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hacia la salud, el placer,

la fuerza y la sabiduría
de los ciclos.

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“Como exiliadas culturales, aisladas de la transmisión
iniciática, lidiando con el estrés, los traumas o la
enfermedad, nuestro mejor remedio es volver a la raíz: buscar
inspiración directamente de la naturaleza, de la tierra y el mar, del en-
cantamiento y el movimiento, de los tambores y los sueños.“

Max Dashu

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ÍNDICE

Algunas palabras 11

El viaje de auto-conocimiento 15

Nuestra matriz 19
y los espacios sexuales y creativos

Salud Cíclica Uterina y Ovárica: 37


entramado poderoso y sabio

Ciclo Menstrual Ovulatorio 55


una red sabia sexual creativa

Recuperar el placer 75
un viaje hacia la sexualidad, la herida y la potencia

La herida sabia 97
posibles desequilibrios cíclicos y menstruales

Los procesos de sanación 113


y el autocuidado como norte

La medicina de las plantas 129


en nuestros procesos sexuales

Bibliografía 149

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Este libro comenzó como un fanzine-cuadernillo parido durante las lunas de
Noviembre del 2018, reeditado ahora en el 2022, para acompañar la autogestión de
la salud integral menstrual y sexual. Los textos son de Ani Musante (@utera____)
y la idea original y las ilustraciones de Euge Kusevitzky (@eugekusevitzky). Se
agradece el respeto, la aplicación y uso responsable del material.

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ALGUNAS PALABRAS

Mirarnos, conocernos, nombrarnos es un viaje para toda la vida.


Descubrir de qué estamos hechas, o de qué nos hicieron, qué nos gusta y
qué no, lo que nos incomoda, lo que nos atrae, lo que nos excita realmente
es un encuentro constante, para toda la vida. Todo está en movimiento. Me
llevó algunos años descubrir que la manera más honesta de revelarnos
es ponernos en movimiento, estirarnos la piel, tocarnos, contarnos los
lunares, acariciarnos el cabello, inhalar y exhalar despacio y profundo,
hasta ese momento en el que queremos hacer entrar más aire con
todas nuestras fuerzas, y todo esto sin juzgar(nos), sin apurar(nos). Y el
camino viene siendo así, a veces fuerte, de golpe y áspero, y de pronto
nos sacudimos y vamos entendiendo que esta manera de depurarnos nos
traerá libertad, autonomía, justicia, a nosotras, a nosotres, y a las infancias
que se vienen, y nuestro paso por esta Tierra será más sano, más puro, más
genuino y real, más compartido, más de todes.

Algunas aclaraciones antes de que nos leas. Utilizamos palabras


feminizadas porque quienes redactamos este cuadernillo sentimos una
profunda necesidad de nombrarnos al escribir desde nuestras prácticas,
de sentir que nos palpamos, que acariciamos, estimulamos y excitamos
nuestra cuerpa. Para nosotras conlleva una gran carga semántica, un
aprendizaje y una deconstrucción. Esto que siempre nos perteneció,
está volviendo a ser nuestro. Y sin embargo, esta decisión lingüística, no
quita que respetemos, abracemos y empaticemos con otras identidades,
el reconocimiento de sus vivencias y sentires, y estemos dispuestas
a transitar juntes todas las luchas contra el sexismo, la explotación,
la expropiación, homofobia, bifobia y la transfobia. De esta edición,
recomendaciones y tratamientos, elegí siempre aquellos que más
seguridad te den y hace todas las averiguaciones y lecturas que necesites.
Estudiate y observate, rodeate de amigues que te acompañen y con
quienes puedas hablar. Busca profesionales de la salud respetuoses con tus
elecciones.
El placer y el menstruar son personales, políticos, y nos pertenecen.

Euge Kusevitzky

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Estas páginas intentan ser una guía, un espacio de sostén, de
acompañamiento, de consulta, y también, una especie de pregunta que nos
invita a indagarnos, a re pensarnos y a volvernos a sentir para saber qué
necesita nuestro cuerpo cíclico.
El deseo, el placer, el sentir, la escucha propia, y el animarnos a entrar en
nuestras profundidades como los grandes apoyos a tener en cuenta en este
viaje, que nos recuerda lo importante que es, hacerse responsable de los
procesos de exploración y de sanación de una/x misma/x.

Dudemos de lo estipulado, de lo que está concebido como fórmula para


menstruar, para ovular, para ciclar.

Dudemos de cómo aprendimos que son las cosas, y de cómo hay que
hacerlas.

Dudemos, para poder encontrar un nuevo lugar, más amoroso, más


honesto, más placentero, y más libre en nuestras úteras, en nuestras
caderas, en nuestras tetas, en nuestras palabras, y en nuestro pulso más
genuino.

Y agradezcamos siempre que podamos, que estamos haciendo lo mejor


posible, que estamos rehaciendo nuestro propio vínculo, que estamos siendo
nuestra mejor compañía y nuestra/x mejor maestra/x.
Recordemos que nadie tiene una razón sobre lo que nos pasa.
Somos nosotras/xs las/xs responsables de encontrarnos
y mirarnos de verdad.

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EL VIAJE DE AUTO-CONOCIMIENTO

Así comenzamos esta aventura: como si fuera un viaje hacia


nosotras/xs para volver a conectarnos con la información vital que
reside en nuestros cuerpos y procesos.

Es un hecho que por más que nos enseñen en la escuela “el sistema
reproductor“ (con ese nombre encima), cuando comenzamos
a menstruar y ciclar no tenemos las herramientas necesarias
para saber de qué tipo de proceso se trata y por qué es saludable.
Y muchas veces llegamos a los libros y las fuentes desde algún
desequilibrio, porque ya intentamos todo y no sabemos cómo
acompañar ciertos síntomas o dolores.
Por eso mismo, vamos a comenzar desde acá: no importa si estás
o no menstruando, si te duele, si ya dejaste de ovular hace mucho,
si nunca registraste tu útero adentro de tu vientre, si no tenes
idea de para qué ciclamos. Nada de eso es juzgable, ni nos quita la
posibilidad de volver al cuerpo, a escucharlo y que nos hable un rato
sobre su sabiduría y su fuerza vital. Y si bien, esto que tenes en tus
manos es un libro, no vamos a priorizar tanto la información teórica
que ya sepamos, o que hayamos buscado. Para poder reencontrarnos
con nuestro útero, nuestro cuerpo o nuestro ciclo creo que el camino
más amable, propio, íntimo y verdadero es el de cada una/x con su
observación, su escucha, su abrazo, su apertura e investigación.

La autoexploración y el registro propio son vitales como apoyos


y herramientas para gestionar nuestra salud y crear soberanía.
Mirar nuestra vulva, prestar atención a nuestros flujos, reconocer
las emociones, qué nos duele, cómo estamos comiendo, cuánto
dormimos, qué necesitamos y qué nos abriga es un paso enooorme
para empezar.

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En nuestros cuerpos y en los cuerpos de nuestras ancestras hay
años y años de adoctrinamiento, de represión, de control. Desde
los ámbitos educativos, médicos, culturales y sociales han ido
condicionando nuestro saber, nuestra sexualidad, nuestra ciclicidad
por miedo a todo el poder que saben, guardamos dentro.
Nos alejaron de nuestros conocimientos. Tanto a la tierra como
a las mujeres había que domesticarlas y explotarlas para fines
reproductivos, capitalistas y en pos de estructuras patriarcales.
Los ciclos de la tierra así como los del cuerpo fueron silenciados
y estigmatizados; nuestra salud uterina fue medicalizada y
patologizada: aprendimos que los profesionales de la salud eran
los únicos que podían decirnos qué necesitábamos para curarnos,
aprendimos a desconfiar de las señales/alertas de nuestro cuerpo y a
tenerle miedo a las plantas como medicina vital.
Todas las que eran nuestras herramientas: hierbas, cantos, rezos,
ungüentos, danzas, ceremonias, rituales, fueron demonizadas y
atacadas.
Pero de a poco, y sobre todo en estos últimos años, como en un
gran salto cuántico y gracias a muchísimas mujeres sabias que
nos acompañaron y guiaron, estamos creando y recuperando
una autonomía inmensa de nuestros ritmos, de nuestros úteros y
ovarios, de toda nuestra fuerza sexual creadora placentera.
Vamos, de a poco, volviendo al círculo como espacio de resistencia,
de unión, de red colectiva, compartiendo saberes, experiencias,
recetas, remedios, alquimias. Nuestras matrices vuelven a latir, a
liberarse de los estigmas y de los fármacos que los silencian.
Nuestras hormonas, despertándose nos vienen a mostrar toda la
sabiduría cíclica que nos entrama.
Estamos despertando, creando nuevas formas posibles de sangrar,
ciclar, parir, abortar, de habitar las menarquías, las plenopausias, los
puerperios, volviendo a habitar nuestra carne, nuestro cuerpo desde
el goce, desde la herida, desde lo roto y lo sabio, con mucho amor y
mucha paciencia.

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Y por esto mismo, lo importante de todo este viaje es no exigirte ni
pretender cumplir estereotipos o estándares sobre cómo menstruar,
cómo ciclar, cuándo sangrar o cuándo ovular.
Si bien hay mucho material sobre cómo podemos sentirnos en
cada fase cíclica, cada cuerpo es distinto, y todos los ciclos son
diferentes. No tenemos que encajar en ningún parámetro de nada.
Nuestro CUERPO ES EL PRINCIPAL FARO Y GUÍA en todo este
camino.
Más adelante vamos a profundizar en estos temas, pero antes de
nombrar a nuestros espacios sexuales creativos y vitales vamos a
adelantar que el ciclo menstrual ovulatorio es un proceso saludable
orgánico, propio de las personas con útero, que comienza en nuestra
adolescencia y es parte de un entramado hormonal, nervioso,
psíquico, físico, que nos va a acompañar hasta la plenipausia,
cuando nuestro cuerpo deje de ovular (sin que eso signifique algo
malo o estigmatizante: simplemente ahora se abre otro proceso
profundo e inmenso donde ya la menstruación no es el protagonista)
para traernos nuevas transformaciones y aprendizajes.
Es necesario visibilizar nuestra salud menstrual ovulatoria ya que
muchas veces, en espacios educativos y médicos, no nos han dado la
información necesaria libre de estigmas y de miradas patriarcales
para que podamos confiar en nuestro cuerpo y en la sabiduría de su
fisiología. Silenciaron nuestros ciclos, invisibilizando su potencia
sanadora y ahora nos encontramos, un poco perdidas/xs quizás,
pero buscando por dónde volver a nosotrxs y a nuestro cuerpo-
mapa. Sean entonces bienvenidas/xs.

*Menstruar no está relacionado únicamente con la mujer ni con lo


femenino (aunque mucho tiempo se lo ha vinculado explícitamente
con esto). Cualquier cuerpo con útero puede ovular y menstruar.
Por lo menos en este libro no vamos a hablar de los conceptos
femenino/ masculino. Hablamos de cuerpos, de potencias, y de
deseo, ante todo.

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NUESTRA MATRIZ
y los espacios sexuales creativos

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“Cuando perdemos algo, tenemos que recurrir a la vieja
que siempre vive en la lejana pelvis.“
Clarissa Pinkola Estés

EL ÚTERO:
nuestra gran guía

Vamos a hablar primero del útero por ser el espacio político y sexual
más patologizado, silenciado y borrado de nuestra historia:
El ÚTERO o la ÚTERA (como me gusta decirle) es mucho más
que un órgano sostenido por la cavidad pelviana. Podemos
visualizarlo como un cuenco-vasija que va modificando su tamaño
(en las distintas fases y sobre todo en la gestación). Tiene 3 capas:
Endometrio, Miometrio y Perimetrio. Está constituido por fibras
musculares que permiten que se expanda o se contraiga a través de
movimientos y contracciones en los distintos procesos sexuales. Es
un centro de poder, de energía sexual creadora y vital: desde este
espacio parimos, gestamos a nuestrxs hijxs, entregamos la sangre
menstrual, habitamos los orgasmos a partir de grandes oleadas
rítmicas. Estos latidos y pulsos (del parto, de la menstruación y del
orgasmo) son acompañados gracias a una gran aliada: la oxitocina,
la hormona del placer, que desencadena sensaciones de bienestar,
de amorosidad, de intimidad y de confianza. La oxitocina se activa
desde el sistema nervioso pero sus receptores se encuentran en dos
espacios sexuales: el útero y las tetas.

En los libros y manuales suelen decir que el útero es el “órgano


reproductor“ pero en realidad, en este espacio no sólo podemos
gestar hijxs físicxs, si no que también, desde aquí podemos crear
proyectos, deseos, semillas, alimentarlos, sostenerlos, habitar
nuestro fuego -nuestro caldero creativo-, desear e impregnar

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de fuerza nuestro hacer. Y está presente con toda su potencia
vital sosteniendo nuestros procesos sexuales y cíclicos (partos,
menstruaciones, relaciones sexuales, orgasmos, menarquías,
plenopausias).
Es importante sobre todo para las y lxs jóvenes que estén por
menstruar, y las personas que no desean maternar, empezar a
relacionar lo uterino con todo su poder y no sólo con lo reproductivo.

UN DATO IMPORTANTE

Nuestra abuela gestó a nuestra madre en su útero, y a los 5 meses


ya estábamos de alguna manera, energéticamente, también en ese
útero, siendo un ovocito en los ovarios de nuestra madre. En esa
reserva antes de que nuestra madre naciera, ya estábamos de alguna
forma real y mística, presentes.
Por este motivo, se solía decir que “cargamos” ciertas memorias
de nuestro linaje, vinculadas a nuestras dos principales antecesoras.
Así como también se decía que la información de las parejas sexuales
están alojadas por bastante tiempo en nuestra matriz.

Con respecto a esto y a las heridas que podemos sostener en


nuestra pelvis, podemos pensar que si, es un espacio emocional,
intuitivo, inconsciente, en el que podemos encontrarnos con
creencias y dolores relacionados con la desvalorización, el
desmerecimiento, la libido, la creatividad, la sexualidad, sensaciones
o hechos de abusos, abortos físicos o energéticos, la información
vincular compartida sexualmente, o las carencias del linaje.
Pero creo que lo más importante a mirar es que la útera es una
gran cueva alquímica: al entregar la sangre cíclicamente, también
marca sus propios ritmos de muerte y vida, y nos hace conscientes
de que nos despoja de lo cruel, lo viejo, lo tenso, lo doloroso.
Nuestro caldero guarda una potencia curativa transformadora
inmensa. Y aunque durante mucho tiempo no lo hayamos sentido,

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ni registrado ni abrazado porque nadie nos habló de él, no es sólo
desde el dolor que puede estar presente en nuestro cuerpo, ni es sólo
a la hora de menstruar que aparece. Está siempre, y nos acompaña
en esta investigación contándonos sobre su fuerza y su sentir.

Por las exigencias del día a día, la ansiedad, y nuestro ritmo de


vida, vivimos ignorando esta matriz que está encendida y vamos por
la vida con el suelo pélvico tenso y rígido, cerrado.
Muchos órganos y músculos están presentes y los sentimos en lo
cotidiano al hablar, correr, caminar, comer, ir al baño, lo mismo con
el útero: está ahí esperando ser habitado, bailado, respirado. Por eso
mismo, cuando hay tensión en la vulva, en el periné, o en la cavidad
pélvica, esa dureza muchas veces no nos permite entablar un diálogo
amoroso y presente con nuestro centro de poder.
Te propongo que si estás sentada registres si tenes las piernas
cerradas y relajes la pelvis, con suaves respiraciones, antes de seguir
leyendo. Podes registrar y entregar el peso también del sacro, de la
cola, de la vulva y de la mandíbula. Observá qué pasa.

En la zona del útero también encontramos al chakra Svadhisthana


que habla del goce, la creatividad, la fertilidad y la sexualidad. Si
nos vinculamos con nuestro cuerpo y nuestro útero a través de la
escucha, el cuidado, el placer, si respetamos los ritmos naturales
y cíclicos, el descanso, la alimentación nutritiva y los espacios
de intimidad/exploración, entonces la energía vital puede fluir,
activarse y posiblemente nos empiece a mostrar toda la fuerza y el
fuego creativo que ahí guardamos.

Merecemos volver a habitar nuestro caldero desde su apertura,


su relajación y la posibilidad de que exista en nuestro vientre
amablemente (que la panza también ocupe espacio para que todo
viva más blandamente). Desde esta nueva percepción, y desde esta
nueva sensación podemos ir de a poco entrando a la cueva.

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CÉRVIX
la puerta al cosmos interior

Este pequeño gran espacio es el punto de conexión entre el útero y


el canal vaginal, es un canal de comunicación para nuestra matriz, y
en sus criptas se secreta el fluido fértil cervical que nos acompañará
en nuestros días ovulatorios.
Es un centro sexual súper inteligente que merecemos recuperar a
través de su observación y de ser nosotras/xs quienes podamos tener
contacto e información de su salud y no solo en una visita médica.

El hecho de poder volver a contactar con su sabiduría nos permite


profundizar en la gestión de nuestra salud, en el registro de nuestro
fluido ovulatorio, en las decisiones para nuestra anti-concepción, y
en reconocer en qué momento de nuestro ciclo estamos. Durante las
distintas fases el cérvix cambia de tamaño, de color, de posición, y
también puede que lo encontremos más abierto o cerrado.
A partir de la aparición del fluido cervical se abre la ventana
que determina nuestra potencia ovárica ovulatoria. Este mismo
sabiamente mantiene vivo a los espermatozoides y permite que
viajen más rápidamente hacia el útero y las trompas para poder
encontrarse con el ovocito. En cambio, en días donde el moco
cervical no está presente nuestras secreciones vaginales (mucho más
ácidas gracias al ecosistema de nuestra mucosa) no permiten que el
esperma pueda vivir mucho tiempo.

Para visualizar y entrar en contacto con el cérvix podes usar tus


dedos - o el espéculo -, respirar profundamente, relajar el suelo
pélvico, tomarte un tiempo para estar con tu cuerpo, abandonar el
miedo a explorar zonas sabias que hablan de nuestro ciclo y su salud,
y viajar de a poco con los dedos por nuestro canal hasta llegar a tocar
esa entrada / portal a nuestro útero.

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Para leer más sobre nuestro cérvix recomendamos el libro “El
quinto signo vital“ y también dejamos algunas cuentas de colegas y
amigas al final de este libro.
Más adelante hablaremos del proceso de la ovulación para poder
profundizar un poco más en nuestro fluido cervical y la observación
de este espacio sexual.

OVARIOS
el hogar del fuego

Nuestro caldero necesita no sólo a nuestra útera, si no a sus


compañeros en toda esta aventura: los ovarios. Ellos de alguna
manera son quienes nos proveen de la gran energía vital, el qi.

Los ovarios son como pequeñas bolsas del tamaño de una almendra, que
contienen semillas-células, llamadas ovocitos que durante los ciclos, y con
ayuda de las hormonas, crecen, se nutren, se desarrollan , algunos serán
liberados en las ovulaciones y otros se reabsorben.

Podríamos decir que los ovarios encuerpan la potencia creadora y la


autoafirmación/ validación de nuestras creaciones, semillas, y deseos
tanto en el mundo interno como hacia el afuera.
Para la medicina china los ovarios son los espacios con el mayor qi en
nuestro cuerpo: con la mayor energía - el mayor fuego vital.
Me gusta pensar que algo de nuestra autoridad interna se forja en nuestra
matriz, tanto en el útero como en los ovarios.

Sin ellos no habría un refugio seguro para nuestras células, que se


activan antes de la ovulación -momento vital y saludable para nuestro
ciclo-. Podemos decir entonces que a partir de este espacio no sólo se
regula nuestra salud ovulatoria, sino que también se alimenta nuestra

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vitalidad, nuestra energía sexual y nuestra vida creativa fértil.
Como ya propuse en Algo que nos devuelva el fuego, no vamos
a relacionar la fertilidad únicamente con nuestra capacidad
reproductiva sino que somos fértiles toda la vida, desde que nacemos
hasta que nos vamos de este plano.
En nuestra niñez y en nuestra vejez también somos fértiles y
creativas/xs, no tenemos la capacidad de gestar hijxs físicxs, pero
en toda nuestra vida, nuestra fuerza creativa y sexual nace de los
ovarios y nos guía como un faro, para mostrarnos dónde está nuestro
deseo y en dónde queremos poner nuestro fuego.

Los ovocitos son nuestras células sexuales que pueden, junto a un


espermatozoide, generar vida y materializarse: no sucede con otras
células de nuestro organismo. Contienen dentro toda esa chispa necesaria
para la creación de lo que necesitemos.
Mirar a los ovarios y a los ovocitos desde una perspectiva que nos
permita conectarlos con nuestra vitalidad y nuestra creatividad, nos
ayuda a poder comprender no sólo los desequilibrios en estos espacios,
sino también a mirar la salud integralmente y a reconocer la importancia
de estos órganos maestros.

La salud de los ovocitos y de los ovarios también nos habla de la salud de


nuestras ovulaciones y por lo tanto, al ser esta fase la que regula nuestro
ciclo, nos habla también de la salud de nuestra menstruación.

La potencia ovárica ovulatoria puede ser estimulada a partir de la


alimentación nutritiva, del consumo de carbohidratos y grasas saludables
del descanso, de poder evitar situaciones que nos estresen (o darnos el
tiempo para que el cuerpo reduzca el cortisol), del contacto con la luz
natural, de acompañar y permitirnos habitar nuestra ciclicidad.
A un nivel más profundo podemos trabajar con todo nuestro fuego
creativo sexual, estimulando así a los ovarios y a nuestras células con
respiraciones, danzas, movimientos pélvicos, vibraciones, vocalizaciones,
y también decidiendo hacia dónde queremos direccionar nuestra
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creatividad, qué realmente queremos manifestar, cómo queremos darle
cauce a toda esa energía contenida en nuestro caldero y reconociendo la
identidad y el valor enorme que reside en esas creaciones propias y en
esas expresiones.
Nuestra matriz y nuestra potencia ovárica pueden gestar, gozar,
confiar, expresarse, sostener desde su fuerza y su sabiduría.

EXPLORANDO NUESTRO SUELO PÉLVICO

LA VULVA:
el portal hacia nuestra intimidad

¿Cuántas veces en la vida nos pudimos mirar la vulva al espejo


y observarla sin juzgar, aceptando su forma, su color, su tamaño?
¿Cuántas veces vimos vulvas reales y diversas en libros / manuales /
películas?
Otro espacio más de nuestro cuerpo que necesitamos volver
a encuerpar / recuperar: las vulvas que vimos y que tenemos de
ejemplos son vulvas pornográficas, infantilizadas, depiladas, y no
tienen mucho que ver con la nuestra con sus pelos y su forma.

La Vulva está ubicada en la pelvis, desde la sínfisis púbica (el


llamado Monte de Venus) donde ya encontramos pelos que nos
protegen hasta el comienzo del periné (ese músculo poderoso
antes del ano). Está compuesta por los labios internos y externos,
la entrada de la cavidad vaginal, la uretra, el clítoris (con el glande y
su capuchón visibles) y las glándulas lubricantes y eyaculatorias (o
para-uretrales y vestibulares).
Si bien, la vulva es un espacio sexual que se comunica con el
mundo exterior, es al mismo tiempo, un portal erógeno, sensible,
húmedo, calentito que nos conecta con la vagina, con ese mundo
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más oscuro, interno y profundo que nos llevará hacia el útero.
Es la entrada a la cueva de nuestra sexualidad, placer y creatividad.

Te invito a que te tomes unos segundos: podes prender una vela o


un sahumerio, poner música o simplemente estar acostada/x en la
cama y llevar el aire hacia este espacio, como si fuera una boca que
respira, que se abre hacia el afuera con la inhalación y nos conecta
con la vagina en la exhalación. Si sentís que hay mucha tensión
podes masajearte, como si fuera cualquier otro espacio del cuerpo,
sin sexualizarlo, ni exigirte sentir nada. Podes cerrar los ojos y
concentrarte en reconocer y viajar con tus manos por sus espacios,
los labios, la entrada de la vagina, el clítoris, el monte de Venus. Si
aparece alguna emoción simplemente podes respirar y darle lugar.
Podes ayudarte relajando la mandíbula durante todo el ejercicio.

¿Cómo es nuestra relación con nuestra vulva? ¿Cuántas veces


pudimos mirar y explorar estos espacios ya sea con un espejo, desde
el contacto con nuestros dedos o desde la respiración?
¿Cómo quiero comenzar a darle presencia en mis momentos
conmigo, para empezar a escuchar la información que guarda?

