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ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN

La Constitución Política de la República de Guatemala, está estructurada de la


siguiente manera:

1.- Parte Dogmática

La parte dogmática inicia en el artículo 1 y termina en el artículo 139. En estos


artículos se encuentran los derechos, obligaciones y libertades fundamentales que
toda persona goza en Guatemala.

La parte dogmática cuenta con 2 divisiones, la primera es la persona humana, fines y


deberes del estado y los derechos humanos. Es decir, los derechos y principios
fundamentales pueden ser individuales o sociales. Entre los derechos individuales que
se regulan en la parte dogmática, se encuentra el derecho a la vida y la obligación del
Estado a protegerla, el derecho de debida defensa, de petición, de protección a la
vivienda, de libertad, tanto de expresión como de locomoción. En cuanto a los
derechos sociales, se encuentra la familia, las comunidades indígenas, la educación,
la salud, el deporte, entre otros. Como nota importante, en esta parte existe un
apartado donde se regula que los derechos constitucionales fundamentales pueden
limitarse, siempre y cuando exista un estado de necesidad, tal como el de sitio, de
guerra o de calamidad pública. Por último, se reglan los derechos y deberes cívicos y
políticos de todos los guatemaltecos.

2.- Parte Orgánica

La segunda parte en la que se divide la Constitución Política de la República de


Guatemala es la parte orgánica. Como su nombre lo indica, este sector se encarga
de la organización y la estructura básica del Estado. En otras palabras, es la
división de la estructura jurídico-política del Estado y regula, asimismo, las
limitaciones del poder público con los ciudadanos. La parte orgánica inicia en el
artículo 140 y termina en el artículo 262.

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La parte orgánica se divide en el Estado, el poder público, estructura y
organización del estado. En esta parte de la Constitución se establece que la
soberanía radica en el pueblo, quien la delega para su ejercicio en los Organismos
Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El Organismo Legislativo es ejercido por el
Congreso de la República, quienes se encargan, entre otras cosas, de crear las
leyes que rigen en Guatemala.

El Organismo Ejecutivo es integrado por el Presidente, Vicepresidente y los


Ministros de Estado en Consejo de Ministros. Finalmente, el Organismo Judicial
está organizado por la Corte Suprema de Justica y los tribunales del país. La parte
orgánica regula al ejército, el Ministerio Público, las Municipalidades, entre otros.

3.- Parte Pragmática

La Constitución termina con la parte pragmática o práctica. Se regula en los


artículos 263 al 281 y se divide en las garantías constitucionales y defensa del
orden constitucional, reformas a la Constitución y las disposiciones finales y
transitorias. Esta parte de la Constitución regula los mecanismos para proteger
los derechos constitucionales que se amparan en la Constitución.

Las garantías constitucionales que se encuentran reguladas son la Exhibición


Personal, Amparo y Inconstitucionalidad sea esta en caso concreto o general.
Uno de los elementos más importantes que se encuentra regulado son las
reformas a la Constitución, en la cual se establece quienes la pueden solicitar y la
forma en que se realizan las modificaciones y finalmente, qué artículos no se
pueden reformar, los llamados “artículos pétreos”, los cuales no son reformables
porque aseguran la forma republicana de gobierno.

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CLASIFICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES

Las Constituciones se clasifican directamente en razón de su formación de su


estructura y de su forma de establecimiento y de reforma. De las cuales podemos
mencionar.

Constituciones consuetudinarias o no escritas

Se ha formado por la aplicación repetida de ciertos principios y preceptos


respetados por el pueblo, el gobierno y los tribunales judiciales. Algunas de esa
práctica se consagran en actos solemnes, (cartas, declaraciones, decisiones, etc.)
Pero eso no le quita a dicha constitución su carácter de consuetudinaria. Ejemplo
la de Inglaterra.

Constituciones Formal o Escrita

Es la que de manera expresa, escrita, cuenta con disposiciones establecidas por


el procedimiento legislativo, ya sea a través de una convención constituyente. La
constitución formal o escrita puede a su vez ser:

Rígida: La que no puede ser alterada por la leyes del poder legislativo, a través de
la Asamblea Nacional Constituyente, se limitan los derechos de los ciudadanos, no
son reformables.

