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Introduccién «Un espejo haréa bien en reflexionar antes de darnos sus imagenes». Jean Cocteau, Le sang d'un poéte Este libro plantea la siguiente pregunta: teoria critica en la sociedad de la informacién contempo- rénea? Los capitulos iniciales abordan las dimensiones centrales de este orden global de la informacién que ha legado a desplazar répidamente a la antigua sociedad in- dustrial nacional. Los capitulos centrales se ocupan del topico de la critica y la teoria critica. Y los capitulos finales tienen su foco en una posible reconfiguracién de la teoria critica para enfrentar este orden de la informacion. Mi inte- rés es plantear que la critica siempre implicé un trascen- dental, otro espacio independiente desde el cual podia lanzarse la reflexion critica. El argumento de este libro es que esa critica ya no es posible. A mi entender, el propio orden global de la informacién ha borrado y devorado todos Jos trascendentales. Ya no existe espacio exterior alguno para dicha reflexién critica. Y tampoco hay tiempo. No hay escape del orden de la informacién, por lo cual la critica de esta deberd provenir del interior de la informacién misma. El capitulo 1 representa una introduccién bastante acabada a lo que quiero decir con critica de la informacién. El capitulo 2 expone los elementos basicos del orden de la informacion. Titulado «Formas tecnolégicas de vida», co- mienza por examinar la nocién de «formas de vida», para preguntarse luego qué pasa cuando estas se convierten en tecnologicas. El capitulo 3 sostiene que en el orden de la informacién el poder no funciona tanto a partir de un princi- 11 pio de explotacién como de exclusién. Acttia sobre la base de principios de exclusién e inclusién en lo que podemos lamar «zonas vivas y zonas muertas», «zonas domesticadas» y «Z0- nas silvestres». La sociedad industrial nacional implica al poder como explotacion. La cultura global de la informacién depende del poder como exclusién. En lo fundamental, se trata de exclusién con respecto al «circuito», a los medios de informacién, a los flujos globales de informacién y comuni- caci6n. En la sociedad industrial nacional, los principales actores eran las naciones, las instituciones y las organiza- ciones. En el orden de la informacién, las relaciones clave se dan menos dentro de un pais que entre ciudades globales de diferentes paises. La importancia de las relaciones de pro- ducci6n internas a las organizaciones tiene hoy un paralelo en las nuevas relaciones de produccién y comunicacién entre «desorganizaciones» mas pequefias y amorfas. A esas desorganizaciones se consagra el capitulo 4. Una teoria critica, con trascendental o sin él, debe ser también una teo- ria del poder. Demasiados analistas se limitan a entusias- marse con la expansién de los horizontes posindustriales de la innovacién y la eleccién. Una de las metas fundamentales de este libro es explorar los perfiles de un régimen informa- cional emergente de poder. Los capitulos 5 y 6 se ocupan de los productos de la socie- dad de la informacién. La sociedad industrial nacional cen- tra su atencién en «el sujeto». Por su parte, la cultura global de la informacién da testimonio de una nueva autonomia de los objetos, que en su flujo global tienden a escapar de las intenciones y la soberania del sujeto. Esto vale para los mo- vimientos globales de objetos tan variados como las image- nes, las comunicaciones y las finanzas. En su cardcter efi- mero, elevada rotacién, impacto inmediato y veloz movi- miento, los bienes de consumo con mucha presencia de marca y movilidad acelerada también comparten cualida- des informacionales. Asimismo, en su movimiento a través de las redes globales escapan al control de los sujetos. De tal modo, el capitulo 5 estudia estos objetos mientras se mue- ven con velocidad a través de dichas redes globales. Como sostiene Manuel Castells (1996), la sociedad de la infor- maci6n es una «sociedad red», y este libro toca repetidas ve- ces la cuestién de las redes. El argumento basico, tanto en este caso como en el resto del volumen, es que al convertirse 12 en informacionales, las formas de vida se desprenden de sus cualidades «organicas» y se conforman como redes. Esto es: en la sociedad red, las formas de vida estan de algtin modo en el aire, desarraigadas. El ser-en-el-mundo se transfor- ma, por decirlo asf, en «ser-en-el-planeta». Sin lugar a du- das, acttia en ello la légica de la mercantilizacién. Pero la difusion y ubicuidad de las redes de informacién y comuni- cacién no pueden reducirse a ella, En un sentido muy im- portante, tanto