Si tenemos en cuenta que en este espacio están las glándulas


que promueven la lubricación y excitación, y nuestro clítoris -gran
proveedor de placer- podemos intuir entonces, que este portal puede
ser habitado desde el goce, desde lo calentito, a través de lo que nos
enciende y no únicamente desde la tensión.
¿Cómo la sentimos cuando es activada desde esta dinámica?
Con cada estímulo, y en cada fase cíclica, nuestra vulva cambia
de forma, de color, de tamaño: podemos ir teniendo un registro
fotográfico o ilustrativo para tomar nota de sus transformaciones.
Siempre que empezamos a trabajar con temas uterinos / pelvianos
/ placenteros, podemos comenzar por la entrada de nuestra cueva
como punto de partida.

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VAGINA:
el gran canal hacia la matriz

La Vagina comprende del canal interno fibro-muscular desde su


entrada en la vulva hasta el cuello del útero. Su nombre se debe a
que fue entendida -por una medicina patriarcal- como la vaina para
cubrir al pene: si, como si esa fuese su única función.
Este canal también varía su tamaño y su flujo según la fase del
ciclo, y es un espacio calentito y húmedo con su propia microbiota
-ecosistema orgánico de microorganismos- que nos protege de
agentes patógenos.
Y obviamente, su función no es la de contener al falo. De hecho,
la penetración en sí misma, no da necesariamente placer, lo que
nos excita es la estimulación de nuestras zonas erógenas, como por
ejemplo del clítoris y de los labios vulvares.

La vagina es, aún, un espacio por habitar y conocer, un puente por


donde circula muchísima información de nuestra sexualidad con
un ecosistema inteligente que regula nuestras defensas contra los
microorganismos internos y externos.
Es el canal de parto que va a expandirse muscularmente para este
gran portal sexual de nuestra vida, protegiendo al bebé a través de la
trasmisión de la microbiota materna que va a fortalecer y contribuir
con su sistema inmunitario.
También es el espacio donde podemos ser penetradas/xs en caso
que eso nos excite.

Lamentablemente, lxs ginecólogxs y nuestras parejas son lxs que,


durante muchos años, la conocieron mucho más profundamente
que nosotras/xs. Sin embargo, de a poco podemos empezar a
observarla, así como también registrar su color, su textura, sus
secreciones y flujos, para ir adueñándonos un poco más de nuestra
salud, y aprender a gestionarla sabiendo cuándo algo anda mal o
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cuando algo necesita atención. Volvemos a recordar, que en estas
páginas, vamos a tratar de crear un vínculo posible y amable con
nuestros espacios sexuales cíclicos y placenteros, y cada proceso es
único e intransferible.

Más adelante hablaremos de la herida en nuestra sexualidad y


seguiremos profundizando en este dúo portal/canal, pero al hablar
de re-conexión también tenemos que nombrar antes, para ablandar
exigencias y diálogos exigentes, el hecho de que aún, como colectivo,
guardamos una herida ancestral muy grande con respecto a estos
espacios.

Una de las grandes investigadoras de este tema, Silvia Federici, y


también la científica Mithu M. Sanyal, nos contaron a través de sus
libros que durante el proceso de la Caza de Brujas, los castigos hacia
las “brujas“ (en realidad, campesinas pobres, curanderas, yuyeras,
médicas rurales y sanadoras de la comunidad) muchas veces eran a
partir de la tortura, con métodos crueles que lastimaban sus bocas
(con mordazas y bozales), y sus vulvas y vaginas como por ejemplo,
con la satánica pera vaginal.
Ni hablar de los estudios anatómicos de los ginecólogos
hombres que nombraron nuestros órganos con sus apellidos, en
investigaciones donde abrían a esclavas negras sin anestesia para
poder estudiar nuestro cuerpo.

Todo nuestro entramado sexual, toda aquella fuerza y sabiduría


que reside en la pelvis, fue, por muchos años, callada, lastimada,
castigada, violentada. Por eso mismo, esta búsqueda es con mucho
amor, con mucha paciencia, con nuestro templo-cuerpo como el
gran vocero de todo lo inmenso que hay adentro nuestro.
No hay lugares a dónde llegar, ya es un montón con el simple
hecho de empezar a conocernos y observar los cambios / sentires
con respecto a nuestra vulva y vagina. Se trata de ir afinando poco a

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poco, la percepción, la intuición y la exploración íntima y personal,
para construir un mapa.

MICROBIOTA VAGINAL:
una ecología protectora

Vamos a entrar ahora en el mundo inteligente y enorme que reside


dentro de nuestra vagina.
Más allá de ser un canal, es un gran ecosistema de secreciones y de
microorganismos que residen en la mucosa, una de sus capas. Las
otras capas tienen nervios, venas y musculatura.

Esta mucosa mantiene la salud ecológica a partir de la existencia


de los lactobacilos, quienes van a generar ácido láctico junto a las
propias células del epitelio, a partir de la fermentación de la glucosa.
¿Y por qué saber esto es importante?
Por que gracias a este equilibrio orgánico nuestra vagina se
mantiene sana, sin agentes patógenos que puedan ingresar,
reproducirse y colonizar la mucosa. Nuestra flora bacteriana
es importantísima para evitar desequilibrios como hongos e
infecciones vaginales. La acidez también es la que se ocupa de no
permitir la supervivencia de los espermatozoides en los momentos
del ciclo que no estamos por ovular ni ovulando.
Nuestra microbiota es una gran sabia (así como la microbiota
intestinal) que nos protege.

Además de todo esto, nuestra sangre menstrual es la que viaja


por este canal vaginal regenerando y fortaleciendo la salud de
sus paredes. Por este motivo es que se recomienda, en casos de
desequilibrios en nuestra flora, menstruar sin copa ni tampones, ni
nada que bloquee el viaje de nuestra sangre por la vagina.

Más adelante veremos las posibles causas por las cuales puede

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alterarse la salud de nuestra flora, dando lugar a algún posible
desequilibrio.

Antes de continuar este viaje, te propongo que te tomes unos


minutos para registrar / recordar si has tenido alguna candidiasis o
infección: ¿en qué momento fue? ¿Cómo estabas en ese momento?
¿Habías empezado un vínculo? ¿Llevabas a cabo un ritmo estresante?
¿Cómo te encontrabas anímicamente, cómo te alimentabas?

Ahora prestá atención a tu vulva y a tu vagina llevando la


respiración hacia estos espacios: ¿notas tu canal cerrado, blandito,
abierto, relajado? ¿Sentís que estás haciendo fuerza o tensando
inconscientemente?
Si es así, podes llevar tus manos a tu entrepierna, o al monte de
venus, o cerca de los labios vulvares y hacer un suave masaje, sólo
para aliviar la tensión y tratar de profundizar en el registro de tu
canal vaginal. Para todo este ejercicio te puede ayudar relajar un
poco la mandíbula y estar con las piernas abiertas sentada/x o
recostada/x.

EL SUELO PÉLVICO:
nuestro piso y sostén

Por su parte el Suelo Pélvico no sólo es un espacio óseo muscular que


sostiene el peso de nuestro torso y de nuestro abdomen junto con
la columna, sino que, participa activamente de nuestras relaciones
sexuales, de nuestros partos y nuestras menstruaciones.
Esta cavidad comprende desde la sínfisis púbica, las crestas ilíacas,
el coxis y el sacro, hasta los músculos poderosos como el periné que
es el más bajo de nuestro tronco.

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El Periné es ese espacio fibroso, muscular y elástico entre la cola y la
entrada vaginal, que es el encargado de sostener los órganos

Hay ejercicios de relajación y fortalecimiento de este espacio


que nos pueden acompañar a ser más conscientes de su poder y a
profundizar en su musculatura no sólo a la hora de menstruar y
parir, si no también para bailar, caminar, tener orgasmos o disfrutar
simplemente de la fuerza de nuestro cuerpo. Es necesario quitarle la
tensión cotidiana y poder llevarle nuestra atención- respiración para
su registro. Recomendamos fortalecer y despertar el periné y toda la
cavidad pélvica a través de yoga, elongación, automasajes, danzas o
los ejercicios de Kegel.

Cuando hablamos de nuestra sexualidad/ciclicidad/creatividad,


también tenemos que nombrar este gran suelo que permite que
todo eso se exprese, sea sostenido, cobijado. A partir de toda esta
musculatura también adquirimos elasticidad y apertura desde la
relajación y la respiración y eso alimenta y mejora nuestra salud
menstrual sexual y gestante.
Todos estos espacios necesitan calor, relajación, espacio, ser
recuperados, habitados, respirados, y eso posiblemente nos lleve
un tiempo. No es casual que sean espacios heridos, lastimados,
silenciados en una sociedad que prioriza la productividad y
pone a los ritmos lineales maquinarios por sobre los tiempos de
autocuidado y de re-conexión con nuestro cuerpo.

33
Una aclaración para nuestro proceso sanador:

Muchas veces nos dicen desde ciertas terapias, que tenemos


bloqueos en nuestro útero o que hagamos alguna sanación/limpieza
del útero. Y en estos casos me gusta aclarar que en la sociedad
patriarcal y capitalista que vivimos no podemos exigirnos el ideal de
vivir sin “bloqueos“ o sin desequilibrios. Y nadie mejor que nosotras/xs
para reconocer si nos sentimos bloqueados o no. Las demás personas
pueden acompañarnos pero somos nostras/xs quienes habitamos este
cuerpo y podemos sentirlo/sanarlo/acompañarlo.
Nuestro útero no es un espacio sucio, y puede que esté cargando
ciertas memorias, creencias o mandatos que están interviniendo
en nuestro ciclo, en nuestra sexualidad o creatividad, pero también
guarda alta potencia alquímica, transformadora cíclica (no nos
olvidemos de eso). Y el proceso de sanación tiene muchísimos altos y
bajos, tiempos, cortes, reactivaciones, formas. Ninguna imagen que
nos muestren de un proceso espiritual o emocional “ideal“ puede ser
mejor que lo que nuestro cuerpo nos dice. Ahí está todo. Ese es el gran
libro que nos cuenta sobre la sabiduría, lo que nos cura, lo que nos
abriga, y lo que ya no queremos sostener.

Estar presentes y explorar nuestros centros de poder es un


gran viaje revolucionario, no hay formas “correctas“ de hacerlo, ni
fórmulas mágicas o tips. No hay imperativos de goce ni de felicidad
en estos procesos. Simplemente están las ganas y la necesidad de
conocernos, de acompañarnos, de darle al cuerpo la posibilidad
de expresarse y de que nos cuente qué necesita, aún si todavía
estamos viendo cómo poder darnos ese espacio de registro. Y si bien
hay muchísima información, muchas veces lo más vital es lo más
salvador en el auto-conocimiento: descansar, comer, ser abrazadas/
xs, estar con amigxs, reírnos un rato, llorar, cantar, no hacer nada.
Todo eso, en la medida de lo posible, ya es alta magia.

34
ILUSTRACIONES
de la Vulva y el Clítoris
por Euge Kusevitzky

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36
SALUD CÍCLICA UTERINA Y OVÁRICA
entramado poderoso y sabio

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38
LA INFORMACIÓN VITAL Y RÍTMICA
que encuentro en mis ciclos

¿A qué le llamamos ciclicidad?


Para empezar, es necesario reconocer que la tierra, con sus
estaciones, con sus días y noches, así como los animales y el
mundo vegetal con sus tiempos de floración, de hibernación, de
apareamiento, de deshojarse, ciclan. De hecho, antes de nacer, ya
atravesamos un ciclo intrauterino, y venimos a un mundo con sus
propios ritmos que le permiten existir en equilibrio.
Para alimentarnos, descansar, crecer, morir, revivir, ubicarnos,
explorar, todos los seres vivos tenemos que prestar atención a la
propia naturaleza (interna y externa), con sus guías y tiempos.

Somos y seremos cíclicas/xs desde que nacemos, estamos


atravesadas/xs por ciclos vitales, sexuales y creativos. Somos creadas/
xs a partir de un encuentro sexual íntimo entre nuestros mapadres. Y
luego de un ciclo de 9 meses aproximadamente, nacemos, salimos del
canal de parto hacia el mundo que nos rodea.
Según la medicina china, las personas con útero llevamos ciclos de
7 años, y en cada septenio hay un crecimiento ya sea hormonal, vital,
energético o físico.

La menarquía, es un umbral que nos inicia a la ciclicidad menstrual


ovulatoria: nuestras hormonas comienzan a despertarse y a
organizarse rítmicamente. Pero recién a los veinti tantos, nuestras
hormonas, tanto el estrógeno como (sobre todo) la progesterona,
estarán más desarrolladas de manera que nuestro ciclo madura y se
encuentra algo más equilibrado.
La ovulación y la menstruación sólo suceden de forma cíclica en
un cierto tiempo de nuestra vida, porque más tarde, a partir del
climaterio, llega la plenipausia, dándole fin a este ritmo hormonal (ya

39
nuestros cuerpos no van a gestar hijxs) pero de ninguna manera
termina ahí nuestra ciclicidad: en ese momento inicia otro viaje
profundo hacia nosotras/xs.
Podemos decir que hechos de pequeñas muertes/ vida/ muerte,
hasta que nuestro cuerpo quiera volver a la tierra.

Por este mismo motivo, aunque nos lleve un trabajo interno


enorme, es necesario desterrar los tiempos lineales, maquinarios y
ansiosos que nos impone un sistema donde lo productivo es lo único
importante: donde no hay espacio para el goce, para el descanso,
para el vacío fértil, para el silencio, para los duelos, para la muerte y el
renacimiento.
Ningún cuerpo merece este adoctrinamiento porque simplemente
nos aleja de lo que necesitamos no sólo para vivir, sino también
para disfrutarnos, conocernos, habitarnos. Estas exigencias nos
desconectan de lo que nos dice nuestro cuerpo cuando duele, cuando
tiene hambre o cuando está agotado.

Y ya bastante nos invisibilizaron y nos reprimieron como para


que todo ese maltrato y esa alienación se interiorice poniéndonos al
servicio de una trama altamente utilitaria, en vez de estar cuidando
nuestro cuerpo y su salud. (Si querés profundizar en nuestros ciclos y
la necesidad de romper con los mandatos patriarcales te recomiendo
nuestro libro: Algo que nos devuelva el fuego)

Te proponemos que, a tu tiempo, de a poco, como vayas pudiendo,


puedas ir registrando tus propias ciclos (no sólo la menstruación y
la ovulación), podes no estar sangrando, podes haber ya pasado hace
rato la plenopausia: registrar nuestras emociones, nuestros flujos,
nuestro humor, nuestro cansancio, nuestra energía vital, nuestros
intereses: ¿desde dónde nacen? ¿Cuánto me exijo? ¿Qué auto-regula
mi ciclar? ¿Está ciclando todo eso con nosotras/xs?

¿Y por qué todas estas preguntas?

40
Ahora empieza lo interesante: la ciclicidad menstrual es un
entramado vivo, inmenso, sabio, orgánico.

Es un ciclo hormonal, nervioso, sensible, psíquico donde no sólo el útero


y los ovarios están presentes, sino que nuestro sistema endocrino,
nuestras glándulas, nuestro sistema nervioso, y otros órganos vitales
que iremos viendo de a poco, participan, regulan y mantienen
saludable nuestro ciclo menstrual ovulatorio.
Y de hecho, los desequilibrios, justamente pueden suceder no
porque haya algo malo en nuestra matriz, sino porque hubo alguna
interrupción en el desarrollo de alguno de todos estos espacios o
procesos vitales.

NUESTRAS HORMONAS

Vamos a profundizar en esta red inteligente que regula nuestro


metabolismo integral.
En nuestro cerebro se sitúa por debajo del hipotálamo, nuestra
Glándula Pituitaria (en vínculo con el Ajna Chakra): una glándula
maestra - o de mando- que produce hormonas para nuestro
crecimiento.
Desde ella, se activa la producción de las hormonas Folículo
Estimulante (FSH) que ayuda al desarrollo de la capa llamada folículo
que recubre el ovocito dentro del ovario, para que esta célula pueda
crecer y madurar durante la primera parte de nuestro ciclo.
Y también, desde esta zona comando se activa, unos días previos a la
ovulación, la hormona Luteinizante (LH) que va a dar la señal para que
el ovocito rompa el folículo y se desprenda del ovario (ovulación)para
viajar hacia las trompas.

La producción de FSH a su vez, promueve dentro del folículo la


activación del estradiol (un tipo de estrógeno), una hormona vital
ya que permite el revestimiento de la pared uterina (se comienza a
41
formar el endometrio). Nos ayuda en nuestros estados anímicos y
en nuestra libido, regulando la serotonina y la dopamina y por eso
mismo siempre se la asocia con los estados de energía disponible
física vital creativa. También provoca el moco fértil en nuestra pared
vaginal en los días ovulatorios. Es una hormona proliferativa, con
energía yang que nos acompaña y activa en nuestra primer parte del
ciclo (aunque en la fase pre menstrual también va a estar presente
pero en menores cantidades).

Luego de la producción de LH, ovulamos y el folículo que queda


dentro de nuestros ovarios se va a transformar en cuerpo lúteo:
en una glándula que producirá progesterona temporalmente
hasta el momento de menstruar. Esta hormona en el caso de
haya una fecundación nos ayudaría a sostener la gestación y a
nutrir el embrión. Es vital en nuestro organismo porque reduce
el revestimiento de las paredes uterinas, ayudando a reducir la
inflamación y el posible dolor uterino, contrarrestando así la acción
del estrógeno. Promueve el sueño, estimula la función de la tiroides,
y sobre todo, ayuda a relajar el sistema nervioso (un factor súper
necesario en nuestra fase pre menstrual para nuestra relajación y
para el viaje de regreso hacia nosotras/xs).
También es importante el hecho de que aumenta la temperatura
corporal y por eso mismo (más adelante lo veremos mejor) nos ayuda
a confirmar que ya ovulamos.

Brevemente hemos nombrado a las hormonas que regulan nuestra


ovulación y menstruación y que son vitales para la salud cíclica. De
esta manera tenemos una visión un poco más integral: el útero y
los ovarios son los espacios donde pasan cosas importantes, pero
esos procesos están regulados y activados por todo este sistema
inteligente y rítmico.
Y si bien es complejo, no hace falta que hagamos ningún esfuerzo
para que todo esto funcione orgánicamente: nuestro cuerpo sabe
hacerlo, y se organiza todos los meses, en caso que el contexto y las
42
circunstancias internas y externas estén dadas para poder ciclar.
¿Por qué entonces suele haber tantas irregularidades menstruales
y hormonales después de la menarquía?

Como dijimos previamente, y según Lara Briden en su libro “Cómo


mejorar el ciclo menstrual“, nuestro ciclo está hormonalmente
equilibrado después de algunos años de haber menstruado por
primera vez (a partir de los veintis).
Cuando somos adolescentes, el estrógeno está activo pero la
progesterona todavía no (le va a llevar un tiempo madurar), y por eso
mismo, pueden haber, debido a las acciones estrogénicas, sangrados
más abundantes, mayor dolor menstrual (al ser un proceso
inflamatorio), dolor en nuestras tetas y acné.
Esto es posible y no tenemos por qué estigmatizarlo o
medicalizarlo. Merecemos tratamientos amables y responsables que
nos acompañen y guíen sin patologizar nuestros tiempos.

Sin embargo, cuando hay irregularidades, dolor menstrual,


sangrados abundantes o acné post menarquía y todavía el ciclo está
madurando, muchísimos ginecólogxs deciden recetar la pastilla
anticonceptiva para “tratar“ estos signos, cuando en realidad, no
sanan de raíz nada de lo que sucede y en cambio, silencian nuestro
desarrollo hormonal.

HABLEMOS UN POCO DE
LAS PASTILLAS ANTICONCEPTIVAS

Las pastillas, como sabemos, nacieron como un método


anticonceptivo (se dice que la iban a tomar los hombres, pero como
notaron que tenían muchísimas contra-indicaciones, decidieron
dárnosla a nosotras). Cada persona puede y merece elegir el
mejor método anticonceptivo que pueda en el momento que esté

43
transitando: algunos métodos son hormonales entonces tienen
interacción con nuestro sistema endocrino, y otros exigen más
responsabilidad de nuestra parte pero no intervienen en nuestros
ciclos. Esa elección es propia de cada una/x aunque merecemos
la información completa para poder decidir (casi siempre en las
consultas no nos son informadas todas las contra-indicaciones de la
pastilla anticonceptiva).

Lo que si hace ruido es “tratar“ ciertos desequilibrios como el


SOP, el dolor menstrual, la endometriosis y otras afecciones, con la
pastilla anticonceptiva (que no fue creada para eso, y que de ninguna
manera sana o cura la causa de estos malestares). Su función es la
de inhibir la ovulación (que es el proceso vital que regula el ciclo),
y por lo tanto no vamos a menstruar tampoco: ese sangrado por
deprivación no es ni tiene las propiedades de la sangre menstrual.
De esta manera se silencia nuestra actividad hormonal, y no se trata
de raíz ni de manera integral lo que nos está pasando.

Lo importante a la hora de decidir es tener toda la información


completa, que el profesional de salud que nos atienda sea amable,
humanx y nos escuche. Poder preguntarle lo que sea y que nos
respondan las dudas sin paternalismo ni autoritarismo. Y que
podamos tener el mejor tratamiento para lo que en este momento
podemos y queremos abordar en el viaje hacia nuestra salud.

Muchas terapias, herramientas y medicinas responsables se


llevan a cabo no sólo por ginecólogxs sino que también podemos
recurrir a médicxs chinxs, ayurvédicxs, homeópatas, o lxs guías que
consideremos. En cualquier caso, la persona que nos acompaña en
nuestro proceso de curación debe escucharnos y crear un espacio
seguro y cuidado para nuestra apertura y confianza, y es vital para
nuestra evolución que los métodos o procedimientos a sostener sean
hablados, elegidos e informados.
En una cultura que acalla los procesos cíclicos uterinos, la propia
44
intuición y nuestro cuerpo siempre va a ser los mejores aliados.

*La salud no es un lugar al cual llegar. Y menos en este mundo loco


donde la tierra está siendo dañada y los alimentos/semillas están
intervenidos genéticamente. La salud es ese proceso amable que
podemos darnos para estar bien, para sentirnos bien con nuestro
cuerpo, para habitar nuestra vitalidad y nuestra potencia. Siempre
pueden haber desequilibrios o vaivenes: eso es parte de nuestra
salud y de lo que nos dice el cuerpo como información vital.

SISTEMA NERVIOSO

Como ya dijimos antes, vamos a pensar la ciclicidad como una red


de conexiones y mensajes.
Y uno de los grandes reguladores de todo nuestro cuerpo, su
metabolismo y sus respuestas, es el sistema nervioso autónomo
(SNA). Es una red controlada por el hipotálamo que dialoga con
todas las glándulas y órganos de nuestro cuerpo. El hipotálamo es
el encargado de integrar el SNA con el sistema neuroendocrino, y
regular también nuestro sistema inmunológico: toda nuestra trama
interna (un micelio inmenso) está súper conectado y recibiendo
señales de cada una de sus partes.

A partir de los diferentes estímulos que recibimos (noticias,


accidentes, vínculos, medio ambiente) este sistema va reaccionando,
generando las respuestas nerviosas endocrinas y físicas que
necesitamos para estar a salvo: muchas veces activando niveles de
cortisol y adrenalina para nuestra acción o huida.

Por eso mismo cuando hay situaciones de estrés (emocional,


psíquico, físico) así como enfermedades, o momentos de depresión,
cansancio y ansiedad, todo nuestro organismo se prepara para poder
acompañar esos procesos.

45
Muchas veces a partir de cualquier factor estresante o señal que
recibe el sistema nervioso de lo que nos está pasando, nuestro cuerpo
y todo ese entramado que recibe la información decide y entiende
(comunicándolo a todo el organismo) que no es momento para ciclar,
que no podemos en este momento sostener una gestación porque o no
estamos a salvo, o no estamos con la energía suficiente.

En esos momentos se genera una interrupción hormonal y


puede detenerse el ritmo cíclico menstrual, y no sólo eso, si no que
todo nuestro cuerpo estará en alerta o tratando de solucionar este
cortocircuito.

