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La diggesis de La Voragine es designada por el relato de Arturo Cova’; narrador autodiegético presentado por un narrador-editor que se nombra José Eustasio Rivera al firmar el Prdlogo, el cual cumple el encargo de arreglar para su publicacién los manuscritos de Cova remitidos por el Cénsul de Colombia en Manaos, que representa el narratario-lector; interlocutor del narrador a quien va dirigido el relato, junto con Ramiro Estévanez y el cauchero Clemente Silva, Estos dos narratarios complementarios son introducidos de esta forma: 1. Va para sels semanas que, por insinuacién de Ramiro Estévanez, distraigo la cciosidad escribjendo las notas de mi odisea, en el libro de Caja que el Cayeno tenia sobre su eseritorio como adorno inttil y polvoriento. Peripecias extravagantes, detalles pueriles, paginas truculentas forman la red precaria de mi narracién, y la voy exponiendo con pesadumbre al ver que mi vida no conquisté lo trascendental y en ella todo resulta insignificante y perecedero. Erraria quien imaginara que mi lpiz se mueve con deseos de noloriedad, al correr presuroso sobre el papel, en seguimiento de las palabras para irlas clavando sobre las lineas. No ambiciono otro fin que el de emocionar a Ramiro Estévanez con el breviario de mis aventuras, confeséndole por escrito el curso de mis pasiones y defectos, a ver si aprende a apreciar en mi lo que en él regated el destino, y logra estimularse para la accién, pues siempre ha sido provechosisima disciplina para el pusilénime hacer confrontaciones con el arriscado. EP 204° Don Clemente: Sentimos no esperarlo en el barracén de Manuel Cardoso, porque bos apestades estén encima. Aqui, desplegado en la barbacoa, le dejo este libro como sefial, para que en é| se entere de nuestra ruta por medio del croquis, imaginado, que dibujé. Cuide mucho esos manusoritos y péngalos en manos del Cénsul. Son la historia nuestra, la desolada historia de los caucheros. Cuénta pagina en blanco, cuania cosa que no se dijo! EP 339 + En adelante, referido también como Arturo 0 Cova, Todas [as citas de Ia Edicidn Principe se marcan con I3¢inielales EP, seguldas dal niimera de pigina Disponible en https://catalogoenlinea.bibliotecanacional gov.co/slient/es ES/search/asset/118930 1 Del manuserito encontrado a la pérdida de los errabundos La diégesis de La Vordgine comienza por acreditar el testimonio de Cova: desde la imposicién del titulo por el autonombrado José Eustasio Rivera, editor del supuesto original y autor de Prdlogo y Eplogo; hasta la insinuacién de que hubiera podido contar una historia diferente con deseniace previsible. Cuando Fidel me avisé que e! contrato se habia perfeccionado, no tuve la menor sopresa. Pareciéme que el administrador de mis bienes me estaba rindiendo un informe sobre el modo acertado como habia cumplido mis érdenes. — Franco, esto saldré 2 pedir de bocal ;Y si el negocio fallara, tengo mucho con qué responder! Fidel entonces, por vez primera, me averigué el objeto de mi viaje a las pampas. Licidamente, ante [a posibilidad de que mi compariero hubiera cometido alguna indiscrecién, respondi: «No hablé usted con don Rafael?» Y afiadi, después de la negativa: «;Caprichos, caprichos! Se ‘me antojé conocer a Arauca, bajar al Orinoco y salir a Europa. Pero Alicia esta tan maltratada, que no sé qué hacer! Ademés, el negocio no ‘me disuena. Haremos algo» EP 58 Primero se muestra la faceta documental de un manuscrito revelador; después se deja entrever el artiicio de un natrador protagonista que induce la impresién de que los hechos estan ocurriendo en tiempo presente, cuando en realidad se trata de una recopilacién escrita entre seis y siete meses posteriores a dichos hechos, a los cuales deben sumarse los cinco meses que se registran en el Epilogo. Y en este lugar de la historia, que es el preludio de unos acontecimientos absolutamente tragicos, Cova valida el origen de otro mundo narrativo posible si se escenificara Orinoco abajo, en vez de adentrarse en la maraiia de los tributarios del Amazonas. El lector tiene indicios de que la explicacion de Arturo a Franco es falsa; pero podria aceptarla como contenido de la ficcién presente (los, manuscritos remitidos al Sr. Ministro). Y al final de la ‘odisea’, circunscrita por el embarazo y parto de Alicia, quedan los ertantes, impedidos de volver a la quietud de la llanura inmensa y el horizonte remote? (Pagina 97, Edcién Principe). Cova se encuentra con el sietemesino y Alicia; la venganza est4 consumada y la miseria signa el destino de los némadas. No hay dicha; no hay regreso; solo adquiere entidad la idea de la voragine funesta, en los ltimos parrafos de Cova y el Epilogo de José Eustasio Rivera * Reflejo del estado de dnimo implicado en la imagen del horizonte remoto es la deprecacién de Cova al ‘comienzo de la segunda parte del relato: Déjame huir, oh selva, de tus enfermizos perumbras[..] Quiero ef calor de los arenoles, ef espejeo de las caniculas, fa vibracién de las pampas ablertes. Dgjame tornar a la tierra de donde vine, para desandar esta ruta de Idgrimas y sangre, que recorrt en nefando dia [..] 2 Santa Isabel! En la Agencia de los vapores dejé una carta! para que se la entreguen al sefior Cénsul. En ella invoco sus sentimientos humanitarios en favor de mis compatristas, victimas del pillaje y la esclavitud, que agonizan entre la selva, lejos de hogar y patria, ‘mozelando al jugo del caucho su propia sangre. En ella me despido de lo que fui, de lo que anhelé, de lo que en otro ambiente pude haber sido. Tengo el presentimiento de que mi senda toca a su fin, y, cual sordo zumbido de ramajes en la tormenta, percibo la amenaza de la vorégine! EP 338 Viejo Silva: Nos situaremos a media hora de esta barraca, buscando la direccién de! cafto Marié, por la trocha antigua. Caso de encontrar imorevistas dificultades, le dejaremos en nuestro rumbo grandes fogones. No se tarde! Sélo tenemos viveres para seis dias! Acuérdese de Coutinho y de Souza Machado! Nos vamos, pues! En nombre de Dios! EP 340 Epilogo El.ttimo cable de nuestro Cénsul, dirigido al sefior Ministro y relacionado con la suerte de Arturo Cova y sus compaferos, dice textualmente: «Hace cinco meses biiscalos en vano Clemente Silva. Nirastros de ollos! Los devoré la selval> * Ver nota pie de pSgina #72 Actantes y sentidos El relato es una sucesion de estados y cambios de estado, y el significado del relato es el efecto de la diferencia entre esos estados sucesivos®. Los estados y los cambios de estado se atribuyen a personajes individualizados, pero el estudio narratolégico representa posiciones correlativas* — actantes—, que pueden ser ocupadas por uno o varios personajes en diferentes momentos del relato. Los actantes se clasifican como: Sujeto; Objeto; Adyuvantes y Oponentes del sujeto agente de la realizacién, que provoca el cambio de estado, es decir el cambio de la relacién entre Sujeto y Objeto; y el Influjo (Destinador), que motiva la actuacién del sujeto agente (Destinatario). En sintesis, los actantes son las relaciones Sujeto ~ Objeto Adyuvantes — Oponentes Destinador ~ Destinatario Info sujeta agente El primer Destinador que actia en La Vordgine es la confesién de Arturo tras descubrir que Alicia se encontraba encinta sin saberlo, que inesperadamente ella escucha: L.1 Don Rafo, le dije, yo miro las cosas por otro aspecto, pues las conclusiones de usted, aunque fundadas, no me preocupan ahora: estan ‘en mi horizonte, pero estan lejos. Respecio de Alicia, el mas grave problema lo levo yo, que sin estar enamorado, vivo como si lo estuviera, ‘supliendo mi hidalguia lo que no puede dar mi ternura, con la conviecién intima de que mi idiosincrasia caballeresca me empujaré hasta el sacrifcio, por una dama que no es la mia, por un amor que no conozco. EP 28 Que lleva a las primeras acciones de dos sujetos: Arturo mismo, que abandona a Alicia en La Maporita y después se entrega a la lucha por reencontrarla; y Alicia, que empieza a sumar razones para prolongar su fuga hacia la incdgnita del Vichada y no regresar a Bogota. 