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12-05-2023 Inteligencia Emocional y Bullying
12-05-2023 Inteligencia Emocional y Bullying
Tema:
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y BULLYING PERCIBIDO EN ESTUDIANTES
DE 6TO. CURSO EN LA ESCUELA ABEL ARANDA OLIVIER, LOS RIELES.
SAN FCO. DE MACORÍS, PERIODO: ABRIL-AGOSTO 2023
Asesor:
Coordinador:
Las opiniones contenidas en el
presente informe final de la
Periodo investigación son de exclusiva
responsabilidad de los autores.
Agosto, 2023
San Francisco de Macorís, R.D
Título:
Introducción
El segundo capítulo marco teórico, el cual comprende: conceptos, historia, teorías, los
diferentes enfoques, así como las pruebas psicométricas utilizadas para su evaluación, para
finalizar con las distintas informaciones de la institución en la cual se está efectuando el
estudio.
El tercer capítulo la metodología de la investigación, donde se describe el tipo de
estudio, el cuadro de variables, la ubicación del lugar en el cual se realizó la investigación,
así como la población y la muestra. La descripción del instrumento. Seguido del
procedimiento para la aplicación del instrumento y el correspondiente análisis de datos.
Algunas conductas de violencia entre pares son debido a que los adolescentes no tienen
un adecuado control emocional. Las instituciones educativa, reporta que sus estudiantes
presentan características similares referentes a comportamientos violentos, generando
preocupación entre sus autoridades y padres de familia. La inteligencia emocional está
compuesta por un conjunto de aptitudes, competencias, destrezas y habilidades personales
como interpersonales que intervienen en nuestra manera enfrentarnos a las presiones del
medio ambiente, es decir, influye de manera importante en el desarrollo del éxito en la vida.
Este afrontamiento exitoso será resultado de la capacidad que tiene una persona para
comprender, ser consiente, controlar y expresar de manera adecuada sus emociones y esto
se ajustará a las características de su personalidad
En este sentido un buen manejo de las emociones puede ayudar con los casos de
violencia escolar, ya que en muchas situaciones suelen ocurrir debido a que los implicados
no están teniendo un buen control de sus emociones. Por lo tanto, el desarrollo de la
inteligencia emocional es un proceso complejo que puede prevenir la ocurrencia de
situaciones de acoso (Tormo, 2018). Es considerando lo planteado que se formulan las
siguientes preguntas:
Sistematización del Problema
¿Qué nivel de atención emocional presente en los estudiantes de 6to. curso en la Escuela
Abel Aranda Olivier, Los Rieles, San Francisco de Macorís, Periodo Abril-Agosto 2023?
Así mismo, en lo referente a la relevancia científica, tendría por finalidad dar una
perspectiva psicológica en el contexto escolar a los casos de bullying de los estudiantes
desde las dimensiones de la inteligencia emocional. Los resultados de la presente
investigación beneficiarán no sólo a los profesionales de la psicología, quienes podrán
utilizarlos como antecedentes de futuras investigaciones; también podrán ser aprovechados
por la Escuela Abel Aranda Olivier Los Rieles, pues, podrán tener conocimiento de cómo se
presenta un inadecuado desarrollo de la inteligencia emocional y como esta puede influir
de manera negativa en manifestación de casos de bullying.
Además, se justifica por su relevancia social, puesto que, podría medir y generar mayor
claridad, respecto a un problema que poco a poco ha ido incrementando, incluso no solo en
los centros educativos públicos o privados sino en la sociedad en general. En la
investigación se presenta un instrumento actual y adaptado para el contexto el cual se está
evaluando, el cual podría ser utilizado en futuras investigaciones o si las autoridades
educativas lo desean, utilizarlo como medio diagnóstico para conocer la realidad educativa
de sus instituciones escolares en lo referente a la inteligencia emocional.
