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EL HOMBRE VISTO A LA LUZ DE LA FILOSOFÍA

SECCIÓN 1ª HOMBRE EN LA ÉPOCA CLÁSICA

1. SOFISTAS Y SÓCRATES

Con respecto a la cuestión de la naturaleza humana, es decir, con

respecto a la cuestión de qué es lo que caracteriza o cuáles son los

rasgos esenciales del ser humano, vamos a destacar algunas

posturas filosóficas que se dieron en el pensamiento griego,

concretamente las de los filósofos denominados sofistas y la de

Sócrates.

Entre los primeros encontramos posturas que difieren entre sí:

 Protágoras: considera que la naturaleza humana se

caracteriza por su agresividad, aunque, al mismo tiempo, el


hombre crea la cultura, la cual le lleva a desarrollar el sentido

de la justicia y la habilidad para la convivencia social.

 Hippias y Antifón: consideran que la naturaleza otorga a

todos los individuos la condición de libres e iguales. Si en la

sociedad existen desigualdades, ello es debido a las

convenciones sociales.

 Calicles, Trasímaco y Critias: niegan que la naturaleza

humana sea racional. El hombre se rige por los instintos y por

la ley del más fuerte. La naturaleza hace a los seres humanos

diferentes entre sí y, por tanto, no sería justo ni natural crear

una sociedad en la que todos los individuos fueran iguales.

Frente a los sofistas, Sócrates considera que el hombre es su

alma, dado que ésta es lo que lo distingue de cualquier otra cosa.

El alma es la razón, responsable tanto de nuestra actividad

pensante como moral. Sócrates muestra cierto desprecio hacia el

cuerpo, que no es más que un instrumento del alma.


Para este pensador ateniense, alma y razón tienen la capacidad de

autodominio, y, gracias a ese autodominio, el ser humano puede

ser libre, dominando su parte animal. El autodominio y la libertad

hacen que el hombre se convierta en un ser autónomo. El hombre

sabio -afirma Sócrates- es el que no necesita nada, ya que le

basta con la razón, para vivir feliz, y no depende de los instintos,

logrando eliminar todo aquello que es superfluo.

Según Sócrates, la felicidad humana no puede venir del

exterior, sino de la armonía interior del alma que cada uno de

nosotros pueda alcanzar. El hombre puede ser feliz,

independientemente de cuáles sean las circunstancias que rodean

su vida, ya que, si bien los demás pueden dañar sus posesiones o

su cuerpo, no pueden arruinar su armonía interior. El hombre es,

pues, el artífice de su propia felicidad o infelicidad.


2. ANTROPOLOGÍA PLATÓN

Toda la antropología platónica estará influenciada por el

pitagorismo y los movimientos órficos. Platón defenderá el

dualismo: alma y cuerpo son dos sustancias distintas y forman

una unión accidental. Ambos están en continua lucha pues el alma

pertenece al Mundo de las Ideas siendo inmortal y espiritual

mientras que el cuerpo es propio del mundo sensible y es mortal y

material. Así, el cuerpo es una cárcel para el alma . Esta alma

racional es la esencia del hombre y el principio del conocimiento

racional, pues nos permite llegar a conocer las Ideas del mundo

trascendente. El alma, que comete una especie de pecado,

transmigra de cuerpo en cuerpo hasta que consigue purificarse

para acceder de nuevo al Mundo de las Ideas. Platón presenta

varias demostraciones de la inmortalidad del alma, destacando la

de la reminiscencia, consiste en cómo el alma va recordando las

Ideas que un día contempló (sólo podemos conocer el Mundo de

las Ideas por la preexistencia del alma en él) y la de la simplicidad

(el alma es simple, pues no es material, y por lo tanto no puede

descomponerse y morir). Además, distinguió tres tipos de alma o


tres partes del alma en el hombre. La racional, esencial y propia

del hombre, que posibilita el conocimiento racional, debiendo

gobernar el desarrollo de las otras dos y siendo inmortal, se

localiza en la cabeza (cerebro), la virtud propia es la prudencia. La

irascible, proporciona la capacidad del esfuerzo, la voluntad y el

vigor, y es mortal, se sitúa en el pecho (corazón)m la virtud propia

es la fotaleza. La concupiscible, ofrece la capacidad del deseo y

las pasiones sensuales, y también es mortal, se sitúa bajo el

vientre, su virtud es la templanza.

