARTÍCULO 21 (SISTEMA DEPARTAMENTAL DE


CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL). Con la
finalidad de conservar muestras representativas del patrimonio
natural y lograr una gestión integral y ecosistémica del mismo,
se crea el Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural (SISDEPAN), constituido por las
especies nativas de origen animal y vegetal, así como los
recursos genéticos y microorganismos que se
encuentren en los diferentes ecosistemas y aquellos
espacios territoriales de conservación del Departamento
de Santa Cruz existentes y priorizados, que se encuentren
dentro de las siguientes tipologías:

1) Unidades de Conservación del Patrimonio Natural de


acuerdo a las prescripciones de la presente Ley,
2) Áreas Protegidas de Carácter Nacional que forman
parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas,
3) Áreas Protegidas de Carácter Municipal,

127
4) Reservas Privadas del Patrimonio Natural legalmente

128
constituidas conforme las prescripciones de la Ley sectorial,
5) Tierras de Protección establecidas en la Ley sectorial,
6) Tierras de Uso Restringido establecidas por el Plan de Uso
de Suelo del Departamento de Santa Cruz,
7) Sitios Prioritarios de Conservación establecidos en el
Listado de Sitios Prioritarios de Conservación del
Patrimonio Natural Departamental como tipología
transitoria.
8) Especies nativas de fauna y flora, así como recursos
genéticos y microorganismos que sean declarados
patrimonio natural.

ARTÍCULO 22 (ÁREAS PROTEGIDAS NACIONALES).

I. Las Áreas Protegidas Nacionales que integran el


Sistema Nacional de Áreas Protegidas y están
presentes dentro de la jurisdicción del
Departamento de Santa Cruz, forman parte del
Patrimonio Natural Departamental y son parte
integrante del Sistema Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural.

II. La DICOPAN podrá realizar acciones de inspección y


vigilancia, y la Autoridad Departamental
Competente de Conservación del Patrimonio
Natural, podrá suscribir acuerdos de gestión
concurrente sobre las Áreas Protegidas Nacionales
con las autoridades correspondientes, en el marco
de lo establecido por la presente Ley y demás
normas aplicables.

ARTICULO 43 (INVENTARIO DE UNIDADES DE


CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL).

(…)

II. Con la finalidad de establecer el Inventario base, se


declaran y reconocen mediante la presente Ley
Departamental a las Unidades de Conservación del
Patrimonio Natural que se encuentran detalladas en
el Anexo I, con la correspondiente adecuación de su
categoría de manejo, reconocimiento de su base
legal de creación, objetivos de conservación,
instrumentos de gestión, organización y
administración.

Sobre estos artículos en particular, la parte demandante

128
cuestiona que se hubiera incluido a las áreas protegidas
nacionales y municipales como “Unidades de Conservación
Departamental”, entre las que se encuentran el Parque Nacional
y Área Natural de Manejo Integrado Amboró, el Parque Nacional
y Área Natural de Manejo Integrado KAA-IYA del Gran Chaco, el
Parque Nacional Noel Kempff Mercado, el Parque Nacional y
Área Natural de Manejo Integrado Otuquis y el Área Natural de
Manejo Integrado San Matías. Las mismas que por su calidad,
se encuentran bajo la gestión del nivel central del Estado y que
al estar legisladas por el nivel departamental de Santa Cruz,
interferirían con los comités de gestión conformados por
atribución del SERNAP y que se integran por comunidades y
pueblos indígena originario campesinos.

Al respecto, es menester referir que la denuncia de invasión


sobre la competencia exclusiva del nivel central del Estado
contenida en el art. 298.II.6 de la CPE, no sólo involucra al
“Régimen general de biodiversidad y medio ambiente”, sino
que, en particular se reclama la invasión del régimen de “Áreas
protegidas bajo responsabilidad del nivel central del Estado”,
materia que por su naturaleza, involucra a la biodiversidad y
medio ambiente.

Acerca de este punto, y reiterando lo desarrollado en el


Fundamento Jurídico III.4.1 inc. 4), se ha establecido con
claridad cuál es el alcance competencial del nivel central del
Estado sobre la biodiversidad y medio ambiente,
particularmente en lo que respecta a las áreas protegidas; que
según la previsión del art. 88 de la LMAD, abarca la elaboración
y ejecución del régimen de áreas protegidas, la administración
de áreas protegidas de interés nacional y en su caso, la
delegación o transferencia a los gobiernos departamentales
autónomos la administración de áreas protegidas que se
encuentren en su jurisdicción y no sean administradas por los
gobiernos municipales, autonomías indígena originario
campesinas y el gobierno nacional, conforme a ley de la
Asamblea Legislativa Plurinacional.

Quedando absolutamente claro que el nivel departamental -para


el presente conflicto que se analiza, el de Santa Cruz-, no tiene
competencia sobre las áreas protegidas, salvo que su
administración sea delegada por el nivel central del Estado
conforme a ley; caso en el que, por lógica consecuencia,
únicamente tendría potestad ejecutiva y reglamentaria, mas no
legislativa.

Por lo tanto, se hace evidente que no puede emitir legislación

129
sobre el régimen de áreas protegidas; incompatibilidad que se
advierte en los tres preceptos citados de la Ley Departamental
98, al incorporar como parte de las unidades de conservación,
adheridas al sistema departamental de Conservación del
Patrimonio Natural, a las áreas protegidas, regulando su gestión
y forma de aprovechamiento, bajo instrumentos que inclusive
son contrarios a normativa vigente emitida por la Asamblea
Legislativa Plurinacional, como la Ley Marco de la Madre Tierra y
Desarrollo Integral para Vivir Bien, el Servicio Nacional de Áreas
Protegidas, creado mediante DS 25158 de 4 de septiembre de
1998 y el Reglamento General de Áreas protegidas, aprobado
mediante DS 24781 de 31 de julio de 1997, entre otras. Y
asimismo, definir –concretamente en el art. 21 de la Ley
Departamental 98– la clasificación de patrimonio natural
departamental, lo que además lesiona la reserva de ley
conferida el nivel central del Estado, por el art. 346 de la CPE y
87.I de la LMAD.

Por otra parte, es evidente que al pretender en el art. 43.I de la


Ley Departamental 98, el inventario de unidades que
constituyen el patrimonio natural departamental, se vulnera el
art. 339.2 de la CPE, que dispone: “Los bienes de patrimonio del
Estado y de las entidades públicas constituyen propiedad del
pueblo boliviano, inviolable, inembargable, imprescriptible e
inexpropiable; no podrán ser empleados en provecho particular
alguno. Su calificación, inventario, administración, disposición,
registro obligatorio y formas de reivindicación serán regulados
por la ley”; derivando a reserva de ley a cargo del nivel central
del Estado inventariar el patrimonio público. Lo que genera la
nulidad por conexitud del parágrafo I del art. 43 de la referida
Ley departamental, ya que incluye en dicho inventario, a las
áreas protegidas.

