Universidad Sergio Arboleda - Opción de grado – Ingeniería Humanitaria, 2023-01

La importancia de los ecosistemas de Bosque

de Niebla para Colombia, un enfoque en la
diversidad funcional ecosistémica

Angela Yuveli Avila Camacho, Nelson Andres Samudio Osorio

Estudiantes Pregrado en Ingeniería Ambiental, Escuela de Ciencias Exactas e Ingeniería- ECEI,
Universidad Sergio Arboleda
angela.avila2@usa.edu.co, nelson.samudio@usa.edu.co

Ellie Anne López Barrera

Instituto de Estudios y Servicios Ambientales-IDEASA, Universidad Sergio Arboleda
ellie.lopez@usa.edu.co

-Recibido para revisión 2023, aceptado fecha 2023, versión final 2023-

Los ecosistemas proveen una amplia gama de
beneficios para el ser humano. En primer
lugar, los ecosistemas son la base para la
provisión de recursos naturales, como
alimentos, agua, madera, medicinas y
combustibles, que son esenciales para la
subsistencia y el bienestar de las comunidades
humanas (Millennium Ecosystem Assessment,
2005, p. 23). Como segunda instancia, los
ecosistemas juegan un papel fundamental en la
regulación del clima, ya que actúan como
sumideros de carbono y reguladores del ciclo
del agua (Intergovernmental Panel on Climate
Change, 2014, p. 123) y al final encontramos
la biodiversidad, como otro aspecto relevante
de estos sistemas, el cual tiene un valor
intrínseco y provee servicios ecosistémicos
como la polinización de cultivos, el control de
plagas y la protección de suelos, que son
esenciales para la producción de alimentos y el
sostenimiento de la vida en la Tierra
(Convention on Biological Diversity, 1992, p.
10).
conocimiento, como el de las comunidades
locales y los pueblos indígenas. Se espera que
esta perspectiva más amplia conduzca a
mejores resultados políticos y una protección
más efectiva de la naturaleza (IPBES, 2018).
Los bosques de niebla tal cual se observa en
la Figura 1 son considerados uno de los
ecosistemas más diversos del mundo,
albergando una gran cantidad de especies
endémicas, es decir, especies que solo se
encuentran en esta región. Según
investigaciones científicas, estos ecosistemas
son hogar de más de 9.000 especies de plantas,
incluyendo una gran cantidad de orquídeas,
musgos y helechos, lo que representa
aproximadamente el 15% de las especies de
plantas conocidas en el país (García et al.,
2017). Además, se estima que estos bosques
son hogar de al menos el 10% de las especies
de aves del mundo, incluyendo especies
emblemáticas como el cóndor de los Andes
(Múnera-Roldán et al., 2019).

Un grupo de expertos propone un nuevo

enfoque para informar políticas y decisiones
relacionadas con la naturaleza. En lugar de
verla solo como proveedora de servicios y
mercancías, se busca valorar también sus
contribuciones sociales, culturales y
espirituales. Este enfoque inclusivo reconoce
la importancia de la cultura y otros sistemas de
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Figura 1. Bosque de niebla. Tomada de
(Sánchez, 2019).
Los bosques de niebla, y en particular aquellos
localizados en los Andes, son considerados
especialmente ricos en especies debido al
mayor endemismo de los bosques andinos
comparados con otros bosques del mundo
(Gentry, 1992 en Bubb et al., 2004). En
Colombia, estos bosques albergan especies de
flora y fauna amenazadas y/o emblemáticas
como la palma de cera (Ceroxylon spp), los
pinos nativos colombianos (géneros
Podocarpus y Prumnopitys), bosques
homogéneos dominados por robles (Quercus),
el oso de anteojos (Tremarctos ornatos), el
tapir de montaña (Tapirus pinchaque), el lorito
de fuertes (Hapalopsittaca fuertesii) y el lorito
orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis), por
mencionar solo algunos de ellos.
