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RESUMEN - PSICOLOGÍA SOCIAL 2023

referencias: guías, textos, clases grabadas, clases presenciales

Módulo 1: De la tensión individuo-sociedad a la producción social e histórica de la subjetividad.


Módulo 2: La Psicología (social) como disciplina para el gobierno de la vida.
Modulo 3: Del interaccionismo simbólico al sociocontruccionismo.
Modulo 4: El problema de la producción de subjetividad y la transformación social.
• 4.1: psicología social latinoamericana
• 4.2: psicología social del río de la plata
• 4.3: institucionalismo
• 4.4: post-estructuralismo
Modulo 5: Psicología social como campo de conocimientos.

MÓDULO 1: de la tensión individuo-sociedad a la producción social e histórica


de la subjetividad
➤ De Brasi (1990). A modo de Introducción
Juan Carlos De Brasi plantea en el breve texto que indicamos para este módulo cómo esta asunción
naturalizada de un individuo distinto de lo social es una “verdad” construida y posteriormente
naturalizada. Esto es: el propio mecanismo de construcción histórica queda oculto por una visión
dualista de la realidad que es asumida como punto de partida para pensar el mundo, para actuar
en él, para comprender lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos.
Es necesario herir los binarismos reinantes, rasgarlos en lo más íntimo de sus cerradas apetencias
(desarmarlos hasta en lo más profundo de sus ambiciones).
Cuando algo elemental se ha separado (ej: el sexo), una operación no tan primaria se impone (ej:
el género). A las exclusiones, le serán posibles detonados esfuerzos por construir reglas de
correspondencia, modalidades vinculares, modelos de interacción y otras “arquitecturas” que
intentan ser los paradigmas de la solidez y racionalidad del “edificio” que se halle en ejecución
(construcción social).
Es natural concebir los binarismos, percibirlos, manejarlos como si desde siempre hubiesen estado
ahí. Se constituyen como acontecimientos sin historia en la historia misma. De ahí el aroma de
adecuación y perpetuidad que exhalan.
Estas formas dualistas de entender el mundo son acríticas, se oponen y organizan el mundo;
siempre son jerárquicas y generan exclusiones. Se perciben naturalizándose, como verdades, sin
historia y universales.
Lo grupal habla claramente de las diversas formas en que las subjetividades son conformadas, de
los grupos donde circulan y se vehiculizan, sin quedar apresadas ni reducidas a tales formaciones
grupales. Golpean en ellas, pero las trascienden hacia ramificaciones complejas e infinitas con las
instituciones, las combinaciones sociopolíticas, los sembradíos comunitarios, de los cuales los
grupos son campo de análisis y de quehaceres diferenciados.
Se establece una dicotomía: el adentro y el afuera; el espacio propio, la propiedad espacial y el
espacio ajeno, desapropiado, impropio. Esta división es autonegada, arbitraria. ¿Cómo se van
desplazando esos límites? ¿en qué se traslada? ¿quién los transforma en nuevas limitaciones? Los
horizontes de un sujeto son objeto de figuración, imaginación, modelización, etc; son básicamente
producidos en una formación social-histórica particular, donde el sujeto singular está implicado de
mil formas conocidas y desconocidas. Se da la existencia imaginaria de un límite y un límite
imaginario de la existencia. Este límite no es otro que la aceptación de la finitud.
¿Desde dónde se coloca tal línea divisoria? Desde un deslizamiento de la mirada, una captura
propietaria; que va desde mi juguete, hasta mi grupo, mi institución, mi país. Etc. Se significa lo que
está de este lado y lo que se encuentra del otro. Lo que me pertenece y su ajenidad. Y sólo porque
me pertenezco puedo reconocerme en diferentes momentos y circunstancias como siendo yo
mismo. Fuera de mi pertenencia está lo heterogéneo, lo diferente a mí.
Esa barrera queda definitiva y artificialmente instalada; se considera la división como el principio
universal por excelencia. La piel y la mirada, esas imágenes de cierres y aperturas limitadas,
desconocen otras potencialidades que radican en el cuerpo mismo. Estos dualismos aparecen, de
esta manera, como limitaciones de las formas de representación que nos hacemos de nosotras y
de las cosas mundanas.
Las personas de mueven en una finitud sin límites, ignoran dónde están, cómo aparecen y
desaparecen. La subjetividad como la objetividad exigen un relato distinto, ser comprendidas desde
sus persistencias y resonancias.

➤ Guattari y Rolnik (2006). Subjetividad e historia


Félix Guattari y Suely Rolnik abren un paréntesis relevante de cuestionamiento sobre la noción de
individuo tan asumida como universal por la Psicología, para analizarla a la luz de la noción de
subjetividad. ¿la subjetividad, entendida como modos de sentir-pensar- actuar, es consecuencia de
un cierto funcionamiento social, o puede ser pensada como constitutiva, condición necesaria para
cualquier fenómeno colectivo y a la vez efecto de creación de cualquier modalidad de acción o
producción?
Proponen la idea de una subjetividad de naturaleza industrial, maquínica, esencialmente fabricada,
modelada, recibida, consumida. Las máquinas de producción de subjetividad varían. En los
sistemas tradicionales se fabrica por máquinas más territorializadas, a escala de una etnia; en el
sistema capitalista, la producción es industrial y se da a escala internacional.
Consideramos la producción de subjetividad como materia prima de la evolución de las fuerzas
productivas en sus formas más “desarrolladas”. La materia prima del propio movimiento que anima
la actual crisis mundial, esa especie de voluntad de potencia productiva, que revoluciona la propia
producción.
La subjetividad no funciona solo en el registro de las ideologías, sino en el propio corazón de los
individuos, en su manera de percibir el mundo, de articularse con el tejido urbano, con los procesos
maquínicos del trabajo y con el orden social que soporta esas fuerzas productivas.
Todo lo que es producido por la subjetivación capitalística (lo que no llega por el lenguaje, por la
familia y por los equipamientos que nos rodean) no es sólo una cuestión de ideas o de
significaciones por medio de enunciados significantes. Se trata de sistemas de conexión directa
entre las grandes máquinas productivas, de control social y las instancias psíquicas que definen la
manera de percibir el mundo.
La producción de un bien manufacturado no se restringe a la esfera de la fábrica. La división social
de trabajo implica una cantidad enorme de trabajo asalariado fuera de la entidad productiva y de
trabajo no asalariado. Ej: el salario se le brinda al rabajador que produce un mate, pero no para la
mujer que se quedó en la casa cuidando a la niña.
La subjetividad entonces, se fabrica en estrecha relación con un contexto socio-histórico. Funciona
relacionándonos, percibiendo al mundo y deseando de determinadas maneras.
La producción de subjetividad constituye la materia prima de cualquier producción.
Cualquier revolución a nivel macropolítico concierne también a la producción de subjetividad.
La subjetividad es producida por agenciamientos de enunciación. Los procesos de subjetivación o
de semiotización no están centrados en agentes individuales ni en agentes grupales. Implican el
funcionamiento de máquinas de expresión, que pueden ser tanto de naturaleza extrapersonal,
extraindividual, como de naturaleza infrahumana, infrapsíquica, infrapersonal.
Sería conveniente disociar radicalmente los conceptos de individuo y de subjetividad. Los individuos
son el resultado de una producción en masa. El individuo es serializado, registrado, modelado. Una
cosa es la individualización del cuerpo, otra la multiplicidad de los agenciamientos de subjetivación:
la subjetividad está esencialmente fabricada y modelada en el registro de lo social.
El lucro capitalista es, fundamentalmente, producción de poder subjetivo. Un individuo siempre
existe, pero sólo en tanto terminal; esa terminal individual se encuentra en la posición de
consumidor de subjetividad. Consume sistemas de representación, de sensibilidad, etc., que no
tienen nada que ver con categorías naturales universales.
Está claro que no son dos individuos, un emisor y un receptor, los que inventan el lenguaje en el
momento en el que están hablando. Existe el lenguaje como hecho social y existe el individuo
hablante. Lo mismo ocurre con todos los hechos de subjetividad. La subjetividad es esencialmente
social, asumida y vivida por individuos en sus existencias particulares. El modo por el cual los
individuos viven esa subjetividad oscila ente dos extremos:
• en una relación de alienación y opresión (el individuo se somete a la subjetividad tal como la
recibe), generando homogeneidad (según ciertos modos hegemónicamente establecidos
inconscientemente)
• en una relación de expresión y creación (el individuo se reapropia de los componentes de la
subjetividad, produciendo un proceso de singularización), implica la ampliación de los límites
de la “libertad” y deriva en producciones singulares (posibilidad de fugarse).
Es la subjetividad individual la que resulta de un entrecruzamiento de determinaciones colectivas
de varias especies, no sólo sociales, sino económicas, tecnológicas, de medios de comunicación
de masas, entre otras.
La subjetividad colectiva no es el resultado de la suma de subjetividades individuales. El proceso
de singularización de la subjetividad se hace confiriendo, asociando, uniendo dimensiones de
diferentes especies.

