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I.2.

Derecho Eclesiástico del estado

RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS BIENES CULTURALES ECLESIÁSTICOS


EN EXTREMADURA

Por D. Rafael Valencia Candalija


Doctorando del Departamento de Derecho Público

Resumen
Este artículo trata de describir el régimen jurídico de los bienes integrantes del
Patrimonio Histórico Artístico de la Iglesia Católica, prestando especial atención entre
éstos a aquellos bienes situados en el territorio de la Comunidad Autónoma de Extrema-
dura. Para ello, se analizan todos y cada uno de los documentos jurídicos que abordan
la cuestión del patrimonio cultural de la Iglesia en nuestra Comunidad Autónoma, entre
ellos, la propia Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura y todos aquellos
convenios fruto de la colaboración entre la Junta de Extremadura y las diócesis estable-
cidas en nuestra región.

Abstract
This article attempts to describe the legal regime of the integrating goods of the
Artistic Historical Patrimony of the Catholic Church, paying special attention to those
goods located in the region of Extremadura. For this purpose, all the legal documents that
approach the question of the cultural heritage of the church in our region are analysed,
among them, the very Law of Historical and Cultural Patrimony of Extremadura and all
the agreements resulting from the collaboration between the Regional Government of
Extremadura and the dioceses established in our region.
sumario

I. INTRODUCCIÓN
A) Aproximación al concepto de bien cultural
B) Naturaleza jurídica de los bienes. su finalidad

II. LA LEGISLACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL ECLESIÁSTICO


A) Legislación estatal
1.  Legislación Unilateral
2.  Legislación Bilateral
B) Legislación autonómica
1.  Legislación Unilateral
2.  Legislación Bilateral
III. LEGISLACIÓN DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA
A) La L.P.H.E.X.
B) Convenios de colaboración suscritos por la Junta
de Extremadura en materia de Patrimonio Cultural
1.  Convenios de colaboración con el Estado
2.  Convenios de colaboración con la Iglesia Católica
Anuario de la Facultad de Derecho, ISSN 0213-988-X, vol. XXIV, 2006, 57-72

I.   INTRODUCCIÓN

A)   Aproximación al concepto de bien cultural


En las últimas décadas ha aumentado la preocupación del Estado por la
protección y conservación de su patrimonio cultural. No en vano, los bienes
que integran el patrimonio cultural se han convertido en portadores de la tra-
dición histórica de cada civilización y son transmisores de la herencia cultural y
religiosa de nuestros antepasados. Así lo refleja la ley 16/1985, de 25 de junio,
de Patrimonio Histórico Nacional (L.P.H.) en su Preámbulo, donde se señala
«que el Patrimonio Histórico Español es el principal testigo de la contribución
histórica de los españoles a la civilización universal y de su capacidad creativa
contemporánea».
No resulta fácil definir, en pocas palabras, un concepto tan difuso como es
el de bien cultural. En este sentido, la doctrina española está notablemente in-
fluenciada por las conclusiones de la «Comisión Franceschini» que fue creada a
mediados de los años sesenta en Italia con el objetivo de abordar el estudio de
los bienes de interés histórico-artístico. Esta comisión estimó que debía conside-
rarse incluido en el patrimonio cultural «il bene che costituisca testimonianza materiale
avente valore di civilitá» y esta idea es la que lentamente se ha ido consolidando
tanto en la escuela italiana como en la española.
Pero, como señala Motilla, «es evidente que la interpretación del significado
de referencia o testimonio histórico de civilización no aclara la indeterminación
insita al concepto de cultura». Quizás no sea el ámbito del Derecho el adecuado
para aportar una definición uniforme del concepto de bien cultural, toda vez
que, las definiciones que de los bienes culturales puedan realizarse, pertenecen
al ámbito metajurídico. Es decir, nos encontramos ante «nociones abiertas que
el ordenamiento jurídico regula reenviando su definición a ciencias no jurídi-
cas». Así, el jurista deberá acudir a otras disciplinas como son la arqueología, la
historia o la historia del arte, dedicadas a la investigación de esta materia para
acotar el significado y contenido del concepto de bien cultural.


Boletín Oficial del Estado (B.O.E.) de 29 junio de 1985.

G. Giannini, «I benni culturali», en Revista Trimestale di Diritto Pubblico, 1976, pág. 5 cit. en
A. Motilla, Régimen Jurídico de los Bienes Histórico-Artísticos de la Iglesia Católica, Eurolex, Madrid, 1995.
pág. 20.

Ibidem, pág. 20.

