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Arqueología y Sociedad,

Nº 23, 2011

Ñamsapa y su teniente
Anne Marie Hocquenghem*

Resumen
A partir de la traducción de Gerald Taylor del capítulo 24 del manuscrito quechua de Huarochirí
del inicio del siglo XVII, así como de sus comentarios y notas a este texto, se trata de identificar los
atributos de Ñamsapa, progenitor de los checas, y de evidenciar la relación simbólica, metonímica,
establecida entre estos objetos y quien los ostenta. Comparando las tradiciones de los indios de
Huarochirí con los mitos y ritos representados en las iconografías prehispánicas, en particular
la mochica, se intenta mostrar que tanto los relatos como las imágenes tratan de una misma
cosmovisión, religión y civilización prehispánica andina de más de tres milenios de antigüedad.

Palabras clave
Andes centrales, tradiciones de Huarochirí, Iconografía mochica, ritos, mitos, religión, símbolos de
poder, relación metonímica.

Abstract
Using Gerald Taylor’s translation of chapter 24 of the Huarochiri quechua manuscript from the
beginning of the XVII century, as well as his comments and notes to this text, the aim is to identify
the attributes of Ñamsapa, progenitor of the checas, and evidence the symbolic, metonymic,
relation established between this objects and who exhibit them. Comparing the Huarochiri indians
traditions with the myths and rituals figuring in prehispanic iconographies, particularly mochica, it
is intended to show that the narratives as well as the images relate to the same cosmovision, religion
and Andean civilization, old of tree millenniums.

Keywords
Centrals Andes, Huarochiri traditions, mochica iconography, rites, myths, religion, power symbols,
metonymical relation.

* Instituto Francés de Estudios Andinos.


Correo electrónico: amhocque@ec-red.com

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Introducción os indios a quienes el S(eñor) auia movido an-


daua inquiriendo. por los Pueblos descubriendo.
Como contribución al VII Seminario de Ar-
queología de la Universidad Nacional Federico y desbaratando / huacas. y adoratorios.”. Es tal
Villarreal, “Símbolos y Deidades: Autoridad y vez entre estos indios movidos por el Señor, que
Dominio Prehispánico en los Andes”, trataré debemos buscar al redactor o a los redactores
de evidenciar la relación simbólica, metoními- del manuscrito quechua. Taylor considera que:
ca, entre Ñamsapa, antepasado de los checas de “quien fuere el redactor de este documento, hay
San Damián, y su teniente. Estos dos persona- algunos datos que parecen ser seguros. Pertene-
jes son mencionados en el capítulo 24 del ma- cía a la comunidad de los checa de San Damián;
nuscrito de Huarochirí, redactado en quechua “ladino”, dominaba, aunque no sin errores el cas-
al inicio del siglo XVII, que trata de los ritos y tellano y la lengua general, lengua del Manuscri-
de las tradiciones de los checas. Los checas son to. Se puede observar en el texto elementos de
un grupo étnico originario de las alturas de la sustrato de otros dialectos quechuas y también de
cordillera e invasor en las tierras de los yuncas un habla aru probablemente su idioma materno.”
autóctonos, ellos, de los valles de la vertiente Piensa que “el quechua podía haber sido el idio-
pacífica. Existen varias traducciones en diver- ma de los autóctonos yuncas que se distinguían
sos idiomas de este texto, utilizaré la traducción también lingüísticamente de los invasores –hijos
al castellano y las anotaciones de Gerald Taylor de Tutayquire– hablantes de dialectos aru” (Ta-
publicadas bajo el título Ritos y tradiciones de ylor 1985, 1987:16,17, 21, 1999: XIV, XV, XIX).
Huarochirí en 1987, revisadas y reeditadas en
1999, así como la versión popular monolingüe
castellana publicada en 2001. Ñamsapa
En el capítulo 24 del Manuscrito de Huarochirí:
El manuscrito “Se dice que, cuando Tutayquire acabó sus con-
quistas, como ya contamos, sus hijos vinieron
En las introducciones de las dos ediciones de aquí, donde siguieron celebrando el baile llama-
Ritos y tradiciones de Huarochirí Taylor escribe, do Masoma que cuenta la tradición de su origen
“tomando en consideración los nuevos datos de la misma manera como antes lo celebraban
que nos comunicó Antonio Acosta en su estudio en Huichicancha146.
sobre la vida y la carrera de Avila que formaba
parte de la edición del Manuscrito de 1987, pare- 146 Frecuentes referencias en las crónicas y en los
ce más probable que el origen de este texto esté procesos de idolatrías muestran cómo las diversas co-
munidades recordaban sus tradiciones en sus taquíes
relacionado con las investigaciones de idolatrías (bailes acompañados por cantos). Sabemos que cada
que Avila desarrolló, a partir de 1608. Una Carta grupo, al manifestarse en su pacarina, según la voluntad
Annua de 1609, conservada en los archivos de de su llacta (o huaca local), recibió un traje, una lengua
la Compañía en Roma, relata la misión que los y un taqui para distinguirlo de los demás. Los invasores
padres Pedro de Castillo y Gaspar de Montalvo de las alturas seguían bailando el taqui asociado con su
efectuaron, a pedido de Avila, al corregimiento pacarina, Huichicancha, en las tierras yuncas que ha-
bían conquistado. Este acto aseguraba el mantenimien-
de Huarochirí. Los dos jesuitas son testigos del to de la relación mágica que los asociaba con los seres
celo del extirpador de idolatrías: “Hizo pues como sagrados de su pacarina, el lugar donde iban a regresar
Vicario de la prouj(nci)a pregonar vn edicto en después de su muerte. La fuerza que les transmitían sus
lengua castellana. [….] Con esto se començaron antepasados –sus mallquis– les permitía mantener su do-
a manifestar. y denunciar de si no solo los indios minio en las tierras sacralizadas por huacas ajenos. El
de su doctr(in)a sino tambien de otros pueblos de baile que celebraba su “origen” se ejecutaba en la época
de una fiesta importante de los yuncas. Sigue una serie
la Vicaria trayendo sus idolos y diciendo lo q[ue] de enunciados cuya relación con el texto global podría
pasaua en sus pueblos. Andaba con esto la sie- parecer misteriosa si no tomamos en consideración que
rra alborotada manifestandose vnos temiendo y se trata probablemente de detalles del baile ritual: el
otros estando de la mira. Y el Doctor con alg(un) Masoma.

