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FASES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

FASE PERIODO DE TIEMPO


LOS ESTADOS GENERALES (mayo-julio 1789)
(La Asamblea Nacional)
(17 de junio)
(El juramento del Juego de Pelota)
(20 de junio)
(La Constituyente)
(9 de julio 1789-30 de septiembre 1791)
(La toma de la Bastilla)
(14 de julio 1789)
(La Declaración de los Derechos del
Hombre) (26-27 de agosto 1789)

(La Constitución Civil del Clero)


(agosto de 1790)

(La huida del rey)


(20 de junio de 1791)

LA LEGISLATIVA (Octubre 1791-Agosto 1792)

La Convención Nacional (Septiembre 1792-Octubre 1795)

REACCIÓN TERMIDORIANA – EL (Octubre 1795- Septiembre 1799)


DIRECTORIO
(Octubre 1795- Octubre 1797)
(Primer Período)
(Octubre 1797- Septiembre 1799)

(Segundo Período)
El Consulado (Noviembre de 1799 – Mayo de 1804)

EL IMPERIO (1804-1814)

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REVOLUCIÓN FRANCESA

LOS ORÍGENES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA


La toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789 vino a simbolizar el inicio de la Revolución
Francesa, uno de los acontecimientos más dramáticos de la historia europea moderna.
Los orígenes de la Revolución fueron una combinación de factores políticos, económicos,
ideológicos y sociales. Este capítulo examina estos factores como dos temas principales:
 Causas a largo plazo de la Revolución Francesa
 Causas a corto plazo de la Revolución Francesa
¿Cuáles son las diferentes formas en que se han interpretado los orígenes de la
Revolución Francesa?
1. CAUSAS A LARGO PLAZO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
¿Cómo contribuyeron las causas a largo plazo al estallido de la Revolución?
Durante el antiguo régimen hubo una serie de problemas profundamente arraigados que
afectaron a los sucesivos gobiernos reales. Estos problemas influyeron en:
 la forma en que se gobernaba Francia, en particular el sistema fiscal,
 la estructura cuidadosamente ordenada, pero profundamente dividida, de la
sociedad francesa
 la difusión gradual de las ideas que comenzaron a desafiar esta estructura.
Estos problemas profundamente arraigados pueden ser vistos como causas a largo plazo
de la Revolución Francesa. Para comprenderlos plenamente, es necesario comprender
la naturaleza de la sociedad francesa antes de 1789, a saber:
• la estructura del gobierno real
• el sistema fiscal
• la estructura de la sociedad francesa
• la Ilustración.
GOBIERNO REAL
Francia antes de 1789 era una monarquía absoluta gobernada por los Borbones. Esto
significaba que la autoridad de la Corona francesa no estaba limitada por ningún órgano
representativo, como un parlamento electo. El Rey era responsable sólo ante Dios y no
respondía ante nadie en la tierra. Este sistema de gobierno también se conoce como

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absolutismo. En tal sistema, la personalidad y el carácter del gobernante son muy
importantes, ya que establecen el tono para el estilo de gobierno.
En el siglo anterior al estallido de la Revolución, hubo tres reyes franceses: Luis XIV, Luis
XV y Luis XVI. Luis XV dijo en 1766 que "el poder soberano reside solo en mi persona ...
el poder de la legislación me pertenece solo a mí».
Limitaciones al poder
Aunque su poder era absoluto, los reyes estaban obligados por las leyes y costumbres
de su reino. Por ejemplo, hay muchos órganos independientes, como la Asamblea del
Clero, que tienen derechos y privilegios garantizados por la ley. El Rey no podía interferir
con ellos. El Rey también tuvo que consultar a su consejo de ministros y asesores para
hacer leyes. Esto significaba que un poder considerable estaba en manos de un pequeño
número de hombres. El más importante de ellos era el Contralor General, que estaba a
cargo de las finanzas reales. Cada ministro trataba con el Rey de forma individual y no
formaba parte de un sistema de gobierno de gabinete.
En las provincias, el gobierno del Rey era llevado a cabo por los intendentes, que tenían
poderes de gran alcance. En 1774 Luis XVI, nieto de Luis XV, accedió al trono francés.
El nuevo Rey tenía buenas intenciones, pero nunca llegó a aceptar los problemas
financieros del Estado. En un sistema absolutista el monarca necesitaba ser una
figura fuerte con una personalidad dominante. Luis era bastante débil e indeciso.
En 1770 Luis se casó con María Antonieta, la hija de la emperatriz austriaca María
Theresa. Cuando Luis accedió al trono en junio de 1774, la joven pareja era muy popular.
Durante los años siguientes, sin embargo, esta popularidad se disipó debido a una
combinación de la extravagancia de María Antonieta (la compra de un collar de
diamantes por 400.000 libras en 1776) y una serie de escándalos. Fue retratada, por los
críticos al sistema, muy negativamente como la austriaca. Muchos revolucionarios creían
que ella influyó en el Rey para que evitara otorgarles concesiones. Sus partidarios fueron
etiquetados como el "Partido Austriaco" y fueron sospechosos de sacrificar los intereses
de su país de adopción por los de su patria.
EL SISTEMA TRIBUTARIO
El buen gobierno se beneficia enormemente de un sistema tributario eficiente que le
proporcione un ingreso adecuado. El sistema fiscal en Francia era caótico e ineficaz.

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Recaudación de impuestos
Los impuestos fueron recaudados por un sistema conocido como agricultura fiscal. El
Farmers-General era una empresa que recaudaba los impuestos indirectos para el
gobierno. Pagaron al Estado una suma acordada y se quedaron con todo lo recaudado
por encima de esta cifra. En consecuencia, el gobierno francés nunca recibió suficiente
dinero de los impuestos para cubrir sus gastos, por lo que con tanta frecuencia tuvo que
pedir prestado. Los pagos de tasas de interés de la deuda se convirtieron en una parte
cada vez más grande del gasto público en el siglo XVIII.
Muchos de los impuestos eran recaudados por funcionarios que, bajo un sistema
conocido como venalidad, habían comprado el derecho a ocupar sus cargos. Por lo
tanto, no podían ser desestimados. La corrupción y el despilfarro fueron enormes, y
dieron lugar a que la Corona no recibiera unos ingresos adecuados, mientras que los
contribuyentes sabían que gran parte de los impuestos que pagaban nunca llegaban al
erario. En su ascensión en 1774, Luis XVI era consciente de muchos de los problemas
que afectaban a las finanzas del Estado. Nombró a Turgot como Contralor General.
Turgot fue influenciado por las ideas de los filósofos y se embarcó en un programa de
reforma. Sus intentos de abolir los gremios comerciales y el corvée1 y de reformar el
sistema tributario (que clero y nobleza paguen impuestos) provocaron tal tormenta de
protestas de los parlamentos y otras partes interesadas que Luis, en aras de la armonía,
retiró su apoyo y Turgot dejó el cargo. La mayor parte de los ingresos reales se compone
de impuestos, pero debido al sistema de exenciones a la Corona se le negó un ingreso
adecuado con el que gobernar el país. Para satisfacer las demandas de la guerra, la
Corona se vio obligada a pedir dinero prestado. La agricultura fiscal significaba que no
todos los ingresos pagados llegaban realmente al erario. La cuestión de los impuestos
debilitó a la Corona y creó resentimiento entre el Tercer Estado, que cargaba con la carga
del pago de impuestos. Esta fue una de las causas más importantes a largo plazo de la
Revolución.

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Consistía en la obligación de trabajar gratuitamente en las tierras del noble o señor feudal.

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LUIS XVI
Personalidad y carácter
Luis no era adecuado para la tarea de gobernar un estado absoluto, particularmente uno
con muchos problemas apremiantes. Tenía una excelente memoria, se interesaba por
una serie de temas intelectuales (matemáticas y geografía) y aprendía inglés, pero
carecía de la fuerza de carácter para combatir a las facciones poderosas de su corte y
no pudo en momentos cruciales dar el apoyo necesario a los ministros reformistas. La
creciente confianza de Luis en el consejo de María Antonieta y su círculo confirmó lo que
muchos sospechaban, que carecía de habilidades de liderazgo.
El derrocamiento de la monarquía absoluta
Luis era claramente consciente de la necesidad de resolver sus problemas más
acuciantes: la falta de ingresos y una deuda pública cada vez mayor. Cuando los planes
de reforma fueron presentados a la Asamblea de Notables y rechazados, no pudo
respaldar a sus ministros y fueron despedidos. Con el empeoramiento de la crisis
financiera accedió a convocar a los Estados Generales. Esto fue visto por sus oponentes
como una señal de desesperación y una falta de liderazgo. La iniciativa fue confiscada
por el Tercer Estado, mientras que Luis se vio obligado a reaccionar a los
acontecimientos en lugar de controlarlos.
Cuando se redactó una nueva constitución creando una monarquía parlamentaria, Luis
apoyó las propuestas en público mientras buscaba en privado socavarlas. Su intento de
abandonar Francia, en 1791, y la revelación de sus verdaderos pensamientos sobre la
Revolución, debilitaron significativamente su posición y contribuyeron al surgimiento del
republicanismo. La decisión de Luis de vetar los decretos contra los emigrados y los
sacerdotes no juramentados confirmó para muchos su oposición a la Revolución. Fue
derrocado el 10 de agosto de 1791 en lo que se ha descrito como la segunda Revolución
Francesa.
LA SOCIEDAD FRANCESA DURANTE EL ANTIGUO RÉGIMEN
En vísperas de la Revolución, se estimaba que la población de Francia era de unos 28
millones. La sociedad francesa en el siglo XVIII se dividió en tres órdenes o estamentos
conocidas como los Estados del Reino. Los dos primeros estados tenían muchos
privilegios que utilizaban con frecuencia en detrimento del Tercer Estado. En el

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transcurso del siglo XVIII, aparecieron divisiones entre y dentro de los estados, y esto se
convirtió en una causa a largo plazo de la Revolución.
EL PRIMER ESTADO
El Primer Estado era el clero, que consistía en miembros de órdenes religiosas (monjes
y monjas) y clérigos (párrocos). Una serie de cuestiones contribuyeron a que la Iglesia
fuera impopular entre muchas personas. Estos fueron:
• pluralidad y ausentismo
• diezmos
• exención de impuestos
• poder sobre el pueblo.
Pluralidad y absentismo
Muchos hijos menores de familias nobles entraron en la Iglesia y ocuparon sus puestos
más altos, como obispos y arzobispos, que proporcionaban grandes ingresos. El
arzobispo de Estrasburgo recibió unas 400.000 libras anuales, lo que contrastaba
fuertemente con la mayoría de los párrocos que recibían sólo entre 700 y 1000 libras.
Algunos obispos tenían más de un obispado, lo que significaba que eran obispos de más
de una diócesis. Esto se llama pluralidad. Muchos nunca visitaron su diócesis: una
práctica conocida como ausentismo. Esto hizo que la Iglesia fuera muy impopular entre
muchas personas comunes que consideraban que los obispos estaban más interesados
en la riqueza que en las necesidades religiosas y espirituales de la gente.
Diezmos
La riqueza de la Iglesia provenía de la tierra que poseía y los diezmos que le pagaban.
Era el mayor terrateniente de Francia, que poseía alrededor del diez por ciento de la
tierra. El diezmo era una contribución que pagaban a la Iglesia cada año los
terratenientes y se basaba en una proporción de los cultivos que producían. Este cargo
varió ampliamente. En Dauphine, por ejemplo, representaba aproximadamente una
cincuentena de los cultivos producidos, mientras que en Bretaña era una cuarta parte.
En la mayor parte de Francia era alrededor del siete por ciento de la cosecha. Los
ingresos producidos por el diezmo proporcionaban a la Iglesia 50 millones de libras cada
año. Se suponía que los diezmos debían proporcionar a los párrocos un alivio económico
y el mantenimiento de los edificios de la Iglesia, pero gran parte de ellos fueron a parar