Productos como frutas y plantas medicinales y
ornamentales son extraídos por comunidades
locales del bosque de niebla. Dos plantas de
importancia medicinal que se extraen de los
bosques de niebla de Ecuador y África son la
quinina (Cinchona succirubra) y el ciruelo
(Prunus africana), respectivamente. La
extracción de plantas ornamentales como
helechos, orquídeas, bromelias y musgos se ha
convertido en una actividad para suplir
mercados locales, especialmente en Colombia,
Costa Rica, Guatemala y México. Aunque en
muchos casos la extracción de estas especies
se realiza de manera insostenible, en otros se
demuestra que el manejo sostenible de estos
productos puede llegar a ser una alternativa
para las comunidades locales (Romero 1999,
Wolf y Konings 2001). En Colombia, los usos
2
maderables de los bosques de niebla se asocian
con la extracción de leña y madera para
construcciones locales, mientras que los usos
no maderables se relacionan con la cacería y la
extracción de plantas ornamentales y de
resinas y materia prima para la elaboración de
artesanías (Armenteras Pascual et al., 2007).
Una de las características más importantes de
este sistema es la diversidad funcional de las
especies que lo conforman. La diversidad
funcional ha sido propuesta como la clave para
entender la relación entre la diversidad, la
estructura de las comunidades y el
funcionamiento de los ecosistemas (Tilman et
al. 1997; Chapin et al. 2000; Díaz y Cabido
2001; Naeem y Wright 2003). En los bosques
de niebla, la diversidad funcional de las
especies es crucial para el funcionamiento del
ecosistema y su capacidad para brindar
servicios ecosistémicos a las comunidades
humanas.
Una de las características más notables en
cuanto a funcionalidad en este tipo de bosques
es la presencia de una amplia variedad de
formas de vida y estrategias de supervivencia.
Por ejemplo, en la vegetación de los bosques
de niebla se encuentran plantas epífitas, como
bromelias y orquídeas, que crecen en las ramas
de los árboles y obtienen nutrientes y agua del
aire y de la niebla. Estas plantas juegan un
papel importante en la captura de agua y
nutrientes, así como en la provisión de refugio
y alimento para una serie de especies de fauna
que dependen de ellas (Gentry, 1993).
Este territorio es el hogar de una amplia
variedad de aves, muchas de las cuales tienen
características funcionales específicas,
desempeñando un papel importante en la
dispersión de semillas de plantas epífitas, en la
regulación de la población de insectos (Stiles y
Skutch, 1989) y ayudando en el control
biológico de plagas forestales (Renjifo et al.,
2016).
La diversidad funcional también la podemos
observar en los invertebrados, como los
insectos y las arañas. En este caso, las arañas
del género Theraphosidae, conocidas como
tarántulas, son depredadores importantes en
los bosques de niebla colombianos, regulando
la población de insectos y otros artrópodos
(Perafán y Jiménez, 2018). Además, los
insectos polinizadores, como las mariposas y
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los colibríes, desempeñan un papel crucial en
la reproducción de muchas especies vegetales
de los bosques de niebla, contribuyendo a la
polinización cruzada y la dispersión de
polen (Gómez-Acevedo et al., 2017).
En cuanto a los microorganismos del suelo,
estos no se quedan atrás, ya que en conjunto
con las bacterias y los hongos, juegan un papel
importante en la descomposición de la materia
orgánica y en la ciclación de nutrientes,
influyendo en la disponibilidad de nutrientes
para las plantas y otros organismos (Pardo-De
Santayana et al., 2011). Además, los bosques
de niebla son también hogar de una amplia
variedad de mamíferos, como los monos, los
osos de anteojos y los pumas, que cumplen
funciones importantes como dispersores de
semillas y reguladores de poblaciones de
presas (Noguera-Urbano et al., 2019).
La polinización es un proceso fundamental
para la reproducción de las plantas, y muchas
especies de plantas en estos ecosistemas de
Colombia dependen de la polinización
realizada por insectos, aves y murciélagos para
producir frutos y semillas (González et al.,
2015). Por ejemplo, varias especies de
orquídeas, que son emblemáticas de estos
ecosistemas, dependen de polinizadores
específicos, como abejas y colibríes, para su
reproducción (González et al., 2015), de un
tiempo para acá estas especies polinizadoras
han tenido un impacto negativo haciendo que
se reduzca sus poblaciones debido a la
degradación de los bosques de niebla por lo
cual podría generar consecuencias negativas
en la reproducción de las plantas y la
persistencia del ecosistema a largo plazo.
