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Medios de comunicación, redes

sociales y derecha radical

Carolina Plaza Colodro


28 de Noviembre de 2019, 13:23

Una de las cuestiones más complejas que los sistemas democráticos deben afrontar es el
modo en el que los medios de comunicación se relacionan con el radicalismo, ya que
se pone en tela de juicio el grado de tolerancia que las sociedades deben desarrollar
cuando llegan ideas tan intolerantes como las de la derecha radical. Se cuestionan,
además, los límites de la libertad de expresión, que, en una democracia, se debe garantizar
a los individuos. Las redes sociales, en parte, han servido para superar este dilema, ya que
se han configurado como una herramienta clave para la propagación de las ideas políticas
radicales, y un espacio en el que el discurso no está conformado de manera meritocrática,
sino democrática y cualquiera, independientemente de sus credenciales, puede utilizarlas
para expresar su opinión e, incluso, actuar como periodista, ensayista, agitador político,
etc.

Más allá de las consideraciones normativas y las contradicciones en las que podamos caer
cuando analizamos la relación entre medios de comunicación y derecha radical, la
literatura especializada intenta contestar preguntas más profundas sobre el efecto neto de
los medios de comunicación en los resultados políticos. El trabajo de Ellinas (2018)
aborda los puntos más importantes que la extensa literatura sobre esta compleja y
multidimensional relación ha tratado en las últimas décadas. Los esfuerzos se han
centrado, naturalmente, en los efectos de los medios en los votantes y, aunque los
procesos individuales desencadenados por los contenidos de medios de comunicación
varían, la literatura concuerda en que son importantes. Como intermediarios a la hora
de transmitir los mensajes de los partidos a los votantes, los medios pueden influir
en sus preferencias para favorecer a la derecha radical, ya que pueden: i) establecer
la agenda política y enmarcar los temas, ii) alterar los patrones de participación
política iii) influir en la competición interpartidista.

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Los medios de comunicación ayudan a prosperar a la derecha radical cuando prestan
atención a los temas que más tarde van a articular la postura de estos partidos, que se
define por su resistencia general hacia el multiculturalismo y la inmigración junto con la
convicción de proteger la identidad y la cultura nacional. Así, cuando los medios cubren
asuntos como la inmigración y al crimen, favorecen el voto a la derecha radical. En este
sentido, es relevante, no solo cuanto se ha tratado, sino cómo se han reportado las noticias
relacionadas con la inmigración, ya que la forma en la que los medios enmarcan la
inmigración puede ayudar a legitimar las posturas xenófobas de los partidos de
derecha radical, que tratan de construir su capital electoral generando miedo
económico y cultural hacia los extranjeros. La reciente cobertura mediática de la crisis
de refugiados, por ejemplo, no se ha construido desde cero ni en un vacío contextual.

Por otro lado, los medios también pueden considerarse responsables de generar cinismo
público y desconfianza política cuando enmarcan la política contemporánea. Los medios
pueden ayudar a crear un ambiente que conduzca al auge del radicalismo, como habría
pasado en Francia, donde los medios han tenido un papel crucial en el éxito electoral del
Frente Nacional (hoy Rassemblement National), al describir un clima político vago e
incierto, enfatizando la impotencia y el desapego de la política.

Además, los patrones de consumo de medios de comunicación van a afectar a algunos


resultados políticos importantes como la participación política. Un efecto indirecto de las
agendas mediáticas y el enmarcamiento que generan los medios es el potencial que tiene
para afectar a los activistas. La medida en que cubren los asuntos políticos y el modo en
que lo hacen puede afectar a la estructura de incentivos que los activistas afrontan a la
hora de movilizarse, pues la cobertura mediática de la acción colectiva afecta a la
disponibilidad de las "oportunidades discursivas". Esto significa que las decisiones
editoriales sobre la cobertura mediática y el enmarcamiento del activismo político
pueden expandir o prevenir más movilización cuando proporcionan información a
los activistas y los movimientos sobre las reacciones de los agentes institucionales y
sociales. En este sentido, la magnitud y naturaleza de la oportunidad discursiva va a
señalar los potenciales beneficios o costes de llevar a cabo la acción política. Es posible
que la cobertura mediática de las manifestaciones lideradas por PEGIDA en Dresde haya
contribuido a la propagación del activismo anti-musulman en Alemania e incluso otros
países de Europa.

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Los efectos más obvios de los medios de comunicación son en la competición
interpartidista, y el acceso variable a los mismos – y, por tanto, la capacidad de llegar a
los votantes – puede considerarse clave a la hora de explicar las diferentes fortunas de los
partidos de derecha radical. Los partidos establecidos tienen garantizado el acceso a los
medios y puede usar su posición privilegiada en el sistema político para limitar los
recursos comunicativos de sus competidores, ya que su estatus de "cartel" les permite
definir los parámetros de acceso a los medios alterando las reglas de la cobertura a los
partidos nuevos o pequeños. En este sentido, los análisis de como el control que tuvo
Berlusconi sobre los medios facilitó la transformación de la derecha italiana proporciona
algunas claves del efecto transformador que los medios pueden tener en la competición
partidista.

