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• En 2021, casi la mitad de la población


mundial estaba expuesta al riesgo de
padecer paludismo.
• Ese año, según los cálculos, hubo en el
mundo 247 millones de casos de
paludismo.
• Se estima que en 2021 la enfermedad
causó la muerte de 619 000 personas.
• La Región de África de la OMS soporta
una fracción desproporcionadamente
alta de la carga mundial de morbilidad. En 2021, la región concentró un 95% de los
casos de paludismo y un 96% de las defunciones por esta enfermedad. De todas las
defunciones por paludismo registradas en la región, alrededor del 80%
corresponden a niños menores de 5 años.

El paludismo es una enfermedad potencialmente mortal transmitida a los humanos por


algunos tipos de mosquitos. Se da sobre todo en países tropicales. Se trata de una
enfermedad prevenible y curable.

Los síntomas pueden ser leves o potencialmente mortales. Los síntomas leves son
fiebre, escalofríos y dolor de cabeza. Los graves incluyen fatiga, confusión, convulsiones
y dificultad para respirar.

Los lactantes, los menores de 5 años, las mujeres embarazadas, los viajeros y las
personas con VIH o sida corren más riesgo de sufrir una infección grave.
El paludismo puede prevenirse evitando las picaduras de mosquitos y tomando
medicamentos. Los tratamientos pueden evitar que los casos leves empeoren.

Mayoritariamente, el paludismo se transmite a las personas por la picadura de hembras


infectadas del mosquito Anopheles. Las transfusiones de sangre y las agujas
contaminadas también pueden transmitir el paludismo. Los primeros síntomas pueden
ser leves, similares a los de muchas enfermedades febriles y, por eso mismo, difíciles
de reconocer como indicativos de paludismo. De no tratarse, el paludismo por P.
falciparum puede desembocar en un cuadro clínico grave y causar la muerte en 24
horas.

Hay cinco especies de parásitos del género Plasmodium que causan paludismo en el ser
humano. De ellas, las que encierran mayor peligro son dos: P. falciparum y P. vivax. P.
falciparum es el más mortífero de los parásitos palúdicos y también el más prevalente
en el continente africano, mientras que en la mayoría de los países de fuera del África
subsahariana el parásito predominante es P. vivax. Las otras especies que pueden
infectar a los humanos son P. malariae, P. ovale y P. knowlesi.

Los primeros síntomas más comunes del paludismo son fiebre, dolor de cabeza y
escalofríos.

Los síntomas suelen aparecer a los 10-15 días de la picadura.

Los síntomas pueden ser leves, especialmente si la persona no ha sufrido antes la


infección. Como algunos no son específicos del paludismo, conviene someterse a la
prueba cuanto antes.

Algunos tipos de paludismo pueden causar enfermedades graves y la muerte. Los


lactantes, los menores de 5 años, las mujeres embarazadas, los viajeros y las personas
con VIH o sida corren más riesgo. Los síntomas graves incluyen:

• cansancio y fatiga extremos


• deterioro del estado de conciencia
• convulsiones
• dificultad para respirar
• orina de un color oscuro o con sangre
• coloración amarillenta de los ojos y la piel
• hemorragias anormales.
Las personas con síntomas graves deben recibir cuidados de emergencia rápidamente.
Un tratamiento precoz para un cuadro leve de paludismo puede evitar que la infección
se agrave.

La infección por paludismo durante el embarazo también puede causar el parto


prematuro o que el bebé tenga bajo peso al nacer.

Según el último Informe mundial sobre el paludismo, en 2021 hubo 247 millones de casos
de la enfermedad, por 245 millones en 2020. Se estima que en 2021 la enfermedad
causó la muerte de 619 000 personas, frente a las 625 000 defunciones registradas en
2020.

Durante los dos años que constituyeron el pico de la pandemia de COVID-19 (2020-
2021), las perturbaciones que esta originó se tradujeron en unos 13 millones más de
casos de paludismo y 63 000 muertes más por la enfermedad. En la Región de África de
la OMS sigue recayendo una fracción desproporcionadamente alta de la carga mundial
de morbilidad. En 2021, la región concentró alrededor del 95% de los casos de
paludismo y el 96% de las muertes por esta enfermedad. De todas las defunciones por
paludismo registradas en la región, alrededor de un 80% corresponden a niños
menores de 5 años.