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a los bolsillos de obispos y abades. Esto fue en gran medida resentía tanto al
campesinado como el clero ordinario y era uno de los agravios más comunes hechos en
sus cahiers (cuadernos de quejas) en 1788.
Exención de impuestos
La Iglesia tenía muchos privilegios aparte de recoger el diezmo. Con mucho, el más
importante de ellos fue su exención de impuestos. Esto añadía a su impopularidad. Sus
ingresos por propiedad eran inmensos: alrededor de 100 millones de libras al año en los
últimos años del antiguo régimen. En lugar de pagar impuestos, la Iglesia acordó hacer
un pago anual, que determinó, conocido como el don gratuito. Era menos del cinco por
ciento de los ingresos de la Iglesia y era mucho menos de lo que podía pagar.
Poder sobre el pueblo
Francia es un país muy religioso y el catolicismo es la religión oficial del Estado. La
influencia de la Iglesia fue considerable y tocó muchas áreas de la vida de las personas.
La Iglesia tenía amplios poderes de censura sobre los libros que la criticaban;
proporcionó socorro a los desvalidos, hospitales y escuelas; y mantuvo una lista en la
parroquia de todos los nacimientos, matrimonios y defunciones. En un momento en que
la comunicación en general era muy pobre, la Iglesia actuaba como una especie de
Ministerio de Información para el gobierno cuando los párrocos informaban a sus
congregaciones sobre diversas políticas e iniciativas. La vasta riqueza de la Iglesia y su
resistencia a las nuevas ideas la hicieron impopular entre muchas personas, lo que
contribuyó a las causas a largo plazo de la Revolución.
EL SEGUNDO ESTADO
De los tres estados, la nobleza era la más poderosa. A diferencia de la nobleza británica,
que contaba por cientos, la nobleza francesa contaba con cientos de miles, aunque los
números exactos son discutidos. Las cifras para el número de nobles en 1789 varían
entre 110.000 y 350.000. Dentro de la nobleza hubo grandes variaciones en la riqueza y
el estatus:
• Los más poderosos fueron los 4000 nobleza de la corte, restringidos en teoría a aquellos
cuya ascendencia noble se remonta a antes de 1400; en la práctica, a aquellos que
podían permitirse el alto costo de vida en Versalles.

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• En segundo lugar en importancia estaban los noblesse de robe: nobles legales y
administrativos que incluían a los 1200 magistrados de los parlamentos.
• El resto de la nobleza – la abrumadora mayoría – vivía en el país en varios estados de
prosperidad. Bajo la ley de primogenitura, una finca era heredada por el hijo mayor. Los
hijos menores se vieron obligados a valerse por sí mismos y muchos se unieron a la
Iglesia, al ejército o a la administración. La principal fuente de ingresos para el Segundo
Estado era la tierra, y poseía entre un tercio y un cuarto de Francia. Casi todos los cargos
principales en el Estado estaban ocupados por nobles, entre ellos ministros del gobierno,
intendentes y altos rangos en el ejército.
Privilegios
Además de ocupar la mayoría de los puestos más altos del Estado, los nobles tenían
muchos privilegios. Entre ellas figuraban las siguientes:
• Fueron juzgados en sus propios tribunales.
• Estaban exentos del servicio militar.
• Estaban exentos de pagar la gabelle.
• Estaban exentos del corvée (trabajo forzoso en las carreteras).
• Recibían una variedad de cuotas feudales (también conocidas como cuotas señoríos).
• Tenían derechos exclusivos sobre la caza y la pesca.
• En muchas zonas, tenían el derecho de monopolio (conocido como banalidades) para
operar molinos, hornos y prensas de vino.
Tal vez el mayor privilegio de los nobles era la exención de impuestos. Hasta 1695 no
pagaron impuestos directos en absoluto. En ese año se introdujo la capitación y, en 1749,
la vingtième 2. Incluso con estos lograron pagar menos de lo que podrían haber hecho.
Por lo general, estaban exentos del impuesto más oneroso de todos: el taille.
Impuestos que pagaba un campesino francés al estado
 La talla, era una contribución territorial, no tenía tipo fijo, pero se imponía
proporcional al valor de la tierra y vivienda del campesino (en la práctica los
agentes del fisco cogían cuanto podían y un campesino astuto dejaba

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El vigésimo es un impuesto directo destinado por el Contralor General de Hacienda Jean-Baptiste de Machault
d'Arnouville. Era un impuesto directo sobre el conjunto de la población, cuyo importe corresponde al 5% de los
ingresos.

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desmoronarse su casa y pretendía estar en la mayor miseria para que los
tasadores no le aumentaran la valoración de su propiedad).
 La capitación: era un impuesto directo, suma insignificante que se pagaba por
cabeza.
 El impuesto sobre la renta: que alcanzaba la vigésima parte de los ingresos.
 Los impuestos indirectos: como la gabela de la sal, cada persona tenía que
comprar al año siete libras de sal de las salinas del gobierno al precio de diez
veces mayor a su valor real.
 El hacer los caminos era obligación del campesino, la corvea, suponía a veces
varias semanas de trabajo al año.
Para algunos autores los tributos suponían las 4/5 partes de los productos que obtenía
un campesino francés. De 28 millones de personas había 150.000 nobles, 130.000
sacerdotes en total el 1%
Los nobles provinciales, que era poco probable que fueran muy ricos, estaban
fuertemente apegados a estos privilegios, que representaban una parte significativa de
sus ingresos. Sentían que, si perdían sus privilegios fiscales y sus derechos señoríos, se
enfrentarían a la ruina. En consecuencia, estaban decididos a oponerse a cualquier
cambio que amenazara su posición y socavara sus privilegios. Los privilegios
relacionados con la propiedad de la tierra y la exención de impuestos fueron resentidos
por muchas personas comunes y corrientes que veían el Segundo Estado como
eludiendo su parte de las cargas fiscales soportadas por otros. Estas cuestiones
contribuyeron a las causas de la Revolución.
Unirse a la nobleza
Había varias formas de convertirse en un noble además de la obvia de la herencia. Una
de las principales formas de adquirir el estatus de noble era por nombramiento directo
del Rey o mediante la compra de ciertos cargos que llevaban títulos hereditarios. Estos
se llamaban oficinas venales y había 12.000 de ellas al servicio de la Corona. Llevaban
títulos que podían ser comprados, vendidos o heredados como cualquier otra propiedad.
Aunque la obtención de un estatus noble tenía importantes beneficios, también había
algunas limitaciones, la más importante de las cuales era que, en teoría, a los nobles no
se les permitía participar en actividades industriales o comerciales, ya que esto

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significaría que sufrirían una derogación (pérdida de su nobleza). En realidad, muchos lo
hicieron, ya que la regla no se aplicaba rígidamente.
EL TERCER ESTADO
En esencia, el Tercer Estado consistía en todos los que no pertenecían a uno u otro de
los dos estados privilegiados. Había enormes extremos de riqueza dentro de este
estamento.
La burguesía
En el extremo superior estaban los ricos comerciantes, industriales y empresarios. Este
grupo de plebeyos ricos, que no eran campesinos ni trabajadores urbanos, se conoce
con frecuencia como la burguesía. Entre los más ricos de la burguesía estaban los
comerciantes y comerciantes que hicieron grandes fortunas con el comercio exterior de
Francia. Otros incluían financieros, terratenientes, miembros de las profesiones liberales
(médicos y escritores), abogados y funcionarios públicos.
Como grupo, la burguesía estaba aumentando no sólo en riqueza sino también en
número. Se triplicó el número de burgueses a lo largo del siglo XVIII hasta los 2,3
millones. Aunque la burguesía fue aumentando en importancia, no hubo un conflicto real
entre la nobleza hasta al menos los últimos años del antiguo régimen. La burguesía, sin
embargo, sentía que su poder y riqueza debían reflejarse de alguna manera en el sistema
político, ya que llevaba una parte tan sustancial de los ingresos fiscales pagados a la
Corona. Este resentimiento que se cocinaba a fuego lento fue una de las causas a largo
plazo de la Revolución.
El campesinado
En el otro extremo del Tercer Estado estaban los campesinos. Eran, con mucho, el sector
más numeroso de la sociedad francesa. En vísperas de la Revolución, el campesinado
constituía aproximadamente el 67% de la población. Este grupo, sin embargo, cubrió
enormes variaciones en la riqueza y el estatus. En el extremo superior había un pequeño
grupo de grandes agricultores que poseían sus tierras y empleaban a trabajadores para
producir alimentos para venderlos a otros. Más numerosos eran los trabajadores que
existían en, o cerca de, los niveles de subsistencia. Durante gran parte del siglo XVIII, a
ellos, y a los agricultores más grandes, les fue bien, ya que las condiciones agrícolas
fueron favorables, particularmente en la década de 1770. La mitad de los campesinos

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eran aparceros que no eran dueños de sus tierras, sino que las cultivaban y daban la
mitad de sus cosechas a los terratenientes en lugar de alquilarlas. Alrededor de una
cuarta parte de los campesinos eran trabajadores sin tierra, que no poseían nada más
que su casa y jardín. En algunas partes de Francia la servidumbre continuó existiendo.
Había un millón de siervos en el este, principalmente en el Franco Condado. Estaban en
el la parte inferior de la estructura social y sus hijos no podían heredar ni siquiera bienes
personales sin pagar cuotas considerables a su señor. Los campesinos pobres vivían en
un estado de incertidumbre crónica. El mal tiempo o la enfermedad podían empujarlos a
las filas de los vagabundos, que vivían de la mendicidad, el robo y el empleo ocasional.
Quejas
Como el grupo más grande de la sociedad, los campesinos soportaron la carga de los
impuestos y esto los hizo extremadamente resentidos. Todos los campesinos tenían que
pagar un diezmo a la Iglesia, cuotas feudales a su señor e impuestos al Estado. Casi
todas las tierras están sujetas a cuotas feudales. Entre ellos figuraban el corvée, el
champart (un pago que se pagaba en grano u otros cultivos al propietario, que podía
variar entre el cinco y el 33 por ciento de la cosecha) y lods et ventes (un pago al señor
cuando la propiedad cambiaba de manos).
Otro agravio era que el campesino podía ser juzgado en el tribunal señorío, donde el
señor actuaba como juez y jurado. Los impuestos pagados al Estado incluían el taille, la
capitación y el gabelle. Todos estos aumentaron enormemente entre 1749 y 1783 para
pagar las diversas guerras en las que Francia estuvo involucrada. Los impuestos se
llevaron entre el cinco y el diez por ciento de los ingresos de los campesinos. La carga
más pesada para los campesinos era el alquiler que pagaban a sus terratenientes. Esto
aumentó notablemente durante la segunda mitad del siglo XVIII como resultado del
aumento de la población, que se estima que aumentó de 22,4 millones en 1705 a 27,9
millones en 1790. Esto aumentó la demanda de granjas, con el resultado de que los
propietarios podían aumentar los alquileres. La creciente carga financiera impuesta al
campesinado, junto con el creciente resentimiento por el sistema feudal, fue una
importante causa a largo plazo de la Revolución.

