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Escuela y

clases subalternas*

1. La relacion estado-clases de prácticas contradictorias, realizan la con-


subalternas en la escuela1 tinuidad histórica. Sin embargo, el contenido
de ese proyecto de continuidad no es idéntico
En el movimiento general de la reproducción para cada uno de ellos. Para el Estado y las
social, los diversos sectores sociales, a través clases dominantes se tratará, de conservar y
potenciar sus formas de dominación, incluida
* De la edición: Ezpeleta, J.; Rockwell, E. 1983 “Escuela la reproducción de las clases subalternas en
y clases subalternas” en Cuadernos Políticos (México: tanto subalternas. Para éstas, en cambio, su de-
UNAM) Nº 37, pp. 70-80. Basada en una ponencia sarrollo político orientará aque1 movimiento
presentada en el Simposio sobre Educación Popular
organizado por el Departamento de Investigaciones
hacia obtener mejores condiciones de vida, ha-
Educativas, CIEAIPN, en agosto de 1982. cia disputar el poder establecido o, alterando
1 Es frecuente que la discusión sobre “educación popular” el proyecto de las clases dominantes, hacia la
excluya a la escuela. En las posiciones más críticas acerca transformación de las relaciones sociales.
del tema, tal exclusión se funda principalmente en las Dado que las clases no son entidades autó-
llamadas teorías de la reproducción (Althusser, Baudelot nomas, sino que se conforman en función de
y Establet, Bourdieu y Passeron, Gintis y Bowles, entre
relaciones sociales, el movimiento de una clase
los principales). El debate con esa posición teórica fue el
marco general del Simposio sobre Educación Popular y afecta el de las otras, así como el movimiento
está presente en forma implícita en algunos puntos de este del Estado afecta el de las clases. La constante
trabajo. La parte 1, por ejemplo, alude muy sintéticamente y cambiante relación entre las clases sociales
a cuestiones teóricas que interesan para nuestro enfoque —la confrontación, la alianza, la lucha— da
pero que marcan posiciones diferentes respecto de los
supuestos de la teoría de la reproducción. El debate puntual
contenido específico al movimiento histórico
con estas teorías y sus categorías merece otro desarrollo. de cada sociedad. En nuestras sociedades, la
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organización política hace aparecer la relación Mantener la estabilidad social, cuestión vital
entre las clases como un encuentro entre idén- para consolidar su dominio, lo compromete a
ticos ciudadanos “libres”, mediado por un or- cumplir con sus obligaciones. La educación es
den estatal autónomo. El Estado, sin embargo, una de ellas y una de las más presentes en los
tiende a asegurar el dominio de quienes poseen reclamos populares. El poder estatal también
los medios de producción, de quienes deten- se consolida en el consenso, en el terreno de
tan el poder; por ello establece relaciones con los “sentidos compartidos”, de las concepcio-
los grupos dominados que los constituyen en nes del mundo articulables a las concepciones
subalternos, y tiende a limitar su organización políticamente dominantes. La educación, como
autónoma. Según su conformación histórica prueba de derecho respetado, pero también
particular, el Estado genera esas relaciones en como propuesta de explicación y ordenamien-
diversos espacios sociales. to de la realidad, se transforma en necesario
Uno de los lugares privilegiados en que se instrumento de la acción y del poder políticos.
encuentran el Estado y las clases subalternas Singular espacio el escolar también por otro
es la escuela. Singular espacio éste con rela- motivo derivado de aquella confluencia de in-
ción a otros donde también se encuentran. Sin- tereses. A diferencia de lo que sucede en la
gular, porque en la escuela confluyen intereses fábrica, donde la relación de las clases pasa
de ambas partes. Para las clases subalternas la por la compraventa de la fuerza de trabajo y la
educación constituye un interés objetivo. No apropiación del producto sucede en una sola
se trata tan sólo del atributo requerido como dirección, en la escuela las clases subalternas
“necesario” por el sistema productivo y, en se apropian de los contenidos educativos. Ena-
tanto tal, casi requisito para la sobrevivencia jenado, articulado y desarticulado, científico y
material. También se une simultáneamente a “folklórico”, el contenido escolar abre caminos
la posibilidad de trascender la explotación, de para otras comprensiones; inevitablemente in-
transformar la trama de relaciones que define tegrado a la propia experiencia, lleva siempre
su modo de existir en la sociedad. en sí mismo la posibilidad de su reelaboración
Por su parte el Estado, dado su vínculo his- fuera ya del control escolar; posibilidad segura-
tórico con las clases dominantes, tiene también mente ligada al ritmo del movimiento social, a
intereses objetivos referidos a la educación. la formación histórica de clase.
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En el juego de estos intereses, se plantea en Estado-clases constituye el trasfondo de la


