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0016 Completo
0016 Completo
° O
ESTUDIOS DE LENGUA Y
LITERATURA FRANCESAS
SERVICIO DE PUBLICACIONES
UNIVERSIDAD DE CAD IZ
1986
•*<*,*-
ESTUDIOS DE LENGUA Y
LITERATURA FRANCESAS
SERVICIO DE PUBLICACIONES
UNIVERSIDAD DE CADIZ
1986
Depósito Legal CA -503/86
JIM ENEZ-M ENA. Artes Gráficas. Editorial.
Polígono Industrial Zona Franca. Cádiz.
CONSEJO DE REDACCION
Directora: Dolores BERMÚDEZ MEDINA
Secretaria: Estrella DE LA TORRE GIMÉNEZ
Vocales: Inmaculada DÍAZ NARBONA
Claudine LÉCRIVAIN
SUMARIO
Página
7
I
. V ;■ ■:
.
UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR
UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
Juan BARGALLÓ
Universidad de Sevilla
El conjunto de los personajes de cada uno de los autores del «nouveau théá-
tre» presenta una serie de afinidades entre ellos, que consideramos justificado no
sólo que se hable de una verdadera «Comedia humana» -como hace P. Vernois,
acerca de los personajes de Ionesco"’- , por cuanto constituyen una especie de re
petición de sí mismos a través de las distintas obras del autor, sino que incluso di
chos personajes podrían ser considerados como los componentes de una misma fa
milia, todos ellos con rasgos físicos afines y con los mismos defectos -físicos y
morales-como si realmente procediesen de unos mismos genes. En este sentido, las
diferentes obras no serían más que las variantes de un mismo y profundo drama, en
constante flujo, por cuanto mana de una misma fuente de arquetipos. Por otra par
te, en escena el resultado será necesariamente siempre el mismo: el Hombre, al
igual que el Personaje d eActe sans paroles I o L’Employé de La Parodie o los Vie
jos de Les Chaises o Claire y Lanfranc de Les Bonnes y Haute Surveillance, cual
quiera que sea la situación en que se encuentre, tendrá cortados todos los caminos.
No hay salida posible. El «interdit de sortir» con que el policía amenaza, pistola en
mano, a uno que intenta escapar de la matanza, en Jeux de massacre, se hace ex
tensivo a todos y a cada uno de los personajes del teatro nuevo'12’.
(1) Cfr. P. Vernois, La dynamique théátrale d'Eugéne Ionesco. Klincksieck, 1972, p. 108.
(2) Cfr. E. Ionesco, Jeux de massacre, en Th. V. Gallimard, 1974, p. 29.
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Las obras de cada autor podían pasar, asimismo, por actos juxtapuestos de
una misma obra. En Ionesco, encontramos lo que se ha calificado de Tetralogía de
Bérenger (Tueur sans gages, Rhinocéros, Le roi se meurt, Le Piéton de l’Air). Al
mismo tiempo, podríamos hablar de una Trilogía de Jacques (Jacques ou la sou-
mission, L ’A venir est dans les oeufs, Le jeune homme á m arier- un ballet sobre la
primera de estas obras-), de una Trilogía de Madeleine (Victimes du Deuoir, Amé-
dée ou comment s'en débarrasser, La Soif et la Faim). Pero podríamos preguntar
nos también si lo que se esconde realmente bajo el disfraz de Jacques, de Bérenger
o de Amédée no es un solo e idéntico personaje que interpreta los distintos actos de
una única y gran tragedia. A lo sumo, la diferencia entre una y otra obra sería una
diferencia de óptica, una diferencia de plano, una nueva dimensión superpuesta a la
dimensión anterior. Bérenger descubre en Tueur sans gages que la ciudad radiante
del comienzo es un paraíso perdido: la existencia de un pecado original -q u e sólo *
tiene de común con el bíblico el nom bre- ha instaurado la presencia del mal en el
mundo y el hombre ha sido expulsado del paraíso y condenado a muerte. En Rhino
céros, es la ciudad entera la que sucumbe ante el mal, mientras Bérenger pervive
como único testigo -«je suis le seul homme», dice al final- de la hecatombre. En Le
Piéton de LA i/, el desastre adquiere unas dimensiones cósmicas y apocalípticas.
Pero este mismo Bérenger, que acude con todo el candor a la ciudad radiante
como prototipo de la ciudad ideal -fuente de belleza y de felicidad en Tueur sans
gages-, podría ser perfectamente el mismo Jean, figura central de La Soif et la
Faim, que va en busca de ese hogar maravilloso que pudiera hqcerlo feliz. Y, a la
vez, ese Jean que vive y corre apresurado en pos de colmar su único y gran deseo
-satisfacer su ansia de inmortalidad-, ¿en qué se diferencia del Bérenger de Le roi
se meurt que, como otro Ricardo III -en la tragedia de Shakespeare que lleva su
nombre-, cambiaría gustoso su reinado por la vida de su sirvienta o como Irma -la
Reina- que daría el suyo a cambio de uno solo de los momentos vividos?.13'
Si, de manera parecida, sometemos a los personajes de Beckett a una aproxi
mación parecida entre ellos, observamos que su parecido es todavía mucho más
marcado que el de los ionesquianos. La progresión de una a otra obra de Beckett
marca un ritmo constante. Su producción «va vers une pointe», como se ha escri-3
(3) Cfr. Shakespeare, Ricardo III, Act. V, Esc. 4; E. Ionesco, Le roi se meurt, en Th. IV. Gallimard,
1969, p. 50 y J. Genet, Le Balcón, en O. C., IV, Gallimard, 1968, p. 89.
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
to.141 La relación de continuidad entre Hamm -al que se le van agotando día a día
las provisiones- y el Personaje de Acte sans paroles I (obra representada por vez
primera en la sesión de estreno de Fin de partie y a continuación de ésta) que es so
metido a la más absoluta renuncia, a través de lo que podríamos denominar una
lección de yoga, es evidente. Pero, ¿qué otra es la renuncia de Winnie, hundida has
ta el cuello en su hormiguero, mientras entona su cántico, en Oh les beaux jours, y
qué otra la resignación de los Rooney, con su risa final apagada por la tormenta y
qué otro el firme propósito de Vladimir y Estragón de esperar a diario la llegada de
un Godot sabiendo, en el fondo de-sí mismos, que esa llegada no va a producirse?.
Por otra parte, la relación de parentesco que observamos entre los distintos
personajes de las diferentes obras no existe, para nosotros, solamente dentro de
cada autor. Creemos que, de alguna manera, podría hacerse extensivo a todos los
personajes del teatro nuevo entre sí. En efecto, la pareja Rooney -los viejos
beckettianos, de Tous ceux qui tombent- rodeada de agua, al final de la obra, por
los cuatro costados y que había visto truncada la esperanza de perpetuar su exis
tencia con la muerte del niño bajo las ruedas del tren, que no encontraba el mensa
je válido en la boca del predicador del domingo, ¿en qué se diferencia de la pareja
de viejos ionesquianos, únicos moradores de la isla, cuyo hijo murió de niño y que
han experimentado el fracaso del mensaje indescifrable del Orador, en Les Chai-
ses?. Asimismo, L’Employé de Adamov, cuando se percata de que Lili no acude a la
cita'51y se convence a sí mismo de que la cita era para el día siguiente, ¿en qué se di
ferencia de Vladimir y Estragón, cuando deciden esperar a Godot un día más?. La
actitud de ese mismo Employé, cuando, al final de su vida de lucha, no sólo no ha
conseguido su ideal -su encuentro definitivo con Lili- sino que encima ha perdido
su empleo, ha envejecido, enfermado, lo han encarcelado sin motivo y, a pesar de
todo, se considera un hombre de suerte, como atestiguan sus palabras
¿en qué se distingue de la actitud de Winnie cuando, enterrada hasta el cuello, en
tona su «Heure exquise», con una expresión de felicidad casi beatífica?.
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
Por otra parte, observamos que lo que no constituye más que un solo papel,
dentro de una misma obra, está desempeñado por varios personajes que, en el fon
do, no son más que la manifestación de otras tantas facetas del mismo o de las di
versas etapas por las que pasa un solo e idéntico personaje. Este es el caso de Le
Pére, Le Commandant, Le Prédicateur, Le Directeur de l’école y el mismo Berne,
en Le Sens de la Marche; asimismo, L’Evéque, Le Juge y Le Général -acompañado
cada uno de su ramera habitual y de su fotógrafo particular- no son más que tres
versiones de un mismo personaje como, sin salimos de la misma obra, el revolucio
nario Roger es el espejo o la otra cara de Le Chef de la Pólice -quien sabía mejor
que nadie que «les jeux du bordel sont d’abord jeux de glaces»,8)- así como Irma y
La Reine son las dos caras de la misma mujer -identificada ya por el propio autor-.
De la misma manera, en Beckett, el tándem Lucky-Pozzo, que se cruza en su cami
no con el tándem Vladimir-Estragon, seguramente no es más que la imagen de este
último, recorriendo ambas parejas, más que caminos distintos, dos caminos parale
los, como ocurre con la pareja Nagg-Nell frente a la pareja Hamm-Clov; este desdo
blamiento lo encontramos en Ionesco desde el primer momento, con la pareja M. y
Mme. Smith frente a la pareja M. y Mme. Martin, en La Cantatrice Chauue y en el
desdoble producido entre Roberte I y Roberte II, entre otros, de Jacques ou la sou-
mission.
Para conseguir este desdoblamiento no sólo se recurre a personajes distintos
sino que, a veces, es un mismo personaje quien, en la escena y ante los ojos del es
pectador, sufre una verdadera metamorfosis, como sucede en Le Tableau, donde
Alice, vieja y fea al principio, es transformada en belleza y el tímido Pintor en Prín
cipe. Esto mismo ocurre en Scéne á quatre, pero con un procedimiento inverso. En
Victimes du devoir asistimos a una serie de transformaciones alternativas de varios
personajes: Madeleine, después de experimentar varias mutaciones19’, se convierte
en la madre de su marido y en una mendiga, El Policía, después de haber usurpado
a Choubert el papel de marido de Madeleine, se convierte en su propio padre, para
ser de nuevo El Policía y convertirse, a su vez, en espectador de teatro al lado de
Madeleine, mientras Choubert se convierte en niño y Nicolás, que al principio apa
renta ser un doble del propio Ionesco, con sus teorías sobre el teatro y el principio
de identidad de la personalidad,,10) acaba por reemplazar al propio Policía, después8910
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
nuestros ojos las típicas parejas constituidas las más de las veces por un hombre y
una mujer, como Lili y El Periodista, en La Parodie, Agnés y Pierre, sustituido éste
posteriormente por Le Premier Venu, en L'Invasión , Erna y Le Mutilé, en La gran
de et la petite manoeuvre, Marie y Jean, con las ambivalencias Noémi y Jean, Marie
y Zenno, en Tous contre tous, Henri y Lucile, en Le Sens de la Marche, Edgar y
Louise, en Les Retrouvailles, etc., entre las parejas de Adamov; entre las ionesquia-
nas, encontramos a M. y Mme, Smith, M. y Mme. Martin, Mary y Le Capitaine des
pompiers, en La Cantatrice Chauve, a Le Vieux y La Vieille, en Les Chaises, a
Amédée y Madeleine, desdoblados en Amédée II y Madeleine II, en Amédée ou com-
ment s ’en débarrasser, a Lui y Elle, en Delire á deux, a Bérenger y Josephine, en
Le Piéton de l’Air, A Bérenger I y a la Reina Marguerite, en Le roi se meurt, a Jean
y Marie-Madeleine, en La soifet la faim, a Alice y Le Gros Monsieur, en Le Tableau,
al Profesor y a la Alumna, en La Legón a Jacques y Roberte I, desdoblada ésta en
Roberte II, en Jacques ou la soumission y en LAvenir est dans les oéufs; como pa
rejas de Beckett, podemos destacar a Winnie y Willie, en Oh les beaux jours, a
Nagg y Nell, en Fin de partie, a M. y Mme. Rooney en Tous ceux qui tombent; en
las obras de Genet, a pesar del concepto genetiano del sexo, hallamos como parejas
a Irma y al Jefe de la Policía, en Le Balcón, a Said y a Lei'la, entre otras, en Les Pa-
ravents.
Si en Adamov se registra un predominio de los papeles masculinos es única
mente porque el hombre parece encarnar más fácilmente el papel del opresor en lo
político, en lo militar, en lo administrativo o, incluso, en lo religioso. Cuando la
opresión es encarnada por la mujer suele ser bajo los ropajes de la madre, como en
L ’Inuasion o en Tous contre tous, o por medio de la personificación de la mujer-
sexo, como en La grande et la petite manoeuvre y, a veces, tratando de unir la dos
personificaciones en un solo personaje, aunque sea por medio del recurso del des
doble, como en Les Retrouvailles.
. Ahora bien, la pareja no está necesariamente, o de manera exclusiva, com
puesta por el binomio hombre-mujer en ninguno de los autores del teatro nuevo.
Así, en La Parodie, la verdadera pareja de la obra, más que por Lili y El Periodista
está formada por L’Employé y N., así como en La grande et la petit manoeuvre,
más que por Le Militant frente a La Soeur, está constituida por Le Militant y Le
Mutilé, como el mismo Adamov dice expresamente: la distinta actitud de cada uno
de estos dos miembros de la pareja, que, a pesar de ser distinta, conduce necesaria
mente al mismo fatal desenlace, es precisamente lo que constituye la base de la te
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sis de Adamov sobre «l’identité des destins», puesto que «toutes les destinées s’équi-
valent», como dice él mismo.(14)15
En Rhinocéros, la pareja estará formada por Bérenger, de una parte, y cada
uno de los demás personajes de la obra, que claudican ante el contagio de la rinoce-
ritis, por otra.
En En attendant Godot, son Vladimir y Estragón los que forman la pareja
-con el desdoble horizontal Lucky-Pozzo o el vertical Estragon-Enfant, así como
en Fin de partie son Hamm y Clov; en La derniére bande, sin embargo, la pareja
del viejo Krapp no es Bianca, la joven de la historia con la que cohabitó durante al
gún tiempo, ni la efímera Effie ni la vieja prostituta Fanny ni la mujer sin nombre,
amada por él en otro tiempo, sino el propio Krapp hablando en la cinta, con cuaren
ta años menos.
En Genet, es más bien el «unisex» lo que predomina: aquí, el «couple» está
constituido por las dos Criadas enfrentadas entre sí, de una parte, y las dos, de co
mún acuerdo, enfrentadas a la Señora, de otra (no olvidemos que, cuando las Cria
das hacen la representación, una de ellas, alternativamente, desempeña el papel de
Señora) en Les Bonnes, o está constituido por los Reclusos menos viriles -Maurice
y Lefranc-, enfrentados todo el tiempo entre sí, ante la mirada del Recluso más
fuerte -Yeux-Verts-, al que, como otras criadas, tratan de emular y el cual aparece,
a su vez, como rival de otro Recluso -Boule de Neige- cuyo poderío es indiscutible
en la cárcel en Haute surveillance. En Le Balcón, por encima de la pareja Irma-Le
Chef de la Pólice, parece evidente la oposición -o el desdoble-, por medio de la téc
nica genetiana de los espejos, Irma-La Reine, por una parte, y Le Chef de la Police-
Roger, por otra.
Hacer un estudio exhaustivo de todas las parejas existentes en las obras del
teatro nuevo, creemos que sería tan prolijo como innecesario, para llegar a unas
conclusiones válidas. En efecto, si para comprobarlo examinamos, a título de mues
tra, una obra de cada uno de los autores aquí estudiados y si tenemos en cuenta la
sugerencia de Jacquart de que la primera obra es siempre la más significativa para
su autor -«la premiére piéce d’un auteur offre sur les suivantes l’avantage de sou-
ligner les intentions et ses tátonnements»,15)- debemos escoger La Parodie, de Ada-
(14) Cfr. A. Adamov, «Note Préliminaire», en Th. II. Gallimard, 1970, pp. 8-15 y en Ici et Maintenant
Gallimard, 1946, pp. 16-27.
(15) E. Jacquart, Le théátre de dérision. Gallimard (Idees), 1974, p. 151.
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
Pero esto no es más que el comienzo, puesto que, en una segunda dimensión,
observamos otra serie de parejas. El Director del periódico, que tan pronto es el Di
rector de «L’Avenir» como el Gerente de la Sala de Fiestas como el Jefe de Recep
ción del Hotel -lo que ya constituye un desdoble del personaje por partida doble,
puesto de manifiesto por el propio autor-, no es más que el desdoble de su repre
sentante, El Periodista. Lo que se oculta bajo ambos papeles es la figura de «L’Opo-
sant» de que habla G. Bachelard. Efectivamente, tanto N. como L’Employé no pue
den realizar su propósito de ganarse a Lili, por que Director y Periodista se lo
impiden: cuando Lili, no está presente, es El Director autoritario, en sus distintos
papeles, quien impide o dificulta el encuentro con Lili, al echar a L’Employé de la
Sala de Fiestas o al negarle la habitación que intenta reservar para ambos en el
hotel; más tarde, el mismo Director del periódico se convertirá en Director de la
Agencia de Aislamiento Térmico, que dejará «sin empleo» a L’Employé, lo que cons
tituye un impedimento para que éste se enamore de Lili, como él mismo reconoce
ante El Periodista; cuando Lili está presente, es Le Journaliste quien se lleva a Lili
con él. De la misma manera que Le Directeur ha experimentado varios desdobles,
una vez que L’Employé aparezca en la celda de la cárcel, Le Journaliste se presenta
ante él «vétu d’une robe d’avocat».'171 Naturalmente que de abogado, en lo que res
pecta a la defensa de L’Employé, Le Journalista no tiene más que la toga ya que,
por debajo de ella, sigue desempeñando el mismo papel de «L’Oposant».
Por otra parte, la pareja fundamental de la obra está constituida por N. y167
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L’Employé. Uno y otro no son más que las dos caras de un mismo personaje o, si se
quiere, las dos posibilidades de que éste dispone para realizar su «choix», pero un
«choix» más aparente que real, ya que no hay más que un camino y un mismo fatal
desenlace; según el propio autor:
L’Employé ----------------- ► N.
Con estas dos parejas, teniendo en cuenta las implicaciones descritas entre
ellas, se origina la oposición siguiente:
Le Directeur de «L’Avenir» =
= Le Chef de réception =
= Le Gérant = L’Employé = N.
= Le Directeur de l’Agence
d’ísolation Thermique
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
La norma del esquema binario es mantenida aquí por Adamov hasta el final,
por cuanto hasta los comparsas salen formando parejas. Así, en el Prólogo aparecen
«un couple et un commissionnaire» seguidos de «un autre couple et un autre com-
missionnaire absolument semblabes aux .précédents». Incluso cuando desde basti
dores suene una «Premiére Voix», se escuchará la réplica de una «Seconde Voix»,
mientras que sobre los muros de la sala de espectáculos que representa la escena,
se han colocado, frente a frente, los dos símbolos que obsesionan a los personajes
de la obra, haciendo juego con el esquema binario de ésta:
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JUAN BARGALLÓ
mir y Estragón, está cifrada entre la situación real de ambos y la espera del cambio
de esta situación que se produciría con la llegada de Godot. Vladimir y Estragón
experimentaban, respecto de Godot, la misma dependencia que Clov sentía de
Hamm. Como otro Hamm, Godot guardaba también la llave de la que dependía la
existencia de los dos vagabundos. El representante y el portavoz de Godot -y, por
consiguiente, su manifestación y su desdoble- era el Niño que parecía al final de
cada jornada. La decoración de la escena, como ocurría con la obra anterior de Ada-
mov, respeta también la norma del esquema binario. Frente al árbol sin hojas del
Primer Acto aparece el árbol cubierto de hojas del Acto Segundo. Al pie del árbol,
antes de que entren los personajes en escena, sigue patente el símbolo de la pareja:
El sombrero de Lucky pasará a ocupar el lugar del sombrero de Vladimir'211 una vez
que éste lo ha divisado. El esquema binario queda ahora representado de la siguien
te manera:
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
Beckett utiliza aquí el procedimiento usado por Ionesco en La Soifet la Faim: co
locar al personaje ante una misma situación, que se presenta a través de diferentes
manifestaciones y que se podría repetir «ad libitum». Este es también el procedi
miento que utiliza Adamov en Le Sens de la Marche, con la siguiente diferencia:
mientras que en la obra de Beckett, un mismo personaje es colocado ante una idén
tica situación, cambiando sólo el contexto en La Parodie son dos personajes distin
tos los que toman dos actitudes diferentes ante una misma situación y en un mis
mo contexto; de todos modos, tanto en un caso como en otro el resultado sigue
siendo el mismo.
En La Cantatrice Chauve, encontramos, desde el mismo comienzo de la obra,
a la pareja
enzarzados en un diálogo inconexo -del que forman parte los mismos chasquidos
linguopalatales de M. Smith -fiel reflejo de la falta de entendimiento entre los dos,
en cuya vida no eran raras las «querelles familiales», según reconoce Mm. Smith(23)-
A éstos se une pronto la pareja de invitados
cada uno de los cuales resulta un verdadero desconocido para el otro, al principio
de la Escena Cuarta, en la que se sientan en sendos sillones, frente a frente, hasta
descubir por una larga serie de coincidencias que son marido y mujer y acabando
abrazados en un mismo sillón. A partir de la nueva entrada en escena de la pareja
Smith, cada pareja permanece sentada enfrente de la otra. A la oposición inicial
entre marido y mujer, dentro de cada pareja, se suma la oposición de una pareja a la
otra, desde que los cuatro personajes están juntos en escena. En ese momento, el
esquema binario queda representado, de acuerdo con la escena, de la siguiente ma
nera:
Para los personajes de la obra, la identidad entre los miembros de cada pareja
debía resultar evidente, como para Mme. Smith era evidente la identidad entre ma
rido y mujer en la pareja Bobby Watson:
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JUAN BARGALLÓ
Sin embargo, el juego entre las parejas no ha hecho más que empezar, porque
en la misma escena, en la discusión que se origina a propósito de las repetidas lla
madas a la puerta, son las dos mujeres las que se unen para enfrentarse a los dos
maridos que, a su vez, se han puesto también de acuerdo entre sí, frente a sus dos
mujeres:
Por otra parte, Mary, la asistenta, que hasta ahora había permanecido al mar
gen de las dos parejas, pero también tan inoportuna para ambas como Le Pom
pier,11261 hace que el esquema binario funciones, en lo que a ella respecta, de la si
guiente manera:
Por consiguiente, el resultado no podrá ser otro, dentro del esquema binario,
que el que se produce en la Escena siguiente, cuando Mary resulta ser, con la sor
presa de las otras dos parejas, la amiga íntima de Le Pompier:127’
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
no es más que un juego, teatro dentro del teatro. La verdadera oposición es la otra;
la que se indica en el esquema
Madame •*---------------------------------------Solange
«une autre petite robe noire, des bas de fíl noirs, une paire de sou-
liers noirs á talons plats»,
(28) Cfr. M. Esslin, El teatro del absurdo. Seix Barral, 1966, pp. 161. y 168 y J. Genet, Journal du vo-
leur. Gallimard, 1949, p. 47.
(29) Cfr. J. Genet, Les Bonnes, en O. C., IV. Gallimard, 1969, p. 145.
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JUAN BARGALLÓ
Claire, al beber la taza de veneno, dará muerte, a la vez, a la criada odiada que
lleva dentro de sí y a la no menos odiada - a la vez que adorada- Madame a la que
representa. Claire encarna, simultáneamente, a los dos personajes enfrentados, de
acuerdo con el esquema siguiente:
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
m L C J U U I I I d 1l o
l j iMiipioye ^ N
— L6 Q c i\. — L e L /llc C . 1. / ^
Le Journaliste = Avocat
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JUAN BARGALLÓ
(29a) El despertador supone el paso de la acción a la realidad, mientras que la llamada telefónica lle
va consigo el traslado de la realidad a una nueva ficción que supera a la realidad misma.
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
del teatro nuevo, puesto que refleja no tanto a dos personalidades distintas, sino la
alternancia resultante de su condición existencial: vivir o contarlo, como han
expresado los personajes de Beckett y de S artre<29bl - Esta es la clave, a nuestro en
tender, de todo el teatro nuevo. En escena, lo que se representa realmente es la dia
léctica entablada entre dos posibles puntos de vista de un mismo personaje ante
una situación determinada y esta dialéctica se traduce unas veces -las m ás- por la
puesta en escena de dos personajes, recurso posiblemente más teatral, y otras -las
menos-por colocar sobre las tablas a un solo personaje, aunque en este caso el per
sonaje se desdoble en dos. La banalidad de las conversaciones y de las cosas cotidia
nas en que están entretenidos los personajes ionesquianos, que cuanto más se
empeñan en parecer copiados de la vida real tanto más nos parecen alejados de ella
y éstereotipados hasta quedar deshumanizados, constituye un pretexto para poner
de manifiesto esta condición.
A fuerza de querer parecerse a los demás, esos personajes han perdido su alma
propia y han dejado de parecerse a sí mismos. Así lo comentaba el mismo Ionesco
en su conversación con C. Bonnefoy:
«C’est parce qu’ils ont voulu étre comme les autres qu’ils sont
déshumanisés, ou plutót dépersonnalisés (...) Ces gens ont renoncé á
leur humanité (...) á leur vie propre, á leur personnalité».130’
Ahí está posiblemente lo más característico del personaje del teatro nuevo, respec
to del personaje del teatro anterior y fundamentalmente comparado con el de la
tragedia clásica, raciniana o isabelina; es decir, que mientras este último pertenecía
(29b) Cfr. J-P. Sartre, La Nausee. Gallimard, 1938, p. 60 y S. Beckett, Malone meurt. U. G. E. (10/18),
1970, pp. 32-34.
(30) Cfr. C. Bonnefoy, Entretiens avec Eugéne Ionesco. Belfond, 1966, p. 137.
(30a) Cfr. M. Heidegger, El Ser y el Tiempo, Méjico, F.C.E., 1971, pp. 186-188.
(31) E. ionesco, Victimes du devoir, en Th. I. Gallimard, 1969, p. 226.
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UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
Que esta situación refleja una trascendencia existencial, parece manifiesto por la
misma temática de las obras. Los propios autores lo han declarado también, a veces,
sin recato, como Ionesco:
«Mon personnage doit aller au-delá de sa condition temporelle, et
á travers cette condition il doit rejoindre l’humanité... C’est surtout
l’identité profonde qui m’intéresse.»1341
Asimismo, la situación dramática, de acuerdo con la concepción beckettiana,
corresponde bastante fielmente, como dice Marie-Claude Pasquier, al término in
glés «predicament»:
«littéralement, «predicament» veut dire situation, mais, par un pes-
simisme de la langue anglaise, situation inévitablement fácheuse, pré-
caire, désastreuse quoi qu’on fasse, comme dans le «auribus teneo lu-
pum» de Térence: losqu’on s’est mis dans le cas de teñir un loup par les
oreilles, qui saurait dire s’il vaut mieux le teñir ou le lácher? Le person
nage beckettien est de la méme fagon engagé, et bien mal engagé».1351
(33) L. Lourson, «Le Marionnetiste Ionesco et ses joyeusement cruelles démonstrations par I absur
de», en La Tribune de Genéve, de 26 avril 1956, cita de Jacquart en Op. cit., p. 118.
(34) Cfr. E. Ionesco, Interviú en L'Express, de 28 janvier 1960.
(35) Marie-Claire Pasquier, en Cahiers Renaud-Barrault. N°. 44: spécial «Samuel Beckett», 1963.