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Trabajadores urbanos
La parte restante del Tercer Estado estaba formada por trabajadores urbanos. Los
pequeños propietarios y artesanos en París eran conocidos como sans-culottes. La
mayoría de los trabajadores de las ciudades vivían en bloques de viviendas insalubres y
abarrotadas conocidos como conventillos. Eran insatisfactorios y pobres. Por otro lado,
los artesanos calificados se organizaron en gremios. En París, en 1776, 100.000
trabajadores –un tercio de la población masculina– pertenecían a gremios. El nivel de
vida de los asalariados ha disminuido lentamente en el siglo XVIII, ya que los precios
aumentaron en promedio un 65% entre 1726 y 1789, pero los salarios sólo un 22%. En
los años inmediatamente anteriores a la Revolución, el empeoramiento de la situación
económica causó un considerable resentimiento entre los habitantes de las zonas
urbanas y contribuyó a las causas a largo plazo de la Revolución. Esto ayuda a explicar
su disposición a participar en las manifestaciones populares que ayudaron a lograr el
derrocamiento del antiguo régimen.
LA ILUSTRACIÓN
Durante el transcurso del siglo XVIII surgió en Europa un movimiento intelectual de
escritores y pensadores conocido como la Ilustración. El movimiento cuestionó y desafió
toda una gama de puntos de vista e ideas que, en ese momento, fueron ampliamente
aceptadas, particularmente en relación con la religión, la naturaleza y la monarquía
absoluta. Su análisis de la sociedad se basaba en la razón y el pensamiento racional,
más que en la superstición y la tradición.
En Francia estos intelectuales eran conocidos como los filósofos y eran escritores
más que filósofos. Los más famosos fueron Diderot, Voltaire, Montesquieu y Rousseau.
Escribieron sobre los problemas del día y atacaron el prejuicio y la superstición que veían
a su alrededor. Muchos de ellos contribuyeron a la obra más importante de la Ilustración
francesa, La Enciclopedia (editada por Diderot, el primer volumen apareció en 1752, el
último de 35 en 1780).
Objetivos de los filósofos
El objetivo de los filósofos era aplicar el análisis racional a todas las actividades. No
estaban preparados para aceptar la tradición o la revelación, como en la Biblia, como
una razón suficiente para hacer cualquier cosa. Estaban mucho más a favor de la libertad

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–de la prensa, de la palabra, del comercio, de la libertad de detención arbitraria– que, de
la igualdad, aunque querían la igualdad ante la ley. Los principales objetivos de su ataque
fueron la Iglesia y el gobierno despótico. Los filósofos no aceptaban la interpretación
literal de la Biblia y rechazaban todo lo que no pudiera explicarse por la razón –milagros,
por ejemplo– como supersticioso. Condenaron a la Iglesia Católica porque, según ellos,
era rica, corrupta e intolerante, y tomaron el grito de Voltaire de "Écrasez l'infâme"
("aplastar a los infames", es decir, la Iglesia). Los filósofos, aunque claramente críticos
de muchos aspectos del antiguo régimen, no se oponían esencialmente al régimen y, por
lo tanto, no eran revolucionarios. Sin embargo, tuvieron un impacto en el estallido de la
Revolución. Sus ideas atacaban todos los supuestos en los que se basaba el antiguo
régimen. Desafiaron y ayudaron a socavar uno de los pilares clave del viejo orden, a
saber, la posición de la Iglesia y el papel del Rey como siervo de Dios. Aunque no
revolucionarios ellos mismos, sus ideas y enfoques influyeron en muchos que se
convertirían en revolucionarios.

2. CAUSAS A CORTO PLAZO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA


¿Qué factores de corto plazo provocaron la crisis que desató la Revolución?
En los diez años anteriores al estallido de la Revolución en 1789, una serie de problemas,
crisis y acontecimientos contribuyeron a la caída del antiguo régimen y deben
considerarse junto con las causas a largo plazo. Las principales causas a corto plazo
fueron:
• política exterior
• crisis financiera
• crisis política
• crisis económica.
POLÍTICA EXTERIOR
La Guerra de los Siete Años
Desde el siglo XV, Francia había tenido la mayoría de las veces una relación hostil tanto
con Gran Bretaña como con Austria. Gran Bretaña era vista como el único rival colonial
serio de Francia y Austria era un rival por el dominio de la Europa continental. A mediados
del siglo XVIII, Francia y Austria habían resuelto sus diferencias y eran aliados cuando

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estalló la Guerra de los Siete Años (1756-63) en 1756. Durante el transcurso de esta
guerra, las fuerzas francesas en la India y América del Norte sufrieron una serie de
derrotas aplastantes a manos de los británicos. Gran parte del imperio de ultramar de
Francia se perdió en 1763, aunque las rentables islas productoras de azúcar de Martinica
y Guadalupe, y algunos otros territorios menores, se mantuvieron.
La Guerra de Independencia de los Estados Unidos
Tras la humillación a manos de Gran Bretaña y su aliado Prusia, el gobierno francés soñó
con venganza. La oportunidad llegó cuando Gran Bretaña se involucró en una amarga
disputa con sus trece colonias norteamericanas, que se rebelaron contra el dominio
británico. En la resultante Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1776-83),
Francia intervino del lado de los rebeldes, proporcionando ayuda tanto financiera como
militar. La intervención de Francia en 1778 fue decisiva y ayudó a provocar la derrota de
las fuerzas británicas y la creación de los Estados Unidos de América.
Aunque Francia fue incapaz de recuperar la mayor parte del territorio perdido durante la
Guerra de los Siete Años, el Tratado de Versalles (1783) satisfizo el honor francés. Pocos
en ese momento, sin embargo, podían prever cuál sería el costo real de la guerra: la
revolución en Francia. La guerra era muy costosa y a corto plazo empeoró la ya débil
situación financiera de la Corona. Los soldados franceses que habían luchado en la
guerra habían estado expuestos a ideas como la libertad y la democracia y muchos, a
su regreso a casa, exigieron derechos similares para el pueblo de Francia.
Crisis financiera
La principal causa a corto plazo de la Revolución Francesa fue la crisis financiera. Con
mucho, el aspecto más importante de esto era el enorme déficit que el gobierno estaba
acumulando. El 20 de agosto de 1786 Calonne, el Contralor General, le dijo a Luis XVI
que el gobierno estaba al borde de la bancarrota. Los ingresos para 1786 serían de 475
millones de libras, mientras que el gasto sería de 587 millones de libras, lo que haría un
déficit de 112 millones, casi una cuarta parte de los ingresos totales.
El déficit había aumentado en dos años a 126 millones de libras, el veinte por ciento del
gasto total. Se preveía que para 1789 los ingresos ascenderían a sólo 325 millones de
libras y que los pagos de intereses sobre el déficit ascenderían al 62% de los ingresos.
Hay dos razones para explicar por qué hubo un déficit y una crisis financiera en Francia:

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 Entre 1740 y 1783 Francia estuvo en guerra durante veinte años, primero en la
Guerra de Sucesión Austriaca (1740-8), luego en la Guerra de los Siete Años
(1756-63) y finalmente en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos
(1778-83). El costo de ayudar a los colonos estadounidenses a derrotar al
gobierno británico fue de aproximadamente 1066 millones de libras. Jacques
Necker, el ministro de finanzas, financió la guerra mediante la obtención de
préstamos. Si bien esto no condujo directamente a la revolución, la falta de un
parlamento electo para garantizar los préstamos, como en Gran Bretaña, no dio
confianza a los prestamistas. En 1781 Necker redactó el Compte rendu au roi
('informe al rey'). Fue muy selectivo en las cifras que se incluyeron y afirmó que
mostraban un superávit de 10 millones de libras en las finanzas reales. Esta
declaración positiva significaba que los prestamistas tenían más confianza en las
perspectivas financieras y continuarían prestando dinero a la Corona.
 Impuestos. La Corona no estaba recibiendo gran parte de los ingresos fiscales, y
hasta que no recuperara el control de sus finanzas, no se podían producir
reformas básicas. Las clases privilegiadas, cuyos ingresos por bienes habían
aumentado, eran una fuente de ingresos sin explotar a la que la Corona
necesitaba acceder con urgencia. Sin embargo, habría una fuerte resistencia a
cualquier cambio en la estructura tributaria por parte de aquellos con intereses
creados en mantener el statu quo.
REFORMA
Tras la destitución de Necker en 1781, su sucesor, Joly de Fleury, descubrió la verdadera
naturaleza de las finanzas de Francia. El Tesoro era 160 millones de libras menos para
1781 y 295 millones de libras menos para 1782. Para compensar el déficit, Fleury y su
sucesor, Calonne, reanudar la práctica de pedir prestado, incluso, mucho más que
Necker.
En 1786, con los préstamos secándose, Calonne se vio obligado a agarrar el toro por los
cuernos y embarcarse en una reforma del sistema tributario. Su plan consistía en un
ambicioso programa de tres partes:
• La propuesta principal era sustituir la capitación y la vingtième sobre la propiedad de la
tierra por un impuesto único sobre la tierra. Iba a ser un impuesto sobre la tierra y no

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sobre la persona, y por lo tanto afectaría a todos los propietarios de tierras – Iglesia,
nobles y comunes por igual – independientemente de si las tierras se utilizaban para
fines de lujo o cultivos. No habría excepciones; todos, incluidos los nobles, el clero
pagarían.
• La segunda parte del programa tenía por objeto estimular la economía para asegurar
que los ingresos fiscales futuros aumentarían. Para intentar lograrlo, Calonne propuso
abandonar los controles sobre el comercio de cereales y suprimir las barreras aduaneras
internas, que impedían la libre circulación de cereales de una parte de Francia a otra.
• La parte final del programa era tratar de restablecer la confianza nacional para que
pudieran obtenerse nuevos préstamos a corto plazo. Al hacer esto, Calonne esperaba
que los parlamentos tuvieran menos probabilidades de oponerse al registro de sus
medidas.
Su plan era lograr alguna muestra de unidad y consenso nacional.
El fracaso del proceso de reforma
Los Estados Generales eran el órgano obvio para convocar a aprobar las reformas, ya
que era representativo de la nación. Sin embargo, esto fue rechazado por ser demasiado
impredecible. Calonne y Luis XVI optaron en su lugar por una Asamblea de Notables
elegida a dedo. Se preveía que se trataría de un órgano flexible que aceptaría de buen
gana aprobar el paquete de reformas.
Los 144 miembros de la Asamblea se reunieron en febrero de 1787. Entre ellos había
miembros destacados de los parlamentos, príncipes, nobles destacados e importantes
obispos. Al examinar las propuestas quedó claro que no colaborarían con Calonne y
Louis en el acuerdo de las reformas. Como representantes de la orden privilegiada, eran
los que más tenían que perder de ellos. Los Notables no se opusieron a todos los
cambios y estuvieron de acuerdo en que los impuestos deberían extenderse a todos.
Afirmaron que la aprobación de la nación era necesaria para las reformas de Calonne e
instaron a convocar a los Estados Generales, que se habían reunido por última vez en
1614. Al darse cuenta de la fuerza de la oposición a Calonne, Luis lo despidió en abril de
1787.