También, dicha investigación se justifica de forma práctica, puesto que los resultados
obtenidos podrían ser un referente para toda la comunidad educativa, especialmente en
nuestra localidad, de San Francisco de Macorís. Además las informaciones obtenidas
podrían aportar datos e informaciones a la Universidad Autónoma de Santo Domingo,
Recinto San Francisco de Macorís, ya que al socializar los resultados arrojados se
plantearían medidas de prevención como la implementación de programas educativos y de
intervención desde la unidad de psicología, enfocados en la promoción del desarrollo de la
inteligencia emocional como factor preventivo de las conductas de bullying en los
estudiantes.
Objetivo General y Específicos
Objetivo General
Objetivos Específicos
Antecedentes Internacionales
Es debido a lo planteado que es necesario que se aprenda a vivir el aquí y el ahora como
una forma de poder sacar provecho a las situaciones que nos ocurren y que no nos sintamos
como que nos ahogamos en la situación en cuestión. La inteligencia emocional se ha
convertido en una habilidad necesaria para el buen funcionamiento de la persona, una
habilidad que le proporciona conocer sus estados emocionales, pensar las emociones y
comprender y controlar sus respuestas emocionales y de comportamiento. En los últimos
años las emociones se han puesto de moda y existe un mayor interés por conocer todo lo
relacionado al mundo de los sentimientos (Collado y Cárdenas, 2013).
A esta moda de las emociones se suma el hecho de que cada vez más en los periódicos,
en la televisión, en las conversaciones, surjan comentarios sobre fenómenos violentos o
trágicos (como el suicidio), en donde la persona actúa sin conocer la causa y después se
arrepiente de lo realizado y no entiende cómo pudo efectuar esa conducta. Fenómenos
como el tema del Bullying, del acoso o agresión hacia compañeros de escuela o en el grupo
de iguales. Sumado a este hecho, se encuentra la vulnerabilidad de la identidad en el
adolescente, el cual en muchas ocasiones se encuentra desorientado, sin saber qué hacer,
con quién hablar, con incomprensión de sí mismo tanto de cómo es o de lo que siente y
desea (Damasio, 2014)
Historia de la Inteligencia Emocional
En las últimas décadas gracias a las investigaciones llevadas a cabo en el campo de las
emociones se pudo corroborar las distintas direcciones que han tomado estas a lo largo de
estos años. Actualmente se conocen muchas más cosas sobre las emociones, han empezado
a asumir junto con la cognición, su papel como agentes implicados en la adquisición de la
identidad del sujeto. Su desarrollo y maduración, y en todos los aspectos propios del mismo
tanto físicos como psicológicos (Dessler, 2016).
Además se encontró lo que se conoce como las comprensiones de los demás, esto
último es primordial y más cuando se trata de inteligencia emocional ya que en la medida
que seamos capaces de entender a los demás lograremos lidiar con las diferencias y trabajar
de forma unísona para alcanzar metas en común que de una forma separadas serían muy
difíciles de lograr. Una persona que sea inteligente emocionalmente es consciente de las
necesidades propias y por ende lograra satisfacer y conocer de una forma más profundas a
las de las demás personas (Extremera y Fernández, 2013).
Clasificación de la Inteligencia Emocional
Sin embargo, en los últimos años, el psicólogo Howard Gardner planteó que, además de
la capacidad lingüística y la lógico-matemática, el hombre tiene otras habilidades y que por
ellos la inteligencia no se puede medir correctamente realizando pruebas que sólo valoren
estos aspectos. Durante años se dedicó a la observación de sujetos con lesiones cerebrales o
que habían padecido accidentes vasculares y verificó que muchos, después de sufrir el
accidente cerebral, perdían total o parcialmente ciertas aptitudes intelectuales pero que otras
quedaban intactas. Además, éstas no eran siempre las mismas sino que variaban de un
sujeto a otro (Platero, 2015).