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Esta despersonalización -que sitúa a los personajes del teatro nuevo, como a
otros hijos de Saíd en un estado larvario'361- hace que los personajes se conviertan
en fantoches, en títeres o marionetas cuya condición queda reflejada en el mismo
nombre o más bien, en la carencia de nombre con que el autor los ha designado;
esto es especialmente frecuente en Beckett: así, en Acte sans paroles I, el nombre
con que se designa al único personaje es precisamente el nombre común «Person-
nage»; «Le Personnage» es también el nombre que Ionesco da al protagonista de Ce
formidable bordel; en La Vase el personaje no tiene ni siquiera nombre; no es más
que una Voz en «off»; en Jeux de massacre desfilan por la escena una serie tras otra
de expósitos, personajes sin nombre, siendo en cambio muy escaso el número de
personajes que tienen nombre propio: en la Primera Escena intervienen ocho «Mé-
nagére», ocho «Homme», ocho «Femme»; en la Segunda actúa tan sólo «Le Fonc-
tionnaire»; en la Tercera aparecen «Le Maítre de maison», dos «Domestiques», dos
«Servantes», un «Policier»; en las otras Escenas, encontramos «Le Docteur», L’Infir-
miére», dos «Bourgeois», «Le Geólier», dos «Prisonnier», «Un Passant», «Le Compag-
non», «La Mere», «La Servante», «La Jeune Filie», «Le Jeune Homme», «Le Vieux», «La
Vieille», «L’Officier», tres «Agent», tres «Personnage», dos «Orateur», seis «Docteur»,
etc., para intervenir en la última escena, dando remate a la obra, «L’Homme».
Pero es Beckett quien más ha acentuado la expresión de esta falta de persona
lidad por medio del nombre y especialmente en sus obras cortas: en Comedie sus
tres personajes son designados por F 1 (=Premiére Femme), F 2 (=Deuxiéme Fem
me) y H (=Homme). Aquí la despersonalización es llevada al máximo por el ambien
te en que se ven materialmente sumergidos los tres personajes de principio a fin.
Estas son las indicaciones del autor, en el comienzo de la obra:
30
UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
En Pas es M. (=May) quien dialoga con V. (=Voix de Femme), voz que procede del
fondo de la escena, envuelta en la oscuridad. El personaje permanece como diluido
en el ambiente:
«Eclairage: faible, froid. Seuls sont éclairés Taire et le personnage,
le sol plus que le corps, le corps plus que le visage»1381.
(37) S. Beckett, Pas moi, en Oh les beaux jours, suiv. de - . Minuit, 1975, p. 81.
(38) S. Beckett, Pas, Minuit, 1978, pp. 7-8.
31
JUAN BARGALLÓ
cepto precisamente Lili, que si no pasa claramente como mujer pública, sí puede
ser considerada como mujer «común».'391 En La grande et la petite manoeuvre, los
personajes son «Le Mutilé», dos «Policiers», «Le Militant», «La Soeur», dos «Man-
chot», «La Surveillante», «Le Blessé», dos «Partisant», y, a su lado, tan sólo tres per
sonajes con nombre propio. En Tous contre tous, son cinco los personajes con
nombre propio y, en cambio, once los designados por un nombre común. En L ’In-
vasion, son cuatro los que tienen nombre común y otros tantos los que tienen
nombre propio. En Le Sens de la Marche hay seis que llevan nombre propio y, fren
te a ellos, «Le Pére», «Le Commandant», «Le Prédicateur», «Le Directeur d’école»,
«L’Adjoint», «Le Premier Aspirant», «Le Premier Adépte», «Le Prem ier Eléve», «Le
Deuxiéme Aspirant», «Le Deuxiéme Adépte»,«Le Deuxiéme Eléve», «Le Troisiéme
Aspirant», «Le Troisiéme Adépte», «Le Troisiéme Eléve». En Le Printemps 71, Ada-
mov alterna los diversos Cuadros de la obra con escenas de guiñol, en las que inter
vienen, con papeles de títeres, Bismarck, «Monsieur Thiers», «L’Assamblée», «La
Banque de France», «Le Conciliateur», «La Commune». Parece como si Adamov pre
tendiera ridiculizar incluso a personajes o instituciones que han pasado a la histo
ria precisamente por su carácter indiscutible.
Genet (aunque en Le Balcón encontramos a «L’Evéque», «Le Juge», «Le Bou-
rreau», «Le Général», «Le Chef de la Pólice», «Le Vieux», «L’Homme», «L’un des Ré-
voltés», «L’Envoyé», «Le Premier Photographe», «Le Deuxiéme Photographe», «Le
Troisiéme Photographe», «Le Mendiant», «L’Esclave», «La Reine», «La Femme», «La
Voleuse», «La Filie» y, frente a ellos, sólo Irma, Carmen y Chantal -precisamente
tres mujeres del prostíbulo-, además del revolucionario Roger y Arthur) utiliza
otra técnica para indicar esa despersonalización: es la técnica de los espejos, técni
ca por la que el personaje sufre una verdadera desintegración ontológica y se con
vierte en una sombra de sí mismo, sin saber casi nunca con certeza, cuándo es el
personaje y cuándo su sombra. Esto es lo que se propone con sus disfraces, sus imi
taciones, sus máscaras o con las interferencias existentes entre unos personajes y
sus oponentes.
Esta es la técnica que utiliza Adamov, cuando contemplaba el mundo «á vol
d’oiseau»: esto le permitía, como dice él,39
32
UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
Esa técnica del disfraz, del teatro dentro del teatro, «le role de convention» que
el mismo autor reclama para sus personajes es tan elemental en Genet, que cuando
el disfraz de la escena no fuese suficiente para la conciencia del público, ese disfraz
debería invadir el patio de butacas, repartiendo las máscaras entre el público o su
primirlo por maniquíes, como Genetnndica para la representación de Les Négresm :
Al mismo tiempo, estos personajes, disimétricos y antitéticos, son a la vez
complementarios. En efecto, en Acte sans paroles II, Beckett nos presenta a dos
personajes de estas características:
«Des deux personnages le premier A est lent et maladroit (gags
lorsqu’il s’habille et se deshabille), le second B précis et vif»,42):
B permanece en el estado de vigilia, A está más próximo al estado del sueño; B vive
la vida ordinaria: consulta su reloj, su brújula, su mapa; A piensa, es el retrato de
Hamm, con su rostro cubierto por el pañuelo, mientras guarda la llave de la vida; B
es el ejecutivo Clov; A y Hamm son la mente (la cara despejada de Vladimir bajo su
sombrero) B y Clov son las manos y las piernas de los anteriores (la imagen de Es
tragón, ocupado todo el tiempo en ponerse y quitarse las botas), de la misma mane
ra que «Le Mutilé» de Adamov es también «N.», cuyo cadáver fue recogido por los
basureros en la via pública y «L’Employé» es una copia de «Le Militant».
En Genet, Irma y la Reine se complementan mutuamente como se comple
mentan el revolucionario Roger y Le Chef de la Pólice. Cada uno encuentra su ra
zón de ser en el otro. De acuerdo con la dialéctica hegeliana no es posible que exis
ta el Amo sin el Esclavo, el padre sin el hijo, el marido sin la mujer, ni viceversa.
Roger sabe que su existencia acabará desde el momento en que El Esclavo deje de
cantar sus hazañas y El Esclavo sabe que él sin Roger no es nada.1431 En Les Boti
nes, es Claire, en su papel de Madame, quien le dice a Solange, en su papel de la
criada Claire:
________ «C’est gráce á moi que tu es»(44):
(40) Cfr. A. Adamov, «Note Préliminaire», en Op. cit, p. 8.
(41) Cfr. J. Genet, Les Négres. L'Arbaléte, 1963, pp. 11 y 13.
(42) S. Beckett, Arte sans paroles II, en Comedles etactes divers. Minuit, 1969, p. 95.
(43) Cfr. J. Genet, Le Balcón, en Op. cit, p. 129.
(44) J. Genet, Les Bonnes, en Op. cit, p. 144.
33
JUAN BARGALLÓ
Esas dos actitudes fundamentales ante la existencia corresponden, a las dos opcio
nes del dilema trágico ante las que se encuentran los personajes del teatro nuevo:
vivir o contarlo. El «choix» de Vladimir (=Didi) ha sido «vivir», en el sentido existen-
cialista sartriano, el «choix» de Estragón (=Gogo) ha sido «contarlo). Por esto, Vladi
mir detesta las historias, el «bavardage» heideggeriano; Estragón, en cambio, siente
necesidad de contarlas:
34
UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
Esta humanidad dividida y que intenta en vano unificarse está también latente en
M. y Mme. Martin, en Les Chaises, unidos en matrimonio pero viviendo como des
conocidos, como lo está asimismo en la pareja de Délire á deux y de La Colére, con
un enfrentamiento de resonancias cósmicas y apocalípticas, así como entre Chou-
bert y Madeleine, en Victimes du devoir, separados por Le Policier, o como entre
Marie-Madeleine y Jean, retenidos por los Frailes, en La soif et la faim, o como en
tre los dos Viejos, separados por el vacío, en Les Chaises, o como le ocurre al rey
Bérenger, separado de la reina María por la reina Marguerite, verdadera imagen de
la muerte (o del Coro griego que la anuncia), en Le roi se meurfA9). El Viejo de Jeux
de massacre había vivido toda su vida angustiado, corriendo detrás de lo que no te
nía. Cuando se dio cuenta de lo feliz que hubiera podido vivir con La Vieja, ésta se
estaba muriendo a su lado; éste fue su último comentario:
«LE VIEUX: II est trop tard (...) La joie était la. Je n’ai pas su.
Viens, ma filie, viens, je t ’emméne. Et tu me portes dans ta nuit».,50,
35
JUAN BARGALLÓ
Nuestro filósofo Ortega y Gasset fue uno de los primeros en descubrir esta
tendencia a la deshumanización en el arte moderno, tendencia a la deformación
que se consigue precisamente por el procedimiento de «romper su aspecto huma-
no»<52). Lo que Ortega y Gasset quizá no pudiera prever fue que el hombre moderno
fuese a seguir los mismos pasos del arte y acabase por romper también su propio
aspecto. Seguramente por este motivo, los presos de San Quintín fueron de los pri
meros en quedarse extáticos, al presenciar la representación de En attendant Go-
dot, en cuyos personajes veían reflejada su imagen viva, según nos refiere M. Ess-
lin,52(53)54como nosotros nos quedamos absortos ante el Guernica de Picasso, invadi
dos por el mismo sentimiento de trágico rompimiento y de aparente deshumaniza-
ción.Esta deshumanización que encontramos en el teatro nuevo y que, paradógica-
mente, lejos de oponerse al hombre, se aproxima más todavía a él es el primer pos
tulado de la nueva estética teatral, que separa el teatro anterior a los años cincuen
ta del teatro posterior a esa fecha.
De esa complementariedad y de esa mutua dependencia existente entre los
dos miembros de la pareja, en ese teatro en el que la intuición juega un papel mu
cho más importante que el intelecto, uno más uno, para nosotros, no son dos (o
«casi dos», como dice Jacquart), sino que siguen siendo uno. Efectivamente, esos
personajes son unas meras existencias cuyo único soporte, como decía Ionesco, es
su situación; son unas existencias ficticias, sin esencia, sin personalidad, existen
cias cuya esencia no sobrepasa el nivel cero:
(52) Cfr. J. Ortega y Gasset, La deshumanización del Arte y otros Ensayos Estéticos. Madrid, Rev. de
Occidente, 1964, pp. 31-34, citado por E. Jacquart, en Loe. cit
(53) Cfr. M. Esslin, Op. cit., p. 11.
(54) Cfr. E. Ionesco, Notas y Contranotas. Losada, 1965. Trad. de E. Paz Leston, p. 152.
36
UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
«C’est le duel des deux parties de l’áme dont Tune se produit á vi-
sage découvert avec le personnage-pivot á la recherche de lui-méme,
l’autre restant masqué dans une trompeuse sécurité».157’
Los dos miembros de la pareja, uno de los cuales se dedica generalmente a «vi
vir» y el otro a «contarlo» no son más que las dos facetas del alma humana -del
espectador más que del actor- en su perpetuo enfrentamiento. Este es el principio
y el fin de la estética arquitectónica del teatro nuevo. Por esta razón, Genet insistía
en la nueva concepción del espacio teatral, de lo que él consideraba que debería ser
«le théátre monumental»; para él, la representación debería tener lugar en un
37
JUAN BARGALLÓ
cementerio, «un cimetiére vivant». Pero esa representación no sería más que el fres
co de la galería que se puso de moda en los cementerios durante el siglo XV. La
auténtica danza macabra, la verdadera danza de la muerte sería aquélla en la que
están participando los del patio de butacas. A esa verdad aludía un personaje gene-
tiano, cuando se dirigía al público, al final de la obra, diciendo:
«il faut rentrer chez vous, oú tout, n’en doutez pas, sera encore
plus faux qu’ici».(58)59601
Este enfrentamiento del hombre mortal con el hombre inmortal es la piedra de to
que de la arquitectura dramática del teatro nuevo.
Estos personajes, situados en los antípodas del super-héroe de Nietzsche y tan
alejados del héroe clásico, tienen, sin embargo, una importante faceta común con
éste: el carácter ejemplar, esencial para la Tragedia. La imposibilidad de revelarse
contra el Amo, de acuerdo con los postulados hegelianos, se traduce en una acepta
ción que tiene tanto de resignación como de insolencia. Pero, aceptación que no
está muy lejana de aquélla que Francisco J. Hernández califica como
En este sentido, el viejo Gréon de La Thébaide que, atormentado por sus crí
menes, no puede soportar, al final de su vida, el peso de su soledad, de alguna ma
nera es superado por Bérenger que, al perder a Daisy, hace un acto de suprema afir
mación de sí mismo:
Asimismo, cuando Winnie bendice el último de sus días felices que la mantiene
todavía apegada a la tierra, supera la frialdad de Bérénice, al despedirse de Tito y
Antíoco:
(58) J. Genet, Le Balcón, en Op. cit., p. 135.
(59) Francisco J. Hernández, Op. cit., p. 198.
(60) Racine, La Thébaide, Act. V, Scéne demiére.
(61) E. lonesco, Rhinocéros, en Th. III. Gallimard, 1968, escena última.
38
UNA GENERACIÓN DE HEROES DESPLAZADA POR UNA GENERACION DE SUBHEROES
39
JUAN BARGALLÓ
Sin embargo, como otro Hipólito levantando su dardo frente al monstruo marino
que habrá de devorarlo,1691 Bérenger es también el único que se atreve a enfrentarse
al monstruo Asesino, enano horripilante de un solo ojo y mirada de acero, para
claudicar finalmente, de rodillas ante él, viendo lo inútil de sus súplicas, como Te-
seo renuncia a implorar a los dioses:
Podemos decir que el sub-héroe del teatro nuevo tiene de común con el héroe
corneliano, que se enfrenta a su fatalidad con una indiferencia superior -que llega
en él al cinismo- y, al mismo tiempo, tiene de común con el héroe raciniano la
aceptación de sí mismo con su propia debilidad, sin rebelarse ni desesperarse.
No obstante, hay una gran diferencia entre los héroes clásicos y estos persona
jes: si Irma aparece con el atavío de reina, sus ropajes forman parte de un disfraz,
no es que se trate de la hija de un Menelao o de la esposa de un Pyrrho. Si Bérenger
se enfrenta al Asesino, es porque éste le sale al paso, no porque él se vea con fuer
zas para destruirlo, como hizo Teseo, el héroe griego, con el Minotauro. Por su par
te, Hamm sabe que tiene su partida perdida de antemano en su juego con el Tiem
po, pero no sufre la persecución de las Erinias que sufriera Orestes, porque no fue
Hamm quien introdujo a su padre y a su madre en el cubo de basura sino el mismo
que lo había dejado a él mismo en su silla de ruedas. La ironía refinada que se des
(68) E. lonesco, Tueur sans gages, en Th. II. Gallimard, 1969, p. 98.
(69) Racine, Phédre, Acte V, Scéne VI.
(70) Racine, Phédre, Acte V, Scéne derniére.
(71) E. lonesco, Tueur sans gages, en Op. ciL, p. 172.
40
UNA GENERACIÓN DE HÉROES DESPLAZADA POR UNA GENERACIÓN DE SUBHÉROES
cubre en las palabras de Winnie está tan lejos de la pasión sincera que Bérénice po
día sentir por Tito como del esfuerzo realizado por separarse de él. La soledad de
Bérenger ante la invasión de rinocerontes tampoco es del mismo género que la
experimentada por el tirano de Tebas en sus últimos días.
A diferencia de lo que Racine exigía para la tragedia, en el teatro nuevo ni es
posible «que l’action en soit grande» ni «que les acteurs en soient héroíques» ni
«que les passions y soient excitées»,'72734’puesto que la banalidad de lo cotidiano o el
ambiente de pesadilla de esas obras están reñidos con ese concepto de «grandeza» o
de «heroísmo». Pero, es también Racine quien manifiesta -e n el mismo «Préface» a
Bérénice que la tragedia no es necesariamente una obra complicada y cargada de
intriga:
cuando sus protagonistas, antes o después de una acción «heroica», realizan una se
rie de acciones idénticas a las que nosotros repetimos a diario y de la misma manera
que nosotros las ejecutamos, sin que por ello pierdan ante nosotros la admiración
que han despertado.
En el teatro nuevo, en cambio, asistimos a la destrucción del héroe clásico: o
es «la situación» la que cobra especial relieve a expensas del personaje, como ocurre
especialmente en Adamov y en Ionesco, o es el truncamiento entre el mundo exte
rior y el personaje -convertido en un «recluso» ya sea por una decisión personal,
41
JUAN BARGALLÓ
como en Beckett, ya sea por una voluntad ajena, como en Genet- lo que se ha pro
ducido. Por otra parte, la presencia de la pareja y la ruptura entre sus miembros es
la manifestación de las contradicciones y de la desintegración del «yo». El héroe clá
sico ha quedado, en el teatro nuevo, como degradado, pero si, como dice Ionesco,
42
ACCESORIOS DE LA REPRESENTACIÓN EN EL
TEATRO DE EUGÉNEIONESCO
Dolores BERMÚDEZ
Universidad de Cádiz
(1) GIRARD, OUELLET, RIGAULT: L'univers du théátre, París, Puf, 1978, p. 68.
(2) Sobre otras fundones del objeto escénico en general, cfr. PAVIS, P. Dictionnaire du théátre, Pa
rís, Edítions Sociales, 1980, pp. 275-277.
43
DOLORES BERMÚDEZ
propone desde una perspectiva sociológica y qug se basa en las nociones de mani
pulación y artificio. Si añadimos a ello la consideración de la perspectiva marxista,
tendremos la definición siguiente: «L’objet sera pour nous aussi bien le lieu d’une
telle praxis (producción) que celui d’une activité symbolique qui le promeut com-
me valeur et comme signe»13'. A continuación clasifican los objetos en: macroobje-
tos, objetos semimóviles, aprehensibles con la mano o bien con los dedos.
Si la noción es vaga en el dominio novelesco no lo es menos en el dramático,
en el que presenta un doble estatuto: «escritural», con lo que participa de la vague
dad de lo narrativo y «escénico» (interrelación actor-accesorio-elemento del decora
do antes mencionada). Ubersfeld define el objeto, desde el punto de vista textual,
como «ce qui est un syntagme nominal, non animé, et dont on pourrait á la rigueur
donner une figuration scénique3(4). La clasificación que desde un punto de vista tex
tual propone la citada autora, corresponde, grosso modo, a la triple función que Gi-
rard, Rigault y Ouellet asignan al objeto en la representación. Al integrarse en to
dos los engranajes de la obra, el objeto -tanto desde un punto de vista como de
o tro - puede verse atribuidas las funciones siguientes: a) utilitario, esto es puede
asumir una función puramente informativa; b) referencial: ¡cónico o «indicial», es
decir funciona como signo; c) simbólico: en su funcionamiento retórico puede ser
metonomía o metáfora de tal o cual realidad. Cuando la metáfora reposa sobre un
código cultural, el objeto se convierte en simbólico. Es conocido que casi todo el
simbolismo en el teatro funciona sobre los objetos.
En cualquier caso, la aparición de un objeto nunca es neutra en el teatro: su
forma, color, situación, relación con otros objetos... son susceptibles de una inter
pretación, de una clasificación que les hace convertirse en signos calificativos, fun
cionales o en signos de signos. Lo veremos detenidamente en el análisis del teatro
de Ionesco donde la importancia de los mismos ha sido reiteradamente reconocida
y cuyo particular tratamiento constituye una de las características más notorias de
este teatro: «C’est évidemment le théátre de Ionesco qui nous fournit l’exemple le
plus frappant et le plus brutal des rapports étroits qui peuvent unir les accessoires
(3) LE HUENEN, R./PERRON, P.: «Le systéme des objets dans «Eugénie Grandet», LITTERATURE,
n° 26, mayo 1977, p. 96.
(4) UBERSFELD, A.: Lire le théátre, París, Edítions Sociales, 1977, p. 195-196. Cfr. asimismo L'Objet
théátral, París, C.N.D.P. 1980.
44
ACCESORIOS DE LAREPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE EUGÉNE IONESCO
(5) LARTHOM AS, P.: Le langage dramatigue, París, Armand Colín, 1972, p. 118. Sobre la importan
cia de los objetos en el «teatro de vanguardia», MULLER, A.: «Techniques de l'avant-garde»
TH EA TR E POPULM RE, n° 18, mayo 1956, p. 26: «Si les décors doivent s'imposer d'eux-
mémes sans crier leur vérité, les objets, eux, sont vivants, dressés contre les hommes ou leurs
cómplices».
(6) BUTOR, M.: Répertoire II, Paris, Editions de Minuit, 1966, p. 54-55.
45
DOLORES BERMÜDEZ
qu’illusoire, c’est son parcours optique qui est réel: son humanité
commence au-delá de son usage»(7).
En este sentido, Tarrab que analiza la obra de Ionesco desde el punto de vista
sociológico de Goldmann considera que sus obras (fundamentalmente la Cantatri-
ce chauve y Les Chaises), constituyen «fort probablement á l’insu de l’auteur» un
exponente claro de este fenómeno social de la época (a la vez «literario», «histórico»
y «social») que se conoce bajo el nombre de reificación. Sin embargo, otros autores
que no establecen una conexión explícita con el particular funcionamiento de la
sociedad capitalista, atribuyen la presencia proliferante de los objetos (o, en el caso
de Beckett, su reaparición constante) a uno de los sucedáneos de esta misma socie
dad industrial moderna, la sociedad del consumo; «Prestidigitation inépuisable de
la technique, persistance dans l’étre qui est le privilége de ce qui n’est pas, et qui
enferme, étouffe ce qui pourrait étre»(9).
Desde la perspectiva de la historia de la literatura algunos estudiosos de la
obra de Ionesco han creído ver en los objetos de este teatro una continuación del
(7) BARTHES, R.: «Littérature objetive» en Essais critiques, Paris, Du Seuil, 1964, p. 31-32.
(8) TA RRA B, G.: Ionesco á coeur ouvert, Montréal, le Cercle du Livre de France, 1970, p. 67. Cfr. 10-
NESCO, E.: Notes et contre-notes, Paris, Gallimard, (NRF), 1962, p. 142.
(9) DOMENACFI, J.M.: Le retourdu tragique, Paris, Points, 1967, p. 266.
46
ACCESORIOS DE LA REPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE EUGÉNE IONESCO
«objeto surrealista». Simone Benmussa"01 afirma a este respecto que Ionesco «pour-
suit, en effet, en la dépassant la révolution annoncée par le surréalisme» cuando al
materializar las verdades en los objetos, realiza lo que Artaud denomina «imprévu
objectif», revolución que el propio Ionesco como «modesto artesano» pretende con
tinuar"1'.
En cualquier caso, la presencia de los objetos parece perfectamente coherente
con un teatro que pretende materializar y espacializar al máximo, reencontrar
-rechazando el teatro literario- lo que constituye su particularidad primera: el es
pacio. En este sentido se trataría -como los novelistas en su terreno afirman- de un
cambio de perspectiva, de un hacer hincapié -con más razón en el teatro- sobre los
aspectos que le son esenciales, que lo definen y lo determinan: «Comme une tragé-
die de Racine, la comédie (Amédée ou...) de Ionesco commence au moment oü la
crise est imminente; mais alors que dans le théátre classique le dialogue traduit le
pathétique de fagon abstraite, la dramaturgie moderne a recours á des moyens scé-
niques de concrétisation. La «machine» remplace l’analyse des états d’áme»"21. La
tendencia a la «concretización espacial», uno de los rasgos fundamentales de lo que
Jacquart llama «théátre de dérision», encuentra en el tratamiento de los objetos su
más plena justificación y constituye uno de los puntos centrales de la dramaturgia
deIonesco:
(10) Cfr. BENMUSSA, S.: «Les ensevelis dans le théátre de Ionesco», CAHIERS RENAUD-
BARRAULT, n° 22-23, mayo 1958, pp. 197-207, y SEIPEL, H.: «Réalisme et surréalisme», en
Les critiques de notre temps et Ionesco, Paris, Garnier, 1973, pp. 34-40.
(11) Cfr. IONESCO, E.: Notes et contre-notes, p. 86: «J'ai essayé (...) d'extérioriser l'angoisse (...) de
mes personnages dans les objets, de faire parler les décors, de visualiser l'action scénique, de
donner des images concrétes de la frayeur ou du regret, du remords, de l'aliénation, de jouer
avec les mots (...). J'ai done essayé d'amplifier le langage théátral».
(12) DONNARD, J.H.: Ionesco dramaturge, Paris, Lettres Modernes, 1966, p. 97-98. Sobre la impor
tanda de los objetos en la creación de su obra, véase «ENTRETIENS A V E C EUGÉNE IONESCO»
(Propos recueillis par Rosette LAM ONT) CA H IER S RENAUD-BARRAULT, n° 53, p. 28: «Je vois
parfois des objets, des éléments du décor que je souhaite mobile. Les objets deviennent alors
des espéces de mots, constituent un langage».
(13) IONESCO, E.: Notes et contre-notes, p. 15-16. Cfr. BRION, M.: «Sur Ionesco», MERCURE DE
FRANCE, n° 1150, junio 1959, p. 272.
47
DOLORES BERMÚDEZ
48
ACCESORIOS DE LA REPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE EUGÉNE IONESCO
En los objetos de los personajes y del decorado hemos distinguido dos tipos: a)
objetos-signo, esto es, aquellos que informan o denotan un medio, una situación,
una actividad del personaje y b) objetos-símbolo, aquellos que bien por su funcio
namiento a lo largo de la obra se cargan de una significación que va más allá de la
puramente denotativa o bien aquéllos que desprovistos de conexión con otros sig
nos sólo son susceptibles (para el espectador y para el personaje) de una interpreta
ción simbólica. Por lo que respecta al vestuario se consigna aquí como objeto de
los personajes. Dichos objetos serán agrupados aquí esquemáticamente para mayor
claridad de la exposición. Las flechas indican el paso de una categoría a otra. Cuan
do la simbolización viene dada por un cambio del objeto no hay línea de separación
entre «objeto-signo» y «objeto-símbolo».
49
DOLORES BERMÚDEZ
50
ACCESORIOS DE LA REPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE EUGÉNE IONESCO
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ACCESORIOS DE LA REPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE EUGÉNE 10NESC0
(14) Las páginas remiten a los tomos I (Les Chaises, Amédée ou comment s'endébarrasser), II (Le Mai
tre), IV (Le R oí se meurt, La Soif et la Faim) publicados por Gallimard (NRF) en 1954, 1958 y
1963. Ce formidable bordel! publicado junto con L'homme aux valises apareció también en Galli
mard (NRF) en 1975.
(15) Cfr. ISSACH AROFF, M.: «Le clos et l'ouvert», L'Espace et la Nouvelle, París, José Corti, 1976, pp.
85-95.
53
DOLORES BERMÚDEZ
cipio para un gran mensaje sólo acoge unos cuantos e incongruentes signos de
escritura y el estrado estaba reservado para un gran orador que se revela sordo y
mudo.