En consecuencia, al ser evidente que los arts. 21


(Sistema Departamental de Conservación del Patrimonio
Natural); 22 (Áreas Protegidas Nacionales); 43
(Inventario de Unidades de Conservación del Patrimonio
natural), son invasivos de las competencias exclusivas
de “Régimen general de biodiversidad y medio
ambiente”, y particularmente la de “Áreas protegidas
bajo responsabilidad del nivel central del Estado”,
corresponde declarar su nulidad.

Sobre los arts. 47 incs. 6) y 7); 48 incs. 1) y 2); y 49


incs. 1), 2, 4), 5), 6) y 7) de la Ley Departamental 98

Dichos artículos, establecen:

130
“ARTÍCULO 47 (ATRIBUCIONES DE LA GOBERNADORA O
GOBERNADOR). La Gobernadora o Gobernador como máxima
autoridad en materia de Conservación del Patrimonio Natural
Departamental, de manera enunciativa más no limitativa, tendrá
las siguientes atribuciones relacionadas con la materia:

(…)

6) Definir las políticas y normas departamentales para la


conservación del Patrimonio Natural Departamental al
interior de las Unidades de Conservación;

7) Aprobar el Plan Maestro de Conservación del Patrimonio


Natural Departamental.

ARTÍCULO 48 (ATRIBUCIONES DE LA SECRETARÍA


DEPARTAMENTAL DE DESARROLLO SOSTENIBLE Y
MEDIO AMBIENTE). La SDSMA como instancia encargada de
formular las estrategias, políticas y planes de alcance
departamental para la conservación del Patrimonio Natural. De
manera enunciativa más no limitativa, le corresponde:

1) Definir políticas y proponer la aprobación de normas


departamentales para la conservación del Patrimonio
Natural Departamental ante el órgano departamental
correspondiente;

2) Aprobar los Planes de Manejo, el Plan de Protección, el


Plan de Monitoreo y el Listado de Sitios Prioritarios de
conservación.

ARTÍCULO 49 (ATRIBUCIONES DE LA DIRECCIÓN DE


CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL). La
Dirección de Conservación del Patrimonio Natural (DICOPAN),
de manera enunciativa más no limitativa, tendrá las siguientes
atribuciones:

1) Implementar las políticas destinadas a fortalecer y


desarrollar el Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural Departamental;

2) Formular el Plan Maestro, el Plan Estratégico Institucional de


la DICOPAN, los Planes de Manejo, Reglamentos y/o
Manuales para las Unidades de Conservación y el Listado de
Sitios Prioritarios de conservación y proponerlos a la
Instancia que corresponda para su aprobación;

131
(…)

4) Implementar el Plan de Monitoreo, el Plan de Protección y


otros planes de gestión de cada Unidad de Conservación del
Patrimonio Natural Departamental;
5) Mantener actualizado el inventario de Unidades de
Conservación, así como el estado de conservación de
bienes, recursos naturales y biodiversidad, formaciones
geológicas y funciones ecosistémicas existentes a nivel de
Unidades de Conservación del Patrimonio Natural;

6) Intervenir en la fase de elaboración de estudios de


evaluación de impacto ambiental y evaluación ambiental
estratégica en relación a políticas, planes, programas,
actividades, obras y/o proyectos que tuvieran alguna
incidencia directa o indirecta sobre las Unidades de
Conservación del Patrimonio Natural; debiendo emitir los
Informes Técnicos fundamentados con carácter previo a la
otorgación de la Licencia Ambiental, autorizaciones y
permisos.

7) Intervenir en la formulación de planes, programas y


proyectos con incidencia sobre las Unidades de
Conservación que integran el Sistema Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural, que sean elaborados y
aprobados por los diferentes niveles de gobierno, sean
nacionales, departamentales y/o municipales;”

Al respecto, se tiene que la cuestión de incompatibilidad


competencial reclamada por la parte demandante, radica
únicamente en que los artículos citados, establecen atribuciones
para el Ejecutivo del Gobierno Autónomo Departamental de
Santa Cruz, así como para la Secretaría Departamental de
Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente y la Dirección de
Conservación del Patrimonio Natural, de manera implícita sobre
las Áreas Protegidas, que como se tiene del art. 298.II.19 de la
CPE, son competencia exclusiva del nivel central del Estado;
aseveración que funda en la existencia de los arts. 21.2 y 22 de
la Ley Departamental 98, que incluían a las áreas protegidas
dentro del Sistema de Conservación del Patrimonio Natural
Departamental; artículos que, por otra parte, fueron declarados
nulos en el análisis precedente de este mismo inciso iv) del
Fundamento Jurídico III.4.4 del presente fallo constitucional.

Asimismo, la parte demandante reclama que los preceptos


mencionados, fueran invasivos sobre la competencia exclusiva

132
del nivel central del Estado respecto al régimen general de
Biodiversidad y medio ambiente, prevista en el art. 298.II.6 de
la CPE.

En ese orden, tras la declaratoria de nulidad de los arts. 21.2 y


22 de la Ley Departamental 98, la carga de incompatibilidad por
invasión competencial reclamada por la parte demandante, deja
de tener asidero; debiendo considerarse que las atribuciones
otorgadas a las referidas instancias administrativas reguladas
por los artículos citados de la Ley Departamental 98, deben
convenir en el objeto de dicha Ley, que ejecuta la facultad
legislativa del nivel departamental en cuanto a su competencia
exclusiva sobre la “Promoción y conservación del patrimonio
natural departamental” (art. 300.I.18 de la CPE). Es decir, que
las facultades asignadas se ejercen respecto a la materia del
Patrimonio Natural Departamental y se limitan únicamente a su
promoción y conservación.

Así, sobre el art. 47 incs. 6) y 7) de la Ley Departamental


98, se tiene que dichos incisos, establecen que el Gobernador del
departamento tendrá competencia para definir políticas y normas
sobre conservación del patrimonio natural departamental, así
como aprobar el plan maestro para dicho efecto; respecto a la
cual, no se advierte invasión de la facultad legislativa de la
Asamblea Legislativa Plurinacional, por cuanto –como se
mencionó anteriormente– los preceptos analizados se encuentran
relacionados con la competencia exclusiva del gobierno
departamental sobre la “conservación del patrimonio natural
departamental” 300.I.18 de la CPE; por lo que, no invaden la
facultad legislativa del nivel central del Estado.

