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Francisco Canals Vidal SAN JOSE PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS EDITORIAL BALMES BARCELONA Segunda edicién: noviembre de 1994 CUBIERTA: Reproduccién de la imagen de San José de la Montafia de Barcelona Con licencia eclesidstica © Francisco Canals Vidal © EDITORIAL BALMES Durdn y Bas, 9 - 08002 Barcelona ISBN 84-210-0489-1 Depésito legal. B. 36808-94 Printed in Spain EGS - Rosario, 2 - Barcelona INDICE Advertencia Prélogo del Emmo. y Rdmo. Dr. D. Marcelo Gonzi Cardenal-Arzobispo de Toledo . Introduccién . , Martin, CAPITULO | SENTIDO Y FUNDAMENTO DE LA TEOLOGIA DE SAN JOSE De la Teologia como «ciencia» De las verdades contingentes y de la fides bistoriarum: De los lugares teolégicos De los fundamentos y principios Ga la teologia de San José . CAPITULO II PROTECTOR UNIVERSALIS ECCLESIAE . Patrono de la Iglesia y del Concilio Vaticano II Una polémica en Cataluiia a mediados del siglo XVIII . Doctrina de Suarez: Pertenencia de José al orden hipostatico Orden hipostatico y economia redentora CAPITULO III . De la predicacién apostdlica al dogma cristolégico . Efeso: los predicados divinos del “Emmanuel . Calcedonia: los predicados humanos del Hijo de Dios . La «gracia de uniém y la «gracia capital de Cristo 36 42 48 58 63 65 71 87 93 97 100 105 110 115 #:alA DEL PUEBLO DE DIOS ow CAPITULO IV sBIENAVENTURADA TU QUE HAS CREIDO>» . lanuevaEva . 2 1... Se cumplird lo que se te ha dicho de parte del Senior La gracia de la divina maternidad . Maria, Madre y Tipo de la Iglesia: Conclusiones . CAPITULO V JOSE, HJODEDAVID. . Jestis, hijode David . 2... José, hijo de David José, esposo de Maria : Realidad y denominaciones de la paternidad de José : ¢Patemidad segin el -espiritu? . La fecunda virginidad-, obra comin de la Madre de Dios y de su Esposo el Patriarca José CAPITULO VI «LAS PROMESAS SE HICIERON A ABRAHAM Y A SU SIMIENTE> . Los padres «de quienes desciende, segtin la carne, Cristo» que es Dios bendito por los siglos +Crey6 Abraham a Dios» : «Lo concebido en Ella es obra del Espiritu Santo» La generaci6n virginal y la generaci6n patriarcal del Hijode Dios. . 2... La perspectiva de la nueva liturgia . EI testimonio del lenguaje cristiano: el glorioso Patriarca José CONCLUSION JOSE, PADRE DE JESUS, PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS. . 119 124 130 132 134 139 141 146 150 153 159 164 171 173 178 181 184 190 198 203 INDICE APENDICE DOCUMENTAL ALGUNOS TESTIMONIOS DE LA FE DE LA IGLESIA. EN LOS DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO (En orden cronolégico regresivo) JUAN PABLO II Exhortaci6n apost6lica Redemptoris Custos . En la beatificaci6n de Frére André . : Encarnacion de la paternidad en la familia humana : sagrada PABLO VI José, introductor del Evangelio de las Bienaventuranzas . JUAN XXIII Protector de la Iglesia Universal y Patrono del Concilio Vaticano II PIO XII Mensaje a los nifios en el mes de San José . La fiesta de San José Obrero . EPISCOPADO DEL CANADA Declaraci6n sobre San José, patrono principal del Canada PIO XI La omnipotencia suplicante de San José . Guia de los catdlicos frente al ateismo comunista Se revela a José el misterio de la Encarnaci6n . Misi6n oculta y grandiosa . Sdlo Maria esta mds cercana a Dios ENRIQUE REIG Y CASANOVA (Obispo de Barcelona) En el cincuentenario del patrocinio de San José sobre la Iglesia BENEDICTO XV Para la coronacién canénica de San José de la Montafia . San José, patrono de los trabajadores, los padres de familia y los moribundos 211 216 218 223 227 235 238 241 248 249 249 250 251 252 261 263 10 SAN fur) PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS LEON Nill Una Familia, modelo de fa Igicsis 2. » . 265 La solicitud paterna de San José sobre la familia de los ‘hijos de Dios . 266 Oracion a San José prescrita por Leon XI. 6 we 268 PIO Ix San José, patrono de la Iglesia catlica © we we ee. 269 eLe hizo Principe y Sefior de su cas 2. 