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La Casa Grande: del olvido de la comarca a la pudricion de la YUNAI" Hubo un tiempo para desprenderse del recuerdo de la Ciénaga Grande, albufera corazén de! mundo de los chimilas y taironas; y bautizarse en la cloaca del Rio Grande de la Magdalena, que nacié entre la porqueria de los vapores y lanchas del servicio fluvial de la Santa Marta Railway Company y demas competidores, que le hicieron comparsa a la ‘mano peluda’ de la United Fruit. Y en La Casa Grande se arrinconaron las emanaciones podridas de su autoridad: y los ecos de ese tiempo, en la forma de voces de espantos atrapados en las ruinas de la comarca imaginada. Nadie sabe los cuerpos de esas voces. Pero es un hecho que ellas atormentaban al autor en su autodestruccion y desvalimiento emocional, afrontado al cataclismo del pasado seudofeudal que determinaba un lugar feliz nunca existente y siempre presente. Y, devenido conciencia infeliz, como postulaba Roland Barthes”, su forma literaria “(...] puede provocar sentimientos existenciales que estén unidos al hueco de todo objeto: sentido de lo insdlito, familiaridad, asco, complacencia, uso, destruccién [...]". No en vano, ‘EI grado cero...’advertia que: [..] Desde hace cien afios, toda escritura es un ejercicio de domesticacion © de repulsion frente a esa Forma-Objeto que el escritor encuentra fatalmente en su camino, que necesita mirar, afrontar, asumir, y que nunca puede destruir sin destruirse a si mismo como escritor. La Forma se suspende frente a la mirada como un objeto, hagase lo que se haga es un escandalo: espléndida, aparece pasada de moda; enarquica, es asocial; particular en relacion con el tiempo 0 con los hombres, de cualquier modo es soledad* El escenario de La Casa Grande; una casa, ahora, “deshabitada y terminada’, habria empezado a poblarse de sombras y de amortiguadas hablantinas sin sosiego, quiza por 1870, cuando sefioreaba la estructura agraria hacendataria en ef Magdalena‘, que en su estrato mas profundo podia incubar los precursores de la tragedia: La produccién de cacao y tabaco se llevé a cabo bajo el sistema de hacienda y una baja productividad. Esta se caracterizo por la necesidad de reducr las inversiones en capital fyo y pago de salarios, lo cual se lograba mediante una combinacién, a veces dificl de diferenciar, de formas de trabajo permanente, como por ejemplo la aparceria, y el La United Fruit Company, que comenz6 a lamarse “Mamita Yunai", por a novela de ‘Calufa’ en 1941. En la na bananera la nombraran “El Pulpo". degré 2ér0.de 'ecriture, 1953, 5 El grado cero dela excritura y nuevos ensoyos criticas. (2014). Siglo veintiune editores. Introduecién, Pp. 1243, “ Franco Reyes, Adriano. Economia poltica y desarrollo en fa Zona Bananera (Magdalena, Colombia), 1850- 41930. Disponible en’ bttps://www bergh: Pags. 7-8(27-28) nnjournals.cam/al nloadpaf/journals/regions.and.cohesion/12/3/reco120303.x"ml concertaje, con no permanentes como el arriendo. De esta forma se garantizaba la retencion de la poblacion campesina y trabajadora dentro del sistema de hacienda, en tanto dependieran de esta para su subsistencia, eviténdose tener que pagar trabajo asalariado. Como resultado, se preservaban las viejas relaciones de produccién precapitalstas en oposici6n a un sistema capitalista, en donde la libertad de la mano de obra es condicién sine qua non para su desarrollo. Situacién que ‘naturalmente’ se va transformando durante el salto al siglo XX, hasta que la YUNAI, en 1899, asegura la tenencia de la tierra cultivable y echa las bases de la integracién horizontal y vertical, los dos pilares del infieno de la zona bananera: La United Fruit absorbié en dos meses doce empresas bananeras con propiedades en Boston, Nueva York, Filadelfia, Baltimore, Nueva Orleans, Cuba, Jamaica, Reptiblica Dominicana, Costa Rica, Panama, Colombia y Nicaragua. [Y en 1900: primer informe anual] [...] era duefia de, o habia arrendado, 250.000 acres en Colombia, Costa Rica, Cuba, Republica Dominicana, Hondures y Nicaragua; empleaba 15.000 trabejadores fuera de los Estados Unidos; posela 11 barcos a vapor. operaba otras 30 embarcaciones bajo contrato, y era propietaria de 117 millas de red fetroviaria y de aproximadamente 300 vagones y plataformas de carga y 17 locomotoras®. La integracién horizontal y vertical que propicié la UFC le generé economias de escala y mayores utllidades a la empresa, pero asi mismo multiples conflictos ai interior de la zona bananera del Magdalena. El monocultivo del banano gener disfunciones econémicas, sociales y ambientales, que evolucionaron hacia conflicts como la huelga de las bananeras y la represién de la misma. También conllevé a la polarizacion entre empresarios, comerciantes y politicos. Asi mismo, conflictos por el uso de la tierra y del recurso hidrico®. Estas condiciones objetivas pudieron hacerse presentes y transformarse en la memoria de Cepeda Samudio, por cuenta de su apertura al otro lado de la realidad en su época de infancia en San Juan del Cérdoba; aquel enclave costero carcomido por el salitre que ahora se llamaba Ciénaga y que nunca habia dejado de ser el despojo sanguinolento de la Conquista y la Colonia, * https://revistas.unal edu.co/index.php/innovararticle /view/19092 pagina 6 (142) ‘Joaquin Viloria De la Hoz. 2008. "Historia empresarial del guineo: Empresas y empresarios bananeros en el departamenta de! Magdalena, 1870-1930," Cusdernas de Historia Ecandmica 23, Banca de la Republica de Colombia, Disponible en hitps://repositorio.banrep.gov.co/handle/20,500.12134/1976 Pag. 63 3 La Casa Grande: novela