Otra función importante de las especies en los
bosques de niebla es la dispersión de
semillas. Muchas especies de plantas en estos
ecosistemas dependen de la ayuda de animales
para dispersar sus semillas, ya que la densa
vegetación y la limitada luz solar dificultan la
dispersión aérea o el crecimiento directo en el
suelo. Las aves, murciélagos, osos perezosos y
otros animales que habitan en los bosques de
niebla actúan como dispersores de semillas al
ingerir frutos y luego depositar las semillas en
diferentes áreas a través de sus excrementos.
Este proceso permite que las semillas sé
dispersen a lugares adecuados para su
germinación y crecimiento, lo que contribuye
3
a la regeneración y diversificación del
bosque (Armenteras et al., 2018).
La diversidad funcional de las especies en los
bosques de niebla también está estrechamente
relacionada con los ciclos de los nutrientes.
Los bosques de niebla actúan como sumideros
de carbono y juegan un papel fundamental en
la regulación del clima a nivel local y global.
Las diferentes especies presentes en estos
ecosistemas tienen diferentes estrategias de
absorción y acumulación de nutrientes, lo que
contribuye a la circulación y disponibilidad de
nutrientes en el suelo y en la vegetación (Etter
et al., 2019). También se encuentra una
estrecha relación con la resistencia y
resiliencia de estos ecosistemas frente a
perturbaciones y cambios ambientales, ya que
la pérdida de especies o la reducción de la
diversidad funcional puede tener efectos
negativos en la capacidad del ecosistema para
mantener sus funciones y servicios
ambientales, como la regulación del clima, la
purificación del agua, la protección contra
inundaciones y la conservación de la
biodiversidad. Por lo tanto, es crucial tomar en
cuenta la diversidad funcional de las especies
en los bosques de niebla al desarrollar
estrategias de conservación y manejo
sostenible de estos ecosistemas (Pardo et al.,
2016).
La presencia de una amplia gama de especies
con diferentes funciones ecológicas, como
polinizadores, herbívoros, depredadores,
descomponedores y reguladores del clima,
proporciona una mayor capacidad de
adaptación y recuperación del ecosistema
frente a perturbaciones como incendios
forestales, eventos climáticos extremos y
cambios en el uso del suelo (Hernández et al.,
2020), esto se puede observar, con la presencia
de diferentes estrategias de captura de
nutrientes en la vegetación, como las plantas
epífitas, asegura que los nutrientes sean
capturados de diferentes formas y fuentes, lo
que ayuda a mantener la fertilidad del suelo y
la disponibilidad de nutrientes para otras
plantas y organismos del ecosistema (Givnish,
1999).
La estrategia tradicional de rehabilitación de
pastizales abandonados en la zona andina
colombiana consiste en permitir la sucesión
natural, lo que puede llevar décadas para que
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crezca un bosque secundario. La
reforestación convencional, que implica la
siembra directa de árboles, se ha convertido en
una alternativa costosa y de mantenimiento
elevado. Además, los programas de
reforestación a menudo se centran en la
producción de bienes y servicios ambientales
en lugar de restaurar la estructura y función de
los ecosistemas transformados. Estos cambios
tienen efectos en la composición florística y
los procesos funcionales de los ecosistemas
alterados. Se presentan problemas de
establecimiento de especies, sucesión vegetal,
erosión del suelo, disminución de la
productividad y alteración del ciclo de
nutrientes. La descomposición de la
hojarasca es un proceso clave para la entrada
de nutrientes al suelo y la productividad, pero
se conoce poco acerca de este proceso en los
bosques alterados. La descomposición implica
mecanismos físicos, químicos y biológicos que
transforman la materia orgánica en formas más
estables (García-Velásquez et al., 2010).