El cuerpo es sabio, todo el entramado al dialogar lo es, porque nos


cuida y nos protege. Pero ¿qué pasa cuando nuestro estrés, nuestra
ansiedad ya se naturalizó y es constante o cotidiana?
En este caso, tanto el sistema nervioso, como las hormonas, no
pueden relajarse y soltar el control, por lo tanto van a suceder quizás,
más a largo plazo, ciertos malestares que pueden desencadenar
desequilibrios cíclicos, como por ejemplo, un nivel de cortisol alto
(que es la hormona que se activa en situaciones de alerta / estrés) que
puede inhibir la ovulación momentáneamente y generar procesos
inflamatorios.

Vamos a seguir avanzando y viendo otros espacios, órganos y


factores que también pueden afectar o condicionar nuestra ciclicidad
ovulatoria, pero es muy importante que tengamos en cuenta lo vital
que es no sólo que nuestra actividad hormonal esté equilibrada, sino
que nuestro sistema nervioso pueda contar con momentos y tiempos
de relajación y de conexión con nuestro cuerpo: para poder regular y
mantener saludable nuestro entramado orgánico y saberse a salvo.

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EL HÍGADO

Para la medicina china y para muchas medicinas populares y


ancestrales, el hígado es un órgano sumamente importante para
nuestra salud y sobre todo, para nuestro ciclo.
Es un gran filtro para nuestra sangre, además de ser el almacenador
de la misma. Y un estancamiento de su energía puede generar no
sólo desequilibrios digestivos, sino también malestares en nuestra
menstruación como por ejemplo, dolores menstruales.
Cuando hablamos de salud uterina no podemos olvidarnos de este
gran aliado: necesitamos que esté saludable o equilibrado para que
pueda liberar las toxinas de nuestra sangre, eliminar los estrógenos, y
regular equilibradamente al útero y a nuestra menstruación.

¿A qué le tenemos que prestar atención? Lo que lo afecta no sólo son


los alimentos inflamatorios (lácteos, trigo, alcohol, ultra-procesados)
sino también, las emociones (enojo, bronca, ira sostenida a lo largo del
tiempo) y las toxinas del medio ambiente (o que están presentes en los
productos de limpieza y comestibles que ingerimos).
Cuando un hígado está alterado podemos notarlo si suele haber
usualmente mal humor, irritabilidad, enojo, bronca.
¿Notan algún parecido con la fase pre menstrual? Si, el hígado
necesita que procesemos nuestras emociones y podamos expresarlas
para que no queden estancadas generando un gran fuego destructivo.
Este órgano es otro gran regulador de nuestro ciclo, de las emociones
y de la sangre menstrual.

EL BAZO, LOS RIÑONES Y EL CORAZÓN

El bazo es, a pesar de que la medicina hegémonica lo silencia y a


veces hasta lo quita, un órgano vital para nuestro metabolismo, ya que
a partir del alimento extrae la energía que necesita nuestro cuerpo

47
para sus funciones. No sólo eso sino que, es uno de los encargados
principales en la formación de sangre (por lo tanto también del
flujo menstrual). El alimento que ingresa a nuestro cuerpo es
importantísimo no sólo para la salud del bazo sino también para
la generación de sangre y energía. A partir de nuestros hábitos de
alimentación y nuestra calidad de vida podemos cuidar esa energía
con la que vinimos al mundo llamada cielo posterior.

Por su parte, los riñones tienen un papel súper importante en


nuestra fertilidad, en la calidad de nuestros ovocitos, en nuestros
ciclos de crecimiento (están vinculados con nuestra menarquía y
plenopausia) y en nuestra sexualidad. Ellos guardan la información
hereditaria (con lo que ya venimos de parte de nuestros progenitores:
el cielo anterior) pero también, atesoran la esencia y regulan nuestras
energías yin y yang hacia todo el cuerpo.

El corazón sabemos que se ocupa de bombear sangre a todo el


cuerpo y que es el gran gobernador de todas las funciones, pero
además, tiene un vínculo emocional y energético con el útero muy
importante: nuestra tristeza, nuestra ansiedad, nuestro sentir puede
afectar nuestro SNA, nuestra salud y ciclicidad. (No es casual que
cuando hay ansiedad porque queremos que nos venga, más tarde
la sangre en llegar). El útero y el corazón son dos centros de poder
sensibles intuitivos, y cuando dialogan entre ellos, y nos permitimos
escucharlos nos van a hablar de nuestra vulnerabilidad, de la herida,
de las emociones que estamos guardando pero también del poder que
hay cuando se conecta el sentir con nuestro fuego creativo vital-

Somos un entramado enorme como vemos y nuestra salud uterina


depende de un bienestar mucho más integral de lo que creemos.
Ya iremos profundizando pero a través de técnicas de acupuntura,
alimentación, fitoterapia, relajación, masajes y respiraciones,
podemos abordar y restablecer la armonía en estos espacios maestros.

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¿CÓMO NUTRIMOS NUESTRA SALUD?

Como fuimos viendo, al pensar en nuestra salud uterina cíclica


ovárica tenemos que tener en cuenta muchos factores.

La alimentación es uno de los grandes apoyos a profundizar para


nutrir nuestro cuerpo, para que tenga la energía suficiente y para
evitar los desequilibrios inflamatorios como el dolor y los espasmos a
la hora de menstruar.
El consumo en exceso de alimentos como el trigo, los azúcares
refinados, los lácteos de origen animal, los ultra-procesados y lo que
deviene de agro-químicos y transgénicos pueden afectar la salud del
sistema digestivo -depende cada persona-, desencadenando procesos
inflamatorios que a su vez, generan dolores y molestias uterinas en
nuestra fase pre menstrual o menstrual. Como vimos, estos productos
también pueden intervenir en la salud del bazo y del hígado.

Si bien existen listas de alimentos que nos irritan o hinchan, es


imprescindible que cada persona indague y explore particularmente
qué comidas si la nutren y le caen bien y cuáles no más allá de las
teorías o de la información que circula.

Tampoco nos parece recomendable vivir a base de dietas o


detox en donde los carbohidratos y las grasas saludables no están
presentes. Ambos, son vitales para nuestra ovulación. La invitación
es a cuidarnos y nutrirnos sin necesidad de restringirnos, pudiendo
construir una alimentación lo más integral y equilibrada según
nuestros tiempos y posibilidades.
Cada persona merece crear sus hábitos y elecciones, sin mandatos
ni culpas, viendo qué le hace bien al cuerpo y qué necesita darle para
estar saludable, sosteniendo a la hora de comer espacios de libertad,
creatividad y disfrute.

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Otros factores a tener en cuenta:
* La microbiota intestinal: más allá de que sea un gran cerebro
vital para todas las funciones metabólicas energéticas a partir de la
presencia de bacterias, que a su vez, fortalecen nuestras defensas
evitando la colonización de patógenos, nuestra flora también
se encarga de eliminar los estrógenos y las toxinas (al igual que
el hígado). Si nuestra microbiota no está fortalecida, en vez de
eliminarla, puede llegar a reabsorber esta hormona generando así
un exceso de estrógenos, que puede desencadenar dolor menstrual
y sangrados más abundantes. Una alimentación nutritiva puede
contribuir a su equilibrio, así como el consumo de pre y pro-bióticos o
fermentos.

* El contacto con la luz solar también es necesario para nuestros días


ovulatorios ya que estimula la ovulación y la falta de luz puede inhibir
este proceso vital (sobre todo si trabajamos en depósitos, espacios
oscuros, o por ejemplo en el caso de personas privadas de su libertad).

* El descanso es otro apoyo importantísimo: la relajación, el ocio,


el poder dormir las horas necesarias (o todo lo que podamos) ayuda
muchísimo a la regulación de nuestro sistema nervioso y por lo tanto,
de nuestras hormonas. Descansar es vital no sólo para nuestra salud
sino también para nuestros procesos de sanación, de inspiración, de
conexión y de creatividad.

*De a poco iremos entrando en el terreno del placer a lo largo


de todas estas páginas, solo adelantaremos que el goce, el disfrute
psíquico, corporal, emocional y/o energético generan un estado
de bienestar y crean salud. Distintas hormonas como la oxitocina,
serotonina y endorfinas se liberan en diversas situaciones ya sea
de relajación, de ejercicio, de vincularidad, donde nuestro cuerpo
se siente cuidado, estimulado o conectado con lo placentero,
favoreciendo así el bienestar en todos los planos.

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El disfrute es un espacio íntimo, personal que depende cada
persona, de cada necesidad, de cada momento y que va mutando a
lo largo también de nuestras fases cíclicas y de nuestras diferentes
etapas. Es un acto revolucionario poder sostener espacios placenteros
con nosotras/xs mismas/xs ya sea en nuestra casa: tomando un
té, mirando una película, dándonos un baño calentito; como en lo
vincular: cuando abrazamos o besamos a otras personas, cuando nos
reímos, cuando nos permitimos llorar; o en lo social y en espacios
colectivos: bailando, cantando, ritualizando, compartiendo momentos
que nos movilizan, nos cuidan y nos regulan.

¿CÓMO INFLUYE MI CONTEXTO VINCULAR


SOCIAL Y CULTURAL EN MI CICLO?

Por último, al hablar de salud es necesario comprender el rol que


imprime la cultura, los estereotipos, los mandatos, los estigmas, y
nuestro contexto socio-económico en nuestra gestión menstrual.
Ningún cuerpo es completamente libre del marco donde vive y
se desarrolla. Sus vínculos familiares y comunitarios establecen,
consciente o insconcientemente ciertos discursos en torno a su
cuerpo, a la forma de ver su sexualidad y su menstruación. Estamos
inmersos en lo cultural y eso repercute en el vínculo que tenemos con
nuestro cuerpo.

Lo mismo en el caso de no tener nuestras necesidades básicas


cubiertas: las posibilidades de gestionar los ciclos también se ven
condicionadas y reducidas, sobre todo cuando no se puede acceder a
la información ni a los recursos para menstruar dignamente.
A la hora de hablar de salud, no podemos perder de vista que ciertas
personas tenemos muchísimos privilegios, creencias, prioridades,
mandatos y discursos que otras no. No podemos pretender que haya
una sola y una correcta forma de habitar la salud.

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REPASANDO UN POCO
SOBRE NUESTRA SALUD

Espacios que intervienen en la ciclicidad

• Glándula Pituitaria
• Sistema Nervioso e hipotálamo
• Sistema Endocrino
• Sistema Inmunológico (si bajan nuestras defensas o atravesamos
una enfermedad el cuerpo quizás necesita la energía para
fortalecerse antes de ciclar)
• El Hígado, el Bazo, el Corazón, y los Riñones
• Sistema Digestivo y Microbiota Intestinal

Hormonas que participan


Folículo Estimulante / Estrógeno / Luteinizante / Progesterona

Contraindicaciones de la Pastilla Anticonceptiva


• Reprime la ovulación, por lo tanto no hay progesterona ni
menstruación. Se inhibe la actividad hormonal cíclica saludable.
• Mayor caída del cabello y aumento de peso
• Pérdida de libido y depresión.
• Altera la microbiota intestinal y vaginal
• Desequilibra la función de la tiroides
Factores que pueden bloquear nuestra Actividad
Hormonal
• Alimentos ultra procesados, trigo, azúcares, lácteos vacunos.
• Toallitas desechables y tampones.
• Productos de higiene que tengan toxinas químicas o disruptores
endocrinos: shampoo, acondicionador, jabones, dentífricos,
maquillajes, perfumes (podemos optar por hechos a base de plantas
libre de tóxicos).

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• Toxinas en el ambiente.
• Alguna enfermedad, una mudanza, un viaje, un duelo.

Hábitos que afectan nuestra salud cíclica


• Alimentación deficiente o inflamatoria
• Estrés emocional, energético, físico, o psíquico
• Emociones que se expresan de forma crónica (enojo, depresión,
ansiedad) y necesitan sus espacios para ser canalizadas y liberadas
• Ritmos antinaturales muy exigentes o hiper productivos, falta de
descanso y de espacios de placer y relajación.
• Poco contacto con la luz natural.
• Creencias o estigmas sociales, culturales o familiares con
respecto a la sexualidad, al cuerpo y a los ciclos.

Hábitos que mejoran nuestra salud cíclica


• Una alimentación intuitiva, saludable, equilibrada, integral, sin
restricciones ni culpas ni mandatos que fomente nuestro disfrute y
colabore con nuestros procesos digestivos, brindándonos la energía
que necesitamos.
• El descanso, la conexión con espacios relajantes para nuestros
sistema nervioso y para darle lugar a los ritmos cíclicos de nuestro
cuerpo
• Los ejercicios y actividades que regeneran nuestra energía vital
creativa: danza, canto, correr, etc, y pueden ser al aire libre para
contactar con el sol y el aire libre.
• Espacios donde podamos expresar y liberar nuestras emociones
• Vínculos y contextos amables, respetuosos que nos acompañan y
nos fortalecen
• Placer, disfrute, y estímulos que motiven al cuerpo, a nuestro
ánimo y nuestro bienestar.

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CICLO MENSTRUAL OVULATORIO
una red sabia sexual creativa

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Por lo menos, en este pequeño libro, no vamos a proponerte que
en cada fase tengas que sentirte de una determinada manera, al
contrario, como ya dijimos, no hay estándares, no tengo que sentirme
de tal forma al menstruar, o de tal otra al ovular: mi cuerpo es el
que me guía y me informa de cómo estoy, mi cabeza no tiene que
imponerme nada.
Puedo tener muchísima energía antes de sangrar, o no. Puedo estar
llena de enojo y de inflamación al ovular o no. No hay estereotipos
cíclicos. La luna no nos tiene por qué acompañar, ni tampoco tenemos
que ser “relojes” en nuestros tiempos.

Para todo este registro podes utilizar los famosos diagramas lunares
(te recomiendo la agenda: Mandala Lunar de Cíclicas y Lunares),
aunque también podes ir registrándolo por escrito en una bitácora
propia, o también registrándolo internamente, desde el sentir, desde
la escucha, la intuición, y el respirar cómo está el cuerpo ahora.
Podes tomar contacto con las tensiones, los dolores, los síntomas o
desequilibrios: ¿cuándo aparecen? ¿Siempre comienzan dos o tres días
antes de menstruar? ¿Qué me genera este malestar? ¿Qué me obliga a
hacer? ¿Puedo habitar mis tiempos de descanso y relajación cuando no
aparecen estos síntomas, simplemente cuando lo necesito?

Así mismo, es muy importante que podamos tomar nota (escrita o


mental) de nuestros hábitos de alimentación, de descanso, nuestros
vínculos y actividades para que dialoguen con nuestro ciclo: ¿estoy
comiendo alimentos que me inflaman? ¿Estoy restringiéndome
demasiado y no disfruto al comer? ¿Voy a hacer ejercicio aunque mi
cuerpo me pida descansar? ¿Estoy disfrutando espacios para mi?
¿Estoy descansando cuando duermo? ¿Qué hago cuando siento estrés?
¿Me suelo sentir inflamada o tensa en algún momento específico?.

Vamos a ir viendo nuestras fases cíclicas, tratando de no


estandarizar sentires ni establecer maneras correctas de vivirlas.

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Cada cuerpo es distinto, cada ciclo también. Si, vamos a abrir
ciertos diálogos que puede ser que estén disponibles, pero también
puede ser que aparezcan malestares, síntomas, dolores y eso no está
mal, simplemente el cuerpo está hablando sobre lo que le pasa, y lo
que siente o necesita.

EMPIEZA EL VIAJE

FASE MENSTRUAL O FASE ROJA

Es la fase posiblemente más yin, aquietada o introspectiva de


todo nuestro ciclo. Ya todo el cuerpo está preparado. El útero está
bien bajo, nuestra vulva más hinchada como el vientre y quizás
haya sensibilidad en las tetas. Podemos sentirnos más pesadas/
xs e hinchadas/xs. Al bajar los niveles de progesterona, la sangre,
comienza a ser entregada a partir de las contracciones del útero. El
día que aparece nuestro flujo menstrual es nuestro primer día del
ciclo.

La Fase Menstrual es muy similar al Invierno -interior y exterior-.


Todo lo que queremos hacer en esta estación también nos puede
resonar mientras menstruamos. Estar adentro, abrigadas/xs,
descansando, conservando la poca energía que tenemos sólo para
hacer lo básico: comer, dormir, darnos baños calentitos, reposar,
ver películas, comer chocolate. En el invierno toda la energía va
hacia la raíz, pareciera ser que los árboles están desnudos, sin color,
moribundos, cuando en realidad, esa energía vital está por debajo
de la tierra, no tan visible pero súper presente, regenerándose. Los
animales hibernan. Es la estación silenciosa y quieta que nos invita
al viaje interno y profundo, al despojo, a estar un poco más acá,
adentro. Algo de eso puede ser que aparezca también al menstruar.
En esa pequeña muerte que ocurre para terminar un ciclo.

58
A esto nos referimos cuando hablamos de la ciclicidad interna y su
correspondencia con la externa: esos ritmos que nos guían y nos dan
información para nuestro cuerpo y su salud.
Puede que ésta sea una fase de silencio, retiro, introspección,
revitalización. De hacer poco pero sentir mucho. Toda la claridad
que aparece es más bien intuitiva, visceral, sensible. Nuestra energía
puede que esté disponible para explorarnos, revisarnos, sentirnos,
cuidar nuestro mundo emocional energético espiritual.

Es el momento que más presente está nuestra matriz, no sólo


por sus latidos: se nos muestran dolores, miedos, patrones, enojos,
memorias que forman parte de nuestra heridas, de nuestro linaje
o que nos hablan de lo que nos está pasando. Se nos abre un
gran portal, un espacio·tiempo para abrirnos a la emoción, a la
incomodidad, a todo lo que sale a la superficie. Y para estar ahí con
aquello que aparece necesitamos escucha, cuidado, compasión,
respirarnos, sentirnos sostenidas/xs, liberarnos de a poco las
resistencias a tocar esas profundidades internas.

Al entregarnos a este tiempo menstrual nos estamos dando una


oportunidad gigante no sólo de tocar nuestra vulnerabilidad sino de
también fortalecer nuestro cuerpo, su energía vital, y reconocer lo
que estamos necesitando para nosotras/xs mismas/xs.

Podemos, también, tomarla como una fase de siembra: puedo


intencionar lo que quiero y anhelo para mis procesos creativos-
curativos-exploratorios. Entregamos el ciclo que pasó y con él las
situaciones y emociones que atravesamos, para volver a empezar.
Morimos y renacemos al mismo tiempo. El endometrio se descama,
y la energía cíclica vuelve a regenerarse.
¿Qué deseamos para los próximos ciclos? ¿Cómo queremos
habitarnos y acompañarnos en nuestro auto-conocimiento y en la
construcción de nuestra salud? ¿Cómo quiero nutrir y cultivar mi
creatividad, mi trabajo, el vínculo conmigo misma/x ?
59
No nos olvidemos que nuestra naturaleza de Muerte-Vida se ve
reflejada en esta fase.

Este tiempo menstruante puede simbolizar aquello que estamos


habitando en este momento. Habrá menstruaciones que podemos
sentir como momentos de siembras, otras como duelos, otras como
vacíos fértiles, otras como limpiezas. No hay una forma de vivir este
tiempo. Y depende muchísimo de nuestro contexto emocional, físico
y psíquico.

ESTIGMA SOCIAL:
LA DESCONEXIÓN CON NUESTRA SANGRE

La herida ancestral y patriarcal en nuestros cuerpos también


nos habla de la pérdida de conexión con nuestros ritmos cíclicos, y
sobre todo, con nuestro tiempo menstrual. Demonizaron nuestros
fluidos, pero sobre todo, nuestra sangre. Estigmatizaron también
esta fase como si algo diabólico se apoderara de nosotras/xs cuando
en realidad quizás el enojo sale de nuestros poros por vivir en una
sociedad que no nos permite habitar nuestros procesos sexuales con
placer y amabilidad.

Usamos palabras como “estoy indispuesta“, cuando quizás no


estamos dispuestas a sangrar así, tan alejadas de nuestro cuerpo.
Más adelante hablaremos del dolor menstrual, pero podemos
preguntarnos internamente: ¿cómo no vamos a doler si no tenemos
espacio para sangrar de manera amorosa? ¿Cómo es que se
naturalizó que duela en una fase tan necesaria?

Quizás el dolor uterino sea el síntoma más visible de esta herida


cultural que aún hoy sigue siendo tabú.
Sangramos porque habitamos un ciclo rítmico hormonal sexual,
sangramos y eso también significa salud.
60
Todas/xs nosotras/xs devenimos de un útero pero también de
una sangre que nos acogió y nutrió en el útero de nuestra madre.
Si en nuestro cuerpo al ovular se hubiese fecundado el ovocito, ese
endometrio hubiera sido el nido para nutrir al embrión y con el
tiempo, se transformaría en la placenta.
Es un hecho tan necesario como transgresor resignificar nuestra
sangre, y recuperar el tiempo para sangrar, como un ritual, un
pequeño viaje de vuelta a nuestro cuerpo y a lo que necesita para
despojarse de lo viejo y regenerarse para un nuevo ciclo.

¿QUÉ NOS DICE NUESTRA SANGRE?

La Sangre Menstrual está regulada por el hígado, con la ayuda del


bazo, los riñones y el corazón.
Cualquier desequilibrio en estos órganos, un exceso de estrógenos
o una mala alimentación puede afectar su cantidad, su calidad, y su
textura.

La sangre saludable es rubí, de color rojo intenso, y más bien


líquida. Observar, oler y tocar la sangre menstrual nos acerca más
al registro de nuestra salud. Podemos quizás ir notando si tiene
coágulos, o si está más amarronada o rosada, cómo es su olor,
cuánta cantidad bajó, pero no para establecer que hay “algo malo”,
sino más bien para ir tejiendo diálogos con nuestro hígado, nuestras
emociones, nuestras hormonas.
Por lo menos en este libro no vamos a estandarizar qué significa
tal color o la aparición de coágulos, en cambio, preferimos invitarte
a que en cada menstruación observes la sangre y puedas abrir
preguntas más que respuestas estereotipadas: ¿cómo me alimenté
este ciclo? ¿Qué emociones aparecieron con más fuerza? ¿Estuve
estresada? ¿Qué puede significar para mi este color o esta cantidad
teniendo en cuenta los hábitos y diálogos que mantuve con mi
cuerpo este ciclo? ¿Cuáles son mis apoyos de gestión menstrual?
61
La Sangre Menstrual también lleva en sí misma, muchísima
información de nuestro linaje. Ya que estuvimos en el útero de
nuestra madre, y ella en el de nuestra abuela, podemos llevar en
él cierta carga energética y emocional. Podemos preguntarles
a nuestras antecesoras cómo atravesaban la menstruación y
qué significaba para ellas para también comprender cómo fue
nuestro primer contacto con la sangre y qué estigmas cargamos
transgeneracionalmente.

Casi ninguna persona con útero recibió información profunda


sobre su menstruación. No tuvimos herramientas, ni charlas, ni
guías. Y no hay una sola manera de acercarnos y amigarnos con
nuestros fluidos, es una construcción eterna.
Al contrario de lo que nos hicieron creer, no es algo viejo o sucio
que entregamos a la tierra, sino que es un fluido vital que nos
habla de toda nuestra salud integral. Por eso podemos sembrarla y
ofrendarla a la tierra ya que es la única sangre que no deviene de un
acto violento, y le devolvemos de esta manera a la naturaleza un poco
de toda la vida y alimento que nos regala.

Recomendamos el uso de la copa menstrual, de toallitas de tela


o de bombachas menstruantes para poder tener un contacto más
cercano y desestigmatizante con nuestra sangre.
Ya sea con la sangre que juntamos con la copa, como con el agua
donde remojamos las toallitas y bombachas, podemos tener nuestro
propio ritual de ofrenda-siembra a la tierra para crear un espacio de
agradecimiento y de cierre o inicio simbólico para nuestros ciclos.
(Al final del libro dejamos algunas posibles ideas para crear tus
propios momentos ceremoniales).

Te sugerimos el libro de Elise Thièbaut “Mi sangre“ si querés


profundizar en este tema.

62
FASE FOLICULAR / ESTROGÉNICA

Al término de nuestra menstruación, luego de haber liberado


nuestra sangre, comienza la fase folículo estimulante y va a culminar
cuando suceda la ovulación. Tras los primeros días menstruales,
la glándula pituitaria va a activar la producción de la hormona
folículo estimulante (FSH). Esta hormona va a acompañarnos hacia
la ovulación y permite que el folículo que rodea y protege al ovocito
se estimule y nutra a nuestras células sexuales. Este proceso en el
folículo promueve la producción de estrógeno.
Podemos decir que es una fase más yang, más activa físicamente y
energéticamente. El cuerpo vuelve de a poco a recuperar otro ritmo,
ahora más activo y más dinámico. La energía vital vuelve a crecer, la
energía física y mental se reactivan.

