1 Timoteo 6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la
vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
Tal vez el apóstol Pablo se refería a este conflicto cuando usó la
frase: «La buena batalla de la fe»
(1 Timoteo 6.12). Para él, la batalla por la fe no estaba limitada
al ministerio. Aunque las iglesias pioneras de Asia deben haber tenido muchos conflictos con la fe, la «buena batalla» de Pablo se refiere más a su relación total con el Señor Jesús. Pablo admite que la fe ha sido una batalla, una buena batalla, cuando en los últimos momentos de su vida escribió desde la prisión, consciente de que podrían ejecutarlo en cualquier momento.
Quizá para usted sea un paso gigantesco aceptar el hecho de que
existe algo llamado «buena batalla». La presente cultura no cree que haya mucho por lo que valga la pena luchar. Sin embargo, sí lo hay: la fe. ¿Por qué molestarse en luchar por la fe? ¿Por qué la batalla por la fe es una buena batalla? Porque:
1. Cualquier cosa que se haga sin fe nunca va a agradar a Dios
(Hebreos 11.6). 2. La gracia se alcanza sólo por fe (Efesios 2.8). 3. Todos poseemos la capacidad de tener fe (Romanos 12.3). 4. La fe es uno de los dones del Espíritu Santo (1 Corintios 12.7–11). 5. Nada es imposible cuando se tiene fe, aunque sea tan pequeña como una semilla de mostaza (Mateo 17.14–21).
La batalla por la fe es una buena batalla.
La Biblia es clara en su enseñanza acerca del poder de la fe. Sin embargo, muchos creyentes están confundidos respecto a ella. Esta confusión se debe en parte al papel que desempeñan los diferentes ministerios de «fe». Algunos ministran con efectividad, mientras que otros parecen utilizar la fe de tal manera que hacen al hombre amo de su destino, en vez de reconocer a Dios como el Señor Soberano.
Pero aunque no existieran enseñanzas y maestros polémicos, aún
habría lucha en el campo de la fe. ¿Por qué? Porque, corriendo el riesgo de ser muy simplista, la fe tiene un enemigo. En realidad su fe tiene dos enemigos: usted mismo y Satanás.
Satanás emplea muchas estratagemas en su ataque sobre su
vida. Pero tal vez le sorprenda saber que el enfoque de su ataque está dirigido casi exclusivamente a su fe. Él sabe muy bien que si puede quitarle la efectividad a su fe, usted será ineficaz. Quiere derrocar su fe (2 Timoteo 2.18). Que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. Satanás no será el causante de toda su lucha por la fe. Parte de ella será por su propia «naturaleza» humana. La fe requiere oír, tomar decisiones, arrepentirse y aprender. Estos son retos en los que no interviene el diablo. Como él sabe cuán difícil puede ser la «buena batalla de la fe», procura influir con sus mentiras en usted.
Se nos puede engañar fácilmente, y como Satanás es ingenioso,
resulta decisivo que asimilemos la Palabra de Dios para el cultivo, crecimiento y evaluación de nuestra fe. Nuestra fe se vivifica por medio de su Palabra (Romanos 10.17), y con ella peleamos contra el enemigo (Efesios 6.17). Durante este estudio de la Palabra de Dios, usted se hará muchas
Preguntas importantes sobre la fe:
1. ¿Puedo pedirle a Dios cualquier cosa, y mientras tenga la fe correcta, obtener lo que pido? 2. Si creo, ¿puedo estar seguro de que mis hijos serán salvos? 3. ¿Puede garantizarme la fe que no sufriré dolor o enfermedades? 4. ¿Existe alguna posibilidad de que mi falta de fe provoque la ira de Dios? 5. ¿Peligra mi salvación si hago enojar a Dios? Llegar a tener «plena certidumbre de fe» es algo por lo que vale la pena luchar la buena batalla de la fe. Busquemos el camino de la fe de acuerdo con la Palabra de Dios.
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PASTOR: Ricardo Londoño. Cel 311 745 82 19 Armenia Quindío