Flexibles: La que es posible modificar en cualquier momento por el medio


legislativo ordinario (voto afirmativo de las 2/3 partes del total de diputados) o por
el procedimiento legislativo especial (Consulta popular) en cuyo caso las leyes de
llaman leyes constitucionales.

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INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL

El punto de partida será precisar en qué medida la interpretación de la


Constitución es una labor diferente a la interpretación jurídica en general. En tal
caso, si es necesaria, y posible, la aplicación de un método específico.

La Constitución es normalmente un texto escrito, y como tal, está compuesta de


un conjunto de oraciones formadas por palabras que expresan algo. Cualquier
lector que se acerque al texto constitucional tratará de extraer el sentido y
significado que se expresa en esas palabras. Como todo texto, la Constitución es
susceptible de interpretación. Siguiendo a Zagrebelsky, podemos entender
interpretación como "el proceso intelectivo a través del cual, partiendo de las
fórmulas lingüísticas que forman un enunciado, se llega a un contenido, es decir,
se pasa de los significantes a los significados". Si bien el término interpretación
puede referirse tanto a este proceso como al resultado del mismo.

La Constitución es un texto jurídico; su interpretación participa por ello de las


características propias de la interpretación del derecho. Desde luego, la
interpretación jurídica comparte con cualquier proceso interpretativo la finalidad de
descifrar el significado de textos lingüísticos, pero los textos jurídicos contienen
normas. Así, el significado que se trata de extraer del enunciado lingüístico es una
norma jurídica, entendida como "mandato o prohibición dirigido a poderes públicos
o a ciudadanos, y cuyo incumplimiento es objeto de una respuesta mediante una
sanción jurídica". Esta especificidad de la interpretación jurídica no sólo afecta al
objeto de la misma, sino que también condiciona el propio proceso interpretativo.

En la interpretación jurídica el significante es la disposición, y el significado es la


norma. De esta forma, resulta esencial la distinción, apuntada entre otros por
Guastini, entre disposición, entendida como cualquier enunciado que forma parte
de un documento normativo del discurso de las fuentes, y norma, es decir,

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cualquier enunciado que constituya el sentido o significado adscrito a una o varias
disposiciones o fragmentos de ellas.

Interpretar un texto jurídico es, por tanto, atribuirle un sentido o significado


normativo, hallar o descifrar la norma que deriva del mismo. No hay norma sin
previa actividad interpretativa, ni disposición para referirse al resultado del proceso
interpretativo. Desde la perspectiva de este proceso, las disposiciones constituyen
su objeto, y las normas su resultado.

En las líneas anteriores he utilizado términos como atribuir y hallar. Sin embargo,
cada uno de ellos refleja una concepción diferente del proceso interpretativo. Entre
otros, Wrobleski señala una de las más relevantes cuestiones relativas al proceso
de interpretación jurídica: si es que viene encaminado a descubrir la norma
preexistente, derivada del enunciado normativo, o si trata de atribuir a dicho
enunciado un significado normativo. Se trata de saber si el proceso interpretativo
es o no creativo.

Conviene precisar, en todo caso, que los elementos y criterios propios de la


interpretación jurídica son aplicables a la interpretación constitucional, si bien con
algunos matices. No obstante, resultan insuficientes y deben ser completados con
otros criterios propios. Por ello se estima que la interpretación constitucional
presenta diferencias muy apreciables con el resto de la interpretación jurídica, aun
partiendo de su misma base y participando de sus elementos. Se trata de un
proceso con acusadas especialidades, pero no de un proceso esencialmente
distinto.

MEDIOS DE DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN

Con el concepto de defensa de la Constitución, en su sentido más amplio— el que


a primera vista cabría deducir de su expresión misma—, se hace referencia a una
norma o a un conjunto de normas—sean constitucionales o no-- que tienen como

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función responder frente a la infracción de la Constitución, tratando de garantizar
su eficacia como norma suprema del ordenamiento. Lo que define a este concepto
de defensa de la Constitución es su objeto, integrado por el conjunto de normas
plasmadas en la Constitución, y su función, dirigida a reprimir actividades
infractoras de las mismas. Esta manera de comprender la defensa de la
Constitución viene a satisfacer, en realidad, una exigencia teórica ineludible del
concepto de Constitución como norma—presupuesto compartido por toda doctrina
constitucional--, sólo admisible si su infracción aparece como antijurídica.