Por tanto, la cartelización de la política se traduce en una asimetría en la distribución de


los recursos comunicativos que penaliza a los partidos nuevos o pequeños. Para los
outsiders políticos este vacío comunicativo es muy importante porque tienden a no tener
una infraestructura organizativa ni recursos financieros para diseminar sus mensajes. Las
redes sociales han servido como herramienta indispensable para los partidos de
derecha radical, ya que les han permitido superar el bloqueo de los medios
tradicionales e interactuar directamente con las audiencias, proporcionado un
terreno idóneo para la propagación de ideas no sujetas a los efectos ideales de la
intermediación mediática como son, por ejemplo, la comprobación de los hechos, la
contextualización o el análisis por parte de expertos.

Sin embargo, aun con las redes sociales disponibles para la propagación de los mensajes,
los partidos de derecha radical siguen necesitando a los medios ya que estos garantizan o
niegan la validación, impulso y legitimación de los nuevos jugadores. Primero, la
cobertura mediática proporciona a los outsiders políticos la imagen de ser importantes.
También pueden proporcionar "momentum", señalando no solo su importancia sino
también su creciente influencia política. Por ejemplo, la manera en que los medios
conservadores, especialmente Fox News, cubrían las manifestaciones del Tea Party,
ilustran como los medios de comunicación pueden dar impulso a un movimiento
incipiente. Fox actuó como un amplificador del activismo y la retórica del Tea Party,
dando cobertura a sus manifestaciones predominantemente locales y generando la
impresión de crecimiento rápido y expansión. Algo similar pasó con Donald Trump: la

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sobrexposición mediática en las primeras etapas de la campaña republicana, aun cuando
las encuestas le auguraban malos resultados, beneficiaron su candidatura. También, los
outsiders pueden adquirir legitimidad a través de la presencia en los medios, lo que
es especialmente importante para la derecha radical europea, ya que la visibilidad
mediática puede acabar con el estigma del extremismo que estos partidos portan y
ayudarlos a parecer actores políticos respetables.

Los recursos comunicativos son más útiles para los actores de derecha radical cuando
existen oportunidades en el entorno político que puedan ayudarlos a mejorar su estatus
político. Esto es, que las estrategias y capacidad de los actores sistémicos para lidiar con
los desafíos políticos (como flujos de migrantes o crisis económicas) pueden causar
divisiones entre los actores sistémicos que permitan abrir el espacio político para la
entrada de nuevos contendientes en el juego político. Estos errores estratégicos ocurren,
por ejemplo, cuando los actores sistémicos toman posiciones duras pero insostenibles.
Cambiar de posición después de ayudar a radicalizar la competición política ayuda a crear
el espacio para los partidos desafiantes, que tendrán más facilidades para capitalizar la
oportunidad política si tienen a su disposición recursos comunicativos. Además, los
efectos de los medios son más importantes para la irrupción electoral de los partidos
radicales que para su persistencia, ya que, una vez que se ha abierto el espacio para los
nuevos partidos de derecha radical y han irrumpido en las arenas institucionalizadas, es
necesario que establezcan organizaciones fuertes para no depender en exceso de los
medios para comunicar sus mensajes para los votantes y activistas. Lo contrario les hace
vulnerables y, cuando los medios de comunicación no están a su disposición, pueden
desaparecer como sucedió con Nueva Democracia en Suecia, un partido inducido por los
medios que no fue capaz de construir la infraestructura organizativa necesaria para retener
sus logros y rápidamente perdieron influencia política. Al contrario, el partido griego
Amanecer Dorado, al que los medios habían ayudado a irrumpir en el parlamento en 2012,
invirtió sus recursos en construir una extensa red de sucursales locales, lo que le permitió
permanecer en la política una vez le bloquearon el acceso mediático.

Los partidos de derecha radical, por su parte, culpan a los medios de comunicación de
ignorarlos o de dejar infrarrepresentadas sus posturas y puntos de vista, además de que
les incluyen en la élite que ellos están tratando de desplazar. Así que, ante la falta de
acceso mediático, los partidos nuevos o pequeños tienden a recurrir a protestas no

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convencionales para conseguir algo de atención, aunque sea negativa. Mientras que la
cobertura positiva claramente ayuda, no están claros los efectos de la cobertura negativa
en las fortunas de los partidos y movimientos de derecha radical. Aunque sea negativa, la
cobertura puede facilitar atraer a potenciales votantes o activistas, ya que un ataque por
parte de los medios del sistema puede convertir al partido en atractivo para los individuos
mientras proporciona un vehículo para la protesta. Por ejemplo, el enmarcamiento de los
Demócratas Suecos como una bestia no bienvenida ha ayudado a que este partido se
proyecte como los verdaderos oponentes del sistema. En Hungría, el Jobbik avanzó
electoralmente pese a ser puesto en cuarentena por los medios de comunicación
mainstream.

Resumiendo, los medios pueden tener múltiples efectos dependiendo del tipo de cobertura
que dan a los fenómenos políticos. De esta manera, el contenido de los medios de
comunicación va a afectar a lo que los votantes piensan sobre cuestiones importantes.
Esto significa que el debate esencial sobre la relación analizada en este artículo gira en
torno a cómo los medios eligen tratar con los radicales, ya que influyen de una manera
crucial en la capacidad de los partidos y los movimientos sociales de expandir su
atractivo.

(Artículo elaborado en colaboración con CC.OO., en el marco del proyecto de formación


de dirigentes sindicales de la Escuela de Trabajo)

(Tomado de: https://agendapublica.elpais.com/noticia/13884/medios-comunicacion-redes-sociales-derecha-radical)

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