Se ha tenido el concepto de que la inteligencia es algo que nace la persona y por ende no
se puede cambiar, mejorar. Sin embargo al hablar de la inteligencia emocional se puede
considerar que las habilidades que la compone se pueden desarrollar, es decir dichas
competencias se pueden ver como talentos los cuales se pueden ir puliendo y desarrollando
durante toda la vida, principalmente aquellas personas que debido a las actividades que
realizan deben estar en constante interacción con muchas personas. De igual forma este tipo
de inteligencia se puede lograr aumentar a lo largo de la vida y gracias a esto se puede
lograr un cambio de percepción que tenga la persona, es decir una misma situación puede
verla en un sentido distinto dependiendo de la edad y las situaciones en las cuales este
(Fernández, et al., 2017).
Mientras más aumentan las posibilidades de comunicación con las que cuentan las
personas de igual forma se actualizan las exigencias sociales y las habilidades con las que
contamos para que esa interacción se lo mas efectiva posibles. Es debido a esto que el día
de hoy se tiene conocimientos de que la mejor forma de respuestas a los distintos cambios
por los cuales estamos pasando es la inteligencia emocional y el buen uso que hagamos de
la misma, esta permite que seamos capaces de entender y comprender las emociones
propias y las de los demás y permite que tengamos una comunicación más eficaz esto se ve
mucho más reflejado dentro de las instituciones ya que en mucho sentido se podría decir
que la inteligencia emocional se pone de manifiesto dentro de las organizaciones
(Bisquerra, 2016).
La inteligencia afecta a todas las dimensiones de la actividad humana, no sólo a la
estrictamente cognitiva. Así, gracias a la inteligencia, el sujeto transforma, en el curso de su
vida, la afección y la emoción en sentimiento espontáneo y reflexivo; modula la memoria
en recuerdo autobiográfico reconstituyendo continuamente el sentido personal que para
cada uno tienen su pasado; eleva la respuesta a conducta deliberada, voluntaria, proyectiva;
crea continuamente nuevas necesidades, se plantea nuevas metas, vive nuevos motivos,
intereses y valores. Por su inteligencia, la persona necesariamente tiene que inventar nuevas
condiciones, fines y aspiraciones desde las cuales vivir una vida que merezca la pena que
intente desvelar el sentido de su vida, de su muerte y de su mundo (Bisquerra y Laymuns,
2016).
Es mucho lo que se habla sobre inteligencia emocional, pero en la mayoría de los casos
no se es capaz de entenderla en su totalidad, ni de definir de manera exacta. Sin embargo
existen muchas definiciones, de autores diferentes, que se complementan entre sí para
mostrarnos mejor lo que es este nuevo constructo que demuestra tener una importancia
elevada para el manejo de nuestras emociones. Goleman (2001) psicólogo americano
defiende en su obra titulada ‘Inteligencia emocional’ que el éxito de una persona no viene
determinado únicamente por su coeficiente intelectual o por sus estudios académicos, sino
que entra en juego el conocimiento emocional.
Goleman explica que vivimos en una época en la que el entramado de nuestra sociedad
parece descomponerse aceleradamente, una época en la que el egoísmo, la violencia y la
mezquindad espiritual parecen socavar la bondad de nuestra vida colectiva. De ahí la
importancia de la inteligencia emocional, porque constituye el vínculo entre los
sentimientos, el carácter y los impulsos morales. Además, existe la creciente evidencia de
que las actitudes éticas fundamentales que adoptamos en la vida se asientan en las
capacidades emocionales subyacentes.
Hay que tener en cuenta que el impulso es el vehículo de la emoción y que la semilla de
todo impulso es un sentimiento expansivo que busca expresarse en la acción. Podríamos
decir que quienes se hallan a merced de sus impulsos quienes carecen de autocontrol
adolecen de una deficiencia moral porque la capacidad de controlar los impulsos constituye
el fundamento mismo de la voluntad y del carácter (Montoya et al., 2016).