Aquella Constitución que pueda ser lícitamente infringida no podría reclamar para
sí el carácter de norma jurídica. Con arreglo a este presupuesto, cabe afirmar que
el estudiado concepto (amplio) de defensa de la Constitución se presenta para la
ciencia del Derecho Constitucional como una categoría atemporal, ya que en todo
ordenamiento jurídico, esto es, en cualquier orden normativo regulador del uso de
la fuerza, es posible identificar alguna norma llamada a ejercer la función
materialmente constitucional consistente en fundamentar la validez de sus
normas, si bien es cierto que la particular manera de llevarla a cabo y la naturaleza
jurídica atribuida a la Constitución han variado sustancialmente a lo largo de la
historia. Y así tanto en los ordenamientos jurídicos pre estatales-- construidos a
partir de los presupuestos de derecho natural--, como en los ordenamientos
jurídicos estatales, desarrollados a partir del siglo XVI, -- que se definen por un
paulatino proceso de positivación del derecho--, resulta posible identificar alguna
norma de naturaleza constitucional, cuya eficacia es garantizada a través de
determinados institutos destinados a responder frente a su infracción. Sin
embargo, el concepto (amplio) de defensa de la Constitución aparece
expresamente plasmado como tal en los documentos constitucionales liberales del
siglo XIX, sirviendo de denominación a Títulos en los que se recogían normas
destinadas a preservar la eficacia de las normas constitucionales.

Sin embargo, no ha sido este concepto de defensa de la Constitución el que se ha


empleado, por antonomasia, en el ámbito de la ciencia del Derecho Constitucional.

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En su significado más estricto, con la categoría de la defensa de la Constitución se
alude a una norma o a un conjunto de normas que tienen como función declarar
ilícitas las opciones políticas contrarias a los principios constitucionales básicos,
aunque los procedimientos que se empleen en su persecución sean
correctos.Este concepto de defensa de la Constitución se construye, en
consecuencia, sobre la base de una distinción entre la acción y el fin al que
aquella sirve, que es en el que pone su énfasis el concepto aquí analizado,
procediendo a su ilegalización. De esto cabe apreciar ya que la pretensión de
eficacia que expresa la noción de defensa de la Constitución no se proyecta sobre
todas las disposiciones constitucionales, sino tan sólo sobre las que expresan su
identidad que, en una norma llamada a fundamentar la validez de las restantes
normas del ordenamiento, no pueden ser otras que los principios estructurales. Y
es que son precisamente estas normas, que tienen por objeto estructurar el modo
en que se crean las normas en los niveles superiores del ordenamiento, las
llamadas a ejercer de una manera particularmente intensa la función
materialmente constitucional. Por ello, al dotar de eficacia a estas normas se
pretende garantizar la eficacia de la Constitución en su conjunto.

REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN

Se refiere a la actividad normativa que contempla modificar parcial o totalmente


una Constitución por medio de órganos especiales y procedimientos definidos en
la Ley. Para algunos autores la función reformativa de la Constitución debe estar
enfocada a subsanar posibles lagunas y yerros técnicos o políticos en los que
pudieron haber incurrido los constituyentes durante su redacción, así como
posibilitar la solución de problemas que afecten a la ciudadanía y/o subsanen una
necesidad pública.

Tiene iniciativa para proponer reformas a la Constitución: a) El Presidente de la


República en Consejo de Ministros; b) Diez o más diputados al Congreso de la
República; c) La Corte de Constitucionalidad; y d) El pueblo mediante petición

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dirigida al Congreso de la República, por no menos de cinco mil ciudadanos
debidamente empadronados por el Registro de Ciudadanos. En cualquiera de los
casos anteriores, el Congreso de la República debe ocuparse sin demora alguna
del asunto planteado. Artículo 277 de la Constitución Política de la República de
Guatemala.