En cuatro países africanos se concentraron algo más de la mitad de todas las


defunciones por paludismo ocurridas en el mundo: Nigeria (31,3%), la República
Democrática del Congo (12,6%), la República Unida de Tanzanía (4,1%) y Níger (3,9%).

El paludismo puede prevenirse evitando las picaduras de mosquitos y con


medicamentos. Consulte con un médico acerca de recibir tratamiento antes de viajar a
zonas en las que el paludismo sea común.

Reduzca el riesgo de contraer paludismo evitando las picaduras de mosquitos:

• Use mosquiteros cuando duerma en lugares donde el paludismo está presente.


• Use repelente de mosquitos (que contenga DEET, IR3535 o Icaridina) después del
anochecer.
• Utilice serpentín fumigante y vaporizadores.
• Vista indumentaria de protección.
• Use mosquiteros en las ventanas.

Control de vectores

El control de vectores es un componente fundamental de las estrategias de control y


eliminación del paludismo, pues resulta muy eficaz para prevenir la infección y reducir
la transmisión de la enfermedad. Las dos intervenciones básicas son el uso de
mosquiteros tratados con insecticida y la fumigación de interiores con insecticidas de
acción residual.

La aparición de mosquitos Anopheles resistentes a insecticidas hace peligrar ahora el


progreso de la lucha mundial contra el paludismo. Como se explica en el último Informe
mundial sobre el paludismo, hay también otras amenazas ligadas al uso de mosquiteros
tratados con insecticida, en particular un acceso insuficiente, la pérdida de mosquiteros
(por las tribulaciones propias de la vida cotidiana) a un ritmo superior al de reemplazo
y el cambio de conducta de los mosquitos, que parecen atacar más temprano, antes de
que las personas se acuesten, y descansar al aire libre, evitando así la exposición a
insecticidas.

Quimioprofilaxis

Las personas que viajen a zonas en las que el paludismo es endémico deben consultar
a su médico varias semanas antes de partir. El profesional médico determinará qué
medicamentos profilácticos son apropiados para el país de destino. En algunos casos,
es preciso empezar a tomarlos entre dos y tres semanas antes de partir. Todos los
medicamentos profilácticos deben tomarse siguiendo la pauta prescrita mientras se
esté en la zona en la que existe riesgo de contraer la enfermedad, y su administración
debe continuar durante cuatro semanas después de la última exposición posible a la
infección, ya que a lo largo de ese período todavía pueden salir parásitos del hígado.

Tratamientos quimioprofilácticos

Se entiende por quimioprofilaxis el uso de medicamentos, ya sea por separado o


combinados, para prevenir la infección palúdica y sus consecuencias. Para ello, es
necesario administrar un ciclo completo de tratamiento con un fármaco antipalúdico a
poblaciones vulnerables en determinados momentos del periodo de mayor riesgo de
paludismo, con independencia de que el receptor esté o no infectado.

Son tratamientos de este tipo la quimioprofilaxis antipalúdica perenne y la


quimioprofilaxis antipalúdica estacional; el tratamiento preventivo intermitente de
embarazadas y niños en edad escolar; la administración de quimioprofilaxis
antipalúdica tras el alta, y la administración masiva de medicamentos. Estos
procedimientos, que son seguros y eficaces en relación con el costo, están pensados
para complementar las actividades permanentes de lucha contra la enfermedad, como
son en particular las medidas de control del vector, el diagnóstico rápido en caso de
presunta infección y el tratamiento de los casos confirmados con medicamentos
antipalúdicos.

Vacuna

Desde octubre de 2021, la OMS recomienda un amplio uso de la vacuna antipalúdica


RTS,S/AS01 en niños que viven en regiones con transmisión de paludismo por P.
falciparum de moderada a alta. Está demostrado que la vacuna reduce
significativamente la incidencia del paludismo y la forma grave y mortal de la
enfermedad en los niños pequeños.