experimental Por lo pronto, la herencia que recibe Cepeda Samudio es una comarca desolada; sin raices; ensimismada en un odio sin atavismos, ciego y atemporal. De alli que su estrategia narrativa’ sea desplegar la ficcién del pesado desde perspectivas subalternas® como el relato en segunda persona, que le permite al narrador distanciarse de las circunstancias de tiempo y lugar que requiere la novela de voeacién histérica. Difuminado el limite temporal, queda un limbo inexplicable desde los referentes culturales: Ciénaga no existe; se la llevé “un mar desapacible y sucio al que no mira nadie". Pero existe la conciencia caética de los soldados; su cansancio de “mirar el pueblo cerrado, muerto, que comenzaba frente a la estacién”, su intervencién autoritaria en la atmésfera ‘onirica’ de La Casa y la violacién. Y, a resultas de este giro inesperado, la notificacién de la masacre: —Te busqué por todas partes yno te encontraba. Tuve miedo, tuve miedo cuando oi tantos disparos. Por qué los mataron: no tenian armas. Ta ten/as raz6n: no tenian armas. Y ahora qué vamos a hacer. Yo tengo que volver, quiero veria de dia, quiero ver cémo es de dia. TU crees que Yolveremos el cuartel? No nos van a dejar aqui con todos estos muertos. Sabes, no fui donde las mujeres. No tuve necesidad de ir donde ‘as. mujeres. En la casa de al lado, te acuerdas, la que estaba cerrada, hay gente. Ella debe vivir ahi porque estaba en el patio, sola en el patio. No le he visto bien la cara. Tampoco hablo. Después, un rato después, se puso allorar, no gritando, sino despacio: casi no se ofa que estaba llorando. Yo no entiendo, no entiendo nada. Tienes que volver conmigo, tenes que explicarme. No me toc6, ni siquiera se agarré de mi, ni siquiera alz6 los brazos. Con los ojos abiertos se dej6. No la obligué. No me vas a creer, pero no la obligué. Ella se dej6. Nola he visto bien pero es caside mi alto y olia a cananga. Al principio olia @ cananga; después olfa a sangre. Mirame los dedos, es como si me hubiera cortado. Por eso me demoré, porque enseguida se fue, se metié en la casa, y yo me quedé en el patio mirando el corredor oscuro. Me quedé toda la noche mirando el corredor, Engeneral, como sugiere Ligia Aldana citando # David William Fester,el autor logra, por una parte, en cuanto los dislogos: un narrador que envuelve las representaciones verbales con las interpretaciones hipoteticas de los estados mentales de los participantes;y, en relacién al orden cronoligico: un narrador que deja de lado €l interes de la accion a favor de explorar las reacciones complejas de Ios individuos Involucrados en un proceso histérico irracional que solo entienden vagamente aunque son sus victimas sacrificiales. Cfr. “Masacre, incestoy odio en La casa grande, de Alvaro Cepeda Samusio: un texto fundacional en la litersturs del Caribe colombiana”. (2017). Disponible en ht istas.unicartagena edu.co/index. php /vsitasalpatio/artice/view/1749/1571, Cfr. David William Foster. “Latin American Documentary Narrative.” PMILA, vol. 98, no. 1, 1984, pp. 41-55. * Cfr. Definicién de novela intrahistérica, por Luz Marina Rivas, disponible en: La novela intrahistdrica y el Carite hispanico en ia ficion femenina hnttpe://wunw seademis edu/3860497/12 novela intrahist9¢ca%Hariea_y el Carlbe hiepesca%atnico en Is ficcOKC3%B3n femenina Pag. 8 (110) sin saber qué hacer. Ahora sé que el miedo lo tuve desde antes de oir los, disparos®. EI primer testigo queda cubierto de mierda y hundido en la culpa. El segundo «soldado» solo puede sentir el vacio y la oscuridad. Inmediatamente*®, la combinacién de narrador en segunda persona y narrador equisciente crea varios niveles de ‘tiempo’ simultaneos en el relato; derivando en un tiempo subjetivo, atribuido al punto de vista del personaje, que detiene la narracién para fijarse reiteradamente en la ‘dialéctica’ subyacente a la accién; por ejemplo: LJ El Padre habia cabalgado toda la mafiana y cuando lo vimos llegar y aiin sin bajarse del caballo le oimos decirie: Ve y busca a tu hermana, tt no preguntaste cual de nosotras porque ti también sabias ya de qué se trataba. Lo supiste en ese instante. Atravesaste el corredor sin miramos y entraste en la frescura quieta del cuarto de bordar, donde debia estar la Madre, porque enseguida aparecio y caminando lentamente se dirigié al armario, saco una botella de leche agria y la puso en la mesita frente al silén del Padre. Saco una botella y una senvilieta bordada: Cuidadosamente, con dedicacion, como tratando de convencerse de que Sus movimientos eran utiles: que la botella y la servilleta bordada tenian Un oficio especificado: que la botella era para ser destapada. Pero de pronto cayé en la cuenta de lo inutil de todas sus precauciones porque el Padre se senté en su sin y aparié la mesita y comenz6 a quitarse las espuelas. Pero antes de que el Padre apartara la mesita ya la Madre habia sido derrotaca una vez mas: pues aunque lo hubiera notado antes, un momento antes, cuando colocé la botella y luegola servilleta: si entonces hubiera notado que hacia falta el vaso, aun en ese momento hubiera sido demasiado terde porque el Padre ya se habia tirado del caballo y se dirgia hacia el sillon. De manera que la Madre se quedo de pies en la mitad del corredor, sin saber hacia dénde ditigirse ahora, esperando que lo que ba a comenzar terminara, sin saber exactamente qué iba a comenzar y mucho menos cémo habria de terminar, pero sabiendo que algo tenia que comenzar. Cuando tii pasaste frente a la Macre, detras de t la Hetmana, por primera vez firme, casi altiva, ella te miré y supo. Y ya sabiendo comprendié que no habla nada que hacer, que cualquier cosa que se intentara, la més insignificante accién, seria inuti, no conduciria a nada y que solo quedaba, como al principio cuando todavia no sabia y apenas la falta de un vaso le parecia importante, esperar y luego comenzar nuevamente penser y luego, todavia sin comprender esto, ni siquiera la parte mas sencilla: el vaso: dejar de pensar y agotada por el esfuerzo caer otra vez en su estado de ausencia. resignacion que para ella no debia tener la grandeza de la resignacién porque nunca esperé nada distinto * Todas las citas textuales dela obra se toman de: Samudio, A.C., & Amaya, F.R.