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20180403-Andrade-Trabajo01 PND y Sumak Kawsay
20180403-Andrade-Trabajo01 PND y Sumak Kawsay
6.5/10
En el Plan Nacional para el Buen Vivir para el año 2017-2021, cuyo mensaje es
Planificamos para toda una vida, se han fijado nuevas ideas de acuerdo a las
necesidades del país en la actualidad. Este nuevo plan busca, entre otros factores,
generar armonía individual social y con la naturaleza, teniendo en cuenta que el centro
del desarrollo es el ser humano y no el mercado.
Desde la constitución del año 2008, en el Ecuador se han considerado los
derechos de la naturaleza, y como tales deberán ser tomados en cuenta y respetados. En
este sentido, el nuevo plan toma en cuenta a la naturaleza como uno más de los titulares
de derecho, siendo colocado en el centro del proceso de desarrollo junto con las
personas.
La sustentabilidad ambiental ha sido tomada como uno de los pilares que
mantiene el Plan. Este pilar se refiere a la habilidad de sostener la vida de manera
indefinida, por lo cual, no es posible tener una explotación indiscriminada e ilimitada
de la Tierra, pensando desde el punto de la justicia intergeneracional.
Es interesante constatar que dentro de este Plan, efectivamente, la naturaleza es
tomada en cuenta como un factor igual de importante que las personas, como se señala
a continuación:
“…el Plan Nacional de Desarrollo es un instrumento para generar espacios de
discusión y diálogo, para trazar en conjunto la ruta hacia el desarrollo bajo parámetros
de eficiencia, corresponsabilidad y en estricto cumplimiento de los derechos humanos
y de la naturaleza.” (Consejo Nacional de Planificación, 2017)
UNIVERSIDAD DE CUENCA
Así, los derechos de la naturaleza serán defendidos de igual forma que los
derechos humanos. Este tipo de enfoque se basa en el Desarrollo Sostenible, el cual se
diferencia de lo anteriores los cuales priorizaban los intereses económicos de las élites.
Como lo indica el Plan (2017), esta nueva propuesta de desarrollo sitúa al ser humano y
a la naturaleza en el centro de la gestión pública.
De esta manera, el Plan considera a la naturaleza y al medioambiente como una
esfera que forma parte íntegra del ser humano, planteándose un desarrollo integral sin
perder de vista el Buen Vivir como pauta y horizonte.
El Plan establece como parte de sus retos garantizar los derechos de la
naturaleza debido a la actual crisis ambiental, la cual se ve reflejada en la pérdida de
vegetación natural, la degradación de los ecosistemas, la extinción acelerada de
especies, la contaminación ambiental y el cambio climático. Bajo esta perspectiva, el
Plan incorpora el aspecto ambiental a su planificación de largo plazo puesto que, para
garantizar estos derechos, es necesario un manejo sustentable de los recursos por parte
de las generaciones actuales, para así garantizar un ambiente sano y abundante para
futuras generaciones.
Se ha tomado también en cuenta que el Ecuador posee un patrón de
especialización primario exportador, basado en la explotación de recursos naturales y
que ha sido un modelo mantenido durante muchos años, volviendo a la economía
vulnerable a las dinámicas del mercado exterior y limita la tecnificación de su
producción, afectando la sustentabilidad ambiental. Por esta razón, el Plan sostiene que
se debe profundizar el impulso a la productividad y la diversificación productiva lo
cual requiere de nuevos pactos en lo político, social, ambiental, fiscal y cultural.
En este sentido, el Plan asegura que los derechos de la naturaleza serán
defendidos:
“… Ecuador asumirá plenamente su protección y la garantía de los derechos de la
naturaleza. Esto incluye el manejo responsable de los recursos naturales, para beneficio
colectivo de la sociedad, junto con la protección de la diversidad biológica, la
prevención de la degradación del suelo y una respuesta adecuada al cambio climático.”
(Consejo Nacional de Planificación, 2017)