Por lo tanto, se relaciona con conceptos estudiados con anterioridad pero lo innovador es
la formulación de su aplicación y las relaciones establecidas, así como la importancia
otorgada en cuanto a ser considerados como factores que proporcionan niveles de bienestar
y éxito en la vida. Nosotros aceptamos que la inteligencia emocional se nutre de conceptos
y de teorías anteriormente existentes al surgimiento del concepto de inteligencia emocional,
pero como señala Montoya (2016) “Pero esas ideas, y otras similares, resultan bastante
alejadas del núcleo conceptual de inteligencia emocional, aunque comparten con ella el
punto de partida referido a considerar que el manejo de las emociones resulta muy
importante para el desarrollo personal”.
Como se pudo observar de lo expresado anteriormente Salovey y Mayer proponen que
las emociones han de aprovecharse en sentido positivo y para conseguirlo es necesario
aprender e interpretarlas como una fuente de información sobre los procesos de nuestra
mente y no como una reacción automática que no se es capaz de controlar. Dichas
emociones deben ser controladas y no permitir que se desborden (Navarro, 2015).
Las teorías psicométricas han dado como resultado una serie de pruebas de inteligencia y
varios métodos estadísticos para la calificación de las pruebas, entre las teorías o modelos
de habilidades cognoscitivas se menciona la teoría bifactorial expuesta por Spearman quien
utilizó el método factorial (Carrillo y Díaz, 2019). En 1927, plantea la existencia de un
factor general y específicos. El factor general o G es común a todos los test y lo relaciona
con la habilidad, velocidad, intensidad y coeficiente intelectual, en cambio el factor S o
específico es exclusivo de cada prueba y sujeto (Camps, 2019). Esto indica que el autor
trata de expresar que a pesar que diferentes sujetos que posea el mismo nivel de habilidad
mental, sus aptitudes se desarrollan de diferente manera.
Por otra parte, Thurstone propone realizar un perfil aptitudinal en el cual expresa las
diferencias entre dos individuos con el mismo coeficiente intelectual. En dicho perfil se
describe una serie de rasgos que funcionan independientes, lo cual lo lleva a crear un
análisis multifactorial (Castillo, 2019). Para lo cual, divide la inteligencia en siete
habilidades mentales primarias: comprensión verbal, fluidez verbal, capacidad numérica,
ubicación espacial, memoria, razonamiento y velocidad perceptual. Dado que, Thurstone
trata de explicar la inteligencia mediante varias habilidades mentales, el sujeto desarrolla
una de las mismas con el fin de compensar las demás (Durán, 2015).
De igual manera, Cattell trabajo con un análisis factorial, identifica dos dimensiones
generales como: la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada. La primera se asocia
con habilidades no verbales y culturalmente independientes, como la memoria de trabajo, la
capacidad de adaptación y nuevos aprendizajes, y la llegó a definir como “la piedra angular
de la cognición humana” (Glover. 2017, p. 46). Este tipo de inteligencia sigue un proceso
para alcanzar cierto nivel de madurez en la adolescencia; luego comienza a declinar en la
vejez debido al deterioro de las estructuras fisiológicas.
En cuanto a la inteligencia cristalizada, esta se encuentra relacionada con una noción
más particular, además de estar acompañado de aspectos culturales y educativos, así mismo
tiene que ver con los razonamientos inductivos, experienciales y silogísticos (Guerri, 2016).
Es decir, el segundo tipo de inteligencia se encuentra relacionada a un aspecto más
ambiental o cultural en el cual el individuo adquiere nuevos conocimientos y destrezas en
base a lo que experimenta en su entorno.
Más tarde, Guilford crea un modelo de la estructura del intelecto, el cual se encontraba
conformado por tres dimensiones: operaciones, contenido y productos. Los mismos, a su
vez estaban subdivididos en áreas. Existían cinco operaciones: cognición, memoria,
elaboración divergente, elaboración convergente y valoración; cinco contenidos: visuales,
auditivos, simbólicos, semánticos y conductuales; y seis productos: unidades, clases,
relaciones, sistemas, transformaciones e implicaciones (Salmurri, 2015).