(2017).Obra Literaria: Edici6n Critica. Saba Editores. [Alvaro Cepeda Samudio, Obra Iiteroria. Edicin critica de Fabio Rodriguez Amaya y saeques Gilard (ceordinadores), Coleceién Archivos n” 66}. * Capitulo “LA HERMANA™ Deis personal y correlato temporal ‘en el capitulo "LA HERMANA En este capitulo, la segunda persona del relato as la harmana que no tiane ojos; portadora del edio y calegataria de la autoridad del Padre. En fin de cuentas, el odio es el sostenedor de La Casa; y ‘la Hermana’, la victima por antonomasia, Y, por un hecho de cieixis personal ambivalente, en este capitulo y en el capitule final, ‘LOS KJOS", el nombre “ta Hermana" designa también a su hja mayor marcada con su propia desgracia en tanto en cuanto “[un] montén de sangre extraia; puerca; la ahoga per dentro" Para explicitar el correlato temporal del punto de vista de la narracién, es conveniente sefalar los partipantes evocados len el mondlogo: Narrador en segunda persona (ti): que manejas La Casa porque eres igual al Padre; que no dejabas ver el “circa alucinante de politos atravesados por las varilas de metal de los paraguas rotos y de ratones sangrantes de ralvos y orejas cortados ue hacias der yueltas dentro de una gran caja de galletas", que ctiaste a los tres hijos de ‘la Hermana” y eres mas fuerte que ellos aun después de cue te sacaron los ojos, y"...mas fuerte que el pueblo, lo mismo que el Padre muerto’. Primera persona: se identifica como testigo;“... Se acareaton a tly te lo han dicho. Te han dicho le que todos sablamas, lo ue todos esperabamos porque sabiamos que tenia que suceder con ella también’. Solo en una ocasién tiene aocién individual: Un dia enduvimos buscdndote toda la mafiana hasta que te encontramos en epato de los cabellos, sentada en una sila vieja a falda recoaida sobre el viene, mirando cémo se te empapaban las ingles de una sangre delgada e insistente. Al sentir que fe mrébamos cerrasie las plemas y nos gritaste sin rabia: Vayanse, vayanse. Esa noche, la Hermana, que todavia era pequeta, se acerco a micama y me dlo: Es como th Ella: an este capitulo y en final ge la nombra “la Hermana’; es hija de “la Hermana’ La mayor, a que mas te odla porque es la que mas recuerda, o ha mencionado apenas. Si esperabas que hublera pena en su voz. 0 siquiera amrepentmiento, teha detraudado ota vez. Lo ha dicho Gon orgullo, cas! con salistaccion Como si ublera esperado toda este tiempo para estar segura y ahora que lo esté, gozara con echertelo ala cara, con dasbaratar tus planes por segunda vez sin saber. Loha dicho en la misma forma como lo djo su madre hace diez y ocho afos, cuando el Padre lerompié la cara con la hebila de 2 eapuela ..] Ellos: los hijos de “la Herman”; dos hembras y un varén. La mayor tiene nueve meses de embarazo. En adelante, los elementos del recuerdo dan lugar ala intorralacion diagética de La Casa y la masacre: AHORA T HACE DIEZ Y OCHO ANOS w Ww todos (nosotros) el Padre cellos (hijos de la Hermana) la Hermena el Hermano la Madre ‘lla (la Hermana; hija mayor de la Hermana: nosotras (las hermanas) la que mas te odia) hora es el presenta da la narracién, "Hage diez y ocho afios” es el correlata temporal en el relate: [E1 Padre] No levants la cabeza hasta cuando can un movimiento pausado y seguro te apartd con un brazo y golped 2 la Hermana en la cara con la espuela, Es deci: con el arco y la hebila y las correas de la espusla, porque él la Sostuvo con la mano cerrada sobre la este gue se le enter ent los dedos y por eso cuando gojpeo ala Hetmana por segunda vez, habia tambien sangre del Padre humedeciendo el barro seco y ya rojo que cubria las corres [..] ‘Alguien le avs6 al Hermano, creo que fuiste ti. Esa noche e! caballo del Hermaro entré resoplando cast hasta el Comredor. Yall se qued® toda la noche, resoplande [..] CCuancio el chapoteo de las mulasllené el espacio juntoa los corales ya ti estabas levantada y debiste ofr al Hermano hablar con ios mazos y montar apresuradamente en su cabalo [..) El Hermano los oy6 entrar y los esperaba en el ‘orredor. Uno de ellos djo: Yallegaren. Y el hermano pregunié: Cudntos? Y el mozo: Deben ser como doscientos, vinleron dos planchones fenos [..] Esa manana, menivas desayunabaros, Carmen llego con a noticia de que tt estacon estaba llena de sokiados. La Hermana evanlo la cera: tenia @ sangre apretada y seca scbre la mail rote. {La Madre a miro y se tapo la boca con las manos. Entonces ti cijste-Ojela ios maten a todos. Y la Hermana’ No los mmataren a todes, no podran matarios a todos. Lo ajo simplementa, sin levantar la voz, pero con seguridad, con perfects cegurided Fuiste la primera en darte cuenta de que la Hermana no ke a ser ye la misma: @ la Hermana le habia nacido una voz de pelaoras secas y seguras. Sobre lode seguias Si te asombro un poco esta nueva voz de la Hermana no le ddemostraste, Pero es que en t nunca hubo asombro: parecias esperario todo: saberio todo de antemano. Como si loco respondiera a un pian ya hecho, trazado y previsto en susmas