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Ética
Ética
¿Qué acciones debemos llevar adelante para hacer lo moralmente bueno, o vivir una buena
vida? Esta sería la discusión ética, es decir, bajo qué principios debería orientar mi acción
para hacerla lo mejor posible.
Hay dos grandes discusiones al respecto para responder a esta pregunta: sobre los
conceptos y sobre los principios.
No todos los principios morales se definen de la misma manera, algunos ponen el foco en
los fines, otros en la intención.
¿Es posible establecer mínimos universales? Esta discusión explotó en el siglo XX de la
mano con el fin politico de los derechos humanos luego de la Alemania Nazi y sus
consecuencias, los minimos exigibles en definitiva dieron nacimiento a los DD.HH.
Históricamente se construyeron varios esquemas éticos según en aquello que se ponga el
foco.
Con un ejemplo:
La moral se refiere a las creencias y normas personales o culturales que guían nuestras
acciones cotidianas. Supongamos que en una sociedad en particular, existe la creencia
moral de que robar es incorrecto, ya que causa daño a otros y viola la propiedad privada.
En este caso, si una persona decide no robar un pan en una tienda porque cree que es
moralmente incorrecto, está actuando de acuerdo con su moral personal o cultural.
La ética se ocupa de las cuestiones más abstractas y filosóficas relacionadas con lo que
es moralmente correcto. Un filósofo ético podría analizar si robar un pan en una situación
de extrema necesidad es moralmente justificable desde un punto de vista universal. Podría
considerar teorías éticas como el utilitarismo (donde se evalúa si el acto maximiza la
felicidad general) o la ética deontológica (que se enfoca en si robar va en contra de un
principio moral absoluto). La ética busca proporcionar un marco conceptual para discutir si
ciertos actos son moralmente aceptables en general, independientemente de las creencias
individuales o culturales.
En este ejemplo, la moral se refiere a las creencias y normas personales o culturales que
llevan a alguien a decidir no robar un pan, mientras que la ética se refiere a la discusión
filosófica sobre si robar un pan en una situación de necesidad extrema puede ser
moralmente justificable desde una perspectiva más universal y abstracta.
La ética es la reflexión filosófica sobre los fundamentos de la moral. Los estudios de la moral por
parte de la filosofía se pueden hacer desde dos ámbitos:
Los saberes prácticos (política y economía) son normativos ya que nos dicen “cómo debe
ser”.
La ética es un saber indirectamente normativo, ya que cuestiona las razones de algo bueno
o malo. Mientras que la moral es directamente normativa.
Ética Aristotélica:
Defiende el teleologismo (concepción de que toda acción tiene un fin). Aristóteles busca el
fin último del ser humano, y concluye que este fin es la eudaimonía (felicidad). A través de
las virtudes es que se alcanza este fin.
Para Aristóteles nuestro accionar no tiene un fin en sí mismo ya que carece de sentido si no
se dirigen hacia otro fin, por lo que propone que son el medio para alcanzar el fin último.
La ciencia política es la que estudia este bien, porque es la que gestiona el bien social y
regula la vida en sociedad, además las otras disciplinas se subordinan a ella, e incluye los
fines de las otras ciencias. Las ciencias políticas no son exactas, dado que se refiere al
estudio del individuo en una sociedad y este es subjetivo de sí mismo.
En conclusión, la vida política parece ser la más cercana a su propio fin, ya que en el trabajo
político se pueden ver virtudes.
La eudaimonía tiene que ver con las virtudes y se complementa con los bienes. Existen 2
tipos de bienes: interiores (salud, inteligencia), y exteriores (materiales -posesiones-, sociales
-relacionales-). Ambos bienes se deben buscar, pero los exteriores se deben buscar en su
justa medida y así poder satisfacer necesidades materiales y sociales.
Para Aristóteles hay 3 cualidades del bien supremo:
● Perfección: Si existe, se tiene que definir por sí mismo.
● Autosuficiencia: Luego de ser feliz, no necesito nada más.