16
Crisis política
Calonne fue reemplazado por uno de los Notables, Loménie de Brienne, Arzobispo de
Toulouse, mientras que otro Notable, Lamoignon, presidente del Parlamento de París,
se convirtió en jefe del poder judicial. La Asamblea de Notables demostró no ser más
cooperativa con Brienne de lo que había sido con Calonne. Brienne conservó el impuesto
sobre la tierra de Calonne e introdujo una serie de nuevas reformas siguiendo los planes
anteriores de Necker. Estos fueron:
• el fin de los funcionarios financieros venales
• un nuevo tesoro central
• las leyes codificadas en forma impresa y accesible a quienes necesitaban consultarlas
• la reforma educativa
• la tolerancia religiosa
• la reforma del ejército para hacerlo más eficiente y menos costoso.
Cuando Brienne presentó sus reformas al Parlamento de París para su registro, se negó
y dijo que sólo los Estados Generales que representaban a toda la nación podían dar su
consentimiento a cualquier nuevo impuesto.
La reacción de Luis fue exiliar el Parlamento a Troyes el 15 de agosto. La acción de Luis
fue considerada prepotente y el resultado fue una revuelta de la nobleza en el verano de
1788. Esta resultó ser la oposición más violenta que el gobierno había enfrentado hasta
el momento. Hubo disturbios en algunas de las capitales de provincia donde se reunieron
los parlamentos, como Rennes en Bretaña y Grenoble en Dauphine. En todas las partes
del país los nobles se reunían en asambleas no autorizadas para discutir acciones en
apoyo de los parlamentos.
Una asamblea del clero también se unió en el lado de los parlamentos, rompiendo su
larga tradición de lealtad a la Corona. Condenó las reformas y votó un don gratuito de
menos de una cuarta parte del tamaño solicitado por la Corona. Aunque la oposición
estaba fragmentada y dispersa, continuó debido al colapso de las finanzas del gobierno.
A principios de agosto de 1788 el tesoro real estaba vacío. Brienne acordó, con la
aprobación renuente de Luis, convocar a los Estados Generales para el 1 de mayo de
1789. El 16 de agosto de 1788 Brienne suspendió todos los pagos del tesoro real,
reconociendo de hecho que la Corona estaba en bancarrota. El año anterior, el entonces

17
ministro de Marina, el marqués de Castries, había dicho perspicazmente al rey: «Como
francés quiero a los Estados Generales, como ministro estoy obligado a decirles que
podrían destruir su autoridad».
En septiembre de 1788 Luis se vio obligado a dar marcha atrás y permitir que el
parlamento de París regresara. Tras las dimisiones de Brienne y Lamoignon, el rey
recordó a Necker, en la creencia de que él era el único que podía restaurar el crédito del
gobierno y obtener nuevos préstamos. Necker abandonó los planes de reforma de su
predecesor y, aunque indicó que trataría de obtener nuevos préstamos, declaró que no
haría nada hasta que los Estados Generales se hubieran reunido.
La crisis había mostrado las limitaciones del poder real. Aunque Luis era en efecto un
gobernante absoluto, en realidad fue incapaz de imponer las reformas de su gobierno en
el Estado. Las fuerzas de la oposición detectaron claros signos de debilidad en la Corona.
El fracaso en asegurar la reforma contribuyó a una parálisis del gobierno. A corto plazo,
esto fue muy significativo, especialmente cuando se vinculó a la crisis económica.
Crisis económica
En los años inmediatamente anteriores al estallido de la Revolución en 1789, la
economía francesa se enfrentó a una serie de crisis. La economía se basaba en gran
medida en la agricultura y este sector había crecido constantemente entre las décadas
de 1730 y 1770. Las buenas cosechas han dado lugar a excedentes de alimentos que,
a su vez, contribuyen a un aumento de la población a medida que las personas están
alimentadas y sanas y más capaces de resistir las enfermedades.
Malas cosechas
Durante la década de 1780 la prosperidad agrícola general llegó repentinamente a su fin.
Esto fue provocado por una serie de cosechas desastrosas en 1778-9, 1781-2, 1785-6 y
1787. En 1788 se produjo un gran desastre. Hubo una primavera muy húmeda y granizos
en muchas áreas en julio resultaron en una cosecha muy pobre. Esto fue particularmente
desastroso para los campesinos que producían vino como cultivo comercial. Una mala
cosecha en una sociedad preindustrial siempre condujo a un desempleo masivo. El
aumento resultante en el precio de los alimentos condujo a:
• una menor demanda de productos manufacturados, ya que había que gastar más
ingresos en alimentos

18
• un aumento significativo en el precio del pan, un alimento básico clave.
Durante el período comprendido entre 1726 y 1789 los precios del trigo aumentaron en
un 60%. En tiempos normales se estima que alrededor de la mitad del salario diario de
un trabajador podría gastarse en pan. Durante el severo invierno de 1788-9 esta
proporción se incrementó al 88 por ciento.
El panorama en otros sectores de la economía era igualmente sombrío. La producción y
el empleo en las industrias textiles, que representaban la mitad de la producción
industrial, cayeron un 50% en 1789. La industria se había visto gravemente afectada por
el Tratado del Edén de 1786, que permitía las importaciones de productos británicos,
incluidos los textiles, a tipos reducidos de derechos de importación. Esto afectó aún más
a un grupo que ya estaba sufriendo dificultades económicas. El mercado del vino también
era muy pobre, ya que el aumento de los precios del pan significaba que había menos
dinero para gastar en este y otros bienes. El desempleo aumenta al mismo tiempo que
el costo de la vida y, como la producción está estancada o disminuye, los trabajadores
no pueden aumentar sus salarios.
Escasez de alimentos
Muchas personas comunes y corrientes culparon a los propietarios de diezmos y
terratenientes por empeorar la situación. Se les acusó de acaparar cereales y especular
con el aumento de los precios en tiempos de escasez, contribuyendo así a la falta de
alimentos. En muchas zonas hubo disturbios y saqueos de alimentos cuando la gente
atacó los almacenes de cereales. Estos fueron los más frecuentes en la primavera y el
verano de 1789, cuando los precios de los cereales estaban en su punto álgido, antes
de que se hubiera recogido la nueva cosecha. Muchas personas comunes y corrientes
de las zonas rurales y urbanas creían que la crisis económica era en parte culpa de la
nobleza. El aumento de los disturbios contra la nobleza animó a mucha gente común a
dar los primeros pasos tentativos hacia la acción política directa. La politización de la
mayoría del Tercer Estado comenzó como resultado de la crisis económica. El manejo
de Louis de la crisis política exacerbó aún más la situación a los ojos de la gente común.
Los problemas profundos a largo plazo del antiguo régimen, considerados en la primera
parte de este capítulo, llegaron a un punto crítico en los años inmediatamente anteriores
a 1789. Las causas a corto plazo, como las malas cosechas y el aumento de los

19
precios del pan, contribuyeron a ello. Los intentos de reforma son un reconocimiento
de que se necesitan cambios; el fracaso del proceso mostró la profundidad de las
divisiones dentro de la sociedad francesa. Cuando la monarquía francesa se declaró en
bancarrota y la Asamblea de Notables se negó a aprobar las reformas propuestas por
los ministros del rey, se allanó el camino para la convocatoria de los Estados Generales.
Todas las partes esperaban mucho de este órgano.
DEBATE
¿Cuáles son las diferentes formas en que se han interpretado los orígenes de la
Revolución Francesa?
Muchos historiadores sostienen puntos de vista marcadamente contrastantes sobre los
orígenes de la Revolución Francesa. Una de las principales escuelas es la
interpretación marxista. Los historiadores marxistas ven la Revolución como parte de
la lucha de clases, como lo describió a mediados del siglo XIX el filósofo y economista
social de origen alemán Karl Marx (1818-83). Más recientemente, los historiadores
revisionistas han rechazado este punto de vista en favor de diferentes interpretaciones.
La interpretación marxista
La interpretación dominante de la Revolución Francesa durante gran parte de los últimos
100 años ha sido la interpretación marxista. Esto fue expresado más claramente por
Georges Lefebvre y más tarde por su discípulo Albert Soboul. Lefebvre consideraba la
Revolución Francesa como una revolución burguesa estrechamente ligada a factores
sociales y económicos. La burguesía comercial e industrial había ido creciendo en
importancia en el siglo XVIII y se había hecho más fuerte económicamente que la
nobleza. Sin embargo, los miembros de la burguesía fueron mantenidos fuera de las
posiciones de poder por la nobleza privilegiada. Según los marxistas, se desarrolló una
lucha de clases entre la burguesía en ascenso y la aristocracia en declive. La burguesía
ganó esta lucha porque la monarquía quebró debido al costo de la guerra en América.
La Revolución Francesa fue, según Lefebvre, una lucha por la igualdad de derechos para
la burguesía.
La interpretación revisionista
Después de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de historiadores desafió la
interpretación marxista. El primer crítico revisionista importante fue Alfred Cobban, quien

20
cuestionó la validez de la interpretación social y también si la Revolución fue dirigida por
una burguesía en ascenso. Para Cobban, la interpretación marxista era demasiado
simplista.
El más conocido de los historiadores revisionistas es François Furet. Fue más allá de
simplemente cuestionar las interpretaciones económicas y sociales de la Revolución
como una lucha de clases, favorecida por los marxistas, a considerar el trasfondo
intelectual y cultural de 1789. Según Furet, la fuerza impulsora del cambio fueron las
ideas democráticas avanzadas de los filósofos de la Ilustración como Rousseau.
Hacia un consenso post-revisionista
Varios historiadores han intentado sintetizar la gran cantidad de escritos históricos que
rodean esta cuestión y llegar a algún tipo de juicio equilibrado. El siguiente extracto
de Peter McPhee, que se basa en investigaciones recientes, es un buen ejemplo de esto:
De Peter McPhee, Libertad o muerte. La Revolución Francesa, Yale University Press,
2017, pp. 56–7.
“La crisis del régimen fue el resultado de tres causas vinculadas: el aumento de los costos
del imperio; el fracaso de las élites gobernantes para hacer frente a la crisis financiera
derivada de la participación en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos: y los
cambios en la cultura política y los supuestos sociales que estaban socavando la
legitimidad de la monarquía absoluta y la aristocracia. Diferentes grupos sociales dentro
del Tercer Estado – desde los del comercio y las profesiones hasta los pobres rurales –
tenían sus propias razones para responder con entusiasmo a las oportunidades
presentadas por ... el llamamiento de los Estados Generales de mayo de 1789. Pero los
regímenes están en crisis con mucha más frecuencia de la que son derrocados. Una
revolución no fue prevista ni planeada en Francia en 1788-89. El estado real puede haber
estado bajo presiones financieras críticas y hundido en una crisis de confianza pública,
pero su derrocamiento fue el resultado de una crisis política contingente que el gobierno
no pudo manejar”.
El debate sobre el origen de la Revolución Francesa da pocas señales de disminuir. Los
historiadores continúan examinando en detalle el período anterior a 1789 en un intento
de buscar una respuesta definitiva a por qué ocurrió la revolución. El análisis evoluciona
continuamente.

21
3. LA REVOLUCIÓN: 1789-1792
La Revolución en Versalles
La decisión de los miembros del Tercer Estado de declararse en Asamblea Nacional fue
secundada por una sexta parte de los nobles y la mitad del estamento clerical.
El 20 de junio, tres días más tarde de que se hubiese constituido la Asamblea Nacional,
fue ésta a reunirse en la Sala des Menus (sala que acogía a los responsables del
divertimiento real) y, encontrándose la puerta cerrada, los asambleístas pasaron a la de
leu de Paume (sala donde se practicaba un juego ancestro del tenis), donde J. S. Bailly
(1736-93) les conjuró a que no se separaran hasta que se hubiese concedido una
Constitución a Francia. El día 23 Luis XVI declara que todas las decisiones que tome la
Asamblea reunida ilegalmente serán anuladas y ordena que se retiren sus diputados.
Cuando Luis XVI se aleja, el gran maestro de ceremonias, marqués de Dreux-Brezé, les
dice a los diputados: «¿No han entendido lo que les ha dicho el rey?» Bailly contesta:
«La nación reunida en Asamblea no puede recibir órdenes». Y Mirabeau añade: «Id a
decir a vuestro señor que estamos aquí reunidos por la voluntad popular y que no
saldremos si no es por la fuerza de las bayonetas».