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Según esta tradición, el que llamamos Ñams- miento llevándose las ofrendas que habían colga-
apa147 había sido un hombre. Más tarde, al huaca do allí. “(Taylor 2001, cap.24:114-115).
mismo se lo llevó el inga148. Entonces fabricaron
otro huaca para que fuera su teniente. A éste el
señor doctor de Avila se lo llevó. Se dice que, Ñamsapa ¿huaca o mallqui?
cuando Ñamsapa era hombre, llevaba quinsa-
yrinri en las orejas y canachyauri en las manos. Según el capítulo 24 Ñamsapa había sido un
Antiguamente, éstos eran ricamente decorados hombre y Taylor supone que es posible que haya
con oro. Fue el propio inga quien se llevó este sido un jefe valeroso de los invasores, particular-
oro. Lo que llamamos el quillcascasho era su mente honrado por ellos a causa de la “fuerza
vara. Y el caracol llamado coricaquia vino con guerrera” que les transmitía. En las ediciones de
él. De Ñamsapa, decían: “Es él nuestro origen; 1987 y 1999 de su traducción, al introducir, entre
fue él quien primero vino a estas tierras y se apro- llaves, en los enunciados 60 y 61 el término [hua-
pió de ellas”. Por eso le recortaron el rostro, lo ca] Taylor deja pensar que después de su muerte,
transformaron en máscara, se lo colocaron sobre los como la mayoría de los héroes, Ñamsapa se hu-
suyos y bailaron disfrazados así. Después, cuando biera transformado en huaca o que quizás el huaca
capturaban a alguien en la guerra, le recortaban en cuestión sería el cadáver momificado o mall-
el rostro y, transformándolo en máscara, bailaban qui del héroe. Recuerda que los incas llevaban a
llevándolo puesto. Decían que de ello procedía su los huacas más célebres de las provincias conquis-
valentía. Y los propios hombres que habían sido tadas para asegurarse la fidelidad de sus súbditos
capturados en la guerra, solían decir: ‘Hermano, (Taylor 1987, cap.24:369, 1999, cap. 24:319).
ahora me matarás. Yo he sido un hombre dotado Veamos lo que sería un huaca y un mallqui,
con grandes poderes. Harás de mí un huayo y, según los diccionarios de Diego Gonzáles Hol-
cuando esté por salir a la pampa, me ofrecerás guín y Ludovico Bertonio, las informaciones so-
buenas cantidades de comida y bebida”. Respe-
tando estas palabras, la gente, al ofrecer comida llegada de éste de Yaurillancha (lugar de origen de los
y bebida a los demás huayos, les decía: “Hoy día concha). En otro pasaje del capítulo 31 se señala que
bailarás conmigo en la pampa”. Transportaban a los concha también celebraban la fiesta de Omapacha
estos huayos en literas durante dos días. Al tercer con ritos semejantes a los de los checa, disfrazándose
con los huayos y lanzando el huichco contra los chutas.
día, les colgaban maíz, papas y qualquier otro tipo Parece evidente que Omapacha es el nombre genérico
de ofrenda alrededor del cuello. Se dice que creían o regional para un huaca asociado, por un lado, con el
que Omapacha149 regresaría al lugar de su naci- valor y la fuerza bélica (conferida a los guerreros de las
diversas comunidades por las máscaras hechas con los
147 Podemos sólo adivinar quién era Ñamsapa. Es rostros de héroes antiguos de sus propias comunidades
posible que haya sido un jefe valeroso de los invasores, o de enemigos valerosos y grandes camascas capturados
particularmente honrado por ellos a causa de la “fuerza en batalla) y, por otro lado, con ritos de fertilidad (la
guerrera” que les transmitía. procesión de los huayos, la fabricación de los chutas, los
148 Como la mayoría de los héroes, Ñamsapa se trans- bailes y los rezos). Omapacha les otorga a los “advenedi-
formó en huaca. O quizá el huaca en cuestión es el cadá- zos” la legitimidad que confiere una divinidad originaria
ver momificado o mallqui del héroe. Los incas llevaban de sus pacarinas. El nombre de Omapacha corresponde
a los huacas más célebres de las provincias conquistadas muy bien a la tierra de lagunas –tierra de agua por ex-
para asegurarse la fidelidad de sus súbditos. celencia– de las faldas de la cordillera de Pariacaca de
149 Otra posible traducción de este pasaje es: “Se dice donde provenían los checa y los concha (Huichicancha
que creían que iba a volver al lugar de su nacimiento, y Yaurillancha). Es un vínculo con las épocas antiguas
Omapacha”. Es poco probable, sin embargo, que se trate cuando aún no existían Pariacaca y Carhuincho (proba-
de un topónimo. En el párrafo siguiente, Omapacha se blemente dioses de los yuncas no obstante la filiación
identifica con el equivalente allauca de Ñamsapa, Chu- que los “advenedizos” establecieron con el primero).
tacara. En la competencia de lanzar el huichco, se pide El hecho de haberle atribuido la función de yañca (ofi-
al yañca que interceda ante Omapacha en favor de los cio hereditario) a un yunca, Yasali, muestra el mismo
que habían tenido éxito. En el capítulo 31, veremos que afán de sincretismo ritual que explica la alternancia de
el yunca Yasali, al alcanzar la edad adulta, llegó a ser este rito que conmemora el origen de los checa con los
yañca de Omapacha en los ritos que conmemoraban la ritos de fertilidad de los yuncas – la Macua.

