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Conociendo a Sarmiento Más Allá de la Historia Oficial

El Debate Político y Pedagógico del Siglo XIX


Conclusiones
Breve Fragmento Tesis Doctoral:
“Jujuy y la Educación Pública a fines del Siglo XIX (1890-1900).
Desarrollo, Consolidación y Hegemonía del Paradigma de la Instrucción Pública en el Distrito”
Publicado por EAE (Editorial Académica Española), ISBN 978-3-8454-8930-8.
LAP Lambert Academic Publisching, Saarbrücken, Alemania, Junio de 2012
Primera edición 500 ejemplares, 576 páginas
Autor: Daniel Enrique Yépez *

Juan B. Alberdi Domingo F. Sarmiento Las “Cartas Quillotanas”

No sería posible cerrar esta narración, sino la enmarcara históricamente en el profundo


debate político-pedagógico librado durante el siglo transcurrido y que culminó en 1900 con
los proyectos de reforma educativa, que el Dr. Osvaldo Magnasco presentara al Congreso
de la Nación. Debate que en realidad reflejó la ardorosa discusión política y las terribles
luchas materiales y culturales que encarnó la guerra civil, dividiendo durante setenta años
(1810-1880) -en bandos irreconciliables- a la sociedad política y civil criolla, pues estaba
en juego, en crisis y confrontación la concepción de país sobre la cual se construiría la
nación. Discusión que en la específica dimensión educativa se sintetizó en las figuras de
dos prohombres fundamentales de ese tiempo: Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino
Sarmiento y que se manifestara por el verano de 1852-53 cuando las discrepancias
existentes entre ellos -ya explicitadas en el exilio chileno-, se transformaron en ruptura
política definitiva y en la asunción de identidades y militancias opuestas.
El debate educativo, expresión del apasionado debate político sobre las graves disensiones
intestinas que aquejaban al país, se tradujo, en primera instancia, en las misivas que ambos
escribieron y que se publicaron como Cartas Quillotanas y Las Ciento Una.1 El segundo

1 Vid., Alberdi, J. B., Cartas Quillotanas. Polémica con Sarmiento, Claridad, Buenos Aires, 1941 y Sarmiento, D. F.,
Las Ciento Una y Alberdi, J. B., Cartas Quillotanas, Losada, Buenos Aires, 2004. Este último volumen que reúne las
producciones epistolares de ambos próceres, es parte de la Colección Controversias, dirigida por David Viñas e incluye
un Estudio Preliminar presentado por Marcos Mayer y La Polémica de Alberdi y Sarmiento en Chile, escrito por
Enrique Zorraquin Bacú.

1
acto de este desencuentro fue producto del ensayo, conocido como Las Bases2 escrito por el
tucumano, sobre el cual se inspiraría el texto constitucional de 1853 y en el cual explicitaría
su concepción educativa. Alberdi fue uno de los intelectuales más destacados de la época y
asumiendo una postura crítica, se permitió dudar de la eficacia de la Instrucción
(diferenciándola conceptualmente de la Educación) como formadora de ciudadanos. Puso
en tela de juicio las realizaciones educativas de ese período, señalando que los
establecimientos de educación formal “son por sí solos, pobrísimos medios de adelanto sin
las grandes empresas de producción, hijas de las grandes porciones de hombres”.3

“El fracaso de la enseñanza en la formación del ciudadano, tenía que ver, según Alberdi, más
que con defectos propios de la enseñanza formal, con el papel mismo que a ella le cabía en este
proceso. Percibió con agudeza la existencia de medios más eficaces para lograr la
modernización de la sociedad, y elaboró para ello una nueva categoría “educación de las cosas”,
con la cual hacía referencia al conjunto de influencias sociales que intervenían en la formación
de un individuo, pero que están al margen de la enseñanza institucionalizada. Estos medios
eran, en Alberdi, la inmigración, la legislación civil, comercial y marítima, los ferrocarriles, el
sistema constitucional, el gobierno representativo, etc.
Sin demasiada precisión conceptual, Alberdi intentaba aludir con esto, al conjunto de
elementos que regulan la vida social de los hombres, entendiendo que en esa vida social real se
encuentra la base de los sistemas de valores de cada individuo en particular. A esto se refiere
en repetidas ocasiones cuando afirma, por ejemplo, que ‘… la industria es el calmante por
excelencia’ o que ‘… la industria es el gran medio de la moralización’ o que ‘… se llega a la moral
más presto por el camino de los hábitos laboriosos y productivos… que no por la instrucción
abstracta’. 4