Ibidem, págs. 20-21.
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B)   Naturaleza jurídica de los bienes. Su finalidad


Aunque son tres las teorías que se han elaborado sobre la naturaleza jurídica
de los bienes que integran el patrimonio cultural, ha sido la teoría de la propiedad
dividida de Giannini la comúnmente aceptada por la doctrina. Teoría que dis-
tingue entre «cosa» como soporte físico y «bien», que es la utilidad de esa cosa,
es decir, en el caso de los bienes del patrimonio cultural la cosa pertenece al
propietario, pero al mismo tiempo existe una utilidad de fruición colectiva de
la que es titular el Estado y que tratará de asegurar y proteger.
Siguiendo esta teoría, el art. 46 de la Constitución Española (C.E.), establece
que los poderes públicos garantizarán la protección y conservación de los bienes
que integran el patrimonio cultural español con independencia de su titulari-
dad o propiedad, llegando la L.P.H. a proclamar en su Preámbulo el carácter
colectivo de dichos bienes.
Pero aunque la C.E. no otorgue a la propiedad un papel determinante y a
pesar del afán de la L.P.H. por instaurar el servicio cultural de estos bienes, no
podemos olvidar un dato importante como es el hecho de que en nuestro país
la mayor parte de la riqueza cultural y patrimonial se encuentra en manos de la
Iglesia Católica, situación que «obedece a razones históricas, por haber sido ella,
durante siglos, la primera y principal depositaria de la producción cultural y la
transmisora del legado histórico y artístico». El patrimonio de la Iglesia ha estado
permanentemente al servicio de sus fieles, sobreviviendo al paso de generaciones,
a los cambios en la estructura política e incluso a la desamortización, gracias a
los miembros de órdenes que han habitado conventos y monasterios y que con
su trabajo han contribuido a la conservación y restauración de la riqueza cultural
de las naciones. Por este motivo todavía en la actualidad disfrutamos de un gran
número de inmuebles y objetos de un alto valor histórico y cultural.
En este sentido, es evidente que la legislación vigente adolece de ciertas omi-
siones importantes como la de no reconocer que la mayor parte del patrimonio
que se pretende destinar a fines sociales pertenece a la Iglesia Católica. Así, sólo
reconoce a las entidades eclesiásticas la posesión de ciertos bienes pero con am-
plias limitaciones de disposición sobre éstos. De hecho, la legislación estatal no


Las otras dos teorías son la Teoría de las limitaciones administrativas de la propiedad, según la cual,
la Administración está facultada para imponer una serie de limitaciones al ejercicio de la propiedad
privada de estos bienes y la Teoría de los bienes privados de interés público, bienes de naturaleza privada
pero que al mismo tiempo tienen un interés público. Vid. A. Martínez Blanco, «Naturaleza de los
bienes del patrimonio cultural eclesiástico», en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, vol. XIII, 1997,
pág. 236.

«El Patrimonio Histórico Español es una riqueza colectiva que contiene las expresiones más
dignas de aprecio en la aportación histórica de los españoles a la cultura universal».

B. González Moreno, «Los bienes culturales de interés religioso», en Anuario de Derecho Ecle-
siástico del Estado, vol. XII, 1996, pág. 125.

Ibidem, pág. 127.

Vid. art. 28 L.P.H.

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ha dado a la Iglesia la «consideración peculiar y diferenciada que merece»10, a


pesar de que ésta, a lo largo de su historia ha realizado un esfuerzo exhaustivo
para conservar sus bienes.
Íntimamente relacionada con la naturaleza jurídica de los bienes culturales
de la Iglesia Católica se encuentra la cuestión de su finalidad. Tradicionalmente
son dos las que se le han asignado, por una parte, su carácter religioso y por
otra, la función social o de fruición colectiva. En este sentido, afirma Alda-
nondo que «el patrimonio histórico de la iglesia reúne en sí mismo y de ma-
nera simultánea tanto un valor de cultura como un valor de culto que no son
escindibles»11.
En relación con esta cuestión, el párrafo final del Preámbulo de la L.P.H.
indica que «como objetivo último, la ley no busca sino el acceso a los bienes
que constituyen nuestro Patrimonio Histórico. Todas las medidas de protección
y fomento que la ley establece sólo cobran sentido si, al final, conducen a que
un número cada vez mayor de ciudadanos pueda contemplar y disfrutar las obras
que son herencia de la capacidad colectiva de un pueblo. Porque en un Estado
democrático estos bienes deben estar adecuadamente puestos al servicio de la
colectividad en el convencimiento de que con su disfrute se facilita el acceso a
la cultura». Interesa poner de manifiesto que de la letra de la Ley puede des-
prenderse que el legislador de 1985 ha olvidado la finalidad religiosa inherente a
éstos bienes. Pero es indudable que los bienes culturales cuya propiedad ostenta
la Iglesia Católica fueron creados exclusivamente con finalidades litúrgicas y de
culto y esa función es la que estos bienes han desempeñado desde tiempos in-
memoriales en el seno de la Iglesia, por lo que entendemos que por encima del
servicio a la sociedad que propugna la L.P.H. ha de prevalecer el valor cultual
de dicho patrimonio cultural.
De hecho, creemos que se debe dar prioridad a la función litúrgica de es-
tos bienes sobre el derecho de acceso a la cultura que la C.E. proclama en el
art. 44.112 como consecuencia de la función promocional del Estado e incluso,
sobre las limitaciones al derecho de propiedad que la propia C.E. establece en
el 33.213 derivadas de la función social de este derecho.
La legislación estatal debe respetar el contenido religioso del patrimonio histó-
rico y monumental de la Iglesia, «no puede, pues, la Administración promover su
laicifización y su secularización museística, pues entonces estaría atentando contra

10
A. Villar Pérez, «Legislación sobre el Patrimonio Histórico Artístico y su aplicación en la
Diócesis de Burgos», en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, vol. XIII, 1997, pág. 275.
11
I. Aldanondo, «Protecciones de los bienes culturales y libertad religiosa», en Anuario de Derecho
Eclesiástico del Estado, vol. III,
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1987, pág. 285.
12
«Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen
derecho».
13
«La función social de estos derechos –propiedad privada y la herencia– delimitará su conte-
nido de acuerdo con las leyes».