3. ANTROPOLOGÍA ARISTOTELES

El hombre es un ser natural, por supuesto, pero diferente del

resto de seres naturales, debido a que:

a) Es un animal que posee racionalidad

b) Dicha racionalidad le permite conocer y comprender no solo

lo que le rodea, sino la propia naturaleza humana, a sí

mismo y sus relaciones con los demás

c) Por ello, puede elegir cómo quiere vivir, qué valores y

normas van a regir la convivencia en la polis.


Para los griegos, el hombre está a medio camino entre los

dioses y los animales. Tiene instintos animales, pero su

capacidad racional le hace especial, convirtiéndole en un ser moral

y político.

B) POLÍTICO

El hombre griego vivía estrechamente vinculado a su polis, hasta

el punto de que se consideraba que una persona no es nada fuera

de su ciudad. Se consideraba ciudadano, antes que individuo, y

se sentía en la obligación de participar activamente en el

funcionamiento de la polis.
4. ÉPOCA HELENISTICA

La última etapa de la civilización griega es la que se conoce

como helenismo. Se inicia con la figura de Alejandro Magno, rey de

Macedonia desde el 336 a.C., y se prolonga en los siglos

siguientes hasta que Roma toma el control absoluto del

Mediterráneo en la segunda mitad del s. I a.C.

Alejandro Magno, con sus conquistas, formó un vasto imperio

que se extendía hasta la India, integrando en él culturas muy

diversas. El modelo griego se fundió con otras formas de

pensamiento y, por primera vez, surgió una nueva idea del

mundo como un todo integrado en el que quedaba superada la

distinción entre griegos y bárbaros.

El gigantesco imperio creado por Alejandro Magno hizo surgir un

nuevo tipo de individuo. Hasta entonces, el ideal político había

sido la polis, ciudad independiente gobernada por sus ciudadanos;

ahora, con el desmembramiento del imperio en diversas

monarquías absolutas tras la muerte de Alejandro Magno, el

ciudadano dejaba de participar en la política, pues estaba

sometido a la voluntad del monarca.


Algunas consecuencias de este cambio de mentalidad fueron:

 El nuevo individuo, alejado de la política, asume ante el

Estado una actitud de desinterés –e incluso aversión-, que

se refleja en las nuevas filosofías. Por ejemplo, para Epicuro,

el hombre sabio, si quiere ser feliz, no debe participar en

política.

 El hombre, antes considerado como un ser social,

formando parte de la polis, es ahora visto como un

individuo. De esta manera se descubre la individualidad

humana. Ahora se plantea el conflicto entre su papel social,

público, y su personalidad íntima, su vida privada.

 Surgen nuevos movimientos filosóficos, como el estoicismo

o el epicureísmo, que defienden nuevos valores, entre los

que destacan:

-La libertad individual

-La ausencia de ansiedad y dolores, tanto mentales

como corporales

-La autarquía, el autocontrol sobre la mente y el cuerpo,

que nos faculta para ser dueños de nosotros mismos.


5 . EDAD MEDIA

Con el cristianismo nace una nueva forma de contemplar el

mundo y al hombre. Si la filosofía griega se basaba en la

explicación racional, la filosofía cristiana se apoyará en la

explicación religiosa. Para el cristianismo, la razón no era suficiente

para explicar los dogmas religiosos fundamentales. Todo podía y

debía ser explicado desde la fe.

Sin embargo, a medida que el cristianismo se fue extendiendo,

fue necesario elaborar doctrinas que no se centrasen en el ámbito

puramente religioso y sobrenatural. Había que explicar la realidad

natural: el mundo y el hombre. Para ello, los pensadores

cristianos necesitaron de la razón y recurrieron a

concepciones filosóficas griegas, que fueron adaptadas a los

nuevos tiempos. Surge, así, la filosofía cristiana.

Los pilares sobre los que se asienta esta nueva forma de

interpretar la realidad son:

 La verdad: es revelada por Dios a los hombres.


 La fe: el hombre asume la palabra de Dios, como herramienta

inapelable de iluminación y conocimiento, a la que la razón

debe obedecer.

 La creación: el universo, todo lo que existe, ha sido creado

por Dios a partir de la nada.

 La Biblia: es el libro sagrado para el cristianismo, en el que se

recoge la palabra de Dios convertida en dogma.