6 ee ee. ee 270 ALGUNOS TESTIMONIOS DE LA FE DE LA IGLESIA EN EL DESARROLLO DE LA ESPIRITUALIDAD Y DE LA DOCTRINA Y EN LAS TRADICIONES DE LOS PUEBLOS CRISTIANOS (En orden cronolégico regresivo) FRANCISCO DE P. SOLA, S. J. Custodio del Redentor © 2 ww. ee ee 28 KAROL WOJTYLA SanJosé 2 ee 278 BEATO JOSE MARIA ESCRIVA DE BALAGUER EltallerdeJosé 2. 1 1 ee ee ee ee. 284 JAIME BOFILL Meditacion navidefa. . 2.) ee ee ee ee ee 292 MIQUEL COSTA I LLOBERA El Patrocinio de SanJosé . . 2 2 ee ee ee ee ee ee 297 ASanJosé 2... ee ee ee 303 JOSEP TORRAS I BAGES San José, padre de todo linajehumano . . . - - ee ee ee. 305 Amora lavidaoculta . . . . - +. 306 San José, Patriarca del Pueblo de Dios, cuerpo. mistico de Cristo - 2. 306 SANTA TERESITA DEL NINO JESUS En la intimidad de la Sagrada Familia. 2 ©.) + + + + +e + + 308 ASanJos@ 2... eee B09 INDICE FRANCISCO JAVIER BUTINA Las Glorias de San José . SAN ENRIQUE DE OSSO Y CERVELLO La Iglesia catlica, modelo de la devoci6n a San José . Felicitaciones a San José por siete de sus principales privilegios y felicidades JOSE MARIA VILASECA, M.SJ. Preces al Sefior San José LOS ORIGENES JOSEFINOS DEL TEMPLO EXPIATORIO DE LA SAGRADA FAMILIA La Asociacién espiritual de devotos de San José . ENRIQUE RAMIERE San José y San Pedro Proximo triunfo de San José Modelo del Apostolado de la Oracion FEDERICO GUILLERMO FABER José en el misterio de la infancia de Jests SAN LEONARDO MURIALDO Solicitud paterna sobre Dios hecho hombre SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO Meditaci6n para la fiesta de San José . CARMELITAS DESCALZOS DE BARCELONA (1743) Joseph Vindicado . SOR JUANA INES DE LA CRUZ (1651-1695) Villancicos josefinos . JACOBO BENIGNO BOSSUET Jestis es su Hijo» JOSE DE VALDIVIESO «Es el mayor Santo menor que José 11 311 319 321 323 326 331 334 335 337 344 348 350 364 369 376 12 \. ‘AFRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS CORNELIO A LAPIDE La herencia del Reino de David Padre de Cristo . : Dignidad y oficio de José. Santidad eximia FRANCISCO SUAREZ Pertenencia de José al orden hipostatico SANTA TERESA DE JESUS -Este padre y Sefior mio» ISIDORO DE ISOLANO Suma de los dones de San José . SAN BERNARDINO DE SIENA José consigue el fruto prometido a la dignidad patriarcal y profética JUAN GERSON En qué sentido Jess nace de José . PEDRO D’AILLY Los doce honores de San José UBERTINO DE CASALE -Acuérdate de nosotros, José, y danos siempre este pan» . PEDRO J. OLIVI Toda la Iglesia es deudora a José SAN BERNARDO DE CLARAVAL ‘Unico coadjutor fidelisimo del gran consejo» . RUPERTO, ABAD DE DEUTZ Heredero de los antiguos Patriarcas, José obedecié como quien cree . SAN AGUSTIN -Apoyandose en la justicia de ambos, el Espiritu Santo dio a ambos un Hijo» . 379 380 381 382 384 393 395 400 403 406 421 424 427 429 432 INDICE SAN JUAN CRISOSTOMO José, padre y «salvador> del Salvador del mundo . APENDICES BIBLIOGRAFICOS I. Fuentes de informaci6n bibliografica II. El testimonio contemporaneo de la Iglesia en el Magisterio y en la Liturgia III. Desarrollo de la doctrina sobre San José en la Edad Moderna IV. Doctrina sobre San José en los Doctores escolasticos medievales y en los Santos Padres V. Estudios monogrdficos 13 436 444 447 448 ADVERTENCIA La presente edicién reproduce sin modificaciones la que en 1982 se pu- blicéd por el Centro de Investigaciones Josefinas de los PP. Carmelitas Descalzos de Valladolid, y que contenia la tesis doctoral presentada a la Facultad de Teologia de Barcelona (en la que entonces era su seccién de San Francisco de Borja). Por esta raz6n, se reproducen sus apéndices bi- bliogrificos y también el prdlogo con que se digné honrarla el Cardenal Marcelo Gonzalez Martin. En lo referente al apéndice documental. se han afadido algunos pasajes de la exhortacién apostélica de Juan Pablo II Redemptoris Custos, y unas paginas de San Enrique de Oss6, recientemente canonizado, uno de los re- presentantes eminentes de la devocién josefina de la generacién de los santos catalanes del pasado siglo. En los anos transcurridos desde la anterior edicién. la presencia de San José en la Iglesia se ha mantenido y extendido en los congresos internacio- nales, y ademas de expresarse en el documento pontificio centenario de la enciclica