La celeridad en el diagnóstico y el tratamiento del paludismo rebaja la incidencia de la


enfermedad, reduce sus efectos mortales y contribuye a atenuar su transmisión. La
OMS recomienda el empleo de pruebas diagnósticas parasitológicas (ya sean técnicas
de microscopía o de diagnóstico rápido) para confirmar el diagnóstico de todo presunto
caso de paludismo.

El paludismo es una infección grave y siempre requiere tratamiento con


medicamentos.

Para prevenir y tratar el paludismo se emplean múltiples medicamentos. Los médicos


elegirán uno o más en función de:

• el tipo de paludismo
• si un parásito del paludismo es resistente a un medicamento
• el peso o la edad de la persona infectada
• si la persona está embarazada.

Estos son los medicamentos más comunes contra el paludismo:

• La politerapia con artemisinina, como la combinación artemetero-lumefantrina,


suele ser el tratamiento más eficaz.
• La cloroquina está recomendada para tratar la infección por el parásito P.
vivax solo en lugares donde todavía sea sensible a este medicamento.
• La primaquina debe agregarse al tratamiento principal para prevenir recaídas de
la infección por los parásitos P. vivax y P. ovale.

La mayoría de los medicamentos utilizados se presentan en forma de cápsulas. En el


caso de algunas personas, puede ser necesario que tengan que ir a un centro de salud
u hospital para que se les administren medicamentos inyectables.

Resistencia a los medicamentos antipalúdicos

En el último decenio, la resistencia parcial a la artemisinina se ha convertido en una


amenaza para las actividades mundiales de lucha contra la enfermedad en la subregión
del Gran Mekong. La OMS está muy preocupada por los recientes informes de
resistencia parcial a la artemisinina en África, confirmada en Eritrea, Rwanda y Uganda.
Para fundamentar las políticas de tratamiento en los países donde el paludismo es
endémico, y a fin de garantizar la pronta detección de toda farmacorresistencia y una
adecuada respuesta a ella, es preciso ejercer una vigilancia sistemática de la eficacia de
los fármacos antipalúdicos.

Para más información sobre la labor que lleva a cabo la OMS en relación con la
resistencia a los medicamentos antipalúdicos en la subregión del Gran Mekong, véase
la página web del Programa de Eliminación del Paludismo en el Mekong. La OMS
también ha formulado una estrategia para combatir las farmacorresistencias en África.

Se entiende por eliminación del paludismo la interrupción de la transmisión local de


una determinada especie de parásito palúdico en una determinada zona geográfica de
resultas de actividades realizadas con esa intención, tras lo cual se requieren medidas
permanentes para impedir el restablecimiento de la transmisión.

En 2021 hubo 35 países que notificaron menos de 1000 casos autóctonos de la


enfermedad, por 33 países en 2020 y apenas 13 países en 2000. Los países donde no se
ha registrado ningún caso de paludismo autóctono durante al menos tres años
consecutivos pueden solicitar la certificación por la OMS de la eliminación del
paludismo. Desde 2015, el Director General de la OMS ha certificado la ausencia de
paludismo en nueve países, a saber, Maldivas (2015), Sri Lanka (2016), Kirguistán (2016),
el Paraguay (2018), Uzbekistán (2018), la Argentina (2019), Argelia (2019), China (2021)
y El Salvador (2021).
La vigilancia del paludismo es el proceso de reunir, analizar e interpretar de modo
continuo y sistemático los datos relativos a la enfermedad y de emplear después esos
datos para planificar, implantar y evaluar medidas prácticas de salud pública. Una mejor
vigilancia de los casos y las muertes por paludismo ayuda a los ministerios de salud a
determinar qué territorios o grupos de población son los más afectados y permite a los
países seguir de cerca la evolución de las características epidemiológicas de la
enfermedad. El hecho de contar con sólidos sistemas de vigilancia del paludismo
también ayuda a los países a diseñar intervenciones de salud eficaces y a evaluar la
repercusión de sus programas de lucha antipalúdica.

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