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Taller de redacción
Trujillo-Perú-2023
ENCUENTRO DIVINO: LA BÚSQUEDA DEL MJOLNIR Y
EL NUEVO RAGNAROK
Autor: Miguel Angel Junior Acevedo Gonzalez.
En tierras noruegas, hace algunos años, existía una cantina conocida como "Bosque
Negro", llamada "Svart Skog" por los habitantes locales. Aunque el lugar era sinónimo
de decadencia y saturación de humo de tabaco, albergaba el mejor jazz del país. En el
oscuro rincón del local, se encontraban dos almas misteriosas: Tormod y Henrik. La
historia de su encuentro comenzó esa misma noche, cuando los efectos del alcohol ya
habían comenzado a nublar sus sentidos, y en sus voces susurrantes, Henrik le confiaba
a Tormod:
— Puede parecer extraño, pero en un futuro cercano, los dioses, gigantes, enanos y
todas esas criaturas mágicas de la mitología regresan. Han permanecido ocultos
durante siglos, se han adaptado a la vida humana y sus costumbres, y ahora
utilizan la tecnología como un nuevo medio de interacción. Sin embargo, siento
que algo malo se acerca. Veo el Ragnarok en el futuro, pero no sé exactamente
cómo ocurrirá.
En ese momento, Henrik se rio en voz alta y confirmó todo lo que Elina había
expresado. Luego, se presentó de nuevo ante ambos como Heimdall, el dios guardián, y
les informó que ellos dos eran la reencarnación de Thor, el dios del trueno, y Brunilda,
una de las valkirias más poderosas. Rápidamente les pidió que tomaran sus brazos, ya
que se dirigirían al futuro en busca del Mjolnir para intentar "detener" el Ragnarok.
Tras su enigmático encuentro en la cantina "Svart Skog" y las revelaciones sobre sus
identidades divinas, Tormod, Henrik, y Elina se encontraban en un lugar que parecía
salido de un futuro distante. La tecnología avanzada reemplazaba la decadencia de su
antiguo entorno, rodeándolos con hologramas parpadeantes, luces resplandecientes y
dispositivos cuya función desconocían. La apariencia física de los tres también
experimentó un cambio. Tormod vio cómo su cabello y barba crecían, su estatura
aumentaba y su cuerpo se volvía más robusto. Elina, por su parte, adquirió fuerza y
conservo su belleza, la diadema que portaba antes se convirtió en la tiara dorada de una
valkiria. En cuanto a Henrik, simplemente cambio su atuendo a uno más moderno.
Saliendo de la cantina, los dos jóvenes, Tormod y Elina, seguían confundidos por todos
los sucesos que estaban pasando. No asimilaban la idea de que eran las reencarnaciones
de seres que previamente consideraban ficticios y que ahora se encontraban en el futuro
con la misión de detener el Ragnarok. En medio de su confusión, Henrik les aseguró
que no debían preocuparse; les explicó que, con el tiempo, comenzarían a recordar
fragmentos de su vida anterior y que, mientras estuvieran en ese nuevo “mundo”, debían
llamarse mutuamente por el nombre de su respectivo dios. Por lo tanto, les pidió que lo
llamaran Heimdall.
Con sus nuevas identidades. Brunilda (Elina) se dirigiría a la zona oeste del país, donde
no aprueban la tecnología, Heimdall iría al norte en busca de un viejo amigo, y Thor
(Tormod) permanecería en la zona más grande del país, donde los avances tecnológicos
lo controlan todo.
A medida que pasaban los minutos, Thor recordaba las cosas importantes que había
vivido en el pasado; se preguntaba la razón por la cual los dioses se ocultarían entre las
personas. En ese instante, de repente fue transportado a una habitación blanca en la que
se encontraba un niño y una persona encadenada. Hubo un silencio aterrador, el dios del
trueno sintió que cualquier movimiento podría resultar en su muerte. Fue entonces
cuando el niño comenzó a hablar.
— Esto es la guerra, Thor. Alguien tiene que ganar. Quiero que observes esto
detenidamente, porque solo es el comienzo de la ira de los humanos cayendo
ante ustedes.