el ámbito escolar la relación entre las clases realidad escolar, pero adquiere allí contenidos
subalternas y el Estado; allí toma distintas for- variables, se matiza, se filtra a través de la tra-
mas, se define y redefine permanentemente se- ma específica de cada escuela. No siempre se
gún las cuestiones que en cada periodo y lugar observan las relaciones predominantes, unidi-
se disputan. La historia de cada Estado y socie- reccionales, entre escuela y clase social, que
dad, la historia de cada sistema educativo y la aparecen con tanta nitidez en los análisis del
historia cívica y política de los pueblos, contri- sistema escolar.
buyen de manera fundamental al carácter y a La clase social, considerada como relación
las formas de esta relación. histórica y no como agrupación de población,
es categoría pertinente sólo en la escala del
movimiento social. Este hecho exige la bús-
2. Construcción social de una vida queda de categorías adecuadas a la escala co-
escolar cotidiana tidiana, en la que adquiere relevancia el sujeto
social particular, sus saberes y sus prácticas.
AI abordar el carácter específico de esta re- El vínculo más significativo entre la vida coti-
lación, nuestra preocupación central se dirige diana y la formación de clase, proceso obser-
hacia la escuela, hacia el elemento singular vable sólo a otra escala, no es la “pertenencia”
cuyo conjunto constituye el sistema educati- de clase de los sujetos particulares (derivada
vo o, desde otra perspectiva, al lugar preciso de ingreso, ocupación, etcétera); se encuen-
en donde sucede la educación. Se conoce muy tra más bien en los contenidos y los sentidos,
poco acerca de lo que allí realmente pasa, de generalmente contradictorios, de relaciones y
las prácticas y los conocimientos a través de procesos sociales en los que se involucran los
los cuales existe, de las jerarquías, segura- sujetos particulares.
mente cambiantes, de esas prácticas. Se des- Las sucesivas políticas estatales sostienen
conoce su vida cotidiana. El recorte a esta y delimitan la institución escolar. Su intencio-
escala —de lo cotidiano— tiene implicacio- nalidad se traduce en normas para regir y uni-
nes conceptuales; requiere, de hecho, cons- ficar su organización y actividades. El Estado
truir un nuevo objeto de estudio. La relación define contenidos de la tarea central, asigna
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funciones; ordena, separa y jerarquiza el es- tenidos que los harán obreros y ciudadanos
pacio para diferenciar labores, y de este modo sumisos. Por el contrario, se trata de una rela-
define —idealmente— relaciones sociales. Fil- ción en constante construcción y negociación
trándose en todo ello, implícitamente, dispone en función de circunstancias precisas. En és-
sistemas de control. tas se juegan intereses e historias inmediatas
Pese a esta intencionalidad estatal, es im- y mediatas de la escuela, del poblado, de los
posible encontrar dos escuelas iguales. La sujetos involucrados.
institución escolar observada desde nuestras La elección de mirar a la escuela no inten-
preguntas existe como un “concreto real” en ta destacar el “nivel micro” como alternativa
donde la normatividad y el control estatal es- del macrosocial; tampoco se busca un “refle-
tán siempre presentes, pero no determinan jo”, en el pequeño ámbito, de las estructuras
totalmente la trama de interacciones entre sociales determinantes; se trata en cambio de
sujetos o el sentido de las prácticas observa- comprender momentos singulares del movi-
bles. En realidad cada escuela es producto de miento social.
una permanente construcción social. En cada Al reconstruir los procesos y las relacio-
escuela interactúan diversos procesos socia- nes que se dan a esta escala, en esos ámbitos
les: la reproducción de relaciones sociales, la particulares y variables que son las escuelas,
generación y transformación de conocimien- es constante el problema de su vínculo con
tos, la conservación o destrucción de la me- el movimiento social a otras escalas. Una de-
moria colectiva, el control y la apropiación de terminada conceptualización de la vida coti-
la institución, la resistencia y la lucha contra diana y de su historicidad2 permite mirar a la
el poder establecido, entre otros. Su interac-
ción produce determinada vida escolar, da
2 Agnes Heller, Sociología de la vida cotidiana, ed.
sentido preciso a la relación entre Estado y Península, Barcelona, 1977; Historia y vida cotidia-
clases subalternas en la escuela. La realidad na, aportación a la sociología socialista, ed. Grijalbo,
cotidiana de las escuelas sugiere que no se Barcelona, 1972. Buena parte de la conceptualización
trata de una relación fija, “natural”, dada, don- sobre vida cotidiana que este trabajo presenta es tri-
butaría del pensamiento de Heller. En cuanto a la con-
de inevitablemente los maestros y niños que
ceptualización sobre presencia cotidiana del Estado la
sobreviven en ella internalizan valores y con- referencia más importante ha sido John Holloway, “El
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escuela con cierta previsión de la existencia han determinado en la sociedad [...] se expresan
de ese vínculo. en ella antes de que se cumpla la revolución so-
Solo en el ámbito de la vida cotidiana, los cial a nivel macroscópico.”
hombres se apropian de usos, prácticas y con-
cepciones, cada una de las cuales es síntesis Sin embargo, en su expresión particular
de relaciones sociales construidas en el pa-
sado. Aun las capacidades para trascender el “la cotidianeidad no tiene un “sentido” autóno-
ámbito inmediato, para ligarse al movimiento mo. La cotidianeidad cobra sentido solamen-
te en el contexto de otro medio, en la historia,
social, son adquiridas o generadas en el curso
en el proceso histórico como sustancia de la
de la vida cotidiana. Por ello puede decirse que
sociedad.”(Heller, 1977:20 y 93)
en la vida cotidiana se reproduce la existencia
de la sociedad, se asegura la continuidad de la
especie humana. En síntesis, desde esta perspectiva, vida coti-
La heterogeneidad caracteriza a las activida- diana es a la vez reflejo y anticipación del mo-
des de la vida cotidiana. No es posible acercarse vimiento histórico.
a este ámbito buscando una lógica evidente. Es- La relación con la historia, tanto en el co-
tas heterogéneas actividades se jerarquizan de nocimiento como en la práctica, aparece en la
distinta manera según el momento y el entorno reflexión de Gramsci como el sustento objetivo
en que suceden. La búsqueda de un ordenamien- para la construcción del pasaje del sentido co-
to que otorgue sentido a cada conjunto diferen- mún a una concepción críticamente coherente
ciado de esas actividades remite a la historia. del mundo.
Insiste Gramsci en los Cuadernos:
“La vida cotidiana también tiene una historia.
Y esto es cierto no sólo en el sentido de que las “En el sentido más inmediato y determinado no
revoluciones sociales [la] cambian radicalmente se puede [...] tener una concepción críticamente
[...] sino también en cuanto los cambios que se coherente del mundo sin tener conocimiento de
su historicidad, de la fase de desarrollo por ella
representada y del hecho de que ella se halla en
Estado y la lucha cotidiana”, en Cuadernos Políticos, contradicción con otras concepciones o con ele-
n. 24, abril-junio de 1980, pp. 7-27. mentos de otras concepciones [...] El comienzo
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de la elaboración crítica es la conciencia de lo específica establecida entre el Estado y las