➤ Fernández (1999). Notas para la constitución de un campo de


problemas de la subjetividad
Ana María Fernández, por su parte, nos propone algunos elementos constitutivos de una “caja de
herramientas” para desarticular las perspectivas dualistas, que a su vez pretenden abordar
fenómenos complejos desde una perspectiva unidisciplinaria totalizante.
La de-construcción de J.Derrida, puede considerarse una herramienta fructífera para quebrar el
hábito de pensar las categorías conceptuales como ahistóricas y universales. No quiere decir
aniquilar ni sepultar en el pasado los conceptos de la tradición, sino atender a lo que ellos han
omitido, a lo no pensado. Deconstruir es desmontar, problematizar la relación inmediata y “natural”
del pensamiento unido a la verdad y el sentido. Supone una rigurosa problematización de los
supuestos hegemónicos, que legitiman la búsqueda y garantía del origen, como fundamento último
de la razón patriarcal. Hace visible que las oposiciones no son naturales, sino construidas.
Otra herramienta es el análisis genealógico de Foucault, que permite encontrar los puentes entre
las narrativas teóricas y los dispositivos histórico-sociales-políticos-subjetivos que sostienen.
El criterio de elucidación crítica de Castoriadis es otra de las herramientas útiles. Elucidar es el
trabajo por el cual las personas intentan pensar lo que hacen y saber lo que piensan. Problematizar
es abrir a la crítica, desde las respuestas poder reconstruir preguntas, para poder indagar en las
impensables. Elucidar se tratará de pensar sobre lo hecho, mientras se buscará conocer con mayor
precisión eso que como hecho deberá ser deshecho, para entender su irradiada composición,
otorgando a la actividad de-constructiva un lugar central en la tarea de elucidación. Este criterio
propuesto, se sostiene en abrir interrogaciones sobre los enunciados y sus prácticas, permitiendo
pensar los problemas de otro modo. Se propone un doble camino: de de-construcción y re-
construcción de teorías y prácticas. Elucidación se propone crítica y por lo tanto, ética. El
contrapunto y la interrogación como método para que las teorías mantengan su vigor en la
subversión de aquello que se ha cristalizado como obvio.
¿Qué pueden tener en común estas herramientas? ¿En qué son útiles para un campo de la
subjetividad? Con ellas se puede operar críticamente respecto de:
• La institución de regímenes de verdad en las teorías
• Permiten desmontar que se han cristalizado en cuerpos de doctrina
• Abren visibilidad y consiguiente enunciabilidad, permitiendo nuevas teorizaciones
• Permiten pensar problemas y no dejan instituir sistemas
• Permiten pensar con criterios multireferenciales y no unidisciplinarios
• No anulan los campos unidisciplinarios, sino que relativizan los efectos de verdad que estos
instituyen
Un criterio transdisciplinario supone replantear varias cuestiones. En primer lugar, un trabajo de
elucidación crítica sobre los cuerpos teóricos involucrados, que desdibuje una intención legitimante
de lo que ya se sabe, para poder desplegar la interrogación de hasta dónde sería posible pensar
de otro modo. Implica así mismo, el abandono de cuerpos nocionales hegemónicos de disciplinas
“reinas” a cuyos postulados, códigos y orden de determinaciones, se subordinan disciplinas
satelizadas. Los criterios transdisciplinarios se sustentan a partir de una elucidación crítica de este
tipo de totalizaciones, buscando nuevas formas de articular lo uno y lo múltiple.
MÓDULO 2: La Psicología (social) como disciplina para el gobierno de la vida
➤ Gallo (2011). La gubernamentalidad y las psicociencias
El texto de Jairo Gallo Acosta, considera a partir de Foucault y otros autores, la inscripción de las
disciplinas “psi” y en particular de lo que denomina “psicociencias” en relación al surgimiento y
desarrollo de un biopoder (un poder centrado en la vida) que implica el empleo de determinadas
tecnologías de gobierno. Esto implica no solamente al gobierno de los cuerpos (y “mentes”) a partir
de instituciones (el hospital psiquiátrico, el ejército, la fábrica), sino también al gobierno de si mismo.
Foucault señala que en el siglo XVIII algo vino a instaurarse, una nueva técnica de gobierno: donde
se pasa de la dominación (soberanía) de unos subordinados para el bien del mismo soberano, al
bien común, el bien del pueblo, la felicidad de la población.
Define gobernar, desde la razón de Estado, como actuar de tal modo que el Estado pueda llegar a
ser sólido y permanente, rico y fuerte ante amenazas o destrucciones.
En esta razón gubernamental también comienza a desaparecer los dispositivos de control o
disciplinarios y comienzan a aparecer los dispositivos de seguridad, internos y externos, policía y
los externos al ejército.
Foucault comenta que los dispositivos de seguridad no se dirigen a la normatización de los cuerpos,
sino a normalizar un acontecimiento (la escasez, el hambre, las epidemias), allí opera la estadística.
Gobernar significa gestionar: la enfermedad, la criminalidad, la escasez, la violencia intrafamiliar.
No se trata de disciplinar o eliminar, sino de gobernar (administrar y gestionar), logrando la
normalización del acontecimiento. La cuestión será reducir los índices, los riesgos.
La gubernamentalidad no solo abarca el gobierno del Estado y de las instituciones, sino el gobierno
de sí. En el liberalismo se propone que los sujetos se comiencen a gobernar a sí mismos: ser
empresario de sí mismo, de su vida, multiplicando el modelo económico al individuo y familia, a sus
relaciones sociales.
Los estímulos de hoy comienzan a ser del tipo “que no decaiga” “vos podes con todo”. Se da un
bombardeo de mierda. El poder ya no es externo a nada.
La libertad se va conjugando con los nuevos dispositivos de seguridad y allí la población es el
objetivo principal, organizar la población para el trabajo y para la circulación a esos trabajos en las
ciudades.
El problema no es la obediencia y sus formas de legitimización, sino eso que Foucault llama la
nueva ontología de la “vida en la historia”, que “hacer valer la libertad del sujeto” en la constitución
de la relación consigo y en la constitución de la relación con los otros. Libertad y vida, nuevas
formas de poder que trastocan los antiguos dispositivos de control y soberanía. La biopolítica es
entonces la coordinación estratégica de estas relaciones de poder, dirigidas a que los seres vivos
produzcan más fuerza; una relación estratégica y no un poder de decir la ley o fundir la soberanía.
La política se entrelaza con lo terapéutico y los discursos psi, capitalizando todas las esferas de la
vida de los sujetos. Aquí se puede analizar al Estado promoviendo el individualismo liberal y
capitalista, donde se invoca el “yo puedo” o el “yo puedo solo” y así se construye un presente
perpetuo, donde hay que estar feliz, y el mañana será un nuevo presente con igual o mayor
felicidad; por eso no hay cabida para la muerte. Comienza a circular el pensamiento positivo, la
esperanza, la autorrealización, la autosuperación, la autoayuda.
Las emociones y los afectos pasan a convertirse en una mercancía más, la cual se puede consumir,
comprar y vender con tal que alguien pueda alcanzarla y así llegar a ser feliz o mejor.
Internet es la mejor manera de evidenciar que las identidades se muestran por medio de un perfil,
donde se venden personalidades, seres sociales, seres autorrealizados consigo mismo y con los
demás (ej: instagram).
La obligación de los ciudadanos de convertirse en sujetos responsables, en individuos que deben
“realizarse a sí mismos”, constituye una de las características de la gubernamentalidad en las
sociedades neoliberales.
La gubernamentalidad pasó a convertirse en una administración de la conducta.
Las psicociencias tomaron el camino de la prefectura de policía, queriendo legitimar un presente
(regímenes de verdad), posicionándose como guardianes de ese régimen. Ejercen la función de
gendarmes en las fronteras de la disciplina. Desempeñan su papel estableciendo una división entre
lo que se puede decir y lo que no, entre lo pensable y lo impensable.
Al colocarse como gendarmes, protegen y brindan seguridad mediante la elaboración de una gran
variedad de técnicas y prácticas para disciplinar, vigilar, formar y administrar a las poblaciones.
Así, las técnicas y los dispositivos creados para gobernar la conducta se incorporaron a la
psicología, y la gubernamentalidad se psicologizó, mejorando la capacidad de los individuos para
ejercer autoridad sobre ellos mismos; esto lo convierte en la forma más poderosa de gobernar. La
autoridad no es un soberano, sino un experto psi, que desea el bienestar y la felicidad para todas:
el autogobierno, porque no hay mejor gobernante para un sujeto que él mismo.

➤ Fernández (1986). El campo grupal: notas para una genealogía


La autora nos aporta un trabajo genealógico que ubica la emergencia del interés por los grupos
pequeños y las relaciones humanas. La idea de que el grupo es más que la suma de sus partes es
vinculable la teoría de la Gestalt, pero también a sus antecedentes sobre el “alma colectiva”. Estos
desarrollos dan lugar a lo que la autora denomina como “primer momento epistémico” en el abordaje
de los grupos, con un conjunto de teorías y tecnologías sociales orientadas a la mejor gestión de lo
colectivo.
Aparece una moral de grupo, esta demostraba la relación positiva entre productividad y actitud del
grupo, respecto a la empresa. Se comienza a asociar la idea de grupo con los intercambios
afectivos, esto da como consecuencia un plus en dicho grupo, que quedará en evidencia por sus
efectos: mayor rendimiento.
La teoría de la Gestalt había demostrado que la percepción y el hábito no se apoyan en elementos,
sino en “estructuras”. Evidenció mediante experimentos cómo en ciertas condiciones “el todo es
más que la suma de las partes”.
Dirá que el grupo democrático, al alcanzar más fácilmente el equilibrio interno, es más constructivo
en sus actividades.
A partir de allí, Kurt Lewin comienza a desarrollar sus hipótesis centrales sobre los grupos: el grupo
es un todo, cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes. El grupo y su ambiente
constituyen un campo social dinámico, cuyos principales elementos son los subgrupos, los
miembros, los canales de comunicación, las barreras. Modificando un elemento, se puede modificar
la estructura.
Para Kurt Lewin, el grupo es: una realidad irreductible a los individuos que la componen, más allá
de las similitudes o diferencias de objetivos o temperamentos que pudieran presentar sus
miembros. Es un específico sistema de interdependencia, tanto entre los miembros del grupo, como
entre los elementos del campo (finalidad, normas, percepción del mundo externo, división de roles,
status, etc). Es un conjunto de personas reunidas por razones experimentales o de su vida diaria,
para realizar algo en común y que establecen relaciones entre sí; conformarán una totalidad que
produce mayores efectos, que los mismos individuos aislados.
El funcionamiento del grupo se explica por el sistema de interdependencia propio de dicho grupo
en determinado momento; en esto reside el sistema de fuerzas que lo impulsa, es decir, su
dinámica. El clima grupal, favorece para mejor o para peor lo que haga el grupo.
El pequeño grupo permite vencer las resistencias al cambio y provoca la evolución de las
estructuras del campo social (fábrica, consumidores, opinión pública, etc).
Tomar una decisión en grupo compromete más a la acción que una decisión individual; es más fácil
cambiar las ideas y las normas de un grupo pequeño, que las de los individuos aislados. Puede
haber una adhesión o una resistencia al cambio (ej: los hábitos de consumo).
Los nuevos problemas ya no pueden ser resueltos mediante las técnicas de racionalización; exigen
la intervención de nuevos especialistas, de tal modo que a la persona ingeniera-organizadora
suceden los técnicos en grupos, las expertas en relaciones humanas, quienes se adelantaron a
elaborar las frustraciones que la crisis de los años treinta agravaría para las mayorías de la sociedad
norteamericana.
Desde E. Mayo y K. Lewin, se organiza una disciplina: la dinámica de grupos. Formación que, en
un momento histórico determinado, ha tenido como función principal responder a una urgencia:
mantener y mejorar el nivel de producción de la gran empresa estimulando las relaciones informales
entre los operarios.
Dispositivo de los grupos: criterios en virtud de los cuales comenzó a pensarse en artificios grupales
para “resolver” algunos conflictos que se generaban en las relaciones sociales. Las tecnologías
previamente existentes son consideradas ineficaces; los conflictos puestos de manifiesto exigen
otras formas de intervención y especialistas adecuados a tales fines.
Dispositivos grupales: diversas modalidades de trabajo con grupos. Virtualidades específicas,
artificios locales de los que se espera determinados efectos.

➤ Crespo (1995). Introducción a la Psicología Social, apartado “Los


inicios de la Psicología Social”
Eduardo Crespo ubica alguna de las condiciones históricas de surgimiento de esas primeras
“psicologías sociales” a partir de la conformación de estados nacionales europeos, revolución
industrial, movimientos obreros revolucionarios y una creciente preocupación por sistematizar y
comprender lo que se pensaba como un “alma colectiva” opuesta al individuo. De allí surgen las
vertientes de la psicología de los pueblos y la psicología de las masas.
La psicología social se constituye a finales del siglo XIX y principios del XX como una ciencia
interesada en el comportamiento colectivo. Este interés se deriva directamente de los
acontecimientos sociales de la época. La psicología colectiva tiene dos vertientes o focos de
interés:
• La psicología de los pueblos (Wundt): es la idea de colectivo, comunidad o pueblo, más que
la de sociedad, que se vincula al estudio del lenguaje, de la lengua. Es la lengua nacional,
el idioma, la que posee una forma verbal interna, un modo característico de construcción de
los contenidos del conocimiento. Consideraba Wundt (1912) que, unido al lenguaje, va el
pensamiento. Orientada a comprender las características psicológicas del ser colectivo de
un pueblo-nación, en directa relación con la lengua y el folclore.
• La psicología de las masas (Le Bon): pretende comprender la función que los procesos
psicológicos y emocionales, tienen en el desarrollo de las agrupaciones humanas
transitorias, como son las masas o las muchedumbres. Se orienta a descubrir cómo los
individuos de transforman cuando participan en grupos.
La idea general de Le Bon es que, en ciertas circunstancias, una aglomeración de personas posee
caracteres nuevos muy diferentes de los individuos que componen esa aglomeración y que, poco
aptas para el razonamiento, las multitudes son, muy aptas para la acción.
La multitud implica un desvanecimiento de la personalidad de los individuos que la componen, el
rebajamiento intelectual de estos y el establecimiento de un predominio de los sentimientos, que
pueden ser tanto heroicos como criminales. En cualquier caso, las muchedumbres son primarias,
impulsivas, conservadoras y sugestionables. Sus convicciones tienen el carácter de lo religioso, por
su sumisión a una voluntad exterior. Están a merced de personas dotadas de prestigio.
Las masas admiten o rechazan las ideas en bloque, no soportan discusión o contradicción y son
impresionables por la imaginación, lo que les hace que carezcan de sentido de la verosimilitud y
que les atraiga lo maravilloso y legendario.
Le Bon dirá que “un individuo en una multitud es como un grano de arena que el viento maneja
como quiere”, se refiere a que, al participar en una masa, es como si una retrocediera
evolutivamente, se transformara en un ser primitivo y cualquiera puede hacer con este lo que
quisiera.