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ese patrimonio»14. Esta afirmación debe ser aplicada a diversos supuestos previstos
en la L.P.H., entre ellos, a la obligación de préstamo forzoso de los bienes que ésta
establece en el art. 26.6.b15 y que a nuestro entender podrá rechazarse «cuando
los bienes sobre los que se pretende ejercer posean un alto significado religioso
en el lugar que son conservados y expuestos»16. Imaginemos qué sucedería si se
pretendiese llevar a cabo el préstamo forzoso sobre la Virgen de la Montaña o
sobre sus joyas con el fin de realizar labores de investigación o exposición y que
para ello fuera necesario separarlas durante un mes de su santuario de Cáceres.
En este sentido, se hace necesario que los poderes públicos establezcan una
normativa en la que el «Estado, por una parte, no renuncie a su responsabilidad
cultural en el ámbito de patrimonio histórico de la Iglesia; pero, por otra, no
olvide ni pase por alto la especifidad religiosa y la función cultual y litúrgica del
arte eclesiástico»17.

II.   LA LEGISLACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL ECLESIÁSTICO

A)   Legislación estatal

Ya hemos señalado como la piedra angular del sistema actual la constituye el


mencionado art. 46 de la C.E., según el cual «los poderes públicos garantizarán la
conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural
y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera
que sea su régimen jurídico y su titularidad. La Ley penal sancionará los aten-
tados contra este patrimonio». Y en este sentido, en desarrollo de este precepto
han surgido diferentes normas destinadas a dar cobertura jurídica a la preocu-
pación por la protección y conservación del patrimonio histórico. Como afirma
Álvarez Cortina, el desarrollo del art. 46 debe llevarse a cabo en dos ámbitos:
unilateralmente, lo que se traduce en la promulgación de la legislación estatal
y autonómica sobre protección y conservación del patrimonio18 y bilateralmente
a través de la suscripción de acuerdos de cooperación con las entidades propie-
tarias de los bienes culturales.

1.  Legislación Unilateral

En 1985 la L.P.H., estableció como elementos que «integran el Patrimonio


Histórico Español los inmuebles y objetos muebles de interés artístico, histórico,

14
I. Aldanondo, «Protecciones de los bienes culturales…», cit., pág. 288.
15
«Sus propietarios y, en su caso, los demás titulares de derechos reales sobre los [bienes in-
tegrantes del patrimonio cultural], están obligados a permitir su estudio a los investigadores, previa
solicitud razonada, y a prestarlos, con las debidas garantías, a exposiciones temporales… No será
obligatorio realizar estos préstamos por un período superior a un mes por año».
16
I. Aldanondo, «Protecciones de los bienes culturales…», cit., pág. 292.
17
Ibidem, pág. 286.
18
Vid. A.-Corsino Álvarez Cortina, «Bases para una cooperación eficaz…», cit., pág. 317.

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paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico. También forman


parte del mismo el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimientos y zo-
nas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan
valor artístico, histórico o antropológico»19. Una de las principales novedades que
introdujo esta ley fue el establecimiento de tres niveles o categorías diferentes
de eficacia protectora del Patrimonio en función de las cualidades de cada tipo
de bien20:

1. Los bienes de interés cultural, muebles o inmuebles, que por sus especiales
características disfrutan del más alto nivel de protección. La L.P.H. dedica
los arts. 9 a 14 al procedimiento administrativo que ha de seguirse para
la declaración de interés de cultural de un bien.
2. Los bienes muebles incluidos en el inventario general, de especial rele-
vancia pero no declarados de interés cultural.
3. Los bienes que formando parte del Patrimonio Histórico Español, según
lo establecido por el art. 1 L.P.H., no están inmersos en ninguna de las
categorías anteriores.

Del mismo modo, el Código Penal de 1995 introdujo entre su articulado


el Título XVI que lleva por rúbrica la de los «Delitos relativos a la ordenación
de territorio y la protección del Patrimonio Histórico y del Medio Ambiente»,
estableciendo en su Capítulo II21 duras sanciones contra aquellas personas que
atenten contra los bienes que integran el Patrimonio Histórico Español.

2.  Legislación Bilateral

Fruto del principio de cooperación con las confesiones que proclama el


art. 16.3 de la C.E.22 el 3 de enero de 1979 se firmó el Acuerdo sobre Ense-
ñanza y Asuntos Culturales (A.E.A.C.), en el que sólo en dos ocasiones se hace
referencia a los bienes culturales en manos de instituciones eclesiásticas. El
preámbulo reconoce en primer lugar que «el Patrimonio Histórico, Artístico y
Documental de la Iglesia sigue siendo parte importantísima del acervo cultural
de la nación», siendo ésta una de las razones que justifican el nacimiento del
A.E.A.C. En segundo lugar, en el art. XV «la Iglesia reitera su voluntad de con-
tinuar poniendo al servicio de la sociedad su patrimonio histórico, artístico y
documental y concertará con el estado las bases para hacer efectivos el interés
común y la colaboración de ambas partes, con el fin de preservar, dar a conocer

19
Art. 1.2 L.P.H.
20
Vid. I. Aldanondo, «Régimen Jurídico del traslado de bienes eclesiásticos incluidos en el
Patrimonio Histórico», en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, vol. XI, 1995, pág. 95.
21
Véanse arts. 321 a 324.
22
«… Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española
y mantendrá las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confe-
siones».