La centralita telefónica con su correspondiente silla, la mesa y el sillón de
Amédée van acumulando significaciones durante el desarrollo del primer acto: se
paración radical de los esposos, aislamiento de los mismos (entre sí y del exterior),
así como cansancio e impotencia. La ventana, refuerza el enclaustramiento de los
personajes; el hecho de que sea Amédée quien la entreabra para hacerse con las
provisiones, preconiza en cierta medida el futuro de este elemento: será el médio de
la liberación.
Objetos-signo de la presencia y progresión del cadáver son el reloj de péndulo
(cfr. pp. 246, 247, 248, 249, 252, 253, 254, 266, 268, 281, 291, 292, 293, 295, 297,
302) así como los champiñones que aparecen, enormes y numerosos, conforme
avanza la obra; la réplica final de Madeleine (p. 317: «Amédée, tu peux venir á la
maison, les champignons ont fleuri... les champignons ont fleuri») confirmaría esta
interpretación. La presencia de la «luna» (mitad objeto, mitad iluminación)
-independientemente de sus connotaciones simbólicas- refuerza el carácter festivo
de la ocasión.
Quedan finalmente los objetos-personaje (sillas, cadáver) que son los que, jun
to con otros que aparecen en sus primera obras, han contribuido a crear en el caso
de Ionesco, su reputación en el tratamiento de los objetos. Dejaremos para otro
momento las múltiples y variadas interpretaciones a que han dado lugar estos obje
tos y nos limitaremos a constatar que su designación como personajes proviene del
carácter animado que manifiestan: proliferan. Son «productores» tanto de «relacio
nes entre personajes» (toda la relación entre los Viejos pasa por las sillas cosa que
también sucede con el cadáver de Amédée...) como de «sentido» por la resemantiza-
ción operada a lo largo de toda la obra.
En definitiva pues: presencia de objetos-personaje, abundancia de objetos-
signo de los personajes y paso de signo a símbolo por lo que respecta al funciona
miento escénico de los objetos del decorado son las grandes líneas que definen los
objetos en estas primeras obras.
La presencia de objetos-signo de los personajes continúa eri Le Roi se meurt,
donde el vestuario/accesorios tanto de Marguerite como de Marie, del Médico, de
Juliette o del Guarda cumplen una pura función atributiva (los identifican como ta
les). Algo muy diferente sucede con el personaje principal ya que los objetos que,
54
ACCESORIOS DE LA REPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE EUCÉNE IONESCO
55
DOLORES BERMÚDEZ
a) armas de defensa: espada: Glamiss y Candor (p. 123) Macbett (pp. 126, 141,
147,155), Banco (pp. 128,150,151), Macol (pp. 199, 201), oficial (p. 167).
b) armas de traición: puñal:
-u n soldado mata al vendedor de refrescos (p. 126).
-Lady Duncan intenta apuñalar a un soldado (p. 134).
-prim era bruja tiende un puñal a Macbett (p. 163).
-Banco señala el cinturón con puñal de Macbett (p. 170).
-B anco/M acbett/lady Duncan sacan un puñal (p. 174).
-Banco saca un gran puñal, lady Duncan apuñala al oficial, Macbett saca un pu
ñal (p. 179).
-Asesinato a puñal de Duncan (p. 180).
-M acbett clava un puñal a Banco (p. 185).
-M acbett saca un puñal (p. 194).
Junto a ellas, la pistola sirve al soldado (p. 133) para suicidarse. Curiosamente
el poder no porta armas directamente sino que se trata simplemente de la institu-
cionalización de los medios de aniquilación: la guillotina que aparece en proyec
ción, viene metonímicamente representada por el hacha que blande Banco (p. 141)
en el momento de la ejecución. También, aunque fugazmente, aparecen las espo
sas.
Si el poder no lleva armas es porque el vestido lo es de alguna manera; le pro
teje y teóricamente le previene de los posibles ataques: «Duncan monte les marches
á reculons, esssayant de couvrir son corps de ses bras, car il se sent comme nu et
desarmé sans le manteau» (p. 180) (cfr. p. 181).
Por lo que concierne al aspecto vestimentario (vestido/accesorios) de los per
sonajes, éste reviste similitudes que nos permiten establecer ciertos paralelismos:
56
ACCESORIOS DE LA REPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE EUGÉNE IONESCO
57
DOLORES BERMÚDEZ
tablece en dos fases: en primer lugar, el lenguaje (oral) es puramente «invasor» (es
cenas I-VIII), el Personaje opone bien el silencio bien el gesto de beber/com er {va
sos, platos), participando así a su manera, en la conversación. En el segundo mo
mento (X-XII) la «invasión» se convierte en «agresión» (golpe, carabina, bandera)
también sugerida por la presencia de la policía que obliga al resto de los personajes
a identificarse (documentos). Frente a ello, el silencio del Personaje, sólo la bebida
(botella) asegura su presencia en escena.
Ya en el apartamento (XIII-XV) el Personaje intentará establecer una cierta co
municación con la realidad por las vías conocidas. La acción sólo describe un cierto
fracaso. Dicha comunicación con el exterior pretende establecerse sobre unas ba
ses recíprocas: utiliza los mismos objetos que los personajes (carabina y bandera).
Contrariamente a los personajes anteriores, la manipulación de la carabina produce
miedo (p. 176), y la «bandera» formada con una escoba y un trapo aparece agujerea
da y llena de sangre (p. 181). Resultado: rechazo de este tipo de relación, asegurada
no obstante, en un segundo aspecto, por el comer y beber (bandejas que la Portera
trae sin cesar). Si el contacto físico con el resto de los personajes fracasa (p. 186) es
no obstante satisfactorio en presencia de los objetos (muebles). Los periódicos (p.
191) resumen los tres tipos de relación (lenguaje, tacto, mirada) cuya pronta desa
parición, sugerida por la presencia de las muletas (p. 193), se consumará más ade
lante (p. 195). En la escena final los personajes anteriores invierten el modo de rela
ción (utilizan un lenguaje afectuoso). La reacción del Personaje no se hace esperar,
también de signo contrario: su presencia, antes pacífica (vasos/platos) se torna
agresiva lanzando botellas/latas (de comida se supone), agresividad también mani
festada por el lenguaje («Salauds! Foutez-moi la paix!»). Con la reaparición de la luz
constata la pérdida del tacto (los muebles han desaparecido). Repentina desespera
ción: un árbol en el fondo, la solitaria visión del mundo es lo único que le queda. Si
las relaciones con el decorado-mundo (mueble-luz) estaban aseguradas positiva
mente por estos dos órdenes (el del tacto y el de la mirada), la intromisión de lo ani
mado-humano (Agnés en el orden táctil) aniquila la primera vía (los muebles desa
parecen). Conclusión: sólo lo no tocado por el hombre permanece inalterable (luz),
la relación a distancia con el decorado-mundo es todavía posible y además la única
realmente «esclarecedora»: «J’aurais dü m’en apercevoir depuis longtemps» (p. 199).
58
LA INFLUENCIA DE ANDRE GIDE EN ‘ALEXIS’
DE MARGUERITE YOURCENAR
Pilar CALDEIRO
Universidad de Sevilla
El creciente interés que la crítica de nuestro país muestra por la obra de Mar-
guerite Yourcenar, resulta indudable. Bastaría remitirse a los innumerables artícu
los aparecidos en la prensa a partir de 1.977, año en que Alfaguara comienza la pu
blicación de su obra, admirablemente traducida al castellano por Emma Calatayud.
Mucho se ha insistido, sobre todo desde la reaparición en nuestra lengua de
Las Memorias de Adriano, de que se trata de uno de los escritores vivos más gran
de del panorama literario de hoy, afirmación que compartimos.
Nos parece, sin embargo, que su obra no ha sido aún suficientemente estudia
da en relación con la producción literaria de su generación, quedando incompleto,
por tanto, un tema tan interesante como el de las posibles infuencias que otros au
tores hayan podido ejercer sobre la producción de M. Yourcenar.
Poco, o muy poco, se ha escrito sobre un texto de juventud de M. Yourcenar
que, al contrario de otros textos, no ha sido reelaborado por su autora. Nos referi
mos a Alexis ou le traite du vain combat, publicado por vez primera en París, en la
editorial Au Sans Pareil, en el año 1.929.
En el prólogo, M. Yourcenar afirma de Alexis que: «il est contemporain d’un
certain moment de la littérature et des moeurs ou un sujet jusque la frappé d’inter-
dit trouvait pour la premiére fois depuis des siécles sa pleine expression écrite»."1
59
PILAR CALDEIRO
André Gide había publicado tres años antes Si le grain ne meurt, y quizá no
estemos en un error al considerar que más de un lector se preguntaría al terminar
el libro sobre la vida conyugal del autor. Alexis podría haber sido inspirado por una
reflexión acerca de lo que podría haber sido la vida de Gide después de su matrimo
nio. Aunque la crítica de la época encontrara acentos gidianos en Alexis, debemos,
sin embargo, adelantar que Alexis no es en modo alguno Gide y que la influencia de
este autor debe limitarse a una cuestión formal. Señalemos, en primer lugar, que
fue Gide quién volvió a servirse del «traité», procedimiento retórico tjue se opondría
tanto a la novela como a la poesía y que designaría algunos relatos breves ilustran
do algún aspecto moral, como, por ejemplo, el regreso del hijo pródigo. En Alexis
no se trata de un regreso, sino de una despedida.
Según la propia M. Yourcenar afirma: «pour la premiére fois, j ’essayais de me
concentrer sur un récit aux bornes trés resserrrés, mais allant aussi loin que je le
pouvais dans la psychologie du personnage. Evidemment, on a évoqué Gide á cause
du sujet, parce qu’il s’agit d’un homosexuel (si l’on tient á ce mot) qui aime sa fem-
me et qui cependant la quitte»12’
En Alexis se funden de manera magistral los aciertos formales (un relato que
adopta la forma de una sola carta sin respuesta) con las evocaciones culturales.
Este último aspecto produce un efecto de resonancia, y siguiendo la línea del tiem
po hacia el pasado, yendo de lo más reciente a lo más lejano, podríamos analizar lo
que el nombre de Alexis significa. En cierto sentido se trata casi de una estructura
musical o variaciones para un solo tema.
En la edición de E. de Saint - Denis de las Bucólicas de Virgilio, leemos en la
Introducción a la II Bucólica: «cette piéce, amoureuse et champétre, a pour sujet la
passion malheureuse d’un berger, Corydon, pour le jeune Alexis qui appartient á
un autre»2(3)4
Incluso para el poeta Virgilio, dicho tema no es original, sino tomado en prés
tamo a un pasaje de Meleagro: «á l’heure de midi, j ’ai vu Alexis venant á ma rencon-
tre...»,4).
Parece que Virgilio añadió a dicho pasaje el desarrollo cronológico que una
(2) M. Yourcenar: Les yeux ouverts -Entretiens avec M. G aley- Ed. du Centurión, París, 1981, p.
43.
(3) Virgile, Bucoliques, texte établi et traduit par E. de Saint-Denis. Paris, Les Belles Lettres, 1970, p.
43.
(4) Ibidem, p. 42.
60
LA INFLUENCIA DE ANDRE GIDE EN 'ALEXIS' DE MARCUERITE YOURCENAR
61
.
■
‘MME DARGENT’ DE GEORGES BERNANOS,
NIVELES NARRATIVOS Y «MÉTALEPSE»
(1) G. Bernanos: Mme Dargent, in Les Cahiers Libres, 1.928, pp. 432-443.
(2) L. DAUDET escribe sobre Bernanos en un artículo publicado en L'Action Fran<;aise el 7de abril
de 1926.
63
MARÍA DEL CARMEN CAMERO PÉREZ
amantes y estudiosos de la narrativa breve, sino también para todos aquellos que,
sin limitaciones de género, se interesan por cuestiones de narratología.
Mme Dargent es la historia de un escritor víctima de su propia ficción. Esta
mos pues ante un claro ejemplo de «métalepse» narrativa. Empleamos el término
«métalepse» en su sentido más amplio para indicar toda transgresión o cambio de
nivel producido en el hecho de narrar.'3’ Se impone pues, en primer lugar, el esta
blecimiento de los distintos niveles narrativos presentes en el relato,3(4) el posterior
estudio de cada uno de ellos, y finalmente el análisis de las transgresiones de los
límites o fronteras que los separan.
Bernanos establece un juego entre tres niveles distintos:
1) Un nivel «extradiégétique», es decir exterior al universo del relato, en el que se
sitúa el narratario, lector virtual del mismo.
2) Un nivel, «diégétique», es decir el universo mismo del relato, en el que se en
cuentran los personajes y el narrador.
3) Un nivel «métadiégétique», o universo de ficción segundo presente en la «diégé-
se» del relato primero.
Comenzaremos estudiando la figura del narrador y las relaciones que estable
ce con su narratario.
Tras las primeras líneas del relato, que corresponden al discurso del personaje,
el narrador se hace visible y toma la palabra con una doble finalidad: informar de la
relación que le une a su personaje y asumir su papel en la historia que narra. Son
éstos los dos únicos casos en que utiliza formas relativas a la primera persona. En
el primer caso encontramos el posesivo «mon»:
El narrador establece así los vínculos que le unen al personaje, al tiempo que
se presenta a sí mismo como escritor. La relación es la de discípulo a maestro.
En el segundo caso se trata del empleo de la variante tónica del sustituto de
primera persona «moi»:
(3) Sobre el término «métalepse» v.: G. GENETTE: Figures III, Paris, Seuil, 1927, pp. 244-45.
(4) Sobres «niveles narrativos» v.: G. GENETTE: Op. cit pp. 239-243.
64
'MME DARGENT' DE GEORGES BERNANOS, NIVELES NARRATIVOS Y «MÉTALEPSE»
Idéntico valor poseen las perífrasis de futuro que aparecen, como ya hemos in
dicado, en el curso de la narración:
65
MARÍA DEL CARMEN CAMERO PÉREZ
«Mon Dieu! chacun pourrait, des á présent, rever cette histoire et l’em-
bellir á son gré, á proportion de l’activité de son démon intérieur, car
elle n’est pas de celles qu’on raconte avec une affligeante précision!
Voyez: le lit de Mme Dargent a été dressé dans le bureau du maitre
/ . . . / » (pp. 432-433)
is ) J. FOUGÉRE: «La nouvelle, art d'avenir», in Un cadeau utile, Paris, Albín Mlchel, 1953, p. 45.
(6) R. GODENNE: La nouvelle Fran<;aise, Paris, P.U.F., 1974, p. 116
(7) Id. p. 124.
66
'MME DARGENT' DE GEORGES BERNANOS, NIVELES NARRATIVOS Y «MÉTALEPSE»
cimiento narrado en Mme Dargent tiene lugar en unas pocas horas. El tiempo del
«nouvelliste» no es en absoluto un tiempo reposado. Entre los distintos momentos
que le ofrece su imaginación, debe elegir el más significativo, el más cargado de
sentido. El «nouvelliste» está obligado a ir rápidamente a lo esencial, por eso desde
las primeras líneas el lector se halla ya en presencia de esos instantes decisivos.
Los personajes, por su parte, no aparecen en el ciclo completo de sus vidas,
sino en un momento determinado y frente a un hecho que activa sus fuerzas laten
tes. Hay un principio fundamental para la «nouvelle» que consiste en utilizar un mí
nimo de tiempo para producir un máximo de afecto. En ello reside el arte del «nou
velliste».
Las anotaciones cronológicas que encontramos en Mme Dargent tienden jus
tamente a poner de manifiesto la intención del autor de evocar un acontecimiento
preciso, que tiene lugar en un momento determinado de la vida de los personajes.
En el instante mismo en que Charles entra en el dormitorio de Mme Dargent, y que
la tragedia comienza por tanto a desarrollarse, el narrador señala la hora precisa:
La historia progresa a la vez que el tiempo pasa y así el reloj que marca la
hora, va también marcando la progresión de la acción que se acerca poco a poco a
su climax. La segunda anotación cronológica, que aparece esta vez separada del
resto del anunciado y y ocupando una sola línea, indica el paso de una situación
inicial, en la que solo se nos comunica la existencia de algo misterioso e inquietan
te, a una nueva situación, en la que comienzan a desvelarse los secretos anunciados
en la anterior:
Por tercera vez, y cediendo en este caso la palabra a su personaje, se nos reve
la la intención del autor de limitarse a un momento decisivo situado en un corto
periodo de tiempo:
«La grande affaire se fera cette nuit...» (p.435), confiesa Mme Dargent a
su marido.
67
MARÍA DEL CARMEN CAMERO PÉREZ
«Une seconde, il n’en doute plus: elle a tué la mere et le fils, silencieu-
se, implacable, secréte et süre...». (p.442)
Después de tres años de total ignorancia, este hombre se entera de que su mis
ma esposa asesinó a su amante y a su hijo.
La sustancia emocional adquiere una importancia capital en la «nouvelle». Más
que hechos o acontecimientos, lo que en Mme Dargent se narra son estados síqui
cos y sentimientos, lo que explica el punto de vista de focalización interna adopta
do por el narrador. Este reformula en tercera persona:
a) las impresiones sensoriales del personaje:
«II a écouté ces étranges paroles avec une surprise croissante, mais la
derniére plainte, si naíve, réveille en lui quelque chose de plus fort que
la pitié». (p.434)
68
'MME DARGENT' DE GEORGES BERNANOS, NIVELES NARRATIVOS Y -MÉTALEPSE»
Como podemos comprobar, son los distintos estados de ánimo del personaje
los que van marcando las distintas secuencias del relato. De la sorpresa y escepti
cismo iniciales, se pasa a la inquietud y el miedo provocados por la duda, para llegar
a la cólera última, cuya agresividad lo llevará a convertirse a su vez en asesino de su
mujer:
69
MARÍA DEL CARMEN CAMERO PÉREZ
«Tu ne leur avais donné, avec tout ton génie, qu’une existence douteu-
se, une forme impalpable et légére-je leur ai donné mieux: un corps,
de vrais muscles, une volonté, un bras! / . . . / C’est Sergine de Préville
qui me prétait ses aiguilles et sa morphine, c’est Mlle de Noles... Tiens!
de ta danseuse hindoue, un soir, j ’ai pris le coeur calme et féroce, et
c’est Louise de Trailles, ou moi -je ne sais plus- qui versait le poison»
(p.437)
(8) ANDERSON-IM BERT: Estructura y técnica del cuento, Buenos Aires, Ed. Marymar, 1979, pp.
221-25.
(9) R. W ELLEK y A. W ARREN: Teoría literaria, Madrid, Gredos, 1953, p. 389
70
'MME DARGENT' DE GEORGES BERNANOS, NIVELES NARRATIVOS Y «MÉTALEPSE»
nes no implican sin embargo procedimientos distintos. Todas ellas nos remiten a la
misma técnica narrativa. Personajes que se rebelan contra el narrador: Louise de
Trailles viviendo en Mme Dargent se ha escapado de su universo de ficción para
actuar por su cuenta, declarando así su autonomía. Fronteras movedizas e inesta
bles entre dos mundos, dos niveles diferentes, tan frágiles que llegan casi a desapa
recer, creando a veces en el lector la profunda turbación de no saber ya ni siquiera
en qué nivel se encuentra. Mme Dargent, personaje «diégétique» en el relato prime
ro, se proclama a sí misma narratario «extradiégétique» en relación con el relato
segundo:
«J’avais lu tes livres, moi! Je les ai poursuivies dans tes livres, avec
quelle curiosité dévorante!». (p.437)
«Un auteur ne se trouve pas deux fois dans sa vie face á face avec une créatu-
re de chair et de sang, qui ressemble comme une soeur á ces réves dont
s’amuse, avec le lecteur cómplice une élégante perversité...» (pp.442-443)10
71
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js /b saivií asJ eruib feDimwíSjOG fe asi ai. tlorn gar/il; >aJ iíl aisvs'U
(1) Citado por Hubert Juin en el Prefacio de En ménage, Col. 10/18, París, 1975, p. 11.
(2) Hubert Juin, Prefacio de En rade, Col. 10/18, París, 1976, p. 11.
73
AMPARO DÍAZ CABRERA
nuit tombait»'31. Al leer esta frase, podemos constatar que Huysmans poseía un gran
conocimiento de este tipo de mujeres de clase baja.
Su conocimiento le viene de su experiencia personal. El conocimiento íntimo
que Huysmans tuvo de varias mujeres no fue en vano. Empezaremos por citar a
Anna Meunier que es, sin lugar a dudas, la mujer que ocupó durante más tiempo
un lugar en su vida. Se cree que la conoció a través de una joven, Virgine (la Virgi-
nie Lateau de En ménage). Anna era una empleada de un taller de confección. To
das estas circunstancias hacen que se tienda a identificar a Jeanne de la obra En
ménage con Anna. De la misma manera que el taller de las Soeurs Vatard era la
transposición del taller de encuadernación de la calle Sévres, perteneciente a su
padrastro; que Marthe era una joven que cantaba en el teatro de Bobino; igualmen
te las rupturas y las reconciliaciones de En ménage copian fielmente escenas de la
vida real. Pero esta Anna va a ser también la Louise de En rade. De todas maneras
¡qué diferencia entre la Louise de En rade y la Jeanne de En ménagel Lo que ocu
rre es que Anna Meunier ha cambiado profundamente. Se ha convertido en la vícti
ma de una enfermedad nerviosa misteriosa que los médicos consultados no acier
tan ni a definir ni a cuidar.
Otra de las mujeres que ocupó un lugar en la vida de Joris-Karl fue Henriette
Maillat, quien en la época en que él la conoció era la amante del «Sár» Joséphin Pé-
ladan y amiga íntima de Léon Bloy y de Barbey d’Aurevilly e inspiradora del perso
naje de Madame de Chantelouve de Lá-bas. Pero si Hyacinthe Chantelouve es la
iniciadora a la misa negra, Henriette Maillat no tuvo nada que ver en ello. Resulta,
pues, evidente que Huysmans ha aprovechado para presentar como verdadero algo
imaginario, satisfecho por hacer recaer sobre la mujer, a través de Henriette-
Hyacinthe, el peso de faltas irremisibles...
La antes mencionada Henriette Maillat era una mujer extraña, bastante dese
quilibrada, quien se había especializado en los hombres de letras. Le escribió varias
cartas de amor a Huysmans, cartas que él empleó, con el contenido algo cambiado,
en Lá-bas. Cuando vio que su correspondencia había sido utilizada en esta novela,
intentó reclamar una compensación financiera. Huysmans cortó rápidamente el
chantaje pero continuó mandándole dinero sin que se sepa si esto obedecía a la pie
dad, al temor o a un resto de amor transformado en amistad. Las expediciones de
pequeñas sumas habían comenzado en 1888, pero queda en la oscuridad la natura-3
74
EL TEMA FEMENINO COMO CONSTANTE EN LA OBRA DE JORIS-KARL HUYSMANS
75
amante porque no llega a la hora convenida, como en Lácheté; por la mujer presen
tada como diosa en Camaieu rouge; por la niña de pueblo amada por dos mucha
chos a la vez y que llegan a pelear por su amor, en Claudine; por la joven y «mofle
tuda» pastora que abandona sus ovejas para ir a corromperse a la ciudad, en el
poema Variation sur un air connu, etc. ... hasta la encarnación de la horripilante
enfermedad que es la tuberculosis por una mujer, como en la Ballade chlorotique.
Este compendio de poemas es la anticipación de los diversos tipos de mujer
que Huysmans tratará más tarde, a lo largo de su obra.
En A rebours, podemos encontrar una alusión directa a la mujer. Cuando el
autor nos presenta a Des Esseintes, nos dice: «Une seule passion, la femme, eüt pu
le reteñir dans cet universel dédain qui le poignait, mais celle-lá était, elle aussi,
usée»(6). Es el mejor ejemplo que podemos encontrar en Huysmans para mostrar la
importancia que le concedía a la mujer, a pesar de la opinión tan desfavorable que
tenía de ésta. Des Esseintes había «subi, en sus de la bétise inné des femmes»171.
Huysmans era de la opinión de Edmond de Goncourt cuando éste afirmaba: «Les
femmes sont tres bien sur les fonds et entrent tout á fait dans l’harmonie du mobi-
lier»,8). Esta frase equívoca puede ser tomada desde dos puntos de vista. Bien desde
un punto de vista puramente estético, bien desde un punto de vista que desprecia a
la mujer y a su inteligencia. De todas formas, sea la que sea, no se trata de una opi
nión muy favorable. En En ménage, André tiene también esta idea de la inteligen
cia femenina. Huysmans nos dice que es porque conocía demasiado la vida, por lo
que podía decir «que Pintelligence, que la distinction ne sont que des maigres
atouts chez les filles»,9).
Podemos también tomar algunos ejemplos en A rebours que hacen alusión al
mismo tema de la inteligencia en las mujeres. Cuando Des Esseintes habla de la li
teratura escrita por mujeres, la trata de «miserables cotorreos». Habla de Madame
Swetchine, una generala rusa. Sus obras eran «más que malas». Y, aún peor que
esta dama rusa, era Madame Auguste Craven cuyos libros «étaient, au point de vue
de la conception, d’une telle nigauderie et ils étaient écrits dans une langue si nau-
séabonde, qu’ils en devenaient presque personnels, presque rares»1101. Y continúa 678910
76
EL TEMA FEMENINO COMO CONSTANTE EN LA OBRA DE JORIS-KARL HUYSMANS
La mujer de otro nivel social, el nivel obrero, es todavía peor tratada por Huys
mans cuando aquélla se aventura a hablar de literatura. Es el caso de Céline en Les
soeurs Vatard. Esta mujer que tiene como amante a un pintor, un hombre, pues,
que no pertenece a su clase social, pero que la utiliza porque necesita una mujer
del pueblo para pintarla, es ridiculizada por los amigos del pintor que la tratan
como una tonta. La incitan para que hable y exponga sus ideas sobre la literatura y
sobre la pintura para reírse de ella. Sus ideas podían resumirse en lo siguiente:
«Dans un román elle voulait des crimes, dans un tableau des choses douces. Elle
obtint un succés de fou rire»<13).
Huysmans vuelve al tema de la literatura escrita por mujeres en Lá-bas. Apro
vecha cualquier circunstancia para expresar su opinión. Llama a la mujer «la pe
queña oca», y es ella, según él, a quien los hombres deben «ces écuellés de romans
tiédes et mucilagineux qu’on vante!»1141. Pues la mujer, para Huysmans, no brilla
precisamente por su cerebro. Es incapaz de producir arte, tampoco puede profun
dizar en las ideas. Para Durtal y Des Hermies el arte no puede venderse, son las ne-1234
77
cesidades del hombre las que hacen que el artista tenga que imprimir y vender su
obra. Para Des Esseintes, la puesta a la venta de una obra es «una verdadera prosti
tución». Durtal corrobora esta idea en la siguiente frase que pone en evidencia sus
sentimientos, igualando el arte a la mujer: «L’art devrait étre ainsi que la femme
qu’on aime, hors de portée dans l’espace, loin; car enfin c’est avec la priére la seule
éjaculation de l’áme qui soit propre!»(15) Esta frase ilustra muy bien lo que Rémy de
Gourmont decía de Huysmans: «II inventait, pour traduire ses préoccupations et
ses expériences sexuelles, les métaphores les plus osées et aussi les plus sales. Ses
livres sont tres chastes, comparés á sa conversation»(16). Huysmans, sugiere Gour
mont, ponía mala fe en sus críticas, dejando ver su envidia y su acritud. Sus comen
tarios eran muy picantes.
Pero si bien es verdad que Huysmans estuvo durante toda su vida preocupado
por la mujer, como ya vimos, no es muy galante cuando habla de ella. En ciertos pa
sajes de Lá-bas, al hablar de Durtal, el autor dice: «II savait pourtant bien que, que
de qu’elle soit, la femme est un haras de chagrins et d’ennuis»(17). O bien, cuando se
acuerda de su juventud, sólo se le vienen a la memoria esperas y mentiras, embus
tes y engaños, en fin, «l’impitoyable saleté d’áme des femmes encore jeunes»(18).