que realmente [se es…] , del proceso histórico clases subalternas en el ámbito escolar. En la
desarrollado hasta ahora y que ha dejado [...] infi- constitución actual de la escuela, se identifican
nidad de huellas recibidas sin beneficio de inven- formas anteriores de vincular institución y po-
tario. Es preciso efectuar ese inventario.” (Gram-
blación, maneras divergentes de conformar el
sci, 1975:12.)
quehacer escolar. Para empezar a articular y
a comprender las formas de relación que en-
Cada forma social viva, cada institución, es en contramos, nos centramos en el juego entre
efecto, historia acumulada, rearticulada. Es dos procesos, el de control y el de apropiación,
producto de todos los sectores sociales involu- buscando su contenido en la escala cotidiana
crados en ella, síntesis de prácticas y concep- de la escuela.
ciones generadas en distintos momentos del Interpretamos como expresión del pro-
pasado, cuya apariencia actua1 no es homogé- ceso de control una serie de interacciones
nea ni coherente Hacer inteligible el presente y mecanismos observables y recurrentes, a
requiere buscar en e1 pasado el sentido y la través de las cuales se imponen, se negocian
fuerza de esas “huellas recibidas .sin beneficio o se reorientan ciertas relaciones que consti-
de inventario”. Este conocimiento es necesario tuyen la realidad escolar. Como proceso vin-
para generar propuestas alternativas vincula- culado al poder, el control tiende a articular
das a un movimiento histórico real. Solo en el las acciones del poder estatal; éstas son ob-
arraigo histórico la política deviene construc- servables generalmente como disposiciones
ción orgánica. técnicas, como rutinas aparentemente ino-
cuas, que se modifican con un simple cam-
bio de categorías o de reglamentos; solo en
3. Una relación construida ocasiones aparecen como sanciones, como
en los procesos de control uso de fuerza. Pero el poder es también una
y apropiación relación, y por ello existe un control implíci-
to, ejercido coyunturalmente por los secto-
En la construcción social de las escuelas mexi- res sociales dominados que exigen, limitan
canas, se redefine periódicamente la relación o modifican la realización de proyectos edu-
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cativos generados desde el Estado. La fuerza reproducirla o para transformarla, se vuelve


