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En filosofía de las matemáticas, Intuicionismo o Neointuicionismo (contrario

a preintuicionismo), es una aproximación a las matemáticas a partir de una vista mental


constructiva humana.
Considera todo objeto matemático como producto de la mente humana, por ende, la
existencia de un objeto es equivalente a la posibilidad de su construcción. Esto contrasta con
el enfoque clásico, que formula que la existencia de un objeto puede ser demostrada
refutando su falsedad. Para los intuicionistas esto no es válido; la refutación de la falsedad de
un objeto matemático no significa que es posible hallar una prueba constructiva de su
existencia. Por consiguiente, el Intuicionismo es una variedad del Constructivismo matemático,
aunque no son el mismo concepto.
Para el Intuicionismo la validez de un enunciado matemático es equivalente a haber sido
probado, pues ¿qué otro criterio (un intuicionista diría) puede ser válido si los objetos son
meras construcciones mentales?.
Esto significa que un enunciado matemático no tiene el mismo significado para un intuicionista
que para un matemático clásico.
El Intuicionismo también rechaza la abstracción del infinito; no considera asignarle a
algún conjunto dado entidades infinitas, como el campo de los números naturales, o a
una secuencia arbitraria de números racionales.
Esto requiere la reconstrucción de los fundamentos de la Teoría de Conjuntos y
el Cálculo como la Teoría Constructivista de Conjuntos y el Análisis
Constructivo respectivamente.
Concepto. El i. sería la teoría gnoseológica (v. GNOSEOLOGíA) según la cual es la intuición (v.) el
único modo legítimo de conocer la realidad en toda su plenitud y pureza. El i. no niega la
existencia de otras formas de conocimiento (v.), pero las considera imperfectas, de manera que,
usando de ellas, el conocimiento que se obtiene de lo real sería inadecuado y espúreo. Puede
considerarse el i. como una reacción contra el valor cognoscitivo dado a la razón (v.) humana en
cuanto productora del discurso racional. Para el i., en toda forma de captar la realidad en la que el
objeto no se aprehenda de un modo inmediato y directo, sino a lo largo de un proceso integrado
por una pluralidad de momentos lógicos, hay que ver un obstáculo a una adecuada penetración de
nuestras facultades cognoscitivas en la esencia de las cosas. El i., de gran tradición en la historia
del pensamiento filosófico, puede remontar sus precedentes hasta Platón; y ha alcanzado su
máximo esplendor en los s. XIX y xx, en parte como reacción frente al racionalismo (v.) imperante
en la filosofía europea durante la Edad Moderna. Mas el i. no es una doctrina monolítica; adopta
diversas manifestaciones, las cuales, sobre una base común de hipervaloración de la intuición, se
diferencian profundamente entre sí e incluso llegan a estar claramente contrapuestas.

Intuicionismo platónico. Platón (v.) es el padre del i.; en él, por vez primera, se ha presentado a
la intuición como la fuente más perfecta de conocimiento. Es en la nóesis, un conocimiento
intuitivo, en la que el alma capta directamente y sin intermediarios la realidad de las ideas eternas.
Platón distingue cuatro formas del conocer (Rep. 509d-5110: la eicasía (conjetura), la pístis
(creencia), la diánoia (discurso racional) y la nóesis (intuición). Menospreciando las dos primeras,
como ancladas en lo sensible, valorará positivamente el discurso racional (v. RACIOCINIO) como
modo de captar el ente matemático; pero únicamente gracias a la intuición, según él, es como el
hombre llega a conocer la verdadera realidad, el mundo inteligible de las ideas eternas. El uso de
la razón discursiva es para Platón un camino que debe llevarnos a una superación del mismo, a la
vía de la intuición. Con la primera sólo captamos el ser «como entre sueños» (Rep. 533c), con la
segunda llegamos a él en pleno estado de vigilia.

Intuicionismo de la escuela escocesa. En T. Reid y otros representantes de esta escuela puede


rastrearse una cierta modalidad de i. Como reacción frente al escepticismo (v.) en que había
desembocado con Hume (v.) el empirismo (v.) inglés, Reid sostendrá que las verdades primarias,
tanto del orden especulativo como del práctico, son obtenidas, no por los sentidos externos o
internos ni por la razón, sino por lo que el llama common sense, sentido común, que es una forma
intuitiva de conocimiento en la que se fundamenta todo el saber científico y toda la conducta
moral del hombre. Los principles of common sense, las verdades primarias, no son demostrables
mediante el uso de la razón, no son accesibles al discurso racional. Se admiten por captación
directa, porque su visión inmediata es garantía suficiente y necesaria de su radical validez (v.
SENSISMO).

Intuicionismo en el idealismo alemán. La revalorización de la intuición llevada a cabo por Kant


(v.) influyó notablemente en el idealismo (v.) alemán. Para Kant, la intuición se caracteriza por ser
eminentemente activa y creadora. Esta tesis kantiana, acrecentada por sus epígonos, hizo que
todo el pensamiento idealista alemán estuviera cruzado por un erróneo intuicionismo a ultranza
(J. Barion, Die intellektuelle Anschauung be¡ Fichte und Schelling, La intuición intelectual en Fichte
y Schelling, Würzburg 1929). La postura de Schelling (v.) es tajante a este respecto: la filosofía
trascendental debe ir acompañada constantemente por la intuición intelectual (System des
transzendentalen Idealismus, Sistema del idealismo trascendental, sec. 1, Tubinga 1800, cap. 1).
Análoga valoración de la intuición intelectual aparece en Hegel (v.). Para él, el puro intuir se
identifica con el puro pensar y es en la intuición donde el espíritu se capta con mayor pureza a sí
mismo (Enzyklopüdie der philosophischen Wissenschaften im Grundrisse, Enciclopedia de las
ciencias filosóficas en sus fundamentos, 63). Esta corriente intuicionista penetrará también en
Schopenhauer (v.), para quien la intuición es el medio de captar, en medio del flujo fenoménico, la
verdadera realidad que bajo él subyace, la Voluntad universal como principio último de todo lo
real.