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bre las creencias andinas recogidas, durante la particulares nombres, con que les invocan, y no
primera mitad del siglo XVII, por extirpadores hay muchacho que, en sabiendo hablar, no sepa
de idolatrías, Francisco de Avila, Pablo José de el nombre de la huaca de su ayllo; porque cada
Arriaga, Hernando de Avendaño, así como los parcialidad o ayllo tiene su huaca principal, y
estudios de estos textos de Gerald Taylor y César otras menos principales algunas veces, y de ellas
Itier suelen tomar el nombre muchos de aquel ayllo.
Algunas de éstas las tienen como a guardas y
abogados de sus pueblos, que sobre el nom-
En cuanto a huaca bre propio llaman Marca aparca o Marcacha-
rac.” (Arriaga [1621], cap. II, ed. 1968:202).
Diego González Holguín, en su Vocabulario de la
lengua general de todo el Peru llamada Qquichua o Gonzáles Holguín entiende: “Marca. El va-
del Inca de 1608, escribe: “Huacca. Ydolos, figu- ledor, o abogado protector” (Gonzáles Holguín
rillas de hombres y animales que trayan consigo, [1608] ed. 1989:231). Según el Vocabulario de la
Huacca muchhana. Lugar de ídolos adoratorio. Lengua Aymara de Ludovico Bertonio, de 1612,
Huacca muchay. Ydolatría, Huacca muchack. Marka significa Pueblo, Marcani: Morador del
Ydolatra” ([1608] ed. 1989:165). Ludovico Ber- Pueblo (Bertonio [1612] ed. 1984:217).
tonio en su Vocabulario de la lengua aymara de
Taylor indica que Marca, en quechua y ay-
1612 anota “Huaka; Idolo en forma de hombre,
mara, equivale a llacta, en el quechua del Ma-
carnero, &c. y los cerros q adorauan en su gen-
nuscrito y Gonzáles Holguín de hecho escribe:
tilidad” (Bertonio [1612] ed. 1984:143). Desde
“Llacta. Pueblo” (Taylor 1987:30, 1999: XXVII,
el punto de vista de estos dos jesuitas el término
(Gonzáles Holguín [1608] ed. 1989:207). Ta-
huaca se refiere a ídolo.
ylor señala además que estas dos palabras, como
Pablo José de Arriaga, también jesuita, consecuencia de la política colonial de las re-
quien como Avila se empeñó en extirpar idola- ducciones y la concentración de poblaciones de
trías, al describir “Qué cosas adoran hoy en día origen étnico diverso en unidades nuevas –los
los indios y en qué consiste su idolatría” consi- “pueblos” coloniales–, hubieran perdido su sen-
dera como huaca el Sol, la Luna, el Rayo, la Ma- tido precolombino de determinados territorio
macocha que es la mar, la Mamapacha que es la identificado con un huaca local (el antepasado)
tierra, los puquíos que son los manantiales, los y la comunidad que protege (sus descendien-
ríos, los cerros altos y montes y algunas piedras tes) para limitarse al solo aspecto material del
muy grandes, las sierras nevadas, las casas de término (el establecimiento geográfico: pueblo,
los Huaris, que son los primeros pobladores de ciudad, país). […]. Los llactas o huacas locales,
aquella tierra, las pacarinas que es de donde los protectores de las diversas comunidades, eran
indios dicen que descienden”. Indica que “To- muy estimados, y los invasores de las alturas se
das las cosas sobredichas son huacas que adoran apropiaban de ellos (24:49, 31:48), practicaban
como a Dios, y ya que no se les pueden quitar su culto y, posiblemente, los integraban al es-
delante de los ojos, porque son fijas e inmóviles, quema genealógico de sus propios dioses y ante-
se les procura (como dije arriba) quitarles del pasados […]. Traducimos este sentido de llacta
corazón, enseñándoles la verdad y desengañán- por “huaca local”. Las comunidades protegidas
doles de la mentira […]” (Arriaga [1621], cap. por los llactahuacas se definen como llactayoc (/
II, ed. 1968:202). “Otras huacas hay móviles que llaqta-yuq/ “los que poseen el llacta”); encontra-
son las ordinarias, y las que van nombradas en mos la misma terminación -yoc agregada a los
cada pueblo, que se les han quitado y quemado. nombres de varios llactahuacas (como lo nota-
De ordinario son de piedras, y las más veces sin ron los investigadores de idolatrías, “todos los
figura ninguna; otras tienen diversas figuras de nombres antiguos de los pueblos son los de la
hombres o mujeres, y a algunas de estas huacas huaca principal” (Arriaga: 268) para indicar las
dicen que son hijos o mujeres de otras huacas; comunidades que protegen (8:17; 26:30, 31)”.
otras tienen figura de animales. Todas tienen sus (Taylor 1987:30-31, 1999: XXVII-XXVIII).