histórica o potencial de este control explica central para la comprensión de la construcción
en parte la necesidad política de la oferta es- social de la escuela.
tatal de la educación pública. Control y apropiación no agotan la historia
Del proceso de control resultan tenden- de construcción de la escuela. El juego que
cias constantes y rasgos comunes de cons- se da entre ambos, sin embargo, es particu-
titución, así como rupturas significativas que larmente revelador de los diferentes sentidos
reubican a la escuela en la relación entre que puede tener la relación Estado-clases sub-
Estado y clases subalternas. Pero el control alternas. Mostraremos algunas de sus huellas
es insuficiente para explicar cómo se consti- con referencia al contexto particular de nues-
tuye esta relación y qué contenidos adquie- tra investigación3, mirando de nuevo tres de
re en su existencia cotidiana. El proceso de
apropiación da existencia real a la escuela
3 La zona de estudio abarca quince escuelas ubicadas
en esta escala, da concreción incluso a los en las localidades periféricas de dos municipios, con
mecanismos de control, a las prescripciones centros urbanizados, con industria establecida desde el
estatales que llegan a formar parte efectiva siglo pasado sobre un sustrato artesanal y campesino
de cada escuela. antiguo. La población es heterogénea: obreros,
Los espacios, los usos, las prácticas y los jornaleros, revendedores en pequeña escala, campesinos
de minifundio, artesanos, y unos cuantos carboneros
saberes que llegan a conformar la vida escolar y pastores, en proporciones que varían, según la
son aquellos de los cuales determinados suje- expansión y retracción de la producción industrial.
tos sociales se han apropiado, y que ponen en Allí se entrecruzan los procesos de urbanización y
juego cotidianamente en la escuela. Integrados ruralización; la fuerza de la tradición rural, incluso
indígena, contribuye a la sobrevivencia y reproducci6n
desde la acción individual o, más significativa-
de la población dentro de un contexto transformado
mente, colectiva (de asambleas de padres, ge- ya por las relaciones de producción del capitalismo.
neraciones de maestros, grupos de niños), en- Las quince escuelas de las localidades se clasifican
tran en la trama cotidiana como elementos que oficialmente como “rurales” aunque en apariencia y
dan contenido específico a la relación estable- organización cubren una amplia gama, desde viejas
escuelas de piedra al lado de la iglesia, frente a la plaza,
cida en la escuela. El proceso de apropiación,
hasta modernos “centros educativos” en terreno federal
en tanto vincula al sujeto con la historia, para al borde de la carretera.
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sus elementos incuestionados: el edificio, los aportaciones tripartitas (federal, estatal y co-
maestros y los alumnos. munitaria). La historia que relatan los habitan-
Aun la objetivación más elemental de la es- tes y viejos maestros se descompone en etapas:
cuela primaria, su espacio físico, expresa el se recuerdan periodos en que la construcción
proceso de construcción social. Más allá de los de la iglesia, también producto del esfuerzo
datos que captan las encuestas sobre materia- colectivo, interrumpió el proceso de construc-
les, anexos y condiciones de cada escuela, los ción del edificio escolar; etapas en que éste se
edificios mismos sintetizan la historia de la ins- revitalizó, que pueden coincidir con movimien-
tauración, negociación y apropiación cotidiana tos sociales a otra escala. En el relato popular
del espacio escolar. Es una historia que impor- la escuela no aparece como una oferta exclu-
ta en la memoria del pueblo, aunque fue regis- siva del Estado; se desmienten las fechas y los
trada solo parcialmente en actas y oficios que montos registrados oficialmente. Se recuerda
ahora se encuentran traspapelados, ocultados con precisión el costo —en animales, terre-
o en custodia de habitantes locales. Recons- nos, jornadas, pleitos, cuotas y multas— que
truir esa historia es simultáneamente conocer significó para la población local, a lo largo de
la concepción que guardan de ella los sujetos varias décadas, el logro de esta escuela “gratui-
que la recuerdan. Nuestra aproximación no ta”. A cada aula, cada ventana, cada pared, se
es cronológica, sino que intenta comprender le asocian los nombres propios de quienes lo
cómo la historia funciona en la constitución ac- donaron, de quienes organizaron el trabajo. Se
tual de la escuela. En las trayectorias recientes cuenta de la participación de los niños (“cada
de las escuelas que observamos, se encuentran uno se robó un tabique de donde pudiera”) y se
resistencias y cambios que son testimonios de confrontan datos sobre cuáles familiares de los
un pasado no documentado que contiene la gé- presentes aportaron trabajo a la obra. Se distin-
nesis social de la escuela. gue a los directores que “dejaron” cada salón o
La construcción del edificio escolar fue ta- anexo de la escuela, que armaron, bajo direc-
rea prioritaria de agencias municipales que en ción estatal, el espacio físico de la institución.
algunos casos nacieron a raíz de ese proyecto. Nunca en el relato local se menciona a la
Una placa indica la fecha de su inauguración, homogénea y ahistórica “comunidad” del dis-
bajo tal o cual gobernador, y el monto de las curso oficial y pastoral. Se identifican sectores
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sociales que se alían a la promoción de la cons- sin embargo, enfrentan medidas de control vi-
trucción escolar, sectores que asumen la obra gentes en cada escuela, como la expulsión o la
entera en alguna etapa, sectores que se oponen retención de boletas, o se exponen a la presión
activamente al proyecto propuesto; están pre- de otros padres, quienes, capaces de pagar la
sentes las divisiones sociales y de trabajo que cuota, asumen como propia la consigna de co-
marcan incluso a los más pequeños poblados laborar con la escuela.
de una sociedad capitalista. En la construcción de la escuela entran tam-
La negociación en torno a la continua am- bién en juego los intereses profesionales de los
pliación del espacio físico de la escuela impli- maestros. Sus promociones y prestigios relati-
ca intereses encontrados. En algunos casos el vos se entrelazan con ese proceso de tal ma-
dueño de muchos terrenos exige un alto pre- nera que ellos asumen posiciones activas para
cio por los metros que requiere la escuela; en convencer a los padres de una u otra alternativa
otros, los campesinos, por no vender sus par- de ampliación. Actualmente la construcción de
celas, se enfrentan a gestores de la organiza- cada nueva aula suele ser condición de envío
ción escolar. En las poblaciones más rurales de un maestro adicional y de atención a nue-
opera una rotación entre todos los habitantes, vos grupos. Esta condición, y su costo, debe
a la manera de la organización tradicional de ser asumida por los habitantes en la continua
las fiestas, para asumir los cargos y las altas negociación por mayores posibilidades de ob-
cuotas correspondientes al comité pro-cons- tener la educación para sus hijos.
trucción; esa organización es desplazada por En las localidades más rurales el sedimen-
una asociación de padres de familia, estable- to de esta historia es una convicción de pose-
cida conforme a las normas escolares y gene- sión de la escuela por quienes la obtuvieron
ralmente dirigida por los vecinos más ricos, y defendieron, que está presente en prácticas
quienes dicen sacrificar su tiempo para cobrar actuales. Los habitantes se comprometen con
las cuotas al resto de los habitantes. el mejoramiento y mantenimiento del edificio
Dentro de este contexto, muchos padres tra- escolar. Tienen en cuenta los requerimientos
tan de obtener la educación gratuita a la que de “modernización” que caracterizan a las es-
tienen derecho sus hijos. Dado que la cuota es cuelas más urbanas, pero también resisten la
voluntaria oficialmente, optan por no pagarla; destrucción de lo que ya les ha costado y re-
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claman los costos y calidades objetables de es- sido alternativamente dirección de la escuela,
cuelas construidas por agencias oficiales.4 En agencia, bodega, teatro. En ellos se han reuni-
ocasiones logran imponer, a riesgo de perder do no sólo niños, sino también adultos, vecinos
la aportación gubernamental, viejos diseños y foráneos. Los pasillos techados de la vieja es-
escolares (patio amplio, dos pisos) preferidos cuela sin barda han sido calles del pueblo, refu-
sobre los modelos vigentes. Los padres vigilan gio de las lluvias. Los patios, tradicionalmente
los usos del espacio escolar, reciben y entre- amplios, han servido para recreos, ceremonias,
gan el equipo, observan y registran a quienes deportes, fiestas religiosas o paganas, merca-
visitan la escuela. El espacio físico de las es- dos y concentraciones.
cuelas construidas en estas localidades ha sido La “modernidad” llega en cambio a otras
permeable a su entorno social. Los salones han localidades de la zona, y se desarrolla la ten-
dencia a encerrar la escuela; se la cerca física-
mente como programa prioritario de la agencia
4 La negociación del dominio del espacio escolar,
como otras expresiones de resistencia cotidiana, ocurre
de construcción. Con la reja cerrada no entran
en un contexto despolitizado; no hay organización los hijos de padres que no han pagado la cuota,
política que dé coherencia al “buen sentido” implícito no salen los niños a la milpa, no entran los fa-
en la práctica y que se contraponga a las formas del miliares con el almuerzo. Las cooperativas or-
control estatal. Hay, sin embargo, historia política ganizadas por maestros desplazan a los vende-
en los ordenamientos alternativos que defienden
algunos habitantes; historia distante en el sentido dores locales que entraban a la hora de recreo.
de colectividad con que se emprenden proyectos Se reorganiza la vida interior de la escuela; hay
comunes; historia reciente en el sentido transformador mayor control de las horas de clases, mayor
que el Estado posrevolucionario asignó a la escuela formalidad —y distancia— en la relación entre
rural. Pero estos elementos no son, en la actualidad,
el director y los padres de los niños inscritos.
“orgánicos” con relación al movimiento real de la
historia. Son expresiones que, según el momento, el No se nota en la escuela la presencia de auto-
Estado puede impedir o, alternativamente, articular a ridades y organizaciones locales que es signo
proyectos regresivos o modernizantes. La resistencia constante de la tradición escolar rural.
cotidiana y las tendencias históricas ahí contenidas Las nuevas formas de construcción escolar
solo pueden tener un sentido transformador integradas
hablan de eficiencia: uniformidad de diseño
a una organización política que pueda retomar y
articular los “elementos del pasado y del presente”. para abaratar costos (a escala nacional puede
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ser cierto, pero para los padres la construcción de un nuevo “actor”, el maestro. Simultánea-
oficial suele ser más cara); condiciones ópti- mente, devino lugar del pueblo o del barrio, e
mas de orientación y amueblado, para favore- incorporó la diversidad regional. Se fincó sobre
cer el aprendizaje; dimensiones menores (doce modelos de organización colectiva que antece-
aulas, un piso) con previsión de uso en dos den a la colonia, que refuncionalizaron a la igle-
turnos, en lugar de aumento de aulas; elimina- sia, y que reaparecieron como forma particular
ción de anexos no educativos, como la casa del de apropiación de la escuela en el campo.
maestro. El imponente edificio “moderno” es Los eventos y motivos que agrupaban desde
persuasivo símbolo de “calidad” educativa aun- esas escuelas a los habitantes de la localidad
que el supuesto vínculo entre edificio y apren- crearon fuertes vínculos entre el Estado y los
dizaje queda aún por demostrarse. campesinos; también ampliaron los horizontes
El espacio escolar, como resultado de un de la sociedad civil y dieron noción de perte-
proceso histórico de construcción social, nencia a una forma de integración social que
muestra algunos de los sentidos diferentes que no fuera aquella mediada por el cura.
ha tomado la relación entre el Estado y las cla- En contraste, en las escuelas más “moder-
ses subalternas en torno a la escuela. La prác- nas” el control estatal tiene otros contenidos,
tica cotidiana en las escuelas más rurales con- otra eficacia. Se deslinda progresivamente en-
serva las formas, si bien no el sentido social, de tre el dominio del pueblo sobre el quehacer es-
las relaciones específicas que se establecieron colar y el dominio escolar sobre las vidas de
entre Estado y clases subalternas en el Méxi- los niños. Desde las instancias centralizadas se
co de la tercera y cuarta década del siglo. La redefinen los términos de la negociación entre
escuela rural llegó a desplazar centros civiles demandas populares y servicios públicos, de-
ordenados en tomo a la iglesia y a erigir nuevos jando cada vez menos margen al director, cuya
sitios de reunión donde se ha forjado —en ese función tradicional en ese sentido era amplia.
medio— la hegemonía estatal; impuso, con me- Si aparecen elementos populares es, en todo
didas coercitivas, regímenes y pautas que reor- caso, bajo nueva articulación, como es el caso
denaron buena parte de las labores de los ni- del aprovechamiento de la máxima “colabora-
ños y de los haberes de los adultos de tradición ción comunitaria” para reducir el financiamien-
campesina; introdujo y mantuvo la presencia to estatal de la educación.
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Los cambios en la escuela se vinculan con a los alumnos como sujetos sociales en cuyas
otros cambios sociales. Para aquella pobla- acciones y relaciones la escuela se objetiva,
ción (crecientemente obrera) cuya relación existe. En la vida de todos los días son ellos
principal con el trabajo es mediada, formal como sujetos quienes se apropian de los usos,
o realmente, por el capital, y cuya relación las formas, las tradiciones que dan continui-
con la autoridad gubernamental se establece dad relativa a la escuela. Es en el ámbito co-
cotidianamente frente a un gran número de tidiano donde se conserva la interrelación de
corporaciones y agencias oficiales, la escue- las acciones y la unidad del sujeto; donde se
la deja de ser un punto central en la política recupera la historia que carga de sentido a la
estatal. Con una racionalidad que deja a la es- práctica social.
cuela la tarea exclusivamente “educativa”, el No se es únicamente maestro; al ser maes-
Estado opera, sin embargo, transformaciones tro en esta zona, frecuentemente se ha sido
nuevas, tal vez más radicales, en las relacio- en algún momento campesino, obrero, bra-
nes sociales que marcan su inserción en la cero, o se es, simultáneamente, curtidor, car-
sociedad civil. nicero, zapatero. El maestro por tradición
La mirada a la vida cotidiana de la escuela familiar frecuentemente emprende estudios
permite elaborar también una concepción dis- paralelos que completan los recursos para
tinta de maestros y alumnos. En la aproxima- sobrevivir y ser docente (danza, costura,
ción tradicional a la escuela, aparecen diver- artesanía, contabilidad, etcétera). En cada
sas definiciones de los “roles” y los “perfiles” maestro rural se puede combinar una excep-
de cada uno como categorías fundamentales cional gama de experiencias. Uno de ellos,
e incuestionadas. De manera análoga buena por ejemplo, integra historias juveniles de
parte de los estudios críticos sobre la escuela trabajo de fábrica, estudios nocturnos, y has-
caracteriza al maestro como el “agente repro- ta la dirección de un movimiento en contra
ductor” de la ideología del Estado y clasifica de las tradiciones locales. Ya siendo maestro,
a los alumnos ante todo en función de su ex- trabaja directamente en la milpa y en el telar,
tracción social. Frente a esta tendencia, y para asume mayordomías religiosas y acepta car-
la escala cotidiana que nos interesa recons- gos civiles a los que otros huyen por el costo
truir, destacaríamos tanto al maestro cuanto y tiempo que requieren. A la par de todo ello,
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enseña español en una secundaria urbana si- Pero también se es maestro: los múltiples sa-
tuada a dos horas de distancia. beres construidos en el trabajo y la integración
La articulación y la reelaboración por los del gremio magisterial aseguran la continuidad
maestros de estas prácticas y de los saberes particular de las escuelas. En la vida cotidia-
correspondientes se manifiesta en su traba- na el saber especializado del maestro rebasa
jo cotidiano con interrelaciones y rupturas cualquier perfil o programa formativo. En el
muy distintas a las que suponen las defini- ámbito social inmediato a la escuela ese saber
ciones abstractas de funciones y normas es reconocido y evaluado por quienes dentro y
docentes5. Este proceso contradictorio de fuera del sistema educativo recurren al maes-
conformación de la práctica docente en sí tro para un sinfín de tareas. (“Saben que nos
mismo permite cuestionar la identificación necesitan para cualquier asunto con el pueblo”,
única del maestro como “agente reproduc- dice un maestro.) Con variantes históricas se
tor de la ideología del Estado”. A su vez, al va formando una exigencia social al maestro,
advertir la debilidad de la función repro- que implica ciertos rasgos de “personalidad”,
ductora en el trabajo de estos maestros, no “voz”, “presencia”, “conducta inobjetable”, et-
identificamos necesariamente prácticas al- cétera. En la versión de los habitantes se enfati-
ternativas coherentes. zan además la posesión real de conocimientos
(no siempre coincidente con la preparación
formal) y el buen trato a los niños.
5 El proceso de apropiación como constitutivo En el puesto de supervisor se encuentran
del trabajo de maestro es particularmente relevante. también maestros. Su mediación transforma
Las demandas cognoscitivas y afectivas que plantea en real organización escolar la más sofistica-
cualquier grupo de niños —como componente objetivo
da planeación técnica, refuerza los mecanis-
de ese trabajo— pone en juego necesariamente la
historia personal del maestro, es decir, la historia de mos de control del magisterio, hace operable
sus apropiaciones. Esto diferencia la tarea docente de el sistema escolar masivo. Su particular apro-
otras situaciones laborales donde el uso de la fuerza de piación de formas de instrumentar y controlar
trabajo es controlado por otro tipo de racionalidad. La la educación explica parte de la diversidad de
forma en que la apropiación de saberes por parte del
realidades escolares. Por ejemplo, algunos su-
maestro contribuye a definir el trabajo mismo es, desde
luego, variable históricamente. pervisores son dueños de una tradición ante-
70 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