de Leén NII Quamquam Pluries, ha fractificado también en el nuevo desarrollo de la doctrina sobre la Sagrada Familia de Nazareth. En septiembre de 1992. se celebré en Begues (Barcelona) el primer Congreso Internacional por iniciativa de la Congregacién fundada por el Beato José Manyanet, y para el proximo septiembre del corriente 1994 se anuncia ya el segundo Congreso. Resplandece asi ante la conciencia del pueblo cristiano la luminosa en- sefanza de Le6n NII reiterada por Juan Pablo Il: la Iglesia, por disposicion divina, tuvo su origen en la Sagrada Familia de Nazareth, «que José gobem6 con autoridad paterna», y aquella Familia sagrada ha de ser reconocida co- mo la Iglesia doméstica originaria-. Ante la presente edicién el autor siente la necesidad de expresar su re- cuerdo y homenaje a la memoria de los insignes josefélogos Francisco de - wn ATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS 16 SAN | Paula Sola Carri6, S.1., y Sebastian Bartina Gassiot, $.1., que con su direccién y estimulo ayudaron a Is claboracién de este trabajo. Quiere también dar las gracias al sacerdote de la archididcesis de Santiago de Chile, Pedro de la Noy, por su constante aliento y apoyo en el propésito de una nueva edi- cién de «SAN JOSE, PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS:. Barcelona, 15 de agosto de 1994 PROLOGO Es un honor para mi y una satisfaccién profunda prologar la obra que el Dr. Canals ha presentado en la Facultad de Teologia de Barcelona (sec- cién de San Francisco de Borja), con el titulo de JOSE, ESPOSO DE MARIA, PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS». Un honor, porque de todos es conocida la figura de este seglar beneméri- to, filésofo heredero de nuestra mejor tradicién metafisica, que ha tenido siempre el acierto y, diriamos, el don de saber unir la piedad sencilla del pueblo de Dios con el rigor de la investigacién mas depurada y exigente. Y una satisfaccién, porque siempre lo es para un Obispo, servidor y maestro del pueblo de Dios en la fe, encontrar una obra de teologia que ha querido ser, precisamente, un servicio a la fe de la Iglesia, al sensus fidei que en ella alienta. Ha sido un acierto, a mi modo de ver, partir de la fe que el pue- blo de Dios profesa a San José, para encontrar las raices de esa misma fe en las fuentes teologicas. Diriamos que estamos de lleno en lo que se dio en lla- mar método regresivo: avanzar desde la fe actual de los creyentes para bus- car sus fundamentos en las fuentes de donde procede. j;Qué lejos estamos aqui de la teologia racionalista que todo lo quiere dirimir con el andlisis frio e implacable de la razén! Aqui se siente y se goza de la fe honda de la familia cristiana a la vez que de la reflexién rigurosa y fundada. El primer mérito de esta obra es el de ser una teologia al servicio de la fe del pueblo de Dios. Al examinarla, inmediatamente nos damos cuenta de la certera intui- ci6n que la ha inspirado. Siguiendo las buellas de Santa Teresa y el pensa- miento teologico de Suarez, el Dr. Canals trata de superar la visién de San José que tiende a presentarlo simplemente como esposo de Maria en una accion respecto a Jestis que podriamos calificar de mediata y pasiva. El Dr. Canals, en este caso, ha querido mostrar la funcién eminentemente po- sitiva y directa que San José ha ejercido en su solicitud paternal sobre Jestis y que, segtin las declaraciones de los tiltimos Papas, sigue ejerciendo sobre Ja Iglesia, al igual que lo hizo sobre la familia santa de Nazaret. 