● Regularidad: Tiene que ver con una acción regular.
Vida contemplativa: Es la vida dedicada a los saberes, es el saber filosófico, toma a los
saberes como fin último (una vez alcanzados genera felicidad). No es posible para los
humanos, es propia de los dioses. La vida que se acerca al ideal para el humano es la vida
política.
La virtud: La virtud moral es una potencia. La naturaleza nos dota de la capacidad de actuar
virtuosamente. La virtud es una sola y es la sabiduría. Pero hay distintos tipos de virtudes:
Aristóteles va a plantear que el alma está conformada por lo racional y lo apetitivo. Lo
racional tiene que ver con las virtudes intelectuales, mientras que lo apetitivo tiene que ver
con las virtudes morales.
Aristóteles busca la coincidencia entre lo que dice la razón y lo que nos pide el deseo.
Propone que a través de la práctica podemos acostumbrar a nuestros deseos. Los deseos
son gobernados por la razón.
Para Aristóteles en el alma existen: Pasiones (nace neutralmente con nosotros -deseos y
sentimientos-), Facultades (capacidad del alma para detener el sentimiento), y Modos de ser
(podemos elegir ser buenos o malos).
Las pasiones no pueden ser virtud ya que nos invaden pasivamente. Las pasiones no son
elecciones, sino que son afecciones. La facultad no puede ser virtud porque es una
capacidad natural, y no una práctica. Y el modo no es la virtud porque es la capacidad de
actuar virtuosamente.
A la virtud hay que ponerla en práctica porque es un modo de ser. Es la virtud moral como
un hábito o costumbre. Hay que acostumbrar nuestros deceso para que forme parte de una
virtud natural.
El justo medio implica accionar moderado. En un vicio por defecto y un vicio en exceso, el
justo medio debe de estar en el medio de la distancia entre estos. No es matemático, más
bien depende de cada persona, pero la virtud como acción busca el justo medio. Por lo
tanto, el justo medio no es aritmético, ni relativo a cada persona, y no es tan simple.
Los seres humanos tendemos a un tipo de vicio, entonces, el justo medio contrarresta y se
acerca al otro vicio. Hay que alejarse del inicio que se llama más.
Desarrollar una virtud racional (prudencia), que va a ayudar a la virtud, va a marcar el justo
medio.
La prudencia es la virtud que rige los deseos, pone a la razón al servicio de la acción, es la
encargada de dictar cuál es el punto medio.
Es necesario ser sabio y prudente para poder ser virtuoso, no buscar la verdad teórica sino
también la recta razón.
HUME
El concepto central planteado por el autor es que en un principio que la voluntad está
siempre ejercitada por la pasión, no pudiendo hacer frente a esta última a la razón,
como comenzaremos a abordar.
Definimos voluntad como aquello que nos impulsa a hacer algo, mientras que la pasión es
aquello que emana de nosotros y no es raíz de la razón.
La razón se ocupa de las relaciones abstractas de las ideas y de las relaciones de causa y
efecto que se derivan de la experiencia. En contraste, la voluntad se relaciona con la
realidad y la toma de decisiones. Dado que la razón y la voluntad operan en diferentes
dominios, la razón por sí sola no puede ser la causa de una acción.
Voluntad: Es lo que nos motiva a hacer cosas. Cuando decidimos hacer algo, como comer
un helado, nuestra voluntad es la fuerza detrás de esa decisión.
Pasión: Son emociones o sentimientos que surgen en nosotros. Por ejemplo, si amamos
el helado, ese amor es una pasión que sentimos. Las pasiones no son racionales ni
razonadas; simplemente surgen en nosotros.
Hume argumenta que la razón y la voluntad son diferentes. La razón se ocupa de ideas
abstractas y relaciones lógicas, mientras que la voluntad se relaciona con la toma de
decisiones en el mundo real. Por lo tanto, la razón por sí sola no puede ser la única causa
de nuestras acciones. En otras palabras, nuestras decisiones y acciones no son
completamente racionales, ya que también están influenciadas por nuestras pasiones y
deseos emocionales, no solo por la lógica.