El día 27 de junio, una semana después, el rey cede y reconoce la legalidad de la


Asamblea Nacional, ordenando la integración de los tres estados en una sola asamblea.
El 9 de julio la asamblea se proclama Asamblea Nacional Constituyente. La revolución
se consumaba en el marco jurídico. La soberanía nacional sustituía el absolutismo real.
Luis XVI quiso disolver la asamblea por la fuerza. Concentró tropas en los alrededores
de Versalles.
La Revolución en París
Las noticias de movimientos de tropas en Versalles llegaron a París. La burguesía
parisina hizo creer a la población que se trataba de un complot aristocrático. Ésta se
lanzó a la calle en busca de armas. A este movimiento se unieron entre el 12 y el 17 de
julio protestas populares en contra de la escasez y carestía del pan.
El 14 de julio la insurrección parisina culminó con el asalto de la Bastilla, arsenal y
prisión del Estado, que simbolizaba el absolutismo real. La burguesía tomó el

22
Ayuntamiento de París y creó la Guardia Nacional3 que puso bajo el mando de La
Fayette.
Estos movimientos que en su origen nada tienen que ver con el desarrollo de los
acontecimientos en Versalles, terminarán por influir en las discusiones de la Asamblea
radicalizando sus posturas.
Los Motines campesinos
Desde primeros de julio se había creado, fuera de París, una situación de pánico
colectivo que se conoce como «el gran miedo»4. Consecuencia, por una parte, del temor
al bandidaje, y por otra de los rumores que iban llegando a provincias de los aconte-
cimientos de París, que hacían temer una reacción nobiliaria contra los campesinos.
En el campo estallaron una serie de motines que se inician también por la carestía de los
alimentos, pero que pronto derivarán en una protesta generalizada y, en muchos casos,
violenta contra los derechos señoriales de la nobleza terrateniente. Los campesinos
asaltaron los castillos para destruir los documentos donde se recogían el inventario de
los derechos señoriales y los archivos de la justicia señorial. También se asaltaron las
oficinas del fisco.
La obra revolucionaria de la Asamblea Nacional
Formalmente la acción legal del nuevo régimen revolucionario se inicia con los acuerdos
tomados en la Asamblea Nacional Constituyente, desde el 17 de junio de 1789 hasta el
30 de septiembre de 1791, y en la Asamblea Legislativa, hasta septiembre de 1792.

3
La Guardia Nacional es el nombre dado durante la Revolución Francesa a la milicia de ciudadanos formada en cada
ciudad, a ejemplo de la Guardia Nacional creada en París. Debido a los desórdenes y pillajes que proliferaban en
París, el 13 de julio de 1789 los electores de la capital se reunieron y optaron por la creación de una milicia compuesta
de burgueses para asegurar la conservación del orden y la defensa de los derechos políticos. El 15 de julio de 1789,
La Fayette fue elegido por los ciudadanos activos al puesto de comandante en jefe de esta milicia, que nombró Guardia
Nacional. Cada ciudad de Francia deseaba poseer su propia Guardia Nacional.

4
Se origina en las provincias francesas y se causan por los rumores de conspiraciones aristocráticas y por la emoción
que las noticias provenientes de París provocan en el campesinado. Se extendió el rumor de que la aristocracia estaba
contratando bandidos para que recorrieran los campos cortando el trigo verde y estropear la cosecha. Es la idea del
"complot aristocrático". Se creía además que los propietarios nobles estaban acaparando el grano para venderlo a
precio más alto. El miedo a los bandidos se extendió con rapidez y estallaron revueltas de modo casi simultáneo. Se
producen saqueos, motines, atentados e incendios por todas partes, las propiedades señoriales fueron saqueadas por
los campesinos, a los que se denominó "bandidos". Los campesinos se armaron y formaron milicias contra los
bandidos. Pero como éstos sólo eran fruto de la imaginación y del miedo no los encontraron y se dedicaron a atacar
castillos y abadías, llevándose el grano y quemando archivos y documentos.

23
La Asamblea Constituyente desarrolla una obra legislativa de doble vertiente. Se
anulan los fundamentos jurídicos del Antiguo Régimen y se establecen los cimientos del
nuevo.
El 4 de agosto decreta:
 la abolición de los derechos señoriales,
 supresión de los diezmos y del régimen de privilegios declarando la igualdad ante
los impuestos, con la pretensión de apaciguar las revueltas campesinas.

En cuanto al problema financiero, la Asamblea intenta resolver el problema con los


bienes del clero, expropiándolos y poniéndoles a disposición de la Nación y con su
respaldo emitiendo los asignados, que en principio eran bonos del Estado que
devengaban interés, después simple papel moneda. Sin embargo, la inflación iba en
aumento al ritmo de las nuevas emisiones de asignados. De este modo la situación
financiera del Estado caminaba hacia el caos, mientras que algunos particulares
empezaron a enriquecerse. La Asamblea completó su reforma económica con un con-
junto de leyes encaminadas a la liberalización de la producción y del comercio:
 se suprimieron los monopolios,
 las corporaciones y los gremios,
 se permitió el cerramiento de los campos
 y se suprimieron las aduanas interiores y los peajes.

El primer objetivo será dar a la Revolución una cobertura legal, para ello se va a plantear
la discusión de los principales marcos legales en los que desarrollar y consolidar su
actividad:
 la declaración de Derechos,
 la Constitución Civil del Clero y
 la Constitución de 1791.

En primer lugar, para definir la revolución en un programa doctrinal, inspirándose en la


declaración de los colonos británicos de Norteamérica, la Asamblea se planteó la
discusión de tres proyectos: el de Mirabeau, el de La Fayette y el de Sieyes. Se elige el

24
primero y tras una discusión de varios días se redactó la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano, en cuyo preámbulo se resume el pensamiento ilustrado.
El reconocimiento deísta del Ser Supremo, la bondad original del hombre, la fe en la
eficacia de la razón y de la verdad, y la pretensión de su validez universal.

Los principios agrupados en 17 artículos se refieren a tres objetos diferentes. Los


derechos del hombre propiamente dichos ocupan ocho artículos, que recogen la libertad
individual, la libertad de pensamiento y expresión y el derecho a la propiedad.
La Igualdad, que se considera adquirida desde el nacimiento y permanece durante toda
la vida. Toda distinción social ha de basarse en la utilidad común. La ley será igual para
todos.
El Derecho Público. Se establece el principio de la soberanía nacional, considerando la
ley como expresión de la voluntad general y la división de poderes como piedra angular
de todo ordenamiento constitucional.

Si durante los meses de julio y agosto los acontecimientos se sucedieron de un modo


apremiante y significativo, las jornadas de octubre tuvieron una resonante
importancia. Dado que la reunión de la Asamblea se celebraba en Versalles y que las
noticias que llegaban de las reuniones de las asambleas en algunas ocasiones se
difundían de una manera alarmante entre el pueblo de París (rumores de que Luis XVI
buscaba huir a Metz y ponerse bajo la protección el ejército de Bouillé 5 con el objeto de
organizar un movimiento contra revolucionario y su negativa a promulgar la Declaración
de los Derechos del Hombre), provocó un levantamiento en París. El 5 de octubre por la
mañana una manifestación de mujeres parisienses se dirigió a Versalles, seguidas por
varios millares de hombres, obreros sin trabajo en su mayoría, y acompañados por la
Guardia Nacional emprendieron el camino hacia la residencia real. La situación que
provocó la presencia de todos estos manifestantes en Versalles decidió al rey a regresar
con ellos a París el 6 de octubre y se organizó así una de las manifestaciones de
debilidad real más penosas que se registran en la historia de la Revolución. El pueblo

5
General francés. Jefe del ejército de Lorena

25
había triunfado; varios días más tarde, el 16 de octubre, la Asamblea trasladaba también
su lugar de reuniones a París.
Como consecuencia de estos actos, el Rey y la Asamblea, los dos únicos poderes
legales existentes entonces; se encontraban en cierto modo a dictado de las
determinaciones que tomara el pueblo de París.
La Constitución Civil del Clero6 pretende reformar, siguiendo la mejor tradición
galicana, la situación de un grupo social tan influyente en la sociedad francesa. Suprime
los beneficios, los cabildos y cuarenta y ocho obispados. Los arzobispados quedan
reducidos a diez. Se establece que sólo habrá un sacerdote por cada 10.000 habitantes.
Se suprimen las órdenes contemplativas y los votos solemnes de los religiosos no tienen
ningún reconocimiento civil.
Los obispos y los sacerdotes serán elegidos en las asambleas electorales del
departamento y del distrito7, el Papa sería meramente informado de las designaciones.
El Estado se hará cargo del sostenimiento material del clero. Tanto los sacerdotes como
los obispos prestarán juramento a la nación, a la ley y al rey.
Luis XVI, aprueba la Constitución Civil del Clero en 1790, mientras que el Papa Pío VI la
condena en 1791. Esto provocará la división del clero, entre la minoría que aceptó la
situación y se prestó a jurar lo establecido, sacerdotes juramentados, y los que se
negaron, sacerdotes refractarios. La ruptura con Roma provocó un auténtico cisma.
La Constitución de 1791 será el tercer gran acto jurídico de la Asamblea Nacional. Es
claramente monárquica, pero también democrática. Establece el principio de la
soberanía popular a la vez que la separación de poderes, y el establecimiento de un

6
El 6 de febrero de 1790, la Asamblea encomendó a su comité eclesiástico, designado el 20 de agosto de 1789 y
compuesto de 15 miembros, a preparar la reorganización del clero. El 7 de febrero fueron agregados quince nuevos
miembros al comité. Los "constituyentes" eran discípulos de los philosophes del siglo dieciocho quienes subordinaban
la religión al Estado, más aún, para comprender su posición es conveniente tener en mente que muchos de ellos eran
juristas con ideas Galicistas. Se ha probado que en muchos aspectos sus políticas religiosas simplemente continuaron
los pasos del viejo régimen, pero mientras el viejo régimen protegió a la Iglesia Católica y la hizo la iglesia exclusiva,
reconocida, los constituyentes planeaban esclavizarla después de haberla despojado de sus privilegios. Además, ellos
no tomaron en cuenta que hay temas mixtos que solamente pueden ser regulados después de un acuerdo con la
autoridad eclesiástica. Estaban especialmente enfurecidos contra el clero después del discurso consistorial en el cual
Pío VI (22 de marzo de 1790) reprobó algunas de las medidas ya tomadas por la Asamblea Constituyente, y por las
noticias recibidas desde el Norte y Sur donde la justa insatisfacción de las conciencias Católicas había provocado
disturbios; particularmente la elección del Protestante Rabaut Saint-Etiene a la presidencia de la Asamblea Nacional
generó conmoción en Toulouse y Nimes.
7
Los párrocos debían ser electos por las asambleas electorales de los distritos. Por lo tanto, todos los ciudadanos,
aún Protestantes, Judíos, y Católicos nominales, podían nombrar titulares de las oficinas eclesiásticas, y la primera
obligación de los sacerdotes y obispos era prestar juramente de fidelidad a la Constitución que negaba a la Santa
Sede cualquier poder efectivo sobre la Iglesia.

