Está en la página 1de 1

Más Crear un blog Acceder

Ideas Católicas

martes, 7 de mayo de 2013 Archivo del blog

► 2014 (1)
El entendimiento católico de la inerrancia bíblica ▼ 2013 (10)
► junio (1)
Pregunta: ▼ mayo (9)
Juan, el discípulo amado y autor del
cuarto Evangelio
¿Qué enseña la Iglesia Católica sobre la inerrancia bíblica?
¿Porqué los católicos tienen 7 libros más
en la Bi...
Respuesta:
El Magisterio Infalible de la Iglesia
Católica
“Inerrancia” significa simplemente el estar libre de error. La Iglesia Católica siempre ha Vino bíblico
enseñado que la Sagrada Escritura es inerrante. Dado que todos los libros de la Biblia fueron El entendimiento católico de la
compuestos por autores humanos que estaban “inspirados” por el Espíritu Santo (1Tm 3,16; inerrancia bíblica
2P 1,19-21; 3,15-16), tiene realmente a Dios como su autor, y comunican sin error la verdad Cristo descendió a los infiernos
salvadora de Nuestro Padre Celestial. Asunción de la Santísima Virgen María
El Conocimiento humano de Cristo
Discusión:
El papel de la Inquisición en Europa

Muchos cristianos se escandalizan hoy cuando escuchan que alguien dice que Jesús no
multiplicó realmente los panes y los peces para las 5,000 personas en una montaña en Datos personales
Galilea. Algunos eruditos contemporáneos dicen que lo que este Evangelio cuenta en Jn 6,1- luisbass20
14 fue una simple historia hecha por la comunidad cristiana primitiva con el fin de expresar el
Ver todo mi perfil
mensaje de Cristo de la importancia de compartir y servir a aquellos que lo necesitan.
Especulan que la narración de Jesús multiplicando milagrosamente los panes y los peces no
fue de hecho un evento que ocurrió en la historia. Este tipo de interpretación de la Biblia lanza
dudas sobre la fiabilidad de las Escrituras: ¿Es la Biblia una fuente confiable para conocer la
verdad?¿O es simplemente una colección de escritos que contienen algunas verdades
religiosas junto a un número de exageraciones, errores y fabricaciones?

¿Qué enseña la Iglesia Católica?

La Iglesia Católica enseña que la Sagrada Escritura es verdaderamente la Palabra de Dios.


Por medio de la Biblia, Dios se revela a sí mismo, comunica su plan de salvación y nos llama
a una relación con Él.

La Iglesia ha enseñado siempre que nos podemos aproximar a las Escrituras con una
confianza sólida como roca porque están inspiradas por Dios mismo y, por lo tanto, no
contienen error. Esta inerrancia es un gran don porque da a la Biblia una credibilidad en la
cual podemos basar nuestras vidas. Dios inspiró las Escrituras con el fin de darnos una fuente
completamente confiable sobre lo que debemos creer y cómo debemos actuar. Cuando es
leída en la Tradición viva de la Iglesia y en las enseñanzas magisteriales, la Biblia es una guía
segura para nuestras vidas.

La base para la enseñanza de la Iglesia sobre la inerrancia bíblica es la inspiración. Aquí


debemos recordar que la Biblia es diferente a cualquier libro. Es único porque tiene un autor
único: el mismo Dios. Como dice San Pablo, "toda Escritura es inspirada por Dios y útil para
enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se
encuentra perfecto y preparado para toda obra buena." (2Tm 3,16-17).

Inspiración significa literalmente “respirado por Dios”. Esta es la razón por la que la Iglesia
enseña que las Escrituras tienen a Dios como autor. Dios trabajó por medio de escritores
humanos que “escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería.” (Dei
Verbum 11). Así, mientras que los escritores humanos hicieron uso pleno de sus propias
habilidades y capacidades, estaban al mismo tiempo inspirados por el Espíritu Santo de
manera que las palabras de la Escritura fueran escritas exactamente en la manera que Dios lo
planeó. De hecho, las Escrituras contienen las palabras de Dios expresadas con palabras
humanas (Íbid, 13).