En cuanto a la razón:
La razón guía nuestros juicios sobre causas y efectos, pero no motiva directamente la
acción. La razón puede proporcionar información sobre cómo lograr un objetivo, pero no
puede impulsarnos a actuar. La acción sólo se produce cuando una emoción o pasión se
relaciona con un objeto y nos impulsa a actuar en consecuencia.
La razón nos ayuda a entender cómo funcionan las cosas y cómo una cosa causa otra.
Por ejemplo, sabemos que si tocamos un fuego caliente, nos quemaremos. Esa es la
razón, ayudándonos a comprender una causa y un efecto.
Sin embargo, la razón por sí sola no nos hace hacer cosas. Puede decirnos que algo es
una buena idea o cómo hacer algo, pero no nos empuja a hacerlo.
Lo que realmente nos hace actuar es la emoción o la pasión. Por ejemplo, si sentimos
hambre (una emoción), eso nos motiva a comer, aunque nuestra razón también pueda
decirnos que comer es una forma de satisfacer nuestro hambre.
Entonces, en resumen, la razón nos ayuda a entender las relaciones de causa y efecto,
pero nuestras acciones son principalmente impulsadas por nuestras emociones y
pasiones.
La razón sólo se opone a las pasiones cuando estas están basadas en suposiciones falsas o
eligen medios inadecuados para lograr un objetivo. En ausencia de juicio erróneo o medios
inadecuados, la razón y las pasiones no están en conflicto y no se puede afirmar que la
razón sea el motivo principal de la acción. En resumen, Hume nos dice que la razón y las
emociones pueden coexistir y trabajar juntas, a menos que cometamos errores en nuestro
pensamiento o elecciones.
Hume no niega la razón, únicamente establece que no es el motor de nuestro
accionar, sino que el motor de dicho accionar es la pasión. La razón es esclava de la
pasión, una herramienta de la misma.
En este último sentido, no es correcto hablar de un combate entre razón y pasión: “La razón
es y solo debe ser esclava de las pasiones y no puede pretender otro oficio que el de
servirlas”; “Si una pasión, ni está fundada en falsos supuestos, ni elige medios insuficientes
para su fin, el entendimiento no puede ni justificarla ni condenarla. No es contrario a la razón
el preferir la destrucción del mundo entero o tener un rasguño en mi dedo”.
Pasiones apacibles: Estas son emociones o deseos que se caracterizan por su calma y
tranquilidad. Aunque pueden ser fuertes motivadores de la acción, no generan una emoción
intensa o una agitación extrema en la persona que las experimenta. Ejemplos de pasiones
apacibles pueden ser la benevolencia, el amor a la vida, la ternura hacia los niños y otros
sentimientos que, aunque importantes, no suelen provocar una agitación emocional intensa
En su obra "Una investigación sobre los principios de la moral", David Hume discute varios
ejemplos de pasiones apacibles y violentas para ilustrar su teoría. Aunque Hume no
proporciona una lista exhaustiva de ejemplos, utiliza ejemplos genéricos y discute en
términos generales sobre las diferencias entre estas categorías de pasiones.
Por ejemplo, Hume menciona el amor y la ira como ejemplos de pasiones violentas. El
amor, en su forma intensa, puede ser una pasión que genera una agitación emocional
significativa cuando una persona se siente profundamente enamorada. La ira, por otro
lado, es una emoción intensa que puede llevar a respuestas impulsivas y una agitación
emocional significativa cuando alguien se enoja.