17 18 SAN JOSE, PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS En efecto, el enfoque que tiende a presentar a San José como mero esposo de Maria y simple observador mudo de los acontecimientos de nuestra sal- vacion, olvida que San José@_encarna las promesas bechas a los Patriarcas del Antiguo Testamento. No podemos silenciar que San José aparece en el ~grangelio como warén de la casa de Davids, en cuyo entorno nace, crece y se desarrolla Nuestro Seftor. La figura de San José aparece asi como la cul- minaci6n de las promesas de Rios a los Patriarcas, heredero de Abraham y de David. que arropa, con su fe y su obediencia paternales, el nacimiento y la vida de Nuestro Setior. Es verdad que José no fue padre de Jestis como Maria fue la madre, pero su funcién paternal hay que ponerla en relacién con el orden hipostatico, es decir, como una funci6n positiva respecto de la Encarnacion y el cuidado de la vida de Jestis, llevada a cabo mediante la activa solicitud de un padre y una virginidad que, lejos de ser pasiva, es in- separable de la virginidad de Maria, ya que ambas nacen de un mismo de- seo compartido, en obediencia a los planes de Dios. Si José no engendré carnalmente a Jestis, lo engendré en el ejercicio de una solicitud paternal en la que todo es servicio obediente y fe sacrificada. _En José se realizan las promesas anteriores de Dios. Es la voz del Antiguo Testamento, la voz de los Patriarcas, que prepara la llegada del Mesias, y es también la voz del Nuevo Testamento que sirve al Mesias con un amor como el de un padre y que vive del mismo Mesias por medio de la fe. Ha sido también un acierto del Dr. Canals el haber examinado el cam- bio que en este sentido ha experimentado la liturgia de San José en la nueva reforma. La liturgia, que es un locus theologicus privilegiado, ba pasado de la representacin de San José como esposo de Maria a la visién de San José como aquél en quien se cumple lo que Dios venia prometiendo y que recibe la mision de ejercer una funci6n paternal singularisima. La fe de los fieles que saluda a José como Patriarca, y las declaraciones de los Papas que ven en aquél que protegié y cuidé de la familia de Nazarel, el Protector Ecclesiae, ha encontrado en la liturgia su justa corres- pondencia y en esta tesis del Dr. Canals la mas adecuada y servicial funda- mentacion. Quiera Dios que aparezcan cada vez mds entre nosotros trabajos de este lipo que vengan a servir a la fe del pueblo de Dios, fe que cada uno de noso- tros, desde nuestro puesto particular dentro del Cuerpo Mistico, tenemos que proclamar con vigor y devocién. Que el santo protector de la comunidad cristiana, que fue presentado por Juan XXIII como guia seguro del Concilio Vaticano If, cide y bendiga a nuestra Iglesia en esta hora tan delicada, y tan llena de esperanza si nos decidimos a vivirla con la fe y docilidad de que él nos dio ejemplo. PROLOGO 19 Hacen falta tedlogos que investiguen, y que a la vez sean bombres que recen y acepten con gozo lo que bay de misterio y de luz en la bumildad de un Dios encarnado que podia llamar padre al carpintero de Nazaret. Toledo, marzo 1982. + MARCELO GONZALEZ MARTIN Cardenal Arz. de Toledo Primado de Espafia INTRODUCCION El Papa Juan XXIII, al convocar_oficialmente_el Concilio Ecuménico _Yaticang II por la Constitucién Apostélica Humanae Salutis, declaraba ha- cerlo «confiando en el auxilio del divino Redentor, que es principio y fin de todas las cosas, y en la intercesién de su augusta Madre la beatisima Virgen Maria, y de San José, a cuya tutela lo confiamos ya desde el primer inicio de este tan importante acontecimiento» (1). A este patrocinio de San José sobre el Concilio aludié nuevamente Juan XXIII en su alocucién de clausura de la primera etapa conciliar, en la que recordaba a la vez la inclusion del nombre del Esposo de Maria en el ca- non de la Misa, decretada en aquella misma fecha por el propio Papa: -Esté siempre con nosotros la Inmaculada Virgen Maria; e igualmente su castisi- mo Esposo José, patrono del Concilio Ecuménico, cayo nombre brilla desde hoy en el canon de la Misa, nos acompaifie en el camino; él, que fue dado divinamente como guia y auxilio a la familia de Nazareth; y estén también juntamente con ellos los santos Pedro y Pablo, con San Juan Bautista, y con todos los Pontifices, Pastores y Doctores de la Iglesia de Dios: (2). Todavia en otras ocasiones se record6 ante el Concilio el nombre de San José y su patrocinio sobre el mismo. - Asi en las alocuciones de Pablo VI de 29 de setiembre de 1963 (3) y de 21 de noviembre de 1964, en la que, a modo de exordio a la declaracion sobre la Maternidad de Maria sobre la Iglesia, dijo: ‘No podemos dejar de dirigir nuestro pensamiento, con 4nimo sincero y () Citamos las referencias conciliares segtin la edici6n Sacrosantum Oecumenicum Concilium Vaticanum Il. Constitutiones, Decreta, Declarationes. Typis Polyglottis MCMLXV1, pag. 849. (2) 8 de diciembre de 1962. Ibid., pag. 893. (3) «Nos asistan los Angeles y todos los santos, y principalmente los Santos Pedro y Pablo, San Juan Bautista, y de un modo peculiarisimo San José, que ha sido declarado Patrono de es- te Concilio». Alocuci6n en la Sesi6n II. Ibid., pag. 926. 