5 Cfr. Mateos, J. (1982). Andiisis semiético de los textos. Macrid: Ediciones Cristiandad. (Jean-Claude Giroud; louis Panier, publicado por Presses Universitaires de Lyon, 1979]. Recuperado de httos://es scribd. com/document/37 7057622/ANAL Pp. 21 siguientes. " Noexisten nunca a una sin la otra, En sentido amplio, puede afirmarse que el Sujeto de La Vordgine es Arturo Cova, cuyas acciones buscan recuperar a Alicia y regresar a Bogota, que son su Objeto. Los Adyuvantes son los personajes que dan noticia del destino de Cova, o que participan del mismo. Y los Oponentes, en sintesis, son Narciso Barrera y la selva amazénica Pero en estricto sentido, el mayor Oponente de Cova es el régimen de esclavitud al uso en los siringales infinitos: Mas el crimen perpetuo no esta en las selvas, sino en dos libros: en el Diario y en ef Mayor. Si Su Sefioria los conociera, encontraria més lectura en el DEBE que en el HABER, ya que a muchos hombres se les leva la cuenta por simple calculo, sequin lo que informan los capataces. Con todo, hallaria datos inicuos: peones que entregan kilos de goma a cinco centavos y reciben franelas a veinte pesos; indios que trabajan hace seis afios, y aparecen debiendo ain el maroco del primer mes; nifios que heredan deudas enormes, procedentes de! padre que les ‘mataron, de la madre quo les forzaron, hasta do las hormanas que les Violaron, y que no cubririan en toda su vida, porque cuando conozean la pubertad, los solos gastos de su nifiez les darén medio siglo de esclavitud. EP 216 Respecto al sistema de peonaje” de la explotacién del caucho, cuyo simbolo fue Julio César Arana, “alma y fuerza impulsora”? de la Peruvian Amazon Company, las descripciones mas conocidas coinciden en estos aspectos: los caucheros declaraban que obtenian mano de obra atrayendo a los indios “por medio del comercio y con miras a fomentarlo”, esta es la idea de “los derechos de conquista’, que cl individuo obtiene si logra “entrar en negocios con los indios [y consigue] que le trabajen en extraccién del caucho y que le hagan sementeras y casa, en la cual se queda a vivir en medio de ellos”; los indios asi conquistados entran “en la gran y comun labor de los blancos" y son incorporados a la civilzacion; en general, los indios debian al patrén “avances” como telas, pantalones, mosquiteros, escopetas, machetes y ollas de metal, y los pagaban con caucho y servidumbre; ‘los indios estaban alli para quien los quisiera, pero una vez adquiridos no podia interponerse ningun otro blanco”; en la frontera del caucho entre Pert y Colombia, que carecia de Estado, los comerciantes como Arana luchaban “por el control de una provision de recolectores [...] que cada dia disminuia mas’; los “derechos de conquistar’, acordados tacitamente “por fuera de Como “una forma de esciavitud efectivamente sancionada por un mecanismo crediticio armonizado con el sistema liberal de libertades”, Io define Alejandro Quin, en Trazos de agrimensura: soberania, limites y rebellin en José Eustasio Rivera, disponible en hitos://www academia.edu/36640632/Traz0s_de_agrimensura_soberania limites y rebelidn en José Eus {asio_Rivera p. 14 (136) cfr Taussig, Michael. (2002). Chamonismo, coloniatismo y el hombre salvaje. Bogots: Norma. Impreso. Pp. 43-52 cualquier ley estatal’, parecian siempre expuestos a la destruccién y la violencia; la principal amenaza a la vida de los caucheros era la de ser asesinados en medio de dicha situacién; los caucheros vivian generalmente con mujeres indigenas, pero eran uniones estériles, probablemente porque ellas bebian de plantas anticonceptivas; |a ‘implacable eliminacién de los pequefios negociantes en esta zona frontetiza de esterilidad y asesinato [durante siete afos]' respaldé el control total de! bajo Putumayo que hacia 1907 consolidé Arana, quien era alli “el Estado mismo", y asi estuvo listo para “ampliar en gran escala su negocio con capital obtenido en Londres”. Vv Accién y argumento® Planteamiento Alicia y Arturo han huido de un pacto matrimonial urdido por la parentela entusidstica de Alicia, y pretenden establecerse fuera del alcance de sus perseguidores en las lejanias del Casanare (un “desierto", para la vision de la época). EI planteamiento refiere cémo se forman las obsesiones de Cova con celos hacia Narciso Barrera; y con el pensamiento de Ia riqueza sobrevenida y el retorno a la ciudad. Y como esas obsesiones socavan el equilibrio que habian conseguido en la Maporita; hasta que Barrera, el ‘enganchador’, propicia la tragedia que los forzaré a adentrarse en la altillanura del Vichada y por los afluentes del Amazonas hasta el siringal de Yaguanari. Ahora bien, conviene a la comprensién de la estructura significative observar primero los indicios del planteamiento referentes a la raz6n de huir de Bogota, revelados tanto al comienzo del relato como en el inicio de la narracion en /as banacas del Guaracti, cuando el narrador autodiegético recuerda la fuga de Ramiro Estévanez, anterior ala suya con Alicia: * Accién (fabula) es el conjunto de acontecimientos vinculados entre si de una manera pragmatica siguiendo 1 orden cronologico y causa. Ctr. Tomashevski, Boris, “Tematica”. Teoria de fa literatura de los formatistas 1us0s. Comp. Tavetan Todorov. México: siglo veintiuno, 1978. Impreso. EI argumento (trama o relato) es la progresién de os momentos de riesgo; es deci, Ia armazén de las {unciones cardinales, que se refieren a acciones que abren, mantienen o cierran una alternativa légica de la progresion (en otras palabras, inauguran 0 concluyen una incertidumbre). Las funciones carcinales se complementan con las funciones crondl6aicas(“catdlisis), que describen lo que ocurre entre dos momentos de incertidumbre; los indicios (de carécter, sentimientos 0 “atmésferas’) y los informantes de tiempo y espacio. Cfr. Barthes, Roland. “Introduccion al analisis estructural de los relatos”. Analisis Estructurol de! relato, Buenos Aires: Tiempo Contemparsneo, 1970, Impreso Comienzo del relato Alicia tue un amorio féoil: se me entregs ‘sin vacilaciones, esperanzada en el amor que buscaba en mi Ni siquiera pensé casarse conmigo en aquellos dias en que ‘sus parientes fraguaron la conspiacién de ‘su matrimonio, patrocinados por el cura y resueltos a someterme por la fuerza. Ella ime denuncié los planes arteros. «Yo ‘morité sola, decia: mi desaracia se opone atu porvenir» Luégo, cuando la arrojaron del seno de su familia y el Juez te deolaré a mi abogado que me reduciia af carcel, le dje una noche, en su escondite, resueltamente: Cémo puedo desampararte? Huyamos! Toma mi suerte, pero dame el amor. Y huimos! Ll Mi dnima atribulada tuvo _ entonces tellexiones agobiadoras: ;Qué has hecho de tu propio destino? ;Qué de esta jovencita que inmolas a tus pasiones? 2¥ tus suefios de gloria, y tus ansias ‘de triunfos y tus primicias de celebridad? Insensate! El lazo que a las mujeres te tune, lo anuda el hastio. Por un orguilo pueril te engafaste a sabiendas, atribuyéndole a esta criatura lo que en ninguna otra descubriste jamds, y ya sablas que el ideal no se busca, pues fo leva uno mismo. Saciado el antojo, .qué mérito tiene el cuerpo que a tan caro precio adquitiste? Porque el alma de Alicia no te hha pertenecids munca, y aunque ahora recibas ef calor de su sangre y sientas su respiro cerca de tu hombro, te hallas, espirtuaimente, tan lejos de ella como de la constelacién tacituma que ya se inclina hacia el horizente. Comienzo de la narracién {ver funcion eronolégica) Un singular afecto me ligé siempre a Ramiro Estévanez. Hubiera querido ser su hermano menor. Ningtin otro amigo logré inspirarme aquella. confianza que, manteniéndose dignamente sobre la estera de lo trivial, tiene elevado imperio en el corazin y en la inteligencia. ta Amaba de la vida cuanto era noble: el hogar, a pairia, la fé, el trabajo, todo Jo dignoy lo perdurable. Arcade sus pparientes, vivia circunserito a su obligaoién, reservandose para si los serenos goces espirtuales y conquistando de a pobreza 2) lujo real de ser generaso. Ll Antafo, apenas supe que galanteaba a Gerla beldad de categoria, quise preguntarle si era posible que un joven pobre pensara comprometerle a persona alguna el pan escaso que conseguia para sus padres. Nada le dije a fondo, porque sme interrumpi6 con su frase justa: gNo me queda derecho nia le lusién? Era preciso pasar de noche por Céqueza, en previsién de que las auioridades nos detuvieran. Varias veces intenté reventar e! alambre del telégrafo, enlazandolo con la saga de mi caballo; pero desist de tal empresa por el deseo inimo de que alguien me capturara y, libréndome de Alicia, me devolviera “esa libertad del espirity que nunca se pierde en la reclusion, td —{No crees, Alicia, que vamos huyendo de un fantasma cuyo poder se lo atribuimos nosotros mismos? No seria mejor regresar? Tanto me hablas de eso, que estoy convencida de que te canso! Para qué me trajiste? Porque Ia idea partis de ti! Véte, déjame! Ni ti ni Casanare merecen la pena! Y de nuevo se eché a llorar. El pensamiento de que la infeliz se creyera desamparada me movi6 a tristeza, porque ya me habia revelado el seoreto de su destino. Querian casarla con un viejo terrateniente en los dias que me conocis. Ella se habja enamorado, cuando impuber, de un primo suyo, paliducho y enclenque, con “quien estaba—en_—_secreto comprometida; luego aparecl yo, y alarmado e! vejete por el riesgo de que le birlara fa prenda, muttiplicé fas cuantiosas ddivas y esttech6 el asedio, ayudado por la parentela