Existen 3 argumentos que nos permiten determinar que la respuesta a las preguntas
anteriores es NO:
- 1er Argumento (Argumento del motor de la acción): La razón no es motor de mi
acción por lo tanto los juicios morales no pueden provenir de la razón, debido a que
son juicios en acción (Filosofía Practica)
1
Vicio = Acción mala
Virtud = Acción Buena
- 2do Argumento (Representación = Ideas): ¿Los juicios morales son
representativos? El juicio de si una acción moral está bien o mal representa una idea
la cual representa el sentir de bien o mal. (Representan una pasión buena o mala)
Las ideas son representacionales, los juicios morales no.
Lo que David Hume nos plantea es si podemos determinar lo que es moralmente bueno o
malo solo utilizando la razón, es decir, si podemos distinguir entre virtud y vicio a través del
pensamiento lógico. Hume argumenta que esto no es posible y presenta tres razones para
respaldar su posición.
El tercer argumento se relaciona con las funciones de la razón y sugiere que los juicios
morales no son ni relaciones de ideas (cuestiones lógicas) ni cuestiones de hechos
(cuestiones empíricas). Hume argumenta que no podemos deducir lo que es moralmente
correcto solo a partir de lo que es factual. En resumen, Hume concluye que la razón por sí
sola no puede ser la base de la moralidad, ya que los juicios morales involucran
emociones y pasiones que la razón no puede generar.
En otras palabras: Hume argumenta que no podemos utilizar la razón solo para descubrir la
diferencia entre lo que es virtuoso y lo que es vicioso. Cuando examinamos una acción, no
encontramos evidencia objetiva o lógica que nos diga si es virtuosa o viciosa. En cambio,
nuestras decisiones morales se basan en sentimientos y emociones, lo que significa que la
moralidad es más una cuestión de sentimiento que de juicio lógico.
2. El carácter de la virtud y el vicio no puede delimitarse por natural o antinatural:
El carácter de la virtud y el vicio no puede ser delimitado por lo natural o antinatural
porque la distinción entre vicio y virtud se basa en los sentimientos de placer y dolor
que experimentamos al contemplar una acción o sentimiento. Estos sentimientos son
universales y se encuentran en todas las personas y culturas, lo que indica que son
naturales en el sentido de ser comunes y frecuentes. No existe un criterio exacto para
determinar lo que es natural o antinatural, ya que esto depende de la frecuencia con
la que se observa algo. Por lo tanto, el carácter de la virtud y el vicio no puede ser
definido por su naturaleza o anti-naturaleza.
En otras palabras: Hume también argumenta que no podemos determinar si una acción es
virtuosa o viciosa basándonos en criterios naturales o antinaturales. En lugar de eso, la
distinción entre virtud y vicio se basa en los sentimientos de placer y dolor que
experimentamos al observar una acción o un sentimiento. Estos sentimientos son
universales, comunes a todas las personas y culturas, lo que indica que son naturales en el
sentido de ser compartidos por todos.
En otras palabras: Hume sugiere que el sentimiento de virtud no puede ser categorizado
como natural o artificial en sí mismo. Más bien, la virtud se distingue por el placer que nos
brinda, mientras que el vicio se distingue por el dolor que nos causa. En este sentido, no es
la categorización natural o artificial lo que importa, sino cómo nos sentimos frente a una
acción o sentimiento en términos de placer o dolor.
En conjunto, estas ideas de Hume resaltan que nuestras decisiones morales están
profundamente arraigadas en nuestras emociones y sentimientos, y no se pueden reducir
únicamente al razonamiento lógico o a criterios naturales o artificiales. La moralidad, para
Hume, es una cuestión de cómo nos sentimos hacia las acciones y los sentimientos.
Hume sostiene que los seres humanos nacen con dos sentimientos fundamentales: el auto
interés y la benevolencia o simpatía. El auto interés se refiere a lo que deseamos para
nuestro propio bienestar, mientras que la benevolencia o simpatía se relaciona con el deseo
de evitar el sufrimiento ajeno. Hume considera que este último sentimiento es la fuente
principal de toda moralidad y que es innato en los seres humanos.