La diversidad funcional en los bosques de
niebla también tiene un valor cultural y
socioeconómico para las comunidades
humanas que habitan en estas áreas. Muchas
comunidades locales dependen de los recursos
naturales y servicios ecosistémicos que
proporcionan los bosques de niebla para su
subsistencia, como la provisión de agua, la
recolección de alimentos y medicinas, y el
turismo basado en la observación de la
diversidad biológica. La preservación de la
diversidad funcional en los bosques de niebla
es, por lo tanto, crucial para la sostenibilidad
de las comunidades humanas que dependen
de estos ecosistemas (Pulido-Torres et al.,
2020). Además, la riqueza biológica y cultural
de los bosques de niebla en Colombia también
tiene un valor intrínseco y ético, ya que cada
especie y función ecológica tiene el derecho
inherente de existir y contribuir a la belleza y
complejidad del mundo natural (Leopold,
1949).
Sin embargo, a pesar de la importancia de los
ecosistemas y la biodiversidad para el ser
humano y Colombia, estos enfrentan
numerosos desafíos y amenazas. La
deforestación, la degradación de los suelos, la
contaminación, la sobreexplotación de
recursos naturales, el cambio climático y la
pérdida de hábitats son algunos de los
4
principales problemas que enfrentan los
ecosistemas colombianos en la actualidad
(Ortíz, 2019, p. 225). La expansión de la
agricultura, la ganadería, la minería ilegal, la
construcción de infraestructuras, la tala ilegal
y la caza indiscriminada son algunas de las
actividades humanas que están generando un
impacto negativo en los ecosistemas y la
biodiversidad del país.
La deforestación es uno de los problemas más
graves que enfrenta Colombia en términos de
la pérdida de ecosistemas y biodiversidad.
Según el Instituto de Hidrología, Meteorología
y Estudios Ambientales (IDEAM), entre 1990
y 2015 se perdieron alrededor de 7,9 millones
de hectáreas de bosques en Colombia,
principalmente debido a la expansión de la
agricultura, la ganadería y la minería ilegal
(IDEAM, 2016, p. 23). La deforestación tiene
un impacto directo en la pérdida de hábitats, la
alteración de los ciclos hidrológicos, la erosión
del suelo, la pérdida de biodiversidad y la
emisión de gases de efecto invernadero, lo que
contribuye al cambio climático a nivel global
(Pacheco et al., 2019, p. 187).
En general, la extracción del agua de niebla
para comunidades se realiza con mallas que
abarcan grandes áreas. Aunque es una técnica
viable, no es la mejor. A continuación se
encuentra uno de los equipos de medición de
niebla que poseen mayores eficiencias y que
muy probablemente ayuden más a realizar
estudios científicos que para abastecer a una
población.
La recolección de agua de niebla es una
tecnología sustentable y económica que se ha
utilizado en varios lugares del mundo para
proveer agua potable a comunidades con
escasez de suministro. En Colombia, hay
zonas en las cordilleras y serranías donde se
pueden aprovechar estas condiciones
climáticas. El método consiste en utilizar
mallas captadoras orientadas
perpendicularmente al flujo del viento para
recoger las gotas de agua suspendidas en la
niebla, como se observa en la Figura 2. Estas
gotas se adhieren a la malla y se recolectan en
tanques. Los lugares ideales para la
recolección de niebla son aquellos con poca
precipitación y cerca de cuerpos de agua que
generen evaporación masiva, como lagos u
océanos, y con factores de condensación
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rápida, como la elevación del terreno. En
Colombia, se ha realizado investigación
limitada sobre la recolección de agua de
niebla, pero existen posibilidades de
aplicaciones a gran escala en diferentes zonas
del país. Esta tecnología proporciona una
solución costo-efectiva para problemas de
escasez y calidad del agua en áreas rurales
(García-Ubaque et al., 2013).
Figura 2. Captador atrapanieblas. Tomada
de (Portal Frutícola, 2017).
Otro desafío importante es la degradación de
los suelos, que afecta negativamente la
capacidad de los ecosistemas para
proporcionar servicios ecosistémicos. La
degradación del suelo, causada por prácticas
agrícolas no sostenibles, la erosión, la
compactación del suelo, la contaminación y la
destrucción de la vegetación, reduce la
fertilidad del suelo, disminuye la capacidad de
retención de agua y nutrientes, y afecta la
capacidad de los ecosistemas para regular el
clima y mantener la biodiversidad (FAO,
2015, p. 82). Esto tiene un impacto directo en
la producción de alimentos, la disponibilidad
de agua y la capacidad de adaptación al
cambio climático.