entusidstica, Entonces, Alicia, como tinica liberacién, se lanzé a mis brazos. Mas no habia pasado el peligro: el viejo, a pesar de todo, queria casarse con ella. Déjame, volvi6 a decir, arrojéndose de! caballo. De tino quiero nada! Me voy apie, a buscar por estos caminos un alma cartativa! Infame, nada quiero de ti Ld ¥ la loca itusién lo fevé al desastre, Tomése melancdlico, reservade, y acabé ‘por negarme su intimidad, Con todo, alatin dia le dij por indagarlo: Quiera el destino reservarle mi corazén a cualquior mujer cuya parentela no se crea superior, por ningin motivo, a la gente mial Y me replicé: Yo también he pensado en ello. Pero qué quiéres? En esta doncella se dstuvo mi aspiracién! ‘Al poco tiempo de su fracas sentimental no lo volv! a ver. Supe que habla emigrado hacia no sé dénde, y que fa fortuna le tue risuena, segun fo preaicaban, tacitamente, les relativas comodidades de su familia ¥ ahora lo encontiabe en las barracas del Guaracu (..J Lal El tal Ramiro estaba cembiado: ni un apret6n, ni una palabra de intimidad, ni un geste de regocio por nuestro encuentro, por todo ese pasado que en ni vivia y del cual poseiamos partes iguales.” En represalia, adopté un mutismo glacial. Después, por mortiicarlo le dje a secas: —Se casé! Si sabias que s0 cass? Al inllujo de esta noticia resucité para mi amistad un Ramiro Estevanez desconocido, porque en vez del suave fidsofo aparecié ‘un hombre mordaz y amargo, que veia la vida tal como es por Giertes aspectos. Cogiéndome de la mano ime interrogé: —=2Y seré verdadera esposa, 0 sélo cconcubina de su marido? Leal Franco y Griselda se asientan en el fundo La Maporita provenientes de Arauca, después que Franco deserté de la guamicién del ejército, donde era teniente; y actualmente el Juez de Orocué, José Isabel Rincén Hernandez, los extorsiona por un crimen cometido en aquella jurisdiccién. A Franco se le acusa de la muerte de un capitén, aunque este en agonia nunca lo sefialé como culpable™: [..] Franco era Teniente de fa Guamicién, y establecié su casa lejos del cuartel, a la olla del rio. El Capitan dio en perseguir a la nija Griselda, y, para cortejarla a su antojo, dejaba en servicio a su subalierno. Este, enterado ya de los propdsitos de ‘su jefe, abandoné el puesio y se fue una noche a su habitacién. Nadie ha sabido qué pasarla a puerta cerrada. El Capitén aparecié con dos pufialadas en pleno pecho, y, debilitado por el desangre, murié de fiebres en la misma semana, después de hacerle declaraciones a la justicia favorables al acusado. EP 105-106 2. Arturo y Alicia se refugian una semana en un trapiche en las afueras de Caqueza, pero tienen que seguir su travesia hacia Villavicencio porque corte el rumor de que son fabricantes de monedas Esta funcién se complementa con un informante de tiempo y espacio: En la jornada entre Caqueza y Villavicencio se presenta con engafioso discurso Pepe Morillo Nieto (Pipa), cuatrero locuaz, que aprovecha la oscuridad para hurtar el caballo ensillado de Arturo y huir. El cuatrero inmediatamente se dirige al Casanare y, por casualidad, a la zona de La Maporita; resultando que se adelanta una semana a la llegada de Arturo, Alicia y Don Rafo"". (Ira: mas adelante) 3. Griselda recibe visitas y regalos de Barrera’* mientras Franco se encuentra dirigiendo la vaqueria del hato de Zubieta. 4. Griselda conversa con los recién llegados de su propésito de irse con el enganchador"®, que “ha tréido mercancias y morrocotas pa da y convida”. 5. Arturo se entrenta a Mill4n, vaquero de Barrera que ofende y amenaza a Don Aafo. En la noche"* regresa Franco porque supo que Barrera habla mandedo una comisin a la Maporita. * Se fja como primer acontecimiento de la fabula,y primers funcién cardinal del relato la numeracién dela lista reflealaldgica de su progresién ° Antiguo partidario del padre de Cova; actualmente comerciante, que en Villavicencio se les oftece como baguiano para el Casanare. 2 Narciso Barrera, upuesto empleado de las eaucherias del vichada. * Narciso Barrera 10 Junto con esia modificacién del estado inicial se presenta un informante de tiempo, una funcién cronolégica, y un indicio: Informante_de tiempo: las preguntas de Antonio Correa a Sebastiana, la cocinera de la Maporita, y subsiguientes respuestas —Mamé, dijo rascéndose la cabeza: cual jue el entrometio que ové al kato ol chisme de la mereancia? —Eso no tié nda de malo: avisando se vende. —Si, pero qué jué a hacé ayé la noche que yegaron estos blancos? —Yo qué sé! Lo mandaria la nia Griselda. En esta vez fue Franco quien hizo el mohin. Después de un corto silencio indagé: —Mulata, cudntas veces ha venido Barrera? —Yo no he reparao. Yo vivo ocupaa aqui en mi cocina. EP 40 Respuestas que encierran una falsedad que se revela en segundo plano cuando Sebastiana confiesa a Cova que: |...] El Jestis jue al hato una noche, no a yamé a Barrera sino a decile que no arrimara porque no se podia {...] EP 44. Y en la quinta edicion"®: [...] El Jesis jue al hato la iardecita que yegaron usizes, no a yama al Barrera sino a decile que no arrimara porque no se podia |... Funcién cronolégica: Franco conversa de la situacién del hato de Zubieta Cuando Salié Sebastiana, pregunté don Rafael por la situacién del hato: Era verdad que todo andaba manga por hombro? —Ni sombra de lo que usted conocié. Barrera lo ha trastornado todo. Aya no se puede vivir. Mejor que le prendieran candela. Refirid despuss; que los trabajos se habian suspendido porque los vaqueros se emborrachaban y se dividian en grupos para toparse en determinados sitios de la llanada, donde, a ccultas, les vendian licor los aulicos de Barrera. Unas veces dejaban malar los caballos, entregandolos estipidamente a los toros; otras, se dejaban coger de la soga, o al colear sufrian golpes mortales; muchos se volvian a juerguear con Clarita; éstos derrengaban los rangos apostando carreras, y nadi corregla el desérden ni normalizaba fa situacién, porque ante el ‘seftuelo del préximo viaje a las caucherias ninguno pensaba en trabajar cuando estaba en visperas de ser rico. De esia suerte, ya no quedaban caballos mansos_sino potrones, ni habia vaqueros sino enfiestados: y el viejo Zubieta, el dueiio del hato, borracho y gotosc, ignorante de lo que pasaba, espernancabase en su chinchorro a dejar que Barrera le ganara dinero a los dados, a que Clarita le echara aguardiente con su propia boca, a que la peonada de! enganchador sacnficara * sesundo dla del epicodio de La Maporita ® Cr. Volumen 4 Biblioteca Ayacucho. (ISBN 10: 8466001387 / ISBN 13: 9788466001380) Recuperado de: hitp://biblioteea elaeso.edu.2r/elaeso/se/20190004020113/la_voragine Jose Eustasio Riverapdf Pagina 66 1 hasta cinco reses por dia, desechando, al desollarlas, las que no parecieran gordas. EP 41-42 Indicio: El suefio ‘premonitorio’ de Cova [...]$071é que Alicia iba sola, por una sabana ligubre, hacia un lugar siniesiro donde la esperaba un hombre, que podia ser Barrera. Agazapado en los pajonales iba espidndola yo, con la escopeta del mulato en balanza; mas cada vez que intentaba tenderla contra el seductor, se convertia entre mis manos en una serpiente helada y rigida. Desde la cerca de los corrales, don Rafo agitaba el sombrero exclamando: ;Véngase! jEso ya 1no tiene remedio! Vela luégo a la nifia Griselda, vestida de oro, en un pals extrafio, encaramada sobre una pefia de cuya base flufa un hilo lento y blancuzco de caucho liquido. A lo largo de él fo bebian gentes innumerables echadas de bruces. Franco, erguido también sobre un promontorio de carabinas, amonestaba a los sedientos con este estribillo: «Infelices, detrés de estas selvas est el mds alla!» Y al ple de cada arbol (sic) se iba murlendo un hombre, en tanto que yo recogia sus calaveras para exportarlas en grandes lanchones por un rio silencioso y oscuro. Volvia @ ver a Alicia, desgrefiada y desnuda, huyendo de mi por entre las malezas de un bosque noctumo, iluminado por luciémagas colosales. Llevaba yo en la mano una hachuela corta, y, colgado al cinfo, un récipiente de metal. Me detuve ante una encina lena de flores, que parecia un drbol de caucho, y empecé a picarle la corteza para que escurriera la goma. ¢Por qué me sacas la sangre?» exclamd una voz muriente. «Yo soy tu Alicia y me he convertido en una parasita». EP 43 6. Barrera se presenta en La Maporita, con el pretexto de disculparse por las amenazas a don Rafo. Pero su aparicién “en animado irfo” con Alicia y Griselda; sus obsequios y adulaciones; y su despedida de Griselda fuera de la vista de los demas, despiertan las sospechas de Cova: La nifia Griselda lo acomparé hasta el catio y alll se detuvo més tiempo del que requiere una despedda. —zDe dénde salié este sujeto? Dije con tono brusco, encardndome a Alicia, apenas quedamos solos. —Llegé a caballo por aquella costa, y la