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i F I CAPITULO II La toma de declaracién a testigos Generalidades El acto de escuchar a testigos presenta algunas otras peculiarida- des ademas de las ya sefialadas. Muchas veces se trata, es cierto, de “factores que pueden darse también en el interrogatorto de tun imputa- do. Pero las més de las veces, el investigador tiene que ocuparse de ellas cuando toma declaracién a testigos, lo que justifica su andilisis en este capitulo. Especialmente, encontrar aplicable al testigo la teoria de las fallas de la percepeién y de la memoria, aunque ocasionalmente tenga también importancia para el caso del imputado. Lo mismo cabe decir de los demds problemas especiales que se tratardn en lo que si- gue. El relato del testigo exige un sano escepticismo. Es notable la confianza que generalmente se dispensa al testigo medio no interesado en el proceso, Las indicaciones de un impulado suelen acogerse (jus- tificadamente) con gran suspicacia, slempre que no contengan una confesiin. Las manifestaciones de los testigos, en cambio, muchas ve- ces se aceptan sin desconflanza alguna, Hasta el iavestigador concien- zudo puede caer er: la tentacton de tomarlas por clertas sin mas analt- sis, si las dudas no saltan a la vista. Hay funtionarios que creen poder conflar por principio en las testi- ficaciones que han recogide y apenas estiman necesario un examen critico mas detenido. Su optimismo en este aspecto es imperturbable, y no afloja tampoco cuando su ingenua fe resuilta luego ser infundada, como sucede con mucha frecuencia, Ni siquiera una cadena de enojo- sos fracasos puede moverlos a rectificar esa postura, De esto se ha culpacio en parte al exceso de trabajo de los funciona~ rios, circunstancia sin duda apta para fomentar la desprescupacion con que a veces se procede. Pero la prineipal causa esta probablemente en las tradicionales convieciones que, inconscientemente, dominan aun hoy a un gran sector del funcionariado. Aqui obran influencias irra- cionales, como lo demuestra igualmente la suspicacia, dificilmente ex- plicable de otro modo, con que algunos -a diferencia de la cfega con- ftanza que muestran hacia las testificaciones- miran a clertos medios probatorios técnicos de reciente desarrollo, aunque. por ejemplo, los procedimientos reconocidos del anilisis de grupos sanguineos ofrecen tuna seguridad mucho mayor que la que pudieron dar Jamas las testifi- caciones. 84 ERICH DOHRING ‘El testigo moderno como suxiliar. Aun hoy, el testigo sutke Oe cae eee, fuerte influencia de comcepciones juridieas de) pasado. cas Nfiglos atras nuestros antepasades, esta dispuesto a asuinll cee wa responsabilidad, pese al peligro que esto implica. menudo, ab se pronuncia tanto sobre el tema de la pruieba, sino primordialmen- ro ee ereonatilad del imputado (0 del stigante cll) y sobre a te sore ta Broroceso que, desde ese panto de vista, es a Su juiclo

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