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INTRODUCCION

Es un hecho indiscutible que en los últimos años se ha producido un notorio incremento en el interés por el estudio de los partidos políticos chilenos,
sus evoluciones, historia electoral, principales figuras y características esenciales.

En lo concerniente al sector denominado "Derecha" este aumento ha sido, a nuestro juicio, quizás mayor que en los otros integrantes del espectro
partidista nacional. Así, a modo de ejemplo, sin pretender ser exhaustivos, podemos citar a "La derecha", Editorial Instituto de Estudios Generales,
Santiago, 1990 de Javier González Echenique; "El Partido Agrario-Laborista" de Cristián Garay Vera; "La Nueva Derecha", Instituto de Ciencia Política
de la Universidad de Chile, Santiago, 1994, de María de La Luz Benavente; "El Partido Conservador" de Teresa Pereira Larraín; "Pensamiento
Conservador en Chile", Editorial Universitaria, Santiago, 1992, de Renato Cristi y Carlos Ruiz, "La derecha política en Chile contemporáneo. La
pérdida del control estatal" de Sofía Correa, en Revista de Ciencia Política, Vol. XI, N° 1, 1989, etc.

Sin embargo, careciendo de la más mínima intención de restar mérito a los referidos trabajos y a algunos otros, acerca de la temática objeto de nuestro
estudio, debemos señalar que ellos dejan pendientes aspectos de gran relevancia, como ser: origen y alcances del término "Derecha" en Chile; vertientes
ideológicas del pensamiento político derechista en nuestro país; partidos y principales organizaciones identificables con esta corriente; cambios que
éstos han experimentado en sus planteamientos programáticos y en su accionar, desde su surgimiento hasta nuestros días.

Algunas circunstancias incentivaron mi interés en este tema y me estimularon a efectuar esta primera aproximación: el haber concluido y publicado
algunos trabajos acerca de aspectos muy vinculados a él; mi participación en dos seminarios de Historia Política

Nacional efectuados por la Universidad Bernardo O’Higgins; de igual modo, en el Diplomado en Análisis Político impartido por la Universidad
Marítima de Chile en unión con la Academia de Guerra Naval, ocasión en la que me correspondió analizar la problemática acerca del surgimiento y
evolución de la Derecha Chilena; largas discusiones con colegas, los profesores Mario Valdés Urrutia, Víctor García Valenzuela, Hamish Stewart
Stokes, a los que agradezco sus aportes y paciencia. El presente estudio está limitado a las organizaciones partidistas de la derecha chilena. Los grupos y
asociaciones que no revisten el carácter de partido político quedan fuera de nuestro análisis, procuraremos abordarlos en un futuro cercano.

Las fuentes utilizadas provienen directamente de los sujetos de estudio: documentos emanados de los partidos y organizaciones caracterizables como
derechistas; escritos y discursos provenientes de sus líderes, ideólogos y figuras más relevantes. Prensa y revistas especializadas. Documentación
emanada del Registro Electoral, Servicio Electoral y Tribunal Calificador de Elecciones. Asimismo, utilizaremos, citándolos debidamente, los diversos
trabajos de algunos estudiosos.

1.- ANTECEDENTES

Es sabido que el término "derecha" se originó en la Francia Revolucionaria: los Jacobinos, llamados también "montañeses" por lo elevado de sus
asientos, se ubicaban en el ala izquierda del salón donde sesionaba la Asamblea; los elementos indefinidos, de tendencias más moderadas ocupaban el
centro; los monárquicos quedaban al costado derecho de la presidencia. A partir de entonces, el vocablo "derecha" pasó a significar rechazo a la
República, oposición al orden político imperante, anhelos de restablecer el abolido Antiguo Régimen.

Bajo la Segunda y la Tercera República, legitimistas, orleanistas y bonapartistas serán denominados "derechistas". Con posterioridad aparecerán grupos
opositores a la República Parlamentaria carentes de pretensiones dinásticas: Liga de Patriotas de Paul Delourelede, el Boulangismo, los católicos pro
"Ralliement".

El debilitamiento de la oposición monárquica y la separación de la Iglesia del Estado fueron aminorando las diferencias existentes entre los
denominados "derechistas" y los republicanos más moderados. André Tardieu, ex presidente del Consejo de Ministros, varias veces ministro de Estado,
una de las figuras más destacadas de la III República, expresaba: "¿Qué es un reaccionario? Yo no veo sino una definición, un individuo que asienta su
trasero en el lugar que, en 1871, los orleanistas colocaban el suyo".

Sin embargo, la asociación Izquierda-República continuó gravitando en la política francesa por varios años más.

2.- EL SIGLO XIX CHILENO

Es necesario destacar que, tras la consolidación de la Independencia Nacional, la totalidad de los chilenos actuantes en la cosa pública fueron
convencidos republicanos. Consecuencialmente, en Chile no se produjo una discrepancia centrada en el régimen político que debía adoptar el naciente
Estado.

Entre los bandos que aparecen tras la abdicación del Libertador Bernardo O’Higgins Riquelme, el que más se aproxima a la noción de derecha es el
peluconismo, sus miembros se ven así mismos como: "hombres ricos, nobles viejos, devotos, empleados de primer orden, sanos, puros y formales; que
no van a chinganas, que no beben ponche, que no tiran las mozas por la calle, que no piden prestado" y son vistos por sus oponentes de la siguiente
forma: "pelucones avarientos, servilones, estúpidos, ambiciosos, orgullosos, gazmoñosos, fanáticos, hipócritas, monarquistas, compadres y padrinos de
godos; los únicos que se creen hombres de bien, y con derecho y capacidad exclusiva para mandos y empleos, intolerantes y enemigos de toda reforma,
tontorrones, mentecatos que murmuran lo que no entienden, y no entienden lo que quieren, afrailados, rutineros rancios y dementes". Políticamente,
amantes de la independencia, pero temerosos de la "libertad", hombres de "rutina", para quienes "todo lo que hay que saber son las leyes y reales
órdenes de Madrid; y todo lo que se debe desear, volver al estado de 1808 (exceptuando sólo la obediencia a España)". En religión "son inquisidores;
ellos confunden la religión con los frailes, el dogma con las prácticas exteriores (...) y se valen de la influencia de las cosas espirituales para fines y
metas ambiciosas; sirviéndose para esto de los ministros de Jesucristo, a quienes sacan de su verdadero reino haciéndoles mezclarse y apasionarse de los
negocios temporales".
El peluconismo es integrado junto a otros grupos, originando un nuevo conglomerado base de apoyo político de los gobiernos que se suceden a partir de
1830. Diego Portales Palazuelos y sus colaboradores le impregnan los rasgos que le han de caracterizar hasta 1857: Adhesión a la institucionalidad
creada a partir de la Constitución de 1833; apoyo irrestricto a los Gobiernos; regalismo; rechazo a la inserción de fórmulas políticas foráneas ajenas a la
realidad nacional; autoritarismo presidencial.

La influencia de los acontecimientos europeos y las nuevas condiciones socio-económicas del país, conducen al surgimiento del Partido Liberal,
elementos desplazados del Gobierno a causa de pugnas caudillistas, jóvenes intelectuales y sobrevivientes del pipiolismo se agrupan bajo sus banderas.
El liberalismo plantea la ampliación del sufragio, su libre ejercicio; la fiscalización y control de los actos del Ejecutivo por el Congreso Nacional. En el
plano religioso, los liberales postulan la neutralidad del Estado, la igualdad entre las distintas sectas religiosas, pero el mantenimiento de las
prerrogativas que el Patronato concedía al Poder Ejecutivo sobre la Iglesia Católica. En materias económicas, la absoluta prescindencia del Estado de
toda intervención que coartase la iniciativa individual y el juego de las fuerzas naturales de la economía.