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y catalogar este patrimonio cultural». Como consecuencia de ello, se estableció


la necesidad de crear una Comisión Mixta Iglesia-Estado.

El primer documento que emanó de esta Comisión fue el «Documento Relativo


al marco jurídico de actuación mixta Iglesia-Estado sobre Patrimonio histórico-
Artístico de 30 de Octubre de 1980»23. En él se fijaron las líneas maestras de
actuación de la misma. Estimamos de especial interés el criterio segundo en el
que «se reconoce por el Estado la función primordial de culto y la utilización
para finalidades religiosas». Mientras que el criterio cuarto señala que «el pri-
mer estadio de la cooperación técnica y económica consistirá en la realización
del inventario de todos los bienes muebles e inmuebles de carácter Histórico.
Artístico y Documental y de una relación de los Archivos y bibliotecas que ten-
gan interés Histórico-Artístico o Bibliográfico y que pertenezcan por cualquier
título a entidades eclesiásticas». Como consecuencia de lo establecido por este
último criterio, el 30 de marzo de 1982 la Comisión Mixta aprobó una serie de
«normas con arreglo a las cuales deberá regirse la realización del inventario de
todos los bienes muebles e inmuebles de carácter histórico-artístico y documental
de la Iglesia española»24.

Pero a pesar de la firma de un Acuerdo y la creación de la Comisión, lo


cierto es que este sistema de colaboración deja mucho que desear. De un lado al
A.E.A.C. se le puede achacar su excesiva generalidad ya que quizás hubiera sido
más oportuno suscribir un acuerdo específico destinado a regular esa materia25. De
otro lado creemos que no debe pasar por alto la escasísima actividad de la Comi-
sión Mixta Iglesia-Estado, pues hasta la fecha el número de protocolos, acuerdos
o actuaciones conjuntas que conocemos y que proceden de dicha Comisión es
bastante escaso y han sido como veremos a continuación, las comisiones mixtas
de las comunidades autónomas y la Iglesia Católica las que verdaderamente están
llevando a cabo estas tareas.

B)   Legislación autonómica

1.  Legislación Unilateral

Parece que la Carta Magna no ha querido establecer con claridad la línea que
delimita las competencias de Estado y Comunidades Autónomas, sobre todo en lo
que respecta a la posibilidad de la asunción de competencias de las Comunidades
con respecto al patrimonio monumental de interés para éstas.

23
Texto íntegro recogido en «Documentación, Textos sobre el régimen jurídico de los bienes
artísticos de la Iglesia», en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, vol. I, 1985, págs. 599-601.
24
Puede consultarse en A. Motilla, Régimen Jurídico…, cit., págs. 183 y 184.
25
No olvidemos que sólo en dos apartados se hace referencia al régimen del patrimonio cul-
tural de la Iglesia. En este sentido Vid. I. Aldanondo, «Las Comunidades Autónomas, el Estado y los
bienes culturales eclesiásticos», en Ius Canonicum, vol. XXIV, núm. 47, pág. 314.

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Mientras que el art. 149.1.28 de la C.E. atribuye competencia exclusiva al


Estado sobre la «defensa del patrimonio cultural, artístico y monumental es-
pañol contra la exportación y la expoliación; museos, bibliotecas y archivos de
titularidad estatal, sin perjuicio de su gestión por parte de las Comunidades
Autónomas», el art. 148.1.15 indica que las Comunidades Autónomas podrán
asumir competencias en materia de museos y bibliotecas y, según el 148.1.16,
también podrán asumirlas en materia de Patrimonio monumental de interés de
la Comunidad Autónoma.
Pero, ¿se puede hablar realmente de un patrimonio autonómico, diferenciado,
dentro del Patrimonio Histórico Español?. Como señala Aldanondo es una tarea no
exenta de dificultades que «puede plantear problemas de distribución competen-
cial entre las distintas Administraciones implicadas [pues] delimitar con exactitud
y etiquetar con rigidez los fenómenos culturales es cercenar la propia cultura»26.
En este sentido, la Sentencia del Tribunal Constitucional 17/1991, de 31 de
enero, confirmando la línea jurisprudencial que ya iniciara la Sentencia 49/1984
de 5 de abril, vino a resolver varios recursos de inconstitucionalidad27 interpuestos
por el Consejo Ejecutivo de la Generalitat de Cataluña, la Xunta de Galicia, el
Gobierno Vasco y el Parlamento Catalán contra diversos preceptos de la L.P.H.,
por considerar los recurrentes que tales preceptos invadían competencias exclu-
sivas que le atribuían sus respectivos Estatutos de Autonomía en virtud del art.
148.1, apartados 15 y 16 de la C.E. La mencionada sentencia en su fundamento
jurídico (F. J.) segundo in fine, señala que «la cultura es algo competencia propia
e institucional, tanto del Estado como de las Comunidades Autónomas», por lo
que «debe, pues, afirmarse la existencia de una competencia concurrente del
Estado y la Comunidades Autónomas en materia de cultura»28. Siendo así que «no
cabe extender la competencia estatal a ámbitos no queridos por el constituyente.
[En definitiva], el Estado ostenta pues, la competencia exclusiva en la defensa
de dicho patrimonio contra la exportación y la expoliación, y las Comunidades
Autónomas recurrentes en lo restante, según respectivos Estatutos»29.
Esto ha supuesto que la totalidad de Comunidades Autónomas, a partir de esta
sentencia y en el marco de lo establecido por sus Estatutos de Autonomía, pau-
latinamente han ido aprobado sus propias leyes de protección del patrimonio30.
Y así, en nuestra comunidad autónoma se publicó en 1999 la Ley 2/1999, de 29
de marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura (L.P.H.E.X.)31.

