Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era
inevitable que llegara algún día al dos y dos son cinco. La lógica de su posición lo
exigía. Su filosofía negaba no sólo la validez de la experiencia, sino que existiera la
realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común. Y lo más terrible no era
que le mataran a uno por pensar de otro modo, sino que pudieran tener razón. (Orwell,
1949, pág. 146)
Hace más de 70 años, en 1949 George Orwell, hacía pública una de sus obras cumbre
dentro del género distópico. Dentro de este, hace una crítica a las sociedades totalitarias del siglo
XX, enfocándose principalmente en la perdida de la democracia, la razón y la libertad. El libro
nos acerca a una sociedad regida por el partido político INGSOC, que tiene como líder al gran
hermano, el cual siempre vigila a todos por medio de telepantallas (televisores que escuchan,
observan y transmiten lo que el partido quiere). Resulta curioso que a lo largo de la lectura
podemos observar que nuestra sociedad actual comparte bastantes características con la forma de
manipulación del partido.
(…) La opinión pública la componen ahora (…) aquellos <<ciudadanos cívicos>>, que
son a la vez <<ciudadanos del Estado>> y poseen unas antenas especiales para percibir
los efectos de los sistemas, ya que son afectados por ellos. Sobre todo, aquellas redes de
ciudadanos capaces de preocuparse, no por intereses grupales o sectarios, sino por
aquellas cuestiones que a todos afectan, por aquellas que tocan intereses
universabilizables. (pág. 145)
De aquí nos surge otras cuestiones ¿Cómo funciona ese espacio de interacción política
entre los gobernantes y los ciudadanos? ¿De qué manera interpretamos esos “efectos de los
sistemas” ?, por lo que recurrimos a Byung-Chul Han con su teoría de la Pscopolítica presente en
un artículo de Manuel Cruz (2017) en la que entiende que los nuevos medios de dominación y
vigilancia en la sociedad contemporánea trascienden a los actos comunicativos, en donde la
violencia a la par de la obligación que se daba en la diciplina no son el medio de imposición
social, sino que el poder se desarrolla a medida que los sujetos asumen a voluntad y libertad
propia una acción dirigida por el interés de otros sin necesidad de amenazas agresivas. Esto se
logra en la actualidad con la digitalización de las comunicaciones en donde esa posibilidad de
encontrar información rápida se vuelve el escenario ideal para controlar las personas, pues ahora
están expuestos a admitir imágenes manipuladoras que interiorizan porque están construidas con
la intención de configurar la imagen que las mismas personas tienen en las redes, esa visibilidad
4
ilimitada que tienen para expresarse libremente hace que las decisiones que se tomen surjan
desde un mandato de cómo mostrarse en la sociedad.
Todo esto, nos lleva a pensar como nos reconocemos los ciudadanos dentro de la
democracia, pues si estamos “ejerciendo nuestra soberanía comunicativa”, entonces
manifestamos nuestra posición en la sociedad partiendo de lo que vivimos diariamente, pero
también a través de la información que recibimos acerca de lo que pasa en el mundo; sobre todo
de lo que pasa en un espacio al que no podemos acceder físicamente, pero en donde somos
objeto de discusión constante: las instituciones públicas. Aquí entra una intermediación que filtra
lo que conviene que sepamos, pues dependemos de estas para poder forjar una opinión y actuar
en el marco de lo que se nos comunica. Por lo tanto, esta exposición a la información determina
la realidad que creamos de nuestro mundo, la cual, se encarga de definir nuestra interacción
política, opinión pública y toma de decisión en el marco de la democracia.
nueva forma de entender nuestro mundo y la forma de relacionarnos con nuestra vida privada y
nuestra vida pública en internet.
Bibliografía
Cortina, A. (2009). Ciudadanos del mundo. hacia una teoría de la ciudadanía. Alianza Editorial.