las formas organicas de vida como la mer- cancia estan subsumidas en la informacionalizacién* gene- ral de las redes. El orden de la informacién es al mismo tiempo una «sociedad medidtica». Este es el tema del capitu- lo 6, Los medios trabajan a través de interfaces, y la soci dad medidtica atestigua la difusin general de estas, al ex- tremo de que los mismos bienes de consumo llegan a adqui- rir ese cardcter (Manzini, 1989).! La unidad cultural para- digmatica en la sociedad mediatica es la «comunicacién», que con su brevedad, velocidad y caracter efimero comienza a imponerse a la narracién y el discurso como principio car- dinal de la cultura. En rigor, esta logica de la comunicacién barre con la propia teoria, que en un sentido importante se convierte en «teoria mediatica». Los capitulos 7 a 10 dejan por el momento el ruido y las operaciones del orden de la informacion y abordan la cues- tion de la critica, Este libro esté dedicado tanto a ella como a la informacion. Para una generacién mas antigua, la teoria critica significaba «teoria alemana» de la Escuela de Franc- fort: la obra de Theodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse y Jiirgen Habermas. Para una generacién un poco més joven, significa «teoria francesa»: Michel Foucault, Jacques Lacan, Emmanuel Lévinas, Jacques Derrida. El hilo que conecta a ambas generaciones es Martin Heideg- ger, y cierta dimensién del «ser» que es trascendental al orden empirico de la mercantilizacién, la linealidad y la ra- cionalidad instrumental. Asi, para la Escuela de Francfort, * Utilizaremos este término para traducir el informationalization del original. Lo preferimos a «informatizacién», de empleo frecuente pero alcance més restringido, ya que segtin el Diccionario de la Real Academia Espanola se refiere al «tratamiento automatico de la informacion por medio de ordenadores». De igual manera, hablaremos de «informaciona- lizar» y no de «informatizar». (N. del T.) 1 La idea de la interfaz es de Celia Lury, que me introdujo en la obra de Manzini. 13 «sistema», identidad y racionalidad instrumental constitu- yen el reino de lo empirico, mientras que mundo de la vida, negaci6n y racionalidad comunicativa comprenden lo tras- cendental. Para la teoria francesa, lo empirico es «lo mismo» o «presencia», y la metanarrativa y lo trascendental es «lo otro» o différance. Dicho esto, hay dos tipos de teoria critica, la «aporética» y Ja «dialéctica». En la primera, lo trascendental y lo empirico son inconciliables, incomunicables, indecidibles. La aporé- tica tiene su origen en Kant. El otro tipo de teoria critica i siste en fundar lo trascendental en lo empirico. En un senti- do significativo, este segundo tipo de teoria critica es hege- liana. Lo es, sin embargo, no por prometer resolucién al- guna en un absoluto o el triunfo de la raz6n, sino por dar fundamento a todos los trascendentales. Asi, el capitulo 7 sefiala un desacuerdo con la aporética de Emmanuel Lé- vinas y su ética del otro incognoscible. Esa ética, a mi enten- der, se niega a fundar lo trascendental en una nocién de tra- dicién o comunidad y por lo tanto se mantiene en un nivel de abstraccién incomprensible. Por mi parte, creo necesaria alguna forma de traducibilidad para cualquier tipo de vivir con el otro. El capitulo 6 examina los limites de la nocién de différance de Jacques Derrida. Su concepto de «signo», sos- tengo, depende de una différance trascendental, sin funda- mento alguno en lo empirico. Necesitamos, en cambio, una semi6tica mas situada, basada especialmente en formas de socialidad. De manera similar, el capitulo 8 es un desafio a la teoria critica de Emmanuel Lévinas y especificamente a su nocién infundada (y subsocializada) del «otro». El capitulo 9 prosigue con estas exploraciones de la teoria critica y considera la obra de Henri Lefebvre. Este planteé una critica del racionalismo abstracto tanto del espacio cartesiano como de la semiética estructural, desde el punto de vista de un materialismo radical de la vida coti- diana. Su metafisica materialista se inicia con la metafora del cuerpo de «la arafia», que a través de la mimesis teje una malla en la produccién del espacio. Pregunto: {a qué tipo de produccién del espacio conduciria esa metdéfora en el cora- z6n de la sociedad global de la informacién? Conduciria, al parecer, a una espacializaci6n en la cual la arafia adoptaria atributos de la maquina, del sistema tecnolégico, y la malla irfa los atributos de una red. «Malla» y «red» estan 14 yuxtapuestas en una critica materialista lefebvriana, po- tencialmente radical. Se trata de una critica del capitalismo informacional