26
I. Aldanondo, «Régimen del Patrimonio Cultural de las Confesiones Religiosas en la legisla-
ción autonómica. Especial referencia a la transmisión de bienes en Aragón», en Anuario de Derecho
Eclesiástico del Estado, vol. XX, 2004, pág. 206.
27
Recursos de Inconstitucionalidad números 830, 847, 850 y 858/1985 respectivamente.
28
F. J. 3.º
29
Ibidem.
30
Las diferentes leyes pueden ser consultadas por orden cronológico en I. Aldanondo, «Régimen
del Patrimonio Cultural de las Confesiones Religiosas…», cit., pág. 204.
31
B.O.E. de 11 junio 1999.

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2.  Legislación Bilateral

Este afloramiento de las diferentes leyes autonómicas de patrimonio es un he-


cho que debemos poner en relación con la celebración de acuerdos con aquellas
diócesis de la Iglesia Católica que están establecidas en el territorio autonómico,
en los que, ambas entidades, ponen en común su interés por la conservación
del patrimonio cultural sito en el territorio de estas regiones. Aunque para la
doctrina eclesiasticista todavía no ha quedado clara la naturaleza jurídica de
estos convenios, para Martínez Blanco, estos acuerdos «pertenecen al Derecho
público externo, como manifestación de un tercer ordenamiento, ni interno, ni
internacional, que es el ordenamiento interpotestativo»32, el cual viene definido
según Rodríguez Blanco, por dos criterios básicos, el principio de cooperación
con las confesiones y el principio de no confesionalidad del Estado33.
Esta situación no lleva a concluir que en España, a pesar de la legislación
estatal e incluso a pesar de la creación de una Comisión Mixta Iglesia-Estado, son
las comunidades autónomas las que verdaderamente están trabajando en aras a la
protección y conservación del patrimonio cultural de interés para éstas. Y en esa
labor los convenios de colaboración suscritos por los gobiernos regionales y las
diócesis de estas regiones desarrollan una papel de una relevancia extraordinaria.
De hecho, en varias de las Comunidades Autónomas se habían firmado estos
acuerdos o convenios con antelación a la promulgación de la propia L.P.H.34,
convenios que con anterioridad a esta Ley fueron un instrumento útil y veinte
años después de la publicación de la misma siguen funcionando. Unos convenios
que recogían también la creación de comisiones mixtas y que, a diferencia de la
creada a nivel estatal, suelen mantener sesiones periódicas de las que a menudo
nacen instrumentos de compromiso para ambas instituciones que, ya sea a nivel
regional o a nivel local, se han convertido en el fundamento del sistema actual
de regulación del patrimonio histórico artístico.

III.   LEGISLACIÓN DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA

A)   La L.P.H.E.X.

El Estatuto de Autonomía de Extremadura dispone en su art. 7.1.13 que


corresponde a la Comunidad Autónoma la competencia exclusiva sobre el
«patrimonio monumental, histórico, artístico, arqueológico de interés para la
Comunidad Autónoma, sin perjuicio de lo previsto en el 149.1.28.º de la Cons-
titución». Como consecuencia de ello en 1999 se promulgó la L.P.H.E.X. con el

32
A. Martínez Blanco, «Naturaleza Jurídica de los Pactos Iglesia-Comunidades Autónomas sobre
Patrimonio Cultural», en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, vol. I, 1985, pág. 365.
33
Vid. M. Rodríguez Blanco, Los Convenios entre las Administraciones Públicas y las Confesiones
Religiosas, Navarra Gráfica Ediciones, Pamplona, 2003, págs. 103-104.
34
Estos textos pueden encontrarse en «Documentación…», cit., págs. 606-619.