pequerios detalles. De manera que esio ampoco te ha sorprencido. Y si anore tuvieres ojos con que miei, a nubieras miredo de la misma forma como miraste a la Hermana la mafana que flegaron los soldados al pueblo: com relevada: agredecida; porque Io que habias esperado, lo que nabias presentico sn tener una nocion real, iomaba una forma defnida y ya no tenlas que esperar mas. Ya sabias a cu le. Podias kichar contra un enemigo concrefo, un enamigo dado; que estaba treme a t, con la carats manos abanconades sobre la mesay to el cuerpo Raghy delgado desefandoeenun cobley que Sesatio, Para completar e! cuadro temporal, es notoria la continuidad término a término con el inicio del capitulo final, que sugiere"" un presente nariaivo ‘iniang ble por medio de las voces de “os hijos", que hasta ese momento quedaban implictas: ° te Gavi abe“ casa ganda: ua reaeénnnominads". en Balen tc, Fabo Rest guex Amaya yceues Gla (cooriraderes). Ope ig. 293 LAHERMANA Sere less aad Sera iaemeeses soar eee Baaesuewia LOS HOS ora va‘ cece que sabia que le sacafaros los os. “Nor que no comience “Si va‘a cemenzary no pararé hasta legar al lato, Al Tanto no: parecerd culo que de esos dos huecos tan grandes no sliran sino golas pequefias de Tanto dies que abla que le sacarlanes los ops pero lear Oj lrara, eal rare “Calense, “Ahora todo te pore rene “No es culpa mi. Ne vas deer que es mia: no vasa dec que fl yo el que se revo, “Deal dynos que noablaiaros mas de eso. cmos que era cosa hecha terminada: loherosacepiago tos ies: nos pusimos ce acuerdo: por que instes en hablar de 2307 Yero nsiso. esa Hermans quien eomena, yo deseaia que ose mencionara squers “Peto es absurd: los ves lo aveptaros: estamos de acuerdo Tete acepte; pero no estoy de acuerdo: es dferente Ay evando se note: at vas a hacer euando ya se role? Yeon yarlonow decde el primer diay me molesta la forma come la Hermana lo Heva: cas eon ergulo, “Ye también estariaergullosa: yo me pondrla un camisén blanco de madapolany caminria descalza por todo el pueblo ean ls manos sabe el viene “Tuestisieca “Loca no: alegre por primera ver alegre si alguna vez furos alegres ve nolo recuerdos y ahora sé que ya runca seremos alegres, “Nor shora sereros aleges porguetencremes paz “Paz? Nira aia Hermanas crees que podemos lener paz menvas ese montin de sancre extra; puerea, la ahoga por dentro? ta La Casa Grande: novela para armar El experimento de Cepeda Samudio se proyecta en un texto que puede recomponerse en multiples secuencias a partir del capitulo segundo. Aqui se propone una, a manera de ejemplo: Elorden de la vida fue desbaratado por el silbato de un tren que no se podia nombrar; un tren extemporaneo para un tiempo sin origen, que dejaba sin respuesta la pregunta colgada en los ojos de la Madre, asi como las nuestras. EI Hermano tenia que irse, y no podia volver a la casa. El no lo sabia, pero la Hermana si. Y lo supo antes que todos. El, cuidadosamente tirado al lado del cuerpo abierto y décil de la Hermana, sobre las almohadas y las sabanas, y hasta sus dedos impregnados de un olor agudo de sangre endurecida; ella, eviando un sollozo seco que la estremecia: cuando oyé los caballos en el patio debié pensar que tenfa que irse y no podia negarse. Lo que no pens6, ni imagin6, ni podia saber fue que no tendria a qué regresar porque ella no estaria en la casa. Ella lo supo antes de que el Padre lo dijera, por primera vez desconcertado; naturalmente duro, con una dureza por piimera vez interrogante No seria porque el Hermano obedeciera al deber de quedarse con los destrozados para devolveries la poca tierra o la poca casa o la poca muerte que habria de pertenecerles por fracasados; fracasadcs pero no vencidos; doblados apenas por las balas sobre los andenes de las estaciones; no le detendria la simple memoria de la sangre quieta y voluntarlamente provocada, que ni siquiera podria llamarse incesto: apenas la propia sangre libertada dentro de un cuerpo que podia ser su mismo cuerpo, que no necesité mezclarse porque era su misma sangre retomando. No seria por ninguna de esas razones, pero el Hermano no regresaria a la casa; y ella tampoco. Qué vas a hacer con ella? Anora que te ha dicho lo que debiste saber, que no debié tomarte de sorpresa porque era la Unica forma como ella podia desbaratar todo lo que te ha llevado tanto tiempo en reconstruir. Qué vas a hacer ahora que se he acercado a ti y con palabras agudas y seguras como picos te ha Vaciado las 6rbitas? No hards lo que el Padre: no le romperds la cara, No porque ellos te vayan a impedir que la castiguas en su piel, sino porque a ella le sera indiferente. Y también porque td eres mas inteligente que lo que el Padre pudo ser. No cabalgarés tres dias de ida y tres dias de vuelta en la misma semana como el Padre, para ir a buscar a alguien que tuviera algo nuestro y que fuera al mismo tiempo tan distinto como para constituir una forma de castigo, y obligarlo a hacer algo que tal vez no queria hacer porque su pequefia y casual cantidad de sangre idéntica le indicaba que este hecho no iba a ser una solucién. Y luego, durante tres afios destruir eficazmente todo lo que la costumbre y comodidad de estar juntos, comer juntos, acostarse juntos, puciera crear. Provocar eficazmente el momento en que esa pequefia y casual cantidad de sangre idéntica, ahora fortiicada cada nueve meses tres veces durante veintisiete meses, se rebelara, para cabalgar de nuevo tres dias y sin bajarse siquiera del caballo, disparar las veces necesarias para matar justificadamente al hombre que ya desde el momento cuando no se pudo evitar que naciera, no porque no se intentara