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La vida de Jesús en nuestros

cuerpos mortales

Devoción del 11 de septiembre


De sus amigos en RayStedman.org

Lea: 2 Corintios 4:7-15

Pues nosotros, que vivimos, siempre


estamos entregados a muerte por causa de
Jesús, para que también la vida de Jesús se
manifieste en nuestra carne mortal.
2 Corintios 4:11

Lo que queremos, como es natural, es ser como Él. Pero el poder


de Dios es el milagro de que otros vean en nosotros, en medio de
nuestras presiones y pruebas, el carácter y la vida de Jesús. Yo
siempre me he sentido impresionado y desafiado por el versículo
en Colosenses 1, en el que Pablo ora para que sus amigos en
Colosas puedan ser “fortalecidos con todo poder, conforme a la
potencia de su gloria” (Colosenses 1:11a). ¿Para qué van a usar
todo este poder? Suena como si Pablo debiera haber dicho: “Para
que podáis hacer grandes milagros, para que podáis sorprender a
las personas con el tremendo magnetismo de vuestra predicación
y enseñanza, siendo seguidos por grandes multitudes”. Pero no es
eso lo que dice. Él dice: “Fortalecidos con todo poder, conforme a
la potencia de su gloria, obtendréis fortaleza y paciencia”
(Colosenses 1:11). Eso es lo que concede el poder y es donde se
manifiestan la vida y el poder de Dios. Esa es la “vida de Jesús”.

Al leer usted los evangelios, el Espíritu de Dios llama su atención a


una imagen mucho más hermosa y maravillosa, tal vez, del
carácter y de la vida de Jesús. Usted puede ver la belleza moral
que atraía al pueblo por todas partes a donde iba. Ve usted la
serenidad de Su espíritu, cómo se mueve en cada escena de ira y
de inquietud con calma y sosiego. Usted puede contemplar Su
voluntad disciplinada y Su evidente gozo en la vida. Esa es la “vida
de Jesús”, y eso es lo que quiere, ¿verdad?

¿Cómo puede usted entenderlo? Pablo nos dice que el secreto es


que nosotros consintamos en participar en el morir de Jesús. ¿Qué
es lo que quiere decir con “el morir de Jesús”? Usted sabe que eso
no significa que tengamos que ser clavados en una cruz. Pero esa
cruz es un símbolo de algo muy real en nuestra experiencia.
¿Cómo era Jesús en la cruz? No fue poderoso, impresionante y
significativo; no fue aplaudido por las multitudes que habían
escuchado cada una de Sus palabras. No, la cruz fue un lugar de
debilidad física, de rechazo por parte de los orgullosos y
arrogantes del mundo que le rodeaba. Fue un lugar de tinieblas,
un lugar en el que Él estuvo dispuesto a perder todo lo que había
construido y a confiar en Dios para que se lo devolviese e hiciese
de ello algo significativo.

¿Se ha encontrado usted recientemente en estas circunstancias,


en las que, hiciese usted lo que hiciese, no podía recibir ninguna
gloria o crédito para sí mismo? Es ahí exactamente donde Dios
quiere que esté usted, porque cuando tienen lugar estos tiempos
de una presión extraordinaria, de sufrimiento y de desesperación y
dolor, de sentir que usted ha desperdiciado su vida y no ha sido
usado, es cuando Dios está llevando a cabo Su voluntad. Es
posible que otros estén recibiendo vida por la muerte que está
usted experimentando.

Señor, hay ocasiones en las que paso por pruebas. Mi corazón


anhela intensamente clamar a Ti para que Tú me libres de ellas.
Permíteme Señor que en lugar de ello pueda tener esa maravillosa
actitud del Señor Jesús: “Si es posible, pase de mí esta copa, pero
hágase no mi voluntad, sino la Tuya”.

Aplicación a la vida

¿Estamos nosotros siendo tan transformados por nuestra relación


con Cristo que otras personas que forman parte de nuestras vidas
ven la gloria de Su carácter? ¿Cómo podemos nosotros participar
en el morir de Jesús?

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