Relativizando el poder real de la educación formal como agente de cambio social y


retomando la tradición utilitarista y pragmática de la enseñanza, 5 bregaba por una
educación formadora de científicos, técnicos y de habilidades profesionales, en lugar de
abogados, médicos y teólogos. Se podría decir, entonces, que su visión pedagógica estaba
amarrada a una concepción de cambio social, identificada con la tradición burguesa y
protestante nor-europea, en la cual la educación sistemática debía operar como variable
dependiente y complemento cultural de las fuerzas productivas, a fin de contribuir al

2 El libro originalmente se tituló: Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina
y su primera versión fue un folleto de 183 páginas, editado en la Imprenta El Mercurio de Valparaíso, el 1º de Mayo de
1852. Jorge Mayer comenta que “…‟ Las Bases‟, despachadas en berlinas a lomo de mula, llegaron a todos los rincones.
Las reproducían en sus páginas „El Constitucional de los Andes‟ para el interior, „El Nacional‟ y „‟El Progreso‟ para
Buenos Aires. El General Urquiza, impresionado, le encargó a su secretario Ángel de Elía, una nueva tirada y la hizo
distribuir en el interior…”. Vid., Mayer, J. M., Las “Bases” de Alberdi, Sudamericana, Buenos Aires, 1969, pp. 32 y 33.
3Vid., Tedesco, J. C., Educación y Sociedad en la Argentina (1880-1945), Solar, Buenos Aires, 1986, p. 26. La cita
está tomada a su vez de Alberdi, J. B., Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República
Argentina, La Cultura Argentina, Buenos Aires, 1915, p. 90.
4 Tedesco J. C., Op. Cit., 1986, p. 26 y Allberdi, J. B., Ibídem, p. 80
5Esta concepción pedagógica utilitaria, racional, científica e industrialista, ya había sido explicitada por Belgrano, a fines
del Siglo XVIII, a través de su Memoria, desarrollada en sus Escritos Económicos, presentados al Consulado de la
Ciudad de Buenos Aires. Ese documento ponía en evidencia la visión educativa del creador de la Bandera Nacional,
profundamente influenciada por los principios filosóficos de la escuela fisiocrática. Vid., Tedesco, J. C., Op. Cit., 1986 y
Fernández López, M., (C) Memorias. Manuel Belgrano, Biblioteca Página 12, Buenos Aires, 2001.

2
desarrollo de un capitalismo industrial y manufacturero. De ahí que le adjudicara un papel
decisivo a la “Educación de las Cosas”, la cual debía subordinar a la Instrucción clásica. El
mismo Sarmiento reconocía que Alberdi:
“Ha visto desde su bufete de Valparaíso, pasar buques por centenares, cargados de hombres a
formar la nueva república, y con ese puñado de hombres libres, ha palpado como todas esas
viejas sociedades, se ponían en movimiento: en Chile se siembra trigo para que coman los de
California, y millones vienen en cambio. El Pacífico se ha cubierto de vapores, de naves, de
telégrafos, en las costas; de caminos de hierro en el Perú, Chile, todo porque medio millón de
emigrados se han juntado en un extremo apartado de la América a dar vida y movimiento a
medio mundo. Sostengo las ideas del Alberdi, que son de todo Americano que tenga ojos, que
son las que triunfaron en despecho de cuanta necedad se haga en contrario, y las únicas que
nos han de hacer una nación rica…”. 6

1867. Gregorio Benites y Juan B. Alberdi en Francia, donde residía durante la Guerra del Paraguay

Como se puede observar, las diferencias con Sarmiento no se plantearon puntualmente en


este plano, sino en el plano político y personal, cuestión que se reflejó claramente en el
debate epistolar. Después de la ruptura y de la posterior afinidad de Sarmiento con las
posturas de los liberales porteños, aparecieron las diferencias de concepciones político-
educativas, en tanto el lente con el que observaban el país ya no era el mismo.
El sanjuanino, prisionero de la cuestionable dicotomía Civilización o Barbarie, formulada
en su manifiesto militante anti-rosista,7 denominado Facundo y encandilado por la

6Vid., Carta de Sarmiento de Mitre. Yungay, 9 de Julio de 1852, Museo Mitre, Correspondencia 22. Citada por Mayer, J.
M., Op. Cit., 1969, p. 28
7 Vid., Lacay, C., Sarmiento y la Formación de la Ideología de la Clase Dominante, Contrapunto, Buenos Aires, 1988