Sobre el art. 48 incisos 1) y 2) de la indicada Ley, éstos


refieren que son atribuciones de la Secretaría Departamental de
Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, definir políticas y
proponer normas departamentales para la conservación del
patrimonio natural departamental, así como aprobar los planes
de manejo, protección, monitoreo y listado de sitios prioritarios
de conservación.

Así, en el mismo entendimiento de los anteriores dos incisos del


art. 47 previamente analizado, se tiene que el gobierno
departamental cuenta con competencia exclusiva respecto a
“conservación del patrimonio natural departamental”
(art. 300.I.18 de la CPE); infiriéndose que lo legislado en estos
numerales no excede dicho ámbito competencial, por
consiguiente, no se advierte invasión a la facultad legislativa del
nivel central del Estado.

133
Ahora bien, sobre el art. 49 incs. 1), 2), 4), 5), 6) y 7) de
la Ley Departamental 98, en primer término, respecto a los
incisos 1), 2) y 4) los mismos contienen normativa
relacionada a los instrumentos y planes a ser aplicados para las
Unidades de Conservación del Patrimonio Departamental, en tal
sentido se tiene que éstos incisos no son ajenos al ámbito de la
competencia exclusiva departamental sobre “promoción y
conservación del patrimonio natural departamental” según el
art. 300.I.18 de la CPE; por consiguiente, la emisión de los
referidos incisos mediante ley departamental no invade la
facultad legislativa del nivel central del Estado.

Sin embargo, sobre los incisos 5), 6) y 7) se tiene que éstos


últimos tratan sobre atribuciones de la Dirección de
Conservación del Patrimonio Natural respecto a áreas tales
como recursos naturales, biodiversidad, formaciones geológicas,
funciones ecosistémicas, intervenir en estudios de evaluación de
impacto y evaluación ambiental estratégica con carácter previo
al otorgamiento de licencia ambiental, así como intervenir en la
formulación de planes, programas y proyectos con incidencia en
las unidades que conservación y que sean elaboradas por el
resto de niveles de gobierno.

Así, respecto al inciso 5), se tiene que por mandato del art.
298.II.6 de la CPE, el régimen de biodiversidad y medio
ambiente es de competencia exclusiva del nivel central;
asimismo, de acuerdo al art. 299.II.1 de la CPE, se prevé que
“Preservar, conservar y contribuir a la protección del medio
ambiente y fauna silvestre manteniendo el equilibrio ecológico y
el control de la contaminación ambiental”, se constituye en una
competencia concurrente, en tal sentido la legislación sobre
estas temáticas corresponde al nivel central del Estado.

Sobre el inciso 6) de acuerdo a los arts. 298.II.6 y 345.2 de la


CPE, y conforme desarrolló el art. 88.III.2 de la LMAD, es
competencia del nivel central del Estado elaborar los regímenes
de evaluación de impacto ambiental y control de calidad
ambiental; por consiguiente, la legislación corresponde a la
Asamblea Legislativa Plurinacional.

Sobre el inciso 7) se tiene que en este caso en particular la


ETA departamental, de forma expresa, pretende legislar sobre
planes, programas y proyectos del nivel central del Estado,
advirtiéndose una evidente invasión sobre la facultad legislativa
que el referido nivel pudiera desarrollar sobre sus diferentes
planes, programas y proyectos tales como ser las establecidas

134
en el art. 91.I.1.a) de la LMAD, relacionada con la competencia
concurrente establecida en el art. 299.II.16 de la CPE; en este
entendido la legislación sobre planes, programas y proyectos del
nivel central del Estado solamente corresponden a dicho nivel
de gobierno, en especial teniendo en cuenta que las leyes del
legislativo nacional abarcan a todo el territorio nacional, por lo
que en este caso la ETA departamental invadió según éstos
fundamentos, la facultad legislativa de la Asamblea Legislativa
Plurinacional.

En consecuencia, conforme al análisis precedente,


corresponde declarar competente al nivel central del
Estado, respecto a su facultad legislativa sobre el
Régimen General de Biodiversidad y medio ambiente,
prevista en el art. 298.II.6 de la CPE; y en consecuencia,
nulo el art. 49 incs. 5, 6 y 7 de la Ley Departamental 98.

Y por otra parte, competente a la Asamblea Legislativa


Departamental de Santa Cruz, para legislar sobre las
atribuciones de la gobernadora o gobernador de dicho
departamento, así como de la Secretaría Departamental
de Desarrollo Sostenible y de la Dirección del patrimonio
natural, contenidas en los arts. 47 incs. 6) y 7); 48 incs.
1) y 2); y 49 incs. 1), 2, 4), de la Ley Departamental 98,
puesto que responden a la facultad legislativa vinculada
a la “Promoción y conservación del patrimonio natural
departamental”, como competencia exclusiva del nivel
departamental de gobierno (art. 300.I.18 de la CPE).

iv. Política forestal y régimen general de suelos,


recursos forestales y bosques (art. 298.II.7 de la
CPE): invadida por los arts. 15 (Actividad
Agropecuaria); 16 (Actividad Forestal); 24 (Reservas
privadas del Patrimonio Natural); 25 (Tierras de
Protección); 26 (Tierras de Uso Restringido); 33
(Parque Natural Departamental); 34 (Santuario
Natural Departamental); 9 (Potestad Administrativa
Sancionatoria);64 (Inspección y vigilancia) parágrafo
II; 65 (Medidas precautorias); 66 (Infracciones y
Sanciones); 67 (Procedimiento Administrativo
Sancionador); 68 (Infracciones); 69 (Infracciones
leves); 70 (Infracciones graves); 71 (Sanciones) de
la Ley Departamental 98.

Habiéndose declarado la nulidad de los artículos señalados de la


Ley Departamental 98, como se sustenta en el Fundamento
Jurídico III.4.2 de este fallo constitucional, por haber invadido la

135
competencia privativa del nivel central el Estado sobre la “Política
general de Biodiversidad y Medio Ambiente” (art. 298.I.20 de la
CPE), vinculada al “Régimen general de biodiversidad y medio
ambiente” y “Política Forestal y régimen general de suelos,
recursos forestales y bosques” -estas dos últimas, competencias
exclusivas del gobierno central, por previsión del art. 298.II.6 y
7-; no amerita mayor pronunciamiento en este acápite, al
dejarse sin efecto alguno los artículos cuestionados de la Ley
Departamental 98, siendo aplicables los fundamentos del
señalados Fundamento Jurídico III.4.2.

v. Obras públicas de infraestructura de interés del nivel


central del Estado (art. 298.II.11 de la CPE):
invadida por los arts. 12 (Integración a las Políticas,
Planes, Programas, Actividades, Obras y Proyectos);
19 (Obras públicas de infraestructura) de la Ley
Departamental 98.