Para el hombre maduro es una liberación el ir teniendo cada vez menos necesidad
de las mujeres.
En En ménage, Cyprien habla de las mujeres como si estuviera hablando de
toros o de perros, habla de «castas» y de su «estructura». Cyprien piensa que todas
las mujeres están construidas siguiendo el mismo modelo. Las mujeres, desnudas,
son todas parecidas, la diferencia de castas, se obtiene únicamente «par plus ou
moins de richesse dans le linge et dans les bas»(19)20.
Otra de las ideas de Huysmans sobre las mujeres es que pueden manejar a los
hombres a su antojo, los dominan, y así nos dirá: «une femme roulera toujours
l’homme le plus intelligent et le plus fin»,20). Es indiferente que sea fea o no, bien
78
EL TEMA FEMENINO COMO CONSTANTE EN LA OBRA DE JORIS-KARL HUYSMANS
Huysmans, a través de sus personajes masculinos, que son siempre diversas fa
cetas de él mismo, nos muestra el desprecio que el hombre cultivado siente por la
mujer. Sin embargo no es esto lo que el obrero va a sentir por ella, es decir, lo que
el hombre del pueblo llano piensa de ella. Por las palabras del padre Vatard vamos a
saber lo que la mujer representa para este tipo de hombres: «La femme est le bon-
heur du prolétaire! Voilá mon idée»(24). Es eso lo que la mujer representa en la con
79
AMPARO DÍAZ CABRERA
cepción de Huysmans para gente que no tiene mucha sensibilidad y que no se preo
cupan nada más que de las necesidades animales y no tienen la hipersensibilidad
que atormentaba a Huysmans y a sus personajes. Otro hombre, también del pueblo
llano, Anatole, uno de los amantes de Céline, da su opinión sobre las mujeres y nos
dice de ellas que les gusta que se les lloriquee un poco y que se rabie cuando mues
tran que están hartas de ti. Y acaba diciendo: «Sans cela quelle joie resterait done
aux filles!»(25>. Es el lado infantil de la mujer el que el hombre debe conocer y culti
var.
80
‘L‘OS’ OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION
CHEZ BIRAGO DIOP
Inmaculada DIAZNARBONA
Universidad de Cádiz
«A mes ñlles Nenou et Dédée pour qu’elles apprennent et n ’oublient pas que
l’arbre ne s ’eléve qu’en enfongant ses rocines dans la terre nourriciére». C’est
avec cette dédicace á ses filies que Birago Diop introduit son premier recueil de
contes, Les Contes d’A madou Koumba, en 1947. Cette phrase définit et marque
clairement la trajectoire de cet auteur dont l’inspiration créatrice prend appui sur
les sources traditionnelles. Bien que Diop ait fait partie du groupe L ’EtudiantNoir,
nous ne trouvons chez lui ni le souci ni la volonté manifestement politique d’un
Senghor, d’un Césaire ou d’un Damas, en raison, peut-étre de la briéveté de son sé-
jour á Paris oü ce mouvement se développait ou bien parce que, de retour sur le
continent africain, il assimila á travers la brousse le sens profond du «retour au pas-
sé» et la revalorisation des valeurs traditionnelles négres, principes qui, d’ailleurs,
animaient le mouvement de la Négritude.
Ces valeurs traditionnelles récemment mises á jour par les intellectuels de la
Négritude, Diop les découvrit á travers ses souvenirs et ses expériences -«depuis
l’enfance jusqu’au «Retour au Bercail», aprés mes longues randonnées, mes múlti
ples rencontres et mes innombrables haltes»-(I) dans le vaste champ de la littératu-
re órale, fondamentalement dans les contes, mythes et légendes. L’attachement de
81
INMACULADA DÍAZ NARBONA
Dans ce sens, nous devons signaler les deux conceptions de la tradition que
propose Takassi dans son étude sur l’auteur qui nous intéresse:
(2) «Je lisais á Toulouse La Revue du Monde Noir, qui me confirmait dans ma quéte de ce qu'il fallait
empecher de mourir, de ce qu'il fallait faire renaítre, de ce qu'il importait de faire revivre. C'est
pourquoi peut-etre j'avais écrit á l'Ecole mon récit sur les dits et faits du plus célebre des Sages
du Sénégal Kotje Barma ou les Toupets Apophtegmes que publiera L'Etudiant Noir», Birago
DIOP, La plume raboutée, Paris, Présence Africaine, 1978, p. 79.
(3) cfr. á ce propos, parmi d'autres, le tableau contrasté de deux civilisations dans FEDRY, «L'Afri
que entre l'écriture et l'oralité», Etudes Mai 1977, pp. 583-584.
(4) Les Contes d'Amadou Koumba, Paris, Fasquelle, 1947 (lére Edition), Présence Africaine, 1960.
Les Nouveaux Contes d'Amadou Koumba, Paris, Présence Africaine, 1958 Contes et Lavanes, Pa
ris, Présence Africaine, 1963.
(5) KANE, op. cit, p. 206.
82
L OS' OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION CHEZ BIRAGO DIOP
IL s’agit pour nous maintenant de défínir ce que nous envisageons par tradi-
tion et de cette fagon préciser le point de vue de ce travail. Des innombrables défi-
nitions qui en ont été données, nous acceptons celle de Lumwamu, qui est á notre
avis la plus compléte:
L ’Os, récit qui ouvre le second recueil de contes de Birago Diop (Les Nou-
veaux Contes d’Amadou Koumba ) et qui, par la suite (saison 1967-68), sera adapté
au théátre par la Compagnie du Théátre National de Dakar Daniel Sorano, est, sur
le plan de la technique, du message et de la fonction, un conte fondamentalement
traditionnel.
Quand l’auteur envisage la littérature traditionnelle, il en fait une recréation181
qui trouve son origine dans ses contacts directs avec le monde de l’oralité. Nous y
trouvons également la présence du narrateur-écrivain, élément en contradiction
avec l’essence du conte traditionnel done oral. Le probléme du passage de la littéra
ture órale á l’écriture est latent chaqué fois que nous essayons de pénétrer un gen-
re á base órale comme peut l’étre le conte. Bien que conscients du probléme, nous
nous contenterons d’étudier essentiellement la permanence de la tradition daní
l’oeuvre narrative et dans son adaptation dramatique postérieure.<9,.Nous analyse-6789
(6) TA KA SSI, Etude du conte négro-africain traditionnel a partir des Contes de Birago Diop, Thése
3éme Cyde, dact., Université de Caen, 1974, pp. 79-80.
(7) LUMWAMU, «Le sens de la tradition», Recherche, Pédagogie et Culture, 5 (29-30), 1977, p. 3.
(8) «La transposition, pour imparfaite q'elle soit, vaut la peine d'étre effectuée et c'est la seule solu-
tion, si l'on veut tenter de conserver á ses oeuvres, une fois traduites en langue écrite, leur per-
sonnalité littéraire», DERIVE, «La fixation de la littérature órale négro-africaine en langue fran-
?a¡se écrite» dans Colloque sur les Littératures d'expression fran^aise, París, 1973, p. 19.
(9) L'adaptation dramatique á laquelle nous faisons référence est celle publiée en 1977 par Biragc
Diop dans Nouvelles Editions Africaines.
83
INMACULADA DÍAZ NARBONA
rons done les éléments caractéristiques de la littérature órale tels que la configura
ro n des personnages-types, l’importance du respect des lois sociales,la conséquen-
ce de leur rejet, l’a-temporalité de la tradition et nous examinerons de méme les
techniques propres de la transmission verbale, qui apparaissent dans ces textes.
La narration s’ouvre sur un proverbe: «S’il avait le ventre derriére lui, ce ven-
tre le mettrait dans un trou». Ce proverbe constitue la présentation du conte et en
méme temps le point culminant de l’action ainsi que sa morale. Le lecteur sait que
Mor Lame est un étre gourmand («ventre») et pressent que sa gourmandise le con-
duira á la mort («trou»). Le conte nous expliquera le déroulement du proverbe.
L’auteur ajoute une autre sentence qui complete la définition du personnage: «Si la
cupidité ne t ’a pas entiérement dépouillé, c’est que tu n’es vraiment pas cupide».
Ainsi Mor Lame nous est présenté comme l’incarnation de deux vices
-gourmandise et cupidité- qui font de lui un personnage-type. La seconde máxime
corrobore l’anticipation de la précidente car lorsque l’action s’achéve le personna
ge se convertit en une dépouillé en méme temps qu’il est dépouillé.
Les proverbes sont des éléments indiscutables de la transmission órale. On y
trouve reflétés les contenus de la sagesse populaire qui doivent étre transmis de gé-
nération en génération, ainsi que la morale collective sur laquelle repose la société
tradltionnelle africaine. De cette fagon dans un systéme communautarie, basé sur
le didactisme, les proverbes de méme que les contes jouent un role incontestable:
ils déterminent la morale en méme temps qu’ils l’illustrent. Parfois conte et prover
be se mélent, ce dernier étant la fíxation ou le résumé de la sagesse ou de la morale
développée dans le récit.
A l’intérieur de la structure du conte, le proverbe, peut apparaítre au début,
présentant la narration et servant d’introduction. A ce propos Takassi1101 considére
que les contes qui commencent ou se terminent par un proverbe ne correspondent
pas á la structure du récit traditionnel mais plutót au talent personnel de l’auteur
et á sa conception spéciale de la tradition: «La tradition de Birago Diop n’est pas
«immuable». Elle se constitue sans cesse». Effectivement le conte de transmission
órale s’ouvre et se ferme sur des formules fixes que Diop n’emploie pas et qu’il
substitue par une phase de présentation, conscient peut-étre que la relation écri-10
84
'L'OS' OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION CHEZ BIRAGO DIOP
85
INMACULADA DÍAZ NARBONA
mal échangé avec les Peulhs se déroulera. A partir de ce moment l’action se situé á
Mor Lame, centre du récit.
L’art de Birago Diop repose justement sur le fait de savoir combiner la recréa-
tion du modéle traditionnel et la fidélité aux techniques orales. Conscient et sou-
cieux du probléme de la transcription de l’oralité á l’écriture, l’auteur adapte les
techniques de fagon que le lecteur se sente spectateur-auditoire du récit:il l’intro-
duit dans le contexte, il s’adresse á lui et quand il considere qu’il doit insister sur
quelque chose, il fait un aparté comme dans le théátre classique: il interrompt l’ac-
tion, s’adresse au lecteur et lui explique -dans le cas du lecteur occidental ignorant
la réalité africaine- ce que signifie un mbok-mbar, un frére de case, un plus-que-
frére. Interpellation qui joue le role d’éclaircissement pour le lecteur occidental et
joue également un autre role: rappeler au lecteur africain, cette fois, les lois éta-
blies par la tradition et leur sens á l’intérieur de la communauté. Cet aspect révéle
la finalité du conte: amuser et instruiré,11121dans le cas qui nous intéresse, sur la né-
cessité du maintien de la tradition, de ce code moral, de comportements, consé-
quences des coutumes devenues lois et assimilées par toute la collectivité. Cette
société rurale et traditionnelle, a besoin pour sa survie de ces lois, de ce droit cou-
tumier et toute personne qui le transgressera met en danger l’équilibre social et
par conséquent doit étre punie: l’exclusion, d’une fagon ou d’une autre, de la co
llectivité est le chátiment qu’elle devra assumer.
Le conflit entre l’individu et la collectivité apparait maintes fois dans les récits
de Birago Diop. Le plus connu, adapté au théátre en 1955 par Lamine Diakhaté, est
Sarzan, nouvelle qui appartient au premier recueil. Dans cette nouvelle le cháti
ment est directement imposé par les ancétres surveillants et protecteurs de la tradi
tion; l’action y est revétue d’un accent particuliérement tragique. Rappelons que
les ancétres ne sont pas un «deus ex machina», comme dans le théátre classique oc
cidental, ils font partie intégrante de la communauté car il n’y a pas de limite entre 12
(12) «Tous les récits sont pretextes á une le^on de morale sociale (...). La morale consiste en une in-
terprétation des événements narrés dans le récit par rapport á des conduites sociales sur les-
quelles sont portés des jugements de valeur, et qui servent á «donner des conseils» aux jeu-
nes». CALAM E-GRIAULE, Ethnologie et Langage: la parole chez les Dogon, Paris, Gallimard,
1965, p. 458.
86
’L’OS' OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION CHEZ BIRAGO DIOP
87
INMACULADA DÍAZ NARBONA
d’une fagon heureuse. Inmédiatement aprés la mort de Mor Lame, son plus-que-
frére, Moussa, hérite non seulement de ses biens et de son épouse mais également,
comme il fallait s’y attendre, de l’os! L’angoisse de la mort s’efface pour faire place á
une situation comique.
Les dialogues, á cause du rythme donné par la répétition, sont le moteur de
l’action dans les contes; «dialogues rythmés», comme les appelle Senghor,(15)167qui
marquent la progression dramatique:
Cependant il faut souligner que ces dialogues qui poussent l’action n’appa-
raissent pas dans tous les contes et qu’ils se combinent parfois avec d’autres types
de dialogues, plus ampies et semblables á une conversation dépourvue de rythme.
L ’Os est un clair exemple de récit dont l’action se base sur la progression don-
née par le «dialogue rythmé». Sauf le bref dialogue maintenu entre Awa et Moussa
-qui ne tombe pas dans le piége, en ne s’absentant pas pour annoncer la «mort» de
Mor Lame- tout le reste de l’action est construit sur un dialogue répétitif entre
Awa et Mor. Comme le sígnale Kane,1171 les dialogues dans les contes de Diop sont
basés sur un rythme ternaire qui nous rappelle les chiffres magiques ou cabalisti-
ques. Nous ne arréterons pas sur ce point mais sur le role joué par les dialogues.
Ceux qui s’engagent entre Mor et Awa se répétent neuf fois avec la méme structure
peut-étre faudrait-il dire ici, au lieu de neuf fois, trois fois trois. En effet, ces dialo
gues apparaissent regroupés et répétés dans un systéme ternaire car le troisiéme, le
88
'L'OS' OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION CHEZ BIRAGO DIOP
A cela Mor, aprés avoir vérifíé que Moussa est toujours présent, répond:
89
INMACULADA DÍAZ NARBONA
La fin était donnée par le proverbe du début du récit.(I8) Le conte n’a fait que
développer et illuster le contenu du proverbe. Et, «la Paix si chére aux coeurs né-
gro-africains, c’est-á-dire l’ordre, finit toujours par triompher».(19)20
A l’époque de l’adaptation théátrale de ce conte, le continent africain se trou-
ve étre le carrefour de cultures et d’idéologies politiques, phénoméne qui a une
influence sur la création littéraire. Dans certains pays comme le Congo, le Nigéria,
l’Algérie, le théátre se veut le porte-parole de la révolution; tandis que dans d’au-
tres, ceux qui appartiennent á ce qu’on appelle lW rique modérée», on continué á
représenter un théátre folklorique, traditionnel et historique comme le premier
théátre écrit que l’on joua dans les années 1930-40 á l’école William-Ponty du
Sénégal. Théátre didactique qui, sans atteindre le sociodrame, «se veut manifesta-
tion de vitalité et de fidélité d’un groupe menacé dans l’originalité de ses cultures
et de sa personnalité».'20’
L ’os de Mor Lam, comme ce premier théátre, est une piéce de style tradition
nel, divisée en quatre actes et un épilogue. Les deux premiers actes, de moindre
extensión que le reste, sont l’équivalent de la présentation et de l’introduction du
conte. Ainsi, dans le premier acte, nous apprenons par un personnage secondaire
-G uéye- et son dialogue avec Awa, la situation de disette de Laméne et l’espoir du
Tong-Tong. Le proverbe relatif aux Peulhs apparaít plus développé que dans le
conte á travers l’explication critique que l’on y fait de leur fagon de vivre. Le dialo
gue des deux femmes s’interrompt avec l’entrée de Mor qui chasse Guéye en lui
rappelant ses devoirs d’épouse, en méme temps qu’il critique les femmes bavardes;
attitude misogyne que l’on trouve fréquement dans les récits de Birago Diop. Le
(18) Cfr., á ce propos, RA7TUNDE, «Stilelemente oraler Überlieferung ¡n der Erzáhlung 'L'Os' von Bi
rago Diop», Neusprachliche Mitteilungen, 3,1969.
(19) SENGHOR, Préface des Nouveaux Contes d'Amadou Koumba.
(20) NGANDU N KASHAM A, La Littérature Afrícaine Ecríte, Issy-les-Moulineaux, Ed. Saint-Paul, Clas-
siques Africains, 1979, p. 89.
90
'L'OS' OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION CHEZ BIRAGO DIOP
premier acte se termine sur la méme recommandation faite par Mor dans le conte,
de cuire l’os «doucement, lentement, longuement (...) et ce jour-lá que personne
n’approche de ma demeure».
Le deuxiéme acte correspond dans le conte á Pexplication que le narrateur
donne des devoirs que l’on a envers le mbok-mbar, devoirs inculqués par la tradi-
tion de l’initiation plus forte que les liens du sang.
Dans la piéce cette explication est provoquée par l’arrivée de Moussa au villa-
ge. Dans le conte on ne précise pas cette arrivée; au théatre il faut la spécifier pour
justifier l’absence du personnage de l’espace scénique et pour permettre le com-
mentaire sur Mor qui n’a méme pas assisté aux priéres, tant était grande son impa-
tience de s’enfermer chez lui avec sa portion du partage.
II faut souligner que cet acte, oü est rappelée l’importance de la tradition et
des devoirs qui en découlent, se déroule sur la Place des Palabres. Les Notables du
village se trouvent groupés autour de Mame Magatte qui se convertit ainsi en dé-
tenteur de la Parole, en messager de la tradition, de méme qu’il était dans le récit le
narrateur-griot. D’autre part on írouve aussi dans cet acte une innovation considé
r a l e par rapport au conte: on y fait une description psychologique de Mor Lam au
moyen de formules imagées, comme dans la littérature órale. Tandis que dans le
conte ce personnage est décrit par les deux proverbes du début, dans la piéce la
deuxiéme sentence est développée sans étre explicitée: Mor n’a pas d’ami, «II est
comme la peau du singe qui n’est ni pour le cordonnier ni pour le marabout», «Je
suis certain que s’il pouvait chasser méme les mouches de sa demeure aujourd’hui,
il le ferait». Mor est un personnage condamné á l’exclusion de la collectivité. Les
Notables, les plus hauts représentants de cette société fondée sur des lois et des
coutumes, á laquelle on n’appartient qu’aprés avoir subi les épreuves initiatiques,
affírment que les coutumes, l’honneur, l’hospitalité, la tradition sont «des maítres
qui n’ont pas beaucoup de pouvoir sur lui», «plutót de pauvres esclaves qui ne sui-
vent que trés rarement et de loin notre homme», «disons des compagnons qui ne lo-
gent pas souvent dans sa demeure». Parallélisme avec le conte: on connait la fin de
l’histoire avant son commencement.
Les troisiéme et quatriéme actes ainsi que l’épilogue sont la reproduction
exacte du récit, bien qu’adaptés aux techniques particuliéres du genre. Les dialo
gues rythmés sont encore le moteur de l’action mais la progression dramatique,
donnée dans le conte par le rythme ternaire de ces dialogues, est soulignée au théá-
91
INMACULADA DÍAZ NARBONA
(21) DESANTI, «L'Africain, homme de tradition órale», L'Afrique litxéraire etartistique, 7 ,19 69, p. 7.
(22) ENO BELINGA, Littérature etMusique Populaire en Afrique Noire, París, Cujas, 1965, p. 12.
92
’L'OS’ OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION CHEZ BIRAGO DIOP
(23) D'aprés KAN E (op. cit p.1971, p.109) la troupe du théátre Daniel-Sorano n'a pas su saisir cette
ambigüité des tons et dans l'adaptation du conte l'élément comique se détache au détriment de
l'élément tragique.
93
'L'OS' OU LA CONTINUITÉ DE LA TRADITION CHEZ BIRAGO DIOP
trente ans aprés la publication du conte, emploie, fídéle á la tradition, á ses techni-
ques comme á son esprit; mots que nous retrouvons dans l’introduction de l’adap-
tation théátrale et qui sont complétés par cette affirmation: «II faut jouer le Jeu de
la Tradition, celui de la Société dans laquelle nous vivons. NOUS NE SOMMES PAS
LIBRES»».
94
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
Jean-Paul GOUJON
Universidad de Sevilla
(1) Cf. A. Bretón, «Alfred Jarry initiateur et éclaireur», in La Clefdes Champs, Ed. du Sagittaire 1953.
(2) Cf. la carta de Flaubert a Sainte-Beuve (1863) cit. in J - J. Pauvert, Anthologie historique des lee-
tures érotiques- De Sade á Fallieres, Ed. Garnier 1982, pp. XXI-XXII. También se leerá con asom
bro el informe secreto mandado el 31 de marzo de 1856 por el mismo Sainte-Beuve al poder
imperial sobre «la necesidad de ejercer una influencia sobre los escritores..." [sic], cit. ibid., p.
373.
95
JEAN-PAUL GOUJON
titud abiertamente hostil. Pero desde 1945 se volvieron a publicar en Francia nue
vas ediciones de libros de Gourmont y que están despertando hoy día gran inte-
rés.3(4)
Para tratar de explicar las razones de este interés, se podría decir que son más
o menos las mismas que las que atraían, antes de 1914, a un público seleccionado y
culto. Los aficionados a Gourmont se llamaban Paul Léautaud, George Brandés,
Pierre Louys, Anatole France, Alfred Jarry, Marcel Schwob, Léon-Paul Fargue, An-
dré Rouveyre, Guillaume Apollinaire, Blaise Cendrars, Fernand, Fleuret, Rachilde,
Octave Mirbeau.
Gourmont se nos presenta como un escritor profundamente original y perso
nal, y su immensa cultura le permite abordar los temas más variados: literatura,
ciencia, religión, arte, moral, filosofía, etc. Dominaba con igual maestría la literatu
ra latina medieval,(5)6el folklore francés,1(6) la filosofía pura,(7) la lingüística,(8)910así como
las últimas investigaciones científicas de su tiempo.191 Escribió con asombroso
acierto sobre la literatura más atrevida y de «avant-garde» de su época: Huysmans,
Lautréamont, Jarry, Apollinaire. Su espíritu abierto era también muy crítico, y se
mantuvo siempre fuera de las modas literarias e ideológicas (y se sabe lo irresistible
que son en Francia estas modas): característica que le daba una gran disponibili
dad, tolerancia y posibilidad de admitir e incluso admirar las obras e ideas más
opuestas a su temperamento.,10,
Ante todo, tenemos que decir que nuestro estudio de la obra de Gourmont
quedará limitado a sus escritos de crítica literaria y filosófica. Dejamos de lado vo
(3) Cf. B. Cendrars, Le Lotissement du Cíe!, ed. Denoél 1949, nota 11, p. 330. La admiración de Cen
drars por Schopenhauer venía también de Gourmont.
(4) Cf., de Gourmont, Esthétique de la Langue fran^aise. Mercure de France 1955 (prólogos de M.
Saillet y R. L. Wagner); Promenades Littéraires, (3 tomos, id., 1963); Le Livre des Masques, id.,
1963; Sixtine, U. G. E. 10/18,1982; Histoires magiques, id., id.
(5) Cf. su importante estudio Le Latín Mystique, con prólogo de Huysmans, Mercure de Fr. 1892.
(6) Cf. su periódico L'Ymagier (1894-96), redactado con A. Jarry, y su artículo Contes de fées (in
Promenades littéraires, 1.1, Mercure de Fr. 1904).
(7) Cf. los 2 tomos de sus Promenades Philosophiques (Mercure de Fr. 1905-1909).
(8) Cf.Esthétique de la Langue fran^aise (1899), cit.
(9) Cf. sus artículos «Une loi de constance intellectuelle», in Mercure de France 15 de mayo, 1 de ju
nio y 16 de diciembre 1907. Sobre Gourmont crítico, cf. La passion critique de Remy de Gour
mont, por K. D. Uitti, P. U. F. éd,. Paris 1962.
(10) Cf. P. Léautaud, «Notes et souvenirs sur Remy de Gourmont», in Passe-Temps, Mercure de Fr.
1929, pp. 105-106.
96
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
luntariamente los poemas, cuentos, obras teatrales y novelas, que necesitarían por
sí solos un estudio monográfico.1111
Uno de los puntos claves de la filosofía de Gourmont (si se puede llamar así el
pensamiento de un hombre que odiaba los sistemas) es su famosa teoría de la «diso
ciación de ideas»; Séparer les vieilles idees, les images unies par la tradition, les
considérer comme une arme, quitte á les remarier et á ordonner une infinité de
couples nouveaux qu’une nouvelle opération désunira encore.11(12)13Así Gourmont se
empeña en disociar ciertas ideas casi siempre estrechamente unidas unas con
otras: arte y moralidad, inmortalidad y justicia, decadencia política y decadencia ar
tística, causa y acontecimiento, responsabilidad y necesidad, progreso y mejoría,
obscenidad y sexualidad, igualdad y naturaleza, tiempo y continuidad, instrucción
e inteligencia, instrucción y moralidad, etc. Este método crea para Gourmont un
nuevo modo de crítica y de pensamiento.
Otro tema que se puede relacionar con la «disociación de ideas» es la «ley de
constancia intelectual», celebrada más tarde por Cendrars.*131 Esta ley, Gourmont la
elaboró frecuentando científicos, y particularmente al biólogo René Quinton, autor
de una tesis titulada L ’Eau de mer, milieu organique. Quinton aseguraba que sólo
el ser vertebrado (y sobre todo el hombre) había conseguido resistir a la glaciación
de nuestro planeta manteniendo en su cuerpo el calor y el ambiente original, o sea
el agua. Este transformismo biológico tiene para Gourmont otra cara; el transfor
mismo intelectual, es decir el uso continuo, por parte del hombre, de su inteligen
cia para resistir a las modificaciones del ambiente y mantenerse igual gracias a mu
chas invenciones suyas (el fuego, la rueda, etc.). Todo esto demuestra la existencia
de un mecanismo constante en la inteligencia humana, que no crece ni aumenta,
pero evoluciona. Podemos ver que las afirmaciones de Gourmont tienen como
siempre un presupuesto un tanto subversivo: negar la idea de progreso intelectual
del hombre y enseñarnos que se trata de una mera evolución sin mejoría. Negar
también la supremacía y el progreso constante de la inteligencia humana, pues
(11) Como poemas, cabe señalar Divertissements (Mercure de Fr., 1912); como cuentos, Couleurs
(id., 1908) y Histoires magiques (id. 1894; reed. 10/18, 1982); novelas, Sixtine (Savine ed.,
1890; reed. 10/18,1982), Merlette (Pión ed., 1886) y Une Nuitau Luxembourg (Mercure de Fr.,
1906); como teatro, Théodat (Mercure de Fr., 1893).
(12) «La dissociation des idées», in La Culture des Idees, Mercure de Fr. 1916, p. 69.
(13) Cf. Cendrars, Le Lotissement du Ciel, cit., n. 11, p. 330.