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Cesar Itier considera que wak’a, huaca, es Itier señala que mallqui se refiere de hecho a:
un hombre de los tiempos primordiales trans- “Todo vegetal plantado o destinado a ser trans-
formado en un elemento “natural”, en muchos plantado” pero también en sentido figurado a:
casos un cerro, a raíz de un evento extraordi- “Ancestro fundador de un ayllu y de su territo-
nario que protagonizó. En cuanto a llaqta, lla- rio (metafóricamente plantado en este y produ-
cta, lo entiende como un conjunto de linajes ciendo frutos que son sus descendientes).” (Itier
ubicados bajo la autoridad de un cacique prin- 2008:192). Para este investigador “progenitor”
cipal (apu kuraka) e identificado con un wak’a es la traducción consagrada de mallki en el voca-
tutelar, generalmente traducido en las fuentes bulario de las descripciones de la religión indíge-
coloniales como “provincia” o “nación”. El sen- na en el siglo XVII y mallki y es sinónimo de yaya
tido de “pueblo” que este término tiene hoy en ‘padre’, awki ‘ancestro’ y machu ‘antiguo’. Itier
día en quechua sería de origen colonial (Itier me proporciono los siguientes ejemplos:
2008:191-192).
1. Cay Iudiocunap Mallquin, ñaupacc Yayan
Abraham sutiyocc “el progenitor, y origen
de estos Indios, fue un varon llamado Abra-
En cuanto a mallqui
ham” (Avila 1646: 77)
Gonzáles Holguín escribe: “Mallqui. La plan- 2. Tratandose de Adán y Eva: hinantin runa-
ta tierna para plantar” así como “Qualquiera cunap yaya(n)cu, llapampa mallquin “los
arbol frutal” y “Mallquini. Plantar o transplan- progenitores y semillas de todo el genero
tar”, “Mallquipani. Replantar”, “Mallquiscca. humano” (ibid. p. 95).
Cossa plantada” (Gonzáles Holguín [1608] ed. 3. Davidmi Iesu Christop machun, mallquin
1989:224). Bertonio da “Mallqui: Planta para carccan “[David] fue progenitor de Iesu
transplantar. Mallquitha: plantar. Mallquinta- Christo” (ibid. p. 161).
tha. idem”. Los diccionarios dan a entender que 4. ñaupacc mallquinchic, Adan “nuestro primer
mallqui, sería una planta tierna para plantar o Padre, y Progenitor [Adán]” (ibid. p. 210).
transplantar, un árbol frutal y, en sentido más 5. paicunataccmi ñocca(n)chicpa Auquin-
amplio, una cosa plantada. chic, Mallquinchicpas carccancu “ellos fue-
ron nuestros progenitores, y nuestros Mall-
Los textos de los extirpadores de idolatrías
quis” (Avendaño 1649, f. 103v).
indican que mallqui se refiere a los huesos o cuer-
pos de los progenitores gentiles de los indios. En el proceso de Mangas (Cajatambo), se
Arriaga informa que “Después de estas huacas relata que: “[el cacique Don Alonsso Callampo-
de piedra la mayor veneración y adoración es ma] hace mochas a vn ydolo o malqui llamado
la de sus malquis, que en los llanos llaman mu- Condortocas y a su hermana Coya guarmi por
naos, que son los huesos o cuerpos enteros de ser el primer progenitor de su ayllo llamado Co-
sus progenitores gentiles, que ellos dicen que tos y del dicho malqui tiene su etimolojia el di-
son hijos de las huacas” (Arriaga [1621], cap. cho ayllo” (Duviols 2003: 579).
II, ed. 1968:203).
Una carta annua de 1675 indica también: “en
Una carta annua publicada por Pierre Du- este mesmo monte [= un cerro en la puna], bien
viols, informa que los indios de Cajatambo: que a distançia muy larga, estaba en el coraçon de
“[…] también adoran vnas piedras movibles de el en un Nicho defendido de la nieue, y del agua,
particular hechura de que cuentan varias fabu- una armaçon entero de alguno a quien miraban
las [se trata de los huacas] y cuerpos de sus pro- como a su primer Progenitor, y hacedor, porque
genitores gentiles, Cauesas de sus Linajes, que algunos destos desdichados, vivian persuadidos, a
llaman Mallquis, y dizen son hijos de las tales que no desçendian de Adan, sino que cada Ayllo
piedras. Destas Huacas, o idolos vnos son co- tubo su primer Padre, de quien proçeden, a quien
munes a todo un Pueblo, otros de particulares llaman camaquen, o Mallqui, y a ese adoran, y
aillos, o parentelas, y se hallo aillo de solo vn haçen fiesta por Corpus, y Pascua de resurrecçion
indio varon...” (Duviols 2003: 723). todos los años.” (Polia Meconi 1999: 539).