➤ Freud (1993 [1921]) Psicología de las masas y análisis del yo


El texto de Freud, partiendo de la crítica a Le Bon, propone pensar cómo las formaciones colectivas
nos constituyen y nos posibilitan ser humanos. Sitúa las características de las masas interrogando
a las mismas como presencia o reunión, y nos lleva a ubicar las condiciones que hacen posible su
constitución: los lazos libidinales y los procesos identificatorios.
La relación del individuo con todos los vínculos que han sido indagaos preferentemente por el
psicoanálisis (madre, hermanos, maestro, médica, etc), tienen derecho a reclamar que se los
considere fenómenos sociales. El individuo experimenta el influjo de una persona única o un
número muy pequeño de ellas, cada una de las cuales ha adquirido una enorme importancia para
él.
La psicología de las masas trata del individuo como miembro de un linaje, de un pueblo, de una
casta, de un estamento, de una institución, o como integrante de una multitud organizada en forma
de masa durante cierto lapso y para determinado fin.
La psicología, tendría que explicar el hecho sorprendente de que ese individuo a quien había
llegado a comprender siente, piensa y actúa de manera enteramente diversa de la que se esperaba
cuando se encuentra bajo una determinada condición: su inclusión en una multitud que ha adquirido
la propiedad de una “masa psicológica”.
Le Bon dice que, el rasgo más notable de una masa psicológica es que, cualesquiera que sean los
individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser su modo de vida, sus
ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el mero hecho de hallarse transformados en una masa,
los dota de una especie de alma colectiva, en virtud de la cual sienten, piensan y actúan de manera
enteramente distinta de como sentiría, pensaría y actuaría cada uno de ellos en forma aislada.
En la masa, opina Le Bon, desaparecen las adquisiciones de los individuos y, por lo tanto, su
peculiaridad. Muestran nuevas propiedades que no habían poseído hasta entonces. El individuo
adquiere, por el solo hecho del número, un sentimiento de poder invencible que le permite
entregarse a instintos que, de estar solo, habría sujetado forzosamente. Y tendría tanto menos
motivo para controlarse cuanto que, por ser la masa anónima, y por ende irresponsable,
desaparece totalmente el sentimiento de la responsabilidad que frena de continuo a los individuos.
El contagio contribuye igualmente a hacer que en las masas se exterioricen rasgos especiales y, al
mismo tiempo, a marcar la orientación de estos. En la multitud, todo sentimiento y todo acto son
contagiosos, y en grado tan alto que el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al
interés colectivo. La sugetionabilidad, propio de la masa, hace que el individuo inmerso durante
cierto lapso en ella, se encuentre en un estado singular muy próximo a la fascinación en que cae el
hipnotizado bajo la influencia del hipnotizador. La personalidad consciente ha desaparecido por
completo, la voluntad y el discernimiento quedan abolidos. Sentimientos y pensamientos se
orientan en la dirección que les imprime el hipnotizador. No tiene ya consciencia de sus actos. Bajo
la influencia de una sugestión, un impulso irresistible lo llevará a ejecutar ciertos actos.
Los principales rasgos del individuo integrante de la masa, dirá Le Bon que son: la desaparición de
la personalidad consciente, de los sentimientos e ideas en el mismo sentido por sugestión y
contagio, y la tendencia a transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas. El individuo
deja de ser él mismo; se ha convertido en un autómata carente de voluntad. Tan pronto como unas
personas se encuentren reunidas en cierto número, se ponen instintivamente bajo la autoridad de
un jefe; tiene tal sed de obedecer que se subordina a cualquiera que se designe su señor. Este
tiene que estar fascinado por una intensa creencia (en una idea); debe poseer una voluntad
poderosa, imponente, que la masa sin voluntad le acepta. A los conductores de las masas, se les
atribuye un poder donde predomina el prestigio, este paraliza por completo la capacidad de crítica
y nos llena de asombro y respeto.
Desde nuestro punto de vista, nos bastaría con decir que, el individuo, al entrar en la masa, queda
sometido a condiciones que le permiten echar por tierra a las represiones de sus mociones
pulsionales inconscientes. La desaparición de la conciencia moral o del sentimiento de
responsabilidad no ofrece dificultad alguna para nuestra concepción.
La masa es impulsiva, voluble y excitable. Es guiada casi con exclusividad por el inconciente. Los
impulsos a los que obedece pueden ser, según las circunstancias, nobles o crueles, heroicos o
cobardes; pero son tan autoritarios que nunca se impone lo personal, ni siquiera el interés por la
autoconservación. Nada en ella es premeditado; es incapaz de una voluntad perseverante. No
soporta la dilatación entre su apetito y la realización de lo apetecido. Abriga un sentimiento de
omnipotencia, el concepto de lo imposible desaparece para el individuo inmerso en la masa.
La masa es extraordinariamente influible y crédula; es acrítica, lo improbable no existe para ella.
Ninguna instancia racional mide su acuerdo con la realidad. Los sentimientos de la masa son
siempre muy simples y exaltados. No conoce la duda ni la incerteza.
Inclinada ella misma a todos sus extremos, la masa solo es excitada por estímulos desmedidos.
Quien quiera influirla no necesita presentarle argumentos lógicos, tiene que pintarle las imágenes
más vivas, exagerar y repetir siempre lo mismo. Es tan intolerante como obediente a la autoridad.
Está sujeta al poder verdaderamente mágico de las palabras, estas provocan tormentas, pero
también pueden apaciguarlas.
Las masas nunca conocieron la sed de la verdad. Piden ilusiones, a las que no pueden renunciar.
Lo irreal siempre prevalece sobre lo real, lo irreal las influye casi con la misma fuerza que lo real.
Freud hace unas distinciones:
• Muchedumbre efímera: es una numerosidad espontánea, satisfacen una misma motivación
(ej: una playa en enero, la feria Tristán)
• Muchedumbre organizada: es una numerosidad acordada, con objetivos comunes (ej: una
marcha)
• Masa: no remite a la numerosidad, sino a una formación indiferenciada donde hay lazos; se
anula la diferencia, es aplanada
• Multitud: innumerables singularidades que actúan en común y siguen siendo diferentes
Lo relevante de las masas, dirá Freud, es aquello que las une:
• La líbido: concepto de amor extenso, que liga a los miembros entre sí y con el líder, proviene
de la teoría de la afectividad. La capacidad de afectar y de ser afectado
• Las identificaciones: son procesos inconscientes, la primera manifestación de enlace
afectivo, una condición de posibilidad para que haya sujeto

➤ Raggio (1996) Prólogo


En vinculación con este último texto está el prólogo, escrito por Alejandro Raggio, al texto La
Explosión del sujeto. En el mismo el autor ensaya una mirada crítica acerca de ciertos modos de
concebir el psicoanálisis que sostienen perspectivas dualistas entre lo psíquico y lo social, y abona
el punto de vista de lo social como constituyente del “psiquismo”.
Ya no habrá para nosotros un “afuera” social que, en el mejor de los casos, se limitará a “influenciar”
o “producir efectos” en un inmaculado “adentro” psíquico. Lo social es, el material mismo con el
cual está constituida nuestra “interioridad”.
Lo social no es algo “externo” al supuesto “sujeto psíquico”, es la materia misma con la cual está
conformado.

➤ Hardt, Negri (2005). Multitud


El texto de Hardt y Negri, produce una mirada acerca de la subjetivación en el mundo
contemporáneo, habilitando a construir un modo distinto del porvenir, en la valoración de la
posibilidad del encuentro: se trata de la multitud en el sentido de constitución de acciones a partir
del sostén de la diferencia.
Hoy en día sólo es posible conducir la acción política encaminada a la transformación y a la
liberación sobre la base de la multitud.
El pueblo es uno, sintetiza o reduce las diferencias sociales en una identidad.
La multitud no está unificada, es plural y múltiple; se compone de un conjunto de singularidades.
Los componentes de las masas, de las turbas, de las gentes, no son singularidades, como lo
evidencia el hecho de que sus diferencias desaparecen fácilmente en la indiferenciación del
conjunto. Estos sujetos sociales son pasivos, no son capaces de actuar por sí mismos, necesitan
ser conducidos. No actúan por voluntad propia, son muy vulnerables a la manipulación externa.
Solo uno puede mandar; hay una cabeza que manda y unos miembros que obedecen (ej: la
religión).
Con el término multitud en cambio, se designa a sujetos sociales activos, actúan partiendo de lo
común, de lo compartido por esas singularidades. Los sujetos son internamente diferentes y
múltiples, cuya acción no se funda en la identidad ni en la unidad, sino en lo que hay en común.
Solo pueden ser mandados, pero no mandar. Es carne viva que se gobierna autónomamente a sí
misma. Su desafío es el de la democracia, es el único sujeto social capaz de realizar la democracia,
el gobierno de todos por todos. Apuntan a transformar el mundo radicalmente (ej: una macha
feminista, antirracista, antiespecista).
MÓDULO 3: Respuestas teóricas a los dualismos: del Interaccionismo
Simbólico al Socioconstruccionismo
El interaccionismo simbólico es una perspectiva cuya emergencia puede ser ubicada en la
ciudad de Chicago, EEUU; esta última se caracterizó́ , a principios del S. XX, por ser una ciudad
“moderna”, de nuevo tipo, habitada por muchos inmigrantes (lo que implicó cruce de culturas,
religiones, etc.), con un movimiento industrial pujante, y que funcionó como laboratorio social para
el desarrollo de una sociología y una psicología peculiar, critica, universitaria, y abocada a la
articulación de la investigación con la acción social. Entre otras, el IS sostuvo la idea de que las
conductas individuales son inseparables de las condiciones de vida en las que los individuos se
desenvuelven.
Una de las derivas del IS puede ser ubicada en el París de fines de la década de 1950 es la Teoría
de las Representaciones Sociales. Serge Moscovici (1925.2014) es considerado su creador, a
partir de su conocido estudio sobre las Representaciones Sociales (RRSS) del Psicoanálisis en la
sociedad francesa de la época. Uno de los principales aportes de esta teoría es el valor que otorga
al conocimiento que se produce en la vida cotidiana, en las interacciones que establecemos entre
las personas, es decir, a lo que se denomina “sentido común”, y a sus efectos en las prácticas que
desarrollamos.
El experimentalismo y el posicionamiento acrítico de la PS académica comienza a recibir cada vez
más cuestionamientos de parte de jóvenes académicos impactados por un mundo convulsionado
(década de 1960) al que esa disciplina no daba respuestas, incluso posicionándose en términos
conservadores y orientados a la manipulación. Esto da lugar a la llamada “Crisis de la Psicología
Social ”.