97
JEAN-PAUL GOUJON
98
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
-La vraie devise de l’humanité devrait étre: Liberté, égalité, médiocrité. On pour-
rait étre sur que les deux demiers termes n ’abuseraient pas du premier.m
★ ★ ★
Los siete tomos de Promenades littérairesm que recogen los artículos litera
rios escritos por Gourmont, son muy variados, pues contienen al lado de artículos
sobre Mallarmé, Huysmans, Maupassant, Racine, Balzac, etc., ensayos sobre litéra-
tura americana, Góngora, Machiavel, Meredith, Nietzsche, Petronio, Shakespeare,
Heliogabalo, etc. Al leer estos artículos, uno se da cuenta de que Gourmont se em
peña mucho en defender y alabar a unos escritores quizá menos conocidos que los
«grandes» clásicos, pero que tienen sus calidades y encantos y que son, al fin y al
cabo, la sal de la literatura: Laforgue, Barbey d’Aurevilly, Rivarol, Gobineau, D’Es-
temod, Saint-Amánt, Cyrano, Senancour, Maynard. Como decía Pascal Pia (tal vez
el Gourmont de nuestra época), las predilecciones de Gourmont se dirigían ante
todo a los heterodoxos y a los espíritus libres del pasado: Théophile de Viau, Gior-
gio Baffo, Pietro Aretino, Stendhal. Fue uno de los primeros defensores de Sten
dhal, en un tiempo en que el autor de Rojo y Negro era totalmente olvidado o des
preciado por la Sorbonne y por la crítica oficial,1201y defendido sólo por gente como
Paupe y Léautaud. Pasó lo mismo con Nerval, más olvidado todavía y que Gour
mont supo poner en su verdadero sitio, anticipándose así a toda la crítica moderna.
No cabe duda, por otra parte, de que Gourmont supo formar la erudición de Apolli-
naire, indicándole estos «clásicos prohibidos» a los que el autor de Les Onze Mille
Verges llamara les diables amoureux.[2X) El mismo Apollinaire recordará con mu
cho gusto sus lecturas de Gourmont y sobre todo las numerosas charlas que man
tuvo con él.1
81920(22)
Uno de los «descubrimientos» de Gourmont fue Jarry. A éste último le ayudó y
lo apoyó para publicar en la casa editorial del Mercure de France, habiendo visto
99
JEAN-PAUL OOUJON
(23) Sobre este episodio, cf. N. Arnaud, Alfred Jarry, La Table Ronde ed. 1974, pp. 193-206.
(24) Cf. Hommageá Rachilde (colectivo), Organographes du Cymbalum Pataphysicum, n° 19-20, abril
1983.
(25) De esta revista se publicaron 8 números (oct. 1894 - dic. 1896), con grabados de Filiger, E. Ber-
nard, Jarry, Gourmont y el Aduanero Rousseau. Gourmont asumió solo la dirección de la mis
ma a partir de principios de 1896, después de su ruptura con Jarry.
(26) In Mercure de France, octubre 1894.
(27) Excepto de Léon Bloy (cf. Le cabanon de Prométhée) y de la revista belga La Jeune Belgique.
(28) Ejemplar único entonces: hace algunos años, un librero parisino encontró un segundo ejemplar
de Poésies de Ducasse.
(29) Cf. «La Littérature Maldoror», vuelto a publicar en Promenades Littéraires, tomo 6.
100
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
Ducasse y de Poésies, habra que esperar hasta 1920 y la llegada de los surrealistas
franceses. No hace falta destacar aquí el papel de precursor de Gourmont, que tuvo
la misma lucidez con Apollinaire,,30) Huysmans, G.-A. Aurier'311 e incluso Víctor Se-
galen.1321 Se puede pensar que si no se hubiera muerto en 1915 Gourmont hubiera
apoyado y hecho publicar a Cendrars en la editorial del Mercure de France. Hemos
dicho que el conocimiento de la literatura del pasado que tenía Gourmont era ex
cepcional, pero ¿qué podemos decir de sus juicios sobre la literatura de su tiempo?
Saber descubrir y caracterizar las obras más originales de su época, cuando éstas
eran todavía desconocidas, ¿no sería éste el deber del verdadero crítico? Es lo que
había hecho Baudelaire y lo que más tarde hicieron Félix Fénéon y Jean Paulhan.
Gourmont era también un gran lingüista y en él predominaba, como señala
Maurice Saillet, le cuite du mot.m) De aquí viene su pasión por los libros, y no sólo
los libros de literatura, sino los libros de todo tipo, hasta los más especializados:
glosarios, tratados científicos, diccionarios, cuentos folklóricos, etc. Esta pasión
por las palabras técnicas y la práctica continua del Dictionnaire de la langue fran-
gaise de Hartzfeld y Darmesteter, Gourmont la transmitió a su discípulo Blaise
Cendrars, que confesaba no poder viajar sin llevar este enorme y excelente diccio
nario, ni escribir un libro sin haber establecido antes la lista de las palabras que iba
a utilizar... Sabemos que los Simbolistas franceses tenían la misma fascinación por
las palabras (basta ver las obras, injustamente olvidadas, de Tailhade o de Poicte-
vin); pero Gourmont no se limitó a los neologismos o arcaísmos catalogados en el
curioso Petit Glossaire pour servir á l’intelligence des auteurs Décadents et Sym-
bolistes de Plowert.1341Supo repasar toda la historia de la lengua francesa e ir hasta
los léxicos de la época de Ronsard y du Bellay, y luego hasta las canciones de gesta,30124
(30) Fue Gourmont quien insistió par que el libro de poemas de Apollinaire Alcools fuese publicado
por el Mercure de France en 1913.
(31) Gran crítico de arte, poeta y novelista, Aurier fue quien escribió el primer artículo sobre Van
Gogh. Sus obras postumas fueron publicadas por Gourmont (Oeuvre, Mercure de Fr. 1893, gr.
in-8°) Sobre él, véase el n° especial de los Cahiers du Collége de Pataphysique, dossier 1 5 ,1 5 Gi-
douille 88 E. P.
(32) Gourmont cita a Segalen en sus Lettres á l'Amazone, y mantuvo correspondencia y relaciones
con él (cf. Fl. Bouiller, Víctor Segalen, Mercure de Fr. 1961, passim).
(33) Cf. M. Saillet, «Remy de Gourmont et le cuite do mot», in Sur la Route de Narcisse, Mercure de
Fr. 1958, p. 171.
(34) Obra firmada Plowert (pseudónimo de P. Adam, F. Fénéon, J. Moréas y G. Kahn), publicada en
1888 «chez Léon Vanier, bibliopole».
101
JEAN-PAUL GOUJON
★ ★ ★
Pero Gourmont no fue sólo un hombre culto, lo que llamamos un «ratón de bi
blioteca». Supo analizar de forma muy aguda la vida de su época y, no pocas veces,
tuvo el valor de tomar partido. Lo hizo de una forma abierta, pero tranquila, lo que
no impide que algunos artículos suyos (aquí pensamos en los famosos Epilogues,
de los cuales volveremos a hablar más adelante) nos parecen hasta tal punto atrevi
dos aún hoy día que se puede dudar que un periódico actual los pudiera publicar
sin problemas. Recordaremos que en abril de 1891 Gourmont publicó en el Mercu-
re de France un artículo contundente titulado Le Joujou Patriotisme.(37) En plena
época de nacionalismo germanófobo francés, denunciaba las obsesiones y estupide
ces de tal actitud y la obsesión de toda la inteligentsia francesa por la revanche.m
Se atrevía a escribir:
Personnellement, je ne donnerais pas, en échange de ces ierres oubliées [Al-
sacia y Lorena], ni le petit doigt de ma main droite: il me sert á soutenir ma main,
quand j ’écris; ni le petit doigt de ma main gauche: il me sert a secouer la cendre
de ma cigarette.m
El resultado fue que, algunos días después, Gourmont fue despedido de la Bi
blioteca Nacional de Paris, donde estaba encargado del catálogo general, pese a
una protesta firmada por Mallarmé y otros tantos. De hecho, Gourmont no se hacía
102
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
(40) Art. cit. ibid., p. 105. Se sabe que el poeta André Chénier fue guillotinado el 25 de julio de 1795
por la Revolución Francesa.
(41) Cf. Epilogues, 3 tomos (Mercure de France, 1903, 1904 y 1912), Dialogues des Amateurs (id.,
1907) y Nouveaux Dialogues des Amateurs (id., 1910).
(42) «L'idée de décadence» in La Culture des Idees, Mercure de Fr. 1916, pp. 127-128.
103
JEAN-PAUL GOUJON
★ ★ ★
104
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
dis, engagées dans une perpétuelle guerre. Ce qu’on appelle l’áme n ’est qu’une
odeur, parfum ou poison, oú se résument les puissances des organes. Respirer
l’áme, c’est le respirer le corps sous sa forme la plus puré et la plus assimila-
bleW
El «paganismo» de Gourmont se extendía a las ideas morales y religiosas, pero
tenemos que subrayar que, como su amigo Huysmans, Gourmont tenía un conoci
miento muy profundo de la religión. La similitud con Huysmans va incluso más
allá: Gourmont era atraído igualmente por el erotismo y por la religión, y especial
mente por el esoterismo y los heterodoxos. Pierre Louys tenía razón al escribirle
sobre un ejemplar de Las Canciones de Bilitis esta dedicatoria:
A Remy de Gourmont
ami de la luxure et de la piété
ce livre qui a les apparences de l’une et de l’autre.m
Sabemos ahora, gracias a Bataille, Praz y Klossowski, los lazos tan estrechos
que unen erotismo y religión'474849501’. Así que nos parece que Léautaud, a pesar de su
acostumbrada agudeza, se equivoca cuando lamenta: Ses romans [de Gourmont]
sont abimés... par cette espéce de sadisme qui le faisait associer sans cesse les
choses de la religión aux choses de l’amour.m
¿Era Gourmont un escéptico? De hecho no tenía sistema, y se nota en su obra
una cierta evolución cronológica. Pero queda siempre patente la aversión a los
dogmas y sistemas. Gourmont n ’était pas un sceptique, nos asegura Léautaud. Un
homme qui pense, qui a l’intelligence sensible, ne peut pas étre un sceptique de-
vant le spectacle qu’offre la société... J’ai assez connu Remy de Gourmont pour
lui auoir vu bien des cótés passionnés. II était tout intelligence et professait un
mépris presque universel.{5l) Se puede hablar entonces de la «passion critique» (K.
D. Uitti) de Gourmont. Como Stendhal, a quien tanto quería, tenía dos caras, dos
personalidades a la vez contradictorias y complementarias: su sensibilidad (tan evi
105
JEAN-PAUL GOUJON
106
DIDEROT ETTAHITI
(Notes pour une réflexion sur Le “Supplément du Voyage de
Bougainville”)
Dolores JIMÉNEZ
Universidad de Valencia
Dans une lettre á Sophie Volland, aprés avoir rapporté briévement certains
propos de voyages du barón Cleychem, Diderot sígnale:
0 ) D. Diderot «Lettres á Sophie Volland». p.40. 1 1. Ed. d'Aujourd'hui. Les Introuvables. 1978.
(2) Voir á ce propos l'introduction d'Yves Benot au «Voyage en Hollande» de D. Diderot, Maspérot
F/M La Découverte n° 43.1982.
(3) Diderot «Entretiens sur le Fils Naturel». p. 28. Garnier Flammarion. n° 164.1981.
(4) Voir le début du «Neveu de Rameau» de D. Diderot.
107
DOLORES JIMÉNEZ
«Le Voyage de Bougainville est le seul qui m’ait donné du goüt pour
une autre contrée que la mienne. Jusqu’á cette lecture, j’avais pensé
qu’on n’était nulle part aussi bien que chez soi, résultat queje croyais
le méme pour chaqué habitant de la terre, effet naturel de l’attrait du
sol, attrait qui tient aux commodités dont on jouit, et qu’on n’a pas la
méme certitude de retrouver ailleurs.»15’
(5) Diderot «Supplément au Voyage de Bougainville» p. 267. L'édition utilisée pour ce travail est
celle du livre de Poche n° 5925. Líbrame Genérale Fran^aise 1984. Nouvelle édition.
(6) Roger Kempf: «Diderot et le román», p. 187. Coll. Pierre Vives. Seuil. 1984. Réédition.
(7) Voir á ce propos l'intéressante préface de Jacques Proust au «Voyage autour du monde» de
Bougainville. p. 16. Folio n° 1385. Gallimard. 1982.
108
DIDEROT ET TAHITI (NOTES POUR UNE REFLEXION SUR LE «SUPPLÉMENT DU VOYAGE DE BOUGAINVILLE»)
n’exclut pas l’originalité de la réflexion de notre philosophe sur les moeurs «idylli-
ques» de Tahiti. Dans cette direction d’ailleurs, Jacques Proust affirme tres juste-
ment:
Une comparaison systématique des deux textes nous permettrait, sans nul doute,
de confírmer la véracité de l’affirmation de J. Proust.*91 Mais tel n’est pas notre pro
pos. II s’agit, pour nous, de tirer une des possibles significations de cet intérét du
philosophe pour File de Tahiti. C’est précisément arrivés á ce point que nous nous
voyons assailli (e)s par plusieurs questions. Cet intérét de Diderot pour Tahiti au
point de l’inciter á écrire un «complément», un «supplément» au Voyage..., est-il dü
uniquement au fait que Bougainville soit «un admirable conteur et c’est ce qui plai-
sait á Diderot», comme le sígnale J. Proust?(10)1Est-il dü aussi, selon les propos de J.
Proust encore, au succés de ce livre qui, décrivant les moeurs idylliques des Tahi-
tiens, illustrait aux gens du monde le «rousseauisme» á la mode, c’est-á-dire le
mythe du bon sauvage,01’ nostalgie d’un paradis perdu ou d’un age d’or réel,
existant? E t / ou, enfin, la lecture de la vie idyllique dans FILE de Tahiti a-t-elle
provoqué chez le philosophe le reve d’une utopie?
En effet, File, cet espace de terre entouré d’eau et á laquelle on ne parvient
qu’á l’issue d’un voyage, a eue une place privilégiée dans la littérature. Par son
éloignement, son isolement, son caractére de microcosme, sous forme d’ile déserte
ou inconnue, l’espace insulaire a été investí par l’imaginaire collectif et individuel
d’une fonction sublimatrice. Tantót paradis perdu, tantót age d’or ou refuge, tantót
lieu d’une utopie sociale, l’image de File évoque souvent la cristallisation de reves,
désirs projetés dans cet ailleurs bien souvent fictif qu’elle représente, en contrapo-
sition avec une réalité inscrite dans un espace frustrant. L’ile devient ainsi le refuge
109
DOLORES JIMÉNEZ
«...la que está a punto de morir, y la que está a punto de nacer; pero
ésta hay que situarla todavía en la conciencia europea como base ma
terial del pensamiento utópico.»1141
Diderot, pour sa part, se laisse aussi séduire par ce que représente Tahiti, une íle
aussi, mais il ne s’agit pas d’y voir nécessairement une utopie. A bien relire le texte
qui nous intéresse, nous y trouverons la reprise de thémes qui lui sont chers.
Le Supplément... de Diderot qui prend comme point de départ le récit de Bou-
gainville, présente une structure qui mérite une analyse car elle est une des clés de
compréhension du texte et de la portée que lui voulait probablemente l’auteur.
Deux moments essentiels font présente l’íle de Tahiti au lecteur:
-Le départ des voyageurs de l’íle qui donne lieu á la harangue du patriarche.
-L ’arrivée des voyageurs á Pile: l’accueil de l’aumónier par Orou, un insulaire qui
oblige notre prétre á s’adapter aux coutumes de ce lieu. Les réticences de l’ecclé-
siastique entrainent une discussion.
110
DIDEROT ET TAHITI (NOTES POUR UNE REFLEXION SUR LE «SUPPLÉMENT DU VOYAGE DE BOUGAINVILLE»)
Or, le premier moment signalé n ’apparaít que dans la premiére moitié du Cha-
pitre II, «Adieux du vieillard» et le deuxiéme moment, «L’entretien de PAumónier et
d’Orou» occupe également une partie du chapitre III, pour se poursuivre de la
méme fagon au chapitre IV, «Suite de l’entretien». Ces deux moments déterminés
de la sorte, et qui représenteraient un niveau second du texte, se trouvent séparés
et encadrés par un niveau premier du texte point de départ et aboutissement, qui
est celui d’un dialogue entre deux présences intellectuelles.05’ Cette structuration
du texte, qui éloigne de telle sorte l’évocation de ce qui se passe á Tahiti dans les
deux moments évoqués, suppose une distanciation ¿vidente de ce qui s ’y dit et
oblige done le lecteur de Diderot á passer par le tamis du dialogue entre A et B,
pour suivre ainsi cette échange de réflexions dont Pile et ses habitants sont l’objet.
Le principe, la méthode utilisée ici, est une pratique tres fréquente dans Poeuvre
de Diderot, mais il adquiert dans ce texte antérieur á «Jacques le Fataliste et son
maitre», valeur d’expérimentation méthodologique, dans la mesure oü cette distan
ciation suppose une mise en perspective réflexive d’une grande modernité. N’ou-
blions pas les propos de Pauteur dans ses Pensées sur la peinture:
Cette mise en perspective est d’autant plus riche de sens que le texte du Sup-
plément... justifié par un dialogue sur Bougainville et son voyage, en attendant que
le brouillard se dissipe, aborde Pévocation de Tahiti comme lecture commune entre
A et B, donnant comme réel une fiction et refutant, par la méme occasion, la réalité
de Pile comme fable par Pattribution du texte lu á Bougainville:
m
DOLORES JIMÉNEZ
Et, au centre du probléme qui surgit lors de la comparaison entre ce qui représente
l’origine du monde et ce qui représente sa vieillesse: la liberté. Si le Tahitien ne
(18) «Une observation assez constante, c'est que les institutions surnaturelles et divines se fortifient
et s'éternisent, en se transformant, á la longue, en civiles et nationales, et que les institutions ci
viles et nationales se consacrent, et dégénérent en préceptes surnaturels et divins. (...) Un brin
de plus qu'on ajoute au lien dont on nous serre. «-Diderot «Supplément..», op. cit. p. 265.
(19) Diderot: «Supplément..», op. cit., p. 268.
112
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
luntariamente los poemas, cuentos, obras teatrales y novelas, que necesitarían por
sí solos un estudio monográfico.,1I,
Uno de los puntos claves de la filosofía de Gourmont (si se puede llamar así el
pensamiento de un hombre que odiaba los sistemas) es su famosa teoría de la «diso
ciación de ideas»: Séparer les vieilles idees, les images unies par la tradition, les
considérer comme une arme, quitte á les remarier et á ordonner une infinité de
couples nouveaux qu’une nouvelle opération desunirá encore.,12) Así Gourmont se
empeña en disociar ciertas ideas casi siempre estrechamente unidas unas con
otras: arte y moralidad, inmortalidad y justicia, decadencia política y decadencia ar
tística, causa y acontecimiento, responsabilidad y necesidad, progreso y mejoría,
obscenidad y sexualidad, igualdad y naturaleza, tiempo y continuidad, instrucción
e inteligencia, instrucción y moralidad, etc. Este método crea para Gourmont un
nuevo modo de crítica y de pensamiento.
Otro tema que se puede relacionar con la «disociación de ideas» es la «ley de
constancia intelectual», celebrada más tarde por Cendrars.03’ Esta ley, Gourmont la
elaboró frecuentando científicos, y particularmente al biólogo René Quinton, autor
de una tesis titulada L ’E au de mer, milieu organique. Quinton aseguraba que sólo
el ser vertebrado (y sobre todo el hombre) había conseguido resistir a la glaciación
de nuestro planeta manteniendo en su cuerpo el calor y el ambiente original, o sea
el agua. Este transformismo biológico tiene para Gourmont otra cara: el transfor
mismo intelectual, es decir el uso continuo, por parte del hombre, de su inteligen
cia para resistir a las modificaciones del ambiente y mantenerse igual gracias a mu
chas invenciones suyas (el fuego, la rueda, etc.). Todo esto demuestra la existencia
de un mecanismo constante en la inteligencia humana, que no crece ni aumenta,
pero evoluciona. Podemos ver que las afirmaciones de Gourmont tienen como
siempre un presupuesto un tanto subversivo: negar la idea de progreso intelectual
del hombre y enseñarnos que se trata de una mera evolución sin mejoría. Negar
también la supremacía y el progreso constante de la inteligencia humana, pues123
(11) Como poemas, cabe señalar Divertissements (Mercure de Fr„ 1912); como cuentos, Couleurs
(id., 1908) y Histoires magiques (id. 1894; reed. 10/18, 1982); novelas, Sixtine (Savine ed.,
1890; reed. 10/18,1982), Merlette (Pión ed., 1886) y Une Nuitau Luxembourg (Mercure de Fr.,
1906); como teatro, Théodat (Mercure de Fr., 1893).
(12) «La dissociation des idees», in La Culture des Idees, Mercure de Fr. 1916, p. 69.
(13) Cf. Cendrars, Le Lotissement du Ciel, cit, n. 11, p. 330.
97
JEAN-PAUL GOUJON
98
REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
-La vraie devise de l’humanité devrait étre: Liberté, égalité, médiocrité. On pour-
rait étre súr que les deux derniers termes n ’abuseraient pas du premier;(18)1920
★ ★ ★
Los siete tomos de Promenades littérairesa9) que recogen los artículos litera
rios escritos por Gourmont, son muy variados, pues contienen al lado de artículos
sobre Mallarmé, Huysmans, Maupassant, Racine, Balzac, etc., ensayos sobre litéra-
tura americana, Góngora, Machiavel, Meredith, Nietzsche, Petronio, Shakespeare,
Heliogabalo, etc. Al leer estos artículos, uno se da cuenta de que Gourmont se em
peña mucho en defender y alabar a unos escritores quizá menos conocidos que los
«grandes» clásicos, pero que tienen sus calidades y encantos y que son, al fin y al
cabo, la sal de la literatura: Laforgue, Barbey d’Aurevilly, Rivarol, Gobineau, D’Es-
ternod, Saint-Amánt, Cyrano, Senancour, Maynard. Como decía Pascal Pia (tal vez
el Gourmont de nuestra época), las predilecciones de Gourmont se dirigían ante
todo a los heterodoxos y a los espíritus libres del pasado: Théophile de Viau, Gior-
gio Baffo, Pietro Aretino, Stendhal. Fue uno de los primeros defensores de Sten
dhal, en un tiempo en que el autor de Rojo y Negro era totalmente olvidado o des
preciado por la Sorbonne y por la crítica oficial,,20) y defendido sólo por gente como
Paupe y Léautaud. Pasó lo mismo con Nerval, más olvidado todavía y que Gour
mont supo poner en su verdadero sitio, anticipándose así a toda la crítica moderna.
No cabe duda, por otra parte, de que Gourmont supo formar la erudición de Apolli-
naire, indicándole estos «clásicos prohibidos» a los que el autor de Les Onze Mille
Verges llamara les diables amoureux.{2'] El mismo Apollinaire recordará con mu
cho gusto sus lecturas de Gourmont y sobre todo las numerosas charlas que man
tuvo con él.(22)
Uno de los «descubrimientos» de Gourmont fue Jarry. A éste último le ayudó y
lo apoyó para publicar en la casa editorial del Mercure de France, habiendo visto
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(23) Sobre este episodio, cf. N. Arnaud, Alfred Jarry, La Table Ronde ed. 1974, pp. 193-206.
(24) Cf. Hommage a Rachilde (colectivo), Organographes du Cymbalum Pataphysicum, n° 19-20, abril
1983.
(25) De esta revista se publicaron 8 números (oct. 1894 - dic. 1896), con grabados de Filiger, E. Ber-
nard, Jarry, Gourmont y el Aduanero Rousseau. Gourmont asumió solo la dirección de la mis
ma a partir de principios de 1896, después de su ruptura con Jarry.
(26) In Mercure de France, octubre 1894.
(27) Excepto de Léon Bloy (cf. Le cabanon de Prométhée) y de la revista belga La Jeune Belgique.
(28) Ejemplar único entonces: hace algunos años, un librero parisino encontró un segundo ejemplar
de Poésies de Ducasse.
(29) Cf. «La Littérature Maldoror», vuelto a publicar en Promenades Littéraires, tomo 6.
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REMY DE GOURMONT, INICIADOR Y EXPLORADOR
Ducasse y de Poésies, habra que esperar hasta 1920 y la llegada de los surrealistas
franceses. No hace falta destacar aquí el papel de precursor de Gourmont, que tuvo
la misma lucidez con Apollinaire,130’ Huysmans, G.-A. Aurier1311 e incluso Víctor Se-
galen.<32) Se puede pensar que si no se hubiera muerto en 1915 Gourmont hubiera
apoyado y hecho publicar a Cendrars en la editorial del Mercure de France. Hemos
dicho que el conocimiento de la literatura del pasado que tenía Gourmont era ex
cepcional, pero ¿qué podemos decir de sus juicios sobre la literatura de su tiempo?
Saber descubrir y caracterizar las obras más originales de su época, cuando éstas
eran todavía desconocidas, ¿no sería éste el deber del verdadero crítico? Es lo que
había hecho Baudelaire y lo que más tarde hicieron Félix Fénéon y Jean Paulhan.
Gourmont era también un gran lingüista y en él predominaba, como señala
Maurice Saillet, le cuite du mot.m De aquí viene su pasión por los libros, y no sólo
los libros de literatura, sino los libros de todo tipo, hasta los más especializados:
glosarios, tratados científicos, diccionarios, cuentos folklóricos, etc. Esta pasión
por las palabras técnicas y la práctica continua del Dictionnaire de la langue fran-
gaise de Hartzfeld y Darmesteter, Gourmont la transmitió a su discípulo Blaise
Cendrars, que confesaba no poder viajar sin llevar este enorme y excelente diccio
nario, ni escribir un libro sin haber establecido antes la lista de las palabras que iba
a utilizar... Sabemos que los Simbolistas franceses tenían la misma fascinación por
las palabras (basta ver las obras, injustamente olvidadas, de Tailhade o de Poicte-
vin); pero Gourmont no se limitó a los neologismos o arcaísmos catalogados en el
curioso Petit Glossaire pour servir á l’intelligence des auteurs Décadents et Sym-
bolistes de Plowert.1341 Supo repasar toda la historia de la lengua francesa e ir hasta
los léxicos de la época de Ronsard y du Bellay, y luego hasta las canciones de gesta,30124
(30) Fue Gourmont quien insistió par que el libro de poemas de Apollinaire Alcools fuese publicado
por el Mercure de France en 1913.
(31) Gran critico de arte, poeta y novelista, Aurier fue quien escribió el primer artículo sobre Van
Gogh. Sus obras postumas fueron publicadas por Gourmont (Oeuvre, Mercure de Fr. 1893, gr.
in-8°) Sobre él, véase el n° especial de los Cahiers du Collége de Pataphysique, dossier 1 5,1 5 G¡-
douille 88 E. P.
(32) Gourmont cita a Segalen en sus Lettres á l'Amazone, y mantuvo correspondencia y relaciones
con él (cf. H. Bouiller, Víctor Segalen, Mercure de Fr. 1961, passim).
(33) Cf. M. Saillet, «Remy de Gourmont et le cuite du mot», ¡n Sur la Route de Narclsse, Mercure de
Fr. 1958, p. 171.
(34) Obra firmada Plowert (pseudónimo de P. Adam, F. Fénéon, J. Moréas y G. Kahn), publicada en
1888 «chez Léon Vanier, bibliopole».
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Pero Gourmont no fue sólo un hombre culto, lo que llamamos un «ratón de bi
blioteca». Supo analizar de forma muy aguda la vida de su época y, no pocas veces,
tuvo el valor de tomar partido. Lo hizo de una forma abierta, pero tranquila, lo que
no impide que algunos artículos suyos (aquí pensamos en los famosos Epilogues,
de los cuales volveremos a hablar más adelante) nos parecen hasta tal punto atrevi
dos aún hoy día que se puede dudar que un periódico actual los pudiera publicar
sin problemas. Recordaremos que en abril de 1891 Gourmont publicó en el Mercu-
re de France un artículo contundente titulado Le Joujou Patriotisme.1371 En plena
época de nacionalismo germanófobo francés, denunciaba las obsesiones y estupide
ces de tal actitud y la obsesión de toda la inteligentsia francesa por la revanche.m
Se atrevía a escribir:
Personnellement, je ne donnerais pas, en échange de ces terres oubliées [Al-
sacia y Lorena], ni le petit doigt de ma main droite: il me sert á soutenir ma main,
quand j ’écris; ni le petit doigt de ma main gauche: il me sert á secouer la cendre
de ma cigarette.m
El resultado fue que, algunos días después, Gourmont fue despedido de la Bi
blioteca Nacional de Paris, donde estaba encargado del catálogo general, pese a
una protesta firmada por Mallarmé y otros tantos. De hecho, Gourmont no se hacía356789
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(40) Art. cit ibid., p. 105. Se sabe que el poeta André Chénier fue guillotinado el 25 de julio de 1795
por la Revolución Francesa.