El estrógeno nos ayuda como vimos, en lo anímico y en la


vitalidad, pero eso no significa que tenemos que sentirnos vitales,
creativas/xs o animadas/xs en esta fase. A veces hay desequilibrios
emocionales, físicos u hormonales y podemos no sentir este
despertar energético. Además los ritmos antinaturales y estresantes
al que estamos expuestas/xs en esta sociedad, tampoco nos ayudan a
equilibrar ni a escuchar nuestros propios tiempos.

Según Lara Briden, muchos ovocitos están desarrollándose


desde dos a tres ciclos antes y tienen un tiempo de crecimiento
de aproximadamente 100 días. Uno de éstos, ya maduro, es el que
será ovulado, otros, en cambio comenzarán a activarse y a crecer
lentamente.
Esta información es súper interesante para abrir algunos diálogos:
los ovocitos no crecen tan rápido en lo que dura una sola fase
folículo estimulante, y siempre que hablamos de nuestros ciclos
actuales podemos pensar en lo que pasó desde 100 días antes a este
momento.
63
Podemos decir que es una fase de Crecimiento y Nutrición: no sólo
desde la alimentación sino desde el poder nutrir nuestro ciclo,
nuestra energía vital, nuestro fuego. En esta fase solemos perder
nuestro registro cíclico: una vez que ya menstruamos, volvemos a la
rutina, a los ritmos estresantes, volvemos a poner la atención afuera,
en el trabajo o en los vínculos, y es fácil olvidarnos de ciclar, de
nuestras necesidades, de nuestras emociones o deseos.

Sostener el registro, habitar el cuerpo, respirarnos, seguir


observándonos e investigando las emociones que aparecen,
reconocer nuestra energía, nuestro estar en el mundo y seguir
enfocándonos hacia adentro es una gran herramienta para no perder
el contacto con ese viaje interior y llevar una práctica de cuidado.
Para eso quizás nos ayuda tener como eje la nutrición, el no perder
de vista nuestras necesidades y el ritmo que queremos habitar en vez
de lo que nos es impuesto desde afuera.
Ni a los entornos laborales, ni a la cultura robotizada, ni a ciertos
entornos sociales suele interesarles nuestros tiempos cíclicos y lo
que cada fase nos invita así que desde nosotras/xs podemos darnos
ese lugar y esa escucha para no perder nuestra energía creadora
sexual en el camino.

La estación que puede simbolizar estos días es la Primavera, todo


comienza a llenarse otra vez de vida y de fuerza en las partes de
la planta que parecían secas o sin vitalidad. La energía que estaba
en las raíces o por debajo de la tierra en el invierno, ahora vuelve,
lentamente a viajar hacia arriba preparándose para los procesos
de floración. Algo de esto podemos sentir en nuestro cuerpo: ese
subidón, esas ganas de activarnos, de movernos e inspirarnos.

Es importante tener en cuenta para apoyarnos mejor en nuestro


ciclo y en su registro:
¿Cómo nutrimos nuestro Ciclo Menstrual? ¿Con qué apoyos
contamos y cuáles queremos sostener?
64
¿De qué manera direccionamos toda la energía vital deseante en
esta fase? ¿Cómo alimentamos el fuego, el deseo de lo que nos mueve
y de lo que necesita nuestro cuerpo?
¿Me siento conectada/x con mi deseo o me doy permiso a registrar
si hay frustración o si hay desgano/ necesidad de regenerar mi
energía vital post menstruación?
¿Qué me revitaliza?

Muchas veces, en esta fase no tenemos energía, estamos cansadas/


xs, aparece la desmotivación o el desgano en los procesos creativos.
Si pensamos en los cuidados nutritivos podemos tener en cuenta:
• La alimentación y lo que nos damos (en todos los sentidos, no
sólo en la comida sino en el vínculo con el cuerpo y las emociones).
• El descanso que nos dimos o no, en la fase menstrual.
• La escucha y la atención que le estamos dando a nuestro fuego.
• Los apoyos / herramientas que pueden regenerarnos, y
conectarnos con aquello que nos calienta y motiva.

OVULACIÓN

Uno de los ovocitos más nutridos / crecidos, culminando ese


proceso que comenzó en dos o tres ciclos anteriores, es el que rompe
su folículo y sale del ovario y es tomado por las fimbrias de la trompa
uterina para que viaje a través de ella. En los ¾ de la trompa, el
ovocito puede ser fecundado por un espermatozoide.

Esta fase dura aproximadamente 48 horas, aunque también se


tienen en cuenta los días anteriores que forman parte de la ventana
fértil determinada por nuestro flujo ovulatorio. Es nuestro tiempo
más fértil en el ciclo ya que es el único momento en el que puede
suceder la concepción.
Esta fase es la más romantizada, la más aceptada social y
culturalmente: en esta sociedad hiper-productiva están bien vistos

65
los momentos de energía, de inspiración, de creatividad, de hacer,
de expansión. De hecho, a partir de algunos libros y de las mismas
construcciones culturales exigentes, creímos que teníamos que
sentirnos súper creadoras/xs, cuando muchas veces esto no es
así. Toda esa energía existe pero puede ser que esté puesta para
procesos internos y no siempre es necesario expresarla hacia afuera
o forzarnos a sentirnos de determinada manera.

No siempre que ovulamos significa que tenemos energía para


gestar proyectos o deseos. Por eso es importante resignificar este
proceso. Que tengamos potencia vital o física y que nos conectemos
con nuestro fuego no implica que siempre esté direccionado hacia
el hacer, hacia lo creativo o hacia nuestros trabajos. Quizás hoy la
necesitamos más para fortalecernos, cuidarnos y sentirnos.

En muchos libros también vamos a encontrar que esta fase está


relacionada con el arquetipo de la madre. Y si bien es un símbolo
interesante y hermoso (aunque también herido), en estas páginas
no vamos a usarlo como representación de este momento. En la
ovulación podemos comenzar a gestar en caso que lo deseemos, pero
también necesitamos informaciones amables y respetuosas para
compartir con niñas y niñxs (y con cualquier persona en general) que
no sea estereotipada, idealizada, ni romantizada.

La fase ovulatoria es el momento más yang de nuestro ciclo


gracias, sobre todo a la acción del estrógeno y su activación anímica
y energética.
El poder sexual y creativo disponible en estos días podemos pensar
en direccionarlo hacia el maternarnos o acompañarnos a nosotras/
xs mismas/xs para no colapsar en un mundo tan exigente, para
explorarnos y darnos los permisos necesarios para nutrir y fortalecer
nuestro cuerpo cíclico.
Quizás podemos poner todo ese fuego en esa siembra que
intencionamos en nuestra menstruación, en ese proyecto, deseo,
66
creación o proceso que deseemos sostener.
Sin embargo a veces también podemos sentir todo lo contrario,
estar cansadas/xs, frustradas/xs o sin ganas de hacer nada, y no es
un motivo para patologizarnos. Al contrario, es súper válido respetar
todos los signos que aparecen y tomarlos como información que
nos da nuestro cuerpo sobre cómo está y qué está necesitando para
revitalizarse y recuperar su energía.

No hay algo “bien” o algo “mal”. Es lo que está pudiendo y


habitando nuestro ciclo. Como dijimos antes, podemos también
revisar y registrar cómo estuvo previamente nuestra menstruación
y nuestra fase folículo estimulante para tejer los diálogos necesarios
y comprender cómo llegamos a este momento emocional y
físicamente.

La Ovulación es un signo de salud que habla de nuestro


cuerpo cíclico: nos indica que nuestras hormonas, glándulas y
todo el entramado de nuestra salud menstrual está dialogando
equilibradamente, y que dentro de 10 a 16 días aproximadamente,
estaremos menstruando. Por eso es tan importante poder reconocer
este proceso vital.
El método sintotérmico es un buen comienzo por si me interesa
reconocer mi fertilidad para una anti-concepción responsable
libre de hormonas sintéticas (al final del libro nombramos algunas
cuentas que pueden acompañarte con esta herramienta).

¿Cuáles son los signos para reconocerla?


• Fluido fértil cervical: un moco similar a una clara de huevo,
abundante, dulce que se secreta gracias al pico de estrógeno. Este
moco y las secreciones de nuestro cérvix pueden ir cambiando
(desde algo menos elástico y más pegajoso, volviéndose más fértil,
húmedo, elástico y abundante cuanto más cerca de la ovulación
estemos).
67
• Cuello del útero más abierto y más arriba (el canal vaginal
está más derecho y recto para la entrada de los espermatozoides).
Podemos registrarlo con nuestros dedos o con un espéculo ya que
cada cérvix va cambiando con las distintas fases cíclicas.
• Temperatura basal: nos medimos la temperatura a través
del termómetro basal de dos decimales, antes de levantarnos al
despertar, en lo posible siempre en el mismo horario habiendo
descansado. La temperatura aumenta cuando la progesterona se
activa, desde que ovulamos hasta que menstruamos. Es decir, este
signo nos confirma la ovulación.

Es vital ovular para poder menstruar y para comprender nuestra


actividad cíclica integral. La idea no es sólo registrar cuándo voy
a menstruar. Invitamos a llevar la atención a la ovulación, para
poder elegir y decidir hacia dónde direccionamos nuestra energía
creativa, para saber si vamos a menstruar prontamente y en caso
que no llegue el sangrado que no aparezca primero el miedo sino
la información que fuimos observando. Para saber sobre nuestra
fertilidad y para que cada una/x elija el método anticonceptivo que
quiera habitar en su cuerpo: la idea es no temerle ni tampoco pasarla
por alto: más bien recuperar su registro. Si reconocemos nuestros
días ovulatorios podemos tener una mejor gestión anticonceptiva y
una guía sabia e interna sobre nuestros ciclos.

Posibles preguntas:
¿Qué deseo manifestar en este espacio tiempo?
¿Cómo estoy habitando mi cuerpo ovulatorio?
¿Dónde está puesto mi fuego / deseo / libido?
¿Qué necesitamos crear para ser coherentes con lo que necesita
nuestro cuerpo?
¿Confío en mis semillas? ¿Me permito expresar y parir mis
proyectos o no me animo por miedo?

68
¿Cómo es el vínculo con mi confianza y mi autoridad interna?
¿Estoy validando aquello que necesito expresar, o lo callo y lo
desacredito?
¿Estoy poniendo toda mi energía afuera o me permito viajar
internamente para registrarme y escuchar lo que pasa adentro?

En caso que nos percibamos agotadas/xs, perdidas/xs, sin


claridad, sin energía, no pudiendo confiar o escuchar nuestros
deseos, con mucha tensión o ansiedad podemos prestar atención a:
• La nutrición que nos estamos dando y hacia dónde
direccionamos la energía en la fase folículo estimulante.
• ¿Dónde siento la tensión y la rigidez? ¿Cómo estoy habitando y
respirando mi pelvis? ¿Y mi pecho y mis tetas?.
• Las heridas o los mecanismos que fuimos adoptando socialmente
pero que no fortalecen nuestra confianza ni la posibilidad de
manifestar o realizar nuestros proyectos: te sugiero que leas sobre
el síndrome del impostor/a, que escribas una lista con las creencias
limitantes que te decís, y otra lista sobre todo lo que fuiste creando
hasta hoy (así pienses que es algo muy chiquito y no tiene sentido).
Observarnos, desconfiar de lo que nos decimos y empezarnos a
contar otra historia es un viaje a veces, necesario y potente.
• A veces frente a tanta energía podemos ponernos mil actividades
pero ninguna tiene que ver con nuestro deseo. Así que, si elegimos
dónde ponemos la energía creadora sexual vital desde los días
previos, inclusive desde nuestra fase folículo estimulante podemos
ser más conscientes y llevar a cabo lo que intencionamos en la
siembra, y lo que realmente hoy queremos.
• Si siento que esta fase me genera mucha exigencia, ansiedad o
frustración volver al cuerpo siempre puede ayudarnos a relajarnos.
Este es un viaje primero interno. No tengo que crear nada y cada
ciclo es distinto. Puedo de hecho, soltar esas expectativas y que el
eje empiece por conectarme con el disfrute desde lo chiquito: comer
bien, darme un baño, dormir, bailar, respirar. Darle lugar a lo vital.

69
FASE PRE MENSTRUAL / FASE ALQUÍMICA

Antes de ovular se activa la Hormona Luteinizante (HL) que es la


que va a permitir que se rompa el folículo para que el ovocito sea
liberado y comience su viaje hacia las trompas uterinas. Ese folículo,
que quedó en el ovario, va a transformarse en un cuerpo lúteo como
una glándula temporal (va a funcionar sólo hasta que menstruemos)
y es quien producirá la progesterona.

La fase lútea es el viaje del ovocito a su muerte (no hubo


fecundación) y la preparación del cuerpo para menstruar, para
finalizar este ciclo. La energía en nosotrxs desciende y vuelve
hacia adentro. Va menguando la energía mental, vital y física. La
progesterona nos acompaña en este viaje, relajando el sistema
nervioso (entre otras funciones) y gracias a esto, la información
que estará disponible y que aparece puede ser más sensible, sutil,
intuitiva, emocional que en las otras fases.

Podemos verla como una fase de Limpieza y Depuración: el cuerpo


empieza a necesitar despojarse de aquello que ya no lo nutre, de
lo que no lo abriga ni enciende. Es un momento de introspección,
silencio, retiro en el cual nos preparamos para nuestra
menstruación, es tiempo de dejar morir todo aquello que ya no nos
acompaña y todo lo que atravesamos el ciclo pasado.
Está simbolizada con el Otoño (todo lo que sucede en esa estación
es coherente y similar a la pre menstrualidad): la energía vuelve a
la tierra, hacia adentro, comienza a descender hacia las raíces, los
árboles y plantas pierden su color, las hojas, los frutos y las flores
caen y vuelven a la tierra. Y si bien no hablamos de fases lunares, una
buena asociación podría ser la luna menguante: empezamos a ver
el lado oscuro de la luna (sabiendo por oscuro no aquello “malo”, si
no aquella sombra llena de potencia que no fue mirada a través de la
luz).
70
El Útero está bien presente como guía y faro con información
inconsciente pero aflorando a la superficie. Toda la sensibilidad está
bien presente en nuestro cuerpo y matriz, y como este centro de
poder lleva dentro nuestros deseos, miedos, heridas y emociones,
algo de todo esto va a poder ser visto y tocado. Lo que queremos, lo
que no, lo que nos da miedo y lo que realmente necesitamos cobra
más sentido y nos habla con fuerza.
Se abren las puertas hacia la profundidad, la oscuridad y el mundo
interior, y eso puede mostrarnos todo lo fuimos poniendo abajo de la
alfombra porque nos incomodaba, o nos hacía sentir vulnerables: la
pre menstrualidad nos trae una data en forma de diamante en bruto
sobre nosotras/xs mismas/xs.
Se hace presente una claridad más visceral, más intuitiva, más
uterina y entrañable. No hay quizás tanta concentración o actividad
mental, pero si hay mucha apertura hacia nuestra sabiduría y visión.
Es un buen momento para meternos adentro, para nutrir nuestro
universo espiritual, navegar en la fragilidad, abrazarnos así de
vulnerables y bajar el ritmo, para escuchar lo que realmente importa.

La fase lútea tiene una duración de entre 10 a 16 días que es la


duración aproximada de la vida del cuerpo lúteo - y la progesterona
que éste activa-. Podríamos pensarla en dos tiempos dentro
de la misma fase: los días después de ovular, y los días previos
a menstruar. Post ovulación la energía se mantiene, seguimos
bastante energéticas/xs hasta que comenzamos de a poco a menguar
y entramos en los últimos días, más cercanos al sangrado, donde
quizás hay más inflamación, más hinchazón, más emocionalidad
pero también más placer, disfrute, ritmos lentos si podemos
abrazarnos en todo ese viaje hacia adentro.
Es la fase más estigmatizada y patologizada por la sociedad que
nos quiere todo el tiempo activas/xs y productivas/xs y puede que
nos resulte un desafío dejar de poner el eje afuera para permitirnos
esa introspección profunda.

71
El placer y el disfrute en esos días, sobre todo los más cercanos
a menstruar, son quizás los apoyos medicinales más importantes
para abrir nuestra escucha y abandonar las resistencias ante tanto
movimiento interior. Somos cíclicas/xs y merecemos no solo
sostenerlo como discurso sino llevarlo al cuerpo. La productividad
no es lo único que deberíamos sostener en este mundo capitalista
de ritmos antinaturales. Esta fase justamente nos enseña todo lo
contrario, y nos da muchísima información sobre lo que necesitamos
y sobre cómo está nuestro cuerpo.

No queremos hablar de arquetipos pero hay una simbología que


es interesante vinculada con esta fase: la alquimista o sanadora
interna es quien está conectada/x con su naturaleza, con sus ritmos,
su exploración, su auto-conocimiento, su propia observación; su
mundo espiritual emocional y energético está fortalecido y habitado
porque se conoce e indagó en su propia sombra.

También podemos hablar de la cuerpa placentera como símbolo de


esta fase, si tenemos en cuenta la necesidad de habitar con goce esta
fase para recuperar y resignificar todo su poder y su información. La
cuerpa pre menstrual necesita de lo oxitoso y lo placentero para que
no haya desequilibrios/resistencias/dolores en esta transición hacia
su mundo interior y su oscuridad. Necesita del goce, de lo compasivo
y de la ternura para que no haya un cuerpo tan dolorido y cansado.
Necesita amor para tocar sus espacios más sombríos, esos lugares
donde también radica su maestría y su sanadora/x interna/x.

Preguntas para hacernos:

¿Qué significa ser cíclica/x?


¿Puedo aceptar la necesidad de bajar el ritmo, retirarme un poco
del mundo, y escuchar lo que mi cuerpo necesita?
¿Qué es lo que mi cuerpo me está diciendo con su malestar?

72
¿Puedo bajar las resistencias a este momento más introspectivo?
¿Suelo tener contacto con las emociones o hay una predominancia
de mi energía mental por sobre mi cuerpo?

* Uno de los signos más visibles de la patologización y


medicalización de esta fase lo observamos en el famoso síndrome
pre menstrual, que ya indagaremos más adelante, pero que nos
muestra cómo, en una sociedad donde no hay espacio ni tiempos
orgánicos para ciclar, tampoco existe la validación de toda esa
información vulnerable, dolorosa o emocional que aparece en un
momento cíclico que habla de nuestra profundidad y de los propios
límites hacia lo que oprime.

El cuerpo quizás sea el gran sabio que nos regala ese límite
para con el afuera: en la pre menstrualidad es muy común el
colapso, el estallido, el enojo, la rabia, la irritabilidad, y lejos de
estigmatizar (y aún sabiendo todo lo incómodo que nos resulta
habitar esas sensaciones), vamos a invitar siempre a poder mirarlas,
validarlas, escucharlas y hacerles lugar. Es probable que todas esas
percepciones nos hablen de lo difícil y lo áspero que es habitar un
mundo que prefiere esconder la mierda, nunca parar de hacer y
anular cualquier tipo de emoción, sobre todo aquellas que vienen de
parte de las personas socializadas como mujeres.

La fase pre menstrual es alta maestra curandera que nos viene a


mostrar todo ese mundo íntimo, personal, profundo e inmenso que
también está, que siempre estuvo ahí, y que necesita ser validado
para poder reconocer en él, todo el poder y la sabiduría que habita en
aquello que fue oprimido y desestimado.

Las heridas, los dolores, las creencias y los miedos que nos
acompañan, son nuestro mejor compost, nuestros mejores
maestros y grandes compañeros del camino en este viaje de auto-
descubrimiento y sanación.
73
74
RECUPERAR EL PLACER
un viaje hacia la sexualidad,
la herida y la potencia

75
76
¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO
HABLAMOS DE SEXUALIDAD?

La sexualidad, el placer, la sangre son parte del tabú cultural


y social que nos entrama. Siempre nos enseñaron a ver y a
conectarnos con nuestra potencia sexual desde un lugar puramente
genital, penetrativo, falocéntrico y heteronormativo. La palabra
“sexualidad” nos lleva inconscientemente a pensar en aquellas
imágenes estereotipadas que fuimos absorbiendo y que sólo
imprimen mandatos y creencias completamente desligadas de la
vulnerabilidad y la sensibilidad de nuestros cuerpos.

Este adoctrinamiento silenció nuestros deseos y necesidades más


profundas con respecto a nuestro goce, a nuestra exploración erótica
y a nuestros procesos vitales creativos y sexuales.
Se necesitaron muchísimos años de violencia, demonización y
colonización patriarcal. Acarreamos en nuestros cuerpos más de 500
años de estigma y de crueldad.
Uno de los hechos más evidentes fue la Caza de Brujas, por parte
de la inquisición y de una sociedad que acusaba a las mujeres de sus
poderes, de practicar una sexualidad promiscua, de vincularse con
el mismísimo diablo y de organizarse políticamente (aquelarres)
para resistir los cambios estructurales y territoriales que se venían
gestionando. Silvia Federici, quien investigó profundamente esta
parte de la historia, nos presentó a esas mujeres como las viejas,
curanderas, yuyeras, médicas sanadoras que eran. Compartían
sus saberes con las clases más marginadas, ejerciendo una gestión
comunitaria de la salud, a partir de una cosmovisión sacra-holística
del mundo y del vínculo vivo con la tierra que era medicina y
alimento vital.
Sin embargo, la figura del médico hombre cis, impulsada por
la iglesia, debía establecerse como único portador de la medicina
occidental. Y la sexualidad de las mujeres no podía ser habitada
77
libre y soberanamente, no debían tener poder ni decisión sobre sus
procesos vitales ni sobre su fertilidad: debían perder ese vínculo
enorme y sabio con la tierra, con sus conocimientos, sus cuerpos, su
fertilidad y sus procesos sexuales.
Desde la instauración del patriarcado y sobre todo con el
desarrollo del capitalismo nuestra fuerza sexual fue fuertemente
desterrada, colonizada y demonizada. Tuvimos que callar nuestro
poder, nuestro saber, y nuestra medicina: aprendimos a tenernos
miedo.
Nos hicieron creer que no teníamos ningún tipo de poder para
adueñarnos de nuestro cuerpo y de nuestra salud. Hoy en día, al
hablar de nuestra pulsión sexual creativa es posible que todavía
encontremos sensaciones de culpa, represión, frustración, miedo,
vergüenza.
Esa es nuestra gran herida sexual patriarcal.

Las pulsiones sexuales comienzan en nuestra niñez a través del


simple hecho de querer conocernos, explorarnos, saber qué nos
gusta, investigar nuestro cuerpo y sus espacios vitales. Frente a estos
primeros contactos, siempre había unx adultx diciéndonos que no,
que eso no se hace, asustándonos, sin darnos información.
La educación sexual que tenemos a lo largo de nuestra pubertad
es escasa, infantil, llena de estigmatizaciones, de mitos, de tabúes
y de silencio sobre todo de parte de lxs adultxs que deberían
acompañarnos.
Nuestra mirada en torno a las relaciones sexuales está muy
arraigada en lo que observamos o nos fue impuesto: una visión
puramente machista, pornográfica y falocéntrica.
Hemos ido aprendiendo a transitar los vínculos y la relación con
nuestro cuerpo desde lugares esterotipados, trillados, alejados de la
vulnerabilidad y del contacto, que pocas veces nos erotizan al estar
tan alejadas del verdadero disfrute y la autoexploración. Desde muy
pequeñas/xs hemos ido adoptando el silencio o la vergüenza frente a
nuestro pulso de investigarnos.
78
Nos alejaron de lo más vital e importante: el placer. Así que no
estaría nada mal si volvemos - o tal vez empezamos- a hablar de
sexualidad sin sentirnos exigidas/xs ni frustradas/xs.