➤ Moscovici (1979). La representación social: un concepto perdido


Moscovici ubica las Representaciones Sociales en la articulación entre lo simbólico y la acción. Da
cuenta de su proceso de conformación, de cómo se produce el pasaje de lo extraño a lo familiar,
del conocimiento indirecto al conocimiento directo y la apropiación del mundo exterior, es decir, de
cómo nos convertimos en “sabios aficionados” en relación a determinados campos del saber que
en un principio nos resultan extraños y ajenos.
Las RRSS circulan, se cruzan y se cristalizan sin cesar en nuestro universo cotidiano a través de
una palabra, un gesto, un encuentro. Son solo una de las vías para captar el mundo concreto,
circunscripta en sus fundamentos y en sus consecuencias.
Las huellas, tanto sociales como intelectuales, de representaciones formadas en sociedades donde
la ciencia, la técnica y la filosofía están presentes, sufren la influencia de estas y se constituyen en
su prolongación o se oponen a ellas.
“El valor que atribuimos a la ciencia -escribía Durkheim- depende en suma, de la idea que nos
hacemos colectivamente de su naturaleza y de su papel en la vida; expresa un estado de opinión”.
Las RRSS por su parte, proceden por observaciones, por análisis de estas observaciones, se
apropian a diestra y siniestra de nociones y lenguajes de las ciencias o de las filosofías, y extraen
las conclusiones.
Cuando hablamos de RRSS, no hay un corte dado entre el universo exterior y el universo del
individuo (o del grupo); depende de la actitud y de la experiencia inherente. Se constituye al sujeto,
porque se sitúa en el universo social y material según la organización que se dé o acepte de lo real.
Una RS es una “preparación para la acción”: guía el comportamiento, remodela y reconstituye los
elementos del medio en el que el comportamiento debe tener lugar. Le da sentido al
comportamiento, a integrarlo en una red de relaciones donde está ligado a su objeto.
Proporciona las nociones, las teorías y el fondo de observaciones que hacen estables y eficaces a
estas relaciones.
Las RRSS son conjuntos dinámicos, su característica es la producción de comportamientos y de
relaciones con el medio, es una acción que modifica a ambos y no una reproducción de esos
comportamientos o de esas relaciones, ni una reacción a un estímulo exterior dado.
Son sistemas que tienen una lógica y un lenguaje particulares, una estructura de implicaciones que
se refieren tanto a valores, como a conceptos, un estilo de discurso que le es propio. No las
consideramos “opiniones sobre” o “imágenes de”, sino “teorías” de las “ciencias colectivas”
destinadas a interpretar y a construir lo real.
La representación no es una instancia intermediaria entre el interior y el exterior, sino un proceso
que hace que hace que el concepto y la percepción sean intercambiables, porque se engendran
recíprocamente.
Las representaciones individuales o sociales hacen que el mundo sea lo que pensamos que es o
que debe ser.
Hay que hacer familiar lo insólito e insólito lo familiar, cambiar todo el universo conservándolo como
nuestro universo. Esto solo es posible haciendo pasar (como a través de vasos comunicantes)
lenguajes y saberes, desde las regiones donde hay abundancia, hacia las regiones donde hay
escasez (y recíprocamente).
La naturaleza de la representación es la de un proceso psíquico, apto para volver familiar, situar y
hacer presente en nuestro universo interno, lo que se halla a cierta distancia de nosotros, lo que de
alguna manera está ausente.
Toda representación es la representación de una cosa. Por ejemplo, el humo que traduce la
existencia de un fuego es lo representante, porque no se lo percibe como “humo” sino como
equivalente o sustituto del fuego en el que está integrado. Representar un objeto es al mismo tiempo
conferirle la categoría de un signo, conocerlo haciéndolo significante. Lo dominamos de un modo
particular y lo internalizamos, lo hacemos nuestro.
En la vida social con frecuencia se viven situaciones en las que “cada persona es la representación
de una persona”. Así, por ejemplo, un niño de una familia rica o conocida siempre es percibido por
los otros no como un individuo singular y autónomo, sino como “el hijo de” (otro ejemplo puede ser
percibir “el cantante de márama” y no a agustín casanova, la persona misma).
La representación es la que permite atribuir a toda figura, un sentido, y a todo sentido una figura.
➤ Mora (2002). La teoría de las RRSS de Serge Moscovici
Mora plantea por qué y para qué son necesarias las RRSS y cuáles son sus condiciones de
emergencia (qué es lo que las hace posibles). Describe las dimensiones que las componen; y su
dinámica en términos de objetivación y anclaje.
Dentro de los antecedentes teóricos que estructuran el modelo de las RRSS hay tres influencias
básicas: la etnopsicología de Wundt; el interaccionismo simbólico de Mead y el concepto de
representaciones colectivas de Durkheim.
Mead rechaza analizar el espacio interior de los individuos, planteando la pertinencia de un espacio
de realidad en las mediaciones; un espacio interactivo no biológico, sino social, que es percibido
en términos de significaciones, puesto que su materia es el símbolo. Toma como unidad de análisis
lo que denomina el acto social (cuando pasa algo efectivamente). Su argumento básico es que, en
este espacio interactivo, radican los símbolos y sus significados, por lo que sólo ahí puede formarse
el espíritu conformado en el proceso de la comunicación.
Mead enfatiza dos características de esta interacción: quien se comunica puede comunicarse
consigo mismo; esta comunicación crea la realidad. “Yo no hablo, sin hablarme a mí también”.
El concepto de “habla significante” alude a que el proceso de dirigirse a otra persona es un proceso
de dirigirse también a uno mismo y de provocar en sí, la reacción que provoca en el otro.
Coloca la intersubjetividad dentro de lo que llama “conversación interior”: el pensamiento constituido
por tres interlocutores: el Yo, el Mí y el Otro.
• El Yo que actúa, que se aparece, que emerge de repente y sin aviso.
• El Mí que constituye el percatamiento de lo que hizo el Yo.
• El Otro es el bagaje de criterios con los que cuenta el Mí para evaluar los actos espontáneos
del Yo; es generalizado, responde a la colectividad, a la realidad social, a la comunicación
en la cual el Yo y el Mí existen.
La RS es una modalidad particular del conocimiento, su función es la elaboración de los
comportamientos y la comunicación entre los individuos.
Es el conocimiento de sentido común que tiene como objetivos comunicar, estar al día y sentirse
dentro del ambiente social, se origina en el intercambio de comunicaciones del grupo social. Es una
forma de conocimiento a través de la cual, quien conoce se coloca dentro de lo que conoce. Es una
forma de pensamiento social.
Siguiendo a Robert Farr, dirá que aparecen cuando las personas debaten temas de interés mutuo
o cuando existe el eco de los acontecimientos seleccionados como significativos o dignos de interés
por quienes tienen el control de los medios de comunicación. Tienen una doble función: hacer que
lo extraño resulte familiar y lo invisible perceptible, ya que lo insólito o lo desconocido son
amenazantes cuando no se tiene una categoría para clasificarlos.
Dice que las RRSS son sistemas cognoscitivos con una lógica y un lenguaje propio. Sistemas de
valores, ideas y prácticas con una función doble: establecer un orden que permita a los individuos
orientarse en su mundo material-social y dominarlo; posibilitar la comunicación entre los miembros
de una comunidad proporcionándoles un código para el intercambio social y un código para
nombrar y clasificar sin ambigüedades los diversos aspectos de su mundo y de su historia individual
y grupal.
Siguiendo a María Banchs, dirá que las RRSS son una forma de reconstrucción mental de la
realidad, generada en el intercambio de informaciones entre sujetos.
Condiciones de emergencia. ¿Qué hace posible una RS?
1. Dispersión de la información
La multiplicidad y desigualdad cualitativa entre las fuentes de información (que disponen la mayor
parte de las personas) con relación a la cantidad de campos de interés, vuelven precarios los
vínculos entre los juicios, y por ende, compleja la tarea de buscar todas las informaciones y
relacionarlas.
2. Focalización (del sujeto individual y colectivo)
Una persona o una colectividad se focalizan porque están implicadas en la interacción social, como
hechos que conmueven los juicios o las opiniones. Aparecen como fenómenos a los que se debe
mirar detenidamente.
3. Presión a la inferencia (del objeto socialmente definido)
Socialmente se da una presión que reclama opiniones, posturas y acciones acerca de los hechos
que están focalizados por el interés público. En la vida corriente, las circunstancias y las relaciones
sociales, exigen del individuo o de grupo social que sean capaces en todo momento de estar en
situación de responder. Para Banchs, el propósito crucial es no quedar excluido del ámbito de las
conversaciones, sino poder realizar inferencias rápidas, opiniones al respecto y un discurso más o
menos desarrollado. Existe la obligación de emitir opiniones, sacar conclusiones o posicionarse al
respecto de temas controversiales, considerados de actualidad en los círculos sociales de
pertenencia.
Dimensiones de la RS
1. La información
Es la organización o suma de conocimientos con que cuenta un grupo acerca de un acontecimiento,
hecho o fenómeno de naturaleza social. Conocimientos que muestran particularidades en cuanto a
cantidad y calidad de los mismos; carácter estereotipado o difundido sin soporte explícito; trivialidad
u originalidad en su caso. Estos conocimientos varían en volumen, calidad, fuentes.
2. El campo de representación
Es la organización del contenido de la representación en forma jerarquizada, variando de grupo a
grupo e inclusive al interior del mismo grupo. Permite visualizar el carácter del contenido, las
propiedades cualitativas o imaginativas, en un campo que integra informaciones en un nuevo nivel
de organización en relación a sus fuentes inmediatas. Un ejemplo son las drogas, se jerarquizan
en peores o mejores.
3. La actitud
Es la orientación favorable o desfavorable en relación con el objeto de la RS. Se puede considerar
el componente más aparente, fáctico y conductual de la representación; es la dimensión que suele
resultar más generosamente estudiada por su implicación comportamental y de motivación. Es la
dirección valorativa que se tiene del objeto.
Es razonable concluir que: nos informamos y nos representamos una cosa, únicamente después
de haber tomado posición y en función de dicha posición tomada.
Dinámica de una RS. ¿Cómo se construyen?
1. Objetivación
Selección y descontextualización de los elementos hasta formar un núcleo figurativo que se
naturaliza enseguida. Lo abstracto, como suma de elementos descontextualizados, debe tornarse
una imagen más o menos consistente en la que los aspectos metafóricos ayuden a identificarla con
mayor nitidez. Pone a disposición del público una imagen o esquema concreto, a partir de un ente
abstracto o poco tangible, como lo es una teoría o una concepción científica. Se trata de hacer algo
complejo, fácil, manejable. Por ejemplo: el COVID 19 pasó a llamarse “el bicho” para ciertos
niños/as.
2. Anclaje
La RS se liga con el marco de referencia de la colectividad y es un instrumento útil para interpretar
la realidad y actuar sobre ella. A través de este proceso, la sociedad cambia el objeto social por un
instrumento del cual puede disponer, y este objeto se coloca en una escala de preferencia en las
relaciones sociales existentes. Implica la integración cognitiva del objeto de representación dentro
del sistema preexistente del pensamiento y sus respectivas transformaciones. Se trata de su
inserción orgánica dentro de un pensamiento ya constituido. Genera conclusiones rápidas sobre la
conformidad y la desviación de la nueva información, con respecto al modelo existente y
proporciona marcos ideológicamente constituidos para integrar la representación y sus funciones.
Se inserta eso nuevo en nuestro contexto y es necesario simplificarlo para usarlo.

➤ Crespo (1995). “La crisis en el marco institucional de la PS”


Crespo ubica la crisis de la psicología social como una ruptura con ciertas convenciones sobre el
objeto, el modo y los métodos aceptables para el quehacer científico, cuestionando los
presupuestos epistemológicos específicamente el principio de objetividad, realismo y racionalidad,
propios del pensamiento científico de la modernidad (que en definitiva son problemas ideológicos
y políticos). Ubica a esta crisis, no como una cuestión histórica, sino como proceso de autocrítica y
reflexividad permanente del conocimiento científico.
Se da una crisis metodológica, debido a que la metodología experimental se había mostrado
claramente insuficiente, tanto para responder a cuestiones empíricas como para vincularla
productivamente a una teoría no reduccionista sobre la acción social.
Las cuestiones metodológicas (cómo se puede saber) se convierten con frecuencia en asuntos
epistemológicos (qué se puede saber) y estos son problemas ideológicos y políticos (qué se puede
hacer y con qué legitimidad).
Se habla de una crisis de confianza, de una perdida de seguridad en el propio trabajo, así como de
una necesidad de dedicarse a temas socialmente relevantes. Es una crisis más básica, sobre los
criterios de legitimación y validación social del trabajo de los científicos sociales y de los psicólogos
sociales.
Lo socialmente construido (por ejemplo, el género) se transforma sutilmente en natural y obvio,
haciéndose así opacas las determinaciones sociales de nuestro objeto de estudio, contribuyendo
con ello al mantenimiento de los valores y creencias dominantes y del sistema de relaciones
sociales a la que éstos sirven de apoyo y cemento.
Esta crisis fue una crítica y una serie de cuestionamientos epistemológicos, éticos, políticos, por
parte de estudiantes de la psicología social. Se invita a buscar nuevas formas de generar
conocimientos; se busca repensar la psicología social.
➤ Gergen (2007). El Construccionismo Social y la Práctica Pedagógica
Gergen es uno de los psicólogos sociales que protagonizaron la referida crisis y quien, a su vez,
articulando diversos aportes sienta las bases para la emergencia del socioconstruccionismo en el
campo de la Psicología. Ubica el posicionamiento del socioconstruccionismo respecto a la cuestión
de los dualismos en el campo del conocimiento, a la vez que plantea algunos de los postulados que
definen a este movimiento.
Las creencias acerca del conocimiento informan, justifican y sostienen las prácticas.
Todas las proposiciones con sentido acerca de lo real y de lo bueno, tienen sus orígenes en las
relaciones.
Siguiendo a Wittgenstein, no existe un lenguaje privado (un momento anterior a la relación en el
cual el individuo formule un significado); el lenguaje (y otras acciones) gana su inteligibilidad en su
uso social, cuando se coordina con las acciones de los otros. Las personas pueden llevar a cabo
acciones que tradicionalmente se categorizan como “pensamiento” o “sentimiento”, sin embargo,
estas acciones pueden verse propiamente como formas relacionadas llevadas a cabo en el sitio del
individuo.
Las personas en colectivo interpretan la realidad, se relacionan y construyen el mundo en el que
viven; el lenguaje ocupa un papel central en esto. La realidad es una, nosotras tenemos que crear
y producir un leguaje para conocerla. Un simple acto produce realidad.
Las acciones de una persona (tanto lingüísticas como otras) funcionan como indicadores de
posibles secuencias relacionales: provocan ciertas líneas de acción; el receptor confiere a la acción
inicial una forma potencial de significado, por oposición a muchas otras posibilidades. Por esta
razón, los libros, por ejemplo, no tienen significado hasta que los estudiantes les dan ese privilegio.
Consecuencias significativas
• Indeterminación
La claridad nunca está completa. Cualquier significado establecido está abierto a infinitas
resignificaciones.
• Polivocalidad
Cargamos con nosotros numerosas voces que hemos apropiado del pasado.
• Contextualización
Capacidad de introducir objetos o dar lugar a contextos con los cuales construir significado en
cualquier relación específica.
• Pragmática
• Variedades de construcción
➤ Iñiguez (2005). Nuevos debates, nuevas ideas y nuevas prácticas en la
PS de la era "postconstruccionista"
Iñiguez ubica al “movimiento socioconstruccionista” en el campo de las teorías y psicologías críticas
que se desarrollan a partir de la referida crisis, y a su vez plantea algunos problemas y desafíos
nuevos que se le plantean.
La característica principal del construccionismo social es su posición crítica, su posición de continuo
cuestionamiento de aquello que venimos considerando como obvio, correcto, natural o evidente.
Los elementos que definen una posición construccionista son:
1. Antiesencialismo
Las personas y el mundo social somos el resultado, el producto, de procesos sociales específicos.
2. Relativismo
La “realidad” no existe con independencia del conocimiento que producimos sobre ella o con
independencia de cualquier descripción que hagamos de ella.
3. Cuestionamiento de las verdades generalmente aceptadas
El continuo cuestionamiento de la “verdad”, poniendo en duda sistemáticamente el modo cómo
hemos aprendido a mirar el mundo y a mirarnos a nosotros mismos. Posicionamiento crítico de la
verdad aceptada; pone en duda cómo vemos el mundo.
4. Determinación cultural e histórica del conocimiento y el papel conferido al lenguaje
en la construcción social
La realidad se construye socialmente y los instrumentos con los que se construye son discursivos.

MÓDULO 4: El problema de la producción de subjetividad y la transformación


social
El problema de la producción de subjetividad en vinculación al problema de la transformación social
a partir del aporte de perspectivas críticas con alta incidencia en la configuración de la Psicología
Social en nuestro medio. Estas perspectivas críticas son la Psicología Social Latinoamericana, la
Psicología Social del Río de la Plata, el Institucionalismo y el Post-estructuralismo. Un aspecto
común a ellas es que derivan en propuestas metodológicas de intervención orientadas a la
transformación social.

4.1: psicología social latinoamericana


Su origen se ubica en los años ‘70 del siglo pasado y, al igual que el Socioconstruccionismo, emerge
de lo que ya fue caracterizado como la crisis de la Psicología Social. Esto sucede en América Latina,
en un contexto de conflictividad social como consecuencia de la profundización de las
desigualdades sociales, y de surgimiento de posturas críticas en el marco de las ciencias sociales,
humanas y de la salud (sociología militante, educación popular, filosofía de la liberación, teología
de la liberación, teorías de la dependencia, salud mental comunitaria).
➤ Montero (2004) Origen y desarrollo de la Psicología Comunitaria; el
Paradigma de la Psicología Comunitaria
Montero señala las condiciones de emergencia de la subdisciplina en el mundo anglosajón y realiza
un análisis comparativo con su desarrollo en América Latina. Destaca las particularidades críticas
que adquirió en nuestro continente: el énfasis en la acción transformadora; su procedencia de una
diversidad de fuentes teóricas y disciplinarias; el manejo de metodologías participativas; el
compromiso social de la producción de conocimientos; la redefinición del rol de los profesionales y
su vínculo con los agentes comunitarios.