Todo esto conforma un pensamiento teocéntrico, en el que Dios,

y no el hombre, es el eje sobre el que gira y del que depende toda

la realidad, tanto natural como humana.

Bien, pero, para el cristianismo, ¿qué es el hombre?

La visión cristiana del ser humano se basa en estas tres ideas

fundamentales:

 Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza . Esto

sitúa al ser humano en el centro de la creación. Frente a Dios,

el hombre es un ser contingente y finito que existe por la

bondad divina, pero que podría no haber existido –y, de

hecho, dejará de existir. Por otra parte, el cristianismo

defiende la dignidad e igualdad de todos los seres humanos.


 El alma humana es inmortal. Si bien el individuo en su

totalidad es obra de Dios, el alma es su nexo de unión con el

Creador, la parte espiritual que le permite acceder a la

resurrección. Frente al alma, el cuerpo material es la parte que

puede incitarla al pecado.

 Al final de los tiempos, el hombre resucitará en cuerpo y

alma. La consideración del alma como algo inmortal no es

algo nuevo, pues ya los griegos creían en ella, si bien

pensaban que, cuando el individuo moría, el alma volvía a

reencarnarse en un cuerpo y a vivir en este mundo, y así

eternamente, en un eterno retorno. Frente a esto, el

cristianismo propone la idea de resurrección, según la cual los

hombres resucitarán en otra dimensión. Al modelo circular

griego, el cristianismo opone una concepción lineal del tiempo.

Otra novedad que aporta el cristianismo frente al pensamiento

griego se refiere a la moralidad. Y es que, para aquél, la moral del

ser humano no depende de la razón, sino de las leyes de Dios.

El hombre, siendo una criatura de Dios, debe respetar las leyes

divinas. De lo contrario, cae en el pecado, que es producto de la


maldad y no de la ignorancia de los seres humanos –como

defendía Sócrates. Surgen así nuevos conceptos morales, tales

como el de pecado, culpa, arrepentimiento o redención. No

obstante, esto no impide que la razón juegue un importante papel

para los pensadores cristianos.

Según éstos, el ser humano es libre de elegir entre el bien y el

mal, de aceptar o no la palabra de Dios y sus leyes, siendo, por

tanto, responsable único de salvarse o condenarse.

Entre los autores cristianos, uno de los más importantes es

Tomás de Aquino, representante de la denominada Escolástica

medieval. Seguidor de Aristóteles, para Santo Tomás, la naturaleza

humana se compone de alma y cuerpo. La primera es la parte

principal, pues es de naturaleza espiritual e incorruptible. El alma

es el principio que da vida al cuerpo y es inmortal: no necesita del

cuerpo para existir, ni siquiera cuando el cuerpo muere. El cuerpo,

por el contrario, es material y corruptible. La unión de cuerpo y

alma no es un castigo para ésta, sino que la beneficia, ya que el

alma humana solo puede obtener conocimiento a través de los

sentidos del cuerpo.


Tomás de Aquino comparte la definición aristotélica del ser

humano como animal racional, y considera que éste es el único

ser que, gracias a que posee racionalidad, puede conocer su

propia naturaleza y fijar normas de conductas apropiadas,

tales como la conservación de la propia vida, la obligación de

cuidar y educar a los hijos o la obligación moral de buscar la verdad

y huir de la ignorancia

7. EL HOMBRE EN EL PENSAMIENTO CONTEMPORANEO.

A partir del siglo XIX culminó en Europa la Revolución Industrial,

que trajo consigo importantes cambios en la vida social y personal.

Los descubrimientos científicos y su aplicación técnica

transformaron el sistema productivo. Así, creció el proceso de

industrialización, se multiplicaron las grandes ciudades,

aumentaron la pobreza y la riqueza, los desequilibrios sociales, etc.

La ciencia y a la técnica fueron vistas como fundamentales para el

progreso humano y social.

Todo ello dio lugar a un nuevo tipo de hombre, pragmático y

utilitarista, que se ve a sí mismo todopoderoso, gracias a su


dominio de la naturaleza. Sin embargo, algún tiempo después, las

dos guerras mundiales del siglo XX provocaron la pérdida de

confianza en el ser humano y la puesta en cuestión de la cultura

occidental, aunque también hicieron surgir un nuevo pensamiento

humanista.