Para iniciar una nueva mirada ante nuestra potencia podemos


decir que la energía vital, deseante sexual y creativa es una, es lo
mismo, es la gran energía/ combustible/ fuente de nuestro cuerpo,
de nuestro deseo y nuestro caldero. Si yo manifiesto mi deseo
haciendo aquello que me gusta o que necesito hacer -bailar, escribir,
dormir, respirar profundo, comer, llorar, putear, expresar el enojo-
mi cuerpo puede entrar en contacto con esa fuerza, con el disfrute, o
por lo menos con una escucha amable y más placentera.
Bajo la premisa de que la tensión es un emoción retenida podemos
reconocer que aquello que nos ayuda a ablandar, a aflojar lo rígido,
a dejar expresar lo que estaba ahí agarrado, también nos regala
un diálogo de goce y relajación. Podríamos entonces empezar a
resignificar la sexualidad, como la capacidad de habitar nuestro
cuerpo a través del placer, direccionando el fuego y el poder hacia
donde realmente el cuerpo necesita, donde se despierta y se siente
vivo.

No estamos hablando de situaciones romantizadas. Yo puedo


estar atravesando una situación emocional profunda, ansiedad,
depresión, un duelo, pero puedo acompañarme con herramientas
amorosas, dándome tiempo, permitiéndome expresar el dolor,
acompañada/x por vínculos o personas que me nutren y fortalecen.
Puedo abrazarme y liberar eso que lastima, de a poco y a mi tiempo,
desde aquellos apoyos que para mi son simbólicos y medicinales.
Al tejer este proceso sanador desde lo amable y lo placentero
también habito y construyo salud. Expresar nuestra fuerza vital
sexual deseante genera mayor bienestar, y eso a su vez, fortalece
nuestro autoestima y nuestra vínculo con el cuerpo físico, emocional
y energético.

79
UN POCO MÁS SOBRE NUESTRO GOCE

La hormona que fomenta y se despierta cuando nos conectamos


con espacios o estímulos placenteros es la OXITOCINA. Es activada
por la hipófisis, provocando las contracciones uterinas durante el
orgasmo, la excitación y el parto. Cuando el cuerpo está relajado y
disponible es fácil producir oxitocina naturalmente. Por ejemplo, si
estamos con amigxs y nos hacemos caricias o mimos, la oxitocina
está muy presente en nuestros cuerpos, generándonos una
sensación de confianza, de bienestar y relajación. Es la hormona del
amor, del contacto, de la tranquilidad, que se libera también durante
la lactancia fortaleciendo el vínculo madre-hijx.
La oxitocina se libera más fácilmente si se dan ciertas
circunstancias: contacto cálido físico, palabras amorosas, espacios
de contención, estados meditativos, llantos liberadores, ejercicios de
más yin, masajes en los pechos, abrazos y otros estímulos que nos
hagan sentir a salvo y cuidadas/xs.

Las hierbas y alimentos que nos ayudan en su producción pueden


ser: cacao, tomillo, artemisa, hierbabuena, romero, eneldo, salvia y
perejil. Un buen té oxitoso puede ser: jengibre, cardamomo, clavo de
olor, canela.

Los sentidos (gusto, olfato, tacto, sabor, visión) despiertos son


súper importantes para nutrir y fortalecer nuestro placer: qué
olemos, qué comemos, qué oímos, qué texturas tocamos o cómo nos
tocan, qué miramos y qué luces hay, son estímulos vitales para la
construcción de un estado gozoso. Y esto podemos llevarlo también
a nuestros días pre menstruales o menstruales que suelen ser los
más alejados al disfrute y a lo placentero (ya sea por el estigma
como por el dolor y la herida patriarcal en nuestros cuerpos): desde
cocinarnos algo rico, o tomar un té calentito en la cama, darnos un
baño o simplemente preparar nuestro contexto- hogar: aromas,
80
luces, temperatura, y todos los apoyos necesarios para sentirnos
contenidas/xs y dar lugar a la relajación.

Por el contrario, el cortisol es la hormona que inhibe la producción


de oxitocina. Esta hormona se activa, como en los demás mamíferos,
cuando nuestro cuerpo está ante una situación estresante, de
alerta, de peligro o en una emergencia. Sentimos miedo, nervios
y no hay posibilidad de relajación, nuestro cuerpo se prepara
para defenderse. Esta hormona es completamente saludable para
permitirnos sobrevivir en ese momento ya que activa nuestra
respuesta de huida - pelea.
Sin embargo, lamentablemente, es una hormona mucho más
presente en nuestra cotidianidad que lo que suponemos.
Esto se debe a que solemos sentirnos amenazadas/xs, ansiosas/
xs, en un constante estado de estrés por la hiper productividad,
la hiper estimulación del afuera, las exigencias, los ritmos y la
velocidad de nuestra cultura. Esto genera que los niveles de cortisol
estén elevados, con altas dosis de tensión que a su vez, inhiben la
posibilidad de crear un espacio placentero o relajado, fomentando
también la inflamación crónica y la des-regulación de nuestras
hormonas. Esto explica el hecho de que el estrés sea, hoy en día un
disruptor endocrino más.

Es importante registrar nuestro cuerpo al momento de ciclar,


poder darle espacio a las tensiones, poder reconocer ese estrés
interno, y poder darnos los permisos necesarios para no exigirnos
menstruar placenteramente o desde un lugar idealizado pero
si sabiendo que nuestro cuerpo tiene la potencia oxitosa para
acompañarnos si nos damos el tiempo de relajarnos, descansar
(como cada una/x pueda) y ayudar a que el cuerpo comprenda que
estamos a salvo, que no hay peligro a la hora de sangrar y viajar hacia
adentro.
También debemos tener en cuenta que para muchas personas
todo esto implica un nivel de privilegio enorme -el cual no poseen-,
81
y están atravesadas por muchísimas situaciones de vulnerabilidad y
marginalidad, por eso mismo, la mirada hacia nuestro ciclo también
necesita tener una perspectiva de clase, de género anti-clasista y
anti-racista.
Lo que acá abrimos es una posibilidad, un diálogo distinto,
sin la intención de generar ni estereotipos, ni exigencias, ni
romantizaciones. Cada cuerpo hace lo que puede, frente a su
contexto, su realidad y sus recursos, pero con información amable
compartida quizás algo de esto también puede transformar la
mirada y los apoyos que merecemos construir comunitariamente.

AUTOCUIDADO OXITOSO
y la fuerza creativa como curandera

Siendo personas socializadas como mujeres, todo en la sociedad se


fue acomodando de modo tal que pensemos y actuemos desde el lugar
de complacer a lxs otrxs, madres, padres, parejas y amigxs. Esa es otra
gran herida que aún hoy nos pesa muchísimo.
Todo nos hizo creer que no podemos hacer lo que realmente
deseamos, lo que anhelamos por miedo a no ser aceptadas/xs, a no ser
queridas/xs y ser rechazadas/xs. Complacernos es algo lejano. Tomamos
decisiones con miedo, solemos desvalorar nuestro trabajo y nuestro
talento, no confiamos en lo que vinimos a darle al mundo, y podría
seguir infinitamente este camino de desmerecimiento que nos caló
hasta los huesos.

Estos patrones y creencias que se forjaron también en nuestro árbol


genealógico, crean bloqueos energéticos y creativos a la hora de querer
vincularme con mi cuerpo, conmigo y mis semillas/deseos/proyectos.
Complacerme, hablarme con amor, darme el permiso para disfrutar
y conectarme con aquello que me motiva y me hace bien, a veces
suele ser un trabajo arduo para quienes estamos chipeadas/xs desde
el miedo y la culpa. Ni hablar de cómo todo esto afecta y destruye
82
nuestra autoestima: no nos consideramos capaces de tomar
decisiones, no nos arengamos, no terminamos de confiar, y no
creemos en lo zarpadas/xs, increíbles y potentes que somos.

¿Cómo llegamos a hablar de esto si estábamos hablando de


sexualidad? Justamente el vínculo con nuestro cuerpo, es nuestro
gran vínculo sexual, creador, nutritivo, fortalecedor, curandero.
No podemos percibir un cuerpo sexual, sin reconocer su potencia
creativa y vital, sin reconocer todo lo inmenso que hice, todo lo que
mi cuerpo y yo somos capaces de crear/ser/sentir.

Y aclaro que no nos define lo que hacemos, nos define lo que


somos en lo profundo, en nuestro interior. La creatividad y la
sexualidad, que al fin y al cabo nacen de la misma energía vital, no
tienen nada que ver con nuestra productividad y nuestro trabajo.
Podemos ser creativas/xs en nuestro proceso de sanación, en
registrar lo que sentimos, lo que necesitamos y hackeando los
discursos deshabilitantes, ahí también hay una potencia enorme.
Podemos no hacer, y empezar a sentir para también habilitar un
cuerpo respirado y presente en todo este camino de exploración.

Es vital resignificar el placer, el vínculo conmigo y mi fuego


creativo para que nada de lo que haga para mí misma/x, me pueda
dar culpa y sea reprimido. Aceptar que necesitamos un cuerpo
habitado con amor, con permisos, con goce. Somos merecedoras/xs
de cuerpos presentes, libres, llenos de disfrute, de vida, de energía.
Y necesitamos reconocer qué nos da placer para ser sinceras/xs con
nosotras/xs y con lxs demás. Es tan necesario respetar nuestros ciclos
orgánicos como respetar el goce y aquello que late en nuestro útero y
nuestros ovarios. Esto también crea salud.

El adoctrinamiento de nuestra sexualidad y la opresión hacia nuestro


placer son grandes heridas que llevamos en el cuerpo, en los úteros, en
nuestras vaginas y en la forma de vincularnos con nosotras/xs y con otrxs.
83
El volver a habitarlos desde nuestras necesidades profundas, nuestros
tiempos rítmicos y nuestra vulnerabilidad resulta sumamente importante
y vital para el ciclo menstrual ovárico y su salud. La posibilidad de
expresar nuestra energía vital sexual, respetando aquello que nos relaja
el sistema nervioso y el cuerpo, haciendo lo nos motiva/enciende así sea
dormir, llorar o comer; y la construcción de un placer menos exigente,
más posible y personal, fortalecen no sólo nuestra ciclicidad y nuestro
cuerpo energético y emocional, sino también nuestro cuerpo físico y
nuestro sistema hormonal nervioso e inmunológico.

Las prácticas de autocuidado nos habilitan un mapa oxitoso o por lo


menos, amable, sobre aquello que el cuerpo entiende que hoy necesita y
puede habilitarse.
No siempre podemos sostener hábitos que nos conecten con el disfrute,
no siempre tenemos tiempo y a veces mucho menos, posibilidades.
La idea de estas hojas es que cada una/x pueda trazar un plan de
autocuidado que hoy sea posible, sostenible y compasivo con nuestros
procesos, sin estereotipos, ni estructuras rígidas, ni lugares a donde llegar.
No hay formas correctas de vivenciar nuestro goce. A veces lo que
se nos presenta como obvio, o aquello que ni siquiera está visto como
“placentero“ puede ser lo más vital y nutritivo: llorar, putear, gritar, comer,
dormir, pedir un abrazo, llamar a una amiga, poner música, darnos un
baño calentito.
Todo lo otro, que se nos enseña que tenemos que hacer para
conectarnos con el placer, puede que a veces sea más exigencia que otra
cosa.
Hacer y exigirnos menos, a veces es más; y estar ahí respirándonos con
todo lo que hay, ya es un gran paso para nuestro cuidado y sostén.

84
LA SEXUALIDAD Y EL PLACER
en nuestros vínculos

Las formas de vincularnos y de compartirnos con un otrx que nos


enseñan desde la adolescencia (o incluso antes al estar en contacto
con estas imágenes desde pequeñas/xs a partir de películas, libros,
educación, familia), son básicamente heteronormadas, falocéntricas
y adoctrinadas, con la mirada puesta hacia complacer a lxs otrxs.
Nosotras/xs estamos atravesadas por informaciones y mandatos que
nos cosifican, nos invisibilizan, y explotan nuestro cuerpo en pos de
esa imagen sexual vincular. No nos olvidemos que el porno machista
y los medios de comunicación imprimieron por mucho tiempo la
imagen más devaluada y colonizada de una relación íntima donde
el sexo es puramente un acto genital, veloz, según los tiempos y las
fantasías de hombres cis.

Desde muy jóvenes nos preparamos para gustarle al otrx, para que
nos elijan, para que nos quieran y comenzamos a consumir lo que el
patriarcado nos vende para sentirnos lindas/xs y para sostener esa
imagen que creemos propia.

La atención, la escucha, el registro no está en lo más mínimo


volcada hacia nuestro interior, nuestro placer y deseo. A esta
sociedad patriarcal y capitalista no le sirve que llevemos la prioridad
a aquello que nos pasa, que nos investiguemos, que pongamos en
riesgo el orden establecido. No le sirve que queramos construir
nuevas formas de sanar, nuevas maneras de sentir placer y de
habitar nuestra sexualidad. Todo eso les da terror y prefieren seguir
alimentando los tabúes y las represiones antes que crear una forma
de vivir los vínculos más equilibrada, feminista y sostenible.

La construcción de una nueva mirada y una nueva forma sobre


cómo nos compartimos y habitamos el goce en nuestro cuerpo es lo
85
más revolucionario que podemos darnos. Al considerar nuestras
vaginas y úteros como espacios de poder, íntimos y personales
podemos decidir cómo compartirnos, con quién, en qué momento y
de qué maneras. Empezar a tener voz no sólo en nuestras decisiones
sino en la raíz de lo que hacemos con nuestro cuerpo, escuchando
también nuestra ciclicidad y sus ritmos, es una posible y potente
construcción de nuestra salud sexual.
Parece obvio pero no tenemos porqué estar con unx otrx si no
sentimos ganas, ni placer, y si no nos sentimos seguras/xs. Es
un acto saludable y emancipador dejar de poner nuestro cuerpo
al servicio de las otras personas y respetar lo que él necesita. No
tenemos porqué exponernos. No tiene por qué calentarnos lo mismo
siempre. No nos excita ni enciende lo mismo siempre. Y ante todo,
merecemos dejar de mirar nuestra sexualidad únicamente desde lo
penetrativo o desde el vínculo sexo afectivo.
Nos resulta vital crear nuevas miradas y diálogos en torno a lo
que necesitamos en los vínculos, reconociendo que no sólo nuestro
cuerpo y nuestro placer está en juego en una relación de pareja o
íntima sexual, sino también en nuestras amistades, nuestra familia,
nuestro entorno laboral y social.

¿Cómo construimos una vincularidad donde nuestro sentir,


nuestro goce y nuestro cuerpo puedan estar presentes y escuchados?
Cada relación que cocreamos dentro de nuestro contexto puede
habilitarnos diálogos gozosos, respetuosos y recíprocos, o por el
contrario, estresantes, ansiosos y exigentes.
Nuestra salud integral también se ve alterada y nutrida por aquello
que atravesamos en las vincularidades, y ni hablar de nuestro
cuerpo sexual y vital. Cuando somos escuchadas/xs, abrazadas/
xs, contenidas, hay un sistema nervioso relajado, y por lo tanto, un
cuerpo que puede estar más disponible, con menos tensión y miedo,
menos rigidez y mayor posibilidad de cuidado.

86
EL AUTOCUIDADO EN NUESTRA SEXUALIDAD

Como ya venimos diciendo, la sexualidad de manera individual


y colectiva está siendo resignificada, visibilizada, recuperada y
conquistando nuevos significantes para romper las barreras del
tabú, del silencio y la vergüenza.

Ya es un viaje inmenso habitar nuestra sexualidad como podemos


y sentimos, en el día a día, como para tener todo “sanado“, o
sabido y comprendido. Estamos en un camino que es infinito, y en
nuestras diferentes etapas todo lo que creíamos haber entendido
seguramente se ponga en crisis otra vez para llevarnos más profundo
o más cerca de lo que queremos / necesitamos.
Nuestros deseos, pulsos, cuestionamientos mutan así como muta
nuestro entramado físico, sexual y creativo. Todo esto también cicla,
crece, aprende.

Es necesario también en medio de todo este movimiento, poder


darnos el permiso para que la forma de vivir nuestro cuerpo en los
vínculos sexo afectivos cambie también, o se ponga en jaque cada
tanto: posiblemente lo que sentía hace unos años con tal pareja
sexual, no sea lo mismo que lo que me calienta o excita hoy.

Tenemos una idea de vínculos o parejas sexuales también llena de


ideales, estereotipos, exigencias, dinámicas y un sinfín de mandatos
impuestos que muchas veces nos apropiamos por miedo: como
si no pudiese haber una sexualidad vulnerable compartiéndose
así, herida, o sanando, sin dar nada por sabido, escuchándose,
disponible, blanda.
¿Qué nos pasa cuando lxs otrxs se presentan así?
¿Qué me pasa a mi cuando pienso en compartirme así?

Es completamente lógico que se nos armen corazas, estrategias,

87
patrones y creencias para no mostrar lo herido, pero irónicamente,
quizás la sexualidad sea eso: lo más humano, frágil y poderoso, así
como aquello erógeno y sensible que puede abrirse o resguardarse
según los estímulos que recibimos.
El placer conquistado es parte fundamental de nuestra sexualidad,
y por eso al compartirnos es importante saber qué nos gusta, de
qué formas, a qué ritmo, en qué momentos. Para poder abrirnos
corporal, física, emocional o energéticamente hacia una otra
persona, quizás debamos aprender a viajar hacia adentro para no
perder nuestro deseo- goce y para comunicar el sentir, el dolor o el
límite.
Antes de seguir investigando en estos temas te recomiendo que
leas / sigas / mires la investigación y los talleres de @laboratorio.
micelio el espacio co-creado por Jes Ferro y Ale Somas donde
trabajan los vínculos, el miedo y la comunicación afectiva.

La exploración también puede ser conjunta entre mi cuerpo


y mis vínculos: los sexo afectivos y los de amistad o íntimos. Mi
cuerpo no sólo se activa sexualmente en un determinado momento
(genital o erótico), sino que todo el tiempo está viviendo emociones,
displaceres, incomodidades, disfrute, y todo este tejido es parte de
mi corporalidad y mi potencia oxitosa.
Yo voy creando espacios para respirarme, para compartirme,
para habitarme desde dónde puedo según el momento, el espacio,
y según las personas que me acompañan y abrazan: eso también
puede ser un refugio seguro para mi autoconomiento.

Ahora si, es momento entonces de empezar a profundizar en


nuestros espacios sexuales y erógenos cuando comparto mi cuerpo
con otras personas o conmigo misma/x.
Vamos a tomar el término “estar calientes“ para reconocer lo
importante no sólo de nuestro deseo, sino también de la anatomía
88
vulvar y vaginal y su salud.
Estar calientes se lo asignamos no sólo a cuando estamos
enojadas/xs, sino también cuando estamos excitadas/xs, cuando
algo nos enciende, y sobre todo al estar vivas/xs, despiertas/xs.
Lo mismo pasa con nuestra vulva y el canal vaginal: en nuestra
sexualidad es una buena señal cuando sentimos que estamos
calientes, mojadas/xs, excitadas/xs. Estar calientes es lo más vital y
necesario para nuestro cuerpo: nos da un montón de información de
aquello que estamos recibiendo ya sea de nosotras/xs mismas/xs o
de otras personas.
Estar calientes también puede ser sinónimo de una vagina
estimulada y húmeda. El calor además nos habla de que nuestra
sangre circula bien por nuestro cuerpo, que podemos estar más
conectadas/xs con la relajación y que nuestro útero no va a vibrar
espásticamente o con dolor, ya que el calor es una medicina que
suaviza sus fibras musculares y ablanda las posibles tensiones.

Tenemos un clítoris únicamente para darnos placer. Y tenemos las


glándulas de Anarcha y las de Lucy y Betsy, que están presentes para
nuestra excitación, lubricación y eyaculación. Toda nuestra cavidad
vulvo vaginal está preparada para sentir y recibir placer. Y ya saber
esto es un montón para nuestra sexualidad.

La lubricación, se activa cuando estamos calientes a partir de los


estímulos erógenos que fuimos recibiendo, y es ultra necesaria para
cualquier tipo de contacto en nuestra vagina. Si no estamos calientes
y lubricadas/xs, frente a una penetración puede haber fricción e
irritación en las paredes vaginales.
Esto es vital para comprender la necesidad de respetar nuestros
tiempos de excitación, ya que muchas veces pensamos que algo
funciona mal en el cuerpo cuando en realidad lo que recibimos de
lxs otrxs no despierta nuestra potencia erógena ni oxitosa como para
encendernos como nos gustaría.

89
Nuestra excitación tiene su propio tiempo, de aproximadamente
entre 20 a 30 minutos, según cada cuerpo, necesitando de una gran
estimulación. El contacto debe ser de la forma y al ritmo que cada
una/x necesite. Y podemos primero averiguarlo nosotras/xs para
poder enseñarle a lxs demás cómo nos gusta ser tocadas/xs: no hay
parámetros establecidos, no hay maneras correctas, no hay una sola
manera de calentarnos, cada cuerpo es distinto, y nada es juzgable.
Lo que nos enciende nos da información de nuestra potencia y
nuestra sexualidad y eso no debería darnos vergüenza ni rechazo.

No es recomendable que seamos penetradas/xs si no estamos


lubricadas/xs, relajadas/xs, seguras/xs, cómodas/xs, ni calientes.
No es un trámite compartirnos con otra persona y poner el eje en
todo este tiempo propio también nos ayuda a quitar del eje a la
penetración como única alternativa gozosa: nos hicieron pensar que
la “previa” era sólo eso: algo rápido que podía pasarse por alto para
estimularnos e ir directo al “acto sexual“, cuando en realidad puede
ser alto espacio-tiempo exploratorio oxitoso y potente creado juntxs.

Si hay penetración sin estar mojadas/xs es posible que se produzca


una fricción, y por lo tanto, que haya irritación o inflamación vulvo
vaginal. No merecemos terminar una relación sexual con vaginas
inflamadas, rojas o irritadas. Por eso mismo: nos necesitamos
calientes, mojadas/xs, vibrantes y es urgente construir una
sexualidad donde la salud esté siendo escuchada y cuidada y
nuestros espacios sexuales puedan estar activos guiándonos.

*Como una pequeña ayuda en caso de que hayas sostenido una


penetración donde sentiste fricción, o no estabas lo suficientemente
lubricada/x, y ves enrojecimiento o inflamación podes lavarte la
vulva SOLO con agua y hacer pis post relación sexual. Más adelante
detallaremos otros apoyos que también pueden comenzar a
acompañarte.

90
Ni nuestra potencia oxitosa, ni nuestros vínculos sexo afectivos
están alejados del entramado enorme de nuestra salud: son parte de
ella aunque nos hayan alejado tanto de estas nociones.
Justamente la falta de educación sexual (y menstrual) acalla la
posibilidad de preservar nuestra salud sexual en pos de nuestro
bienestar físico, mental y emocional como si fuera algo separado.
Una nueva visión sobre cómo habitar nuestro cuerpo y nuestros
centros sexuales erógenos dentro de los vínculos sexuales y en el
vínculo con nosotras/xs mismas/xs necesita estar conectado con la
salud y la información emocional, energética y sensible que habita
en esos espacios.

Los cuidados de la vulva, el canal vaginal y el cuello del útero


deberían aparecer antes que todo, para sabernos, conocernos
y cuidarlos, ya que en las miradas patriarcales sobre nuestras
relaciones sexuales son espacios que no están priorizados y que,
casualmente sufren desequilibrios o desbalances por esa falta de
información.

Si bien en la ginecología, muchas de las patologías como la cándida


y las vaginitis, son naturalizadas, y medicalizadas rápidamente no
hay detrás del tratamiento, una comunicación ni contención para
brindarnos las herramientas necesarias de cuidado vulvo vaginal.

Ya profundizaremos sobre los posibles desequilibrios que puede


vivenciar nuestra pelvis, pero es importante reconocer que están
íntimamente relacionados con nuestras defensas, con nuestras
emociones, con nuestra alimentación, nuestro descanso y sobre todo
nuestra sexualidad y nuestro goce.

Las mujeres y las disidencias fuimos lxs más silenciadxs y


adoctrinadxs cultural, física, espiritual, sexual, y emocionalmente.
Pero paradójicamente, las personas con vulva son las únicas que

91
tienen un órgano que funciona exclusivamente para sentir placer: el
Clítoris. De hecho hoy en día, en diferentes países de Asia y África se
siguen practicando las ablaciones de clítoris como forma de castigo
o para adoctrinar y alejar del placer a un montón de niñas y mujeres.
(Lo mismo que nos muestran en El cuento de la criada de Margaret
Atwood donde las mujeres sólo son vistas como máquinas de
reproducción y su placer y libertad deben ser silenciados y
castigados: bueno, la realidad otra vez, supera la ficción).