desde la perspectiva de una nocién muy fundada del espacio urbano. El capitulo 10 comienza donde termina el capitulo 9, otra vez con la «mala», ya no la de la arafa mimética y tactil de Lefebvre sino del «narrador» de Walter Benjamin. La malla del narrador empieza «alla lejos y hace tiempo». Como una escalera, sus peldaiios se extien- den desde muy arriba hasta muy abajo. El narrador y sus recuerdos son perturbados por la temporalidad moderna —la del tiempo newtoniano, la de la novela—, cuyo ritmo pone el ser del protagonista en brutal yuxtaposicién con su propia mortalidad. Pero ,qué pasa con el ser de este prota- gonista en una era después del tiempo, una era de veloci- dad, de experiencia de choque (Chockerlebnis)? {Qué pasa con el ser cuando hay poco tiempo para pensar? {Qué suce- de cuando la muerte ya no se consigna en el reino de lo otro sino que ocupa el mismo plano inmanente de la tecnologia y la cultura profana, en el cual el ser se convierte simplemen- te en otra terminal de la red, otro ente? Para Benjamin, el tiempo contempordneo se aplana en el espacio inmanente de la tecnologia y la Chockerlebnis. No obstante, su teoria critica deja lugar para el materialismo dialéctico: un mate- rialismo dialéctico en el cual el mundo empirico de la tecno- logia, la experiencia de choque y la velocidad ha nivelado el ser y la razén en una tierra baldia, pero el momento tras- cendental se preserva como memoria y duelo. Los capitulos 11 a 13 vuelven a la inmanencia, la indife- rencia de la informacién. El capitulo 11 explora la naturale- za dual de la sociedad de la informacién. Por un lado, en ella hay produccién, consistente en trabajo con un uso intensi- vo del disefio y la informacién, asi como fuerzas infor- macionales de produccién y productos digitales. Por otro, circulacién de bienes informacionales. Ahora, la produccién mas extremadamente racional puede llevar a la circulacién y distribucién mds irracionales. En este contexto es licito hablar de una «sociedad des-informada de la informacién». La contradicci6n radica en que asi como la sociedad de la in- formacién conduce a un «espabilamiento» creciente, al mis- mo tiempo acarrea cierta «estupidizacién» inevitable. Estos bienes informacionales son tipos particulares de bienes culturales. A diferencia de la narracién, la informacién com- 15 prime el comienzo, el medio y el final en la inmediatez pre- sente de un «ahora-aqui»,* A diferencia del discurso, no ne- cesita argumentos legitimadores ni adopta la forma de enunciados proposicionales, sino que trabaja con una violencia comunicacional inmediata. El orden global de la informacién es una «cultura tecno- légica». En ella, los dualismos previamente existentes de la tecnologia, por un lado, y la cultura, por otro, se disuelven en el mismo plano inmanente. Lo que antes era una cultura representacional de la narracién, el discurso y la imagen que el lector, el espectador o la audiencia enfrentaban en una relacién dualista, hoy se convierte en una cultura tec- nol6gica. La cultura ya no esté compuesta primordialmente de esas representaciones sino de objetos culturales como las tecnologias, que hoy ocupan el mismo espacio con quien ahora no es tanto el lector, el espectador 0 la audiencia como el usuario, el actor. El capitulo 12 aborda esta disolucién de Ja representacién. En él consideramos ante todo la idea de «juego» como un mundo inmanente de intercambios simbé- licos, un mundo, a decir verdad, mas «primordial»: mas an- tiguo que la cultura dualista de la representacién emergen- te con las religiones mundiales y sus herederos racionalis- tas y humanistas, y una condicién de existencia de esa cul- tura. En este aspecto, la actividad inmanente del intercam- bio simbélico se endurece hasta alcanzar la rigidez de una esfera separada de lo simbélico, amputada de las prdcticas profanas de la vida cotidiana y trascendental a ellas. Si McLuhan y Baudrillard tienen razén y la lenta expansién de un orden lineal previo sufre una repentina implosién de «reversibilidad», tal vez el juego vuelva entonces una vez mas al primer plano como una actividad modal de la cultura tecnolégica. La disolucién de la representaci6n en la inmanencia del orden de la informacién también se refleja en el desafio fe- nomenolégico al dualismo positivista. Husserl rompié con el pensamiento positivista de sujeto y objeto al resituar al su- jeto en el mundo con una intencionalidad, una actitud hacia los objetos. Sin embargo, permitié que lo trascendental vol- viera a entrar por la ventana, al plantear un tipo especial de * Now-here, que sin el guién se transforma en nowhere, ningun