El naciente Partido Liberal será uno de los núcleos de la candidatura opositora del General José María de la Cruz Prieto. Derrotados en las urnas,
posteriormente en los campos de batalla, los liberales conocerán el ostracismo político y el exilio.

En el interior del peluconismo, victorioso y eje del Gobierno, se acentuaban las discrepancias polarizándose dos tendencias rivales: Ultramontanos y
Montt-Varistas.

Se sucedieron las escaramuzas entre ultramontanos y regalistas hasta que, tras la llamada "Cuestión del Sacristán", como consecuencia directa de ella, el
viejo peluconismo se escindió en dos organizaciones antagónicas: El Partido Conservador Católico y el Partido Nacional.

Liberalismo, Ultramontanismo y Nacionalismo serán hitos permanentes en el ideario político derechista, que, aislados o mezclados en diversas formas,
se manifestarán en las diversas colectividades políticas identificadas como pertenecientes a dicha corriente en los períodos cronológicos posteriores.

Los conservadores católicos, en oposición al Gobierno de Montt Torres, se alían a los liberales constituyendo la Fusión Liberal-Conservadora para
luchar contra los montt-varistas en las elecciones parlamentarias de 1858 y las presidenciales de 1861. Estrepitosamente derrotada en las urnas, la
Fusión respalda el movimiento revolucionario de 1859. El Presidente Montt deseando apaciguar los ánimos, favorece la elección de José Joaquín Pérez
Mascayano como su sucesor. El nuevo Primer Mandatario, miembro del ala moderada del Partido Nacional, no tarda en caer bajo las influencias de la
aristocracia santiaguina, la alta jerarquía eclesiástica y la intelectualidad liberal. Bajo esas inspiraciones, Pérez Mascayano entrega el Poder a la Fusión
Liberal-Conservadora, asumiendo un Ministerio encabezado por Manuel Antonio Tocornal Grez y José Victorino Lastarria.

Los nacionales, relegados a la oposición, fueron paulatinamente abandonando sus concepciones nacionalistas y autoritarias para adoptar el liberalismo
parlamentarista de inspiración británica.

La fusión Liberal-Conservadora se vio fuertemente afectada por las discrepancias doctrinarias existentes entre sus integrantes. Bajo el Gobierno de
Federico Errázuriz Zañartu, 1871-1876, esta combinación se quiebra definitivamente. Los conservadores, expulsados del Gobierno, reniegan de las
concepciones autoritarias portalianas. La defensa de los intereses de la Iglesia Católica contra los embates del laicismo y el debilitamiento del Poder
Ejecutivo hasta llegar al predominio del Congreso sobre el Presidente de la República constituirán las vigas maestras de su programa.

Por su parte, los liberales, convertidos ahora en partido eje del Gobierno y sólido bastión del autoritarismo presidencial, postulan ahora la primacía del
Ejecutivo sobre el Parlamento, la Iglesia y la opinión pública. Asimismo, usufructuarán de la intervención electoral del Gobierno como eficaz
herramienta de constitución de mayorías parlamentarias dóciles a los dictámenes del Presidente de la República.

Uno de los Jefes de Estado liberales nos expresa elocuentemente los nuevos planteamientos del liberalismo gobiernista: "Se me ha llamado autoritario,
entiendo el ejercicio del poder como una voluntad fuerte, directora, creadora del orden y de los deberes de la ciudadanía. Esta ciudadanía tiene mucho
de inconsciente todavía y es necesario dirigirla a palos, y esto que reconozco que en este asunto hemos avanzado más que cualquier país de América.
Entregar las urnas al rotaje y a la canalla, a las pasiones insanas de los partidos, con el sufragio universal encima es el suicidio del gobernante, y yo no
me suicidaré por una quimera. Veo bien y me impondré para gobernar con lo mejor y apoyaré cuanta ley liberal se presente para preparar el terreno de
una futura democracia. Oiga bien: futura democracia".

"Se me ha llamado interventor. Lo soy. Pertenezco a la vieja escuela y si participo de la intervención es porque quiero un Parlamento eficiente,
disciplinado, que colabore en los afanes de bien público del Gobierno. Tengo experiencia y se a donde voy. No puedo dejar a los teorizantes deshacer lo
que hicieron Portales, Bulnes, Montt y Errázuriz, no quiero ser Pinto, a quien faltó carácter para imponerse a las barbaridades de un Parlamento que yo
sufrí en carne propia en las dos veces que fui Ministro, en los días trágicos a veces, gloriosos otros de la guerra con Perú y Bolivia. Esa fue una etapa de
experiencia para mi en la que aprendí a mandar sin dilaciones, a ser obedecido sin réplica, a imponerme sin contradicciones y hacer sentir la autoridad
porque ella era de derecho, de ley y, por tanto, superior a cualquier sentimiento humano. Si así no me hubiese sobrepuesto a Pinto durante la guerra,
tenga usted por seguro que habríamos ido a la derrota".

Sin embargo, esta evolución del liberalismo no tuvo la aceptación unánime entre los seguidores del partido: muchas personalidades lo repudiaron,
considerándolo una traición a los postulados históricos de dicha colectividad. Estos liberales se agrupaban en torno a figuras destacadas: líderes
políticos, profesionales destacados, financieros, etc. Eran los llamados sueltos, disidentes y luminarias. Reacios a toda disciplina de partido, actuaban
siguiendo las veleidades e intereses de sus conductores.

RÉGIMEN AUTORITARIO O REPÚBLICA


CONSERVADORA(1830- 1860)

Este nuevo orden basó su funcionamiento en la Constitución de 1833 que fue redactada por Manuel José Gandarillas y Mariano Egaña.

CONSTITUCIÓN DE 1833
Definía al gobierno de como popular representativo y la soberanía residía en la nación, la cual delegaba su poder a las autoridades establecidas en la
Constitución.
La religión del estado era la Apostólica-Católica-Romana, con exclusión del ejercicio público de cualquier otra religión.
Se establecían los siguientes derechos individuales:
= Igualdad ante la ley.
= Admisión a todas las funciones públicas y empleos sin condición alguna.
= Igual participación de los impuestos y contribuciones.
= Igual repartición de los demás cargos públicos.
= Libertad de permanecer en cualquier parte del país.
= Inviolabilidad de la propiedad privada.

= EL PODER LEGISLATIVO: residía en el Congreso Nacional y estaba compuesto por la cámara Alta (Senado de la República) y la cámara baja
(diputados)
Los Diputados: eran elegidos por votaciones populares cada 3 años en una proporción de uno para 20.000 habitantes.
Los Senadores: eran 20, elegidos por votación popular cada 9 años en una proporción de 1 para 3 diputados.
Sus labores más importantes de los parlamentarios era la de discutir y aprobar las leyes de la república. Entre las más importantes se encontraban las
LEYES PERIÓDICAS (necesarias de actualizar anualmente). Entre las más importantes de estas leyes se encontraba la de presupuesto de la nación, el
cobro de contribuciones, la de financiamiento de las fuerzas armadas, entre otros.

PODER EJECUTIVO

Correspondía al Presidente de la República, cuyo mandato duraba 5 años con la posibilidad de reelección inmediata. Tenía amplias atribuciones:
= Designaba ministros, intendentes y gobernadores.
= Tenía derecho a veto sobre las leyes del congreso.
= Tenía derecho a decretar el estado de sitio sobre cualquier parte del territorio del país, lo que implicaba la perdida temporal de garantías
constitucionales de los ciudadanos.
= Existía un consejo de estado que funcionaba como un organismo asesor del Presidente de la República. Por esta razón tenía un carácter meramente
consultivo.

LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Partido Conservador (Pelucón): Estaba compuesto por los sectores más acomodados de la sociedad, es decir fundamentalemente por los dueños de
las tierras. Además era un partido de carácter"confesional", es decir se declaraba profundamente católico y todos sus integrantes debían practicar dicha
religión. Este partido era contrario a cualquier tipo de modificaciones en la Constitución de 1833; además fue el partido gobernante hasta 1860.
Partido Liberal (Pipiolos): Desde el punto de vista filosófico estaban influidos por las enseñanzas que había dejado la Revolución Francesa (igualdad,
libertad, confraternidad). Por esta razón, lucharon tenazmente contra los conservadores.
De estos dos grandes grupos políticos se desarrollarían posteriormente los diferentes partido de los siglos XIX y XX.

GOBIERNO DE JOSÉ JOAQUIN PRIETO (1831 -1841)

Lo Político:

El gobierno de Prieto estuvo marcado por la presencia de Diego Portales, quien desde las sombras orientó la marcha de su gobierno, dando de
baja a los militares pipiolos y reprimiendo cualquier signo de oposición. En este sentido, desde las propias filas del gobernante partido conservador,
surgió un grupo opositor a Portales encabezado por el entonces ministro de Hacienda Manuel Rengifo y por Manuel Gandarillas. A través de un diario
llamado PHILOPOLITA (el amigo del pueblo) se opusieron a Portales.
Otro hecho destacable durante este período fue la llamada guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. En términos muy generales, este conflicto
se desató por las ansias del presidente boliviano Andrés de Santa Cruz de revivir los límites antiguos del Imperio Inca, razón por la cual necesitaba
someter a Chile. Desde la perspectiva chilena, y de acuerdo a los análisis de Portales, la presencia de la Confederación amenazaba con convertirse en la
fuerza hegemónica en el Pacífico Sur, perjudicando abiertamente los interereses comerciales y militares de Chile. Por estas razones se desató la guerra
que fue ganada por Chile en la batalla de Yungay el 20 de Enero de 1839. Dos años antes, cuando recién se iniciaba el conflicto, se produjo una
sublevación nacional en contra del gobierno, encabezado por el regimiento de Quillota y dirigida por el jefe del motín, el coronel Vidaurre en el cual
perdió la vida el poderoso ministro Portales.

Lo Económico:

Manuel Rengifo fue el ministro de Hacienda de la época y realizó importantes reformas, lo que permitió una gran estabilidad económica para el país.
Suprimió algunos impuesto inútiles, rebajó las tasas de interés a otros. Asimismo, reorganizó los sistemas de recaudación de impuestos. Gracias a estas
medidas, sin necesidad de aumentar los impuestos, empezó a incrementarse la recaudación fiscal. De esta manera, se pudo regularizar los sueldos de
los militares y la administarción pública y realizar algunas obras públicas. A estas medidas de Rengifo se debe que Chile pudiese pagar el empréstito
contraído por O´Higgins con los ingleses.
Por otro lado, el ministro Rengifo adoptó políticas proteccionistas, para promover la comercialización de los productos nacionales. Por
ejemplo creó los "almacenes francos" de Valparaíso, los que permitía a los comerciantes internacionales depositar sus productos en tránsito a muy bajo
costo. Es así como se promovió la llegada de comercio europeo a Chile.
También destacó en este período el descubrimiento de la mina de plata de "Chañarcillo", la que fue muy importante para el desarrollo
económico de Chile (1832).
Educación y cultura:
Se creó el Ministerio de Justicia; se fundó la Escuela de Medicina, Farmacia y Obstetricia; llegan a Chile importantes intelectuales
extranjeros: El venezolano Andrés Bello (redactor del código civil), el francés Claudio Gay (botánico) y el polaco Ignacio Domeyko (estudioso de la
minería).
GOBIERNO DE MANUEL BULNES (1841- 1851)

Lo Político:
Este fue un período de relativa calma política en comparación al período anterior. Poco a poco se fue aceptando la presencia de sectores
liberales dentro de la institucionalidad. Sin embargo, el hecho más importante fue la constitución de un bloque político organizado en contra del
gobierno conservador: la Sociedad de la Igualdad, liderada por Francisco Bilbao y Santiago Arcos. Esta organización representó un primer intento de
participación política de sectores que eran opositores a la elite criolla.
Francisco Bilbao estuvo muy influido desde el punto de vista ideológico por los movimientos revolucionarios ocurridos en Europa el año
1848, de los cuales fue testigo presencial. Bilbao plantea dos ideas fundamentales para Chile.
1- Realizar una real y efectiva democratización de las instituciones políticas en Chile.
2- El fin de la influencia de la Iglesia Católica en las esferas de decisión política y cultural de Chile.
Santiago Arcos es considerado el primer dirigente político que planteó la necesidad de construir el socialismo en Chile. En todo caso fue lo
que en Europa se llamó socialismo utópico, es decir no marxista.
La finalidad de la Sociedad de la Igualdad fue difundir los derechos de las personas, las libertades publicas y la educación del pueblo. Estuvo
compuesta por artesanos y liberales desprendidos de su partido.

Educación y cultura:
En este período brilla especialmente la figura intelectual de Andrés Bello, quien fundo en 1842 la Universidad de Chile. La "U" estuvo
compuesta inicialmente por 5 facultades: Filosofía y Humanidades; Ciencias Matemáticas y Física; Derecho y Teología.
Además siendo Ministro de Institución pública (educación actual) le tocó fundar la escuela Normal de Preceptores y la escuela de Artes y Oficios.
-La Generación del '42: Esta Generación estuvo compuesta fundamentalmente por chilenos y argentinos. Estos últimos venían arrancando de su país
producto de la dictadura de Rosas. Ellos comenzaron criticando la labor de Andrés Bello, a quien acusaban de plantear un sistema educativo muy
anticuado, muy poco democrático y muy vinculado al gobierno de Bulnes. En 1842 José Victorino Lastarria fundó la llamada "Sociedad Literaria",
cuyo objetivo era desarrollar una poesía propia de nuestro país. Otros personajes importantes de esta generación fueron los argentinos Domingo
Faustino Sarmiento y Juan Baustista Alberdi y el peruano José Joaquin Vallejos (Jotabeche)

Otros hechos:
En este período se produjo la toma de posesión y colonización del Estrecho de Magallanes. Una pequeña expedición mandada por el gobierno
y dirigida por Juan Williams, tomó posesión a nombre de Chile el Estrecho de Magallanes en 1843. En 1849 las personas que habitaban el fuerte Bulnes
-que 6 años antes había sido fundado por Williams-, se trasladaron a un lugar que llamaron Punta Arenas, cuya ubicación geográfica presentaba mejores
condiciones de vida para el ser humano.