(41) Cf. Epilogues, 3 tomos (Mercure de France, 1903, 1904 y 1912), Dialogues des Amateurs (id.,
1907) y Nouveaux Dialogues des Amateurs (id., 1910).
(42) «L'idée de décadence» ¡n La Culture des Idees, Mercure de Fr. 1916, pp. 127-128.
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dis, engagées dans une perpétuelle guerre. Ce qu’on appelle l’áme n ’est qu’une
odeur, parfum ou poison, oú se résument les puissances des organes. Respirer
l’áme, c’est le respirer le corps sous sa forme la plus puré et la plus assimila-
ble.m
El «paganismo» de Gourmont se extendía a las ideas morales y religiosas, pero
tenemos que subrayar que, como su amigo Huysmans, Gourmont tenía un conoci
miento muy profundo de la religión. La similitud con Huysmans va incluso más
allá: Gourmont era atraído igualmente por el erotismo y por la religión, y especial
mente por el esoterismo y los heterodoxos. Pierre Louys tenía razón al escribirle
sobre un ejemplar de Las Canciones de Bilitis esta dedicatoria:
A Remy de Gourmont
ami de la luxure et de la piété
ce livre qui a les apparences de l’une et de l’autre.m
Sabemos ahora, gracias a Bataille, Praz y Klossowski, los lazos tan estrechos
que unen erotismo y religión149’. Así que nos parece que Léautaud, a pesar de su
acostumbrada agudeza, se equivoca cuando lamenta: Ses romans [de Gourmont]
sont abimés... par cette espéce de sadisme qui le faisait associer sans cesse les
choses de la religión aux choses de l’amour.m
¿Era Gourmont un escéptico? De hecho no tenía sistema, y se nota en su obra
una cierta evolución cronológica. Pero queda siempre patente la aversión a los
dogmas y sistemas. Gourmont n ’était pas un sceptique, nos asegura Léautaud. Un
homme qui pense, qui a l’intelligence sensible, ne peut pas étre un sceptique de-
uant le spectacle qu’offre la société... J’ai assez connu Remy de Gourmont pour
lui avoir vu bien des cotes passionnés. II était tout intelligence et professait un
mépris presque universel}47489501) Se puede hablar entonces de la «passion critique» (K.
D. Uitti) de Gourmont. Como Stendhal, a quien tanto quería, tenía dos caras, dos
personalidades a la vez contradictorias y complementarias: su sensibilidad (tan evi
105
JEAN-PAUL GOUJON
106
DIDEROT ETTAHITI
(Notes pour une reflexión sur Le “Supplément du Voyage de
Bougainville” )
Dolores JIMÉNEZ
Universidad de Valencia
Dans une lettre á Sophie Volland, aprés avoir rapporté briévement certains
propos de voyages du barón Cleychem, Diderot sígnale:
(1) D. Diderot «Lettres á Sophie Volland». p .40. 1 1. Ed. d'Aujourd'hui. Les Introuvables. 1978.
(2) Voir á ce propos l'introduction d'Yves Benot au «Voyage en Hollande» de D. Diderot, Maspérot
F/M La Découverte n° 43.1982.
(3) Diderot «Entretiens sur le Fils Naturel». p. 28. Garnier Flammarion. n° 164. 1981.
(4) Voir le debut du «Neveu de Rameau» de D. Diderot
107
DOLORES JIMÉNEZ
«Le Voyage de Bougainville est le seul qui m’ait donné du goüt pour
une autre contrée que la mienne. Jusqu’á cette lecture, j ’avais pensé
qu’on n’était nulle part aussi bien que chez soi, résultat que je croyais
le méme pour chaqué habitant de la terre, effet naturel de l’attrait du
sol, attrait qui tient aux commodités dont on jouit, et qu’on n’a pas la
méme certitude de retrouver ailleurs.»,5)
(5) Diderot «Supplément au Voyage de Bougainville» p. 267. L'édition utilisée pour ce travail est
celle du livre de Poche n° 5925. Librairie Générale Fran^aise 1984. Nouvelle édition.
(6) Roger Kempf: «Diderot et le román», p. 187. Coll. Pierre Vives. Seuil. 1984. Réédition.
(7) Voir á ce propos l'intéressante préface de Jacques Proust au «Voyage autour du monde» de
Bougainville. p. 16. Folio n° 1385. Gallimard. 1982.
108
DIDEROT ETTAHITI (NOTES POUR UNE REFLEXION SUR LE «SUPPLÉMENT DU VOYAGE DE BOUGAINVILLE»)
n’exclut pas l’originalité de la réflexion de notre philosophe sur les moeurs «idylli-
ques» de Tahiti. Dans cette direction d’ailleurs, Jacques Proust affirme trés juste-
ment:
Une comparaison systématique des deux textes nous permettrait, sans nul doute,
de confirmer la véracité de l’affirmation de J. Proust.'8910’ Mais tel n’est pas notre pro
pos. II s’agit, pour nous, de tirer une des possibles significations de cet intérét du
philosophe pour File de Tahiti. C’est précisément arrivés á ce point que nous nous
voyons assailli (e)s par plusieurs questions. Cet intérét de Diderot pour Tahiti au
point de l’inciter á écrire un «complément», un «supplément» au Voyage..., est-il dü
uniquement au fait que Bougainville soit «un admirable conteur et c’est ce qui plai-
sait á Diderot», comme le sígnale J. Proust?110’ Est-il dü aussi, selon les propos de J.
Proust encore, au succés de ce livre qui, décrivant les moeurs idylliques des Tahi-
tiens, illustrait aux gens du monde le «rousseauisme» á la mode, c’est-á-dire le
mythe du bon sauvage,111’ nostalgie d’un paradis perdu ou d’un age d’or réel,
existant? E t / ou, enfin, la lecture de la vie idyllique dans l’ÍLE de Tahiti a-t-elle
provoqué chez le philosophe le réve d’une utopie?
En effet, File, cet espace de terre entouré d’eau et á laquelle on ne parvient
qu’á l’issue d’un voyage, a eue une place privilégiée dans la littérature. Par son
éloignement, son isolement, son caractére de microcosme, sous forme d’íle déserte
ou inconnue, l’espace insulaire a été investí par l’imaginaire collectif et individuel
d’une fonction sublimatrice. Tantót paradis perdu, tantót áge d’or ou refuge, tantót
lieu d’une utopie sociale, l’image de File évoque souvent la cristallisation de réves,
désirs projetés dans cet ailleurs bien souvent fictif qu’elle représente, en contrapo-
sition avec une réalité inscrite dans un espace frustrant. L’íle devient ainsi le refuge
109
DOLORES JIMÉNEZ
«...la que está a punto de morir, y la que está a punto de nacer; pero
ésta hay que situarla todavía en la conciencia europea como base ma
terial del pensamiento utópico.»114’
Diderot, pour sa part, se laisse aussi séduire par ce que représente Tahiti, une ile
aussi, mais il ne s’agit pas d’y voir nécessairement une utopie. A bien relire le texte
qui nous intéresse, nous y trouverons la reprise de thémes qui lui sont chers.
Le Supplément... de Diderot qui prend comme point de départ le récit de Bou-
gainville, présente une structure qui mérite une analyse car elle est une des clés de
compréhension du texte et de la portée que lui voulait probablemente l’auteur.
Deux moments essentiels font présente Tile de Tahiti au lecteur:
-Le départ des voyageurs de Tile qui donne lieu á la harangue du patriarche.
-L ’arrivée des voyageurs á Pile: l’accueil de l’aumónier par Orou, un insulaire qui
oblige notre prétre á s’adapter aux coutumes de ce lieu. Les réticences de l’ecclé-
siastique entrainent une discussion.
110
DIDEROT ET TAHITI (NOTES POUR UNE RÉFLEXION SUR LE «SUPPLÉMENT DU VOYAGE DE BOUGAINVILLE»)
Or, le premier moment signalé n’apparaít que dans la premiére moitié du Cha-
pítre II, «Adieux du vieillard» et le deuxiéme moment, «L’entretien de l’Aumónier et
d’Orou» occupe également une partie du chapítre III, pour se poursuivre de la
méme fagon au chapítre IV, «Suite de l’entretien». Ces deux moments déterminés
de la sorte, et qui représenteraient un niveau second du texte, se trouvent séparés
et encadrés par un niveau premier du texte point de départ et aboutissement, qui
est celui d’un dialogue entre deux présences intellectuelles.1151 Cette structuration
du texte, qui éloigne de telle sorte l’évocation de ce qui se passe á Tahiti dans les
deux moments évoqués, suppose une distanciation évidente de ce qui s ’y dit et
oblige done le lecteur de Diderot á passer par le tamis du dialogue entre A et B,
pour suivre ainsi cette échange de réflexions dont rile et ses habitants sont l’objet.
Le principe, la méthode utilisée ici, est une pratique tres fréquente dans l’oeuvre
de Diderot, mais il adquiert dans ce texte antérieur á «Jacques le Fataliste et son
maitre», valeur d’expérimentation méthodologique, dans la mesure oú cette distan
ciation suppose une mise en perspective réflexive d’une grande modernité. N’ou-
blions pas les propos de l’auteur dans ses Pensées sur la peinture:
Cette mise en perspective est d’autant plus riche de sens que le texte du Sup-
plément... justifíé par un dialogue sur Bougainville et son voyage, en attendant que
le brouillard se dissipe, aborde l’évocation de Tahiti comme lecture commune entre
A et B, donnant comme réel une fiction et refutant, par la méme occasion, la réalité
de File comme fable par l’attribution du texte lu á Bougainville:
111
DOLORES JIMÉNEZ
Et, au centre du probléme qui surgit lors de la comparaison entre ce qui représente
l’origine du monde et ce qui représente sa vieillesse: la liberté. Si le Tahitien ne189
(18) «Une observaron assez constante, c'est que les institutions surnaturelles et divines se fortifient
et s'éternisent, en se transformant, á la longue, en civiles et nationales, et que les institutions ci
viles et nationales se consacrent, et dégénérent en préceptes surnaturels et divins. (...) Un brin
de plus qu'on ajoute au lien dont on nous serre. «-Diderot «Supplément..», op. cit. p. 265.
(19) Diderot: «Supplément..», op. cit., p. 268.
112
DIDEROT ET TAHITI (NOTES POUR UNE RÉFLEXION SUR LE «SUPPLÉMENT DU VOYAGE DE BOUGAINVILLE»)
peut rien comprendre de la société «civilisé», de ses lois, ses usages, c’est qu’il est
«sauvage», c’est-á-dire:
«... un étre en qui le sentiment de la liberté est le plus profond des sen-
timents.»,20)
«Un jour, ils reviendront, (...) VOUS enchainer, vous égorger ou vous
assujettir á leurs extravagances et á leurs vices. Un jour vous servirez
sous eux...»20(21)2
113
DOLORES JIMÉNEZ
114
DIDEROT ETTAHITI (NOTES POUR UNE REFLEXION SUR LE «SUPPLÉMENT DU VOYAGE DE BOUGAINVILLE»)
suppose, par sa venue au monde, une fortune pour la cabane (la famille) et une for
tune pour la nation, car:
«Ce sont des bras et des mains de plus dans Tahiti. Nous voyons en lui
un agriculteur, un pécheur, un chasseur, un soldat, un époux, un
pére.»(27)289301
Nous nous retrouvons ici face á un théme qui hante souvent la pensée de Diderot:
celui de la paternité, théme présent dans son théátre, mais aussi dans lile imaginai-
re oü le souverain Mongogul, dans les Bijoux Indiscrets avait envoyé des voya-
geurs «pour en recueillir la sagesse».1281 D’autre part, le fait que presque tout le récit
d’Orou sur les moeurs tahitiennes tourne essentiellement autour du théme du
«mariage», non pas comme institution mais comme forme de cohabitation entre les
deux sexes, cohabitation libre et durable á volonté avec une égalité de décision
pour les deux partenaires, dénote aussi de l’intérét porté par Diderot pour ce sujet.
En ce sens il y aurait dans le texte une revendication de la liberté sexuelle, s’ajou-
tant á la revendication de liberté dans d’aiitres domaines. C’est d’ailleurs sur ce
point et á partir de ce point qu’Orou, l’insulaire, critique les moeurs européennes.
Les institutions, l’autorité politique et religieuse, en imposant des préceptes oppo-
sés á la nature, done contraires á la raison,m car ils se situent en dega d’elle, ne
sont faits que pour étre transgressés. Tout manque de liberté, en quelque terrain
que ce soit, est contraire á la nature car il enchaine les étres égaux et cela suppose
«qu’un étre sentant, pensant et libre, peut-étre la propriété d’un étre semblable á
lui».m C’est bien la liberté de l’individu, pour le bien de la communauté que Dide
rot «met en perspective» puisque les deux interlocuteurs re-discutent sur ce sujet,
á la fin du Supplément... Ce qui fait dire á l’interlocuteur B.:
115
DOLORES JIMÉNEZ
«B. Nous parlerons contre les lois insensés jusqu’á ce qu’on les réfor-
me, et en attendant nous nous y soumettrons.»(32)
Ainsi, l’écriture, comme fiction de la parole devient pour lui un acte de libération,
car parler la liberté, l’écrire est un acte de libération. Sa revendication de liberté
commence lá.
116
REMARQUES SUR LA MORT DANS LE RÉCIT DE
MICHEL TOURNIER «LA JEUNE FILLE ET LA MORT»
Claudine LÉCRIVAIN
Universidad de Cádiz
«Je prétendais bien sur devenir un vrai romancier, écrire des histoires
qui auraient 1‘odeur du feu de bois, des champignons d'automne ou du
poil mouillé des bétes, mais ces histoires devraient étre secrétement
mués par les ressorts de 1‘ontologie et de la logique matérielle. (...)
Mais je voulais faire sentir sous ces vertes frondaisons et ce's bruns la-
bours le roe de 1‘absolu ébranlé par le lourd tam-tam du destin»(l).
(1) TOURNIER, Michel, Le Vent Paraclet, Paris, Gallimard / Folio, 1977, p.179
117
CLAUDINE LÉCRIVAIN
sion sans retour, et d'autre part la relation particuliére que le personnage établit
avec la mort, relation rituelle qui, d'une certaine fagon, est célébration d'une vie.
Mélanie, personnage central de «La jeune filie et la mort», vit dans un monde
qui pour elle n‘est qu’«une marée de fadeur et de grisaille» (p.l77)<2), «une désola-
tion nauséeuse» (p.178) oü régne «la marée clapotante de 1‘ennui» (p.185). Elle par-
vient á le suppórter uniquement lorsqu'elle s'occupe á réunir les clefs qui lui per-
mettront la chute vers la destruction qui sera reconstruction de son propre uni-
vers: la mort envisagée apparaít comme reflet de la vie.
Le récit s'organise autour d‘un phénoméne d'envahissement de la mort déve-
loppé sur deux plans différents: dans la psychologie du personnage et dans l’espace
du texte. La mort envahit la conscience et la vie de Mélanie de fagon Progressive
jusqu’á se convertir en obsession. En effet, ce ne sont tout d’abord que des élé-
ments extérieurs, biologiques qui ne la concernent pas directement (animaux,
insectes). Cette premiére rencontre se situé dans le domaine de la curiosité face á
un mystére, un événement externe impossible á intégrer á la propre vie. Sa décou-
verte de la mort est celle de «tous les enfants» (p.180), cependant elle lui permet
d’en pressentir les nuances, les différences sans pour autant franchir le pas vers la
sensation. Le processus de transform aron s’initie seulement á travers la mort de la
mere. «Ce deuil la blessa cruellement» (p.180) mais en méme temps il laisse présager
quelque chose de grandiose. Cet évément sera la clef de l’intériorisation car la sen
sation vient de naitre et, complétant l’expérience antérieure, elle bascule sur un
plan intérieur. Le glissement vers 1‘obsession s'amorce á ce moment précis du récit
car l’idée, la représantation, le fait méme de la mort et les souvenirs qui y sont asso-
ciés déchatnent chez la jeune filie une féte et une jouissance qui se convertiront en
but unique de sa vie. Ce fait accidentel a été le révélateur de la sensation et ce n’est
plus une enfant qui découvre la mort mais un étre qui la ressent et l’exprime soit á
travers le chagrín, soit á travers une sorte d’hilarité alors que la premiére rencontre
avec la mort n ’avait supposé aucune réaction.
L'expression du sentiment agit ici comme preuve de l’intégration de l’élément
fúnebre qui, á son tour, débouche sur la fascination. La mort est passée progressi-
vement d’un plan extérieur á un plan intérieur, qui par la suite se voit totalement
envahi. La sensation agréable se propage insensiblement mais cependant de fagon2
(2) TOURNIER, Michel, Le Coq de Bruyére, París, Gallimard / Folio, 1978. Toutesjes références au
récit «La Jeune Filie et la Mort» renvoient á cette édition.
118
REMARQUES SUR LA MORT DANS LE RÉCIT DE MICHEL TOURNIER «LA JEUNE FILLE ET LA MORT»
Cependant, á cette étape du récit, les objets ne sont qu’indicateurs d’une pos-
sible voie vers le paradis perdu. lis symbolisent la mort et c’est pour cela qu’ils atti-
rent Mélanie mais ils n’atteindront pas la condition de clef «d’une porte sur l’au-
delá». Ils servent á leur tour de révélateurs et ce n’est que par la suite que les objets
découverts par Mélanie deviendront les clefs de la destruction.
La progression de l’envahissement débouche inévitablement sur une relation
directe de la jeune filie avec la mort. Elle se laisse gagner par les choses fúnebres
qui seront le lieu de tous les soucis, de tous les actes et de tous les comportements.
Tout va désormais se développer sur un plan intérieur. Les objets existent gráce au
regard chargé d’intention fúnebre qu’elle porte sur eux qui les réveille de leur
léthargie et leur redonne la capacité de mort. La fascination devient véritablement
obsession á partir du moment oü la jeune filie recherche dans toutes ses rencontres
l’instrument de sa libération: de sa rencontre avec Etienne elle découvre la corde
qui rendrait possible une pendaison, son séjour chez Jacqueline lui procure le pis-
tolet qui lui permettrait de se tuer et lors de sa rencontre en forét avec Aristide
Coquebin elle ramasse des champignons vénéneux pour éventuellement s’empoi-
sonner. La progression est une fois encore marquée de fagon évidente: ce n ’est plus
seulement l’esprit de Mélanie qui désire la mort, bien plus, les différents modes de
suicide envisagés indiquent petit á petit un degré supérieur de complicité avec le
corps -la corde donne lieu á une mort venue de l’extérieur, la baile de pistolet en
détruisant une partie du corps est une transition entre les plans extérieur et inté
rieur, et finalement, par ingestión, les champignons permettront une mort venue
directement de l’intérieur. La derniére forme de suicide envisagée s’avére presque
communion.
119
CLAUDINE LÉCRIVAIN
La relation avec la mort devient done de plus en plus intime et le corps prend
part graduellement á cette fascination, il y est invité de plus en plus directement.
Sur le plan affectif la mort par ingestión permet de rejoindre le point de départ de
l’obsession, elle renvoie á la mere en une sorte de re-naissance:
La boucle est done bouclée: les éléments se déploient á partir d’un détonateur
initial et finissent par se rabattre et y revenir.
De la méme fagon l’espace du texte et le temps s’organisent sur un déploie-
ment de l’obsession fúnebre. Les étapes de l’envahissement s’échelonnent sur un
rythme qui va en s’accentuant, les intermédes diminuent et les phases de 1‘obses-
sion se relient de plus en plus directement. Elles se rapprochent dans le temps et
l’espace du récit. Le premier «jeu» direct avec la mort (mise en scéne de pendaison)
se déroule sur quelques semaines alors que le second (le pistolet) semble s’épuiser
en quelques jours. II existe un temps de repos entre ces deux étapes, un départ qui
éclipse en quelque sorte le premier «jeu». Cependant il reste évident que cette pau
se n’est possible que parce que le symbole de l’obsession vit de maniére autonome,
en paralléle (la corde reste pendue á la poutre). Le rythme s’accélére soudain avec
la troisiéme étape qui survient sans temps de repos, chevauchant la précédente: le
jour méme de la promenade en forét pour essayer le pistolet, Mélanie rencontre le
vieux botaniste qui va lui apprendre á reconnaítre les champignons vénéneux.
Paradoxalement les «temps morts» entre les différentes étapes correspondent
aux moments qui ne sont pas dirigés vers un projet mortel; ce sont des temps de
non-mort pendant lesquels a lieu une pause qui cependant ne va étre en aucun cas
un arrét mais une sorte de respiration pour mieux reprendre la course effrénée vers
la mort. Ces pauses, par ailleurs, sont rendues possibles car en toile de fond du ré
cit se développe un autre signe de la fascination, la guillotine que la jeune filie a
commandé á un vieux menuisier. Les temps morts ne le sont done jamais complé-
ment et cet élément de crise, caché et latent tout au long du récit, permet tous les
éléments de repos postérieurs.
La progression analysée révéle un paroxysme des signes du comportement
spécial de Mélanie envers la mort: les événements s’accumulent et les éléments de
crise s’imbriquent de plus en plus alors que les éléments de repos tendent á dispa-
120
REMARQUES SUR LA, MORT DANS LE RÉCIT DE MICHEL TOURNIER «LA JEUNE FILLE ET LA MORT»
L’attitude de Mélanie releve d’un comportement magique qui libére une sorte
de’étrangeté tragique oü se mélent érotisme, religiosité et mort. Application et pré-
cision entrent en jeu pour organiser un monde systématiquement dirigé vers la
mort. Le comportement du personnage s’agence de fagon rituelle, comme une céré-
monie oü chaqué geste est ressenti et réalisé comme signe sacré.
Les actes les plus simples soulignent le soin méthodique qu’elle met á conju-
rer son angoisse face au «vide morne et gris de la vie» (le citrón, élément magique,
est «soigneusement épluché»; en classe, elle décrit, sans oublier aucun détail, les
tourments des personnages célébres condamnes á mort et torturés, etc.) Les diffé-
rents actes de sa vie se déroulent á des moments déterminés et leur sens découle,
d’une certaine fagon, du calendrier, de la chronologie des faits, de la répétition des
gestes qui reflétent la volonté d’organiser un nouveau cuite:
121
CLAUDINE LÉCRIVAIN
cette intention de recréer faits et gestes en signes sacrés á l’intérieur d’un nouveau
cérémonial qui va procurer de nouveaux transports, de nouveiles expériences de
sensualité, de voluptuosité de fagon á rapprocher dans la conscience du personage
mort et amour, ou plutót mort et érotisme. La découverte de la corde rend Mélanie
«tremblante d’excitation» (p.186), la vue de l’arme á feu la trouble car
La forcé érotique s’insinue lentement dans les jeux de la fascination et ce n’est que
tardivement que Mélanie découvrira l’existence d’une relation étroite entre mort et
amour:
«... á mesure que la décision mürissait dans son esprit, elle sentait des
courants d’énergie et de joie la réchauffer et la regonfler en ondes suc-
cessives de plus en plus intenses. (...) La mort, méme lointaine encore,
par sa seule certitude, par la précision de la date de sa survenue, com-
122
REMARQUES SUR LA MORT DANS LE RÉCIT DE MICHEL TOÜRNIER «LA JEUNE FULE ET LA MORT»
L'extase apparaít alors comme phase complémentaire dans la recherche d‘un au-
delá, dans la volonté d'atteindre la conjuration supréme: le suicide. Une fois encore
le paroxysme de la situation empéche tout retour en arriére, car ne pas maintenir la
progression des signes du cuite de la mort équivaudrait á ruiner tout 1‘effort de
construction. Mélanie se voit dans l’impossibilité d'échapper au suicide car elle a
établi un cérémonial dont la seule conclusión est un rite absolu: le sacrifice-
suicide, clef parfaite de la bonne mort, celle qui sera expression de la sérénité et de
la satisfaction dans 1‘accomplissement d’une différence.
II devient évident que la fascination envers la mort est «flirt» vivifíant et non
pas désir de mourir. Dans la ligne de la relation privilégiée amour-mort, cette
approche stimulante s’ancre á partir de l’initiation sexuelle. L’expérience amoureu-
se sera pour elle la premiére expérience du bonheur.
Le monde lui est apparu une fois comme plein et á partir de ce moment, sa vie
sera la reconquéte de ce bonheur, la volonté de retrouver le chemin de cette sensa-
tion. Cette fois il ne s’agit pas de songer á l’aventure sexuelle comme moyen
d’échapper á la mort mais bien au contraire d’y parvenir, d’amplifier la sensation á
une échelle supérieure. C’est le refus de vivre seulement une partie de l’expérience
et le désir d’atteindre un degré supérieur de plénitude. Sa conduite énigmatique
s’épanouit done dans une recherche d’une sensation premiére sur la voie des
retrouvailles avec l’origine. La fascination envers la mort n'est pas mépris du mon
de mais vivification de ce qui ne peut étre -confession indirecte d’un sentiment d’é-
chec de la passion d’étre-. La mort ne représente pas la supréme évasion d’une vie
nauséeuse mais la clef qui donnera l’intensité á ce que Mélanie est fondamentale-
ment incapable de vivre. Les projets de mort ne compensent pas une relation frus-
123
CLAUDINE LÉCRIVAIN
124
/
BRIGITTE LÉPINETTE
Universidad de Valencia
(1) Grammaire et Syntaxe Fran^oise contenant reigles bien exactes et certaines de la prononcia-
tion, orthographe, construction et usage de notre langue, en faveur des estrangiers qui en sont
desireux. Par Charles Maupas Bloisien. Seconde Edition. A Orleans. Chez Olivier Boynard et
Jean N yon- 1618. (Slatkine Reprints. Genéves. 1973).
(2) On trouvera dans le livre de Ch. P. Bouton: Les Grammaires Franfaises de Claude Mauger a i'usa-
ge des Anglais (XVIIé Siécle) (París: Klincksieck. 1972) dans la partie bibliographique, a) une lis
te des grammaires et méthodes pour J'enseignement du franjáis aux Anglais, publiées depuis
le X lV é siécle jusqu'au début du 18e siécle; b) une liste des méthodes et grammaires pour les
125
BRIGITTE LÉPINETTE
étrangers, non diversifiées par langues, pour la méme époque dans laquelle apparaissent quin-
ze titres d'ouvrages en latín, et neuf en franjáis (dont la grammaire de Maupas). Nous nous
bornons á reproduire cette á derniére liste en sa premiére partie:
Plantin: Dialogues Fran^ois pour les jeunes enfants. Anvers 1567.
Le Gaygnard: L'apprenmolire Fan^ois pour apprendre les jeunes enfants et les estrangers á llre
en peu de temps les mots des escritures franfoyses -Poitiers 1585-.
Ch. Maupas: Premiére Grammaire- Blois 1607.
Du val: L'Eschole fran^oyse pour apprendre á bien parler selon l'usage de ce temps et pratique
des bons auteurs. Paris 1604.
Ch. Maupas: Grammaire fran^oyse. Paris 1626.1632.