Volviendo al clítoris, sólo percibimos una parte de su totalidad:


el “glande” y su capuchón por arriba de la uretra. Pero tiene
una longitud de 7 a 10 cm aproximadamente con muchísimas
terminaciones nerviosas, y sus brazos rodean las paredes vaginales
(es por esto que nos hicieron pensar que la penetración por sí misma
da placer): el orgasmo y la excitación se originan desde este órgano
repercutiendo en toda la cavidad pélvica, llegando a las mareas
oxitosas en nuestro útero.

Es importante reconocer que nuestra vulva, nuestra próstata (*),


el clítoris y nuestras glándulas son órganos y espacios con una alta
potencia placentera, así como lo son muchos de los puntos erógenos
en nuestro cuerpo. Es una ruta que merecemos caminar, recorrer,
recuperar y hacer vibrar nuevamente.

Recordemos finalmente y por última vez que la penetración en


nuestra vagina no es lo que genera placer per-se y esto derriba
la mirada falocéntrica y penetrativa. Lo que si nos excita es el
entramado de estimulación en el clítoris y en todas las otras zonas
erógenas que están esperando ser descubiertas.

(*) Para saber más recomendamos “Coño Potens“ de Diana Torres.

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DESEQUILIBRIOS VULVO-VAGINALES

Algunos desequilibrios en nuestra vagina o nuestra vulva también


ocurren por un desbalance en nuestro ph.
Nuestro flora vaginal suele tener un ph de 4,5 (aproximado, cada
una tiene su propia mucosa y ph) y puede ser afectada por:
• Contacto excesivo con el semen: más allá de acabar adentro o
afuera, el semen tiene un ph de 9 aproximadamente, mucho más
alcalino. Si estuvimos mucho tiempo en contacto puede afectar
nuestro ph. Recomendamos siempre después de una relación sexual,
hacer pis y lavarnos con agua.
• El uso de preservativos con látex y otros componentes químicos.
• Si no estamos lo suficientemente lubricadas, o «calientes»,
nuestra vagina puede estar seca todavía. Si hay penetración con
fricción nos puede generar irritación en la mucosa.
• Un consumo excesivo de alimentos inflamatorios, azúcares y
ultra-procesados pueden repercutir en la microbiota vaginal.
• Las defensas bajas, las situaciones de estrés, o de depresión.
• El uso de ropa interior con telas con mucha lycra y poco algodón,
como por ejemplo el encaje. El uso de jean o pantalones muy apretados.
La vagina estar en contacto con texturas livianas que le permitan
respirar.
• El uso de toallitas desechables, tampones, jabones o geles para
la «higiene vaginal». La vagina está limpia de por sí, y su olor es
completamente natural. Es parte del patriarcado hacernos creer que no
somos limpias/xs.
• El consumo de antibióticos y la pastilla anticonceptiva puede
alterar las bacterias de nuestra mucosa.
• La depilación. La cera y otros métodos invasivos pueden generar
irritación, enrojecimiento o quemaduras.

El uso de yogur natural ayuda a la restauración de nuestra flora.

93
Podemos ponernos por 5 a 7 días con una jeringa (sin aguja) adentro
de la vagina, depositar el yogurt y estar acostadas/xs por 20 minutos
o una vez que nos vamos a dormir.
También se recomienda dejar respirar a la vulva un rato por día,
sin bombacha, para que esté en contacto con el aire. Es ideal dormir
sin ropa interior en estos casos o usar ropa de algodón y amplia.

En las próximas páginas veremos en profundidad algunas sintomatologías


y sus apoyos. Estos preparados herbolarios están detallados en la sección
MEDICINA HERBAL, al final del libro.

CANDIDIASIS VAGINAL

La Cándida existe de por sí en las mucosas de nuestro cuerpo (en


el tracto digestivo y vaginal), pero cuando hay un desequilibrio en el
ph vaginal -por las causas que antes mencionamos-, los lactobacilos
no desempeñan su tarea correctamente y este hongo superpobla
nuestra mucosa generando un exceso llamado candidiasis.
Signos: Aparece un flujo blanco (más cremoso o cortado). Hay
mucho ardor y muuuucha picazón. Hay irritación e inflamación
vulvar y vaginal que puede generar enrojecimiento.

Formas de acompañar:
• Óvulos naturales de aceite de Coco con Caléndula (anti-
bacteriana, cicatrizante) y Tomillo (antifúngico y antiséptico).
También pueden ser de Hamamelis y Tomillo. Se recomienda usarlos
por 7 noches seguidas.
• Baños de asiento fríos con Caléndula, Llantén o Tomillo.
• Yogur Natural neutro (aplicado en la vagina) para recuperar el ph,
y luego estar 20 minutos acostadas/xs. Pueden hacerlo 1 vez por día
durante 3 días luego del uso de óvulos.
• Lavados Vaginales para la picazón: 1 cucharada de vinagre de
manzana por 1 taza de agua.
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• 1 Gotita de Aceite Esencial de Árbol de Té en la bombacha.
• Evitar todo lo que desequilibra el ph.
• Evitar las relaciones sexuales hasta que sanemos.

Otros apoyos
• Evitar el consumo excesivo de azúcares, fermentos, levaduras y
lácteos vacunos que pueden aumentar la producción del hongo.
• En el caso de que sea crónico podemos ayudar evitando los
factores que desequilibran el ph y reforzando nuestro sistema
inmunológico a través de algunas infusiones, cuidados, descanso y
hábitos saludables que fortalezcan nuestro cuerpo físico emocional.

VAGINITIS

Las Infecciones son desequilibrios producidos por algún agente


patógeno externo que entró a nuestro organismo ya sea por
transmisión sexual -u otro contacto- y a partir de una mucosa
vaginal debilitada o frágil (por algún desbalance previo en la flora).
Siempre es mejor ocuparnos primero de la salud de nuestra mucosa
y su cuidado para prevenir la colonización de estos patógenos.
Las vaginitis más conocidas pueden deberse a la bacteria Clamidia
o a los parásitos Tricomonas. Las infecciones nos generan ardor,
picazón, irritación, dolores vaginales debido a la inflamación, dolor
en las relaciones sexuales. La vagina suele estar enrojecida y sensible.
El flujo suele ser amarillento en caso de Clamidia y verdoso/ grisáceo
en caso de Tricomonas. Cuando se trata de este parásito, la vulva
y vagina suelen tener puntitos rojos, (el pene también puede tener
puntos rojos), y hay mal olor en el flujo (olor putrefacto o a pescado).

Es necesario que nuestra pareja sexual también acompañe y siga


un tratamiento. Tenemos que darnos el tiempo necesario para
acompañar el proceso de sanación.

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Apoyos herbolarios que nos acompañan:

• Óvulos naturales de aceite de Coco a partir de macerados de


Caléndula y Romero o Salvia (para la Clamidia) o de Caléndula y
Jarilla (si es Tricomonas). Se recomienda sostener un proceso de 3 a 7
noches.
• Lavados vaginales: 1 cucharada de vinagre de manzana
por 2 tazas de agua. Se recomienda 1 sólo lavado por ciclo.
También pueden ser con algunas gotitas (entre 15 y 20) de alguna
tintura madre cicatrizante, antiinflamatoria, anti-bacteriana o
antiparasitaria.
• Baños de asiento fríos/tibios de: Salvia, Caléndula, Tomillo,
Llantén o Jarilla. Se puede utilizar la hierba seca y que la vulva esté
en contacto con esa agüita por un rato. Se recomienda a la mañana
para activar la circulación pélvica.
• Óvulos de arcilla (caolín) o de aloe vera.
• 1 gota de Aceite Esencial de Árbol de Té en la bombacha.
• Evitar todo lo que desequilibra el ph.
• Podemos tomar algunas infusiones de Equinácea, Uña de Gato,
Cúrcuma o Ajo para fortalecer el sistema inmunitario en caso que
sea crónico (más de 2 o 3 ciclos repitiendo los síntomas).
• Tratar de alimentarnos nutritivamente, descansar y sostener
hábitos conscientes y saludables para que se fortalezca nuestro
cuerpo y nuestras defensas. De esta manera, la mucosa vaginal y la
microbiota intestinal también se refuerzan y combaten mejor a estos
organismos.

No se recomiendan vapores vaginales ni baños de asiento calientes


ya que pueden acrecentar el enrojecimiento y la irritación de la zona
vulvar vaginal.

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LA HERIDA SABIA
posibles desequilibrios
cíclicos y menstruales

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98
Ninguno de estos desequilibrios es una enfermedad, en todo caso,
los malestares, los dolores y cualquier desbalance en los ciclos y en
la menstruación, nos trae información que necesitamos escuchar
y prestarle atención para poder transformar y mejorar la forma de
habitarnos y de cuidar nuestro cuerpo cíclico.

Así como necesitamos respetar los ritmos de la tierra para


conservar su fertilidad y toda la vida que nutre, también es necesario
reconocer que la ciclicidad es propia de nuestra salud hormonal
y ese entramado vital del que tanto hablamos. El cuerpo siempre
está dándonos señales para hablarnos de cómo está y qué necesita
para sus procesos. Registrar todas sus informaciones, escucharlo,
empezarnos a dejarnos guiar por su saber y sus signos es un gran
comienzo para la autogestión de nuestra salud, entendiendo
que juzgándolo por lo que nos cuenta sólo sigue perpetuando las
dinámicas patologizantes e invisibiliza su potencia sanadora.

El cuerpo habla, y hasta nos grita para que empecemos a


recordarlo, sentirlo, abrazarlo, en vez de exigirle que “funcione“
como si fuera una máquina aislada de su contexto emocional,
espiritual, vincular y cultural.

Vamos a viajar por los desequilibrios más comunes, sus signos,


sus síntomas, las posibles causas, así como también algunos apoyos
herbolarios y amables para acompañarnos: éstas son recopilaciones
de herboristas, terapeutas, de mi propia experiencia, de libros
yuyeros y forman parte de los botiquines populares ancestrales
naturales holísticos e integrales para el bienestar de nuestros ciclos.
Aclaramos que para saber qué nos está pasando primero
necesitamos un diagnóstico por parte de un profesional, nada de
lo que veremos en las próxima páginas reemplaza un tratamiento
médico. Y pueden consultarle a su ginecólogx de confianza en caso
que quieran complementar los cuidados.

99
DISMENORREA

Se llama así a las contracciones espasmódicas que suceden en el


útero durante la menstruación. Son dolores intensos que muchas
veces nos obligan a parar con nuestra actividad cotidiana. El llamado
“dolor de ovarios“ no existe: lo que duele es nuestra matriz al
momento de contraerse para entregar la sangre.

Las causas posibles son varias: puede deberse a un exceso de


prostaglandina en sangre, causado por el alto consumo de lácteos de
origen animal, lo que genera mayor inflamación y dolor. También
puede haber un estancamiento en el hígado. Este órgano ayuda a
regular al útero y podemos fortalecerlo desde una alimentación
antiinflamatoria, abandonando productos llenos de químicos y
toxinas y trabajando con nuestros enojos y con las emociones que
necesiten ser liberadas. Como ya vimos, un hígado alterado o una
microbiota intestinal debilitada pueden no estar eliminando los
estrógenos como es debido, y al reabsorberse se produce un exceso
de estrógenos en nuestro organismo lo que desencadena mayor
inflamación, mayor producción de tejido endometrial y por lo tanto,
más dolor al menstruar. Otra causa posible es un exceso de frío en
la matriz: cuando tomamos frío desde las lumbares, los pies o el
vientre, llega al útero contrayéndolo y generando contracciones más
agudas y la presencia de coágulos.
El útero también puede estar rígido o tenso por la falta de
relajación en la pelvis y eso contribuye a la contracción espástica
(pueden leer más sobre este tema en los libros de Casilda Rodrigañez
Bustos).
Sugerimos también indagar qué significa para nosotras/xs
menstruar, con qué lo relacionamos, cómo era para nuestro linaje
este momento, o si podemos escuchar y darle espacio a lo que nos
está pidiendo el cuerpo en estos días: ya sea desde lo emocional,
desde lo físico o lo mental.
100
A veces es muy difícil debido a la sociedad hiper productiva en la
que vivimos pero es un gran paso para nuestra salud poder darle
lugar a todo lo que aparece en nuestro cuerpo a la hora de sangrar:
resistencias, miedos, memorias, creencias, dolores, incomodidades.
No es fácil y muchas veces no tenemos las herramientas pero ya
abriendo espacio para el dolor en vez de querer silenciarlo estamos
haciendo un gran trabajo para nuestro útero.
La menstruación forma parte de nuestros procesos sexuales, por
lo tanto muchas emociones también pueden aparecer en estos días:
enojos, tristeza, desgano, irritabilidad. Y aunque la cultura detesta
las emociones no tan “felices“, es medicinal para nuestros cuerpos
que podamos darnos el espacio-tiempo necesarios para expresar
y respirar aquello que estuvimos reprimiendo o escondiendo para
poder seguir nuestra vida y cotidianidad, pero que estaba ahí
esperando ser visto y validado.

Ser compasivas/xs con nosotras/xs es un gran paso frente al dolor:


no debemos normalizarlo aunque en esta sociedad es común y hasta
coherente que nos duela el útero estando expuestas/xs a los ritmos
lineales que acallan nuestra necesidad de reposo o descanso.

* La dismenorrea es uno de los síntomas que forman parte de la


endometriosis: en este caso los dolores son muy agudos, pueden
durar hasta varios días. Merecemos por parte de la medicina un
diagnóstico temprano para saber cómo acompañarnos y habitar
un tratamiento integral y dejar de minimizar y silenciar este
desequilibrio que puede tardar hasta 10 años en ser identificado.

Apoyos y medicinas que nos acompañan:

Podemos acompañar estos dolores con infusiones y algunas


herramientas días antes de nuestro sangrado. Si el primer día del
ciclo queremos tomar algo para que nos calme el dolor, quizás sea un
poco tarde, ya que las plantas no tienen una acción instantánea
101
sino que necesitan un proceso. Por eso recomendamos entrar en
contacto con alguno de estos apoyos días antes de menstruar.

• Manzanilla, Sauce o Milenrama: son desinflamantes y relajantes,


especialmente los dolores en nuestra matriz. Podemos tomar
infusiones días previos.
• Caléndula y orégano: actúan como desinflamantes y
antiespasmódicos. Ideal para infusiones.
• Melisa: nos relaja y ayuda emocionalmente. Es un gran
antidepresiva y también trabaja el estancamiento en el hígado.
• Cúrcuma: Ayuda a reducir los niveles de prostaglandina que
generan dolor, es también una gran antiinflamatoria.
• Lavanda: es relajante, y descongestiona nuestro corazón y
las emociones allí guardadas. Podemos utilizarla en aceites para
masajes, en almohadillas o con aromaterapia.
• Tisana oxitosa: Jengibre, Canela, Clavo de Olor y Cardamomo.
Es ideal para el exceso de frío en la matriz, es antiinflamatoria y
antiespasmódica.
• Abandonar las toallitas desechables y tampones llenos de tóxicos.
• Cuando hay mucho dolor de cabeza, se recomienda bajar la
actividad mental, podemos acompañarnos con alguna almohadilla
con hierbas (en especial Lavanda) en nuestra cabeza o en los ojos.
• Los orgasmos nos ayudan a combatir el dolor.
• Podemos sumar calcio y magnesio en nuestra alimentación.

102
OTROS DESEQUILIBRIOS RELACIONADOS
con nuestra menstruación

METRORRAGIA

Suele llamarse a las pérdidas por fuera de la fase menstrual, en


otros momentos del ciclo. Puede ser un sangrado que aparece en la
ovulación (spotting) propio de ese proceso, o en la fase lútea. Podría
deberse a subidones o bajones hormonales tanto de estrógeno como
de progesterona, aunque a veces puede estar acompañando otro
desequilibrio de base.

MENORRAGIA

Son llamadas así, las menstruaciones muy abundantes. Pueden


suceder por un exceso de estrógeno, por problemas con la tiroides
(hipotiroidismo) o por desequilibrios en la coagulación. Muchas
veces viene acompañando una endometriosis. Se recomienda
no consumir lácteos de origen animal y reforzar nuestro cuerpo
consumiendo alimentos ricos en hierro luego de nuestros sangrados

AMENORREA

Se llama así a la ausencia de sangrado luego de aproximadamente


90 días sin menstruar (durando a veces hasta varios años). Puede
suceder por causas ováricas donde se presentan ciclos anovulatorios:
no hay ovulación y por lo tanto tampoco se produce progesterona
ni menstruación. Esto puede deberse a un desbalance hormonal
o hipofisiario (por la presencia de disruptores endocrinos o de un
estrés crónico por ejemplo). Es vital observar todo el entramado
orgánico: el descanso, la alimentación, las defensas, las emociones
para poder ayudar a que nuestra actividad endocrina recupere su
103
ritmo saludable.
Otra de las causas posibles es el exceso de entrenamiento o
actividad física, una nutrición deficiente, o poco descanso: en
cualquiera de estos casos el cuerpo necesita energía, carbohidratos y
grasas saludables para poder ovular y ciclar. Si no nos alimentamos
bien, si estamos cansadas/xs o si usamos todo el combustible
energético para nuestra actividad física (o entrenamientos
intensivos) no hay resto para los otros procesos metabólicos del
cuerpo, y el estrés puede estar hablándonos debajo de todo ese
desgaste.

Posibles apoyos:
• Infusiones o tintura madre de Caléndula, Regaliz u Hojas de
Frambueso pueden ayudarnos a regular nuestros ciclos.
• Se recomienda estar expuesto a la luz natural, y en momentos
donde deberíamos ovular dormir con una lámpara cerca. La luz nos
ayuda a regularizar nuestra ovulación.
• Es importante llevar una alimentación sana, nutritiva, rica en
carbohidratos y grasas saludables para fomentar nuestra ovulación.
• Para calmar el sistema nervioso podemos tomar infusiones o
tinturas madres de Pasionaria, Valeriana, Tilo, Manzanilla o Cedrón
antes de irnos a acostar para ayudar al cuerpo a relajarse.
• Si realizamos actividad física o entrenamientos que nos exigen
mucha energía, podemos tener en cuenta alimentarnos mejor, y no
ser tan exigentes sobre todo cuando nuestro cuerpo no tiene tanta
energía o necesita descansar; en ese caso podemos realizar quizás
actividades más yin o relajantes.
• Es súper importante como ya vimos anteriormente evitar
aquellos productos de higiene que contienen tóxicos o químicos así
como los alimentos ultra-procesados o transgénicos para que no
generen interrupciones en nuestra actividad endocrina.

104
ENDOMETRIOSIS

Se llama a la producción de tejido menstrual por fuera de la Útera.


Es un desequilibrio hormono dependiente, donde los niveles de
estrógenos tienen una gran influencia. Puede producirse sobre
todo en la cavidad pelviana, en los ovarios y los intestinos -aunque
pueden desarrollarse en otros espacios-. Puede venir acompañado
de mucho dolor menstrual, o durante el ciclo, dolor en las relaciones
sexuales y menstruaciones abundantes. Es un desequilibrio
inflamatorio de todo el cuerpo, no sólo del útero, ya que el sistema
digestivo, el sistema nervioso y nuestras defensas también podrían
estar involucrados. Casi siempre tarda mucho en ser diagnosticado,
y la medicina hegemónica no tiene apoyos amorosos y respetuosos
para acompañarlo, por lo que suelen recomendar pastillas
anticonceptivas.

Todavía queda demasiado por investigar pero podemos decir que


es importante reconocernos cíclicxs, no desde la romantización, sino
desde lo físico y lo emocional, para entender que no podemos tomar
como propio los ritmos que nos impone este sistema. Reconocer
que necesitamos prestarle atención a nuestro cuerpo, y necesitamos
tratamientos que realmente nos sostengan con respeto, cuidado, y
nutrición, sin llevarnos a lugares de más exigencia, culpa y crueldad.

Recomendamos profundizar en este tema a partir de libros como


“Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer” de Christiane Northrup, o
“Mi Sangre“ de Elise Thièbaut o “Cómo mejorar tu ciclo menstrual“
de Lara Briden (todo están en la lista de bibliografía sugerida).
Y nuestra amiga Iara Vilardebó y su newsletter audiovisual
llamado DESMADRE, que lo encuentran en youtube y habla en
primera persona de su experiencia con endometriosis.

105
Posibles apoyos y algunas plantas

• Evitar el consumo de azúcares, alcohol, harinas refinadas y ultra-


procesados.
• Consumir más cantidad de alimentos integrales, legumbres,
cereales, alimentos ricos en vitaminas, minerales y magnesio.
• Reducir, en la medida que se pueda, los niveles de estrés a partir
del descanso y de espacios relajantes y placenteros.
• Apoyos como la acupuntura o ejercicios yin pueden ayudarnos
a reestablecer nuestra energía vital y desbloquear la tensión y la
inflamación.
• Registrar y mejorar la salud de todo nuestro sistema digestivo,
depurándolo y ayudando a reducir la inflamación: una gran
herramienta es reforzar la microbiota intestinal y trabajar con la
salud de nuestro hígado.
• Es necesario darle espacio a la emocionalidad, abandonar las
prácticas exigentes e hiper productivas con nosotras/xs mismas/
xs y encontrar espacios o actividades que nos motiven, relajen y
fortalezcan.
• La Milenrama, en infusiones o tintura madre acompaña muy
bien los dolores y los sangrados abundantes.
• La Consuelda o el Hamamelis también acompañan el dolor. Y la
Bolsa de Pastor nos ayuda a reducir los sangrados abundantes.
• Podemos aplicar cataplasmas de arcilla en el vientre con aceite
esencial de Manzanilla, o Lavanda, o Romero.
• El CBD ayuda muchísimo en la relajación del sistema nervioso y
los dolores, así como con la inflamación.

(Cada hierba o apoyo necesita ser estudiado para cada caso


en particular y no podemos pasar por alto la necesidad de un
diagnóstico y de los acompañamientos que consideremos
necesarios).

106
CICLOS IRREGULARES
deconstruyendo mitos

Uno de los desequilibrios más comunes (pero no necesariamente


normales) es la irregularidad en los ciclos. Y aquí primero
tenemos que romper con un estándar establecido por la medicina
hegemónica: nuestros ciclos no tienen por qué durar 28 días
todos los meses. Esta es una medida de tiempo establecida donde
ovulamos aproximadamente cerca del día 14 del ciclo, pero en
realidad nuestra salud y nuestra ovulación puede varias según todos
los factores vistos ya anteriormente. Las fases también pueden tener
diferentes duraciones en los ciclos por estos mismos motivos.

Lo importante a tener en cuenta es que podemos hablar de


irregularidad en tanto y en cuanto un ciclo dure 20 días, el otro
dura 40, el otro 32, y así a lo largo de varios ciclos, y en todos ellos
podemos registrar si ovulamos o no porque eso también nos va a dar
un montón de información de nuestra salud.
En caso que tengamos ciclos de 32 días, o de 26 días y sean así
regularmente: no somos irregulares, nuestro cuerpo tiene ese
ritmo orgánico y no tenemos por qué imponerle una regla estándar
médica.
Podemos tener en cuenta registrar que nuestros ciclos no duren
menos de 21 ni más de 37/ 40 días por que ahí podemos estar
teniendo otros desbalances hormonales o ciclos anovulatorios.

Otros factor a tener en cuenta es que después de ciertas


situaciones o procesos en nuestra vida que son de índole emocional,
físicos o energéticos (cuando nos enfermamos, cuando estamos
acompañando un ser querido enfermo o viviendo duelo, si
viajamos y se nos cambia el huso horario, si atravesamos un evento
traumático, etc), nuestro cuerpo va a necesitar tiempo para re-
acomodarse y volver a usar su energía para ciclar y avisarle a todo
107
el organismo que estamos bien. En todas estas ocasiones el cuerpo
utiliza la energía que tiene para sobrevivir y para resolver lo urgente.
En casos de mucho estrés, al activarse el cortisol y la adrenalina, los
procesos hormonales cíclicos pueden verse desfasados o alterados.
Y por esto mismo es importante darnos el espacio necesario para
que todo se acomode, y saber que a veces el cuerpo tiene su propio
tiempo de sanación para volver a equilibrarse que no es el mismo
que el de la cabeza.

En estos casos pueden aparecer tanto amenorreas como


irregularidades, y siempre es mejor si estamos siendo acompañadas/
xs emocionalmente para que algo de toda esa tensión se ablande
y nuestro cuerpo tenga herramientas para habitar el trauma, esa
herida o ese cambio importante.