La filosofía de los siglos XIX y XX es muy rica y variada. El objetivo

común a todas las corrientes de pensamiento de este período ha

sido conocer al ser humano y comprender la naturaleza de sus

actos. Sin embargo, nosotros nos vamos a quedar aquí solo con

algunos autores, aquellos que son representativos de los distintos

enfoques desde los que se ha abordado la reflexión sobre la

naturaleza humana. Esos autores son: Marx –como representante

de una perspectiva sociológica-, Nietzsche y Freud –como

exponentes de un planteamiento psicológico-, y Sartre –como

representante del humanismo. Estos enfoques son importantes en

el análisis del ser humano en el siglo XX. Un cuarto enfoque, el que

iniciara Darwin a mediados del siglo XIX y que podríamos calificar

de biológico, también juega un papel decisivo en dicho análisis,

pero de él ya hemos hablado al tratar del origen del hombre en una

unidad temática anterior.


LOS MAESTROS DE LA SOSPECHA

7.1. CONCEPCIÓN MARXISTA

El hombre, al trabajar, al desarrollar su actividad productora

mediante el trabajo, se proyecta mediante los productos de su

trabajo (deja algo de él). El hombre no puede ser libre sino a través

de su trabajo, puesto que es a través de éste como manifiesta su

esencia, la hace presente, expresa su creatividad. La libertad es,

para Marx, la capacidad de darse cada uno a sí mismo su propia

existencia específica. Pero esta libertad no es infinita, sino que está

limitada por las propias condiciones materiales existentes en las

que el ser humano tiene que realizar su acción con los otros

hombres en la naturaleza.

Pero ¿Qué ocurre en la sociedad capitalista? En la sociedad

burguesa y capitalista el hombre está alienado (concepto

hegeliano, se ve como un extraño a sí mismo) ya que los medios

de producción (las fábricas, los talleres, los campos de cultivo...)

son propiedad privada de unos cuantos hombres (los capitalistas) y

el resto se ve obligado a vender su trabajo a cambio de un salario

que le permita subsistir. Y la idea fundamental es esta: el hombre


que vive en la sociedad capitalista no es hombre, es una cosa, una

materia, una mercancía; no vive como hombre, vive

exclusivamente como un animal de carga, así para Marx, el hombre

sólo es libre en sus funciones animales, fuera de la fabrica.

El obrero está alineado, respecto a :

(1) Alienación respecto a la naturaleza: ésta deja de ser el cuerpo

inorgánico del hombre para ser concebida como estación de

servicios

(2) Alienación respecto al trabajo mismo: Deja de ser una actividad

libre y creadora y se convierte en fuente de esclavitud.

(3) Alienación respecto a los productos del trabajo: Los frutos de su

trabajo se independizan y se vuelven contra el obrero. Se produce

una inversión sujeto/objeto. Mientras más brillan los objetos más se

obscurecen las personas.

( 4) : Respeto a la sociedad: Un trabajo alienado produce una

sociedad con clases

Pero la alienación no sólo se da en el terreno de la actividad

productiva, del trabajo. Además de la alienación económica,


estructural y radical en la sociedad capitalista, derivan de ella otras

formas de alienación, a saber:

- alienación social: A través de la división de la sociedad en

clases, que para Marx se resumen en dos: capitalistas y

proletariados,

- Alienación política : Con la división entre la "sociedad civil" y el

"Estado", estando éste al servicio de la clase dominante y en

consecuencia tiende a esclavizar la sociedad en provecho de los

intereses de la clase dominante.)

La alienación ideológica

- la religiosa: Una de ellas es la alienación religiosa. Esta

alienación religiosa consiste en la evasión de la realidad hacia un

mundo trascendente que sirve de consuelo y de esperanza para un

mundo injusto.

- la filosófica: Interpretar el mundo y no transformarlo como afirma

en su XI tesis sobre Feuerbach.


7.2. NIETSZCHE: CRÍTICA DEL HOMBRE OCCIDENTAL

La propuesta filosófica de Nietzsche es muy crítica con la

concepción racionalista de nuestra cultura y con la herencia

ilustrada. Tanto la razón como el ideal racionalista y humanista

característicos de la cultura occidental han sido, a juicio de

Nietzsche, construcciones fantasmagóricas que han servido

como refugio ante el miedo a la vida. Así, se ha presentado

como modelo humano a seguir el del hombre racional que controla

y domina sus instintos y pasiones, un prototipo claramente anti-vital

diseñado, sobre todo, por Sócrates y Platón y reforzado por la

religión y la moral cristianas.