nifia Griselda lo paso en la curiara. —2Tii lo conocias? —No. —4Te parece interesante? No. pflsiinves scepter ol porte? —No. 2 —iMuy bien! jMuy bien! Y rapandole el frasco de! bolsillo del delantal, o esirellé con furia en el patio, casi a los pies de la nifia Griselda que regresaba. —Cristiano, usté ta loco, usté ta loco! EP 48 7. En el octavo dia de la estancia en La Maporita, en un ataque de furia, Cova golpea con el pufio a Griselda y se lanza al galope anunciando que va a matar a Barrera, quien se encuentra en el hato de Zubieta. Lo que Cova no supo antes de largarse'® fue que Griselda habia matado al Capitan, y que una sombra de culpa le perseguia desde entonces: =L...] La pagé caro por atrevio! Preguntéle a Fidel, si querés detalles [...] He sulrio tanto! Imagind lo que fue pa mi tenderlo boqueando al pie de mi honral Y dejé que Fidel se lo echara encima pa salvarme, pa defenderme! Y luego el suplicio de vé a mi hombre, triste, desamorao, arrepentio, dejéndome sola en la Maporita dias y semanas, pa no mirarme, pa no tené que darme la mano, repitiéndome que deseaba largarse lejos, a otros paises, onde nadie supiera lo sucetdo y no tuviera que tar de pe6n jugando la vida con las tordas. En esas el tal Barrera se present, y Franco me daba rienda pal entusiasmo, como queriendo salir de mi, diciéndome, unas veces, que nos veniamos, otras, que él se queaba; hasta que Barrera, pa obligarme a cogé camino, me cobré los regalos que me habia hecho, y yo no tenia con qué pagd, y me amenazaba con demanda al pobre Fidel! Esas eran las entrevistas! Eso es Io que vos suponés de malo! Yo le di al Barera cuanto era mio, sortijas, zarciyos, y hasta quise vendé mi maquina pa pagale! Despué de t60, volvié a decime que vos era (sic) rico, que te pidiera plata prestéa. La nifia Alicia, que me sentia yord de noche, ofrecié ayuarme, hablando con él, pa conseguir que me rebajara siquiera el saldo. En esas, me pegaste, y querfas matarnes, y te fuiste pa onde Clerita, y Barrera me fue a decir que no esperara a Franco do ningin méo, porque vos le ibas a meté no s6 cudntos chismes y me podia molé a palos! (...] EP 325 8. Cova permanece siete dias en el hato de Zubieia dispuesto al enfrentamiento con Barrera, pero el desenlace mortal no ocurre en parte porque otro Adyuvante se interpone: Clarita, [...] una escoria de lypanar, una sobra del bajo placer, una loba ambulante y famélica {...]. ° Lo supo meses después, por boca del mismo Franco, cuando remontaban el inirdla. (EP 172) 2B El contexto de este Adyuvante contiene un informante de tiempo y espacio: —Clarita, ti: me has dicho que mi ganancia en el juego"” estuvo exenta de dolo, Todo eso es para fi, que has sido tan buena conmigo. —Chico, {qué estas diciendo? No creas que te sitvo por interés. Yo s6lo quiero volver a mi tierra, a pedinies perdén a mis padres, a envejecer y morir con ellos. Barrera quedé de costearme el viaje hasta Venezuela, y, en compensacidn, abusa de mi sin més medida que su deseo. Zubieta dice que se quiere casar conmigo y yevarme a Ciudad Bolivar, al lado de mis Viejecitos. Yo, confiada en esta promesa, he vivido borracha casi dos meses, porque 6] me amonesta con su norma invariable: «zCual sera mi mujé? La que me acompaite a bebé» «En estas fundaciones me dejé botada el Coronel Infante, guerilero venezolano que tomé a Caicara. Ay! me rifaron al tresiyo, como una simple cosa, y fui ganada por un tal Puentes, pero Infante me desconté al liquidar ef juego. Después 10 derrotaron, tuvo que asilarse en Colombia y me abandono por aqui|...] EP 81 Asi como también contiene el indicio que debié prevenir a Arturo Cova de los acontecimientos que se avecinaban, cuando enuncia la advertencia: [...] Qjo de garza con el Miyén. El hombre a quién le pegaste en el patio: Ese tiene érdenes terminantes. Y sabes tii que Zubieta nada le debe al cauchero por sumas prestadas? Este le dio a guardar unas morrocotas, en la confianza de que yo se las robarfa; pero el viejo las enterré. Después lo estafé con bs dados que tu conoces. Cada mafiana me pregunta: «Ya le sacaste las amariyas? De ayi te daré para el viaje. Bien se conoce que no deseas volver a tu exiraordinario pals». Ese hombre tiene planes siniestros. Sitd no hubieras estado aqui. EP a6 9. El séptimo dia del episodio del hato de Zubieta se presenta Fidel Franco, que viene de acompafiar a don Rafael hasta Tame, “en prevision de que los secuaces de Barrera lo dospojaran’. Y ol dia siguiente llega e! mulato Correa con la yunta de caballos Correa, portador de las noticias de la Maporita, nuevamente se convierte en informante de tiempo y espacio: Cova se refiere al juego de dados, al cual desafié a Barrera el primer dia en e! hato. Cova descubre que Nareica Barrera le jugaba con trampa yse desata una reyerta en Ia cual Barrera lo apufala, Clarita se obliga 3 curarle la herida y culdarlo en los dias siguientes. 14 —4 Viste a Alicia, qué recado me traes? —Con ella no pude verme porque taba yorando a puerta cerréa. La nia Griselda les mand6 esta maleta de ropa, seré pa que se le presenten mudaos. A téo momento se asoma, a vé si ustedes yegan. Taba arreglando petacas y dijo que hoy se venian pa acd. Esta noticia me tomé jovial. ;Por fin mi compafiera vendria a buscarme! —éY llegaran en la curiara? —La patrona hizo deja tres cabayos. —2Y te preguntaron ellas por mi? —lili mama me dio que usté Ie iba a yond al hombre la cabeza de cuentos. —2Y sabian lo de mi brazo? 6 Qué te pasé?¢Lo tubs alguna bestia? —Una heridita, pero ya estoy bien. —éY énde me tiene mi morocha? —¢Tu escopeta? Debe estar en los toldes con mi montura. Vete a reclanarias. Al quedar solo, una duda lancinante me conmovié: ;Barrera habria vuelto a la Maporita? Yo lo hacia vigilar por Mauco a manana y noche; {pero el tuerto me dirfa la verdad? Y pensé puesto que Barrera se esté afeitando, es porque sabe que Alicia Nega. Tal vez si; tal vez no. EP 98-99 10. Franco observa en el camino el “barajuste de la torada” provocado por Cova y Clarita en venganza contra Barrera, y a propésito revela el motivo de su llegada al hato: —¢Verdad que anoche hubo barajuste? —¢Por qué lo decis? —Desde esta mariana vimos partidas de ganado que corrian solas. Y pensdmos: jo barajuste, o los indios! Pero ahora que pasémos por ios corrales. —jSil Barrera me dejé ir 2! rodeo. No sé cémo remediara, sin cabayos... Nosotros nos comprometemos a cogerle las reses que quiera, seguin lo que él nos pague, repuso Franco. —Yo no permito mas correteos en mis sabanas, porque los bichos se maiiosean. —Querfa decir que como desde maiana empezaremos la cogiende de los toros que negociamos. —iYo no he firmao documento con néide, ni recuerdo de trato ninguno! L-1 EP 93-94 15 El ‘negocio’ aparece como un indicio del extremo opuesto a la influencia Perturbadora del “fébrico en el Vichada’; 0 sea, una realidad que eliminara casi por completo la presencia y los actos de Narciso Barrera. Peto este ‘artefacto’ tiene dos caras: una cuando se propone; y otra cuando se desmiente en la voz de Clarita: [Don Rato] Venia de! hato, a donde fue esa mariana a ofrecer os caballos. Franco y la nina Griselda, que lo acompafaron, regresarian por la tarde. El (sic) se vino pronto, aprovechando la curiara, para consultarme un negocio y requerit mi consentimiento. El viejo Zubieta daba al fiado mil o mas foros, a bajo precio, a condicion de que los cogiéramos, pero exigia soguridades y Franco arriesgaba su fundacién con ese fin, Era {8 oportunidled de asociames: la ganancia sera cuantiosa 55-56 [Zubista] Comprende que Barrera es peligrosito y, para distraerlo, le entregs la torada que se haya en el corral; mas que no pueda sacarla, mandé a esconder los cabayos. Apenas le dejé los peores en alquiler, después de enviar emisatios a todas partes con la noticia de que este aiio no le venderia ganados a nadie. Como Barrera se entero (sic) de eyo, el viojo, para desmentitio, hizo un simulacro de negocio con Fidel Franco, pero ne pudo advertire que era una simple treta contra su huésped. EP 86 11. Franco ordena irse a la “cogienda’, contra la voluntad de Zubieta’ —Franquito, ¢Venis a matarme? —Vengo @ coger ef ganado que me vendid, y para eso traje vaqueros. jLo cogeré, cueste lo que cuestel)¥ si no, que nos vyeve (sic) el judas! EP 94 Los acontecimientos que se derivan terminan con una funcién cronolégica de contrapunto y un indicio de los cambios de animo de Cova: Funcién cronolégica: la muerte de Millan Montaba yo alegremente un caballito coral, apasionado por las distancias, que al ver a sus compafieros abalanzarse sobre la grey, disparése a rienda tendida detrés de ellos, con tan agil Violencia, que en un instante ie pasé la lanura bajo los cascos. Adiestrado por la costumbre, diése a perseguir un toro [. Tiraba yo mi lazo una y otra vez, con mano inexperta; mas, de