Y si bien, los apoyos que podemos gestionar tienen que ver


más con ese período de volver a nuestro ritmo cotidiano, a
sentirnos seguras/xs, a recuperar hábitos saludables, a descansar,
alimentarnos nutritivamente y darle espacio a las emociones,
podemos contar con algunas plantas que nos acompañan a
regularizar y recuperar el ritmo cíclico hormonal.

Algunas plantas emenagogas que nos ayudan a re-equilibrar el


ritmo son:
• Caléndula
• Manzanilla
• Regaliz
• Poleo
Otras:
• Hojas de Frambueso (es una reguladora hormonal que nos
acompaña a recuperar nuestro ritmo después de algún proceso
estresante físico o emocional que hayamos atravesado)
• Salvia (es una planta con acción fitoestrogénica, por lo tanto
nos acompaña en la primer parte del ciclo en caso que haya un
108
exceso o falta de estrógeno, ayudando así al proceso ovulatorio).
Contra-indicaciones de la Salvia: no tomarla si estamos tomando
medicación o en caso de atravesar episodios de epilepsia.

SÍNDROME PRE MENSTRUAL


la herida patriarcal

Uno de los desequilibrios más conocidos es el Síndrome Pre


Menstrual (SPM). Puede presentarse a través de cólicos, dolores de
cabeza, dolores pélvicos, dolores lumbares, angustia, irritabilidad,
ansiedad, frustración, pérdida de energía, enojo, sensibilidad en las
tetas, depresión, insomnio y cambios de humor durante esta fase.
Para poder profundizar en esta “patología“ tenemos que
comprender que a nuestro cuerpo no le da lo mismo vivir en una
sociedad explotadora, llena de estímulos, de exigencias y actividades
que no te permiten estar pre menstrual, ni triste, ni cansada/x, ni
enojada/x. Es muy alto el precio que pagamos por ciclar dentro de
un sistema que silencia lo cíclico, lo sensible y lo emocional.

Cuando la progesterona se activa luego de ovular, el sistema


nervioso comienza a relajarse, y por lo tanto es muy probable que
toda la emocionalidad que estaba escondida empiece a aflorar. El
peligro que corremos es creer que esas emociones están mal, que
hay que corregirlas, cuando en realidad, es el cuerpo hablándonos

109
de lo que realmente nos pasa. Si nuestros ciclos sucedieran
en comunidades y territorios donde nos dieran posibilidades
amables para menstruar y expresar lo cíclico de nuestros cuerpos
(vulnerabilidades, tensiones, sensibilidades) quizás la fase pre
menstrual podría ser un tiempo intuitivo, profundo, visionario como
muchos libros aprecian.
Sin embargo, viviendo donde podemos, con los ritmos y las
actividades actuales, ya es un paso enorme si aceptamos aquello que
sale a la superficie y lo abrazamos sin juzgarlo ni patologizarlo.

El cuerpo grita el enojo, lo irritado, lo cansado y necesita sacudir


todas sus mochilas, sus pesares, sus tristezas. Aunque la fase pre
menstrual pareciera ser, desde los ojos de la medicina y de la cultura,
un mal necesario, o una fase típica de brujas endemoniadas (que ya
a esta altura es más un halago que una crítica), es un gran momento
medicinal y alquímico, donde podemos ponernos al servicio de lo
que escondimos o reprimimos para darle lugar y abrazar nuestra
identidad más profunda con sus heridas y potencias y prepararnos
para nuestros días de sangrado desde una nueva perspectiva y una
nueva forma de acompañarnos.

Factores posibles de malestares pre menstruales

• Una alimentación inflamatoria.


• El exceso de estrógeno o los altos y bajos de la progesterona
pueden ser desencadenantes frecuentes de dolores e irritabilidad.
• Falta de descanso, de relajación, de espacios de autocuidado y
disfrute.
• Exceso de actividad física/ mental/ laboral.
• Emociones como enojo, angustia, tristeza, que no son
expresadas, pueden generar tensión, irritabilidad y desgano.
• Falta de energía y agotamiento por un exceso de estrés.
• Factores culturales, sociales, laborales exigentes, maquinarios,

110
opresivos que nos llenan de ansiedad y exigencia sin permitirnos
respirar lo que el cuerpo necesita.
• La salud del bazo y del hígado también pueden tenerse en cuenta
si hay problemas digestivos, mucho cansancio, dolores de cabeza o
mucha irritabilidad y mal humor constante.
• Recordemos que el estrés, y la alimentación pueden
desencadenar procesos inflamatorios que a su vez, generan dolores
y espasmos. Los mismo con la tensión y la emoción que nuestro
cuerpo sostiene puede desencadenar dolores lumbares y pélvicos.

Apoyos amables:

• Prácticas de Autocuidado: hoy en día hasta existe el mandato


de tener que amarnos y ni hablar de la exigencia de la imagen
de la mujer espiritual conectada con su ciclo. Y como sabemos
que nuestros cuerpos necesitan menos exigencia y más escucha,
proponemos el autocuidado como aquello que realmente sentimos
darnos, y no aquello que la cabeza siente que tenemos que hacer.
Casi siempre lo más revolucionario y sanador es lo más chiquito,
vital y básico: dormir, comer, ser abrazadas/xs, movernos, decir
que no, ver amigas, llorar, putear, darnos un baño caliente. A veces
es mejor preguntarle al útero, a las tetas, a la tensión y al dolor/
angustia qué necesita: seguro lo que escuchamos es mucho más
simple de lo que esperábamos. Todo lo demás puede que sea pura
exigencia.
• Una alimentación desinflamatoria: el omega 3, las grasas
saludables, algunas hierbas como la manzanilla o el jengibre /
adaptógenos como la cúrcuma, el romero, el regaliz para fortalecer
nuestra energía y desinflamarnos.
• Hierbas relajantes para ayudar al sistema nervioso y a nuestro
descanso, o en casos de estrés y ansiedad: Pasionaria, Melisa,
Valeriana, Menta, Tilo, Salvia, Rhodiola, Regaliz, Ginseng, Reishi.
• Ser compasivas/xs con lo que aparece y darnos los permisos
necesarios para habitar la falta de energía, el enojo, las tristezas,
111
aunque nuestra cabeza no las entienda. Darle al cuerpo el tiempo-
espacio para que nos cuente sus sentires, sus incomodidades y
urgencias. Dejar de juzgarnos y exigirnos. Poner límites a vínculos y
actividades que nos oprimen y desregulan.

No podemos pensarnos a nosotras/xs mismas/xs como si


fuéramos las únicas/xs responsables de nuestro síndrome pre
menstrual porque sabemos que hay una cultura que lo alimenta,
lo estigmatiza, medicaliza y patologiza. Ya el proceso de tomar las
herramientas amables que tenemos o que fuimos construyendo
y darnos esos refugios terapéuticos y medicinales es un cuidado
enooorme hacia el cuerpo y hacia nuestra ciclicidad.

Preguntas para hacernos:

¿Qué significa para mi ser cíclica/x? ¿Qué necesito hoy?


¿Le estoy dando lugar a ese tiempo interno?
¿Puedo bajar el ritmo, retirarme un poco del mundo y escuchar
lo que mi cuerpo necesita a partir de hábitos pequeños de
autocuidado?
¿Puedo bajar las resistencias a mis emociones en este momento
más introspectivo?
¿Suelo tener contacto con lo que me pasa y lo que necesito o hay
una predominancia de mi cabeza por sobre mi cuerpo?

En las próximas hojas abordaremos de manera integral nuestros


procesos de sanación, explorando también la medicina del
placer y los apoyos herbolarios, el autocuidado como el primer
gran amuleto para el vínculo con nuestra salud, así como temas
relacionados al linaje y a nuestra espiritualidad para profundizar en
la autoexploración.

112
LOS PROCESOS DE SANACIÓN
y el autocuidado como norte

113
114
La salud quizás no sea ese lugar idílico al cual tenemos que llegar, y la
sanación de las heridas sexuales y uterinas (y de todas las heridas) merece
ser llevada a cabo, no desde la exigencia ni desde el consumo voraz de
todas las técnicas sanadoras que hoy encontramos en el ámbito espiritual,
sino con amabilidad, compasión, paciencia, escucha y presencia. ¿Hay
algo que podamos darnos mejor que eso?
La cabeza siempre quiere apurar los procesos y tomar todo lo que nos
promete una curación o una pronta solución. Lamentablemente, la idea
de sanar muchas veces nos puede generar más ansiedad de la que ya
tenemos y queremos resolver lo que aparece para sacarnos de encima lo
incómodo y las preguntas/ sentires / incertidumbres / miedos que en lo
profundo se abren. Las fórmulas mágicas o exprés de curación raramente
existen de verdad, y tampoco hay un gurú o maestrx que pueda saber qué
necesitamos. Sí a través del acompañamiento amoroso de unx terapeuta
o de personas que nos dan la mano, podemos encontrar herramientas
que nos acompañen en esa sanación pero es una transformación propia,
íntima, intransferible, con sus altos y bajos. Nadie sabe más que nosotras/
xs qué es lo mejor para nuestro cuerpo y aunque algunas teorías suenen
hermosas, la idea no es repetir dinámicas paternalistas o romantizadas en
forma de nuevos discursos espirituales o energéticos.
Como nuestro cuerpo, el “sanar” no es lineal, y quizás ni siquiera
debamos exigirnos algún resultado o resolución si no más bien hacer lo
que podemos y sentirmos en este momento con la información que nos
da nuestro cuerpo y sus emociones.
Los procesos curativos llevan tiempo y requieren de nuestra energía y
entrega. A veces vamos a poder prestarles más atención y darles lugar a
pesar del miedo que nos generan y a veces no, y eso también está bien. Es
un camino infinito que abre en nuestras fibras, vulvas, corazones y úteros
una vulnerabilidad inmensa por lo que el autocuidado es una piedra
fundamental en el recorrido.
Al hablar de cuidado es necesario profundizar en cómo podemos
gestionar espacios medicinales placenteros, simbólicos y confiables
donde el cuerpo se fortalezca, se ablande, se sienta seguro y abrazado otra
vez para volver a recorrer ese camino de regreso al hogar interior.
115
Cuando escribo sobre placer me gusta aclarar que lejos de establecer un
imperativo del goce la idea es poder deconstruir lo que entendemos como
placer (y abandonar por fin su connotación genital hipersexualizada).
Al hacerlo, vamos a tratar de construir un nuevo significado donde lo
medicinal y lo oxitoso existan juntos, y se construyan según cada cuerpo y
cada experiencia.
Lo placentero sostiene una imagen idealizada y estereotipada, al igual
que la sanación, por lo tanto cada una/x merece crear su propio mapa /
botiquín medicinal gozoso. A veces simplemente facilitándonos espacios
de relajación, de disfrute o de reposo ya estamos haciendo muchísimo por
nosotras/xs.
El placer, de la mano de nuestra sexualidad y soberanía nos fue
robado desde la instauración del patriarcado como sistema de
hegemonía y control, y se profundizó muchísimo a partir de la
caza de brujas, la colonización de las comunidades originarias
americanas y el renacimiento con el logos como pieza fundamental.
Es una deuda que todavía la sociedad tiene para con nosotras/xs,
aunque afortunadamente estamos creando colectivos, espacios,
círculos y encuentros para recuperar nuestra potencia erótica.
El placer es una gran medicina para la fase pre menstrual y
menstrual: porque son justamente los momentos que más alejadas/
xs estamos, gracias a los mandatos culturales, de nuestra relajación,
de lo amable, de los refugios, del auto amor. Por eso mismo es en
esos tiempos cercanos a nuestro sangrado (y en todas las fases
cíclicas) que merecemos volver a crear las guaridas / fortalezas
donde nuestro cuerpo pueda volver a vibrar, sanar, descansar, y
nutrirse.
Todo este viaje interno, corporal, emocional y espiritual, de
reencuentro con nuestro disfrute es también una forma de
construir una salud integral, sin parámetros establecidos, con las
herramientas que hoy nos resuenan, respirando los temores, con
nuestro útero corazón presentes y con nuestra intuición como faro.

116
Algunos apoyos para un refugio oxitoso:

• El calor: sumergir los pies en agua caliente, darnos baños


calentitos, abrigarnos la zona lumbar y la zona del vientre habilita
que el cuerpo se relaje y pueda ablandar las tensiones.

• La relajación: registrar y mover la pelvis, el sacro y la cadera;


activar desde la respiración, el contacto y el automasaje nuestro
suelo pélvico y nuestra vulva. Llevar la atención al útero para que
ocupe espacio en nuestro vientre. Relajar la mandíbula. Entregar
el peso de todo nuestro cuerpo a la tierra (sobre todo del cráneo).
Podemos bailar, cantar, acariciar o tocar estos espacios y llevarle
suavidad a lo que anduvo tenso: ¿sentimos nuesta matriz? ¿Cómo
registramos nuestro suelo pélvico, nuestra cola y nuestra vulva?
¿Qué estamos mordiendo a través de la mandíbula y los dientes
apretados? Los masajes son un viaje de ida y mueven mucha energía
y emocionalidad estancada (podemos acompañarlos con algún aceite
macerado de Lavanda o Salvia, por ejemplo).

• Baños con Hierbas relajantes: Lavanda, Melisa, Jazmín, Rosas,


Romero, Salvia, Canela, Menta, Enebro. El calor junto con la acción
sedante de estas plantas son una gran medicina para los días pre
menstruales.

• Infusiones de hierbas relajantes: nos ayudan a descansar, liberar


tensiones y a calmar el sistema nervioso. Algunas de ellas pueden ser
Manzanilla, Tilo, Pasionaria, Menta, Cedrón.

• Sahumarnos, comer chocolate, mirar películas, leer, salir a correr,


desayunar al sol, tomar aire, respirar profundo, ser abrazadas/xs.
Complacernos, mimarnos, dormir un poco más, abrazarnos, y
confiar en la sabiduría del cuerpo y en la fortaleza interna: ¡somos
nuestra mejor guía!

117
Radiografía del cuerpo roto y placentero

El conocimiento del cuerpo y de aquello que nos conecta con su


potencia placentera y vital siempre pareció un misterio, un lenguaje
tan distinto e indescifrable, y a su vez, siempre estuvo en nuestras
manos. Ese conocernos se convierte en saber, a lo largo de los
años de escucha, de registro, de abrazarnos, o acompañarnos con
nuestras herramientas, apoyadas/xs por otras personas, observando
y respirando nuestras intuiciones, emociones y frustraciones. Ese es
el gran mapa que tenemos: ahí vamos a encontrar todo.
En la herida y también en lo que ya adquirimos como fortalezas: la
confianza, la paciencia, la amorosidad. Tenemos en nuestro cuerpo
lo que necesitamos para construir un proceso curativo amable
y revolucionario interno: es él mismo el que nos confiere toda la
información y señales que necesitamos.
Obviamente que muchas personas, amigas, terapeutas, parejas,
familiares, pueden ayudarnos y darnos un gran sostén para poder
caminar tranquilas/xs. Pero a veces no podemos contar con eso y ese
vínculo necesita internalizarse para contar con nosotras/xs como
primer refugio compañero seguro.

Como Adam Aronovich escribió: nuestro rol activo en el propio


proceso de curación es vital, así como la visión transpersonal,
la intuición, los mundos por fuera del lenguaje y los símbolos
culturales o espirituales (que son a veces más potentes que cualquier
pastilla). La práctica medicinal para habitar nuestros desequilibrios
necesita no sólo del análisis lógico y físico de los síntomas, también
se construye de maneras sensibles, a partir de discursos que nos
despatologicen, actividades que nos vuelvan a llenar de placer, de
un proceso erótico humano amable, de rituales y prácticas que nos
conecten con nuestra espiritualidad y nuestro mundo interior.
Merecemos gestionar e inventar nuevas formas integrales de
abarcar nuestro cuerpo y sus dolores para comprenderlas desde
118
todos los vértices posibles, y poder ir hacia la raíz de nuestra
aflicción, hacia aquello que originó esa desarmonía reconociendo
que muchas veces pueden ser causas personales, íntimas, vinculares,
emocionales, corporales, así como también ancestrales, ambientales
y estructurales de este propio sistema opresor y exigente.

La herida es un lugar al cual vamos a regresar muchas veces,


quizás de diferentes maneras, según nuestros duelos y traumas, y
vamos a ir resignificándola, comprendiéndola, pudiendo apoyarnos
en ella para investigarnos. Tal vez incluso, hasta sea la gran maestra
en nuestro viaje interno porque nos muestra siempre nuevas
capas de dolor, de fortaleza, de preguntas, de incomodidades y
también de compasión. Ser compasivas/xs en este proceso es poder
darnos la mano, confiando en este cuerpo, nadando a veces en
aguas pantanosas, habitando lo doloroso desde lugares amables
humanizados y sensibles para con nosotras/xs: ya sea desde los
diálogos internos, los hábitos, los permisos, el disfrute, el auto
abrazo, el pedir ayuda, el descansar, así como las decisiones que
tomamos para nuestro bienestar.

Aunque sea incómodo y difícil, aceptar y abrazar al cuerpo “roto”,


dolido, fragmentado y disociado (en vez de instalarle ideales o
mandatos de cómo debería estar o cómo nos gustaría que sea), es
un gran paso para abandonar nuestro tirana/x o juez interno. Este
cuerpo es nuestro hogar, nuestro gran templo/refugio y lo que el
grite o diga es la información que hoy nos brinda de cómo estamos y
de qué necesita para volver a regularse y equilibrarse, entonces ¿por
qué perdernos de ese gran regalo?.

Tal vez no haya tantas certezas o mentales en este viaje


pero si prestamos atención vamos a encontrar percepciones,
presentimientos, visiones, claridades sutiles y profundas que
vienen del fondo de nuestros tejidos y tienen algo importante que
contarnos.
119
Abrir en esta auto-exploración los posibles mapas del placer y
del disfrute pueden enriquecer, erotizar, y humanizar un proceso
sanador que no tiene por qué ser únicamente solemne y doloroso.
La risa, el goce, el juego, las preguntas, los impulsos, el fuego, los
enojos, los rituales, las danzas, los cantos, los rezos, los abrazos: todo
forma parte y todo puede ser clave para cada una/x.
El viaje de volver a escucharnos, habitarnos, reconocer los espacios
sexuales y darles lugar, escuchar los ritmos, los discursos creados
ya vencidos y rancios, y el poder habilitar lo que nos moviliza y
enciende puede ser, a pesar de lo movilizante, un proceso lleno de
aprendizajes y aventura, de descubrimiento y alegría.
Tanto a ese saber que fuimos construyendo en el viaje interior
como a la práctica exploradora física emocional espiritual podemos
verlos como posibles caminos de regreso, como resistencias, como
actos transgresores, como reparación profunda y necesaria para
cada una de nuestras células.

Algunas preguntas:
¿Cómo queremos habitar hoy, aquí y ahora, nuestro cuerpo y sus
espacios sexuales vitales creativos?
¿Cuánta tensión sostienen? ¿Cómo respiro mi matriz y su fuerza?
¿Cómo quiero acompañar mi herida?
¿Cuál son las medicinas, las herramientas o el proceso curativo que
quiero encuerpar para abrazar este dolor o este desequilibrio?
¿Cuáles quiero que sean las guías posibles y amables para este
desequilibrio? ¿Qué me está diciendo mi intuición y mi percepción?

Nos deseo intensamente reapropiarnos del placer, habitando nuestra


sexualidad para tejer puentes y diálogos comunitarios y gozosos en nuestros
procesos vitales sexuales, despojándonos del miedo hacia el cuerpo, confiando
en su saber y su visión profunda.

120
RECONOCER LA IMPORTANCIA DEL LINAJE
en nuestro proceso sanador

La sanación de nuestras memorias es un proceso que va


gestándose a la par de nuestro auto-conocimiento, de nuestra
sanación y fortalecimiento emocional. Vamos curando las heridas
y los dolores más profundos de nuestra experiencia, y en esa
profundidad también algo de todo eso retumba en las personas que
nos antecedieron.

Sabemos que devenimos de generaciones de mujeres lastimadas,


calladas, violentadas, desestimadas. Muchas de ellas tuvieron que
desatender o silenciar su sexualidad, otras quizás, sus emociones,
su voz, su creatividad, su identidad, su deseo. Algunas tal vez hayan
abortado en silencio o procesado sus duelos como pudieron. Y así,
podríamos seguir, reconociendo que nuestras ancestras guardaron
grandes heridas en sus cuerpos y matrices sin poder siquiera
nombrarlas ni habitar procesos terapéuticos debido a que no tenían
ni recursos, tiempo, ni herramientas para abordar sus dolores desde
apoyos emocionales/espirituales.

Muchos de esos miedos, traumas, formas de vincularnos, de vivir


la sexualidad y gestar los procesos creativos, fueron transmitidos y
adquiridos inconscientemente desde chiquitas/xs, e incluso desde
antes de nacer (ya que estuvimos en el útero de nuestra madre, y ella
en el de nuestra abuela).

Creo que resulta importantísimo reconocer este entramado


transgeneracional para completar los rompecabezas y comprender
qué fuimos interiorizando como memorias y creencias, qué
necesitamos liberar para crear nuestros propios diálogos y qué
está repercutiendo en mi cuerpo que quizás lleva mucho tiempo
necesitando ser visibilizado y reconocido como dolor.
121
En nuestro cuerpo / en nuestra energía puede que queden residuos
o fragmentos de esos duelos, esas heridas o eventos traumáticos, y
aunque pensemos que no tengamos relación con todo eso, somos
parte de un tejido familiar ancestral y las informaciones que
aparecen pueden ser grandes oportunidades: merecemos sanar años
de sumisión, de vergüenza y miedo y por fin tejer nuevas formas de
crear y de compartirnos.

El linaje no creo que sea posible ser sanado (y es una exigencia


muy grande para una sola persona) pero quizás sí podamos sanar
en nosotras/xs algo de eso que aparece como cicatriz que todavía
duele y se resiente, abriéndole espacio, validándolo en vez de
rechazarlo al creer que no nos pertenece. Cada cuerpo tiene su dolor
así como su fortaleza y es responsabilidad de cada una/x construir
su auto-conocimiento, y vivir el camino que haya elegido con los
aprendizajes y pantanos que aparezcan.

Aceptar lo que aparece quizás sea la tarea más difícil. Y a veces


es un punto de inflexión romper con un montón de estructuras o
mochilas para adentrarnos a esa profundidad, a ese viaje y permitir
que algo se transforme. Y si algo de eso hace eco en alguna de las
personas que me anteceden o me siguen, entonces bienvenido sea.

La transformación es en mí raíz, en mi matriz, en mis tetas, en


mis diálogos internos, mis mecanismos: empiezo por mi casa-
cuerpo. Es súper importante observar nuestros vínculos, nuestras
maneras de expresarnos y relacionarnos, la forma de vivir nuestra
sexualidad y de encender nuestra creatividad para poder trazar un
mapa exploratorio sanador.
Reconocer los mecanismos de mi linaje para sobrevivir en un
momento específico, con las herramientas que tenían a mano es una
puerta inmensa para poder visibilizarlos y hasta tal vez, despedirlos
porque a mi ya no me permiten evolucionar. Esas creencias sólo
refuerzan discursos de desvaloración, de desmerecimiento, de
122
carencia y de rechazo que ya no merezco.
Por ejemplo, un ejercicio interesante puede ser recopilar
testimonios sobre mi gestación, mi parto y el puerperio de mi
madre. ¿Hubo algún inconveniente? ¿Hubo algún miedo, algún
dolor o algún aborto antes de mí? ¿Cómo fue mi parto: mi madre lo
atravesó sin miedo, confiada o sufrió violencia y maltrato?
¿Cómo era yo de pequeña/x y qué es lo que más disfrutaba hacer?
¿Cuándo sentí que algo se rompió en mi interior o con respecto al
vínculo con mis padres?
Ya con todas estas preguntas puedo encontrar/dilucidar
muchísima información escondida y olvidada pero vital para mi
crecimiento.
En este viaje de autoexploración curativa podemos darnos espacio
para honrar nuestra existencia, honrando a nuestrxs ancestrxs,
aceptando sus decisiones y sus procesos, reivindicando ahora las
propias elecciones y el camino que queremos recorrer. Eso también
es sanador: comprender que no vinimos a salvar a nadie, si no que
somos una expresión única en el universo con una misión / don, un
cuerpo y una experiencia intransferible.
Los dolores y las memorias me muestran los caminos posibles
para liberarme de aquellas creencias y formas inconscientes
que no quiero sostener: mi proceso es potente, sabio, íntimo,
personal. Y merezco recorrerlo para conocerme y reencontrarme
profundamente con mi esencia y mi identidad.