lugar. (N. del T) 16 puesta entre paréntesis de una reduccién trascendental que revelaria las estructuras ontolégicas de las cosas en si. El socidlogo Harold Garfinkel Ilevé la revolucién fenomenol6- gica hasta sus conclusiones extremas. Garfinkel rompe con la actitud y la ontologia trascendentales a favor de un empi- rismo radical de la «actitud natural». También desestima el mentalismo de la filosofia de la conciencia de Husserl. Para él, la entidad que tiene intencionalidad, la entidad que da sentido al mundo, no es la conciencia sino las formas de la vida social. Se trata de formas de vida que tienen actitudes y poseen intencionalidad. La comprensién del mundo se produce al margen de un sujeto trascendental, a través de las comunicaciones externas y empiricas entre los integran- tes de una forma dada de vida. En el capitulo 12 trataremos esta fenomenologia de las comunicaciones de un empirismo radical pero resueltamente antipositivista. En ella, la «re- flexividad» con la desaparicin del espacio y el tiempo para la reflexién es el vinculo inmediato de la comprensién con las formas de vida, Este modo de reflexividad tiene su para- lelo, como veremos, en la cibernética de los sistemas tecno- légicos. Hablamos de una fenomenologia de las comunica- ciones (Luhmann, 1997); en rigor, de una «fenomenologia tecnolégica». Las implicaciones de todos estos planteos son un nuevo régimen de poder no lineal. Ese es el tema del capitulo 13. Abordamos la no linealidad a través de la obra de Marshall McLuhan. Para McLuhan, el sujeto no sélo es inmanente y est en el mundo con los objetos tecnolégicos, sino que se fu- siona con ellos y se transforma en sus «extensiones». En el marco pos-societal contempordneo de movimiento y flujos (Urry, 2000) el centro del escenario es ocupado por las tecno- logias, menos de produccién que de comunicacién. Habla- mos de una comunicacién en su sentido més amplio, inclu- yendo toda clase de movimiento de personas y cosas. Las tecnologias de la comunicacién, ya sean de transporte de personas, bienes o mensajes y otras cosas inmateriales, pre- suponen su propio sustrato. Estos sustratos —sostenia McLuhan—tendian antafo a ser lineales y continuos y a to- mar la forma de «caminos». Hoy suelen ser no lineales y dis- continuos y adoptan la forma de «puertos», desde los aero- puertos internacionales hasta los telepuertos méviles. La antigua «comunidad imaginada» nacional trabajaba con co- 17 municaciones lineales y jerarquicas del tipo de «carreteras» desde el centro hacia las provincias, por ejemplo al «conver- tir a los campesinos en franceses», y con instituciones de una comunicacién lineal centro-periferia, desde los tendidos telefénicos nacionales hasta las empresas burocriticas je- rarquicas. En contraste, la comunicacién «reticulada» con- tempor4nea, por ejemplo entre ciudades globales, es no li- neal y discontinua. En rigor, las redes, a diferencia de las instituciones 0 los estados clasicos, son por definicién dis- continuas y no lineales. Este cambio trae aparejadas nuevas constelaciones de poder que cualquier critica de la informacion debe tener en cuenta. La teoria posestructuralista (Foucault, Derrida, Lyotard) tiende a tratar el poder —ya sea en cuanto discur- so, «metafisica de la presencia» 0 metanarraciones— como lineal y continuo. La resistencia, por su parte, es no lineal y compleja. Aun para Foucault, que constata la circulacién del poder en el micronivel de los capilares de la sociedad, en ese nivel local acttia un régimen de poder y saber lineal y discursivo. A mi entender, en el orden de la informacién el poder se ha vuelto mucho més elusivo: ahora es no lineal y discontinuo. Para examinar este aspecto, abrevo en la obra de Donna Haraway. Segtin esta autora, estariamos movién- donos hacia un régimen de poder y saber cuyo ethos no es discursivo sino informacional, en el cual la «vida» ya no es una cuestién de sistemas organicos sino de sistemas tecno- logicos. Y la acumulacién de capital también se convierte literalmente en acumulacién de formas de vida como infor- maci6n en las bases de datos de, por ejemplo, el proyecto del genoma humano. Hoy, no sélo la tecnologia de la informa- cin y las comunicaciones (TIC) sino la vida misma esta ca- da vez mas «patentada», cada vez mas inscripta en tipos de propiedad intelectual. En la antigua cultura representacional de la sociedad in- dustrial, el principio de causalidad predomina en la vincu- lacién reciproca de los objetos e incluso de los sujetos. En la cultura tecnolégica, esa causalidad es desplazada por la «aditividad». La adicién no lineal desplaza la causa lineal.? 