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MONICIÓN DE ENTRADA:

Buenas Noches Queridos Hermanos sean Bienvenidos a esta Sagrada


Eucaristía, como una sola familia nos reunimos nuevamente en la casa de Dios
para celebrar la Cena del Señor.
En la página del Evangelio de hoy (cf Mt 20, 1-6) encontramos la parábola de
los trabajadores llamados jornaleros, que Jesús cuenta para comunicar dos
aspectos del Reino de Dios: el primero, que Dios quiere llamar a todos a
trabajar para su Reino; el segundo, que al final quiere dar a todos la misma
recompensa, es decir, la salvación, la vida eterna. El dueño de un viñedo, que
representa a Dios, sale al alba y contrata a un grupo de trabajadores,
concordando con ellos el salario para una jornada. Después sale también en
las horas sucesivas, hasta la tarde, para contratar a otros obreros que ve
desocupados. Al finalizar la jornada, el dueño manda que se dé dinero a todos,
también a los que habían trabajado pocas horas. Naturalmente, los obreros que
fueron contratados al principio se quejan, porque ven que son pagados de igual
modo que aquellos que han trabajado menos. Pero el jefe les recuerda que han
recibido lo que había estado pactado; si después él quiere ser generoso con
otros, ellos no deben ser envidiosos.
Dispuestos a aceptar el llamado que Dios hace a cada uno de nosotros,
comencemos esta celebración entonando todos el canto de entrada.

MONICIÓN DE LECTURAS:
Las lecturas de este domingo nos traen un mensaje bastante desconcertante
porque es grande la distancia entre los proyectos de Dios y los nuestros, como
dice Isaías. Y tal como sugiere el evangelio, en todo momento el Señor
sobrepasa hasta el infinito nuestras mezquinas expectativas. Hoy nos llama a
trabajar por su reino, a todos, sin importar la etapa de nuestra vida.
ESCUCHEMOS CON ATENCIÓN LAS LECTURAS DE ESTE DÍA.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

1. Para que nuestra Santa Madre Iglesia acoja, con la misma


benevolencia de Dios, a todos los que desean colaborar en su reino.
Oremos.
2. Para que las leyes que rigen a nuestros pueblos se basen siempre en
la justicia y nuestros gobiernos fomenten la paz y la libertad. Oremos.
3. Por todos los necesitados, especialmente por aquellos que añoran su
patria natal o sufren por vivir lejos de sus hogares, para que reciban
de Dios el consuelo y la fortaleza. Oremos.
4. Para que nosotros, reunidos en torno al alatar de Dios, para que no
caigamos en la tentación de la envidia y de exigir nuestros derechos
a costa de los demás. Oremos.

MONICIÓN DE LA COMUNIÓN ESPIRITUAL Y SACRAMENTAL:


Jesús es el Pan de Vida que ahora se nos da en la Santa Comunión.
Acerquémonos a recibirle y para quienes no pueden hacer la comunión
sacramentalmente, hacemos la oración de Comunión Espiritual:
Jesús mío, creo que Tú estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas
las cosas y deseo recibirte ahora dentro de mi alma; ya que no te puedo recibir
sacramentalmente, ven a lo menos espiritualmente a mi corazón. Señor, no soy
digno ni merezco que entres en mi pobre morada pero di una sola palabra y mi
alma será sana, salva y perdonada. El Cuerpo, la Sangre, el Alma y la
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, guarden mi alma para la vida eterna.
Amén.
ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS:
Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me
pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor
mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y
limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi.
Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus
benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los
extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la
Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu
discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.
Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y
porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo
que, amándote, morir.

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