La Psicología Comunitaria Latinoamericana parte de la acción y de la reflexión sobre la práctica


para construir sus categorías teóricas, sus enfoques metodológicos y sus recursos técnicos. Estos
se sintetizan en lo que Montero definió como Paradigma de la Construcción y la Transformación
Crítica.
Contexto de surgimiento en América Latina
Durante los años 60 y 70 del siglo XX se produce una serie de movimientos sociales que difunden
ideas políticas y económicas; van a influir sobre los modos de hacer y de pensar en las ciencias
sociales. La psicología centrada en los grupos sociales, en la sociedad y en los individuos que la
integran; entiendo al sujeto humano como un ser activo, dinámico, constructor de su realidad, así
como en sus necesidades y expectativas, hacia una concepción distinta de salud y de la
enfermedad, sobre todo del modo de aproximarse a su consideración y tratamiento por los
psicólogos.
En América Latina la Psicología Comunitaria nace a partir de la disconformidad con una psicología
social que se situaba bajo el signo del individualismo y que practicaba con riguroso cuidado la
fragmentación, pero que no daba respuestas a los problemas sociales. Es una psicología que mira
críticamente, desde sus inicios, las experiencias y prácticas psicológicas y el mundo en que surge
y con cuyas circunstancias debe lidiar.
Fueron las condiciones de vida de grandes grupos de la población, su sufrimiento, sus problemas
y la necesidad urgente de intervenir en ellos para producir soluciones y cambios, los que generaron
presión desde su realidad; esta presión se internalizó y reconstruyó por los psicólogos, que se
percataban que el accionar tradicional que aplicaba la psicología era insuficiente, tardío, inocuo,
que se limitaba al mero diagnóstico y a producir intervenciones fuera de foco.
Se va a plantear una forma alternativa de hacer psicología. Se planteaba la necesidad de dar
respuesta inmediata a problemas reales, inaplazables. Comienza a desarrollarse una nueva
práctica, que va a exigir una redefinición tanto de los profesionales de la psicología como de su
objeto de estudio e intervención. Ese nuevo modo de hacer buscaba producir un modelo alternativo
al modelo médico (que hace prevalecer la condición enferma, anormal, de las comunidades con las
cuales se trabaja).
La nueva propuesta partía de los aspectos positivos y de los recursos de esas comunidades,
buscando su desarrollo y su fortalecimiento; centrando en ellos el origen de la acción. Los miembros
de dichas comunidades dejaban de ser considerados como sujetos pasivos de la actividad de los
psicólogos, para ser vistos como actores sociales, constructores de su realidad. El énfasis estará
en la comunidad y no en el fortalecimiento de las instituciones.
Características iniciales en América Latina ¿Qué aspectos la marcaron?
1. La búsqueda de teorías, métodos y prácticas que permitiesen hacer una psicología que
contribuyese no sólo a estudiar, sino a aportar soluciones a los problemas urgentes que
afectaban a las sociedades
2. La redefinición de la psicología social
3. La carencia de una definición
4. Carencia de un lugar académico y profesional propio, hasta la década de los 80
5. Orientación hacia la transformación social para una comunidad con mejor calidad de vida,
mayor satisfacción vital, más posibilidades de expresión y control sobre sus circunstancias
de vida
6. Comprender que surgen y son parte de un espacio y de un tiempo y se dan en relaciones
construidas cada día, colectivamente, en procesos dialécticos de mutua influencia
7. La búsqueda de modelos teóricos y metodológicos que ayudasen a entender y explicar los
fenómenos con los cuales se trabajaba
8. La concepción de que el llamado “sujeto de investigación” es una persona no sujeta a la
voluntad y los designios de quien investiga. Es alguien dinámico, activo, que construye su
realidad. Actor social cuya voz forma parte del conjunto de la vida social, que al ser parte de
la acción y de la investigación que se realizan con su comunidad, tiene derechos y deberes
que lo relacionan con ambas tareas
9. Necesidad de redefinir el rol de los profesionales de la psicología social
La psicología comunitaria nace de una práctica transformadora, que apela a una variedad de
fuentes teóricas para intentar luego (revisando críticamente) elaborar modelos teóricos propios, que
respondan a las realidades con las que se trabaja. Busca generar una metodología basada en la
acción y la participación; que sea una respuesta alternativa a los modos convencionales de estudiar
esos grupos sociales específicos que son las comunidades. Se la planteó como una psicología de
la acción para la transformación, en la cual investigadores y sujetos están del mismo lado en la
relación de estudio, pues ambos forman parte de la misma situación.
La Psicología Comunitaria surge casi al mismo tiempo que el llamado “nuevo paradigma”. Con su
creación se buscaba producir una forma de intervención en los problemas psicosociales, a fin de
hacer una psicología efectivamente social, produciendo transformaciones en las personas y en su
entorno, definidas y dirigidas por esas mismas personas y no desde programas.
El paradigma se expresa en la psicología comunitaria a partir de los modos de hacer, al mismo
tiempo que se definen sus actores, agentes externos e internos, redefiniendo sus roles y señalando
el campo compartido de su acción. A este modelo (modo de hacer y de comprender generador de
nuevo conocimiento) se lo denomina paradigma de la construcción y transformación crítica.
Por paradigma se entiende: un modelo o modo de conocer, que incluye tanto una concepción del
individuo o sujeto cognoscente, como una concepción del mundo en que éste vive y de las
relaciones entre ambos. Es un conjunto sistemático de ideas y de prácticas, que rigen las
interpretaciones acerca de la actividad humana, acerca de sus productores, de su génesis y de sus
efectos sobre las personas y sobre la sociedad, y que señalan modos preferentes de hacer para
conocerlos.
Las dimensiones que integran el paradigma
1. Dimensión ontológica
Concibe al sujeto como un actor social, que posee saberes y tiene capacidad de transformación.
2. Dimensión epistemológica
Refiere a la relación entre sujetos cognoscentes y objetos de conocimiento. El conocimiento se
produce en y por las relaciones. La concepción dialógica y relativista son parte de sus rasgos
principales.
3. Dimensión metodológica
Y su mirada participativa de la producción de conocimiento, donde la investigación y la intervención
son procesos indisociables. Trata sobre los modos empleados para producir el conocimiento,
predominantemente participativos.
4. Dimensión ética
Integra el reconocimiento, la autonomía y la cultura de las personas con quienes se trabaja. Remite
al respeto a ese Otro y a su participación en la autoría y la propiedad del conocimiento producido.
5. Dimensión política
Refiere a su orientación de cambio y de incidencia en las relaciones desiguales de poder. Se refiere
al carácter político de la acción comunitaria y la posibilidad que todo ente tiene de expresarse y
hacer oír su voz en el espacio público.

Estas dimensiones, según la autora, tienen una misma jerarquía.


➤ Rodríguez (2018). Psicología Social Comunitaria: vigencias y
disonancias en los escenarios actuales
La autora analiza distintos aspectos que conforman el contexto social actual y sus transformaciones
para plantear la necesidad de interrogar categorías teórico metodológicas centrales para la
Psicología Comunitaria, evitando que pierdan su carácter político. De este modo, el artículo revisa
la concepción de sujeto, la noción de comunidad, la de exclusión e inclusión social y la de
participación. Es interesante comprender las conclusiones a las que arriba, sosteniendo que para
el desarrollo de una PSC que mantenga su perspectiva crítica y que habilite a pensar los nuevos
problemas con los que se enfrenta la disciplina, es fundamental incorporar nuevas prácticas,
resignificar y reinventar categorías conceptuales, a la luz de un análisis de coyuntura de cada
contexto sociohistórico.
Las desigualdades sociales que motivaron el desarrollo de la Psicología Comunitaria
Latinoamericana permanecen y se han profundizado, lo que nos lleva a considerar su vigencia.
Los inicios de la PSC coinciden con los años del Mayo Francés, de la Primavera de Praga, de la
matanza en la Plaza de Tlatelolco en México de 1968 y del Cordobazo en Argentina un año
después. Todos estos movimientos de protesta con propósitos de transformación social,
enfrentaron la represión.
Los cambios sociopolíticos en América Latina desde el surgimiento de la PSC hasta la actualidad
nos interpelan en dos sentidos: en el de las producciones subjetivas concomitantes y en el de los
horizontes de transformación social que se presentan radicalmente distintos a los de los años 70.
Siguiendo a Almeida y Sánchez (2014), los cambios sistémicos y civilizatorios acontecidos en las
últimas décadas nos obligan a analizar la deconstrucción y reconstrucción de los lazos comunitarios
como resultantes de la interacción entre dinámicas macro y micro sociales.
Escenarios actuales: miradores de procesos
Miradores que, lejos de ubicarnos en una distancia que permita ver una panorámica desde fuera y
desde lejos, suponen un involucramiento en el que el mirar supone un ejercicio analítico realizado
desde dentro y desde cerca.
• Primer mirador
El vínculo entre trabajadores de políticas púbicas sociales focalizadas y los sujetos de la
intervención. Las preguntas sobre el sujeto de la PSC y el sujeto de las políticas públicas sociales.
O “porque sos pobre sos dependiente”.
• Segundo mirador
Las categorías de exclusión e inclusión social y su presencia en los análisis sociológicos actuales.
La pregunta por el sentido de estas categorías para la PSC y por la intencionalidad de los cambios.
Los llamados excluidos, han sustituido en nuestros discursos, a los oprimidos, a los dominados y a
los explotadores de otros momentos históricos. A estos se opondrían los llamados incluidos. Desde
una PSC crítica, es imprescindible problematizar estas categorías que nos hablan de fronteras
simbólicas, construidas socialmente al naturalizar las relaciones de dominación que se renuevan
con la profundización del neoliberalismo, el que agudiza las desigualdades materiales ya existentes.
• Tercer mirador
La configuración actual de los barrios populares urbanos y la diversidad de modalidades
residenciales. La pregunta por la vigencia de la nación de comunidad como categoría de análisis y
de intervención. Una de las nociones que más presencia tiene acá: la comunidad. Esta se asocia
con una espontánea identificación afectiva, con relaciones de proximidad, con el sentido de
vecindad o como el resultado de la voluntad de los sujetos; entendimiento mutuo y armónico
• Cuarto mirador
Las transformaciones en los procesos colectivos y en las modalidades de participación. Formas de
participación no formales y nuevos movimientos sociales. Los procesos participativos en políticas
públicas. La acción colectiva es el único modo de resistir, de presionar y de transformar en el actual
estado de cosas.

➤ Giorgi, Rodríguez, Rudolf (2011). La Psicología Comunitaria en Uy


A partir de una serie de dimensiones, las autoras analizan las distintas fases de la Psicología
Comunitaria uruguaya. Este recorrido muestra cómo ésta ha realizado un tránsito hacia una
creciente profesionalización y desarrollo académico, sostenido en un conjunto de definiciones
éticas y políticas.

Características y dimensión temporal de las fases históricas:


1. Los orígenes de una identidad (orígenes-1973)
Los primeros acercamientos a lo que hoy llamamos PC se asocian a la extensión universitaria
(década del 50 y 60). Esta consiste en el desarrollo de intervenciones sistemáticas que buscan
contribuir a la solución de problemas de interés social, se caracteriza por el diálogo con los actores
sociales involucrados, generando un intercambio de saberes enriquecedor para ambas partes.
2. Represión y silencio (1973-1980)
Etapa de la dictadura militar y el terrorismo de estado.
3. Primavera instituyente (1980-1989)
Periodo de debilitamiento de la dictadura, la restauración democrática en 1985 y el primer gobierno
postdictadura.
4. Neoliberalismo y crisis (1990-2004)
Periodo de auge neoliberal en la región. Se cierra con la crisis del 2002 donde el modelo se
resquebraja definitivamente. Resurgen las iniciativas colectivas y autogestivas como forma de
afrontar las situaciones de adversidad a las que se ve enfrentada la población.
5. Esperanza: entre cambios y continuidades (2005-actualidad)
Asume un gobierno de izquierda por primera vez en el país, propone recuperar el papel del Estado
en la sociedad y recomponer la malla de protección social para lo cual realiza fuertes inversiones.

Para orientarnos en la reconstrucción histórica de las diferentes fases, tomaremos las siguientes
dimensiones:
1. Las prácticas psicológicas en la comunidad. Incluye los marcos institucionales, los “modus
operandi” en las diversas experiencias y sus grados de profesionalización.
2. Aspectos ideológicos, éticos y de cosmovisión. Incluye la evolución histórica de los aspectos
valorativos, la posición ante los acontecimientos y procesos sociales, la concepción de los
sujetos involucrados en sus prácticas y un conjunto de ideas fuerza, desde las cuales se
construye un punto de vista sobre los humanos, la sociedad y la vida.
3. Desarrollo académico y su reconocimiento. Refiere al lugar que ha ganado en los planes de
estudio de la formación de psicólogos, su reconocimiento como saber específico, las
actividades de producción de conocimientos, el relacionamiento con la comunidad
académica internacional y las instancias de socialización y comunicación de sus
producciones.
4. Marcos y referentes teóricos. Se construyen los diferentes aportes teóricos que inciden en
la constitución y desarrollo de la subdisciplina, las relaciones con otras y la procedencia de
las referidas influencias.
5. Relacionamiento con el Estado y sus instituciones. La ubicación que la PC ha tenido en
relación a lo oficial, a lo gubernamental.

