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Chapman, Anne

El error de Darwin
Ciencias, núm. 97, enero-marzo, 2010, pp. 18-21
Universidad Nacional Autónoma de México
México

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Ciencias
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de la historia

El error de Darwin
En el bicentenario del naci- of the fittest ), aunque no exac- humano, como tampoco es
miento de Charles Darwin quie- tamente así, y se da cuenta de predeterminada. Es en el al-
ro evocar su contribución al co- que esta supervivencia tiene cance de la selección natural
nocimiento del ser humano y lugar al interior de cada espe- que estriba la dificultad que
las demás especies. Él sabía cie, no entre especies, apro- tiene el público, a menudo,
que en la naturaleza todo lo que vechando precisamente la di- y aun los científicos, para com-
vive, o casi todo, se reproduce ferencia de lo heredado entre prenderlo o aceptarlo, parcial
normalmente con tal exceso individuos nacidos de la misma o totalmente. Algunos de mis
de descendientes que sólo al- pareja, sobre todo si la “diferen- lectores, me imagino, podrían
gunos pueden sobrevivir (o eso cia” permite al “individuo” re- objetar: “¿por qué nos incita
ocurre precisamente para que producirse con más éxito que a cargar con el peso de aún
algunos sobrevivan). A partir otros de su misma especie. És- más incertidumbres? Con
de este cálculo Darwin obser- tos, los más aptos, a lo largo nuestros esfuerzos por sobre-
va que los animales, además de generaciones, crean a ve- vivir ya tenemos suficiente en
de las plantas, nacen de una ces una nueva especie. nuestra existencia. Creer en
pareja (macho y hembra) y Darwin afirmaba que la algo, tener fe en un dios —di-
aunque el recién nacido here- selección natural era precisa- rán—, nos tranquiliza, nos sos-
da los caracteres biológicos de mente eso, una “selección” de tiene y nos inspira a vivir con
los dos (sus genes, diríamos los más aptos de una misma amor y en paz”.
hoy), estos “caracteres”, aun especie; sostenía que la selec- Si piensan así, les ruego
en gemelos, muy raramente ción es “natural”, es decir, que que recuerden que Darwin
son todos idénticos. Luego, no es sobrenatural (creada por propuso la selección natural
Darwin descubre la superviven- algún dios) ni progresiva, ni en El origen de las especies.
cia de los más aptos (survival orientada en términos del ser De aceptarla, usted queda en-
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teramente libre para mantener Darwin sobresale por su sólo tenía veintidós años cuan-
su fe en la enseñanza moral “fidelidad” al materialismo, pe- do abordó el barco Beagle,
de los libros sagrados, en el se a la oposición de la mayoría y durante los casi cinco años
espíritu del ser humano, en su de los científicos de su época, de su viaje (1832-1836) es-
destino después de la muerte, aunque siempre estuvo alerta tudió los dos volúmenes de la
en todo, salvo en el origen frente a los conocimientos obra de Sir Charles Lyell Prin-
y desarrollo de la vida, de las y las novedades provenientes ciples of Geology. Esta lectu-
especies. de las investigaciones de sus ra orientó, en cierto sentido,
Este “alcance” de la selec- colegas. Antes de que hubiera toda su obra.
ción natural explica, en cierto estudios que lo comprobaran, Sus conceptos a propósito
sentido, por qué Darwin se Darwin se dio cuenta de que de lo que yo llamo evolución
empeñaba en estudiar todos los humanos somos una sola cultural o social se encuen-
los animales y plantas que en- especie y que nuestros proge- tran plasmados en su libro Via-
contraba, incluyendo el ser hu- nitores más cercanos actuales je de un naturalista alrededor
mano por medio de la obser- están en África: son los chim- del mundo. Durante el trayec-
vación del comportamiento pancés. Además planteó que to entre Inglaterra y Tierra del
de sus queridos hijos, sobre las afinidades o semejanzas Fuego, y durante su estadía
todo durante sus primeros de nuestra especie y las de- allí (entre diciembre de 1832
años, e inclusive de sí mismo. más no están siempre entre y marzo de 1834), Darwin se
También observaba sus pro- los más cercanos, sino que llenó de horror cuando le con-
pios perros, ciertas plantas pueden estar también en ani- taron que los que él llamaba
e insectos de su jardín. Hacía males de lejano parentesco. fueguinos (los indios yaganes)
experimentos con plantas e in- Su pasión por el mundo natu- eran caníbales de la peor “es-
sectos, buscaba información ral y por la geología formó la pecie”, la peor porque él creía
interrogando a los criadores semilla de su inspiración de que los hombres yaganes de-
de palomas, de animales do- juventud, semilla que él cuidó voraban a las mujeres viejas
mésticos y a los guardianes y alimentó por todo el resto de su misma tribu. El nunca
del zoológico de Londres. de su vida. Recordemos que les “perdonó”, ya que publicó

