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Crianza

La otra única clave se infiere del hecho de que el corazón está en el lado izquierdo
del cuerpo de la madre. ¿No podría ser que el sonido del latido del corazón fuese
el factor vital? Pero, ¿de qué manera? Tratando de contestar a estas preguntas,
se pensó que quizá, durante su existencia en el claustro materno, el embrión en
desarrollo experimentaba una fijación («impresión») en el ruido del latido del
corazón. Si esto es así, el hecho de descubrir el ruido familiar después del
nacimiento podría producir un efecto calmante en el niño, especialmente al verse
lanzado al mundo exterior, extraño y temible. En tal caso, la madre, ya sea
instintivamente, ya después de una serie incons- 113 ciente de pruebas y errores,
llegaría a descubrir que su hijo está más tranquilo cuando lo sostiene con el brazo
izquierdo, sobre el corazón, que cuando lo hace con el derecho.
Mas llanto
Menos peso
¿Qué otros posibles resultados pueden tener esta fijación en los latidos del
corazón? Puede, por ejemplo, explicar por qué de nuestra insistencia en localizar
los sentimientos de amor en el corazón y no en la cabeza. Como dice el cantar:
«¡Resulta que tienes corazón!»
Así, pues, el ritmo definitivo de sueño concuerda más con la madurez sexual que
con la madurez física final.
los más inteligentes tienden a dormir menos que los obtusos. Después de los siete
años, se invierte esta relación, y los colegiales más inteligentes duermen más que
los torpes
Este asombroso ritmo de aprendizaje, en el campo de la imitación vocal, es
exclusivo de nuestra especie y debe ser considerado como uno de nuestros
grandes logros. Es algo relacionado, según hemos visto en el capítulo primero,
con la apremiante necesidad de una comunicación más precisa y eficaz, en
conexión con las actividades de la caza cooperativa.
lloramos si nos duele algo, si tenemos hambre, si nos dejan solos, si chocamos
con un estímulo extraño y fuera de lo corriente, si perdemos de pronto nuestro
punto físico de apoyo, si nos vemos constreñidos a alcanzar una finalidad urgente.
Estas categorías se resumen en dos factores importantes: dolor físico y la falta de
seguridad. En ambos casos, cuando se da la señal, ésta produce (o debería
producir) reacciones protectoras por parte de los padres.
Así, pues, la risa dice: «Reconozco que el peligro no es real»
La asombrosa habilidad de Clever Hans, el famoso caballo calculador, se debía,
en realidad, a la agudeza de sus reacciones a los ínfimos cambios de postura de
su amaestrador. Cuando le pedían que hiciera una suma, Hans daba con la
pezuña el número de golpes adecuado. Incluso si el amaestrador salía del lugar y
otra persona ocupaba su sitio, el caballo respondía adecuadamente, pues al dar el
último golpe vital el hombre no podía evitar una ligerísima tensión del cuerpo.
Si la madre hace movimientos tensos y agitados, los comunicará a su hijo, por
mucho que trate de disimularlos.
parte de la protección, la alimentación, el aseo y los juegos con sus retoños, los
deberes paternales comprenden también el importantísimo proceso de instrucción
curiosidad contra la imitación

Capítulo 3: Crianza
En el tercer capítulo, se nos habla sobre la crianza del mono desnudo recién
nacido.
Desde que la madre empieza a producir leche cuando se queda embarazada,
hasta el
desarrollo que el recién nacido tiene durante los primeros meses de vida, los
comportamientos de ambos cambian.
Desde que un niño nace, necesita a su madre. El comportamiento que enfrentan
entre sí el recién nacido y su madre es más que interesante. En los primeros
meses el
recién nacido experimenta algo “llanto cólico” La madre cree que es debido a una
dolencia física o una enfermedad, pero lo que en realidad ocurre es que el recién
nacido no sabe a lo que aferrarse, o lo que es lo mismo, no identifica el rostro de
su
madre y se siente solo. En cuanto pasan tres o cuatro meses éste dejará de llorar
porque ya se siente identificado con su madre. Este llanto cólico desarrolla una
intensa conexión madre-hijo.
El proceso de crianza tiene dos fases: la primera se dirige hacia el interior, en la
que
el niño es mimado, amado y protegido por la madre, instándole seguridad. La
segunda está dirigida hacia el exterior, los niños establecen contactos con otros
jóvenes, la madre se vuelve menos cariñosa y se limita sólo a la protección hacia
su
hijo.
Aparte de la protección, alimentación, aseo y juegos, los deberes paternales
comprenden el importantísimo proceso de instrucción. El pequeño aprende por lo
que
le dice la madre, el padre y sobre todo por lo que ve a su alrededor

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