4.2: psicología social del río de la plata


El campo de conocimientos de la Psicología Social del Río de la Plata tiene como punto de partida
la obra de Rivière donde lo grupal se instala como un modo de intervención (en el campo de la
salud y en el de la educación) que podría producir formas de subjetividad alternativas.

➤ Langer (1984). Documentos. Declaración del grupo Plataforma


Langer da cuenta de la tensión producida en la relación con el psicoanálisis y sus prácticas.
Dice que, como científicos y profesionales tenemos el propósito de poner nuestros conocimientos
al servicio de las ideologías que cuestionan sin pactos al sistema que en nuestro país se caracteriza
por favorecer la explotación de las clases oprimidas, por entregar las riquezas nacionales a los
grandes monopolios y por reprimir toda manifestación política que tienda a rebelarse contra él. Nos
pronunciamos, por el contrario, comprometiéndonos con todos los sectores combativos de la
población que, en el proceso de liberación nacional, luchan por el advenimiento de una patria
socialista.
En el ordenamiento vertical, la autoridad jerárquica no necesariamente coincide con el mayor nivel
científico, sino con la antigüedad y la experiencia burocrática.
El Psicoanálisis es donde los psicoanalistas sean; entendiendo el ser como una definición clara que
no pasa por el campo de una ciencia aislada y aislante, sino por el de una ciencia comprometida
con las múltiples realidades que pretende estudiar y transformar.
➤ Percia (1989). Introducción al pensamiento grupalista en la Argentina y
algunos de sus problemas actuales
Percia agrega elementos que permiten dilucidar cómo se va abordando la tensión (producida en la
relación con el psicoanálisis y sus prácticas) y el lugar que lo grupal comienza a tener.
Pensar es encontrar la historia en el presente, es también poner en cuestión los límites de lo actual
para imaginar otro posible.
Se diferencian dos corrientes del grupalismo:
• Tendencia de aplicación: este intento contribuyó a uno de los equívocos más importantes
que afrontamos los grualistas: la propuesta de un psicoanálisis de grupo.
• Tendencia de ruptura o desvío: ruptura del encierro unificante dentro de la institución
psicoanalítica oficial y de la esclerosis del pensamiento de la época.
Subjetividad e intelectualidad crítica en los 60-70
Se reconoce en aquel período una notable vocación por la política y por los trabajos en los espacios
públicos. Prevalecía la idea de que el cambio social era posible, que iba a ser profundo y que estaba
inscripto en el sentido de la historia. El cambio social no sólo era posible, sino además necesario e
impostergable.
Interrogación del lugar social del especialista y responsabilidad del intelectual como crítico, es la
fórmula que resume el clima subjetivo dominante.
El campo de las ideas debía servir para transformar las condiciones de la vida social.
Leer no se parecía a un gesto de contemplación de lo escrito, era buscar fundamentos para la
acción.
El trabajo intelectual era una práctica para la construcción de otro lugar.
Lo grupal se inició entre los psicoanalistas y las primeras camadas de psicólogos universitarios,
como otra práctica posible en salud mental y de entrada planteó el problema de la acción.
El espacio cultural y universitario se caracterizaba por la pasión, la convicción, la insistencia, por la
fuerza de su intención formativa.
El cuestionamiento abrió el camino para autorizar a los psicoanalistas a pensar e inventar otras
prácticas posibles en el campo de la salud.
La vocación púbica: el trabajo de o institucional
Lo grupal era uno de los modos de intervención, que en el terreno de la salud y la educación podían
producir formas de subjetividad alternativas.
El criterio de validación de una práctica “psi” se medía por su capacidad de inserción en el medio
político y social.
Crítica de la institucionalización del psicoanálisis
La inauguración de una práctica es, para esta tendencia, una de las formas de rebeldía y
resentimiento ante la religiosidad de la cultura de la asociación psicoanalítica argentina.
Lo grupal se inaugura sobre un vacío y en contra del dogmatismo que siempre llena con certezas
inútiles.
El trabajo intelectual era parte del campo de batalla social y de que lo grupal tenía algo insidioso:
la insidia penetrante de un cuestionamiento.
¿Qué es la crítica? En primer lugar, interrogación. Ensayar la crítica es interrogar nuestra manera
de pensar. Ni murmuración, ni desaprobación, ni censura. Crítica. Inflexión que desacomoda. Un
cuestionamiento puesto sobre uno mismo.
El desafío que tenemos por delante es pensar en una situación grupal que no aplane las diferencias,
niegue la singularidad o reduzca la diversidad. El grupo como espacio de articulación discursiva en
el que cada uno dice lo suyo. Unidad que se funda en el entrecruzamiento de múltiples
discursividades no sólo grupales, sino institucionales, históricas y sociales.
En lugar de preguntarnos a partir de una unidad supuestamente dada, nos preguntamos cuánta
diversidad soportamos, cuánto caos y cuanta heterogeneidad.

➤ Chávez, Irrazábal (2018) La psicología social universitaria en Uruguay.


Aportes para una historia crítica
Chávez e Irrazábal sitúan el contexto de surgimiento con los aportes pioneros de Mauricio
Fernández y Juan Carlos Carrasco, así como la influencia de la Psicología Social pichoniana, para
luego presentar los rasgos y características más singulares y distintivos que adquirió el desarrollo
de la Psicología Social en Uruguay, en particular su soporte en las aulas universitarias.
La psicología crítica alternativa
En esta perspectiva se consideró al humano como un ser en situación, inseparable de la situación
en la que vive, que a la vez que produce su realidad, es producto de ella, sujeto y objeto de la
historia. Carrasco lo entendía como el contexto donde la persona desarrolla su existencia a través
de prácticas concretas, vividas como vida cotidiana.
Es en la vida cotidiana o cotidianeidad que se construye el modo de percibir la realidad y los modos
de vivirla, una percepción determinada por las fuerzas dominantes en los procesos históricos.
La naturalización de estas percepciones, determinadas por el contexto y que no son cuestionadas,
refieren al conjunto de fenómenos psicológicos y sociales que configuran la noción de
cotidianeidad, en tanto “traducción psicológica en el adentro, de la ideología existente en el afuera”.
En los años 60 el interés por lo social se volvió una dimensión ineludible. Estudiantes y docentes
de psicología se interesaron en formarse para la intervención psicosocial.
Finalizada la dictadura cívico militar en 1984, el escenario democrático sirvió de plataforma de
recepción de una multiplicidad de enfoques y teorías de la psicología, específicamente en
psicología social. Los cuatro aspectos del nuevo escenario post dictadura eran: la apertura
democrática, los centros de formación privada, la formación de ps en la udelar y el escenario
editorial de la ps.
Apertura democrática
Una atmósfera diferente, una nueva sensibilidad, experiencias, discusiones y movilizaciones; la
actualización de los reclamos y las luchas por la emancipación en los 60 y 70 en américa latina, así
como de los enfrentamientos con las dictaduras en los 70 y 80 en el continente, transversalizan la
experiencia académica en general y de manera particular, las psicologías en el sur de américa.
Las actividades de militancia política, la discusión sobre la violencia de Estado, las demandas de
las organizaciones sociales, barriales, las demandas de psicoterapias de militantes resonaban en
europa y en américa latina.
Autores que reflexionaban sobre las condiciones social-históricas de las producciones subjetivantes
circulan en las facultades, grupos de estudios; el institucionalismo, la antipsiquiatría, y las teorías
de grupo rasgan las prácticas psi antes, durante y en los primeros momentos de la transición
democrática.
Política y vida, cambio social y psicología, movilización social y clínica; organizaciones y barrios
forman el plano consistente de ese momento.
La apertura democrática invadía todo o componía todo: la liberación de las presas y presos
políticos, la desclasificación de las personas codificadas durante la dictadura, retorno de exiliados,
restitución de los destituidos, la desclandestinización, búsqueda de los desaparecidos, elecciones
nacionales, reapertura del parlamento, proyectos de reactivación de la economía, la salud, la
educación y el trabajo como primeros pasos de aplicación de “recetas” mundiales neoliberales.
El proceso de conformación de la psicología social en Uruguay ha tenido la impronta de haber sido
profundamente situada, social e históricamente. La psicología aplicada en el trabajo en instituciones
o comunidades tuvo una recepción crítica de las mismas.
El ensamble rioplatense no implicó un traslado de la versión argentina sobre el territorio uruguayo,
sino que fue una composición donde las producciones locales, más que nada la institucionalización
local de la ps, se dio con referencia explícita de la UDELAR como faro ético y político.
➤ Rivière (1982). Freud: un punto de partida de la Psicología Social y Una
teoría del abordaje de la prevención en el ámbito del grupo familiar
Rivière concebía a lo social como constitutivo del individuo, tomando como punto de partida el
aporte freudiano acerca de la psicología de las masas y poniendo en interrogación el dualismo
individuo- sociedad.
Posibilita entender cómo lo familiar se entiende como unidad básica de interacción, generadora de
procesos de salud y enfermedad y conceptualizando la emergencia del enfermo como portavoz de
aquella. También se hace visible la idea de que la familia puede ser pensada como grupo, y en ese
sentido las nociones que el autor construyó para pensar lo grupal, pueden ponerse a trabajar para
entender el funcionamiento familiar.
En la vida anímica individual aparece integrado siempre, efectivamente, “el otro” como modelo,
objeto, auxiliar o adversario y de este modo la psicología individual es al mismo tiempo y desde el
principio, psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado.
Toda la vida mental inconsciente (el dominio de la fantasía inconsciente), debe ser considerado
como la interacción entre objetos internos (grupo interno), en permanente interrelación dialéctica
con los objetos del mundo exterior.
La persona enferma es portavoz de los conflictos y tensiones de su grupo inmediato, la familia.
Pero es también por ello el símbolo y el depositario de los aspectos alienados de su estructura
social, portavoz de su inseguridad y su clima de incertidumbre. Curarlo es adjudicarle un rol nuevo,
el de agente de cambio, y transformarnos nosotros también en elementos del cambio.
Grupo familiar como sostén de la organización social, unidad primaria de interacción, la que se
establece sobre la base de un interjuego de roles diferenciados. Aparece como instrumento
socializador, en cuyo ámbito el sujeto adquiere su identidad, su posición individual dentro de la red
interaccional. La funcionalidad y la movilidad de dicha posición señalarán el grado y naturaleza de
adaptación en ese contexto grupal, del que cada sujeto resulta portavoz.
Una vez que el proceso interaccional ha configurado una pauta estereotipada y repetitiva, todo un
sistema de retroalimentación se pone al servicio de esa pauta.
Pertenencia es el sentimiento de integrar un grupo, el identificarse con los acontecimientos y
vicisitudes de ese grupo. Los integrantes de un grupo se visualizan como tales, sienten a los demás
miembros incluidos en su mundo interno, los internalizan. Cuentan con ellos y pueden planificar la
tarea grupal incluyéndolos. Permite establecer la identidad del grupo y la propia identidad como
integrante; esto le permite al sujeto ubicarse situacionalmente y elaborar estrategias para el cambio.
La pertenencia óptima es lo adquirido, algo logrado por el grupo como tal.