sino porque esa misma pequefie y casual cantidad de sangre idéntica lo habia afianzado en el vientre desprevenido, debié saber que estaba condenado a esa Unica muerte. Y volver al puedlo con el cadaver ya reventindose dentro de la apretada envoltura de la hamace y enterrarlo equi, para que el pueblo pudiera seguir recordando y odiando. Y cuando el Hermano regresara a su cuerpo muerto y a sus tres hijos vivos; cuando regresara a ella y a si mismo, estarla nuevamente en el comienzo. Y entonces para qué toda la sangre seca y olvidada en la mejila; toda la sangre seca y olvidada en los dedos de un solo soldado; toda la sangre seca y olvicada en los andenes de las estaciones de los pueblos y sobre el barro salitroso; toda la sangre seca y olvidada en una calle oscura y estrecha, debajo de los cascos de un caballo ; Toda esa sangre para qué? Entré en Ie lluvia y te djo: Ven, ven a secarte que estés toda mojada. Fue mucho después de que salieron los soldados. Mucho después de que la casa se llenara del monétono sonido delianto. Te puso las manos en los hombros y te emoujo hasta el comedor. Con el pelo pegado a la cara y la lluvia todavia chorreando de tu bata, parecias una ahogada. Te sents en el sillon del Padre. Te quedaste alli toda la noche: lo poco que faltaba de la noche: quieta: en silencio. No nos mirabas. Los ojos y la atencién y a voluntad puestas en la lluvia que te separaba del porton por donde habia llegado el ruido, la voz y las palabras de la primera derrota. La Hermana se dobié de pronto, cayé sobre tus rodillas con un llorar seco y contenido. Entonces ofmos tus palabras, pero no dirigidas a nosotras ni a nadie, sino a ti misma y tal vez al Padre muerto: No me vera llorar, a mi no me verdn llorar, no les daré ese gusto. Y el pueblo no te vio llorar. Aunque se aglomerd frente a la casa cuanco trajeron la caja de madera humeda y clavada a prisa donde venta el cuerpo horadado del Padre. Y esperé all todo el dia, bajo la lluvia, a que la sacaran hacia la iglesia. Y luego esperé en el atrio a que el sacerdote echara un poco mas de agua sobre la caja, ya mejor clavada y menos basta y hasta pintada de negro. Y la sigué hasta el cementerio y la vio bajar hasta el fondo del hueco que ya habia comenzado a lienarse con la lluvia de todo el dia, tambaleante sobre las amarras y esperé hasta que la cubrieron de batro salitroso y colocaron sobre el barro salitroso los montones de flores sucias y aplastadas. Y luego volvié a aglomerarse frente a la casa cerrada de la cual apenas sella la musica repetida y cansada del coro del rosario. Y después de la novena noche ya no volvid mas. Porque cada uno debio pensar que el cadéver roto del Padre era ms fuerte que todo el pueblo. He dicho que no salgas de la casa/ Yo no salgo: es que no crefa que usted venia hoy porque como le mandaron razén/ Por eso vine: por la razén/ La razon era para que no vinieral ZA qué saliste?/ A oit/ A oir qué? Lo que dicen! No diran nada: tienen miedo: son cobardes/ No tienen miedo! Si tienen miedo: siempre me tendrén miedo/ Esta bien: tienen miedo, pero esta vez haran algo! Por qué estés tan segura/ Lo sé/ Te han dicho elgo?/ No: a mi no me dicen nadal Por qué?/ No soy de ellos/ De quién eres?/De usted, usted me compré. 2Quiénes dijeron que me iban a matar?/ Todos: el puebio: todos dicen que lo Van a matar/ Por quéno me mataron cuando llegué?/ Esperaran a que se ponga oscuro! Tienen miedo: me tienen miedo! Le tienen miedo, pero ahora io odian més/ Siempre me han odiado/ Siempre odian a los que tenen plata! No, no es 1 por la plata: siempre odian a los mejores que ellos. Yo soy mejor/ No es por la plata, a usted no lo odian por la plata: es por lo de la huelga. Yo no creia que se atreviera a venir/ TU no lo conoces/ ¥ ahora qué vamos a hacer? Ahora tendremos que matario! Si trajo escotta tienen que estar en la represa/ Vayan ustedes a la represa a Ver, nosotros esperamos aqui Bueno! No se vayan a dejar ver Y si hay soktados?/ No importa, de todas maneras vamos a hacerlo. Los primeros golpes debieron perderse entre los ruidos de la lluvia, por eso no pudieron ofrse en nuestros cuarios. Pero cuando ya les habian abierto el portén y atravesaban el pasadizo de ladrillos que separaba los corrales, ni siquiera la iluvia pudo amortguar el peso ce los dieciséis cascos. Después del tumulto de las botas, las espuelas, los yataganes y por tiltimo los pellones, la voz, libre de la lluvia y de la llegada, lleno todo el aire en todos los espacios de la casa: A la Madre no: Avisele a ella. Y luego las palabras: no la Ilvia nila llegada ni la voz: sino las palabras: Lo mataron en Sevilla, a punta de cavador. Y entonces el llanto inexperto de la Madre. Y las palabras sin detenerse: Alguien lo vio entrar solo en la casa de Demetrio y lo esperaron en el corral; se abrazaron a él como hommigas y no pudo sacar el revolver, debieron quitarselo porque no lo hemos podido encontrar. Cuando Io soltaron ya los olfos tenian los cavadores rodeandolo: lo golpearon con los hierros hasta tumbarlo. Cuando llegamos todavia tenia los cavadores clavados en todo el cuerpo. Art1._ Declérase cuadiilla de malhechores a los revoltosos, incendiarios y asesinos que pululan en la actualidad en la zona bananera; Art2_Los dirigentes, azuzadores, cémplices, auxiliadores y encubridores deben ser perseguidos y reducidos a prision para exigiries la responsabilidad del caso. Art3._Los hombres de la fuerza piblica quedan facultados PARA CASTIGAR POR LAS ARMAS a aquellos que se sorprendan en infraganti deli... La mujer caminé hacia el rincén donde esta la mesa de patas cortas y el porrén de barro rojo