La ética Kantiana es una ética deontológica, esto se debe a que se rige por un principio
fundamental (el éxito no está en el fin o resultado, si no en el principio que rige los actos). Es
un enfoque deontológico en la filosofía moral, lo que significa que se centra en el deber y las
normas morales en lugar de en las consecuencias de las acciones.
Este modelo de ética tiene ciertas características:
- Obligación (Deber): En la ética kantiana, la moralidad se basa en el deber. Kant
argumenta que las acciones son moralmente correctas o incorrectas debido a la
obligación que tenemos de seguir principios y reglas morales, independientemente de
si nos benefician o no.
- Universalista: Kant sostiene que los principios morales deben ser universales y
aplicables a todas las personas en todas las situaciones. Esto significa que lo que
consideramos moralmente correcto debe ser válido para cualquier persona en
circunstancias similares.
- Irrelevancia del contenido material: En la ética kantiana, el contenido específico de
una acción o su resultado no es lo que determina su moralidad. En cambio, lo que
importa es si la acción se realizó por deber y siguiendo principios morales racionales,
independientemente de las consecuencias.
- Intencionalidad: Kant pone un fuerte énfasis en la intención detrás de una acción.
Argumenta que una acción es moralmente correcta si se realiza por un sentido de
deber y con una buena voluntad, es decir, si se hace porque es lo correcto y no por
algún motivo egoísta.
- Autónoma: En la ética kantiana, se espera que las personas sean autónomas y
racionales al tomar decisiones morales. Esto significa que deben actuar de acuerdo
con su propia capacidad de razonamiento y no simplemente seguir reglas externas
sin cuestionarlas.
En resumen, la ética kantiana se basa en la idea de que la moralidad se deriva del deber y
los principios morales universales, y no depende de las consecuencias o resultados de las
acciones. Se enfoca en la intencionalidad detrás de las acciones y promueve la autonomía y
la aplicación consistente de principios éticos.
Para Kant todo conocimiento es un conocimiento racional, este puede ser formal o material,
el conocimiento formal se refiere a las formas de entendimiento y el material hace referencia
a objetos determinados, dentro de los conocimientos formales existe la lógica lo cual para
Kant no es más que la filosofía pura moral.
En los conocimientos materiales existen dos divisiones: Física y ética, la física va a ser la
encargada de investigar las leyes naturales y la ética se va a encargar de investigar las leyes
de la libertad o teorías de las costumbres. A cada una de estas ética y física le corresponde
una parte empírica y una racional, las cuales en la física la parte empírica se encarga de la
física experimental y la parte pura de la metafísica de la naturaleza, por otra parte, para la
ética su parte empírica se va a encargar de la antropología practica y la parte pura de la
metafísica de las costumbres.
Para el abordaje de la ética Kantiana primero debemos entender el abordaje desde una
teoría de las costumbres (Estudio de la moral) y luego necesitaremos una metafísica de las
costumbres (Abordaje de las leyes del comportamiento moral).
Kant entiende que para el estudio de una filosofía pura se debe descartar toda experiencia
empírica, tampoco depende de nuestro cuerpo (Pasiones) o de algún principio natural, se
debe centrar en algo universal (La razón), la noción de deber moral implica universalidad por
eso debemos buscar algo que todos los seres humanos tengamos en común y encontramos
que este algo es la razón y en ella es donde están los principios morales.
El foco está puesto sobre las leyes que rigen el comportamiento humano, y son leyes a
priori, siendo independientes de la experiencia: principios necesarios (no pueden no ocurrir)
y universales (se aplican para todos).
Kant desarrolla la teoría de las costumbres a través de la pregunta ¿podemos encontrar un
principio general? Entiende que antes de lo empírico es necesario abordar el sentido puro de
la filosofía.
La moralidad tiene que ver con la buena voluntad, que es actuar por deber. Para esto
debemos entender la concepción de la buena voluntad y el concepto de deber.
La buena voluntad es para Kant lo único que se puede considerar bueno sin ninguna
restricción, esta no puede sustituirse por algún otro valor, nada bueno puede partir de un
sujeto si no parte de una buena voluntad, esta no es buena por las acciones que realice, es
buena por si misma.