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Se entiende que un mallqui era el cuerpo, o zorcas de algodón hilado, y los hombres las tallas
partes del cuerpo, de un progenitor fundador de [tacllas] o lampas con que labraban el campo, o
linaje considerado como hijo de un huaca. Hua- las armas con que peleaban. Y en uno de estos
ca y Mallqui son entidades diferentes que no se machays de los malquis estaba una lanza con su
pueden confundir. hierro, y recaton, que la había dado (según di-
jeron) un conquistador de los primeros de estos
Arriaga, al tratar de “cómo se ha de exa- reinos para pendón de una iglesia. Y en otro es-
minar el hechicero u otro indio que se mani- taba otra lanza muy vistosa que ellos llamaban
festare y diere noticia de las huacas”, informa Quilcascachoque, que quiere decir lanza pinta-
que: “Primero, si el examen es en un pueblo da o esculpida, la cual se trujo al señor virrey.
de la sierra, se le ha de preguntar al indio si es En estos malquis, como también en las huacas,
Llecuaz [sic] o Huari, y llaman Huari o Llacta- tienen su vajilla para darles de comer y beber,
yoc al que es natural de aquel pueblo y todos que son mates, y vasos, unos de barro, otros de
sus antepasados lo fueron, sin tener memoria madera y algunas veces de plata y conchas de la
de haber venido de fuera, y Llacuaces llaman a mar.” (Arriaga [1621] ed. 1968:203).
los que, aunque sean nacidos en aquel pueblo
ellos y sus padres y sus progenitores, vinieron Arriaga menciona la costumbre de depositar
de otras partes. Y así se conserva en los ayllos con los mallquis lo que usaban cuando estaban
esta distinción en muchas partes, y los llacua- en vida, vestimentas, vajillas para beber y co-
ces, como gente advenediza, tienen menos mer, instrumentos de trabajo para hilar si fueron
huacas y adoran mucho y veneran sus mallquis mujeres, armas o herramientas agrícolas, tacllas
que, como dijimos en la relación, son los cuer- o lampas, si fueron hombres. Sabemos que esta
pos de sus progenitores. Y los Huaris, que son costumbre es andina y muy antigua, de hecho
fundadores, como gente cuya fue la tierra y milenaria, como lo atestigua el material funera-
fueron los primeros pobladores, tienen muchas rio descubierto por los arqueólogos.
huacas, y los unos y los otros tienen y cuentan Lo que llama la atención es que Arriaga se-
sus fábulas, las cuales dan mucha luz para saber ñala el caso de un machay donde se había depo-
su idolatría.” (Arriaga [1621] ed. 1968:248). sitado “una lanza muy vistosa que ellos llaman
Los checas siendo advenedizos en las tierras Quilcascachoque, que quiere decir lanza pinta-
de los yuncas debían venerar a los mallquis, de da o esculpida”. Parece que se trata del Qquellc-
sus progenitores en las cercanías de San Damián casccassu que Avila describe como “vna punta
y entre estos a Ñamsapa. de lança de cobre, grauada de diuersas labores” y
dice que este “chellcascaju es el ydolo q(ue) fui-
mos a buscar”, uno de los “tres ò cuatro Idolos
Las insignias de Ñamsapa muy celebrados y seruidos” del pueblo “princi-
pal” de San Damián (Taylor 1987 chap, 24,nota
Arriaga describe como los indios mantienen sus 66: 369-371, 1999 chap, 24 nota 66: 321).
mallquis: “[…] en los campos en lugares muy
apartados, en los machays que son sus sepultu- La descripción que, a inicios del siglo XVII,
ras antiguas, y algunas veces los tienen adorna- ofrecen Arriaga del Quilcascachoque, lanza pinta-
dos con camisetas muy costosas o de plumas de da o esculpida y Avila del Qquellccasccassu, pun-
diversos colores o de cumbi. Tienen estos mal- ta de lanza de cobre con grabados deja pensar
quis sus particulares sacerdotes y ministros y les que el quillcascaxo de Ñamsapa fuera un arma.
A fines del siglo XX Taylor, considerando que
ofrecen los mismos sacrificios y hacen las mis-
quillcas[qa] corresponde probablemente a qill-
mas fiestas que a las huacas.” (Arriaga [1621]
qasca y significa ‘dibujado’, ‘grabado’, y toman-
ed. 1968, cap. II: 203).
do en cuenta que kashu en el castellano local y
Siempre siguiendo Arriaga, los mallquis: en el quechua actual de Yauyos designa un palo
“[…] suelen tener con ellos los instrumentos de utilizado en varias tareas agrícolas, indica que
que ellos usaban en vida: las mujeres husos y ma- la vara de Ñamsapa podría haber sido una he-