Para reformar éste o cualquier artículo de los contenidos en el Capítulo I del Título
II de esta Constitución, es indispensable que el Congreso de la República, con el
voto afirmativo de las dos terceras partes de los miembros que lo integran,
convoque a una Asamblea Nacional Constituyente. En el decreto de convocatoria
señalará el artículo o los artículos que haya de revisarse y se comunicará al
Tribunal Supremo Electoral para que fije la fecha en que se llevarán a cabo las
elecciones dentro del plazo máximo de ciento veinte días, procediéndose en lo
demás conforme a la Ley Electoral Constitucional. Artículo 278 de la Constitución
Política de la República de Guatemala.

CRISIS CONSTITUCIONAL

La crisis constitucional se concibe como desequilibrio o incertidumbre política que,


a causa de problemas internos, afecta a la vigencia y continuidad de las leyes
fundamentales, como la Constitución. Al ser esta la Ley Suprema de un país, la
crisis afecta todo el ordenamiento jurídico positivo vigente, afecta también algunas
instituciones, pero principalmente contribuye a crear un estado de inseguridad en
el actuar gubernamental y en los derechos que posee cada habitante del territorio

Dependiendo del grado de flexibilidad de ésta, el cambio de constitución puede


implicar una discontinuidad en la legalidad que tenga problemas políticos.

Un claro ejemplo de una crisis constitucional en Guatemala puede ser el autogolpe


fallido de Estado del señor Jorge Serrano Elías en el año de 1993.

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Sin embargo, para esa fecha ya existía el organismo sui generis, la Corte de
Constitucionalidad la cual mantuvo todo bajo control de la manera que la
Constitución de 1981 ordenaba, y logró con ello no romper el orden constitucional
de la época.

Cabe destacar también los pasados acontecimientos de corrupción política en el


año de 2015 por parte de los entonces mandatarios del ejecutivo el señor Otto
Pereza Molina y la señora Roxana Baldetti, sucesos que a casi un año de
ocurridos siguen dejando réplicas a modo que los organismos encargados de la
persecución penal van descubriendo.

Guatemala posee una enorme ventaja sobre otras repúblicas, al poseer la Corte
de Constitucionalidad, un órgano extra poder no sujeto a ningún organismo típico
del Estado, esto garantiza una seguridad social para toda la población, puesto
que, no es tan sencillo romper el orden constitucional.

 Estado de excepción

Un estado de excepción (también conocido como régimen de excepción o estado


de emergencia) es un mecanismo contemplado en la constitución de un país en
caso de que un presidente diga que existe alguna situación extraordinaria, como
catástrofe natural, perturbación grave del orden interno, guerra exterior, guerra
civil, invasión, o cualquier otro peligro considerado gravísimo, con la finalidad de
afrontarlo adecuadamente.

Habitualmente, un régimen de excepción contempla la suspensión o restricción de


ciertos derechos fundamentales. Es necesario entender que en dichos casos de
“excepción” los derechos de los ciudadanos quedan suspendidos parcial o
totalmente. En general, se reconocen en derecho comparado como regímenes de
excepción los siguientes:

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Estado de alarma:

El Estado de alarma es un régimen excepcional que se declara para asegurar el


restablecimiento de la normalidad de los poderes en una sociedad democrática.

· Estado de excepción:

El estado de excepción (en alemán: Ausnahmezustand), en Teoría Política, es un


concepto acuñado por el jurista alemán Carl Schmitt, constituido como la situación
extrema del Estado, en la cual el soberano ejerce su facultad de determinar al
enemigo público, trascendiendo, si es necesario, el estado de sitio con el fin de
proteger el bien público. Giorgio Agamben desarrolla en mayor extensión este
concepto en su obra homónima, en la que contesta a Schmitt respecto a las
implicaciones concretas de su idea. El estado de excepción, en Derecho
constitucional, es un régimen de excepción que puede declarar el gobierno de un
país en situaciones especiales.

· Estado de sitio:

En Derecho Político, el estado de sitio es un régimen de excepción que debe ser


declarado por el poder ejecutivo, en particular por el jefe de Estado, y con la
autorización del órgano legislativo correspondiente a ejecutarlo. El estado de sitio
representa un concepto equivalente al de estado de guerra, y por ello se dan a las
fuerzas armadas facultades preponderantes para los actos de represión.

Durante el estado de sitio quedan en suspenso las garantías constitucionales, con


mayor o menor extensión, según las legislaciones.