26
gobierno representativo. El poder legislativo pertenece a diputados elegidos por sufragio
restringido; el poder ejecutivo, al rey; y el poder judicial, a los jueces elegidos. La
Constitución distinguía dos clases de ciudadanos: activos y pasivos; solamente los
primeros tenían poder para delegar o representar los poderes de la nación, y tal distinción
se basaba en las condiciones de fortuna. Para ser ciudadano activo, era preciso tener 25
años de edad y pagar una contribución directa igual al valor de tres jornadas de trabajo;
de este modo, se contabilizaron 4.298.000 ciudadanos activos contra 3 millones de
ciudadanos pasivos.

El poder legislativo sería ejercido por 745 diputados, elegidos para un periodo de dos
años, que trabajarían en asamblea única, indisoluble y actuando con carácter
permanente. La Asamblea tenía la iniciativa y el voto de las leyes; fijaba la cifra de las
contribuciones, y el reparto entre los departamentos; ordenaba y vigilaba el empleo de
los fondos públicos y decidía de acuerdo con el rey la declaración de la guerra y el
establecimiento de la paz.
Por último, la Constitución establece la nueva división administrativa de Francia,
quedando dividida en comunas, cantones, distritos y departamentos 8. El sistema fiscal
queda reducido a tres contribuciones:
 Territorial, sobre las posesiones rústicas y urbanas,
 personal, sobre las posesiones mobiliarias y
 la tercera sobre la actividad comercial e industrial.

El estado se reserva los derechos de Registro, timbre y aduanas9.

8
El diseño de la organización territorial de Francia por parte de la Revolución francesa dio como resultado un Estado
unitario y centralizado que se asentaba sobre un complejo sistema jerarquizado de administración en varios niveles.
Los ochenta y tres departamentos fueron creados en 1790 de forma bastante artificial por decisión de la Asamblea
con el fin de que toda persona pudiera dirigirse en una jornada de caballo como máximo a sus representantes. Se
suprimió de un plumazo la tradicional división provincial de Francia. Con el nuevo sistema administrativo se crearon
estas nuevas unidades que ejercerían un férreo control sobre los diferentes territorios. Cada departamento tendría
luego, por deseo de Napoleón en febrero de 1800, una prefectura, dependiente del Ministerio del interior.

9
Las aduanas están establecidas para velar la aplicación de las leyes sobre las importaciones y exportaciones, y
sobre la admisión y la prohibición de las mercancías y productos nacionales o extranjeros. Los derechos aduanales
son un impuesto sobre las mercancías y productos, tanto nacionales como extranjeros, a su salida y a su entrada en
los puertos y fronteras del estado. El timbre es un sello que se pega en el papel necesario para las actas públicas y
judiciales, los registros de comercio, los pagarés y letras de cambio, y en las obligaciones sin legalizar. El registro es
una formalidad establecida para garantizar a las actas una fecha pública o judicial, por medio de una indicación

27
Aprobada la Constitución el 30 de septiembre de 1791 y jurada por el rey, la Asamblea
Constituyente se disuelve para dar paso a la Asamblea Legislativa, en la que no
podía figurar ningún miembro de la Asamblea Constituyente. Esto determinó la aparición
de gente de segunda fila, en unas elecciones que se caracterizaron por la alta
abstención.
Los miembros de la nueva Asamblea se vieron muy influenciados por los partidos y los
clubes políticos que se habían ido configurando durante la Asamblea Constituyente.

LOS GRUPOS POLÍTICOS


Los revolucionarios conciben la transformación de Francia de diferentes maneras. En la
Asamblea Constituyente y luego en la Legislativa, ejercen una influencia fuerte los
constitucionales, dirigidos por Mirabeau y La Fayette, partidarios de una monarquía
moderada por una constitución. Un sector de la aristocracia se integra en este grupo.
Los girondinos: partido político de la Revolución Francesa creado por Brissot,
Condorcet y Vergniaud, al que se sumaron muchos diputados de la Gironda, de donde
procede el nombre. Representan el sector moderado de los republicanos proceden de la
alta burguesía que ha intervenido en el comercio oceánico, en Burdeos y Nantes. Son
partidarios de realizar la revolución por medio de la ley, desaprueban el terror y defienden
la propiedad. «Mi Dios es la ley», dice Isnárt. Se inclinan a dar importancia a las
provincias frente a París (descentralización) y creen que las ideas revolucionarias poseen
un valor universal, la revolución se extenderá fuera de Francia.
Elaboraron una doctrina opuesta al radicalismo de los jacobinos y partidaria de detener
la Revolución, conservando la Monarquía constitucional y el predominio de la burguesía.
En 1792 colaboraron con Luis XVI en este esfuerzo, que compartía el general Dumouriez,
para estabilidad de la Revolución. La revuelta contra la Monarquía el 10 de agosto de
este año mermó su popularidad. Trataron de salvar la vida del rey y de denunciar la
corrupción de los terroristas, pero con ello provocaron el motín de los sans-culottes10 del

abreviada que se hace de ellas en registros, y por cuyo precio se perciben derechos, conforme a la naturaleza de las
actas, o del valor de los objetos que contienen.

10
Miembro de uno de principales grupos que intervinieron en el proceso revolucionario francés. El término “sans
culotte” procede de la prenda de vestir (el culotte) que portaban a finales del siglo XVIII las clases acaudaladas de
Francia y que, por contra, no era utilizado por las clases populares, que lo sustituían por pantalones largos. Los sans

28
31 de mayo al 2 de junio de 1793. Los que no consiguieron huir fueron detenidos y gui-
llotinados, en número de cuarenta y un diputados. Los supervivientes se reincorporarían
a la política termidoriana.
Los jacobinos, nombre por el que se conoce a la Sociedad de los Amigos de la
Constitución, cuyo lugar de reunión era un convento de dominicos, llamados
popularmente como frailes jacobinos. Su base social es la burguesía media y las clases
populares, piensan en soluciones extraordinarias; la revolución se realizará sin reparar
en medios. Prefieren los hechos a las teorías. Son centralistas; la revolución se hará
desde París, cuyo Ayuntamiento controlan. Están dispuestos a limitar la propiedad
privada y la libertad individual. Su figura más representativa es Robespierre. A su
derecha se desgajará un núcleo en torno a Danton y Camilo Desmoulins.
Más radical fue la Sociedad de los Amigos de los Derechos del Hombre, fundada en
abril de 1790, conocida como los Cordeleros porque se reunían inicialmente en un
convento de franciscanos, popularmente “cordeleros”. Se trata de un conjunto de
políticos que, dentro de unas sesiones ruidosas y tumultuosas, se amparan más en la
fuerza de sus pulmones y el apoyo de los sans-culottes que en la sutileza retórica.
Defienden el sufragio universal y la asunción directa de la soberanía por el pueblo, la
democracia plena y la abolición de la monarquía. Pese a contar con el apoyo de los sans-
culottes, adolecen de un programa político tan definido como tienen los jacobinos y
carecerán de un apoyo económico e institucional que les permita consolidarse como
opción política más allá de la acción esporádica urbana, muy ruidosa, pero de escasa
solidez política.
LA REVOLUCIÓN: 1792-1793
Esta etapa de la Revolución Francesa se ha considerado como una revolución dentro de
la revolución, de carácter más extremista que la anterior y mucho más sangrienta. Tres

culottes procedían de los sectores menos acomodados la sociedad urbana francesa, integrados por artesanos,
sirvientes, pequeños comerciantes y obreros varios, es decir, aquellos que padecían con mayor intensidad la crisis
económica que aquejaba a Francia desde 1788. Durante los inicios de la revolución, los sans culottes formaron el
núcleo fundamental que se amotinó contra la monarquía, protagonizando los principales desórdenes (asalto a la
Bastilla, palacio de las Tullerías, etc.). Más tarde, entre 1792 y 1795, jugaron un importante papel en la revolución,
constituyendo junto a los jacobinos la fuerza más radical durante el régimen del terror, y responsable entre otras, de
la decisión de ejecutar al rey Luis XVI.

29
acontecimientos permitieron el cambio cualitativo que experimentó el proceso
revolucionario:

 el intento de huida del rey,


 la elección de la Asamblea Legislativa y
 la guerra exterior.

En abril de 1791, por una cuestión de conciencia, el rey se enfrenta a los jefes de la
Revolución con los que ya era imposible cualquier entendimiento. Esto decide al rey
intentar huir de Francia con su familia y ponerse bajo la protección de las potencias
europeas. El 25 de junio de 1791 la comitiva real, en secreto y disfrazada salió del palacio
de las Tullerías. Sin embargo, en Varennes, cerca ya de la frontera belga fueron
descubiertos y obligados a volver a París conducidos por la Guardia Nacional y en medio
de la burla y la humillación del pueblo.
LA ASAMBLEA LEGISLATIVA.
Se constituyó el 1 de octubre de 1791 y actuó hasta el 20 de septiembre de 1792. Desde
sus inicios tendrá que enfrentar tres problemas:

 Por una parte, la desunión y radicalización de los grupos políticos, que produce
un desplazamiento en las posiciones ideológicas de los nuevos representantes.
 Por otra parte, las primeras manifestaciones claramente contrarias de las
monarquías europeas, que empiezan a percibir el grave peligro que corre Luis XVI
y la monarquía francesa, y que desembocarán en la guerra.
 Por último, el desconcierto y la pasividad del rey, frente a una situación que le
desbordaba por completo.

Frente a la amenaza de guerra exterior, surgen en la Asamblea dos posturas. La de los


jacobinos, partidarios de consolidar la revolución en Francia antes de llevarla a otras
naciones europeas; y la de los girondinos, partidarios de exportar la revolución sin
demora a los demás países europeos, convencidos que la revolución no podría triunfar

30
si Francia se encerraba en sí misma, sometida a la presión exterior de las potencias
absolutistas.

Los decretos por los cuales la Asamblea determina el secuestro de los bienes de los
nobles que habían huido de la Revolución, la deportación del clero que se había negado
a jurar la Constitución Civil del Clero, y la formación en los alrededores de París de un
campamento de voluntarios revolucionarios, determinan un fuerte choque entre la
Asamblea Legislativa y el rey.

El veto real a esas medidas provoca una manifestación multitudinaria el 20 de junio de


1792 que culmina con en el asalto a las Tullerías, residencia del rey, al que se le obliga
a firmar los decretos. Las potencias europeas alarmadas por los sucesos deciden
intervenir. La guerra parece inevitable. Un imprudente manifiesto del duque de
Brunswick, jefe del ejército prusiano y austríaco, amenazando destruir París si se ejerce
violencia sobre Luis XVI, provoca que la Asamblea Legislativa declare la patria en peligro.
Se produce una movilización popular a favor de participar en una guerra contra la
amenaza de los ejércitos extranjeros.

El desarrollo de los acontecimientos de 1792 puso de manifiesto la existencia de un doble


poder revolucionario. Los que se encontraban instalados en el poder, en su mayoría
girondinos, pretendiendo desarrollar el proceso dentro de la legalidad revolucionaria. Y
los no instalados en el poder, pero dominando el aparato revolucionario a través de los
clubes y los periódicos, defendiendo posturas más radicales.

El 10 de agosto de 1792, los jacobinos expulsan a los miembros girondinos de la Comuna


de París y se proclaman como Comuna insurreccional, extendiéndose la anarquía y el
terror por toda la ciudad. Se inicia el cerco a las Tullerías y el rey y su familia se acogen
a la protección de la Asamblea Legislativa. La residencia real es saqueada y la guardia
del rey es aniquilada tras recibir del propio rey la orden de deponer las armas. La Comuna
jacobina de París reclama la disolución de la Asamblea Legislativa y suspender las
funciones del monarca.