Dado que las palabras de la Escritura son inspiradas por Dios mismo, la Iglesia siempre ha
enseñado que cada parte de la Biblia está libre de error. De otra manera, un error en la Biblia
tendría que ser atribuido a Dios, que es la Verdad Suprema y no puede engañar ni engañarse.
El Papa León XIII en su encíclica Providentissimus Deus explicó: "Está tan lejos de la divina
inspiración el admitir error, que ella por sí misma no solamente lo excluye en absoluto, sino
que lo excluye y rechaza con la misma necesidad con que es necesario que Dios, Verdad
suma, no sea autor de ningún error. Tal es la antigua y constante creencia de la Iglesia”(No.
45,46) El Papa Pío XII reafirmó la inerrancia de la Biblia en su encíclica Divino Afflante Spiritu.
Comparó la inerrancia de la Biblia con Cristo libre de pecado: “Porque así como el Verbo
sustancial de Dios se hizo semejante a los hombres en todas las cosas, excepto el pecado
(Heb 4,15), así también las palabras de Dios, expresadas en lenguas humanas, se hicieron
semejantes en todo al humano lenguaje, excepto el error.“ (no. 24)

El Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica de la misma manera afirman el hecho de


que la inspiración divina de las Escrituras no deja espacio para ningún error en la Biblia:
“Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como
afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan
firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas
letras para nuestra salvación.”(DV 11)

¿Está limitada la inerrancia a temas de fe y moral?

A pesar de estas afirmaciones explícitas sobre la inerrancia de la Biblia, algunos han


enseñado que la inerrancia está restringida únicamente a “asuntos religiosos”, argumentando
que la Biblia está libre de error cuando se trata de problemas de fe y moral. Sin embargo,
cuando se trata de temas no religiosos de historia o detalles de fondo, estos críticos
argumentan que Dios puede haber permitido existir errores humanos junto a las verdades
religiosas.

Pero esta posición ha sido refutada repetidamente por la Iglesia porque limita necesariamente
la inspiración divina de los textos sagrados. León XIII explicó que la inspiración y la inerrancia
no se pueden limitar solamente a asuntos religiosos de la Biblia: “Lo que de ninguna manera
puede hacerse es limitar la inspiración a solas algunas partes de las Escrituras o conceder
que el autor sagrado haya cometido error. Ni se debe tolerar el proceder de los que tratan
de evadir estas dificultades concediendo que la divina inspiración se limita a las cosas de fe y
costumbres y nada más” (Providentissimus Deus 45). La Biblia debe, por lo tanto, ser
inerrante no sólo en las “verdades religiosas”, sino en todas sus afirmaciones.

El Papa Benedicto XV en su Spiritus Paraclitus (1920) también enfatizó la absoluta inmunidad


de error de la Biblia. Después de condenar cualquier posición que restringiera los así llamados
“elementos religiosos” de la Biblia, cita a San Jerónimo, el “Padre la la Ciencia Bíblica”, que
escribió hacía más de 1500 años que “lo que de ninguna manera puede hacerse es limitar la
inspiración a solas algunas partes de las Escrituras o conceder que el autor sagrado haya
cometido error.”(No. 20)

Evitando el Fundamentalismo: El Problema de la Interpretación literal

La Iglesia enseña que la Biblia es inerrante en todo lo que los escritores sagrados
pretendieron afirmar. La Pontificia Comisión Bíblica en su documento La interpretación de la
Biblia en la Iglesia hace la importante distinción entre el sentido literal de la Escritura y la
interpretación literal (fundamentalista). El sentido literal es “aquel que ha sido expresado
directamente por los autores inspirados”. Para abordar el sentido literal, uno debe interpretar
el texto de acuerdo a las convenciones literales de la época, considerando la intención del
autor, el género literario, y el contexto histórico. Una lectura fundamentalista ignora estas
consideraciones.

Por ejemplo, cuando Cristo advierte que es mejor cortar tu mano si te es causa de pecado,
está usando una metáfora literaria. Sin embargo, una lectura fundamentalista tomaría esta
enseñanza de Cristo al pie de la letra y erróneamente alentaría a cortar porciones del cuerpo
que fueran ocasión de pecado. De manera similar, cuando el Salmo 73 (72),20 habla de Dios
despertando, esto no quiere decir que Yahvé duerme en la noche y se despierta en la
mañana, sino que es un lenguaje figurativo que describe cómo Dios, después de permanecer
aparentemente sin responder a una situación, empieza a tomar acción como un hombre al
levantarse de su sueño.

En cuanto a las ciencias naturales, la Iglesia enseña que los escritores sagrados no intentaron
enseñar física, astronomía o química. Por ejemplo, cuando las Escrituras describen al sol
moviéndose alrededor de la tierra [cf. Salmo 19 (18),4-6; Qo 1,5), el escritor sagrado no
estaba tratando de dar lecciones de astronomía. Una aproximación fundamentalista tendría
que negar la información de la ciencia moderna que muestra que la tierra gira alrededor del
sol.

