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La Operación Historiográfica - Certeau
La Operación Historiográfica - Certeau
historiográfica
El texto de Michel de Certeau se preocupa por
comprender la labor del historiador, organizando sus
ideas en tres planos distintos: el lugar social, la práctica y
la escritura.
Cita del texto: Michel de Certeau, “la operación
historiográfica” en La escritura de la historia, Universidad
Iberoamericana, pp. 67-118.
Un lugar social
Toda investigación historiográfica está determinada por el lugar en
que se produce (presiones, privilegios, una particularidad), por lo que
depende de un sistema de referencias.
Cada disciplina es “la ley de un grupo y la ley de una investigación
científica”, así, los enlaces entre un saber y un lugar se determinan por
cuestiones políticas de las instituciones.
Existen leyes del medio que propician una verdadera policía del
trabajo, condicionando la obra a la aceptación del grupo de poder
académico o ideológico, y dentro de una supuesta neutralidad;
aunque tampoco se puede omitir la existencia de una identidad
reflexiva y crítica.
Una práctica
Entre la naturaleza y la cultura se desarrolla la investigación.
Es necesario entender cómo los elementos naturales son
llevados hasta la simbolización literaria. El historiador hace
otra cosa, “artificializa la naturaleza y la lleva de una zona de
la cultura, el referente no es un dato sino un producto. El
pasado es colonizado por el presente, “canibalismo”.
El material histórico se destina a un uso nuevo y coherente
para fijar límites a su signifícabilidad, pues no se parte de los
restos del pasado para llegar a una síntesis, se parte de una
formalización para dar lugar a un pasado que es producto de
un trabajo institucional.
Una escritura
La investigación es interminable pero el texto debe tener un final. Así, al convertirse
en discurso, la historia es sometida a una segunda coacción. Toda historiografía
implica un tiempo de las cosas y un tiempo discursivo y es que el discurso puede
condensar o extender su propio tiempo y producir efectos de sentido. Mostrar
sustituye a significar.
Al citar, el discurso se vuelve confiable. Al borrar al yo del autor y hablar de lo real, el
discurso se impone, e institucionalidad que se apropia del otro, resulta el medio por
el que se considera pasar del desorden al orden y, aunque no explique, permite una
cierta inteligibilidad.
Concluye Michel de Certeau que la historiografía deambula entre hacer historias y
contar historias. Podemos decir que lo narrativo se apoya en lo que no explícita. La
lectura de la operación historiográfica resulta conveniente no sólo para el
historiador, sino para todo interesado en las ciencias sociales.