Declarada la nulidad del art. 12 de la Ley Departamental 98,


conforme al inc. 6) del Fundamento Jurídico III.4.2., en el que se
determinó que dicho precepto invade la competencia exclusiva del
nivel central del Estado conferida por el art. 298.II.11 de la CPE,
se hace innecesario efectuar nuevamente dicho análisis.

Así, siguiendo el orden de la denuncia de invasión competencial


señalada por el demandante, se cuestiona el art. 19 de la Ley
Departamental 98, que en su texto, prevé lo siguiente:

“ARTÍCULO 19 (OBRAS PÚBLICAS DE


INFRAESTRUCTURA).

I. Para el desarrollo de obras de infraestructura en Unidades


de Conservación del Patrimonio Natural, rigen las
siguientes prescripciones:

1) Las obras públicas de infraestructura, deberán


considerar en la fase de planificación la existencia de
espacios territoriales de conservación integrados al
Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural; previendo y respetando la
existencia de corredores de conservación.

2) La DICOPAN participará con carácter


obligatorio en los procesos de evaluación de
impacto ambiental y estudios de evaluación de
impacto ambiental estratégico para la
implementación de obras públicas de

136
infraestructura con incidencia sobre Unidades
de Conservación del Patrimonio Natural;
emitiendo un informe vinculante respecto a los
impactos ambientales negativos y la afectación a los
objetivos de conservación.

3) En caso de que la obra de infraestructura


afectare considerablemente los objetivos de
conservación de una determinada Unidad de
Conservación del Patrimonio Natural, será
necesaria una Ley que declare como de Utilidad
Pública e Interés Departamental el área
afectada modificando su delimitación o en su
caso la zonificación en base a criterios de
prevención y mitigación de impacto ambiental.

II. La DICOPAN en coordinación con las instancias que


correspondan, podrá realizar actividades de
inspección y vigilancia sobre estos sitios”.

Al respecto, si bien la parte demandante enuncia como invasivo


de sus competencias, la totalidad del art. 19 de la Ley
Departamento 98, únicamente fundamenta sobre dos incisos;
así, refiere que el numeral 2) del parágrafo I del artículo citado,
no diferencia las obras públicas de infraestructura de interés
nacional, de aquellas que son de interés departamental; aspecto
que incidiría en la autoridad facultada para la concesión de
licencia ambiental para la ejecución de las mismas, y con ello, la
vulneración del art. 88.III.2 de la LMAD, puesto que el
Ministerio de Medio Ambiente y Aguas, a través del
Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad y Cambios
Climáticos, tiene la atribución de probar o rechazar los Estudios
de Evaluación de Impacto Ambiental, y por la competencia
concurrente establecida en el art. 299.II.1 de la CPE, es sólo la
Asamblea Legislativa Plurinacional, la facultada para establecer
la normativa referente a la preservación, conservación y
contribución a la protección del medio ambiente y fauna
silvestre. Sumándose a ello, que en el numeral 3) del mismo
parágrafo, se dispone que una ley departamental de utilidad
pública, sería el único instrumento mediante el cual podría
autorizarse la ejecución de obras de infraestructura al interior
de las unidades de conservación de patrimonio natural
departamental.

En este trayecto del análisis, cabe traer a colación lo


desarrollado en el Fundamento Jurídico III.4.2 inc. 6) de la
presente Sentencia Constitucional Plurinacional, en sentido que,

137
de acuerdo al régimen competencial definido en la Norma
Fundamental y la Ley Marco de Autonomías “Andrés Ibáñez”, el
nivel departamental autónomo del Estado, no está facultado
para legislar sobre las obras y proyectos nacionales, y mucho
menos establecer para ellos, su sujeción a la Ley Departamental
98; pues como se tiene del art. 298.II.11 de la CPE, la
competencia sobre “Obras públicas de infraestructura de interés
del nivel central del Estado”, es exclusiva del gobierno central y
sólo éste puede emitir legislación sobre esta materia y definir
sus permisiones y restricciones.

Por lo mismo, pese a no haber sido demandado por la parte


demandante, es evidente que la totalidad de las previsiones
contenidas en el art. 19 de la Ley Departamental 98, es invasiva
de la competencia exclusiva del nivel central del Estado,
contenida en el art. 298.II.11 de la CPE, ya que establece
regulaciones sobre la generalidad de obras públicas de
infraestructura y las sujeta a la legislación departamental,
además, a actividades de inspección y vigilancia, contrariando la
referida asignación competencial.

Por otra parte, respecto al inc. 3) del parágrafo I. del art. 19 de la


Ley Departamental 98, que prevé que sólo una ley departamental
de declaración de utilidad pública, puede permitir la afectación de
las unidades de conservación de patrimonio natural
departamental; como se fundamentó en el apartado III.4.2 inc.
6), las obras de infraestructura de interés nacional, en cuanto a
sus permisiones y limitaciones, son regulables mediante ley
nacional, precisamente por previsión del art. 298.II.11 de la CPE.

En consecuencia, al advertirse que los contenidos del


art. 19, son invasivos de la competencia exclusiva del
nivel central del Estado, referente a “Obras públicas de
infraestructura de interés del nivel central del Estado
(art. 298.II.11 de la CPE); corresponde al respecto,
declarar competente al nivel central del Estado, en la
Asamblea Legislativa Plurinacional, y por consecuencia,
nulo el art. 19 de la Ley Departamental 98.

vi. Áreas protegidas bajo responsabilidad del nivel


central del Estado (art. 298.II.19 de la CPE):
invadida por los arts. 11 (Definiciones) numerales
14, 15 y 17; 12 (Integración a las Políticas, Planes,
Programas, Actividades, Obras y Proyectos); 15
(Actividad Agropecuaria); 16 (Actividad Forestal); 21
(Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural); 22 (Áreas Protegidas

138
Nacionales); 43 (Inventario de Unidades e
Conservación del Patrimonio natural) parágrafo II;
47 (Atribuciones de la Gobernadora o Gobernador)
numerales 6 y 7; 48 (Atribuciones de la Secretaría
Departamental de Desarrollo Sostenible y Medio
Ambiente) numerales 1 y 2; 49 (Atribuciones de la
Dirección de Conservación del Patrimonio Natural)
numerales 1, 2, 4, 6 y 7; 9 (Potestad Administrativa
Sancionatoria); 64 (Inspección y vigilancia)
parágrafo II; 65 (Medidas precautorias); 66
(Infracciones y Sanciones); 67 (Procedimiento
Administrativo Sancionador); 68 (Infracciones); 69
(Infracciones leves); 70 (Infracciones graves); 71
(Sanciones) de la Ley Departamental 98.