sobre el plato anegado, también de barro rojo. Al lado de la mesa, amontonada sobre el suelo, la toalla ancha, vieja, de flecos ralos y sucios. Se agaché y recogié el montén de toalla, lo apret6 contra los senos, los muslos y el vientre: palpandolo. Sacudié la toalla y se envolvid en ella, anudéndosela debajo de una axila. Desenganché el jarro blanco, de peltre, de su clavo y lo metié en la boca ancha del porrén. €! jatro raspé varias veces el fondo buscando agua. Lo sacé medio lleno y sorbié un buche. Volvio la cabeza y lo escupié casi por encima del hombro. Botd el poco de agua que quedaba en el jarro contra la pared y lo colgé en su sitio. Sabe a ladrillo pens6. Agua puerca —penso. Envuetta en la toalla se subi a la cama y se acosto boca abajo sobre el lienzo pelado. Cerré los ojos y pensé: esta noche me voy, esta noche me voy, esta noche me voy. Y se qued6 dormida. Carmen siguié contando que la estacion estaba llena de soldados: (lena de cachacos que habian llegado de Barranquilla en la madrugada y que iban para La Zona a defender los intereses de la Compafia y aunque estaban bien armados y muchos de los que habian sido cachacos decian que las balas eran alas dum-dum, de las que atraviesan un riel, los trabajadores que habian ido 2 a verlos a la estacién decfan que no pasaria nada porque los huelguistas estaban esperandolos en Sevilla para presentarie al General el pliego de peticiones, porque el gobiemno los habla mandado para que la Compaiifa no Siguiera abusando de los jornaleros, y la verdad era que los soldados se parecian mucho en el modo de hablar a la mayoria de los cortadores que la Compariia habia traido para el primer corte en La Gabriela, después que tendieron los ramales y los vagones cargaban al laco mismo de las matas, y decian que los cortadores hasta tenian conocidos entre los soldados porque también eran cachacos ... el General no habia llegado todavia aunque fue el primero que desembarco, pero ya lo estaba esperando un motor y habia salido inmediatamente para la Gerencia a hablar con los gringos, y como ya habia linea libre decian que volveria al medio dia, y los que fueron hasta el puerto dicen que todavia vienen mas porque los que venian en el planchén de! Iris los, arrecosté la brisa en Cuatro Bocas y estan esperando que calme, los marineros dicen que ésos no tendran tiempo de ira La Zona y que los dejaran aqui hasta que los otros terminen la misién, y dicen que la mision como que es echar bala ) = No vas a dormir? =No tengo suefio. —Entonces me acompatias. —No. Tienes plata? = Si, dos pesos. Me prestas uno? = Bueno, Estas seguro de que no quieres? Vamos a volarnos: ya tocaron silencio. —No tengo ganas. — Deja que las veas, te digo que no parecen francesas. -A\o mejor no son. = Si son, yo las vi. Vamos, tal vez éstas dejan que uno se quite el pantalon. No quiero, no quiero, no quiero. ~Estd bien, no te pongas rabioso. =No tengo rabia, es que no quiero ir. ~Yo vuelvo enseguida. Esta bien? =i. —Te ves a pasar toda la noche despierto otra vez? —No. Ahora voy a dormir. — Me Cuidas las cosas, quieres. — S|. Ten cuidado, puede que estén patullando, No te preocupes, amino me cogen. Me gustaria que fuéramos juntos. — No tengo ganas. Si vas a volarte, vete ya ~Yo vuelvo enseguida. — Esta bien. El tren era largo, desordenado y en vez de alegre como todos los trenes, era lento, torpe, los carros abierlos a ja livia se golpeaban unos a otros innecesartamente. La locomotora se detuvo frente a la estacién: la locomotora, no los tiimos vagones. Los que venian en la cabina y sobre el techo del segundo carro no se bajaron. Se quedaron sentados, con los fusiles entre las plernas, mirando a los maquinistas. 2B Cuando dieron la orden de formar, los que ventan repartidos a lo largo del tren cormieron con ensayada precipitud y se amontonaron frente a la locomotora. El grupo fue tomando la forma de una linea recta, alargandose, encogiéndose, hasta quedar compacta y uniforme. Cuando termind el ruido de botas, de fusiles y de morrales comenzaron a numerarse: eran muy pocos. El primero giré hacia ia derecha, levant6 el fusil y comenz6 a caminar; atraves6 la estaciGn y se metio en el puebio. Los demas lo siguieron con el mismo movimiento. Los dos titimos giraron hacia la izquierda, descansaron el ‘usil horizontal sobre las carlucheras e iniciaron el repetido patrullaje de la plataforma. Entonces se oy6 el pitazo: corto, agudo, frio: como un cuchillo, como una seftal La columna se detuvo amontonandose por un momento. Algunos vohieron la cabeza, mecénicamente, sin curiosidad, sin asombro, mecénicamente. Luego, sin haber entendido, siguieron caminando. No tengas miedo: todo te sera facil/ No tengo miedo, ni todo me va a ser facil Cuantas veces vamos a discutiro. No quiero discutirio. No soporte otra discusi6n/ Yo no estoy discutiendo. Qué te dijo el médico?/ La mujer cerré la cartera y la puso otra vez sobre la mesa. El cantinero trajo el vaso lleno y recogié el vacio. Elhombre repitio. Viste al médico?/ No estaba! Y luego, como explicando Lo pusieron preso/ Y como para tranquilizar al hombre que se habia tomado el trago y habia puesto nuevamerte el vaso sobre la mesa con un gesio violento: Ya_no importa’ El hombre incliné un poco la cabeza y comenzé a mover el fondo hiimedo del vaso sobre la madera pelada de la mesa. Sin mirer a la mujer dijo: No podrés irte hoy: no vendré el tren Esto lo paran a tiros: esto se acab6/ No creo que se atrevan/ Se atreveran Estan dispuestos a acabar con esto en cualquier formal Neteran mas a la cércel eto no creo que echen bala’ Van a echar bala; yo los conozco: no es la primera vez que estoy en una cosa de éstas: yo tengo experiencia/ Si, yo sé que usted tiene experiencia pero es que son muchos: son muchos tabajadores y muchos pueblos! Por eso pidié los refuerzos el General; con la poquita tropa que hay aqui no pueden exponerse con los trabajadores. Mire: yo se lo digo: esto lo acaban a balal Siusted esté tan seguro, tenemos que hacer algo para impedirlo Yono puedo hacer nada ya: yo me voy esta noche/ Se va?