Nietzsche sostenía que las creencias en Dios, la Moral y la

Metafísica se han revelado inconsistentes; que su origen no se

encuentra sino en el propio hombre, en el hombre débil y sufriente

que no puede superar por sí mismo su dolor y busca consuelo en el

más allá. Por eso habla de la muerte de Dios y propone un nuevo

tipo de hombre: el superhombre (Übermensch).


Nietzsche afirma que “Dios ha muerto”. Con ello, quiere decir que

la concepción según la cual el mundo tiene un orden y un

sentido objetivos -ya sea éste inmanente o trascendente- ha sido

superada. El hombre ha tomado conciencia de que todo lo que

consideraba como sagrado, santo, bello y bueno, no lo era en sí

mismo, sino porque él lo valoraba así. El hombre se descubre

como aquel que valora, aquel que da sentido. La vida tiene el

sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del

hombre.

Así pues, Nietzsche propone una nueva forma de entender al

hombre que resulta de la muerte de Dios: el superhombre. Este

es el tipo de hombre que toma la vida como un juego: se siente

completamente libre y lucha por mantenerse libre, y ejerce esa

libertad creando y destruyendo valores. Por lo tanto, el

superhombre es la persona que pone en práctica su libertad,

ejerciendo sus instintos en la creación de nuevas formas de vida,

sin permanecer en ninguna de ellas, sino buscando siempre

superarse a sí mismo.
El superhombre está vinculado, según Nietzsche, a una forma

cíclica de entender el tiempo y la historia. El eterno retorno es,

por lo tanto, una idea complementaria necesaria para que el

proyecto de superhombre sea viable. Frente a la noción lineal y

finalística del tiempo, Nietzsche defiende una noción cíclica, la del

eterno retorno. Mediante dicho concepto, Nietzsche intenta liberar

al hombre de la preocupación por el pasado y por el futuro.

Esta preocupación es una de las causas de que el hombre no sea

auténticamente libre, porque está culpabilizado por lo que ha hecho

mal en el pasado, por las equivocaciones que cometió, o está

preocupado por el futuro, por elegir correctamente, por cumplir con

su deber. La cultura occidental ha planteado la existencia de un

futuro mejor para el hombre –la vida eterna, el paraíso comunista,

etc. Para alcanzar ese futuro mejor, el hombre debe sacrificarse y

cumplir sus obligaciones. Si, en cambio, todo ya ha sucedido y

siempre sucede igual, nos libramos de la preocupación por actuar

correctamente y, por lo tanto, podemos centrarnos en el presente y

actuar libremente. El superhombre puede dedicarse a crear y

destruir valores, si está convencido de que su vida está ya

determinada y que no tiene sentido preocuparse por el futuro.


7.3. FREUD

Freud ha sido uno de los hombres que más han influido en la

comprensión contemporánea del ser humano. Es el creador

del psicoanálisis, un método de investigación y de curación de

enfermedades mentales que supone una nueva forma de

entender los procesos de la mente y, por tanto, una nueva

concepción del ser humano. Abre una puerta a otra dimensión del

ser humano, al desvelar su cara oculta e irracional: los instintos

y el inconsciente, que rigen su mente.

Según Freud, todos nosotros llevamos en nuestro interior deseos

que son el verdadero motor de nuestra personalidad, pero que no

podemos aceptar conscientemente, limitados como estamos por la

vida en sociedad, la educación recibida, etc. Estos deseos los

mantenemos en la inconsciencia, es decir, los reprimimos, a pesar

de lo cual están siempre activos e intentan salir fuera, por ejemplo,

a través de lo que soñamos mientras dormimos.

Freud describe la mente humana como una estructura

compleja, que engloba varias instancias independientes, pero, al


mismo tiempo, relacionadas entre sí. Entre esas instancias existen

fronteras, cuya función es la de proteger a la conciencia del

individuo de aquellos contenidos que de alguna manera

representan una amenaza para él.