Sin embargo, los escritores estaban intentando contar lo que sus sentidos captaban, y lo
hicieron de manera precisa. Como explicó León XIII, “más que intentar en sentido propio la
exploración de la naturaleza, describen y tratan a veces las mismas cosas, o en sentido
figurado o según la manera de hablar en aquellos tiempos, que aún hoy vige para muchas
cosas en la vida cotidiana hasta entre los hombres más cultos. Y como en la manera vulgar de
expresarnos suele ante todo destacar lo que cae bajo los sentidos, de igual modo el escritor
sagrado —y ya lo advirtió el Doctor Angélico—«se guía por lo que aparece sensiblemente»,
que es lo que el mismo Dios, al hablar a los hombres, quiso hacer a la manera humana para
ser entendido por ellos.” ( Providentissimus Deus 42).

Comúnmente hablamos de esta manera. Cuando el hombre del pronóstico del tiempo dice
que el sol saldrá mañana a las 6 a.m., no lo acusamos de una gran equivocación astronómica.
Es certero en esta afirmación porque no está tratando de enseñarnos acerca del movimiento
del sol, sino que nos dice de lo que aparece a nuestros sentidos usando un lenguaje figurativo
común. De la misma forma, los textos bíblicos que describen el movimiento del sol alrededor
de la tierra son inerrantes. Los escritores sagrados reportaron sin error lo que intentaban
transmitir- no ciencias naturales, sino lo a parece realmente a los sentidos.

Estos principios pueden ser usados para demostrar la inerrancia de otros pasajes bíblicos que
son usualmente acusados de ser erróneos a la luz de la ciencia moderna.

Tomándose en serio la Palabra de Dios

De manera similar, en lo que se refiere a temas de historia, debemos considerar la intención


del escritor. Si el escritor está tratando de ofrecer una narrativa histórica, entonces la
narración provee una presentación certera de lo que ocurrió verdaderamente en la historia.
Pero es un caso diferente si el escritor está tratando de incorporar una alegoría o parábola.

Por ejemplo, Lc 10,29-37 nos narra a Jesús contándole a un legista la parábola del “buen
samaritano”. Una interpretación fundamentalista podría sacar esta parábola de su contexto y
concluir que Lucas está reportando un evento histórico que involucra un “buen samaritano”
real que ayudó a alguien golpeado por salteadores. Sin embargo, cuando esta escena es
leída en su contexto, uno reconoce que Lucas simplemente está contando una situación en la
que Jesús dijo una parábola como parte de su ministerio de enseñanza. No necesitamos
concluir que hubo en verdadero “buen samaritano”. De lo que podemos estar seguros, sin
embargo, es que Jesús realmente dijo esta parábola que Lucas reporta.

Volvamos a la narración de la multiplicación de panes y peces (Jn 6,1-14). Como se mencionó


anteriormente, algunos han malinterpretado este pasaje diciendo que Jesús realmente no
multiplicó los panes y los peces. Más bien, aseguran que el verdadero milagro fue que Jesús
fue capaz de conseguir que la gente compartiera con aquellos que no tenían comida. La
comunidad cristiana primitiva inventó la parte sobre la multiplicación de los panes y peces con
el fin de expresar el más profundo milagro del compartir.

Además del hecho de que no hay nada en el pasaje que soporte tal interpretación [1], esta
aproximación a la Biblia simplemente falla en tomarse en serio la Palabra de Dios. Dado que
este pasaje es una narrativa histórica, podemos tener la certeza de que narra de manera
fidedigna un evento real en la vida de Jesús: su multiplicación de los panes y peces para
alimentar a 5000. No es una leyenda que surge de la primitiva comunidad cristiana. No es una
historia exagerada basada en verdades parciales. Ya que el escritor sagrado intentó narrar un
evento de la vida de Cristo, la narración entera y todas sus partes deben ser inerrantes,
comunicando fielmente todo lo que el autor quería afirmar dado que “todo lo que los autores
inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo” (DV 11).

Aquí debemos remarcar que incluso los pequeños detalles de una narración histórica son
inerrantes. En consecuencia, sabemos que Jesús multiplicó cinco panes de cebada y dos
peces y que 12 canastos de pan sobraron, tal como la narración nos dice. Lo que puede
parecer mera “información de fondo” es importante porque incluso estos detalles están
inspirados por Dios y por eso son fiables. Además, si un escritor sagrado pudiera fallar en
“pequeños detalles” acerca de la vida de Jesús, ¿cómo podría confiarse en él sobre cosas de
mayor tamaño que son más difíciles de creer, como por ejemplo la Resurrección?