La buena voluntad siempre va a actuar en base al deber, al deber de las leyes morales,
siempre que se obra por buena voluntad se obra por deber y viceversa.
Deber: Kant argumenta que la buena voluntad siempre actúa en base al deber de las leyes
morales. En este caso, el deber de Ana sería actuar de acuerdo con el principio moral de
ayudar a quienes lo necesitan si está en su capacidad de hacerlo. Entonces, si Ana decide
prestar el dinero a Juan porque cree que es su deber moral ayudar a su amigo en apuros,
su acción está motivada por el deber.
La clave en la ética kantiana es que Ana debe actuar de buena voluntad, haciendo lo que
considera su deber moral, sin importar las consecuencias o las recompensas personales.
Su acción se considera moralmente correcta si está en línea con su deber y si se basa en
la buena voluntad de hacer lo correcto, en lugar de buscar algún beneficio propio o
recompensa externa.
Las leyes morales se rigen a través de la razón. Si el deber moral es universal, ¿en donde
encontramos su fundamento? Para Kant lo único universal es la razón como motor de los
movimientos. La razón es lo único que puede ser libre.
Si bien el deber moral es a priori, la razón se desarrolla necesariamente por estos procesos,
y así es como llega a ser universal. Esto es la filosofía pura.
Lo racional no tiene que ver con lo humano (ni con nuestro cuerpo, ni nuestras pasiones o
deseos), ya que si existieran otros seres racionales que no sean el ser humano, según Kant
actuarían igual que nosotros, regidos por la misma ley. De todas formas, la razón es lo único
común a todos los seres humanos y por eso se pueden encontrar leyes morales.
Para Kant, entonces, lo moral es lo que debemos hacer pero no quiere decir que sea lo que
hacemos, porque entran en juego otras cosas como el deseo y las pasiones, que no las
niega, sino que no las toma como motor como sí lo hace Hume. El valor moral no es la
acción en sí misma, sino que se ubica en el motor de este accionar.
Es necesario tener esta vida sobre lo moral, es esta la filosofía que importa, la filosofía pura.
Kant propone que creer en las pasiones o en la filosofía como forma de cuestionar las cosas,
no sirve, debido a que ahí no podría surgir nada necesario. Lo necesario habita en la razón.
En cuanto a la buena voluntad nos expresa: Nada puede ser bueno, excepto la buena
voluntad. Nada en el mundo físico, ni fuera de él (por ej. la religión) puede ser bueno o malo.
Kant comienza a desarrollar la idea de buena voluntad a través de los contrarios. La
inteligencia y el coraje pueden ser malas si están bajo la mala voluntad.
La buena voluntad es aquella que le tiene respeto a la ley moral. Esta buena voluntad es lo
único que no tiene excepciones ya que no tiene que ver con los resultados que genere, sino
que es una decisión, es como yo decido y elijo guiarme por lo racional.
Lo único que podemos decidir es el respeto hacia ella y se basa en querer a la buena
voluntad. La libertad existe en cuanto puedo elegir, y cuando elijo puedo accionar de una
forma u otra. Por lo tanto, puedo decidir si actuar mediante la buena voluntad o no. Ser libre
es elegir seguir la norma correcta, respetando la ley moral que es lo único que puede ser
realmente bueno.
El dejarnos llevar por las pasiones no es libertad, sino que es una esclavitud, porque tiene
que ver con dejarnos llevar con algo externo.
Estamos frente a una ley cuando creemos que la acción es deseable para todos. Kant
propone un ejercicio mental para categorizar: si se puede universalizar es moral.
Entre la moral en cuanto al deber hay tres relaciones, que podríamos llamar una calificación
de las acciones en relación con el deber:
1. Contraria al deber (no mentir) - son malas.
Estas son moralmente malas, pueden ser provechosas en alguna ocasión, pero no son
acciones moralmente buenas. Ni siquiera entra en discusión que puedan ser buenas, son
moralmente malas. Por ejemplo: mentir (la ley moral aquí sería no mentir). Estas acciones
pueden llegar a ser provechosas o prudentes, pero jamás serán moralmente buenas.