3
norteamericana concepción frankliniana y manniana de la educación8 descubrió,
decepcionado, que los sujetos sociales que habitaban la extensas e insondables latitudes de
la pampa pastora, portaban las taras propias de su condición racial y cultural, inherentes a
la tradición hispano-colonial. Abominable herencia que le deparó a los pueblos criollos -y
en particular a los rurales- un conjunto de incapacidades, generadas por el
condicionamiento ambiental, (el mal que aqueja a la Argentina es su extensión), el
condicionamiento biológico (sujetos como el gaucho, llevaban en sí el sumo pecado de la
sangre mezclada), el condicionamiento cultural (por ende son incapaces de desarrollar
actividades industriosas) y el condicionamiento antropológico (borrachos, pendencieros,
vagos y mal entretenidos), que los transformaban en una “horda de indisciplinados”, cuya
síntesis eran las controversiales figuras históricas de Facundo Quiroga y Juan Manuel de
Rosas, expresiones de la anarquía y la disolución nacional.9
Desde esta perspectiva, el sujeto pueblo en general y aquellos sectores populares que
habitaban las extensas regiones del país interior, eran concebidos por Sarmiento como
expresión de la barbarie emergente del oscuro atraso sudamericano, deplorable contracara
de la blanca civilización encarnada en Europa. Al respecto Puiggrós (1990) afirma lo
siguiente:
“La Educación Popular pregonada por el padre de la escuela argentina no se dirigía a los
sujetos sociales y políticos populares y mucho menos los consideraba posibles educadores.
Tomaba como educando a la ‘población’, entendiendo por ella a la masa resultante de la
desorganización de los insurrectos e irregulares, producto de una operación discursiva cuyos
efectos políticos aún sufre la sociedad. La escuela era la continuación de la guerra por otros
medios, en la relación que Sarmiento establecía con el pueblo, y el educador un civilizador.
Sarmiento, hombre nacido en el interior luchó contra los fantasmas del ancestro. Desplegó un
manto mortuorio sobre aquellos ‘pobres’ que, como él mismo afirmaba, armaron al Gral. Fray
Aldao, caudillo ‘violento’ e ‘inmoral’ que distribuía granos y protegía chilenos; sobre los que
usaban chiripá y seguían el grito federal del Chacho Peñaloza; sobre los que concurrían a las
escuelas fundadas por Pancho Ramírez en Santa Fe o por Pedro Ferré en Corrientes; sobre los
Albarracín, sus abuelos, a quienes confiesa haber encontrado ‘en el borde del osario común de la
muchedumbre oscura y miserable’…”. 10

Del mismo modo, los aborígenes también fueron expulsados de la categoría pueblo y
transformados por Sarmiento en sujetos ineducables.11 En función de la situación descrita y

8 Vid., Puiggrós, A., Gagliano, R. y Southwell, M., Complejidades de una Educación “a la Americana”: liberalismo,
neoliberalismo y modelos socio-educativos, en Revista de Historia Entrepasados, Año XII, Números 24-25, IDAES-
Universidad Nacional de General San Martín, Buenos Aires, 2003.
9 Vid., Sarmiento, D. F., Facundo, Huemul, Buenos Aires, 1978

Vid., Puiggrós, A., Sujetos, Disciplina y Currículum en los Orígenes del Sistema Educativo Nacional (1885-1916),
10

Galerna, Buenos Aires, 1990, p. 87


11 “¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo
remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen.
Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su extermino es
providencial y útil, sublime y grande. Se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio
instintivo al hombre civilizado...”. Vid., Sarmiento, D. F., Artículos de los periódicos: El Progreso, 27/09/1844 y El
Nacional, 19/05/1857, 25/11/1878 y 08/02/1879.