Cada subcategoría era multiplicada entre da como resultado 150 factores. Es decir, la
búsqueda de un modelo estructural genero la creación de factores que eran resultados de la
multiplicación de diversas dimensiones. Para concluir con los modelos psicométricos,
Vernon crea un modelo jerárquico el cual lo divide en dos factores: el verbal – educativo y
el mecánico espacial, el primero lo subdivide en inteligencia verbal, fluidez ideacional,
fluidez verbal e inteligencia numérica; al mecánico-espacial son la inteligencia espacial, la
memoria visual, la información mecánica y la habilidad manual (Sánchez, 2016).
La psicología es una ciencia que se ha desarrollado a lo largo de los años con el objetivo
de comprender los procesos mentales y emocionales de los seres humanos. Uno de los
enfoques más importantes dentro de la psicología es la perspectiva cognitiva. Este enfoque
se originó entre las décadas de 1950 a 1960 y surgió como una alternativa a los enfoques
conductistas y freudianos, que se centraban en el comportamiento y la personalidad,
respectivamente. Desde entonces, el enfoque cognitivo se ha convertido en una de las
corrientes más influyentes y respetadas en la psicología (Navarro, 2019).
El enfoque cognitivo se concentra en las actividades mentales del estudiante que conducen
a una respuesta y reconocen los procesos de planificación mental, la formulación de metas
y la organización de estrategias. De ahí que su utilización para abordar a la inteligencia
emocional sea tan utilizada principalmente cuando se trata de estudiantes (Bisquerra, 2016).
De ahí surge lo que se conoce como la inteligencia cognitiva la cual está influida por el
análisis y procesamiento de información proveniente del sistema cognitivo del ser humano.
Enfoque de Procesamiento de Información
Modelo de Bar-On
Bar-On define la inteligencia emocional como: “an array of non-cognitive capabilities,
competencies, and skills that influence one´s ability to succeed in coping with
environmental demands and pressures” (citado por Alles, 2015). Antes de continuar con el
abordaje teórico de este autor es interesante conocer la procedencia de su planteamiento, y
observaremos que las raíces conceptuales provienen de la década de los años 50 del siglo
XX.
Bar-On diseño su modelo inspirado en los trabajos de Marie Jahoda, quien en la década
de los años 50, estimuló el interés entre los estudiosos de la época por investigar los
conceptos y temas de salud mental y bienestar psicológico, restando importancia a los
estudios psicopatológicos. Según Bisquerra (2016) es a partir de los seis componentes de
bienestar psicológico identificados por moda en el momento en que Bar-On propone una
serie de componentes de personalidad vinculados con el bienestar psicológico, a partir de
los cuales elabora su concepto de cociente de inteligencia emocional, base de la elaboración
de su cuestionario. A partir de aquí comienza a desarrollar su estructura teórica sobre la
inteligencia emocional, reconociendo que su fundamentación se basa, además de Jahoda, en
los siguientes postulados (Carrillo y López, 2014):
Es así como Bar-On definió la inteligencia emocional como una capacidad no cognitiva,
unas competencias y habilidades que tienen poder de influencia en el afrontamiento del
ambiente. Como resultado, Bar-On define la inteligencia emocional como un conjunto
habilidades y conocimientos emocionales que se manifiestan en la forma efectiva de
afrontar las dificultades que se van presentando en la vida. Este afrontamiento exitoso
observado en la relación con los individuos y con el medio ambiente es consecuencia de
una capacidad que se centra en comprender, ser consciente, controlar y expresar las
emociones de una manera adecuada y esto depende de características de la personalidad
(Collado y Cárdenas, 2013).