Aquellas en las que actuó del modo que actuaría si siguiera a la ley moral pero lo hago
porque busco otro fin (ejemplo no miento pero porque me conviene, no porque moralmente
crea que está mal por buena voluntad). Cómo se motivan por algunas inclinaciones (pasión
o deseos - todo aquello que domina nuestra voluntad y no es nuestra razón) no llegan a ser
moralmente buenas. Cuando el motor de la acción es una inclinación aunque coincida con la
ley moral estoy dentro de esta categoría. Estas son acciones moralmente neutras: actuamos
como indica la razón pero no porque lo indica la razón.
3. Por el deber.
Estas son moralmente buenas, son aquellas acciones que se realizan no solo porque indica
la razón si no por respeto de esta.
Si la acción te pesa es una muestra de que es una acción por deber. No son sólo conforme a
lo que indica la razón sino porque lo indica la razón. Son las llamadas moralmente buenas.
Supone muchas veces hacer cosas perjudiciales para mí mismo.
A. La buena voluntad es buena por actuar por deber, dejando de lado las inclinaciones.
Añade que tenemos que dejar de lado las inclinaciones. Debemos limpiar de experiencias
personales, gustos personales. Solo sacando lo personal llegaremos a aquello
verdaderamente común a todas las personas.
B. El valor moral de la acción por deber no radica en el propósito que persigue sino en
la máxima (regla de conducta que guía la acción) por la cual ha sido resuelta.
Lay es diferente a máxima. No mentir es una máxima, ayudar al prójimo es una máxima.
Son indicaciones de acción, reglas de conducta. Es un principio universal bajado a cada
caso concreto.
La ley, en cambio, es la moral (no la del parlamento porque esas son un mandato interno).
La ley moral tiene que ver con la universalización que se logra quitando toda implicación
personal y lo empírico, quedando únicamente en una ley formal.
C. El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley (no son las leyes
sociales).
Obrar de tal forma que quisiera que la máxima de mi acción se convirtiera en una ley general
para toda la humanidad y esa ley es el imperativo categórico de Kant que es un principio de
indicación moral pero vacío de contenido, es una suerte de ejercicio moral propuesto: si tu
acción es favorable que sea universalizable estas frente a una buena acción (acción moral).
El razonamiento nos debería llevar a todos a la misma conclusión como personas dotadas
de razón y capaces de hacer el análisis.
A continuación daremos detalles de los dos tipos de imperativos que trabaja Kant: categórico
(“Hay que hacer ‘x’”, “Tenes que hacer ‘x’”), y el hipotético (“Si queres ‘p’ hace ‘q’”, es un
medio para conseguir cosas).
Imperativo categórico
“Obra de tal modo que puedas querer que la máxima de tu acción se convierta en una ley
universal”.
Este imperativo funciona como un test universal sobre las acciones morales.El imperativo
categórico tiene que ver con obrar de tal modo que puedas querer al mismo tiempo que la
máxima de tu acción se convierta en una ley universal. (La máxima no es la acción en sí
misma, sino que tiene que ver con la regla que rige esa acción)
Es decir que para identificar si nuestras acciones son moralmente buenas podemos utilizar
el imperativo categórico, preguntándonos si podría desear que la máxima de la acción que
estoy a punto de ejercer se convirtiera en una ley universal.
Ejemplo: Si pido dinero prestado sabiendo que no voy a devolverlo, pero prometo hacerlo,
antes de efectuar mi acción debería entrar en juego el imperativo categórico y me
preguntaría si deseo que la falsa promesa se convierta en una acción universal (Que todas
las personas hagan falsas promesas) en ese momento la ley moral me va a dictar si mi
acción es moralmente buena o no.