Además, debemos tener en mente que la precisión histórica de un testimonio era importante
para los judíos (por ejemplo, el juicio de Susana en Dn 13 y las narraciones del juicio de Jesús
en el que no podía ser condenado porque los testimonios no concordaban). Por consiguiente,
podemos esperar estándares similares para los testimonios bíblicos de la vida de Cristo así
como para las narraciones del Antiguo Testamento.

¿Contradicciones en la Biblia?

Algunos dirán que hay contradicciones en la misma Biblia y concluirán que la Biblia no puede
ser 100% inerrante. Por ejemplo, en Mc 2,26 Jesús dice que Abiatar era el sumo sacerdote
cuando David comió el pan de la presencia, pero en 1S 21,2 dice que Ajimélec era el
sacerdote de esa época. A simple vista, esto parece una evidente contradicción. Sin embargo,
cuando nos damos cuenta que Abiatar era hijo de Ajimélec (1S 23,6) y que el sumo
sacerdocio era compartido por padre e hijo (cf. Lc 3,2; Jn 18,13), vemos que la afirmación de
Jesús es precisa. Tanto Ajimélec como Abiatar era llamados con el título de sumo sacerdote
como padre e hijo.

Hay docenas de otros pasajes difíciles en la Biblia que podrían a simple vista parecer
erróneos o contradictorios (muchos de los cuales pueden fácilmente ser mostrados como
conciliables y otros pocos son un poco más difíciles de entender). Pero debemos recordar que
Dios puso dificultades en los textos sagrados con el fin de hacernos humildes, de tal forma
que pudiéramos confiar más en la inspiración de Dios de las Escritura que en nuestra propia
habilidad para estudiarla. El Papa Pío XII escribió:

“Dios con todo intento sembró de dificultades los sagrados libros, que El mismo inspiró, para
que no sólo nos excitáramos con más intensidad a resolverlos y escudriñarlos, sino también,
experimentando saludablemente los límites de nuestro ingenio, nos ejercitáramos en la debida
humildad.”(Divino Afflante Spiritu, 28).

Al final, la Iglesia nos llama a adoptar una actitud de reverencia hacia las Escrituras. San
Agustín nunca acusaría a los escritores sagrados de la más mínima equivocación, incluso en
los más pequeños detalles. Cuando se topó con dificultades en la Biblia-dificultades que
incluso su gran intelecto no pudo resolver- no concluyó que hubiera error en la Biblia. Más
bien, humildemente aceptó los textos difíciles como verdaderos porque era lo suficientemente
modesto para reconocer sus propias limitaciones al encararse con la Palabra inspirada e
inerrante de Dios. Escribió: «Yo confieso a vuestra caridad que he aprendido a dispensar a
solos los libros de la Escritura que se llaman canónicos la reverencia y el honor de creer muy
firmemente que ninguno de sus autores ha podido cometer un error al escribirlos. Y si yo
encontrase en estas letras algo que me pareciese contrario a la verdad, no vacilaría en afirmar
o que el manuscrito es defectuoso, o que el traductor no entendió exactamente el texto, o que
no lo he entendido yo» (Epist. 82,1)

——————————————–
[1 ] Esta interpretación falla al no tomar en cuenta la conclusión de la escena, cuando la gente
estaba tan sorprendida del milagro de Jesús que querían tomarlo por la fuerza para hacerlo
rey (cf. Jn 6,14-15). Alentar a la gente a ser generosos es difícilmente un acto que pudiera
suscitar el deseo de hacerlo rey. ¡Pero algún tipo de alimentación milagrosa ciertamente lo
haría!

Tomado y traducido de: http://www.cuf.org/2004/04/taking-god-at-his-word-a-catholic-


understanding-of-biblical-inerrancy/

Publicado por luisbass20 en 12:31

Etiquetas: inerrancia bíblica, inerrancia de la biblia en la iglesia catolica, la biblia libre de error

No hay comentarios:

Publicar un comentario
Para dejar un comentario, haz clic en el botón de abajo para iniciar sesión
con Google.

INICIAR SESIÓN CON GOOGLE

Entrada más reciente Inicio Entrada antigua

Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom)

Tema Sencillo. Con la tecnología de Blogger.

También podría gustarte