rior a la ruptura oficial que cambia el sentido lares según aparezcan indicios de organiza-
de la educación elemental después del carde- ción alternativa.
nismo; ellos asumen la autoridad que aquella Y no obstante, los maestros son trabajado-
tradición les otorga frente a funcionarios supe- res sindicalizados En el análisis del control
riores y maestros de base y reinterpretan las del magisterio por un Estado que ha asumido
disposiciones que unos dan para los otros. En como una de sus formas de relación más efec-
su propia actuación los supervisores muestran tiva la integración corporativa de los sectores
el juego posible de apropiación y control entre populares a su propio aparato, no hay que ol-
magisterio y Estado. vidar la construcción y alteración histórica de
Con todo y la fuerza de su presencia colec- esa relación. Encontramos las huellas de diver-
tiva y de su saber acumulado, el magisterio sas organizaciones sindicales formadas autó-
no es autónomo. Las sucesivas políticas es- nomamente e incorporadas en cierta coyuntu-
tatales contrarrestan cotidianamente la poli- ra al ordenamiento estatal. La experiencia de
tización de los maestros. El Estado restable- generaciones de maestros incluye momentos
ce continuamente un control a través de las en que la organización gremial local se unía a
formas de relación y las prácticas materiales movilizaciones de campesinos u obreros. Los
de la burocracia y el sindicato. Con diversas conflictos y las alianzas actuales cobran sen-
medidas administrativas separa y reúne a tido a la luz de una historia de sucesivos rea-
los maestros de tal manera que se impide la grupamientos del poder sindical, que intentan
identificación de comunes intereses de clase evitar la separación continua entre base y diri-
y la potencial escisión fundamental respecto gentes. Reaparecen usos y contrausos de recla-
al poder. (“El Estado nos teme, por lo que po- mos genuinos de la base, en función de reorde-
demos hacer con los niños, imagínense.”) Se namientos internos de los grupos en el poder.
individualizan sistemáticamente los proble- En los momentos de movilización se unen a los
mas laborales que presentan los maestros. aislados maestros, que en esta zona empiezan
Se vigila la organización escolar que da lugar a plantear en términos más políticos las de-
a que los maestros se encuentren y trabajen mandas gremiales, algunos viejos luchadores,
juntos; por ejemplo, se trasladan maestros quienes en defensa de la “libertad de ideología”
y se modifica la delimitación de zonas esco- recuerdan momentos de mayor independencia
Escuela y clases subalternas 71