(3) II est cependant difficile d'étre catégorique á ce sujet, car nous trouvons dans la grammaire de
Maupas quelques allusions concrétes á des faits de syntaxe allemande et ¡talienne. Par exem-
ple, Maupas écrit (p.l 24): «Mais nous avons deux natures d'impersonnels, l'un de sens passif
qui est fait de cette syllabe ON ou L'ON appliquée devanttoute tierce personne singul. de quel
que verbe que ce soit.. et convient entiérement á cette particule Allemande MANN. Les latins
les rendent par leurs tierces passives. On d it Dicitur. Mann. Sa gt on lit Legitur Mann list On
aime Amatur. Mann. Liebt..». cf. aussi p .l 27.
En ce qui conceme l'italien, nous lisons au sujet de la forme pronominale employée á la place
de la voix passive: «La langue italienne s'en sert aussi infiniment, n'ayant formule plus commu-
ne mesme pour exprimer les impersonnels de sens passif». (p.l 29).
126
LA VISÉE PÉDAGOGIQUE ET SES CONSÉQUENCES DANS LA GRAMMAIRE DE MAUPAS (ED. DE 1618)
127
BRIGITTE LÉPINETTE
7
ment quelles sont les conceptions pédagogiques de Maupas, comment selon lui,
s’acquiert une langue étrangére et quel est le role réservé au livre, dans ce proces-
sus.
Pour faciliter I’intelligence des regles du frangais aux étrangers, Maupas met
en oeuvre deux types d’explicitation dont la nature est, en réalité, nous le démon-
trerons, conditionnée par les contenus qu’il s’agit de présenter. D’une part, nous45
(4) J.C. Chevalier. La notion de complément dans la grammaire frangaise. Genéve 1968.
(5) Ch. P. Bouton. Les grammaires fran^aises de Cl. Mauger. Paris 1972.
128
LA VISÉE PÉDAGOGIQUE ET SE5 CONSÉQUENCES DAN5 LA GRAMMAIRE DE MAUPAS (ED. DE 1618)
constatons qu’il a recours á un premier type que nous appellerons, par référence
interne, par lequel il expose les formes du frangais et leurs modalités d’emploi en
une analyse n’impliquant que la langue frangaise. II décrit et défínit alors un élé-
ment déterminé, par rapport á d’autres éléments appartenant au systéme linguisti-
que frangais. C’est cette technique qui es presque constamment utilisée pour la
description phonétique oü nous le voyons distinguer les consonnes déterminant
des oppositions par paires. Voici par exemple, la description du son ou «lettre»<6) L:
«L s’exprime pleinement du bout de la langue mais doublée apres i au milieu du
mot ou a la fin, prend un son liquide que nos ancestres appeloient mignard comme
nous venons de dire sur la lettre i, lequel s’exprime du plat et milieu de la langue,
baisant le haut du palais de la bouche, la od i sans estre prononcé sert de marque a
cette liquefaction la. Voyez la différence sur ces mots et syllabes: Piller. Piler. Baler.
Bailler. Saillir. Salir, etc...» (p.9). Ce méme procédé d’explicitation par référence in
terne apparaít mis en oeuvre dans le chapitre «Des articles» ou ces éléments linguis-
tiques sont définis -n o u s résumons17’- avec leur double valeur, sémantique d’une
part et d’autre part comme marques du genre, du nombre et du cas («bien que cette
(derniére) distribution serve plus pour commodité d’enseigner, que pour ce qu’il
soit ainsi réellement et de fait» p.22) du nom qu’ils accompagnent. Disons, d’une
maniere générale, que l’explicitation par référence interne apparaít essentiellement
(mais non exclusivement) dans les chapitres sur l’article -nous venons de le voir-et
dans ceux concernant «l’usage des verbes» et «l’usage des temps». Dans le premier
cas, l’inexistence en latín, d’un élément équivalent explique, pour nous, l’absence
de la référence (externe) á cette langue, que nous constatons souvent ailleurs, dans
la Grammaire. Pour les autres chapites signalés, nous voyons une décision prélimi-
naire de Maupas qui déclare écarter de son explication, tout ce qui est commun á
notre langue et au latín, comme nous le lisons au début du chapitre «De l’usage des
verbes»: «Traitant de l’usage des parties d’oraison, je me suis tousjours proposé de
toucher seulement ce qu’elles ont de particuliere observation, autant qu’ils me se-
roit possible et que je m’en pourrois adviser, sans remplir le papier de reigles que
nostre langue peut avoir communes avec la langue latine et autres vulgaires ou qui
autrement, se peuvent suppleer par bon jugement (affirmation qui mériterait ampie67
(6) Pas plus que la plupart de ses contemporains, Maupas ne marque de différence nette entre ce
qui est son et lettre, prononciation et orthographé, tout le chapitre «De la prononciation» le dé-
montre.
(7) Pour plus de détail á ce sujet cf. Chapitre 7 de J.C. Chevlier, Op. Cit.
179
BRIGITTE LÉP1NETTE
commentaire s’agissant d’un ourvrage destiné á des étrangers...). Ainsi aussi des
verbes, je ne preten d’escrire leur syntaxe par le menú, qui seroit un oeuvre bien
long qui remplirait beaucoup de papier & le vrai argument d’un tresor de la lan-
gue...». (Chapitre, Usage des Verbes p.126) Aprés cette déclaration il apparaít claire-
ment que l’explicitation par référence interne est réservée chez Maupas á des phé-
noménes linguistiques spécifiques du frangais qui, ou bien n’ont pas de correspon-
dants en latin (cas des articles ou cas du pronom leur, par exemple) ou bien sont ré-
gis par des lois différentes en frangais et en latin.
(8) J. C. Chevalierip.402) montre que les manuels de l'époque procédent comme celui de Maupas
ne donnant «aucune exlication de sens, la traduction.. suffisant á assurer la compréhension et á
garantir le mécanisme de la tranposition...» Dans ces conditions «on a tout intérét de maintenir
(en franjáis des paradigmes nantis d'un systéme de marques cohérents qui évitent des explica-
tions sémantiques et simplifient les exposés» (p.401). Op. Cit.
130
LA VISÉE PÉDAGOGIQUE ET SES CONSÉQUENCES DANS LA GRAMMAIRE DE MAUPAS (ED. DE 1618)
nous appellons dans une terminologie traditionnelle indéfinis sont mis en rapport
avec leurs équivalents latins: «Autre est pur adjectif & n’a rien d’observation parti-
culiére... & signifie Alius, Alia, Alter, Altera... L’Autruy avec les obliques définis sig-
nifíe le bien, l’avoir d’Autruy... cést comme le latin Alienus.. (p.91) Mesme est pur
adjectif..& vaut autant que les latins Idem, Eadem». (p.92) etc... Dans le chapitre du
verbe nous constatons méme que le point de départ est la conjugaison latine que
conduit Maupas á des commentaires comme celui que nous trouvons á la page 94
sur le participe futur: «Nous rendons diversement les participes futurs latins..» et
suit l’énumération de diverses manieres de traduire un temps reconnu inexistant
en frangais. Dans les cas décrits, la démarche de Maupas est de type contrastif, s’ap-
puyant sur l’identité ou la différence entre le latin supposé évidemment connu de
l’éléve (malgré les déclarations préliminaires de 1’auteur191et le frangais. En définiti-
ve, les deux types d’explication que nous avons commentés, sont done unis par la
présence sous-jacente du systéme linguistique latin implicitement ou explicite-
ment mis en relation avec le frangais. Dans le premier cas, Pexplicitation se fait sans
référence au latin mais est présente, spécialement détaillée parce que, précisément,
les «apprenans» ne pourront pas dans ce domaine, s’ appuyer sur leur connaissance
de la grammaire latine. Dans les autres cas, le commentaire est écarté ou au moins
réduit quand il y a similitude entre le systéme frangais et le latin mais au contraire
est largement développé quand il y a différence. De cette maniere, nous constatons
que si, globalement, le matériel linguistique présenté est prédéterminé par le genre
grammaire, tel qu’il est codifié á l’époque avec la présentation des huit ou neuf par-
ties d’oraison héritées des grammairiens de l’antiquité, l’auteur a néammoins opéré
une certaine sélection personnelle dans la mesure oú, délibérément, il a réduit ou
méme écarté totalement certains développements ou au contraire en a étendu d’au-
tres, sélection qui est due á la connaissance préalable que les destinataires de l’ou-
vrage ont du latin et de sa grammaire. Malgré cette sélection sous-tendue par une
visée contrastive que nous considérons répondant essentiellement á une préoccu-
pation d’ordre pédagogique, (le latin étant le seul systéme de référence commun au
maitre et á l’éléve) la grammaire de Maupas, en ce qui concerne l’organisation des9
(9) Maupas déclare, dans l'épitre dédicatoire: J'en ay enseigné maints (étrangers) de diverses na-
tions et differens langaQes, bien qu'ils ne s^eussent point de latin, neant-moins leur balllant le-
ío n de ma grammaire... Je leur en ay fait comprendre et practiquer heureusement les reigles á
leur grand advancement et satisfactlon»...
131
BR1GITTE LÉPINETTE
(10) J. C. Chevalier, Op. Cit. p. 432. soulignant la part novatrice de la grammaire de Maupas, dirá:
«Ce praticien fait taire un bond á l'étude de la grammaire uniquement par un souci de ciarté.. il
met en place les éléments qui permettront de se passer de la déclinaison.... il a le mérite de met-
tre á part les constructions impersonnelles et d'en proposer une analyse élémentaire...
132
LA VISÉE PÉDAGOGIQUE ET SES CONSÉQUENCES DANS LA GRAMMAIRE DE MAUPAS (ED. DE 1618)
II faut bien aussi d’autrepart éviter de trop durement sonner les consones comme
font aucuns estrangers apprenans nostre langue..» (p.2). Dans le chapitre des arti-
cles, Maupas présente un tableau de ces termes (p.38) opposant d’une part ceux qui
sont «faucement usurpez par Ies Estrangers» et d’autre part, ceux qui, sous leur
forme corréete, sont attendus en frangais. Ces «corrections» sont spécialement
nombreuses en ce qui concerne la phonétique et la syntaxe des- verbes. Dans ce
dernier domaine, nous constatons l’apparition de formes erronées de construction,
propres aux étrangers á cóté de celles qui sont correctes dans une exposition pro
che du genre Dites... Ne dites pas... bien connu des manuels pour l’enseignement
des langues. Nous citerons ainsi entre autre: «J’ay ouy souvent les Estrangers de-
mander, Pour combien voulez-vous vendre ce bas de soye?... Je les advise que ven
dré gouverne la chose et son prix en l’accusatif» (p.130). Maupas qui, comme tout
professeur ayant quelque expérience, connait les fautes commises par ses éléves,
prend ses précautions et avertit du danger. Dans d’autres cas, une question qui, en
soi, ne paraissait pas devoir étre longuement traitée, regoit un traitement de faveur
de la part du grammairien qui s’y attarde parce qu’il a apris qu’elle constitue un
écueil pour les «apprenans». C’est le cas de l’emploi de l’imparfait: «Parce que forcé
estrangers abusent souvent de l’imparfait, il est besoin d’en dire. Encoré a grand
difficulté peuvent ils comprendre sa propiété et difference d’avec le preterit parfait.
Dont il y a assez pour s’esbahir attendu la grande différence d’une action finie
achevée et d’une bien commencée mais non encore finie et parfaite... Je ne sgay si je
les en pourrois esclaircir, je m’y evertueray». (p. 135).
133
BRIGITTE LÉPINETTE
maire doivent, elles, ¿tres apprises par coeur: «Ces reigles presceués.., il faudra cy
dessous chercher le reste mot á mot». (p.46). La grammaire de Maupas répondant
aux besoins spécifiques des étrangers en matiére linguistique, se voit dans l’obliga-
tion de teñir compte, d’une certaine maniere, du lexique, domaine qui, par princi
pe, était réservé aux trésors. Dans l’épitre dédicatoire, l’auteur lui-méme avait mar
qué la différence entre les deux genres, prévenant que certains jugeraient son
oeuvre «courte et manque y desirans a l’adventure l’usage de plusieurs mots parti-
culiers» et il affirmait: «Je les prieray de penser qu’autre chose est cojnposer une
Grammaire et autre un tresor de la langue. La grammaire est un amas de preceptes
generaux aves leurs exceptions artistement agencez et je ne pense pas qu’il s’y
trouve de ce coté la, grand deffaut. Le tresor traite a part et par le menú chaqué
mot du langage selon l’ordre alphabétique...» (Espitre). Les listes de Maupas lui fe-
raient done dépasser le cadre purement grammatical que lui-méme avait défini
pour une raison d’utilité pédagogique: une grammaire destinée á des Frangais
n’aurait pas eu besoin de ces longues listes de substantifs accompagnés de la spéci-
fication de leur genre.
134
LA VISÉE PÉDAGOGIQUE ET SES CONSÉQUENCES DANS LA GRAMMAIRE DE MAUPAS (ED. DE 1618)
En dernier lieu, nous dirons que l’ouvrage de Maupas incluí aussi des dévelop-
pements qui lui font assumer le role de manuel: il spécifíe souvent le mode d’acqui-
sition des contenus présentés et va méme jusqu’á conseiller les procédures concre
tes facilitant la mémorisation de ces derniers. C’est ainsi que Maupas conseille á ses
éléves, lorsqu’il leur a montré que «b a un son plus mol et p un peu plus dur et fer-
me» de pratiquer des exercices de prononciation: «Exercez vous á ces mots et sem-
blables Bas, Pas, Bis, Pis, Boire, Poire, Briser, Priser, Boisson, Poisson, Libre, Livre,
etc..» (p.4). Ailleurs, concernant le genre. des noms, Maupas indique qu’il est conve
nable de se constituer un aide-mémoire: «Je pense qu’il seroit utile aux apprenans
que chacun s’en fist un recueil qui les garderoit d’erreur et mesconte. Pour lequel
faciliter, j ’en proposeray ici quelque nombre po.ur taire reconnoistre partie de leur
terminaison et deduction...» (p.39). De méme l’acquisition du systéme verbal est as-
suré par l’auteur si «l’apprenti» suit la démarche indiquée: «Les estrangiers tiénent
comunément qu’il y a assez de difficultés á bien savoir nos verbes. II est vray, mais
s’ils me veulent croire, je leur en faciliteray le chemin. Qu’ils apprenent premiére-
ment bien par coeur, couramment & seurement les exemples queje proposeray en-
tiers. Puis qu’ils s’appliquent á y réduire & rapporter tous les autres, par les reigles
que je bailleray, de la déduction et formation des temps et personnes. J’ay mainte-
fois esprouvé en mes écoliers que ce soin n’est que douze ou quinze jours, qui est
peu...» (p.92.) Dans ce méme chapitre des verbes, nous remarquons que nous
n’avons pas á proprement parler de tableaux de conjugaison des verbes réguliers
mais une exposition des modes de formation des différents temps: «Toute la conju
gaison des verbes depend ordinairement de cinq parties. La premiére est le theme
que j ’enten estre la premiere personne du présent ind... En la premiere conjugai
son, vous pouvez, formez le theme en rejetant l’r de l’infinitif et changeant le mas-
culin en e féminin.. faisant du rebours vous ferez du theme l’infinitif... On ne trouve
librement le pluriel du theme, vous n’y pourrez faillir si vous jettez l’oeil sur le par
ticipe actif, duquel vous changerez la terminaison, etc, etc...» (p.101) Ainsi, est ex-
pliquée pas á pas la démarche pratique á suivre pour former l’ensemble du systéme
verbal régulier.
135
BRIGITTE LÉPINETTE
pédagogiques qui sont méme totalement absentes pour les trois derniéres classes
déterminées. Ces chapitres (De l’adverbe, De la preposition, De la conjonction p.
161 á 180) sont brefs et le discours redevenu impersonnel est le méme que celui
d’une grammaire théorique. A la vérité, nous trouvons, en face plus que d’explicita-
tions grammaticales, d’énumérations de termes, la plupart du temps non commen-
tés.
En guise de conclusión nous voudrions insister sur deux aspects qui se sont
dégagés de notre exposition. Tout d’abord Maupas explique la grammaire frangaise
en tenant constamment compte du latín, in abstentia o in proesentia, malgré ses
déclarations préliminaires sur l’enseignement du franjáis á des non latinistes pré-
senté comme possible. Ce recours au latin difficilement évitable á cause de la tradi-
tion de la grammaire théorique de l’époque, est en outre nécessaire pédagogique-
ment, parce que le latin constitue la cadre de référence commun au maítre et á l’é-
léve étranger dont Maupas ne connait pas -o u au moins pas bien- la langue. Le
second aspect est que Maupas, en véritable pédagogue, paraít avoir á coeur de se
mettre á la portée de ses éléves, selectionnant dans une certaine mesure les conte-
nus d’aprés le critére d’utilité toujours envisagé en relation avec la présence/ ab-
sence de phénoménes similaires en latin, et par ailleurs en fournissant des instru-
ments surtout des techniques mémoristiques pour l’assimilation des contenus. La
grammaire de Maupas parait méme assez souvent appartenir á un genre hybride te
nant de l’ouvrage théorique et du manuel. C’est ce qui explique que J. C. Chevalier,
qualifiant l’ensemble de l’ouvrage, reprochait á cet auteur -peut-étre un peu injus-
tement puisque Maupas n’a jamais présenté sa grammaire comme une réflexion
théorique- d’avoir congu une grammaire d’usage dans laquelle «on sent trop pro
ches les exercices du bon pédagogue». (p.432 op. cit.). En outre, le désordre et les
répétitions que J. C. Chevalier remarque -e t qui existent indubitablement- dans
l’ensemble de la grammaire de Maupas perdront peut-étre un peu de leur caractére
négatif si on les atribue au souci pédagogique du maitre, en contact avec ses élé
ves, qui connait ceux-ci, veut éviter les fautes possibles et, en méme temps, tabler
sur leurs connaissances préalables pour un enseignement efficace. Ou bien doit-on
voir dans la visée pédagogique de Maupas un alibi: cette derniére déguise-t-elle et
justifie t-elle des faiblesses organisatives que comme tend á le montrer J. C. Cheva
lier, Maupas n’a pas su (ou pu) éviter?
136
EN FAVEUR D’UN RÉTABLISSEMENT: CHARLES NODIER
137
ANA MONLEÓN DOMÍNGUEZ
du merveilleux attaché á son terroir et quelque peu déclassé dans un milieu urbain
qui allait s’avérer le paysage macadamique du début des désabusements contempo-
rains.
Ce que je me propose c’est précisément de combattre cette fausse image et re-
tracer le parcours littéraire de l’écrivain Charles Nodier. Celui-ci s’est avéré, sous
mon regard, essentiellement original en ce sens qu’il ne correspond nullement á l’i-
dée conventionnelle et monolithique de la littérature qui sous-tend á nombre d’ap-
proches qui lui ont été destinées.
Rappelons que Charles Nodier, ainsi que de nombreux écrivains de cette fin de
siécle disparate et diverse du XVIII, ne présente pas d’inscription générationnelle á
un mouvement littéraire. On en a fait tout au plus un «précurseur attardé»'1’ et cet
te étiquette paradoxale dévoile par cela méme la position fort incommode, puis-
qu’on ne l’assoit méme pas entre deux chaises, qu’occupe Charles Nodier dans le
panorama de la littérature frangaise. Nous traiterons, d’abord le précurseur, et par
la suite «l’attardé».
Le précurseur
Le statut de précurseur qui est assigné á cet écrivain est, de toute évidence,
une rétrospection historique qui s’appuie sur le romantisme. Romantisme comme
grand et puissant mouvement mais de toute maniere emprisonné par sa dénomina-
tion méme et les noms qu’on a bien voulu y adscrire. II faudrait peut-étre commen-
cer la, á savoir considérer la période romantique comme un point effervescent et
múltiple oü les tendances de la modernité qui vont recourrir une bonne partie de
notre XX siécle. De cette fagon la notion méme de premier romantisme, second ro
mantisme s’effacerait au profit d’une conception des périodes littéraires en tant
que lieux oú se dénouent perpétuellement des propositions esthétiques et idéologi-
ques dans un mouvement constant d’annulations,.de superpositions et de reprises.
Une telle conception aurait au moins l’avantage de pouvoir accueillir, sans préjugés
et sans malabarismes, les faits littéraires que Ton dénomine marginaux. Mais la
n’est pas notre objectif de discussion présente, quoiqu’une certaine analogie puisse
(1) LARAT, Jean: La tradition et l'exotisme dans l'oeuvre de Charles Nodier, Ed. Slatkine Reprints, Ge-
néve, 1973, p. 52.
138
EN FAVEUR D'UN RÉTABL1SSEMENT: CHARLES NODIER
139
ANA MONLEÓN DOMÍNGUEZ
140
EN FAVEUR D'UN RÉTABLISSEMENT: CHARLES NODIER
«L’Attardé»
141
AÑA MONLEÓN DOMÍNGUEZ
que travail formel qui dépend d’un faisceau arbitrairement disposé et qui exclue l’i-
dée d’originalité, si chére au narcissisme romantique, et qui l’installait finalement á
contre-courant des idées de son temps:
II nuance plus loin l’idée «de nouvelles combinaisons», «de nouveaux ressorts» que
le mouvement progressif de la civilisation a apporté. On se rend compte que, pre
mier obstacle pour Nodier dans son temps, le sens formel attribué á l’innovation lit-
téraire, ne pouvait étre comprise dans un temps oü on était plus á la recherche de
signifiés éclatants et subjugants pour palier á l’instabilité des traditionnelles va-
leurs et idées.
A bien y réfléchir, il me semble voir dans les propositions de ruptures formel-
les du groupe romantique un fort relent de pamphlétarisme qui visait évidemment
á «épater le bougeois»; chez Charles Nodier, outre qu’il avait contemplé la révolu-
tion frangaise, mais lá n’est pas le plus important, il n’y avait qu’admiration et res-
pect pour ¡e livre, les livres, dans leurs formes extérieures et intérieures et la certi-
tude qu’un texte appartenait par tous ses mots, par toutes ses phrases, á cet espace
discontinu qu’est la littérature.
(8) NODIER, Charles: «Des types en littérature» in Oeuvres Completes, ed. Slatkine Reprlnts, Gene-
ve, 1968, tome V, pp. 47-48.
142
EN FAVEUR D'UN RÉTABLISSEMENT: CHARLES NODIER
ce, mais qui n ’en ont pas moins contribué á la formation des idées, des goüts d’une
époque.
Le sens de l’imitation chez Charles Nodier est sensiblement différent des dog-
mes esthétiques du XVIIIéme. Si la rhétorique classique proposait l’imitation de la
nature et dans quelques cas spécifiques de types fictifs ou imaginés, et si l’imitation
du classicisme imposait le référent de la rhétorique classique, on peut dire que
chez cet auteur ne s’ajusta pas au second esprit imitatif et que du premier il pren-
drait toujours la voie du fictif, de l’imaginé qui superposait le réel, ou ce qu’on en-
tend conventionnellement par réel, au fictif. II avait á sa disposition un acquis litté-
raire qui lui permettait de construiré et de déconstruire certaines formules, thémes
et formes, littéraires. Ainsi l’apportation littéraire de Charles Nodier est toute faite
de déviations culturelles, premier geste qui conditionne toute activité intertextuel-
le. La premiére déviation est celle, implicite, dans son choix du modéle allemand
qui avant l’heure lui ferait brüler l’étape des contradictions par rapport aux ancien-
nes normes. Laurent Jenny exprime que:
et selon cette idée on peut dater la conscience pleine d’une telle conception de la
littérature avec l’apparition de Smarra ou les démons de la nuit (1821). Cette
oeuvre complexe, en dépit méme de quelques uns qui ne veulent y voir qu’un exé-
crable exercice de style, marque trois références qui domine la création de Charles
Nodier non seulement, mais aussi celle du romantisme: le monde, l’antiquité dans
son émergence sur le monde contemporain, le refoulé culturel qui afflue á la mé-
moire avec des visions fantasmatiques; le romantisme établit en relation aux textes
et á l’esthétique de Shakespeare; fínalement celui proprement du reve en tant que
source d’imagination exploratrice et créatrice qui brasse les autres niveaux. Sma
rra, la Triple, se caractérise á cette époque par le geste d’intertextualité intégrative
qui maintenant un cadre narratif opere cependant une reconversión poématique
du texte.
Le second geste, et second stade, de son oeuvre est caractérisé par une inter-
143
ANA MONLEÓN DOMÍNGUEZ
(10) B A LZA C cit. par Pierre Georges CA STEX in «Balzac et Charles Nodien» in L'anrée Balzacienne,
1962, ed. Garnier Fréres, p. 202.
(11) NODIER, Charles: Histoire du Roi de Bohéme et de ses sept cháteaux, ed. Plasma, 1979, p. 41.
(12) NODIER, Charles: Op. cit., p. 107.
144
EN FAVEUR D'UN RÉTABLISSEMENT: CHARLES NODIER
(13) NODIER, Charles: Contes, ed. Classiques Garnier, 1961, Présentation de Plerre Georqes Castex,
pp. 394-398.
145
'
1
UN RELATO FANTÁSTICO DE 1772:
“ LE DIABLE AMOUREUX” DE JACQUES CAZOTTE
(1) Mencionemos entre otros: G. Décote, L'ltinéraire de Jacques Cazotte: de la fíction littéraire au
mysticisme. París, Arma Artis, 1981; M. Milner, Le Diable dans la littérature frangaise, de Cazotte
á Baudelaire, París, Corti, 1960; J. Starobinski, «Jacques Cazotte's Le Diable amoureux and the
structure of romance», Symposium, 1977, p. 231-242; P. Verniére, «Un a sp e a de l'irrationnel
au X V IIIe siécle: la Démonologie et son exploitation littéraire, in Studies in XVIIIth-century
culture: Irrationalism in the XVIIIth century, vol. 2, Cleveland, London, H. E. Pagliaro, 1972, p.
289-302.
147
M ARÍA TERESA RAMOS GÓMEZ
(2) Errores de otro orden, como los relativos a la vida y pensamiento de Jacques Cazotte, pueden
subsanarse consultando el estudio ya mencionado de Georges Décote.
148
UN RELATO FANTÁSTICO DE 1772: "LE DIABLE AMOUREUX" DE JACQUES CAZOTTE
(3) Citamos por la edición publicada en 1960 por Le Terrain Vague, con introducción de Nerval, p.
201 .
149
MARÍA TERESA RAMOS GÓMEZ
150
UN RELATO FANTÁSTICO DE 1772: "LE DIABLE AMOUREUX" DE JACQUES CAZOTTE
«¿es esto verdad?», se puede contestar «sí» y «no», pero cualquiera de las respuestas
nos lleva al mismo punto angustioso: contestar «sí, esto es verdad», equivale a pre
guntarse dónde está lo imposible, es decir, qué es la realidad; contestar «no, esto no
verdad» implica escoger la explicación del engaño (que no puede mantenerse mu
cho tiempo) o del sueño o la alucinación. Pero si no podemos diferenciar lo vivido
de lo soñado, ¿cómo saber qué es lo vivido? ¿Existe alguna diferencia entre ambos?
Como dice Alvaro, «tout ceci me paraít un songe, mais la vie humaine estrelle autre
chose?»<8). Así llegamos al mismo punto sin salida: si esto no es real, ¿qué es la reali
dad?
Así podemos ver claramente cqmo a partir de los elementos tradicionales de
un relato de tentación diabólica, Cazotte hace un juego antinómico donde la con
clusión es imposible, siendo este juego el que crea lo fantástico. Se nos puede sin
embargo objetar que sí hay una explicación de los hechos, la de don Quebracuer-
nos, con la que se cierra la obra, pero evidentemente no tiene por qué coincidir con
la del narrador: de hecho, nada en el texto nos permite conocer lo que éste piensa.