EL GOBIERNO DE MANUEL MONTT (1851-1861)

Lo Político:
El año 1851 marcó el inicio del fin del período llamado la "República Autoritaria". Hubo una serie de hechos que fueron debilitando el poder absoluto
que tenían los presidentes de la República.
En primer lugar en San Felipe se produjo una sublevación de sectores liberales y artesanales, vinculados a la Sociedad de la Igualdad, que reclamaba
por el hecho de que el presidente Bulnes había designado como sucesor en el puesto a Manuel Montt. Este motín fue aplastado por la vía de las armas y
decretó el fin de la Sociedad de Igualdad.
Posteriormente, solo unos meses después, las fuerzas opositoras a la candidatura de Montt, agrupados en torno a su candidato presidencial -el general
José María de la Cruz-, no reconocieron el "triunfo" de Montt, decretando una sublevación militar en Concepción. Este levantamiento fue aplastado por
las tropas dirigidas por el mismísimo presidente Bulnes. La batalla decisiva fue la de Loncomilla (diciembre de 1851).
En segundo lugar, muy importante para explicar la progresiva debilidad de los gobiernos conservadores fue la llamada "Cuestión del Sacristán". El
problema de fondo que estuvo detrás del conflicto, tenía relación con que el Estado (Gobierno de Montt) consideraba fundamental la preservación del
Derecho a Patronato, que permitía al gobierno designar obispo e intervenir en los juicios eclesiásticos. Por su parte la Iglesia católica insistía
tenazmente en mantener sus privilegios y su influencia política dentro de Chile.
En este contexto, en 1856 fue despedido un sacristán de la Catedral de Santiago. Un grupo de sacerdotes se opuso a esta medida, lo que
provocó una sanción emanada desde la jerarquía eclesiástica. Los sancionados apelaron a la justicia ordinaria, la que finalmente ordenó levantar el
castigo que los tribunales eclesiásticos le habían impuesto a estos canónicos. Este fallo judicial produjo el quiebre entre el gobierno -que lo apoyó
entusiastamente- y la Iglesia, que lo rechazaba de manera tajante.
De esta manera se produjo la división del partido de gobierno:
-Partido Montt-varista o Nacionales: Este grupo defendía el predominio del estado por sobre la Iglesia, es decir eran partidarios del presidente
Montt y de su ministro Antonio Varas.
-Conservadores o Ultramontanos: Estaba compuesto por aquellos sectores civiles que defendían a la Iglesia.
El tercer hecho que terminó por prácticamente liquidar la economía del gobierno conservador, fue la guerra civil de 1858, desatada por el rechazo
popular a los rumores de que Antonio Varas sería el candidato oficial del gobierno para la presidencia. Este conflicto se solucionó favorablemente para
el gobierno pero lo deja muy debilitado.
Finalmente, la oposición unida (en la llamada "Fusión Liberal Conservadora"), logró imponer al gobierno el nombre de José Joaquin Pérez, con lo
que llegó a su fin la república autoritaria conservador.

Lo Económico:
Durante el gobierno de Montt se terminó de consolidar la economía chilena, sosteniéndose básicamente en la actividad minera (plata, cobre).
En este período tuvo importancia la actividad agrícola, gracias al espectacular desarrollo que tuvo la exportación de trigo hacia Australia y California.
Otro hecho destacable fue la llegada a Chile del economista francés Gustave Courcelle Senenuil, cuyo aporte intelectual fue muy importante,
ya que con su presencia se consolidó una política económica liberalista, en donde el estado no debía cumplir ninguna función importante dentro de la
economía.
En la explotación del cobre destacó el muy próspero empresario José Tomás Urmeneta, quien tras largos años de fuertes inversiones
monetarias, abrió la veta cuprífera de Tamaya y las fundiciones de dicho metal en Tongoy y Guayacán. En la extracción del carbón, destacó Matías
Cousiño, que asentó su muy enriquecedor negocio en el poblado de Lota. Con todo, a pesar del auge del cobre y el carbón, la plata continuó siendo el
mineral que mayores ingresos le reportaba a Chile.
Se crearon en este período se crearon los primeros bancos y financieras en la historia de Chile: Banco Valparaíso, Banco Ossa, Banco de
Chile, la financiera "La Chilena Consolidada", y la Caja de Crédito Hipotecario.
Finalmente, en el período 1855-1861 se vivió una crisis económica provocada por la decadencia de la exportación a Australia y California y la
notoria disminución de la producción de plata en el mineral de Chañarcillo. Esta crisis estuvo acompañada por una crisis de la economía mundial, que
aefctó directamente a nuestra dependiente modelo económico.
Educación y cultura:
Se dicta la ley de Instrucción Primaria y en este período se construyeron una gran cantidad de los liceos públicos. Por otro lado fue importante
la construcción de ferrocarriles que iban de Santiago- Valparaíso y Santiago - Talca
Finalmente bajo la conducción de Vicente Pérez Rosales, se inició la colonización del Sur de Chile, ocupando las ciudades de Frutillar, Puerto Montt,
Puerto Varas y Osorno. En estas ciudades llegaron emigrantes de origen fundamentalmente alemán, los que desarrollaron una fuerte actividad
económica en dicha zona.

LA ÉPOCA DE LA EXPANSIÓN
LA REPÚBLICA LIBERAL (1861 - 1891)

-CARACTERÍSTICAS GENERALES:

a) El desarrollo económico:
Hasta la década de 1870, específicamente hasta antes de la guerra del Pacífico, la economía chilena se había sostenido y desarrollado en base
a tres aspectos fundamentales:
= El auge de la economía mundial, lo que permitía a Chile vender a un buen precio sus artículos de exportación.
= La actividad minera. Estuvo asociada a la explotación de la plata (minerales de Chañarcillo y Tres Puntas). Hacía 1871 se comenzó la explotación del
yacimiento de Caracoles, que estaba ubicado en territorio boliviano, pero que era explotado por mano de obra y capitales chilenos. El cobre hacia 1870
representaba para el caso chileno, la mayor producción a nivel mundial. El carbón, de la mano de empresarios como Matías Cousiño y Agustín
Edwards, hizo un gran aporte a la economía nacional.
= La agricultura exportadora. La explotación del trigo adquirió un especial auge desde 1840, con las exportaciones hacia Australia y California.
De esta manera a partir de estos 3 elementos, se activaron y desarrollaron diversos sectores de la economía nacional.
= Exportaciones: existían importantes cantidades de divisas, lo que hacía que el peso chileno fuera considerado una moneda fuerte. Esto permitía el
auge de la exportaciones.
= La minería: el desarrollo de esta se manifestó en el refinamiento del cobre, lo que implicaba la existencia de importante avances tecnológicos, la
construcción ferrocarriles, puertos y barcos, que eran necesarios para exportar estos productos: Debido a este auge se produjo la colonización de la
Araucania y Tierra del Fuego.
= La Industria: existían molinos destinados al trabajo agrícola; aserraderos, curtiembres y cervecerías en la zona de Arauco, la industrialización de la
oveja en la Tierra del Fuego.

b) La crisis económica de 1870:

-Causas internacionales: En esta década se produce la primera gran crisis cíclica del capitalismo, que se prolongó por varios años. Sus efectos fueron
que los precios de los productos chilenos bajaran violentamente, ocasionando irreparables pérdidas a la economía nacional.
Para agudizar aún más esta crisis, se acabó la época de oro de la exportación de trigo a Australia y California, debido que ambas regiones
comenzaron a autobastecerse de productos agrícolas.
-Causas nacionales:
= Agotamiento del mineral de "Caracoles" y otras importantes minas de plata.
= La falta de divisa, producida por la caída de las exportaciones, que trajo consigo un aumento de los precios de los productos agrícola dentro de
Chile.
= Durante muchos años se hizo un mal uso del suelo, ya que al quemar los bosques y a los deficientes sistemas de regadíos, gran extensiones de
tierra se erosionaron.
= Finalmente, la guerra con España (1865) tuvo consecuencia en Chile la destrucción casi total del puerto de Valparaíso, lo que trajo grandes
pérdidas económicas para Chile.
Este conjunto de elementos internos y externos provocó una fuerte crisis económica, que se manifiesto desde 1875 en adelante, llegando a su
máxima expresión en 1878. Por esta razón el estallido de la guerra del Pacifico vino a ser un hecho que a la larga no sería ni casual ni perjudicial para
nuestro país.

c)La Guerra del Pacífico (1879-1884):