Tras declararse la nulidad de los artículos señalados como


invasivos de la competencia exclusiva del nivel central del
Estado referente a “Áreas protegidas bajo responsabilidad del
nivel central del Estado”, prevista en el art. 298.II.19 de la CPE;
y habiéndose emitido pronunciamiento sobre los arts. 47
numerales 6 y 7; 48 numerales 1 y 2; y 49 1, 2 y 4, que fueron
analizados en los Fundamentos Jurídicos III.4.2.3 y 4 de esta
Sentencia Constitucional Plurinacional, no amerita mayor
pronunciamiento al respecto.

vii. Control de la administración agraria y catastro rural


(art. 298.II.22 de la CPE): invadida por los arts. 33
(Parque Natural Departamental) y 34 (Santuario
Natural Departamental) de la Ley Departamental 98.

Con la declaratoria de nulidad de los artículos señalados como


invasivos de la competencia privativa del nivel central del Estado
referente a “Política general sobre tierras y territorio, y su
titulación”, prevista en el art. 298.I.17 de la CPE, que fue
analizado en el Fundamento Jurídico III.4.3 inc. 2) de esta
Sentencia Constitucional Plurinacional, no amerita mayor
pronunciamiento al respecto.

viii. Asentamientos humanos rurales (art. 298.II.29 de


la CPE): invadida por los arts. 15 (Actividad
Agropecuaria); 33 (Parque Natural Departamental)
y 34 (Santuario Natural Departamental) de la Ley
Departamental 98.

Con la declaratoria de nulidad de los artículos señalados como


invasivos de la competencia privativa del nivel central del Estado
referente a “Política general sobre tierras y territorio, y su

139
titulación”, prevista en el art. 298.I.17 de la CPE, que fue
analizado en el Fundamento Jurídico III.4.3 inc. 2) de esta
Sentencia Constitucional Plurinacional, no amerita mayor
pronunciamiento al respecto.

ix. Políticas de planificación territorial y ordenamiento


territorial (art. 298.II.33 de la CPE), supuestamente
invadidas por los arts. 12 (Integración a las Políticas,
Planes, Programas, Actividades, Obras y Proyectos);
13 (Integración al Ordenamiento Territorial); 24
(Reservas privadas del Patrimonio Natural); 25
(Tierras de Protección); y 26 (Tierras de uso
restringido) de la Ley Departamental 98.

De igual forma, al haberse declarado la nulidad de los arts. 12,


24, 25 y 26 de la Ley Departamental 98, bajo el fundamento
detallado en el apartado III.4.3 inc. 4 de esta Sentencia
Constitucional Plurinacional, no corresponde efectuar un nuevo
análisis sobre los mismos. Sin embargo, es preciso desarrollar el
pronunciamiento de este Tribunal, con relación a la competencia
exclusiva del nivel central del Estado sobre las “Políticas de
planificación territorial y ordenamiento territorial” (art. 298.II.33
de la CPE), a cuyo propósito se tiene lo siguiente:

“Al respecto, resulta importante referir que la nueva


arquitectura estatal diseñada desde la Norma Suprema
conlleva el reconocimiento de niveles de gobierno autónomos
que bajo el principio de unidad e integralidad del Estado
ejercen sus atribuciones y competencias en el ámbito de su
autonomía; ello implica, que en el marco de los fines que
sustentan las bases del Estado Plurinacional, resulta
prioritario que dichos niveles de gobierno se alineen a los
planes nacionales como el Plan General de Desarrollo, que de
manera coherente y coordinada permita estructurar, definir y
programar planes estratégicos; en esa línea, la construcción
de la planificación nacional constituye una competencia
privativa del nivel central del Estado conforme se encuentra
prevista en el art. 298.I.22 de la Constitución Política del
Estado (CPE), a la cual todas las ETA incorporan su propia
planificación en el marco de las directrices emanadas del
gobierno central, que involucra a la planificación y
ordenamiento territorial.

Asimismo, las políticas de planificación territorial y


ordenamiento territorial, se constituyen en una competencia
exclusiva del nivel central de Estado conforme lo dispone el
art. 298.II.33 de la CPE; por lo que, esta instancia estatal

140
tiene potestad para diseñar la Política Nacional de
Planificación y el Plan Nacional de

141
Ordenamiento Territorial; en esa ruta, se tiene que el
ordenamiento territorial es uno de los componentes
esenciales de la planificación de desarrollo, cuyo objetivo es
organizar el uso y la ocupación del territorio a nivel nacional,
razón por la cual, su elaboración es de manera participativa,
coordinada y concurrente entre todos los niveles de gobierno;
así, la Norma Suprema prevé de manera coherente que la
elaboración de los Planes de Ordenamiento Territorial y de
Uso de Suelos sea de manera coordinada entre los sub-
niveles de gobierno y éstos con el nivel central del Estado,
ello se desprende de las competencias exclusivas asignadas a
los gobiernos autónomos departamentales, municipales e
indígena originario campesinos (IOC [arts. 300.I.5; 302.I.6; y,
304.I.4 de la CPE]).

En consecuencia, el precepto objeto de control previo de


constitucionalidad, se encuentra acorde a la competencia
exclusiva para el nivel municipal, establecida en el art. 302.I.6
de la Norma Suprema que señala: ‘Elaboración de Planes de
Ordenamiento Territorial y de uso de suelos, en coordinación
con los planes del nivel central del Estado, departamentales e
indígenas’; asimismo, se advierte que la disposición en
estudio, se adecúa al art. 270 de la CPE, que prevé los
principios de unidad, bien común, complementariedad,
coordinación y preexistencia de las naciones y pueblos
indígena originario campesinos (NPIOC); mismos que entre
otros, rigen a la organización territorial y las entidades
territoriales descentralizadas y autónomas. En ese sentido, se
puede afirmar que la disposición modificada por el
estatuyente municipal de Palca, no es contrario a las
previsiones constitucionales.” (DCP 0067/2019 de 4 de
octubre).