21 INTRODUCCION 31 detenidos alegando la presencia secular de polémicas en las que se enfren- taban opiniones contradictorias sobre el mismo (17). En el capitulo teolégico sobre San José, en lo que se viene tlamando Josefologia —discutiremos mds adelante sobre la oportunidad y sentido de este término— podriamos encontrarnos por una parte, si nos atuviésemos al contexto estrictamente contempordneo de las tareas teologicas, con mu- chos puntos de coincidencia, practicamente unanime, en una pequefia mi- noria o sector «devoto», y con un desinterés, a veces rayano en el desdén, en circulos bastante amplios. Nos encontramos ademas en este tema en una situacién especial con respecto al Magisterio eclesidstico. Mds que ensenanzas, definiciones o de- claraciones, entre las que no hallariamos, desde luego, ninguna de caracter solemne y definitiva en sentido dogmatico, tenemos en esto actos y decisio- nes en los que el magisterio ha recogido, y asi lo ha afirmado explicitamen- te, anhelos y deseos multitudinarios del pueblo cristiano. La proclamaci6n del Patrocinio de San José sobre la Iglesia Universal por Pio IX, la consiguiente designacién del mismo como Patrono del Concilio Vaticano II, y Ja misma inclusién de su nombre en el canon roma- no por Juan XXIII, no tienen tanto el caracter de actos por los que el Magisterio Pontificio habla a la Iglesia, desde su mision y autoridad, como de testimonios dados por la misma autoridad suprema, en nombre de la comunidad del pueblo cristiano, expresando sus sentimientos y dando cumplimiento a sus deseos. Pero seria completamente erréneo deducir de este hecho la carencia de principios firmes para el capitulo teolégico sobre el Patriarca José, como si el tedlogo se encontrase por ello sin puntos de apoyo en que basar su reflexion sobre el papel del Patriarca José en el misterio de la divina eco- nomia. La ausencia de formulaciones dogmaticas o de declaraciones doctrinales mas bien contribuye a subrayar, dada la claridad e insistencia de aquel otro tipo de actos de testimonio ptiblico y jerdrquico del sentir del pueblo fiel, a indudable presencia de una doctrina sobre el Patriarca José, el Esposo de Maria de la que nacié Jests el Cristo, doctrina que esta cierta e indubitable- mente presente en la Iglesia e incorporada en el sensus fidei del Pueblo de Dios, en el que ha ido madurando y desarrollandose a lo largo de los ulti- mos siglos. (17) En los medios opuestos a la oportunidad de la definicién de 1a infalibilidad del ma- gisterio pontificio, se alegaba, ante el Concilio Vaticano I, que no era previsible que el Concilio quisiese definir en un determinado sentido una cuestion sobre la que habian polemi- zado entre si hombres de tanta autoridad como Bossuet y Fenelon. INTRODUCCION 33 La conexi6n intrinseca y la orientaciOn unitaria en cuanto a su fin, de la doble vertiente, positiva y especulativa, del saber teolégico, conducen a prolongar la reflexién sobre el progreso obrado en el sentido de la fe del pueblo de Dios en los siglos modernos, con un intento sistematico que busque poner de manifiesto la armonia de aquellas concepciones con la dogmitica cristolégica y eclesiolégica y con los desarrollos, tan caracteristi- cos de los ultimos siglos, de la doctrina sobre Maria como Madre de Cristo y de la Iglesia. El tema_nuclear, en que se centrard nuestra tarea en este aspecto siste- mitico, sera el de la paternidad de San José sobre Jestis, y su conexién con el matrimonio del -hijo de David» con Maria, «de la cual nacié Jestis que es llamado el Cristo». EL hilo conductor de esta especulacion lo encontramos en