De acuerdo a las últimas interpretaciones historiográficas, el origen de la Guerra del Pacífico, en su trasfondo último, fue de carácter económico.
Como ya vimos, Chile atravesaba hacía 1879 (fecha que se inicia el conflicto) una aguda crisis económica provocada por la baja de los precios en sus
artículos de exportación, lo que a su vez impedía la llegada de divisas al país
Por su parte Perú, a inicios de 1870 había visto como se acababa el ciclo del Huano, el que desde 1840 había permitido la expansión y desarrollo de
la economía peruana. Por su lado los bolivianos y su empobrecida economía vieron en el salitre la posibilidad concreta de levantar su alicaída
economía.
De esta manera, la elite chilena apoyó la idea de la guerra por el salitre como un salvavidas ante la crisis económica del país. Por esta razón, gran
parte de la elite empresarial chilena ( que tenía grandes inversiones de capital en la zona del salitre) presionó al estado chileno para que se embarcaran
en una guerra que, de ganarla, permitiría proyectar y desarrollar nuevamente la economía nacional.
El triunfo de Chile en la guerra del Pacifico tuvo un enorme significado para la historia de nuestro país, ya que la posesión de la riqueza salitrera
implicó que Chile recibió un nunca antes visto flujo de divisas. Estas serian la base de casi 50 años de vida económica de nuestro país
Una vez finalizada la guerra, Chile llegó a los acuerdos con sus derrotados vecinos:
= Con Bolivia firmó lo que se llamó Pacto de Tregua (1889). Se establecía que la región de Antofagasta quedaba a perpetuidad en manos de Chile, a
cambio de pagar una cierta cifra en recompensa para los bolivianos y además nuestro país se comprometió a financiar por completo el tren de Arica -La
Paz.
= Con Perú se acordó que Chile quedaba dueño a perpetuidad de la provincia de Tarapacá. Se establecía que Tacna y Arica quedaban durante 10 años
bajo administración chilena, período tras el cual se haría un plebiscito que decidiría en manos de quien quedarían dichas ciudades.
En 1881 finalmente Chile firmó un tratado con Argentina, en el que se llego al siguiente acuerdo:
Los argentinos reconocerían la soberanía de Chile sobre el Estrecho de Magallanes a cambio de que Chile entregara la Patagonia a Argentina.
Cabe señalar que esta desafortunada decisión de los gobernantes de la época, se explica en parte por la preocupación de que Argentina declarase la
guerra a Chile, mientras todavía se encontraba en curso la Guerra del Pacífico. Unos pocos años después argentinos y chilenos firmaron otro acuerdo en
el que se estableció que el 60% de la Puna de Atacama pasaba a manos argentinas, quedando el 40% restante para Chile.

d) El desarrollo político: Los gobiernos liberales (1861-1891):

Con José Joaquín Pérez (1861-1871) se dio inicio a lo que se llamó a la alianza política llamada "fusión liberal-conservadora", que como ya
hemos dicho, se unieron por su oposición común a Manuel Montt y su Ministro del Interior Antonio Varas. Bajo la gestión gubernamental de J.J. Pérez
se reformó la Constitución Política con el fin de que los presidentes de Chile no pudieran ser reelegidos.
En 1871 asume como presidente Federico Errázuriz Zañartu, el que al igual que Pérez, contó con el respaldo de la "fusión liberal-conservadora". Sin
embargo, a poco andar este gobierno se caracterizaría por su tenaz lucha contra el poder político de la iglesia. De esta manera la llamada "disputa
doctrinaria" entre liberales y conservadores fue una de las características fundamentales de este período.
Por un lado los conservadores estaban de acuerdo con que la fe católica fuera la única y oficial del estado de Chile, no permitiéndose el culto público
de ninguna otra; con que el estado financiara parte de los gastos de la iglesia; con que la iglesia regulara el matrimonio y la sepultación de los muertos,
aunque estos no fueran católicos. En el ámbito educacional, se proponía continuar con el monopolio educativo orientado por la fe católica.
Por otro lado, los liberales se oponían a todo esto y planteaban enseñanza laica, libertad de culto y que ninguna iglesia recibiera dinero del estado,
matrimonio civil y que solo optativamente fuera por la iglesia, al igual que con los muertos.
Este debate doctrinario se convirtió en la principal disputa política al interior de la elite
Buena parte de las propuestas liberales se concretaron en el gobierno de Domingo Santa María (1879-1884), a través de la ley de cementerios,
de matrimonios civil y registro civil (1883-1884). Con estas leyes se estableció por primera vez la preeminencia del matrimonio civil sobre el religioso
y se le quitaba a los curas párrocos la función de contar los matrimonios y defunciones.

Reseña del partido liberal

Las ideas liberales habían cristalizado en Francia, fruto de los estudios de los Enciclopedistas y tuvieron su explosión genial en
la Revolución Francesa. Fue ésta una crisis que se venía preparando desde largo tiempo, consecuencia del choque del pensamiento de
los ciudadanos ilustrados, que deseaban la generación democrática de los Poderes Públicos y la libertad de conciencia, con el
absolutismo de los reyes, de pretendido origen divino, y la intolerancia religiosa, que impedía, en forma absoluta, la más pequeña
desviación de conciencia.
Las colonias españolas permanecían ajenas al movimiento edeológico del siglo dieciocho. Salvo para un número escaso de
eruditos, las nuevas ideas sobre la generación de los Poderes del Estado y los derechos de los individuos eran absolutamente
desconocidas.
La gran masa española tampoco participaba de estas inquietudes, pues la rama de los Borbones que regía la Madre Patria
había establecido Gobiernos ilustrados y progresistas. Felipe V, Fernando VI y Carlos III fueron reyes magnánimos, que habían
erradicado, al parecer para siempre, los actos arbitrarios de absolutismo intransigente y cruel intolerancia de los últimos soberanos de la
Casa de Austria. Todo hacía esperar que no se repetirían más hechos como aquel auto de fe, presidido por el decadente Carlos II, en
que se quemó en la hoguera a tres ilustrados hermanos, por haber cometido la herejía de leer la obra de un filósofo francés.

Muchas son las causas a que atribuyen los historiadores la independencia de los pueblos de América Hispana; pero ninguna es
para nosotros más valedera que la acefalía en que quedó para ellos la Madre Patria, desde la usurpación Napoleónica. Acostumbrados
nuestros pueblos, en una siesta de tres siglos, a obedecer la lejana autoridad de los reyes de Castilla, obró, en el corriente de los
ciudadanos, la renuncia que Carlos IV y Fernando VII hicieron de su prerrogativa real en el régimen Napoleónico, a modo de un
cataclismo, que hubiere hecho desaparecer a la Península Ibérica misma.
Estos hechos inusitados ocurrían precisamente en los momentos en que la ilustración se iba difundiendo en los pueblos
americanos. Un comercio formalmente prohibido con cualquier otro país que no fuera España, pero permanentemente practicado con
Inglaterra, había permitido a los criollos tener bastante acceso a las fuentes de ilustración, y así, se daban ejemplos en Chile de
extraordinaria erudición, como don Manuel de Salas.
Jóvenes patricios tuvieron la suerte de estudiar directamente el movimiento ideológico europeo; otros fueron a luchar por la
independencia de la Madre Patria; todos observaron que no podía seguir rigiendo los destinos de América una monarquía decadente y,
cual más cual menos, se penetraron de las ideas liberales de la Revolución Francesa, que los ejércitos napoleónicos iban sembrando
por Europa.
Esos mismos jóvenes fueron nuestros caudillos. Conscientes del momento histórico que vivían, comprendieron que la difusión
de las ideas era una palanca poderosa de sus propósitos de independizar definitivamente a Chile de la Madre Patria. Las obras de los
patriotas eruditos debían circular en forma manuscrita; el Catecismo Político Cristiano, estudio anónimo sobre las diferentes formas de
Gobierno y alegato a favor del régimen republicano independiente; la patriótica proclama de Camilo Henríquez destinada a difundir las
ideas de los Enciclopedistas y a promover la necesidad de que los Poderes Públicos fueran libremente elegidos por el pueblo, en quien
reside la soberanía, debieron circular de mano en mano.
El 13 de Febrero de 1812 se funda el primer periódico nacional, “La Aurora de Chile”, bajo la dirección del fraile de la Buena
Muerte. En sus columnas se difunden profusamente las ideas liberales.
El nacimiento del espíritu liberal en Chile coincide con la fundación de la República; pero como una doctrina informe, que
tardará casi cuarenta años en constituir una declaración de principios de un partido políticamente organizado.