Sobre la base de las consideraciones precedentes, se tiene que


el art. 13 de la Ley Departamental 98, cuestionado por la parte
demandante, prevé:

“ARTÍCULO 13 (INTEGRACIÓN AL ORDENAMIENTO


TERRITORIAL). La planificación del ordenamiento territorial
en cualquiera de sus niveles territoriales, en lo que
corresponde a uso de suelo y ocupación territorial,
deberá considerar los espacios territoriales de
conservación integrados al Sistema Departamental de
Conservación del Patrimonio Natural, incluyendo la
existencia y establecimiento de corredores de conservación”.

De cuya redacción y conforme se señala en el texto resaltado

142
del art. 13 de la Ley Departamental 98, se hace evidente que
dispone que la planificación del ordenamiento territorial y en lo

143
correspondiente al uso de suelos, se consideren los espacios
territoriales de conservación integrados al Sistema Departamental
de Conservación de Patrimonio Natural; soslayando, en
consecuencia, que de acuerdo a la jurisprudencia citada sobre las
“Políticas de planificación territorial y ordenamiento territorial”
como competencia exclusiva del nivel central del Estado, se
ajustan a la planificación del nivel central, conforme a la Ley del
SPIE (Ley 777), cuyo alcance es nacional.

Así también, es evidente que el art. 13 de la Ley Departamental


98, ingresa a establecer una regla respecto a la planificación del
ordenamiento territorial de cualquiera de los niveles territoriales,
estableciendo que se “deberá” considerar los espacios
territoriales de conservación referentes al patrimonio natural.

Al respecto, debe tenerse presente que el art. 298.II.33 de la


CPE estableció que es competencia del nivel central del Estado
las “Políticas de planificación territorial y ordenamiento
territorial”; por su parte el art. 94.I de la LMAD desarrolló dicha
competencia, asimismo la SCP 2055/2012 estableció que: “si
bien estas competencias tienen un mismo eje neurálgico que
es la planificación territorial y el mandato constitucional
establece que todos los niveles de gobierno deben
ejercer su competencia asignada de manera
coordinada con los demás, debe ser la ley sectorial de
políticas de planificación territorial y ordenamiento
territorial la que establezca los alcances de dicha
competencia. El mandato constitucional en forma expresa
señala que todos los niveles de gobiernos deben coordinar
para ejercer sus competencias, esa coordinación deberá
llevarse adelante en el marco de las políticas nacionales que
establezca la ley sectorial del nivel central del Estado, por lo
que la Ley Marco de Autonomías y Descentralización no tiene
facultades para desarrollar las competencias de las entidades
territoriales autónomas en virtud a que el nivel central del
Estado no está facultado para legislar sobre las competencias
exclusivas de las entidades territoriales autónomas”.

Por su parte, corresponde señalar que el mencionado art. 94.I.1


de la LMAD dispuso que, en ejercicio de su competencia exclusiva,
el nivel central del Estado debe: “Diseñar la política nacional de
planificación y el Plan Nacional de Ordenamiento Territorial,
estableciendo normas técnicas de cumplimiento
obligatorio de acuerdo a los objetivos y metas del Plan General
de Desarrollo. Estas políticas deberán establecer las
directrices para: la elaboración de planes de
ordenamiento territorial y planes de uso del suelo

142
departamentales,

143
municipales y de las autonomías indígena originaria campesinas; y
las reglas que faciliten la coordinación entre el nivel
central del Estado y las entidades territoriales autónomas,
así como entre estos últimos”.

En este marco normativo, se tiene que sobre ordenamiento


territorial, es el nivel central del Estado el que, mediante su
competencia exclusiva sobre “Políticas de planificación territorial
y ordenamiento territorial”, podrá ejercer mandatos a otros
niveles de gobierno respecto a las directrices para la elaboración
de planes de ordenamiento territorial y uso de suelos, así como
las respectivas reglas de coordinación.

Por consiguiente, sobre ordenamiento territorial no le


corresponde al nivel departamental establecer mandatos o
directrices a otros niveles de gobierno, aspecto que es de
competencia del nivel central del Estado, respecto al ejercicio de
dicha competencia, debiendo limitarse a la coordinación la cual
es de carácter concertada y no puede ser impuesta de forma
unilateral mediante una ley subnacional.

Asimismo, debe tenerse presente que, sobre el ordenamiento


territorial las ETA cuentan también con facultad legislativa; no
obstante, sólo la Asamblea Legislativa puede emitir una ley
sobre políticas de planificación y ordenamiento territorial
aplicables a todos los niveles de gobierno.

Así, es preciso destacar que la planificación del nivel


departamental de gobierno se debe ajustar a la
coordinación con los planes del nivel central del Estado,
municipales e indígena originario campesinos; de modo
que, al no prever el art. 13 de la Ley Departamental 98,
la condición esencial de la planificación estatal ajustada
a la coordinación señalada, invade la competencia
exclusiva del gobierno central sobre las “Políticas de
planificación territorial y ordenamiento territorial”;
debiendo, en consecuencia, declararse su nulidad.

x. Régimen de la tierra (art. 298.II.38 de la CPE):


invadida por los arts. 33 (Parque Natural
Departamental) y 34 (Santuario Natural
“Departamental) de la Ley Departamental 98.

Con la declaratoria de nulidad de los artículos señalados como


invasivos de la competencia privativa del nivel central del Estado
referente a “Política general sobre tierras y territorio, y su
titulación”, prevista en el art. 298.I.17 de la CPE, que fue

144
analizado en el Fundamento Jurídico III.4.3 inc. 2) de esta
Sentencia Constitucional Plurinacional, no amerita mayor
pronunciamiento al respecto.