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objeto de preservar la tradición histórica de la región, así como la transmisión


de la herencia cultural de Extremadura a las generaciones venideras35.
Según el art. 1.2 de la Ley «constituyen el Patrimonio Histórico y Cultural
de Extremadura todos los bienes tanto materiales como intangibles que, por po-
seer un interés artístico, histórico, arquitectónico, arqueológico, paleontológico,
etnológico, científico, técnico, documental y bibliográfico36, sean merecedores
de una protección y una defensa especiales. También forman parte del mismo
los yacimientos y zonas arqueológicas, los sitios naturales, jardines y parques
que tengan valor artístico, histórico o antropológico, los conjuntos urbanos y
elementos de la arquitectura industrial así como la rural o popular y las formas
de vida y su lenguaje que sean de interés para Extremadura».
A diferencia de la L.P.H., su homónima extremeña sí ha querido reconocer
la labor de conservación que ha realizado la Iglesia Católica a lo largo de la
historia como principal titular de la riqueza cultural de Extremadura. Ya en la
Exposición de Motivos de la Ley, se resalta «la posición de la Iglesia Católica
como titular de un elenco de bienes de gran importancia patrimonial cuantitativa
y cualitativamente», razón por la cual la L.P.H.E.X. estima que debe fomentarse
la colaboración entre la Iglesia Católica y la Junta de Extremadura. Esto se hará
posible a través de una Comisión Mixta Iglesia-Estado que será la encargada de
establecer el marco de colaboración entre ambas instituciones ex art. 3.2 y que
al mismo tiempo recoge la obligación para la Iglesia, como titular de bienes
integrantes del patrimonio cultural de la región, de «velar por la conservación,
protección, acrecentamiento y difusión del mismo».
Aunque el 4.2.j) la L.P.H.E.X. asigna a la comisión mixta Junta de Extrema-
dura-Iglesia Católica la consideración de órgano asesor de la Junta en materia de
patrimonio histórico, sin embargo, el mencionado 3.2 de la L.P.H.E.X. somete
a los bienes de la Iglesia al régimen general de protección y tutela que ella
misma prevé.
En cuanto a las categorías de bienes históricos, la L.P.H.E.X. configura tres
niveles diferentes:

1. Los bienes de interés cultural, distinción de la que gozarán los bienes


muebles, inmuebles e intangibles de mayor relevancia artística. Para
alcanzar tal distinción, los bienes habrán de superar el procedimiento
administrativo de declaración. En relación a esta categoría hay que
añadir que por Decreto 86/1997, de 17 de junio, fue creado el Consejo
Asesor de Bienes de Interés cultural en Extremadura37, en el cual está

35
Vid. art. 1.1 L.P.H.E.X.
36
En la regulación del patrimonio bibliográfico desempeña un importante papel la Ley 6/1997,
de 29 mayo, de Bibliotecas de Extremadura, Diario Oficial de Extremadura (D.O.E.) de 28 de junio
de 1997.
37
D.O.E. de 24 de junio de 1997.

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representada la Iglesia Católica. Además en la disposición adicional cuarta


de la L.P.H.E.X. se dispone la creación del Centro de Conservación y
Restauración de Bienes Culturales38, dependiente de la Dirección General
de Patrimonio Cultural, con la misión de centralizar las actuaciones de
mantenimiento, conservación y restauración de los bienes integrantes del
Patrimonio Cultural de Extremadura.
2.  os bienes incluidos en el inventario de Patrimonio Histórico y Cul-
L
tural de Extremadura, entre los que encontramos aquellos bienes
que, sin alcanzar la relevancia exigida para los bienes de interés cul-
tural, ostenten una singularidad especial o sean portadores de rasgos
que le hagan dignos de formar parte del patrimonio cultural extre-
meño.
3. El resto de los bienes que, pese a no haber sido declarados de bien cultu-
ral, ni objeto de inventario, posean los valores del art. 1 de la L.P.H.E.X.
conforman la tercera categoría.

B)  Convenios de colaboración suscritos por la Junta de Extremadura


en materia de Patrimonio Cultural

1.  Convenios de colaboración con el Estado

El 8 de abril de 1995 se produjo en Mérida la firma de dos importantes con-


venios entre la Junta de Extremadura y el Ministerio de Cultura. En el primero,
el «Convenio de colaboración para la elaboración del inventario del Patrimonio
Histórico Inmueble y realización del diagnóstico sobre el estado de conservación
de estos bienes y ejecución de las actividades necesarias para la conservación de
los mismos»39, se acuerda la confección de un inventario donde deben estar in-
cluidos los bienes que figuren en registros e instrumentos similares de protección
de patrimonio y aquellos otros que se considere que merecen ser protegidos40.
En cuanto al diagnóstico41, se destina a descubrir la situación jurídica del bien,
la descripción técnica del estado de conservación, la propuesta de actuaciones
a realizar y el presupuesto total estimado para dicha propuesta. Se dispone ade-
más la creación de una comisión de seguimiento de los programas de actuación
descritos en el propio convenio, en la que puede haber representantes de la
Iglesia Católica42.
El segundo, el «Convenio de colaboración sobre conservación de cate-
drales mediante la elaboración de planes directores para cada catedral y la

38
Vid. Decreto 123/2000, de 16 de mayo, por el que se crea el Centro de Conservación y
Restauración de Bienes Culturales, D.O.E. de 25 de mayo de 2000.
39
B.O.E. de 25 de abril de 1995.
40
Cláusula primera.
41
Cláusula cuarta.
42
Cláusula quinta, apartado cinco.