Este primer despertar de las ideas liberales fue en un principio incipiente; pero tuvo el mérito de constituir su principio, esa
histórica época que el señor Presidente del Partido nos ha encargado señalar.
En los primeros tiempos, sin la cohesión necesaria ni la definición exacta de su ideario, el liberalismo se manifiesta en un anhelo
de ordenamiento jurídico de la República y en una oposición a todo régimen de fuerza. No forman, en general, en sus filas los
poseedores de la tierra, sino profesionales, intelectuales, militares y artesanos, todos católicos, pero tolerantes. Tienen una absoluta
seguridad en la acción creadora de la ley y son dados a la formulación filosófica y jurídica de sus doctrinas. Son los ideólogos, que aún
cuando se les menosprecie por algún ilustrado historiador, contribuyeron en forma poderosa a la formación de la República. Sus
contemporáneos “pelucones” los llamaron “pipiolos”, porque los estimaban polluelos, que “piaban” sus teorías filosóficas y políticas.
Sobreviene la anarquía, consecuencia de no existir normas de Gobierno independiente y de la falta de experiencia política de
los ciudadanos; período de siete años, en que los legisladores pretenden amoldar la realidad a las nuevas leyes que dictan; anarquía por
la falta de una administración ordenada y eficiente, pero no por sus consecuencias, porque los individuos, las creencias, los derechos
son respetados.
Es éste un período de ensayos, en el cual participan, también, activamente los pelucones y los federalistas, de desorden
inmediato; pero que deja un acervo de experiencia, que prepara el orden que va a venir.
Ilustres militares de tendencia liberal, exaltados por los civiles, participan en el Gobierno, como Freire y Francisco Antonio Pinto;
pero no para entronizarse en el poder, ni para establecer el militarismo como régimen de Gobierno, sino para gobernar conforme a sus
principios políticos. Si caen es por su propia voluntad, cansados de no encontrar la necesaria cooperación a sus propósitos de bien
público. Todos los gobernantes de este período presiden los infructuosos ensayos de organizar constitucionalmente la República y se
estrellan contra la inexperiencia administrativa, la no adaptación a las Instituciones que trajo la Independencia y la postración económica
que a consecuencia de ella sobrevino.

Algunos ilusos pretendieron trasplantar desde los Estados Unidos el federalismo, sistema de Gobierno el más inadaptable a
nuestra realidad política.
Contra sus excesos, como contra los principios autoritarios y centralistas de los pelucones, se alzaron los pipiolos, presentando
al Congreso Constituyentes de 1828 el proyecto de Constitución Liberal, que fuera aprobada por amplio margen de votos.
Establecía el sistema republicano y democrático representativo, dividiendo el ejercicio de la soberanía en los tres Poderes del
Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Cuantas de sus disposiciones constituyen un ejemplo para la época en que se dictó: Después de establecer la Religión Católica
como religión del Estado, “con exclusión del ejercicio público de cualquiera otra”, impone la máxima de tolerancia, ideario del Partido que
la elaboró: “Nadie será perseguido ni molestado por sus opiniones privadas”. Cuanto bien hubiera hecho a la Madre Patria la aplicación
de una norma semejante, en los momentos de intolerancia cruel que atravesaba.
La Constitución de 1828 establece las Asambleas Provinciales, propendiendo a la descentralización administrativa, y crea una
Vice Presidencia, que en caso de muerte o imposibilidad física o moral del Presidente, haga sus veces. Abole los mayorazgos.
Clara visión política se observa en este Código Fundamental, algunas de cuyas Instituciones son aún un proyecto o un anhelo,
que un siglo y un tercio después no hemos podido realizar.
Su articulado breve, serio e ilustrado no servía para la realidad de la época; era un estatuto concebido con optimismo para
nuestro medio, pues requería una madurez cívica más avanzada.
Cayó, no por sus propios defectos, que no tenía, sino por el retraso del medio cultural en que debía ser aplicado.
Su mayor mérito reside en que aún hoy es fuente de estudio y orientación ciudadana.

Los liberales de este período no dirigieron los destinos de la República sin dejar huella de su paso por el Gobierno.
El presidente Pinto fue un erudito, poseedor de una valiosa biblioteca. Era natural que dedicara a la instrucción pública sus
principales preocupaciones. Creó colegios de segunda enseñanza, no solamente para hombres, sino, lo que era más extraño en su
época, para mujeres. Dio generoso asilo a don José Joaquín de Mora y a su esposa, aventados por la reacción absolutista e intolerante
del rey español de aquella época, Fernando VII. El era un eminente publicista y político; pero ambos eran distinguidos educadores, que
prestaron su más eficiente cooperación a los propósitos culturales del Gobierno pipiolo.
Pinto hizo, también, venir a Chile a varios profesores franceses, entre ellos, al eminente don Claudio Gay.
Otra nota saliente de su Gobierno, fue su celo en velar por la integración del territorio nacional, en lo que se destaca la
incorporación definitiva a Chile de Chiloé.

El triunfo de Lircay aseguró la preponderancia del Partido Conservador. Los jefes y oficiales del ejército constitucional fueron
dados de baja. Los opositores como Mora, Blanco, Godoy, Ramos, Álvarez desafiaban las iras del Gobierno de Prieto en diversos
periódicos que vieron la luz pública.
Por este tiempo se formó el Partido Filopolita, que reconocía por jefe a don Ramón Errázuriz. Aunque desgajado del tronco
pelucón, propiciaba un tono más liberal de la política, fuertemente autoritaria, que Portales había impuesto.
Chile, por esta época, afrontaba un grave conflicto con la Confederación Perú-Boliviana, cuyo jefe, el Protector Santa Cruz,
tenía el propósito de establecer la hegemonía de ese Estado sobre la vertiente andina del Pacífico en la América del Sur.
Portales fue asesinado el 6 de Junio de 1837 por individuos ruines y traidores a la Patria, lo que produjo la unión política de
todos los chilenos en la causa común.
El triunfo de Yungay trajo consigo el restablecimiento constitucional, después de largas facultades extraordinarias conferidas por
el Congreso al Ejecutivo; los jefes y oficiales del ejército, separados después de Lircay, fueron reincorporados, se concedió amplia
amnistía política, y se suprimieron los consejos de guerra permanentes, que se habían instituido.
El héroe de Yungay y candidato del Gobierno don Manuel Bulnes derrotó al de la oposición don Francisco Antonio Pinto en las
elecciones presidenciales de 1841. El Gobierno contó con toda la cooperación del candidato derrotado y sus partidarios; su política fue
de orden y libertad.

Por esta época, Chile llega a ser un asilo político de los intelectuales de España y América. A Mora y Gay, llegados en el
régimen pipiolo, se unen Bello, Grajales, Sazie, Gorbea, Mitre, Alberdi, Sarmiento y muchos otros. Entre ellos brillan jóvenes chilenos de
talento y se inicia un activo movimiento intelectual entre la juventud. Don José Victorino Lastarria, ilustre liberal, funda la Sociedad
Literaria, dando a conocer sus profundas dotes de pensador y publicista. Fue, además de notable político y orador, distinguido tratadista
de Derecho Público. Su memoria inflama el idealismo de la juventud y anula el olvido del tiempo. Fue el primer jefe del nuevo Partido
Liberal, que entonces se organizó.