repente, el bicho revolviéndose contra mi, fe hundio a la cabalgadura ambos cuemos en la venija. EI jaco, desfondado, me descargd con rabioso golpe, y huyé enredandose en las 16 entrafias, hasta que el cornipeto embravecido lo ultiné a pinchazes conta la tierra. Advertidos del trance en que me veia, desbocaronse dos jinetes en mi demanda, Fugése e! animal por jos terronales, Correa me dio su potro, y al salir desalado detras de Franco, vi que Millén, con emuladora precipitud, tendia su caballo sobre la res; mas ésta, al inclinarse para colearla, le ensarié el cuemno por el oido, de parte a parte, desgajélo de la montura, y levéndolo en alto como un pelele, abria con los muslos del infeliz una trocha profunda en el pajonal. Sorda la bestia a nuestro clamor, trotaba con ef muerto de rastra, y en un horrible instante, piséndolo, le arrancé la cabeza de un solo golpe [...] EP 113 [...] Aunque el asco me fruncia la piel, rendi mi pupila sobre el despojo. Atravesado en la montura y con ef vientre al sol, iba el cuerpo decapitado, entreabriendo las yerbas con dedos rigidos L..] entre el paréntesis de los brazos, destilaba aguasangre el mufién del cuello, rico de nervios amarillosos, como raicillas recién sacadas. La béveda del créneo y la mandibula que la sigue faltaban alli, y solamenie el maxilar inferior reia ladeado, como burléndose de nosotros. Y esa risa sin rostro y sin alma, sin labios que la corrigieran, sin ojos que la humanizaran, me parecié vengativa y torturadora, y aun al través de los dias que corren, me repite su mueca desde ultratumba y me estremece de pavor. EP 1S Indicio: Cova no encuentra su lugar en el ‘Ilano’ [J] En tanto, el recuerdo de! mutitado me acompafiaba; y con angustia jamas sentida quise huir de! ano bravio, donde se respira un calor guerrero y la muerte gusta montarse a la grupa de los cuartages. Aquel ambiente de pesadilla enflaquecia mi corazén, y era preciso volver a las tierras civilizadas, al remanso de la molicie, al ensuejio y a la quietud. EP 116 12. El plan de Barrera se cumple, mientras Cova y Franco se ausentan del Hato Grande Las partes del plan se revelan por distintas voces: Griselda L..] Confesame primero que la Clarita fue concubina tuya cuando tabas en Hato-Grande. |Si nosotras supimos t6o! —Nunea! Pero dime, aquel miserable ... —Nos yevs Ia noticia, personalmente, y toas las noches mandaba a Mauco a affigi a la nifia Alicia; que te la pasabas enchinchorrao con la tal mujé, que te la yevabas pa Venezuela v7 y no sé qué ma! Deci, pué, si la otra tuvo razén en desesperarse. Por eso se vino! Por eso me la traje, porque yo también queabe en el viento. Fidel queria desenyugarse! ...] EP 824 El mulato Gorreay Cova —Yo quero consultarle mi caso, y perdone. La Clarita me ha puesto el ojo. —¢Estas enamorado de ella? Esa es la consulta. Hace quince dias me echd este foreo. Qué negrito tan bien jormao! jAsina me provoca uno! —Y tti Zqué responaiste? —Me dio vergiienza.. —<4Y después? —Eso también va con la consulta: me propuso que colgéramos al Viejo Zubieta y nos juyéramos pa lejos. —4Y por qué? {Cémo? ¢Para qué? —Pa que diga énde tiée el ore enterrao —ilmposible! jImposible! Esa es una sugestion de Barrera. —Cabalmente, porque 61 me dijo después: Si este mulatico se Vistiera bien, cémo quedara de plantao y qué mujeres las que topara. Yo sé de una personita quo lo quere mucho. —2Y qué responadiste? —j«Esa personita con usté duerme»| Asina se las eché, pero el matdito no se ofende por nda. Se puso a desbarrd contra Zubiota diciendo que no le pagaba ai zambaje su trabajo; y que cuando se le ocurria darle a uno alguito, sacaba los daos pa descamisarlo al juego. Y esa sies la verda. EP 101-102 El juez de Orocué —Llévennos ahora mismo, ordené con acento declamador — revolviendo e! mulengue'® — al hato infemal donde un tal Cova, comete crimenes cotidianos; donde mi amigo, el potentado Barrera, corre serios peligros en su vida y hacienda; donde el préfugo Franco abusa de mi criterio tolerante, que sélo le exige conducta correcta y nada més [...] El posta que me envi Zubieta clamando auxilio contra Barrera, tue seguido per otro de éste, para exigir caucién contra el fascineroso (sic) Cova. Venimos a dispensar garantias [...] EP 10¢ °* La mula que montaba. 18 mano Jabian y Cova —[...] Lo grave es que el Juez té an el hato, segtin diieron. Como que lo toparon embarbascao, y Miyan hizo que un vaquero fo encaminara hasta la vivienda. Y con la justicia no nos metemos, porque nos coge sin plata. Nosotros queremos imos. —jCompaiieros, yo les responderé de que nada pasa! —2Y quén responde por usté, que es al que busca la autoridé? EP 110 Cova, como narrador autodiegético Un raro temor me escalofriaba cuando nos acercamos a los corrales. Desde alli advertimos que la ramada estaba en silencio y que un gran fogén esclarecia el patio. Miré hacia los toldos y'ya no los vi. Con subita carrera llegué al tranquero y el encandilado potro se resistia a invadir la estanda. Mauco y unas mujeres se dirigieron hacia nosotros: «;Por Dios! | V4yanse presto porque los cogen!» —4Qué pasa? {Dénde esta Alicia? ¢Dénde esté Alicia? —El viejo Zubiéta duerme enterrao y nos tamos consolando can la candela —4Qué ha sucedico? ;Dimele pronto! —Que esa voléa les salid mal. Hubo que amenazarlo para que hablara: Se habfa cometido un ciimen el dia anterior. Viendo que Zubieta no despertaba, empujaron la puerta de la cocina. Colgado por las mutecas en e! lazo de su chinchorro balancedbase el vejete todavia vivo, sin poder quajarse ni articular, porque en la raiz de la lengua le amararon una cabuya. Barrera no quiso verlo; més cuando el Juez Ilegé al hato, le hizo declaraciones contra nosotros. Juré que en dias anteriores habfamos amenazado al abuelo para que revelara el sitio de sus tesoros; que aquella noche, apenas la gente se fue a los toldos a divertirse, penetramos por la cumbrera y cometimos la atrocided, distribuides en varios grupos, para cavar simulténeamente en la topochera, en al cuartucho y en los corrales. El Juez hizo timar a todos la consabida declaracién y regresé esa misma tarde, custodiado por Barrera y todo su personal ...] Tan aturdido estaba yo con aquella historia, que no habia reparado en que una de las mujeres era Bastiana. Al verla le grité can pavido acento: —¢Dénde esta Alicia? ;Dénde est Alicia? —iSe jueron! ;Se jueron y nos dejaron! —¢Alicia? {Alicia? 4Qué estas diciendo? —jSe la yev6 la nifia Griselda! Lal EP 120-124 19 13. La opcién del Vichada Primera etapa de la cronotopia del relato. De acuerdo con la hipétesis de Sanabria'®: “las rutas que emprendieron Arturo Cova y Clemente Silva hacia las regiones de explotacién del caucho se constituyen en el cronotopo estructural de los acontecimientos de la novela, y abren un horizonte de tiempos y espacios en la narracién que permite que el mundo ficcional pueda relacionarse con el mundo histérica". Y dado que en La Voragine el héroe nunca regresa a su ‘pais natal’, su_cronotopo es el camino; el lugar donde se entrecruzan los destinos, se consuman los acontecimientos y se agota el tiempo de los seres escogidos por la tragedia humana —o, finalmente, donde se concretan los acontecimientos argumentales. El camino de Cova® comienza con un movimiento de ‘traslacién’ por las llanuras, entre Tame y los montes de la desembocadura de! Guanapalo; al galope; escondiéndose en los morichales, hasta que deben abandonar los caballos sobre la margen del turbio Meta. Ya para entonces, Cova se describe como un residuo humano de las fiebres y bs pesares. Habla decidido compattir el destierro de Franco; desistir del regreso a Bogota, y abandonar la idea de dispersarse para buscar asilo en Venezuela: ‘[...] una misma desventura nos habja unido y no teniamos otto futuro que el fracaso en cualquier pais|...] ¥ nos decidimos por el Vichada” EP 127 - 128, Por otra parte, desplegandose el ‘horizonte de tiempos y espacios’, incluidas las narraciones enmarcadas, se plantea una visién del mundo ‘bucélica’ pre-burguesa”!, no sometida aun a las formas de existencia del capitalismo: la inhumanidad y la cosificacién®; y escéptica de! programa civilzador del orden republicano avalado por la jerarquia catélica apostélica romana, que buscaba afincarse en su designio de “aliviar la miserable suerte de los indios", como consta en la Enciclica Lacrimabili Statu de Pio X Papa a los Arzobispos y Obispos de América Latina’, en 1912. Es asi que la opcién del Vichada comienza con indicios que se cortesponden con las reprensiones del Papa Pio X a los empresarics de la selva amaz6nica ™ Sanabria Vergara, V.Cronatopla, contagios y nypturas. Una vsién politica, histérca y cultural del tiempo y Jos espacios de La Vorigine. Bogots: Seminario Andrés Bello, 2015. Pag. 28s Disponible en htto,//iblictecadigital.caroycuervo.gov.co/'1260/1/2015-74334046.pdt ® La rutade Clemente Siha por Putumayo, Caquets, Alte Amazonas, Manaos y el Vaupés, es el tema de una narracién enmarcada, en la segunda parte del relato. 