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La Deforestación Del Amazonas y Mekong, Un Río para Seis Países
La Deforestación Del Amazonas y Mekong, Un Río para Seis Países
Fuente de vida, riqueza y hogar ancestral de cientos de comunidades, la Amazonía es mucho más que el «pulmón
del planeta». Con una extensión de seis millones de kilómetros cuadrados, constituye la mayor selva tropical del mundo y
abarca territorios en nueve países diferentes. El motor que impulsa la deforestación en la Amazonia es la explotación de su
inmensa riqueza. Encabezando la desaparición de masa forestal encontramos la conversión del terreno en plantaciones
agrícolas o en zonas de pastoreo, la construcción de carreteras, la extracción maderera, las actividades mineras o la
especulación agraria, todas ellas, en muchas ocasiones, realizadas de manera ilegal o, cuando menos, irregular.
Desde los años 90, los protagonistas de la deforestación han sido la expansión de terrenos para la cría de ganado y
para plantaciones de soja y aceite de palma. El peso de la ganadería como aliciente para la eliminación de la selva es
particularmente importante en Brasil. El boom del consumo de carne y de productos derivados de animales en Europa,
Estados Unidos y China ha convertido esta selva tropical, particularmente la zona brasileña, en la plantación de soja de los
países desarrollados. Así, la soja se ha convertido en la principal exportación de Brasil, cuyo principal empleo es como
pienso animal.
Los madereros de Brasil disponen de un sistema para sortear la ley y conseguir que la madera talada ilegalmente
llegue a los mercados internacionales, y en Perú el número de canteras ilegales ha aumentado más de un 400% en las dos
últimas décadas.
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Proporción de deforestación por países y causas. Fuente: “State of the World’s Forests”, FAO, 2016
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Tasa de deforestación en la Amazonia brasileña. Fuente: Oxford University Press
Mekong, un río para seis países4
El Mekong, conocido como “Lancang” en China, es uno de los ríos más largos y caudalosos del mundo, que recorre seis
países (China, Myanmar, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam) Sus 4.880 kilómetros se extienden por una cuenca de más
de 800.000 kilómetros cuadrados. Gracias a este fenómeno, que sólo sucede en Camboya y en el río Nilo a su paso por
Egipto, se inundan los campos de arroz y los peces son más abundantes.
Amistades complicadas
Al igual que con otros grandes ríos transnacionales, los países de la cuenca del Mekong han puesto en marcha
organizaciones internacionales para regular su uso. Frente a la colaboración de estos cuatro países, China creó en 2015 el
Foro de Cooperación Lancang-Mekong para facilitar la construcción de infraestructuras por toda la región en consonancia
con su gran proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. Las numerosas plantas hidroeléctricas construidas en países
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Adaptación: https://elordenmundial.com/mekong-un-rio-para-seis-paises/
empobrecidos dependientes de la ayuda financiera china dan más soberanía energética al gigante asiático, y Laos y
Camboya están precisamente entre los países que acumulan mayor deuda con China. Países con mayor deuda externa con
China en porcentaje del PIB, 2017.
Con dos organizaciones internacionales distintas y tantos intereses enfrentados, establecer acuerdos e implementar
acciones conjuntas entre los seis países es complicado. Para frenar la escalada de tensiones, China trabaja para establecer
alianzas con sus vecinos, especialmente mediante la financiación de los proyectos de grandes presas mediante los fondos
del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras. El último de los seis países es Tailandia, que no pertenece a la
Comisión ni tiene el poderío de China.
Escenarios futuros
La cuenca del Mekong se enfrenta a grandes retos, como implementar nuevos modelos de consumo energético y
sistemas agrícolas. Es imprescindible evitar graves accidentes como el colapso de la presa de Xe Pian-Xe Namnoy en Laos
en 2018, entre otros. Y también es necesario integrar a China, la potencia regional, en la Comisión para el Río Mekong y
hacer partícipe al sector privado, para poder poner en marcha todos estos cambios. Si la oposición de los países de la
cuenca baja a las grandes infraestructuras hidroeléctricas se tradujera en un consumo más responsable por parte de sus
habitantes, empresas e instituciones, esto podría traer cambios positivos para el río.
En Tailandia, por ejemplo, ya existen algunas experiencias en el campo de la energía solar y fotovoltaica. La
emergencia climática es una realidad, y los desastres naturales son cada vez más frecuentes en el sudeste asiático. A pesar
de las consecuencias negativas que se prevén, la demanda creciente de energía hará que países con economías más potentes
como China o Tailandia sigan invirtiendo recursos en construir más presas, alterando todavía más el curso de un río del que
dependen millones de personas. El Mekong es el centro de la tensión regional y seguirá siendo determinante para el sudeste
asiático.
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Presas hidroeléctricas en el curso del Mekong.
Fuente: Water Grabbing