y sentido social de la organización magisterial. conocimientos generados por la humanidad y


La variable relación entre escuela y clases sub- su consecuente exclusión tanto del saber po-
alternas también se expresa en la historicidad pular como de la ciencia más avanzada, simul-
de la relación entre el Estado y los maestros, táneamente ocurren en las escuelas procesos
quienes como trabajadores y por su origen son de apropiación de saberes y prácticas signifi-
parte de las clases subalternas. cativas para las clases dominadas. Y cuando
Las relaciones entre maestros y niños en el el control estatal restringe estos procesos de
trabajo educativo cotidiano responden también apropiación, los niños encuentran formas de
a una construcción específica. No se derivan resistir, formas de recuperar el sentido del en-
necesariamente del carácter de las relaciones cuentro diario con sus pares que, históricamen-
laborales y políticas entre el Estado y el gre- te, la escuela también ha promovido y converti-
mio magisterial, aunque también la experien- do en hecho cotidiano.
cia en ese ámbito puede llegar a incorporarse Al observar e interpretar lo que ocurre en
al complejo “pequeño mundo” que es un salón el salón como parte de un proceso de apropia-
de clase. Sin duda, fiel al origen institucional ción, se vuelve significativa la relación entre
ligado a la formación de los Estados burgueses, los niños. Entre alumnos se da, en estas aulas
estas escuelas tienden también a reproducir por lo menos, una organización que no debe
las relaciones de dominación que prevalecen subestimarse, aunque apenas si sospechamos
en nuestras sociedades. En ellas se observan la fuerza de su estructura y sus contenidos.
formas de relación que median entre alumnos En gran medida es en función de ella que los
y maestros o entre alumnos y conocimientos, niños se apropian de los conocimientos que
que moldean orientaciones, sujeciones y acos- se presentan en la escuela. Los niños enfren-
tumbramientos al tipo de trabajo necesario tan la supervivencia dentro de la escuela con
para la reproducción del capital. estrategias propias y convierten ese espacio
A pesar del control implícito del tiempo, de en un lugar donde emprender conjuntamen-
las posturas, de la atención y la acción de los te el aprendizaje. Entre los niños se organi-
niños, a pesar de la incisión ideológica resul- za: buena parte de las condiciones de inter-
tante de las prácticas materiales en la escue- pretación del discurso del maestro. Así, ellos
la, a pesar de la selectividad escolar de los se presentan invulnerables frente a temas
72 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