4.3: institucionalismo
El institucionalismo fue un movimiento social y académico que se originó en Europa luego de la
Segunda Guerra Mundial. El trabajo en instituciones de salud mental, el desarrollo de procesos
educativos autónomos y el acompañamiento de experiencia grupales, oficiaron como antecedentes
de lo que Lourau y Lapassade definieron como Análisis Institucional.
➤ Manero (1990). Introducción al análisis institucional
Manero desarrolla el trabajo en instituciones de salud mental, el desarrollo de procesos educativos
autónomos y el acompañamiento de experiencia grupales; los denomina como territorios
profesionales. Estos se originaron sobre todo en Francia y durante la década del 70 del siglo XX se
extendieron a otros países europeos. Posteriormente, en los años 80 estas perspectivas llegaron a
Latinoamérica, en particular, a México, Brasil, Argentina y Uruguay.
Los tres territorios profesionales del análisis institucional
1. Psicoterapia institucional
Es un movimiento de cuestionamiento y de análisis de la institución psiquiátrica. Pasó por tres fases:
La primera fue constituida a partir del eje de cambiar la relación médico-paciente; promovida por la
necesidad de dejar los aspectos propiamente terapéuticos, en función de las necesidades de
supervivencia de los pacientes, para así, hacerse de los satisfactores básicos, muy escasos en
situación de guerra y ocupación.
La segunda fue la de la socialización mediante el grupo. No era al paciente, sino a la institución a
la que debían curar. El trabajo con los pacientes permitió descubrir que era la actividad instituyente
de estos, el elemento propiamente terapéutico. Esto desentraba la posición del médico y lo
insertaba en un cuestionamiento de su lugar de poder. La autogestión de los pacientes y del hospital
tenía una eficacia terapéutica.
La tercera era una fase propiamente analítica. El agente terapéutico ya no la actividad misma
paciente, sino el análisis realizado sobre dichas actividades.
2. Pedagogía institucional
Todos los practicantes de esta pedagogía coincidían en tres puntos:
Considerar la institución escolar (y no solamente el establecimiento donde se ejerce) como objeto
de análisis.
Establecer las formas de regulación (autogestión, “instituciones de clase”, etc.) sobre la base de un
funcionamiento lo más democrático posible del conjunto maestro-alumnos.
Crear las condiciones de este funcionamiento y de un análisis colectivo de la institución escolar a
partir de relaciones no-directivas entre maestros y alumnos.
3. Socioanálisis
Se trata de un método de intervención que tiene orígenes diversos y a veces desconocidos. Se
sitúa en los conceptos de autogestión, implicación, transversalidad y de analizador.
En lo que respecta a la intervención socioanalítica:
Autogestión implica una especie de mito movilizador, la escenificación de una fuerza que trabaja
en favor de una des-institucionalización necesaria para el proceso de análisis institucional.
Analizador es toda persona, situación, acción, que deconstruye lo instituido de la institución.
Institución es un sistema de normas o reglas que están ya ahí, con una existencia posiblemente
transformadora por la historia, pero con una estructura rígida que la define. Acá hay dos polos: lo
instituido (privilegia estructuras existentes, determinantes y heredadas) y lo instituyente (privilegia
los procesos instituyentes). La institución no puede confundirse con el establecimiento (lugar donde
se entrecruzan infinidad de instituciones). La fiesta, la enseñanza, el castigo, el encierro son todas
instituciones sociales que no debemos confundir con los lugares en donde resultan.
➤ Lourau (1986 [1970]) Introducción y Capítulo 2, apartado IV
Lourau nos trae la definición de institución, la cual se aleja del uso común que hacemos del término,
que en general se asemeja al establecimiento físico. Las instituciones refieren a las lógicas de
sentido que hacen que cierto establecimiento se organice de determinada manera. Por ejemplo, allí
donde hay una policlínica se está jugando la institución de la salud pública, o donde existe una
escuela se está expresando, entre otras, la institución de la educación pública. Los establecimientos
conforman el elemento funcional de la institución, cubren una necesidad concreta, pero estos son
estructurados por lógicas macro que instituyen formas particulares de relacionarnos y
comunicarnos.
La dinámica institucional tiene que ver con el interjuego que se da en toda institución entre lo
establecido (lo instituido), su crítica (lo instituyente) y el diálogo que se genera entre ambos
procesos (la institucionalización).
Con las instituciones se asocia todo un cortejo de normas, modelos y valores de comportamiento.
Una norma universal, por ejemplo, el matrimonio, la educación, la medicina, el régimen del salario,
la ganancia o el crédito, es designada institución.
Todo ordenamiento instituye una ruptura entre lo que se puede y lo que no se puede hacer dentro
de la forma social considerada; esta ruptura puede ser también lo que es deseable u obligatorio
hacer, y por otra parte, lo que no es ni deseable ni obligatorio.
La escuela, por poner un ejemplo, tiene como funciones preparar para la vida profesional,
proporcionar una cultura general, etc; pero su función primera es interiorizar las normas oficiales
del trabajo explotado, de la familia cristiana, del Estado burgués. En la escuela se aprende también
a interiorizar el modelo de la fábrica. En ella, como en esta, se aprende a humillarse ante los
superiores y se aprende un oficio.

➤ Fernández (2007). Los imaginarios sociales y la producción de sentido


Esta autora define al imaginario social como el conjunto de significaciones por las cuales un
colectivo se instituye como tal. Lo imaginario son las imágenes, figuras o formas que hacen que
pensemos las cosas de determinada manera y no de otra. Castoriadis dirá que aquello que
llamamos “real” o “racional” es obra del imaginario social. Lo imaginario remite a la capacidad
imaginante, de invención y creación de significaciones colectivas. El imaginario es lo que permite
que las dimensiones funcionales y simbólicas de las instituciones se conecten entre sí.
La noción de imaginario social alude al conjunto de significaciones por las cuales –un colectivo,
grupo, institución, sociedad– se instituye como tal. Construye los modos de sus relaciones sociales-
materiales y delimita sus formas contractuales; instituye sus universos de sentido.
Las significaciones sociales (producciones de sentido) en su propio movimiento de producción,
inventan-imaginan el mundo en el que se despliegan.
Tendrá para Castoriadis dos vertientes:
1. Histórico-social (los imaginarios sociales instituyentes o imaginario radical): conjunto de
significaciones que consolidan lo establecido; no crea o inventa de una sola vez y para
siempre estas significaciones, el desorden social se despliega cuando aparecen nuevos
organizadores de sentido.
2. Psíquica (la imaginación radical, la psique)
Estas significaciones son imaginarias porque no corresponden a elementos estrictamente reales y
sociales porque sólo existen siendo objeto de participación de un ente colectivo o anónimo.
Operan en lo implícito, no son explícitas para la sociedad que las instituye; establecen el modo de
ser de las cosas, los valores, los individuos.
Las significaciones son aquello por medio de lo cual y a partir de lo cual, los individuos son
producidos como individuos sociales con capacidad para participar en el hacer y en el representar-
decir social. Pueden representar, accionar y pensar de manera compatible y coherente aún en el
conflicto.
La sociedad inventa su propio mundo. ¿Qué inventa cuando se instituye como tal? Según
Castoriadis: inventa significaciones.
Para clarificar lo antes dicho: decir que un objeto es mercancía (ej: un chocolate), no es decir algo
acerca de ese objeto como tal; sino sobre la manera en que una sociedad trata ese objeto. Que
esa sociedad haya instituido la significación mercancía implicará tanto, comportamientos
específicos de los individuos que la habitan (ej: ir a comprar chocolate) así como diversos tipos de
dispositivos que den existencia a tal objeto como mercancía (ej: fábricas de chocolate, repartidores,
supermercados donde lo venden, etc).
4.4: post-estructuralismo
El Posestructuralismo es una perspectiva crítica, un movimiento o una corriente de pensamiento.
Surge en Francia en los años 60. Es necesario hacer referencia al Mayo Francés como
acontecimiento histórico que, en cierto sentido, marca un límite a las posibilidades explicativas del
paradigma estructuralista e inaugura la posibilidad de nuevas formas de pensar. Época marcada
por una gran efervescencia y agitación social, y varios de los pensadores que serán considerados
posestructuralistas están activamente comprometidos con los movimientos de cambio social.
Pondrá en cuestión la idea de la existencia de leyes universales capaces de explicar el
funcionamiento de lo social y de lo psíquico, y a diferencia del modelo que postulaba que el
funcionamiento del mundo está determinado por estructuras subyacentes, señalará la necesidad
de atender al carácter productivo de las prácticas históricamente situadas.
Esta perspectiva tendrá entonces una posición crítica respecto a ideas como las de la “verdad” y lo
“natural”, y emprenderá diversos análisis del papel jugado por las relaciones de poder en la
conformación de los sentidos y los modos de subjetividad. Prestará especial atención a la dimensión
política de la producción de conocimientos y teorías. Algunas de las nociones novedosas y útiles
que surgen en este movimiento son: la deconstrucción, la genealogía, la performatividad, el análisis
del discurso, del ejercicio del poder, la producción de subjetividad, los dispositivos y los
agenciamientos.

➤ Gibson-Graham (2002). Intervenciones pos-estructurales


Las autoras plantean una caracterización general del movimiento posestructuralista y acercan
algunos aportes específicos de esta corriente, ejemplificados en la presentación de diversas
investigaciones que los ponen a funcionar.
Estrategias pos-estructuralistas
Las estrategias cuestionan las ideas recibidas y las prácticas dominantes, haciendo visible su poder
y creando espacios para que emerjan formas alternas de la práctica y el poder.
• Deconstrucción
Es un tipo de lectura que se origina en la obra del filósofo francés Jacques Derrida (1967).
La estructura binaria establece una oposición y exclusión, y no una relación de similitud y mezcla
entre los dos términos.
La estrategia deconstructiva de Derrida se interesa en pensar las diferencias por fuera de las
estructuras binarias y jerárquicas.
La deconstrucción ilumina los momentos de contradicción e indecisión de lo que parece ser una
estructura o texto nítidamente concebidos (Ruccio, 1999).
El significado es creado y recreado dentro de textos y contextos específicos. Ya que no existe un
término maestro para fijar los conceptos a significantes específicos, el significado está siempre en
proceso e incompleto.
• Genealogía y análisis discursivo
Foucault se dirige a examinar la manera como ciertos conocimientos y significaciones son
normalizadas y aceptadas como verdad.
Al usar el termino discurso, se refiere a una práctica gobernada por reglas, que incluye significados
enmarcados dentro de un sistema de conocimiento y en instituciones y prácticas sociales, que
producen y mantienen esos significados.
Foucault desafía la universalidad y verdad del significado, al desarrollar un método distintivo para
el análisis del discurso, que involucra: un análisis crítico de las violencias generadas por cualquier
teoría o sistema de significados (lo que excluye, prohíbe, niega); un análisis genealógico de los
procesos, continuidades y discontinuidades mediante las que llega a formarse un discurso.
Los conocimientos ejercen y producen poder, por medio de aparatos de regulación (instituciones,
escuelas, casas de trabajo, fábricas) donde prevalecen las técnicas de disciplina y vigilancia
corporal; mediante el desarrollo y aplicación de tecnologías para administrar el ser (presupuestos,
dietas, mapas, columnas de ayuda sexual, propagandas de higiene personal) que ayudan a
organizar la vida cotidiana.
• Performatividad
Para Butler (1993), es la práctica reiterativa y citacional por medio de la que el discurso produce los
efectos a los que da nombre.
Apunta hacia las intervenciones comprometidas, que retan los sistemas de saber/poder
hegemónicos trazados claramente por Foucault.
El pos-estructuralismo asigna un nuevo papel a la teoría, considerándola una intervención política.
El conocimiento pos-estructural da forma a la realidad en vez de reflejarla pasivamente.
La producción de nuevos saberes es una actividad que cambia al mundo, reubicando otros saberes
y validando nuevos sujetos, prácticas, políticas e instituciones.