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ejecución de las obras necesarias»43, prevé la elaboración de planes directores


para la conservación de las catedrales de Badajoz, Cáceres, Coria, Mérida y
Plasencia, catedrales cuya titularidad el convenio reconoce a la Iglesia Ca-
tólica Los planes directores deberán constar de la descripción técnica del
estado de conservación, la propuesta de actuaciones a realizar para la conser-
vación y habilitación y el presupuesto estimado para tales actuaciones. Según
el convenio la financiación de las posibles obras a realizar corresponderá
a la Iglesia y subsidiariamente al Ministerio de Cultura y la Consejería de
Cultura.
El 19 de diciembre de 1996 se firmó el «Convenio de cooperación con el
Ministerio de Fomento, a través de la Dirección General de la Vivienda, la Ar-
quitectura, y el Urbanismo, para la Financiación de las obras de restauración de
la Catedral de Plasencia»44 por el que el Ministerio de Fomento a través del pro-
grama para la restauración de Catedrales de la Dirección General de la Vivienda,
la Arquitectura y el Urbanismo accedió a financiar las obras de restauración de
la mencionada catedral.
No puede pasar por alto el momento de celebración de estos convenios,
pues resulta significativo que con anterioridad al 25 de febrero de 1997, fecha
en la que se celebró el Acuerdo entre el Ministerio de Cultura y la Conferencia
Episcopal española sobre el Plan Nacional de Catedrales, ya existían en nuestra
Comunidad Autónoma instrumentos encargados de regular aspectos como la
conservación y protección de las catedrales extremeñas.

2.  Convenios de colaboración con la Iglesia Católica

Cabe analizar en primer lugar el «Convenio de colaboración de 4 de sep-


tiembre de 1989, entre la Junta de Extremadura y las Diócesis con jurisdicción
eclesiástica en Extremadura (Badajoz, Coria-Cáceres, Plasencia y Toledo) sobre
estudio, defensa, conservación y difusión del Patrimonio Histórico-Artístico de la
Iglesia Católica»45. Del mismo modo que ocurriera en el Preámbulo del A.E.A.C.,
en este convenio también se reconoció al Patrimonio de la Iglesia su importancia
como parte integrante del acervo cultural de la región recalcándose la finalidad
primordialmente religiosa conjuntamente con la necesidad de catalogación y
conservación de estos bienes (cuya titularidad se reconoce a la Iglesia en el
art. 2), razones todas ellas que han fundamentado la colaboración entre la Iglesia
Católica y la Junta de Extremadura en esta materia. Debe recordarse que ambas
partes pusieron en común sus posturas en el «Protocolo de colaboración entre
la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura y las Diócesis
Extremeñas para la conservación y defensa del Patrimonio Histórico, Artístico

43
B.O.E. de 25 de abril de 1995.
44
D.O.E. de 7 de abril de 1997.
45
D.O.E. de 5 de octubre de 1989.

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y cultural de 9 de agosto de 1985»46 y aunque nos encontramos ante una mera


declaración de intenciones de la que no pueden extraerse efectos jurídicos, este
protocolo constituyó el germen de colaboración al que tanto Junta de Extrema-
dura como las diferentes diócesis otorgan en 1989 valor vinculante al elevarlo
al rango de convenio.
En este sentido, es clave el art. tercero de este protocolo, pues en él, la Junta
reitera su compromiso de tutela, promoción y ayuda económica y técnica para
la conservación, mejora y protección del citado patrimonio y por su parte la
Iglesia reconoce la función social garantizando la gratuidad del acceso público
a los bienes del patrimonio de la Iglesia. Se constituye además en el art. 4 la
creación de una Comisión Mixta Iglesia-Junta de Extremadura47 con la misión
de coordinar las actuaciones de la Junta de Extremadura y de las Diócesis sobre
los bienes del patrimonio cultural extremeño. Entre sus funciones destacan las
de fijar las condiciones que han de observarse en el uso que haga la Junta de
Extremadura de los bienes eclesiásticos para desarrollar actividades culturales o
fijar los criterios de catalogación e inventario de archivos, bibliotecas, museos y
patrimonio artístico mueble e inmueble de la Iglesia.
Por lo que a la conservación y protección de los conventos y monasterios ex-
tremeños se refiere, merecen mención especial dos textos. En primer lugar, en el
«Convenio cesión de uso del convento de Santo Domingo y San Vicente Ferrer,
de Plasencia, a la Junta de Extremadura, de 19 de enero de 1989»48, la Diócesis
de Plasencia, asumiendo la proyección social que debe tener el patrimonio cultu-
ral de la Iglesia, cedió el uso del citado Convento a la Consejería de Educación
y Cultura por un período de noventa y nueve años, conservando el derecho de
propiedad del convento, con el objeto de que la Consejería dedicara el inmueble
a la creación del Centro de formación teórica y práctica sobre la conservación,
restauración y difusión del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Extrema-
dura49. La Consejería adquirió el compromiso de llevar a cabo la restauración
del inmueble respetando la ubicación original del Retablo Mayor de la iglesia y
así como la posibilidad de instalar un dispositivo móvil si fuere necesario.
En segundo lugar, el 26 de febrero de 1996, el Ministerio de Cultura, la
Consejería de cultura y Patrimonio y la Orden de San Jerónimo suscribieron el
«Convenio de colaboración para la cesión, conservación y utilización para fines
culturales del conjunto monumental del Monasterio de Yuste»50. Se reconoció
en él la titularidad del Monasterio de San Jerónimo de Yuste al Ministerio de
Cultura, que cedió a título gratuito los derechos de uso y habitación a la Orden