El mapa de la mente humana quedaría más o menos así:

 ELLO: engloba las pulsiones primarias de la naturaleza

humana: Eros (pulsiones sexuales y de auto-conservación) y

Thanatos (pulsiones agresivas), los rasgos hereditarios y

los deseos reprimidos a lo largo de la vida del individuo -los

cuales no desaparecen, sino que permanecen latentes en

nuestro inconsciente. Todos estos contenidos son incons-

cientes. También son irracionales y amorales, pues exigen

su realización, independientemente de las prohibiciones mora-

les o sociales. Y es que el ello se rige por el principio del

placer.
 SÚPER-YO: está constituido por el conjunto de normas,

prohibiciones y amenazas morales que el sujeto ha ido

adquiriendo desde el nacimiento. El súper-yo se opone a

las pulsiones del ello, y su predominio sobre éste es la

causa de enfermedades psíquicas. En una parte importante,

es también inconsciente. Se rige por el principio del deber.

 YO: hace de mediador entre el ello y el súper-yo, entre el su-

jeto y la realidad exterior. Trata de adaptar las pulsiones

del ello, dominadas por el principio de placer, a las exigen-

cias del súper-yo, guiado por el deber moral. Es decir, trata

de contentar al ello sin que dicha satisfacción provoque con-

flictos con la moral. Se rige por el principio de realidad.

Según este planteamiento, la libertad humana es sólo un

señuelo, dado que el hombre está dominado por pulsiones

inconscientes.

Freud destaca en sus análisis el carácter ambivalente de la

sociedad y la cultura, pues, si bien es cierto que gracias a la


cultura progresa el ser humano, no es menos cierto que este

progreso se lleva cabo reprimiendo.

las pulsiones del ello. La sociedad, a través de sus normas y

prohibiciones, juega un papel represor; impide al hombre

satisfacer sus pulsiones, provocándole inevitables conflictos

psíquicos. Tales conflictos, según Freud, se manifiestan en las

creaciones humanas: instituciones, guerras, obras de arte, etc.

En definitiva, la sociedad y la cultura son las causantes de la

pérdida de la autenticidad humana, pero esta pérdida es

absolutamente necesaria para el mantenimiento de la vida

humana.
8. EXISTENCIALISMO: ¿ LIBERTAD Y SENTIDO ?

- ¿Que creéis que es el vacio existencial?

La pregunta sobre la naturaleza humana ha encontrado una

respuesta paradójica en el siglo XX: nuestra naturaleza consiste

en no tener naturaleza. Esta es la tesis central del existencialismo,

un movimiento filosófico amplio y plural que rechaza que haya una

esencia de lo humano, un modelo que debamos realizar, y sitúa en

la libertad el valor más importante del ser humano. Desde el

nacimiento, el ser humano es libertad pura: no es nada y puede

serlo todo. Por eso no hay un camino marcado de antemano, sino


que cada uno va formando el suyo en función de las decisiones que

toma.

Estamos obligados a ser libres y no podemos dejar de elegir.

Hemos sido arrojados a la existencia sin ningún tipo de orientación

sobre qué o quiénes debemos ser, ni mucho menos sobre cómo

hemos de vivir. El ser humano incluye así una dimensión trágica: sin

haber elegido la libertad con la que cargamos, hemos de resolverla

cotidianamente en cada una de nuestras acciones.

Al negar la esencia, el existencialismo pretende centrarse en la

existencia real, concreta y particular de cada hombre. Este debe ser

para los existencialistas el verdadero objeto de la filosofía y cualquier

otra cosa será un intento de distraer la atención, de divagar y

esconderse en concepciones abstractas que no nos ayudan a

comprender no ya qué somos, sino fundamentalmente quiénes

somos.

Nuestra vida es un problema, pero esto nos da ventaja, ya que

el resto de seres vivos no pueden elegirse. Para Sartre, estar

siempre por hacer es una manera de realzar la figura humana; y,

aunque su existencialismo incorpora ideas muy críticas con el

género humano, no pierde de vista un componente ético. Así, en El


existencialismo es un humanismo defiende el compromiso y la

responsabilidad como conceptos inseparablemente unidos a la

libertad, destacando que su ateísmo no implica una degradación o

un desprecio hacia el ser humano: al contrario, asumir que Dios no

existe y que no hay ningún modelo de ser que tengamos que

realizar es una manera de destacar la dignidad y la grandeza del

ser humano, que ha de convertirse en el auténtico dueño de su

propia vida.

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