4
de los graves problemas que traería aparejada la inmigración no-calificada,12 imaginar la
educación formal subordinada a la Educación de las Cosas y vinculada al desarrollo de un
capitalismo industrial, era un absurdo imposible. Por lo mismo, Sarmiento y posteriormente
Mitre, concibieron la educación como un arma intelectual de disciplinamiento político e
ideológico y como proceso civilizatorio al servicio del orden social y de la concepción de
país impuesto por Buenos Aires después de Pavón.
Discurso civilizatorio que debía responder a la demanda de una oligarquía latifundista que
había optado por un modelo de producción agro-pastoril, basado en la rentabilidad de la
tierra y que aparte de requerir baja densidad de mano de obra y excelentes relaciones con
los mercados europeos, no necesitaba de profesionales calificados, tampoco de técnicos, ni
mano de obra especializada. Las consecuencias políticas, ideológicas, económicas y
sociales de este modelo afectaron decisivamente las posibilidades de crecimiento de una
clase burguesa rural de medianos propietarios y sobre todo de una burguesía industrial,
propiciando -a la vez- la emergencia de una mentalidad especulativa en las clases
esenciales, desinteresadas en invertir los excedentes de la renta agraria en el desarrollo
industrial. Como antítesis de la concepción alberdiana, para Sarmiento la escuela sería el
dinamizador social por excelencia y primer peldaño de un proceso civilizatorio que -
actuando como fuerza militar- desarrollase condiciones suficientes para llegar hasta los
rincones más lejanos de un país en crisis y rebeldía, pues

“La República Argentina necesita repeler la barbarie del desierto y ha conseguido, mediante el
intelijiente (sic) y denodado esfuerzo de su ejército de línea, reducirla a comarcas
relativamente estrechas; pero necesita urjentemente (sic) reducir también a los límites
estrechos los elementos bárbaros de la sociedad -que son el ocio y la ignorancia con su séquito
de crímenes- mediante el intelijiente y persevarente esfuerzo de un ejército de maestros, que
sepan enseñar, educando la naturaleza moral de los niños, a fin de que las escuelas sirvan
eficazmente al objeto de prevenir el crimen, consolidar la paz interior, promover el bienestar
jeneral (sic) y asegurar los beneficios de la libertad…”. 13 (La cursiva me pertenece).

En consonancia con las sugerentes palabras del primer Rector de la Escuela Normal de
Paraná José María Torres y para asegurar la continuidad de dicho proceso, los sectores
sociales privilegiados de la aristocracia terrateniente pampeana le asignaron a la educación
media -como continuidad de la escuela- una función política, verbalista, universalista y
enciclopédica, cuyo objetivo era formar ciudadanos del mundo aptos para la vida social,
como eslabón previo a la Universidad. La máxima expresión institucional de esta política
fueron los Colegios Nacionales fundados por Mitre,14 cuyo mandato y función política fue

12 En los años finales de su vida, cuando comprobó que la inmigración deseada nunca llegaría al país, amargamente se
expresó de esta manera, refutando de paso la máxima Alberdiana “gobernar es poblar”: “Pero poblar de víboras un suelo
digno y capaz de cultivo, es decir poblarlos de Polichinelas, de Gil Blases, de Basilios, de Tartufos, no sólo no es
gobernar sino que es hacer imposible el gobierno. Poblar así, lejos de gobernar es corromper, embrutecer, empobrecer,
despoblar, en fin, el país. En este caso, al contrario, gobernar sería más bien despoblar, limpiar la tierra de apestados,
barrer la basura de la inmigración inmunda…”. Vid., Puiggrós, A., Op. Cit., 1990, pp. 100 y 101.
13Vid., Torres, J. M., Discurso, en la 4ª Sesión Ordinaria del Congreso Pedagógico Sudamericano, El Monitor de la
Educación, Tomo I, Buenos Aires, 1883, p. 312, y Puiggrós, A., Op. Cit., 1990, p. 106.
14 Las palabras de Mitre fueron aleccionadoras, cuando explicaba la razón de ser de los Colegios Nacionales: “Lo
urgente, lo vital porque tenemos que educar a los ignorantes bajo pena de vida, es robustecer la acción que ha de obrar
sobre la ignorancia, sin desperdiciar un solo peso del tesoro, cuya gestión nos está encomendada para aplicarlo al mayor

5
formar una capa dirigente de jóvenes ilustrados con mentalidad de administradores del
país-estancia, defensores del librecambio y de la exportación, como así también de la
utilización del Estado para favorecer los intereses privados. Este proyecto educativo,
síntesis político-cultural de la hegemonía de la oligarquía dirigente, fue profundamente
anti-industrialista y funcional a los intereses de la patria ganadera, constituyéndose en el
discurso dominante que le impondría su sello indeleble a los principios fundantes de la
educación argentina.