46
No publicado oficialmente, puede consultarse en «Documentación. Los bienes artísticos de
la Iglesia española», en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, vol. II, 1986, págs. 672-676.
47
Ya en el art. undécimo del Protocolo de 1985 se hacía alusión a la creación de esta comisión.
48
Puede ser consultado en A. Motilla, Régimen Jurídico… cit., pág. 243.
49
Cláusula tercera.
50
D.O.E. de 6 de abril de 1996.

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de San Jerónimo por un período de 30 años. Para este período la Orden asumió
el deber de custodiar el Monasterio, informando al Ministerio de Cultura, sobre
las deficiencias y estado del Conjunto. Además respetaría el derecho de visita
pública y permitiría la utilización de la Iglesia del Monasterio para la realización
de actos culturales siempre que no se contraríe la santidad del lugar y el respeto
al clima de silencio del entorno monástico.
Por último, en cumplimiento del art. tercero del Convenio de 4 de septiem-
bre de 1989 se celebró el Convenio de desarrollo del firmado entre la Junta de
Extremadura y las diócesis extremeñas sobre Patrimonio Histórico Artístico de
la Iglesia Católica, de 25 de marzo de 199151. Según el convenio, la Consejería
de Educación y Cultura debía conceder una determinada cantidad a diversos
ayuntamientos para subvencionar obras menores en edificios eclesiásticos.
Pero existen además otras formas de colaboración entre la Iglesia Católica y
la Junta de Extremadura. En este sentido y según lo establecido por el art. 2.a)
de la L.P.H.E.X.52 se creó por el Decreto 125/2000 de 16 de mayo53, el Consejo
Extremeño de Patrimonio Histórico y cultural, en el que se configura este órgano
dependiente de la Consejería de Cultura, como un órgano colegiado, asesor,
con capacidad de emitir dictámenes en materias relacionadas con la protección
y conservación del patrimonio. En principio no está prevista la existencia de
representantes de las confesiones religiosas en el seno del Consejo, pero el
propio art. 2 indica que puedan formar parte del Consejo los representantes de
instituciones o fundaciones privadas que figuren en el Inventario de Bienes de la
Comunidad Autónoma como propietarios, con lo cual, por esta vía, las confesiones
propietarias de bienes culturales podrían tener acceso a dicho Consejo.
Por otro lado se crean las Comisiones Provinciales de Patrimonio Histórico
Artístico54. Éstas, contribuirán con su participación y de acuerdo con los principios
de economía, celeridad, eficacia y objetividad, al desarrollo de las actividades de
la Dirección General de Patrimonio Cultural»55, dependiente de la Consejería de
Cultura y Patrimonio. Sin embargo en este decreto no se hace alusión alguna
a la posibilidad de que estén representadas las confesiones religiosas, lo cual
no puede entenderse si tenemos en cuenta el reconocimiento que la propia
L.P.H.E.X. realiza, los convenios celebrados entre la Iglesia y la Comunidad

51
Vid. A. Motilla, Régimen Jurídico…, cit., pág. 248.
52
«El consejo Extremeño de Patrimonio Histórico y Cultural será el órgano de asesoramiento y
de participación en cuantas materias se entiendan relacionadas con el Patrimonio Histórico y Cultural
de Extremadura. Su composición y funcionamiento se determinará reglamentariamente».
53
D.O.E. de 23 de mayo de 2000.
54
Decreto 90/2001, de 13 de julio, por el que se crean las Comisiones Provinciales de Patri-
monio Histórico Artístico, D.O.E. de 21 de junio de 2001.
55
Art. 2. Se recogen otras funciones en el art. 11 donde se establece que serán oídas y emitirán
informes o dictámenes en el trámite de audiencia, dentro del procedimiento de declaración de bien
de interés cultural o en el procedimiento de inclusión de bienes en el Inventario de Patrimonio
Histórico y Cultural de Extremadura.

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Autónoma y la composición del Consejo Extremeño de Patrimonio Histórico


y Cultural, donde sí se prevé la representación de la Iglesia, no parece haber
ninguna razón para que los representantes de la Iglesia queden excluidos de las
comisiones provinciales.
Sería interesante para finalizar resaltar que del mismo modo que con los
convenios para la protección de catedrales, Extremadura ha vuelto a mostrarse
pionera con la firma de los convenios suscritos para la protección de monasterios
y conventos, pues no será hasta el 25 de marzo de 2004 cuando se celebre el
Acuerdo de colaboración entre el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
y la Iglesia para el Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos. La an-
ticipación que con carácter general demuestra nuestra región en materia de
protección del patrimonio cultural es sin duda digna de alabanza, pues es, sin
duda, muestra inequívoca del buen hacer de Extremadura en esta materia y co-
loca a esta comunidad autónoma a la vanguardia de la regulación de los bienes
eclesiásticos de interés en la región.

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