La filosofía moral nos sirve para domar nuestros instintos y nos convence de que una vida
racional es mejor que una vida feliz. La única razón que nos convierte en seres morales es
porque somos seres racionales por eso la razón es quien nos mandata.
Kant propone que la filosofía moral es necesaria porque la naturaleza humana puede
inclinarse hacia comportamientos egoístas y corruptos. Para contrarrestar esta tendencia,
la filosofía moral nos ayuda a comprender qué acciones son moralmente correctas
mediante el uso de la razón. Kant introduce el "imperativo categórico", que es un principio
ético fundamental que nos insta a actuar de manera que nuestras acciones puedan ser
consideradas una regla moral universal aplicable a todos. A través de la filosofía moral y el
uso de la razón, buscamos ser dignos de la felicidad al vivir de acuerdo con principios
morales racionales en lugar de caer en comportamientos inmorales o egoístas.
Dialéctica natural
Hay que darle atención a la razón.La moral no está en nuestra naturaleza, sino que al
pertenecer a la razón tiene que ver con nuestras capacidades. La filosofía moral sirve
para dominar nuestros instintos y para convencernos de que una vida moral es mejor que
una vida feliz.
Lo que nos convierte en seres mortales es que tenemos la razón. No tiene que ver con los
sentimientos o cómo nos organizamos, sino que tiene que ver con que podemos pensar.
Por eso hay una obligación (imperativo). Teniendo en cuenta que hay cosas que queremos
hacer desde la voluntad y no desde la razón, es que surge la orden, la obligación a
corresponder a la razón, a pesar de la voluntad.
En resumen y más simplemente: Este pasaje se basa en las ideas de Kant sobre la
importancia de la razón en la moralidad humana. Kant argumenta que la moralidad no es
innata en nuestra naturaleza, sino que está relacionada con nuestras capacidades
racionales. La filosofía moral, según él, nos ayuda a controlar nuestros instintos y nos
persuade de que vivir una vida moral es más valioso que buscar simplemente la felicidad
personal.
Kant enfatiza que nuestra capacidad de razonamiento es lo que nos distingue como seres
humanos y nos hace seres morales. La obligación moral, o imperativo, surge porque a
veces deseamos actuar de acuerdo con nuestra voluntad en lugar de la razón. Sin
embargo, Kant argumenta que debemos seguir la razón, incluso si entra en conflicto con
nuestra voluntad, porque es lo que nos hace seres morales y nos lleva hacia una vida
moralmente valiosa. En resumen, para Kant, la razón desempeña un papel fundamental en
la moralidad y en la elección de acciones moralmente correctas.
Imperativo hipotético
El imperativo hipotético se diferencia del imperativo categórico de Kant, que es una regla
moral universal que se debe seguir sin importar las circunstancias personales. El imperativo
categórico nos dice qué debemos hacer simplemente porque es lo correcto,
independientemente de nuestros deseos o metas individuales. Kant enfatiza que las
acciones basadas en el imperativo categórico son las más éticas, ya que se rigen por
principios universales de deber y no están sujetas a condiciones personales. En resumen, el
imperativo hipotético se refiere a reglas morales basadas en metas o deseos personales,
mientras que el imperativo categórico se basa en principios morales universales y es el
estándar ético más alto según Kant.
Ejemplo de imperativo hipotético:
Supongamos que una persona tiene el deseo de obtener un título universitario para
obtener un buen trabajo y ganar dinero. En este caso, la regla moral basada en un
imperativo hipotético podría ser: "Si deseas obtener un título universitario y tener éxito
profesional, entonces debes estudiar y esforzarte en tus cursos". Esta regla se basa en un
deseo o meta personal (obtener un título y éxito profesional) y es específica para esa
persona y sus circunstancias.
El hombre debe ser considerado como un fin en sí mismo, porque posee razón y voluntad, y
estas no son cosas que se puedan usar como un medio de otra cosa. Se ve a la acción del
otro siempre como un fin y no como un medio.