Ja conexién entre la «generacion virginal y la «generaciOn patriarcal» de Jesucristo, para emplear expresiones sugeridas por un ilustre escriturista (18). Lo que en definitiva lleva a contemplar este doble aspecto de la generacién temporal y humana del Hijo de Dios encarnado desde la perspectiva de la misteriosa sucesiOn y correlacién de las Alianzas por las que se ha realizado la dis- pensacién en el tiempo del eterno designio divino de salvaci6n para la hu- manidad. No quiero terminar estas lineas introductorias sin unas expresiones de agradecimiento: en primer lugar al Padre Francisco de Paula SolA, S. I., por sus valiosas orientaciones y su estimadisimo apoyo en la elaboracién de es- te trabajo, y también al Emmo. y Rvdmo. Dr. D. Marcelo Gonzalez Martin, (18) -Una mujer: ésta mujer, Madre del Mesias,... ha de ser la persona o colectividad a la cual en la Escritura se atribuye con fundamento real la generacién del Mesias. En este sentido hallamos en la Escritura dos corrientes o series de textos: unos que hablan de la generaci6n patriarcal, otros que expresan la generacion virginal; como seria arbitrario descartar una de las dos series de textos, habrd que decir que la Mujer sera o Ia colectividad patriarcal convergien- do y concentrindose en Maria, o bien Maria en cuanto recoge y sintetiza en si ta colectividad patriarcal, es decir, el Israel de la Promesa. Cotejados todos los textos biblicos en sus rasgos asi reales como verbales, la conclusién es que la mujer es Maria en cuanto lleva la representa- ci6n de Israel- José M.* Bover, S. 1., en nota a Apoc. 12,1, en Sagrada Biblia, version critica so- bre los textos bebreo y griego de Bover y Cantera B.A.C., Madrid, 1957, vol. Il, pag. 677. Este preciso comentario del ilustre escriturista contiene, a mi parecer, una orientacion de- iva para una teologia sobre el Patriarca José, desde la que se evite el unilateralismo que, desconociendo Ja +generaci6n patriarcal-, no vea en José mds que el consorte de Maria, la Madre Virginal del Hijo de Dios encarnado. ci Capitulo I SENTIDO Y FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JOSE Es obvio que el término -Josefologia» no intenta significar un saber «cientifico» que tenga en el objeto singular nombrado en su titulo su hori- zonte objetivo y la razén de ser de su unidad sistematica. Como ocurte, proporcionalmente, con términos como «Mariologia-, u otros de este carac- ter que se pudieran introducir, se apunta siempre a un -tratado: o «capitulo» que sdlo encuentra su perspectiva y sus principios en la conexién con el misterio revelado por Dios en Cristo, lo que obliga a referirse, para caracte- rizar su sentido y determinar sus fundamentos, a la Teologia como saber total y unitario. No seria congruente, no obstante, con el objeto e intencién del presen- te trabajo, que emprendiésemos aqui el desarrollo de una «Teologia de la teologia», esto es, de una reflexién teolégica «fundamentadora» o -Teologia fundamental: (1). Serd conveniente, en cambio, trazar, en forma suficientemente explicita, las lineas conceptuales y argumentativas desde las que se determinan los principios capitales y la orientacién del capitulo «josefolégico» de la ciencia sagrada, o «Teologia de San José (2). () A modo de simple indicacion me parece oportuno dejar aqui afirmada la naturaleza formalmente teolégica de la reflexién sobre los fundamentos de la misma ciencia sagrada. Una «lpologétic: bulos de la f en los te: acto de f 1s sobre los contenidos expresados. lad-, pero separadas del ejercicio del sho podria tener el sentido de una fundamentacion de la teologia. 1a actitud que sostenemos no constituye un -fideismos supone simplemente que /o creido 7 por el acto de la fe es ef principio de la ciencia sagrada, y que s6lo en ésta puede darse pro- pia y formalmente una autoreflesion que no se dirija a poner los fundamentos de la misma si- no a mostrarlos en su caricter de tal oF (2) ELP. Bonifacio Llamera, O.P., después de afirmar que: -Podemos hablar con especial td de Teologia de San José o Josefologia-, ahade en una nota; «Personas de toda con- sideracion nos han insinuado que debe adoptarse el termino Josefologia, que, por falta de 35 36 SAN JOSE, PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS Con este fin, el presente capitulo se ocupard de los siguientes temas: 1) De la Teologia como ciencia, y de algunos problemas derivados de esta ca- racterizacion. 