Bar-On (citado por Durán, 2015) definió la inteligencia emocional-social como un cruce
de competencias sociales y emocionales interrelacionadas, habilidades y facilitadores que
determinan la manera en que la persona se expresa y comprende a sí misma, a los demás y
se relaciona con ellos y afronta las demandas de la vida cotidiana. Las capacidades
emocionales según Bar-On se pueden dividir en dos clases que se interrelacionan entre sí:
en competencias básicas y en competencias facilitadoras.
Modelos de Habilidades
Landy (2015) incluyo el modelo de Sawaf y Cooper dentro de los modelos mixtos, los
sitúan con los modelos de Goleman y Bar-On, pero dicho modelo pertenece a un modelo de
habilidad ya que estos autores conciben la inteligencia emocional como una habilidad, al
igual que el modelo de Mayer y Salovey, como resultado de que el modelo de los cuatros
pilares hace referencia a aspectos como el conocimiento, el feedback, la reflexividad sobre
los acontecimientos, entre otros factores. En esta misma línea de pensamiento, aunque sin
incluir este modelo dentro de un modelo de habilidad, Montoya (2016) señala que las
conceptualizaciones de Bar-On y de Goleman pertenecen al paradigma de modelo mixto,
sin incluir al modelo de Cooper y Sawaf en este paradigma.
Este modelo definió la inteligencia emocional como una actitud que consiste en captar,
entender y aplicar de forma eficaz las emociones consideradas como fuente de motivación,
información de relaciones e influencia. Cooper y Sawaf (citado por Muñoz, 2015)
presentan en su libro Estrategia emocional para ejecutivos, su modelo de los "Cuatro
Pilares" de la Inteligencia Emocional. Los pilares que conforman la IE, según Cooper y
Sawaf, son los siguientes:
1. Alfabetización emocional
2. Aptitud emocional
3. Profundidad emocional
4. Alquimia emocional
Cooper y Sawaf (citado por Navarro, 2015), en una de las primeras páginas de su libro
Inteligencia emocional aplicada al liderazgo y a las organizaciones, insisten en que la
alfabetización o conciencia emocional no proviene de la inteligencia abstracta, sino que
procede directamente del corazón de cada persona. La alfabetización se compone de
diversos elementos, como lo son:
La Atención Emocional
Es necesario que se entienda que la atención sobre uno mismo no implica la emisión de
un juicio evaluativo, si esto sucediera, cuando la atención emocional conlleva a una
valoración o juicio de esa emoción sentida, Segal, Williams y Teasdale (citado Soler Nages,
et al. (2016) indican que esa evaluación puede llevar a patrones de pensamientos que se
distancian de la experiencia ocurrida y como resultado no existe la integración adecuada del
suceso acontecido.
La Claridad Emocional
La claridad emocional hace referencia a cómo creen los sujetos percibir sus emociones y
es la habilidad para comprender los propios estados emocionales. El individuo posee un
grado de percepción de sus emociones, y es en esta dimensión en donde se evalúa esa
adecuada y óptima percepción de los estados emocionales asumiéndolos como tales y
expresándolos adecuadamente. Además, hace referencia a comprender correctamente la
naturaleza de esos estados emocionales, es decir, la causa que los genera (Salmurri, 2015).
La Reparación Emocional
En esta regulación de los estados emocionales la persona es capaz de impedir los efectos
negativos de esa emoción (por ejemplo, no dejarse envolver y actuar impulsivamente ante
una situación que provoca ira) y procurar aprovechar y utilizar los aspectos positivos que
permiten conocer y comprender la emoción con la finalidad de actuar sin perjudicarse. La
reparación emocional también se dirige hacia uno mismo y hacia los demás. En
consecuencia, existe la regulación emocional personal y la resolución de conflictos
interpersonales (Navarro, 2015).