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Anne Marie Hocquenghem Ñamsapa y su teniente

rramienta agrícola. En base a algunas evidencias pues la metonimia permitía tomar la parte por
arqueológicas, trataré más delante de evidenciar el todo. Una relación simbólica que sería homó-
lo que hubiera podido ser este objeto. loga a la que unía un huaca con sus hijos, los
mallquis, y estos con sus descendientes los indios
y el territorio que ocupaban. Entendiendo que
Quillcascaxo metonimia de Ñamsapa compartían todos, en distintas formas, parte de
Volviendo a Ñamsapa, se hubiera conservado con la fuerza y del poder ancestral que circulaban
sus ornamentos de orejas y unos atributos desco- entre una fuente animante, camac, generalmen-
nocidos, los valiosos quinsayrinri y canachyauri te un huaca o un mallqui, antepasado y un ser
ricamente decorados con oro. Así mismo con su u objeto animado camasca (Taylor (1974-76,
caracol coricaquia, que supongo podría haber sido 1980, 1987: 24-25, 1999: XXI-XXIII, 2000). La
un Strombus transformado en una bocina, huana- circulación de esta fuerza y de este poder se es-
paya, similar a la de Chutacara y de los propie- tablecía y mantenía por medio del culto que los
tarios de llamas como lo indican los enunciados diferentes grupos étnicos rendían a sus orígenes,
81 y 83 y las correspondientes notas de Taylor recordando los mitos y celebrando los ritos.
(1987:377, 1999:327). Finalmente con su vara La relación metafórica es de analogía, la
quillcascaxo. Este mallqui hubiera sido venerado y metonímica es causal o de continuidad y per-
servido ritualmente por sus descendientes a quie- mite establecer estrechas relaciones de recipro-
nes, a cambio del culto que rendían a su progeni- cidad, no solamente entre generaciones sino
tor, les hubiera transmitido su fuerza. también entre entidades de naturalezas distin-
Después de la conquista inca de la vertiente tas y desiguales, entre tiempo y espacio como
pacífica de los Andes, el Inca se hubiera apode- los contenidos de esto, lo que permitía concebir
rado del mallqui de Ñamsapa y lo hubiera lleva- un mundo totalmente integrado (Hocqueng-
do al Cusco junto con sus atributos más valiosos, hem y Sandor 1981, 1987). Permite explicar los
los quinsayrinri y canachyauri. acontecimientos como consecuencias de la for-
ma, la eficacia, con la cual los indios cumplían
Los checas, despojados del mallqui de con su obligación sagrada de celebrar el debido
Ñamsapa, con la finalidad de poder seguir bai- culto a las diversas entidades que los animaban
lando y cantando el taqui llamado Masoma que y animaban su mundo, pacha. Holguín define
celebra su origen y de continuar a rendirle su “Pacha. Tiempo suelo lugar”. Pacha se refiere
debido culto para que no deje de transmitirles de hecho a una totalidad donde no se pueden
su fuerza, hubieran elaborado una represen- disociar los dos conceptos tiempo y espacio, a
tación que tenía el poder de reemplazarlo, un una “realidad temporal que se organiza según
teniente. Este teniente se lo llevó el señor doc- la dimensión que el hablante quiere darle: es el
tor, de hecho Francisco de Avila, vicario de la “mundo” o “universo” de los predicadores espa-
provincia de Huarochirí, cura de San Damián y ñoles y también el cielo temporal que le corres-
extirpador de idolatrías en esta región. ponde. Expresa al mismo tiempo el momento y
El ídolo que Avila fue a buscar, encontró, se el lugar preciso en que acontece algo.” (Taylor
llevó, y si es el mismo objeto que el mencionado 1987 (31-330. 1999: XXVIII- XXIX). Itier nota
por Arriaga ofreció al Virrey, era el quillcascaxo, que ningún término quechua o aymara expresa
la vara de Ñamsapa. Los checas habrían consi- la noción de un tiempo homogéneo y abstracto,
derado que el quillcascaxo, reliquia de su antepa- trascendente a momentos particulares. Estos no
sado, participaba de su poder y tenía la capaci- son, tampoco, separados del mundo físico sino
dad de transmitir su fuerza, esto a condición de pensados a partir del espacio (Itier 2008:107).
ser venerado y servido como el propio mallqui.
La facultad de establecer relaciones simbóli-
Me parece que entre el mallqui Ñamsapa y cas, metonímicas, entre el todo y las partes, que
su teniente, quillcascaxo, los checas habrían es- permite idear un universo andino totalmente
tablecido una relación simbólica metonímica, integrado me pareció expresarse en las imáge-
245
Arqueología y Sociedad, Nº. 23 2011