Presidencia de Mitre (1862-1868) y Sarmiento (1868-1874), responsables políticos y militares de la masacre del pueblo
guaraní. Cadáveres de soldados paraguayos de la guerra grande. Guerra de exterminio que alcanzó el carácter de un
genocidio, pues suprimió al 90% de la población masculina (900.000 muertos, sin contar heridos graves, mutilados y
desaparecidos), sobreviviendo sólo ancianos, mujeres y algunos niños. http://guerrapy.blogspot.com/

*Licenciado en Pedagogía, Orientación Histórico-Filosófica; Magíster en Ciencias Sociales, Orientación Historia y Doctor
en Ciencias Sociales, Orientación Historia de la Educación. Docente-Investigador de las Universidades Nacionales de
Tucumán y Jujuy. Profesor del Nivel Terciario de Formación Docente, Escuela Normal Superior “Juan B. Alberdi”.

progreso y a la mayor felicidad de la sociedad, antes que la masa bruta predomine y se haga ingobernable y nos falte el
aliento para dirigirla por los caminos de la salvación. Es por eso que al lado de las escuela primarias tenemos los
colegios nacionales que dan la educación secundaria que habilita al hombre para la vida social desenvolviendo en más
alta escala sus facultades, elevando así el nivel intelectual, de modo que el saber condensado en determinado número
de individuos, obre en la masa de la ignorancia, difunda en ella una luz viva y sostenga con armas mejor templadas los
posiciones desde las cuales se gobierna a los pueblos…”. Vid., Mitre, B., Fragmentos de Discursos en el Senado, 16
de Julio de 1870, en Solari, M. H., Historia de la Educación Argentina, Paidós, Buenos Aires, 2000, pp. 169 y 170.
También citado por Tedesco, J. C., Op. Cit., 1986, p. 67.

6
Conociendo a Sarmiento Más Allá de la Historia Oficial

Anexo: “Civilización o Barbarie” en Frases


Sentido Común Dominante Impuesto por el Mitrismo Histórico y Liberal
Autor: Domingo Faustino Sarmiento

Presidencia de Mitre (1862-1868). Domingo F. Sarmiento, embajador en los EEUU junto al personal de la Embajada. De
pie, a la derecha, “Bartolito” Mitre, hijo del presidente. Como se puede observar, el nepotismo es una práctica de antigua
data en el país, por parte de las élites oligárquicas.

El gaucho argentino: "Se nos habla de gauchos... La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa
chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso
hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen
de seres humanos". Carta de Sarmiento a Mitre del 20/09/1861.

La masa popular: "Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es
hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de
poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división
entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria
de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las
masas". Carta de Sarmiento a Mitre del 24/09/1861.

Huérfanos: "Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos
se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es
un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que
se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? ¿Los
huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que
de comer". Discurso en el Senado. Provincia de Buenos Aires, 13/09/1859.

7
Masacre patriótica: "Es necesario emplear el terror para triunfar. Debe darse muerte a todos los
prisioneros y a todos los enemigos. Todos los medios de obrar son buenos y deben emplearse sin
vacilación alguna, imitando a los jacobinos de la época de Robespierre". El Progreso, 15/10/1844.

Masacre patriótica: "La muerte de Benavídez es acción santa sobre un notorio malvado. Dios sea
loado." Fragmento nota periodística publicada en El Nacional, 28/10/1859.

Masacre patriótica: "Necesitamos entrar por la fuerza en la nación; la guerra si es necesario"


Carta a Mitre, 1861.

Masacre patriótica: "Los sublevados serán todos ahorcados, oficiales y soldados, en cualquier
número que sean". Carta a Mitre, 1866.

Masacre patriótica: "En las provincias viven animales bípedos de tan perversa condición que no
sé qué se obtenga con tratarlos mejor". Informe a Mitre, 1863.

Malvinas: "La invasión de las Malvinas por parte de los ingleses es útil para la civilización y el
progreso", Fragmento nota periodística publicada en El Progreso, 28/12/1842. En el Tomo 4º, p.
12 de sus Obras Completas se lamenta de la derrota de los ingleses cuando nos invadieron en 1806
y 1807.

La Patagonia: "He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar
aquel paso... El gobierno argentino engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa
que no merece cambiar dos notas. Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a
Chile y, quizá, toda la Patagonia... No se me ocurre, después de mis demostraciones, cómo se
atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni
pretexto de controversia le queda". Fragmento nota periodística publicada en El Progreso, 11 al 28
de noviembre de 1842 y La Crónica, 11/03/1849, 04/08/1849 y 29/04/1849.

La Patagonia: "Es una tierra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora
en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?". Fragmento nota
periodística publicada en El Nacional, 19/07/1878.