Entre 2000 y 2010, se perdieron trece
millones de hectáreas de ecosistemas
forestales a nivel global. Actualmente, hay
850 millones de hectáreas de bosques
degradados en el mundo, y se necesita un plan
de restauración y rehabilitación para recuperar
la biodiversidad y los servicios ecosistémicos
que brindan. Los bosques desempeñan un
papel clave en la mitigación del cambio
climático al actuar como depósitos de
carbono. Existen varios reservorios de
carbono, como el océano, la atmósfera, el
sistema terrestre y el suelo, que capturan
grandes cantidades de carbono. El suelo es
5
especialmente importante, ya que alberga una
alta cantidad de biomasa orgánica que se
estabiliza durante miles de años. Sin embargo,
el potencial de captura de carbono de los
bosques varía según la ubicación y el tipo de
ecosistema, lo que afecta el valor del
ecosistema (Huamán, 2020). Algunos de los
beneficios de esta captura se pueden observar
en la Figura 3.
Figura 3. Ventajas del secuestro de carbono
en el suelo. Tomada de (ClimateScience,
2023).
El cambio climático, en donde el aumento de
las temperaturas, los cambios en los patrones
de precipitación y los eventos climáticos
extremos como sequías, inundaciones y
huracanes, tienen un efecto directo en la
distribución de las especies, los ecosistemas y
los servicios ecosistémicos. Por ejemplo, se
han registrado cambios en la distribución de
especies de flora y fauna en Colombia debido
al cambio climático, lo que ha llevado a la
alteración de los ecosistemas y la pérdida de
biodiversidad (López et al., 2019, p. 245).
Además, el cambio climático también afecta la
disponibilidad de agua, la producción de
alimentos y la capacidad de los ecosistemas
para mitigar los efectos del cambio climático,
como la captura de carbono y la regulación del
clima (IPCC, 2014, p. 876).
Para enfrentar estos desafíos y proteger la
importancia de los ecosistemas para el ser
humano y Colombia, es esencial implementar
medidas de conservación y manejo
sostenible de los recursos naturales. La
conservación de la biodiversidad y los
ecosistemas no solo es responsabilidad de los
gobiernos, sino también de la sociedad en su
conjunto, incluyendo a comunidades locales,
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organizaciones no gubernamentales,
instituciones académicas y el sector privado.
El monitoreo y manejo adaptativo son
fundamentales en los proyectos de
restauración debido a la naturaleza dinámica
de los ecosistemas y la incertidumbre asociada
al futuro. Es necesario promover mecanismos
que permitan adaptarse a los cambios en las
condiciones. Por ejemplo, periodos de sequía
prolongada o tormentas fuertes pueden afectar
el crecimiento y la supervivencia de los
árboles. El monitoreo regular de los sitios
permite realizar intervenciones y ajustar las
estrategias y especies según sea necesario, lo
cual es un proceso de aprendizaje continuo.
Dado que se espera un aumento en la
frecuencia y magnitud de cambios abruptos
debido al cambio climático, es fundamental
fomentar enfoques que promuevan la
capacidad adaptativa de los proyectos de
restauración (Toledo Aceves et al., 2020).
Una estrategia clave para la conservación de
los ecosistemas y la biodiversidad es
implementar prácticas de manejo sostenible
de los recursos naturales en actividades como
la agricultura, la pesca, la silvicultura y la
minería, para garantizar su utilización de
manera responsable y sostenible. Esto incluye
el uso de prácticas agrícolas sostenibles, la
promoción de la pesca responsable, la
silvicultura de bajo impacto, y la adopción de
tecnologías limpias y prácticas de producción
y consumo sostenible (FAO, 2015, p. 104).
También es importante promover la
participación y consulta de las comunidades
locales en la toma de decisiones sobre el
manejo de los recursos naturales, ya que su
conocimiento tradicional y su relación cercana
con los ecosistemas son fundamentales para la
conservación de la biodiversidad (León et al.,
2018, p. 217).
La crisis ambiental causada por la destrucción
de bosques, la pérdida de biodiversidad, la
contaminación y el cambio climático
plantean desafíos a la educación y la necesidad
de transformación. La globalización y los
avances en la transmisión de información
brindan oportunidades para la producción y
difusión del conocimiento en ciencias
ambientales. Es necesario replantear la
educación desde la pedagogía y encontrar
soluciones ambientales para abordar la crisis
6
ecológica desde la escuela y la familia
(Herrera Guzmán et al., 2017).