nes sagradas prehispánicas que en los estilos cu- Los frutos del “árbol”, que los mochicólogos
pisnique y chavín representan, a partir del ini- denominan “ulluchos”, que hasta ahora no han
cio del primer milenio a.C., mitos y ritos. En la sido identificados con certeza, serían la descen-
iconografía de estilo mochica de la costa norte dencia del mallqui (Hocquenghem 1987: 77 y
entre 200 y 400 d.C., quizás el estilo andino más fig.26).
“realista”, estos actos sagrados figuran celebra-
dos por entidades de diferentes naturalezas. Otros personajes de la iconografía mochi-
Son seres antropomorfos que denominé “ances- ca son esqueletos animados, que conservan
tros míticos” cuyos atributos, los colmillos y las sus fuerzas, se relacionarían con descendientes
serpientes, son símbolos, metonimias, del poder muertos del mallqui, que denomino antepasa-
de los felinos y de la inmortalidad de los ofidios. dos. Finalmente son hombres, descendientes vi-
Estos “ancestros míticos” son de dos categorías vos del mallqui, los miembros de una elite de las
distintas, cuatro son personajes, tres masculinos teocrática mochica (Hocquenghem 1983, 1987,
y uno femenino, quienes reciben los sacrificios 1996, 1997).
y se asemejarían a unas huacas. Dos otros son Sería esta facultad de establecer relaciones
“mellizos” masculinos que actúan como hombres simbólicas metonímicas, atestiguada por los mi-
y que se parecerían a unos mallquis. Es de notar tos y ritos, la religión andina prehispánica mile-
que en una des las representaciones mochicas naria, que hubiera facilitado la concepción de un
un mellizo se une con una mujer y de esta unión mundo integrado donde no se divorciaban ideas
brota un árbol cargado de frutos (Fig.1). Esta y realidades, Hocquenghem y Sandor 1981,
imagen pareciera ilustrar el inicio del capítulo 1987, Hocquenghem y Aguilar 1985, 1987).
24 que relata: “Algunos cuentan hoy que, según
la tradición, existe en la región de Pariacaca de
Arriba un árbol llamado quiñua. Hasta hoy lle-
Quillcascaxo ¿una reja de bronce?
va el mismo nombre de quiñua. Los hombres
habrían tenido su origen en los frutos de este Volviendo al quillcascaxo, fue descrito como una
árbol.” (Taylor 2001, cap.24: 109). vara por el redactor del Manuscrito, como una