/ Si/ Usted no puede ise; no puede itse ahora con esta situacién tan dificil’ Yo terminé mi abor/ Usted no puede irse/ Yo terminé ya: lo demas es cosa de ellos/ Ellos ya no cuentan; ahora tenemos que proteger al pueblo. Ellos dieron la plata porque querian acabar con los comiseriatos: usted lo sabe perfectamente/ Si, pero no es cosa mia/ Claro que es cosa nuestra. Nosotros metimos al pueblo en esto: A ellos, solamente les interesa quitarse la competencia de los comisariatos de encma’ De todas maneras el pueblo va a salir ganando algo/ Ganando qué: muertos ?/ ‘Ami me trajeron para organizar una huelga, no para proteger a nadie. Como se lo digo: aqui va a haber bala y yo me voy esta noche/ 14 La mujer desperté: abrié los ojos y oyé el ruido de pasos acompasados, machacantes, mas que un ruido un rumor monotono. La mujer pensd: Qué sera. Mir la oscuridad del cuarto y luego los huecos del techo y las rendijas de las atedes por donde debia comenzar a entrar la luz. No ha amanecido todavia — pens6. El ruido, el rumor, el acompasamiento, siguié llenando el cuarto, rodeandolo, envolviéndolo. La mujer quiso olf la luvia Sobre las laminas de zinc del techo: mird la ventana cerrada: levantd la cabeza: la dejé caer rebotando sobre el lienzo pelado de la cama: quieta volvié a mirar al techo comenzando a distinguir los huecos, los travesafios, los listones. No oyé la lluvia. Ya escampo —penso—: y despues: Hace fio. Gird un poco el cuerpo hacia la izquierda, hacia la pared y con el brazo derecho fue sacando |a toalla apelotonada debajo de su espalda, debajo de sus nalgas, debajo de sus piemnas. La levanté un poco con las dos manos y se volte totalmente sobre el lado izquierdo; doblé las piesnas, junté los brazos y se quedé quieta; todo el cuerpo acurrucado debajo de la toalla. Qué sera —pensd. La mujer se enderez6; acostada sobre la espalda nuevamente, sujeté la toalla con la barba sobre el pecho y la estiré alo largo de su cuerpo: los flecos le tapaban escasamente las rodillas. La mujer abrié las piemas y se afiuquié el canto de fecos; cerré las piernes aprisionando un mont6n de toalla entre los muslos. Son los sokdados —penso de pronto. Se levanté enseguida y caminé hacia la ventana, anudéndose /a toalla debajo de una axila; empujo las hojas para desenganchar Ia aldaba, la abrio y vio la fila de hombres que caminaban del otro lado de la linea, hacia la estacion... La oscuridad del cuarto se abrié de pronto en un citculo rojizo que envolvi la cara y el pecho del hombre, la espalda de la mujer y un pedazo de pared con su pedazo de almanaque sucio. La subita claridad se encogié entrente de la boca del hombre y fue absorbida évidamente: luego el humo lechoso llend el hueco redondo que habia abierto la llama y la noche valvié a cerrarse dentro del cuarto. Entonces la mujer oyé la sefial: los silbidos bajos y cortos, como silbidos de sapos, se repitieron apremiantes. El hombre se puso los pantalones y cruz6 el cuarto hacia la puerta. La mujer, despierta ya, se sento en la cama, Sosteniendo la sabana sobre los senos y con la espalda desnuda tapando ei pedazo de aimanaque. El hombre quité la tranca y las bisagras sonaron oxidadas, asomé la cabeza y los hombros: entonces la mujer oy6 los ruidos de los caballos, pero no las palabras. El hombre cerré la puerta pero no puso la tranca: dejo el trozo pulido de guayacan en su rincon y caming hasta el bat quitndose los pantalones para comenzar a vesti'se. La mujer pregunt6: “Qué es?". El hombre contesté: “Nada, nada’. La mujer siguié preguntando: “Llegaron, no es cierto?”. El hombre termind de atotonarse la camisa y se puso los pantalones. Se agachd y buscé las botas debajo de la cama. Se sento nuevamente y comenzé a ponérselas. “Qué van ahacer?”, volvié a preguntar la mujer. El hombre dijo por fin: "No sé". Y se levant6. La mujer dijo las palabras, como una cantaleta aprendida de memoria de tanto repetiria: “TW no tienes que meterte, tu eres del tren, tu no eres de las fincas, por qué tienes que meterte en eso”. El hombre abrié la puerta, y antes de salir dijo: “Pon la tranca’ Mataron muchos en la estacion: los soldados dispararon desde los vagones: no se bajaron: el tren paré y los scldados dispararon sobre los que estaban en la estacion y el tren arranco después: los soldados no se bajaron pero mataron un monton/ Bien hecho/ Yo no lo vi: yo nunca voy hasta la estacion, pero Josefa me lo conto Si Por eso dije que le mandaran razon: para que no viniera 15 A las 5:30 se reporta a la guardia la desercién de un soldado del personal de efuerzos. Se comision6 la investigacion. A las 6:30 de la mafiana de hoy se recibieron en el comando de las tropas, acantonadas en el cuartel de Ciénaga, informaciones precisas sobre el asalto que intenta un grupo de bandoleros armadbos a la estacidn de Ciénaga. La tropa fue puesta inmediatamente en estado de alerta. A las 7:10 un ordenanza de la patrulla de vigilancia destacada en las inmediaciones de la estacién, comunicé a la guardia que un grupo numeroso de bandoleros armados se habla apoderado de un convoy y que se disponian a salir para la zona con el objeto de atacar las guarniciones que han sido destacadas para proteger ios intereses