2 Alrespecto, Sanabria Vergara postula “un esquema de valores tradicionales y premodernos que recordaba los princpios heredados de la Espafia contrarreformista: la connivendia entre la Iglesia y el estado, la defensa de la familia patriarcal, la educacién en manos de las comunidades religiosas, el centralismo del poder, lafiliacién hispanica, entre otros’. Op.cit.p. 206 ® Chr. Lukas, Gyorgy. Historia y conciencia de clase, Habana: Editorial de ciencias sociales, 1870. Impreso. Pag. 105 ss > Disponible en https //sites google. com/site/novelaxx/a-putumayo/lacrimabili-statu 20 “hombres que, aun profesando la fe ortodoxa, como si hubieran olvidado por completo el sentido de aquella caridad que el Espiritu Santo ha difundido en nuestros corazones, se atrevfan a reducir ala servidumbre a los desgraciados indios, 0 a yenderlos como esclavos, 1 despojarlos de sus bienes, a tratarlos con inhumana crueldad, y no sélo a los que carecian de Ia luz de la fe, sino a los que habian sido regenerados con el sagrado bautismo, Impidiéndoles de esta suerte el abrazar In fe de Cristo, o afianzsindoles fuertemente en el odio que ya la profesaban”™ {no serd el colmo de la barbarie y de Ia erueldad, el que por files motivos casi siempre Y no raras Yeves como por mero instinco de ferocidad, azoten a Jos indigenas con hierros ‘candentes, © los asalten y aprisionen para asesinarlos por ceatenas o millares, 0 les dlevasten sus caserfos y alleas ¥ los pasen luego a cuchillo, de moxlo que en pocos aos, segin se nos ha dicho, han quedado casi extinguidas algunas ibys? Mucho vale ciertamente la codicia del lucro para encruelecer los animos, y no poco centribuyen a esto ‘mismo aun el clima y el sitio de las comarcas. Ahora bien: por demorar aqucllas regiones en las zonas cildas, en donde se embota el vigor del espiritu y como que flaguea la virtud; Por hallarse tan lejos de los auxilios de la Religi6n, de la Vigilancia de Ia Republica y aisladas de Ia vida civil, ficilmente acacce que las gentes que alli Tegan, si no son de costumbres depravadas, en breve comienzan a perverts, y después, roles los vinculos del derecho y del deber, se entregan desenfrenadamente a las vicios. Ni se detienen siquiera ante la dlicadezs de la edad o del sexo: da vergilenza mencionar las torpezas y elitos perpetrados en la adquisicién y trafico de mujeres y de niilos, pues a semejantes crimenes les van muy en zaga los tims excesos de la corrupeisn pagana, + cita textual, ena Enecliea de Pio X, de las Letras Apostdieas Immensa Pastorum, de Benedicto XIV (1741), 2 Iustrisimo y Reverendisinno Sefor Don Bernardo Herrera Resirepo Arzobispo de Bogota. Primado de Colombia Presidente de Honor de la Junta Arquidiocesana | Macional de las Misiones, etc. ete. Consuélanos entretanto saber que los gobemnantes de aquellas RepUblicas’ procuran con todo esfuerzo arrojar de sus maciones fan monstruosa ignominia y deshenra, por lo cual merecen, en verdad, nuestra aprobicién y alabanza. Empero, como las regiones nevesitadas, sobre hallarse tan lejos de las ciudades capitales en donde tiene asiento el Supremo Gobiemo de las respectivas maciones, carecen de vias de comunicacin, los hhumanitarios esfuerzos del poder civil a menudo son de escasa utilidad, y las ms de Tas 22 veces por entero nugatorios, ora por las atterfas de los malhechores que invaden las ‘ronteras, ora por la ociosidad y perfidia de los agentes subalternos. Mas, si a las labores de la Repiiblica se agregan las de la Iglesia, entences se recogerin en mayor abundancia, Jos anheladas bienes. ia eee ey Excmo sefior Presidenle de fo Repiblioa Dr. Carlos E. Restrepo = eel ——— Por lo que a Nos toca, no sin fundamento esperamos el apoye y favor de los poderes ppublicas y por tanto hemos acometido con preferencia Ia empresa de extender mis ampliamente la accién apostolica en aquellas vastas regiones, aparejando otras expediciones de misioneros en quienes hallen tos indios arimo y defensa. Siempre la 23 Iglesia Catélica fae fecunda en hombres apostélicos que, estimalados por Is caridad de Jesucristo, se aprestaron a dar la vida por Ja salvacion de sus hermanos. En esta época de creciente incredulidad y apostasfa, enardécese también —y ciertamente por la gracia del Espiritu Santo que sacorre en tiempo oportino a la Iglesia su Esposa— ne sélo en el clero secular y regular, sino aun en las virgenes consagradas a Dios, el celo por difundir el Evangelio entre los salvajes. Por lo cus, juzgamos que conviene sobremanera aprovechar con solicitud tanto mayor, los auxilios que el favor divino nos depara para libertar a los andios de la esclavitud del demonio y de los malvades, cuanto mis apremiante es la necesidad que afligea los cautives. Y para que a las obras que espontiineamente o en acatamicnto a nuestras exhortaciones emprendiis no les falle el apoyo eficaz de nuestra apostlica y suprema autoridad, Nos, ‘mitando el ejemplo de nuestro memorado predecesor, eondenamos y deslaramos reo de snaudito crimen a cualquiera persona que, como muy bien lo dijo Benedicto XIV, “se atreviere a reducir a servidumbre a los indios, a venderlos, comprare, permutarlos © regalarlos; 0 separarlos de sus mujeres e hijos, a despojarlos de sus bienes y posesiones, 1 deportarlos o perseguirlos; a privarlos en algin modo de la libertad o a retenerlos como, eselavos; y también a lox que con cialquier pretexto o engafiosa razdn, aconsejarea semjantes delitos 0 les prestaren apoyo, favor © ayuda, 0 ensefiaren y manifestaren que esos erfmenes son Ifctos, o cooperaren en alguna form a tales excesos”. En consecuencia, reservamos 4 los Onfinarios Ia facultad de absolver de estos erimenes en el fea sacerdotal Siguiendo dicha retérica, La Voragine traza la faceta indigena de unas fronteras sometidas a la voluntad de los ‘empresarios’ de la naturaleza indémita; teniendo en cuenta los indicios de la etapa de La Maporita y la llanura—en las voces de Cova, Franco y el ‘mulato’ Antonio Correa; y los indicios de la travesia por las orillas del rio Meta: Indicios en La Maporita 1 Y para colmo, los indios quahibos de las costas dol Guanapalo, que flechaban reses por centenares, asaltarcn la fundacién de! Hatico, llevandose a las mujeres y matando a los hombres. Gracias a que el rio detuvo el incendio, pero hasta no sé que (sic) noche, se vela el lejano resplandor de /a candelada — cY qué piensa usted hacer con su fundacién? pregunté. —" |Defencerial Con diez jinetes de vergdenza, bien encarabinados, no dejaremos indio con vida. EP 42 —Mulato, te vas al Vichada? —Tuve cautivao unos dias, pero lo supo el hombre y me empajé. ¥ como dicen que son montes y mas montes, onde no se puée anda a cabayo, eso pa qué! A mi me pasa lo que al ganao: solo quero los pajonales y la liberta. —Los montes, pa los indios, agregé la vieja. —A los pelaos iambién les gusta la sabana: que lo diga el dafio que hacen. En qué no se ve uno pa enlazé un ioro! 24 Necesita hayarse bien remontao y que el potro empuje. Y eyos los cogen de a pié, a carrera limpia, y los desjarretan uno tras otro, que da gusto! Hasta cuarenta reses por dia, y ‘se tragan una, y las dema pa los zamuros y los caricares. Y con los cristianos también son atrevios: al dunio Jaspe le salferon de junto al cabayo, y lo cogieron de estampia y [o envainaron! Y no valié gritaries, y, de aposta, andébamos desarmaos, y ellos era como veinte y echaban flecha pa toas partes! La Vieja, apreténdose el pafuelo que llevaba en las sienes, tercid en esta forma: Era que al Jaspe los perseguia con los vaqueros y con el perraje. Onde mataba uno, prendia candela y hacia que se lo taba comiendo asao, pa que lo vieran los fugitivos © los vigias (sic) que atalayaban sobre las copas de los motiches. —lMama (sic), jue que los indios le mataron a él ia jamilia, y como pua qui no hay autoria’, tié uno que desenrearse sob. Ya ven lo que pasé en el Hatico: macetearon a t60s los racionales y toavia humean los tizones. Blanco, hay que apandillarnos pa echarles una buscaa! —No, no! Cazarlos como a fieras? Eso es inhumano! —Pues lo que usté no haga contra ellos, ellos lo hacen contra usté. EP 6162 Indicios en la Hlanura 1 Después [del ‘huracén'], entre yerbales llovidos donde las palmeras se iban enderezando con miedo, preseguimos (sic) la busca de la bestiada, y, vagando errantes, cayé la noche sobre nosotros. Mohino, trotaba en pos de Correa, al parpadeo de los postreres relémpagos, metiéndonos hasta la cincha en Ios inundados bajios, cuando desde el comienzo de un ajarafe divisamos (sic) lejanas lumbres que parecian alegrar ef monte. «Alli vivaquean nuestros comparieros, allf estan!» Y