*Estas palabras devienen de mi experiencia y mis espacios


terapéuticos con respecto al linaje y mi propia sanación
transgeneracional. Para profundizar podemos apoyarnos en
prácticas como la biodecodificación, la bioneuroemoción, las
constelaciones familiares, por ejemplo.
Recomiendo muchísimo a mis amigas @naturalezapacha y
@nietadelaluna que trabajan y acompañan procesos circulares sobre
estos temas, y a mi terapeuta @aurorablanca__

123
RECUPERAR LOS RITUALES
ofrendar la sangre menstrual

La sangre es nuestra esencial vital, nos habla de nuestra salud,


nuestra vitalidad y del estado de nuestros órganos.
La sangre menstrual, específicamente, se forma en un órgano
sexual como es el útero, por lo tanto además de la información
sobre nuestra salud cíclica contiene información sobre nuestras
emociones, nuestra sexualidad, duelos, abortos, nuestro placer y
nuestro linaje (fuimos gestadas/xs en el útero materno y en una
sangre -placenta que fue refugio y alimento).

La sangre no es un residuo, ni es un fluido viejo, ni sucio, ni tiene


mal olor como nos hicieron creer. Al contrario de todo esto, es un
posible nido que se forma en nuestro útero a partir de nuestras
hormonas, para que en caso de una fecundación, pueda nutrir esa
gestación convirtiéndose luego en la famosa placenta. Cuando no
hay concepción, esa sangre necesita ser liberada desde el útero para
poder volver a comenzar un nuevo ciclo.

A esta cultura capitalista y productivista no le interesa ni le sirve


que ciclemos, y mucho menos respeta nuestro tiempo menstrual.
La sangre lxs aterroriza, y se encargaron de crear discursos de asco,
rechazo y vergüenza ante un fluido del que todas/xs devenimos.

En tiempos inmemoriales supieron concebir a la sangre menstrual


como medicina: una alquimia natural llena de poder. Ya en su libro
“Mi sangre“, Elise Thièbaut nos plantea la posibilidad de que las
pinturas rupestres hayan sido pintadas por mujeres con su sangre
en esos momentos de retiro e introspección menstruales para poder
plasmar su cosmovisión del mundo.
También Marlo Morgan en su libro “Voces en el desierto“ nos
cuenta cómo la curandera de la tribu, tiene guardada sangre seca
124
que utiliza para curar la herida -una fractura expuesta- que sufre
otro integrante de la comunidad y gracias a la cual cicatriza y se sana
rápidamente.

La sangre menstrual está compuesta no sólo por colágeno,


proteínas, minerales y sangre, sino también por células madres con
una capacidad regenerativa y cicatrizante enorme.
Por eso mismo es recomendable que este fluido vital circule
libremente por nuestras paredes vaginales, para fortalecer y
recuperar la mucosa vaginal cuando hay algún desequilibrio.
Quizás sea la medicina más inmensa, mejor escondida y más
estigmatizada de todos los tiempos: cura, cicatriza, refuerza y
regenera.
La sangre menstrual varía según nuestra alimentación y la salud
del hígado, del bazo y de los riñones. Una sangre más “saludable“
puede ser roja carmesí y líquida. Sin embargo, en algunos ciclos
podemos observarla de un color más oscuro o rosado, con coágulos
o arenilla, y lejos de querer patologizarla (o decir qué significa
cada color o los coágulos) podemos pensarla en función de la
salud de nuestro hígado, estrés, alimentación y otros factores
que intervinieron ese ciclo. Por ejemplo, muchas veces donde hay
un exceso de frío en la matriz, o una mala alimentación pueden
aparecer coágulos y con ellos, mayor dolor menstrual.
La invitación, lejos de estandarizar la información, es que cada
una/x pueda construir su propia investigación con respecto a su
sangre, abriendo diálogos en torno a su salud y su ciclo pasado; lo
que comimos, el cansancio, el frío, las toxicidades y las emociones
pueden modificar el color, la textura y el olor de nuestra sangre.

Otro gran dato: nuestros ciclos pueden sincronizarse con aquellas


mujeres (o personas menstruantes) que nos rodean, y podemos
llegar a menstruar juntas/xs, gracias a un fenómeno llamado
resonancia límbica.

125
Esto solía suceder en tiempos antiguos donde las mujeres
vivían en comunidad, en base a los ciclos de la tierra. Se dice que
respetaban sus días menstruales retirándose del mundo juntas,
devolviendo la sangre hacia la tierra, fertilizando así los suelos.
Las tiendas rojas eran posibles refugios y carpas ceremoniales
donde quienes sangraban, podían descansar, ritualizar y retirarse
a este espacio sagrado donde otras mujeres las contenían y
acompañaban. De varias autoras y también desde las tradiciones
orales populares han llegado a nosotras/xs los relatos donde
curanderas, médicas o chamanas usaban la sangre menstrual como
medicina para curar a miembros de la tribu o del propio linaje, y
también para los rituales simbólicos propios de cada comunidad
posiblemente en las celebraciones de los portales sexuales
(plenopausia, menarquía, partos, gestaciones).

La menstruación es un hecho político, íntimo, colectivo, potente,


curandero, revelador. Lejos de la romantización o de convertirlo en
un hecho “femenino“, es un proceso vital orgánico y sabio del cuerpo,
que podemos visibilizarlo o no, darle lugar o no, según lo que cada
cuerpo necesite y pueda en su percepción y en su propia exploración.
Aún así, creo que nos resulta importante, sanador y revolucionario
reivindicar el poder simbólico, vital y natural de la sangre menstrual,
para que deje de ser un signo de rechazo y estigmatización y vuelva
a reconocerse como signo de salud, de sexualidad y de potencia
creadora.

Hoy en día, me convoca muchísimo poder recuperar los rituales


en torno a nuestros ciclos y a los portales sexuales creativos. Alzar
nuestras propias ceremonias iniciáticas para que no haya una única
manera de habitarnos desde el logos, lo racional y lo puramente
físico. Que podamos convocar a nuestro mundo interno espiritual y
energético para que el ritual simbólico sea parte de la sanación.

126
Recuperar la intuición
entrar en contacto con nuestro saber
volver a confiar en nuestro cuerpo

Aquí les dejamos posibles apoyos para ritualizar con nuestra


sangre y honrar nuestras menstruaciones.

RITUAL DE OFRENDA
Podemos en los primeros días del sangrado, devolverle a la tierra
todo el ciclo que pasó junto a la sangre, e intencionar aquello que
abandonamos y entregamos a partir de esta muerte-renacer que
estamos habitando. ¿Qué patrón, emoción o dolor elijo liberar de
mi útero? ¿Qué parte de mi vuelve a la tierra para ser transformada
y sanada? ¿Qué herida apareció en estos días que necesito respirar
y abrazar? Puedo sembrar esa primera sangre (siempre rebajada
en agua) en una maceta con tierra con algún cristal que también
contenga ese propósito (o que me haya acompañado en el ciclo), con
algún texto o canción, con un rezo, o los elementos que yo sienta y
resuene. Puedo bailar, cantar, encender un fuego y darle espacio a lo
que aparezca como sostén y guía para mi propia ceremonia.

RITUAL DE INICIO
Luego de la entrega, el segundo o tercer día de sangrado, puedo
intencionar qué es lo que quiero sembrar en este nuevo ciclo que
comienza. ¿Dónde quiero poner mi energía/fuego? ¿Qué necesito
habilitarme este nuevo ciclo? ¿Qué me nutre hoy y cómo me gustaría
acompañar a mi cuerpo y sus sentires/emociones?
Puedo sembrar un papel en la tierra con las intenciones escritas
para este ciclo. Puedo encender una vela, poner música, meditar o
simplemente estar presente ese rato conmigo.

Ritualizar el final y el comienzo de mis ciclos, me regala más


consciencia de los ritmos saludables y poderosos que me guían.
127
128
LA MEDICINA DE LAS PLANTAS
en nuestros procesos sexuales

129
130
VOLVER A LA TIERRA
PARA ESCUCHAR NUESTRA CICLICIDAD

A pesar de que la palabra simbiosis, en este mundo donde todo


es individual y meritocrático, tiene una connotación negativa, ese
podría ser el estado en el que estuvimos viviendo con la naturaleza
por muchísimos años hasta que la mirada antropocéntrica rompió
el vínculo existente explotando y domesticando todo aquello que le
parecía salvaje, bárbaro y lejano a sus cosmovisiones y símbolos.
Los discursos pasaron a tener a la naturaleza como objeto: como
algo a conquistar, como un capital lleno de riquezas y poder que le
pertenecerían, de ahora en más, a unos pocos hombres. Se destrozó
ese vínculo primario: la tierra deja de ser vista como aquel hogar
que nos sostenía y nos nutría- y como habitantes nos correspondía
cuidarla y honrarla-. Dejamos de ser habitantes para pasar a ser
dueños.
Si vamos un poco más profundo, esa casa-tierra nos recuerda y
refleja lo que pasó con nuestro hogar-cuerpo: nuestros territorios
explotados, silenciados, y puestos al servicio del mercado.
¿Hasta dónde hemos llegado desde entonces?
Hay un planeta que está llegando a un nivel de crisis ecológica
ambiental como nunca antes, y nuestra salud es la que está
visibilizando y encuerpando esa herida.

Por eso, para hablar de plantas, primero tenemos que hablar de


la urgencia de resignificar y volver a otorgarle el poder simbólico,
físico y espiritual a nuestros dos hogares: la tierra y el cuerpo.
Escuchar esos dos ecosistemas que nos mantienen vivas/xs, que
sostienen nuestros procesos, que nos abrigan y nos permiten seguir
habitándonos pese a todo, se vuelve un hecho imprescindible.
Podemos decir que al romperse o desestimar los ciclos de la
naturaleza, replicamos ese patrón frente a nuestros ritmos.
131
Hay una mirada tan mercantilista y productivista frente a estos
dos hogares que no nos damos cuenta que, a medida que acallamos
el diálogo entre los ciclos internos y externos, también perdemos
la posibilidad de construir salud. Ese silenciamiento a su vez,
promueve desequilibrios físicos, hormonales, energéticos que
resultan ser el motor para la patologización y medicalización de
nuestros cuerpos.
Si observáramos a la tierra ciclar, respetando esos ritmos
necesarios para los alimentos, los cultivos y los animales, podríamos
volvernos animales nosotras/xs también -otra vez-, para entender
lo vital de ser cíclicas/xs: de eso depende el equilibrio del entramado
vivo que somos.
Entonces, registrar el adoctrinamiento para romper el hechizo
es una gran tarea: recuperando los saberes empíricos de nuestro
cuerpo, confiando en nuestra sexualidad y ciclicidad, cuidando la
fertilidad, volviendo a habitar los territorios conscientemente y
ejerciendo una medicina amable y responsable que sane la herida
patriarcal.

Construir y gestionar nuestra salud en base a la autoexploración


y el saber de nuestro cuerpo (sus flujos, sus dolores, sus ritmos, sus
signos) a través de apoyos y guías responsables y nobles nos invita
también a desterrar el miedo ancestral de acompañarnos a través de
las plantas y la medicina de la tierra.
Las plantas y los yuyos fueron y son los grandes guardianes de
nuestros procesos sexuales y cíclicos desde antaño: acompañaron
nuestros abortos, partos, plenipausias, menarquías, dolores,
gestaciones.
Las curanderas, chamanas, médicas y herboristas supieron
conocer y estudiar sus propiedades curativas y tenerlas como aliadas
en los bálsamos, rituales, ceremonias, infusiones, brebajes que
formaban parte de los tratamientos a la hora de curar o de gestionar
la salud de toda la comunidad.

132
Con la instauración de la medicina occidental actual, se necesitó
castigar y estigmatizar esos saberes, amenazando a las mujeres (a
todxs quienes se apoyaran en esas guías herbolarias y naturales) y
quitándoles el poder simbólico a través de sistemáticas de miedo y
rechazo por sobre esas herramientas.
Aprendimos a desconfiar de los remedios ancestrales y populares,
así como del cuerpo, de sus signos e informaciones.
Sin embargo, desde hace varios años, son varias las personas
que se encuentran para volver a compartir estos saberes que
sobrevivieron en la tradición oral, en las cocinas, y en los botiquines
de un montón de hogares.
Nos estamos dando cuenta que necesitamos construir una
medicina integral, holística, amable, respetuosa a partir de
herramientas que nos den soberanía, confianza y poder por sobre
nuestra salud.
Y en esta nueva construcción, es indispensable que volvamos
a ocupar el lugar que nos corresponde: somos parte de la tierra,
no somos superiores a ningún otro ser, nos necesitamos porque
somos parte de este entramado vivo: merecemos y urge recrear esa
simbiosis responsable para re-unir ambos territorios: el del hogar
cuerpo y el de útero-hogar- tierra, que es lo único verdadero e
inmenso que nos alimenta y sana.

Una médica escritora yuyera que amamos, llamada Adriana


Marcus, quien escribió varios libros sobre plantas saludables
a partir de encuentros entre distintas personas compartiendo
saberes herbales, plantea la posibilidad de desobjetivizar a los seres
vegetales, otorgándoles otra vez su lugar de sujetos que forman
parte de la biodiversidad del planeta y que nos mantienen con vida.
Algo que podemos lograr a partir de esto es reconocer que nos
comunicamos y acompañamos con ellas, no las usamos.

133
Como dice Adriana, la tierra siempre fue un bien social que
lamentablemente transformaron en un bien comercial.
Y frente a las nuevas formas de construir nuestra salud, si
elegimos que las plantas nos acompañen, no queremos salir de un
paradigma, usando nuevas o viejas herramientas pero replicando
la misma herida y crueldad. Es decir, si realmente queremos otras
medicinas que nos acompañen, no podemos repetir y ponernos en
el mismo lugar pasivo y paternalista en el que nos ubica el sistema
médico actual, ni tampoco podemos esperar que una planta nos
sane todos los desequilibrios o síntomas, ni pretender que sea con la
rapidez de una pastilla.

Cuando trabajamos con herbolaria se habilitan informaciones de


dolor, duelos, vulnerabilidades, bloqueos, o emociones que fuimos
guardando. Las plantas son seres que nos muestran profundidades
de nosotras/xs mismas/xs, y que también nos ayudan a reconocer
nuestra potencia, nuestra fortaleza y nuestra energía vital.
No son pastillas, ni remedios mágicos, no son “algo que nos sana”,
todo lo contrario, nuestro rol en el proceso de sanación debe ser
activo y presente para poder recolectar todo eso que aparece y que
se despierta a partir de un síntoma o un desequilibrio, y poder crear
un mapa con todo lo explorado, registrado y percibido, y lo que el
cuerpo necesita para su transformación.
No solo las plantas pueden acompañarnos, también podemos
contar con nuestras propias herramientas simbólicas curativas:
rituales, oraciones, prácticas como yoga, meditación, danza,
espacios terapéuticos, actividades que nos llenen de energía, ver
amigxs, etc. Las decisiones son tan personales como potentes.

¿Qué guías y apoyos quiero que me acompañen en este camino?


¿Qué prácticas de autocuidado me permiten construir
un cuerpo placentero vital sexual saludable?

134
ALGUNAS ACLARACIONES

Las plantas no trabajan de la misma manera que los medicamentos


pero éstos últimos están basados en sus principios activos.
Al no actuar rápidamente, los procesos necesitan a veces
hasta varios días para que la planta pueda trabajar profunda y
amorosamente. Si por ejemplo tenemos dolores menstruales, tomar
la planta ese mismo día es exigirle un gran trabajo. En cambio
podemos comenzar 7 días previos a nuestra menstruación para
permitir y registrar cómo es ese vínculo entre cuerpo -hierba.
Recomiendo trabajar de a una planta a la vez, para no saturar al
cuerpo de información y para saber qué trabajo realiza esa planta
específica en mí. Cada hierba tiene una energía, una información y
una acción distinta en cada persona.
Si estoy tomando una planta, es interesante conocerla. Saber
sus contra-indicaciones, sus principios activos, sobre todo si es
hipotensora, si no puede consumirse con algún medicamento, si
es caliente o fría. Podemos dialogar con esa hierba, conocer dónde
crece, si es nativa de mi tierra. Comprar o conseguirlas en su estado
más orgánico posible, o sembrarlas nosotras/xs mismas/xs para
saber sobre sus cuidados y sus tiempos. Olerla, sentirla, registrar si
me resuena, si la rechazo, o cómo es mi diálogo con ella.
Podemos habitar mil apoyos, y “tomar” muchas plantas, pero si no
sostenemos ese proceso con un trabajo emocional, y con un cambio
de hábitos en muchos de esos desequilibrios puede parecernos que
la planta no hace nada. La idea no es poner el peso en la acción y
solución de las hierbas, sino que acompañen un trabajo interno.
Los cambios de hábitos incluyen la alimentación, la expresión
de mis emociones bloqueadas o reprimidas, el llorar y hablar, el
descansar mejor, el movimiento como liberación de tensiones, la
relajación, el abrazo con mi propio cuerpo, y todo aquello que me
haga sentir cuidada/x, contenida/x y sostenida/x .
¡Que disfrutes el viaje hacia vos misma/x!

135
GUÍA DE APOYOS HERBOLARIOS

• Infusión: es un preparado en el cual las propiedades activas de la


planta se disuelven en agua y necesita ser tomado dentro de las 24
Hs. Calentamos agua hasta los 80°C. Le sumamos un puñadito de
hierba, dejamos reposar 3 minutos, tapando el jarrito u olla para que
no se evaporen los principios activos. Colamos y servimos.

• Tintura Madre: Es un preparado hidro-alcohólico donde estarán


los principios activos de las hierbas de manera más concentrada.
Se necesita la planta seca o fresca, alcohol de cereal tridestilado, y
agua destilada. Se calcula una proporción de 200 gr de planta seca
por litro de alcohol. La cantidad de alcohol dependerá de la parte
de la planta que usemos. En caso de utilizar flores se estima un 40%
o 50% de alcohol (y el otro porcentaje de agua). En caso de hojas,
un 50 o 60% de alcohol. En caso de cortezas o raíces se calcula un
80% de alcohol. También podemos hacerlas únicamente con algún
aguardiente de buena calidad y la planta (sin agregarle agua). Se
deja estacionar 28 días, un ciclo lunar, en un frasco de vidrio y lo
llevaremos a un espacio oscuro y seco. Todos los días dinamizamos
el frasco en sentido contrario a las agujas del reloj. A los 28 días se
cola y se pasa a un gotero.
Se pueden tomar de 15 a 20 gotas diluidas en agua tibia en ayuno
cuando nos levantamos. Algunas recetas recomiendan el peso de la
persona en cantidad de gotas, pero puede ser demasiado y la acción
terapéutica ya con menos gotas puede estar bien.

• Cataplasma: es una aplicación sobre la piel, por ejemplo en el


vientre, (nunca en una herida abierta, y en la vulva solo en los labios
externos) que puede ser con arcilla de caolín + una infusión de
alguna hierba tibia. Mezclamos para que quede una pasta blandita y
nos la colocamos para que nos de calor y desinflame la zona.

136
• Vapores Vaginales: es una técnica ancestral mexicana, donde
colocamos en un cuenco de barro o cerámica, un puñado de hierba
y agua caliente a menos de 80°C. Dejamos reposar un rato. Sin
apoyarnos, ponemos nuestra vulva a una distancia prudencial de
entre 10 a 15 cm del cuenco para que solo esté en contacto con el
vapor y donde el calor sea placentero. Si está muy caliente dejamos
reposar un rato más. Nos ponemos mantas desde la cintura hasta
el suelo para que el vapor no se escape, como si fuera un temazcal
vaginal, durante 15 a 20 minutos. Se recomienda antes de irnos a
dormir, así luego del vapor nos acostamos, preservamos el calor y
el proceso emocional y energético sigue mientras descansamos. Lo
importante es estar presentes durante la vaporización, a través de
respiraciones, meditaciones o simplemente sentirnos y registrarnos,
mientras nuestra cavidad vaginal se conecta con esa medicina y ese
calor.
No se recomienda en casos de infecciones, candidiasis, gestación,
previo a la menarquía o si hay enrojecimiento, irritación o
inflamación. Recomendamos realizar el proceso junto a una
terapeuta que nos acompañe y guíe.

• Lavados Vaginales: también llamadas duchas. Colocamos dos


cucharadas de vinagre de manzana (o unas gotas de tintura madre
cicatrizante o antiinflamatoria) en dos vasos de agua, y con un
pequeño enema nos colocamos el preparado en la vagina. Hacemos
fuerza con el suelo pélvico por un rato para sostener el líquido. Y
lo liberamos. Se recomiendan sobre todo en caso de infecciones
cuando hay picazón y ardor vaginal.

• Compresas: hacemos una infusión, dejamos que repose, la


colamos, dejamos que se enfríe un poco y humedecemos con ella una
gasa. Aplicamos en la zona lastimada.

137
• Óvulos Naturales: pueden realizarse con arcilla (caolín), con aceite
de coco o con el gel del aloe vera. En el caso del aceite de coco lo
llevamos a baño maría, le sumamos hierbas secas como Caléndula
y Tomillo (ideal para candidiasis) durante 2 horas. Lo colamos
con un colador de tela, y lo envasamos en un frasco de vidrio.
También podemos colocar el preparado en una jeringa sin aguja.
Ambas opciones las enfriamos llevándolas a la heladera para que se
solidifiquen. Vamos sacando de la jeringa (le cortamos previamente
el émbolo) 1 cm de preparado en forma de óvulo para insertarlo en la
vagina; o con una cuchara sacamos del frasco de vidrio un poco del
preparado en tamaño óvulo.

• Baños de asiento: Para este apoyo, podemos utilizar las mismas


hierbas que los vapores, según el desequilibrio que transitemos
(la plata varía según si es una bacteria o un parásito en que está
presente en mi flora), y vamos a realizar una infusión de la hierba,
vamos a colarla, y luego de eso, a temperatura ambiente, la
colocaremos en un cuenco (antes esterilizado) para poder apoyar la
vulva sobre ese agüita por unos 10 a 15 minutos.
Nos puede ayudar en casos de irritaciones, enrojecimiento,
herpes, heridas, donde no necesitamos calor sino frío para ayudar
a esa desinflamación. Pueden ser baños tibios o más fríos. En caso
de los fríos nos pueden ayudar también a reactivar la circulación
sanguínea en la pelvis.

138
Aclaramos que nada de este libro-guía, expresa algo como verdad única e
incuestionable. Nada más lejano que eso. Al contrario, es una invitación
a re pensar, y re-crear las maneras de vincularnos con nosotrxs mismxs, a
través de la exploración y la observación de cada uno de nuestros ciclos.

También aclaramos que está escrito con palabras simples, claras y cercanas
porque no es nuestra intención academizar el conocimiento ni volverlo
lejano e incomprensible. Escribir como hablamos y como pensamos para
acercarnos y para crear un saber comunitario, que le habla más al cuerpo y
a su sentir, y menos a la cabeza.

Invitamos a seguir buscando información amorosa, práctica y consciente


sobre los distintos apoyos que merecemos tener para nuestros desequilibrios.
Para dejar de otorgarle el poder a una medicina que lejos de acompañarnos,
nos invisibiliza, subestima y nos medicaliza para silenciar nuestros
cuerpos.

No todos los apoyos y hierbas ayudan a todas/xs por igual, ya que tenemos
diferentes organismos, por eso, recomendamos explorarnos para saber qué
percibirmos necesitar o con qué resuena lo que nos pasa internamente.

Y ante todo, amigarnos con esos espacios, esa sangre, esos ciclos, que fueron
rechazados por muchos años mientras una cultura y un sistema cruel nos
alejaba de nosotras/xs mismas/xs.

Volver a sentirnos como respuesta, y como resistencia.


Siempre.
BIBLIOGRAFÍA

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sus fluidos. País Vasco. Txalaparta.

- Valls Llobet, Carme. Mujeres invisibles para la Medicina. Madrid:


Capitán Swing, de Carme Valls Llobet.

Cuentas de amigas y colegas para profundizar:

@flor_carba
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También recomendamos al colectivo Vulva Sapiens y el grupo Manada


de Ginecología Autogestiva.

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