Las ideas liberales hacia 1850 tendían a una Constitución Política que otorgara menos poderes al Ejecutivo, que prohibiera las
facultades extraordinarias y la reelección del Presidente de la República, mayor responsabilidad de los Ministros del despacho, más
amplitud del derecho de sufragio, prohibición de los monopolios y privilegios, ampliación del Poder Municipal.
No había en Chile una monarquía que combatir; pero la Constitución Política de 1833, tachada de autocrática por los liberales,
no se conformaba con los principios de equilibrio de los Poderes Públicos, que ellos reclamaban.
El triunfo de don Manuel Montt en las elecciones presidenciales de 1851 sobre el general penquista don José María de la Cruz,
trajo por consecuencia una revolución, que se debió a razones de resistencia al Gobierno centralizador que haría el candidato triunfante.
No existió en esta lucha una causa ideológica, pues ambos contendores tenían ideas afines, salvo en cuanto a descentralización
administrativa, sistema que el General de la Cruz defendía.
Se acentúa durante este período el desarrollo de la cultura nacional. Los jóvenes que se destacan en los estudios literarios,
históricos y filosóficos abrazan el liberalismo, que exige la reforma de la Constitución Política. El exceso de prerrogativas que la Carta
otorga al Presidente, que por medio de las facultades extrahordinarias __frecuentemente concedidas al Ejecutivo en este período__
ejerce la suma del Poder Público, es ardientemente resistido por los liberales.
A mediados del Gobierno de Montt, el liberal don Juan Pablo Urzúa funda “El Ferrocarril”, diario destinado a ejercer gran
influencia en la opinión pública. Respetuoso de la ideología ajena, el señor Urzúa llama a colaborar en su periódico a las más eminentes
capacidades de su tiempo, desde el conservador don Ramón Sotomayor Valdés, hasta el liberal reformista don Benjamín Vicuña
Mackenna.

Recién iniciado el segundo quinquenio de este Presidente, ocurre un hecho que pudo no tener mayor significación, pero que
ante el derecho de patronato, que el Estado de Chile sostenía haber heredado de los antiguos reyes de Castilla, y el carácter inflexible
del Arzobispo Valdivieso, tuvo graves consecuencias políticas: Nos referimos al asunto del sacristán.
La expulsión del sacristán de la Catedral por el tesorero, confirmada por el Arzobispo y no aceptada por los Canónigos, dio lugar
a éstos a entablar un recurso de fuerza ante la Corte Suprema, la cual les concedió la apelación que les había denegado el Obispo de La
Serena.
La Corte Suprema se fundó en la juridicción que el derecho de patronato le otorgaba para revisar ciertas resoluciones de los
tribunales eclesiásticos. El Arzobispo Valdivieso fue apercibido con destierro, si no obedecía lo resuelto.
Aunque el asunto del sacristán terminó con el desistimiento que hicieron los Canónigos de su recurso de fuerza, el incidente
dejó honda huella en la política chilena; El Partido Conservador se dividió en dos ramas, la doctrinaria o clerical y la laica, que pasó a
llamarse nacional o montt-varista, y lo que es más grave, se inició desde entonces la intromisión de la política en los asuntos religiosos
que el Partido Conservador Clerical defendía.

El Partido Conservador propiamente tal, doctrinario o clerical, se encontró en la oposición al Gobierno, junto al Partido Liberal.
No obstante su diversidad ideológica, el autoritarismo del Presidente Montt los acercó.
El Partido Conservador, moderando su raigambre portaliana, autoritaria, adoptó como ideario análogos principios que los
liberales: la reforma de la Constitución, la atenuación de las prerrogativas del Poder Ejecutivo, la defensa de las libertades públicas, el
parlamentarismo.
Don Domingo Santa María y don Federico Errázuriz, altos dirigentes liberales, y don Manuel Antonio Tocornal, prominente
conservador, obtuvieron que sus respectivos partidos pactaran la alianza llamada “fusión liberal-conservadora”, que inició una ardiente
oposición al Gobierno, junto con el Partido Radical, que recientemente nacía a la política.
Aún cuando patrioticamente don Manuel Montt presentó al Senado su renuncia de Presidente de la República, y al no serle
aceptada, nombró un Ministerio de conciliación, los ánimos estaban violentamente exaltados.
A principios de 1859 estalló un revolución en el Norte, dirigida por los Gallo y los Matta, patriarcas radicales, con el apoyo de
algunos liberales reformistas, como Vicuña Mackenna; pero el grueso de la fusión liberal-conservadora no los siguió, prefiriendo apoyar
al candidato a la Presidencia, de transacción, don José Joaquín Pérez.
Los revolucionarios fueron derrotados.
Don José Joaquín Pérez fue elegido por unanimidad. Su carácter sereno, su cultura, su respeto a las personas y a las ideas
constituían garantía para todos. La República necesitaba un período de calma.
A poco de iniciado este decenio, sube al Gobierno la fusión liberal-conservadora y es nombrado Ministro de Hacienda don José
Victoriano Lastarria, Jefe del Partido Liberal, el que es, después, reemplazado por don Federico Errázuriz Zañartu, ilustre político liberal.
En las elecciones parlamentarias de 1864 triunfa la misma combinación política y son elegidos parlamentarios políticos liberales
tan ilustres como Federico Errázuriz, Lastarria, Santa María, Miguel Luis Amunátegui, Vicuña Mackenna. Es una “élite” la que redactará
las leyes.
Más adelantado el decenio de Pérez, los liberales fundan el Club de la Reforma, inspirado en el propósito de poner coto a la
omnipotencial presidencial. Ingresan a él jóvenes liberales, que serán más adelante políticos eminentes.
En este período debió lamentarse la guerra con España, desgraciado conflicto a que Chile se vio arrastrado, ante la necesidad
de resguardar el honor nacional y que tuvo graves consecuencias económicas, derivadas del bombardeo de Valparaíso y de la pérdida
de parte de nuestra marina mercante.

La obra legislativa de este decenio es el siguiente:


El espíritu tolerante de los liberales obtuvo, en 1865, la aprobación de la ley sobre culto de los disidentes, permitiéndoseles su
ejercicio dentro de edificios de propiedad particular y fundar escuelas para la enseñanza de sus hijos en las doctrinas de sus religiones.
Prácticamente, se estableció la libertad de cultos.
No obstante que la opinión pública señalaba a don Federico Errázuriz como el candidato más posible a la sucesión presidencial,
este ilustre político empleó todo su ascendiente para hacer aprobar la ley que prohibiera la reelección para el período inmediato. Él fue
el primer mandatario afectado por la nueva ley.
Siguiendo la obra codificadora de la legislación substantiva iniciada en el Gobierno de Montt con la dictación del Código Civil
redactado por Bello, en este Gobierno y a iniciativas de don Federico Errázuriz, se dictó el Código de Comercio, obra del jurista argentino
Ocampo, que reemplazó a las anacrónicas Ordenanzas de Bilbao, que regían hasta ese momento las relaciones entre comerciantes y
los actos de comercio.
Digna de mención es, también la Ley sobre Efecto Retroactivo de las Leyes, dictada bajo este Gobierno.

Don Federico Errázuriz Zañartu triunfó por gran mayoría en las elecciones presidenciales de 1871.
Este ilustre estadista se caracteriza por su tendencia a organizar la marcha del Estado y de los Partidos dentro de un sistema
netamente democrático.
Por primera vez se elige a los candidatos a la Presidencia en Convenciones. Es el candidato de la fusión liberal conservadora y
don Jjosé Tomás Urmeneta de la oposición nacional-radical, en la cual forma un grupo de liberales.
En ejercicio del mando, gobierna con los partidos, innovando respecto a anteriores Presidentes, que lo hicieron al margen o con
prescindencia de las agrupaciones políticas.
Como se ha dicho, propicia la reforma de la Constitución, que prohíbe la reelección presidencial para el período inmediato, y
durante su Gobierno promulga otras reformas que restan poder al régimen presidencial.
En nuestra opinión, es el primer hombre de Estado de tendencia claramente democrática. Su gobierno se caracterizó, además,
por un gran resurgimiento económico: Se tendieron tantas vías férreas como las que ya existían.