Igualmente, cuando Alvaro llega a Maravillas y cuenta a su madre todo lo sucedido,
la razonable doña Mencia (valga la redundancia) quiere persuadirle de que todo ha
sido un sueño. ¿Por qué ella lo cree así? ¿Para tranquilizar a un hijo al que cree lo
co?19^ optemos por la vía del suéño o de la locura, el resultado no varía: en ambos
casos se interpretan los acontecimientos inexplicables como irreales, como iluso
rios, con lo que se preserva lo razonable, lo conocido: nuestra organización de lo
real y nuestra forma de conocimiento. Alvaro, tentado de abrazar esta solución
tranquilizadora, ya se ha preguntado repetidamente si sueña o vela. A lo largo del
texto nos encontramos con pinceladas que anuncian este tema:
ser incapaz de inscribir lo extraño en un orden de cosas dado, sólo en ese momento nace el ma
lestar, y a partir de entonces, el narrador-y con él, el lector- sé esfuerza en encontrar un punto
de referencia para una serie de impresiones próximas a la alucinación.
(8) No hay que caer en el error de interpretar el tema de la vida es sueño según la óptica del barro-
.co: la constante referencia al plano de la genuina realidad -la vida eterna- de la mentalidad ba
rroca, no existe en la línea dominante del pensamiento dieciochesco. Cazotte fue un iluminado
de la secta de los martinistas, pero no se inicia en esta doctrina hasta 1777, y sólo a partir de
esta fecha sus obras serán la transposición de su orientación espiritual: Rachel ou la belle Juive
(1778), sobré la leyenda española de la Judía de Toledo, es un ejemplo claro de ésta.
(9) «Qle appréhende méme quelque dérangement dans ma raison», nos dice Alvaro (p. 280).
151
MARÍA TERESA RAMOS GÓMEZ
pas vaine, le sommeil s’empara de mes sens et m’offrit les reves les plus
agréables... II fut d’ailleurs tres long, et ma mere, par la suite, réfléchis-
sant un jour sur mes aventures, prétendait que cet assoupissement
n’avait pas été naturel» (p. 156).
«... je descends machinalement et retombe dans ma léthargie» (p.
156).
«Je tombai dans un abattement qui fut suivi du sommeil» (p. 190).
(10) En el banquete de Portici, los cabalistas tienen la misma impresión: «... saisis par la vérité de la
scéneau point de se frotter les yeux» (p. 131).
152
UN RELATO FANTÁSTICO DE 1772: "LE DIABLE AMOUREUX" DE JACQUES CAZOTTE
(11) D. Mornet, La Pensée frangaise au X V IIIesiécle, Armand Colin, 1969, p. 57 ( I a ed„ 1926).
153
M ARÍA TERESA RAMOS GÓMEZ
154
LE REGARD DU VOYAGEUR
(remarques sur quelques visions dans les romans de
MARGUERITE YOURCENAR)
Elena REAL
Universidad de Valencia
(1) Les yeux ouverts, entretiens avec Mathieu Galey Le Centurión (Livre de poche), 1980, p. 303.
(2) Mémoires d'Hadrien, Paris Gallimard, Folio, 1974; L'Oeuvre au Noir Paris, Gallimard, Folio 1968;
Comme l'eau qui coule, Paris Gallimard, 1982. Toutes les citations renvoient á ces éditions.
155
ELENA REAL
«Notre vie est bréve: nous parlons sans cesse des siécles qui pré-
cédent ou qui suivent le nótre comme s’ils nous étaient totalement
étrangers; j ’y touchais pourtant dans mesjeux avec la pierre... Plus j’ai
médité sur ma mort, et surtout celle d’un autre, plus j ’ai essayé d’ajou-
ter á nos vies ces rallonges presque indestructibles», (p. 141)
Cette conjonction d’un goüt et d’une fonction produit un type de visión pro-
jective et dynamique dont |es exemples les plus clairs sont symptomatiques de cet
te unión de la vue, de la connaissance et du pouvoir. Le voyage aboutit á une as
censión de la montagne d’ou le regard d’Hadrien s’approprie en quelque sorte le
paysage qu’il contemple de la hauteur dans une attitude de domination qui rappel-
le la notion de «contemplation monarchique» de Bachelard:
156
LE REGARD DU VOYAGEUR (REMARQUES SUR QUELQUES VISIONS DANS LES ROMANS DE MARGUERITE YOURCENAR)
157
ELENA REAL
C’est en effet á partir de la deuxiéme partie du román que l’on voit les progrés
du personnage dans un itinéraire qui se dessine comme quéte gnostique: á travers
l’expérience de «l’opus nigrum» et d’autres expériences mystiques paralléles, Zénon
subit une mort initiatique qui lui permet d’accéder á un mode d’étre nouveau et su-
périeur. La gnose, abolissant les coordonnées spatio-temporelles et causales hu-
maines produit une mutation du personnage et cette mutation modifie sa visión:
Le souvenir s’actualise, se libére de toute logique humaine et interfére avec le pré-
sent dans une méme visión unitaire:
«Ce boucher, ce crieur de denrées auraient aussi bien pu étre á
Avignon ou á Vadsténa; ce cheval fouetté, il l’avait vu s’abattre dans
158
LE REGARD DU VOYAGEUR (REMARQUES SUR QUELQUES VISIONS DANS LES ROMANS DE MARGUERITE YOURCENAR)
«Au réveil, il crut apercevoir contre son visage une béte, extráor-
dinairement mobile, insecte ou mollusque qui bougeait dans l’ombre.
Sa forme était sphérique; sa partie céntrale, d’un noir brillant et humi-
de, s’entourait d’une zone d’un blanc rosátre ou terne;... Une vie pres-
que effrayante habitait cette chose fragüe. En moins d’un instant,
avant méme que sa visión püt se formuler en pensée, il reconnut que
ce qu’il voyait n’était autre que son oeil reflété et grossi par la loupe...
II s’était vu voyant; échappant aux routines des perspectives habituel-
les, il avait regardé de tout prés l’organe petit et énorme, proche et
pourtant étranger,... doué d’imparfaite et pourtant prodigieuse puis-
sance, dont il dépendait pour voir l’univers». (p. 242)
159
ELENA REAL
«Etre seul, sans biens, sans prestiges, sans aucun des bénéfices
d’une culture, s’exposer au milieu d’hommes neufs et parmi des ha-
sards vierges...» (p. 59)
Presque sans famille, sans patrie, sans attaches et sans culture, libre par con-
séquent de liens, Nathanaél n ’a méme pas á décider de partir: c’est la vie qui décide
pour lui, le faisant glisser d’un espace á l’autre, d’une position á l’autre. Mais il glis-
se les yeux ouverts, et regarde le monde qu’il parcourt avec des yeux pour ainsi
dire vierges, sans les écrans déformateurs que peuvent étre les préjugés, la culture
ou les attaches. Ce n’est pas par la Science que se réalise cette appréhension du
monde, mais par le sentiment. La sympathie, «ce mot si beau qui veut dire “sentir
avec”» dit Marguerite Yourcenar, devient le moyen de comprendre le monde. Elle
implique un effort á’attention, au sens étymologique du terme, par lequel le per-
sonnage s’ouvre aux choses et aux étres qui l’entourent et les appréhende en se
laissant pénétrer par eux:
«Bien que les ours fussent rares dans l’íle, oü ils ne s’aventuraient
guére qu’en hiver, soutenus par la glace, Nathanaél en vit un, en plei-
ne solitude, ramassant dans sa large patte toutes les framboises d’un
buisson et les portant á sa gueule avec un plaisir si délicat qu’il le res-
sentit comme sien», (p. 95)
160
LE REGARD DU VOYAGEUR (REMARQUES SUR QUELQUES VISIONS DANS LES ROMANS DE MARGUERITE YOURCENAR)
'
LES BIJOUXINDISCRETS
o la mujer como pretexto
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ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
164
LES BIJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
(1) NAGY, Pierre: Libertinage et Révolution, (Ed. Gallimard, coll. «Idées», París, 1975, p. 42).
(2) DIDEROT, Denis: Les Bijoux Indiscrets, (Ed. Garnier-Flammarion, París, 1968, p. 29).
(3) Id. p. 30.
(4) Id. p. 31.
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ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
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LES BIJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
derot, no por ello deja de conservar ese rasgo eminentemente cómico que le era ne
cesario para construir su relato.
Son varias las ocasiones en que Diderot manifestó los valores saludables de la
voluptuosidad física, insistiendo en lo que de inofensivo tiene lo que él calificó de
«action génitale, si naturelle, si nécessaire et si juste». En su obra Supplément au
voyage de Bouganville, el filósofo supone que el mal del hombre moderno provie
ne sobre todo del hecho de que la civilización sólo ha podido llegar a impulsarse
contrariando y reprimiendo sus necesidades sexuales. Por lo que no es de extrañar
que en esta su primera novela, Diderot parta de los arrebatos sexuales de sus heroí
nas para desarrollar toda una filosofía y una crítica socio-cultural de su época.
Al hacer hablar al órgano femenino, Diderot parece querer demostrar que no
es sólo a través de la razón consciente, sino sobre todo por medio de un automatis
mo instintivo, como se puede llegar a la realidad de las cosas, al conocimiento real
de las personas, con lo que podríamos afirmar que se adelanta en varios siglos a lo
que el psicoanálisis proclamaría mucho después. Nadie en su época comprendió
mejor que Diderot que en un estado de inconsciencia el conjunto de los instintos, y
sobre todo la sexualidad, flota en la conciencia y puede llegar a hacerse elocuente.
Les Bijoux Indiscrets, donde los sueños y los dicursos en forma de sueños resur
gen a menudo del medio licencioso que les rodea, son una prueba palpable.
En un primer momento, esta obra de Diderot se nos aparece como fuertemen
te misógina por el hecho de que sean las mujeres el punto de mira del anillo de
Mangogul y que sea el inconsciente femenino el que se trata de sacar a la superficie
con el único objeto de matar el aburrimiento del sultán y demostrar que en la mu
jer no hay nada aprovechable.
Si bien es cierto que con su obra Diderot se complace en ironizar y criticar al
gobierno y las instituciones de la Francia del s. XVIII, crítica que va desde la propia
persona del rey Luís XV, al que ha querido ver reflejado en la figura del sultán, has
ta la burla de los políticos de café, de las locuras de la moda, de las sesiones acadé
micas, es la mujer la protagonista indiscutible y en torno a ella se irá ensamblando
toda la trama. ¿Es la mujer el objeto de la novela o, por el contrario, es un mero pre
texto?, creemos que ambos puntos de vista son válidos y que Diderot jugó con ellos
durante la composición de su novela.
A esta aparente misoginia nos conducen los duros ataques que una y otra vez
se hacen contra la mujer. Se la considera licenciosa, sin seso, infiel. A lo largo de
167
ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
nuestro artículo veremos hasta qué punto era negativo el concepto que Mangogul
tenía de la mujer y cómo sentía un placer incontrolable cuando una y otra vez «les
bijoux» le confesaban que sus dueñas no eran más que cínicas mentirosas.
Y, sin embargo, la existencia de la favorita de Mangogul, Mirzoza, que entre
otros muchos méritos «possédait au souverain degré le talent si nécessarie et si rare
de bien narrer»19’ y que como confiesa el narrador «Je ne m'amuserai point á détai-
11er les qualités et les charmes de Mirzoza; 1‘ouvrage serait sans fin...»,9(10) nos hace
pensar que la pretendida misoginia que en un principio parece recubrir toda la
obra es ficticia y, que Diderot con este personaje eleva a la mujer muy por encima
del hombre. Es Mirzoza el prototipo de la mujer filósofo y, frente al hombre filósofo
Mangogul, .será siempre ella la que dé muestras de mayor sensatez y la que en los
combates dialécticos salga triunfadora. Y no es sólo su ingenio e inteligencia lo que
se pone a prueba, sino que su fidelidad hacia Mangogul queda bien probada al salir
airosa de la prueba del anillo mágico.
Simone de Beauvoir en Le Deuxiéme Sexe dirá a propósito de la mujer del si
glo XVIII: «Las épocas más favorables a la mujer no fueron la cortés Edad Media ni
el siglo XIX, sino el siglo XVIII en que los hombres consideraban a las mujeres
como sus iguales». Fue en este siglo de la Ilustración cuando se practicó la igual
dad en las cortes, cuando surgieron figuras femeninas como Mme. de Pompadour o
Catalina lá Grande de Rusia que demostraron ser capaces de gobernar un país al
mismo nivel que los hombres. Es en este momento cuando surge en Alemania una
literatura femenina seria e importante y al mismo tiempo aparecerían figuras como
las de Thérése Heyne, Karoline Schlegel o Dorothea Mendelssohn para completar
una igualdad concebida como repulsa al status de minoría.
Es también el momento en que empiezan a surgir movimientos feministas que
parten de los propios hombres, como aquel Poullain de la Barro que lo único que
quería era contribuir a cambiar las mentalidades, arrancar de las mujeres la persua
sión de su inferioridad intelectual y alejarlas de la pasividad y de la frivolidad. Las
Défenses du beau sexe de Dom Caffíaux, son como un compendio del pensamiento
feminista del siglo XVIII, donde se puede encontrar todo un arsenal de argumentos
al que las mujeres podían recurrir para terminar con el viejo prejuicio de su desi
gualdad y para encontrar razones ciertas y seguras con que autoconvencerse de su
dignidad y de su capacidad para acceder a las ciencias y a la cultura. En esta obra
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LES BÍJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
de Dom Caffíaux podían leerse párrafos tan avanzados como éstos: «La Femme a
plus de droit de gouverner les peuples que rHomme».1111 «La sciencie les rendrait
plus vertueuses. (...) Le premier avantage de la Science est d'éclairer 1‘esprit, quand
1‘esprit est éclairé, Ton a déjá fait plus de la moitié du chemin qui conduit á la ver-
tu».(12)
Un español como el Padre Feijoo reitera la capacidad femenina de acceder a la
cultura: «Las mujeres no están en absoluto formadas de otra materia que los hom
bres en los órganos que sirven para la facultad intelectual, sino sólo en aquellos
que la naturaleza ha destinado a la propagación de la especie»,'11213’
Caffíaux trata de justificar adas mujeres frente a la acusación a que más se ven
sometidas, la de ser sensuales y galantes; para este feminista a ultranza los hom
bres tienen en esto una gran parte de responsabilidad y, por otra parte, existe toda
una serie de circunstancias atenuantes como su educación frívola, la lectura de
«romans qu‘on leur met entre les mains» y sobre todo ¡a incitación poderosa de la
naturaleza, que debe paliar los temores que podrían despertar en ellas los peligros y
los sufrimientos de dar a luz.
Todos estos «estudiosos» de la naturaleza femenina parten de argumentos tra
dicionales como la insuficiente educación de las mujeres, el orgullo y la iniquidad
del hombre. Otros como Collete, La Riviére o Mme. de Coicy van más lejos y ven a
la mujer como modelo de humanidad, dotado por naturaleza de todos los dones del
espíritu y del corazón, de la prudencia, de la razón, del ingenio, de la grandeza de
alma. Proclamando la igualdad intelectual de la mujer y su superioridad moral, de
claran que no hay ninguna función social que no puedan acometer con éxito.
Esta corriente de pensamiento culminará al finalizar el siglo con Condorcet,
quien proclamará la total emancipación jurídica y civil de la mujer.
Diderot, como hombre de su tiempo no podía permanecer ajeno al tema y son
varias las ocasiones en que la mujer es objeto de su pluma mordaz, tanto cuando la
toma como puro objeto de estudio en su ensayo «Sur les femmes o en «Eléments
de physiologie», donde como dice Henri Lefebvre, Diderot no trata de divinizarla,
(11) DOM PH ILIPPE - JO SEP H CAFFIAUX: Défenses du beau sexe, ou Mémoires historiques, philoso-
phiques et critiques pour servir d'apologie aux femmes (Amsterdam, aux dépens de la Compag-
nie, 1753, T. I, p. 112).
(12) Id. p. 70.
(13) FEIJO O : Teatro Crítico Universal.
169
ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
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LES BIJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
demuestran ser como todas las demás. En este relato, Diderot dirige un duro ata
que contra esos «sepulcros blanqueados» a los que lo único que importa es la apa
riencia, cuando sus actos dejan mucho que desear, aunque una de ellas, Sophie,
haciendo alarde de un mayor sentido común declara:
«J‘ai tout tenté pour concilier la réputation et les plaisirs. Mais puis-
qu'il est dit qu‘il faut renoncer á la réputation, conservons au moins
les plaisirs. Nous étions uniques. Eh bien! ma chére, nous ressemble-
rons á cent mille d'autres; cela vous paraít-il done si dur?<15)
Y así, una tras otra, toda la nobleza y alta burguesía femenina de Banza queda
al descubierto.
Hasta tal punto la experiencia es negativa, que Mirzoza, defensora a ultranza
de la mujer desde un principio, llega a confesar su derrota y a aceptar lo irremedia
ble:
«Je ne sais quel avantage vous apportera votre bague; mais plus vous
en multipliez les essais, plus mon sexe me devient odieux: celles méme
á qui je croyais devoir quelque considération n‘en sont pas exceptées.
Je suis contre elles d‘une humeur á laquelle je demande á Votre Hau-
tesse de m'abandonner pour quelques moments».15(16)178
«Aussi crois-je que le bijou fait faire á une femme cent choses sans
qu'elle s‘en apergoive; et j ‘ai remarqué dans plus d‘une occasion, que
telle qui croyait suivre sa téte, obéisait á son bijou. Un grand philoso-
phe plagait 1‘áme, la nótre s'entend, dans la glande pinéale. Si j ‘en ac-
cordais une aux femmes, je sais bien, moi, oü je la placerais»08’
171
ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
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LES BIJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
«Mais une chose qui étonna le sultán, c'est que quoique ces bijoux
séquestrés s'expliquassent en termes fort indécents, les vierges á qui
ils appartenaient les écoutaient sans rougir; ce qui lui fit conjecturer
que, si Ton manquait d'exercice dans ces retraites, on y avait en revan-
che beaucoup de spéculation»1211
Tan sólo hay una mujer en la novela de Diderot que queda al margen de todas
las demás, se nos aparece como una isla rodeada de ejemplos negativos y surgiendo
vencedora de todos los lances, hasta del que ella más temía, el quedar expuesta al
anillo de Mangogul, prueba que no hace más que ratificar su honradez y fidelidad
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ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
absoluta hacia el sultán. No es por temor a ser descubierta por lo que se niega a la
prueba del anillo, sino porque se niega a aceptar el hecho mismo de la desconfianza
de su amante. Ella se siente segura de sí misma, pero exige del hombre que ama esa
misma seguridad:
«Si j ‘ai toujours été sage, (...), mon bijou ne dirá mot, et vous m'aurez
fait une injure queje ne vous pardonnerai jamais: s‘il vient á parler je
perdrai votre estime et votre coeur, et vous en serez au désespoir. Jus-
qu‘á présent vous vous étes, ce me semble, assez bien trouvé de notre
liaison, pourquoi s'exposer á la rompre?»,22)
Nunca nos será descrito directamente el físico de Mirzoza: «Je ne suis pas
grand faiseur de portráits. J‘ai épargné au lecteur celui de la sultane favorite...»,
queda al libre arbitrio del lector el imaginársela bella, digna del mejor cuento orien
tal. Lo que sí sabremos desde las primeras páginas es que poseía un extraordinario
talento para narrar, lo que le acerca a la inteligente Scheherazade de Las mil y una
noches. Aunque esa belleza que habíamos presentido a lo largo del relato queda
demostrada cuando el sultán, en uno de sus sueños, queda aterrorizado porque en
lugar de ver el rostro de su amada sólo reconoce el de un perro, cuando el resto del
cuerpo coincidía con el de ella:
174
LES BIJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
«C'était votre peau, vos bras, votre gorge, votre col, vos épaules, ces
chairs fermes, cette taille légére, cet embonpoint incomparable, vous
méme enfin; á cela prés qu‘un lieu de ce visage charmant, de cette tete
adorable que je chercháis, je me trouvais nez á nez avec le museau
d‘un doguin»1241
175
ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
a medida que se vayan ejercitando cada una de estas partes según la edad: «L‘áme
reste dans les pieds jusqu'á l’áge de deux ou trois ans; elle habite les jambes á qua-
tre; elle gagne les genoux et les cuisses á quinze. Alors on aime la danse, les armes,
les courses, et les autres violents exercices du corps»,25)
El alma, según Mizorza, residirá en los lugares donde se manifieste y donde
experimente las sensaciones.más agradables: «Je soutiens que les autres membres
sont toujours subordonnés á celui qu'elle habite. Cela varié selon 1‘áge, le tempéra-
ment, les conjonctures, et de la naissent la différence des goüts, la diversité des
inclinations et celle des caracteres».*261 Acepta que la cabeza y el corazón deberían
ser los lugares privilegiados para que se asentase por ser el centro de la virtud y de
la verdad, pero estos lugares sólo los visita esporádicamente: «La classe de ceux en
qui l‘áme ne visite la tete que comme une maison de campagne ou son séjour n‘est
pas long, est tres nombreuse. Elle est composée des petits-maítres, des coquettes,
des musiciens, des poetes, des romanciers, des courtisans et de tout ce qu'on appel-
le les jolies femmes».2526(27) Una vez más el espíritu crítico y mordaz de Diderot aflora
en este texto.
La descripción funcional del alma, según Mirzoza, se termina con una idea
que, a pesar de la forma extravagante que reviste, será de una importancia enorme
en el ulterior desarrollo del naturalismo de Diderot. Se trata del supuesto de que
los hombres pueden transformarse si llegara a desarrollarse únicamente aquel
órgano que domina su existencia, que caracteriza su forma de actuar. Diderot pre
siente a través del razonamiento de Mizorza que las transformaciones a las que
están sujetas las diversas especies hacen que todo ser viviente sea una especie de
monstruo momentáneo: «S‘il m'était donné, (...) seulement pour vingt-quatre
heures d'arranger le monde á ma fantaisie, je vous divertirais par un spectacle bien
étrange: en un moment j'óterais á chaqué ame les parties de sa demeure qui lui
sont superflues, et vous veriez chaqué personne caractérisée par celle qui lui reste-
rai. Ainsi les danseurs seraient réduits á deux pieds..., les chanteurs á un gosier; la
plupart des femmes á un bijou; les héros et les spadassins á une main armée; cer-
tains savants á un cráne sans cervelle; il ne resterait á une joueuse que deux bouts
de mains qui agiteraient sans cesse des caries; á un glouton que deux máchoires
toujours en mouvement; á une coquette, que deux yeux; á un débauché, que le
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LES BIJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
seul instrument de ses passions; les ignorants et les paresseux seraient réduits á
rien».(28)29
De la misma manera que ya había procedido Mangogul haciendo una clasifica
ción de la mujer según como se comportara su órgano sexual, donde él situaba el
alma femenina sin ninguna excepción, Mirzoza también se permite dividir a la mu
jer en tres clases: la galante, la cariñosa y la virtuosa, según el lugar que ocupe el
alma:
«La femme galante, celle dont 1‘áme est tantót dans le bijou, et tantót
dans les yeux.
La femme tendre, celle dont 1‘áme est habituellement dans le coeur;
mais quelquefois aussi dans le bijou.
La femme vertueuse, celle dont 1‘áme est tantót dans la tete, tantót
dans le coeur, mais jamais ailleurs»1291
Esta filosofía que Diderot pone en boca de Mirzoza está enmarcada dentro de
un evolucionismo integral. Despoja a todo ser vivo de su fijeza ordinaria, mostrán
donos una Naturaleza en constante movimiento.
Pensamos con Aran Vartanian que posiblemente una de las fuentes de ese sen
tido fenomenológico tan llamémosle «fluido», se encuentra en ese erotismo que
inunda toda la novela. De entre todos los instintos, es la sexualidad la que tiende en
mayor manera a la diversidad, incluso a la diversificación del orden objetivo. Este
carácter especial permite a la imaginación de Diderot servirse de él indirectamente
para poderse representar hipotéticamente las metamorfosis de la naturaleza. Esta
naturaleza deformante y transformante se asemejaría bastante al impulso erótico,
ya que éste va al encuentro de un cambio continuo.
Diderot, que ataca a la mujer de forma despiadada a lo largo de la obra, mani
fiesta lo que serán los puntos claves de su filosofía por boca de una de ellas, Mirzo
za, con lo que nos hace sospechar que en el fondo considera a la mujer como la úni
ca depositaría de la verdad o al menos de su verdad, de aquello que él pretendió
demostrar y defender, o, ¿es que al hacer estos razonamiemtos a través de un perso
naje femenino quería una vez más salvar su «ego»y escudarse tras la «charlatanería»
de una vulgar mujer?, pensamos que no, que su deseo era entresacar de entre tanta
mujer frívola aquella capaz de redimirlas.
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ESTRELLA DE LA TORRE GIMÉNEZ
«Je n'entends point les regles, (...), et moins encore les mots savants
dans lesquels on les a congues; mais je sais qu'il n‘y a que le vrai qui
plaise et qui touche. Je sais encore que la perfection d’un spectacle
consiste dans l’imitation si exacte d'une action, que le spectateur,
trompé sans interruption, s'imagine assister á 1‘action méme»(30)
«Au moins, madame, répliqua Selim, vous ne nierez pas que, si les épi-
sodes nous tirent de 1‘illusion, le dialogue nous y raméne. Je ne vois
personne qui 1‘entende comme nos tragiques.
Personne n ‘y entend done rien, reprit Mirzoza. L'emphase, 1‘esprit et
le papillotage qui y régnent sont á mille lieues de la nature. C'est en
vain que 1‘auteur cherche á se dérober; mes yeux percent, et je 1‘aper-
gois sans cesse derriére ses personnages. Cinna, Sertorius, Máxime,
Emilie sont á tout moment les sarbacanes de Corneille. (...)
(...) Aprés ce que madame vient de prononcer de la conduite et du dia
logue de nos drames, il n’y a pas apparence, dit Sélim, qu’elle fasse
gráce aux dénouements.
Non, sans doute, reprit la favorite; il y en a cent mauvais pour un bon.
L‘un n'est point amené; 1‘autre est miraculeux (...) Et puis, a-t-on
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LES BIJOUX INDISCRETS O LA MUJER COMO PRETEXTO
jamais parlé comme nous déclamos? Les princes et les rois marchent-
ils autrem ent qu'un homme qui marche bien? Ont-ils jamais gesticulé
comme des possédés ou des furieux? Les princesses poussent-elles, en
parlant, des sifflements aigus?»'311
«On suppose que nous avons porté la tragédie á un haut degré de per-
fection; et moi je tiens presque pour démontré que, de tous les genres
d'ouvrages de littérature auxquels les Africains se sont appliqués dans
ces derniers siécles, c'est le plus imparfait»31(32)
De nuevo es el propio Diderot el que habla por boca de Mirzoza. Teórico del
género teatral y autor del algunas obras, hoy casi olvidadas, Diderot defendió las
mismas tesis que su personaje femenino y creó un nuevo género, el drama burgués,
donde intentó acercarse a la realidad cotidiana, alejándose de todo aquello que a
sus ojos era artificial, como la sujeción a unas reglas absurdas o el hacer hablar a
sus personajes en prosa, porque ¿quién habla en verso con su vecino, padre o ami
go?
La mayor ambición del drama fue restaurar la verdad sobre la escena. No la
verdad de Racine o Corneille, verdad abstracta y profunda, sino la realidad concre
ta, particular, cotidiana, en una palabra, la rigurosa, banal e imperfecta verdad de la
existencia. Esta exigencia de lo natural y de la verdad debía conducir necesaria
mente al teatro hacia la prosa. En su obra Entretiens, sin abordar de plano el
problema, Diderot admite que «La tragédie domestique semble exclure la versifica-
tion».
-Después de todo lo analizado, nos reafirmamos en las dos ideas que hemos
ido avanzando a lo largo de este trabajo: primero, que Les Bijoux Indiscrets no es
en absoluto una obra libertina más, donde lo que interesa es resaltar el aspecto obs
ceno o intrascendente. La novela no abunda en escenas irreverentes, aunque es
curioso y, sin embargo, totalmente de acuerdo con el espíritu que animó a Diderot
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