ajenos, se extrañan frente a discursos incom- El contenido que los niños encuentran en las
prensibles; se alborotan y participan frente a escuelas que conocemos no es idéntico a los
tareas y explicaciones que adquieren cohe- programas y textos oficiales (¿lo será en algu-
rencia o sentido en la trayectoria de su muy na escuela del mundo?). Las sucesivas defini-
autónomo y social proceso de construcción ciones estatales y magisteriales de lo que debe
de conocimiento. enseñarse en primaria aparecen estratificadas
La organización entre los niños reunidos en en el presente; perduran las nociones más anti-
un salón de clases se le presenta al maestro guas (guadalupanas y zapatistas, por ejemplo)
como una realidad dada, sea o no reconocida. o se incorporan prontamente los temas más
Su sensibilidad y complicidad frente a la pro- modernos que circulan en el medio (como el
puesta de organización del aprendizaje implíci- petróleo). Aparecen conocimientos que nunca
ta en la actividad de los niños caracteriza a una han sido programados para la escuela, se rela-
calidad docente que atraviesa generaciones y tan historias donde la lección es ahistórica; la
tradiciones magisteriales y que rompe con las sabiduría geo-botánica local enriquece los es-
formas individualizantes prescritas. quemas escolares; un repique de tambores de
También entre los niños existen relaciones la fiesta local, reproducido por el maestro en
y momentos para cuestionar, preguntar y ree- su escritorio, hace de pronto relevantes y ac-
laborar aquellas actividades y contenidos que cesibles los términos abstractos y ajenos de la
la escuela les proporciona. La riqueza temática lingüística que la planeación escolar considera
de sus conversaciones, del “ruido” típico en es- necesaria. Los contenidos adoptan formas con-
tos salones de clase, contrasta con la eventual cretas a través de la enseñanza de los maestros,
pobreza del contenido propuesto formalmente. quienes los interpretan y objetivan frecuente-
Además, conocedores de las demarcaciones mente de maneras alternativas y significativas
entre conocimientos escolares y no escola- para los niños.
res, los niños burlan el pretendido monopolio En la escuela los niños se apropian de usos
de la escuela como único acceso a la cultura. y contenidos específicos, de nociones concre-
Continuamente confrontan e integran el cono- tas sobre realidades familiares o desconocidas,
cimiento apropiado fuera de la escuela, con la de conocimientos que son inseparables de la
versión formulada dentro de ella. formación de las relaciones sociales que ase-
Escuela y clases subalternas 73

guran la pertenencia a la clase, a la humanidad. la expresión cotidiana del proceso educativo (y


“No es el pensamiento sino lo que realmente se no en los programas) donde empiezan a ser dis-
piensa, lo que une o diferencia a los hombres”, tinguibles el sentido histórico y la pertinencia
plantea Gramsci. Importan los conocimientos para la formación de clase de los contenidos
y las prácticas concretas que se reproducen en que encuentran los niños en la escuela. En su
cada escuela (y no un supuesto efecto general expresión cotidiana el conocimiento, así como
de escolarización), porque dan contenido y su transmisión, es indisociable de su articula-
sentido específico, histórico, a la relación en- ción ideológica. La rearticulación posible de
tre la escuela y las clases subalternas.6 Es en los conocimientos, desde concepciones socia-
les distintas a la estatal, sólo puede existir por
la mediación de sujetos sociales colectivos; la
6 Cuando tratamos los conocimientos y prácticas presencia de hecho masiva de las clases subal-
escolares desde el concepto de apropiación por parte ternas en el sistema escolar ofrece permanen-
de sujetos en su actividad cotidiana, estamos enfren-
tándonos a una de las más difundidas concepciones
temente esta posibilidad.
“reivindicadoras” de la escuela. Ella sostiene que la La práctica permanente de apropiación por
escuela “proporcionada” por el Estado a las “clases sujetos particulares, que en la escuela se reú-
populares” es siempre positiva y ventajosa para estas nen como maestros y alumnos, produce la di-
clases, puesto que, independientemente de la ideolo- versificación, la alteración, la historización de
gía, “la’’ escuela les entrega conocimientos válidos,
científicos, neutros. Al enfatizar el carácter específico, la realidad escolar. Tanto para el “control” es-
concreto, de los conocimientos, polemizamos también tatal como para cualquier intento de transfor-
con varias concepciones basadas en una noción abs- mación voluntarista, la escuela constituye una
tracta de “competencia” intelectual o lingüística, que “realidad rebelde”; su trama específica, su vín-
no es producto de la historia cultural real. Conside-
culo con otros ámbitos sociales no se deduce
rada a veces como prerrequisito indispensable para
aprovechar la experiencia escolar, la “competencia” de relaciones universales, es producto de una
formada en el ámbito familiar suele “explicar” el ma- construcción social.
yor acceso de las clases dominantes al conocimiento.
Considerada en otras definiciones como resultado ge-
neral, inevitable, de la experiencia escolar, “la compe- Ambos planteamientos esconden un interés ideológi-
tencia” aparece como un “bien” que se entrega a las co, al negar la relación genérica con el conocimiento
clases populares, a condición de su escolarización. de todo ser humano.
74 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