alborozado, principié a gntarlos. —jPor Dios, por Dios, ciorre la boca que son los indios! EP 108 Destemplado por la zozobra, me atrasé de mis camaradas ua los perros nos aleanzaron. De repente, la aulladora iia, nariz al viento, circundé el perimetro de una laguna isinuiada por ellos juncos. Mientras" fos, fntos corian haciendo fuego, vi que una tropa de indios se aispersaba * Deambulando con dicha tropa, ymimetizado con su apariencia, reaparece El Pipa 25 entre la maleza, fugéndose en cuatro pies |... Sin gritos y sin lamentos, las mujeres se dejaban asesinar, y el varén que preiendiera vibrar sus arco, caia bajo las balas, apedazado por los moloses* |...) EP 16417 Indicios en Macucuana y el Rio Meta 1 EI Pipa nos condujo a las plataneras silvestres de Macucuana, sobre la margen del turbio Meta, después de la desembocadura de! Guanapalo. Moraba en aquellos montes una tribu guahiba, semidomada (sic), que convino en acogemos en su familia a condicién de que admitiérames e! guayuce, respetéramos las pollonas y les ordendramos a los winchesters no echar truenos. EP 128 Apareciése una tarde ef Pipa con cinco indianos, que se resistian a acercarse mientras no amar‘éramos los mastines. Acurtucados en la maleza se erguian cautelosos para observarnos, listos a fugarse al menor desliz, por lo cual el ladino intérprete fue conduciéndolos de la mano hasta nuestro grupo, donde recibian el advertido abrazo de paz con esta frase protocolaria: «Cuitao, yo queriéndote mucho, perro no haciendo nada, corazén contento» EP 128 L..] safimos a una plazuela de arboles derribados, donde nos aguardaba el rancho pajizo, tan solitario en aque! momento, que vacilébamos en ocuparlo, sospechosos de alguna emboscada. EI Pipa alegaba con los indianos que a semajante vivienda nos condujeron, y nos trasmitia la traduccién de la jerigonza, segiin la cual los de la ramada se dispersaron al notar que traiamos perros. Los bogas pedian permiso para dormir entre las curiaras. EP 190 El Pipa, personaje de procedencia desconocida, se dice [...] instructor de las grandes tribus, en el Capanaparo y en el Vichada; y como cauchero en el Infrida y en ei Vaupés, en el Orinoco y en el Guaviare, con los piapoces y los guahibos, con los banivas y los barés, con los cuivas, los carjonas y % adj, dicho de un perro: De una easta procedente de Molosia (Usade también como sustantive) hitps://le. rae.es/moloso?m=form 26 los huitotos. Pero su mayor influencia la ejercia sobre los guahibos, a quienes habia perleccionado en el arte de las guerrillas [...] EP 192 Los aborigenes del bohio eran mansos, astulos y pusilénimes, y se parecian como las frutas de un mismo 4rbol. Llegaron, desnudos, con sus dédivas de cambures y de maioco, acondicionadas en cestas de palmarito, y las descargaron sobre el barbecho, en lugar visible. Dos de los indigs que manejaron la embarcacién trafan pescado cocido al humo. Cuidadosos de que los perros no gruneran, fuimos al encuentro del arisco grupo, y después de una libre plética en gerundios y monosilabos castellanos, se resolvieron los visitantes a ocupar un extremo de la vivienda, el inmediato a los montes y a la barranca. Con indiscreta curiosidad les pregunté donde dejaron a las mujeres, pues que ninguna venia con ellos. Aprosurése a explicarme el Pipa que era imprudencia hacer tan desusadas indagaciones, so riesgo de que se alarmaran los celosos indios, a cuyas petrivas” les fue negado, por experiencias inmemoriales, mostrar incautamente su desnudez a los forasteros de raza blanca, siempre abusivos y lujuriosos. Agregé que no tardarian en acercarse las indias viejas para ir aquilatando nuestra conducta, hasta convencerse de que éramos vatones morigerados y recomendables. Dos dias después, apareciéronse las matronas, en traje de paraiso, seniles y repugnantes, batiendo al caminar los flacidos senos, que les pendian como estropajos. Traian sobre la grefia sendas 1aparas de chicha fuerte, cuyos rezumes pegajosos les goieaban por las arrugas de las mejilas, con la apariencia de un sudor acide. Ofreciéronnos la bebida a pico de calabaza, imponiendo su gesto grave, y luégo (sic) rezongaron malhumnoradas al ver que sdlo el Pipa pudo saborear el brevaje céustico. Mas tarde, cuando principié a resonar Ia lluvia, acurrucdronse junto al fogén, como gorilas momificadas, mientras los hombres enmudecian en los chinchorros, con e! letargo de la desidia. Nosotros callébamos también en el tramo opuesto, viendo caer el agua en la extensién de le ‘También, petriba: mujer, entre los guahibos; mujer del indio. Ver 1) hnttos://www sinic,2ov.co/SiNIC/ColombiaCultural/ColCultureiBusca,2spx?AREID=38.SECID=8&1dDep=B18.C0 LTEM=220 2) https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle /unal/10249/ENCUENTRO_DE_DOS SABIOS.pdf sequence =18isAllowed=y paginas 11y 16 a umbrosa vege, que oprimia el espiritu con sus neblinas y cerrazones. —Es imperioso, promumpié Franco, decidir esta situacién poniendo en practica algin propésite. En la semana entrante dejaremos esta guarida —Ya las indias vinieron a prepararmos el bastimento, repuso e! Pipa. Remontaremos el rio para cruzarlo frente a Caviona, un poco mas arriba de las lagunas. Por alli hay una senda terrestre para el Vichada, y en recorrerla no se gastan menos de siete dias. Hay que llevar a cuesias las provisiones, mas ninguno de estos cufaos quiere acompafiainos como carguero. Yo estoy trabajando para decidirios [. EP 135-137 Al regresar del garcero de Las Hermosas Desde lejos nos llevs fa brisa el lanto de un nifio; y, cuando ya llegabamos a la huta, salieron corriendo unas indias jévenes, sin atender a la voz del Pipa que, en idioma terrigeno, alcanzé a gritarles que éramos gente amiga. En los horcones y en las soleras habia chinchorros numerosisimos, y en el fogon, a medio rescoldo, gorgoreaba la olla de las infusiones medicinales. Lentamente, apenas la candela regé su lumbre, se nos fueron presentando los indics nuevas, acompariados de sus mujeres, que les ponian la mano derecha en el hombro izquierdo para advertimos que eran casadas. Una, que llegé sola, nos sefialaba el chinchorro de su maride y se exprimia el echoso seno, dando a entender que habia dado a luz ese mismo dia. El Pipa, delante de ella, comenzé a instruimos (sic) en las costumbres que rigen la maternidad en aquelia ‘ribu: al presentir el alumbramiento, la parturienta toma ef monte y vuelve ya lavada, a buscar a su hombre para entregarle la criaturila. El padre se encama entonces a guardar dieta, mientras ta mujer le prepara los cocimientos contra las néuseas y los cefélicos. Come si entendiora estas explicaciones, hacia la indiana signos de aprobacién a cuanto el Pipa nos referia; ye! cényuge follin, de cabeza vendada con unas hojas, se quejaba desde el chinchorre y pedia cocos de chicha para aliviar sus padecimientos. Las indias que habjan huido (sic) eran las pollonas y cada uno de nosotros podia escoger la que le placiera, cuando e! jefe, un cacique matusalénico, recompensara de esa suerte ‘nuestra aahesion. Mas seria candidez pensar que con requiebros y sonrisitas aceptaban nuestro agasajo. Era preciso atisbarlas como a gacelas y correr en los bosques hasta rendirlas, pues la superioridad del macho debe 28 imponérseles por la fuerza, en cambio de la sumisién y de la ternura Yo me sentia incapaz de toda ilusién. EP 140— 141 El jefe de la familia me manitestaba cierta fiaklad, que se traducla en un silencio continuo. Procuraba yo congraciarlo en distintas formas, por el deseo de que me instruyera en sus tradiciones, en sus cantos guerreros, en sus leyendas; ingtiles fueron mis cortesias, porque aquellas tribus ‘udimentarias de vida errante, no tienen dioses, ni héroes, ni patria, ni pretérito, ni futuro. EP 141 De como Arturo Cova asciende a ser sobrenatural Acontecié que traje del garcero dos patos grises, del tamario de las palomas, ocultes en el fondo de una mochila. Hallé uno muerte al dia siguiente y quise desplumarlo junto al fogén, para que mis perros se lo comieran. Mas de repente, el cacique tomo sus flechas, y me amenaz6 despadado con la macana, dando alaridos y trenos graves, hasta que las mujeres y los muchachos recogieron todas las plumas y las soplaron en el aire de la mafana. Rodeéronme al instante mis compaiieros y me arrebataron la carabina, porque no amenazara al abuelo audaz. Este cubriéndose la cara con ambas manos, se retorcia en epilépticas convulsiones y empezs a dar sollozos de despedida, y besaba la tierra y la taraceaba de espumarajos. Luégo (sic) queddse (sic) rigido, entre el espanto de las mujeres, pero el Pipa le echo rescoldo por las orejas para que la muerte no le comunicara el fatal secreto. Entonces supe, por advertencia de nuestro intérprete, que las almas de aquellos bérbaros residen en distintos animalejos y que