· Estado de emergencia:

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El estado de emergencia o de excepción es uno de los regímenes de excepción
que puede dictar el gobierno de un país en situaciones excepcionales.

Este estado de emergencia se dicta, generalmente, en caso de perturbación de la


paz o del orden interno de un Estado, ya sea a consecuencia de catástrofes,
brotes de enfermedades contagiosas, graves circunstancias políticas o civiles que
afectan e impiden la vida normal de una comunidad, región o país. Durante este
llamado régimen de excepción, el gobierno se reserva el poder de restringir o
suspender el ejercicio de algunos derechos ciudadanos. Los derechos restringidos
pueden ser los relativos a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de
domicilio y la libertad de reunión y de tránsito; en los sistemas democráticos, la
Constitución prevé un papel del Parlamento en su convocatoria y en su
conclusión. Durante ese estado las fuerzas armadas de un país pueden asumir el
control de orden interno.

· Estado de guerra (Ley marcial):

La Ley marcial (Del latín martiālis, de Marte) es un estatuto de excepción de


aplicación de las normas legales ordinarias (normalmente regulado en la
Constitución del Estado), por medio del cual se otorgan facultades extraordinarias
a las fuerzas armadas o la policía en cuanto a la administración de justicia y
resguardo del orden público. Casos usuales de aplicación son la guerra o para
sofocar rebeliones.

En este sentido, la ley marcial se impone cuando es necesario apoyar las


actividades de autoridades y organizaciones militares. Esto ocurre cuando hay
necesidades calificadas como «urgentes», en las cuales las instituciones
ordinarias de justicia no funcionan o si tales instituciones se estiman lentas o
débiles para mantener el control de la nueva situación. La meta de la ley marcial
es preservar el orden durante una emergencia.

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En general, la ley marcial implica una limitación y suspensión de algunos de los
derechos que el ordenamiento garantiza al individuo, además de aplicar procesos
sumarios en los juicios y castigos severos más allá de los que se imponen en
situaciones normales. En muchos casos de ley marcial, la pena de muerte es
impuesta para crímenes que normalmente no serían crímenes capitales, como el
saqueo o robos en caso de catástrofes. Los llamados normalmente a ejercer la ley
marcial son los tribunales militares.

LOS TRATADOS INTERNACIONALES Y LA


CONSTITUCIÓN

Un tratado internacional es una norma jurídica de naturaleza internacional,


vinculante y obligatoria para los Estados que lo suscriben, normalmente escrita por
sujetos de derecho internacional y que se encuentra regido por este, que puede
constar de uno o varios instrumentos jurídicos y siendo indiferente su
denominación. Como acuerdo implica siempre la concurrencia mínima de dos
personas jurídicas. Por ejemplo, los gobernantes de cada país se reúnen para
ponerse de acuerdo con sus límites de países para no tener problemas con sus
territorios.

Lo más común es que tales acuerdos se realicen entre Estados, aunque pueden
celebrarse entre Estados y organizaciones internacionales. Los primeros están
regulados por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969;
los segundos, por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
celebrados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre
Organizaciones Internacionales de 1986.

Los acuerdos entre empresas públicas de un Estado y Estados no son Tratados


internacionales. La Corte Internacional de Justicia tuvo la oportunidad de
pronunciarse acerca de esta cuestión en el caso "Anglo-Iranian Oil" (1952). Irán

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había firmado un acuerdo con la empresa "Anglo-Iranian Oil" para la explotación
de los recursos petrolíferos. Este acuerdo tenía dos caras: era un acuerdo de
concesión y al mismo tiempo tenía la naturaleza de un Tratado entre Irán y el
Reino Unido. Esta tesis no fue aceptada por la Corte Internacional de Justicia
porque los Tratados internacionales solo pueden tener lugar entre estados y
porque los acuerdos con empresas se rigen por las normas del derecho
internacional privado.

Los tratados internacionales deben realizarse por escrito aunque pueden ser
verbales. En este último caso, no se regirían por la Convención de Viena de 1969.

Su denominación es indiferente pues, si se dan las condiciones anteriores, nos


encontramos ante un Tratado internacional independientemente del nombre que
reciba.

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