Se mencionan aspectos políticos y
normativos, como la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el medio humano en
1972 y otras reuniones internacionales que
reconocen la importancia de la educación
ambiental. En Colombia, se estableció el
Proyecto de Educación Ambiental en 1994,
que promueve la educación ambiental en
todos los niveles de educación formal y
establece la coordinación entre el Ministerio
de Educación Nacional y el Ministerio del
Medio Ambiente (Herrera Guzmán et al.,
2017).
La educación ambiental y la concientización
pública también juegan un papel fundamental
en la protección de los ecosistemas y la
biodiversidad. Es importante promover la
comprensión de la importancia de los
ecosistemas y la biodiversidad para el ser
humano, así como fomentar una cultura de
respeto y conservación de la naturaleza. La
educación ambiental puede ser implementada
en diferentes niveles, desde la educación
formal en escuelas y universidades, hasta
programas de sensibilización en comunidades
locales y campañas de concientización pública
a nivel nacional. La promoción de una
mayor comprensión y conciencia sobre la
importancia de los ecosistemas y la
biodiversidad puede llevar a cambios positivos
en las actitudes y comportamientos de las
personas, lo que contribuirá a una mejor
protección y conservación de los ecosistemas
en Colombia (González et al., 2017, p. 532).
Las comunidades locales suelen tener un
profundo conocimiento tradicional sobre los
ecosistemas en los que viven, así como una
conexión cultural y emocional con la
naturaleza. Involucrar a las comunidades
locales en la toma de decisiones sobre la
gestión de los recursos naturales y la
conservación de los ecosistemas, no solo
promueve la equidad y la justicia social, sino
que también garantiza que las decisiones
tomadas sean más adecuadas y sostenibles a
largo plazo (Roa et al., 2019, p. 421). La
participación activa y significativa de las
comunidades locales puede incluir la consulta,
el consentimiento previo, la participación en la
planificación y la implementación de
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programas de conservación, y la participación
en beneficios derivados de la conservación
(Pardo et al., 2017, p. 215).
En resumen, el bosque de niebla, también
conocido como bosque nublado o bosque de
montaña, es un tipo de ecosistema que se
encuentra en regiones de alta montaña o áreas
tropicales con condiciones climáticas
específicas que crean una constante cobertura
de niebla o neblina. Estos bosques son
extremadamente importantes desde el punto de
vista ecológico y desempeñan varias funciones
clave:
● Conservación de la biodiversidad: Los
bosques de niebla albergan una rica
diversidad de especies vegetales y
animales, incluyendo muchas especies
endémicas y en peligro de extinción. La
constante humedad proporcionada por la
niebla crea un microclima único que
favorece la supervivencia de numerosas
especies adaptadas a estas condiciones.
● Regulación del ciclo hidrológico: La
niebla que se condensa en los bosques de
niebla contribuye significativamente a la
precipitación local. Las hojas de los
árboles capturan y condensan la humedad
presente en la niebla, lo que aumenta la
cantidad de agua disponible en el suelo y
los arroyos cercanos. Esto es
especialmente importante en regiones
donde los bosques de niebla son la
principal fuente de agua dulce.
● Protección del suelo y regulación del
clima: La densa vegetación de los
bosques de niebla ayuda a evitar la
erosión del suelo y a mantener su
estabilidad. Además, los árboles absorben
dióxido de carbono (CO₂) a través de la
fotosíntesis, lo que contribuye a mitigar el
cambio climático al actuar como
sumideros de carbono.
● Ecoturismo y educación ambiental: Los
bosques de niebla son destinos turísticos
populares debido a su belleza escénica y
su diversidad biológica. El ecoturismo en
estas áreas puede generar ingresos para
las comunidades locales y promover la
conservación de los ecosistemas a través
de la educación ambiental y la
sensibilización.
7
Además, son hogar de especies
emblemáticas como ranas y aves. La
preservación y educación ambiental son clave
para garantizar la supervivencia de los
bosques de niebla y promover su importancia
en la sostenibilidad del planeta.
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