Intuicionismo bergsoniano. No es exagerado afirmar que ha sido con Bergson (v.) con quien el i.
ha llegado a su máximo esplendor. Ningún pensador ha expuesto con tal claridad y brillantez el
alto papel asignado a la intuición, aunque minusvalore otras formas o vías de conocimiento.
Bergson contrapone dos fuentes de conocimiento, la inteligencia (v.) y la intuición. La primera,
tradicionalmente tan valorada como la facultad más fecunda en el orden cognoscitivo, se le
presenta como afectada de una radical imperfección que la incapacita para llegar a la captación de
lo real; la inteligencia, según él, adultera la realidad (v.). Ésta es algo fluyente, inespacial, transida
por la duración; la inteligencia la transforma en algo inmovilizado, espacializado. La continuidad de
lo real se muta en una pluralidad de seres separados y anquilosados; es el célebre «morcelage». La
inteligencia es el instrumento del saber científico, es el medio de que se sirve eJ homo faber, es la
facultad de producir utensilios. No es que carezca totalmente de valor, pero, si bien puede
satisfacer las necesidades del conocimiento científico, nunca nos permite llegar a la raíz de lo real.
Para introducirnos en la esencia del ser (v.) hemos de acudir a la intuición, la única vía posible
para la construcción de una metafísica (v.), la única vía posible para Bergson para captar la
plenitud del ser en cuanto tal ser. La intuición es «conciencia, pero conciencia inmediata, visión
que apenas se distingue del objeto visto, conocimiento que es contacto y, por último,
coincidencia» (La pensée et le mouvant, El pensamiento y el moviente, París 1934, 35 ss.). En la
intuición se produce una íntima simpatía entre el sujeto y el objeto, por la que el primero conoce
directa e inmediatamente al segundo. Y esta intuición es inefable. La realidad así intuida no puede
comunicarse a los demás. Lo único factible es provocar en los otros sujetos, mediante una cadena
adecuada de comparaciones y metáforas, la visión intuitiva.

Intuicionismo husserliano. Junto con Bergson, ha sido Husserl (v.) el pensador que más ha
revalorizado el i. en el filosofar contemporáneo. Todo su método fenomenológico (v.
FENOMENOLOGÍA) gira sobre la noción de intuición eidética (del griego eídos, idea o esencia). Es
ésta un conocimiento perfecto, un aprehender la esencia (v.) de los objetos prescindiendo de las
particularidads subjetivas y empíricas de los mismos (Ideen zu einer reinen Phdnomenologie und
phiinomenologischen Philosophie, Ideas para una fenomenología pura y una filosofía
fenomenológica, 1, Halle 1913, 3). Y a esta intuición eidética asignará Husserl la misión de ser la
vía de acceso a una ciencia filosófica universal.

Intuicionismo axiológico. La influencia de Husserl ha llevado a M. Scheler (v.) y N. Hartmann (v.)


a aplicar el método de la intuición al campo de la Axiología (v.) Para el primero, el axiólogo más
destacado de la escuela fenomenológica, las esencias de Husserl se transforman en los valores,
entes ideales a priori que son captados, no en virtud del razonamiento, sino mediante la intuición
emotiva, que tiene lugar como término de la pura descripción fenomenológica de los actos
habidos en el ámbito de las vivencias afectivas. Esta intuición emocional no puede razonarse. Es un
modo de captar el valor de forma inmediata, del que el sujeto está o dotado o privado. Por ello
Scheler hablará de una ceguera para los valores semejante a la que, en el campo de la intuición
sensitiva, se da respecto del color.

Intuicionismo en el espiritualismo cristiano. Dentro de esta corriente filosófica actual ha


aquirido gran importancia el valor de la intuición. Así M. F. Sciacca (v.) dirá: «L'idea dell'essere non
é un concetto, ma un'idea e, como tale, fonte di tutti i concetti: essa non é dedotta
discorsivamente, ma é concepita per intuizione» (L'intériorité objective, Milán 1952, 31). De esta
forma la intuición se convierte en la base de una metafísica, con plena superioridad sobre el
conocer racional, que habrá de cimentarse en el saber intuitivo.

Intuicionismo matemático. Una de las corrientes matemáticas de más fecundidad en el


momento actual es el llamado Intuicionismo matemático. En oposición al formalismo de Hilbert
(v.), fue creado por L. Brouwer (v.) sobre la base de anteriores ideas defendidas por L. Kronecker.
La tesis fundamental de este i. es la afirmación de que la Matemática (v.) está constituida
exclusivamente por un conjunto de entes construidos intuitivamente por el matemático, sobre los
que se seguirán construyendo otros mediante un sistema operacional claro, preciso y fecundo.

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