2) De las werdades contingentes- y de la sfides historiarum» en la perspectiva del objeto de la fe y del saber teolégico. 3) De los luga- res teolgicos» en que se asienta y habita la Teologia. 4) De los funcamen- los y principios capitales de la Teologia de San José. De la teologia como ciencia El término -teologia», que tal vez significd originariamente las creacio- nes miticas de los «poetas tedlogos» (3) fue adoptado en la edad clasica de la filosofia griega para nombrar el supremo saber -cientifico», la sabiduria o filosofia primera (4). Sobre él se centré el didlogo polémico de San Agustin contra Varrén, en torno al triple género que habia distinguido éste en el decir humano sobre los dioses: La teologia mitica o fabulosa, la teologia politica o civil y la teologia fisica o natural (5). E] término fue adoptado tardiamente por los escolasticos medievales para nombrar, a partir del siglo XII, lo que hasta entonces se designaba generalmente como Sacra Doctrina (6). Todavia en Santo Tomas de Aquino, y en la misma Sumima Theologica, se la define significdndola con aquel término tradicional. En algunos con- textos la distincién «Teologia-Filosofia» significa mas bien la que hoy esta- costumbre, nos suena mal, pero nos prestaria un buen servicio en este estudio. Ello nos ha de cidido a aceptarlo e introducirlo en nuestro wabajo- (7.S/J. pag. 9). Con posterioridad al mo- mento en que se escribid esto (1953) se ha discutido la oportunidad del término Josefologia, asi como el de Mariologia, cuya supresi6n se ha propuesto por razones de ecumenismo (cf. H. Laurentin: -Crise et avenir de la Mariologie-, en Ephemerides Mariologicae, 20, 1970. pig. 56.) No por las razones alegadas por este autor, sino por el sentido unitario de la sabiduria teolégi- ca. tengo por mas adecuado hablar de la Teologia de San José como constituyendo un capitulo o tratado en el conjunto sistematico de la Teologia. (3) Asi lo sugiere Heidegger en Die ontotheologische Verfassung der Metaphysik. (dentitit und Differenz. Meske, 1957.) Véase Aristoteles, Metafisica, 983 b 29. (4) El lugar clasico es: Aristételes, Metafisica, Libro E, c.l. Seguin Ja interpretacién de Santo Tomas de Aquino, el término «ciencia teolOgica» significa la misma «ciencia del ente en cuanto ente> en cuanto que al tratar sobre Jo -divino» trata de la causa universal de todo lo que es, por Jo que puede la misma -ciencia teologica- ser entendida como ciencia universal o «filosofia pri- mera+ (5) Cf. San Agustin De Civitate Dei, V1, c. V, Ly 3. (6) Cf. Theologie, por M. J. Congar (D. Th. C., t. XV, pags. 341-346, Paris, 1946). SENTIDO Y FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JOSE 37 bleceriamos entre Metafisica y Filosofia de la Naturaleza (7). El término Theologia Physica —equivalente de teologia -natural— es utilizado por Santo Toms para aludir a opiniones filos6ficas conexas con la supersticion idolatrica (8). Pero el término griego se abrié paso para significar la «doctrina sagra- da», hecho que se relaciona intimamente con la decisiva opcién que Ileva- ria a madurez la escolastica, y por la que ésta entraria en la época de sus grandes sintesis especulativas. Nos referimos a la opci6n por la que se reconoce el cardcter de la -«doc- trina sagrada» o «teologia» como «ciencia», entendida ésta en el sentido here- dado de la cultura griega. La escolastica llevaba a su plenitud una tarea que se habia iniciado en el mundo cristiano occidental al adoptar Lanfranco y San Anselmo la «dia- léctica» como instrumento de una «inteligencia de la fe-, entendida como sa- ber argumentativo y racionalmente coherente (9). Pero en aquella madura- ci6én se planteaban por primera vez con precisiOn las cuestiones de la hete- rogeneidad entre la fe y el conocimiento racional, y la delimitacion entre las disciplinas filos6ficas y la doctrina sagrada 0 Teologia. El ideal griego de -ciencia» se plasmé definitivamente por la conciencia que los pitagéricos creyeron tener de ser poseedores del fundamento abso- (7) El término Filosofia en el sentido de -Filosofia Naturat., y distinguido de Teologia, co- mo significando la -Filosofia primera o Metafisica. lo emplea todavia Sudrez en Disputaciones Metafisicas (Disputacion I, Lect. 1, ntims. 