La capacidad para ofrecerse a los otros. Saber escuchar y saber responder en el momento
adecuado. Animar a que la otra persona comunique sus preocupaciones mediante la
transmisión de confianza y apoyo. Tener honestidad aunque ello implica herir sus
sentimientos. Emplear la crítica constructiva. Llegar a acuerdos, saber defender las ideas y
opiniones propias, respetando a los demás. Cooperar cuando se trabaja en equipo y cuando
se plantean soluciones evitar que éstas perjudiquen a alguna parte involucrada (Montoya,
2016).
Las emociones sirven para modelar y mejorar el pensamiento debido a que las
emociones hacen que se preste atención a la información que es significativa de forma más
rápida. Las emociones facilitan el cambio de perspectiva, la formación de juicios y la
consideración de nuevos puntos de vista de los problemas debido a las continuas
variaciones emocionales (Fernández y Extremera, 2016). Los estados de humor positivos se
relacionan con pensamientos creativos y son adecuados para resolver problemas que
necesitan de reestructuración, razonamiento inductivo, ruptura del pensamiento
convencional y realizar vinculaciones entre conceptos aparentemente no asociados (Durán,
2015).
Al momento de hablar de las emociones y del efecto que tienen en los conflicto es
necesario definir que entendemos por la palabra conflicto este último se puede considerar
como un elemento muy importante en lo que respecta a las interacciones emocionales de las
personas. Se puede decir que un conflicto es un mal entendido de determinada situación
yéndonos en un sentido legal, tendríamos que remontarnos a la aparición de los derechos de
los colaboradores la cual tenía como marca indiscutible el abuso que las personas cometían
hacia sí mismas (Dessler, 2016).
Se podía notar el aprovechamiento del fuerte con aquellos que eran más débiles, de
igual forma existía un desprecio de índole económico sobre aquellos poco pudientes. El
trabajo y los conflictos han idos cambiando adaptándose a las distintas formas de
interacción que tenemos hoy. Se podría considerar que durante tiempo pasado más
exactamente durante el tiempo de esclavitud, era imposible ayudar a los que eran de clase
baja. Había una mala idea de que el hombre se podría tratar como un objeto, esto
ocasionaba que no se pudieran ver a las personas de poco recursos como seres humanos
dignos (Damasio, 2014).
De igual forma un conflicto también puede repercutir en vida familiar de los empleados,
a raíz de esto es necesario que se logre lidiar con estos y erradicarlos desde la raíz, antes de
que se puedan convertir en el detonante de muchas situaciones que en la mayoría de los
casos solo traen perdidas tanto para los involucrados, como para la institución en cuestión.
Es debido a lo planteado que es de vital importancia el aprender a lidiar ante un conflicto,
es en estos momentos que la inteligencia emocional juega un papel muy importante, debido
a que mientras más elevado sea el nivel de inteligencia emocional con la que cuente la
persona lograra ver una mejor solución y que la misma pueda ser de beneficios para los
involucrados (Casassus, 2019).
El concepto de IE como tal fue propuesto por Salovey y Mayer en 1990, a partir de los
lineamientos de Gardner en su teoría de las IM. Sin embargo, este concepto no es nuevo
pues tiene su origen en la “ley del efecto” formulada por Thorndike en 1988, cuando
propuso en su tesis doctoral un principio explicativo del aprendizaje animal. El concepto de
IE nació de la necesidad de responder al interrogante: ¿por qué hay personas que se adaptan
mejor que otras a diferentes situaciones de la vida diaria? Fragoso (2015) dice que uno de
los ámbitos en los que la IE ha tenido más relevancia y, en consecuencia, se han realizado
más estudios ha sido en el ámbito educativo o académico.
Los primeros, alumnos con altos niveles de ansiedad y los del segundo grupo con niveles
altos en la reparación de sus emociones. La conclusión más importante de este estudio fue
que la capacidad de las personas, de conseguir prolongar los estados emocionales positivos
propios e interrumpir los negativos, asegura un nivel aceptable de salud mental, entendido
como ausencia de síntomas de ansiedad y depresión (García, 2013).
Referencias