La fusión liberal-conservadora no estaba destinada a durar. Desde luego, los liberales eran partidarios de la secularización de
las Instituciones, que la antigua legislación colonial entregaba a la Iglesia, sistema que el Partido Conservador defendía.
Fallece en Concepción un coronel que vivía públicamente con su concubina y el Obispo se niega a darle sepultura, porque los
cementerios estaban bajo la tuición de la Iglesia. El Intendente debe ordenar su sepultación; el Obispo se queja al Ejecutivo, lo que
provoca apasionado incidente en la Cámara. Don Federico Errázuriz encuentra la solución política y humana, dictando un decreto por el
cual se ordena reservar un espacio en los cementerios, destinado a dar sepultura a los que las leyes canónicas se la niegan.
Un diputado que no prestó el juramento constitucional no puede casarse, porque la Curia le negó el permiso. Decide, entonces
casarse en un simple acto civil, celebrado ante ilustres testigos liberales y radicales, situación que sólo pudo regularizarse gracias al
presbítero Taforó, de ideas liberales, que lo casa de acuerdo con la disposición del Código Civil en vigencia entonces, sobre matrimonio
de disidentes, como sacerdote católico que actúa como simple funcionario.
Un decreto sobre libertad de enseñanza en causa de graves abusos, pues algunos colegios particulares trafican con las
papeletas de exámenes. Se deroga el decreto y el Ministro conservador de Instrucción Pública don Abdón Cifuentes renuncia al
Ministerio y los conservadores se retiran del Gobierno.
El Presidente Errázuriz forma la Alianza Liberal y los liberales reformistas y los radicales entran al Ministerio.

La obra legislativa de este Gobierno marca un importante progreso en el ordenamiento constitucional y jurídico de la República.
En cuanto a la Carta Fundamental se refiere, el Congreso Constituyente en los años 1873-1876 modifica el quorum para las
sesiones de las Cámaras, rebajándolo de la mayoría absoluta que exigía la Carta de 1833, a una tercera parte en el Senado y a una
cuarta parte en la Cámara de Diputados; disminuye a uno los años de residencia de los extranjeros para obtener su naturalización;
reconoce expresamente los derechos de reunión, asociación y enseñanza, que la Constitución de 1833 pasaba en silencia; establece la
incompatibilidad entre el cargo de parlamentario y todo empleo retribuido de nombramiento del Presidente; los Senadores, en lo
sucesivo, serán elegidos por provincias y no por todo el país, como era antes; se suprimieron las facultades extraordinarias que el
Congreso podía conceder al Presidente de la República y el derecho a suspender las garantías individuales, que tanto habían tenido que
sufrir los liberales, reemplazándolas por leyes transitorias, de duración máxima de un año, para restringir las libertades personal, de
imprenta y reunión; hace expedita la responsabilidad política de los Ministros por su acusación ante el Congreso, que la Constitución de
1833 rodeaba de un sinnúmero de trabas.
En suma, los liberales, consecuentes con su programa, debilitan las prerrogativas del Ejecutivo y robustecen las del Congreso.
En lo electoral, se da gran amplitud al derecho de sufragio, estableciéndose prácticamente el sufragio universal. En lo sucesivo,
para ser ciudadano elector no se requerirá más que tener 21 años para los casados y 25 para los solteros, y saber leer y escribir. Este
mínimum de instrucción constituya presunción de derecho de tener la renta suficiente que la ley anterior exigía.
Se dictó el Código Penal, aún hoy vigente y que fue un ejemplo de acabado estudio para su época, y se promulgó el primer
Código de Minería, que vino a derogar las Ordenanzas de Nueva España, que regían esta rama del Derecho.
La acusación de la Corte Suprema ante el Congreso, en tiempos del Presidente Pérez, que afectaba a don Manuel Montt,
Presidente de ella en es momento, había causado gran revuelo político y hecho ver la necesidad de asegurar la plena independencia del
Poder Judicial. La Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales dictada por este Gobierno en 1875, alcanzó plenamente ese
objeto.
La Ley de Imprenta de 1872, obra principalmente del prominente político liberal don Miguel Luis Amunátegui, da gran auge a la
prensa y estimula vigorosamente la difusión de la cultura.
Orden político, orden social, instrucción pública, manifestación de las ideas, independencia del Poder Judicial, nada se escapa a
este ilustrado Gobierno, en bien del perfeccionamiento de las Instituciones y del progreso de la República.

En esta época de nuestra historia, el Partido Liberal dominaba la política. Los dos candidatos a la sucesión de don Federico
Errázuriz fueron elegidos por Convenciones liberales. La de los Gobiernos reformistas y disidentes proclamó a don Aníbal Pinto; la de
los liberales que se titularon democráticos proclamó a don Benjamín Vicuña Mackenna. Triunfó ampliamente el primero en las
elecciones de 1876.
La obra creadora de los anteriores Gobiernos liberales debió suspenderse pues había llegado la hora de defender las
conquistas alcanzadas y la integridad de la República. Y así como esos gobernantes liberales habían dado ejemplo de respeto a las
ideas y a los derechos de los individuos en lo nacional, y de solidaridad americana en lo internacional, bastiéndose en defensa del propio
honor y derechos, y de los de las Repúblicas hermanas del Pacífico en la guerra con España, supieron conducir con gloria nuestro
destino, en una guerra que nos fue impuesta y que en todo momento quisimos evitar, siempre que se nos tratara con recíproco respeto y
espíritu de Justicia.
No nos corresponde en esta reseña relatar la historia de nuestros gloriosos triunfos en la guerra de 1879, sino recordarlos para
rendir homenaje al heroísmo de nuestro pueblo y a la prudencia y capacidad de nuestros gobernantes, que obtuvieron de la nada
enormes recursos materiales e intuyeron el peligro en que nos encontrábamos, dotando con anticipación a nuestra marina de guerra de
los elementos indispensables para afrontar con éxito la superioridad de la armada peruana de entonces.
El Presidente Pinto y su Ministro de la Guerra don Domingo Santa María, ilustres estadistas liberales, se hicieron acreedores a
la gratitud de todos los chilenos.

A don Domingo Santa María, elegido sin lucha Presidente de la República en las elecciones de 1881, le tocó terminar la guerra
del Pacífico, después de anular la tenaz resistencia que oponía en la sierra peruana el General Cáceres.
El Gobierno de Santa María se orienta en lo internacional, a la concertación de la paz con el Perú y de una tregua con Bolivia, y a la
promulgación de un tratado con la República Argentina, que ponía a fin a viejo conflicto de límites; y en lo nacional, a la pacificación de la Araucanía y a la
secularización de las Instituciones.
Sostuvo con energía el derecho de anexarnos las provincias de Tarapacá y Antofagasta, no sólo a título de indemnización de los sacrificios de la
guerra, sino como medida de seguridad para la población de esos territorios, que era en un 80% chilena, y de nuestros capitales invertidos en la industria
salitrera. En 1883 se firmó el tratado de Ancón, por el cual se reconoció la soberanía de Chile sobre Tarapacá y se le reservó la tenencia de Tacna y
Arica, cuya suerte definitiva sería decidida por un plebiscito.
Por el pacto de tregua celebrado con Bolivia, Antofagasta continuó sometida a las leyes chilenas, reservándose a un tratado futuro la
concertación de la paz definitiva.

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