9-ll y 14). La distincién entre -Filosofia- y -Teologia- en el sentido actual de estos términos, la expre- sa Santo Tomés en II C.G,, ¢. IV con los términos de -Doctrina de la fe cnstiana, ejercida por el fiel- y «Filosofia humanas, propia del -filésofo-. (8) Tratando de la «idolatriax como especie de culto supersticioso por el que se da a lis criaturas el culto debido a Dios, Santo Tomas alude a los que -pensabun que el mundo todo era el Dios tinico» y a los que «afirmaban un Dios unico causa de todas las cosas. pero Hamaban también dioses a las sustancias espirituales creadas por el Dins supremo: come seguidores de las «opiniones pertenecientes a la teologia fistca (la que San Agustin [lama “natural), que los fi- ldsofos consideraban en el mundo y ensenaban en sus escuelas-, $. Th. UU, q. 94, a. Line. 1946, Aubier) critica como ambigua la obra de San Anselmo, que caracteriza con estas : San Anselmo racionaliz6 el pensamicnto de San Agustin al tomar de él su método cle inteligencia de la fe, al hacer de este metodo, que era un método de inteligencia espiritual, tn método de inteligencta dialecticas (pag. 436). Esta actitud de Lubac, que ve en San Anselmo y en Santo Tomvis de Aquino los Jos mo- mentos principales de -la transformacion histérica del agustinismo, que debia llevar al pens.- miento cristiano a la constituci6n de una filosofia perfectamente autonoma: (Ibid.) prolonga una tradici6n que ve en la escolastica el precedente del racionalismo de kt modemidad (ef. Denz. 2766-2814). No puede decirse que esta actitud sea coincidente con Ia actitud del m.igis- terio y la conciencia de la Iglesia, sino que, por el contrario, es radiculmente opuesta. Véase Pio XII, Enc. Humani Generis (Denz, 3881). (9) Henri de Lubae, en Surnaturel (P. 38 SAN JOSE, PATRIARCA DEL PUEBLO DE DIOS luto de la realidad en la certeza inmutable de los seres matemiticos. A tra- vés del eleatismo y el platonismo, pas6 a ser una de las determinantes de la cultura occidental. Este ideal excluye de lo «cientifico» todo aquello de lo que el hombre no es capaz de dar razon; y el dar raz6n de lo conocido equivale a conocer el por qué algo es como es, de modo que tengamos la certeza de que la cosa no puede ser de otra manera y sepamos el porqué de esta necesidad esencial (10). Queda excluido de la «ciencia» cualquier conocimiento que sea sdlo una constataci6n 0 percepcién inconexa, que no se alcance a integrar en una conexi6n integral y necesaria. No es cientificamente cognoscible lo no esencial 0 necesario, lo «contingente» ofrecido a una experiencia inmediata, no justificable racionalmente, y no dotado de inteligibilidad universal. Por esto la experiencia sensible no fue ciencia para los griegos, y todo lo singu- lar y cambiante, aquello que vemos originarse y perecer, quedaba fuera del horizonte de la inteligibilidad para muchos fil6sofos; y en concreto para to- da la linea platonica, este conocimiento inmediato tiene el caracter de una «fe», algo no fundado en certeza, ni consistente en «la verdad», por versar sobre contenidos /liuyentes e inesenciales. Durante siglos el pensamiento cristiano habia utilizado como instru- mento preferente de su doctrina sagrada concepciones metafisicas y gnose- oldgicas platénicas. No puede negarse que en algunos momentos encontra- mos expresiones inquietantes, que muestran hasta qué punto una fidelidad incondicionada al pensamiento de Platén, si no hubiese sido compensada (10) Este ideal griego de la ciencia, dominante en la escuela eledtica y decisivo en la es- cuela pitagérica y en el platonismo, encuentra su formulaci6n clasica en Arist6teles:

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