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esta acusación varias veces en recaía, no era más que un ins- prendió “de cuán cerca nos
el curso de su vida. Digo “acu- tinto animal. Además, decidió parecían en disposición, y en
sación” porque él jamás se que el pueblo yagán no se es- la mayor parte de sus faculta-
enteró que esto fue un error, forzaba por mejorar sus medios des mentales, los tres nativos
pues los yaganes, lejos de ser de vida, que no le importaba a bordo del H. M. S. Beagle,
caníbales, trataban a las an- estar sucio, maloliente, mal ves- que habían vivido algunos
cianas con respeto y con más tido, mal nutrido ni mal dormir. años en Inglaterra, y hablaban
aprecio que a las jóvenes. Y para colmo, yendo más allá un poco inglés”. Y nuevamente,
Era frecuente que un hom- en la elaboración de este mis- en el mismo libro afirma “que
bre joven buscara una viuda mo error, creía que los yaganes cuando vivía con los fueguinos
de edad como su primera es- carecían de un lenguaje articu- a bordo del Beagle, a menudo
posa, porque se decía que ella lado, de religión y de “afectos estaba muy sorprendido por
tenía mayores conocimientos domésticos”. Estaba errado. los muchos pequeños rasgos
y habilidades que las jóvenes. Sin embargo, Darwin no se de su carácter que demostra-
Este error de Darwin se con- equivocó cuando notó que no ban lo similares que eran sus
jugaba con su convicción de tenían jefes, ni gobierno, ni mentes a las nuestras”. Le fas-
que los hombres yaganes eran propiedad privada, aunque no cinaba que sus mentes fue-
brutales con sus esposas de tener estos atributos constituía sen “tan similares” a las de los
todas edades, razón por la que una deficiencia que aumenta- británicos, pero a la vez esti-
tenía simpatía por las mujeres, ba el desprecio que él sentía maba que ellos pertenecían
además de que trabajaban sin por este pueblo, y por ello lo a pueblos del más bajo esca-
descanso manejando la canoa, situó en el escalón más bajo lón cultural del mundo, los más
recogiendo moluscos, pescan- del progreso humano en el primitivos y salvajes que uno
do, cuidando de los niños y ve- mundo entero. A pesar de este pueda imaginar.
lando por la familia. Estaba error, empero, y de haberse Durante el viaje del Bea-
convencido de que los hom- equivocado tanto en juzgar al gle, Darwin estaba plenamente
bres eran haraganes y que, por pueblo yagán en estos térmi- de acuerdo con las ideas de su
ejemplo, el trabajo de fabrica- nos, o quizás a causa de su época, acerca de que “nues-
ción de la canoa que en ellos error, el mismo Darwin se sor- tros antepasados eran salva-
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jes” y le sorprendió que aquella ligencia de los británicos; la de caníbales y atribuirles otros de-
inferioridad pudiera ser supe- los fueguinos era igual o casi, fectos que ellos no tenían. Hoy
rada en un lapso de tiempo tan pero no les servía para “nada”, sería de “mal gusto” hablar
corto. Cuando los tres fuegui- en todo caso no para progre- o describir a un pueblo en ta-
nos estuvieron en contacto con sar. Darwin pensó que tal vez les términos. Sin embargo,
los británicos por un total de el clima adverso e inhóspito de ¿hemos superado las nociones
casi tres años (de marzo-abril Tierra del Fuego les impedía de “lo primitivo”, de los “instin-
de 1830 a febrero de 1833), salir de este desdichado esta- tos primitivos”, de los “bárbaros”
superaron su enorme “atraso do. Pero esto no le convenció y otras semejantes? Las escu-
cultural” gracias a sus habilida- para explicar tal estancamien- chamos en las noticias casi
des mentales. to. Si tampoco se explicaba por a diario y también en la esqui-
Darwin estaba convencido la falta de inteligencia, ¿a qué na de nuestro barrio. Algunos
de que el progreso era el mo- se debía el atraso fueguino tenemos aún la certidumbre de
tor de la evolución cultural. y el progreso británico? Mucho que somos superiores a “aque-
Creía que la sociedad humana más tarde, en 1871, en El ori- llos”, ya sea por nuestra religión,
progresaba hacia logros cada gen del hombre proponía res- nuestra civilización o nuestra
vez mayores en casi todas las puestas a ésta y otras pregun- inteligencia. El encuentro de
esferas de lo cotidiano y que tas de la misma índole. Se dio Darwin con los yaganes nos
el futuro prometía aún mayores cuenta de que esto tampoco enseña que compartimos el
éxitos. No olvidemos que en la era una tarea fácil y, en efec- mismo grado de inteligencia
década de 1830 la revolución to, era un desafío monumental, con cualquier pueblo por “pri-
industrial ya había tomado fuer- su último desafío. mitivo” que sea y nos alerta
za en Inglaterra. Pero, ¿a qué El error de Darwin fue equi- acerca del peligro de caer en
se debía este progreso británi- vocarse en sus impresiones su error de juzgar a “aquellos”
co? No se explicaba por la inte- acerca de los yaganes como como inferiores.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS IMÁGENES


Anne Chapman Chapman, A. 2006. Darwin en Tierra del Fuego (edi- Pp. 18-19: Fitzroy, tres Fueginos, s. XIX. P. 20: reunión
ción en español, en prensa en editorial Emecé, Buenos del capitán Wallis con la Reina Oberea en Tahití, ca.
Research Institute for the Study of Man, Aires). 1772; grabado, marinero inglés con mujer gigante de
Universidad de Nueva York. Darwin, Charles. 1839. Viaje de un naturalista alre- la Patagonia, 1769. P. 21: Haeckel, The Modern
dedor del mundo. Librería Ateneo, Buenos Aires, 1942. Theory of the Descent of Man, 1876.
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