2 Esa wadicién» es al mismo tiempo una hipercausalidad: més causal que Jo causal, una autocausalidad autopoiética y recurrente. Esto también es reflexividad. 18 Esta situaci6n tiene consecuencias cruciales para la critica. Ahora, ella misma debe conectarse con las formas de vida sociales y tecnoldgicas de nuestros dias a través de la aditi- vidad. Con la desaparicién de los trascendentales, la critica y el critico ya no pueden ocupar la posicién trascendental y deben, en cambio, adicionarse, ser un «complemento» de las redes de actores globales e inmanentes de la era de la infor- macién. La desaparicién de lo trascendental deja sélo lo empirico: la era de la informacién es radicalmente empiris- ta. La critica ya no puede ser trascendental; aunque igual- mente antipositivista, debe convertirse en empirista. En esa condicién, llega a ser humilde. El critico del tercer mile- nio es el «testigo humilde» de Haraway. En lugar del otro 0 la diferencia trascendentales esta la humildad del «y», lo que Gilles Deleuze llama «la conjuncién». El orden de la informacién es ineludible. Ya no nos proporciona un lugar externo donde situarnos. Pero como complemento y con su actuacién ineludible en los medios de informacion, la critica puede contribuir a reconfigurar la informacién, a remodelar el objeto tecnolégico y sus limites, a reelaborar las fronteras de la propiedad y el dominio publico. En una época de indi- ferencia informacional generalizada, el critico puede mar- car una diferencia. A modo de conclusion, el capitulo 14 vineula varios de los temas del libro. Comienza por sugerir que la sociedad de la informacién tal vez sea sobre todo un orden de comunicaciones. Utiliza la idea de las comunica- ciones para entender la desterritorializacion de las insti- tuciones, estructuras, organizaciones y sistemas del orden industrial nacional. Luego considera cémo se reterritoria- liza la logica de los flujos de informaciones en la nueva for- macién de la marca, la plataforma, la norma, la propiedad intelectual y la red. Interpreta después el orden de la infor- macién desde el punto de vista de la crisis de reproduccion de lo social y el orden simbélico. Como veremos, los flujos de informaciones se contraponen a todas las logicas de la re- produccién y las abandonan en beneficio del consumo, el ex- ceso y la producci6n crénica. 19 1. Critica-de-la-informacién éC6mo es posible la ciencia social critica, la teoria critica ola critica en la sociedad de la informacin? En la Alemania de las décadas de 1960, 1970 y 1980, la teoria critica solia entenderse sobre todo como Ideologiehritik: una teoria criti- ca ampliada para abarcar a Adorno, Habermas y el marxis- mo. Pero ¢qué pasa en una era en la cual el poder simbélico ya no es ideol6gico, esto es, ya no toma las formas de los sis- temas de ideas que constituyen las ideologias? {Qué pasa cuando el poder simbiélico, en cambio, es principalmente informacional? Las ideologias se extendian en el tiempo y el espacio. Tenian pretensiones de universalidad. A menudo se ampliaban en la forma temporal de «metanarraciones». En- trafiaban «sistemas de creencias». Incorporaban la refle- xién y, en verdad, necesitaban tiempo para ella, La informa- cién esta comprimida en el tiempo y el espacio. No reivin- dica universalidad alguna y est contenida, en cambio, en la inmediatez de lo particular. La informacién reduce 0 com- prime las metanarraciones hasta un mero punto, una sefial, un simple acontecimiento en el tiempo. Hay en ella una inmediatez que tiene poco en comun con sistemas de creen- cias como el cristianismo o la Ilustracién. Su velocidad y su cardcter efimero casi no dejan tiempo para la reflexién. La pregunta, es, entonces, qué tipo de futuro hay para la teoria critica en una época con escaso margen para la reflexién. La ciencia social critica se desarroll6 en la era de la Ideologie- Rritik. {Qué pasaré con ella en una era de Informationshri- tik? En rigor, ges posible esa critica-de-la-informacién?* {Puede el pensamiento critico actuar en una era de la infor- macion? * Traducimos como «critica-de-la-informacién» el informationeritique del original, construido segin el modelo del término aleman Informa- tionskritik. (N. del T) 21 Informacién Qué es la informacion? Permitanme comenzar examinando cuales podrian ser s principales parametros de la era de la informacién. Que- rria interpretar época contemporanea en términos de socie- dad de la informacién, y no de posmodernismo, sociedad del riesgo, capitalismo tardio, etc. En primer lugar, la expresién «sociedad de la informacién» es preferible a

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