de la Compatila y de los particulares. La tropa, al mando de oficiales, se traslado a la estacién para restablecer el orden. Ante la inminencia de un ataque las fuerzas miltares tuvieron que disparar contra los bandoleros. Miro la desolaci6n de esta casa, muerta aun antes de que la muerte la invadiera. Miro las paredes desnudas y cuarteadas, los enseres apenas necesarios para Una vida frugal y sin futuro; ios muebles duros y las camas austeras, Todo esta limpio y un orden agresivo, amargo, distribuye sin alegria los objetos de esta casa. La casa ha estado sostenida por una voluntad de sobrevivir y no de perdurar: por una vida que se sabe ya acabada, cumplida, que sélo espera la sefial en este excedente otorgado contra sus deseos para acostarse a mori. Miro la materia de esta casa, ya derrumbéndose, cayéndose a pedazos, arrastrada por el peso del cuerpo de mi hermana muerta. Miro todo esto y pienso en la otra casa, mas grande, mas desolada y mas muerta, pero organizada sobre el odio, fortificada por el odio, desesperadamente perdurando por el odio de mi otra hermana viva. Qué diferencia encontraran ellos? Ellos, los tres hijos vivos, que tampoco podran escoger, como no pudo escoger su madre; como no pude escoger yo. Dénde esta ahora mi sitio? Cual es mi lugar en este gran desorden de la vida? La Hermana ha ocupado con su cuerpo el Unico sitio que me pertenecia: era una sola muerte para los dos y ella la ha acaparado totalmente. El pueblo es ancho, escueto y caluroso. Las primeras casas comienzan de aquel lado de los rieles, sobre los playones resecos y cubiertos de una transparente pelusa de sal. Son casas de madera con techos oxidados y rotos por donde se mete la lluvia y una que otra luz cuando hay luna. Aunque estan llenas de mujeres no son casas alegres: porque las mujeres deben bailar toda la noche nunca tienen tiempo de adornar las casas ni sembrar una mata. Y como casi nunca se demoran mucho en el pueblo, las casas siempre parecen deshabitadas. Llegan una madrugada con un batll pequefio y una bolsa de papel; cuelgan los retratos, encienden una vela y se sientan a esperar. Cualquier tarde recogen las cosas que se han ido desparramando por el cuarto, compran una bolsa nueva y se van: un poco mas cansadas, pero sin saberio. 16 El pueblo comienza aqui, aqui terminan los playones y aqui esta la Estacién junto @ la que para el tren cargado de racimos de fruta y de jomaleros. Los jornaleros se tiran de los carros abiertos y de los techos de los vagones y el tren sigue hacia el puerto. Las casas de los jomaleros estan a este lado de los rieles: son también de madera y los techos también son de planchas de zinc agujereadas. Pero estas casas estan pintadas de azul y de rosado y de blanco y en un rincén amplio de la sala, metida en una funda de cretona floreada y descansando sobre cuatro trozos de cristal, esté la vitrola que ponen a sonar los domingos y los sébados por la noche. Los hombres que trabajan en las fincas toda la semana y que vienen al pueblo a emborracharse y a darle parte de su jornal a sus mujeres y a las otras mujeres, fueron llegando en grupos; 0 solos; o con sus familias: algunos trafan un perro y una mujer pequefia y blanca y callada. Otros solo trajeron una manta gruesa envuelta debajo del brazo y una rula. Todos silenciosos, fuertes para el trabajo y sienciosos y perseverantes para el aguardiente. Algunos se quedan pocos meses: trabajan, cobran y se vienen al pueblo a sentarse en los patios de sus casas y a mirar los picos de la sierra. Un dia se van sin siquiera haber visto el mar. Olros se mudan con sus familias a los lindes de las fincas y van formando pueblos a lo largo de las carrileras del tren, a las orilas de los ios frescos que bajan de la sierra, mas cerca de las montafias. A medida que el pueblo se aleja de La Estacién hacia el centro, hacia la plaza ancha y la iglesia, las casas y las calles se van agrandando y la vide se detiene y se aquieta. Alrededor de la iglesia viven los duefios de las fincas: tres familias, que han casado a sus hijos, y a los hijos de sus hios, entte si. Y a cada muerte Urge un odio nuevo y las grandes plantaciones se van desmembrando y las casonas orandes de gruesas paredes de mamposteria se van haciendo mas infranqueables y se van quedando més solas. Estas casas que rodean la plaza y la iglesia del puebio, parece que siempre hubleran sido vielas. Por fuera el salire las destruye lenta y seguramente, pero dentro el aburrimiento de las mujeres que sienten pasar el tiempo sobre sus cuerpos desaprovechados y la dura conformidad de los hombres que fueron una vez a Bruselas, elimentan la fuerza que hace a estas casas perennes. Elpueblo termina frente al mar: un mar desapacible y sucio al que no mira nadie. Sinembargo el pueblo termina frente al mar. v7 MINISTERIO DEL INTERIOR DIRECCION NACIONAL DE DERECHO DE AUTOR 10-1144-28, UNIDAD ADMINISTRATWVA ESPECIAL paduigehe CERTIFICADO DE REGISTRO OBRALITERARIANEDITA | “IH: Page tot 4. DATOS DELAS PERSONAS ‘AuTOR NombresyApaldos CARLOS RAIL CRALES VARURO No deiantcacion €€ Nason 6 covowen 2.DATOS DELAOBRA ao orn LACASA GRANDE DE CEPEDA SANUDIO:ANALIIS YRESUMEN IneorTA [CARACTER DE LA CORA (OBRAINDMDUAL {_DESCRIPCION DE LA OBRA “TGESERVACIONES CENERALES DE LAOBRA 5. Dar SOLICITANTE, mony Apidos CARLOSRAUL MORALES YARURO Neds tnrtescin ena caow Moat Raceacer AeoIstROEN mes Presson TEN Tettono SAW uses BocoTADE. Coveecintinion _EAMLOERAULMORALEEYANOO.CcM ye. b> TWATHALE GRANADOS BERNEO JEFE OFICIIA OE REGSTRO(E) oe mcg ws pares te ieee on haem een Pome ss coum Bee 2 18

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