31
Dos días después, el 12 de agosto de 1792, la familia real es encerrada en la torre del
Temple. Acto seguido la Asamblea Legislativa se autodisuelve siendo sustituida
por un nuevo organismo representativo, la Convención Nacional.
La proclamación de la Comuna insurreccional de París supone el inicio de la actividad
dictatorial de los jacobinos. Se inician dos etapas diferentes:

 la primera, desde agosto de 1792 hasta enero de 1793, caracterizada por el primer
terror, la proclamación de la Convención republicana, y la ejecución de Luis XVI;
 la segunda, desde enero a junio de 1793, en la que los girondinos intentan
reconducir el proceso revolucionario.

En medio del desorden en París y cuando la situación en el exterior parecía más


comprometida en el plano militar, los ejércitos revolucionarios obtuvieron la victoria de
Valmy sobre los prusianos el 20 de septiembre de 1792.

Ese mismo día, la Convención inicia una reforma de la Constitución de 1791. Establece
una república, recayendo el poder ejecutivo en la propia Convención, que delegará en
una serie de comités que actuarán con energía. Por su carácter anárquico y terrorista se
destacará el de Salud Pública, en el que pronto se haría tristemente famoso su principal
director Robespierre.

El 21 de enero de 1793, después de un rápido proceso, Luis XVI es condenado a muerte


por la Convención, lo que provocará la creación de una coalición internacional liderada
por Gran Bretaña, y las primeras derrotas del ejército revolucionario. En el interior, los
campesinos realistas se levantan en armas contra la Convención. Los girondinos, que se
habían opuesto a la ejecución del rey fueron perseguidos.

5. LA INTRAREVOLUCIÓN. 1793-1794
En junio de 1793, un golpe de Estado dirigido por los jacobinos contra la Convención
declara enemigos de la Revolución a los girondinos. El 2 de junio una fuerza de choque

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de 20.000 hombres organizada por los jacobinos más radicales se dirige y cerca la
Convención y exigen la entrega inmediata de veintinueve diputados girondinos, que
semanas más tarde fueron ejecutados en la guillotina tras un juicio que duró treinta
minutos. Se constituye la segunda Convención que deroga la constitución republicana
de 1792 sustituyéndola el 24 de junio por una nueva, la denominada Constitución del año
111, que suprime el culto religioso católico y lo sustituye por el culto a la diosa razón. Se
establece un nuevo calendario, se cambia el nombre a los meses. Se reconoce el
sufragio universal y directo. Todo el poder ejecutivo se deposita en el Comité de Salud
Pública a cuyo frente está Robespierre.

Frente a las gravísimas amenazas del exterior se decreta la movilización general y el


concepto de guerra total. La reacción militar de los ejércitos revolucionarios transforma
las derrotas en victorias y las potencias de la Coalición excepto Austria e Inglaterra,
firman la paz con la Convención.
Todas estas circunstancias desencadenan un periodo de terror. Las cárceles se llenan
de sospechosos y la guillotina funciona sin cesar, todo ello bajo el control de un Tribunal
Revolucionario y con la Ley de Sospechosos como soporte legal. Ya no quedaban
moderados. Tanto la Convención como los comités estaban en manos de elementos
extremistas. Ahora la Revolución dará un paso más y veremos a los jacobinos intentando
controlar a los elementos más radicales, quienes reaccionarán eliminando a los que
consideran tibios en la ejecución de los planes revolucionarios.

11
El año I de la República comenzaba el 22 de septiembre de 1792. El año republicano está compuesto de 12 meses
iguales de 30 días, seguidos por cinco o seis días complementarios, también llamados Sans-Culottides (esta última
palabra se daba en honor a los Sans-Culottes, los Sin-Pantalones, ya que los que llevaban pantalones eran los nobles).
La fecha del primer día del año I correspondía al equinoccio de otoño (el equinoccio es el periodo del año en el cual
el sol pasando por el ecuador, el día tiene una duración igual a la de la noche, de un círculo polar al otro) del hemisferio
norte, y ese evento fue elegido para determinar el principio del año. Por esa razón, el primero de Vendémiaire no
corresponde siempre al 22 de septiembre. Cada mes está compuesto de tres décadas. Los días de cada década son
primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi, decadi.
Los meses de otoño son Vendémiaire (el mes de las vendimias). Brumaire (el mes de las brumas), Frimaire (el mes
del frío). Los meses de invierno son Nivôse (el mes de la nieve), Pluviôse (el mes de la lluvia), Ventôse (el mes del
viento). Los meses de primavera son Germinal (el mes de la germinación), Floréal (el mes de las flores), Prairial (el
mes de la pradera). Los meses de verano son Messidor (el mes de las cosechas), Thermidor (el mes del calor) y
Fructidor (el mes de las frutas). Los días complementarios, que eran días feriados para terminar el año, son la Fiesta
de la Virtud, la Fiesta del Genio, la Fiesta del Trabajo, La Fiesta de la Opinión, la Fiesta de las Recompensas, la Fiesta
de la Revolución. Además, para olvidarse de todos los santos del calendario gregoriano, cada día del año era asociado
a un animal, una planta o una herramienta agrícola. Este calendario fue abolido por Napoleón I en 1809.

33
Durante la primavera de 1794 se produce el enfrentamiento definitivo entre los
revolucionarios extremistas a base de la liquidación mutua. El 24 de marzo son
guillotinados por orden de Robespierre los representantes del ala más radical, que
estaba utilizando el descontento popular por la escasez de alimentos en contra del
Comité de Salud Pública. Al mismo tiempo y para evitar que las ejecuciones anteriores
se entendieran como un corrimiento de la revolución hacia la derecha, Robespierre hace
de las diferencias con Danton, más moderado, motivo suficiente para conducirlo al
cadalso.

De abril a agosto de 1794 la dictadura jacobina y el Terror alcanzan su máximo apogeo.


En un mes y sólo en París las ejecuciones públicas se cobraron 1300 víctimas. Todos
temían por su vida, incluyendo los miembros de la Convención, que perdían su
inmunidad parlamentaria.

6. La Convención y la Reacción Termidoriana (julio de 1794 a julio de


1795)
Reacción del 9 Termidor:
El frenesí sanguinario del Comité de Salud Pública terminó abruptamente el 9 de termidor
del año II (27 de julio de 1794). Ese día se formó en la Convención una mayoría ocasional
dispuesta a acabar con el Comité, con Robespierre y con el Terror. Fue la “reacción
termidoriana”, que tenía diversas motivaciones:

 La opinión pública estaba asqueada del baño de sangre de los últimos meses.
 Los militares veían innecesario el Terror, por los triunfos en Valmy y Fleurus.
 Los diputados (¡hasta los jacobinos!) tenían miedo: si Dantón y Hebert habían
caído, cualquiera podía acabar en la guillotina.

Aquel 9 de termidor hubo sesión de la Convención y Robespierre leyó, como era habitual,
el listado de acusados para quienes pedía la pena de muerte en la guillotina. De pronto
se levantó el diputado jacobino Jean Lambert Tallien (su mujer estaba en la lista) y acusó
a Robespierre de asesino. Al instante centenares de diputados pedían la palabra para

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apoyar a Tallien. Robespierre les llamó “asesinos” y por eso los diputados lo acusaron
de “ofender a la Convención”, lo detuvieron y -sobre la marcha- lo condenaron a muerte
(con dos seguidores Saint Just y Couthon).

Llevados a la cárcel, Robespierre y sus amigos fueron “rescatados” de manos de la


policía por los miembros de “la Comuna”. De inmediato la Convención ordenó a la
Guardia Nacional entrar a la fuerza en el municipio y volver con Robespierre y los suyos
a la cárcel.

Así se hizo. Robespierre quedó herido en la mandíbula, por un balazo de un guardia


nacional. Al siguiente día fue guillotinado. Luego 71 de sus seguidores, montañeses y
miembros de la Comuna fueron guillotinados también.

Con los girondinos exterminados y los jacobinos sin líderes (Dantón, Hebert,
Robespierre, todos habían muerto), el control del gobierno lo tomó un grupo de
burgueses, partidarios de garantizar la propiedad privada y el orden, pero sin excesos
sanguinarios. Se les unieron algunos ex jacobinos, culpables del Terror, pero asustados
de sus crímenes.

Política externa de la Reacción Termidoriana


La nueva mayoría de la Convención no pretendía llegar a entendimientos con los
enemigos de la Revolución integrados en la Primera Coalición (Austria, Prusia, Inglaterra
y España). Gracias a las medidas del año anterior (recluta obligatoria de varones
mayores de 18 años) el ejército francés era ahora más numeroso que el de sus
enemigos. Además, estaba ahora mejor dirigido (se había conseguido el regreso de
oficiales emigrados) y mejor pertrechado. Tras la victoria de Fleurus (junio de 1794), los
franceses ocuparon los Países Bajos Austriacos y en diciembre invadieron Holanda. En
la frontera este, recuperaron todos los territorios situados en su margen izquierda del
Rin. En el sur, los franceses entraron en España. En abril de 1795 Prusia se retiró de la
Primera Coalición y firmó con Francia el Tratado de Paz de Basilea, por el cual reconocía
a la República francesa.

35
Política interna de la Reacción Termidoriana

La política interna de la Convención en esta segunda etapa estuvo encaminada a:

 desarmar los mecanismos del Terror,


 a defenderse de los ataques internos y
 a redactar otra Constitución (la tercera).

Desarmar los mecanismos del Terror: se suprimió la Comuna de París, se crearon


varios comités paralelos al de Salud Pública (que perdió atribuciones) y se puso en
libertad a los sospechosos detenidos (en París 500 sospechosos fueron liberados la
primera semana, entre ellos la mujer de Tallien).

Defenderse de los ataque internos: por su política “moderada”, la Convención


termidoriana sufrió ataques de la izquierda terrorista. En abril y mayo de 1795 la izquierda
intentó sublevar al pueblo de París contra la Convención (aprovechando que esta
población, muy extremista, rechazaba la blandura que mostraba ahora la Convención
para con los monárquicos y refractarios, además del alza de precios por la inflación
desatada).

La represión fue terrible. Los jefes de la insurrección fueron guillotinados y los sans-
culottes que habían participado en ella fueron deportados o encarcelados por
centenares.

Por su política revolucionaria, la Convención termidoriana fue atacada también por la


derecha monárquica. En este período (junio de 1795) el Delfín 12 murió en el Temple13.

12
Desde el siglo XIV hasta 1830, el título de delfín fue ostentado por el primogénito varón del rey francés, heredero al
trono. El nombre proviene de Dauphiné, antigua provincia francesa del valle del Rhone, con capital en Grenoble. Este
territorio perteneció a la casa Valois desde 1349 y asimilado a la condición de príncipe heredero.

13
El Temple fue una fortaleza medieval de París, situada entre los actuales distritos parisinos III y IV. El Temple es
importante por haber servido de prisión a la familia real francesa en la época de la Revolución (1792–1793). Los reales
encarcelados en la torre del Temple fueron: Luis Carlos, Delfín de Francia (heredero del trono) tenía 10 años al morir.

36
Su tío el Conde de Provenza, exiliado en Inglaterra, tomó el nombre de Luis XVIII y
publicó un programa para restaurar la Monarquía en Francia. Con ayuda inglesa, un
grupo de emigrados desembarcaron en Francia y el 20 y 21 de julio se enfrentaron a las
tropas enviadas por la Convención, a cargo del General Hoche. Éste los aplastó
totalmente e hizo fusilar a más de 700 emigrados.