➤ Deleuze, Foucault (1988). Un diálogo sobre el poder


Estos autores discuten el papel político de los/as intelectuales y la totalización como una operación
propia del ejercicio de poder.
Ninguna teoría puede desarrollarse sin encontrar una especie de muro y se precisa de la práctica
para perforar el muro.
Los intelectuales han descubierto, después de las recientes luchas, que las masas no los necesitan
para saber; ellas saben perfectamente, claramente, mucho mejor que ellos; y además lo dicen muy
bien. Sin embargo, existe un sistema de poder que intercepta, prohíbe, invalida ese discurso y ese
saber. Poder que no está tan sólo en las instancias superiores de censura, sino que penetra de un
modo profundo, muy sutilmente, en toda la red de la sociedad.
La teoría no expresará, no traducirá, no aplicará una práctica; es una práctica. Lucha contra el
poder para hacerlo desaparecer y herirlo allí donde es más invisible y más insidioso, o lucha por
una toma de conciencia.
Una teoría es como una caja de herramientas. Es preciso que eso sirva, que funcione. Y no para sí
misma. Si no hay gente para servirse de ella, es que no vale nada, o que no ha llegado su momento.
No se vuelve a una teoría, se hacen otras, hay otras por hacer.
La teoría está por naturaleza en contra del poder. Desde que una teoría penetra en cual o tal punto,
choca con la imposibilidad de tener la menor consecuencia práctica, sin que se produzca una
explosión, con la necesidad de otro punto.
Si los niños/as llegasen a hacer oír sus protestas en una escuela de párvulos, o incluso simplemente
sus preguntas, eso bastaría para provocar una explosión en el conjunto del sistema de enseñanza.
Este sistema en el que vivimos no puede soportar nada; de ahí su fragilidad radical en cada punto,
al mismo tiempo que su fuerza de represión global.
Meter a alguien en la prisión, mantenerlo en la prisión, privarle de alimento, de calor, impedirle salir,
hacer el amor, etc, ahí tenemos la manifestación de poder más delirante que uno pueda imaginar.
La prisión es el único lugar donde el poder puede manifestarse en su desnudez, en sus dimensiones
más excesivas y justificarse como poder moral. “Tengo razón es castigar, puesto que tú sabes que
robar, matar...” El poder no se oculta, no se enmascara, se muestra como feroz tiranía en los más
ínfimos detalles, cínicamente y al mismo tiempo, es puro, está enteramente “justificado”; su bruta
tiranía aparece como dominación serena del bien sobre el mal, del orden sobre el desorden.
Lo que tenemos que hacer llegar a instaurar vínculos laterales, todo un sistema de redes, de bases
populares. Esto es lo difícil.
La realidad es lo que hoy día pasa efectivamente en una fábrica, una escuela, un cuartel, una
prisión, una comisaría. La acción implica un tipo de información de una naturaleza completamente
diferente de las informaciones de los periódicos.
¿Quién ejerce el poder? ¿dónde lo ejerce? Actualmente, sabemos aproximadamente quién explota,
hacia dónde va el beneficio, por qué manos pasa y dónde se vuelve a invertir; mientras que el
poder...
En todo lugar donde hay poder, el poder se ejerce. No sabemos quién lo tiene exactamente, pero
sabemos quién no lo tiene.
Es posible que ahora las luchas que se realizan, y además esas teorías locales, regionales,
discontinuas (que están elaborándose en esas luchas y forman un cuerpo con ellas), sean el
principio de un descubrimiento del modo en que se ejerce el poder.
Desde el momento en que se lucha contra la explotación, es el proletariado el que no tan sólo lleva
la lucha, sino que también define los blancos, los métodos, los lugares y los instrumentos de lucha.
Si se lucha contra el poder, entonces, todos aquellos sobre quienes se ejerce el poder como abuso,
todos aquellos que lo reconocen como intolerable, pueden emprender la lucha allí donde se hallan
y a partir de su propia actividad (o pasividad).
Luchar precisamente allí donde sobre ellos se ejerce la presión.
Tales luchas forman parte del movimiento revolucionario, con la condición de que sean radicales,
sin compromiso ni reformismo, sin tentativas para habilitar el mismo poder con un simple cambio
de titular.
➤ Guattari (2015). Hacia una ecosofía. Y ¿Qué es la ecosofía?
Guattari propone en un contexto de crisis (ecológica, social, política, existencial) enmarcada en el
Capitalismo Mundial Integrado y su modelo de productividad, la necesidad de una reorientación
política de las praxis sociales y de una singularización de la producción de subjetividad. Aquí
aparece la propuesta de una ecosofía como una articulación de las tres ecologías: medioambiental,
social y mental.
¿Cómo modificar las mentalidades, cómo reinventar prácticas sociales que volverían a dar a la
humanidad (si alguna vez la tuvo) el sentido de las responsabilidades, no solamente respecto de
su propia supervivencia, sino también del porvenir de toda vida sobre este planeta, la de las demás
especies de animales y vegetales, como de las especies incorporales (música, artes, cine, relación
con el tiempo, amor, compasión por el prójimo, sentimiento de fusión con el seno del cosmos)?
Otras formas de ver y de hacer el mundo deben abrirse, otras formas de ser y de poner al día
modalidades de ser que serán capaces de irrigarse, de enriquecerse unas a otras.
Una ecosofía que una en el mismo compromiso ético-político nuestra responsabilidad respecto de
las formas vivientes ya ahí y respecto de las formas por venir que golpean a la puerta de la
inteligencia y de la imaginación colectiva.
Una toma de conciencia ecológica ampliada, que sobrepase en mucho la influencia electoral de los
partidos “verdes” debería conducir a poner en tela de juicio la ideología de la producción por la
producción, es decir, polarizada únicamente sobre el beneficio en el contexto capitalista del sistema
de precios y de un consumismo debilitador.
La ética está en camino de devenir el nudo de todas las apuestas respecto a las políticas que hoy
pierden de vista lo local, la relación inmediata, el entorno, la reconstrucción del tejido social.
Una ecosofía que articule entre sí, el conjunto de las ecologías científica, política, medioambiental,
social y mental, está tal vez llamada a sustituir las viejas ideologías que sectorizaban de forma
abusiva lo social, lo privado y lo civil, que eran en el fondo incapaces de establecer conexiones
transversales entre lo político, lo ético y lo estético.
Toda percepción de un problema medioambiental postula el desarrollo de universos de valores y
de un compromiso ético-político. Apela a la encarnación de un sistema de modelización, para
sostener dicho universo de valores, es decir, prácticas sociales, de campo, prácticas analíticas
cuando se trata de producción de subjetividad.
Se trata de concebir prácticas de intervención social, comprendidas las políticas gubernamentales,
que sean coherentes con prácticas sociales en el territorio, con prácticas de disenso, culturales,
analíticas individuales y de grupo, estéticas, y de desarrollar una política y medios, dispositivos,
que permitan ese carácter de disenso.
¿se quiere cambiar de manera radical los sistemas de valoración? Entonces es preciso tomarlos
en su globalidad, en su conjunto. Si se pretende cambiar sólo sectorialmente, construir una
pequeña fuerza de apoyo, un pequeño lobby de presión sobre el medio ambiente, entonces
estamos perdidos de antemano. Hace falta otro nivel de exigencia.
Propongo este término de ecosofía para mostrar la amplitud de la problemática de los valores.
MÓDULO 5: Psicología social como campo de conocimientos
Uno de los puntos centrales de este módulo tiene que ver con la relación entre teoría y práctica.

➤ Maceiras, Bachino (2008). Territorio, ámbito y campo


Maceiras y Bachino van a presentar tres categorías referidas a diferentes modalidades o formas de
construir las prácticas: territorio, ámbito y campo. Cada una de estas nociones, implica formas de
pensar y construir la intervención, remitiendo a diferentes posturas epistemológicas vinculadas con
los problemas y tensiones centrales que recorren este curso.
Estas formas tienen que ver con las posibilidades de conocer y comprender lo que hay ahí, en la
delimitación de un recorte de realidad puesto a consideración, el sujeto que asume tal encargo
despliega. Tiene que ver con la naturaleza de la relación entre quien pretende conocer y
comprender y aquello que tiene por destino ser comprendido o conocido.
La noción de territorio, o mejor dicho, la construcción de territorializaciones en nuestras prácticas
conlleva abordar las mismas desde un saber disciplinar con determinadas características, propias
del saber de lo Uno.
Sugiere soberanía y delimitación precisa de una cierta porción de realidad, que está sujeta a
formaciones instituidas de gobierno que la rigen y administran; por tanto, reivindican autonomía e
independencia de acción sobre ella.
También señalan la posibilidad de pensar la práctica desde la noción de ámbito, reubicando así ́el
clásico trabajo de José́ Bleger de los años 60; planteaba que la Psicología pensó́ al individuo y su
mundo interno (ámbito individual o psicosocial) y desde las categorías conceptuales generadas
desde esa definición de objeto intentó pensar los vínculos y grupos (ámbito sociodinámico o grupal).
Desde allí buscó comprender a las instituciones y su organización (ámbito institucional) para,
finalmente, intentar discernir desde esas categorías a la comunidad (ámbito comunitario). Ante esto,
Bleger, retomando el planteo de Pichón Rivière de sujeto en situación, va a plantear que es hora
de que la disciplina invierta ese anterior camino, buscando comprender la comunidad y, a partir de
esas categorías conceptuales entender las instituciones, para a partir de ello comprender los grupos
y con esos elementos acercarse a entender a los individuos.
La noción de ámbito es una categoría que, aunque por momentos remite al disciplinamiento propio
del territorio, por otros, tiene la capacidad de abrir el abanico a nuevas prácticas psicológicas que
muestran atisbos rupturistas.
La mayor potencia del término ámbito se encuentra cuando la referencia al mismo es en términos
de modelo conceptual, donde el ámbito comprende la extensión o amplitud particular en que los
fenómenos son abarcados para su estudio o para la actividad profesional.
Maceiras y Bachino finalmente van a plantear como una especie de bisagra entre las categorías de
territorio y la de campo; se introduce en la noción de campo de problemas.
Lo que nos sugiere la noción de campo antes que nada es que no estamos ante un objeto discreto
con las cualidades que les son propias y que se constituyeron como tales en el encuentro con una
forma de posicionamiento epistémico del sujeto cognoscente. Lo realmente importante es el
proceso de conocimiento en un espacio abierto, interconectado y susceptible de adaptación y
modificación en conexión con una realidad que es, antes que nada, contextual.
Se trata de construir instrumentos para pensar campos de problemáticas, donde la constitución del
campo de conocimientos desde donde intervenir se va construyendo atendiendo a lo específico, lo
local y puntual, y donde no tienen cabida cristalizaciones teórico-técnicas con criterio de
universalidad.
➤ Fernández (2007). Haciendo met-odhos
Sobre la noción de campo, Fernández aborda específicamente el tema de la subjetividad,
cambiando la pregunta ¿qué es? (que remite a algo esencial, invariante o universal) por la pregunta
respecto a ¿cómo se produce? Va a analizar la importancia de des-disciplinar y desnaturalizar las
territorializaciones construidas disciplinariamente, recurriendo nuevamente a la concepción de la
teoría como una caja de herramientas (Foucault) y el ejercicio de elucidación crítica como un camino
metodológico. Se trata, de acuerdo con la propuesta de esta autora, de pensar problemáticamente
en una orientación que no tiende a acallar lo que hace problema, subsumiéndolo en sistemas
teóricos clausurados, sino promover descentramientos y conexiones inéditas generadas por los
diversos actores involucrados en el campo.
Se trata de pensar en un campo de problemas. Este criterio de indagación supone des-disciplinar
las territorializaciones disciplinarias, para poder demarcar las cuestiones de otro modo. Se busca
pensar por fuera de las antinomias clásicas: individuo-sociedad, sujeto-objeto, estructura-
acontecimiento, etc.
Des-disciplinar implica procedimientos complejos elucidatorios: desnaturalizar los dominios de
objeto instituidos, sin por ello invalidar los conocimientos que ellos han producido y producen.
Supone deconstruir las lógicas desde donde han operado sus principios de ordenamiento, así como
también genealogizar, o al menos realizar algunos rastreos genealógicos que permitan interrogar
los a priori desde los que un campo de saberes y prácticas ha construido sus conceptualizaciones.
Desnaturalizar sus territorios, deconstruir sus lógicas y genealogizar sus conceptos, son los
procedimientos de indagación para crear condiciones de posibilidad, que permitan construir
programas que tiendan a conexiones que desborden los dominios de objeto unidisciplinarios.
Pensar desde un campo de problemas. Campo y no objeto. Multiplicidad de miradas, en los saberes
y las prácticas. Entrecruzamiento en actos y discursos. Campo que rescata lo diverso como aquello
que agrupa lo discontinuo, sin cultivar lo homogéneo.
El problema no es una pregunta a resolver, sino que los problemas persisten e insisten como
singularidades que se despliegan en el campo.
La importancia de pensar desde un criterio problemático radica en que sus posibles desarrollos
mantendrán como ejes preguntas abiertas que operan como recurrencias que en sus insistencias
aspiran a delinear método.
Se trata de pensar (entendiendo el pensamiento como modo de experiencia) sabiendo que en el
camino de quiebre de sentidos comunes disciplinarios, necesariamente se transitarán zonas
borrosas, tal vez imposibles de evitar si se intenta eludir las comodidades de lo ya sabido. Se
intentará experimentar con las nociones atravesando las fronteras de los sentidos comunes de las
territorializaciones disciplinarias, intentando no recaer en los binarismos que han sido base de
sustancializaciones y esencialismos diversos.
Se trata del desafío de hacer de una serie de preguntas, un problema o una problemática, en el
sentido de un agrupamiento de problemas que se relacionan al interior de un campo abierto.
Met-odhos implica ponerse en camino, distanciándose de la idea moderna profesionalista del
mismo, en tanto repertorio de técnicas a implementar. En el camino se va armando método,
trazando circuitos de problematización recursiva.
Indagación se refiere a una modalidad o forma específica de construcción de un saber y de la
gestión o ejercicio de adquirirlo y transmitirlo.
Pensar problemas, más que aplicar sistemas teóricos.
Se intenta sostener una tensión: mantener una incomodidad como precaución metodológica, frente
a la consolidación de certezas que en tanto tales corren el riesgo de dejar de operar como
herramientas, para instituir regímenes de verdad.
Un pensar necesariamente incómodo, desdisiplinario, que se construye y reconstruye
permanentemente, que se despliega en los límites mismos de lo que ignora y que instituye su
rigurosidad metodológica desde un criterio de problematización recursiva.
Esta propuesta de indagación conceptual no trabajará con un marco teórico elaborado previamente,
sino con un criterio de construcción de caja de herramientas. Esto supone dos cuestiones básicas:
• La elaboración conceptual no tomará las teorías y/o autores de los que se nutra como
sistemas que operen como fundamentos de verdad o relatos totalizadores. Se trata de
construir instrumentos para pensar problemas.
• Su composición no puede realizarse más que gradualmente a partir de la elucidación de
situaciones específicas.
Pensar problemáticamente implica construir estrategias de pensamiento que eviten adhesiones u
oposiciones a los autores con los que se trabaja; supone interrogar los problemas que sus
teorizaciones han hecho posibles.
Problematizar es abrir a la elucidación, entendiendo esta como “pensar lo que se hace y saber lo
que se piensa”. Pensar sobre el hecho mientras se buscará conocer con mayor precisión eso que,
como hecho, deberá ser deshecho, para entender su irradiada composición.
La caja de herramientas permite:
• Desmontar las teorías, evitando su cristalización en cuerpos de doctrinas
• Abrir visibilidad y consiguiente enunciabilidad, permitiendo nuevas teorizaciones
• Pensar problemas y no instituir sistemas
• Pensar sin anular los aportes unidisciplinarios, pero relativizando los efectos de verdad que
éstos suelen instituir
• Recuperar la potencia enunciativa de nociones teóricas que la certeza de sus sentidos
comunes disciplinarios pudiera haber erosionado.

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