El Pueblo Paraguayo: "Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas
guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto a falta de razón. En ellos se perpetúa
la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes de los cuales ya han muerto ciento
cincuenta mil. Su avance, capitaneados por descendientes degenerados de españoles, traería la
detención de todo progreso y un retroceso a la barbarie... Al frenético, idiota, bruto y feroz
borracho Solano López lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Es
providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la
tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo contagio hay que librarse". Carta a
Mitre de 1872.

El Indígena: "¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una
invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a
quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos,
porque así son todos. Incapaces de progreso. Su exterminio es providencial y útil, sublime y
grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo
al hombre civilizado". Fragmento nota periodística publicada en El Progreso, 27/09/1844, El
Nacional, 19/05/1887, 25/11/1876 y 08/02/1879.

8
Los Salvajes: “Puede ser muy injusto exterminar salvajes, pero gracias a esta injusticia, la
América está ocupada hoy por la raza caucásica, la más perfecta, la más inteligente, la más bella y
la más progresiva de las que pueblan la tierra. Las razas fuertes exterminan a las más débiles, los
pueblos civilizados suplantan en posesión de la tierra a los salvajes. No debieran nuestros
escritores insistir sobre la crueldad de los españoles para con los salvajes de América, ahora como
entonces, nuestros enemigos de raza, de color, de tendencias, de civilización. Quisiéramos apartar
de toda cuestión social americana a todos los salvajes, por quienes sentimos, sin poder remediar,
una invencible repugnancia…, no son más que unos indios asquerosos, a quienes habríamos hecho
colgar y mandaríamos a colgar ahora, si reapareciesen en una guerra…”. Fragmento nota
periodística publicada en El Progreso, Santiago de Chile, 27 de Septiembre de 1844 y Sarmiento,
D. F., Obras Completas, Tomo II, pp. 214-216

Patriotismo: "Los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. Chile es
nuestra patria querida. Para Chile debemos vivir. En esta nueva afección deben ahogarse todas las
antiguas afecciones nacionales". Ídem, en El Progreso, 11/1/1843.

Artigas: "Artigas es un bandido, un tártaro terrorista. Jefe de bandoleros, salteador,


contrabandista, endurecido en la rapiña, incivil, extraño a todo sentimiento de patriotismo, famoso
vándalo, ignorante, rudo, monstruo, sediento de pillaje, sucio y sangriento ídolo con chiripá. Ese
salvaje animal que enchalecaba hombres con cuero fresco lleva por séquito inseparable el degüello
y la devastación". En Obras Completas, Tomo 17, pp. 87 y 92; Tomo 15, pp. 348 y 349 y Tomo 38,
p. 280.

Religión: "Los frailes y monjas se apoderan de la educación para embrutecer a nuestros niños...
Ignorantes por principios, fanáticos que matan la civilización, emigrantes confabulados y recua de
mujeres; basura de Europa, son la filoxeta y el cardo negro de la pampa, hierba dañina que es
preciso extirpar". Correspondencia entre Sarmiento y Mitre, Febrero de 1883.

Religión: "Franklin en moral avanza sobre la moral misma de Jesucristo". Correspondencia entre
Sarmiento y Mitre, Enero de 1886.

Los Judíos: “...el pueblo judío. Esparcido por toda la tierra ejerciendo la usura y acumulando
millones, rechazando la patria en que nace y muere por un ideal que baña escasamente el Jordán, y
a la que no piensa volver jamás. Este sueño que se perpetúa hace veinte o treinta siglos, pues viene
del origen de la raza, continua hasta hoy perturbando la economía de las sociedades en que viven,
pero de las que no forman parte. Y ahora mismo en la bárbara Rusia como en la ilustrada Prusia
se levanta el grito de repulsión contra este pueblo que se cree escogido y carece de sentimiento
humano, el amor al prójimo, el apego a la tierra, el culto del heroísmo, de la virtud, de los grandes
hechos donde quiera que se producen”. Artículo titulado Somos extranjeros, Fragmento nota
periodística publicada en El Censor, Buenos Aires, 1886)

Los Judíos: “Nos declaramos desde ahora en huelga para perseguir a la raza semítica, que con
Cahen, Rotschild, Baring y todos los sindicatos judíos Joachim y Jacob que pretenden dejarnos sin
patria, declarando a la nuestra artículo de ropa vieja negociable y materia de industria… ¡Fuera
la raza semítica!¨. Fragmento nota periodística publicada en El Diario, 5 de enero de 1888.

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