Figura 1. Donnan y McClellang 1999:4-95

246
Anne Marie Hocquenghem Ñamsapa y su teniente

punta de lanza de cobre por Avila y como una chi casca, del antepasado así como de los más
lanza muy vistosa por Arriaga. Supongo que po- poderosos enemigos de los checas. Con estas
dría haber sido una punta de metal con diseños mascaras, huayos, los checas bailaban el masoma
insertada en un palo, una vara, de madera. Esto y la inacha, cuando el “mayz esta de saçon” por
me hace pensar en las puntas o rejas de bron- el mes de mayo como lo indica la Carta Annua
ce, producidas a partir de 900 d.C en los Andes de 1609.
centrales, que conformaban la parte metálica de
Los que si se podría añadir es que en la ico-
herramientas agrícolas similares, entre otras, a
nografía mochica figura un baile con mascaras
las puntas de tacllas mencionadas por Arriaga.
que podría ilustrar el taqui celebrado durante la
Es de notar que estas rejas, según las varas de
fiesta de la inacha (Fig, 4, Hocquenghem 1987,
madera a la cual se unían, podían formar par-
1996).
te de diferentes herramientas y no únicamente
agrícolas (Shimada 1995, Vetter 1993, 1996, Los ritos y las tradiciones de los checas serían
Vetter et al. 1997, Pino 2001, Hocquenghem entonces, en una región especifica de la vertiente
2004, Hocquenghem y Vetter 2005). pacifica de los Andes centrales y en un momento
preciso de su historia, la expresión de actos sa-
En las colecciones del Staatliche Museen zu
grados propios a este grupo étnico. A escala local
Berlin, Ethnologisches Museum Völkerkunde se
no solamente los checas sino cada grupo étnico,
conserva una reja de bronce con su vara de ma-
advenedizos como autóctonos, rendiría el debido
dera, una taclla prehispánica (VA 40477, Fig. 2).
culto a sus ancestros míticos y sus antepasados.
Si bien la mayoría de las rejas formaban par- Al recordar sus mitos y al reactualizarlos cele-
te de herramientas utilitarias para cumplir tareas brando sus ritos, cada grupo étnico afirmaría,
relacionadas con la producción agrícola, minera desde su propio punto de vista especifico y sus
o la construcción y el mantenimiento de los ca- perspectivas particulares, un origen y una historia
nales de riego, de los caminos, así como de las di- singular. De esta manera integrarían en sus actos
versas estructuras de los centros administrativos sagrados los rasgos característicos de su entorno
y ceremoniales, se conocen rejas muy elaboradas natural y social, sus costumbres y los términos de
que podrían haber tenido un uso ceremonial. En su lengua. A escala mayor todos estos grupos par-
el Museo Brüning de Lambayeque se conserva ticiparían de una misma cosmovisión, religión y
una reja de estilo sicán (MB-M-09259, Fig 3, a, civilización prehispánica andina con más de tres
b, c) decorada con figuras incisas que representan milenios de antigüedad.
a un personaje que tiene en la mano izquierda
Con esto se entiende la dificultad para el lec-
una cabeza degollada y un tumi, y en la derecha
tor del Manuscrito de Huarochirí de orientarse
un escudo. Esta reja me parece corresponder a la
entre los diferentes relatos y personajes que per-
descripción de Avila de lo que era el Qquellccasc- tenecían a uno u otro de los grupos étnicos sean
cassu. autóctonos o advenedizos. Los actores tenían
diferentes nombres, pero sus trayectorias se pa-
recían y sus acciones eran similares lo que deja
Los Huayos
pensar al lector que los actores podrían haberse
En cuanto al enunciado 68, referente al recorte disfrazados unos en otros. Para ubicarse y tratar
del rostro de Ñamsapa y su transformación en de entender las entreveradas narraciones el lec-
máscara, poco se puede añadir a los comentarios tor necesitaría de hecho distanciarse y, a escala
de Taylor e igualmente a los enunciados siguien- mayor, tratar de percibir cual de las sagradas enti-
tes y a las notas del traductor que mencionan las dades que animaban el mundo andino desde más
mascaras hechas con los rostros de los valientes de dos milenios se escondía tras una multitud de
guerreros. Se entiende que estas mascaras eran avatares locales. Para percibir también la lógica
representaciones simbólicas, y muy obviamente de las relaciones simbólicas, metonímicas, que se
en este caso metonímicas, de la fuerza, o más establecían, mantenían y a veces transformaban,
bien como lo indica Taylor, de la valentía, sin- entre estas entidades y los seres que animaban.

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Arqueología y Sociedad, Nº. 23 2011

Figura 2. Staatliche Museen zu Berlin, Ethnologisches Museum Völkerkunde VA 40477

Figura 3a. Museo Brüning de Lambayeque MB-M-09259

Figura 3b. Museo Brüning de Lambayeque MB-M-09259. Detalle de la Figura 3a

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Anne Marie Hocquenghem Ñamsapa y su teniente

Figura 3c. Museo Brüning de Lambayeque MB-M-09259. Dibujo de los personajes incisos

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Figura 4. Baile con mascaras, iconografía mochica

Agradecimientos [s.f.] Relacion que Yo El D(oct)or Fran(cis)co


Agradezco a Gerald Taylor y Cesar Itier quie- de Auila Presbyt(er)o Cura y benef(icia)
nes han tenido la paciencia de leer, corregir y do / de la ciudad de Guanuco hize Por
m(anda)do del s(eño)r Arçobispo de Los /
enriquecer con sus valiosos comentarios este
Reyes açerca de los Pueblos de Yndios de
texto, a Manuela Fisher del Staatliche Museen este Arçobisp(a)do…; Sevilla: Archivo
zu Berlin, Ethnologisches Museum Völkerkun- General de Indias - Lima 301.
de y a Carlos Wester del Museo Brüning por las 1918 “Relacion (sic) al libro de los sermones,
facilidades que prestaron para que pueda, junto o homilias en lengua castellana, y la
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