la del cacique tenia la forma de un pato gris. Probablemente moriria de sugestién por haber contemplado al ave sin vida, y la tribu podia vengarse de mi imprudencia. Apresuréme (sic) a sacar el pato que esiaba vivo, y lo dejé revolotear entre la ramada, y al verlo, el indio quedése (sic) en éxtasis, ante el poder milagroso de mi persona|...] EI pueril incidente bast6 para acreditarme como sér (sic) sobrenatural, duefio de las almas y los destinos. Ningdin indiano queria miramme, pero yo estaba presente en sus pensamientos, ejerciendo influencias desconocidas sobre sus esperanzas y pesadumbres. EP 141 142 29 10 De cémo Arturo Cova obtiene potestad A mis pies cayeron dos muchachones, y se brindaban a completar nuestra expedicién, sin que sus mujeres se resintieran. Nunca he podido recordar sus nombres verndculos, y apenas sé que traducidos a buen romance querian decir, Pajarito del Monte y Cerrito de la Sabana Abracélos (sic) en sefial de que aceptaba su ofrecimiento|...] A su vez, las indianas viejas rallaban yuca para la preparacion del cazabe, que debia alimentamos en el desierto. Echaban la mezcla acuosa en el sebucdin, ancho cilindro de hojas de palma bien retejidas, cuyo extremo inferior se retuerce con un tramojo para exprimir el almidonoso jugo de la rallada. Otras, desnudas en contorio de la candeia, recalentaban el budare, tiesto redondo y plano, sobre cuya superficie iban extendiendo la masa inmunda y la alisaban con los dedos ensalivados hasta que la torta se enduresiera. Quiénes torcfan sobre los muslos las fipras sacadas del cogollo de los moriches, para tejer un chinchorro nuevo, digno de mi estatura y de mi persona, mientras que el cacique, emocionado, me hacia entender que celebraria con pomposo baile el vasallaje debido a mi fortaleza y autoridad. Mi espiritu pregustaba ef acre sabor de las préximas aventuras. EP 142-148 LLY, por fin, una noche de plenilunio, quedé lista la gran curiara, que, con blando meneo, ofrecia conducimos hasta Caviona. Afluyeron al baile més de cincuenta indios, de todo sexo y edad, pintarrajeados y licenciosos, y se fueron amojonanda en la abierta playa, al rededor (sic) de los calabazos llenos de chicha, Desde por la tarde habian hecho acopio de mojojoyes, gruesos gusanos de anillos negros, que viven enroscados en los troncos podrides. Descabezdbanlos con los dientes, como el fumador que despunta el puro, y sorbian el contenido mantequilloso, refregandose luégo la vacia funda de! animal en las cabelleras, para lustrarlas. [...] El cacique se habia embijado el rostro con miel y achiote y aspiraba el polvo del yopo, introduciendo en las narices dos canutilos. Cual si Io hubiera atacado el delirium tremens, bamboledbase embrutecido entre las muchachas, y las apretaba y las perseguia, semejante a un cabrio rijoso, pero impotente. A veces, a media lengua, venia a felicitarme porque, segtin el Pipa, era yo, como él, enemigo de los vaqueros y les habia quemado las fundaciones, cosas que me hacian digno de una macana fina y de un arco nuevo. 30 En medio de la orgidstica baratinda prodigabase la chicha de atroz fermento, y las mujeres y los chicuelos irritaban con su vocerio la bacanal. Luégo empezaron a girar sobre las arenas en lento circulo, al compas de los fotutos y de las cafias, sacudiendo el pie izquierdo a cada tres pasos, como o manda el rigor det baile nativo. Parecta més bien la danza un tard dosfile de prisioneres, alrededor de una inmensa argolla, obligados a repisar una sola huella, con la vista al suelo, gobernades por el llorar de la chirimia y el grave paloteo de los tamboriles. Ya no se ofa més que el sén de la misica y el calido resollar de los bailadores, tristes como la luna, mudes como aque! rio que los consentia sobre sus playas. De pronto, las mujeres, que permanecian silenciosas dentro del circule, se abrazaron a las cinturas de sus amantes, y trenzaban el mismo paso, inclinadas y entorpecidas, hasta que con un sibito desahogo corearon todos los pechos un alarido retumbador, que estremecia las selvas y los espacios como una campanada siniestra y ldgubre: Aaaaay...Ohé!... Tendicio de costado sobre la greda, que resplandecia con las luminatias, miraba yo la singular fiesta, complacido de que todos mis compaferos giraran ebrios entre la danza. Asi olvidarian sus pesadumbres y le sonreirian a la vida otra vez siquiera. Mas a poco, adverti que gritaban como la tribu, y que su lamento acusaba la misma pena recéndita, cual si a todos les devorara el alma un sélo dolor. Su queja tenia la desesperacién de las razas vencidas, y era semejante al sollozo mio, ese sollozo de mis miliples aflicciones que suele repercutir en mi corazén aunque mis labios lo disimulen: jAaaaay...Ohé!... EP 143 ~ 145 14, La ‘decepcion’ del Vichada A partir del desengafio, Cova y sus adyuvantes se encuentran obligados a penetrar en la vordgine, con una tenue esperanza de vencerla. Segunda etapa de la cronotopia. Cierra el planteamiento de la accién. Esta formada Por un conjunto de informantes de tiempo y espacio que desdibujan el escenario de un regreso ‘edficante’ al estado inicial de equilibrio en la Hanura: 1 Descripcién de la altillanura del Vichada Llegamos a las margenes del Vichada derrotados por los zancudos. Durante la travesia los azuz6 la muerte tras de nosotres y nos persiguieron de dia y de noche, flotando en halo fatidico y quejumbroso, trémulos como una cuerda a medio vibrar. Eranos imposible mezquinar nuestra sangre 31 asténica, porque nos succionaban al través de sombrero y ropa, inoculandonos el virus de la tiebre y la pesadilla”. Las que enantes fueron sabanas beres, se habian convertido en traidoras ciénagas; y con el agua hasta la cintura seguiamos el derrotero de los baquianos, baftada en sudor Ia frente y himedas las maletas que portébamos a la espalda, famélicos, macilentos, pemoctando en los altiplanos de brefta inhéspite, sin hoguera, sin lecho, sin proteccion. Aquelles latitudes son inmisericordes en la sequia y en los inviernos. Cierta vez, en La Maporita, cuando Alicia me amaba atin, sali al desierto, a coger para ella un venadillo de pocos dias. Calcinaba el verano la estepa témrida, y las reses, en el fogaje de los calores, trotaban por todas partes ‘buscando agua. En los meandros de érido cauce escarbaban la tierra del bebedero unas vaquillanas, al lado de un caballejo que agonizaba con el hocico puesto sobre ef bartial. Una bandada de caricares cogia culebras, ranas y lagartijas, que palpitaban locas de sed entre carrofias de eachicamos y de chigiiires. El toro, que presidia la grey vacuna, repariia topes con protectora solicitud, por obligar 2 sus hembras a acompariarlo hacia otros parajes en busca de alguna chara, y mugia aeando a sus companeras en medio del banco centelleante y pajonaloso, Empero, una novilla recién parida, que se destapé las pezufias cavando el suelo, regresé a buscar a su ternerilo por ofrecerle la ubre cuarteada. Echése (sic) para lamerio, y alli murié. Recogi entonces la débil cria y expird en mis brazos. Mas ahora, al caer unas cuantas tluvias, invertia el territorio su hosilidad: por doquiera, encaramados sobre los ironcos, veianse las lapas, los zorros y los conejos sobreaguando en la inundacién; y aunque las vacas pastaban en los esteros, 2 revista MEDICINA, 6rgane informative de la Academia Nacional de Medicina de Colombie, Vol. 24 numero 3 (60), 2002, Paginas 39 — 42, refiere que José Eustasio Rivera “padecié en varias ocasiones criss de delrio agudo febrl con convulsiones en una de las cuales fallecié en Nueva York"; y confirma que “no hubo autoasia y el Policlinico de Nueva York, en el cerlficado de defuncién, consignd el diagndstico de hemorragia cerebral de crigen malirico”. Para conclu: “I..] en el caso de Rivera, Ia crisis se manifesté especialmente por estupor, coma y convulsiones. Podemos sospechar que su enfermedad fuela misma que padecio en Orocue (1928), en Sogamoso (1920), en Purticacion (2921), en Lima (3921) y en Nueva York, con caradtristicas fatales, del 23 de noviembre al 1° de diciembre de 1928, dia en que fallecis.€5 decir, que tuvo una evolucion intermitente de 10 afes, con intervalos aparentemente asintomaticos hasta de 7 afios Le] 8 diagnéstico final de! Policlinico de Nueva York (hemorragia cerebral de origen maldrico), que posiblemente repetia el que ya habian afirmado los médices colombianos, en Segamoso y Purifcacién, no tba tan descaminado, segun el punto de vista actual, ain (se) siendo el paludismo cerebral bastante descanocido pars Ia nosologia de los hospitales neoyorkinos". En “Algo mas sobre la enfermedad y muerte de José Eustesio Rivera”, de Humberto Rosselli Quiano. Disponible en http«://arive google cam/ile/d/117¥4kCLLs6xEUNaG 76PALiWXs82=1Xe/view/2usp=

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