5. Sobre la supuesta invasión de competencias


concurrentes

Tal como se analizó en el Fundamento Jurídico III.4.3 inc. 4) de


esta Sentencia Constitucional Plurinacional, con relación a la
vulneración de la competencia privativa del nivel central del
Estado, consistente en la “Política general de Biodiversidad y
Medio Ambiente”, prevista por el art. 298.I.20 de la CPE, se hizo
mención a las competencias concurrentes previstas en el art.
299.II.1 y 4 de la CPE, resultando tras el examen de asignaciones
competenciales, nulos los arts. 15, 16, 19, 64.II, 67, 68, 69, 70 y
71 de la Ley Departamental 98; los mismos que, al ya no tener
validez jurídica por efectos del presente fallo constitucional, no
ameritan mayor pronunciamiento respecto a la invasión sobre las
competencias concurrentes de “Preservar, conservar y contribuir a
la protección del medio ambiente y fauna silvestre manteniendo el
equilibrio ecológico y el control de la contaminación ambiental”
(art. 299.II.1 de la CPE) y de “Conservación de suelos, recursos
forestales y bosques” (art. 299.II.4 de la CPE).

ii. Preservar, conservar y contribuir a la protección del


medio ambiente y fauna silvestre manteniendo el
equilibrio ecológico y el control de la contaminación
ambiental (art. 299.II.1 de la CPE); invadida por el
art. 14 de la Ley Departamental 98

No obstante, de ello bajo los mismos argumentos esgrimidos en


el referido Fundamento Jurídico III.4.1. inc. 4) de este fallo
constitucional, es menester resolver el conflicto de
competencias, en la facultad legislativa, respecto al art. 14 de la
Ley Departamental 98, en cuanto a la supuesta invasión de la
competencia concurrente contenida en el art. 299.II.1 de la
CPE, referida a “Preservar, conservar y contribuir a la protección
del medio ambiente y fauna silvestre manteniendo el equilibrio
ecológico y el control de la contaminación ambiental”.

De allí que, sobre este aspecto sea necesario traer a colación lo


dispuesto en el art. 14 de la Ley Departamental 98, también
demandado en el presente conflicto competencial, el cual prevé:

“ARTÍCULO 14 (PARTICIPACIÓN DE LA DICOPAN).


I. Para los fines de los artículos precedentes, la DICOPAN,
deberá intervenir en la fase de evaluación de

144
impacto ambiental, evaluación ambiental estratégica
y planificación del ordenamiento territorial para la
formulación de políticas, planes, programas, actividades,
obras y proyectos con influencia directa o indirecta en
Unidades de Conservación del Patrimonio Natural que
integran el Sistema Departamental de Conservación del
Patrimonio Natural, con la finalidad de compatibilizar los
fines de conservación con las acciones a desarrollarse.
II. La DICOPAN emitirá un informe fundamentado y vinculante
respecto a la pertinencia o no de las actuaciones
administrativas mencionadas, sin el cual no podrá
otorgarse la respectiva licencia ambiental”.

De donde se tiene que, nuevamente, a través de este precepto, la


Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, pretende
legislar sobre la evaluación del impacto ambiental y la otorgación
de licenciamiento ambiental para obras y proyectos nacionales y
de interés del nivel central del Estado a tuición de la DICOPAN; lo
que, reiterando lo desarrollado en el Fundamento Jurídico III4.3.
inc. 4) de este fallo constitucional, es lesivo de la competencia
concurrente contenida en el art. 299.II.1 de la CPE y el art.
88.III.2 de la LMAD, así como el art. 7.6 de la Ley del Medio
Ambiente; ya que sólo el nivel central del Estado puede elaborar,
reglamentar y ejecutar los regímenes de evaluación de impacto
ambiental y control de calidad ambiental.

Siendo menester, en consecuencia, declarar competente


a la Asamblea Legislativa Plurinacional, y la nulidad del
art. 14 de la Ley Departamental 98.

III.4.6. Dimensionamiento de los efectos del fallo

Como se señaló en el Fundamento Jurídico III.4.2 de esta


Sentencia Constitucional Plurinacional, la Asamblea Legislativa
Departamental de Santa Cruz, emitió la Ley Departamental 98
de 21 de mayo de 2015 –“Ley de Conservación del Patrimonio
Natural del Departamento de Santa Cruz”–, en ejercicio de la
facultad legislativa que le asiste por su competencia exclusiva
referida a la “Promoción y conservación del patrimonio natural
departamental”, conferida por el art. 300.I.18 de la CPE.

Sin embargo, como se verificó en los fundamentos de este fallo


constitucional, algunas de las disposiciones demandadas fueron
declaradas nulas por invadir las competencias privativas y
exclusivas del nivel central del Estado señaladas, en su facultad
legislativa; así como también, por extralimitar esta misma
facultad, respecto a la competencia exclusiva concreta de

145
“promover y conservar” el patrimonio natural departamental.

Habiéndose recalcado, al respecto, que al no haberse emitido


aún la Ley del Patrimonio Natural, por la Asamblea Legislativa
Plurinacional, en la que se efectúe la clasificación del patrimonio
natural departamental, municipal e indígena originario
campesino, así como también, se establezcan los principios y las
disposiciones para su gestión –conforme se ordena por la
reserva de ley contenida en el art. 346 de la CPE y el art. 87.I
de la LMAD– no es posible realizar –por parte de este Tribunal–
un análisis más minucioso sobre el alcance de una ley hasta
ahora inexistente, para así delimitar con mayor precisión la
facultad legislativa de la Asamblea Legislativa Plurinacional
sobre la facultad exclusiva contenida en el art. 300.I.18 de la
CPE; pues sólo el Órgano Legislativo del Estado Plurinacional,
tiene potestad para definir las disposiciones sobre la gestión del
patrimonio natural, así como los principios jurídicos que la rigen,
que indefectiblemente contendrá el involucramiento de los
niveles central y subnacionales, pues será dicha ley la que
efectúe la clasificación del mismo, respecto a cada estamento
autonómico.

No obstante de dicha limitación, sobre la base de lo dispuesto en


los arts. 346 y 300.I.18 de la CPE, así como del art. 87.I de la
LMAD, es posible discernir que a los estamentos autonómicos
subnacionales, particularmente el nivel departamental, se les asigna
facultades avocadas explícitamente a la “promoción y
conservación” de patrimonio natural en sus jurisdicciones; de modo
que, la extralimitación de dichos elementos: “promover” y
“conservar”, que además, impliquen la “clasificación” del patrimonio
natural”, así como la definición de disposiciones sobre su “gestión”,
prima facie resultan invasivas de la facultad legislativa conferida
por reserva de ley, al nivel central del Estado; tal como se
desarrolló en esta Sentencia Constitucional Plurinacional.

Así también, considerando que la demanda de reclamo


competencial planteada por el representante de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, se sustenta en la invasión de otras
competencias adjudicadas a dicho nivel del Estado, en su
facultad legislativa, se hizo factible ingresar al análisis de fondo
de esos reclamos, como se tiene de los Fundamentos Jurídicos
III.4.3 en adelante.