Redactar una nueva Constitución: la nueva mayoría desechó aplicar la Constitución


de 1793 (cuya vigencia estaba suspendida por la guerra) y redactó una tercera
Constitución, llamada “del año III”. Suprimía el sufragio universal masculino y volvía a
establecer el voto restringido e indirecto de la Constitución de 1791. El poder ejecutivo
pasaba a un directorio de cinco miembros, que duraría cinco años. El poder legislativo
tendría dos asambleas (como en EE. UU.): el Consejo de los Quinientos (que tenía la
iniciativa legislativa) y el Consejo de Ancianos (que discutía el contenido de las leyes).
Ambas asambleas se renovarían por tercios cada año.

7. EL DIRECTORIO (julio de 1795 a noviembre de 1799)


Política exterior del Directorio
En julio de 1795 España -siguiendo el ejemplo prusiano- se retiró de la Primera Coalición
e hizo la paz con Francia (esta paz duraría hasta la invasión napoleónica a España en
1808). El General Bonaparte, famoso desde su victoria en el sitio de Tolón, fue
comisionado para atacar a Austria en sus dominios de la península italiana (Lombardía
y el Ducado de Toscana). Pese a tener un ejército pequeño (35.000 franceses contra
60.000 austriacos), Bonaparte obtuvo un éxito inesperado14. Incluso rebasó los límites
de su misión, ocupando además el Reino de Piamonte, las República de Génova y
Venecia y los Estados Pontificios (allí tomó preso al Papa Pío VI -el Papa que había
rechazado la Constitución Civil del Clero- y lo mandó preso a Francia, donde murió).

Tras la muerte de sus padres en la guillotina, siguió preso en el Temple, al cuidado del zapatero Simón, quien lo
maltrato y al fin lo mató.
14
Napoleón dormía poco, comía menos, estaba bajo el silbido de las balas junto a sus soldados, a muchos de los
cuales conocía de nombre: esto le hacía muy querido, bajo su mando los soldados iban de buena gana a la batalla.
Antes de cada batalla dirigía un mensaje emotivo que embravecía a la tropa. En Italia dijo “Soldados pobres y sin ropa,
sin pan ni alimento: yo os conduciré a las llanuras del río Po, las más fértiles del mundo”.

37
En octubre de 1797 -siguiendo el ejemplo de Prusia y España- Austria firmó con Francia
el Tratado de Paz de Campoformio por el que le cedía los Países Bajos Austriacos
(Bélgica), Alsacia y Lorena y aceptaba que Francia creara en Italia tres países “satélites”:
las repúblicas “Cisalpina”, “Ligur” y “Romana”. A cambio, Francia le cedió Venecia. La
Primera Coalición había acabado. Sólo Gran Bretaña seguía en guerra con Francia.

Tras sus éxitos en Italia, Bonaparte volvió a París lleno de gloria. Para que la fama no le
tentara a dar un golpe de Estado contra el Directorio, los directores decidieron enviarlo…
¡a invadir Egipto! Egipto era una provincia del Imperio Turco, pero estaba bajo influencia
del enemigo británico. Tomar Egipto sería una humillación para Inglaterra y se
aprovecharía para construir un canal en Suez (que uniese el Mediterráneo al Mar Rojo)
que pusiera bajo control francés, para siempre, el comercio con el Lejano Oriente.

Bonaparte desembarcó sus tropas en Alejandría y derrotó a los “mamelucos” del Imperio
Turco en la “Batalla de las Pirámides”. Pero la expedición (que desde el punto de vista
científico fue muy importante15) fracasó porque el Almirante inglés Horacio Nelson
aniquiló a la flota francesa en el puerto egipcio de Abukir (1799), dejando al ejército de
Bonaparte aislado en Egipto. Austria se animó entonces a volver a la lucha, y formó con
Gran Bretaña y Rusia la Segunda Coalición.
Política interna del Directorio
El Directorio intentó resolver los problemas económicos e hizo frente a las intentonas
golpistas de izquierda y derecha.

Resolver el problema económico: para frenar la inflación, se retiró de circulación el


papel moneda devaluado (los asignados y mandatos territoriales) y se fijó una moratoria
en todas las deudas pendientes, algo muy favorable para la estabilización monetaria. Se
simplificó también el sistema tributario para poner fin al caos anterior. Las buenas
cosechas de 1796 y 1797 bajaron el precio del grano y aliviaron a la población, que había
sufrido una escasez crónica de alimento desde 1789.

15
La expedición de Bonaparte sirvió para conocer la historia del antiguo Egipto, sobre todo después de que el sabio
francés Champolion descifrara la escritura jeroglífica gracias a la piedra de Roseta.

38
Enfrentar las intentonas de golpe: como ocurriera antes con la Convención tras la
reacción termidoriana, el Directorio resistió –con éxito- golpes de la izquierda jacobina y
de la derecha monárquica. La primera intentona golpista fue de la derecha (octubre de
1795). Un grupo de realistas salió a la calle para protestar contra un decreto que
establecía que 2/3 de los diputados del Consejo de los 500 debían ser elegidos entre
antiguos miembros de la Convención. El Directorio llamó al joven general Bonaparte y
éste sometió a los rebeldes ¡disparando la artillería en pleno centro de París! Bonaparte,
recibió desde ese momento todo el aprecio del Directorio.

En marzo de 1796 los asignados no valían prácticamente nada y una nueva moneda, el
mandato territorial, se había devaluado en sólo 6 meses. El descontento popular lo
aprovechó el jacobino Graco Babeuf16 para intentar establecer una sociedad “comunista”
por medio de un complot para derribar al Directorio, la “Conjura de los Iguales”. Los sans-
culottes no lo respaldaron y la delación de un conspirador abortó el complot. Hubo cien
detenidos, de los cuales treinta fueron fusilados. Babeuf fue guillotinado.

En las elecciones de 1797 los monárquicos obtuvieron mayoría en el Consejo de los 500
y en el Consejo de Ancianos. El Directorio recurrió al Ejército. Bonaparte y Hoche
entraron en París en septiembre, arrestaron a 12 diputados realistas y destituyeron a
214. Los emigrados y curas refractarios fueron expulsados de nuevo del país. A sus
parientes se les prohibió votar o ejercer funciones públicas.

16
Político francés de la época de la Revolución (San Quintín, 1760 - Vendôme, 1797). Se dio a conocer en 1789 con
la propuesta de reforma fiscal igualitaria contenida en su proyecto de «catastro perpetuo». A lo largo de la Revolución
ocupó cargos en la nueva administración, mientras iba perfilando su pensamiento radical hasta llegar a una formulación
comunista: para hacer realidad la soberanía nacional veía necesario abolir las clases sociales y la propiedad privada,
organizando la sociedad sobre la base del trabajo en común. Una revolución social debía completar la revolución
política realizada desde 1789, aunque para ello fuera necesario emplear la violencia y pasar por un periodo de
dictadura. Con tales ideas representó una oposición de izquierdas contra Robespierre y la dictadura del Comité de
Salvación Pública. Siguió luchando contra la «reacción termidoriana» (1794-95) y contra el Directorio implantado en
1795; pero ahora apoyado por el Club del Panteón (organización política que reunía a antiguos jacobinos y víctimas
de la reacción), un periódico propio (El Tribuno del Pueblo, 1794-96) y una red de asociaciones babuvistas extendida
por toda Francia. Los babuvistas subrayaban las limitaciones y contradicciones de una Revolución que sólo había
beneficiado a una nueva clase de privilegiados y que regresaba por entonces, paulatinamente, hacia posiciones
conservadoras.

39
Unas nuevas elecciones de diputados para el Consejo de los 500 y para el Consejo de
Ancianos celebradas en 1798 favorecieron a los jacobinos, y los militares las anularon
sin más. Con ello quedaba demostrado que la Constitución se la saltaban cuando querían
y que en adelante el poder lo tendrían los militares.

Un año después -tras regresar sorpresivamente de Egipto- Bonaparte con la ayuda de


su hermano Luciano, presidente del Consejo de los 500, y del ex abate Sieyes 17, dio un
golpe de Estado (18 de Brumario del año VIII, 9 de noviembre de 1799). Napoleón
disolvió los dos Consejos y el Directorio. Luego Sieyes le ayudó redactando la cuarta
Constitución (la Constitución del año VIII) que instauró el Consulado. Este nuevo periodo
político (diciembre de 1799 a diciembre de 1804) tuvo ya una orientación política muy
diversa, y por eso se puede afirmar que el golpe de estado de Brumario puso fin al
proceso revolucionario.

8. BALANCE DE LA REVOLUCION FRANCESA


Con la instauración del Consulado, Napoleón liquidó la Revolución Francesa. Algunos
de los objetivos de la Revolución se habían alcanzado. Otros habían fracasado o
quedaban latentes (fracasados en ese momento, resurgirían más tarde).

8.1 Objetivos alcanzados: desde 1789 la Revolución quiso eliminar los privilegios y
establecer la igualdad ante la ley. Efectivamente, como lo establecían las Constituciones
de 1792, del año II, del año III y del año VIII, en Francia ahora –año 1800- todos pagaban
impuestos por igual, todos tenían posibilidad de acceder a cargos públicos por igual y
todos eran juzgados por los mismos Tribunales, bajo idénticas normas procesales y
penales.

17
Sieyes sobrevivió a la Revolución… evitando dar su opinión en temas políticos. Literalmente “cerró su boca” durante
todo el período del Terror. Así evitó la muerte en la guillotina, que en cambio se abatió implacable sobre la mayoría de
los grandes protagonistas de los cambios de 1789.

40
8.2 Ideales fracasados: desde 1792 la Revolución quiso descristianizar la sociedad
francesa. Lo conseguido era mediocre: una “Iglesia Católica Juramentada”, opuesta al
catolicismo romano, que no se había consolidado (sus curas habían terminado por
“colgar la sotana”), una “Religión del Ser Supremo” -inventada por Robespierre- que
tampoco había conseguido adeptos, y una Iglesia Católica “Refractaria”, que sobrevivía
en la clandestinidad y se hacía fuerte en la persecución. El Cónsul Bonaparte, agnóstico
pero pragmático, optó por abandonar la estéril política anticatólica y en 1801 restableció
el catolicismo en Francia.

8.3 Ideales latentes: desde 1789 la Revolución quiso resolver el déficit del Estado. Diez
años después el déficit no estaba totalmente resuelto, pero muy pronto el Cónsul
Bonaparte pondría orden efectivo en las finanzas públicas, cancelando las deudas y
acabando con la inflación.

Desde 1789 la Revolución quiso separar los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo,
Judicial). Ahora el Cónsul Bonaparte concentraba en su persona los tres poderes (como
los reyes absolutos) pero la idea quedó latente y más tarde se impuso en Francia y en
toda Europa.

Desde 1792 la Revolución quiso convertir a Francia en una República (magistraturas


temporales y políticamente responsables). Bonaparte, cónsul vitalicio en 1802 y
Emperador en 1804, sepultó el ideal republicano, pero la República renació en Francia
entre 1848 y 1853 (Segunda República) y finalmente se asentó como la organización
jurídica definitiva del Estado desde 1871 hasta hoy. Otros países europeos se sumaron
al republicanismo en el siglo XX: Alemania, Austria, Hungría, Irlanda y Rusia tras la
Primera Guerra Mundial; Italia, Yugoslavia, Bulgaria y Rumania, tras la Segunda Guerra
Mundial. En Latinoamérica el republicanismo fue acogido a partir de la emancipación,
excepto en el caso de Brasil, que siguió como monarquía hasta 1889.

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