La existencia de esa heterogénea y contra- sentidos diferentes, elementos populares. Las


dictoria realidad cotidiana, su construcción prácticas observables en la escala cotidiana
como objeto de conocimiento, permite cues- son prácticas de sujetos particulares que no
tionar el círculo teórico de “la reproducción”. son en sí mismas (aun cuando puedan ser co-
Permite asimismo conocer las condiciones lectivas) atribuibles a la clase. La valoración de
para una ruptura y reelaboración de prácticas esas prácticas es posible sólo desde su articula-
y concepciones educativas emprendidas sobre ción política actual o previsible en los procesos
la base de esa misma cotidianeidad. de constitución hegemónica.
En esta “lectura” de la realidad cotidiana, la En el contexto de polémicas políticas en
polémica implícita con los postulados repro- torno a la escuela ciertas posiciones proponen
duccionistas ha llevado a destacar relaciones “quitarle’’ al Estado su obligación institucional
y contenidos que escapan al control y a la pre- de proporcionar educación básica a todos, y
visión estatal. Sin embargo, no propondremos volver a “la sociedad civil” la función educati-
una valoración dicotómica de esos elementos, va, a través de la privatización o comunitariza-
una defensa global de “la cultura popular” fren- ción de las escuelas, tenencia previsible en la
te a la impuesta por el Estado. Tampoco pre- actual coyuntura mexicana, y conocida ya en
suponemos una relación evidente con la clase otros países latinoamericanos. Al reconocer
social, considerada en la escala de movimiento en la realidad escolar un proceso de construc-
social. Cuando la dimensión histórica se incor- ción social y una significación potencial para la
pora al análisis de lo cotidiano, los contenidos formación de clase, está implícita en nuestro
y prácticas de la escuela pierden su identifica- análisis una valoración de la escuela, de aque-
ción exclusiva con el Estado, o con sectores lla escuela pública, laica, masiva e incluso cen-
determinados de la sociedad. Los significados tralizada, en donde se encuentra la presencia
sociales de los elementos constitutivos de las inevitable de un Estado que la sostiene en lo
escuelas varían de época en época y se entrela- indispensable y la determina diferencialmente,
zan en el tiempo. Lo que ha sido producto co- así como la presencia, igualmente inevitable,
yuntural de políticas estatales, llega a ser apro- de las clases dominadas, que le aportan la cla-
piación “popular” en otros momentos, mien- ridad de sus demandas y la historicidad de sus
tras el Estado, a su vez, se “apropia”, dándoles apropiaciones específicas.
Escuela y clases subalternas 75

4. Escuela y clases subalternas, encuentran su lugar en la escuela. Por ello nos


continuidad formal y parece necesario buscar las relaciones entre
discontinuidad sustantiva movimiento social y escuela en aquellas dimen-
siones de la vida cotidiana que pueden ser sen-
En el recorte a otra escala, que atraviesa las sibles expresiones del significado específico
cotidianeidades escolares de diferentes países que la escuela tiene para las clases dominadas,
y épocas, el juego entre los procesos sociales en cada contexto social.
dentro de las escuelas ofrece un nuevo eje de La relación entre los niños, su apropiación
comparación. La jerarquización y el contenido de la escuela es, sin duda, indicativo de lo que
de esos procesos permitiría localizar diferen- pasa en el ámbito escolar. Los contextos de los
cias sustanciales bajo la aparente continuidad que se tiene noticia sólo permiten suponer al-
formal observable, por ejemplo, en idénticos gunos contrastes. En un polo de la gama po-
esquemas organizativos, o en la común heren- sible, se ubicarían tal vez aquellas escuelas en
cia decimonónica de la institución. Es claro donde la coerción de las dictaduras militares
que analizar esos procesos remite a buscar las determina una reglamentación efectiva que in-
relaciones históricas entre la escuela y el orden tenta reprimir toda interacción entre los niños;
social y estatal. o con igual sentido, se encontrarían aquellas
Las relaciones entre el movimiento social escuelas de Estados Unidos en las que otra
y la escuela no se dan automáticamente: ni la coerción, revestida de consenso y autorregu-
escuela es producto previsible, reflejo, del sis- lación, obliga a los niños que quieren gritar a
tema de dominación, ni es una entidad ajena al recluirse en un cuarto acústico. En el otro polo,
movimiento social que cumple en cualquier cir- aparecerían las escuelas en contextos como el
cunstancia su “función específica”, sin ser to- de América Central, donde la participación de
cada por la historia. La escuela es construcción gentes de seis a catorce años en las luchas re-
social, acumula una historia institucional y una volucionarias debe dar a esa interrelación en-
historia social que le dan existencia cotidiana. tre niños en la escuela una fuerza y un sentido
Por eso puede hablarse de cambios o situacio- social especial y desconocido para nosotros.
nes “imprevistas” con la misma frecuencia con También el trabajo de los maestros ofrece
que se advierte que los cambios “previstos” no buen material para la comparación y la diferen-
76 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

ciación. Su apropiación de la práctica docen- poder estatal, de la dinámica entre clases, la


te parece estar condicionada por una variada pequeña historia de cada escuela, con su pro-
gama de alternativas oficiales: desde la ame- pia trayectoria de construcción social, filtra, re-
naza de la desprofesionalización hasta la pre- elabora, según las prácticas más sedimentadas
sión de la sobretecnificación, o el más estrecho en ella, las tendencias dominantes en el siste-
control político. La tensión permanente entre ma educativo.
tradiciones magisteriales y este tipo de condi- El juego de jerarquías e interacciones en-
ciones laborales, pone signos diferentes a la tre estos procesos (la reproducción, la cons-
constitución del sujeto maestro en el trabajo, trucción y la transformación, el control y la
en desmedro de la vigencia teórica y práctica apropiación, la resistencia y la lucha) en su
de un “perfil” de maestro aparentemente gene- dimensión cotidiana, remite a una relectura
ralizable para América Latina. de las categorías analíticas gramscianas de
La conformación particular y diversa de sociedad civil y sociedad política, interpreta-
Estado y sociedad civil en cada país, particu- das como formas de relación históricamente
larmente cierta en América Latina, invalida el construidas, que están presentes, ambas, en
traslado de esquemas teóricos que suponen la escuela.
realidades sociales de idéntica estructura. Al
comparar los contenidos de procesos como los
de control y apropiación en la escala cotidiana, Bibliografía
es necesario preguntarse desde qué núcleo de
correlación de fuerzas o relaciones civiles, o en Gramsci, A. 1975 Cuadernos de la cárcel: El
qué coyuntura política, se construye la escuela, materialismo histórico y la filosofía de
para comprender en este ámbito la relación en- Benedetto Croce (México: Juan Pablos).
tre Estado y clases subalternas. Aun así y siem- Heller, A. 1977 Sociología de la vida cotidiana
pre enmarcada en las grandes tendencias del (Barcelona: Península).

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