Por lo mismo, es menester recalcar que no existe precepto legal


alguno que impida al nivel autónomo departamental a emitir la
legislación correspondiente a su facultad exclusiva de promover
y conservar el patrimonio departamental, a expensas de la

146
reserva de ley del art. 346 de la CPE y 87.I de la LMAD; por lo
que, en el caso que nos ocupa, al haber entrado en vigencia la
Ley Departamental 98 en la gestión 2015, y por dicha condición,
generado eventualmente derechos respecto a terceros, es
prudente mantener su vigencia en los preceptos que no
hubieran sido declarados nulos por esta Sentencia
Constitucional Plurinacional, hasta la emisión de la ley del
patrimonio natural a sancionarse por la Asamblea Legislativa
Plurinacional, respecto a la cual, el Órgano Deliberativo del
Gobierno Autónomo de Santa Cruz, deberá ceñir su legislación;
sin defecto que pueda demandarse su control posterior.

POR TANTO

La Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional; en virtud de la autoridad


que le confieren los arts. 202.3 de la Constitución Política del Estado y 28.I.4 de la
Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; resuelve, declarar:

1º COMPETENTE a la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, sobre


la titularidad de la facultad legislativa, referida a la competencia exclusiva de
“Promoción y conservación del patrimonio natural departamental”, contenida
en el art. 300.I.18 de la CPE; y en consecuencia, válidos y vigentes los arts. 1,
con excepción de la frase “con el propósito de proteger y conservar un medio
ambiente saludable y equilibrado”, conforme se estableció en el Fundamento
III.4.2 de este fallo constitucional; 5 inc. 7); 9; 47 incs. 6) y 7); 48 incs. 1) y
2); 49 incs. 1), 2, 4); 66 y 67 de la Ley Departamental 98.

2º COMPETENTE a la Asamblea Legislativa Plurinacional, por reserva de ley del


art. 346 de la CPE, para legislar sobre la clasificación del patrimonio natural
departamental, así como sobre la determinación de los principios y
disposiciones para su gestión; y en consecuencia, NULOS los arts. 1, en la
frase “con el propósito de proteger y conservar un medio ambiente saludable
y equilibrado”; 5 incs. 8) y 9) y las Disposiciones Finales Primera y Segunda
de la Ley Departamental 98.

3º COMPETENTE a la Asamblea Legislativa Plurinacional, sobre la titularidad de


la facultad legislativa, sobre las siguientes competencias:

3.1. Competencias privativas:

a) “Seguridad del Estado, Defensa, Fuerzas Armadas y Policía


boliviana”, prevista en el art. 298.I.6 de la CPE; en consecuencia,
se declara la NULIDAD del art. 65.II de la Ley Departamental 98.

b) “Política general sobre tierras y territorio, y su titulación”,


conferida al nivel central del Estado por previsión del art. 298.I.17
de la CPE, vinculada a las competencias exclusivas de “Control de

147
la administración agraria y catastro rural” (art. 298.II.22 de la
CPE) y “Régimen de la tierra” (art. 298.II.38 de la CPE); en
consecuencia, se declara la NULIDAD del art. 30.II de la Ley
Departamental 98, y por conexitud, los parágrafos I, III y IV del
mismo precepto; como así también, de los arts. 33.II y 34.II de la
indicada Ley.

c) “Hidrocarburos”, cuya competencia es privativa del nivel central,


por disposición del art. 298.I.18 de la CPE; y en consecuencia,
declarar la NULIDAD del art. 18 de la Ley Departamental 98.

d) “Política general de Biodiversidad y Medio Ambiente”, contenida en


el art. 298.I.20 de la CPE, vinculada a las competencias
concurrentes de “Preservar, conservar y contribuir a la protección
del medio ambiente y fauna silvestre manteniendo el equilibrio
ecológico y el control de la contaminación ambiental” (art. 299.II.1
de la CPE) y de “Conservación de suelos, recursos forestales y
bosques” (art. 299.II.4 de la CPE); y en consecuencia, declarar la
NULIDAD de los arts. 14; 16; 17; 24; 25; 26; 64.II; 65.I, 68, 69,
70 y 71 de la Ley Departamental 98.

e) “Codificación sustantiva en adjetiva en materia civil, familiar,


penal, tributaria, laboral, comercial, minería y electoral”, contenida
en el art. 298.I.21 de la CPE; y en consecuencia, declarar la
NULIDAD del art. 65.III de la Ley Departamental 98.

f) “Política económica y planificación nacional”, prevista en el


art. 298.I.22 de la CPE; y en consecuencia, declarar la NULIDAD de
los arts. 11.14.15 y 17; y 12 de la Ley Departamental 98.

3.2. Competencias Exclusivas:

1) “Régimen general de recursos hídricos y sus servicios”, previsto en


el art. 298.II.5 de la CPE; en consecuencia, se declara la
NULIDAD del art. 15 de la Ley Departamental 98.

2) “Régimen general de biodiversidad y medio ambiente”, previsto en


el art. 298.II.6 de la CPE, vinculada a la competencia exclusiva
sobre las “Áreas protegidas bajo responsabilidad del nivel central
del Estado”, prevista en el art. 298.II.6 de la CPE; y en
consecuencia, se declara la NULIDAD de los arts. 21, 22, 43 y 49
incs. 5, 6 y 7 de la Ley Departamental 98.

3) “Obras públicas de infraestructura de interés del nivel central del


Estado”, prevista en el art. 298.II.11 de la CPE; y en consecuencia,
se declara la NULIDAD del art. 19 de la Ley Departamental 98.

148
4) “Políticas de planificación territorial y ordenamiento territorial”,
prevista en el art. 298.II.33 de la CPE; y en consecuencia, se
declara la NULIDAD del art. 13 de la Ley Departamental 98.

4º EXHORTAR a la Asamblea Legislativa Plurinacional, a que en la presente gestión


inicie el tratamiento de la Ley del Patrimonio Nacional en el marco del art. 346 de
la CPE y 87.I de la LMAD, para que pueda ser sancionada en un plazo no superior
a seis meses desde iniciado el procedimiento legislativo en dicho Órgano del
Estado.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Se hace constar que no intervienen los Magistrados Ph.D. Paul Enrique Franco
Zamora, MSc. Georgina Amusquivar Moller, MSc. Julia Elizabeth Cornejo Gallardo,
MSc. Carlos Alberto Calderón Medrano, por ser de Voto Disidente; por otra parte,
la Magistrada MSc. Karem Lorena Gallardo Sejas, es de Voto Aclaratorio.

Gonzalo Miguel Hurtado Zamorano René Yván Espada Navía


MAGISTRADO MAGISTRADO

MSc. Karem Lorena Gallardo Sejas Dr. Petronilo Flores Condori


MAGISTRADA MAGISTRADO

MSc. Brigida Celia Vargas Barañado


MAGISTRADA

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